jueves, 15 de diciembre de 2011

Dioses de la fertilidad, de la luz, del Sol y del oro; diosas del agua, de la Luna y la plata. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXII).

Esta entrada es continuación de las ocho anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.




SOBRE ESTAS LINEAS Y BAJO ELLAS: Fotos de los obeliscos que hasta fines del siglo XIX estuvieron en Alejandría, época en la que fueron trasladados a Nueva York y Londres (Central Park y Westminster, respectivamente).
Levantados originalmente en el 1461 a.C , y erigidos en honor del rey Tutmosis III, fueron situados el templo del Sol de la antigua ciudad de Heliópolis (la Lunu egipcia). Allí permanecieron hasta ser transportados por Julio César (sobre el 45 a.C.) a Alejandría. En año 1869 y tras abrirse el canal de Suez, el virrey otomano (Ismail Bacha), regaló uno de ellos a Estados Unidos y otro a Reino Unido -existe un tercero muy similar, también de Tutmosis, que fuera transportado a Constantinopla por Teodosio, tanto como su "pareja" fue llevada poco antes por Constantino a Roma y hoy se situa en la Plaza de San Pedro 1-.

Obeliscos con algo más de 20 metros de altura (unos 40 Codos egipcios) tallados de una pieza granítica, en las canteras de Assuán aún para la civilización moderna han conservado un significado de gran importancia (relacionado con el progreso y la unidad de las culturas). De tal manera, se llama "Agujas de Cleopatra" a los tres llevados y situados hasta las principales ciudades de Occidente: El de Nueva York y el de Westminster -ya mencionados- al que se suma un tercero erigido por Napoleón en la plaza de la Concorde en Paris. Su simbolismo, sin lugar a dudas, se relaciona con el que desde fines del siglo XIX dieron a los grandes rascacielos, como muestra del progreso y la civilización. Tanto como originariamente debió relacionarse con el culto solar y el calendario, como sistema de orden y progreso para una cultura (que sin un calendario perfectamente regulado, es imposible su avance)

El significado de estos colosales pilares petreos (al igual que el posible uso de los menhires) enlaza con lo que hasta hoy veníamos exponiendo sobre su sentido entre los cultos solares y en la veneración a la columna. Por ser estos grandes cipos -o gnomons-, donde podían leerse a la perfección las horas y los días. Bastando para estudiar el ciclo solar, elevar un vástago de gran tamaño e ir marcando (en la arena) la situación y evolución de todas sus sombras, durante las diferentes jornadas de los 365 días. En tan solo un año, nos daríamos cuenta que la sombra más larga y la mas corta se producen en nuestro 24 de Junio y el 24 de Diciembre. Al igual que en pocos decenios comprenderíamos que el ciclo anual solar es de más de 365 días; puesto que cada cuatro años, el Sol habría salido una jornada más tarde (el dia 366 de cada bisiesto en el calendario moderno). Por todo ello, en tan solo cuatro décadas ya las sombras más cortas y más largas pasarían a darse el 3 de Julio y el 3 de Enero (desfase que un solo hombre midiendo diariamente las sombras conocería perfectamente). Con tan simple explicación expuesta, nos es fácil comprender por qué las culturas del desierto comprendieron el calendario solar a la perfección. Aunque no es fácil saber por qué curiosamente no lo usaban... . Algo que consideramos se produce por otros motivos (que ya trataremos), pero que conciernen a secretos sobre astronomía celosamente guardados por el sacerdocio, para impedir al ciudadano común orientarse en el desierto -o que llegaran "extraños al templo" hasta las ciudades defendidas por kilómetros de arenas-.

Este de la lectura de sombras en el obelisco (o del menhir), hubo de ser el primer sistema de conocer los ciclos del Sol, sin precisar casi de mediciones astronómicas. Método rudimentario, pero muy exacto; sobre todo si se lleva a cabo durante años y con monolitos de gran tamaño, con el fin de que los fenómenos meteorológicos -o los movimientos telúricos-, no varíen la dirección o situación del "gran gnomon" (de ello el tamaño colosal de aquellos). En lo que se refiere al calendario en Egipto, ya dijimos que carecian de año bisiesto, pero por considerarlo "anatema" religioso; dado que se regían por el ciclo de Shotis (Sirio). Estrella que hacía su aparición en el firmamento a la vez que se sucedían las crecidas del Nilo, hecho que realmente regulaba la agricultura y la vida civil del Imperio y que se sucede cada 365 días exactos. En la presente entrada analizamos el significado del año y su relación no solo con los planetas, sinó también con la pecunia (el ganado, el metal y el dinero)

Arriba hemos visto la imagen del obelisco de Londres (aguja de Cleopatra) cuando estaba en Alejandría. Abajo, su "hermano", igualmente en los años que se elevaba en Egipto, hasta que fuera llevado a Central Park de Nueva York. Donde se colocó en 1880, llevándose desde el puerto hasta ese parque neoyorquino, simplemente movido por un armón tirado con 32 caballos. Algo que deseamos destacar, puesto que hay quienes se hacen grandes preguntas sobre cómo pudieron transportar los egipcios sus enormes moles de piedra (sin observar que en Egipto también existían los animales de tiro -vacunos-, los "armones" y las bases de madera con ruedas; tanto como barcos, sobre los cuales en canales, se podía navegar por gran parte de la llanura egipcia). Foto tomada del blog, donde observamos cómo se levantó este monolito egipcio en Nueva York, tan solo ayudado por caballos y gruas (fundamentalmente de madera). Igualmente Wikipedia U.K. tiene un magnífico artículo en el que trata sobre el transporte y elevación de las llamadas Agujas de Cleopatra
http://www.egiptoantiguo.org/foro/viewtopic.php?p=22973&sid=e5a441e9642a89748119bcdb5dddd50e o bien http://en.wikipedia.org/wiki/Cleopatra's_Needle




Pasamos hoy a analizar los dioses de la prosperidad, con relación al calendario, la agricultura y los metales. Puesto que habíamos dejado ciertamente claro que el "nuevo año" o el "año próspero" japonés era una de las poquísimas fiestas agrarias que aún quedaban en el Planeta. Fiestas de la agricultura y de los bienes, que en toda civilización basada en las labores del campo se habían celebrado durante milenios (pero que en su mayoría, se perdieron o se sustituyeron, por otras muy similares como el Carnaval o las patronales de la cosecha). De tal manera y regresando al culto agrario en Egipto, ya vimos como el ciclo de su calendario dependía fundamentalmente de las crecidas del Nilo, que se regulaban con la salida de la estrella Sirio (que aparecía en los años de la creación de su año civil hacia el 22 de Julio). Aunque a ello, añadimos la idea expuesta en la anterior entrada de que igualmente hubo de existir un segundo calendario de crecidas, debido a las pleamares. Mareas que contendrían y elevarían las aguas del Nilo, centenares de kilómetros adentro (provocando igualmete una regulación en horas de las labores del campo). Este segundo calendario, lo habíamos relacionado con la muerte de Osiris y su "partición" en 14 trozos, de las cuales solo se hallaron 13 -ya que el mito narra que su sexo se perdió-. Razonando su unión en base a que 13 es el periodo de pleamares que completa un ciclo anual solar. Ya que estas varían cada 28 días y 4 horas, que por 13 son 366 días y 4 horas (es decir, 22 horas más que el año trópico solar, que sabemos tiene 365 dias y 6 horas, aproximadamente: 365 d. + 6 h. + 22 h. = 366 d. + 4 h. = 13 mareas )

Ello nos llevó a deducir que estos periodos de pleamar, en los que se regaría gran parte del delta de forma muy abundante -llegando a contenerse el agua y los limos hasta las primeras cataratas del Nilo- simbolizarían algo muy semejante a los ciclos de fertilidad femeninos, que son igualmente unos trece al año. De lo que entendíamos que el mito de Osiris, que narra como tras ser asesinado el dios había sido troceado en 14 partes y repartido su cuerpo por todas las tierras del Nilo. Se relacionaba no solo con las semillas, que proceden de una espiga segada, trillada y "dividida"; que tras sembrarse "resucitan". Sinó que además podía estar hablándonos del ciclo calendárico de mareas. Ello porque el mito también expone que nunca se halló el pene de Osiris, de lo que Isis (su viuda) hubo de fabricar uno en madera (que se supone el Ank), para llegar a autofecundarse, situándose junto a la momia del dios -luego, su hijo Horus, nacido del falo artificial, resucitó tocando al padre con su ojo-. Por todo ello, deducíamos que esas 13 partes halladas de Osiris, quizás hablan de "un calendario" de Isis; la diosa femenina, compuesto de 13 pleamares, o de 13 periodos de fertilidad (ciclos relacionados con los luni-solares.)

Siendo así un hecho evidente, que la diosa Isis, simbolizaba la Luna y su reflejo del Sol (tal como lo es Amaterasu-o-Mi Kami lo es en Japón); parece más que lógico concluir que nuestro satélite igualmente se relacionara con los periodos de fertilidad ovulatoria y a la vez se uniera al concepto de las aguas, como madre fecundadora -Siendo este un hecho que hasta hoy se mantiene como cierto entre las comadres de las diferentes culturas, quienes afirman que partos, embarazos y hasta el sexo del neonato, es regido por la Luna-. A ese influjo de nuestro satélite sobre las mujeres y las embarazadas, se une la similitud entre el color de la Luna, el argento y del agua (donde nos reflejamos). Representándose de forma sacra aquel astro en la plata y en el espejo. Tal como sucede con Amaterasu en Japón -o con Isis en Egipto-, que portan como atributo el reflejo de la luz (ese espejo cuyo símbolo es la maternidad o la visión del mundo que la madre siente tras haberse dividido -parido o "partido"- y observar el mundo en su reflejo: A través de su hijo).

Aunque consideramos que realmente, sería el efecto que sobre las mareas ejerce la Luna al girar entorno la Tierra, lo que la haría relacionarse con el agua desde los tiempos más remotos. Motivando una identificación común y plena entre los mares y la diosa Madre-Luna; algo que se produce en casi todas las culturas antiguas. Del mismo modo, se hizo con el "Padre Sol" (luz), benefactor para los campos y sin cuyo calor y luminosidad no pueden germinar los cultivos. Astro rey que igualmente se asocia con el oro, siendo finalmente ambos los colores y metales más nobles (oro y plata), que se identificarán con aquello que contiene la vida eterna (al no destruirse la plata -ni menos el oro- por efecto del tiempo).

Más regresando a la agricultura y al famoso "pene perdido de Osiris" simbolizado en los obeliscos como los que recogimos en foto, habríamos de matizar la relación de este mito igualmente con la cosmogonía de la Luz Solar. Ello en base al cipo o columna, que siempre se a tenido como símbolo fálico; no solo por el calor que el Astro rey emite, sinó también por su sombra (que aumenta o disminuye, desde el día más largo al más breve -que en nuestro calendario se sucede el 24 de diciembre y el de Junio-). Siendo evidente que los egipcios identificarían esta sombra del gnomon (que crece o se hace más corta), con el famoso pene perdido de Osiris; que como la luz del dios, aumentaría en los meses de siembra de Egipto (a comienzos del verano) para posteriormente decrecer con la llegada del invierno -cuando ya se habían recogido las cosechas-.

De tal modo, si entendiéramos el estudio de las sombras del obelisco, comprendiendo que estas moles de piedra eran de algún modo símbolos del padre fecundador (fálico-solar); sirviendo como gnomons para leer las horas y los dias. Llegaríamos a la conclusión de la relación entre aquellos y el mito que narra cómo se destruye el pene del dios Osiris, al trocearse su cuerpo. Algo que de seguro también se relaciona con el hecho de la triangulación y reparto de tierras, que llevaban a cabo los sacerdotes egipcios tras la inundación. Dividiendo las tierras de cultivo y asignando a cada propietario una parcela nueva (anualmente). Momento en el que el calendario que usaban era solar -pues la triangulación y reparto se llevaba a cabo regularmente en las fechas del verano-; aunque curiosamente basaban toda su religión y vida civil en el ciclo de la aparición de Sirio, tras las inundaciónes del rio Nilo (que se fecha hacia nuestro 22 de Julio). Siendo increiblemente extraño que un pueblo fundamentalmente adorador del Sol, no se guiara por un calendario solar; algo que sin duda corresponde a anatemas religiosos y a problemas sociales (que más tarde exponemos)

Por todo lo narrado, las sombras del dios Osiris-Sol (las del obelisco erecto y petreo, que pudo simbolizar el pene), curiosamente nada tenían que ver con el año que usaban los egipcios, quienes tan solo se regían por las crecidas del rio y por Sirio; inundaciones que se producían a mediados del verano. De ello interpetamos que todo se corresponde con el mito que narra como arrojaron el sexo amputado del dios al Nilo, donde lo devoraron los peces y jamás se encontró; habiéndo de fabricarse otro en madera la viuda Isis, para concebir su hijo póstumo. Es decir, que aquello puede traducirse por una cosmogonía que expone cómo el verdadero calendario regulado por la lectura de sombras en el "gran cipo" (obelisco) fué tristemente "olvidado" (amputado y tirado al rio); para ser sustituido por otro que enmascaraba la verdadera duración del año trópico: El ciclo de Shotis, la estrella Sirio que tenía tan solo 365 días -los motivos para "ocultar" la verdadera duración del año y la fecha en la que vivían los egipcios; creemos que son fundamentalmente sociales. Para que los ajenos al "templo" y a los conocimientos astronómicos (que se reservaban para el sacerdocio), carecieran de datos para poder siquiera guiarse en el desierto, saber cuando aperecen los astros en el cielo, se suceden los eclipses, cambia el tiempo y llegan las inundaciónes. Puesto que con el ciclo Siriaco, cada cuatro años se añade un dia, lo que leva a que en cuatro siglos ya haya un desajuste de cien jornadas en el calendario...-


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, figura de la diosa Tanit fenicia del siglo V a.C. y hallada en Ibiza (propiedad del museo Arqueológico de Ibiza, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos el parecido de la figura e imagen de Tanit, con el Ank de Isis, que sabemos significa el pene artificial de Osiris.
Abajo: Unos pendientes del siglo IV a.C.; joyas fenicias del museo nacional de Cagliari (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen) que igualmente guardan el símbolo del Ank. Como ya dijimos hay quienes opinan que tal cruz ansada se corresponde con un plantador, por cuya asa la tomaría el agricultor, para introducirla en la tierra y sembrar (de ello su identificación con el sexo masculino).




Exponíamos en el párrafo anterior a las imágenes, que el "pene destruido" de Osiris se podía identificar con el calendario solar (también perdido o inexistente entre los egipcios antiguos). Ello, porque sabiendo que a través de los grandes obeliscos se estudiaron las sombras solares, aquellas no sirvieron para regular su verdadero año civil, que se marcaba por Sirio (la estrella más luminosa del firmamento, a la que llamaban Shotis). Así, entendiendo estos cipos como primeros "gnomons" donde hubieron de estudiar la duración del año, cualquier especialista en Egipto se preguntará los motivos que llevaron a tener un calendario civil de 365 dias, ajeno al Sol, tanto como a considerar el bisiesto un "anatema religioso". Un hecho que podemos comprobarlo históricamente cuando Julio César desea reformar el calendario, e imponer uno basado en el de Egipto (pero con "duración solar perfecta"). De tal manera, el emperador romano se asesora por uno de los sabios clérigos más famosos del Nilo (llamado Sostígenes de Alejandría), quien le dicta la reforma que debía realizar en fechas y horas. Astrónomo que tras transmitir a los romanos el "secreto de la duración del año", se ve sometido al rechazo de todo el sacerdocio egipcio, que consideraban el bisiesto como anatema. En base a este sabio alejandrino, se realizó el Calendario Juliano, con un día más cada cuatro años, algo que para los clérigos del Nilo suponía una aberración. -Reforma en la que añade Julio César un mes al que llama Julio y que precisamente era el que regulaba el ciclo de inundaciones por Shotis (Sirio en el antiguo Egipto), cuando nacía esa estrella en nuestro dia 22 de ese mes -


El hecho de considerar aberrante o anatema religioso el bisiesto entre los templos de Egipto, aunque nos pudiera parecer extraño, nace posiblemente de una verdad astronómica: Ello es que la duración del año no es de 365 días y 6 horas -tal como Sostígenes comunica a Julio César-, sinó de unos minutos menos. Lo que produce que cada cien años, haya un desajuste aproximado de un día, si se siguiera con el calendario impuesto por Julio César (desde el 46 a.C.). Muchos afirman que los sacerdotes de Egipto desconocían este desfase de unos 22 minutos, e incluso el propio "bisiesto". Más es del todo improbable que una civilización que pudo dar nombre a cuantas estrellas conocidas hay en el firmamento (hasta la aparición del telescopio) y que orientara sus edificios con tal exactitud astronómica, no supiera que el año duraba 365,2422 días. Ello podemos demostrarlo con un hecho arqueológico tan simple, como la orientación del templo de Abu-Simbel; donde cada amanecer del equinocio de primavera y otoño (exactamente), el Sol iluminaba la cara del faraón y de los dioses, dejando en la penumbra a la divinidad de las sombras. Algo que al trasladar el monumento la UNESCO para salvarlo -tras la construcción de la presa de Aswan-, no pudo conservarse a la perfección por los reconstructores y astrónomos que lo reorientaron en los años sesenta; pues curiosamente a día de hoy, la cara de Ramses II se ilumina con el Sol un día después de los equinocios... (pese a ello, los arquitectos de hace unos de tresmil quinientos años supieron medir exactamente donde entraría la luz solar cada amanecer de un 21 de septiembre y de marzo) .



Dejando claro que los sacerdotes egipcios eran unos expertos astrónomos, cuya función fue no solo la del reparto y medición de tierras, sinó también la de calcular la hora y la fecha (a la perfección). Diremos que no hay que tener grandes conocimientos para determinar la duración del año por medios empíricos, pues tal como hemos expuesto, basta con medir la sombra en un obelisco durante cien años, para darse cuenta de que la duración del sol es de 365,2422 días (y no de 365,25, tal como Sostígenes transmite a Julio César). De tal manera, se debieron hacer dichas mediciones solares tras la reforma del Calendario Juliano; pues ya en el Concilio de Nicea (del 325 d.C.) advirtieron que existía un desajuste de varios dias con el Sol. Esta vez fueron las autoridades eclesiásticas cristianas las que dieron la "voz de alarma" del error del calendario que usaban en Roma impuesto por Julio César; ajustando en el año 325 d.C. los días que por exceso de luz solar faltaban -algo facilmente de observar, pues en el año de 325, la sombra más larga y la más corta del año no se correspondía ya con el 24 de diciembre y de junio, sinó con cuatro jornadas posteriores-.



JUNTO ESTAS LINEAS: Pintura bajorrelieve de la diosa Isis coronada con la Luna espejo y los cuernos de aquella, que significan sus ciclos lunisolares (imagen de la Tumba del rey Horemheb, dinastía XVIII). El simbolismo de la Luna no solo se refiere al calendario, dando nombre hasta al mes, que procede de "mesis" = lunas (tal como sucede en japonés con "tzukí). Sinó que a su vez relaciona la fertilidad y la feminidad, por ser los ciclos ovulatorios cercanos en duración a las lunaciones y a las mareas. Igualmente, la unión entre espejo y aquella, se debe al ser su luminosidad el reflejo de la luz solar; evidencia astral conocida desde los tiempos más remotos (como manifiestan todas las religiones que representan con un espejo, el satélite de la Tierra). Finalmente, la unión entre Luna y agua se debe a la observación de coincidencia entre los periodos de pleamar y la proximidad del aquella; como también a considerarse el líquido elemento como un atributo materno (ya que incluso el nacimiento de un hijo se precede con "la rotura" de aguas).

Pese a ello y por muy extraño que nos pueda parecer, los posteriores Concilios Cristianos nunca volvieron a reajustar el Calendario Juliano, por lo que se llegó hasta el Renacimiento con varios días de exceso. Este hecho fue ya advertido desde la Edad Media, de una forma tan sencilla como la de observar la sombra más larga de los campanarios, que llegaría a ser en siglo XVI once jornadas antes del 24 de Junio. Debido a ello se realiza y propone la reforma Gregoriana (impulsada por el Papa Gregorio XIII), que desde 1582 se impone en España; fechando el 4 de Octubre de 1582 como un 15 del mismo mes y año. Nuevo Calendario Gregoriano y medición del ciclo solar, que poco a poco se fue aceptando en todo Occidente y que determinaba que la duración del año trópico era de 365,2425 días -por lo que en cada siglo ha de quitarse un dia bisieto (algo que hemos experimentado en el 2000, que no tuvo 366 jornadas, pese a ser "bisiesto")-.


Esta simple conclusión de que el año tiene menos de 365 días y 6 horas; obtenida por observación, sin precisar de otro estudio diferente a medir la sombra cada dia 24 de junio, explica el uso de los menhires y obeliscos en la antigüedad (tan útiles así pasa saber cuando había de comenzar a trabajarse el campo y sembrarse las tierras). Y pese a creer le Historia que es un descubrimiento del Renacimiento, ya fue determinada 1257 años antes de Gregorio XIII, cuando en el 325 el Concilio de Nicea reajustó en varias jornadas el Calendario Juliano. Siendo probablemente también este el motivo por el cual los sacerdotes egipcios consideraban "anatema" religioso establecer el "bisiesto", tanto como anunciaban como "confundido" el ciclo solar que Sosígenes transmitía a Julio César (de 365,25 dias). Un emperador que "curiosamente" hizo trasladar a Alejandría estos dos grandes obeliscos mientras realizaba la reforma del Año Juliano; monolitos que hoy están en Central Park y en Westminster -con los que encabezábamos el artículo de hoy-. Traidos desde la antigua Lunu, aquella "Ciudad del Sol" egipcia (llamada Heliópolis por los griegos) donde se estudiaba y rendía culto precisamente al astro rey... . Hechos estos que no solo contienen un maravilloso simbolismo, sino que además muestran que puede haber algo común, superior e inevitable, en el destino y significado de todas las civilizaciones o culturas.






JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, depósito de la Edad de Bronce con decenas de pequeñas hachas. En nuestro entender este tipo de instrumentos (para su uso, para cambio, o votivos) fueron las primeras monedas que se utilizaron en la más remota antigüedad. Ello, porque con un molde o modelo de peso, podía valorarse y ponderarse un patrón. Aunque sabido es que el primer "patrón" moneda fué la cabeza de ganado -de ello se cree que la letra inicial del alfabeto sea la "A". Signo que representa la cabeza de una "vaquita" pintada en sentido inverso (para comprobarlo, demos la vuelta a la "A" y pongamos dos ojos en el triángulo interior, para ver como es claramente la cara del bovino)-.
Abajo, puntas de flecha japonesas del periodo Yomo (o bien Jomo-Jidai). Sin lugar a dudas una de ellas es votiva, tanto como ambas están talladas en obsidiana semipreciosa. Ello hace obviar que se trata de abalorios con un valor más mágico que bélico, tanto como posiblemente fueran adornos u exvotos, para ser depositados en templos y tumbas. Un estudio reciente sobre el paleolítico japonés explica que las canteras de algunas flechas, en ocasiones se encontraban a centenares de kilómetros y en diferentes islas donde se hallaron por los arqueólogos. Habiendo de deducirse que existía ya un verdadero comercio organizado de estos objetos bélicos, de las que algunas se distribuían por todo Japón. Ello obliga a pensar que hubieron de ser usadas igualmente como moneda (u objetos de cambio), lo que explicaría que muchas de ellas (que no fueran votivas), estén en un estado perfecto y sin haberse utilizado -como las que vemos en la foto; en especial la de la izquierda en la imagen-.





Volviendo a las anteriores entradas en las que veníamos hablando de los dioses de la fertilidad y de las celebraciones del año próspero -cuyos rituales curiosamente se relacionaban con la fecundación (animal, y por ende con la cópula)-. Vimos como aquel comienzo del año agrario, entre las civilizaciones de labor situadas a "la altura" del Mediterraneo Norte, se producía con la llegada de las lluvias y en el fin del invierno; es decir: En el paso de Piscis a Aries y al principio del ciclo de Horóscopo (un hecho curiosamente común en Ocidente y Oriente). De tal modo y como nos será fácil entender, si las primeras lluvias daban comienzo al año agrario y en él se celebraba el deseo de la prosperidad y la abundancia; obvio será unir estas a la fecundación, tanto como la lluvia a la cópula entre el cielo y la tierra. Aquellos que se celebraba en fiestas, de las que en Occidente posiblemente quedó principalmente el recuerdo del Carnaval; aunque en Oriente aún se siguen celebrando como primero de año agrario. Ritual que también se dedica al ganado y a la pecunia y ello porque el dinero fué el símbolo de la abundancia, tanto como la pecunia significa precisamente "El Ganado" (de "pecus" = animal).






Pese a que la explicación pudiera resultarnos simple, no lo es; ya que en verdad los ritos de fertilidad y fecundación se relacionaban más bien con el metal, habida cuenta de que las labores del campo sin metales son penosísimas y practicamente irrealizables. De tal modo veíamos como en Japón se celebra aún el Hou-Nen de Kawasaki, rememorando la historia de una princesa cuyo sexo estaba dentado y que por ello no podía concebir. Llegando hasta el lugar un herrero, que introdujo un pene de metal en la vagina de la noble dama, consiguiendo con ello desdentar al demonio que allí había. Tras aquello, se casó ese feliz forjador, que le pudo dar prole a la princesa. Una historia que interpretábamos como la narración del mito sobre la llegada de los metalurgios a la isla niponna (hacia el siglo II a.C.) comenzando con ello el periodo Yayoi (llegada de los metales). Todo ello simbolizado en la tierra para ser sembrada (que se imagina en el sexo de la jóven princesa), cuyas piedras y durezas destruían los aperos de labranza de los agricultores, hasta que aparecieron los instrumentos de hierro o bronce (el pene forjado que curó al mal de la princesa).









Cuanto narramos puede parecernos una simple fantasía o suposición personal nuestra, más no será así cuando observemos un "altar" de recuerdo sobre e mito narrado. De tal modo, en la foto bajo estas lineas podemos ver el lugar donde se rememora la historia del herrero y la "noble dama del sexo dentado", donde se sitúa el yunque del que sale un enorme pene. Falo de hierro, que sin lugar a dudas simboliza el apero de labranza ferreo, tanto como la "katana" (espada japonesa). Ello, porque con aquella espada el "samurai" daba y quitaba vida; del mismo modo que el labrador con la azada (o el arado) la sembraba, o arrancaba. Lugares, labores y dedicaciones, de donde procedía la riqueza, el bienestar y la abundancia en Japón y que daban comieno en el yunque. Siendo recogidos en el símbolo de aquel con un pene generador de vida (que vemos), donde se forja la espada a la vez que creaban los aperos para laborar la dura tierra.



ABAJO: Kaneyama, foto (1) del altar yunque con pene erecto del templo de Kawasaki. Se sitúa este lugar en la montaña del dinero llamado por ello así en japonés "Kane - Yama" (monte del oro). Hasta aquel se acercan a rendir homenaje (sobre todo en el año nuevo agrario Hou-Nen) cuantos desean recibir bienes y prosperidad en el ciclo anual. Como podemos ver, se le ofrendan moneditas que se tiran sobre el yunque; que de quedar allí (sobre este), se tiene por buen augurio.







Pero continuaremos con el tema que nos concierne, puesto que vamos llegando a solucionar "por qué" esta serie incluida en "Los Toros de Gerión en el Tesoro del Carambolo" , puede estar dedicada a "los falos y a las joyas" -VER CITAS en: (2)- . Ello, porque como ya sabemos y hemos repetido, la pecunia y la suerte se medía y guardaba por unos iguales dioses: Las deidades del dinero y de la fertilidad. Divinidades que a su vez solían conservar en sus templos los medios y fórmulas para medir, pesar y ponderar el grano, el dinero los productos y los metales. Siendo una necesidad de toda civilización, la de establecer unos patrones de pesos y medidas (tanto como de pureza en el metal), que en caso de impugnación, habían de comprobarse en determinados lugares establecidos y acordados por todos (misión que comunemente se reservaba a templos en los que se asignaba el cometido de guardar esos patrones y pesos).


De tal manera, comprendemos la unión absoluta entre el mundo del metal y la agricultura en razón de los aperos de labranza, que asimismo se unifican de nuevo en el mercado, con la necesidad de guardar unas medidas o patrones para su peso (al igual que en la comodidad de establecer una moneda o peso común, que evite tener que comprar en continuo trueque). De ello y de este comienzo de la economía de mercado, nacerían los templos dedicados a la fecundidad, donde la prosperidad ya se asocia con el metal (el oro) y esta con los cultos más ancestrales. Lugares sacros que antaño sirvieron para acordar la pureza y valor del dinero o de las mercancías, tanto como las fórmulas de cambio (asegurando el cumplimiento de las normas civiles que lo regulaban). Habiendo sido ya en el Egipto más antiguo, el trabajo de pesador y medidor oficial, una de las labores y servicios que prestaba el Estado. Cuyos funcionarios -comunmente asociados a un templo, dedicados a dar peso y valor a las mercancías o metales-, tuvieron un carácter similar (o a precido) al de nuestros notarios, interviniendo en las transacciones en las que se les requería.





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, foto del símbolo que aún se utiliza para piel o cuero. Se trata del dibujo o diseño del pellejo, tras ser tratado. Lo recogemos para que claramente se vea de donde procede el valor y el significado del "lingote keftiu", con igual forma. Cuyo simbolismo inicial son cabezas de ganado, o pecunia (o pieles). Habiendo tenido este lingote llamado talento de Creta y usado a fines del II milenio a.C., seguramente un precio determinado y ponderable en un número de animales (o de pieles). Ello porque uno de los tesoros en la antigüedad no hay que olvidar que lo fué el cuero, con el que se podían vestir, tanto como hacer instrumentos de guerra y cabalgadura (calzados, hondas, riendas y monturas; entre otros).
Abajo: Lingote de cobre llamado Keftiu, del que ya hemos hablado repetidamente y que se distribuyó entre las islas de Chipre, Creta y Cerdeña, principalmente hasta el siglo XII a.C. (foto tomada del magnífico blog de Plácido Gónzalez Hermoso MITOTÁURICO:
http://mitotaurico.blogspot.com/2009/07/la-piel-y-las-astas-del-toro.html). Su forma claramente nos recuerda a la piel del animal y se ha de suponer que nace del valor su peso del cobre cercano a los treinta y dos kilos, correspondiente a un número de cabezas de ganado. Este tipo de lingotes caen en desuso desde el siglo XII a.C., dejando de aparecer en yacimientos posteriores. Muy extrañamente, en la zona de Tartessos, unos cinco siglos más tarde y desde el VII a.C., comienzan a hallarse objetos sagrados con esta forma de Keftiu, igualmente relacionados al mundo sagrado y de los metales (principalmente en la actual Andalucía y Extremadura, aunque también se sucede en Castilla La Mancha).




De tal modo y tras lo expuesto, observamos ya el carácter religioso de la metalurgia, asociado con la prosperidad y con la fecundidad de los campos; por lo que no nos será difícil comprender por qué las celebraciones de la fertilidad y del nuevo año se unen a cultos metalúrgicos. El más determinante que hemos recogido es el que mostrábamos de Hou-Nen en Kawasaki, donde se rinde homenaje a un falo saliendo del yunque, al que se ofrecen monedas. Pese a ello, si analizamos las celebraciones de las cosechas y de la prosperidad relacionadas con la fertilidad desde la más remota antigüedad, en todas ellas encontraremos el mismo ritual que une la abundancia y los productos agropecuarios (el dinero), con la fecundación y el ciclo anual. Siendo en España el toro y sus celebraciones, el totem y las fiestas más significativas en que se basan estos cultos ancestrales de fertilidad, que se realizaban para adquirir la fortaleza generadora de la vida y la prosperidad. Llegando a ser común hasta no hace mucho, torear con las sábanas nupciales para hacer fecunda a la pareja (el dia de la boda), al igual que regar los campos con sangre del astado muerto en la plaza por los campesinos; todo ello esperando obtener una gran familia y cosechas.


Pero regresando al tema que nos corresponde, esta amalgama de cultos y fiestas de la fecundidad, curiosamente tienen un hecho común en todas las civilizaciones. Algo como es la "necesidad de llamar" a la buena suerte y a la prosperidad a través de colgarse y lucir abalorios, dijes o piezas de metal, con formas que aluden a aquel. Diseños entre los que más destaca el del ojo, los astros, las higas (o manos) y las figuras relativas al dinero -bien en forma de monedas directamente, o a través de piezas de plata y oro que se portan, dando a entender una abundancia de riqueza-. Junto a ellos, existen otras multiples representaciones que casi todas las civilizaciones cuelgan en la ropa o cuerpo del interesado, para atraer esta buena suerte. Ello serán talismanes, medallas o bien efigies y estampas religiosas de cada culto; pero entre esas es curiosamente común que se añadan figuras astrales decoradas en forma solar o lunar (bien con bolas estrelladas o con medias Lunas ahigadas y etc). Unos abalorios y dijes que podemos ver en casi todo el Mundo, a manera de discos con espejos, o bien de estrellas decoradas y bolas repujadas o granuladas.


Para que entendamos el significado de cuanto narramos, expondremos en las dos imágenes bajo este párrafo unos ejemplos ciertos y manifiestos. Tal como lo son el pectoral del Tesoro de El Carambolo -de manufacturación tartessica, fechado hacia el siglo VII a.C.-, junto a un collar de mujer salmantina del siglo XIX -con dijes del XVII y XVIII-. Estas dos joyas a las cuales separan unos cientos de kilómetros de localización y unos dos mil quinientos años de datación; en principio debieron tener un uso común (como abalorios contra la desgracia y en favor de la fertilidad y el progreso). Ello lo afirmamos, no solo porque ambas comparten muchos rasgos afines en el trabajo de su metal, siguiendo las pautas de los orfebres fenicios y anatolios, quienes granulaban en oro sus joyas, dándoles apariencia de órbitas planetarias. Algo que heredaron los joyeros tartéssicos e ibéricos, que desde el siglo VII a.C. hasta nuestros días, no han dejado de trabajar la plata y el oro de forma muy similar. Sinó que además contienen un significado muy próximo, como "protectores" del que la lleva.


Tal como dice el refrán "para muestra, vale un botón"; así que si deseamos comparar la orfebrería fenicio-tartessia con la que se hizo (y se hace) en la zona Norte de Ruta de la Plata, bastará con observar este pectoral del tesoro de El Carambolo junto a un botón charro. Viendo claramente que aquel que aún lucen los salmantinos en sus capas -o en sus trajes regionales-, tiene un igual diseño y quizá hasta un idéntico significado. Puesto que es bien sabido que aquellos gemelos y abalorios charros, contienen un simbolismo planetario representando la Luna o el Sol (sentido heredado desde los más remotos tiempos). Un significado que concede "poder" a estos adornos corporales, tanto como para decirse de ellos que alejan el mal fario, el aojo y atraen la fertilidad, la prosperidad y la suerte.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado pectoral del Tesoro de El Carambolo, en el que podemos apeciar que su forma es exacta a la del "keftiu", tanto como a la piel del bovino. En los párrafos que siguen a estas imágenes ampliamos el significado de este diseño, tanto como su simbolismo relacionado con los "Bueyes de Gerión" -mito que narra como el tebano Heracles, robó estos "toros" del rey de Tartessos, para llevarlos hasta Grecia-. A su vez, en la imagen del pectoral, podemos apreciar el trabajo en granulado que es exacto al que aún se realiza en la orfebrería de la zona Norte de la Ruta de la Plata (en especial en joyerías tales como la charra) -en entradas anteriores, ya hemos explicado el sentido astronómico de estos adornos con reconocidas formas planetarias; de lo que consideramos en nuestra opinión que tienen en el pectoral del tesoro de Tartessos un significado calendárico-.
Bajo estas lineas: Imagen de un cuadro expuesto en la Fundación Joaquín Diaz (a la que agradecemos nos permita divulgar la foto), que contiene un collar de mujer charra. Se trata de varias vueltas compuestas de abalorios y colgantes religiosos, mezclados con dijes y amuletos de tradición popular. Entre todos ellos destacan las "bolas" y "alcorciles" hechas en filigrana de oro y plata, que consisten en piezas redondas y alargadas fabricadas con granulados (destacando las de los pendientes). Estos dijes eran considerados por el saber popular, como ahuyentadores el "mal de ojo", tanto como servían para atraer el dinero y el bienestar. Su diseño es milenario y las encontramos casi iguales ya en la orfebrería fenicia e ibérica (joyería que no pudieron conocer los artesanos del siglo XVIII, puesto que entonces no se había descubierto por la arqueología). También el uso y significado de estos abalorios debió ser muy semejante en todos los tiempos, ya que en Fenicia igualmente se les atribuía poderes mágicos (fundamentalmente contra el aojo y la esterilidad).


Con toda seguridad, el "keftiu" del pectoral tartéssico de El Carambolo, no solo recordaba el dinero y la riqueza en metales, que desde la más remota antigüedad se comenzó midiendo en lingotes con esta forma. Sinó que como ya vimos en anteriores entradas, el poder mágico que se le concedía, estaría relacionado con la protección que el collar daba a quien lo poseía. Un poder que unido al de las figuras que allí se representaban, otorgaban el bien y el cuidado de los dioses al portador. Ello explicaría la imagen del "keftiu", en un antiguo ponderal de metal sagrado, nacido del Labrys cretense (hacha de doble filo); pero que a su vez recordaba la pecunia como cabezas de ganado. Por lo que en nuestra opinión podemos determinar que los "Bueyes de Gerión" -de los que nos habla el mito de Heracles diciendo que el héroe tebano robó en Tartessos-, se corresponde a estos "keftius" o lingotes metálicos sagrados. Explicando aquel mito en un sentido figurado, cómo los helenos consiguieron hacerse con la pecunia de Tartessos: Los "toros del rey Geriones"; que simbolizarían el dinero y la prosperidad que los griegos consiguieron hacer llegar hasta el Egeo en tiempos de Kolaios (abriendo en este siglo VII a.C., una ruta comercial con el Sur de Iberia).


Este "hito" se narra en la forma de "un robo" de Heracles, y su explicación consideramos que se basa en el hecho de que el comercio con Tartessos estaba cerrado y altamente vigilado por los fenicios. Algo que quizás lograran "saltarse" los egeos, probablemente aprovechando la aparición de los Asirios en tierras cercanas a Tiro y Sidón (asediando entonces Fenicia). Años estos del siglo VII a.C., en los que los una vez cercadas por los babilonios las metrópolis punicas, quizás solicitaron los helenos paso hacia las minas del Sur de Iberia, para armar a los anatolios, contra estos enemigos comunes venidos de Babilonia (que amenazaban invadir toda Asia Menor). De una manera u otra el hecho históricamente cierto es que consiguieron los egeos autorización -o tolerancia- por parte fenicia (y de Cartago) para comerciar durante un tiempo, el oro y los metales de Tartessos; que hasta entonces se habían monopolizado desde las ciudades de Tiro y Sidón.


Sea como fuere, en todo ello es importantísimo el recuerdo de aquel lingote "keftiu" que se había usado como medida o ponderal del cobre a fines del II milenio a.C., fundamentalmente en Creta y Chipre (llegando a zonas de Cerdeña).Talento de la Edad del Bronce, en forma de piel de toro, que pese a haberse dejado de utilizar desde el siglo XII a.C., aparece de nuevo como atributo sagrado en Tartessos y en el Sur Peninsular (después de más de quinientos años en desuso). Algo que solo pudo deberse a la llegada hasta nuestras tierras de Iberia de gentes venidas del mundo anatolio en este siglo VII a.C.. Una Anatolia entonces asediada por babilonios y donde en los reinos neohititas habían guardado desde el siglo XIV al VII a.C., todas las costumbres prehelenas -e incluso las premicénicas-.


Entre ellas estaría seguramente la del culto a esta forma de hacha Labrys o bipenna, de la que nacería el lingote en diseño de piel de toro. Significando esta pieza-talento de metal a imágen del pellejo bovino, además del hacha sagrada cretense (que adoraban los minoicos y con las que comerciarían, dándoles un valor moneda durante la Edad del Bronce). Igualemnte la pecunia o el dinero medido en cabezas de ganado; por lo que aquellos bueyes que Heracles roba a Geriones y que lleva hasta Grecia, en nuestra opinión deben ser interpretados por estos lingotes de oro, plata y bronce que se representan en el mismo pectoral del tesoro más importante de Tartessos: El Carambolo. De igual modo, aquella gran joya que protegería el pecho de un sumo sacerdote (o rey) tartessio, guarda el diseño del granulado, cuyo significado sabemos es astronómico y planetario relacionado con los ojos del Universo: El Sol y la Luna. Un tipo de trabajo que también recuerda a los dijes fenicios en forma de pupilas, muy similares a estos alcorciles (y de los que abajo recogemos dos ejemplos).


BAJO ESTAS LINEAS Y SOBRE ELLAS: Al lado, collar ibérico procedente de Toya (Tugia) y fechado en el siglo III a.C.. En la joya se observan dijes y trabajos de orfebrería que se mantendrán en nuestra Península hasta la actualidad (ver como ejemplo, el taller de Luis Méndez, en Salamanca). Colgantes que se continúan usando en nuestro tiempo, dándole iguales propiedades; destacando los de filigrana en oro con un sentido religioso, tanto como las cuentas con el "Ojo del Nazar" (abalorio con forma de pupila, que hasta hoy se utiliza con el fin de ahuyentar el mal fario).
Abajo, collar fenicio hallado en Olbia, fechado en los siglos IV al III a.C. (propiedad del museo arqueológico Nacional de Cagliari, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En este podemos observar los dioses "Bes", también llamados " dios ojo" con los que evitaban los púnicos el mal fario y el infortunio. A su vez, le rodean piezas alargadas casi iguales a los "arcorciles" charros, aunque aquellos se hicieran en pasta vitrea en Fenicia y Cartago. Como vimos, se adornaban los collares y dijes en la antigüedad con esas canicas vitreas cargadas de pupilas, que sin duda deben ser el antecedente de las llamadas "avellanas" o "bolas" que luce la joyería del Norte de la Ruta de la Plata (esferas metálicas rodeadas de granulados en oro y plata, muy comunes en los pendientes y collares charros).










Para finalizar el presente artículo tan solo añadiremos que estos abalorios fenicios aparecen a cientos (sinó a miles) en todos los yacimientos arqueológicos donde hubiera contacto con los púnicos. Lo que dió pie a llamarlos "quicallería" entre los griegos, quienes consideraban que los fenicios inundaban todo lugar al que accedían, con estos dijes y amuletos. Ello da pie a pensar ciertamente que aquellos fueron de algún modo moneda de cambio y forma de trueque entre los colonizadores púnicos y cuantos tomaban contacto con ellos. Lo que explica que quizás su significado fuera ciertamente monetario, concediendo un valor económico a toda esa "parafernalia" que los marineros lelgados desde Cartago y Fenicia extendieron por el Mediterraneo (y parte del Atlántico). Una idea que concuerda con los abalorios que las mujeres de la Ruta de la Plata aún lucen, quienes realmente llegan a colgarse monedas y verdaderos símbolos de dinero entre sus dijes, para que actuen de amuletos contra la mala suerte (véase como ejemplo el caso del traje masculino charro, cuyos botones se solían hacer con monedas horadadas).


CITAS:



(1) Foto liberada en la red y tomada del blog con localizador: http://dice-rice.seesaa.net/article/139149660.htmldel blog de ・w・・・V・・・L・ノ・・・・・y・j・X・o・サ・I・H http://www.afpbb.com/article/life-culture/life/2685398/5212770, al cual agradecemos nos permita divulgarla.

(2) Para consultar sobre el significado calendárico y numerológico del Tesoro de El Carambolo ver nustra entrada referida a ello del 19 de Julio Pasado: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-6_19.html
Sobre el significado del Collar y pectoral, como protector del alma, consultar nuestras entradas en este mismo blog de: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-9-8.html al igual que: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-7-9.html
Sobre el poder curativo de las joyas y su significado místico, tambien en este mismo blog y en la entrada: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-7-7.html
Sobre el "patrón oro" y su significado desde la Antigüedad, así como el de la joyeria, ver también en este blog: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-6-7.html
Sobre el LINGOTE KEFTIU y los "piel de buey" relacionados con Tartessos ver en este mismo blog la entradas: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/07/1-8-9-9.html
Finalmente, sobre nuestra teoría de que el Tesoro de El Carambolo es de gran influencia neohitita (entiéndase posiblemente frigio-lidia), cosultar nustra entrada de este blog, en la que traducimos los símbolos desde el alfa-silabario nehotitita en el que claramente se ve que aparece repetida la palabra frigia: "dios". VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/06/1-y-y-1.html
Tanto como para lo antes expuesto, CONSULTAR PRINCIPALMENTE en este blog: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com/2011/06/1-2.html







sábado, 26 de noviembre de 2011

DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Dioses de la Fecundidad y su posible significado calendárico -de Egipto a Japón-. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXI).

Esta entrada es continuación de las siete anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: A nuestro lado, uno de los falos sagrados venerados en el templo de Kane-yama situado en la zona de Kawasaki-daisi (entre Tokio y Yokohama). Trataremos de analizar hoy en nuestra entrada los orígenes del culto y "misterios" de adoración a este "miembro" -tan destacado y venerado por muchos-. Tanto como del significado en sus rituales, que -tal como veremos- es verdaderamente lógico y facil de entender en toda Sociedad agraria. Resultando las ceremonias de exaltación del falo que aún existen en Japón, unas fiestas de origen ancestral. Ferias verdaderamente divertidas y con gracia, donde todos aprovechan para bromear y ver lo alegre que hay en la vida (sin ofensa ni gestos de mal gusto). Deseándose prosperidad y queriendo verse todos nuevamente al año siguiente, tras aquella alegre celebración, teniendo doce meses de "salud y "vitalidad", plenos en "abundancias" y riquezas.
ABAJO en la foto: La imágen del pene se tuvo desde los tiempos más remotos, como protector de la casa y del mal fario entre las civilizaciones más antiguas. Por ello, aún en muchos lugares de Japón nos podemos encontrar con esculturas como la que recogemos (bajo este párrafo), situada en el umbral de un hogar. Su misión es ahuyentar a "los malos espíritus" de la casa -lo que diríamos vulgarmente, alejar "el mal rollo"- y su verdadero sentido enlaza la fertilidad, con la prosperidad y la risa; tanto como antaño relacionaba las buenas cosechas y la gran prole familiar, con los bienes, la diversión y la abundancia. Son rituales de fertilidad, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos y de los que trataremos en esta entrada.



Habíamos dejado el artículo anterior en el momento que hablábamos del Hou-nen japonés, cuyo significado puede traducirse por el de "buena cosecha", aunque realmente es "año de abundancia" -palabras nipponas que habrían de interpretarse como "próspero año (nuevo)"-. Debido a lo que se sucede el festival en el comienzo anual antiguo, segun el calendario que fue común también en Occidente; donde hasta la reforma de Julio César (instaurando el calendario juliano), el año se iniciaba en primavera. De tal manera, en gran parte de las culturas antiguas la anualidad finalizaba con Piscis, empezando con la aparición de Aries en el firmamento -lo que los romanos llamaron "Idus de Marzo", que se celebraban el decimoséptimo día de ese mes (ya en fechas julianas)-. Consecuentemente, en Japón se lleva a cabo la fiesta de Hou-nen el dia quince de marzo, y entre sus cultos nos llama sobremanera la atención a los occidentales aquellos que los templos realizan con rituales de adoración al pene. No son todos los lugares del Sinto los que celebran el año nuevo primaveral, con fiestas fálicas para obtener buenas cosechas. Aunque sí hay muchos que de este modo tan "expresivo y simpático" (ceremoniando la virilidad), piden fertilidad a los campos. Aunque la gran mayoría se limita a otros festivales más "serios" (pero no menos alegres), relacionados sobre todo con ritos del arroz y el sake.


El origen de aquellos cultos faléricos -tal como venimos estudiando-, se pierde en lo más remoto de los tiempos y el de Nippón es igualmente ancestral. No sabemos ni podemos afirmar su ascendencia, ni procedencia; pero es obligado pensar que si el calendario zodiacal coincide en Japón y en el Mediterraneo (tanto como en Oriente Medio Antiguo), siendo de doce meses y finalizando en Piscis, para iniciarse con Aries. Es de absoluta lógica deducir que estas fiestas de adoración a la fertilidad puedan tener un igual origen, puesto que son casi idénticas a las que en la Antigüedad se realizaban por todo el Mediterraneo -o Asia Menor: Desde Egipto a Anatolia y de Grecia y Roma, a Iberia-. No vamos a entrar a discutir, ni a testimoniar si parte de la civilización del Sol Naciente puede tener o no influencias mediterraneas, egipcias (o de Oriente Medio) -algo que por otro lado, es evidente-. Puesto que ahora no es el momento -ni este el lugar-; ya en otros estudios intentaremos buscar esos paralelismos entre oriente y occidente, que son innumerables. Pero lo que sí deseamos es testimoniar que los cultos y significados que hoy presentaremos son idénticos, e igual de antiguos en ambos lugares del Planeta. Fechándose esta veneración del falo, entre los primeros que hubo en civilizaciones tales como Egipto o Japón; donde sus orígenes seguramente fueron coetaneos y paralelos al de la adoración a la columna (y al obelisco). Datándose entre los nippones las faleriadas y el culto a la columna, al menos en la etapa de fines del Yomo -Jomo Jidai- (antes de la llegada del metal).


Unos rituales de probable origen neolítico, que consideramos se desarrollaron en la Edad de los metales, con el comienzo de las herramientas de labor, hechas en bronce (y luego en hierro). Aperos que -como expondremos- se simbolizaban en el miembro viril "trabajador de la tierra y fecundador" de la cosecha. Rituales y significados que se han mantenido vivos hasta nuestros dias en Japón, gracias a la capacidad que goza ese maravilloso país para adaptarse. Alternando y compatibilizando las costumbres y rasgos más ancestrales, junto al progreso más avanzado. Hecho este sobre el que aprovechamos para añadir que deberíamos aprender una gran lección en Occidente, donde comunmente se opina que para la introducción y difusión del progreso y la modernidad, es preciso acabar con "mucho de lo antiguo": Bien sean ritos, culturas, religiones, o maneras y formas de vida (consideradas como "arcaicas", pero que son testimonio de lo que fuimos y deberían respetarse). Aunque por motivos y razones "de avance", tristemente, en nuestra civilización occidental, hasta las más preciadas obras de arte (de arquitectura -medieval y popular-, de artesanía o de musica) a veces "caen como las moscas", frente a lo que llaman progreso. Pues parece ser que el establecimiento de costumbres "actuales" es más importante que conservar cualquier rasgo antiguo. Algo que no es verdad, ya que en Japón se muestra y se demuestra cómo lo ancestral puede sobrevivir y vivir junto al más avanzado progreso. Solo haciendo falta para conseguir esta combinación, una educación plena de cultura y de respeto hacia el pasado y el conocimiento profundo de nuestros orígenes. Pero... centrémonos en lo que nos interesa, que en este caso es la permanencia del culto al falo en Japón, que ha pervivido hasta nuestros dias:


Como decíamos, se celebra el quince de marzo la fiesta de Hou-nen (próspero año); festivales en los que ciertos templos rinden aún veneración al miembro viril. Destaca entre todas ellas, las llamadas de Kanamara, que se han trasladado al primer domingo de abril, seguramente con motivo de lograr la asistencia mayor de visitantes (al celebrarlas un festivo, debido a que el 15 de marzo no lo es ya en Japón). Siendo Kanamara muy llamativa, se lleva a cabo en el templo de Kane-Yama, situado en Kawasaki-daisi, muy cercano a Tokio (y también próximo a Yokohama). Lugar donde se conseva el mito que narra como aquel festival del primer domingo de abril, se sucede en memoria de una princesa y un herrero. Hija esta de un importantísimo noble que deseaba tener descendencia, no lo conseguía porque aquella tenía en la vagina dientes. Por lo que cada vez que la princesa se desposaba, aquella dentadura cortaba el pene del infeliz marido, quien no solo era incapaz para darle hijos, sinó que además acababa "tristemente" mutilado. En ese estado y situación, se llegó hasta el lugar un herrero que afirmó al padre que podía curar la terrible "enfermedad" de la infeliz y darle nietos; pero solo si le dejaba tras ello casarse con esta. Dicho y hecho, aquel ingenioso hombre forjó un pene de hierro, que introdujo en la vagina dentada de la mujer, destrozando "el diablillo" que allí se le escondía y que comía los falos, que quedó desdentado al contacto con ese metal. Tras aquello y al haberse "curado" el sexo de la esposa, pudo poseerla dándole hijos y gran prole de descendencia al príncipe.


Este curioso hecho, se celebra cada primer domingo de abril en Kawasaki, (en Kane-Yama). Aunque como dijimos, probablemente se trasladó la fecha del "evento" seguramente desde el 15 de marzo (Hou-nen) a este festivo, para que a ella asistieran el máximo de visitantes posibles. Año nuevo agrario nippon, donde se celebran ritos muy parecidos al de Kanamara y de fertilidad (por todas las islas), donde en muchos lugares se venera al falo como dador de felicidad y de prosperidad. El carácter de estas fiestas es igual a la de Kawasaki, aunque la peculiaridad de la última es la historia recogida, que narra como la princesa japonesa fue desposeida de su mal en la vagina gracias al pene de hierro forjado por su marido (un herrero). -De todo ello hablaremos tras exhibir una imágenes de estos templos y festivales. Las fotos que exponemos a continuación son de los templos Tagata Jinja, de los que recomendamos ver sus páginas oficiales a quienes lo desean en los siguientes portales-:
http://ja.wikipedia.org/wiki/%E7%94%B0%E7%B8%A3%E7%A5%9E%E7%A4%BE i・ス・ェ・ス・カ・・・カ・・・j; Tagata Jinja (templo sintoista) http://www.tagatajinja.com/ http://photoguide.jp/pix/thumbnails.php?album=524
O bien de Kaneyama, en KAWASAKI:

http://ja.wikipedia.org/wiki/%E9%87%91%E5%B1%B1%E7%A5%9E%E7%A4%BE_(%E5%B7%9D%E5%B4%8E%E5%B8%82)


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado,celebración de Kanamara en Kawasaki. El falo sagrado se lleva en procesión el primer domingo de abril. Obsérvese el "gran pene" símbolo de la abundancia y la fertilidad, que se exhibe en un "precioso tono rosa".
ABAJO: Foto de un altar dedicado a los penes  (Gokoku-Jinja),



JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, sacerdotes sintoistas del templo de Tagata, preparan el falo sagrado para sacarlo en procesión el día de Hou-nen. Obsérvese a la izquierda de la imagen el "gran pene" símbolo de la abundancia y la fertilidad, que se transporta en las parihuelas, subido sobre una "silla de mano" procesional, llamada en japonés (o-mikoshi)
ABAJO: Foto del precioso templo en la prefectura de Yamagata (Gokoku-Jinja), donde se rinde igualmente culto al falo de la fertilidad, celebrándose con esculturas del miembro viril, el ritual del "año nuevo agrario". Otros lugares muy comunes donde existe la festividad de Hou-nen (año próspero) como evento importante, es la ciudad de Nagoya.




Pues bien, aquella historia del herrero y la mujer "dentada en su interior", que nos pudiera parecer un mito (tan extraño y ancestral), tiene mucho más de religión agraria y de realidad social común a todo el Mundo, de lo que pensamos. De tal manera y en nuestro modo de interpretar la narración de la princesa de Kawasaki y de su "feliz esposo", consideramos que el mito nos habla del momento en que comienzan a hacerse forjados (con metales), los arados y las herramientas para labranza. Ello sucedió en Japón con la entrada del bronce, o bien al comienzo de la Edad del Hierro; que son ciertamente tardías y curiosamente paralelas (estimando los arqueólogos que ambos metales llegan a la vez al archipiélago, en el siglo II a.C.; finalizando con ello el Periodo Yomo -Jomo- y dando comienzo el Yayoi).


De tal modo y como exponemos, en nuestra opinión la simbología del hecho que analizamos, es la sublimación precisamente ese cambio de periodos, tras el que comienzan a fabricarse arados de hierro y de bronce entre los nippones (que no serían destrozados por la tierra, al labrarla). Puesto que hasta la aparición de los metales, los campesinos hubieron de trabajar con instrumentos de piedra y madera (o cuerno) que rápidamente eran "comidos" por el "útero" terreno, al hacerle los surcos (o agujeros) para semillarla. Siendo aquel feliz suceso, el que de seguro nos narra el curioso mito de la princesa, cuyo sexo dentado cortaba los penes de quienes la penetraban. Hablando de los años en los que aún laboraban el campo en Japón sin metal, perdiéndose las herramientas al poco tiempo de uso. Llegando por fin el herrero (los metales), que crearían el arado de reja y la azada, consiguiendo que los campesinos pudieran trabajar sin que sus aperos se destrozaran de continuo. De tal manera se comprende perfectamente el relato, en el que la unión entre la madre (mujer y tierra) con el terreno de labor; se completa y complementa con la figura del padre (agricultor) que semilla y fecunda con herramientas metálicas.


En referencia a simbologías semejantes en otras religiones, recordemos que dijimos en la entrada anterior como de manera muy similar, el dios egipcio itifálico Min, se relacionaba con las crecidas del Nilo. Recordemos que se representaba con un gran pene erecto y de tez oscura. Ello no solo por la fuerza y carácter dominante de la raza negra (geneticamente hablando); sinó igualmente porque su color de piel, podía significar el limo (o fango) tan benéfico, que cada mes de julio abonaba y regaba los campos adyacentes al rio sagrado. Del mismo modo, hablábamos anteriormente del pene erécto de esta deidad fertilizadora de los faraones -Min, Minu o Menu-, que simbolizaba el arado y las herramientas de labor (con las que "se fecundaban" las huertas egipcias). Siendo así entendido el miembro viril, como algo similar o semejante a "un plantador" , objeto que -como vimos- tanto puede parecerse al Ank (cruz ansada, símbolo de vida). Mientras, repetidamente tambien fuimos estudiando en anteriores entradas, como en todas las civilizaciones ancestrales agrarias, el útero materno se concebía como el de una madre (tierra-mujer fértil; que habría de trabajarse para hacerla fecunda y semillarse).


Consecuentemente a lo expuesto, la reencarnación y el mito antiguo de Osiris (el dios benéfico de la luz, del agua y de las cosechas) se relacionaba fundamentalmente con estos misterios agrarios. Entre los que siempre destacó la labranza, la siembra y la recolección, vista como una copulación, una la vida que "mana", y una muerte del "semillado", quien luego resucita. Incluyendo siempre esos "misterios" el cuidado de la cosecha y sus posteriores trabajos , relacionados con el sexo, el parto, la existencia y "el fallecimiento" del vegetal (siega). Tanto como la final separación de la espiga (trilla y etc de donde se obtiene el grano), con preparativos en los que habrían de realizar "actos similares" a la momificación -trabajo consistente en guardar el cereal en silos, conservándolo allí (para su cosumo) o para custodiar la simiente, que se plantará y volverá a nacer-. Sea como fuere, recordemos igualmente que el dios Osiris, tras ser asesinado y al amortajarse como momia, siempre se representa itifálico, simbolizando ello la resurección (reencarnación que le proporciona su viuda -Isis- o su hijo -Horus- al tocarle con el Ank o con el Ojo divino). Rituales que están muy relacionados con cultos ancestrales que han permanecido entre las costumbres mediterraneas (u occidentales), e incluso con las que aún se practican en el extremo Oriente.


EN LAS IMÁGENES: Al lado, fuente de la fecundidad en Tágata Jinja (templo sintoista). Observemos como la identificación entre el pozo y el útero materno se hace por medio de un lugar que nos recuerda al "umbral femenino", donde la vida nace, regalando el agua, la luz y la vegetación. La unión simbólica entre pozo-fuente y nacimiento parece obvia, tanto más cuando alrededor de ese lugar fotografiado del que mana el agua, se han situado pequeñas piedras en forma de seta (o falos). Haciéndonos ver quizás que la roca sobre el pozo, que se sostiene como en el aire, es el vástago que nace o emerge -hijo quizás de este brocal que en su centro tiene una hendidura y de las "setas", que le rodean-.

Al margen de lo que analizamos, añadiremos algo que nos viene a la memoria al observar esta imagen. Ello se refiere a un hecho sucedido hace ya unos cuarenta años: Tiempo en que hablando un día con una persona que afirmaba conocer bien las tierras próximas al yacimiento de Collado de los Jardines (cercano a Bailén -Jaén-); nos narró que a mediados del siglo XX, en una de las cuevas situadas junto a Santa Elena, pudieron hallar unos cazadores (propietarios de una finca), gran cantidad de exvotos ibéricos. Según afirmaba el sobrino de quien -al parecer- los encontró, estos exvotos se situaban dentro de un cueva, donde manaba un ríachuelo y que escondía una pequeña cascada. Tras aquel salto de agua, en el interior de la caverna, afirmaba que se situaban enterrados los "muñecos" (como les llamaban). Contando que mientras los recogieron, les pareció ver hasta pinturas que aludían a la fertilidad -en lo que debió ser un santuario ibérico-. Tristemente, nunca pudimos certificar la autenticidad de lo que nos contaron, máxime cuando desde aquel hallazgo habrá pasado más de sesenta años; pero aquí recogemos los datos que nos transmitieron -por si fueran de utilidad-. Pues al ver esta fuente y su pozo de la fertilidad en Tagata, nos ha venido a la memoria la historia que de niño oimos. Ya que, sin duda (y de ser cierta), ello testimoniaría que los exvotos ibéricos pudieran tener un sentido o un carácter relacionado con la fecundidad (lo que bien pudiera ser verdad, puesto que muchos contienen "vaciadas" figuritas en bronce de mujeres en estado de esperanza).


ABAJO: En la foto, gran falo del Tagata Jinja. Realizado en una enorme viga de madera. Frente a este se encuentran las ofrendas comunes al sintoismo (frutas y verduras), por medio de las que podemos proporcionar y entender el tamaño de la escultura fálica; lo que nos lleva a pensar que puede tratarse de una típica columna -de templo o casa japonesa-. Ello, unido al hecho de que Japón se asienta sobre el "cinturón de fuego" de El Pacífico, nos hace comprender que el simbolismo de aquella "reliquia en forma de falo" es muy complejo. Debido a que si la columna, o el sustento del hogar (la figura paterna) se identifica con el pene y a su vez este se une en su significado a las vigas (sobre las que se apoya la casa -el edificio que habitamos-). Comprenderemos por qué en una civilización donde los terremotos son continuos, puede entenderse que al debilitarse estas columnas de la tierra, el el hogar peligra. De tal manera: Fertilidad, fuerza masclina, hogar y estabilidad del terreno (de la Tierra) se entieneden protegidas por aquella enorme viga que soporta el peso de "la casa"; simbolizada en un miembro viril.



El ciclo de "reencarnación de la semilla" de Osiris, al que hemos aludido brevemente, se explica en todas las religiones agrarias, de maneras muy similares. Diciéndonos los sacerdotes faraónicos, que fué el dios muerto y troceado en catorce partes; esparciedo sus asesinos los restos por todo Egipto. Trozos que simbolizarían las semillas de la espiga; ya que recordemos como el mito narra, que logró su viuda recomponer enteramente el cuerpo (a excepción del pene), para darle de nuevo vida. Pareciéndonos bastante lógico considerar que estos catorce trozos en los que fué hecho pedazos el cuerpo del dios; no solo simbolicen las diferentes provincias de Egipto (tal como mantienen los egiptólogos). Sinó que a su vez nos habla de las articulaciones y partes "divisibles" del cuerpo humano, con las que trabajaban los momificadores (que son: 2 pies, 2 piernas, 2 muslos, 2 manos, 2 antebrazos, 2 brazos, 1 tronco y 1 cabeza = 14).


Pero además, aquellas catorce fracciones, de las cuales Isis solo halló 13 puesto que el pene de Osiris fue arrojado al Nilo y comido por los peces; pudieran simbolizar los calendarios agrarios más primitivos y útiles en el Delta del Imperio. Medida del año regulada en base a las fases de la Luna, tanto como por la sucesión de mareas, tomadas desde el año solar. Ello debido a que -como veremos- la base 13 iguala la duración del año trópico con los "meses de ciclos", en las subidas de pleamar. De tal manera y como hemos de identificar el mito de la muerte y resureción de Osiris, con los hechos más beneficiosos para la agricultura egipcia, creemos que sus trece divisiones esconden (de algún modo) los misterios de las inundaciones del Nilo, en sus crecidas también debidas al empuje del mar -desde la desembocadura del delta-.


Así es nuestra teoría que todo ello tiene una relación plena con el ciclo de subida y bajada de las aguas del rio sagrado ( por efecto de la pleamar y bajamar), ya que 13 meses de mareas son: 1 año del Sol y 1 día (casi exacto). Ello porque el océano emerge a la misma hora cada 28 días y 4 horas (es decir 28,166... dias); de lo que: 13 x 28,166.. = 366,166. Entendiendo además que este ciclo de pleamar, se desajusta en 1 día y 4 horas, sobre el calendario egipcio (que era de 365 jornadas) y tan solo en ventidós horas, sobre el año natural. Todo esto indica y concluye, que cada 365 años trópicos, las mareas y el Sol pueden exactamente medirse (en día y hora casi sin variación, en base a 1 dia cada 12 años de exceso con el Sol) (1) . Si a esos hechos le sumamos la "casualidad" de que el ciclo femenino es igualmente de unos 28 o 29 días y siempre se ha considerado que estaba "dominado" o "unido" a las fases lunares y mareas. Comprenderemos pronto la correspondencia entre fecundidad y periodos de 28 días. Principios que seguramente conformaron la semana mesopotámica, que luego tomaron los judíos en Babilonia y que tras ellos copiaría Roma en Nicea (de siete dias, que en cuatro semanas, mide "un ciclo" completo).


Lo antes expuesto, nos llevaría a relacionar el calendario civil egipcio, que sabemos se regulaba por medio del planeta Sirio -de una duración exacta ya mencionada, de 365 días-; con estos otros "ciclos" que proponemos: En base a las mareas (importantísimas en el Delta del Nilo) y a los periodos de fertilidad. Sobrando evidentemente en cada año de Sirio, 1 dia y 4 horas de pleamares (recordemos que completan una anualidad de 366,1666... días los meses "de mar"). Del mismo modo, sabiendo que el periodo de mareas, tiene 22 horas más que el año natural solar (de 365,2422 dias). Entendemos como puede haberse comprendido la alternancia y duración de los diferentes ciclos, perfectamente gracias a la simple observación de las subidas y bajadas de aguas en el delta (midiendo la duración del año Solar, junto a la aparición de Sirio y las lunaciones) -utilizado un procedimiento tan sencillo como el de leer las sombras, conjuntamente con las mareas-.


Con lo que de modo simple y en unos decenios, se pudo generar el conocimiento tan perfecto y profundo que los egipcios tenían sobre los periodos de revolución sideral (en los planetas y en el Cosmos). Bastando para ello observar la luz del astro rey a través de un gnomon; además de anotar las pleamares y los periodos lunisolares, tanto como el día en que nace Sirio (hacia el 22 de julio, hace unos cinco mil años). Entendiéndose así por qué la columna se asocia tanto al culto fálico, ya que a través de un menhir o de un obelisco, podía leerse la luz solar y conocer la duración del año natural. Lo que "avisaría" de la época de siembras, de llegada de las lluvias, o de los calores y el frio; hechos estos fundamentales para los agricultores. Quienes, sin duda necesitan conocer el calendario, tanto como en su interior identificarían el agua con la madre y la Luna; a la vez que la luz, se uniría al concepto el padre y al Sol. Un progenitor solar, cuyos ciclos leyeron en esos obeliscos sagrados, que claramente simbolizaban el pene que marcaba las fechas y por lo tanto ayudaba a fecundar los campos ("informando" de los ciclos de lluvias, frios y sequia).

De lo que es fácil comprender por qué el dios Osiris resucitando, tenga imagen itifálica (la del obelisco); al igual que Min, deidad tambien fertilizadora de las cosechas gozara de un gran pene. Representando en ello no solo los aperos de labranza, sino también el conocimiento y la medida del año natural, tanto como el de las crecidas del Nilo. Periodos que como decimos, se estudiaron en un principio leyendo la sombra de un gnomon (o columna), donde hubieron de observar muy pronto que cada 24 de Junio (y de Diciembre) la mensualidad de mareas, se retrasaba en 22 horas exactas. Tanto como la estrella Sirio hacía su aparición seis horas antes en cada anualidad solar. Por lo que, cada cuatro años se retrasaba un día el orto de Sirio. Coincidiendo todos lo planetas y las pleamares, en un ciclo conocido entre los mesopotámicos desde el IV milenio a.C. con el nombre de Saros; de 19 años naturales de duración (2).

SOBRE ESTAS LINEAS:  ANK, cruz ansada  sujetada en la mano de Isis, foto tomada de una pintura de la Tumba de Horemheb (dinastía XVIII). La cruz ansada era símbolo de Isis Madre, que como ideograma o jeróglifico, significa: "VIDA" -por cierto: Aprovechamos para contestar alguna pregunta recibida por lectores, añadiendo que esta cruz egipcia nada tiene que ver con la Cruz cristiana, ya que el ANK es de más de cinco mil años de antigüedad y atributo de una diosa (agraria)-. Como expusimos en la entrada anterior, es considerado el ANK por la mayoría de los egiptólogos como símbolo del "pene engendrador" (fundamentalmente del se perdió al asesinar y trocear al dios Osiris). Pero asimismo, se identifica por muchos como un "plantador" de semillas o herramienta de trabajo; creyendo nosotros que realmente unifica estos dos conceptos de los que hablamos: Falo sagrado que representa el arado (o la azada), que sirve para laborar y fecundar la "madre" tierra (dar "vida", su significado en jeroglífico).



ARRIBA, podemos ver el jeroglífico de "PER" = "grano, semilla" (pintado por nuestra mano); que es un pene que nos parece tiene una artesa de medir cereal encima (o bien porta arriba el falo, un arado). Abajo, el ideograma egipcio de "esposo" = "MET"; del que nada hay que añadir, pues es más que claro en su "ideograma". Ambos símbolos, consideramos que son de las pocas representaciones obscenas existentes es Egipto, cultura que solía esquematizar las partes "poco estéticas" del cuerpo humano, aunque carecían de pudor para mostrar las bellas. Pero en ellos vemos que el pene es no solo jeroglífico del marido, sino igualmente del agricultor (del grano). Tanto como ambos son muy similares a un ANK, aunque este último atributo de Isis, sabemos que se trata de la esquematización del sexo (másculino¿O quizás tambien femenil?) (3).




EN LA FOTO BAJO estas lineas: Estela cimbrada de Ramosis, Siglo XIII a. C. ( procede de Deir el Medina y es propiedad del Museo del Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Representa a la diosa Qadesh sobre un león entre las deidades Min y Reshep. Observemos a nuestra izquierda el dios de la fertilidad (Min o Minu) coronado como faraón y portando el flagelo; atizador o látigo, que dijimos se identificaba con el arado. En estado itifálico, es ofrendado por Qadesh, que subida al león y desnuda, le entrega unos lotos (nenúfares), que significan la fecundidad, por ser hojas que nacen en el fango y en zonas poco profundas (ricas en lodo).



Y por cuanto hemos ido contando y exponiendo, nos será ya fácil entender por qué el año comenzaba en otros lugares de la Antigüedad, hacia el 15 de marzo (4). Debido a que en las zonas cercanas en latitud al Mediterraneo (entre el paralelo 30 y el 45) es esta la época en la que de nuevo han de comenzarse a realizar las labores agrícolas. Siendo las últimas fiestas que solían celebrarse, aquellas que señalaban el final del frio y el principio de las lluvias; que hace su aparición en estas tierras de latitud mediterranea tras nuestro segundo mes. De tal manera, el ciclo de Piscis (del 22 de febrero al 21 de marzo) concluía el año, que se iniciaba con el nacimiento del Aries; dias en los que se celebraban las más antiguas festividades dedicadas a los dioses de la labranza, para solicitarles lluvias, properidad y fuerzas para trabajar los campos.


A estos festivales de final de año agrícola, también se trasladaron en época romana tardía, Las Saturnales. Que antes de la profusión del Mitraismo se habían celebrado al final del año solar (entre el 15 y el 24 de diciembre, dia en que "muere" el Sol). Saturnales, que como su nombre nos indica, eran loas fiestas de la orgía y el desenfreno, pero que en un comienzo no se relacionaban con las ceremonias ni misterios agrícolas de los que hablamos. Correspondiendo esas de Satuno más bien a un tributo u homenaje que se rendía al dios de los infiernos, permitiendo a los ciudadanos durante esos días del 15 al 24 de diciembre, cometer todo tipo de excesos -y hasta atrocidades-. De la modificación calendárica, llevando Las Saturnales a los Idus de Marzo (comienzo del año agrícola), quizás derivaron aquellas celebraciones relacionadas con los misterios paganos (del campo) hacia cultos más aberrantes. Puesto que en un principio, sus rituales debieron ser simplemente de adoración a la fertilidad y al sexo, en forma semejante a como los egipcios realizaban sus Faleriadas (festival del Falo de Osiris, que apenas tenía ritos aberrantes).


De estas Saturnales trasladadas al fin de año agrícola, unidas a ciertas fiestas del comienzo de la cosecha (de tipo orgíastico), también sin duda alguna, nacerían y permanecerían los Carnavales de Occidente. Con un carácter muy distinto, pero un sentido parecido, en Japón dijimos que se celebra en algunos puntos el Hou-Nen (del año próspero); rindiendo culto a falos de enormes dimensiones que divertidamente se procesionan. Su carácter es plenamente agrario y nada de obsceno habríamos de observar en sus ceremonias (a menos que deseémos "ver o buscar" lo que no existe). Ya que esta veneración fundamentalmente tiene un significado benéfico y fundamentalmente se realiza para divertirse y desar el bien a todos, en una simpática fiesta. Por lo demás, lo que se recauda en estos festivales, se suele destinar a la ayuda e investigación sobre enfermedades venereas; habiendo aportado estos templos, grandes cantidades para el estudio y curación de pandemias tan importantes como el sida.


De lo que estas fotos e imágenes, que a los occidentales resultan tan obscenas y extrañas, solo esconden buenas intenciones y deseos de un año próspero (tanto como consiguen curar y ayudar a personas, a veces muy necesitadas). Por último añadiremos que hemos de suponer cómo quizás en sus comienzos y en el Mediterraneo Antiguo (o Egipto), tuvieron un similar sentido -o siginificado- las mútiples celebraciones de misterios agrarios y cultos al falo. Ritos, que con profusión y enorme cantidad de seguidores, se llevaban a cabo anulamente -deseando destacar para dar fin a este artículo, que no hay por qué ver mal alguno en lo que a todos nos divierte y nos hace reir; siempre que no ofenda, ni hiera a alguien-.


BAJO ESTAS LINEAS: Un sugerente "souvenir", de los muchos que pueden adquirirse en el dia de Hou-Nen en Tagata Jinja (se trata de un falo y un "ojo" en metal semiprecioso). Allí se venden dulces en formas "eróticas", esculturitas que asimilan sexos, o frutas semejantes a las partes íntimas (junto a multitud de dijes con imágenes parecidas) -mientras se exhiben, entre juergas y buenos deseos, en esos divertidos festivales-. Aunque nos parezca increible, los objetos en venta y veneración son exactamente iguales a los que decriben los historiadores, de hace más de dos mil quinientos años, cuando narran las faleriadas (o los festivales agrarios). Observemos en el amuleto-colgante de la foto que es casi igual a los falos grecorromanos que se hallan en los yacimientos, de hace más veinte siglos. Aunque actualmente, los fondos que los templos japoneses obtienen de estas celebraciones, se destinan a la ayuda de personas afectadas con enfermedades venéreas y para investigaciones sobre el sida (u otras infecciones de transmisión sexual).




(1) Para resumir cuanto explicamos, diremos que todo lo antes expuesto (quizás de forma un tanto farragosa), crea una composición de regulaciones temporales en base al número 365 pero asimismo las dominantes en los periodos, son 13 y 12 (para los meses), tanto como el ciclo total es de 19 y 20 años. Debido a que como se ha dicho, cada 365 días nace Sirio, en los mismo días que subían las aguas del Nilo, produciendo la inundación (hacia el 22 de Julio actual). A la vez que cada 12 años, las mareas tienen un desajute exacto de un día con respecto a Sirio y al Sol ( plemaresque igualmente ayudaban a regar las tierras circundantes al rio). Coincidirían así en un ciclo de 366 días y 4 horas las pleamares; algo que pudo medirse exactamente en meses y horas con el ciclo solar y siriaco -que tienen 1 día y 2 horas (o un dia y 6 horas -respectivamente Sol y Sirio- de diferencia o "exceso" con las pleamares-.

Consecuentemente a Sirio, que podía regular las crecidas anuales, los egipcios compusieron su año civil (oficial) en 12 meses de 30 días, a los que sumaban 5 más (festivos o epagómenos, de fin de año). Teniendo esta anualidad siriaca llamada de Sothis (nombre de esta estrella en idioma egipcio) 360+5 dias; que como siempre repetimos, significaba no solo el sínodo de esa estrella (la más luminosa del firmamento), sinó que además simbolizaba los 360 grados de la circunferencia (partida en 12 meses). División matemática del círculo, cuya lógica y utilidad es tal, que aún se sigue en uso; puesto que no se ha superado, ni sustituido por otro sistema de grados, al ser el más "perfecto" (sucediendo igualmente con la base decimal, creada en Egipto, hace al menos cinco milenios).

(2) Debido a que 19 x 365,2422 (año solar) es 6939,6 días. Tanto como 6939,6 dias, divididos por 29,53 (mes lunisolar), dan prácticamente 235 lunaciones (235 x 29,53 = 6939,55). A la vez que 19 años lunares (12 x 29,53) equivalen a 239 mareas, y un dia, exactamente (puesto que 239 x 28,166... = 6731,833...; mientras que 19 años lunares son 6732,84). Por su parte, como dijimos al principio, cada cuatro años naturales del Sol, la estrella Sirio sale un día más tarde, debido a que su ciclo (que regulaba el calendario civil de Egipto) es de 365 días exactos. Por lo que cada 19 anualidades del Sol, Sirio aparecería cinco días después. Cerrandose cada dos décadas, todo ese ciclo que hemos explicado de mareas, meses de Luna y años de Sol, acotadas con el sistema de medición por el orto de Sirio (el año civil egipcio).
Destacaremos finalmente que la imposición de las 24 horas (doce en la noche y doce en el día) es egipcia y una de las labores principales de los sacerdotes de los faraones, era la del cálculo exacto de la hora y día en diferentes longitudes y latitudes (tanto como la comprensión plena de los ciclos siderales). Atendiendo a ello, consideramos se realizaron una gran parte de las construcciones colosales, con las que a través de mediciones, miras abiertas en sus paredes y observatorios creados en los edificios, podian estudiarse perfectamente los astros, las horas y las posiciones (incluso la evolución de la Bóveda Celeste, que durante milenios va cambiando (fundamentalmente por motivo de "cabeceos" de nuestro planeta, que varían el Eje Terráqueo).

(3). Dibujos que pertenecen a la página 60 del libro "El cuerpo en la Tradición", publicado por la FUNDACIÓN JOAQUÍN DIAZ. VALLADOLID 2005. Del estudio sobre el Mal de Ojo: "Higa, higo, hígado y aojo. Magia religión y medicina".

(4) En lo que se refiere al comienzo de año en Egipto, el hecho es que variaba de fecha, al ir girando el calendario civil sobre el ciclo natural del Sol (pues perdía un día cada cuatro años, por tener solo 365). Su periodo llamado Sothiaco (de Sirio) se completaba al cumplirse 1460 anualidades (365 x 4), momento en que empezaba el calendario en un mismo día que 1461 años antes. Por ello, sus fiestas se regulaban principalmente conforme a la crecidas del Nilo, que se producían al salir la estrella Sothis (Sirio) por el firmamento (hacia el 22 de Julio entonces).

Anteriormente hemos encontrado una relación plena entre los ciclos agrarios, las crecidas del Nilo y el número 13; que recordemos eran las partes en que fue recompuesto el dios Osiris. Habida cuenta de que hemos podido deducir que "trece" son los periodos de pleamar, que comprenden una anualidad (13 x 28,1666... = 366 dias y 4 horas = 1 año + 1,1666. dias). Ya que hemos de tener muy en cuenta como la crecida del Nilo al subir las mareas debió ser observada cientos de kilómetros rio adentro, regulándo las horas de trabajo y riegos, conforme el caudal se elevara o descendiera. Así por cuanto decimos, consideramos que la importancia de este número 13 en relación a la fertilidad y la labor de los campos, hubo de ser mucha. De lo que se deduce que el significado del mismo parece plenamente vinculado a las labores del agricultor y a la posible distribución de aguas, en regadíos y sembrados.