ÍNDICE
GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general,
que contiene los más de ciento ochenta artículos que hasta ahora
hemos editado en "Tartessos y lo invisible en el arte".
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capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan
de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido
en rojo y cuya finalidad es razonar ideas).
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JUNTO
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Al
lado,
pequeño
dolmen de Heredad de Candeeira; situado en Redondo (Alentejo
portugués). Fechado entre el IV y el III milenio a.C., es
un ejemplo más de los centenares de megalitos que se extienden
por esta zona de Portugal y de la Extremadura española; donde
podremos hallar infinidad de dólmenes, menhires y hasta cromlechs.
Estructuras pétreas levantadas ya desde el V milenio a.C. en estos
parajes peninsulares; donde probablemente nació el megalitismo,
hacia el 5500 a.C.. Civilización
que se caracterizó por esas construcciones de grandes moles y cuyo
comienzo parece estuvo en el área del Alentejo. Aunque es también
coetánea -igualmente antigua-, la arquitectura dolménica gallega y
las primeras de la Bretaña francesa (incuso la más primitiva de
Irlanda). Todo lo
que habla de una cultura marinera, que se extendió desde el 5500
a.C. por el Atlántico, culminando a comienzos del cuarto milenio
a.C.; momento en el que ya podremos fechar numerosas construcciones
en esta zona del Alentejo, en Galicia y en la Bretaña gala, tanto
como en Irlanda del Sur.
Destacando entre todos ellos el famoso Cromlech de los Almendros;
sito en Évora (Portugal), cuya primera fase se data hacia el 5300
a.C.; considerado uno de los observatorios astronómicos más
antiguos del Mundo.
.
Esta
civilización que desde el 5500 al 1000 a.C. (aprox.), pobló de
monumentos ciclópeos Europa occidental
y central;
ha de considerarse la más importante en nuestro Continente. Pues no
solo fue la primera y la que ha perdurado por más tiempo,
permaneciendo activa durante unos cuatro mil quinientos años. Sino
que asimismo, fue una de las que mayor número construcciones nos ha
legado. Conservándose
aún en pie miles de megalitos, extendidos en un área que comprende
desde el Sur de España hasta Escandinavia (cubriendo toda Europa
Atlántica y llegando hasta la Central -poblando de ellos las Islas
Británicas, el Báltico o el Rin-).
.
Bajo
estas líneas,
podemos ver un mapa
trazado por mí, en el que se contienen las áreas y los momentos de
expansión del megalitismo. Observándose sus comienzos durante el
quinto milenio a.C. y en lugares muy distantes, aunque comunicados
por mar; naciendo a la vez en puntos tales como: Malta, el Alentejo,
desembocadura de El Sado, costas de Galicia, litoral de Bretaña y
sur de Irlanda. Siendo el denominador común de las áreas donde se
inicia ese megalitismo occidental, la abundancia en ellas de
riquísimas minas de oro. Más tarde (durante el cuarto milenio a.C.)
se extenderá por zonas ricas en ámbar, estaño, plata y cobre -o
bien en el camino hacia los yacimientos de esos metales-. Unos hechos
que se comprenden perfectamente conociendo lo que fueron las rutas
del ámbar y el valor del cobre y de estaño desde finales del ese
cuarto milenio. Momento en que da comienzo la Edad del Bronce -en
Oriente Medio y más tarde en Egipto-; precisándose desde el 3000
a.C., de grandes cantidades de mineral cúpreo y de casiterita
(principalmente en Oriente Medio y en Egipto). Es así como
comprendemos el modo en que durante el tercer milenio, se extiende el
megalitismo; avanzando principalmente en lugares de Europa muy
poblados de minas de cobre y estaño. Pese a ello, durante el segundo
milenio esta civilización va paulatinamente degradándose.
Comenzando a desaparecer desde el siglo XIII a.C.; cuando se difunde
el Hierro desde Anatolia y por el Mediterráneo, llegando el nuevo
metal a sustituir al bronce en su uso común, para fabricar armas y
herramientas.
A)
INTRODUCCIÓN:
.
Este
artículo parte desde otro trabajo publicado hace unos meses por mí,
en el blog “ARQUEOLOGÍA,
FLAMENCO Y PREFLAMENCO” -intitulado
“CANAÁN
Y LOS PUEBLOS QUE COLONIZARON IBERIA...”-
.
A los interesados en consultar este artículo inicial, les
recomendamos hacerlo a través del enlace que presentamos en cita (1)
;
donde accederán a varios
capítulos que formaban parte de un gran libro que redacté entre los
años 2008 al 2010. Un estudio muy extenso, dedicado a los orígenes
del folklore del Sur peninsular y que pensaba titular: “Prehistoria
e Historia del Flamenco”.
Finalmente, este proyecto de libro que
ya había acanzado las seiscientas páginas -aunque tan solo llegaba
a la etapa romana-; no
encontró apoyos
académicos (ni empresariales) para
conocer la luz, quedando inédito. Por lo que desde el año 2015
decidí divulgarlo en un blog llamado “ARQUEOLOGÍA,
FLAMENCO Y PREFLAMENCO”
(2)
donde
voy recogiendo los capítulos escritos tiempo atrás.
.
En
su apartado acerca del origen de los pueblos Canaánitas y su
influencia sobre la Península Ibérica, realicé una extensa
introducción exponiendo con detalle la Historia Antigua de esta zona
de Oriente Medio y su relación con Egipto. Todo ello tenía como
misión dar a comprender la
enorme importancia que tuvo Canáan (junto a áreas como el Líbano o
el Delta del Nilo) en la aculturación, precoloniación y
colonización de nuestras tierras. Tanta, que nuestra civilización
hispana contiene unos valores estéticos e intelectuales
profundamente arraigados a los del antes llamado Creciente Fértil
(actual Israel y Palestina, Líbano, Jordania y Siria) .
No solo por efecto de la conquista árabe, que generó el califato
Omeya cordobés -independiente de Damasco-; sino también a
causa de las primeras colonizaciones, realizadas por navegantes
llegados desde Oriente Medio. Gentes venidas durante la Edad del
Bronce y el primer Hierro y procedentes de Canáan, de Biblos o de
Fenicia (principalmente a través Creta o de Chipre). Quienes
alcanzaron nuestro litoral buscando fundamentalmente las riquezas de
Iberia; con el fin de explotar esa tierra lejana situada en el
extremo Occidente del Mediterráneo, cuyo metal y ámbar eran ya
famosas en el Oriente mediterráneo desde la más remota antigüedad.
Siendo así, como los hijos de Canáan actuaron en nuestra Península,
siendo sus principales protocolonizadores, precolonizadores y
colonizadores. Viniendo
en busca de sus minas y yacimientos; realizando una expansión y
colonización muy semejantes a las que España y Portugal llevaron a
cabo desde el siglo XVI en América.
.
En
el capítulo de hoy vamos a estudiar primero la Historia Antigua de
Cannán, con el fin de exponer y comprender los lazos primigenios
entre Oriente Medio y la Península Ibérica
(nacidos ya desde el cuarto milenio a.C.). Posteriormente
y para finalizar el presente artículo, compararemos
las etapas históricas y la cronología de Canaán, junto a las de
nuestras tierras; para entender bien la repercusión y la influencia
que el Oriente del Mediterráneo tuvo sobre estas zonas situadas en
el remoto Occidente.
JUNTO
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Al
lado,
ídolos
en hueso de Valencina de la Concepción (Sevilla), fechados a fines
del tercer milenio a.C.
-tal como los exhibe el Museo Arqueológico de Sevilla, al que
agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. En
el área del Guadiana y del Guadalquivir Sur se han encontrado
numerosas esculturitas de este tipo,
siendo algunas de las más llamativas estas halladas en el famoso
recinto arqueológico de Valencina; uno de los yacimientos
eneolíticos y del Bronce más importantes de Andalucía. También
aparecieron idolillos muy similares en Jaén capital, igualmente
fechados hacia el 3000-2500 a.C. y tallados en hueso o marfil. Para
entender el significado y la importancia de estos hallazgos podemos
consultar el artículo de TERRAE ANTIQVAE que recogemos en cita (3)
; donde Caso de los Cobos explica los pormenores de la excavación y
el sentido que pudieron tener estas pequeñas esculturas. Siendo de
gran interés los comentarios que bajo esta reseña se recogen, donde
veremos como algunos lectores encuentran paralelos entre esos ídolos
calcolíticos y los que se han hallado en el otro lado del
Mediterráneo -más concretamente en Siria-. Al
final de este capítulo nuestro presentaremos una conclusión acerca
del significado y la aparición de estos idolillos, comunes en el
megalitismo de Extremadura y Andalucía, cuyos remotos orígenes
hemos de buscarlos en tierras de Oriente Medio.
.
Es
enorme la importancia de estas figuras con símbolos y deidades,
esculpidas en calcitas o huesos (alabastros,
marfiles y en cerámica); ídolos
que se hallan en los yacimientos peninsulares del Sur, calcolíticos
o del Primer Bronce, fechados entre el 3500 y el 2000 a.C.. Su
procedencia -a mi juicio- es plenamente oriental; y pese a su
proliferación en los puntos más relevantes del megalitismo
meridional ibérico; a mi entender son obra del constante flujo y
comunicación por mar entre la Península, Cerdeña, Malta y Oriente
Medio.
El innumerable número de ellos que se han hallado, podemos verlo en
cita
(4) ;
donde recojo diferentes artículos liberados en la red, escritos por
algunos de los principales especialistas en este tema (como son:
Víctor Hurtado o J.J. Enríquez). Quienes han estudiado los ya
mencionados de Valencina de la Concepción y de Jáen capital; junto
a otros muchos encontrados en Extremadura. Donde destaca la
excavación de La Pijota (Badajoz); yacimiento en el que aparecieron
numerosas figuras del calcolítico, de este tipo.
.
Terminaremos
el pie de imágenes añadiendo que al final de este capítulo
volveremos al tema de
estos idolillos peninsulares, de los que me atrevo a afirmar que -a
mi juicio- son de clara influencia oriental (creto-egea y
canaaneo-maltesa). Sugiriéndome paralelos plenos con los del Minóico
Antiguo III (prepalacial) y los del final del Cicládico Medio
(comienzos del Cicládico Final). Pudiendo verse figuras muy
semejantes en la etapa denominada Phylakopi I (Filacopi primera fase)
que comprende entre el 2500 y el 2000 a.C.. Un momento en que las
esculturitas del Egeo se hacían de un modo parecido a las del
calcolítico español. Pero
asimismo, estos idolillos megaliticos ibéricos contienen paralelos
con los de Siria del cuarto y tercer milenio a.C.; siendo igualmente
parecidas a las de Cerdeña de igual época (cultura prenurágica
denominada Oziari). Todo lo que puede explicar por qué gran parte de
las tallas y piezas de marfil halladas en los yacimientos
peninsulares de la época (como Valencina de la Concepción);
contengan hueso de elefantes asiáticos y no de especies
norteafricanas. Bajo
estas lineas,
dos esculturas cicládicas fechadas entre el 2800 y el 2300 a.C. (en
el Ciládico Medio) pertenecientes al Museo Arqueológico de Atenas
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-.
A-1)
LOS POBLADORES DE CANAÁN:
.
Dos
etimologías tiene el apelativo
que toma esa franja de tierra situada desde el actual Libano, hasta
la Península del Sinaí (zonas fronterizas con Anatolia y Egipto).
La
primera y más admitida, nos dice que Canaán significa “país de
la púrpura”,
y que procedería del término acadio “Kinahu”, cuyo sentido en
aquel idioma de Mesopotamia era “rojizo”. Sabemos que este nombre
era ya dado por los egipcios desde el siglo XV a. C. a toda la zona
que nos referimos; denominación que aparece igualmente en tablillas
babilónicas cuneiformes y que pasa con igual sentido a los textos
veterotestamentarios bíblicos. Este
es el origen de la palabra Canaán que admiten la mayoría de
autores, aunque haya otros que la consideran derivada de un término
de raíz propia que significaría “comercio”, o “tierra de
comerciantes”
(5)
.
En cualquier caso y sabiendo que precisamente el producto más
significativo y con el que más comerciaron los caananitas, fueron
las telas tintadas con el murex (púrpuras); ambos términos
pudieran haberse confundido. Tanto que la voz “comercio” pudo ser
análoga a la de “púrpura”, tal como sucedió en otras lenguas,
donde vocablos muy cercanos terminan por ser sinónimos -algo que
podemos ver en el castellano antiguo, donde “plata”, “vellón”
y “dinero”, fueron voces análogas-.
.
Sea
como fuere, “Canaán”
es sin lugar a dudas un sinónimo casi exacto de “Fenicia”;
una segunda denominación que
procede del griego “foinix” (foinix)
y que significaba tanto “rojizo” como fenicio, púnico o
cartaginés. Vocablo
de origen heleno
que originalmente se traducía por “encarnado” y “purpúreo”;
aunque la palabra a su vez proviene de “faino” (faino),
que en griego es: “luz, resplandecer, brillar” y por derivación,
“rojizo o fatuo” (del fuego). De ello, podríamos
concluir que Canaáneos, fenicios y púnicos, son tres denominaciones
que significaría lo mismo: “los rojizos, o purpúreos”.
Aunque esta primera conclusión nos llevará a añadir que -a nuestro
juicio- esa
voz griega “foinixio” pudo a su vez proceder desde vocablos
nilotas. Pues
existe
a otra palabra egipcia muy similar, como es la de “bennu”, cuyo
significado es el de garza real y
que se representaba en Egipto con el jeroglífico de un ave de este
tipo . Zancuda
que se relaciona con el “pájaro de fuego”, la famosa “ave
fenix” de la mitología faraónica; cuyo nido y nacimiento se
asociaba con la luz, las llamas y el origen del Sol.
En nuestro análisis personal, este
ave (garza real, o flamenco rosa) se identificaría entre los
habitantes del Nilo con esos pueblos canaánitas, vestidos de púrpura
y comerciantes; que venían periódicamente al Nilo, procediendo de
zonas lejanas -tal como emigran las zancudas-. Arribando estos
navegantes rojizos de forma similar a las aves; movidos por el viento
y cruzando el mar. Por lo que su personificación mítica asociada al
Bennu, se comprende tanto más cuando recordamos que los fenicios
eran adoradores del fuego, del oro y del Sol (como
padre de ambos elementos). Asimismo, como esta civilización
canaanea y marinera tenía como rasgo común la mezcla de tres razas;
aunando gentes indoeuropeas (que bajaban desde Anatolia y del Norte
de Mesopotamia) con las asiático-babilonias (semitas) y las egipcias
(a las que llamaban camitas). Un
mestizaje que produjo una gran cantidad de pelirrojos; personas con
piel y pelo cobrizo, cuyo bronceado de alta mar unido a sus vestidos
de paños con púrpuras, les haría parecer realmente “hombres
rojos”. Todo lo que sin duda alguna les dio el calificativo de
Canaáneos, Fenicios o Púnicos.
SOBRE
ESTOS PÁRRAFOS:
Vitrina
del Museo Arqueológico de Sevilla
-al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-; en
la que se muestran diversos artículos de comienzos del calcolítico
y del Bronce Alto. En el centro, fragmentos de oro hallados en el
Dolmen de Matarrubilla
(Valencina de la Concepción)
fechado en el Calcoltico (hacia el 3000 a.C.).
Abajo, unas “palmelas” de bronce; puntas de flecha, enlazadas con
una cinta de oro; de deberíamos fechar a mediados de la Edad del
Bronce (hacia el 2000 a.C.). A
la izquierda, diversos objetos de marfil procedentes de la “cueva
artificial de La Molina”, encontrada
en Lora de Estepa (Sevilla). Un enterramiento
fechado a fines del cuarto milenio y comienzos del tercero;
donde los más de diez cuerpos inhumados, fueron introducidos en una
caverna aprovechada para este uso y más tarde sellados con tierra
(cierre ritual, que destruyó parte del cenotafio inicial) (6)
.
.
Sobre
la aparición
de marfiles durante la Edad del Cobre en el Bajo Guadalquivir
decíamos en uno de los artículos anteriores: Es “Un
hecho
que indica claramente la contínua conexión entre Asia y la
Península, al menos desde el 3000 a.C..
Unión que tan solo podría entenderse por vía marítima. Siendo
común la aparición de
marfil perteneciente a elefantes asiáticos en yacimientos cercanos
al mar y desde el calcolítico peninsular.
Tal como manifiestan los hallazgos en Valencina o Los Millares; todo
lo que demuestran las siguientes palabras de Schuhmacher y Arun
Banerjee” en
su estudio sobre los marfiles andaluces de esta época:
“Mediante
los métodos arriba descritos hemos analizado un total de 22 objetos
de marfil pertenecientes al Calcolítico antiguo (primera mitad del
3er milenio AC). En cuatro casos de los cinco objetos procedentes de
la necrópolis de Los Millares (tumbas 5, 7, 12 y 40), se trata de
marfil de Elephas maximus o elefante asiático. Otro objeto de la
tumba 7 de Los Millares consistía en marfil de Elephas
(Palaeoloxodon) antiquus. Otros cinco fragmentos de desecho de
producción del taller del poblado de Valencina de la Concepción
(Sevilla) también dieron marfil asiático (…) Para la segunda
mitad del 3er milenio AC, o época campaniforme, y comienzos del
Bronce Antiguo perteneciente al poblado de Valencina de la
Concepción, la mitad de los analizados -es decir seis-, eran de
marfil asiático
(7)
.
.
.
ABAJO:
Mapa
trazado por mí
(publicado en otros artículos) donde vemos
las rutas del ámbar y de los primeros metales, durante los milenios
quinto y cuarto a.C..
Estos caminos en busca de gemas, joyas y metales preciosos, fueron
abiertos ya en los albores de a Historia. Conociéndose que entre
el 5000 y el 4000 a.C., viajeros del Mediterráneo ya llegaban hasta
el atlántico, alcanzando el Mar Báltico; fundamentalmente con el
fin de importar hasta Oriente Medio oro, plata y ámbar. Pese a ello,
había un tercer metal preciadísimo,
que no se ha tenido apenas en cuenta. Nos referimos al cinabrio,
usado
para embalsamar; ya
que
recubriendo con mercurio los difuntos fue como realizaron las
primeras momificaciones
(al menos en épocas del megalitismo). Habiéndose observado
en algunos enterramientos dolménicos,
que a
falta de cinabrio, untaban a los difuntos con ocre o con una “pasta”
fabricada con grasa y arcillas rojas. Todo ello
-a mi juicio- nos explicaría
el uso de los dólmenes y tumbas de corredor, como cuevas
artificiales para momificar;
pues tras haber cubierto a los muertos con grasas y cinabrio (o con
ocre), podían
ahumar los cadáveres allí expuestos, manteniendo un simple fuego a
la entrada. Además, la utilización del mercurio para embalsamar los
difuntos explicaría asimismo la importancia megalítica de lugares
cercanos a sus minas.
Tal como sucede en las inmediaciones de Almadén, poblada de
megalitos y de enterramientos cacolíticos.
A-2)
HEBREOS Ó CANAÁNEOS:
.
Los
hebreos -también habitantes del Creciente Fértil- no se
consideraban del todo pertenecientes a esta “estirpe roja”
llamada canaánea.
Lo que corroboraría la teoría de que fenicio y canaáneo eran voces
sinónimas ya desde mediados del II milenio a.C.; debido a lo que
otros pueblos ajenos a Fenicia no aceptaban realmente ese apelativo
de “hijos de Canaán”. Un
hecho que se muestra en
el Génesis
(10, 6), donde
escribe que tales canaánitas son anteriores a la emigración de
Israel y los categoriza como “hijos” de Cam: Camitas,
tal como lo eran Kush (Etiopía), Mishayim (Egipto, Alto y Bajo) y
Punt (o Put, en el sur del Nilo). Considerando
pues, que Canaán nace de la influencia de Egipto en la zona de
Oriente Medio y en tiempos premosáicos;
definiendo así a los canaánitas anteriores a Israel, como pueblos
originados de migraciónes procedentes del sur (camitas o hijos de
Cam, de raigambre africana). Por cuanto
La Biblia menciona poco después (Gen.10,
15 ss) entre
los otros hijos de Canaán, a Sidón (Fenicia) y a Jet (los
hittitas); lo cual demuestra que el concepto de canaánita para los
israelitas se identificaba totalmente con el de egipcio emigrado a
las costas de Asia Menor o con el de las culturas nacidas en Oriente
Medio, por influencia del Nilo. Gentes
unidas a su vez con los indoeuropeos invasores, procedentes de
Anatolia y llegados hasta Fenicia con la expansión del Hierro (desde
el siglo XIV a.C.).
.
De
esta genealogía bíblica, sucederá que la estirpe judía nazca solo
de Sem; a quien se deben todos los hijos de Heber -hebreos-.
Pero además
se observará que entre los hijos de Canaán está Amorreo, quien es
sin duda el tronco de los Amorritas o de las tribus que vinieron
desde la Península Arábiga hacia el 2200 a.C.;
llegando al Sinaí para invadir posteriormente esa zona de Oriente
Medio y Mesopotamia. Quienes son indiscutiblemente el origen
histórico de los pueblos beduinos, que
crearon varias de las tribus Sináicas; como fueron los israelitas
(de
quienes hablaremos más tarde).
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS:
“El
Mundo del Génesis” tal como lo identifican Robert Graves y Rafael
Patai
en su libro "Los Mitos Hebreos" (agradecemos
a los herederos de Graves-Patai nos permitan divulgar este mapa). En
este observamos las culturas que poblaban por entonces el Mundo
Antiguo, que se consideraban todas descendientes de Noé,
quien tuvo tres vástagos: Sem, Cam y Jafet de los cuales se originan
las tres "razas" o civilizaciones humanas -semítica,
camítica y jafética-
(8)
. Entre ellos, Sem
será el antecesor de Israel, mientras otros canaáneos descenderían
de Cam.
Ello supone que los judíos se creían semitas, mientras consideraban
al resto de los canaanitas de origen camítico (africanos) -conforme
a genealogía que podemos leer en el Génesis (X; 15-19);
cita que recogemos en (9)
-.
Continuando
con el modo en que La Biblia narra el poblamiento de Canaán por los
israelitas:
Éxodo -17- menciona una victoria contra los Amalequitas (antiguos
habitantes canaanitas del Sinaí) y más tarde Josué -11- intitula
su pasaje como “conquista del Norte de Canaán”. Tras ello, en
Josué -12- se relacionan “los monarcas y pueblos de Canaán”
vencidos y expulsados por los israelitas. Estos son, entre otros:
Amorreos, Canaanitas, Guirgaseos, Hittitas, Hivitas etc. (igualmente
mencionan como expulsados a los cadmoneos, giblitas, sidonios y
filisteos). Por su parte, en los siguientes versículos de Josué se
exponen las victorias y conquistas sobre distintas ciudades y reyes
de estas tierras. Así, en
esta última lista de pueblos que menciona El Antiguo Testamento,
observamos una mezcla de culturas entre los que se hallan los
propiamente originarios de Canaán (amorreos y canaanitas) junto a
otros que se consideran invasores de la zona; como fueron los
llamados Pueblos del Mar y los Hittitas
(llegados a Oriente Medio desde Anatolia a partir del siglo XVI a.
C.). Por su parte,
en otros pasajes de El Antiguo Testamento, se presenta una relación
de gentes contra las que Israel lucha y que eran propiamente
fenicios; como los sidonios o los giblitas
(naturales de Sidón o Biblos).
.
En
todo ello se percibe el deseo claro y conciso de distinguir a los
judeo-israelitas de otros pueblos que cohabitaron con ellos en
tierras de Canaán. Destacando comúnmente entre los enemigos -por su
proximidad fronteriza- a los de estirpe fenicia (sidonios
y giblitas); pero
sobre todo a los más odiados por los judíos, como fueron los
hititas y los filisteos -de
origen marino e indoeuropeo-. Siendo
hoy los filisteos considerado un Pueblo del Mar que invadió Canaán;
a nuestro modo de entender se trataría de cretochipriotas llegados a
Oriente Medio tras la guerra de Troya
(hacia el siglo XII a.C). Cuando los dorios comienzan a asediar Creta
y Chipre, acabando con la cultura minóica; por cuanto considero
probado que aquellos
filisteos eran micenios y minóicos, huidos hasta las costas de
Canaán en los años en que el hierro se expande y sus “Sociedades”
se desvanecen
(como otras civilizaciones del bronce que tocaron a su final entre el
siglo XII y el XI a.C.). Por cuanto expongo, la
llegada de los filisteos a Canaán sería posterior a las fechas en
que lo hicieron los judíos mosáicos; debido a lo que se entiende
que algunos de los filisteos se integraron entre las tribus de
Israel, formando parte principalmente de las asentadas en Golán (10)
.
Mientras quienes no se integraron a Israel o en Judá, chocaron con
estas gentes establecidas previamente en tierras de Canaán. Tal
como más adelante veremos, al estudiar las luchas entre filisteos e
israelitas; o las fechas de la llegada de los israelitas y su
posterior Éxodo; que versan entre el 1900 y el 1800 a.C. (para la
etapa de Abrahám) y el 1450 o el 1300 a.C. (para la época mosáica).
.
De
todo lo expuesto, deducimos que
Canaáneos solo se consideraban algunos de los pueblos más antiguos
habitantes del Creciente Fértil; ello posiblemente, por la
diferencia estre las múltiples culturas asentadas en aquel lugar.
Donde la antipatía con los vecinos fronterizos se comprende debido a
los orígenes tan distintos y a religiones tan dispares. Lo que
provocó entonces que esa multitud de gentes “que se agolparon”
entre el Sur de Anatolia y el Sinaí, permanecieran durante siglos en
continuos conflictos. Pues sus culturas eran tan distintas, como
parecidos fueron sus ancestros; sin querer definirse nunca unos y
otros, con un mismo término. Es decir, que aunque
todos los que allí vivieron durante los últimos tres milenios a.C.,
tuvieran unas raíces similares. A su vez, por las diversas
influencias adquiridas desde diferentes civilizaciones, se
consideraban todos ellos muy distintos. Debido a que unos nacieron de
culturas marinas, otros del desierto y el resto, de las pastoriles o
mineras del Cáucaso. Siendo en definitiva aquellos a los que
llamamos canaánitas; emigrados cretominiocos, egipcios, hittitas,
eblitas, mitanios, babilonios, asirios y sumerios; que fraguaron en
el “Creciente Fértil” un crisol plural, tan distinto como
difícil de compaginar.
Pese a ello, hemos de englobar a todos estos pueblos que compartieron
la franja de Oriente Medio comprendida entre el Libano y Egipto
(incluyendo parte de Siria y Jordania); en un mismo “bloque
cultural” de la Antigüedad. Civilización
que llamamos de la Tierra de Canaán y sobre la que ya veremos que su
común denominador es un origen histórico compartido; como tierra de
frontera entre los “tres mundos” que existieron desde el
Neolítico hasta el fin del Hierro: Egipto, Mesopotamia y Anatolia El
Egeo.
JUNTO
ESTAS LÍNEAS:
Al
lado, orfebrería
de Biblos perteneciente al siglo XVIII a.C.:
Pectoral rey Abi Chemu, hecho en láminas de oro y que conserva el
Museo del Louvre (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
Como podemos observar, esta
joya es igual en su estética y uso a las que llevaban los nobles y
sacerdotes faraónicos. Pues
-tal como explicaremos-, el
puerto de Biblos era una colonia fundada por los egipcios (ya en el
quinto milenio a.C.), para extraer de allí sus maderas.
Habida cuenta que en el Nilo no existían bosques, lo que les obligó
desde tiempos tan tempranos a crear ese emporio -llamado Biblos-, en
las costas del actual Líbano. Desde
el que importaban las maderas que la Sociedad egipcia necesitaba para
subsistir.
No solo para fabricar las pequeñas embarcaciones y las grandes naves
(con las que surcaban el Nilo o navegaban el mar); sino también, los
muebles, las herramientas y todos los enseres hechos en este material
extraído de los árboles -tan útil por entonces como hoy lo es el
plástico-.
.
Así
fue como esa ciudad situada desde entonces en Oriente Medio -frente a
Chipre- y llamada Biblos,
se convirtió en territorio de Egipto desde el quinto milenio a.C..
Con toda la importancia y riqueza que le otorgó construir la mayoría
de los barcos, enseres y herramientas usadas en el Nilo. Aunque tras
la llegada de los Hicsos y el con cambio de dinastía egipcia (en el
siglo XVII a.C.), Biblos decide ser fiel a los nuevos faraones
extranjeros. Todo lo que le granjeará la enemistad de las casas
reales clásicas y de los egipcios “antiguos”.
Quienes tras permanecer un siglo parapetados en el Sur del Nilo,
regresan al delta y lo conquistan hacia el 1580 a.C.; echando a los
Hicsos de Egipto. Tras
expulsar a los reyes hicsos, atacan a quienes habían apoyado a estos
gobernantes extranjeros, entre ellos los judíos y los bibliotas.
Considerándoles los nuevos faraones, pueblos enemigos y traidores
(al instituir el Reino Nuevo); comenzando
entonces el cautiverio de los judíos y la decadencia de los
gibliotas, quienes paulatinamente irán siendo sustituidos en sus
funciones portuarias por los fenicios.
.
ABAJO:
Conjunto
del Túmulo de la dehesa de Rio Fortes, hallado en Ávila y fechado a
fines del cuarto milenio, o a comienzos del tercero a.C. -tal
como lo muestra el Museo Provincial avulense, al que agradecemos nos
permita divulgar nuestra imagen-.
Se trata de un ajuar neolítico con objetos perfectamente
pulimentados y que por su aspecto hace evidente que pertenece al
primer calcolítico (tal
como muestra el trabajo en piedra, copiando enseres de metal).
Es un extraño ejemplo de lo que apenas se conoce en España, pero
que sí se da en otras tierras del Atlántico, como las inglesas;
donde veremos durante el calcolítico conjuntos de piezas pulidas en
roca, imitando hachas y enseres de bronce o cobre. Todo -a
mi juicio-
ello muestra no solo la difusión del calcolítico desde la Península
Ibérica hacia el Atlántico; probablemente a través de las rutas
del ámbar y el oro
(alcanzando desde nuestras costas las de Francia, Ingaterra, Irlanda
y Norte de Europa). Sino
además, la perfección de unas labores pulimentando piedra,
seguramente intentando imitar piezas de cobre o bronce. Probablemente
porque las hachas y martillos metálicos fueran por entonces
importados desde lugares muy lejanos, sin saber fabricarlos en crisol
todavía en nuestras tierras. Todo
lo que obligaría a usar las armas cúpreas o broncíneas en la vida
cotidiana; idealizándolas y creando ejemplares votivos en piedra
pulimentada -tal como el que vemos en imagen; hallado en Ávila, pero
muy semejante a los ajuares dolménicos de las Islas Británicas o
del Norte de Europa-.
B)
LA TIERRA DE CANAÁN (orígenes y confluencia cultural con la
Península Ibérica)
.
B
- 1) - Los orígenes:
Hacia
el 5000 a.C. Jericó ya era una gran ciudad comercial y centro de
agricultura. Además sabemos que durante ese V milenio a.C. en Canaán
se intercambiaban objetos llevados desde el Tigris y Éufrates, al
Nilo (y viceversa). Iniciándose la Edad el Cobre en la zona del
Sinaí sobre el 4500 a.C., y mil quinientos años después, la del
Bronce (hacia
el 3000 a.C., coincidiendo con el comienzo del periodo dinástico en
Egipto). Por su parte, el
puerto de Biblos, parece evidente que se funda a mediados de ese V
milenio y pervivió decenas de siglos con una igual finalidad:
Cumpliendo durante miles de años su misión de exportar madera hasta
el Nilo.
Pues la mayor actividad y función de esta ciudad era ya desde las
fechas de su fundación, la
venta y transporte de cedros del Líbano a esa zona, que luego sería
el próspero Egipto faraónico.
Contribuyendo
a la economía del Nilo con aquella materia prima, de la que el
desierto carecía;
logrando así el inició y progreso de esa gran civilización. Tanto
fue así, que hacia
la mitad del V milenio a.C., ya se llevaban desde la naciente Biblos
y hasta el delta, los cedros en “pateras de cabotaje”;
vendiéndose los troncos en aquellos lugares del Nilo donde la madera
era un bien muy preciado.
Todo ello pese a que su transporte por entonces podía suponer unos
diez días de viaje; debido a que se recorrían
de forma precaria las cuatrocientas millas de distancia que separan
las costas del Líbano con las de Egipto.
.
Así
nació, floreció y permaneció Biblos, la cabeza comercial que dió
origen a Fenicia;
una legendaria ciudad que incluso otorgó nombre al libro (debido a
que desde Biblos se importaron y extendieron por todo el Mediterraneo
los papiros faraónicos en papel). Un puerto y urbe llamado por los
egipcios Ilubna, luego por los sumerios Gubla, que se menciona en la
Biblia como Guebal, y que entre los canaaneos se denominaba Gabal.
Emporio
que se situaba a unos quince kilómetros al norte del actual Beirút
y que parece comenzó durante la primera mitad del V milenio a.C.,
como un simple campamento de taladores de cedros
-quienes construirían todo tipo de enseres con esa madera-. De su
importancia como centro exportador de madera dan cuenta numerosos
hallazgos arqueológicos; aunque para obtener testimonio escrito de
ello hemos de remontarnos al primer Egipto dinástico. Encontrando
que ya
hacia el 2600 a.C. el faraón Snefru (IV Dinastía) hizo grabar una
estela
-actualmente guardada el museo de Sicilia-,
en la que se describe el modo en que había recibido cuarenta
cargamentos de madera de cedro desde la ciudad de la montañas del
Líbano, y con los que manda construir tres barcos
(11)
. En ello vemos no solo la importancia de la madera para uso
cotidiano, sino que esta
materia prima era imprescindible para a construcción de naves en el
Nilo.
Embarcaciones de las que recordemos tenían dos finalidades, una
ritual y otra de uso cotidiano. Pero para ambas debían utilizar
materiales suficientemente seguros e imperecederos, como lo eran esos
cedros de Biblos (puesto que otras maderas se corrompen fácilmente y
en corto tiempo precisan de un continuo mantenimiento). Asimismo,
para realizar obras de gran arquitectura, o para fabricar
instrumentos de trabajo, muebles y otros enseres; también precisaban
los egipcios de estos troncos de gran dureza y calidad. Pues
los barcos y objetos hechos con mimbres o juncos y con maderas menos
nobles; obligaban a mantener y reponer piezas de continuo
(en una época en que los barnices, pinturas o medios de producción,
permitían pocas reparaciones ni cambios).
.
Además
de la construcción de barcos existían otros motivos y usos que
hacía imprescindible al cedro bibliota, en Egipto:
Como fue
la utilización de su aceite y su resina en forma de bálsamo. Pero
sobre todo, su importancia nacía del uso de esta esencia como
conservante mortuorio.
Lo que se realizaba empapando
con el líquido resinoso del cedro las vendas de las momias; algo que
principalmente se llevaba cabo con cadáveres de personas
importantes (de
ello la presencia continua de Biblos y de sus materias primas en el
mundo religioso y especialmente en el faraónico). Este
bálsamo conservante, procedente del aceite de coníferas era la
mirra, entre las que destacaba la de cedro del Líbano; cuyo olor fue
símbolo de la santidad. Una
preeminencia y significado religioso de esta esencia, que conocemos
sobradamente por la Historia; pues nos ha llegado en episodios
bíblicos tales como la Epifanía (aunque la mirra en época de
Cristo se usaba como resina de conífera y dándole un uso similar al
del incienso -para quemar-). De
lo narrado anteriormente, comprenderemos que ya desde el Egipto
dinástico las expediciones hasta los bosques o puertos del actual
Líbano fueran llevadas a cabo con un carácter más religioso que
comercial. Por lo que esos viajes se veían como una peregrinación
en busca del bálsamo sagrado, más que como asunto puramente
comercial y de negocio.
.
Con
ello, el culto al cedro proliferó en el Nilo y en Egipto; naciendo
desde el III milenio a.C. varias ceremonias de sacralización de ese
árbol. Costumbres
y cultos que se unieron unas a otras; llegando
a divulgar entre algunos súbditos del faraón, la obligación de
peregrinar hasta el lugar en que nacían los cedros.
En nuestra opinión, de
esos viajes faraónicos hasta Biblos y de estos cultos egipcios
exportados hasta Oriente Medio, nace en fechas muy tempranas del Nilo
el “ciclo osiriaco de Fenicia”.
JUNTO
ESTAS LÍNEAS:
Portada
del libro traducido "ISIS Y OSIRIS" de Plutarco; donde se
describe el
llamado “ciclo osiriaco de Fenicia”. Unos
mitos que narran cómo tras ser asesinado Osiris y arrojado en un
cofre al Nilo; ese arca fue llevada por la corriente hasta la
desembocadura del río
(12)
.
Allí, abandonada a deriva, llegó hasta el Mediterráneo y siguió
flotando a su merced por mar hasta arribar a Biblos (12a)
. Por lo que Isis, conociendo que el ataúd de su difunto marido
había llegado hasta esa ciudad flotando, se trasladó a vivir junto
al féretro, hasta que lo pudo rescatar y traer de nuevo a Egipto
(12b)
. Dicho
ciclo de Isis y Osiris, creemos que muestra realmente la estrecha
relación entre Biblos y Egipto desde sus inicios, tanto como la
función sagrada que tenía el uso de las maderas importadas al Nilo
desde el actual Líbano.
.
ABAJO:
Diferentes
objetos de la Edad del Bronce portuguesa, expuestos en una vitrina
del Museo de Braga (al
que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).
En la fotografía podemos observar hachas, cuchillas, pulseras y
otros enseres del Bronce peninsular, muy semejantes a los que antes
veíamos trabajados en piedra, procedentes del Túmulo del Río
Fortes (en el Museo de Ávila). Siendo indiscutible que aquellos
otros pulimentados en rocas son muy anteriores -conologicamente
hablando-; parece también poco dudoso que imiten objetos de metal.
Pues
tal como podemos comparar, los objetos de adorno o el pico pétreo,
son claramente la réplica de herramientas perfectas sacadas de un
crisol. Todo
lo que explica a su vez que no estén utilizados y que su signficado
fuera solamente votivo
(quizás exclusivamente creados para el enterramiento o como
artilugios de prestigio para el difunto).
Recordaremos
nuevamente el modo en que faraón Snefru
redactó
entre sus escritos el envío de cedros
para construir barcas reales -hacia el 2600 a.C.-.
Por cuanto en la Era de las Pirámides era ya sobradamente conocida
la utilidad de aquellos bosques y de los árboles cercanos a Biblos.
Siendo su explotación uno de los principales motivos que provocarán
desde estas fechas, grandes cambios y migraciones en esta zona de
Oriente Medio (hoy llamada Líbano). Consecuentemente,
entre
el 2300 y el 2000 a.C. surgen los denominados Amorritas, que
emigraron desde la actual Península Arábiga en dos direcciones: Los
primeros hacia Mesopotamia, fundando la misma Babilonia; los otros
hacia Palestina-Fenicia, invadiendo y creando Canaán (aunque
algunos teóricos piensan que dichos Amorritas fueran tribus
mesopotámicas; allí sublevadas y que luego avanzan hacia el Oeste).
Siendo
entonces -hacia el 2200 a.C.-, cuando
entran
estas nuevas hordas
guerreras venidas del desértico Sureste, destruyendo y cambiando las
antiguas ciudades que allí existían. Atacando
Biblos, la urbe más importante y que ya por entonces tendría más
de dos mil años de Historia.
.
Acerca
de los Amorritas, su origen arábigo se confunde con un largo periodo
que les mantuvo entre Babilonia y el desierto del Sinaí, habitando
como nómadas durante siglos. Hasta que, constituidas como tribus
beduinas bien organizadas y de gran fortaleza, a
fines del III milenio, consiguen hacerse con el poder de la franja de
tierra comprendida entre este desierto y las costas de Fenicia
(Canaán). Por cuanto hemos de pensar que los Amorritas fueron una
unión de pueblos trashumantes, que se unificaron con el fin de
liberarse del gran poder comercial y político de Egipto en la zona
de Canaán, consiguiendo para ello gran apoyo de Mesopotamia (pues
sus hermanos de origen habían triunfado allí, construyendo misma
Babilonia). De
tal manera, estos habitantes de Oriente Medio se compondrían en
aquel tiempo de una amalgama formada por pre-fenicios autóctonos
(pueblos costeros y navegantes anteriores a los fenicios); junto a
egipcios allí asentados (en Biblos) y sobre todo, de beduinos
llegados del desierto (amorritas) ayudados por sus parientes y
clientes de Mesopotamia. De
ese modo, y aunque Sabatino Moscati afirme que los Canaaneos se crean
por evolución gradual en la zona; parece indudable y evidente que al
final del III milenio a.C. hubo una gran invasión y tremendas luchas
en el Creciente Fértil, así como un aporte de pueblos venidos del
Tigris y Eúfrates. Además,
todo hace suponer que una
gran parte de esta invasión llega a Canaán para liberar de Egipto a
los allí asentados.
Un dato histórico que obtenemos al conocer cómo poco antes de
aquellas migraciones y guerras (hacia
el año 2300 a.C.), el faraón Pepi I envió a sus ejércitos varias
veces a las zonas de Fenicia y Sinaí, para acabar con las revueltas
y seguir dominando esas tierras
desde el Sinaí hasta Biblos.
SOBRE ESTAS LÍNEAS:
Varios
enseres de la Edad del Bronce hallados en
el Levante español (tal
como los muestra el Museo Arqueológico de Alicante -al que
agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-).
Crisoles,
mazas de mina, percutores para moler metal o moldes de hachas planas,
procedentes de Orihuela, Agres, Villena o Alicante (Campello).
Al observar la relación de tiempos y el suceder de los hechos
durante la Edad del Bronce, todo cuanto se conoce lleva a comprender
que tanto la aparición del metal en nuestras tierras, como las
técnicas para su explotación y trabajo, fueron importadas desde el
Este Mediterráneo (seguramente traídas por buscadores de minas).
Algo absolutamente lógico, puesto que en Oriente Medio ni en Egipto
apenas existen minas de cobre (mucho menos de estaño);
siendo las más importantes por entonces las que existían en Chipre
y en el Egeo -agotadas a mediados del segundo milenio a.C.-.
.
ABAJO:
El
autor de estas lineas -a la derecha- junto a la pirámide escalonada
de Saaqara (fotografía tomada hace algunos años). El conjunto
palacial y funerario de Saaqara, mandado construir por el faraón
Djoser -de la III dinastía-; se fecha unos cincuenta años antes de
la subida al trono de Snefru
(de la dinastía cuarta; quien comienza a reinar hacia el 2614 a.C.).
Si
observamos los restos que quedan en Saaqara, tras casi cinco mil años
de Historia, nos será fácil comprender que
estos reyes dominasen ya un reino absolutamente civilizado, cuyo
poder se extendía hasta Biblos. Todo ello implica que para
mantener durante la Edad del Bronce un ejército bien armado y una
población perfectamente abastecida de utensilios y herramientas;
necesitarían alcanzar minas con gran abundancia en cobre y estaño.
A ello hemos de añadir que por entonces, los métodos de explotación
de las vetas, no eran tan perfectos ni depurados como lo fueron en el
siglo XVI o en época romana. Precisando abastecerse del mineral en
estado casi puro, para poder molerlo y fundirlo en crisoles. Todo
ello implica que desde Biblos, durante miles de años, los navegantes
que servían a Egipto debieron hacer repetidas expediciones buscando
yacimientos de cobre y estaño. Alcanzando de seguro
las tierras más ricas en casiterita y en minas cúpreas que había
por entonces en el Mediterráneo; que eran las de Iberia,
tanto
como las de Cerdeña (aunque el estaño sardo era de muy mala calidad
y el cobre no abundaba como lo hacía en nuestra Península).
.
Pese
a la evidente necesidad de alcanzar tierras occidentales durante el
cuarto y tercer milenio a.C. -para abastecerse de cobre, estaño,
plata y oro-; hay quienes dudan sobre la posibilidad de la llegada
hasta Occidente de navegantes venidos desde Biblos o de Oriente
Medio.
Fundamentándose en dos ideas: La primera afirma que no disponían de
tecnología, ni de técnica suficiente como para crear embarcaciones
y poder guiarse con ellas hasta nuestras tierras. La segunda, cree
que el temor a perderse en el mar, les llevaría a no intentar esas
expediciones. Pese
a ello, basta con observar la pirámide de Saaqara para conocer la
tecnología de la que ya disponían
en el siglo XXVII a.C.. Asimismo, imaginando
el modo en que cruzaban el desierto (sin tener por entonces
camellos); podemos tener conciencia de los conocimientos astronómicos
y de orientación, que egipcios y babilonios habían ideado.
Por lo demás, el miedo a embarcarse hacia un lejano destino no era
nada, comparable al que sentirían antes de entrar en batalla o al
caer presos del enemigo (que les torturaba y esclavizaba) -pese a
ello, no dejaron nunca de guerrear-.
B-
2) - Los Amorritas y Abraham:
.
Como
decíamos, poco
después de estas luchas entre Pepi I y los habitantes de lo que iba
a ser Canaán, aparecen en la zona las mencionadas tribus venidas
desde la Península Arábiga, que frecuentaban de forma nómada el
desierto del Sinaí. Sobre el 2200 a.C. llegan para invadir Oriente
Medio esas mismas tribus que atacan también Mesopotamia. De entonces
procede su nombre que es un apelativo summerio, quienes llamaban
“amurru”
a estos “Occidentales” para ellos, significando Amorrita
en lengua de Summer: “venido de Oeste”.
Dichos pueblos Amorreos (Amorritas)
florecerían a nuestro juicio con la expansión del Bronce tras el
2400 en la zona del Sinaí y Península Arábiga;
su fuerza debió ser imparable, pues no
solo invadieron y acabaron con Summer, sinó también se hicieron con
el poder hasta el norte de Canaán.
Aprovecharon la decadencia del Antiguo Imperio Egipcio, que sobre el
2000 a.C. se debilitaba y caía en luchas intestinas (fragmentándose
en pequeños feudos) y se expandieron por las zonas fronterizas a
este, ocupando esos reinos cercanos al Mediterráneo, que antes los
faraones habían dominado. Tenían
todos una lengua parecida o común, llamada de tronco semítico, de
la cual nacerían los posteriores idiomas hablados en Fenicia y en
Judá-Israel.
Pese
a ello, tras la invasión amorrita de la costa y aún cien años
después de la caída del Imperio Antiguo del Nilo, la mitad de la
población que vivía en Biblos era egipcia; hablando, y vistiéndose
en esta ciudad de los siglos XX y XIX a.C. a modo faraónico
(pudiéndose comprobar que igualmente los giblitas escribían en
idioma jeroglífico).
.
Esta
invasión Amorrita que llega a destruir la Antigua Biblos y su
recuerdo en la Historia, se recoge en el Génesis de forma confusa,
pues ya vimos que se cita a Amorreo como hijo de Canaán, nieto de
Cam, y por lo tanto ajeno al pueblo hebreo, que era descendiente de
Sem -semita- (Gen 10, 15). Pese a tal confusión que hace de los
Amorreos, una gens ajena a Israel y Judá; la
verdadera Historia de la invasión y emigración de este pueblo hacia
Canaán y Mesopotamia no es otra que la narración bíblica de la
llegada allí de los primeros “judíos”. Escrita en el Génesis y
donde se personifica en la figura de Abraham a estos Amorritas.
Recogida en una “leyenda” que hubo de ser conservada oralmente al
menos durante nueve siglos, hasta
poder plasmarla por escrito en el Libro Sagrado (al divulgarse el
alefato hebreo);
conteniendo aquella narración gran parte de verdad histórica.
Puesto que en la figura del “padre Abraham”, se recoge
personificada la llegada y conquista de los amorritas -a
fines del III milenio-;
que dominaban la zona comprendida desde Mesopotamia al Sinaí. De
tal manera, en Génesis (11, 31 ) vemos como Abraham
nace en Ur
de los Caldeos y tras ver una Babel destruida (una Babilonia
vencida), se
dirije hasta el lugar de los canaáneos.
Donde consigue llegar,
para realizar una alianza con Yahvé; quien le entrega esa tierra,
para él y su descendencia
(Gen.12, 7). Más
la zona era pobre y se ve obligado a emigrar a Egipto por hambre en
su país, entrando en contacto con el mismo Faraón -quien les trató
bien; enamorándose de su mujer-.
Dándoles los egipcios ganado, trabajo y siervos (Gen. 12, 16); los
de Abrahám se ven de nuevo obligados a regresar a su tierra, cuando
el rey del Nilo descubre que la amante que había tomado del nuevo
pueblo llegado a su reino, era la esposa del Patriarca y no su
hermana; tal y como el propio marido decía.
.
Evidentemente,
este
episodio bíblico situado entre los siglos XX y XIX ac. C., narra los
contactos entre amorreos (pre-isrraelitas) y egipcios en época del
Imperio Medio. Cuando esas tribus nómadas y comerciantes -emigrados
desde Arabia y Mesopotamia-, debieron tener buena relación y pactos
con el Nilo. Justo antes de que Sestrosis III enviara sus ejércitos
contra Canaán (en el 1850 a.C.).
Dado que tras esta última fecha, el Faraón Sestrosis volvió a
entrar en guerra con los del Sinaí y su zona Norte; a los que Egipto
dominará y someterá nuevamente por la fuerza. Del relato de
Abrahám, se desprende “la sensación” de que solo por
un periodo de doscientos años (desde la caída de Biblos), parece
que estuvieron los egipcios comerciando y pactando con las tribus del
desierto palestino.
Evitando enfrentamientos y cambiando mercancías, hasta
que Sestrosis III manda sus ejércitos a la zona de Canaán. Un
periodo de entendimiento y paz (entre amorreos y egipcios)
seguramente debido a que este intercambio comercial era
imprescindible para los del Nilo, ya que se trataba de productos
básicos transportados por tribus nómadas, que realizaban el camino
entre Mesopotamia y el las tierras faraónicas
(incluso mercadeando con esclavas o mujeres; como se deja ver en el
relato bíblico).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al
lado, una vitrina del Museo Arqueológico de Jaén, donde vemos
diferentes enseres de la Primera Edad del Bronce (crisoles, mazas,
mineral, lingotes-tortas etc)
-agradecemos al museo jienense nos permita divulgar nuestra imagen-.
Tal como decimos -a mi juicio-,
la llegada del metal hasta nuestras tierras debió ser obra de
marineros mediterráneos orientales, buscando yacimientos. Todo lo
que explica la velocidad de difusión que tuvo el cobre y el bronce,
cuya “Edad plena” comienza en Anatolia y en la desembocadura del
Danubio hacia el 3800 a.C.. Divulgándose más tarde por el Egeo,
Oriente Medio y Egipto, hacia el 3500 a.C.; con tal rapidez que en el
3200 a.C. está ya presente en Italia, Norte de África y el Sur de
Iberia; aunque hasta el 2700 a.C. no se extiende por todo el resto de
Europa (Islas Británicas y Mar del Norte).
.
ABAJO:
Precioso
capitel de San Pedro de la Nave, iglesia visigoda “salvada” de
las aguas gracias a su traslado al pueblo zamorano de Campillo (donde
hoy se sitúa y al que agradecemos nos permita divulgar nuestra
imagen).
Sobre la columna vemos representado el sacrificio de Isaac; con
Abrahám ofreciendo a su hijo y a Dios parando la inmolación -en
forma de mano-, mientras entrega el carnero sustitutorio. Tal como
hemos explicado, esta escena y el rescate del primogénito debió ser
el origen del pueblo hebreo,
al no aceptar los judíos las religiones que por entonces se imponían
-principalmente entre los semitas-. Cultos que obligaban a entregar
a un hijo al Baal (señor o dios de la ciudad); a cambio de recibir
la protección que esa ciudad y su rey daban al que le ofrecía su
primogénito. Este extraño rito de inmolación del hijo, tiene un
sentido pleno en el neolítico, ya que aquel que regalaba un hijo
quedaba preso de sus actos; es decir, el rey ya podría hacer lo
mismo con aquellos padres que habían inmolado la vida de un inocente
(solo para obtener protección). Disponiendo así libremente los
gobernantes de las vidas de sus súbditos. De
ello, quienes no se sometían a esos rituales probablemente estaban
obligados a vivir fuera de las ciudades amuralladas y a vagar por e
desierto; siendo este quizás el origen del pueblo hebreo.
Distinguido por una religión propia y nacido precisamente de la
alianza con Yahvé durante este sacrificio de Isaac.
B
- 3) Los Hicsos y José:
.
Tras
este periodo de unos doscientos años con paz y comercio entre Egipto
y las tribus de mercaderes que vivían -o viajaban- por el Sinaí y
Canaán (amorritas). Hacia el 1850 a.C. se produce el ataque del
Sestrosis III sobre los “vecinos” del Creciente Fértil; logrando
una dura victoria del ejército faraónico. Cayendo el yugo egipcio
sobre el Sinaí, llegando hasta Biblos; aunque el poder omnímodo del
Nilo duró poco tiempo, porque un siglo más tarde el Imperio Medio
se debilitaría. A esta crisis en Egipto habrá que sumarle la fuerza
que alcanzaría el Estado de Hammurabi (Babilonia); que se convierte
en el 1770 a.C. en la capital del Mundo Antiguo.
Lo que provoca indirectamente que unos decenios después, el reino
faraónico se disgregase; entrando en crisis durante todo el siglo
XVIII a.C., debido a luchas internas. Inestabilidad
que pasa a recibir un golpe mortal con la aparición de los Hurritas
en tierras de Canaán, atacándolas con carros de guerra.
Estos
Hurritas
eran una tribu “bárbara” (entiéndase extranjera y sin
civilización común a la del Nilo), que nace
en el Asia Central; cuyo secreto bélico fue el dominio y doma del
caballo, pero sobre todo la creación del carro de guerra. De tal
manera, valiéndose de aquel ingenio y procediendo desde el Caúcaso,
se lanzaron
con sus caballos a la conquista. Llegando primero
a Babilonia; logran a vencer a Hammurabi; por lo que seguidamente se
dispusieron a invadir Canaán.
.
Finalmente,
los nuevos guerreros de procedencia indoaria (mezclados con tribus de
los montes donde nacen el Tigris y el Eufrates); tras
haberse enfrentardo a Babilonia, fundaron el reino de Mitani.
Asimismo se hicieron con el poder de gran parte de Anatolia
(exceptuando sus costas) donde crearon el imperio Hittita; y tras
atacar Oriente Medio, se alían con los Canaaneos para ir contra
Egipto. A todo ello hay que sumar el terremoto y volcán del
Tera-Santorino, que revienta hacia el 1680 a.C. generando el caos en
Creta, Chipre, El Egeo, Anatolia y Oriente Medio. Tanto que obliga a
gran parte de los habitantes de esas zonas a huir hacia el Sur, tras
años sin verano y meses bajo los gases y el polvo volcánico. Así
unos nuevos invasores ocuparán el Nilo antes de 1650 a.C.; debido a
sus necesidades de expansión.
Lo que logran en gran parte gracias a la fuerza y vigor de estos
pueblos pastores hurritas; bien armados, formados por ejércitos de
hombres altos y valiéndose con carros de guerra. Aunque
a mi juicio, el hecho que verdaderamente les obliga a emigrar hacia
Egipto y les facilita la entrada en los dominios del faraón, fue el
mencionado estallido del volcán Tera-Santorino. Cuya caldera
-como ya dijimos- revienta
inicialmente hacia el año 1680 a.C.; devastando toda zona cercana a
Creta
(incluido los campos de Anatolia, donde se situaba Mitani y Hatti).
.
De
tal modo, forzados por esa hecatombe -a mi juicio- hubieron de huir
hacia el Sur estos Hurritas (Hittitas de Mitani); iniciando un camino
hacia el Nilo, junto con los Amorreos y otros pueblos canaánitas.
Tras verse cubiertos por nubes tóxicas procedentes del volcán y
después de observar sus tierras destruidas por polvo y lluvia con
sedimentos ácidos. Así se
sumarían los Canaáneos en la expedición de esos Hurritas, para
alcanzar nuevas tierras al Sur; e incluso los huidos de Creta y
Chipre, quienes irían buscando refugio en los dominios del Faraón
(tras escapar por mar, de sus islas destruidas).
Llegando así unos y otros hasta el Delta; donde sin
enfrentamientos ni prácticamente combates, se adueñaron de la zona
del Sinaí y de la desembocadura del Nillo. Debido a que encuentran
un Egipto débil,
temeroso y en total decadencia; porque
los ejércitos y las élites faraónicas habían huido hacia la zona
de Luxor, tras la referida catástrofe del Tera-Santorino.
De
este modo y antes del 1650 a.C., Hurritas, canaaneos y
cretochipriotas, crearon en el delta del Nilo un reino propio,
generando una nueva época faraónica llamada de los reyes Hicsos
-cuya traducción parece ser que es la de “reyes extranjeros”-.
Etapa destacada por lo ajeno al mundo faraónico y al Antiguo Egipto,
de quienes gobiernan esa zona Norte de Egipto (ya que se trataba de
gentes huidas y de migraciones llegadas tras la hecatombe volcánica
vivida en Creta hacia el 1680 a.C.).
JUNTO
BAJO ESTE PÁRRAFO:
Dos
imágenes de los frescos del palacio Hicso de Avaris (paredes
en reconstrucción del edificio de Tell el-Daba).
Agradecemos a Jose Luis Santos (de TERRAE ANTIQVUAE) nos permita
divulgar estas fotografías
que desde su valiosa página ha dado a conocer en la Red. En ambos
frescos podemos observar varias fases de “taurokatapsia” (lucha o
juego con el toro) muy semejantes a las del Palacio de Cnossos. El
carácter de estas escenas, lo que representan, su colorido y su
técnica; demuestran que las decoraciones del palacio hicso de Avaris
(Tell-el-Daba) son absolutamente paralelas con las de Creta y muy
similares a los frescos coetáneos hallados en Tera (bajo las cenizas
del volcán). Todo lo que demostraría que estos reyes hicsos
tendrían un enorme componente cretense; pudiendo haberse tratado de
cretochipriotas huidos del desastre volcánico, unidos a gentes e
Mitani y ayudados por los canaánitas -que
también marcharían de sus tierras por idéntico motivo-.
Aquel
nuevo reino que se asentó en la desembocadura egipcia, tuvo su
capital en una ciudad con nombre indoeuropeo: Avaris. Lo que hace
evidente que fué de fundación “jafética”,
pues en mi teoría tal nombre significaría en idioma indoariano “en
el agua”
(procediendo
del radical sánscrito “vari” = agua). Quedando así demostrado
que tal
y como Falvio Josefo afirmaba, los reyes Hicsos llegaron del Norte
(Anatolia); pudiendo ser probablemente Hittitas (en parte), pero con
toda seguridad, cretochipriotas de
raigambre e idioma ario. Por cuanto desde el 1650 a.C. comenzaron a
reinar en el Bajo Nilo estos nuevos gobernantes venidos de Creta,
Chipre, Hatti, Mitani y Canaán (Anatolia y sus islas o de Oriente
Medio). Mientras,
los verdaderos egipcios se reorganizaban y huían al Sur, buscando
apoyo y creando nuevas ciudades lejos de las costas mediterráneas
-en las proximidades de la capital, Luxor-. Ya que los
reyes Hicsos nunca fueron aceptados por los antiguos habitantes del
imperio;
no solo por su condición de extranjeros, sino principalmente por su
incultura jeroglífica, su religión ajena al Nilo y su falta de
costumbres faraónicoas. Pues se
sabe que la verdadera patria y pueblo que los Hicsos consideraban
como propia, era Canaán y las tierras más al Norte (Chipre, Creta y
Anatolia).
Tanto que a ciento cincuenta kilómetros de Jerusalén, en el límite
de la actual Israel (Tell-Hasor;,cerca de Dan), se levantó una villa
conocida como el palacio de Hazor; creado como un emporio
Hicso-Canaáneo, donde se conservaron las leyendas e historias de
esos gobernantes y de esta etapa en la que reinaron sobre Egipto.
.
De
esta época es seguro la conocida y bella historia bíblica de José,
nieto de Isaac
(Gen. 17 y 18) y bisnieto de Abrahám (Gen. 10 y ss.). Relato del
Antiguo Testamento que nos
narra cómo Jacob, el padre de los “doce hijos de Israel”
(Gen. 29 y 3) y cuya estirpe simboliza las Doce Tribus hebreas; tenía
como hijo menor y preferido a José.
Debiendo interpretarse que entre esas tribus, la más joven -o la
recién llegada a Canaán- posiblemente es la que personificaría el
último de los vástagos de Jacob (José; Gen. 37 ). Por
su parte, esta organización que la Biblia describe, hablando de un
reino dividido en doce tribus; nos recuerda plenamente a muchas otras
formas de gobierno del Mundo Antiguo.
Entre las que podemos recordar la Etrusca e incluso la Unión Helena;
que se estructuraban igualmente en ligas y uniones de siete o doce
ciudades -según el número sagrado en cada caso-.
.
Pero
volviendo a José, como personificación de una Tribu o Ciudad-Estado
hebrea; cuentan las Sagradas Escrituras que fue vendido a unos
comerciantes de esclavos por sus hermanos, quienes después dijeron a
su padre que había muerto. Tras ello, llegará a Egipto donde sirve
a Putifar
(Gen.39) pero
acaba injustamente en la cárcel. Allí se descubre como lector de
sueños y augur
(Gen.40) y
por sus aciertos, es llevado ante el Faraón quien le toma como
asesor, llegando a nombrarle su visir
(Gen.41). Finalmente,
entre los capítulos 42 al 46 del Génesis, vemos
como llegan los hermanos de José hasta Egipto buscando grano y
provisiones, cuando este los descubre. Alegre
al verlos, aunque apenado por cuanto le hicieron; finalmente él
mismo les comunica que es su hermano José, al que vendieron como
esclavo y que en ese momento vivía como visir del Nilo
(primer ministro). Perdonando la terrible afrenta recibida en el
pasado, les
da su apoyo para que junto su padre (Jacob) se establecieran a vivir
en la prosperidad de Egipto. Una bella narración que muestra el modo
en que los israelitas se trasladan al Nilo en una época que se
identifica con el reino Hicso. Introduciéndose en Egipto
posiblemente gracias a aquellos beduinos del Sinaí o de Canaán a
los que vendían como esclavos.
Pues como hemos visto, parece claro que los amorritas comerciaban con
mujeres y personas, que facilitaban a los egipcios como mercancía
-junto a cuantos objetos, especias o metales importaban desde Mitani,
Hatti o Mesopotamia-.
AL
LADO: Famoso
cuadro de Velázquez titulado “La túnica de José” (propiedad
del museo de El Escorial -al que agradecemos nos permita divulgar la
imagen-).
En él se describe la historia del hijo de Jacob que fue vendido por
sus hermanos y que luego llegó a visir del faraón. Tal como
decimos, José simbolizaría a los hebreos que entraron como corte o
burguesía, para ayudar a los Hicsos a gobernar Egipto; cuando estos
extranjeros invaden desde el 1650 a.C. las tierras del delta del
Nilo.
.
.
BAJO
ESTE PÁRRAFO:
Mapa
que hemos trazado del reino Hicso y de la zona de influencia hicsa,
durante los siglos XVII y XV a.C.
(sobre un mapa de Israel publicado en el libro de M.J.STEVE “Por
los caminos de la Biblia” página 86 -Barcelona 1967-).
En lineas discontinuas rojas
he marcado las
fronteras de ese reino hicso; en lineas azules, el área de gran
influencia de su gobierno, que
tenía como frente Norte de importancia la zona de Meggido
y Hazor (señaladas
con un círculo rojo). Asimismo podemos ver en
letras rojas la capital hicsa Avaris y su segunda ciudad Memfis; y en
letras verdes la situación de Biblos. Puerto de influencia egipcia,
de cuya destrucción o sustitución nacerían los emporios fenicios
desde el siglo XV a.C. (Sidón y Tiro), fronterizos con Israel y con
las tierras de los filisteos (Gath -Gaza- y Golán).
Acerca
de este interesante pasaje bíblico,
investigadores y egiptólogos del pasado siglo XIX ya identificaron
la figura de José con la llegada de los hicsos.
Pues tras la lectura de los jeroglíficos y el descubrimiento por los
historiadores de la invasión Hicsa del Nilo; se
consideró este relato del Antiguo Testamento una leyenda judía
donde se narraba la entrada de los israelitas en el Nilo, junto a
esos hicsos. Nosotros incluso nos aventuraríamos a interpretarla
de un modo más evemerista, afirmando que no solo José simboliza las
tribus hebreas que emigran al Nilo con estos reyes extranjeros que
conquistan Egipto. Sino que más
bien José, es la personificación de alguna tribu menos antigua (las
más pobres y recientes) de las establecidas en el Sinaí. Gentes que
probablemente fueron “usadas” o vendidas como mercenarios, para
luchar en esas guerras entre el Nilo y Canaán -entre
el faraón y los amorritas, cuyo comienzo se fecha con Sestrosis III
desde el 1850 a.C.-. Aunque José
también pudiera personificar a los mas jóvenes que habitaban en las
“doce tribus”; adolescentes que sus propias familias entregarían
como soldados a las hordas que invadieron Egipto, para luchar contra
el faraón al mando de esos “reyes extranjeros” llamados hicsos.
.
Así
José, representa a estos canaáneos (judíos)
formados, cultos y que conocían la contabilidad, la escritura y el
orden estatal. De
allí su función como lector de sueños y organizador de las arcas
del estado. De
tal manera, la
historia de José personificaría el periodo en que se creó una
clase burócrata y gobernante del Nilo de origen hebrea;
durante la referida fase del reino hicso en Avaris.
El hecho final que narra La Biblia es que gracias a José
-esos funcionarios allí establecidos como élite-, se
traslada a Egipto toda la estirpe de Jacob (las Doce Tribus de
Israel). Durante
una etapa que debió ser grata y confortable para los judíos en el
Bajo Nilo, hasta
que los Hicsos son derrotados y expulsados del país.
Tras
ello, regresaron los antiguos “dueños” egipcios al Delta;
quienes -como dijimos- odiaban a esos extranjeros invasores
y a los que llamaban bárbaros o extraños -hicsos-. Puesto que las
antiguas dinastías y los nobles del antiguo Egipto, habían
conservado su reino y su capital en la actual Luxor, a cientos de
kilómetros al Sur de la desembocadura. Debiendo
esperar un siglo para recuperar el Norte de su reino. Aunque tras la
invasión hicsa nunca más volverían a situar sus ciudades
principales cerca del Mediterráneo; por temor a que se repitiera
cuanto los extranjeros hicieron con Memfis -dominándola y
destruyendo la cabeza del delta del Nilo-.
.
De
lo anteriormente expuesto, entendemos asimismo que todos los
colaboradores de los hicsos cayeran en desgracia; y entre ellos,
fundamentalmente los israelitas. Lo que explicaría su cautiverio y
la esclavitud posterior sufrida en Egipto; unos hechos que se sitúan
entorno al final del mencionado reino extranjero y cuando nace el
Imperio Nuevo de Egipto. Hacia
el 1580 a.C; momento en que los canaaneos serían tenidos por
enemigos del “verdadero Faraón”. Es
esta etapa la que narraría su esclavitud, de la que les liberará
Moisés. Pero
antes de entrar en el periodo Mosaico vamos a analizar la realidad
histórica del periodo hicso desde otros aspectos, muy interesantes
en referencia a lo que fué la colonización de la Península Ibérica
a fines del II milenio a.C..
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
Imágenes
de objetos campaniformes y de la Edad del Bronce. Al lado, tres
palmelas, una cinta de oro y una lasca de silex campaniformes,
procedente de Vadeprados, Ávila
(tal como el Museo Provincial avulense los muestra -al que
agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-).
Abajo,
puñales de etapa campaniforme, palmelas, hoces, lanzas y brazales de
arqueros; tal como se exponen en el Museo Arqueológico de Sevilla
(al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Muy
pocas veces se estudia comparativamente la Edad del Bronce
peninsular, con referencia a lo sucedido en el Oriente mediterráneo.
Aunque si miramos hacia nuestra Península en estos siglos en los que
el Tera-Santorino destruye Creta y en el que los Hurritas y canaaneos
entran hasta Egipto
(acompañados de los huidos del Tera). Veremos
que en nuetras tierras también se producen cambios y crisis
paraelas; finalizando periodos y fases. Así, desde el 1800 a.C.
decaerá el Campaniforme, para terminar hacia el 1600 a.C.. Quedando
por entonces la Cultura del Argar de modo residual, en plena
decadencia. Siendo este el momento en que a su vez emerge una nueva
etapa peninsular, llamada Cogotas I, que marcará el final de la Edad
del Bronce. Pasándose desde el 1500 a.C. al Bronce Bajo; que
contiene tres fases:
-1500
al 1300 a.C.: Inicio del Bronce Final.
-1300
al 1000 a.C.: Llegada de los precolonizadores; presencia ya
testimoniada arqueológicamente de gentes venidas de Oriente y de
Cerdeña (aparición de cerámicas micénicas y sardas en tierras
peninsulares).
-1000
al 850 a.C.: Presencia de precolonizadores y final del Bronce;
entrada paulatina de fenicios y llegada del Hierro (asentamientos
fenicios desde el 825 a.C.).
B
- 4) Los Hicsos (otras cronologías). Su relación con Creta:
.
La
importancia del reino y época hicsa en Egipto es primordial; no solo
para entender el nacimiento de Judá, Israel y de Fenicia, sinó
sobre todo para comprender la historia de los pueblos que forjaron y
aculturaron nuestras tierras.
Una
Península Ibérica cuyas colonizaciones y dominios procedieron de
civilizaciones llegadas desde la zona de Canaán.
Gentes venidas desde el Creciente Fértil al menos en dos periodos
cruciales y que cubren más de dieciseis siglos en nuestra Historia:
Refiriéndonos
primero a la precolonización creto-chipriota y a la colonización
canaanea (cretense y filisteo fenicia); tanto como a la posterior
invasión árabe llegada a Andalucía después del 711 d.C.. De
todo ello comprendemos cómo los
pueblos canaánitas y los de su entorno, fueron tan importantes en la
civilización penínsular; tanto como pudo ser la influencia de
Grecia para Roma. Pues los contactos civilizadores más tempranos que
tuvo la Iberia antigua, procedieron de aquel Creciente Fértil;
estando mucho más ligada España a Oriente Medio, que a Europa -al
menos desde el punto de vista artístico y cultural-.
.
Regresando
al Nilo, una gran parte de los egiptólogos mantienen que la
mencionada invasión de los dominios faraónicos llevada a cabo por
tribus Hurritas, Canaaneas e Indoeuropeas; se produce sobre el 1730
a.C.. Aunque otros investigadores fechan su entrada a mediados del
siglo XVII a.C.. Pese
a ello, a
mi juicio, no deberíamos confundir la aparición de los Hurritas en
Mesopotamia y en Canaán; con la entrada de los Hicsos en Egipto.
Pues a mi entender, la invasión de los extranjeros en el delta del
Nilo, es consecuencia de la huida
de esos hittitas, hurritas, mitanios y canáneos, del
desastre del Tera (no fruto de unas campañas militares preparadas).
Ya
que esa “victoria” Hicsa sobre Egipto se produce durante unos
años en los que gran parte de los súbditos del faraón habían
abandonado la desembocadura del Nilo. Todo lo que permitiría a esos
que escapaban del volcán y sus terremotos -desde el año 1680 a.C.-,
internarse sin grandes problemas en el delta faraónico. Por
todo ello,
antes de fijar la fecha de inicio del reino hicso, habríamos
de diferenciar una primera etapa -anterior-, en la que los hurritas y
mitanios atacan el Nilo repetidamente con sus ejércitos de
caballería y carros (sin lograr hacerse con el poder allí).
.
En
esta hipótesis y en cronologías paralelas se mueven personalidades
tan prestigiosas como Jaques Pirenne
(13)
;
considerando que lo
más probable es que la llegada de los Hurritas a las fronteras de
Egipto se produjera hacia el 1730 a.C.. Un momento que -a mi juicio-
deberíamos marcar como inicio de asedio e intento de invasión
bárbara; aunque no la del nacimiento del reino hicso
(que se produciría tras la crisis del Tera-Santorino). De este modo,
concuerdan con mayor precisión cronológica las diferentes
migraciones, etapas históricas y movimientos de pueblos, sucedidos
en el Mediterráneo de la época. Todo lo que comprobamos al observar
cómo
en fechas y circunstancias paralelas data Paul Fauré sus estudios
sobre Creta Minoica
(14)
.
Proponiendo como motivo probable para la entrada de los Hicsos en
Egipto, un gran terremoto ocurrido en la zona -en el siglo XVIII
a.C.- .
Así, en
las cronologías de Fauré vemos como hacia 1730 a.C. incluye la
existencia de un gran seísmo en Siria-Palestina y la aparición tras
el terremoto de los Hicsos en la zona de Canaán. Dicho desastre
afectaría y destruiría
también partes de Creta y Egipto,
por lo que hemos de concluir que el desastre debió ser de gran
magnitud y
que
provocó
el declive del Reino Medio faraónico (que
entra en crisis desde estas fechas). Asimismo, el seísmo de 1730
precedería a siglo y medio cargado de movimientos telúricos y
erupciones, que azotaron y devastaron la zona durante mas de ciento
cincuenta años. Posiblemente, a
consecuencia de este tremendo terremoto de 1730 a.C., vinieron hasta
aquellas debilitadas tierras de Canaán los invasores
Hurritas–Hittitas, aprovechando las circunstancias de crisis;
llegando
desde Mitani (o bien de Anatolia) y pretendiendo
hacerse con
el Nilo y sus puertos
comerciales (Biblos, Creta o Chipre). Lo que motivaría en Creta de
este momento, un cambio de periodo que da paso al Minoico Medio III
(conocido como “era de Los Palacios 2º”), tras
sufrir una gran devastación y cambio cultural.
.
Consecuentemente
con lo antes expuesto y suponiendo
que las incursiones Hicsas comenzaran en el 1730 a.C.; tras
el mencionado primer terremoto que aprovecharían Hurritas y Mitanios
para atacar el Canáan y el Nilo. Realmente
el reino de Avaris no comienza hasta el 1680; culminando unos
decenios después -a fines del siglo XVII a.C.-. Ello explica que
Creta tenga entonces una cronología en paralelo con Egipto y que se
desarrolle el Minoico Medio III en iguales años que el final del
Reino Medio y el Reino Hicso del Nilo: Iniciándose en el 1730,
culminando en el 1680 y acabando entorno al 1580 a.C.. Una última
fecha en la que de nuevo erupciona el volcán Tera (Santorino); la
isla griega más meridional, sita al Norte Creta -a una distancia
aproximada de unas ochenta millas de Cnossos-.
.
BAJO
ESTE PÁRRAFO:
Algunos
de los barcos que aparecen en el famoso fresco de Akrotili; hallado
en una casa palacio hundida bajo las cenizas del volcán Santorino.
Fechado
en el 1680 a.C., este
fresco que decoraba las paredes de una vivienda destruida por el
desastre sísmico,
contenía la escena de una peregrinación naval (probablemente desde
Tera hasta Cnossos). De tal manera podemos ver diferentes
embarcaciones de la época, comprobando el gran tamaño que por
entonces tenían los barcos con los que cruzaban desde Creta hasta
Tera. En
nuestra cita
(15)
comprendemos
la magnitud del desastre del Tera-Santorino, que causaría grandes
maremotos, destruyendo incluso los puertos de Oriente Medio y gran
parte de los de Canáan -llevando
nubes tóxicas, piedra pómez y lava hasta las orillas del Nilo-.
Pues sabemos fue mayor que el estallido del Krakatoa. Habiendo
comprendido bien lo que fué el Krakatoa, entenderemos lo que supuso
ese desastre de Creta en 1680 a. C.; cuya erupción sucedería tras
casi medio siglo de “avisos” sísmicos y magmáticos, provocando
una última voladura hacia 1580. Casi un siglo y medio de cataclismos
volcánicos, sucedidos en la caldera de Santorino; con los que
podremos comprender la Historia Antigua concerniente a esta etapa que
va desde el 1730 al 1580 a.C..
Pues tras reflexionar e imaginar la devastación que debió producir
el Tera, en las costas de Creta, Canaán, Grecia y Egipto. Nos es
fácil entender por qué entre el 1680 y el 1580 a.C. cambian todas
la eras y etapas históricas de esta zona del Mediterráneo. De
tal manera,
en Creta cae el Imperio Minoico y se destruye esta civilización,
pasándose del llamado Minoico Medio, al Reciente (dominado por
Micenas).
Por su parte en
las islas de la futura Hélade
(aún por nacer), se
cierra el ciclo de Cicládico Antiguo y se pasa al Reciente; al igual
que en el continente griego se llega del Heládico Antiguo al
Moderno. Naciendo
por entonces y debido a ello: Micenas.
Pero centrándonos en los pueblos que estábamos estudiando;
igualmente
es en el 1580 a.C. cuando lo Hicsos comienzan a retroceder en Egipto,
y unos veinte años después (hacia el 1560) el reino del Nilo es
recuperado por sus antiguos dueños, quienes comienzan la etapa
denominada Imperio Nuevo, con la XVIII Dinastía.
Tras
el nacimiento del Imperio Nuevo (entre el 1580-60 a.C.) los Hitittas
llegaron desde Anatolia a las fronteras del Nilo. Posiblemente con el
fin de ayudar a sus “socios” los Hicsos; o bien para dominar
parte de la tierra de Canaán, que por entonces entró en un periodo
de confusión y de grandes dificultades (tras la caída del reino de
Avaris). Por su parte, los pueblos marineros ribereños de Creta y de
Chipre huyen en su mayoría; apareciendo sus gentes en las costas de
Anatolia y de Oriente Medio. Cuando muchos supervivientes de las
erupciones últimas del los terremotos y el volcán de Tera; tras el
1580 a.C. parten de Creta y Chipre, escapando unos hacia Oriente
Medio y poniendo rumbo otros hacia Occidente (Sicilia) o a la zona
continental de Grecia.
Pero
en su mayoría parece que se establecen en las costas de Anatolia y
del Sur de Canaán, muy cercanas a Chipre.
“A
la sombra de ellos” y de sus conocimientos en
náutica, sobre construcción de embarcaciones, navegación, rutas
comerciales y etc.; comienzan
a “formarse” como marineros experimentados los habitantes de las
costas norte de Oriente Medio. De este hecho creemos que nace
propiamente Fenicia, varios decenios después de la caída de los
Hicsos (aunque
sobre este punto y de los pueblos surgidos en este momento,
trataremos más adelante).
.
Cuanto
expresamos, concierne a la navegación durante la Edad del Bronce,
que sabemos estaba dominada por los cretochipriotas. Tanto que hasta
el siglo XVI a.C. apenas había grandes puertos, ni emporios capaces
de comerciar con el Occidente mediterráneo; y los pocos existentes
tan solo podemos situarlos en Creta o Chipre. Por
lo que tras
la caída de Creta y del mundo Hicso -en el 1580-, surgen otras
fundaciones capacitadas para emprender viajes marítimos de larga
distancia
y que denominaremos proto-fenicias. Un momento que aprovechan los
grandes puertos antiguos de Oriente Medio (como Biblos). Pues aunque
Biblos
existía desde milenios atrás y había sido repetidamente derrotado;
es en esta “nueva” etapa cuando se pone a la cabeza de esos
emporios que
reciben a los huidos de Creta y Chipre; heredando los conocimientos y
las rutas cretochipriotas. Comenzando un
periodo en el que Biblos se independiza de Egipto; siendo así cuando
realmente aparecen los grandes puertos que luego serían bases
fenicias -como el famoso de Ugarit-. Por lo que nuestra teoría se
basa en que los púnicos heredaron en esta etapa histórica, las
rutas marítimas y los secretos de cretenses y chipriotas. Quienes
huidos hasta sus costas, quizás obtuvieron el favor de establecerse
en el litoral de oriente Medio, a cambio de aportar enseñanzas de
náutica y orientación, a quienes les recibían en sus tierras
(sobre todo el secreto de las rutas de los metales minóicas).
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
Dos
mapas míos. Al
lado,
distribución del megalitismo (desde el V al III milenio a.C.) y
difusión del Vaso Campaniforme (del 2800 al 1800 a.C.). Observemos
que la etapa del Campaniforme coincide casi exactamente desde la
creación del Egipto Dinástico (época de las Pirámides), hasta la
caída del Nilo el manos de los Hurritas y de los Hicsos (siglos
XVIII y XVII a.C.). Abajo,
difusión
de los metales. Observemos, comparando con el mapa anterior, como
igualmente el dolmenismo se extiende por la ruta del ámbar en el V y
IV milenio a.C.; y luego avanza hacia las minas de oro y plata, para
finalmente situarse en los yacimientos de cobre y estaño. Todo ello,
a través de una cultura marinera que va difundiendo el megalitismo;
preferentemente desarrollada en el litoral Atlántico europeo.
B
- 5) Israel, Creta y los Filisteos; David y Goliat:
.
Exiliados
primero por el volcán Tera y luego por la llegada del Hierro y las
hordas indoeuropeas; huyeron los cretochipriotas en esas dos
ocasiones hacia costas cercanas a Biblos y Canaán. Creando en el
nuevo lugar de refugio un pueblo de origen cretense, al que
finalmente llamaron Philistaios
(Filisteos, tan famosos en la Biblia por ser enemigos de los
hebreos). Pues
todo lleva a deducir que quienes escapan hasta el litoral de Oriente
Medio tras el desastre del Tera (en el siglo XVII a.C.); hubieron de
formar parte del gran ejército y de la organización hicsa. Tal
como muestran y demuestran los frescos de los palacios hicsos de
Avaris; haciéndonos pensar que esos reyes
extranjeros que conquistaron el delta del Nilo hacia el 1660, eran
preferentemente gentes comandadas por cretochipriotas. Pese a ello,
sabemos que fueron expulsados de territorio egipcio hacia el 1550
a.C.,
siendo obligadas estas élites extrajeras (llamadas hicsos) a
retroceder; estableciendo
por entonces sus nuevas capitales en Canaán
-fundando palacios en ciudades como la propia Salem ó Jerusalen).
Allí debieron cohabitar junto a los diferentes canaanitas
(quizás como élite o como gobernantes) hasta
que algunos de sus antecesores reaparecen; definitivamente
documentados en las costas de Gaza tras la invasión de los dorios y
la caída de Micenas y Creta en manos de indoeuropeas
(hacia el sigo XII a.C.). Por cuanto los
“verdaderos” Filisteos que conocemos por La Biblia, constituyeron
esa segunda migración que llegó a Canaán procedente del mundo
minóico-micénico destruido por los indoeuropeos. Llegando
a las costas cercanas a Haifa, desde El Egeo, Creta y Chipre; a
principios del siglo XII a.C., tras
la caída de Troya y la expansión de los dorios (armados con
hierro).
Pero
no hay que olvidar una primera migración de cretenses que vendrían
al Creciente Fértil cuando escapaban de las islas arrasadas por el
Tera Santorino, desde el 1680 a.C.;
apareciendo ya en el siglo XVII a.C. junto a las costas continentales
cercanas de Fenicia y Anatolia, y
comandando la invasión hicsa de Egipto.
.
Por
su parte, el segundo éxodo traerá a las costas de Canaán a
aquellos escapan de una Micenas derrotada y del mundo de Minos
invadido por el Hierro.
Quienes sabemos huyen a Oriente Medio después de la Guerra de Troya
-tras las invasiones de indoeuropeas-; llegando a tierras de
Palestina hacia el año 1195 a.C., donde son denominados “Gilsteos”.
Un
nombre (Gilsteos) dado a estas nuevas gentes venidas de Creta o
Micenas, que a nuestro juicio es de origen aqueo (griego arcaico); lo
que demostraría que realmente su migración fuera contemporánea a
Troya.
Aunque la denominación de “filis-teos” también se
correspondería con el idioma que hablaron los súbditos de Minos (un
dialecto aqueo, tal como Ventris afirmó). Siendo la traducción de
“Filisteo” desde el griego antiguo (micenio): “los que aman a
dios” (de las voces filo
+ teos)
o bien la tribu de dios (de la palabra dios = teos
unida
a fulh
=
tribu).
Pese a ello, más adelante veremos que su apelativo egipcio era
“Peleshet”, y se identifica con las voces helenas que significan
marinero (pelagio) o bien mercenario (pelete). Aunque
más parece un nombre de origen cretense el de estas gentes
exiliadas que a Canaán -tan bien organizadas estatal como
militarmente-. Por
lo que chocarían con los judíos al establecerse en esas tierras; al
no aceptar las formas de vida semitas.
.
En
lo que respecta a los “otros” cretenses llegados a Canaán en el
siglo XVII y XVI a.C., todo hace pensar que eran parte de las élites
de los Hicsos del Nilo. Quienes debieron apoyar esas migraciones de
gentes venidas de zonas cretochipriotas, hasta el litoral de Oriente
Medio; proporcionando su asentamiento en tierras costeras vecinas y
al norte de Egipto. De tal manera esos primeros filisteos
(cretochipriotas establecidos en Canaán) servirían
como marinos a los nuevos dueños del Nilo; y aunque parezca extraño,
tras la caída de los Hicsos seguirían colaborando con Egipto para
el control de Canaán. Pues actuarían como aliados del faraón al
final del reino de Avaris, al ser sometidos por los ejércitos del
Nilo,
cuando renace el Imperio Nuevo (desde el 1560 a.C.).
Debido a esta situación, los cretochipriotas por entonces hubieron
de unirse con los más antiguos fenicios (que llamamos
proto-fenicios); con quienes compartían mar y frontera. Por lo que
debido a que Fenicia y Egipto eran por entonces “socios”, al
carecer el faraón de flota y armada autóctona; entendemos que
también desde este momento, Chipre siempre será protegida y amiga
de Tiro y Sidón. Ciudades púnicas que mantendrán puertos en la
isla vecina, que le servían de frontera y parapeto; ya que con esta
ínsula de mar podían guarecerse de asedios y
de gentes venidas de Anatolia o del Egeo. Aunque
esa posible paz (o colaboración) en la que vivieron fenicios y
filisteos hasta el siglo XI a.C., parece truncada tras el nacimiento
del reino judío de Israel-Judá.
Momento en que algunos
de los filisteos se integran entre las tribus de Jacob
(como hicieron los de Dan en la zona de Golán).
Aunque la mayoría se verán empujados hacia la costa, teniendo como
única tierra propia la de Gaza; al ser asediados por Israel y Judá
-tras la conquista judía de “la tierra prometida”-.
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
El
rey David, por Donatello. Esta figura que instituye de Israel,
unificado con el de Judá, es el vencedor sobre el pueblo filisteo.
Su historia narra como siendo un “joven pequeño”, acaba con el
gigante Goliat, gracias a un golpe de honda. Goliat -por su parte-,
personifica a los de Gat; simbolizando a los hijos de Gaza (el
pueblo filisteo del que hablamos).
Al
lado y abajo: El
David de Donatello tal como se expone en el Museo Barguello,
Florencia (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes.
Hacia
el año 1000 a. C. se considera que los israelitas vencieron a los
filisteos; quienes en teoría eran mucho más poderosos que los de
Judá e Israel juntos. Pero
aquellos judíos (más débiles), actuaron tan unidos que
consiguieron relegarles a una franja en la costa. Sin
recuperar aquellos filisteos más sus posesiones tierra adentro;
debiendo vivir por siempre en aquella pequeña zona junto a las
playas
(ver mapas bajo estas lineas). En
este periodo comienza el reinado de David, quien triunfa ante el
gigante Goliat (I
Paral. 20) ; historia que recoge La Biblia mencionando cómo en las
fechas referidas los filisteos fueron vencidos y arrinconados en un
margen del litoral mediterráneo palestino. Donde permanecieron, en
esta estrecha franja de costa cercana a Haifa; viviendo allí hasta
el siglo VII a.C, cuando Assur (Asurbanipal) conquistó Canaán (16)
.
.
Para
terminar este epígrafe, diremos que nuevamente hemos visto otra de
las grandes historias bíblicas y su relación con sucesos
históricos, recogidos de forma legendaria en la personificación de
David y Goliat (I Paralipómenos 18, 1). Donde entendemos
el significado de ese “gigante” filisteo, enemigo de los judíos
al que abate el “pequeño rey de Israel” con un golpe de honda.
Siendo Goliat la personificación de la ciudad de Gat, el emporio
principal de aquel pueblo originario de Creta, Chipre o Grecia.
Por
otro lado, en
esta época de expansión y organización de los judíos (el siglo X
a.C.) es cuando muchas ciudades, tribus y reinos asentados hasta
entonces en Canaán, se
ven forzados a retirarse a las costas. Huyendo algunos de las zonas
cercanas al Sinaí, mientras otros se embarcaron buscando nuevas
patrias, llegando hasta tierras muy lejanas, en Occidente (para
sobrevivir a la expansión israelita). Debido
a estas circunstancias históricas, sabemos que la mayoría de los
asentados en Canaán que y no eran judíos, decidieron construir
fortalezas elevadas para vivir en un recinto amurallado
-en islas de las costas-. Incluso
creando arrecifes fortificados artificialmente y junto a litoral de
Oriente Medio (como
fueron Tiro y Sidón). Por
lo explicado antes, no es de extrañar que coincida la época de
creación del reino de Judá Israel, con la llegada de colonizadores
venidos desde Canaán hasta nuestras costas;
gentes que hoy se denominan precolonizadores de iberia y que
importaron objetos de tipo micénico y caánanita (17)
. Todo
ello en
un momento en que los dorios acababan de terminar con Micenas y el
Egeo comenzaba de ser dominado por gentes del Hierro.
.
BAJO
ESTOS PÁRRAFOS:
Mapa
que contiene en su página 162, el libro LOS PUEBLOS DEL MAR (de N.K.
Sandars; Madrid 2005 -a cuyo editor agradecemos nos permita divulgar
esta imagen-).
Veamos
en él cómo sitúa el lugar de asentamiento de los filisteos en dos
zonas: Por un lado en el litoral de Oriente Medio, en un área muy
cercana a Chipre; tanto como igualmente contempla a los Peleset
(filisteos) en la actual franja de Gaza. Ese
doble emplazamiento de aquel Pueblo del Mar, sin duda y en nuestra
opinión se debe a que aquellos
que los judíos llamaron filisteos (y los egipcios peleset) eran
originarios del Egeo y del área cercana a Chipre, donde primero los
sitúa la Historia. Aunque hacia el año 1180 aparecen luchando en
Egipto contra Ramses III, época en que se mencionan ya asentados en
la franja de tierra que hasta entonces había sido egipcia y que tomó
el nombre de Gaza.
Voz que en mi opinión procede de Gath, ciudad filistea con un famoso
héroe homónimo que llamado G-lath (Goliat). Palabras cuyo origen
consideramos proceden del arameo "GLTH" y que significan:
"Errantes, el que vaga, el que peregrina".
.
Sandars,
en LOS PUEBLOS DEL MAR, explica con detalle las turbulencias que
sufrió El Egeo, Anatolia y Oriente Medio tras la caída del imperio
hitita y la difusión del hierro. Un
periodo que comienza en el primer tercio del siglo XIII a.C., con la
Batalla de Qadesh (1274 a.C.) y se "acelera" poco después,
cuando el reino hittita de Hattu entra en crisis. Culminanado hacia
el 1212 a.C. con la guerra de Troya, siendo su etapa más dura la
denominada "expansión de los Pueblos del Mar"; gentes
errantes cuyos ataques a zonas como Egipto se documentan entorno al
1175 a.C.. Tras ello y debido también a invasiones que llegan a
Grecia Continental desde el Danubio y los Balcanes, se
produce un estado absoluto de deterioro en el área Oriental
mediterránea; entrando en involución las culturas y estados que
habían heredado a las del Bronce. Destruyéndose Micenas que había
liderado desde el siglo XV a.C. el progreso en la Hélade y sus
islas; civilización que procediendo desde Creta y Anatolia fue la
continuadora del sistema minóico, y que había sido sucesora de las
culturas de "El Bronce en el Egeo", actuando como "puente"
entre el mundo hittita y Egipto. Tras
la caída de Hattusa y la expansión del hierro -sucedida desde
Troya-, la magnifica cultura micénica se derrumbó en pocos años,
sin saberse muy bien qué pudo ser de las gentes que la conformaron.
En
este libro, Sandars expone una clara visión de la época, tanto como
de la Historia que hubo de suceder.
Recogiendo en ocasiones con claridad, cómo entre los llamados
Pueblos del Mar se hallaron algunos de aquellos micenios que durante
casi todo el siglo XIII a.C., tuvieron de dedicarse a navegar
buscando asentamiento o nueva patria. Batallando y atacando puertos o
zonas de litoral al quedarse sin su territorio, rumbo social, ni
hogar. Llegando a poner sus ataques en peligro la seguridad del
Egipto de Ramses III; dado que realizaban tremendas razzias con miles
de soldados y centenares de barcos, pretendiendo así establecerse en
tierras del Faraón.
B
- 6) Caída y final de los Hicsos, Canaán como enemigo de Egipto:
.
Decíamos
que en nuestra forma de ver la Historia,
tras la segunda fase de explosiones y movimientos sísmicos del
Tera-Santorino (1580 a.C.) retroceden los reyes Hicsos hasta Canaán,
prácticamente sin combatir y por debilitamiento
de sus huestes. Así,
creemos que abandonan Egipto simplemente por el desastre de la
erupción que provocaría
de nuevo maremotos y lluvia de lava con cenizas sobre las ciudades
costeras -desde el Nilo hasta Anatolia-. Por lo que
en mi opinión, la caída de esta dinastía Hicsa no se debió a ser
propiamente “expulsados” por los antiguos dueños de aquella
tierra
(como los vencedores quisieron escribir). Sino
más bien
a problemas de destrucción de su armada y sus puertos, por
el volcán del Tera. Además,
en
aquel momento, los súbditos del faraón
aprovecharían
la situación de caos
para reorganizarse y avanzar hacia la desembocadura
(donde se hallaba Avaris). Viniendo desde el Sur y desde el Alto
Nilo, con el fin de expulsarles; haciendo
frente a los hicsos todos aquellos que se consideraban “verdaderos
egipcios”.
Quienes habían mantenido su cultura milenaria, consiguiendo muchos
habitantes del delta no ser sometidos durante un siglo por la
invasión bárbara; mientras los retirados hacia Luxor se organizaban
como una resistencia -en esta capital llamada por ellos “Lunu-sema”
(la Heliópolis ó Tebas, grecoegipcia)-. Donde
se reorganizaron como un Nuevo Egipto Faraónico, para acabar con el
reino Hicso de Avaris.
.
De
ese modo y tras el debilitamiento de los Hicsos, los viejos egipcios
consiguen expulsarlos
promoviendo un renacimiento; dando
así paso al Reino Nuevo. Que comienza en este momento -entre los
años 1580 y 1560 a.C.-; manteniendo el poder en Luxor
(donde lo situaron desde el comienzo del Reino Medio;
en
el 2050 a.C.; con una capital escondida a centenares de kilómetros y
muy
lejos del mar; fuera de los posibles ataques extranjeros). Allí,
los “verdaderos egipcios”
promueven tras la caída de esa dinastía bárbara, la expulsión o
la esclavitud de todos los habían colaborado con esos reyes
extranjeros. Pueblos en su mayoría llegados desde Canaán; entre los
que se encontraba el hebreo -que
como hemos dicho habría entrado con los hicsos en el delta, para
establecerse allí como una burguesía comerciante y con capacidad de
organizar gestiones de tesoro y administración-.
Así caerían en desgracia, pues tras siglo y medio de dominio
extranjero
fácil es imaginar la
sed de venganza que los egipcios antiguos tenían hacia los
colaboradores de los hicsos. Tanto
era ese odio, que
fue denostada la misma ciudad de Biblos; que durante miles de años
había sido tenida por sagrada y aliada del Faraón
. Pasando
a considerar a los bibliotas unos grandes traidores;
afirmando los egipcios que Biblos había iniciado una política de
expansión, aprovechando el gobierno Hicso, sin ayudar a sus
“hermanos” faraónicos y vendiendo a su propia nación. Siendo
así como hacia el 1570 y el 1550 a.C., Ahmosis y Tutmosis II
expulsaron definitivamente a aquellos “ gobernantes extranjeros”
del Delta, que
según narran las crónicas de los mismos egipcios eran “reyes
pastores, tiranos e ignorantes, bajo cuyo reinado no hubo
prosperidad”
(18)
.
Este
periodo de dominación bárbara, llevaría a Egipto a tener un fuerte
sentido patrio y
a fortalecerse militarmente; pero sobre
todo a desear destruir Canaán (de
donde consideraban procedían aquellos invasores).
Llegando los egipcios hasta las tierras
vecinas, en diferentes incursiones; donde
atacan y en gran parte, acaban con ciudades tan importantes como la
de Biblos. En esos primeros avances
territoriales de Egipto, llegan
a dominar la zona del Líbano por completo. Tras ello, se alía
Tutmosis II con el reino de Mitani (unidos
a Babilonia) para
repartirse Canaán y someterlo totalmente; creando así un fortísimo
imperio faraónico que comprendía Líbano y Siria, llegando hasta el
Eúfrates.
Pues tanta era la furia de los del Nilo en estos años contra los
pueblos originarios de Canaán; que un siglo después de la caída
del los Hicsos, Tutmosis III en 1462 a.C. atacará Mitani por el
Eúfrates para controlar totalmente a los semitas (recordemos que
esta civilización mesopotámica de Mitani, había sido de fundación
Hurrita -de igual raíz a la de los Hicsos-).
.
Es
esta la época del “gran renacimiento” y gloria egipcia, en la
que se crea un periodo de arquitectura incomparable,
y -entre otras maravillas- el famoso Valle de los Reyes, así como
innumerables templos junto a su capital (la actual Luxor). Pese
a ello, el nuevo reino renacido (el Imperio Nuevo) ya no se acercará
tanto al Mediterraneo, como hicieron los antiguos reinos con capital
en Memfis; y ese Egipto posterior a los Hicsos, permanecerá siempre
temeroso del extraño (hasta xenófobo, cerrado en sí mismo). No
deseando que los extranjeros conozcan sus entrañas sociales, ni
menos sus secretos -religiosos o de ciencia-. Pretendiendo
alejarse de otras civilizaciones a quienes se limitará a someter;
más que conquistarlas y a civilizarlas, como antaño había hecho.
Por
su parte, los canaánitas que no huyeron del Nilo al caer el mundo
Hicso, pasarían a la peor situación en la Sociedad faraónica
(esclavos); al igual que cuantos prisioneros hicieron en Oriente
Medio los ejércitos egipcios. Quienes continuamente acosaban aquella
zona de Canaán, que durante este periodo del Reino Nuevo se
intentaban liberar -como podía- del yugo egipcio. Lográndolo tan
solo algunas ciudades muy fuertes, principalmente las situadas en
costa y unidas a la organización filistea; porque los filisteos
debieron servir a los egipcios por entonces como aliados -actuado
como mercaderes y sobre todo de transportistas marítimos-.
Pues la invasión faraónica de Canaán y de las zonas limítrofes en
esos años fue tan severa, que hasta los cedros del Líbano pasaron a
ser adquiridos como recaudación de impuestos.
Debiendo pagarlos obligatoriamente Biblos y las ciudades adyacentes;
dejando de ser así los egipcios compradores o aliados de la zona y
cuyos cobros e impuestos en tiempos de los Tutmosis (II, III y IV)
fueron verdaderamente duros. A estos faraones citados, le suceden los
Amenotheps; entre los que Amenofis
II y III actuaron con menos militarismos y con más dedicación a la
cultura. Relajando un tanto el yugo sobre Canaán y las fronteras
(pese a que conservaron el Imperio Medio y su gloria). Llegándose
así hasta el momento en que un rey “extraño” decidió reformar
la religión y el país del Nilo.
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
Dos
fotografías tomadas en el Museo de Luxor y en el de El Cairo (a los
que agradecemos nos permitan divulgar nuestras imágenes). Al
lado: Akhenatón
el faraón hereje. Abajo:
Máscara de oro del sepulcro de Tutankhamón -tal
como la exhibe el Museo arqueológico de El Cairo, al que agradecemos
nos permita divulgar nuestra imagen-.
De este rey sabemos con certeza que comenzó llamándose Tutankh-Atón
(el que vive en Atón).
Aunque tras lograr reconciliarse con el clero antiguo del Nilo,
devolvió el pleno dominio al sacerdocio, regresando al culto de Amón
y tomando el nombre con el que le conocemos (cuyo
significado fue “el que vive en Amón”).
No sabemos si era hijo de Akhenatón (como muchos consideran) o si
fue simplemente uno de sus yernos; aunque sí está clara la función
que cumplió, regresando a los cultos antiguos y desechando la
herejía impuesta por Amenofis IV. De
igual modo, parece
que la tumba que ocupó fue la de Nefertiti (mujer principal de su
padre); vaciada
para poder albergar rápidamente a este rey que murió con tan solo
diecinueve años.
Todo ello hace pensar en un verdadero odio hacia Akhenatón y sus
creencias por parte de quienes le continuaron, tanto como para llegar
a desahuciar a Nefertiti de su última morada. Estas
profundas crisis religiosas y familiares, llevaron a que tras
Tutankhamón llegasen al trono de Egipto el visir y suegro de
Akhenatón (Ay) y después un general del mismo Amenofis IV
(Horemheb); finalizando así la dinastía XVIII.
.
.
.
B
- 7) Akhenatón el rey “hereje” y el Yahvismo de los judíos:
En
el 1377 a.C. (fechas aprox. +/- 30 años) sube al trono Amenofis IV,
el gran “rey hereje Akhenatón”, quien dedica todo su reinado
al “florecimiento” cultural y espiritual; pero sobre todo a
la reforma religiosa que decide llevar a cabo.
Una “herejía” con
la que intentó imponer lo que se ha denominado “el monoteismo”
de Egipto;
transformando gran parte del culto y costumbres del Imperio hacia la
veneración a un dios único (Atón). Sus cambios llegaron hasta el
punto de modificar la capital del reino, que ya dijimos habían
situado en el actual Luxor hacia el 2050 a.C. -por motivos de defensa
y de nueva política-. Poniendo la nueva ciudad y corte en la llamada
Akhenatón; una urbe “bautizada” con su mismo nombre -que
significaba el “Horizónte de Atón- ubicada junto a la actual
Amarna (en la ribera del Nilo, a medio camino entre Luxor y la
desembocadura). Por su parte, el
monoteísmo de Amenofis IV -del que tanto se habla-, no fue más que
una reforma en la que se sustituye al rey de las divinidades (Amón),
por el nuevo dios único: Atón
(personificado en el disco solar). Un
culto que ya se había iniciado en época de su padre (Amenofis III);
aunque la transformación religiosa del hijo fue de carácter más
reaccionario. Tanto
como para perseguir a quienes venerasen al antiguo dios. Así este
faraón llamado “hereje” y que reinó unos diecisiete años,
ordena
destruir todas las estatuas del antiguo Amón y sustituirlas por la
imagen de Atón; del mismo modo que borra el nombre en las
inscripciones de Amón-Ra, obligando crear nuevos templos
y bajorrelieves en favor del dios único representado en el disco-Sol
(Atón). Asimismo,
Akhenatón, bajo este nuevo rito
se inviste como pontífice supremo; aunque con ello lo que realmente
buscaba era restar poder al sacerdocio, para detentar todo el
gobierno desde la corona.
.
Pese
a todo, el credo del antiguo Egipto se dirigía a un solo dios-rey;
en la forma del Sol (Ra), muy similar al que proclamará luego
Akhenatón.
Y por cuanto hemos expuesto, no nos debe quedar la menor duda de que
en las posteriores creencias de todo el Mediterráneo Oriental, será
fundamental la historia de Osiris primigenio; como “dios padre”
-dios único y creador verdadero-. Por
todo ello, afirmar que Akhenatón pretendía instituir el primer
monoteísmo con fines filosóficos, creemos que pudiera
ser tan erróneo
como
considerar que la armonía de las estrellas fue una idea de Platón
(ya que este filósofo la copió literalmente de los textos y de las
enseñanzas de los pitagóricos -principalmente, los que compró a la
familia de Filolao-). Pero
el hecho importante es que el faraón trató de imitar cultos
canaaneos y mitanios de su época; seguramente para llegar a una
confluencia con estos pueblos vecinos (19)
.
.
Nota:
Terminaremos este
capítulo recogiendo cuanto se relata sobre las figuras de Abrahám y
sus descendientes, en Antigüedades Judías y en el Libro del
Génesis. Tomaremos la traducción de Flavio Josefo -publicada por
J.Farré- (20a)
y la versión de La Biblia de Casiodoro Reina, revisada por Cipriano
Varela -1569 y 1602- (20b)
.
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO:JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
Dos
fotografías tomadas en el Museo de Arqueología de Valencia -al
que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Observamos
vitrinas que exponen diferentes
jarros de gran tamaño pertenecientes al Bronce Final Levantino
(datados entre el 1400 y el 1100 a.C.). Esas fechas marcarán el
término de la Edad del Bronce; un periodo que en tierras del Levante
finaliza paulatinamente desde ese siglo XIV a.C. y comienza a
terminar hacia el X a.C.. Cuando aparecen en su litoral los nuevos
visitantes que el Hierro empuja o trae hasta nuestras costas.
Curiosamente,
ese “movimiento” de los primeros precolonizadores hacia la
Península Ibérica, se produce en las mismas fechas que el Éxodo
judío; que se inicia hacia el 1400 y culmina en el 1000 (cuando
finalmente se crea el reino unificado de Israel Judá).
Un momento histórico marcado por la aparición del nuevo metal
férreo y por los sucesos e invasiones que generará ese comienzo de
la Edad del Hierro.
.
C)
PERIODO MOSÁICO: EL NACIMIENTO DEL PUEBLO HEBREO Y FENICIO:
.
Continuando
con las religiones de Canaán, ya
hemos visto cómo la
historia judía contiene su episodio más transcendental hacia el
siglo XIX a.C.. Donde la aparición de Abrahám y del Dios de Judá,
tiene como misión que no se realice el rito común de inmolar al
hijo mayor.
Narrando el Génesis (22) el modo en que Yahvé envía un Angel, que
ordena a Abraham no sacrificar a su primogénito, cuando ya se
disponía a asesinarle; indicando donde hay una zarza en la que está
atrapado el carnero que ha de sacrificar en sustitución del hijo.
Este
episodio es el que marca la diferencia verdadera entre el pueblo
judío y los demás de Canaán; incluso
entre los hebreos y otras tribus sináicas de igual origen racial,
pero que permanecían con los ritos de inmolaciones humanas.
Puesto que hemos de suponer que aquellos que no admitían estos ritos
del Baal, se verían expulsados de las ciudades y obligados a vagar
por el desierto
(21) .
Debido
a ello, hemos de entender al pueblo judío como aquellos que
preferían vivir fuera de las urbes protegidas y amuralladas -errando
por Canaán- antes de someterse a la inmolación del hijo.
Generando así un pueblo propio, que nacería entorno al 1850 a.C.;
hechos que La Biblia explica en la figura de Abrahám y que sitúa en
tierras de camino entre Ur (Babilonia) y el Sinaí. Lo
que según el Antiguo Testamento, sucedería en
el monte de Moriá y
en la ruta que seguía este pueblo pre-israelita al vagar entre
Egipto y Babilonia. En un altozano cuyo nombre se repite en la colina
donde Salomón edifica su templo; aunque el nombre de Moirá
habríamos de interpretarlo más bien como los
“montes Ammorreos” -ver
citas
(22)
y
(23) -.
.
C
- 1 ) El culto mosáico, la crisis de Akhenatón y el nacimiento de
Israel:
.
En
la época en que se fecha la existencia de Moisés (sobre el siglo
XIV a.C.) parece
que pudieron introducirse las religiones semitas en Egipto; quizás
por la mano de Akhenatón, o de alguno de sus antecesores. De
tal manera, no
sería raro que las reformas religiosas de Amenofis IV
-ya iniciadas por su padre-; que
buscaban alianzas entre los egipcios y los territorios del Sinaí e
incluso de Mesopotamia. Incorporasen esos ritos de inmolación a la
religión del Nilo; importando aquellos cultos del Baal. Donde en su
estado más bajo -o en templos de los humildes-, se ofrecían los
nacidos primero de los animales; pero en cuya escalera de rituales y
en el nivel más alto, se inmolarían primogénitos.
Siendo obligada la entrega de sus hijos a nobles y principales; algo
que finalmente provocó en muchos casos que el pueblo exigiera a los
reyes que hicieran lo mismo, por su mano y con su primer vástago.
Narraciones como la de Ifigenia en la Iliada o el mito griego de
Frixo y Helene; nos recuerdan estas ceremonias en las que los
monarcas finalmente debían inmolar a sus hijos, para que su pueblo
se salvase. Narrando circunstancias históricas, donde los monarcas
se vieron finalmente obligados a matar con su propia espada miembros
de su prole (so pena de que el pueblo asesinase o esclavizara a la
familia real); ara calmar la sed de sangre de sus súbditos. Por
todo lo que concluimos que los Baal semíticos y canaaneos, fueron
los que pudieron influir en la reforma de Akhenatón. Aunque
es probable que asimismo esa reforma monoteísta, pretendiera
incorporar cultos hebreos; al conocer el resultado final que
conllevaban aquellos ritos cruentos. Tras los que el pueblo, en
muchos casos, terminaba sublevándose a los monarcas, cuando tras
inmolar infantes, los tifones, las epidemias o hambrunas, no
terminaban; exigiendo entonces los sacerdotes que el rey hiciera lo
mismo con sus propios hijos.
.
Lo
antes expuesto nos haría comprender el origen de la famosa ceremonia
judía denominada “Rescate”, que traducida al sistema piramidal
egipcio supondría una sucesión de pagos y ofrendas, de mayor a
menor valor y forma escalonada.
De tal manera, mientras en templos de zonas humildes del Nilo
sacrificaban peces -por un motivo-. Para la misma razón ceremonial,
en un altar más rico, se precisaría dar muerte a animales de mayor
valor (por ejemplo, aves). A su vez, en otros recintos sagrados más
importantes se precisaría para un caso igual el sacrificio de varios
pájaros, que a su vez se equipararía con el de un cordero. Asi como
el de varias ovejas valdría como la inmolación el de un asno; tanto
como la ofrenda de dos o más burros, equivaldría la de un buen
caballo o de un toro. Todo ello siguiendo una escala piramidal, donde
la muerte del ganado se equipararía escalonadamente con la de los
animales más valorados por los egipcios, como el gato o el perro (a
los que se llegaba a momificar). Procediendo así al ofrecimiento en
el templo de las mascotas mas queridas por sus amos; los caballos,
asnos y las reses superiores -de gran coste económico-. Todo ello,
en rituales donde su carne no se comía, sino se ofrecía al dios (en
nombre o efigie del Faraón). Lográndose
una cadena piramidal que terminaría con la liberación o muerte de
seres humanos en los templos; en una ceremonia que generaría el
posteriormente llamado “rescate”; sobre el que la Biblia nos
explica su culto y significado, del modo que en cita (23)
analizamos.
IMAGEN,
ARRIBA:
De
nuevo, el
altar de Tell Beer Sheva, del que decíamos en artículos anteriores
que se fecha antes del siglo VIII a.C. (es un dibujo mío, donde
represento el ara tal como fue hallada en los años setenta por el
profesor Aharoni).
En
otros estudios analizábamos esta pieza, que actualmente está en el
Museo de Jerusalén, comentando se trataba de una mesa pétrea de
holocausto, con "cuernos" en las esquinas (a juicio de
Aharoni mediría 5 x 5 Codos S.H. -262,5 x 262,5 centímetros aprox.-
por 2 codos de alto -105 ctms.- aprox-). Tiene como hecho extraño
que en
una de sus puntas se grabó una cobra, lo que a mi juicio sería
fruto de los expoliadores o bien puede tratarse de una profanación.
Pese
a ello, el
profesor Hitchcock -uno
de los mayores especialistas en aras de este tipo canaaneas-
considera
que pudiera ser una figura de época, simbolizando aquella sierpe la
fertilidad -de hecho hay pasajes mosáicos que refieren
ofidiolatría-. A continuación analizamos la posible relación entre
esas mesas sagradas canaaneas y las aparecidas en tierras de
Tartessos.
.
IMAGEN, ABAJO: Otro dibujito mío, aunque en este caso es una recreación del altarcillo de suelo hallado en El Carambolo (Sevilla).“Ashera” sagrada tartessia, fechada entre los siglos VII y VI a.C. y que guarda la forma de un pellejo de buey; igual que el colgante del tesoro encontrado en el mismo recinto sagrado -sobre ese cerro de Camas llamado Carambolo-. El diseño de los altares de Tartessos se corresponde exactamente con las exigencias y descripciones que el Antiguo Testamento determina para las mesas de holocausto judías -aunque los laterales semejan las patas del bovino, en vez de sus cuernos-. Pues tal como manda El Levítico, debían ser realizadas sobre las arenas del terreno, sin decoración alguna y tan solo aprovechando la tierra (en forma de pequeño montículo, sobre el que habrían de sacrificar los hebreos a Yahvé). A mi juicio, estas asheras tartéssicas tienen una conexión plena con los altares judíos, adornados con cuernos; que en principio de realizaban en las arenas (tan solo aprovechando algunas piedras). Ello explicaría la aparición en la Península de esas mesas sagradas con diseño de cuero bóvido, en zonas de influencia semítica; lo que a mi entender no se produjo por una importación propiamente fenicia, sino llegada desde el Canaán judío (o filisteo). Puesto que no hay dato alguno que confirme el uso de asheras rituales con forma de toro entre los púnicos, mientras sí existen entre los cretochipriotas y los hebreos (más concretamente ente los filisteos, un pueblo conformado en gran parte por huidos desde Creta y Chipre tras las invasiones del Hierro, refugiados en Canaán y muchos de ellos mezclados o integrados entre las tribus de Israel).
IMAGEN, ABAJO: Otro dibujito mío, aunque en este caso es una recreación del altarcillo de suelo hallado en El Carambolo (Sevilla).“Ashera” sagrada tartessia, fechada entre los siglos VII y VI a.C. y que guarda la forma de un pellejo de buey; igual que el colgante del tesoro encontrado en el mismo recinto sagrado -sobre ese cerro de Camas llamado Carambolo-. El diseño de los altares de Tartessos se corresponde exactamente con las exigencias y descripciones que el Antiguo Testamento determina para las mesas de holocausto judías -aunque los laterales semejan las patas del bovino, en vez de sus cuernos-. Pues tal como manda El Levítico, debían ser realizadas sobre las arenas del terreno, sin decoración alguna y tan solo aprovechando la tierra (en forma de pequeño montículo, sobre el que habrían de sacrificar los hebreos a Yahvé). A mi juicio, estas asheras tartéssicas tienen una conexión plena con los altares judíos, adornados con cuernos; que en principio de realizaban en las arenas (tan solo aprovechando algunas piedras). Ello explicaría la aparición en la Península de esas mesas sagradas con diseño de cuero bóvido, en zonas de influencia semítica; lo que a mi entender no se produjo por una importación propiamente fenicia, sino llegada desde el Canaán judío (o filisteo). Puesto que no hay dato alguno que confirme el uso de asheras rituales con forma de toro entre los púnicos, mientras sí existen entre los cretochipriotas y los hebreos (más concretamente ente los filisteos, un pueblo conformado en gran parte por huidos desde Creta y Chipre tras las invasiones del Hierro, refugiados en Canaán y muchos de ellos mezclados o integrados entre las tribus de Israel).
Acerca
de los israelitas y su relación con Akhenatón, como dato importante
hemos que destacar nuevamente que en hubo dos tribus hebreas
consideradas de origen egipcio: las llamadas de Efraim y de Manases.
Dichos grupos son los que fundan el reino de Judá (ajeno al de
Israel) y se consideran llegados tras la época de Akhenatón al
Jordán; creyendo que se establecen en este momento al Sur de Canaán.
Por su parte, el
Génesis nos dice que Efraim y Manasés eran dos hijos gemelos de
José;
nacidos de ese hebreo (que llegó a visir del faraón) y de su mujer
egipcia. De tal manera, estas
dos tribus se pueden considerar una personificación de posibles
migraciónes desde el Nilo, tras la herejía de Akhenatón -en épocas
cercanas a Ramsés II (tal como la Historia recuerda)-.
Quizás, la huida de dos pueblos; uno de linaje más faraónico y
otro con raíces hebreas. Todo ello pudiera relacionarse con el
Éxodo; aunque hemos de tener muy en cuenta que tan solo se
comprendería la venida desde Egipto de dos de las Doce Tribus. Por
lo demás, dichos
grupos de Efraim y Manasés parece que tenían un orden y unos cultos
muy distintos a los comunes entre israelitas. Tanto, que establecen
un reino aparte, llamado Judá y
que apenas se unifica unos setenta años con el de Israel (durante
los periodos de David y Salomón). Este
pueblo es el llamado Yahvista y el que mas influye en muchos de los
posteriores cultos de los judíos; pues al ser más conservador y
teocrático, fue el que siempre resistió más al invasor y
no se dejó subyugar fácilmente. De tal manera, habríamos de hablar
tan
solo de este origen egipcio, en los hebreos de Judá; una nación muy
relacionada con Amenofis IV. Mientras el reino de Israel -que
corresponde a las tribus restantes-, no procedería de este Éxodo y
su aparición en Canaán sería muy anterior. Seguramente
establecidos en el Creciente Fértil cuando los hicsos retroceden y
son expulsados de Egipto -hacia el 1580 a.C.; con la creación del
Nuevo Imperio y la derrota de “los extranjeros”-.
.
Regresando
a la situación de Egipto durante el reinado del faraón hereje; es
fácil comprender el modo en qué se escinde y entra en crisis en
tiempos de Akhenatón, dividida en partidarios y detractores del
nuevo culto (24)
.
Tanto, que el fanatismo de unos y otros hunden el Nilo en unas
grandes convulsiones, que casi hiceron desaparecer el reino
de Egipto (un debilitamiento tan solo similar a la situación que
produjo la llegada de los Hicsos). Por
su parte, los Hittitas aprovecharán esta situación de conflictos
internos; llegando desde Anatolia a tierras del faraón y arrollando
todos los puestos avanzados que tenía Egipto hasta el Norte de
Siria. Alcanzando Líbano y aliándose con los Canaaneos, quienes les
ven como libertadores y les facilitan el camino hacia el Sur. De ese
modo consiguen los hittitas en pocos años dominar desde el Líbano
al Sinaí -con
alianzas o victorias- ; alcanzando
-por el este- hasta la entonces egipcia Mitani,
creando así los de Hattusa un imperio de extensiones desmedidas. Por
su parte, algunas ciudades Oriente Medio, que estaban ocupadas por
egipcios -como lo fué Biblos-, deciden continuar fieles al faraón,
pero Akhenatón no envían ayuda a sus fronteras y pronto caen pasto
de los caudillos Caananitas sublevados; quienes ayudados por los
Hittitas destruyen los emporios y bases faraónicas. La fama de
Egipto se desvanece y nadie puede permitirse mantenerse ya fiel a
Amenofis IV (Akhenatón);
quien mientras su reino se hundía, dedicaba sus principales
esfuerzos a que los egipcios adorasen a Atón en vez de a Amón... .
.
De
este modo, el reino del “Faraón hereje” se convierte en una
anarquía y en ese periodo de declive -dicen- aparece por primera vez
en la zona del Sinaí un pueblo que los del Nilo llamaron “Apiru”
(voz
que creemos se traduce como “los del otro lado”).
Dichos Apiru (o Hapiru) son según muchos autores los que luego se
llamarían hebreos; quienes durante el reinado de Akhenaton se
intentan establecer al Oeste del Jordán y más tarde parece que
consiguen hacerlo al Este de aquel río.
Pese a todo, en nuestro modo de ver, quizás
es entonces cuando los hebreos (o Apiru) se escinden definitivamente
de Egipto, huyendo a tierras más lejanas, al otro lado del Mar Rojo.
Numerosos historiadores creen que es por entonces cuando huyen del
Nilo (fechando en esa época El Éxodo), pero no debemos de pensar
tanto en una huida como en la circunstancia real de que en ese
momento Egipto pierde la hegemonía sobre esas tierras de Canaán y
del Sinaí. Que
sin tener un señor, ni un gobernante; obligan a aquellos que las
habitan, a organizarse de forma independiente y autosuficiente.
.
Es
decir, que quizás
la crisis de Akhenatón, provoca la necesidad obligada de organizarse
-en reinos propios- a todos aquellos que por entonces habitaban en
Canaán o en el Sinaí (quienes
habían sido dominados hasta esos días por el faraón).
Sobre todo, ante la llegada de otros
tiempos; en los que los egipcios no gobernarían esas tierras ni
protegerían más a los habitantes de Canaán. Pues muy pronto
aparecería en escena el Hierro. Un
metal ya conocido y “forjado” en Anatolia en época de Horemheb
(uno de los herederos del trono de Akhenatón); que
pocos decenios más tarde otorgaría a nuevos pueblos la hegemonía
mundial, al lograrlo templar hecho acero.
.
IMÁGENES,
AL LADO Y ABAJO: Junto estas lineas, altar tartessio
hallado en de Coria del Rio. Se trata de una mesa ritual hecha con
tierra compacta y cuya forma recuerda a la piel de un bovino. Su
diseño es asimismo igual al del pectoral más pequeño en el tesoro
de El Carambolo. En la foto -bajo estas lineas- vemos estos
colgantes, tal como los muestra una vitrina del Museo Arqueológico
Nacional, donde se encuentra la reproducción de el ajuar hallado en
El Carambolo
(agradecemos al MAN nos permita divulgar su imagen). Asimismo podemos
observar en la parte alta de la foto; un dibujo con
el altar de El Carambolo, construido sobre el suelo. Muy parecido al
anterior -de Coria- tanto como a los colgantes en forma de pellejo.
C
- 2 ) El Éxodo, Moisés y la caída de Egipto (Ramsés II y sus
alianzas con Hattusa para lograr doinar Canaán):
.
Tras
la decadencia de Akhenatón y cuando logran independizarse
definitivamente de Egipto; los israelitas recordaron una dura
historia de cautiverio y enemistad con el Faraón (25)
.
Momento en el que creemos surge la figura de Moisés y también en el
que aparecen los denominados “Apiru” en
territorios del Jordán. Apiru ó Hapiru (Hebreos)
que más bien hemos de identificar con las tribus de Manasés y
Efraim, quienes más tarde conforman el Estado de Judá (como
reino del Sur y distinto al de Israel).
Aunque ello no explica plenamente la historia
bíblica que nos narra El Éxodo,
en la que un hombre de origen levítico, criado entre los faraones,
es quien lleva al pueblo de Israel hasta le Tierra de Canáan. Para
comprender la personalidad de este salvador de los judíos -llamado
Moisés-, hemos de
avanzar un poco más en la Historia de Egipto; estudiando
lo sucedido tras la muerte de Akhenatón, siéndonos así más fácil
comprender a quien personifica esta figura mesiánica. Pues sabemos
que tras el fallecimiento del “rey monoteista” en el 1362 a.C
(+,-) la anarquía se adueña de un dividido Egipto; que heredará su
yerno (hijo, o pariente): El famoso Tutankhamón.
El nuevo soberano abjura de la religión de su antecesor, e intenta
reconvertir el reino al sistema antiguo; reponiendo la capital en
Tebas y sustituyendo la que fundó Akhenatón -con su mismo nombre,
en el término medio del Nilo; ciudad que así fue destruida y
olvidada-. Tutankhamón (que en vida de su suegro se llamaba
Tutankh-Atón, en honor del Atón) pronto pasa a denominarse como
mandaba el antiguo culto a Amón, para honra y orgullo del dios
anterior a Akhenatón -ya restituido-. Así,
el nuevo rey, se reconcilia con los sacerdotes y vuelve al culto de
Amón, mandando destruir los templos, palacios y hasta las tumbas y
esculturas realizadas por Akhenatón.
.
En
dicha decadencia del reino de Egipto, donde llegaban a asesinar al
joven faraón; los
que le suceden solo intentan reconquistar diversas tierras perdidas y
algo del orden olvidado.
Así se llega -tras Hotrembeb- a Ramses I, y luego a Seti I en 1319
a.C.. Reyes
guerreros que pretenden la reconstrucción del Reino Nuevo, con
campañas en Siria y Líbano, durante
los cuales hemos de imaginar que los hebreos aún permanecían en
semi esclavitud o huyendo de Egipto; mientras en las fronteras de
Oriente Medio se libraban múltiples batallas. Finalmente,
sube al trono el famoso Ramsés II, quien deseoso de reconquistar
Canaán, pierde la guerra frente a los Hittitas en 1299 a.C. (en
Siria y Líbano); derrota tras la que jamás volverá a gobernar
Egipto plenamente aquella zona. Por este motivo, sobre 1283 a. C.
(+,-) teóricamente los hittitas y egipcios se reparten Canaán en
dos mitades; pero realmente ya ni unos, ni otros, la dominarán
plenamente, pues están naciendo en el Creciente Fértil nuevos
reinos y ciudades
(entre los que se encontrarán los Estados fenicios y los judíos).
Ramsés
II se casará entonces con una princesa Hittita, para forzar el
dominio de Oriente Medio; pero tras ello realmente, tanto Biblos como
otras ciudades costeras -y casi todo Canaán-, pasan a ser
considerados de algún modo tierras enemigas de ambos imperios y de
frontera entre esos dos “dominadores”.
.
Ello
produce un fuerte sentido nacional común entre los habitantes de
aquellas zonas; intentando
así fenicios, caananitas y judíos, independizarse del vasallaje del
Nilo. Hasta el mismo Biblos comienza a ser totalmente autónomo,
consiguiendo marcar una frontera con Egipto y con los Hittitas
(lograda plenamente sobre el siglo XII a.C.). A
todo ello se sumarán
dos hechos, que posteriormente trataremos y que son: La
aparición de los Pueblos del Mar, pero sobre todo la del Hierro. Lo
que desde el siglo XII genera unas nuevas migraciones y una nueva
etapa en Oriente Medio. Un periodo durante el que se crean las tres
civilizaciones que perviven en Canaán: La Fenicia, el reino de
Judá-Israel y el de los Pueblos del Mar (los huidos del Hierro).
Quienes habitaron la zona promoviendo gran prosperidad durante unos
cinco siglos; hasta que los Babilonios atacan toda Asia Menor en el
722 a.C.; llegando a destruir sus ciudades principales -unos ciento
cincuenta años después-.
Pero antes de explicar cómo nacen, se desarrollan y caen estas
civilizaciones (que vivieron en Canaán y colonizaron el Sur
peninsular español por tantos siglos), explicaremos el sentido de
algunas de sus figuras históricas más importantes.
.
ABAJO:
Altar de Beersheva, tal como lo muestra el Museo de Jerusalén (al
que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Estas
asheras sagradas estaban construidas tan como ordenaba El Levítico:
Con unas piedras, sobre la arena y sin apenas más recursos.
Finalmente se sincretizaron con asheras venidas de otros cultos
(especialmente con los micenios y los cretochipriotas); por lo que
sus
cuernos pasan simbolizar al mismo dios, o al poder. De
tal manera eran atributo de deidad sus astas, que para pedir
asilo al templo habían de agarrarse a una esquina de estas mesas,
pudiendo los sacerdotes conceder protección al que allí se
sujetase. Aunque si altar perdía uno solo de sus cuernos, quedaba
sin valor
y se consideraba profanado. No pudiendo cumplir con sus funciones
sagradas y menos con la potestad de asilar o salvar al que allí se
asiera.
Esta potestad del cuerno, que asimismo el pueblo judío ritualizaba
en el sonido del “shofar” (trompeta
sagrada construida con el asta de carnero), nos
habla de cultos venidos de la ganadería. Especialmente de religiones
ancestrales, donde las reses tenían un simbolismo fundamental;
por cuanto asir al ganado por los cuernos, significaba vencer al
animal. De
allí procedería el valor de las esquinas en los altares judíos; un
simbolismo que quizás tuvieron también los laterales de las mesas
sagradas de Tartessos (igualmente con forma de bovino).
C
- 3 ) Moisés como personificación de los canaáneos navegantes, que
se enfrentaron a Egipto (teoría propia):
.
A
mi modo de ver, la conclusión lógica ante lo que leemos en El
Antiguo Testamento, creemos sería pensar que: En los ciento
cincuenta años que median desde la muerte de Akhenatón, hasta el
final de la XVIII Dinastía (desde el 1358 al 1200 a.C. +,-). Los
canaaneos que habían vivido bajo el yugo egipcio, tras el comienzo
del Reino Nuevo; luego van liberándose gracias a la decadencia de
Egipto. Asimismo, se hace evidente, la existencia de un pueblo de
origen canaaneo que vino a vivir cerca o en el mismo Delta del Nilo
-durante el periodo Hicso-. Gentes que se quedan en el tierras del
faraón o en la frontera egipcia, siendo subyugado o semiesclavizado,
tras el nacimiento de la XVIII Dinastía (con la caída de los
monarcas extranjeros). Pueblo o tribus que habrían llegado desde el
Sinaí; como comerciantes, emigrantes o colaboradores de esos reyes
Hicsos. Que se relacionaban con los Apiru (Habiru o hebreos) que
vemos citados desde Akhenatón como gentes que van asentándose junto
al Jordán. Cuando muchos de los que quedaron bajo mandato del
faraón, tras las crisis y las muertes de Amenofis IV y de
Tutankhamón; finalmente decidirían huir de Egipto e irse a las
inmediaciones del Jordán. Lo que consiguen gracias a la ayuda de
algunos egipcios y hasta de miembros de la realeza del Nilo; quienes
o bien huyen con ellos -debido a estas crisis-, o bien les apoyan a
salir del territorio, al estar emparentados religiosa o familiarmente
con los israelitas.
.
Esta
última creemos que es la conclusión lógica y
no podemos aceptar otras teorías como las de magníficos
especialistas, tales como Campbell
(26)
; quien extrañamente desestima toda posibilidad de hechos históricos
en El Éxodo. Siendo la teoría generalizada, que este texto recoge
lo que sucedió (de manera idealizada) del mismo modo que sucede con
la Iliada; redactada siglos después de que se acontecieran los
hechos y en un texto con carácter legendario. Pues aunque el libro
de Homero sea un poema épico que narra sucesos del siglo XIII, solo
pudo ser escrito en el VII a.C. (cuando los griegos habían creado su
alfabeto, cuyos comienzos se datan en el 700 a.C.). Pese a todo, las
evidencias arqueológicas manifiestan gran parte de la veracidad
histórica del Éxodo o de la Iliada; (no de lo narrado, pero sí de
lo acontecido). Diciéndose por ello (de seguro) que su autor, fue el
gran ciego-poeta; una invidencia que obliga a entender que jamás
pudo escribir la obra, y que en todo caso, la recitaba de memoria...
.
.
Lo
que nos lleva a pensar que el
significado del mismo Homero -como ya dijimos en otros estudios- es
el de la personificación de esos poetas o aedas (trovadores y bardos
griegos) que cantaban versos heredados, guardando la memoria
histórica en poemas cantados (que siglos después, otros
escribirían). Del mismo modo, El Génesis y El Éxodo hubieron de
mantenerse cantados y recitados en versos; cuidadosamente guardados
durante milenios, posiblemente junto a melodías muy similares a las
que aún entonan los judíos.
Por
cuanto expresamos, es importante lograr descifrar el significado de
lo que Él Génesis y El Éxodo nos narran. Cuyo valor sería
incalculable, pues ha de suponerse que se mantuvo en la memoria de
los judíos durante miles de años (hasta llegar a escribirse). Dicha
memoria -no escrita- es lo que nos obliga a destacar aún más todo
ello; pues demuestra que durante milenios se puede recordar una
Historia y unos orígenes, trasmitidos de padres a hijos de manera
inalterable.
.
Volviendo
a Moisés y su significado dado por Campbell, verdad es que su
personaje esconde unas claves mitológicas comunes a muchas otras
leyendas mediterráneas o mesopotámicas. Pero si tuviéramos que
analizar lo que significan esos niños arrojados al mar y salvados,
que luego reinan; a mi entender su figura se explicaría del
siguiente modo: Siendo
mitos o leyendas
que personifican a “culturas” o “pueblos” surgidos del mar y
a gentes llegadas cruzando los mares, que logran colonizar o gobernar
unas tierras
(como los griegos, los fenicios o infinidad de navegantes llegados
hasta un lugar que más tarde convirtieron en sus dominios). Debido a
ello, todos se relacionan con la “navegación”; tanto que como
dice la Biblia: Moisés significa “nacido de las aguas” (27)
. Al igual que el nombre de Habis tiene el mismo sentido (nacido de
las aguas); o tal como Rómulo y Remo, se relacionan con la acción
de navegar, salvar el agua y remar (del latín Remo=Remus y
Remigo=Remar). Por ello, creemos que el Moisés histórico pudo ser
un familiar del faraón, que ayuda a cruzar el Mar Rojo a los
israelitas (tal como defendía Freud). Quizás
un príncipe o un noble de la casa de Akhenatón (relacionado con
gentes del mar, con los Hicsos o con Biblos); que decide escindirse
de Egipto y fundar un nuevo reino al otro margen del Mar Rojo, para
lo que se sirve de una parte de los esclavos del faraón, a los que
apoya en su huída (28)
.
.
ABAJO:
Moisés colérico, rompiendo las Tablas de la Ley,
al ver adorar a su pueblo el becerro de oro (grabado de Gustavo
Doré). Este pasaje bíblico muestra el modo en que Israel todavía
en pleno Éxodo, practicaba ritos pertenecientes a diversas
religiones de la Edad del Bronce y de culturas coetáneas (como
la minóica o la egipcia).
De
tal manera, si interpretamos a nuestro modo la figura de Moisés,
concluiríamos que ese príncipe faraónico sí puede ser la
personificación de los pueblos proto-hebráicos. Entendiendo por
proto-hebreos a las ciudades y culturas caananeas de esa época: Los
Fenicios, a los habitantes Canaán y a los de las zonas de Biblos,
Tiro, Sidón etc.; los llamados “Apiru” (“del otro lado”) que
ya desde este siglo XV a. C. van tomando gran relevancia. Tanta como
para poder liberarse de Egipto y crear sus propios reinos (o
ciudades estado en las costas de Oriente Medio). De tal modo, al
igual que Rómulo y Remo -o Habis- personificaron las primeras
civilizaciones y pueblos llegados por mar hasta Italia, o a nuestras
tierras. Moisés
también pertenecería (a mi juicio) a este ciclo de “gentes
nacidas de las aguas”, que “huyeron” o vinieron en barco desde
un lugar remoto, para asentarse y colonizar otras tierras. Siendo una
historia común en todos los casos el abandono por sus padres,
quienes exponen al recién nacido al ahogamiento. Lo que a mi
entender se explica como una sublimación de aquellos que, tras haber
sido expulsados o abandonados por sus culturas “progenitoras”;
logran escapar a través del mar. Después de que esas civilizaciones
de las que se originan, incluso deseaban la desaparición del
“neonato”
(motivo por el cual se ven obligados a emigrar al otro lado de las
aguas). Aunque
el caso de Moisés es un tanto diferente, pues es abandonado a la
fuerza y recogido por la familia faraónica; lo que bien puede
significar la llegada a Egipto de los canaaneos, en barco
(que hemos llamado proto-hebráicos y que se subliman en La Biblia
con el pasaje de José). Refiriéndonos
a pueblos venidos desde Oriente Medio navegando; de los que se sabe,
se aliaron con los faraones para comerciar, llegando incluso a
casar a sus princesas con hijos de nobles egipcios (y
viceversa).
.
Pese
a todo, a mi juicio, el abandono de Moisés en las aguas quizás debe
explicarse en relación a la invasión y subyugación de Canaán,
llevada a cabo por Egipto desde el 1580 a.C. -tras la expulsión de
los Hicsos-. De
tal manera, podemos interpretar cuanto narra la Biblia cuando el
Faraón ordena la muerte de todos los niños varones nacidos de Leví;
como el reflejo de la época en la que estos reyes se dedicaron a
asediar y dominar las ciudades de Oriente Medio -con sus ejércitos-.
Un
momento que ya sabemos se corresponde con la etapa de gran expansión
de los primeros faraones de la XVIII Dinastía; quienes -como
dijimos-, tras Tutmosis III invadieron duramente Canaán y gran parte
de las tierras entre Biblos y Mitani.
Consecuentemente, el nacimiento de Moisés -recogido en Éxodo (2,
1-4)- creemos que puede situarse esta época; significando esta orden
dada por el rey egipcio de matar a todo niño nacido de Leví, la
prohibición a todo canaaneo de vivir libre en el Nilo o de realizar
labores y trabajos de hombre en Egipto -entiéndase con ello la
imposibilidad de estar reclutado para milicias, llevar armas e
incluso realizar funciones de contabilidad o gobierno-. Naciendo
así un Moisés, niño de linaje hebreo y que -en nuestro modo de
interpretar- hemos de identificar con la creación en esa época de
una gran fuerza militar marina en Canaán
(un pueblo fuerte en sentido castrense).
Aunque quizás sería mejor hablar de una armada poderosa -con
enormes naves- nacida en las ciudades costeras de Oriente Medio.
Por cuanto Moisés (la armada naval canananea) es mantenido en
secreto y vive entre sus padres que lo guardan durante tres meses,
hasta que no pueden ocultarlo más. Pudiendo significar todo ello, el
modo en que estos guerreros
o marinos armados procedentes de puertos o ciudades de Fenicia (
Líbano) se escondían entre los egipcios.
Viajando y sin hacer acto de presencia en las costas del faraón,
evitando ser descubiertos; mientras recibían ayuda y apoyo de las
ciudades y reinos de donde eran originarios.
.
Consecuentemente,
a continuación narra El Exodo, que cuando sus padres no pudieron
cuidarle, ante
el temor de que mataran al niño y a ellos, deciden
ponerle en un canastillo y dejarle abandonado sobre el Nilo
-única solución para que los egipcios no lo ejecutasen (tal y como
mandaba la orden del faraón)-.
Este último dato, creemos que debemos interpretarlo como el momento
en que las ciudades costeras de Canaán ya no esconden la existencia
de sus marineros y de su verdadero potencial bélico.
Unos ejércitos vivientes, localizados en los barcos con los que
comerciaban metales y armas para Egipto; procedentes de todos los
puertos canaanitas (desde Biblos a Haifa, pasando por Fenicia y
Chipre). Así,
ante el temor a ser descubiertos y antes de que los egipcios tomasen
represalias contra unos y otros (marinos y ciudadanos de los emporios
costeros). Obligarán a los navegantes a resolver la situación; bien
marchando hacia el Nilo a buscar allí suerte y aceptación del
faraón, o bien asentándose en otras tierras lejos de Canaán.
Posiblemente significando ese abandono de Moisés, el momento en que
ciudades como Biblos (o Tiro y Sidón) no pudiendo arriesgarse a
convivir con unas naves que comerciaban con armas y metales; ordenan
a sus marinos que partan en sus barcos a fundar nuevos reinos
-o bien que a entren en contacto con el Faraón, solicitando su
permiso para realizar dichas labores de compraventa y distribución
de metales.
SOBRE
ESTAS LINEAS:
Diferentes
ánforas de tipo romano y fenicio, tal como las expone el Museo de
Arqueología de Valencia
(al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).
Las
cuatro piezas a la derecha de la vitrina, se corresponden con
cerámicas fenicias que podemos fechar
entre el siglo VII y el IV a.C.. Una
etapa durante la que fenicios
y cartagineses realizaron continuamente viajes hasta la Península,
desde sus lugares de procedencia (Oriente Medio o Túnez). Todo ello
valiéndose de una armada inigualable,
con la que no solo eran capaces de cruzar el Mediterráneo y
adentrarse en el Atlántico, sino
que además les servía para dominar y vigilar los mares y costas.
Logrando gobernar zonas de litoral tan amplias, como las comprendidas
entre Fenicia, Cartago y Gadir (las costas de: Malta, Cerdeña,
Sicilia, Norte de África y Península Ibérica).
.
ABAJO:
Mapa
de las rutas del metal, trazado por mí. En este podemos ver la
situación privilegiada que en el paso de los metales tenían las
costas de Biblos, Tiro, Sidón o Hoppe. Ello les llevó a tener un
enorme potencial bélico en barcos y hombres, que pese a estar
dedicados al comercio, podían actuar en cualquier momento como
soldados. De tal manera y regresando a Moisés; sabemos
históricamente
que
múltiples naves cargadas de marinos, venidos todos desde las costas
de Canaán, llegaron hasta Egipto durante el siglo XVI a.C.. La
presencia de estos en las costas del Delta les fue muy útil a los
ejércitos del faraón, pues los súbditos egipcios tomaron tanto
“rechazo” a los extranjeros -tras los Hicsos-, que apenas había
quienes desearan comerciar o navegar fuera de sus dominios.
Siquiera deseaban por entonces los egipcios salir de su país, a
menos que se tratase de campañas y misiones militares; por cuanto la
llegada de esas naves marineras canaánitas, les fue de gran
utilidad. Pues gracias a esa flota de complemento puderon comerciar.
Ya que Egipto durante el Reino Antiguo y Medio había sido un Estado
aislado -sin apenas expediciones ni navegaciones por el Mediterráneo-
temiendo siempre abrir sus puertas a extraños. Pero
en esta época del Imperio Nuevo (después del dominio Hicso) se
convirtieron en una sociedad en plenamente xenófoba. Tanto como para
no desear contacto económico con países desconocidos; siquiera
despertando su interés por crear una marina mercante -aún menos,
enviar expediciones por mar-. Debido a ello, tan solo dedicaron sus
astilleros y sus marineros, a la guarda y custodia de sus costas;
aunque con su capital en Tebas (hoy Luxor) y a setecientos kilómetros
tierra adentro, poco le preocupaba un ataque naval en el Delta.
Por lo demás, sin tener marinos mercantes y necesitando quienes
realizaran esta labor comercial, la
aparición de naves venidas desde las costas cercanas a Biblos, fue
bienvenida. Aún más, tras la destrucción de Creta; civilización
que les había proporcionado barcos y realizado el trabajo comercial
marino para el faraón, durante casi un milenio.
.
En
mi opinión, el
hecho antes apuntado fue crucial para que Egipto permitiera crear
barcos y armadas mercantes en los puertos de litoral de Oriente
Medio. Cuando tras la caída y destrucción del Imperio Minoico
-debido a los terribles terremotos sucedidos en la isla desde 1680 a
1580 a.C.-, desapareció
casi por completo la armada de Creta y Chipre, que hasta entonces
habían cumplido esa función para el Nilo. Ante esta situación,
hemos de pensar que desde el siglo XVI a.C. hubieron de abrirse
nuevos puertos y astilleros; lo que se lleva a cabo principalmente en
las costas de Canaán, gracias
a los bosques con cipreses del Líbano. Siendo
históricamente evidente que los caananeos heredaron esa función
ante el Faraón, y que hasta entonces estuvo en manos de bibliotas,
cretenses o chipriotas.
Sabemos que los habitantes de ese litoral de Oriente Medio prestaron
ayuda y apoyo a los grandes afectados, tras el desastre del Tera en
el 1680 a.C.; facilitando su salida de Creta y Chipre, para dejarles
a refugiarse en el litoral de Canaán. Con ello, de seguro recibieron
a cambio grandes secretos de marina, navegación e ingeniería naval;
transmitidos por estos cretochipriotas “huidos” a sus costas.
Siendo este el momento en que comienza a nacer lo que luego sería
Fenicia; lo
que aún en el siglo XV a.C. era solo un “proyecto”, aunque
en el centenio siguiente se inicia como el gran emporio comercial de
las costas de Oriente Medio.
Creando fortalezas sobre islas y cabos, suficientemente distantes o
protegidos, como para poder defender sus ciudades solamente
valiéndose de barcos.
Esta
nueva civilización de los hombres rojos (púnicos o púrprueos),
comienza a gestarse por entonces; al tener un gran éxito en su
comercio con Egipto durante el Imperio Nuevo
-que, como dijimos empieza en el 1580 a.C (+,-)-. Así, los
Faraones de la XVIII Dinastia no solo dan a los canaaneos de las
costas el “monopolio” o confianza para ser sus marinos mercantes;
sino incluso, les dejan establecerse en pequeños barrios del Nilo
-debido
a que estaban originariamente mezclados y muy unidos a egipcios que
habían emigrado a Canaán-. Así comenzaron a instiruir sus negocios
en Egipto, esos proto-fenicios; tanto
como para institucionalizarse como comerciantes, asesores y banqueros
de ricos y nobles nilotas. Y aquel pueblo,
de orígenes semítico-amorritas, luego mezclado con egipcios,
cretenses e hittitas; es el que finalmente formaría Fenicia. Gentes
que aparecen
muy integradas en el siglo XV a.C. en el delta; viajando
continuadamente desde allí hasta sus tierras originarias, por mar
-para realizar labores mercantiles-.
.
Creemos
que en gran parte, es esto lo que simbolizaría Moisés (el nacido
del agua), como personificación de los navegantes canaáneos
(fenicios). Una civilización que tuvo tanta importancia comercial
para el Egipto de la XVIII Dinastía, que su mitololgía llegó a
identificarlo con el ave Fenix.
De tal manera -y a mi juicio- es así como vieron los súbditos del
faraón a los venidos por mar desde las costas de Canaán. Quienes
llegando
a vela, con sus mercancías;
son interpretados como
aquellas aves zancudas que aparecían en el Nilo, anunciando el buen
tiempo y la inundación -que traería fertilidad y riqueza-. Además,
poco después, dichos mercaderes abrirán también rutas hacia el
Sur, por el Mar Rojo, llegando con sus barcos hasta zonas muy
próximas a la India. Importando hasta el reino del Faraón, piedras
preciosas, pavos reales, marfil en abundancia, metales preciosos,
telas (y toda clase de riquezas que Asia desde el II milenio a.C.
fabricaba).
Debido a ello, esos navegantes canaanitas fueron identificados por
los egipcios con la llegada de la garza real (o las zancudas) en el
momento en que el Nilo crecía, para traer la abundancia. Pues de
manera similar, los barcos de Canaán venían por mar, impulsados
por sus velas como las alas del ave Fenix y las palas de sus remos
(las patas de las palmípedas). Todo
ello, identificará finalmente a los fenicios con la garza o el
flamenco; zancudas benéficas que aparecían en tierras de Egipto
anunciando
la inundación, ayudando al agricultor -comiendo insectos, ratas,
ranas y sobre todo, las culebras de los barrizales- (29)
.Por
cuanto hemos expresado, Moisés
consideramos que pudo ser la personificación de esos pueblos
llegados desde las costas de Canaán al delta del Nilo en barco, que
convivieron con los egipcios durante la XVIII dinastía. Quienes
incluso se casaron con la aristocracia faraónica; cuya cultura y
forma de vida fue la misma de aquellos que llegaron en sus naves para
colonizar a Península (en busca de los metales que abundaban en
Iberia) .
.
Pese
a o expuesto, la “teoría oficial” sobre la llegada de los judíos
a la zona del Sinaí habla de que en el siglo XIII a.C. apareceran en
tierras cercanas al Jordán unas tribus venidas desde Egipto, que se
autodenominaban la “Casa de José”. Grupos que al parecer eran
muy distintos a los que ya estaban establecidos allí, como
nómadas o sedentarios, pero que
también se reconocían descendientes de Abrahám. Teóricamente esos
“hijos de José” vinieron desde el Nilo y formaron las Tribus de
Efraim y Manases, muy distintas a las demás
-incluso en culto y forma de vida-. Tanto
que entablaron continuos conflictos y luchas con los hebreos que ya
vivían desde antiguo, establecidos en Canaán. Conflictos que
terminarán en el siglo X a.C., cuando David consigue unificar las
dos facciones -los dos reinos- en uno solo: El de Israel y Judá.
Pero
dicha unidad poco duró, pues a la muerte de su hijo Salomón (en el
933 a. C.) volvieron a separarse en el reino del Norte (Israel) y el
del Sur (Judá); y ya no se unificarían, al menos hasta la
destrucción y conquista de Canáan llevada a cabo por los asirios
-en los siglos VII y VI a.C.-.
Finalmente añadiremos que actualmente existe un “escepticismo
histórico” que niega cualquier veracidad de El Éxodo (por falta
de pruebas) (30)
.
Ello es como afirmar la falsedad de la Iliada, todo lo que resulta
simplemente una opinión histórica; pues el hecho cierto e
indiscutible, es que Troya existió.
JUNTO
Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
Dos
imágenes de
tauromaquia en la Antigüedad dibujadas por mí. Al
lado,
sello en un anillo minóico, cuyo
engaste representa una taurokathapsia (captura del toro o lucha sin
armas contra el bovino). El original se halla en el Museo de
Heraklion y se fecha
entorno al siglo XIV a.C.; en etapa contemporánea a Cnossos y al
esplendor de esta civilización que jugaba o luchaba contra el
morlaco.
Abajo
podemos ver una
recreación mía de la famosa “estela de Clunia”, desde un modelo
que Loperraez dibujó (antes
de que se perdiera esta losa en la que se representaba un guerrero
ibérico enfrentándose a un toro, con escudo y capa).
.
En
mi teoría sobre el origen de la tauromaquia antigua, existe una
hipótesis que la explica como un sacrificio ritual sustitutorio; por
el cual quien lucha o mata al toro, liberaría a la víctima ofrecida
a este totem.
Lo que se explica mejor sabiendo que desde
el Neolítico eran comunes los templos de adoración a los daimones:
Diablos
infernales que habitaban bajo la tierra o en cuevas y a los que
entregaban vidas humanas; venerándolos en las cavernas, en los
bosques, o a cielo abierto y preferentemente durante la noche. Estos
demonios estaban representados en totems terribles e invencibles y
que se vinculaban con la protección
(por animales como una gran sierpe -pitón-, cocodrilos sagrados,
tiburones, fieras -osos o leones- y sobre todo toros salvajes).
Ofreciéndose
desde el neolítico seres humanos a esas deidades figuradas en
bestias terribles, que se guardaban en recintos o cuevas sagradas.
Siendo así común la entrega del primogénito, hemos de considerar
también la posibilidad de que en ocasiones, aquellos
que se atrevieran a luchar y vencer al totem, tendrían la capacidad
de liberar a la víctima ofrecida
(una ceremonia que especialmente podría hacerse en culturas como la
cretense o la ibérica; donde el totem del dios de la guerra era el
toro bravo). Todo
ello mediría el valor del héroe y concedería un rango sagrado al
que rescataba a la víctima; naciendo de ello religiones presididas
por figuras como Hércules o Jasón.
C
- 4) El nacimiento de Israel y el dominio del Mar Rojo (el mar de los
púnicos):
.
Como
ya dijimos, después del siglo XIV a.C. el poder del Faraón tras el
Mar Rojo se debilitó enormemente;
tanto, que el último intento para llegar hasta Canaán y dominar de
nuevo aquellas tierras, fue hecho por Ramsés
II.
Quién se
adentra en zonas de Palestina con sus ejércitos, alcanzando Siria,
en el 1299 a.C.. Pero
el hecho cierto fue que fue vencido, pues ese área ya llevaba casi
setenta años “independizada” de Egipto; con grandes apoyos del
reino Hittita, que deseaba desgastar a sus enemigos del Nilo. Por tal
circunstancia
y viéndose ya muy débil el faraón, sin capacidad de parar la
fuerza de los canaaneos -pero intentando dominarles-, decide
Ramsés II casarse con una princesa Hittita, con el fin de
“emparedar”, o de cercar Canaán y repartirse entre ambos reinos
esa zona.
Siendo así cómo
la dividen en dos partes en 1283 a.C. (+,-), quedando el Sur para
Egipto y el norte para los anatolios de Hatti. Aunque esta situación
de nuevo dominio creó un sentimiento de nación y territorio común
entre todos los pueblos originarios de Canaán, que desde entonces
buscaron definitivamente unirse e independizarse de ambas culturas
(la
faraónica y la hittita). Es
en este momento cuando aparecen los llamados “Hijos de Israel”
protegiendo el Canaán ocupado; sabiéndose que antes del final del
reinado de Ramses II (hacia el 1240) ya los judíos estaban
establecidos en tierras del Jordán. Por todo ello, El Éxodo se
fecha en estos años;
aunque -como hemos mencionado- las últimas teorías arqueológicas
no aceptan el hecho histórico de una migración llegada desde
Egipto, hasta el Sinaí (31)
.
.
Continuando
con esa escisión de Egipto, lograda paulatinamente por los
habitantes de Canaán desde el siglo XIII a.C. -narrada
a mi juicio en El Éxodo-.
Para
logarla, debió
de ser crucial la colaboración y ayuda de los Canaaneos marineros,
que habitaban las costas
(muy influyentes en el Nilo).
Tanto que hemos considerado a Moisés como la personificación de
estos pueblos “protofenicios”; simbolizando a esas ciudades del
litoral de Oriente Medio (Ugarit, Biblos etc.).
Puertos y enclaves económicos que debieron apoyar a Israel para
conseguir su definitiva independencia del poderoso Imperio nilota.
En razón a ello, analizamos el pasaje que narra cómo Moisés abre
las aguas del mar
(32)
;
considerando que quizás, este hecho puede
simbolizar la colocación permanente de una armada fenicia en esta
zona. Generando una flota capaz de separar definitivamente el
territoro de Canaán, del litoral de Egipto.
En referencia a ello, se
sabe que desde el siglo XIV a.C., las ciudades de las costas de
Oriente Medio (Biblos, Ugarit, Sidón y etc) van situando una flota
en todo el Mar Rojo. Un golfo que
hubiera de haberse llamado Mar de Egipto (o de Israel), pero que
se denominó “rojo”, porque quienes lo gobernaron fueron los
fenicios (los rojizos o púnicos). Hombres de púrpura, tan diestros
en las aguas que llegaban en barco hasta Ofir
(Reyes 1, 10-23);
situada en el puerto de Akaaba, en la actual Península Arábiga.
Desde allí, pasaban también a la India, usando naves de Tarshis,
mención que
muchos desean en identificar con la ruta hacia Tartessos. Aunque en
este caso la expresión bíblica “Naves de Tarshis” se
usaría como indicación de unos barcos de enorme tamaño; mostrando
que el cabotaje y la tipología de aquellos navíos utilizados para
llegar a La India, era similar a los que se usaban para ir hasta
Tartessos (Tarshis en Iberia). Donde
llegaban fenicios y judíos también en trirremes de enorme tamaño,
pero en este caso partiendo desde los puertos mediterráneos de
Israel; como el de Hoppe (junto a Haifa) -tal como describe La Biblia
al narrar que fue en el puerto judío de Hoppe donde Jonás tomó el
pasaje y el barco para ir a Tarshis-
(32b) .
.
Todo
ello demuestra cómo los fenicios eran los dueños de ese mar llamado
igual que ellos (púnicos o púrpuras) y en modo en que
desde los puertos judíos del Mar Rojo, accedían hasta el golfo
arábigo o a la India. Lo que obligaría a ejercer una continua
vigilancia de sus barcos y de esa travesía; para
evitar los robos y piratería en esta franja que dividía el Sinaí
de Egipto.
Cuanto hace evidente las alianzas entre judíos y fenicios, pero
también entre egipcios, púnicos e israelitas; con el fin de
mantener abierta tan interesante vía mercantil. Pues hasta ese
momento en
que los fenicios consiguen acceder hasta Asia por el Mar Rojo; el
comercio entre La India y el Mundo Mediterráneo, se había realizado
tan solo en caravanas -atravesando
los desiertos arábigos (lo que incrementaba los precios y hacía muy
escasas las posibilidades de mantener un verdadero intercambio)-.
Aunque desde
e siglo XIII y XII a.C., las ciudades púnicas de Tiro y Sidón,
logran junto a los judíos acceder hasta las costas de la India por
esa vía (embarcando en los puertos del Sur del Sinaí); consiguiendo
importar hasta Israel, Egipto y el Mediterráneo mercancías
orientales. Consecuentemente a ello, se sabe que los judíos
formaron dos flotas defensivas; una en el Mar Rojo nacida sobre en
época de Josafat; otra decenios más tarde, en su franja costera del
Mediterráneo. Recibiendo para ello la ayuda de Biblos y de los
fenicios.
JUNTO
ESTAS LÍNEAS: Altar
del incienso grabado de "An
Illustrated History of the Holy Bible", publicado por Henry Bill
(1871) en la W. Struse Collection. En
el grabado se representa el altar del incienso, tal como lo manda
contruir Yahvé y sobre el que oficia el Sumo Sacerdote de Salomón,
al que vemos con el Efod y el pectoral de Aarón (adorno
en el pecho que relaciono plenamente con los colgantes de El
Carambolo). Como podremos leer en La Biblia; el
del incienso se trata igualmente de un altar con cuernos,
fabricado con madera de acacia y recubierto de metales preciosos (de
un Codo por un Codo de ancho y de dos Codos de alto -recordemos que 1
Codo sagrado de Israel, se corresponde con el Codo Real egipcio, en
tiempos de Akhenatón = 525 centímetros aproximadamente-). Sobre
este ara manda Yahvé quemar incienso
al atardecer y al anochecer, no pudiendo libarse otra ofrenda; pero
ordenando
que los cuernos sí fueran purificados anualmente con una limpieza
hecha con sangre (de
carnero y buey). Lo que recoge el Éxodo con las palabras: "Y
sobre sus cuernos hará Aarón expiación una vez en el año con la
sangre del sacrificio por el pecado para expiación; una vez en el
año hará expiación sobre él por vuestras generaciones; será muy
santo a Jehová". Explicando
con mayor exactitud el Levítico: "Entonces
saldrá al altar que está delante del Señor y hará expiación por
él, y tomará de la sangre del novillo y de la sangre del macho
cabrío y la pondrá en los cuernos del altar por todos los lados. Y
con su dedo rociará sobre él de la sangre siete veces, y lo
limpiará, y lo santificará de las impurezas de los Israelitas"
.
.
ABAJO:
Sacerdote
oficiando frente a un Altar
del Holocausto, tal como lo imaginaban en el siglo XIX los grabadores
de History of the Holy Bible,
publicada por Henry Bill en 1871. El dibujo se hizo con más de un
siglo de antelación al hallazgo de esas mesas
ciclópeas en piedra, sobre las que ofrecían los judíos a Yahveh
grandes oficios. Altares como el de Beersebá, encontrado
hace apenas unos decenios por el profesor Yohanán Aharoni y que
hemos incluido
en nuestra primera imagen.
Quienes recreaban hasta hace no mucho estos grandes altares usados
por los hebreos para ofrecer holocaustos (bovinos y ovinos); pensaron
que era simplemente una copia del de incienso, suponiéndolo igual,
más grande y también cubierto con "chapas" de bronce -con
formas de cuernos en sus esquinas, tal como vimos Yahveh ordena hacer
para el quemaperfumes, el Antiguo Testamento (especialmente en el
Éxodo y Levítico)-.
.
Aunque
sería imposible imaginar el oficio sobre una "mesa" de las
caracterisiticas que vemos en el grabado; pues habríamos pensar las
consecuencias de mantener
un fuego con estas dimensiones, dentro de un receptáculo metálico
-lo
que imposibilitaría al
oficiante siquiera acercarse al altar-.
Por ello, quizás, el
Antiguo Testamento indica que el Altar del Holocausto ha hacerse
sobre tierra o con arcilla, y en todo caso con piedras naturales.
Ordenando Yahvé un "Altar
de tierra harás (...)
y sacrificaras sobre el tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus
ovejas y tus vacas" (...)
Y si me haces altar de piedras, no las labres de canteria, porque
si alzas herramienta sobre ese, lo profanarás".
Siendo
importante observar la indicación de que nunca se labre la piedra,
algo que puede relacionarse no solo con la necesidad de sencillez y
humildad en el altar. Sino, además con las altas tempetratura que
estas mesas deberían soportar; sufriendo roturas y necesitando
cambios en sus sillares -habida
cuenta como se quebrarían por los cambios de calor y frío a los
que les sometían con el fuego central y a las libaciones-.
.
Pese
a ello, el ara de Beersebá (cuya
imagen repetimos más abajo), contiene
una cobra muy mal labrada en uno de sus sillares
laterales. Algo
que personalmente considero un "añadido" tallado allí por
el posible enemigo que la destruyó. Lo
que me atrevo a expresar, sabiendo que este
ara apareció rota y con una de sus astas arrancadas. Todo lo que
supondría haber sido desacralizada y profanada (por
invasores); un hecho que pudo producirse en época de Nabucodonosor
-hacia el 586 a.C., cuando este monarca asirio arrasa Israel y
esclaviza su población-. Por lo demás y para terminar de exponer el
por qué nos extendemos tanto acerca de estas mesas de cuernos
hebráicas. Diremos que, personalmente,
observo enormes paralelismos con los altares de Tartessos (El
Carambolo, Coria del Rio, Málaga o Cancho Roano) y
el modo en que Yahvé ordena realizar el holocausto: Sobre una "mesa"
de arcilla o de tierra; o en su caso, revestida con unas simples
piedras
(ÉXODO 20, 23-26).
D)
– LA EDAD DEL HIERRO (Los Pueblos del Mar y la creación de
Fenicia):
.
Desde
los momentos antes relatados, se pasa de esa decadencia en Egipto
hasta una época en que comienza la liberación de los pueblos que
vivían en Canaán, con el nacimiento de los reinos y las
civilizaciones propiamente canaáneas (entre las más importantes la
fenicia y la israelita). Etapa en la que hay un factor histórico
crucial, como fue la difusión del Hierro por el Mediterráneo -desde
finales del siglo XIII a.C.-. Un metal que sobre el siglo XIV a.C.
comienzan trabajar templado en Anatolia;
aunque antes había sido hallado en forma dulce dentro de los
aerolitos y usado como precioso (para decorar o para hacer piezas
inoxidables extraídas de meteoritos). Pese
a ello, el hierro tan solo lograron endurecerlo (templarlo) hacia el
siglo XIV a.C. algunas gentes que vivían bajo el dominio hittita.
Estos,
por medio del uso de hornos y crisoles de carbón, llegan a trabajar
las altas temperaturas que el mineral férreo necesita para su fusión
y temple, consiguiendo
los primeros aceros capaces de romper y destruir las armas de bronce.
.
El
nuevo metal traerá a nuevas gentes al escenario histórico; muchos
de ellos bárbaros e incultos, debido a que el hierro no precisaba
casi de conocimientos para
su obtención, ni su aleación -aún menos para hallar minas-.
Por
ello, grupos
formados por tribus, e incluso por bandas armadas, se bastarán para
hacer frente y luchar contra los ejércitos de los grandes Estados
del Mudo Antiguo
(las más sofisticadas civilizaciones del Bronce, enfrentadas contra
vándalos sirviéndose del hierro). Es así como a
finales del siglo XIII, comienzan a bajar por el Mediterráneo turbas
y hordas de piratas (en bandadas); encaminándose hacia Canaán y
luego a Egipto. Grupos
deseosos de conquistar tierras, procedentes desde las costas cercanas
a Anatolia y del Continente Europeo; que con
su nuevo armamento consiguen hacer un daño inigualable a los
ejércitos del Faraón.
Entre
estos invasores, los mas importantes fueron los grupos que surgen
desde 1195 a.C hasta el 1155 a.C. (+,-), denominados Los Pueblos del
Mar; llegados en barco hasta Oriente Medio y que posteriormente bajan
a Egipto con el deseo de conquistarlo -de forma muy similar a como lo
hicieron los Hicsos, unos quinientos años antes-.
.
Por
los relatos egipcios conocemos algunos de los nombres de estos
grupos “bárbaros” que desembarcaban junto a las costas del Nilo;
obligando continuamente a los Faraones del siglo XII a rechazarles.
En
1156 a.C. ( +,-) ya Egipto
estaba exhausto de los continuos ataques sufridos en sus lindes y
decide aislarse, haciendo la vida lejos del litoral marino,
internándose aún más en el desierto para defenderse de esas
razzias continuadas. De
algún modo debieron
de conseguir evitar los ataques de estas gentes, pues las estelas de
Ramses III narran como en 1149 a.C. (+,-) este Faraón derrota a esos
Pueblos del Mar y consigue que se establezcan en territorios lejanos
al Nilo. De las victorias ramesidas sobre Los Pueblos del Mar, casi
todos los arqueólogos dudan y se inclinan más a pensar que Egipto
les facilita el medio para que se estas tribus del Hierro marineras,
encuentren hogar y puerto en lugares de Chipre, y Canaán, e incluso
en el Nilo. Aunque
aquellas gentes tan feroces ya habían entrado en territorio de
Canaán y se habían establecido al menos en sus costas unos treinta
años antes – del 1195 al 1185 a.C. (+,-)-.
.
Por
su parte, la aparición del Los Pueblos del Mar en las costas
canaáneas a comienzos del siglo XII a.C., trajo como resultado
inmediato el declive y casi la desaparición de Biblos y la cultura
Giblita. Una antiquísima ciudad y emporio, fundada por Egipto en el
cuarto milenio a.C. y
que durante casi dos mil años había sido la capital de los puertos
mediterráneos -en pleno Oriente Medio-.
Quedó así reducida Biblos a un segundo plano, mientras emergen como
grandes potencias Tiro y Sidón. Estas dos ciudades del litoral
canaaneo fueron “refundadas” y mejoradas con la llegada de esos
Pueblos del Mar, que se unen a los oriundos de Canaán; con toda
probabilidad para liberarse -o luchar- contra el Nilo y los de
Anatolia. Desde entonces Tiro y Sidón aparecen como dos núcleos
capitales, que ya dominarían todo el comercio de la zona
mediterranea oriental -hasta
su caída y conquista por Babilonia (desde el siglo XII, hasta el
VII a.C.)-.
.
Dichos
puertos,
fortificados y elevados sobre islas artificiales, ejercerían la
Thalasocracia mercantíl durante más de seiscientos años en el
Oriente Mediterráneo. Seis siglos durante los que se elevaron como
auténticos emporios inexpugnables.
Para lo que reedificaron sus zonas de vigía, sobre rocas
artificiales en la cercanía de las costas; buscando sus fundadores,
manantiales y aguas en el fondo del mar (ganando terreno a las aguas
y adentrarse en islotes con formas de imposible sitio y cerco). De
tal manera
consiguen crear unas urbes protegidas y fortificadas, en lo que hasta
ese momento eran islas o rocas en mitad del mar, sin posibilidades de
habitabilidad. Allí
construyen sus puertos y sus ciudadelas, como
“una Venecia” del siglo XII a.C., con cientos de muros y aljibes
para guardar las aguas de las lluvias y las dulces que conseguían
“robar” al mar por medio de mangueras de cuero
-usando embudos con los que canalizaban los manantiales bebibles
interiores, hasta sus casas-. Todo
ello sucede tras la unión de los Pueblos del Mar (recién llegados
al litoral) con estas gentes marineras que hasta entonces habían
vivido en las costas de Canaán. Creando una nueva cultura, que luego
fructificó y se conoció como: Fenicia (33)
.
ARRIBA
Y ABAJO: Sobre
estas lineas, mapa trazado por mí con las rutas fenicias hasta los
metales del Atlántico.
Como se muestra, tardarían unos quince días desde Tiro y Sidón
hasta Gibraltar y otros tantos desde el Estrecho hasta Irlanda.
Este camino del Estaño que llevaba hasta Galicia y luego a las
Islas Británicas; fue “redescubierto” hacia el 450 a.C. por el
almirante cartaginés Himilkón,
quien había oído hablar de la ruta hacia las Kassitérides de los
tartessios. Pese
a ello, si observamos la expansión del megaltismo desde el V milenio
a.C., veremos que sigue la misma ruta (partiendo
desde el Algarve, subiendo hasta Finisterre, siguiendo por el
Cantábrico, extendiéndose luego por las costas de Francia
-especialmente por la Bretaña- para finalmente alcanzar Irlanda e
Inglaterra y seguir hacia el Mar del Norte para internarse en el
Báltico). Parte
del tesoro de Villena (en
reproducción, tal como lo muestra el Museo Arqueológico Nacional,
al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Los
numerosos tesoros fechados al final de la Edad del Bronce hallados en
la Península, siguen siendo un enigma. No solo por su refinamiento y
calidad de trabajo en orfebrería; sino también por su riqueza de
piezas y su estilo. Todos
ellos nos hablan de una civilización muy avanzada existente en
Iberia por entonces, o bien de la visita constante de navegantes
venidos de Oriente.
Gentes que podrían haber inspirado esos ricos ajuares hallados
(muchos en el entorno dolménicco) y que se fechan entre los siglos
XIII al IX a.C.. Un misterio que demuestra cómo en esta época hubo
de ser continua la relación con visitantes llegados de Canaán, de
Anatolia o del Egeo; quienes inspirarían y exportarían este tipo de
joyas.
Fenicia
fue realmente una nueva civilización, en todos los sentidos. Pues la
unión de los recién llegados de Anatolia -en barco-, con esos
canaáneos
que durante miles de años fueron el pueblo puente entre semitas,
indoeuropeos y egipcios;
creó definitivamente una cultura distinta a todas. A ello hemos de
sumarle las influencias heredadas de los cretochipriotas, que por
entonces también huyen de sus islas
(asediadas y destruidas por los dorios desde el siglo XI a.C.). De
tal manera, si los
Pueblos del Mar importaron a Fenicia el hierro y las nuevas técnicas
de navegación o construcción de barcos, que
el acero debió proporcionar.
Los canaaneos aportarían los miles de años de cultura y
organización marinera que dominaban (desde Biblos); junto a las
técnicas del comercio y el uso mercantil del metal. Pero asimismo,
los egeos, cretenses y chipriotas que se refugian en esos siglos en
Canaan, les enseñarían sus sistemas de mercado, de construcción y
navegación; tanto como las rutas comerciales que durante milenios
habían practicado la civilización minóica y micenia. Por cuanto
de la unión de la barbarie más feroz (los Pueblos del Mar), junto
con el civismo más experimentado y antiguo (Biblos, Creta, Chipre y
el Canaan costero), nacería la cultura púnica; cuna del comercio y
la colonización mediterránea.
.
.
Pese
a cuanto narramos, el obligado exilio de sus islas de los micénios y
minóicos, junto a la llegada de los Pueblos del Mar, también
provocó un rechazo entre algunas culturas genuinas de Oriente Medio.
De
tal manera, no
todos los de Canaán aceptaron mezclarse con esos recién llegados
“del Mar”, que fueron apareciendo por sus costas
desde el 1195 a.C. (+,-). Pues parece que en 1194 a.C., algunos de
estos Pueblos del Mar son rechazados repetidamente y finalmente se
tienen que asentar en el territorios antes ocupados por cretenses y
chipriotas (desde mediados del segundo milenio a.C.). Así
la zona en que se establecen esos Pueblos del Mar, fue una larga
franja de la Palestina costera y más cercana a Egipto (Gaza). Todo
lo que hace pensar que posiblemente el Faraón les permite ese
asentamiento, con el fin de darles una tierra para que no pretendan
conquistar más el territorio del Nilo y también para que a su vez
actúen como frontera con los judíos.
Por
su parte, el nombre que dieron en Egipto a esos que se establecen en
las actuales playas de Palestina ya dijimos que fue el de Pelest;
quienes más tarde fueron llamados Filisteos por los hebreos. Unos
vecinos que los israelitas no debieron aceptar bien, al no serles
grata estas
gentes tenidas por bárbaras (nacidas de los Pueblos del Mar).
Habiendo de comprenderse que la franja Sur (Gaza) era donde se
establecían desde etapas más antiguas aquellos que tenían
“permiso” del faraón para asentarse;
al ser unas tierras tan cercanas a Egipto, que debían ser siempre
vigiladas por los ejércitos del Nilo y cedidas a aliados que no les
atacaran.
.
Por
su parte, en lo que se refiere a los Pueblos del Mar, la gran mayoría
estaban formados por mercenarios y guerreros apátridas (muchos
hittitas); surgidos tras la caída de Troya y la desaparición del
Imperio de Hatti
-siglos antes de que Anatolia fuera dominada por los griegos Aqueos-.
Pero
hemos de pensar que una gran parte de también debieron ser gentes
micénicas y muy cercanas culturalmente a Creta.
Puesto que los troyanos, vencidos por los griegos continentales sobre
el 1212 a.C. (+,-), serían en parte huidos y refugiados cretenses
-en este caso, escapados del desastre del Tera-. Cuando cuatrocientos
años antes se habían establecido en las costas de Anatolia gentes
venidas del derruido imperio Minoico. Tales
creto-micénicos se habían hecho claramente con el poder en la zona
de Troya, gracias a controlar el paso del Bósforo, que unía el
Mediterráneo con el Mar Negro. Un Estrecho marítimo que era crucial
pues se trataba del camino obligado hasta
la Cólquida (el Caúcaso), montes donde se situaban las
minas de cobre y estaño mas conocidas en esta baja Edad del Bronce.
De tal manera, hemos de pensar que el
poder de estos troyanos y sus gentes cercanas en las costas
anatólicas; residía principalmente en cerrar ese paso hasta las
minas de las que se extraía el mineral necesario para hacer bronce.
Una
fuerza que hubo de ser enorme; puesto que podían controlar gran
parte del armamento de la época (los ejércitos y sus guerras).
Aunque al aparecer el Hierro en el siglo XIII a.C., ese emporio que
controlaba las rutas del cobre y del estaño en su entrada al Mar
Negro (en Troya) debió de caer. Generándose
la “estampida” de millones de personas asentadas en Anatolia,
quienes en su errante huida fueron conocidos como Pueblos del Mar.
AL
LADO Y ABAJO: De
nuevo dos ejemplos de tesoros de finales de la Edad del Bronce
peninsular. Junto a estas lineas, el famoso collar de Sagrajas
(tal como lo expone el Museo Arqueológico Nacional; al que
agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Este torques
contiene un cierre trasero y su modo de fabricación, tanto como su
decoración incisa romboidal, marcan un estilo en la orfebrería de
esta época. Abajo,
los torques de Berzocana en
réplica (tal como los expone el Centro de Interpretación
Arqueológica de este pueblo cacereño -agradecemos al ayuntamiento
de Berzocana y en especial a Da. Teresa Tejero, nos hayan permitido
obtener estas fotos que divulgamos). Los collares que vemos son
algunos de los muchos hallados en la Península, fechados
entre los siglos XI al IX a.C.. Su refinamiento habla de unos
orfebres que a finales del Bronce Ibérico, trabajaban el oro de un
modo solo comparable con los de Egipto y Mesopotamia. Demostrando la
visita de gentes de enorme cultura y civismo a nuestras tierras;
quienes
vendrían gradualmente para llevar hasta su lugar de origen, las
piezas y los metales preciosos que tanto abundaban en las costas
atlánticas.
Tal
como narramos, el siglo XIII a. C. sucedió el “milagro del
hierro”, dando paso a una nueva era presidida por ese nuevo metal.
Cuya materia prima era fácil de hallar y de trabajar; por lo que
resultaba barato fabricar resistentes espadas, sin precisar buscar su
mineral en tierras lejanas y menos cruzar el Bósforo.
Después de aquello, parece ser que
consiguieron unirse los griegos aqueos para asediar el paso hacia el
Mar Negro y derrotar a los que les dominaban desde hacía centenares
de años -controlando desde Troya gran parte de las minas de cobre y
estaño-. Ello
culminó a nuestro modo de ver con La
Caída de Troya; que finalmente debió crear el gran éxodo de
pueblos hasta entonces asentados en las costas de Anatolia;
quienes se vieron obligados a huir (preferentemente hacia Canaán y
Egipto). Así,
la Guerra de Troya, junto a la caída del Imperio Hittita son -a
nuestro juicio- los principales motivos de la aparición y del origen
de aquellos que fueron llamados Pueblos del Mar.
Entre los que muchos
serían hittitas, pero la mayoría hubieron de ser gentes micénicas
vencidas por la una emergente Hélade -entonces en periodo de
creación-. Pueblos
o tribus cuyo origen en muchos casos a su vez estuvo en los que
habían huido desde Creta y Chipre en el 1680 a.C., hacia Anatolia,
ante la destrucción y ruina sembrada por el Tera-Santorino.
Y que este siglo XVII a.C. inician lo que luego va a ser Micenas, o
el nuevo mundo minóico (de periodo palacial). De tal manera, poco
debieron tardar los micenios continentales en hallar las armas de
hierro y en sublevarse contra sus hermanos anatolios, para destruir
su capital (Troya) en el paso hacia el Caúcaso. Y de
esta hecatombe que debió suponer la caída del mundo troyano, junto
a los pueblos que le rodeaban; debieron surgir esas gentes a las que
llamaron Pueblos del Mar.
Quienes huyen al Sur en busca de tierra -en algunos casos- o como
simples mercenarios desarraigados; sin mando ni misión, cargados de
armas y viviendo de atacar las costas del Mediterráneo,
repetidamente.
.
El
origen probable cretense de muchos de esos Pueblos del Mar, quizás
causó que estos buscasen ir hacia tierras donde estaban otras gentes
micénicas o minóicas, con orígenes y ancestros comunes. Así,
posiblemente llegaron a parar al litoral de Canaán, estos que
llamaron los egipcios Pelet y los judíos Filisteos. Al territorio
que luego fue llamado Palestina por los romanos;
cuando los conquistadores llegados de Italia en el siglo I a.C.
desearon borrar el nombre de Judá e Israel de aquellas tierras;
dadas las revueltas de sus habitantes, que no se dejaban dominar.
Pues para olvidar a los judíos, finalmente Roma denominó a la
totalidad de la zona con el nombre de tierra de los Filisteos (Pelet,
o Palestina).
Por lo demás, el hecho que puede corroborar el origen micenio de
este pueblo Peleset,
ha sido antes destacado; al considerar
que su nombre posiblemente significa: “hijos de dios”
(filis-teo); o bien mercenarios (peleteo) y también pelasgos
(pelegeo) -todos de origen y procedencia egea-. De ello, se puede
concluir plenamente en la posibilidad de que fueran gentes micénicas
venidas desde Troya, tras la guerra perdida.
.
De
todo lo relatado, entenderemos por qué gran parte de las leyendas
fundacionales de la primera Edad del Hierro están unidas a estos
Pueblos del Mar y mencionan la Guerra de Troya. Tal como recoge en el
origen mítico de varias ciudades de Oriente, pero también en las
del Occidente mediterráneo; en especial en Italia el Sur de Francia
e Iberia. Donde existen infinidad de historias que relacionan la
fundación de múltiples urbes y Estados, con huidos llegados desde
Troya. Tanto, que se llega a relacionar la palabra Etruria con la
misma Troya; ya que en al parecer la forma más antigua de escribir
este nombre es el de Turta. Siendo Schulten (entre otros) quien a
principios del siglo XX menciona
el hecho de que
esta voz Turta -o Tursha- y que al parecer daría origen a Etruria,
también sería la raíz del nombre de Tartessos
(relacionadas ambas con Troya).
Apuntando la posibilidad de que tanto gran parte de Italia, como
otras costas más Occidentales, fueran colonizadas tras la guerra de
Troya, por gentes huidas de este desastre.
Algo que no solo se referiría a la caída de Troya, sino a la del
mundo del Bronce, tras la llegada del Hierro. Debido a todo lo antes
expuesto, algunos afirman también que el origen de nombres de
ciertas ciudades del Sur de Francia (como Tarascon) se relaciona con
estos pueblos venidos desde Anatolia (troyanos); existiendo infinidad
de mitos y leyendas en los que se menciona al mismo Príamo y sus
guerreros, llegando para fundar en estas latitudes. Debiendo
recordarse que junto a Tartessos se hallaba el puerto de Menesteo
(otro de los héroes troyanos)
cuya ciudad hoy es El Puerto de Santa María; lo
que confirmaría que Schulten puede tener más que motivos para
apuntar la idea de que Tartessos y la Turta italiana sean palabras
muy similares, nacidas de Troya. Concluyendo el sabio alemán, que
muy posiblemente el origen de la cultura etrusca y la tartésica sea
común y traída por aquel Pueblo del Mar llamado “Tereshk” y que
en Canaán vimos anotado junto a Megido y escrito como Tjeker
(afirmación que para comprobarla solo hace falta comparar su
orfebrería, su escultura, su alfabeto y un largo etc. de similitudes
culturales entre Tartessos y Etruria).
.
ABAJO:
DE
NUEVO REPETIMOS el mapa que contiene en su página 162, el libro LOS
PUEBLOS DEL MAR,
de N.K. Sandars; Madrid 2005 -a cuyo editor agradecemos nos permita
divulgar esta imagen-. En
este caso lo hemos recortado, pudiendo observar en como sitúan el
lugar de asentamiento de los filisteos en dos zonas: Por un lado en
el litoral de Oriente Medio, en un área muy cercana a Chipre; tanto
como igualmente contempla a los Peleset (filisteos) en la actual
franja de Gaza. Ese
doble emplazamiento de aquel Pueblo del Mar, sin duda y en nuestra
opinión se debe a que aquellos
que los judíos llamaron filisteos (y los egipcios peleset) eran
originarios del Egeo y del área cercana a Chipre, donde primero los
sitúa la Historia. Aunque hacia el año 1180 aparecen luchando en
Egipto contra Ramses III, época en que se mencionan ya asentados en
la franja de tierra que hasta entonces había sido egipcia y que tomó
el nombre de Gaza.
Voz que en mi opinión procede de Gath, ciudad filistea con un famoso
héroe homónimo que llamado G-lath (Goliat). Palabras cuyo origen
consideramos proceden del arameo "GLTH" y que significan:
"Errantes, el que vaga, el que peregrina".
.
Habiendo
denominado los arameos así a los filisteos; durante los años en que
buscaban asentarse en Canaán y mientras huían de sus tierras
invadidas por los dorios (los Hombres del Hierro). Por cuanto esos
micenios expusados de las costas de Anatolia, del Egeo, de Creta o
Chipre; serían llamados por los israelitas “GLHT” = “los
errantes, los que vagan”. De allí el nombre de la franja de
terreno donde lograron asentarse: Gath, al igual que su ciudad
principal y su famoso héroe homónimo (Goliat). Área que, como
decimos, actualmente se corresponde con Gaza y donde vivirían los
peleset (ó filisteos) hasta que se asimilaron con los israelitas
-por lo que aún hoy se denomina Palestina-.
En el mapa de la imagen igualmente se observa junto a estos PELESET,
a otro Pueblo del Mar (micenio o anatolio errante) denominado DANUNA.
Gentes que se identifican comúnmente con los Aqueos o preaqueos a
los que la Historia llama Danaos (tal y como que se citan en las
cartas de Amarna, y eran conocidos en la misma Grecia). Unos
Danuna o Danaos que primeramente compartieron tierras con los Peleset
y de los que se
supone posteriormente se unirían o fundirían entre los judíos con
el nombre de Tribu de Dan. Importante grupo israelita que fundo sus
ciudades junto al Golán a comienzos del I milenio a.C..
.
Finalmente,
en el mismo mapa y en la franja de Gaza, pero unos kilómetros más
al Norte de los PELESET y DANUNA, marca a los TJEKER; otro de los
Pueblos del Mar (errantes en estos siglos); que se cree procedía de
Salamina -Chipre- o bien de la Tróade -Troya-. Sabiéndose
eran aliados de los anteriores Filisteos y Danaos, con los que
compartieron tierras y ejércitos. Estos grupos que aparecen como
migratorios durante los siglos XIII y XII a.C., fueron con toda
seguridad -al menos a mi juicio- las
gentes micénias o anatólias y egeas, que durante la expansión del
Hierro se vieron obligadas a huir y establecerse en otros lugares.
Siendo acogidos una gran mayoría en las costas de Canaan y
asentándose en la franja marítima de Israel-Judá.
Algo que impulsarían los habitantes del llamado "creciente
fértil" porque
los cananeos apenas navegaban, al carecer de medios y
fundamentalmente de bosques para
construir armadas. De todo lo que se
comprende el modo en que los judíos y habitantes del área del
Jordán pactaban con estos marineros errantes; situándolos en los
litorales como un medio de proteger sus costas. Por lo demás, la
franja marítima de Gaza, hasta la llegada de los Peleset -o los
Danuna y Tjeker (filisteos, danaos y tróades)- había estado en
poder de Egipto. Quedando fuera del dominio de Ramses III hacia el
1180 a.C., momento en el que se documenta precisamente la entrada de
los Pueblos del Mar en aquella zona.
Todo lo que deja de manifiesto que se asentarían ayudados (o
apoyados) por los habitantes de esas tierras hasta entonces
fronterizas con las del faraón (principalmente los judíos, habida
cuenta que algunos de los Pueblos del Mar terminarían formando parte
de sus tribus).
E
) Los Pueblos del Mar: Filisteos, el reino Peleteo y los Cereteos:
.
E
- 1) – Sansón el filisteo:
.
Finalmente,
en este epígrafe
vamos a tratar de otra bella leyenda bíblica, que creemos
fundamental para comprender el nacimiento de Israel, Juda y lo que
fueron los Pueblos del Mar, que llegaron a nuestras costas para
colonizarnos (junto con los canaaneos).
Hablamos
de la figura de Sansón,
que La Biblia describe en Jueces (13 a 16) tal como recogemos en cita
(34)
.
Su
nombre al parecer significa “el Pequeño Sol” y ello puede
referir a algunos judíos que habían conservado la adoración solar
procedente de cultos egipcios y canaaneos
(ajenos al de Yahvé). La
época de Sansón a mi juicio se puede situar en los siglos
anteriores a David (del XII al XI a.C).
Y en nuestro análisis, su leyenda debe relacionarse con nacimiento
de Israel, aunque en época previa a la organización unificada de
los judíos; por cuanto su
figura creemos que personifica a los guerreros pre-israelitas que sí
se aliaron con los Pueblos del Mar (tras la entrada de esos
extranjeros en Canaán, sobre el 1995 a.C.).
Asimismo
parece dejar entender esta leyenda, que una gran parte de la armada y
ejército de los israelitas del Norte, se alió y mezcló con esos
venidos desde Anatolia e islas del Mediterráneo en el siglo XII
a.C..
Su significado como “un gigante” de gran fuerza, hace ver que
personifica a los mas fuertes hombres hebreos, quienes claramente son
los de Israel (no Judá) y que debieron unirse a esos otros llegados
“del Mar”. Posiblemente
la alianza de estos Pueblos del Mar con canaaneos, se produjo para
atacar Egipto conjuntamente; unos con el fin de lograr territorios, y
los de Canaán para independizarse definitivamente del yugo faraónico
(hechos
que la Historia contempla en continuas razzias llevadas a cabo por
los Pueblos del Mar en el Nilo y que dejaron muy debilitadas las
fuerzas egipcias).
.
Mas
volviendo al análisis de la historia de Sansón, parece explicar su
leyenda que tales militares de origen israelita, decidieron no solo
aliarse con los extranjeros llegados por mar (Filisteos) sino también
mezclarse con ellos. Algo que se deduce del primer matrimonio de
Sansón con una Filistea y de su posterior amor por Dalila (nombre,
que al parecer significa: “la coqueta”). Dejando
entrever dicha narración, que las mujeres filisteas (nuevas en
Canaán) debieron ser de un tipo similar a la codiciada Elena: Bellas
y con capacidad de tomar decisiones. Jugando
un importante papel en la historia de Sansón; quien pese a ser el
elegido para liberar a Israel de los Filisteos, primero se casa con
una de ellas
(de quien enviuda por haber sido asesinada). Pero además,
posteriormente se enamora de la prostituta filistea Dalila, a quien
descubre su secreto
-gracias a lo que definitivamente destruyen la fuerza de Sansón
mientras “duerme” (cortando su pelo, su vigor, o su poderío
militar)-.
Ello se debe interpretar no
solo
como
el dominio que debieron ejercer estas mujeres sobre los judíos; sino
además ha de significar que los israelitas y los
filisteos en sus comienzos estaban unidos. Así se desprende del
descubrimiento del secreto de su fuerza, que se idealiza en el pelo
del guerrero de Israel;
un misterio que desvela Sansón erróneamente a su amada. Por cuanto
Dalia lo transmite a los filisteos y tras ello se lo corta, mientras
duerme confiado. Dicho
poder simbolizado en el cabello nace por ser este el atributo de la
fuerza y del sexo masculino;
tanto que muchas culturas antiguas impedían cortárselo a los
guerreros o a los hombres entregados a Dios -como era el caso de
Sansón- (35)
. Significando el cabello del vigor o la fuerza; una idea fácilmente
comprensible, porque cuando el pelo comienza a cambiar de tono (a
canoso) o a caerse, se entendía como el comienzo de la vejez o de la
decrepitud física.
.
Con
ello, el corte de pelo de Sansón simboliza de algún modo el
debilitamiento de los soldados hebreos al mezclarse con los
extranjeros -las mujeres filisteas-; quienes de algún modo debieron
dominar a los guerreros de Israel.
Así terminan haciendo de “aquel gigante” israelita, un simple
instrumento a merced de ellos, logrando cortarle el pelo y
esclavizarle. A
ello se debe que en (Jueces 15) ya veamos a Sansón reducido,
apresado y cegado; sin fuerzas y esclavizado cuando le sacan los ojos
para servir a los extranjeros tirando de la rueda de un molino
(como una bestia). Ello significará -de algún modo- el uso que
dieron los filisteos a los militares judíos, con los que se
asociaron. Haciéndonos
ver quienes redactaron el Antiguo Testamento a un Sansón castigado
por su promiscuidad con extranjeras, usado como un simple “animal
de carga”, preso y ciego. Realizando
con ello una crítica a esos hombres de Israel, que se aliaron o
mezclaron con los filisteos. De
tal manera utilizan la leyenda del gigante como personificación del
ejército pre-israelita; que debió ser utilizado por extranjeros
para trabajar o comerciar y no para defender a sus compatriotas. Por
lo que finalmente,
Sansón, ya sin salida ni solución; se autoimola dentro del templo
Filisteo y donde estaba encadenado para ser exhibido.
Muriendo él mismo al derribar con su fuerza las columnas del
edificio sagrado, acabando a su vez con gran parte de los que allí
se reunían. El
relato que hemos analizado, consideramos que se refiere a hechos
ocurridos entre hebreos y filisteos en el siglo XII a.C.. Tras
convivir juntos, aunque ambos pueblos -al parecer- terminaron
luchando por motivos de fé.
Por todo ello, deducimos que esta
leyenda se sitúa en los tiempos desde la llegada de Filisteos a
Canaán y hasta la formación de Israel-Judá (del 1195 a.C. al 1000
a.C.). De tal manera, a principios del siglo X es cuando el pequeño
rey David vence con una “pedrada de honda” definitivamente al
gigante Goliat. Un Goliat que ya dijimos era el símbolo de la
capital filistea, ciudad (llamada Gat); situándose tras este hecho
el nacimiento del reino de David (el comienzo del Estado unificado de
Israel-Judá).
AL
LADO Y ABAJO:
Dos oleos representando a Sansón. Junto a estas lineas: el héroe
bíblico derribando las columnas y el templo filisteo. Abajo: Sansón
tirando de la rueda del molino, junto a Dalila
(que recoge la harina). Estos cuadros de grandes dimensiones
(atribuidos a Diego Polo o a Giuseppe Leonardo) se encontraban en
casa de mis padres. Ante ellos paraba noches y días reflexionando
acerca de cuanto representaban. Tanto, que me entusiasmé y desde muy
joven me dediqué al estudio del significado legendario de Sansón.
Así, aunque los cuadros fueron vendidos al cerrar el hogar paterno
(hace ya muchos años), al menos me dejaron los conocimientos que
obtuve sobre su iconografía.
E
- 2) – Goliat, héroe homónimo de Gaza:
.
Con
la muerte de Goliat (el héroe de Ghalt filistea) se llega a una
segunda etapa de Canaán, en la que vemos al reino hebreo “recién
nacido” -disminuido y débil-; representado en su jóven rey David;
que consigue hacer frente al gigante bárbaro. Un Goliat cuya capital
homónima era la ciudad donde se habían establecido los “micenios”
Pueblos del Mar (en Ghalt, Gat; hoy Gaza); que se integraron
finalmente en esa franja, junto a Egipto. Hechos
que ya hemos estudiado en mi artículo: LOS HEREDEROS DE MICENAS, que
resumo en cita (36)
y que recomendamos leer. Donde razonábamos
cómo una gran parte de los cretochipriotas y egeos huidos de sus
tierras tras la legada del Hierro y durante los siglos XII al X a.C.,
fueron a parar a Canaan
-estableciéndose unos en Gat y otros en Golán (junto a Fenicia)-.
Tratando
ampliamente de esta época en nuestros trabajo, ya dijimos que para
mí existe la certeza de una primera llegada a la zona de esos
“filisteos” en los siglos XVII y XVI a.C., como cretenses huidos
del Tera
(también comentado en el “epígrafe 4” del artículo anterior).
En
nuestros estudios tratamos el problema de la aparición de pueblos
llegados desde Creta y Chipre hacia el siglo XVI a.C. a las costas de
Oriente Medio, quienes ayudarán a la formación del poder Hicso.
Concluyendo que desde este momento, y tras ese asentamiento de
cretochipriotas huidos del Tera-Santorino, se crea un permanente
contacto entre Canaán, Creta, Chipre, Micenas y Anatolia; una unión
que nunca se perderá. Pues de aquella alianza de pueblos y de su
enfrentamiento contra Egipto, lograrán que los Hicsos se internen en
el Nilo y lo conquisten. Debido a que las fuerzas Hicsas -de seguro-
estaban formadas por los huidos del Tera Santorino (hurritas,
mitanios, cretenses y chipriotas) a los que dan apoyo, gentes y asilo
en Canáan. Generando estos hechos una unión ancestral y comercial,
que pensamos perduró durante siglos. Lo que permitiría a los
cretochipriotas y anatolios refugiarse en la zona, cuatrocientos años
más tarde; siendo entonces denominados Filisteos
(conocidos por los egipcios como Pueblos del Mar).
.
La
época que tratamos son los años en que Ramses III levantará
monumentos conmemorando su victoria frente a esos piratas errantes.
Escribiendo en sus estelas ese faraón, el modo en que vence a los
Pueblos del Mar (en el 1156 a. C. +/-).
Por
lo que hemos de suponer que
los muchos de estos invasores o mercenarios que vagaban buscando
territorios,
se retiraron definitivamente a las costas de Canaán antes de esa
fecha. Constituyendo el reino Filisteo, culturalmente
muy ajeno a los canaanitas y que
hemos de considerar se mantuvo bastante fuerte e independiente, hasta
comienzos del siglo X a.C.. Cuando -al parecer- los judíos lo
reducen a una franja costera. Siendo esa la victoria de David contra
Goliat que
narra el Antiguo Testamento (I Paral 18 y ss); tras
lo que se funda el reino de Israel unificado (poco después del año
1000 a. C.). Por lo tanto esos Filisteos, personificados en Goliat,
sabemos que quedaron reducidos desde entonces a una pequeña zona de
territorio litoral, al sur de Haifa. Pero nunca fueron expulsados
definitivamente, lo que obliga a pensar que ello se debió a ser su
presencia útil a Israel y a los fenicios. Pues
como ya dijimos, en
este territorio de Gaza los Filisteos permanecieron conviviendo con
Fenicia; lo que permitía a los judíos establecer contacto con
Egipto y comerciar fácilmente con los súbditos del faraón. Todo lo
que explica que Gaza se mantuviera habitada por Filisteos hasta la
destrucción del Primer Templo
(con la conquista asiria de toda la zona en el siglo VII a. C.; en la
que Assarhadón invade la Tierra Canaán y conduce a muchos de sus
pueblos al cautiverio en Mesopotamia -entorno al 677 a.C.-).
AL
LADO Y ABAJO:
Dos fotogafías expuestas en el centro de interpretación Minera de
Logrosán (Cáceres);
al que agradecemos nos permita divulgarlas.
En ellas podemos ver las minas de cobre, estaño y otros metales que
había en esta zona, tanto como el modo en que todavía se bateaba y
trabajaba el metal hace medio siglo (tal como muestra la imagen junto
a estas lineas). Logrosán se encuentra a muy pocos kilómetros de
Berzocana
(donde fueron hallados los torques que antes vimos en imágenes) y
cerca de Solana de Cabañas o de Madroñera, donde
han aparecido claros vestigios tartessios (tales
como la estela de Solana, propiedad de M.A.N.; y la piedra con
inscripción turdetana, que actualmente exhibe el Museo Arqueológico
de Cáceres). La
riqueza metalúrgica del lugar se completa con el hierro que
contienen las rocas de los montes de San Vicente; un
mineral que desde épocas muy antiguas fue ya aprovechado. Tanto que
en etapa romana se hizo precisa la construcción de la famosa
“Calzada del Puerto del Pico” para llevar el hierro y los
minerales, desde esta zona de las Villuercas hasta la actual Meseta
castellana. A
la riqueza metalúrgica de ese área de Logrosán debemos sin duda
alguna el hecho de que esta parte de Extremadura sea un importante
emplazamiento tartessio, con
yacimientos cercanos a las Villuercas tan conocidos como Medellín o
Zalamea de la Serena (Cancho Roano y Turuñuelo).
E
- 3) – Filisteos, peleteos o cereteos (pelasgos, mercenarios o
cretenses):
.
Pese
a este “supuesto odio” narrado entre los Filisteos (los Pueblos
del Mar) y los israelitas, algo muy distinto ha de suponerse en
verdad; tal como deja ver la arqueología y La Biblia. Puesto
que las reyertas entre unos y otros se deben más a motivos de
hermandad y a intereses comunes, que al odio y rencor. De tal modo,
veremos cumpliendo a los filisteos infinidad de funciones entre los
judíos, que estos no querían, o no podían desarrollar. Así
es cómo a los Pueblos del Mar -en el Antiguo Testamento, nombrados
como: Filisteos, los Peleteos y los Cereteos- se les menciona siempre
cumpliendo funciones dentro de la Sociedad israelita.
Y aunque esos tres grupos posiblemente fueran muy distintos
-Filisteos, Peleteos y Cereteos-, para
los judíos parece tratarse de una misma cultura. En
lo que se refiere a los primeros, la
identificación entre Filisteo y Peleteo es inmediata, pues quizás
la segunda voz proviene de su nombre egipcio (Pelet, que sabemos era
pelasgo o mercenario)
pronunciado entre los hebreos como “pheleteo”.
Por el contrario, a los Cereteos hemos de suponerles un origen
cretense, o de Chipre (de Kaftor, Keretara o de Citerea); lo que les
relaciona plenamente con los “que también se decían huidos de
Creta” (micenios).
.
En
numerosas ocasiones los judíos separan como tipos muy distintos a
los filisteos y los cereteos; aunque siempre destacarán que se trata
de pueblos comunes; llegados a la vez a Canaán, ocupando la misma
zona meridional costera de todo Israel (1,Sam.
30,14 ; Ez, 25,16 y Sof 2,5). De
igual forma se les menciona como mercenarios, que incluso eran los
que componían guardia personal de David rey (2
Sam 8,18; 15,18 y 20,7 etc). Ello
obliga a pensar que los Filisteos, Peleteos o Cereteos, no fueron tan
enemigos de los hebreos sino un pueblo vecino, con múltiples causas
en común y con el que los israelitas tendrían las normales disputas
que todo Estado fronterizo causa. Muy posiblemente sí que fueron
odiados por los judíos del Sur, cuando el reino de Judá chocaba con
sus costumbres y sus límites de tierra. Pues
ya sabemos que los de Judá eran más xenófobos, y mucho más
radicales en sus premisas religiosas y en sus leyes; seguramente al
proceder directamente de grupos escapados de Egipto, en época de
Akhenatón. Pese a todo, no
es posible pensar que los propiamente israelitas mantuvieran mala
relación con los filisteos; ya que tras la victoria sobre Goliat, la
guardia personal de David se compuso por soldados de este pueblo. Con
ello se llega a concluir que Israel Norte, realmente pudo
reorganizar, controlar y contratar a sus órdenes los servicios de
estas gentes.
Quienes se dedicaban a trabajar como mercenarios; cediéndoles
a cambio una parte de territorio, en el que pudieron vivir al margen
de Israel
y procurando no tener más conflictos con ellos. Pues bien es sabido
que esos Pueblos del Mar -en su huida al Sur Mediterráneo- se
dedicaron sobre todo a la rapiña y a la guerrilla, sin organizarse
como Ciudades Estado. Algo que quizás Israel cortó, obligándoles a
reducirse y organizarse como reino en esta franja de costa al sur de
la actual Haifa (37)
.
.
Por
cuanto hemos expuesto, los Peleteos, Filisteos o Cereteos bíblicos
-como dijimos- son refugiados llegados hacia el 1095 a.C. a Canaán
(huidos de la guerra de Troya, o pueblos aliados con la Tróade,
caídos en desgracia tras la derrota del reino de Príamo y la
llegada del Hierro). Siendo importante
es ver la similitud del nombre PELETEO con la palabra griega
“pelates” (pelaths).
Voz que significa en idioma heleno “mercenarios”; por lo que
podríamos concluir que
-como narra la Biblia- los
Peleteos eran mercenarios y que además fueron contratados al
servicio personal del rey David. Quizás
por ello se les denominaba con esta palabra griega, cuyo significado
era el de “soldados a sueldo”. Más interesante aún, es observar
como dicha
voz helena (Peleteos), además puede proceder y relacionarse también
con la palabra griega “Pelagios” (pelagios);
que significa “los que navegan” y por lo tanto: Los del Mar. Todo
lo que concuerda con su nombre como: Pueblo del Mar errante, de
origen pelasgo “Pelagio” y dedicados a las razzias. Dichas voces
proceden a su vez del radical “pleo” (pleo),
que significa en idioma de Homero navegar;
traduciéndose a la vez por “pelasgo”, “isla” y “mar”.
Por cuanto decimos, el término Peleteo entendido como “mercenario”,
debe tener un origen conceptual muy relacionado con las anteriores,
pues procede de un mismo radical que también significa “pueblo
vecino”, dándonos a entender esa etimología cómo los griegos
reclutaban a sus mercenarios entre los isleños de las zonas
cercanas.
.
Para
concluir, diremos, que
de lo estudiado vemos la existencia de este reino “griego” -o
cretense- en Canaán; un Estado bastante desconocido y llamado
Philistaia), pero que permaneció siempre en frontera y contacto con
los hebreos. Aunque de este “país” heleno-canaánita asentado en
Canaán, prácticamente no nos habla la Historia; pese
a que permaneció en la zona de Gaza como un territorio
independiente, al menos desde el siglo XI a.C.. Compartiendo desde
entonces Historia y destino con Judá y con Israel; que fueron
asediados e invadidos en el siglo VII a.C.. Aunque tras las
incursiones babilónicas contra Canaán, sabemos
que Israel consiguió sobrevivir a la ocupación Asiria, pudiendo
regresar de su cautiverio en la capital de Mesopotamia (perdiendo
gran parte de sus tribus). Aunque se dice que los filisteos, también
esclavizados por los de Assur, no regresaron más a Canaán,
quedándose en Babilonia tras el cautiverio. En tiempos de Cristo
todavía se mencionan en la Biblia (repetidamente),
todo lo que hace pensar que aquellos filisteos también volvieron a
Gaza -junto a los israelitas- al ser liberados por los persas. Siglos
después, los judíos lograron superar la ocupación Helena y
probablemente los filisteos también evitaron enfrenarse con los
griegos -algo
que no sucedió con las Ciudades Estado fenicias; que fueron
arrasadas por los ejércitos de Alejandro Magno-. Aunque
tras a ocupación de Oriente Medio por Roma, el coche cultural entre
judíos y los nuevos invasores fue insalvable.
Tanto que Tito
y Vespasiano, aniquilan el Estado de Israel en el siglo I d.C. de un
modo genocida; decidiendo erradicar hasta su nombre, denominando a
esa zona Palestina (Filisteia)
-intentando borrar del mapa y del recuerdo la antigua provincia de
Judea-.
.
AL
LADO Y ABAJO: Altares
de cuernos de tipo canaáneo. Arriba, vitrina del Museo Arqueológico
de Alicante, al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes.
En estas estanterías del MARQ se exponen varias “cabezas
pebeteros” de los siglos V al III a.C., de tipo púnico y que
reflejarían a una diosa madre -comúnmente identificada con Tanit,
según defienden autores como Ma.Cruz Marín Ceballos
(38) -.
Bajo
estas lineas
(tal como muestra la foto inferior), encontramos
otros objetos votivos de origen fenicio o cartaginés: Un
altar de cuernos y una pequeña gruta fabricada en cerámica. El
altarcillo que abajo vemos en detalle, data del siglo IV a.C. y fue
hallado en Campello; la
miniatura que se cree representa cueva sagrada, también del siglo IV
a.C. y procedente de la necrópolis de la Albufereta. En
mi opinión, el altar es de tipo filisteo, descendiente de los
altares minóicos que se propagaron por Canaán durante el “periodo
israelita”. Por su parte, la miniatura, creemos que no
representaría una caverna sino una “fragua” sagrada; siendo un
exvoto relacionado con el culto a los metales.
AL
LADO: Altar
filisteo en
piedra y de cuernos; descubierto
por Aren Maier, en Tell el Safi (la famosa Gat "patria" del
gigante Goliat). Fechado en el siglo IX a.C. es coetáneo al hebreo
de Tell Beer Shevá, que
publicábamos en nuestra anteriormente. Como
podemos observar,
estas aras usadas por los pueblos canaaneos,
eran
de tamaño menor al Altar del Holocausto (acercándose
en tamaño y forma al pebetero del incienso judío). En
la imagen se advierte de
manera clara un
hecho que destacábamos en nuestro anterior artículo: Que la mayoría
de estas piezas encontradas, sufren la rotura de sus esquinas
(las astas). Pues
la pérdida de uno de sus "cuernos" desacralizaba esas
aras, que cuando carecían de una de las esquinas quedaban profanadas
y sin “poderes”. Un
“poder”
que principalmente
consistía
en la capacidad de dar asilo al que se asierra a ellas -entre
los judíos- .
Algo
muy semejante a lo que en nuestra cultura sucedía con las cadenas o
cordones que colgaban frente algunos palacios e iglesias. Donde se
podía agarrar un perseguido y con ello quedar protegido, bajo la
justicia y fuero del propietario de aquel que tenía la prerrogativa
del cordón -o cadena-.
.
Este
altar que vemos en imagen, es
muy semejante a otros canaaneos anteriores; ya que previamente al
siglo X a.C. y en el área de Palestina, existieron esas aras con
forma de columna terminadas en una bandeja cuadrada, con "cuernos"
a los lados (la
mayoría, halladas en Megido y Ekron -la ciudad filistea de Tel
Meqine-). Mesas
de
ofrendas con picos en sus extremos, elevadas sobre una pequeña basa
de piedra caliza y que
comúnmente se usaron para un tipo de Artemisa canaanita (una
Astarté o Ishtar antiquísima de la zona). Evidentemente
su influencia bien parece egipcia, aunque los autores se inclinan
hacia un diseño de tipo minóico;
considerando se trata de modelos nacidos desde los altares de cuernos
cretochipriotas y sirios.
Por
lo demás, su significado está claramente ligado a la cabeza del
bóvido; normalente
usadas
las de pequeño tamaño, como
quemaperfumes (tymiatherion) para aceites e incienso.
.
En
ellos creemos que se inspiró el mismo pebetero del Templo de
Salomón, que
manda Yahvéh construir a Moisés y que -como sobradamente hemos
dicho- se trataba de una caja hecha en acacia, recubierta con metales
preciosos y cuernos en las esquinas. Incensario
judío que claramente estaba influido por estos modelos (muy
comunes en Megido), tan
"típicos" como antiguos, en Canaán y que igualmente
usaron los filisteos.
Pese
a ello, el diseño de las grandes Mesas de Holocausto mosáicas como
cuadriláteros pétreos,
creemos que es un tanto posterior; no llegando a construirlos así
hasta el siglo IX a.C. (época
en la que se fecha el mencionado en Beer Shevá, que se considera el
más antiguo de Israel -por lo menos de los hasta ahora hallados-).
ABAJO:
Dibujo
mío de uno de estos altares de cuerno, hallados en Megido; ciudad
filistea en la que al menos se han encontrado dieciséis piezas como
estas (muy similares a la que apareció en Campello, Alicante)
E
- 4) – La desaparición del Canaán libre:
.
Tras
la devastación de Canaán llevada a cabo por Nabucodonosor II (en el
604 a.C.), que acaba con Israel; las ciudades filisteas fueron
también arrasadas y sus habitantes sometidos a cautiverio -siendo
esclavizados junto a los judíos en Babilonia-.
Así narra la Historia cómo los filisteos compartieron dolor y
destino con sus vecinos; todo lo que explica la enorme unión entre
ambos pueblos, pese a las continuas luchas entre ellos -hermanados
tras siglos de frontera común-. Finalmente, hay una teoría que
avala que los filisteos quedaron en Babilonia; sin regresar, al
haberse asimilado con la población mesopotámica. Mientras otras
hipótesis afirman que volvieron a sus antiguas ciudades de Canaán,
al ser liberados junto a los judíos. Una
segunda idea que parece más realista, pues
aún en el siglo I se mencionan aquellos habitantes de las costas y a
sus ciudades filisteas (transformando el nombre como “Palestina”).
.
Todo
ello
obliga a pensar en una presencia cretomicénica en Canaán continua y
continuada, desde mediados del II milenio a.C.. Una convivencia plena
de los helenos, los fenicios y los hebreos; desde el siglo XVI a.C. y
que no cesa hasta la conquista final de sus tierras por Roma. Esta
situación explicará que tanto Troya como Eubea y Corinto fueran
colonizadas y civilizadas por protofenicios y canaaneos.
Es más, hemos de considerar que gran
parte de la aculturación y desarrollo del pueblo micénico (griego)
en los siglos XIII al X a.C. fué gracias al intercambio con los
puertos de Fenicia.
Algo fácil de comprender al abrir un mapa de las costas de Oriente
Medio y Anatolia; observado como la zona heleno jonia (el Egeo) está
a muy pocas jornadas de distancia de Biblos o de Sidón y Canaan.
Siendo muy importante reconocer que el área culturalmente mas
avanzada del helenismo estuvo siempre en ese litoral de Anatolia
(hoy costas de Turquía), cercano a Oriente Medio. Hasta que en el
siglo VII a.C. fué atacada por los Persas, habiendo de huir los
jonios desde sus puertos hacia otras tierras -lo que en gran parte
dio origen a la plenitud de una nueva Grecia (Continental y
Occidental)-. De
ello, que el mundo jonio estuviera más cerca de Fenicia que de la
propia Atenas; por cuanto hasta la huida de estos griegos anatólicos
hacia el Oeste, esos jonios fueron más orientales que “europeos”.
Debiendo reconocerse que tanto canaaneos como helenos (micenios),
tuvieron esa gran parte de cultura en común que convivió desde el
siglo XVI, hasta el VII a.C.. Aculturación que en muchas ocasiones
se olvida o se niega, separando a semitas de indoeuropeos y sin
observar que durante un milenio casi, coincidieron como
civilizaciones.
.
E
- 5) Alfabetos protosináicos y alefatos canaaneos (alfabetización
del Egeo):
.
La
alfabetización de Grecia se debió a los mismos fenicios, que
introducen allí sus signos; llevando
al Egeo hacia el siglo IX a.C., los alefatos inventados por ellos
unos trescientos años antes (en el Sinai, en Ugarit o en Tiro y
Sidón). Siendo
los griegos de Eubea
-al parecer- los
primeros extranjeros no canaaneos que reciben este sistema de
escritura; al estar muy relacionados esos eubeos con Biblos desde
épocas remotísimas, por tener su gran isla minas de cobre.
De ello que la mitología recoja como su príncipe Palámedes fué
quien inventó (o adaptó) el alfabeto griego regalado por Hermes
(39)
;
habiendo de interpretarse que tal Hermes era un simbólico dios del
mercado llegado desde Fenicia. Es decir, los comerciantes venidos
desde Canaán en sus naves. Pese a todo, la leyenda es anacrónica
pues narra como el príncipe Palámedes muere en la guerra de Troya,
por lo que hemos de suponer que este mito recoge la invención del
alfabeto en época de Fenicia y no de Grecia. Pues la guerra de Troya
data de fines del siglo XIII a.C. y hasta el tres siglos mas tarde
no se van formando las letras griegas. De lo que se deduce, hubo
un periodo de desconocidos intercambios comerciales entre los
fenicios y los griegos (desde el siglo XIII , hasta el IX a. C.), en
los que entre otros tesoros culturales los helenos adaptaron el modo
de escribir de los fenicios.
SOBRE
ESTAS LÍNEAS: Cuadro
mío con signos
comparados de los antiguos alfasilabarios y alfabetos: IBERO
ORIENTAL; IBERO MERIDIONAL; CHIPRIOTA; MINOICO POSTPALACIAL;
CHIPROMINOICO; LINEAL B CRETA Circa 1600 a.C.; HITITA; LUWIO; IBERICO
NORTORIENTAL; IBÉRICO MERIODIONAL (tartessio). Obsérvese el
parecido de todos ellos, tanto como el carácter de estos
alfasilabarios compuestos por pictogramas con valor de sílabas,
junto algunas letras sueltas. Si
tuviéramos que realizar una
linea de descendencia de estos sistemas de escritura, comenzaríamos
por el hitita y el Lineal A (anterior al 1500 a.C.), para
seguir por el Luwio y el Minoico postpalacial (posteriores al 1300
a.C.). Tras ello los
que descenderían el chiprominóico (hacia
el 1000 a.C.) y el chipriota (mantenido entre el 900 y el 500 a.C.).
Pasando desde Chipre a la Península, siendo su cadena más probable
-conforme a cronología-: 1º: Tartessio (ibero meridional); 2º:
Ibero Oriental ; 3º: ibero nortoriental.
.
BAJO
ESTÓS PÁRRAFOS:
Detalle
de una tumba de Creta
fechada hacia el 1400 a.C. y expuesta en el museo de Xania. En
este sepulcro de cerámica (que no pudimos fotografiar por falta de
luminosidad) se observa
claramente el "Altar de Cuernos Sagrado" minóico -común
en toda esta cultura-. En
la imagen copiada desde el diseño que luce el referido sarcófago,
vemos en su centro la mesa con cuatro astas y al lado izquierdo, un
oferente. A la derecha una gran tinaja
o "pitoi" (de
aceite) con
forma de "kilis" (vaso de vino) y que también está
utilizándose durante la ceremonia recogida en ese sepulcro, quizás
en favor del difunto. Al
final del presdente artículo veremos como estos altares con cuernos
se relacionan con cultos del olivo y con la industria de su aceite;
tanto que entre los canaaneos aparecen multitud de esas aras
con astas en las esquinas, en
las almazaras.
Una devoción hacia el olivo o a su oleo, que tiene un carácter
ctónico y a su vez se relaciona con la adoración al progreso y al
bienestar.
.
Llama
la atención en la imagen que desde
aquí se percibe como los
altares con astas pintados por los
minoicos pueden
contener la perspectiva un tanto alterada y que fueran
muy parecidos a los que hemos visto en Canaan. Más concretamente en
Megido y entre los filisteos
muy antiguos -que como hemos estudiado utilizaban aras en forma de
una columna terminada en una bandeja con cuernos en sus esquinas-.
Estela con aquella superficie
alta semejante a un plato, donde se considera quemaban incienso;
aunque quizás en sus ritos también se libase aceite de oliva; ya
que en Israel-Judá es numerosa la aparición de estos altares junto
a fábricas de aceite (o con olivos cercanos).
Continuando
con el alfabeto por “letras” -no el silábico ni menos el
jeroglífico-, es de destacar que se considera un “invento”
canaaneo (al menos su difusión); un hecho a tener muy en cuenta para
localizar las áreas de influencia de los fenicios en el Mundo
Antiguo.
En referencia a ello, sabemos que la
idea de definir cada sonido en un signo, comienza ya en las
dos zonas donde se inició la escritura más antigua, y que fueron:
Akad y Egipto. Donde hacia el siglo XXII a.C. ya se desarrollan
algunos caracteres que se interpretaban por solo un “tono” (no
una sílaba, ni una letra vocal). Por su parte, en
estas mismas épocas, ya en Creta se escribía en alfabetos silábicos
(lineal
A), donde cada signo era una sílaba -existiendo sílabas que se
correspondían con las letras vocales-. Muy cercano era este sistema
minóico del puramente abecedárico; pero no
fue el que origina el alfabeto, pues el lineal-A y el lineal-B se
pierden en la noche de los tiempos, tras la destrucción del Imperio
de Minos. Pero en la misma época en la que se perdían y quedaban
olvidados estos lineales silábicos cretenses (hacia el 1580 a.C.)
comienza a surgir una nueva idea de alfabetos precisamente en la zona
de Fenicia y el Sinaí. Así se desarrolla sobre el siglo XV a.C., en
una
de las ciudades protofenicias por entonces más fuertes y llamada
Ugarit.
Un puerto situado a pocos kilómetros al Norte de Biblos; donde crean
un sistema de escritura por caracteres muy similar a lo que serán
luego las letras, siendo
este el comienzo del alefato. Para definirlos se valieron los
ugaritas de símbolos cuneiformes
tomados de la escritura babilónica.
.
Pese
a todo, ese alfabeto de Ugarit diseñado con signos cuneiformes no
tuvo continuidad, porque el resto de los canaaneos decidieron avanzar
hacia un abecedario nacido de símbolos más cercanos a los
jeroglíficos de Egipto. Sobre
este punto es muy interesante observar que los signos que van
eligiendo y que terminarían formando los alefatos fenicio-canaaneos
(surgidos desde el siglo XIII al XI a.C.); prevalecen algunos muy
relacionados con ideogramas egipcios. Es más todo hace pensar que
desde estos jeroglíficos desarrollan las letras nacidas desde las
onomatopeyas o la inicial de cada palabra, en el “ideográfico”
egipcio. Es decir, así, cuando escribían una serpiente
esquematizada y representada como unas lineas curvas, derivarían su
significado hacia el sonido de la sierpe, leyéndose finalmente como
“S” o la “Z” (letras con forma de culebra, que siguen
teniendo ese valor semejante al bufido de un ofidio). De igual
manera, el signo inicial de estos alfabetos -que se denominaron
protosemíticos-, normalmente fue la cabeza de ganado, que realmente
se corresponde con una “A” invertida (bastando poner dos ojos y
dar la vuelta al triángulo de la “A “, para ver que realmente es
la testa de una vaca o toro). A
nuestro juicio este alfabeto lo debieron de desarrollar gentes muy
relacionadas con Egipto que en los siglos XIV al XIII posiblemente
desearon crear un nuevo sistema de escritura para generar una nueva
civilización (la de Canaán). De tal manera, el inventar ese
alfabeto posibilitaría enormemente la contabilidad y el contacto con
otros pueblos, pues en él se podía escribir cualquier palabra.
Sobre todo, con la nueva escritura, los púnicos lograrían
independizarse culturalmente de Egipto e imponer una civilización
propia a los pueblos con los que comerciaban -o a los que dominaban-.
.
En
el siglo XIII a.C., finalmente se terminan de formar esos alefatos
canaaneos, basados en una escritura de consonantes fundamentalmente,
con un origen directamente común en todos
(desde el hebreo, arameo, hasta el fenicio). Siendo en ciudades como
Biblos, donde antes intentan adoptar este tipo de escritura;
seguramente para confirmar esa independencia cultural frente a Egipto
-incluso con Mesopotamia-. Por este motivo, y por el deseo de no
tomar una escritura babilónica, ni egipcia; creemos que usaron y
divulgaron este alfabeto de Ugarit (que ya dijimos que procedía del
akadio cuneiforme); desarrollando posteriormente cada cultura o
ciudad, uno propio.
Aunque la primera creación del alefato
-a nuestro modo de ver- se
lleva a cabo en el desierto del Sinaí y en las costas del sur de
Fenicia; lo que hace pensar que muy posiblemente se debe a judíos
regresados desde Egipto
(con Moisés -ver lo antes narrado sobre la interpretación del
Exodo-). O
bien a fenicios y hebreos que escapan del poder del Nilo, donde
habían trabajado como escribas o contables. Sea
como fuere, creemos que esos alfabetos protosemícos -protosináicos-
pueden deberse a las tribus hebreas y pueblos de Fenicia que escapan
del poder faraónico desde el siglo XIII a.C.; con la intención de
crear su propia civilización en las tierras de Canaán. Finalmente
este sistema de escritura entró en la hélade unos dos siglos
después (hacia el IX a.C.) donde debieron de transformarlo, para
poder escribir el sonido de las siete vocales que el idioma griego
pronuncia y distingue.
AL
LADO Y ABAJO: Junto
estas lineas, dibujos míos de el altar del holocausto y del altar
del incienso judío (como lo figuraban autores del siglo XVIII).
Podemos observar que ambas aras contienen astas en sus extremos (tal
como luce el altar de BeerSheva y otras mesas rituales israelitas
halladas).
Abajo,
varias esculturas púnicas aparecidas en Puig des Molins (Ibiza) y
fechadas entre los siglos VI al III a.C. -tal
como las exhibe el Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos
nos permita divulgar nuestras imágenes-. Fácil es ver que estas
deidades exvotas fabricadas en terracota, lucen
principalmente sombreros y joyas. Incluso,
las representaciones masculinas están totalmente desnudas -quizás
mostrando el modo en que los hombres cartagineses o fenicios entraban
en el mar, para bañarse-.
Pese a ello, unos y otros contienen importantes tocados en la cabeza
y profución de joyas, entre las que destacan zarcillos metálicos
que en algunos casos no les han robado a las esculturitas.
E
- 5) Cultos canaáneos, ritos egipcios y dioses minóicos:
.
De
estos intercambios y de la continua conexión entre Oriente Medio y
Micenas hubo de surgir una de las divinidades más importantes en las
religiones de Grecia y Fenicia, como fue Adonis. Deidad de origen
canaaneo y probablemente judío; cuyo
nombre se considera procede de la voz fenicia “adon”, que
significa “señor” -aunque según algunos especialistas tendría
su origen inicial en el dios sirio Tammuz- (40)
.
Pero a nuestro modo de ver, Adonis sería una derivación directa del
Osiris de Biblos. De tal manera, el
dios Adonis presidía el panteón de Biblos y las fiestas de su
nacimiento era el mayor festival de aquella ciudad de Canaán.
Fiestas que se celebraban rememorando que el divo brotaba del
interior de un árbol de la vida (considerado
como el de la mirra): El
cedro del Líbano. Así, su nacimiento simbolizaba la obtención de
las resinas de mirra;
contando su mito que aquel “niño” era extraído con un cuchillo
de la corteza del árbol, donde su madre lo escondía.
.
Para
entender los orígenes y significado de la extraña leyenda del
“infante Adonis” que debía ser extraído a cuchillo del tronco,
hemos de recordar la de Osiris. Divo que fue asesinado, troceado y
lanzado al Nilo
en un sarcófago cerrado; donde bajó el rio hasta llegar al delta.
Tras lo que navegando
por mar, arribó a Biblos. Allí se introdujo el dios egipcio en un
árbol de la vida,
donde resucitó dentro de ese tronco. Su viuda Isis, descubrió luego
tal reencarnación y cortó aquel árbol, llevando a su marido en
esta forma hasta el palacio real de Biblos. Donde lo colocó como
pilar central, para amarle y adorarle bajo aquella forma y figura
(como una columna sagrada, cuyo símbolo es plenamente fálico).
Finalmente diremos que este mito se relaciona plenamente con la
adoración al árbol en Biblos y la exaltación de los cedros de sus
bosques, que proporcionaban la madera para crear barcos, casas,
enseres, sarcófagos y todo objeto de madera en el Nilo. Una
veneración al cedro tan importante que aún aparece en la misma
bandera de Líbano; pero cuyo culto ya existía en la Creta minóica
más antigua -tal como Evans mostró y demostró en su interesante
libro sobre el culto al pilar y a las coníferas en el reino de Minos
(41)
-.
.
De
tal modo, el ciclo osiriaco egipcio antes expuesto, vemos que se
relaciona plenamente con el de Adonis, igualmente nacido de un árbol
de la vida: El de mirra, que se usaba para embalsamar y la
veneración al cedro, con
que el construían preferentemente los barcos fenicios. Tantas
conexiones tienen ambos mitos, que en la historia de Adonis existe un
conocido sinsentido, sin poder razonarse por qué el dios de la
belleza es atacado por un jabalí que lo mata. Algunos argumentan que
ello se debe a que es este animal el que con sus colmillos daña la
corteza del árbol sagrado y extrae la resina. Y por lo tanto “saca”
al niño Adonis de su refugio; arañando el tronco del cedro, lo que
relacionarían el nacimiento con la muerte del dios. Pero ningún
experto explica qué unión tiene dicha muerte producida por el
jabalí, con la verdadera historia del dios púnico-heleno. Aunque si
repasamos la “vida” de Osiris, veremos que este otro dios fue
igualmente atacado y muerto por un jabalí; cerdo que como animal
denostado en Egipto, representaba a Set (el demonio). Episodio
mítico que se debía al odio que los pueblos del desierto sentían
por los porcions; animales que nunca se preocuparon en pastorear ni
domesticar, dado que en un medio como el suyo es una especie muy
dañina (al ensuciar y hasta llenar de plagas las aguas). Este
significado del cerdo, como animal que destruye; lleva a que en otros
ciclos de religión egipcia, igualmente Horus (el hijo de Osiris) sea
dañado y hasta sodomizado por otro cerdo salvaje, que intentó
acabar con su vida. De todo ello, creemos que Adonis
pudo verse influenciado por este mito osiriaco y tener un final
relacionado con el jabalí; unos hechos que explicarían su muerte a
manos de un cerdo salvaje y confirmarían el origen egipcio de ese
dios Canaaneo.
.
Asimismo,
Adonis, está muy conectado con el culto judío a Yahvé, también
llamado por los hebreos Adonai o Adón; tanto que desde Isaías es ya
un homónimo del mismo nombre de Yahvé, y puede afirmarse que desde
la época de este profeta (siglo VII a.C.) se susutituye la palabra
Yahvé por la de Adón o Adonai.
El significado de esta voz en hebreo es igualmente que en fenicio,
“el señor de las tierras” (el señor), y es seguro que el nombre
del Adonis griego procedería de esta voz judía (dado que el mismo
dios en Siria, ya dijimos que se llamaba Tammuz). Por
cuanto expresamos, no sería una teoría extraña pensar que el
mencionado dios supremo que adoraban los Filisteos (en el templo que
destruye Sansón) no era Dagón, tal como luego pudieron escribir las
crónicas; sinó de Adón, o Adonis, deidad helena tomada de Canaán.
Pues el mencionado Ladón se describe como una deidad semita con
forma de Pez y que entre los griegos era un demonio, al igual que
para los judíos. De tal manera, Dagón (Ladón) para los helenos era
un monstruo marino nacido de Zeto, o de la serpiente Equidna, con
forma “ictea” (pisciforme) y tenido por un dragón cuya misión
era la guarda y custodia de las manzanas de oro en el Jardín de las
Hespérides (42)
. Por lo que no
nos extraña que el episodio que narra cómo Sansón se quita la vida
destruyendo el templo filisteo de Dagón, quizás ha aliterado el
nombre de la deidad
(Jueces, 16) .
.
Para
finalizar, expondermos que Osiris transformado en Adonis era
veneradísimo en Biblos (43)
. Donde muy cerca pasaba un río homónimo (Adonis), que todos los
años “vestían” de rojo el día que se celebraba el nacimiento
“del niño del árbol”. Lavando en sus aguas las ofrendas, tras
recoger las savias con las que fabricaban la mirra.
Una resina que se consideraba sangre de los árboles; aunque
seguramente, los adoradores de Adonis para celebrar el nacimiento del
niño dios también sacrificaban reses y seres vivos, derramando los
flujos de sus inmolaciones en el río sagrado y del mismo nombre. En
cuanto a su relación con los cultos a Afrodita, también llevados
por los canaáneos a Grecia, ambos procedían igual origen y estaban
unidos. Tanto
que se consideran a Adonis y Afrodita pareja, por lo que ella termina
llorando eternamente la terrible muerte del dios, “señor” e
inseparable amigo. Resultando evidente que aquel
era un dios agrario, de adoración a la vegetación y a la primavera,
procedente del Osiris egipcio; pero con el significado añadido del
árbol de la vida (quizás procedente del mundo minóico). Aunque
también hay que destacar que termina confundiéndose en Grecia y
Creta, con Dionisos (Baco)
-deidad de la semilla y del vino-. Pese a que la veneración hacia
Adonis junto a Afrodita, se transforma también en la Hélade en los
cultos de Apolo; que se distinguían por su serenidad y armonía,
separándose de los de Dionisos -que aún estando relacionados en
origen con los de Adonis, fueron degenerando a orgiásticos y
desenfrenados-.
.
Por
ello no es de extrañar que los misterios iniciáticos hebreos se
relacionen en parte con dicha deidad de la belleza griega; dado que
las ceremonias que realizan los judíos (y hasta las que implanta
Jesús) fueron en algunas de sus sectas, ritos de sacrificio agrario:
Del pan y el vino. Sustituyendo de la muerte de una víctima, o un
animal; por la ofrenda de un vegetal (44)
. Lo que significa el paso último dado por las religiones ya a fines
del Hierro (hacia la “no violencia”). Para crear cultos con un
vínculo social; obligando solo a ofrecer frutos, basado en el
sacrificio del trabajo y en las labores de la tierra (sin
derramamiento de sangre). En
esta linea pueden considerarse los ritos del Adonis canaaneo, que
importaron a Grecia y que se siguieron en muchas celebraciones
greco-latinas, como cultos de Apolo. Pese a ello -ya dijimos-, que
otra linea del mismo misterio se mezcla con el dios micénico de
nombre similar: Dionisos y con los “ctónicos” de Atenas. Unos
cultos dionisiacos de la Hélade, que en origen eran los mas
ancestrales ritos agrarios, basados en el vino y la locura lasciva;
dando como resultado celebraciones tan arcaicas como las llevadas a
cabo por las famosas “bacantes”. Sacerdotisas desnudas de Baco
que en su euforia y borrachera, llegaban a desollar carneros vivos
con la boca y manos -comiéndolos en crudo, a mordiscos-. Todo
cuanto choca frontalmente con los verdaderos cultos de Adonis; que
traducidos a Grecia como ritos de Apolo, llegan a odiar tanto las
celebraciones dionisiacas, que narra como desuellan a Marsias (por su
arte marcial y repetitivo, como músico de bacanales).
AL
LADO Y ABAJO: Junto
estas lineas, una de las vitrinas del Museo Arquelógico Nacional,
donde se exponen varios ejemplares de orfebrería de Final del Bronce
peninsular. Estas
joyas son de una calidad y refinamiento inimaginables, para una época
en la que no se conocía ni siquiera el hierro en nuestras tierras.
Teniendo tan solo comparación con la orfebrería de Egipto o de
Mesopotamia, en su época; pues siquiera la micénica lograba estos
diseños tan perfectos. Todo
ello habla de contactos muy profundos entre Oriente Medio y la
Península durante esta etapa del Bronce fina -entre el siglo XIII y
el lX a.C..
Abajo,
varias de las cabezas en caliza halladas en el Cerro de los Santos
(Montealegre del Castillo, junto a Yecla). Si observamos esta
estatuaria que apareció con profusión en el monte que llamaron
Cerro de los Santos -cuando allí encontraban decenas de esculturas
como las que vemos-; nos daremos cuenta que
su estilo y moda es casi igual que el de la estatuaria chipriota de
periodo arcáico.
Fase de Chipre que se marca entre
los siglos VII al V a.C., cuando la isla queda prácticamente aislada
y bajo el protectorado de Fenicia
(después de la caída del mundo micénico y antes de ser Chipre
influida por el mundo clásico, pasando a ser ocupada por Alejandro
Magno desde el siglo IV a.C.) -agradecemos al MAN nos permita
divulgar nuestras imágenes-.
F)
CANAÁN, FENICIA, ISRAEL, CARTAGO Y LA COLONIZACIÓN DE LA PENÍNSULA
IBÉRICA:
.
Cuanto
hemos ido recogiendo entorno a la formación y nacimiento de Canaán,
y a la posterior colonización de la Península Ibérica. Expresa que
ambas márgenes del Mediterráneo son zonas que caminaron
históricamente en paralelo; tanto que en los dos lados se suceden
hechos repercutidos. De tal modo, Oriente Medio y nuestras tierras
recibirán culturas tan parecidas y unidas que logran en un lado y
otro de ese mar, que se reflejen artes e historias casi iguales. Pues
si estudiamos la Antigüedad en estas dos áreas (el Sur de Oriente
Medio e Iberia) podremos ver que Canaán fué a nuestra Península en
la Protohistoria, lo mismo que pudo ser Extremadura para América del
Sur -tras 1492-.
Áreas que como madre e hija, avanzan en paralelo y donde se reflejan
unas mismas etapas y unos hechos consecutivos; tanto que estudiando
lo sucedido de uno de los “lados” podemos llegar a deducir lo
que pasó en el otro.
.
De
tal modo, será fácil determinar cuándo comienzan a aparecer los
fenicios en nuestra Península, bastando conocer que sus ciudades más
importantes -como Tiro y Sidón- emergen con gran fuerza cuando
Canaán se estabiliza y los Pueblos del Mar fueron dominados por
Israel (hacia el siglo X a.C.). De igual forma podremos deducir
algunos de los “desconocidos navegantes”, que procedentes de
Oriente Medio y Anatolia, llegan a las costas españolas antes que
los fenicios (durante el siglo XII a.C.). Suponiendo
que
son los mismos que habían pretendido extenderse por todo Oriente
Medio
e invadir Canaán. Pueblos
del Mar (como los Danuna, los Teresh o los Masawa) que terminan
asentándose en zonas del Sur peninsular, al igual que lo hacen en
Gaza. Unos hechos que nos permiten deducir que muchos de los
precolonizadores de Iberia (de los siglos XII al IX a.C.) fueron
Pueblos del Mar; apareciendo en el litoral ibérico algunos siglos
antes de que los fenicios llegasen. Cretochipriotas
(Cereteos), mercenarios (Peleteos) o navegantes errantes (Danuna) y
huidos de Troya (Teresh), que tras haber sido rechazados por Egipto y
sin lograr asentarse en el Oriente mediterráneo, vinieron hasta
Cerdeña y a nuestras costas, buscando un territorio. Todo
sucedido durante los siglos XII y XI a.C. y ante la enorme
“debilidad” de un Egipto que prefiere cerrarse en sus fronteras.
Lo que potenciará el nacimiento de Fenicia, la llegada a Canaán de
los Pueblos del Mar o la creación del Estado judeo-israelita.
Cuanto
configura un momento histórico en Oriente Medio, que provocará en
nuestro mediodía peninsular: El Final de la Edad del Bronce, la
precolonización y “la fundación” de Tartessos (tras la llegada
de esas gentes venidas de Canaán).
.
Puesto
que el origen de la civilización tartessia hemos de fecharlo entorno
al siglo X a.C., poco antes de la aparición de los fenicios;
debiendo considerarla una cultura nacida del final de Bronce y con
arraigos culturales previos a la llegada del primer hierro. Naciendo
Tartessos de los precolonizadores; de Los Pueblos del Mar que
llegaron a Iberia junto a los canaaneos y egeos huidos hasta nuestras
tierras, en esos siglos anteriores a la colonización fenicia.
Previamente a mediar el siglo IX,
pues el establecimiento de puertos púnicos peninsulares se data
arqueológicamente entorno al 825 a.C.. Tal
como los fecha Mariano Torres Ortiz; quien marca en esos años la
fundación de Gadir, conforme a la antigüedad de los primeros
hallazgos fenicios en esta capital. Consecuentemente, entorno
al año 800 a.C. comenzarán a proliferar los asentamientos púnicos
en las costas hispanas (Malaka, Sexi, Adra etc). Cuya importancia y
su continuidad hasta nosotros es tanta; que casi tres mil años
después, siguen teniendo hasta el mismo nombre. Unos
puertos fundados por los “hombres rojos” venidos de Canaán (como
Cádiz, Abdera o Málaga) que conservan hasta hoy, no solo sus
apelativos, sino también costumbres parecidas a las del otro lado
del Mediterráneo -viviendo de forma paralela y muy similar, a como
lo hicieron aquellos pueblos que vinieron a fundarlas desde Oriente
Medio-.
AL
LADO:
Instrumentos para minería de época romana, hallados en los
yacimientos cercanos a la antigua Cástulo (El
Centenillo, La Carolina herramientas de los siglos I y II d.C.) -tal
como los expone el Museo de Linares, al que agradecemos nos permita
divulgar nuestra imagen-. En
esta zona de España, cercana a Despeñaperros se encontraban algunas
de las minas más famosas de la Iberia protohistórica;
tanto que Estrabón narra cómo el Guadalquivir (en esa época
llamado río Tartessos) nacía en las fuentes de plata.
Eran tan importantes los yacimientos de cinabrio, argento, estaño y
oro, de Sierra Morena; que el mismo Aníbal logra ser un rico general
tras casarse con Himilce, la hija del rey ibero de Oretania (quien
gobernaba este área del actual Jaén).
Gracias al potencial económico que le facilitaban los yacimientos
próximos a Cástulo
-junto a la actual Linares y donde reinaba su suegro-; se
embarca en la aventura de conquistar Italia. Tal
era la infraestructura que obtenía Aníbal con la explotación de
estas minas; que los romanos deciden asociarse con varios reyezuelos
iberos, para cortarle el suministro de apoyos desde Oretania. Siendo
este el modo en que logran vencer a Aníbal en Italia, quitándole
gran parte del dinero que se obtenía en tierras de su esposa
Himilce; y con ello, la capacidad de seguir pagando mercenarios y
ejércitos.
.
ABAJO:
Exposición del MARQ, que semeja un
pecio hundido y la intervención de arqueólogos para recuperar sus
restos (agradecemos
al Museo Arqueológico de Alicante, nos permita divulgar nuestra
imagen). Esta
divertida sala muestra de modo didáctico -especialmente a jóvenes-
la forma en que aparecen los barcos hundidos hace miles de años bajo
el mar. Así como los métodos que los profesionales de la
arqueología han de seguir, para no destruir lo que queda de la nave
y cuanto de ella pueda recuperarse. En algunos de mis estudios hemos
realizado un baremo para poder calcular el número objetos iguales a
los que hallamos, habría en cada época; tanto como el de barcos que
pudieron transportarlos -ver cita (44b)
-.
Conforme a este cálculo de probabilidades nuestro y conociendo que
en la Península se han hallado varios miles de ánforas fenicias; se
puede concluir que entre el siglo VII y el III a.C., se comerció con
decenas de millones de ellas (exportando o importando mercancías en
su interior). Asimismo, considerando que una nave de tamaño medio
transportase unas quinientas ánforas; ello supone que hubo un
tráfico marítimo de miles de barcos anuales. Tantos, o más viajes
de los que existirían entre América y España, durante los tiempos
del imperio hispano.
F
– 1 ) Israel y a Península Ibérica -Salomón y el oro de
Tartessos-:
.
Regresando
al Canaán en los tiempos que iniciaron sus expediciones hasta la
Península Ibérica; recordaremos que en el siglo X a.C se había
fundado el reino unido de Juda-Israel. Un
Estado fuerte, liderado y unificado entonces por David, quien había
arrinconado a los cretenses (philisteia) a una franja al Sur de Haifa
(Gaza). Victoria contra los filisteos que debió de generar grandes
enemistades vecinales, llegando a costar muy cara a los israelitas.
Tanto que parece fueron los filisteos quienes convencen años más
tarde a un faraón de origen hermanado con ellos (Shesonq) para
atacar Jerusalén -entrando en Canáan a través de Gaza, con su
ayuda-. Y
aunque hacia el 961, el rey Salomón toma su relevo como monarca de
Israel y Juda unidos; creando un gran Estado fuerte y poderoso -por
todos conocido-. Tristemente, a su muerte (sobre el 933 a.C) se
disgregaron de nuevo los dos reinos: el del Norte (Israel), y el del
Sur (Judá).
Una
separación que fue precisamente motivada por los filisteos (Pueblos
del Mar), que tras la muerte del famoso Salomón observan la
debilidad de su hijo Roboám y aprovechan la ocasión para dar
infraestructura a Egipto, con el fin de que atacasen la capital del
reino hebreo.
De tal manera, se sabe que el Faraón Shesonq
I -Sesac,
Sensoc ó Shishaq; el primero de la llamada Dinastía Libia y
procedente de un Pueblo del Mar-;
atacó Jerusalén con mil doscientos carros y sesenta mil hombres,
destruyendo parte del templo de Salomón
(Salm. (II,12,9), rindiendo el reino y obligándoles
a pagar tributo.
De este hecho dan cuenta las inscripciones del Templo de Karnak (en
la actual Luxor) tanto como el Antiguo Testamento (Cron. 12;3)
(Parali. II,12) (I Rey.14,25).
.
Dicho
Faraón era de origen “mercenario”, de la tribu Mashawa;
relacionándose su elevación al poder con Pueblos del Mar. Por ello
debemos pensar estuvo muy ligado a los filisteos, quienes les
proporcionarían la referida ayuda para invadir Jerusalén.
Por su parte, Shesonq, ya había dado refugio al sublevado “gran
intendente” de Salomón, pariente del rey y llamado Jeroboam. Quien
tras
la llegada al trono del sucesor, como nieto de David (Roboám), supo
que se iba a sublevar el Norte (Israel
de Judá). Aprovechando la ocasión, Jeroboam se proclamará rey de
Israel, dividiendo así en dos el Estado de Israel. Unos
reinos que permanecieron dos
siglos fraccionados;
desde esta fecha (+/-el 931 a.C.) y hasta
que Asiria asedia las fronteras judías
(desde el 732 a.C.). Pero
la unificación resultaba imposible, pues el “país del Norte”
(Israel), era una Sociedad más liberal, con una monarquía electa,
una religión y una cultura más cercana a la de los Pueblos del Mar
y a la de Egipto (muy diferente a la de Judá -el Estado del Sur-).
.
Por
cuanto expresamos, las costas de Canaán durante el periodo unificado
de Israel-Judá (unos setenta años) gozaron de enorme prosperidad.
Asimismo, durante los reinados de David y Salomón, también Fenicia
vivió un gran esplendor -encabezado por sus grandes puertos de Tiro
y Sidón-. Principalmente cuando sobre el año 969 a..C.,
muere el rey de Tiro (Abibal) dejando en
el trono al famoso Hiram, quien se alió con David y después con
Salomón
-llegando a colaborar en el famoso templo- (Reyes 1). Hiram
fué conocido por fortificar Tiro en la forma de isla
artificial sobre una gran roca en medio del mar, tomando su nombre de
la voz fenicia “zur”, que significa “piedra”. Dicho rey
constructor la dotó de puertos, canales, aljibes y fuentes nacidas
del mar; obteniendo el agua del subsuelo submarino.
Por su parte, tras
Hiram, esta fué la ciudad dominante de Fenicia, sobre la misma
Sidón, y ejerció un comercio e influencia siempre pacífica y
amistosa sobre Judá e Israel (2,Sam,5,11;
1,Re 5,15ss; 9, 12 ss; 16, 31).
Igualmente la Biblia narra como Hiram, amigo de David y Salomón,
vendía madera de sus cipreses a cambio de aceite, aceitunas y vinos
de Israel
(2 Sam 5,11, 1 Re.5,24). Citando (1,Re, 7,13ss ,37,40) que en la
construcción del Templo trabajó un artesano broncista llamado Tiro
de Hiram, quien se identifica con el mencionado rey tirio; famoso por
sus naves que traían metales preciosos, especialmente de las costas
hispanas (Tarshis). Además
se dice ayudó a Salomón a construir una flota
(1, Re. 9,26); armada de Israel que parece ser, solo tuvo un carácter
defensivo y nunca fue de gran relevancia. Por
lo que la alianza con Hiram de Tiro se supone fue fundamental para la
prosperidad y el comercio de los hebreos. Tal como relatan los textos
bíblicos, donde se narra el modo en que el rey de Israel traía oro
y plata de Tarshis. Diciendo textualmente: “El
peso del oro que importaba Salomón cada año, era de seiscientos
sesenta y seis talentos de oro (...) Toda la vajilla del rey Salomón
era de oro, y toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano, de
oro
puro.
En los días de Salomón la plata no era apreciada. Porque la flota
del rey iba a Tarshish
con
los siervos de Hiram, y cada tres años solían venir las naves de
Tarshish, y traían oro, plata,
marfil,
monos y pavos reales”
(45)
.
.
Como
hemos expuesto repetidamente, durante
aquel tiempo de enormes crisis
-tras la aparición del Hierro y con la llegada de los Pueblos del
Mar-, Egipto
decide refugiarse en el desierto y no llevar actuaciones hacia el
exterior;
cerrándose y sin fabricar más barcos que los necesarios para
guardar sus costas. Mientras, la
Hélade estaba aún por nacer, después de haber caído Micenas y el
mundo minóico (Creta y Chipre). Por todo ello, los marineros
canaaneos fueron los dueños del Mediterráneo e incluso del Mar
Rojo. La fuerza marítima de Tiro y Sidón se extendió
paulatinamente y las flotas fenicias ocuparon el litoral del Norte de
Oriente Medio, mientras se alían con los hebreos para lograr puertos
y astilleros en el Mar Rojo. Por su parte, los Filisteos ocuparon la
zona Sur de Canaán, dejando para los judíos una pequeña franja de
costa (cercana a Haifa -Joppe-),
desde la que apenas realizaban singladuras con carácter comercial,
sino principalmente militares. En
el Mar Rojo, fenicios y hebreos ejercerían labores de vigía
continua con sus barcos, para evitar el paso de egipcios por esa
franja;
aunque parece evidente que desde el punto de vista marítimo los
israelitas y
los judíos dependían enteramente de los fenicios.
Debido a ello, los reyes David
y Salomón se distinguieron por sus alianzas continuas con estos
pueblos marineros (púnicos o filisteos); lo que al parecer no fue
muy bien visto por algunos de sus súbditos -los más puritanos-.
Quienes observaron tal proximidad a fenicios y peleteos, como algo
muy dañino para el culto y la pureza religiosa judía. Siendo
este posiblemente el origen de la escisión entre Judá e Israel,
tras la muerte de Salomón; ya que los del Sur no aceptaban tener
relaciones tan cercanas a esos otros pueblos (tan
próximos a los egipcios).
Tanto que cuando desaparece Salomón, los Faraones, conociendo
el rechazo de los habitantes de Judá hacia Egipto; aprovechan
la diferencia de pensamiento entre los hebreos del Norte y del Sur
para atacar Jerusalén y provocar esta segregación durante siglos
(manteniendo
siempre buen contacto con los reyes de Israel). Todo
ello supuso una gran inseguridad en el reino de Judá,
por cuya la inferioridad sobre el mar -apenas sin armada- estuvieron
obligados a retroceder de las costas. Así podría decirse que los
hebreos del Sur quedaron prácticamente sin fronteras con el
Mediterráneo desde el siglo IX a.C.; tan solo teniendo los de Israel
acceso y salida en sus playas por Hoppe y en el Mar Rojo también
gracias al apoyo de Fenicia (46)
.
AL
LADO Y ABAJO: Junto
estas líneas, un
dibujo mío mostrando
un rabí y un sacerdote supremo del Templo de Salomón. Observemos el
modo en que siempre los clérigos judíos llevan cubiertos su torso a
la altura del pecho. Con el “efod” de mandil o cintas; y en el
caso del supremo, además con el pectoral de Aarón (una
placa metálica preciosa, con doce gemas engarzadas, que representan
las doce tribus de Israel).
Abajo, los
reyes David y Salomón, tal como los representan en estatuaria
imaginada en la catedral de León.
F
- 2) CRONOLOGÍA DE ESTA ÚLTIMA ETAPA:
Para
una mejor comprensión de los epígrafes que a continuación
redactamos, recomendamos ver nuestra cronología, contenida a
continuación.
.
EN
MAYÚSCULAS CURSIVAS, ROJO: HECHOS PROVOCADOS POR LA DIFUSIÓN DEL
HIERRO
En
letras minúsculas negras, lo acontecido en Israel.
En
minúscula morada, los sucesos de Judá.
En
minúscula roja, los de Fenicia.
En
azul minúscula, lo acontecido en Anatolia (reinos neohititas, en
especial el de Midas).
EN
MAYÚSCULA NEGRILLA Y CURSIVA, LOS HECHOS RELACIONADOS CON TARTESSOS
Y LA PENÍNSULA IBÉRICA.
.
CRONOLOGÍA
DE EDAD DEL HIERRO (MIGRACIONES HACIA LA PENÍNSULA, SUCEDIDOS EN
IBERIA, ACONTECIMIENTOS DE ORIENTE MEDIO Y ANATOLIA)
.
SIGLOS
XII AL X a.C. EN EL EGEO Y ANATOLIA:
-SE
DIFUNDE EL HIERRO, EXPULSANDO DE ANATOLIA Y DEL EGEO A LAS ANTIGUAS
CULTURAS DEL BRONCE.
-GUERRA
DE TROYA (hacia el 1212 a.C.)
-LOS
PUEBLOS DEL MAR (marineros o mercenarios de las costas de Anatolia)
SE LANZAN A LA BÚSQUEDA DE NUEVAS TIERRAS, INVADEN EGIPTO Y LLEGAN
HASTA CERDEÑA, ITALIA Y LA PENÍNSULA IBÉRICA.
-LOS
DORIOS (indoeuropeos) SE ADUEÑAN DEL EGEO, CAE MICENAS Y EL MUNDO
MINÓICO.
-LOS
MICÉNIOS Y MINÓICOS HUYEN A CHIPRE Y A TIERRAS DE CANAAN.
EL
EGEO QUEDA EN MANOS DE INDOEURPEOS.
-ANATOLIA
PASA A MANOS DE TRIBUS DEL HIERRO, CREÁNDOSE ALGUNOS REINOS
NEOHITITAS.
-FENICIA
SE EXPANDE POR EFECTO DE LA CAÍDA DEL MUNDO HITITA Y DEL MINÓICO Y
MICENIO. AVANZA PRIMERO HACIA EL EGEO Y DESPUÉS HACIA OCCIDENTE
(comenzando las colonizaciones de sus grandes puertos, Tiro y Sidón).
-
SIGLO X a.C., EMERGEN NUEVAS CULTURAS EN EL SUR PENINSULAR COMO
CONSECUENCIA DE LA VISITA DE COLONOS. NACE PAULATINAMENTE LO QUE SE
LLAMARÍA TARTESSOS.
-
966 al 928 a.C. Israel: Salomón, creación del Reino unido de Israel
-
928 a.C. Israel: Rebelión de las tribus del norte contra separación
de Judá (dos reinos distintos)
-
928 a.C, Judá nació como Estado tras la muerte del rey Salomón.
-
875 a,C, Acoso sirio. Alianza Israel con Fenicia
-
838 a.C. Israel ya es tributaria de Salmanasar III
-
814 a.C. Fenicios, ante el empuje de Asiria, fundan Cartago en Túnez.
-
748 a.C. Israel a.C. tributaria plena de Asiria.
-
732 a.C. Caida de Israel, dominio de Asiria.
-
726 a.C. Salmanasar III invade el norteño reino de Israel.
-
722 a.C. Sargón derrota la capital israelita (Samaria) y lleva a
numerosos israelitas cautivos a Asiria.
-
Gordion: 710 a.C. Los cimmerios invaden Asia Minor y Midas solicita
ayuda al rey de Asria Sargon II
-
siglo VII a.C., Jerusalén capital de Judá,; gran auge de población
y de poder. Apoyo asirio, que veía en Judá un valioso vasallo y una
importante fuente de aceite de oliva.
-
Siglos VIII y VII en Fenicia: Gran influencia y presión de Asiria,
pese a ello Tiro y Sidón se mantienen independientes y como un solo
reino.
-
700 a.C. TARTESSOS: COMIENZA EL LLAMADO PERIODO ORIENTALIZANTE, DE
SEGURO MOTIVADO POR LOS HUIDOS DE LAS CONVULSIONES DE ORIENTE MEDIO
(isrealitas, frigios y fenicios). LAS CIUDADES FENICIAS DEL LITORAL
SUR IBÉRICO SE VEN OBLIGADAS A FORTIFICARSE, ELLO INDICA PROBLEMAS
CON LOS INDÍGENAS PENINSULARES (probablemente tras la llegada de
otros extranjeros a nuestras costas).
-
Gordion: 696 a.C. Se supone que Midas se ve obligado a huir o a
suicidarse, al tener su reino vencido y acabado.
-
672 a. C. Fenicia. Tiro fue asediada por Esarhaddon, y del 668 al 667
a.C. por Assurbanipal, pero no pudieron conquistarla.
-
La prosperidad de Judá bajo el vasallaje asirio terminó con la
caída del Imperio Asirio (lucha entre la Dinastía XXVI de Egipto y
el Imperio Neobabilonio).
-
670 a.C. TARTESSOS: FINALIZA EL LLAMADO PERIODO ORIENTALIZANTE, PARA
INICIARSE EL TARDÍO Y MÁS AUTÓCTONO. PROBABLEMENTE MOTIVADO PORQUE
LAS INVASIONES DE BABILONIA EMPUJAN A GRIEGOS (jonios) HACIA
OCCIDENTE MIENTRAS JUDÁ Y FENICIA SE DEBILITAN. Es la que se conoce
como etapa de Arganthonios o filohelena, que termina en la derrota de
Alalia (531 a.C.).
-
Gordion: 620 a.C. Los lidios (helenos) expulsaron a los cimerios y
conquistaron lo que ya se llamaba Frigia.
-
610 a.C. Sube al trono de Egipto Necao II, quien aprovecha los
enfrentamientos entre Asiria y Babilonia; apoyando a los asirios, que
-junto a los de Judá- se enfrentan contra los babilonios, perdiendo.
Tras ello regresa la supremacía de Egipto sobre Canaán hacia el 607
a.C. (pese a haber sido derrotados por Babilonia). Necao logra así
el gobierno sobre Fenicia y de Gaza, controlando Judá; tras ello el
faraón crea una gran flota egipcia y realiza múltiples expediciones
marítimas. Estos hechos conllevan que los babilonios caigan sobre
Canaán, pocos años después; para adueñarse de todo ese
territorio, intentando invadir Egipto.
-
591 al 572 a. C.. Tiro es asediada y ocupada por Nabucodonosor II de
Babilonia (durante trece años, sin llegar al éxito). Firman un
acuerdo de paz por el cual Tiro pagó tributo a los babilonios -hecho
que recoge el profeta Ezequiel (hacia el 574 a. C.)-.
-
597 y 582 a.C. Judá en medio de la zona en disputa condujo a la
destrucción del reino; luego siguió el Cautiverio en Babilonia tras
la derrota de Nabucodonosor en el 586 a.C.
-
Gordion: 547 a.C. La conquista persa llevo de nuevo a Gordio (reino
de Midas) a ser capital de la satrapía de Frigia perdiendo hegemonía
los lidios (griegos).
-
537 a.C. DERROTA DEL IMPERIO NEOBABILÓNICO Y CAIDA DE ASIRIA BAJO
LOS PERSAS: CIRO LIBERA ISRAEL
y JUDÁ
Y
PACTA MANTENER TRIBUTARIA A FENICIA.
-
535 a.C. DERROTA DE LOS GRIEGOS EN ALALIA; PROGRESIVA DESAPARICIÓN
DE TARTESSOS. Destrucción de Tartessos quizás no solo motivada por
la caida del comercio heleno en el Mediterráneo, al perder su
dominio tras ser vencidos por Cartago. Sinó probablemente también
debida al regreso a su lugar de origen de muchos judíos y fenicios
asentados hasta entonces en Tartessos; tras serle devueltas por los
aqueménides.
AL
LADO Y ABAJO: Junto estas
lineas, grabado del siglo XIX con una estela babilónica donde se
representa a Nabucodonosor II, monarca de Babilonia. Fue
uno de los reyes más
famosos de la Historia, no solo por haber asediado Fenicia y
destruido Judá (acabando
con el Primer Templo de Salomón); sino
también por los famosos Jardines Colgantes
-que se supone construyó tras derrotar a Egipto, subyugando a todo
Canaán después del 585 a.C.-. Después de que en el 601 a.C., tras
haber vencido en Karkemish al faraón Necao, decide dirigirse al Sur
para invadir Egipto; donde encontrará la resistencia de algunos
pueblos de Canaán, entre ellos Judá. Por lo que en el 589 a.C.
ataca Jerusalén, venciendo y destruyendo la ciudad y el famoso
Templo de Salomón en el 586 a.C.; esclavizando a gran parte de sus
habitantes (que lleva cautivos a Babilonia).
.
.
.
.
.
.
BAJO
ESTAS LINEAS:
Grabado
del siglo XVIII en el que se muestra la Babilonia de Nabucodonosor,
que describió Heródoto en sus NUEVE LIBROS DE LA HISTORIA (46b)
; tal como asimismo la refiere el jesuita Athanasius Kircher en su
libro “Turris
Babel sive Archontologia”
(1679). El dibujo que vemos es una recreación de algunos de los
grabados que contiene el libro de Kircher, refiriendo la Babilonia
descrita por autores como Heródoto y Diodoro de Sicilia (quien
también trata acerca del aspecto de la ciudad, en II 95).
Narrando como tras
sus enormes victorias, Nabucodonosor II regresó a una Babilonia que
por entonces estaba devastada, debido a numerosas guerras y
sublevaciones. Dedicando grandes esfuerzos a reconstruir la capital
asirio-caldea, donde se considera que estuvo la Torre de Babel. En
el grabado podemos distinguir el palacio de Nabucodonosor, Los
Jardines Colgantes creados por aquel rey, dos templos que reconstruyó
y la famosa Torre de Babel (restaurada).
.
En
esta y en otras de las grandes ciudades babilónicas (como Nínive)
vivieron los judíos; aunque
las diez tribus que formaban el Israel -del Norte- capturadas por
Sargón II en el 721 a.C., parece que se escindieron al mezclarse con
asirios, tras ser deportados a Nínive.
Por
el contrario,
los judíos (del Sur) cuyas tribus eran Efraim y Meneses, no cayeron
en manos caldeas hasta el 687 a.C., en que Nabucodonosor les invade y
les lleva hasta Babilonia; pero pronto Ciro los liberó de su
cautiverio en el año 537 a.C.. Momento en que asimismo los
cartagineses y lo que quedaba de los fenicios, atacaron Alalia; para
destruir la armada griega focense y hacerse nuevamente dueños del
mercado marítimo
(logrando la supremacía sobre el Mediterráneo, llamada entre los
helenos “thalasocracia” -gobierno de los mares).
F
- 3) Los ataques de Asiria y la paulatina destrucción de Canaán:
.
En
lo que se refiere a la Historia de Canaán, hasta la ocupación de
Roma,
podríamos resumirla brevemente del siguiente modo: La
prosperidad y situación de bonanza en Oriente Medio se mantuvo hasta
la llegada del invasor asirio. Quienes decidieron conquistar y
asediar el Creciente Fértil desde los siglos VIII al VI a.C.;
realizando sucesivos ataques sobre Fenicia, Israel y Judá. Logrando
los distintos pueblos canaanitas rechazar aquellas agresiones y
oponerse a esta ocupación siria, sobre todo Judá -debido a la
fuerza que le otorgaba su fe y su conservadurismo religioso-. Pues
el reino del Norte (Israel) tras
decenios pagando tributo a Assur, e intentado sobrevivir frente a las
sucesivas acometidas de Salmansar; desaparece
en el 721 a.C., tras ocuparlo Sargón
II
(quien
lleva entonces a Nínivea cautiverio parte de su población). Siendo
“absorvida” por Assur, que infringía un duro sistema de
deportaciones a los Estados conquistados; tanto que se considera a
las diez tribus que componían Israel (del Norte) “disueltas” o
desaparecidas en Nínive
-al erradicarse o mezclase con los asirios-. En
esos momentos, los habitantes que escapan del cautiverio en Nínive
(impuesto
por Sargón en e 721 a.C.), se exiliarían hacia otras zonas, aunque
en
su mayoría huyen a Judá. En esta etapa, las tradiciones del Norte
se recogen y valoran entre los judíos del Sur (en Judá), que aún
permanecía libre y que
-de algún modo- desde
entonces intentó conservar la historia, junto al talante de Israel
(un Estado de las “diez tribus”, que fue más egipcio-canaaneo y
de carácter abierto; auque los judíos sureños no lo apreciaron
plenamente hasta entonces). Así, como vamos relatando, a comienzos
del siglo VIII a.C. los
asirios dominan a los hebreos y los subyugan; aunque al considerar el
reino a Judá un buen vasallo, les permiten pervivir bajo su mandato.
Pero tras cien años de pago a Asiria, y cuado este imperio “assur”
también cae en manos de los babilonios; los mesoptamios vuelven al
ataque en Canaán, terminando por conquistar el país del Sur,
esclavizando
a su población y destruyendo su ciudad y Templo capital.
.
El
reino de Judá fue así definitivamente incorporado como una
provincia de Nabucodonosor II en el 587-586 a.C.,
con la “desaparición” de Jerusalén;
huyendo cuantos de ellos logran escapar -hacia
Egipto o dispersándose por mar-;
pero
sufriendo
el resto cautiverio en Babilonia. Pese
a todo,
la mayoría de los hebreos pudieron sobrevivir tras ser sometidos al
yugo de Nabucodonosor y hasta consiguieron adaptarse a esa esclavitud
-de alguna manera, pues los fenicios no fueron capaces de
soportarla-. Principalmente
porque los reyes babilonios eran hombres cultos y se interesaron por
la gran tradición judía, intentando modificar sus bases cívicas e
influirles culturalmente, para que no se sublevaran.
De ese modo y tras cambiar algunas de las costumbres israelitas, los
judíos adoptaron gran parte de tradiciones y formas de vida de los
asiriocaldeas, de cuyo cautiverio no guardaron un recuerdo tan
negativo. Naciendo
por entonces un nuevo nacionalismo hebreo vinculando a Babilonia;
afirmándose que el ancestro más antiguo de Israel -Abrahám- había
venido de Mesopotamia, por cuanto era normal que sus descendientes
volvieran allí.
Por lo que finalmente -como hemos dicho-, tras enormes problemas
bélicos sucedidos en la zona, Ciro I decide liberar a los judíos
que vivían allí retenidos y devoverlos a Judá (cuarenta años
después).
.
Por
su parte, en
el 574 a.C., Tiro (la capital fenicia), llevaba trece años de asedio
llevado a cabo por Nabucodonosor -desde
que en el 587 a.C. el rey asirio había atacado la zona, subyugando a
los de Judá-. Pero el puerto púnico no
se doblegaba debido a su situación de isla vigilada y protegida por
centenares de naves; aunque ese año del 574 la ciudad se rinde,
firmando un tratado con los babilonios.
Pese a conseguir mantener parte de su ciudadela
principal -al estar sobre la “roca” artificial-, todas
sus factorías y enclaves de costa habían sido devastados; debido a
lo que entran en decadencia plena, para nunca más tener primacía en
el Mediterráneo. Muy distinta suerte corrieron los hebreos, que
decenios después y
tras la incorporación de Babilonia a Persia -con Ciro I, en el 538
a.C.-;
se les permite regresar y la refundación de una nueva Judea-Persa,
en una pequeña zona de las que antes ocupaba Israel y Judá (entorno
al 516 a.C. y bajo el dominio mesopotámico). Es
en este momento en el que se redactan en El Antiguo Testamento las
profecías sobre Tiro y Sidón,
que recogimos en cita (46)
; culpando
a los fenicios de haber provocado los males israelitas, motivando la
cólera de Yahveh, por solo codiciar el oro y la plata (que traían
de Tarshis junto a las naves fenicias).
Siendo de gran interés los pasajes bíblicos que incluyo en estas
citas (45)
y
(46)
;
donde podemos leer ese estado de crisis de los hebreos y su odio
final hacia Fenicia o Filistea. Responsabilizándoles
de la decadencia judía por enseñarles a amar solo las riquezas; y
culpando de estos males que sufrió Israel, a las importaciones de
telas, maderas o metales preciosos venidas de Tarshis.
.
Es
este momento, cuando Ciro I permite a los judíos crear una Judea
persa, cuando elevan el Segundo Templo, en un pequeño reino -muy
disminuido- y que da comienzo en el 516 a.C.. Por su parte, el resto
de las costas fenicias van siendo desmanteladas y absorbidas por
emporios marítimos de otras culturas; o bien sometidas fuertemente
al yugo babilonio y luego al persa
-tras el mencionado año de 538 a.C. en que la capital mesopotámica
es unida a Persia-. De
este modo, jamás se permitió a los fenicios ya prosperar, más que
bajo el control absoluto de Assur, Babel o Persépolis; a los que
Tiro hubo de pagar fuertes tributos.
Primero a los asirios, contra quienes
intentó levantar una liga de pueblos canaaneos para independizarse;
por lo que se ganó la gran enemistad de Persia, que la sometió con
mayor dureza. Por su parte, la otra gran ciudad fenicia (Sidón)
actuó de forma mas inteligente
y cuando Babilonia toma nuevo rumbo sobre Asiria, consigue ganarse la
confianza de ellos y de los persas, para prosperar bajo su dominio.
Situación que se mantuvo hasta que esas costas de Canaán fueron
conquistadas por Alejandro Magno en el 331 a.C.; quien decidió
definitivamente derruir Sidón, destruyendo también Tiro y su roca,
conviertiéndola en un terraplén con acceso a pié desde la costa.
Fue este un fin -triste y paulatino- de la Thalasocracia fenicia
(dominio
púnico de los mares),
que había comenzado desde principios del siglo XII a.C., siendo
mantenido hasta el VI a.C. -trás
el asedio de Tiro y Sidón por Nabucodonosor que acabó con el poder
naval canaaneo-.
Esos hechos
y la caída de Fenicia, fueron
aprovechados por otras zonas portuarias del Mediterráneo; para
prosperar y quedarse con las rutas comerciales
que habían abierto y dominado hasta entonces Tiro y Sidón (durante
seis siglos). Una
thalasocracia que fue heredada por los griegos focenses durante unos
decenios y posteriormente por los cartagineses;
cuando hacia el 535 a.C. les derrotan en Alalia (destruyendo la flota
griega). Decidiendo los de Cartago acabar con estos marineros helenos
de la fócida, considerando que les habían robado su herencia
mercantil fenicia -aprovechando las desgracias de Tiro y Sidón-.
Usurpando así esos griegos, durante unos cuarenta años; el dominio
púnico del mar Mediterráneo (desde el 586 al 535 a.C.).
AL
LADO Y ABAJO: Junto
estas lineas, altares tartessios Coria de El Rio con forma de toro,
estudiados y excavados por los profesores J.L. Escacena y F. Amores
-en el lugar llamado Cerro de San Juan y
en que algunos defienden estuvo en Mons Cassius-. Sobre estas aras
hemos
tratado en distintos artículos nuestros, recomendando consultar a
los lectores interesados dos de ellos: El
primero (que podrán encontrar pulsando su enlace), en que
analizábamos y comentamos las fases de El Carambolo y su relación
con estas aras. El segundo (igualmente abajo con su link), donde
hemos pretendido fechar los edificios tartessios conforme a sus
coordenadas astrales:
-
EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO"
(altares, pectorales y recintos tauromorfos)
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada.html
-
EL CARAMBOLO, LOS SANTUARIOS Y LOS EDIFICIOS TARTÉSSICOS:
Conclusiones a sus mediciones y coordenadas astrales
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/10/el-carambolo-los-santuarios-y-los.html
.
BAJO
ESTAS LÍNEAS:
Dibujito
mío con diferentes altares
de cuernos hallados en Tell Miqne
(fechados entre el siglo XI y el IX a.C.). Semejantes a otros muchos
encontrados en ciudades de Canaán (principalmente en Megiddo y Tell
Beersheva); estas mesitas-pebeteros con astas se
consideran de procedencia sirio-chipriota y más concretamente,
heredados desde el mundo minóico. Descendiendo
de
los altares con cuernos existentes ya en el tercer milenio a.C. en
Creta y
que también proliferaron en Chipre desde el 1600 al 600 a.C..
Comúnmente
se hallan unidos al culto del aceite de oliva; a mi juicio, considero
que la unión entre esas aras de cuernos y el aceite, estaría en el
concepto de "luz". Simbolizado en las astas, al quemar en
ellos óleo (usándolos
como lámparas votivas). Pero
también en el proceso de industria y comercio de los derivados del
olivo; que obligaban a una
exportación organizada, e incluso a depender
de una marina mercante que lo distribuyera. Porque
las astas y las puntas se identificaban con los promontorios y con
los cabos; y los cabos con los faros (encendidos a modo de cuernos
por las noches). Faros que eran imprescindibles para la navegación;
en unas singladuras que se realizaba usando miras semejantes a
cuernos, o bien de cabotaje.
F
- 4) La Historia de Canaán y su proyección en la Península
Ibérica:
.
(Para
una mejor comprensión de los epígrafes que a continuación
redactamos, recomendamos ver nuestra cronología, contenida en F- 1)
.
Por
su parte, tales situaciones vividas en Canaán y Fenicia, provocan
diversas consecuencias y hasta etapas históricas en nuestras
tierras; tanto que llegan a marcar la Primera y la Segunda Edad del
Hierro ibéricas. Asimismo, el reflejo de lo que ocurre en Canán, se
verá claramente en el Sur peninsular; principalmente
durante las épocas en que se fecha la monarquía de Arganthonio -en
Tartessos- y la posterior destrucción del “imperio turdetano”,
junto a la Cádiz fenicia. Todo
lo que se sucede entre el 650 y el 535 a.C.; cuando en el otro lado
del Mediterráneo Asiria asediaba Oriente Medio, provocando la
decadencia de Tiro y Sidón. Arribando por entonces a la Península
los helenos, para absorber las rutas fenicias del metal. Siendo este
el momento en que se establecen los puertos helenos en el Levante
ibérico (Hemeroskopeion, Alonis, Leukade, Mainake y etc.);
emporios fundados por los focenses
para heredar el mercado de las ciudades entonces asediadas en Canaán
(Tiro y Sidón). Quedando
así gran parte de la ruta del metal en manos de los griegos. Quienes
llevarán
hasta la Hélade: Oro, plata, estaño y cobre; importados del
Atlántico. Vía
el Levante peninsular y por singladuras marítimas, recorriendo el
norte del Mediterráneo; transportando por tierra los metales
tartessios hasta Alicante, embarcándolos allí y haciéndolos llegar
a Grecia en navíos a través de Ampurias, Marsella y los puertos
itálico-helenos (gracias a la ayuda de la dinastía de Arganthonios,
según describe la leyenda).
.
Generándose
así una tremenda pugna entre los focenses y los cartagineses -o
los fenicios establecidos en nuestras tierras-.
Donde los púnicos intentarán cortar y evitar esa otra linea de
comercio del metal atlántico, abierta por los griegos. Todo lo que
culmina en una guerra entre Cartago y la flota focense, que es
destruida en Alalia (Córcega) hacia el año 535 a.C., acabando así
la Thalasocracia helena. Momento en que podemos fechar la caída de
Tartessos, un reino o zona de Turdetania, que también sería
aniquilado por los cartagineses; por haber comerciado sus metales con
los griegos durante más de un siglo
(a través de la referida vía terrestre, llamada Herakeia y que
llevaba los lingotes hasta las bases helenas de Levante).
Ello abriría ya la brecha última, para que Cartago decidiera
hacerse con la Península (principalmente intentando dominar las
minas de Iberia). Trasladando a sus generales hasta nuestras tierras
y dando comienzo a la Segunda Edad del Hierro.
Que
se iniciará -a
mi juicio- cuando
los almirantes púnicos (Hannón y Himilkón), buscan la ruta de los
metales atlánticos, logrando descubrir pronto de dónde obtenían
tantas riquezas los tartessios
(tras recorrer Himilkón las costas del litoral atlántico
peninsular, llegando a las de Francia y a las islas Británicas).
Ello marcará el cambio hacia la Segunda Edad del Hierro que se
completará con la venida de los Bárquidas (a mediados del siglo III
a.C.). Llegándose poco después a “La Historia”, cuando pone pié
en nuestras tierras Escipión el africano, comandando los ejércitos
de Roma (a finales de ese siglo III a.C.).
.
BAJO
ESTOS PÁRRAFOS:
Plano de las Rutas de Hércules y el Camino de Mainake; además de la
posterior Vía de Aníbal. Estos trazados griegos se usarían desde
la crisis de Tiro y Sidón, para llevar hasta el Mediterráneo los
metales de Tartessos (oro, plata, estaño y cobre del Atántico).
Pues antes de la caída de Fenicia en manos asirias (en el 574 a.C.),
los púnicos habrían comercializado y transportado esas mercancías
de un modo exclusivo y casi secreto.
Haciéndolas salir de Cádiz (Gadir), para llevarlas hasta Canaán;
lo que obligaría cruzar el Estrecho a cualquier barco que quisiera
llegar hasta esas riquezas de Tartessos. De tal manera, bastaría
vigilar los puntos de Gibraltar, para que nadie más que esos
fenicios (autorizados y asentados en el litoral turdetano)
comerciaran y tuvieran acceso hasta los metales del Atlántico.
.
Pero
al entrar en crisis Tiro y Sidón, los helenos se apresurarían para
abastecerse también de lingotes preciosos en Iberia. Así llegarían a tierras del Levante español, situando en sus
playas colonias griegas, como Hemeroscopion y Alonis (junto a Denia y
a Villajoyosa). Abriendo
esos puertos, desde los que por tierra alcanzarían los dominios de
Tartessos; en un camino de una semana -aproximadamente- que les
llevaría hasta el río Tartessos (el actual Guadalquivir). Esa vía
helena se denomina Ruta Herakleia, por cuanto a través de ella los
griegos adquirían los metales. Un hecho que
-a mi juicio- se
mitificó como los bueyes de Gerión, robados por Hércules. Pues
el hurto de esos “toros” del rey de tartessos, se simbolizaría
en los lingotes -o el valor de la pecunia- que los griegos adquirían
de manera casi fraudulenta. Usando ese camino y con estos medios; ya
que las cabezas de ganado significaban entonces la riqueza (por
cuanto los bueyes de Gerión hubieron de ser estos metales exportados
por los helenos).
Pero aquel enorme negocio se acabó tras el año 537 a.C., cuando
Babilonia es derrotada
y Ciro I no subyuga con tanta fuerza Oriente Medio. Dejando libres a
gran parte de los cananitas y hasta permitiendo a los judíos
regresar a sus tierras. Es en este momento cuando los
cartagineses deciden atacar las bases navales griegas en Occidente;
claramente, para erradicar sus exportaciones de metal (obtenidas
en Tartessos, principalmente). Siendo
así como tras el 535 a.C. logran desarbolar toda la armada focense,
cuyo
puerto principal se situaba en Alalia; acabando con el comercio y
primacía mercantil de los griegos. Pasando
desde entonces a gobernar los mares de nuevo los púnicos;
especialmente los de Cartago que
llegan a la Península para hacerse con las zonas mineras más
importantes. Comercializando ya desde el Mediterráneo los metales, a
través de puertos como el de Cartago Nova (desde el que se llegaba
al área de Tartessos por una ruta similar a la que antes habían
seguido los griegos).
Para
estudiar cómo se producen los hechos que relatamos, recogeremos
brevemente lo que fue sucediendo después del año 1000 a.C. en el
Sur de Iberia. Un área dominada fuertemente por Fenicia desde el
siglo VIII a.C.;
tanto que mantuvo baluartes como la conocida Gadir (Cádiz) o Baria
(Villaricos en Malaga), convertidas en auténticos emporios púnicos,
sin apenas competencia y con gran libertad de movimientos -al menos
durante cuatro siglos-. De tal modo, desde Gibraltar hasta Alicante
(por el Este) y desde el Estrecho, hasta Cádiz (por el Oeste); los
fenicios llegan a tener asentamientos cada cuatro kilómetros en toda
la costa, habiendo situado en ellas factorías y ciudades
importantísimas. Ello, durante al menos cien años; apenas sin la
aparición de extraños ni extranjeros
y sin otros navegantes de importancia capaces de seguir sus rutas -al
menos hasta fines del siglo VII a.C.-.
Ya que tras una duradera
bonanza y estabilidad
económica
en esta colonización fenicia peninsular; después
del 700 a.C., arqueológicamente veremos que dichas fundaciones
costeras se ven obligadas a fortificarse. Lo que hace entender que
comienzan problemas con los indígenas íberos; pero sobre todo con
otras gentes que llegarían por mar con la misma intención que los
fenicios -o
para asentarse en nuestra zona-.
Probablemente
todo ello es asimismo consecuencia
de los asedios y decadencia que por entonces ya sufrían Tiro y Sidón
-en el siglo VII a.C.-.
.
No
sabremos nunca si dicha competencia que
surge a Fenicia en el litoral hispano procede
de su propia hija -Cartago-, o más bien hay que pensar en la
presencia de griegos y anatolios en nuestras tierras
(siendo un hecho cierto que comienzan los problemas, obligando
amurallar la bases púnicas). Debiendo considerar que son los helenos
quienes instigan a nuestros colonizadores; pues la historia narra
cómo gentes
procedentes de zonas cercanas a Grecia, dañaron sobremanera el
mercado y la expansión fenicia. Ya que no solo deseaban competir
comercialmente con ellos; sino además hicieron causa
para recaudar fondos entre los iberos (con el rey Arganthonio),
con el fin de que las ciudades helenas atacadas por los persas
tuvieran dinero para enfrentarse a los ejércitos enemigos. Siendo
este el comienzo de una pugna interminable, de enorme rivalidad,
entre griegos y púnicos; sembrando
desde entonces una discordia continua entre ambos (por motivos
mercantiles, culturales y militares). Todo lo que culminaría en
diversas guerras, donde unos y otros se intentaron arrebatar el trono
como reyes del Mar Mediterráneo (thalasócratas). Finalmente
ganaron la última batalla los cartagineses, que en el 535 a.C.
vencen en Alalia (Córcega) a los griegos focenses, destruyendo gran
parte de la flota helena; quedándose así como los herederos de
Fenicia. Siendo esta la fecha
que se da precisamente para la
caída de Tartessos
-como dijimos-, pues se
considera que a partir de entonces la Península ya apenas pudo
comerciar con Grecia, porque el Sur de Iberia quedaría en manos y a
merced de los cartagineses. Quienes -supone la Historia-, se
vengarían de los reyes turdetanos al considerarlos filohelenos; ya
que Tartessos comerció con los griegos durante unos ciento veinte
años, para ayudarles en sus guerras frente a los persas -cuando
los asirios expulsan a los focenses de sus ciudades en Anatolia,
obligándoles a asentarse en Occidente-.
.
Por
su parte, los cartagineses recuperarían esa primacía marina y el
liderazgo sobre el Mediterráneo, hasta que Roma se lo arrebató.
Cuando los latinos logran destruir Cartago -odiada por ellos-; que
había sido fundada en el 814 a.C. en
la actual Túnez, por miembros de la familia real de Tiro (tras
decidir algunos tirios establecerse en el Oeste). Eligiendo para ese
novedoso puerto, el nombre de “ciudad nueva” (Kart-Hadtha); que
nació como base militar con el fin de vigilar y dirigir
fundamentalmente el comercio entre la Península Ibérica y Fenicia.
Por lo que por aquel entonces, los cartagineses estaban sometidos
totalmente a su “madre” (Tiro); tanto como para pagar en todas y
cada una de sus transacciones comerciales un diezmo (un 10%) a su
ciudad fundadora. Pero tras el cerco y la caída de Tiro de
Nabucodonosor (el 574 a. C.), Cartago queda liberada de tal hegemonía
fenicia y pasa a sustituir a Fenicia en importancia y fuerza
comercial. Así,
en el 550 a.C. la dinastía cartaginesa fundada por Magón llega a
controlar Sicilia con Cerdeña; y en el
535 a.C. -como hemos dicho- vence a los griegos en la famosa batalla
de Alalia. Logrando de este modo los cartagineses, la supremacía
naval y mercantil en el Mediterráneo. Heredando todas las bases del
imperio marítimo de Tiro,
sucediéndoles en una dura transición -desde el 574 al 537 a.C.-;
donde Fenicia entrega a Cartago el mando y hasta parte de la flota y
su poder.
.
Por
su parte, la Historia también supone que los habitantes del Sur
Ibérico Penínsular, deseaban mantenerse independientes después de
Alalia. Pero viendo que no pueden conseguirlo, tras el paulatino
declive de de Tartessos y la aparición de un nuevo gobernante como
Cartago; parece que intentan tomar Gadir.
Debiendo así los cartagineses defender Gadir del asalto de los
iberos (turdetanos). Por cuanto, tras
salvar esta ciudad, hemos de pensar que los cartagineses comienzan a
avanzar sobre el Betis dominando paulatinamente el mediodía
Peninsular (haciédose los almirantes cartagineses con las rutas del
metal y con el control del mar Atlántico). De este modo y hasta el
siglo III a.C. los de Cartago gobernaron amplias zonas de Iberia,
donde obtenían grandes riquezas mineras y agrícolas
-Impositivamente o a través del comercio con los indígenas-. Pero
durante el siglo III a.C. se ven obligados a subyugar a los iberos
(principalmente meridionales), para pagar a los romanos los impuestos
que Roma les habían exigido, al ganar la I Guerra Púnica. Así
llegará Amílcar Barca en el 227 a.C. a nuestras tierras, para
obrener de ella todo el rendimiento posible, conquistando gran parte
del Sur de Iberia; aunque
los Oretanos (tribu del alto Guadalquivir) le dan muerte en el 229
a.C.. Es entonces cuando le sustituye Asdrubal Barca (su yerno), que
funda Cartagena y fue asesinado igualmente por los íberos, tan solo
ocho años después. Tras este, en
el 221 a.C. pasa el poder a Aníbal Barca -hijo de Amilkar- quien
conquistó todo el poniente peninsular (gracias a sus pactos con
reyes iberos),
llegando a Barcelona y pasando
a Roma. Con ello se produce la Segunda Guerra Púnica, en la que
luchan romanos y cartagineses desde el 219 al 206 a.C. y que termina
con la victoria de Roma sobre Cartago (acabando
así la fase dominio púnico en nuestras tierras y entrando en ellas
los latinos).
AL
LADO: Supuesta
estatua de Himilce, la esposa oretana de Aníbal; cuya
efigie se encuentra coronando esta fuente de Baeza (Jaén). Los
leones que decoran el monumento, realmente pueden ser de origen
ibérico y proceder de Cástulo (no todos, pues alguno tiene “tintes”
góticos); pero la figura de Himilce más bien parece una estatua a
la que se le ha añadido una cabeza -quizás ibero romana, aunque
seguramente es posterior- . La
Historia narra que Himilce se casó con Aníbal en el año 221 a.C.,
en el templo de Merlkarte de Cartagena
(Cartago Nova). Quiso acompañar a su marido en las campañas en
Italia, pero el general cartaginés se negó. Antes de salir hacia
Roma, fue con ella a presentar el hijo que en común tuvieron, al
templo de Melkarte en Cádiz (pidiendo protección a este dios en la
guerra que iniciaba); aunque ya nunca se volverían a ver. No
sabiéndose más acerca de Himilce y de su hijo, después de la
marcha del general; hay quienes piensan que ambos mueren de
enfermedad, antes de que Roma venciera a su marido. Pese a ello,
hemos de pensar que no debieron estar a buen recaudo, ni menos muy
seguros; menos tras la entrada de Publio Cornelio Escipión en
territorio hispano; no solo porque este general romano tomó
rápidamente Cartagena, sino porque asimismo se centró en el intento
por conquistar la actual Andalucía (expulsando de allí a los
cartagineses). Al
parecer, una de las grandes artimañas de los latinos fue convencer a
varios reyezuelos ibéricos de que rompieran sus pactos con el padre
de Himilce (monarca oretano, de Cástulo); para acabar con el
abastecimiento de plata que Aníbal tenía desde Sierra Morena. Ello
obliga a pensar que Cástulo sería uno de los lugares que asediaría
Escipión, nada más conquistar Cartago Nova.
.
ABAJO:
Perfil
de los generales “Bárkidas” Aníbal y Amilkar, en un Shekel y un
Dishekel de plata hispano cartagineses. Amilkar llegó a la Península
hacia el 237 a. C.; aunque sus campañas militares se centraban en
alianzas y en contratar mercenarios iberos, finalmente pretendió
conquistarla
(buscando preferentemente adueñarse de sus minas). Cuando Aníbal
era todavía un niño, en el año 229 a.C.,
el rey de Oretania le tiende una emboscada en “Helike” (Elche de
la Sierra) donde fue atacado con toros embolados con fuego. No
creyendo que tales animales pudieran herir ni menguar sus tropas,
parece que los cartagineses les hicieron frente, costándole la vida
de su general Amilkar. En
esos momentos, Asdrúbal (su yerno) logra huir llevando a lomos de su
caballo al pequeño Aníbal, que presenció la escena. Ello y su vida
entre los iberos, debió marcar enormemente a este general cartaginés
(en sus costumbres y su forma de guerrear). No solo porque Aníbal se
casó con la princesa de Oretania (nieta del que mató a su padre);
sino porque siempre lucho rodeado de íberos y además valiéndose
del mismo ardid. Atacando igualmente con toros embolados a los
Romanos, en Italia. Unas costumbres y usos desde los que
personalmente creo se origina la tauromaquia en la Península
Ibérica.
De
la manera antes resumida finalizaron unos ocho siglos de dominio
sobre la Península Ibérica, de estos navegantes y mercaderes
procedentes de civilizaciones púnicas. Pueblos de origen canaanita,
que comenzaron a llegar desde el siglo X a.C. para comerciar y
asentarse en nuestro litoral; donde unos cien años después ya
tenían fundaciones y factorías. Bases en nuestra geografía
atlántica y mediterránea, cuya situación y riqueza se guardaría
entre ellos, como un verdadero secreto de Estado.
Puesto que las expediciones y la colonización fenicia del Occidente
mediterráneo fue históricamente un hito incomparable; tanto desde
el punto mercantil, como cultural y tecnológico. Resultando una obra
colosal, tan solo similar a las grandes colonizaciones realizadas por
civilizaciones como Egipto, Mesopotamia o Grecia. En la que
estos púnicos ya llegan desde sus primeras expediciones hasta las
costas gallegas, cantábricas y pasaron a las del Báltico o a las
inglesas (en busca de metales, ámbar y nuevos productos). De dichos
periplos apenas quedó documentación histórica; pues sus datos se
conservaron como verdaderos secretos de Estado en las ciudades
púnicas.
Escondiendo la existencia de estas rutas hasta el ámbar del Norte de
Europa, el oro gallego o los metales de Andalucía;
tal como durante la Historia se han ocultado todos los secretos
comerciales y militares. Ocultamiento que asimismo se considera la
principal causa del pacto Roma Cartago, en el 509 a.C.; en el que se
prohibía navegar más allá de las Columnas de Hércules -el
famoso tratado de Non Plus Ultra, que recogemos en cita
(47)
-
.
Asimismo
hay documentación histórica que acredita esta ocultación de las
rutas marinas de los metales preciosos Atlántico; sobre todo durante
el periodo tartessio, tanto que hubieron de ser buscadas por los
almirantes cartagineses al llegar a Iberia (tras
la caída de la civilización turdetana). Realizando largos periplos
los generales Himilkón y Hannon al mando de barcos de Cartago, entre
el 450 y el 425 a.C.; justo después de pasar a dominar esos púnicos
nuestras tierras.
Un viaje documentado, en
el que los navegantes de Cartago intentaron redescubrir la ruta de
los metales atlánticos; que se sabía ocultada durante siglos
y que denominaban "el camino hacia las Cassitérides" (48)
.
Singladura que llevaba hasta las “fuentes del estaño”, de las
que los
fenicios conocían su existencia, tras años de comercio con
Tartessos; aunque desconocían su situación real.
Por todo lo que Himilkón se dirigió desde Gadir hacia el Norte;
mientras que Hannon, después de cruzar el Estrecho, viajó por
tierras africanas (poniendo rumbo el Sur, buscando también aquellos
misteriosos yacimientos). A mi juicio,
tras haber hallado los cartagineses esas minas de casiterita, oro,
plata y estaño (en Galicia y las Islas Británicas); se apresuraron
a firmar el famoso tratado de Plus Ultra con Roma. Para proteger
estas rutas que conducían hasta las fuentes de los metales.
Un acuerdo marítimo de fronteras que evitaba
conflictos entre ambas potencias militares, con el que se reparten
las áreas de comercio y de dominio; dejando el Océano (con
Tartessos, o lo que quedaba de este)
bajo la zona de influencia púnica.
.
Por
su parte y acerca del secretismo de estas rutas del estaño, se
conserva descrito un pleno de la Asamblea de Ciudadanos de Cartago,
en el que esta premia a un capitán cartaginés que hunde su propio
barco, al verse seguido por romanos en aguas del Atlántico; para no
delatar así el camino marítimo hacia los metales. De ese modo
explica
esta
historia Estrabón,
quien escribe acerca de las vías del estaño atlántico peninsular:
“En
un principio este comercio era explotado por los phoinikes desde
Gadeira, quienes ocultaban a los demás las rutas que conducían a
estas islas. Cierto navegante, viéndose seguido por los romanos, que
pretendían conocer la ruta de estos emporios, varó voluntariamente
por celo nacional en bajo fondo, donde sabía que habrían de
seguirle los romanos; pero habiendo logrado salvarse él de este
naufragio general, le fueron indemnizadas por el Estado las
mercancías que perdió"
(49)
.
De
todo ello ha de deducirse que tales rutas, bases y puertos -primero
tartessios, luego fenicios y más tarde cartagineses-, se mantuvieron
ocultadas en secreto de un modo inquebrantable, desde tiempos
inmemoriales y hasta la llegada de los romanos. Por ello, tras
la llegada de Roma, los nuevos dueños de nuestras costas intentan
buscar esos caminos (rutas, minas) y lugares atlánticos;
donde los púnicos obtenían metales preciosos. Vías
y emplazamientos que muchas veces los latinos no consiguen
redescubrir
(probablemente al llegar los romanos hasta ellos por vía terrestre);
por
cuanto quedan idealizados en la leyenda o en la mitología.
.
Este
sería el caso de las famosas Islas Kassitérides,
donde los fenicios obtenían el estaño (casiterita) y plata en tanta
abundancia, que volvían con sus anclas y herramientas de este metal
-para no perder peso en el cabotaje de las naves-.
Pero a esas tierras, los romanos llegaron por tierra a través de
calzadas (siguiendo
la Ruta de la Plata o bien atravesando la Galia). Por
lo que aunque los latinos buscaron con celo su situación; no se pudo
determinar si aquellas Kassiterides eran las Islas Cies (frente a
Vigo), algún archipiélago del Atlántico o las mismas Islas
Británicas. Porque con la desaparición de los fenicios, se perdió
el camino para llegar a ellas; todo lo que muestra el secretismo con
el que se guardaban las rutas marinas.
Singladuras y descripciones, que se conocen levemente al haber caído
en manos grecorromanas, quienes las utilizaron posteriormente en
beneficio propio, para conseguir alcanzar sus metales. Aunque
accedieron a Galicia y a las Islas Británicas por otras vías, tal
como hemos dicho: Atravesando Hispania o Francia (hechos que plasman
los periplos y narraciones massiliotas de Piteas y Rufo Festo Avieno
en el siglo IV a.C.).
Por todo ello, se tardaron muchos siglos en descubrir o identificar
si aquellas tierras a las que los fenicios accedían desde el
Estrecho de Gibraltar -poniendo
rumbo Norte desde el Atlántico-, eran
las mismas que aparecieron frente a las costas de Galicia o de la
Galia
(50) .
AL
LADO Y ABAJO: Junto
estas lineas, altar tartessio en forma de piel de toro hallado en El
Carambolo. Decíamos en otro de nuestros artículos que sobre el modo
de celebrar en altar, ordena El Antiguo Testamento
(52)
: “No
hagáis junto a mi dioses de plata, ni dioses de oro, os haréis.
Altar de tierra harás para mi, y sacrificaras sobre el tus
holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en
cualquier lugar donde yo haga que este la memoria de mi nombre,
vendré a ti y te bendeciré. Y si me haces altar de piedras, no las
labres de cantería, porque si alzas herramienta sobre ese, lo
profanarás. No subirás por unas gradas a mi altar, para que tu
desnudez no sea descubierta junto a él”. Siendo
el altar que ordena Yahvé exactamenta igual a los que se han
descubierto en Tartessos: Muy sencillo, hecho sobre la arena y en
todo caso, adornado con algunas hileras de piedra. Pareciendo por lo
tanto lógico pensar que esas mesas sagradas que han aparecido en El
Carambolo, en Coria del Río o en Malaka, sean de origen caananita y
no tanto púnico, sino más bien hebráicas.
Bajo
este párrafo:
En la parte superior, los dos pectorales de el tesoro de El carambolo
(con forma de pellejo de buey). En la parte baja, lingotes de cobre
del siglo XII a.C. y de procedencia cretochipriota. Como
hemos estudiado repetidamente, estos
“talentos” eran fundidos con el diseño de un cuero figurando su
valor en “cabezas de ganado”; pero asimismo recordaban al Labrys
o hacha sagrada de la Edad del Bronce.
Una bifaz venerada por toda la cultura minóica, como símbolo de la
protección en la guerra, pero también del bienestar y del comercio
(al haber sido estas hachas bippenas las primeras “monedas” o
piezas para el cambio y trueque).
Actualmente, no se duda acerca de la identificación de los
pectorales de El Carambolo con aquella figura que recordaba al
pellejo del toro y que era la del lingote fundido. Talento en forma
de cuero, que difunden las culturas del bronce (principalmente la
cretochipriota), cuya forma era la que asimismo daban a sus altares e
incluso el símbolo de sus dioses. Aunque a la llegada de El Hierro,
aquella figura deja de deificarse; seguramente tras la caída de las
civilizaciones del Bronce (para
las que ese diseño similar al pellejo de buey era tan importante
como posteriormente lo fue la cruz entre los cristianos).
G)
- Conclusión:
.
El
contacto con el mundo de Canaán dio lugar al nacimiento de las
civilizaciones más importantes de la Iberia protohistórica
-refiriéndonos
a las del Hierro y especialmente a la turdetana, junto a las del
mediodía o del Atlántico-. Originadas
ya desde el Bajo Bronce
-hacia el siglo XIII a.C.-, tras
la visita de los primeros precolonizadores (Cretochipriotas y Pueblos
del Mar). Aunque nuestras tierras eran ya conocidas en Oriente Medio
desde el III milenio a.C., por sus riquezas en oro y plata;
fama que unos siglos después atraería a muchos otros “nuevos
descubridores” (como fueron los fenicios y luego los helenos). Por
su parte, el
establecimiento de estas gentes originarias de Canaán durante unos
ochocientos en nuestra Península, culturizaron las tierras que luego
sería Andalucía en una forma que jamás pudo olvidar, siendo aún
difícil distinguir el arte de Siria, Israel o del Líbano, con la
arquitectura y música meridional hispánica (53)
.
Quedando tan marcadamente orientalizado el Sur Peninsular, que ello
seguramente provocó sucesivas oleadas de inmigraciones venidas desde
estas costas de Oriente Medio y Asia Menor. Regresando repetida y
nuevamente a tierras que les eran comunes y familiares, las gentes de
Siria o de Canaán -al
menos, a nuestro modo de entender-. Nos
referimos a la conquista árabe tras el 711 d.C., tanto como a parte
de la diáspora judía;
que se establece en nuestras tierras ya desde tiempos muy lejanos,
pudiéndose datar una gran colonia hebrea sefardí con anterioridad
al siglo IV a.C. Lo mismo que sucede con la llegada de los
musulmanes, que dominaron la Hispania Meridional -en mayor o menor
medida- desde el 711 d.C. al 1492. Pese
a los edictos de expulsión de los judios (en 1492) y el posterior de
los moriscos (en 1609), la realidad del Betis siempre fué la de “Un
Sueño de Oriente Medio trasladado en espíritu y recuerdos a
Europa”. Pues en ella se ha vivido durante siglos (o milenios) de
una forma muy parecida a como se hizo en Siria, Palestina o Persia.
Conservándose aquella cultura ancestral que comenzó a entrar a
España hace más de tres mil años; que nos ha dado unas pautas de
estética paralelas a ese mundo oriental. Civilización que nos llegó
desde Canaán y que fué crucial para la formación del arte del Sur
Peninsular hispano.
.
Tras
casi un milenio de historia, civilización y cultura común
entre
Canaán e Iberia, entró Roma a dominar nuestra Península. Pero el
Imperio romano era muy distinto y su fórmula estatal chocaba
frontalmente con los principios religiosos, culturales o civiles de
estos pueblos canaanitas, al igual que con los iberos. El contacto
llego a ser tan duro, que en muchos casos Roma hubo de exterminar
-literalmente- ciudades y civilizaciones en Canaán o en Iberia, para
conseguir hacerse con el poder. Tal fue el caso de la mayoría de los
judíos y de gran parte de los iberos de la meseta; cuyos centros
urbanos fueron arrasados y sus gentes exterminadas o vendidas como
esclavos -consiguiendo solo así Roma acabar con las sublevaciones-.
Ello conllevó la pérdida de la lengua y la historia ibérica
anterior; que erradica Roma casi por completo en nuestra Península.
En el caso de Hispania sabemos que las luchas entre iberos y romanos
duraron mas de dos siglos: Desde la aparición de Escipión el
Africano hacia el 219 a.C.
(tras vencer a los cartagineses),
a las últimas revueltas en los alrededores de Numancia (en
Termantia). En el de Judea, tras la llegada de los romanos a
principios del siglo I a.C y
la victoria de Pompeyo, se consigue de algún modo someterla en el 63
a. C.. Pero sabemos que aún cien años después, los judíos seguían
sin aceptar el poder de Roma. Por lo que es
enviado hasta ella Tito para somertela; lo que consigue “de alguna
forma” en el año 70 d.C. de un modo terrible: Crucificando a gran
parte de sus hombres, destruyendo Jerusalén con su templo, y
obligando a emigrar fuera de su tierra a la mayoría de los hebreos.
Pese a todo, la vida espiritual judía continuó en secreto dentro de
las casas y en las sinagogas, sin conseguir que aceptasen plenamente
los cultos y costumbres romanas. Consecuentemente,
desde el 132 al 135 d.C. vuelven a sublevarse los hebreos,
con ocasión de una visita de Adriano a las ruinas de Jerusalén,
lugar donde ese Emperador decide construir un templo de Júpiter.
Revuelta que
vuelven a erradicar los romanos, obligando a los judíos
“practicantes” a dispersarse por el Imperio (diáspora)
con el fin de “vaciar” Judea del espíritu y culturas hebreas. De
tal manera, vemos como estas tierras lejanas y de Oriente Medio,
caminaron de nuevo a la par con Iberia; desde los primeros siglos de
nuestra Era y hasta la Edad Media. Ya que fueron gobernadas en
paralelo por los romanos y sus sucesores (los godos o visigodos en
nuestras latitudes y los bizantinos en el Este) hasta la aparición
en ambas de los árabes con una nueva fé -el Islám-.
ARRIBA
Y ABAJO: Dos
dibujos míos, en el superior vemos un Sumo sacerdote del Templo de
Salomón, ataviado con su delantal, pectoral y diadema; luciendo
asimismo sus atributos: La Menhorá (candelabro de siete brazos) y
el incesario. En el de abajo,
he dibujado un supuesto sacerdote supremo de El Carambolo, con el
pectorál, la corona, los brazales; junto a los candeleros de Lebrija
y el incensario (Tymiatherion) de La Joya. A los interesados en
profundizar sobre algunos de los temas que hemos tratado; les
recomendamos leer nuestros artículos incluidos en cita (54)
.
DEBIDO
A LA EXTENSIÓN DE ESTE CAPÍTULO, SE INCLUYEN LAS CITAS EN ENTRADA
APARTE.
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