domingo, 24 de abril de 2011

LO INVISIBLE EN LA PALABRA: Iberia - Hispania (continuación)

Al comienzo de este, nuestro blog dedicado a "lo invisible", veníamos escribiendo varias entradas que trataban sobre el significado de la palabra España e Iberia (pueden consultarse, desde la segunda). Así sabiéndose y siendo teoría probada, que la primera (España) descendía de la romana Hispania y esta, a su vez, de la ciudad de Híspalis  -que no era otra más que la tartéssia Spali-. Se puede deducir que ambas denominaciones con las que antiguamente nombraron la Penísula, fueron originariamente la misma, tanto que descendían de voces muy cercanas (griegas, eteo-cretenses, aqueas, o protoindoreuropeas).

Significando para nosotros, inicialmente lo mismo: la "Hispania" romana que la "Hiberia" griega. Pues afirmamos que la segunda denominación y que nos llegó como: Ibéria; procedía -a nuestro juicio- del radical griego "Hesperia" (<  dat del plur. que conforma vocablos como  <  también escrito como . Voces cuyo significado es: "tarde, atadecer, occidente y occidental"). Por lo que el nombre de nuestra Península considerábamos que era el de "la Occidental" (<posterior:La Hisperiaque hubo de transformarse en Iberia y seguramente llega luego a ser:  "Ispenia" (Hispania), voz de la que nacería el nombre de la ciudad de Ispal -Spali (Sevilla) tanto como el de Hispania:  <dando "Span" o "Spal" =

EN LA IMAGEN INFERIOR: Artículo que publicamos ya hace casi treinta años en el Diario de Madrid, INFORMACIONES. En este presentábamos ya la etimología de Hispania e Iberia, posiblemente comunes y nacidas de radicales Indoarianos que significaban "Occidente" (SEVARI). Recuerdo, que el mencionado artículo (que tuvo "algún suceso" en la capital), lo comencé a escribir vestido de soldado a orillas del Guadalquivir, en una cafetería sevillana llamada Rio Grande (frente a la Torre del Oro), al salir del cuartel en una tarde preciosa de primavera. Allí, sentado en lo que fué la orilla del rio Tartessos y de la ciudad ibera de Spali, miraba la corriente de sus olas, pensando en las palabras de Heráclito, quien afirmaba que: " Todo fluye. Por lo que nos podremos bañar en un mismo rio, pero nunca en unas las mismas aguas. Pues, ni el rio, ni nosotros seremos los mismo; en virtud del devenir" .

Recapacitaba yo así y entonces, con una curiosa reflexión por los años de juventud y de mili, preguntándome: Qué hubiera escrito  "El oscuro,Heráclito", si hubise conocido el Guadalquivir; pues este  (como otros tantos rios), al subir la marea del océano, vomita sus aguas fluviales, retornando en dirección contraria la corriente... . Y es que cuando uno vive "la mili" o ha nacido hace ya algún tiempo, mucho le preocupan filósofos como este Heráclito; que deseaba basar su pensamiento en la "lucha de contrarios"  -con frases tales como aquella suya que afirma que: "la guerra es la madre de todo"...- .

Creo firmemente de este "oscuro" Heráclito (nacido de reyes helenos), que si hubiera viajado hasta Spali, y se hubiese sentado a la vera del rio Tartessos -nuestro Guadalquivir- a degustar un buen vino del Sur ibérico y a meditar, tomando tapitas del conocido garum gaditano... . Hubiera llegado a conclusiones muy distintas y mejores: Primero, que es posible ser el mismo de siempre, tanto como bañarse en iguales aguas; pues hay rios que vuelven sus corrientes contra ellos mismos, en virtud de los mares que les dominan. Segundo: Que es la Paz (y nunca la guerra), la madre del Todo.

Consecuentemente a todo expuesto anteriormente, dijimos que la denominación de Iberia, dada por los griegos a nuestra Península, desde los más remotos tiempos, significaba Occidente (<Ella es nuestra teoría por la que llevamos peleando casi tres décadas (desde que la publicamos por primera vez en 1982). Es esta etimolgía del griego "Hesperia", añadíamos el hecho de considerar que iglualmente Híspalis (Hispania), tenía una misma raiz; pensando que se generaba también por deformación desde "Hiberis", "Hiberia", hasta "Hispenia", o "Hispalia". Aunque, igualmente expusimos, que ambas voces (Iberia e Hispania) posiblemente procedían de vocablos protoindoeropeos, anteriores al idioma griego clásico, más directamente llegados de radicales indoarianos. Uno tomado por los helenos (Iberia) y otro por los latinos (Hispania).

De tal manera, explicábamos que el origen de la griega "Hesperia" (atardecer, occidente) creíamos que estaba en la crasis de dos palabras indoarias: SVAR (sol) junto a VARI (agua). Cuyo significado como voces unidas es SVAR-VARI = "sol en el agua" (atardecer, occidente). Las que, seguramente terminaron por contracción formando palabras como SVARI (SEBARI ó ESBARI), de las que claramente, consideramos que poceden "hesperi"tanto como Hispania, e Iberia. Ello, porque quizás el nombre de nuestra Península y el de nuestra Nación, no haya pasado necesariamete por ser antes "hespería" entre los helenos; pudiendo haber llegado al nuestras tierras hace mas de tres mil años ya con las voces antiguas de SEBARI o ESPARI (seguramente: eteo-cretenses o greco-arcaicas; y, sobre todo:  protoindoeropeas).

Esta teoría nos obligaría a remontarnos a tiempos protoindoeuropeos, en primer lugar por saberse ciertamente que el término Iberia (< es antiquísimo en lengua helena. Tanto que la mitología lo situa entre las voces de la Edad del Bronce, y así, personajes que habitaron la Hispania más antigua, ya son denominados como: Hespérides, Cervero, Hesperos o Spanios. La clave, para considerar que las palabras Iberia e Hispania pueden proceder de radical antiquísimo y anterior a Micenas, dijimos que estaba en figuras como la del Can-Cerbero; perro que habitaba a las orillas del reino de Gerión (Tartessos) y cuyo nombre nos llevaba hasta raices idoariarianas de su radical SRVR = SERVARI . Siendo Cerbero (, "El Can de Servari"; dijimos que significaba: El perro que vigila las tierras del "sol en el agua"; el "guardián del atardecer", del Occidente, el centinela del paso donde muere el Sol... . Por lo tanto, "el guardián de los Infiernos" (tal como lo describe la mitología griega: Iliada VIII, 366 y ss / Odisea XI, 623 ss / Teogonía de Hesiodo  311; 769 ss.; y largo etc de textos clésicos).   Ello se probaría con el hecho de que el dueño de Cerbero, fué Hades, el dios de los Infiernos, cuyo sobrenombre heleno era: "Hesperos Teos"  el dios occidental, el dios de las sombras).

Expuesto lo anterior, creemos justo considerar que la voz Iberia (que luego se tranformaría en Hispania) nos retrotrae a  aquellos años en los que vinieron las primeras migraciones llegadas de Creta, el Egeo y Anatolia, hasta nuestra Península (en busca de metales). No decimos primeras "colonizaciones" helenas, sinó "migraciones protoindoeuropeas", por lo que hablamos (al menos) de mediados del II milenio a.C. . Quizás, hubiéramos más bien "trasladarnos" hasta el 2600 a.C; cuando gentes llegadas del Oriente Mediterraneo, comenzaron a explotar las minas de Andalucía (en especial las de Rio Tinto y las de Almería). Pese a ello, consideramos que realmente quienes tuvieron nexo directo con los que heredarían y usarían el término de Iberia (con los griegos); fueron aquellos otros antepasados suyos, que hacia mediados del II milenio comienzan a migrar (sin regreso) desde Creta, Chipre o Anatolia, hacia nuestras costas. 

Pues estas "migraciones sin regreso" de protoindoeuropeos llegados por mar, sabemos que se debieron a un éxodo que se inicia, tras la caida del Imperio Minoico (en el 1580 a.C., al producirse el desastre del Tera-Santotrino). Algo que continuó con la expulsión desde las costas de la actual Turquia, de los llamados Pueblos del Mar: Gentes marineras, asentadas en la Jonia, que quizás fueron aliados de los cretenses y que hubieron de huir de los mares y tierras de Anatolia, desde el siglo XV al XII a.C. Y a nuestro juicio, tanto éxodo y migración, se debió principalmente a la difusión del nuevo metal -El Hierro-. Siendo aquel cambio de Era, el motivo final y definitivo,  que traería hasta nuestras tierras a esos "proto-helenos" huidos: Cretenses-minoicos, pre-aqueos, "pobladores" del mar y comerciantes del bronce (tanto como al resto pescadores del Egeo y del la Jónia, protegidos hasta entonces "por las culturas del Bronce" y asentados hasta el siglo XII a.C. en aquellas tierras del Oriente Mediterraneo).


Pues como hemos defendido y dicho, Troya no sería más que "la batalla final" y la crisis definitiva de la Edad del Bronce; que arruina y vence a los pueblos que hasta entonces, fueron comerciantes y dueños del "antiguo metal". El llamado por los griegos "Kalkos", cuyo secreto se basaba en la aleación perfecta de "cupre y kasiterita", se vigilaba y controlaba desde el Estrecho del Bósforo (paso necesitado hasta las minas de cobre y estaño del Caúcaso). Desde este pequeño pasaje de mar, que guardaban celosamente los troyanos, se hubo de controlar durante al menos un milenio, la mayor parte del comercio del bronce; debido a que ya hacia el 2500 a.C., se agotan las minas de Chipre, Eubea y otros lugares mediterraneos, que hasta entonces habían sido ricos en ese metal. De esta crisis metalurgia, del siglo XXVI a.C.; surgen seguramente los cretenses y anatolios que aparecen migrando a  nuestras tierras. Con quienes se iniciaría la explotación importante de minas, como las actuales de Rio Tinto (que se sabe, comienza en el siglo XXVII a.C.).

EN LA IMAGEN INFERIOR: Armadura de bronce (cobre) micénica, fechada en los siglos XV al XIV a.C.. Es del tipo que usaron en la Guerra de Troya, sucedia a fines del XIII a.C.. La tipología de esta armadura, encaja perfectamente con las descripciones que la Iliada, al narrar la manera en la que los guerreros se movían y luchaban. -Procede de la tumba de Dedra; propiedad del Museo Nacional de Atenas-. Perteneció a uno de los príncipes aqueos (micénicos) a los que nos referimos, cuyos pueblos ya desde el siglo XVIII a.C. colonizarían Occidente: nuestra Iberia. Aquellos que seguramente así la denominaron.
Como venimos explicando, la "nueva Era" (la del Hierro), generaría obligatoriamente la llegada y huida de los que hasta entonces habían basado su economía en el bronce, aplastados (o dominados) por los nuevos dueños del Mundo: Los Hombres del Hierro; pueblos fundamentalmente indoeuropeos, de los que unos invadieron Europa por tierra (como los celtas); mientras otros la colonizaron por mar (como fué el caso de los griegos).  Estos movimientos migratorios de las asediadas " culturas del Bronce" que entran en crisis y son expulsados por los del Hierro; se producen desde fines del siglo XIII a.C.. Sin lugar a dudas y en nuestra opinión, ellas hicieron nacer civilizaciones como la Tartessia (en el Sur de España), que se originan a la vez por la llegada hasta nuestras costas de los fenicios (otra de las culturas surgidas del Hierro, pero en este caso entre los navegadores y semitas).

A su vez, hemos de considerar que aquellos "hombres del bronce" que huían hasta la Península, traerían desde el Oriente Mediteraneo, sus idiomas, que se fusionarían con los que aquí hablasen los indígenas (los iberos). De tal manera, como dijimos, en estos años previos al Hierro, las lenguas dominantes en Creta, Chipre o en Anatolia, eran muy cercanas y comunes al posterior aqueo (griego arcaico, hablado ya en el Minoico Medio, del que nacen algunos de los idiomas helenos de Micenas -que también fuera gobernada por aqueos-). De ellas, consideramos que quizás procede la palabra de "Iberia", importada por las primeras "migraciones sin retorno", establecidas en nuestra Península.

Así, desde que escribimos la teoría en la que afirmamos que "Hispania e Iberia", procedían de voces próximas a "Hesperia" -y esta, a su vez, del radical indoariano: SVAR-VARI (Svari, Evari o Sevari)-. También propusimos la teoría de que se podía seguir el rastro lingüístico de esa antigua voz protoindoerupea, cuyo significado sabemos que es: "Occidental, atardecer, Oeste, o puesta de Sol" (SEVARI).Consecuentemente, dijimos y publicamos repetidamente, que también considerábamos que la palabra hebrea "SEFARDI" (o "SEFARAD"), tenía un mismo origen, y seguramente nacida del mismo vocablo "SEVARI" (sol en el agua).

Ello no solo porque la voz israelí "sefarad" sea antiquísima, sinó porque ya hay muchos que también ven en ella relación con "Hesperas". Sobre la antigüedad del vocablo, sabemos que aparece ya en el Profeta Abdías, quien menciona a los hijos de Israel, huidos a Sefari (Sefarad). Relato que se fecha a principios del siglo VI a.C.,  porque se refiere a la diáspora judía, contemporanea a la Primera Destrucción del Templo; tras las invasiónes de Israel y de Judá, llevadas a cabo por los asirios  -al mando de Nabucodonossor-. Siendo a nuestro juicio, más que probable, que muchos de los judíos comerciantes y aliados de Tiro y Sidón, al verse atacados por Babilonia, huyeran a estas capitales fenicias. Ciudades que se sabe eran la "cabeza fundadora y rectora" de la ciudad hispana de Gadir (Cádiz). Pudiendo haber llegado perfectamente hasta Gades-Tartessos una gran cantidad de hebreos huidos del asedio de Nabucodonossor pasando por Tiro y Sidon, desde los años 595 al 587, en los que este rey asirio ataca las ciudades israelitas y luego destruyé Judá y Jerusalén.

De tal manera, habrían adoptado los judíos, ya en este momento la voz "eteo-cretense" o "aquea": SEVARI, para indicar las tierras del lejano Occidente (Iberia) donde posiblemente huyeron algunos de los que escaparon de "El cautiverio". Algo que puede explicarse debido a que los puertos bases de Tiro y Sidón, previos y para la salida de naves hacia Gadir (Tartessos), estaban principalmente en Creta. Donde se hablaban dialectos surgidos del aqueo y del griego más arcaico. En estos puertos cretochipriotas estaban establecidas las bases y asentados los pilotos fenicios (o cretenses), para guardar celosamente el secreto de la ruta hasta Iberia (la tierra de los metales).

Pues sabido es que para evitar que llegasen otros ajenos que ellos, hasta el Occidente más remoto  -entonces riquísimo en oro y plata-, los fenicios tenían filtros y medios sofisticados para cuidador las rutas. De ello son conocidos los procedimientos usados por Tiro, Sidón, o Cartago, con el fin de evitar que naves que no fueran de su "aliados" o de sus ciudades, llegasen hasta suelo hispano. Algo que narra perfectamente el relato de Kolaios de Samos, contando como el samio llegó a Tartessos, por fortuna y gracias a un naufragio -quizás simulado-. Del mismo modo, hay recogidas historias del mismo senado Cartaginés, en las que se especifica que viéndose seguidos por naves romanas, algunos barcos de esa ciudad de Cartago; quienes portaban carga procedente de Iberia. Mandaron hundir las naves, para que los latinos no descubrieran ni de donde venían, ni menos el modo de llegar hasta aquella mercancía.

De tal manera y siendo el camino para llegar hasta nuestras costas tan custodiado y guardado secretamente por los fenicios, quienes vigilaban y protegían con medios militares y civiles las rutas. Muy posiblemente los judíos conocieron nuestras tierras con el nombre que los creto-fenicios le dieron: SEVARI (quizás porque los fenicios preferían ocultar su nombre). Aunque, pocos años después de la Destrucción del templo de Jerusalén (y de Judae Israel), Nabucodonossor atacó Tiro Y Sidón, ciudades-estado que también sucumbieron a la invasión y destrucción del rey de Babilonia (entre el 573 y el 572 a.C.). Tras un terrible asedio de años, las dos grandes capitales de los fenicios fueron sometidas y casi arrasadas, lo que hace suponer que cuantos habitantes de Tiro y Sidón pudieron, huyeron a las colonias fenicias de Chipre, Creta y el Norte de África. Por su parte, los menos poderosos y los que habrían quedado más afectados económicamente por las guerras contra Asiria, hemos de suponer que llegaron a tierras más lejanas. Hasta Gades-Tartessos, donde buscarían refugio y trabajo.

Como decimos, entre los huidos al extremo occidente tras el asedio de Nabucodonosor, tuvo que haber muchos judios, y ello se correspondería con lo que nos narra Abdías (en el siglo VI a.C.). Refiriéndose esta diáspora de los israelitas al éxodo hacia nuestra Iberia (Sevari), aunque muchos han querido situar esa "Severia"  -de la que el profeta habla-, en la capital de Lidia: Sardas (ciudad rincipal de esa region greco-jonia de Anatolia). Pese a que históricamente resulta "raro e incomprensible" que los hebreos huyan de los babilonios, para ir a refugiarse precisamente en una zona de gran fraternidad, colaboración y órbita asiria (como era entonces la Lidia y mas en concreto su capital: Sardas). Por lo que es mas adecuado pensar que la SEFARAD de Abdías, se trata de la Sefarad de siempre; sin poder pensar que aquel lugar del que el profeta narra el éxodo de los israelitas, se tratase de Sardas (lugar fronterizo con Babilonia). Pese a ello, hay muchos que consideran que la capital de los lidios, era el SEFARAD y que debido a una aliteración o a una mala escritura del nombre, la confundieron con la Península Ibérica. Una hipótesis un tanto extraña (a nuestro modo de ver), ya que Sardas, era amiga de Babilonia y nunca lugar bueno para refugiarse de Nabucodonosor... .

EN LA IMAGEN INFERIOR: Collar del tesoro de El Carambolo, datable entre los siglos: VII a principios del VI a.C.. Fechas estas en la que huyeron de Israel-Juda (y luego de Tiro y Sidón), las élites y el pueblo de aquellas naciones y Ciudades-Estado; arrasadas por Babilonia. Hemos de pensar que tras la caida de Israel, el asedio de Tiro y Sidón y la posterior conquista de Fenicia por los asirios, una gran parte de estas gentes hubieron de huir hasta el occidente. Los más adinerados, o los que tuvieron parentela y negocios en los puertos fenicios de Creta y Cartago, irían hasta estas zonas a rehacer su vida. Pero el resto, seguramente hubo de encaminarse hacia las colonias fenicias del Sur de Italia y las de Iberia.  Serían estos los años que marcan el esplendor del "periodo orientalizante"; entre el 597- 587, que Nabucodonosor ataca Israel y termina destruyendo el Templo y la nación de Salomón. Y los años 573-572, en los que Tiro y Sidón se rinden al asirio y caen en manos de Babilonia. Estas serán las fechas en las que Tartessos y Gadir recibirían olas de refugiados llegados desde Oriente. Tiempo este que coincide plenamente con el del esplendor de Tartessos, tanto como con la datación cercana que se da al maravilloso tesoro, del que en la imagen inferior, vemos su collar.
De tal manera, como hemos expuesto, creemos que aquella Iberia griega, que hubo de ser antes llamada "Hesperia"; es la misma a la que los judíos denominaron "Sevari, Sefardi, o Sefarad". Por haber llegado los israelitas hasta aquí traidos (o guiados) por sus aliados de Tiro y Sidón. Aunque estos fenicios, sabemos se servían para navegar, de gentes que hablaban lenguas cercanas al aqueo (eteos-cretenses). Ello porque las naves de Tartessos, recalaban siempre antes de entrar en Tiro y Sidón, en los puertos fenicios de Creta y Chipre; donde sus habitantes, en su mayor parte conservaron las lenguas originarias de aquellas islas (un tipo de griego arcaico).

El paso obligado era el recalando en Creta -o Chipre-, para las naves que llegaban al Occidente remoto y se dirigían a Fenicia (o viceversa). Esto constituía lo que antiguamente se denominaba: Cambio de Tripulación. Un tipo de viajes, en los que unos mismos marineros, tan solo guiaban las embarcaciones por un tramo que conocían perfectamente. De tal manera, al arribar a nueva zona (o puerto), entraban en aquella nave otros tripulantes a sustituirles; lo que no solo servía para el descanso de los anteriores, sinó sobre todo para que los marineros, nunca supieran el trayecto completo. Por su parte, los únicos que viajaban desde el principio al final del trayecto solían ser militares y almirantes, que a la vez actuaban como cuidadores de la valiosa carga y de la ruta.

Este era el modo común de operar entre los marineros y los marinos para los barcos que viajaban hasta zonas cargadas de riquezas; con el fin de que sus tripulantes no pudieran describir a otros comerciantes (o a extranjeros y a piratas) el camino por el que se llegaba desde un punto hasta otro (desde Tiro, hasta Gades; por ejemplo...). De ello, incluso, que en algunos tramos se prefiriera tomar marineros indígenas de cada puerto donde recalaban, para que hablasen idiomas muy diferentes (cortando así aún mas la posible comunicación de las rutas). De tal manera, seguramente, estos marinos de Creta y Chipre que iban hacia el Occidente, pudieron dar a conocer el nombre de SEVARI, ESBARI (la occidental), que se daba a nuestra Iberia. Quizás, aquellos primeros judíos que huían del asedio y del cautiverio de Babilonia, fueron quienes la recordaron por siempre como: Sefari o Sefarad. Del modo en el que el Profeta Abdías la escribió.

   


 
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2 comentarios:

  1. Me enriquece mucho el contenido sobre Iberia pero me guata ria saber en que momento se comenzó a utilizar este vocablo en América.

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