Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.
AL LADO: Figura de Atenea en bronce, representada con égida-capa de serpientes y casco (faltan armas); procede de Magna Grecia y se fecha hacia el 550 a.C. (en Col. part. Suiza a la que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Su efigie corresponde en parte con lo que algunos autores -como Vasos Karageorgis- afirman es el origen de la Gorgona. Nacida desde formas cercanas a las Ateneas Potnia Tehron, o las "señoras de los animales", cuyo aspecto en mucho nos recuerda al de Medusa (con sierpes enredadas y una expresión guerrera). En la presente entrada trataremos sobre el origen del rostro de Gorgone y su significado, relacionándola con otras deidades que le pudieron preceder.
ABAJO: Dos Gorgonas pintadas sobre un vaso cerámico de estilo proto-ático, fechado a mediados del siglo VIII a.C. (perteneciente al museo de Eleuisis, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Podemos observar en el diseño, cómo las protagonistas son representadas a modo de bailarinas, luciendo algo que parece una máscara de la cual surgen culebras. Muy semejante a la imágen anterior, estas dos Gorgonas nos hacen recordar posibles ritos de Selene (la Luna), en los que las sacerdotisas danzaban luciendo máscaras de rostros terribles, con el fin de invocar -o dominar- a los daimones de la noche (los dioses de la oscuridad, entre los que destacaba la serpiente). Si nos fijamos con detalle en la cerámica de la imagen, el cuadro parece representar una danza en la que sus protagonistas se cubren con una careta artificial, posiblemente aludiendo al mito de Perseo. Leyenda que pudo ponerse en escena en los templos, bastando quitar la máscara a la oficiante que hiciera de Medusa para culminar el fragmento en el que el héroe corta la cabeza de Gorgone -colgándola luego sobre la égida o del pecho de la que representase a Atenea-.
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De cuanto narramos seguramente se identificaron las caretas de teatro y danza con el rostro de Medusa; concediendo a las máscaras un poder apotropaico. Capacidad de ahuyentar los malos espíritus que con toda seguridad estaba muy relacionada con el hecho de cubrirnos con aquellas el rostro (o pintarlo). Para protegerlo tal como realizaban los soldados en batalla, quienes se maquillaban o portaban refuerzos faciales, con el fin de asustar y alejar al enemigo (con carrilleras y yelmos, o con la expresión de fealdad puesta sobre el rostro). Por lo demás, ciertas máscaras usadas para representaciones o ceremonias -como las que se lucen en la foto inferior-, creemos que eran comunes entre las sacerdotisas que no deseaban ser conocidas; tapado su cara y pudiendo así oficiar los más extraños o terribles rituales (referidos al sexo, la ofrenda de sacrificios crueles o a veneración de daimones y seres oscuros). Sobre ello dice Robert Graves citando a Pausanias (VIII, 15, 1) en LOS MITOS GRIEGOS (33, 2); que la paternidad de Pegaso a cargo de Poseidón y Gorgona recuerda a los helenos adoradores del dios del Mar. Quienes debían casarse con las sacerdotisas de la Luna, que llevaban las máscaras de Gorgona y se hacían cargo de los rituales de la lluvia y del culto al caballo sagrado. Máscaras de Demeter que también lucía el sacerdote de Selene al oficiar.
Continuamos la presente entrada comentando los últimos estudios sobre el Mal de Ojo editados en España,
centrándonos hoy en los orígenes de Medusa, como diosa apotropaica. Trabajos que aun siendo ajenos a los nuestros, coinciden en su tema y en algunos planteamientos (habida cuenta que tratamos de mismos aspectos). Por lo que debemos analizarlos con el fin de recoger las diferentes teorías; entre otros motivos para para distinguirlas y diferenciarlas de las propias. Siendo así, habíamos dicho que los más importantes estudios acerca del Aojo, la fascinación y la Gorgona, que se habían realizado útimamente en nuestro país; estaban escritos desde hace unos veinte años por
Vázquez Hoys junto a
Calleja del Hoyo (1) y
(2) . A la vez que en 2010, la Universidad Complutense había dado a conocer una tesis doctoral referida a ello y realizada por
Alvar Nuño (3) .
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Siendo así,
proseguimos con el análisis de las referidas publicaciones, exponiendo sus teorías y las diferencias con nuestras ideas. Explicando nuevamente que nuestros muy personales planteamientos pudieran resultaran extraños -o excesivamente imaginativos-; algo que sucede porque (como ya hemos dicho) no nos ajustamos plenamente a lo que la "teoría científica" admite y considera como "hechos total y absolutamente confirmados" . Todo lo que nos da "licencia" para exponer nuevas ideas e hipótesis que nacen de mi intuición, sin precisar demostrar punto por punto todos los pormenores de cuanto escribimos. Algo que -como ya expusimos-, nos obligará a permanecer un tanto ajenos al mundo universitario; aunque por otro lado nos permite realizar nuevas formulaciones y plantear ideas "ajenas" a la teoría común. Lo que quizás pueda abrir de algún modo nuevos caminos a la investigación.
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Tras la breve introducción anterior, seguiremos con el origen de la Gorgona y su relación con el Aojo; figura legendaria cuyo aspecto en opinión de algunos autores procede de Mesopotamia. Sobre ello, dicen
Vázquez Hoys y Calleja del Hoyo que
"se han descubierto antecedentes en el Próximo Oriente de las representaciones plásticas de la Gorgona y también en el mundo sumero-acadio, postulándose similitudes con la figura del dios Bes" (...) sobre todo, del demonio asirio Humbaba (...) mientras que Karageorgis se inclina por la afinidad entre la «Señora de las Fieras», la Pótnia Therón y la Gorgona" (4) . Algo más extensa es la descripción y relación que escribe Alvar Nuño acerca de este origen mesopotámico de Medusa, pese a que aclara cómo aunque los griegos adoptasen una firgura mitológica ajena (prodecente de Asiria en este caso), con toda seguridad le añadirían una leyenda y mitología muy diferente y propias (5) . Por su parte, el anterior autor afirma que hay un consenso generalizado por el que se acepta comunmente que la imagen "gorgoneia" es un préstamo asirio.
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Después de exponer cómo estos investigadores consideran como origen cierto de Medusa una diosa de la fealdad (o de la maldad), nacida entre el Tigris y el Éufrates; diremos que mi personal opinión no coincide mucho con las anteriores. Acercándome más a las teorías de Vasos Karageorgis quien sugiere que el modelo primigenio de la imagen "gorgoneida" está más asociada a deidades próximas a las Potnia Theron (Señoras de los Animales). Incluso, personalmente creemos que Medusa en sus inicios pudo verse muy unida a las sacerdotisas y diosas cretenses; concretamente a las de la caza y pesca, a las telúricas y del mar. Deidades cuyas oficiantes se representan en periodo minoico con estatuillas, luciendo hachas dobles y junto a totems -como las serpientes-. En anteriores entradas ya hemos comentado este hecho, debido al cual el antecedente más claro de la Gorgona debiéramos buscarlo en esas "Artemisas" del final de la Edad del Bronce, llamadas comunmente "señoras de los animales". Siendo el origen más problable en mi opinón las Potnia Theron de Creta, que lucen comunmente culebras en sus brazos. Cuyas imágenes tienen gran parecido con las de Medusa, lo que explica claramente la teoría antes mencionada de Vasos Karageorgis, quien considera a las Ateneas o Artemisas ("señora de los animales") el origen cierto de las Gorgonas. Idea que compartimos plenamente, aunque sobre aquella y sus posibles explicaciones, nos atreveremos a aventurarnos más a continuación y en la persente entrada.
AL LADO:
Artemisa-Britomartis representada en el anverso de una moneda acuñada hacia el 330 a.C. en la ciudad hoy hundida de Olous (Creta); urbe que dió origen a la actual población cretense de Eluounda y donde se reverenciaba a esta forma de "señora de los animales" (¿Vritomartis?) desde tiempos inmemoriales. La fundación de la perdida villa de Olous no se documenta más allá del periodo dorio (comienzos de la Edad del Hierro), aunque se sabe que en la zona se rendía culto a esa diosa telúrica y del mar (de la caza y la pesca), desde el Minoico más temprano. Algo que nos atrevemos a afirmar, debido a que la lleyenda narra cómo la diosa Britomartis se arroja al mar desde los montes Dikteos -en las proximidades de la actual Elounda- cordillera que vemos en la imagen bajo estas líneas. Pausanias y Estrabón confirman los hechos referidos, hablando de que el lugar desde el cual salta al mar Britomartis fueron estas costas en las inmediaciones de Elounda.
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ABAJO: Foto de las ruinas hundidas de la ciudad de Olous, donde existió el famoso culto y se sabe hubo uno de los templos principales de Britomartis. En la imagen podemos ver en primer término, algunas piedras y restos de muros que procederían en parte de la urbe desaparecida -y se aprovecharon modernamente para formar los compartimentos de las salinas de Elounda-. Al fondo, los montes cretenses Dicteos, donde el mito narra que nace Zeus y lugar desde el que salta al mar la ninfa Britomartis (al ser perseguida por Minos). Estas playas se encuentran en la bahía donde se halla el puerto cretense de Agia Nikolaus, costas en las que aún hoy se pueden observar los restos de varias ciudades hundidas. Junto a la cosrdillera donde narra la leyenda, vió por primera vez la luz el padre de los dioses griegos (Zeus), junto a gran parte de su estirpe más antigua. Destacando entre aquella, alguna de sus hijas más bellas quienes fueron ninfas -o diosas- en la Creta Minóica. Deidades que por su arcaico sentido se correspondían con las fuerzas naturales, con "totems daimónicos" sagrados, o con los ritos más ancestrales heredados del Neolítico. Entre los hijos de Zeus, uno de los más adorados durante el Periodo Minoico fue la "señora de las bestias", llamada Britomartis; ninfa representada junto a animales y atributos de la guerra (en especial con serpientes y hachas dobles).
Por cuanto decimos,
Las Gorgonas y en especial Medusa son a mi juicio personal un recuerdo cierto y mantenido de la antigua Britomartis. Diosa que como sabemos era
la hija cretense de Zeus y que más tarde se asimiló a la Artemisa griega (una forma de Diana cazadora). Pero para comprender el por qué de la afirmación que hemos hecho, comenzaremos desde el principio; siendo los inicios aquel tiempo en que la diosa Artemis no "había nacido" y era tan solo una matrona que figuraba junto a animales. Días aún de
la Edad del Bronce (anteriores al siglo X a.C.), en los que esa deidad más tarde "cazadora", se llamó por muchos "Potnia Theron" -tal como la denomina Homero
(6) -. Consecuentemente hemos de admitir que aquella
Artemis nace como proyección de una de las divinidades más importantes del Bajo Neolítico. Diosa que en el Mediterráneo Oriental fue la "domesticadora" o "dominadora de las bestias". Mujer de edad, que figuraba representada comunmente entre fieros felinos, en medio de peligrosas sierpes, aves salvajes o rumiantes y caballos.
Imaginada como una "madre" de la naturaleza, capaz de atrapar y domar a los animales; aunque sobre todo,
de civilizar al hombre y poner a su servicio las bestias.
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Sobre los orígenes de aquel culto, no nos cabe la menor duda de que se relaciona plenamente con la utilidad y uso del animal durante aquella
época en la que se llevó a cabo el amastramiento de cuantas especies conocemos como "familiares". De tal manera y atendiendo a estos hechos, podremos comprender muy bien el valor y significado de
las religiones y cultos totémicos, que rinden homenaje a resto de seres que rodean al humano. Debido a que
unos por su utilidad y otros por su peligrosidad o simbolismo, conforman el tejido "cultural" y hasta el "cívico" en el que la Sociedad Neolítica tenía que fraguar sus bases. Unos cimientos fundamentados en el uso y domesticación de cuanto nos rodea (fueran animales, vegetales y hasta hombres). Debido a que
el motor de aquellos grupos líticos era la invención de nuevas técnicas de pesca y caza, pero sobre todo la incorporación de fórmulas agrarias y de ganadería. Todo lo que obligaba a amaestrar y ejercer dominio sobre las especies animales que les rodeaban -para que no provocaran la muerte al hombre o para que les sirvieran como rebaños, compañia o defensa-.
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Consecuentemente, el primer culto a la que luego se llamó Artemisa o Diana, hubo de ser el de las diosas más antiguas de la caza y de la doma de bestias. Una
función de dominio sobre los animales, que como la agricultura, en sus orígenes posiblemente estuvo presidida por las mujeres; quienes probablemente pudieron idear o enseñar al hombre las fórmulas más inteligentes de caza y pesca (tanto como se sabe hicieron con el modo de siembra y recolección). Algo que afirmamos debido a que la mujer tiende más a la reflexión y a buscar caminos a través del pensamiento, no de la simple fuerza (lo que quizás proceda de su complexión menos corpulenta). Unos hechos que seguramente produjo que las féminas fueran las que organizasen e iniciaran el sistema de siembra y recolección (la agricultura). Tanto como
aquellas madres que alimentaban entre los pechos a sus hijos, pudieron extender la idea del grupo familiar hasta un proceso similar de crianza de animales, iniciando así la ganadería. Fomentando la doma de bestias y aves, para conseguir tener grupos de aquellas especies salvajes amaestradas para beneficio propio -lo que más tarde se denominaría explotación pecuaria-.
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Pero, evidentemente parece que
el proceso de domesticación de un animal (fuera perro, gallina o cerdo)
tenía un "arte" y una "magia". Proceso que seguramente las mujeres conocían y realizaban en mejor manera que los hombres; quienes al ser cazadores y por instinto de "macho" carecían de la paciencia y el tiempo que se precisa para lograr el "engaño" de una especie (hasta que se logra que el humano la domine).
Sobre el tema, los últimos estudios descubrieron no hace muchos años que en tan solo cinco generaciones cuidadas del zorro silvestre, pueden obtenerse animales caseros. Ello si se eligen para ser padres tan solo zorrillos cariñosos, inteligentes y que desde su nacimiento carezcan de agresividad. De tal manera, se ha demostrado que en unos pocos años, si se mezclan aquellos de cada camada que fueran los más listos y apegados al hombre; desde el "tatarabuelo al chozno" el cambio es tan radical, que el nacido de cuarta generación será un zorro casi doméstico (similar en su comportamiento al perro).
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Como hemos visto en el párrafo anterior,
la genética cuenta enormemente en la domesticación de ciertas especies (que han de ser inteligentes y no agresivas para poder convivir con el humano).
Algo que sobradamente conocerían las mujeres desde los tiempos más remotos; al igual que en España se sabe -donde nadie ignora que el simple cruce de un toro bravo con una vaca mansa produce ya un bovino "bravucón", incapaz de ser toreado (por carecer de "embiste y nobleza")-. En hechos como el descrito precisamente se basaron gran parte de las teorías de razas, tanto como las de hidalguía o blasonamiento de las familias y apellidos. Algo hartamente absurdo, puesto que aunque en los animales la genética condiciona y configura la mayor parte de su comportamiento e inteligencia. Sabido es que en la especie humana el gen es solo un pequeño porcentaje de lo que el hombre contiene. Siendo fundamental y mucho más importante la educación que recibe, el aporte cutural, la Sociedad que le rodea y sobre todo algo tan simple como la espiritualidad interior (lo que ya no se debe ni siquiera a factores ajenos, sociales, ni genéticos; sinó a virtudes personales). Pero sigamos con el tema que exponíamos, del cual hemos dado con una de las claves para entender por qué la Señora de los Animales solía ser una diosa principal en el Neolítico y la Edad del Bronce: Al ser la domesticadora de fieras.
AL LADO:
Escena funeraria representada en el VASO FRANÇOIS. Detalle su asa en el que vemos a Artemisa como Señora de los Animales; bajo esta, Ayax llevando a Aquiles muerto sobre sus hombros (cerámica perteneciente al Museo Arqueológico de Florencia, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Muy intereseante es la escena en la que tras la muerte del héroe de los aqueos, la diosa alada sujeta la pantera y el ciervo por el cuello. Su sentido iniciático enlaza con cultos anatólicos (no olvidemos que Troya se encuentra en esta península, hoy Turquía y que Artemis era partidaria de aquella ciudad); en los que el dominio o la caza de especies como el felino o el cervuno salvaje se integraban en la simbología más profunda acerca de los orígenes de la civilización. De tal manera, esta Artemisa alada mucho nos recuerda a las deidades sumerias o mesopotámicas y a las divinidades orientales de la Edad del Bronce. Dioses cuya fortaleza se expresaba por medio del dominio o la caza del animal salvaje, lo que se acentuaba con el aspecto cruel de la deidad.
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ABAJO: Curiosísima escena que se conserva en Munich (STAATLICHE ANTIKENSAMMLUNGEN, al cual agradecemos nos permita divulgar la imagen), hallada en Perusa y se trata de una placa bronce, que se supone un revestimiento carro -fechado hacia 530 a.C.-. De posible origen etrusco y de influencia griega, representa a una Gorgona como Señora de los Animales, que quizás fuera la diosa de Etruria Artemu (equiparada a Artemisa). En ella, la fea divinidad sujeta dos panteras con cada mano, mientras a su lado izquierdo (nuestra derecha) podemos ver una garza y otro ave, siendo rodeadas por una gran serpiente. Sin duda alguna se trata esta de una escena que se refiere al mito de Perseo, pero a su vez a la figura de Medusa como Artemisa; guardando el recuerdo de las religiones más antiguas nacidas del culto a la caza y a los animales. Creencias del Neolítico que se sabe subsistieron en la Edad del Bronce y generaron religiosidades como la egipcia, basada en el culto a animales (debido a la utilidad y simbología de cada especie).
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Habiendo sido las sacerdotisas del Neolítico y del Bronce, adoradoras y domesticadores o "domadoras" de especies tan peligrosas como el toro, los felinos o la serpiente. Sus dioses fueron principalmente animales cuyo dominio hubo de consistir una gran proeza (física, de inteligencia o de valor). El recuerdo de estos rituales Neolíticos, que se referían a la vida junto a seres salvajes y fieros a los que se daba caza o domesticaba, consideramos que producía un gran rechazo entre los helenos. Ello debido a que los griegos nacen ya en plena edad del Hierro, cuando las religiones eran patriarcales y sociales, ajenas al mundo de la domesticación y de la mujer (con ritos agrarios y de ganadería). Pudiendo parecerles aquellos cultos anteriores -tanto como sus sacerdotisas- ceremonias demoniacas oficiadas por "daimones"; seres terribles a los que héroes como Perseo debían eliminar.
De tal manera,
sabiendo que el componenete genético es fundamental para coseguir la doma del animal salvaje (sirviéndose tan solo de aquellos que por su inteligencia o falta de agresividad, se adaptan al hombre).
Entendemos por qué la Potnia Therón o "Señor de los Animales", era una diosa mujer -al sera aquellas quienes los dominaban y criaban inicialmente-. Algo que se basa en mi personal opinión, en los conocimientos innatos que la fémina tiene sobre genética y elección de padre; fórmulas que utilizarían en la mezcla de progenitores animales, hasta lograr especies perfectamente adaptadas al ser humano (llegándose a crear mascotas como el perro, que no pueden siquiera subsistir en la naturaleza sin ayuda del amo). De ello, debemos pensar que
en el Neolítico el domesticador de animales como el asno (que lograba cargar con parte del trabajo);
del perro (que nos cuidaba),
o del buey y la oveja (que daban su carne);
debieron ser considerados seres sagrados -no digamos ya quienes lograban amaestrar serpientes o combatir la mordedura de especies malignas, extrayendo sus venenos para hacerse inmunes y creando sistemas similares a los sueros-.
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Lo que exponemos se ratifica por el hecho de que
durante esta Edad del Bronce se conocieron perfectamente las técnicas de amaestramiento, tanto que en esta etapa de la Humanidad se producen las domesticaciones más útiles para el hombre. Como ejemplo mencionaremos
la del gato (ya comentada), que se lleva a cabo en Egipto con el fin de
sustitiur a la sierpe en el cuidado de silos y del grano; al ser la culebra peligrosa e indomable. Tanto como la del
caballo, que se amaestra para su monta en Anatolia, durante el IV milenio a.C. y cuyo uso fue fundamental durante toda la Historia de la Humanidad. Pese a ello, el factor más importante que haría respetar o
adorar a quien ocupara el lugar del "señor o señora" de los animales en un grupo tribal, sería su capacidad para dominar o conocer las epecies salvajes. Hechos que aún pueden verse en los grupos neolíticos que perviven en zonas selváticas, entre los que
el chamán o el mago como bien más preciado, conserva el conocimiento del uso y antídoto de las especies venenosas (vegetales y animales). De ello, que
la confección de drogas y sueros curativos -valiéndose de plantas o glándulas zoológicas-, sea siempre una de las facultades más importantes del hechicero. Unos conocimientos que de seguro le confieren el rango de respeto que logra en su grupo, aunque a su vez le reviste de un toque siniestro y oscuro; por el cual aquel mago se sabe que conoce los procedimientos de sanar y de matar -Todo lo que se refiere en la leyenda de la propia Gorgona, cuya primera gota de sangre daba la vida, mientras la siguiente hacía morir-.
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De cuanto exponemos creemos que nació una de las diosas más importantes del Panteón griego, denominada Artemisa (
) cuya
etimología consideramos que procede de la voz helena "artemes" (
) cuyo significado es "sano y salvo". Pero a su vez, esta Artemisa nos recuerda a otras palabras griegas como son "artamos" (
), cuyo sentido es el de "carnicero" o "cocinero" y por derivación: "Asesino". Tanto como a "artane" (
), que se traduce por "cuerda", "lazo" o "nudo corredizo"; y finalmente a "arotos" (
), cuyo significado es "agrario", "labranza", "cultivo", "crianza", tanto como "prole " y "descendencia".
Todo lo anterior nos lleva a deducir que aquella diosa de la protección (artemes),
lo era por ser la madre de la caza y la cocina (artamos);
labores para las que se necesitaba de artes como las cuerdas, trampas de nudos y los lazos (artane).
Pero sobre todo era Artemisa la madre de la agricultura y la crianza, tanto como la de la prole o la descendencia (arotos)
(7).
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Esta Señora de los Animales a la cual se consagraba principalmente el ciervo y el ciprés,
era la patrona de la virginidad y de las enfermedades femeninas, tanto como de los partos; de los campos sin cultivar, de las tierras vírgenes, de los montes y fundamentalmente de la caza. Todo ello le llevó a ser
identificada plenamente con la Luna (Selene), deidad de la que se hizo su representación, por lo que lucía un creciente en su cabeza. Lo que hizo considerar que la Artemis griega desciende de otras diosas muy anteriores,
relacionándose con la Isis de Egipto o con la etrusca casi homónima (Artemu). Siendo
una de sus antecesoras más claras la caria Hécate, deidad de las brujas y las moiras antiguas, a la que se le consagraba la perra negra y cuyo culto estaba pleno de rituales fantasmagóricos. Ello habida cuenta de que aquella era de origen anatolio y probablemente nacida de uno de los más fieros Pueblos del Mar (el cario).
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Diosa de la caza y de la guerra,
el nombre de Hécate creemos que significa "la arquera" que en griego se dice "hecatos" (
), siendo uno de los sobrenombres de Apolo -tanto como se relaciona con "hecatontos" (<
) cuya traducción es "centuria", "compañía de soldados"-. Todo lo que ya nos lleva a relacionar esta diosa con la batalla, el dolor y el tan estudiado por nosotros Mal de Ojo. Debido a que como dijimos considerábamos aquel Mal Fario atribuido a la mirada, originado en gran parte por el del arquero, que manda el dolor al cerrar un ojo enviando el venablo hacia nosotros. Pese a lo dicho, la diosa
Hécate era fundamentalmente una divinidad fenemina, dedicada a la noche y a la brujería, bajo cuyo culto se realizaron los más estrambóticos ritos de magia.
De carácter tricéfalo, se la representaba como tres personas unidas a una triple cabeza (de perro, de serpiente y de león); algo que
creemos se une plenamente con las Gorgonas que como sabemos igualmente eran tres horribles monstruos. Su función mágica se cumplia en los lugares desconocidos y por ello se le rendía culto en los campos abiertos y desconocidos, en la forma de un Xoana o Herma (pilar a modo de falo). Siendo también reverenciada en los caminos de tres cruces muy temidos por los griegos, donde se situaba a Hécate -llamada "de tres vías"-.
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Protectora de lo desconocido,
guiaba en el viaje y en las exploraciones; como tal era diosa del camino hacia lo inesperado y por ello deidad de los muertos. Lo que hacía de Hécate la gran maga que debía temerse en todo lugar. Hechicera por antonomasia y por ello unida a los cultos de la Isis egipcia, fue una deidad micénica -ante todo-, pero
tuvo en una antecesora minoica. Esta era
la "diosa madre" de Creta y que sin duda se relacionaba plenamente con aquella maga Hécate, aunque la de Minos originó la figura de Artemisa (la cazadora helena). Aquella era
la cretense Britomartis -de la que ya hemos hablado-, nacida del Zeus más antiguo (o jóven) y que puede considerarse claramente antecesora de Artemisa al ser una deidad dedicada a la virginidad de las tierras y a los cultivos naturales, tanto como a la caza y a la pesca -aunque sobre todo, a los animales-. De tal modo,
esta "Potnia Theron" minoica que aparece comunmente con serpientes en los brazos, parece que nace al menos en el III milenio a.C. en la isla griega y
se mantiene como señora de las cuevas, de la naturaleza y las montañas, hasta su sustitución por figuras similares entre los micenos y los helenos (las mencionadas Hécate o Artemisa, que llegan a Creta con el Hierro y después del siglo X a.C.).
AL LADO:
Figuras en barro minoicas, fechadas hacia el siglo XIV a.C., pertenecientes al Museo de Heracleion -actualmente en ampliación y al que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. Representan sacerdotisas o deidades que se consideran imágenes de oficiantes a Britomartis (o de la misma diosa cretense, señora de los animales y de la Naturaleza). Observemos en la imagen que una de ellas (la de la izquierda) tiene en sus brazos enrolladas sierpes, a la vez que su tocado está coronado de pequeñas culebrillas (o cabezas de reptiles que se asoman). La de su lado carece de ofidios en los brazos, aunque sí luce un gorro con iguales sierpes y coronado por un triángulo, lo que hace pensar en la relación de aquellas deidades cretenses con Hécate, la maga triangular; por lo que era denominada "trivia", "tricéfala" y "triforme" (de tres caminos, tres cabezas y tres cuerpos).
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ABAJO: Figurita de barro similar a las anteriores en época y lugar de hallazgo. También del Museo de Heracleión, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen en la que vemos una diosa -u oficiante de- Britomartis. Esta con los brazos levantados y en actitud oferente, luce una corona con el símbolo de los cuernecillos de altar, junto a las palomas o los córvidos sagrados de Creta. Dichos cuernos sabemos que nos remiten a Cnossos y al Laberinthos, donde se representan siempre junto al Labrys (o hacha doble que daba nombre al palacio de Minos). Igualmente, en el lugar sagrado y palacio de los reyes de Creta, se hallaban diferentes salas adornadas con los atributos que refieren a las defensas del toro; que a nuestro parecer se relacionan claramente con el hacha de doble filo, como arma del hombre (muy semejante en su utilidad a la cornamenta del bóvido). Por lo demás, la aparición de un córvido (quizás marino) o bien de una paloma la argumentamos desde hace tiempo como el culto de los marineros hacia las aves. Pájaros acuáticos o de tierra, que les servían para guiarse y hallar las rutas; tanto que se sabe una de las formas de orientarse en la Antigüedad era la de seguir a las aves o bien soltar palomas y cuervos, en caso de perderse en alta mar. Siguiendo el camino del vuelo, cuando aquellas suben hasta ver horizonte para ir hacia tierra; o bien tomando el rumbo del pájaro nada más salir este de la nave, habida cuenta de que la paloma se orienta en pocos metros hacia el lugar donde ha de volver.
Sobre la
etimología de Britomartis hay un consenso que considera su significado el de "la virgen dulce"; procediendo esta traducción de voces cercanas griegas en dialecto cretoarcaico (
). Pese a ello, no estamos de acuerdo con esta interpretación y realmente creo que el nombre de esa diosa nace de otras palabras helenas, que para mí tendrían un significado muy diferente. Habiendo de traducirse a nuestro juicio por "martir ensangrentada" o bien por "testigo de la fe mortal".
Siendo así originado el nombre de Britomartis, desde los vocablos helenos: "Brotos" () cuya tradución seria "mortal" o "sangriento" unidos a "martis" (), que se ha de interpretar como "confesor de la fe" o bien "martir". No debiendo olvidarnos de que en griego "brijoamai" (
) significa "ahuyar", "dar gritos de dolor" o "bramar"; pudiendo haber producido esta voz -combinada con "martis"- una palabra similar a "brijomartis" (
= brijoamai-martis); crasis que se puede entender como "bramido o grito del martir".
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Habíamos dicho ya en anteriores entradas que
el nombre de Gorgona, muchos autores lo reconocen plenamente relacionado con la voces griegas cercanas a la palabra
"gorgonear"; que se decía eran los gritos terribles que proferían los soldados antes de las batallas (con el fin de amedrentar al enemigo, al verse frente a aquel). Del mismo modo,
el de Britomartis creemos que está unido a expresiones del horror y del sacrificio, lo que pudo generar el vocablo griego anteriormente estudiado y que significaba "gritar de dolor", "bramar" (brijoaimai).Y si dijimos que considerábamos como nuestra palabra española "garganta" procedía de las voces cercanas a Gorgona, ralacionadas con el grito y la gárgara; cuyo origen debíamos buscarlo en el término heleno "gargarós".
De un igual modo, nuestra voz "bramido" de seguro procede del termino griego antes dicho, nacido de la raiz "briepyos" (), cuya traducción es: "Gritar con toda fuerza". Por cuanto decimos, nos será fácil entender que las palabras helenas relacionadas con el radical "broto" (
) signifiquen "mortal", "ensangrentado" o "funesto" y por lo tanto creamos a
Britomartis una diosa unida al sacrificio cruento (no "la dulce virgen", como desde el dialecto de Creta traducen su nombre algunos autores).
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Además de toda esta etimología que une a Britomartis con martirios terribles (o funestos) cargados de sangre; habríamos de ver la relación que puede tener ello con otros términos cercanos, como lo son:
"Brojos" y "broje". La primera () significa "cuerda", "lazo", "trampa" e incluso "soga de ahorcado" y curiosamente
uniría el nombre de esta diosa cretense al de Artemisa, que ya dijimos también se relacionaba con las trampas y cuerdas (necesarias para la caza). Pero a su vez, todo ello tendría algún nexo con la palabra griega que indicaba
"lluvia" () "broje"; quizás queriéndonos dar a entender que estos sacrificios sangrietos en honor de la diosa pudieron tener un sentido meteorológico, invocando el agua del cielo. Todo lo cual aglutinaría el nombre de Britomartis a los atributos y denominación de su deidades continuadoras (Artemisa o Hécate), quienes eran reverenciadas en cruentos ritos que exigían incluso sacrificios humanos; relacionadas con la magia, las cuerdas y la caza (tanto como fueron consideradas las diosas de la lluvia, del dolor, del parto y de la oscuridad).
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Por cuanto decimos,
Britomartis no solo la entendemos como una Potnia Therón, dominadora de los animales; sinó que habría de ser a su vez comprendida por la dueña del cielo y de las alturas (principalmente de las noches y de las oscuridades de la tierra -de ello que se la relacionara con la cueva en la que Zeus nace-). Por ello y como deidad protectora de las zonas vírgenes e inexplorables, sería la
patrona de las montañas y de sus cavernas, lo que la unía a los típicos ritos ancestrales neolíticos que se realizaban para los dioses siniestros, llamados por los griegos "daimones". Animales o divos maléficos, a los que se rendía culto en "templos" sin construcción, llevados a cabo en pleno bosque o en grutas cerradas, donde se practicaban los rituales más terribles, de los que se decía llegaban hasta el canibalismo realizado por las oficiantes (que incluso comían al infortunado inmolado, en crudo y a bocados). Estas ceremonias de éxtasis demoniaco (o dionisiaco), identificaban a las bacantes que las llevaban a cabo con los más terribles seres de la naturaleza, de lo que no nos debe extrañar que el recuerdo de ritos muy arcaicos -como los de Artemisa, Hécate o Britomartis-, sugieran figuras como las Gorgonas o Medusa (seres terribles, con serpientes en sus cabellos).
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Pero no solo aquellos cultos de la diosa minoica de los animales debieron ser horribles para quien era elegido como víctima, sino que seguramente las mismas sacerdotisas tenían que pasar
diferentes ceremonias de iniciación que en muchas ocasiones les costaría la vida. De ello, su aparición tan común con serpientes enredadas en los brazos y en los pechos; o su figuración cual domadoras de animales tan peligrosos como la pantera y el toro. Tauromaquia que se refleja repetidamente en el arte minoico, pero sobre todo en los frescos de Cnossos; donde podemos ver cómo los ritos de esta Artemisa Potnia Theron de Creta (o Britomartis Señora de Animales), hubieron de ser arriesgadísimos para sus sacerdotisas. Puesto que en aquellos se observa a chicas semidesnudas saltando sobre un bovino que a todas luces ha de ser bravo, para poder tener una embestida suficiente con el fin de que las oficiantes pudieran impulsarse en la forma que lo hacen.
De tal modo y como decimos, los ritos de la Señora de los Animales (Britomartis) no debieron ser fáciles ni carentes de dolor ni riesgo; algo que confirmaría la denominación de "martir sangrienta" o "sacrificio mortal" para aquella deidad del amaestramiento de fieras.
JUNTO ESTAS LINEAS:
Escena del Sarcófago de Agia Triada (junto a Festos, fechado hacia el 1300 a.C.) actualmente en el Museo de Heracleion, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen. En la imagen podemos ver a sacerdotisas oferentes, entre las que la de nuestra derecha dedica unos frutos y una jarra al Labrys; hacha doble sobre la que se posa al corvido o paloma de Creta. En el centro una mujer toca caramillos frente a una mesa ritual sobre la que está un toro y bajo la que se hallan dos cabras, dispuestas para sacrificio. Finalmente y tras ellas, una tercera sacerdotisa parece estar iniciando la ceremonia de entrega de los animales. Toda la escena indica que se rinde culto al gran hacha de doble filo que se halla pintada en el extremo a nuestro lado derecho, y sobre la que se posa un ave. Entendiéndose que aquellos animales y frutos son entregados en favor de estos dos símbolos sagrados: El Labrys y la paloma o córvido. Significando la primera -como hemos dicho- la abundancia, la riqueza, la protección del arma y la adoración al metal que genera la prosperidad y los beneficos. Mientras el ave sacra creemos que se relaciona con las navegaciones y la guía, teniendo además un sentido planetario y cercano al del Sol y las estrellas, de las que se servían para conocer las rutas y orientarse en la mar.
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BAJO ESTAS LINEAS: Famosísima escena de "tauromaquia" de Cnossos, en la que hombres y mujeres saltan el bovino. Procedente del palacio real de Minos, fechada con anterioridad al siglo XV a.C., se halla actualmente en el Museo de Heraclion (en reforma y al cual agradecemos nos permita divulgar la imagen). Observemos cómo la primera mujer se "acuna" entre los pitones del toro en un modo muy semejante como lo hacen los "forçados" de Portugal. Ello posiblemente le facilitaría un impulso para saltar o salir despedida en el trance, mientras el "buey" embiste y cabecea. El segudo figurante de piel más oscura, parece que pudiera ser un hombre y efectúa un salto encima del astado, muy parecido a los que aún hacen los recortadores y saltadores llamados "landeses". Por último, la sacerdotisa de nuestra derecha parece estar viviendo de cerca la imágen y aplaudiendo la proeza, en la que una oficiante toma el toro por los cuernos, mientras el segundo salta sobre aquel. Escena que sin lugar a dudas nos recuerda al ciclo de Ariada y Teseo, en el cual el héroe de Tesalia vence al toro de Minos, gracias a la ayuda de su amada (quien le proporciona los secretos para combatir al monstruo cornúpeta del Laberinto). En nuestra opinión la imagen descrita se corresponde con los rituales de la Señora de los Animales y a las ofrendas que se hacían a las bestias y seres salvajes en recintos sagrados. Rituales de Artemisa y de los que sin duda alguna desciende nuestra tauromaquia, pero que en la Antigüedad tenían un sentido sagrado relacionado con el culto a la Naturaleza y a la domesticación de los seres: Hombres, animales o vegetales; quienes gracias a su amaestramiento o dominio, generaban la riqueza y la posibilidad de crear las Civilizaciónes (por entonces recién nacidas).
Continuando con los cultos a
Artemisa en Creta, se admite ya por la ciencia que las
representaciones de altares con cuernos, tanto como la aparición de la Bipenna junto a estas dos astas figuradas; se refieren a ritos de esa diosa de los animales, cuyo poder se unía al de la lucha y la defensa. Una deidad que se representaba asimismo en actitud de doma o caza de las fieras, pero fundamentalmente sobre la montaña o en los cielos, vigilante y dominadora en la Naturaleza.
Sus cultos sangrientos que hemos mencionado no solo pueden suponerse observando cuadros tales como el antes descrito de la "tauromaquia" cretense; sinó que
de ellos hay testimonio histórico. Siendo el más destacado el rito cruento de la Artemisa de Esparta (Artemis Ortia), en cuyo templo se veneraba a
la diosa bajo el nombre de "Chalkiokos" () cuyo significado con toda seguridad remite al cobre y bronce (Kalkos en griego), aludiendo igualmente a las armas y a la diosa dadora de aquellos metales. Por lo demás la etimología de Ortia remite a la Aurora o el amanecer (Ortros en griego) y tanto es así que el epíteto que muchos autores le dedican a esta deidad es la "vespertina", refiriéndose sin duda alguna al planeta Venus en el amanecer (conocido entre los latinos como Luxíferus).
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Esta divinidad a la que sin duda se le rendía un culto luciferino (como su propio nombre indica: Planeta de la luz)
se representaba como un "Xoanon" () que en principio fue una simple escultura en madera con forma de falo. Pieza que poco a poco se reemplazaría por la columna y finalmente sería esculpida en forma de una deidad. Pese a lo que todos los historiadores antiguos recordaban que tales "xoanas" originariamente eran un grosero y torpe zoquete en forma de pene. Por lo demás,
aquel término pronunciado con "ji" () significa en griego "crisol de metal", todo lo que indica la unión de significados entre la matriz que funde y une el bronce o el hierro, con el sexo que da origen a la vida. Más en lo que se refiere al culto de Artemis Ortis en Esparta, aquel se comprendía claramente como una veneración al falo y a la fuerza del guerrero con sus armas. Tanto que la misma
palabra griega "ortis" escrita con "theta" () significa "columna", "alto y erecto"; lo cual indica claramente la relación antes apuntada entre el pene idealizado como espada del soldado; armas que se habían de fabricar en el crisol, fundición que se denominaba igualmente como aquel "xoana" que guardaba forma de falo.
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Acerca de la mencionada deidad espartana,
narra la leyenda que la escultura de Artemis Ortia, hacía perder el juicio a quienes la observaban, por lo que para apaciguar este trance en que la población enloquecía, se le hubo de ofrecer sacrificios humanos. Inmolaciones que se hacían por sorteo entre los ciudadanos de Eparta. Terrible rito que finalmente reemplazaron por una ceremonia de flagelación, en la que los mayores azotaban con furia a los efebos (tanto que podían llegar a causarles la muerte). Durante este
rito denominado "diamastigosis", la sacerdotisa llevaba en la mano el "xoanon" o cilindro (falo) de madera, reprendiendo a todo aquel que no golpeara con fiereza a los jóvenes que luchaban por alcanzar y robar las ofrendas del altar. Haciéndose tan famosa la ceremonia de sangre antes descrita, que en época romana llegaban hasta Esparta ciudadanos de todo el Imperio para verla, habida cuenta que era normal, se llegara a dar muerte por latigazos a alguno de los efebos participantes.
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Como hemos visto,
los cultos a Artemisa y sus variantes o antecesoras (Hécate y Britomartis) debieron de contener un alto sentido cruento. De lo que nuestra etimología de la diosa griega tomada desde "BRITO-MARTIS" y traducida como "martir de sangre", creemos se puede ajustar a su sentido ritual. Tanto como a esa adoración al sexo, al metal y a las fieras que se unía en ellos y que hubo de tener un origen y significado bélico y cruel. Algo que llevará a comprender el mito de
aquella hija de Zeus nacida en Creta, cuya historia dice que era de belleza infinita, tanta que Minos se enamoró perdidamente de ella pero la ninfa queriendo permanecer virgen se escondió durante nueve meses en los montes Dikteos de la isla. Transcurrido este periodo, antes de entregarse a Minos, decidió saltar desde esas montañas al mar; donde fue rescatada y salvada por las redes de unos pescadores, quienes la condujeron hasta tierra. Tras ello, huyó de nuevo (a Aegina o a los bosques), donde los dioses le concedieron la inmortalidad por permanecer casta.
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La extraña leyenda de Britomartis, en mi opinión
revela un ritual de iniciación cretense que se puede observar en otras islas del Egeo en épocas posteriores y que se refiere a la maternidad y el sacrificio de recién nacidos, relacionándolos con el concepto de virginidad. De tal modo, interpreto que
la persecución de Minos para hacerse con la hija de Zeus significa o simboliza el intento de que aquella le sirviera a cambio de integrarla en los cultos del monarca de Creta (quien evidentemente practicaba por aquel entonces la imolación de inocentes o niños -recordemos como ejemplo, los jóvenes que entregaban al Minotauro del Laberinto-).
No deseando aceptar la ninfa participar en dichas ceremonias cruentas, se esconde durante un periodo de nueve meses (que se corresponde con la duración de la gestación). Todo lo que da a entender que el rey la reclamaría para otras ceremonias consideradas de menor "crueldad" y consistentes en la llamada "exposición" o abandono del recién nacido. Una costumbre normal en el Mediterráneo, donde la familia que no deseaba o no podía mantener el hijo que le venía al Mundo, lo "exponía". Lo que significaba que dejaba abandonado al neonato en lugar sagrado (normalmente en los bosques), para que fuera recogido, o allí murirera.
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El
salto al mar desde los acantilados de los montes Dikteos que lleva a cabo Britomartis, supone en mi opinión e interpretacióin del mito, claramente el ritual exigido a muchas madres y mujeres en Grecia. Por el cual
para evitar que sus hijos fueran inmolados, les pedían que se arrojaran ellas al mar, dándose muerte del mismo modo a como lo hizo Safo (o Ino). Un tormento que se ha de suponer era aplicado a toda fémina que deseara suplir en sus funciones al hombre (como sucede en el caso de la poetisa) o por no obedecer al padre que envíaba a sacrificio a sus hijos (tal como narra la historia de Ino). De tal manera,
el final feliz por el cual la ninfa cretense es recogida o cae sobre unas redes de pescador, indica una ceremonia existente, por la cual aquellas mujeres minoicas que preferían darse muerte a sí misma antes de matar a un inocente, eran recogidas por "una red salvadora" y pasaban a formar parte del culto de Britomartis. Ceremonias que tendrían este tipo de rituales de iniciación, en las que saltarían desde acantilados hasta el mar -o sobre redes-; tanto como otras ceremonias donde las sacerdotisas o novicias se ofrecían al toro sagrado, o a las serpientes luchando contra estas hasta conseguir dominarlas; antes de participar en la muerte del niño o del inocente.
AL LADO:
Los "xoana" () eran en principio burdas esculturas de madera que imitaban un falo. Inicialmente se hicieron en madera y en nuestra opinión tuvieron su origen sacro más remoto, en el falo de Osiris que como ya estudiamos era un pene realizado con rama de higuera egipcia (sicomoro). Sexo que talló la viuda Isis para autofecundarse y parir a Horus (el hijo póstumo del dios Sol del Nilo, concebido así tras la muerte de su progenitor). Mas tarde, estos "xoanas" fueron hechos con fines apotropaicos y se ponían como delimitadores en los campos, tanto como se usaban para pretender las buenas cosechas. El hecho cierto es que cruzar un campo donde hubiera marcas con estos mojones en forma fálica, suponía el peligro de que los dueños del lugar y de los cultivos, pudieran acabar con el extranjero o el extraño que allí merodease (costumbre normal por aquel entonces, con el fin de evitar incendios y desastres en los sembrados, producidos por ajenos a ellos). Todos estos factores concedieron a los "xoanas" y a las formas fálicas la facultad de protector apotropaico, tanto como poderes de fertilidad (habida cuanta de su forma). Por lo demás, estas figuras "sacras" que representaban a deidaes como Príapo, se usaban igualmente para cierto tipo de diosas como Artemis. Aunque en su significado descendían del "olisbos"; unos penes tallados en madera que las griegas usaban para bromear y "jugar". Algo que además de todo producía la risa y era motivo de chufla y broma entre la población; un hecho añadido que hacía suponer a estos "xoana" un poder ahuyentador del mal fario o de los malos espíritus. Todo lo que concedió a figuras como la que vemos el don de hacer huir al Aojador. Una costumbre que ha llegado hasta nuestros días, donde aún se fabrican en la zona abrebotellas como este que vemos en la imagen, para transmitir al bebedor la buena suerte del "xoana".
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ABAJO: Los rituales de la serpiente y el Labrys se repiten en la cultura cretochipriota desde el siglo XIX al IV a.C.. En la foto observanmos un guerrero intentando decapitar a una gran culebra con su hacha doble (cerámica de Chipre fechada hacia 670, que pertenece al Museo de Nicosia, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Estos cultos sin duda pertenecen al panteón de Artemisa (Britomartis en Creta) y en el caso de la imagen bajo estas lineas supondría una representación de un "señor de las bestias" como una forma de Heracles acabando con Hidras, o un Apolo matando a Pitón. Dioses y héroes que en principio tienen su origen en estos rituales de doma y dominio de fieras, con los que los soldados -o los iniciados en religión- durante la Edad del Bronce mostraban al pueblo su valor, sus poderes y dones.
Más continuando con la diosa de Creta y los ritos que hemos descrito, junto a la explicación que hemos dado sobre
aquellas ceremonias, por las que una mujer se ofrecía a cambio del hijo (o del inocente). Todo ello obliga a pensar que las sacerdotisas y adoradoras de Britomartis podían ser las "dueñas espirituales" del Imperio de Minos, dado que su religión se realizaba por unas oficiantes a las que vemos cargadas de serpientes o luchando sobre los cuernos del toro (puesto que el vencedor del Minotauro era quien dominaba el Laberinto o palacio real). Por todo lo referido pudo decirse y considerarse que el primer dios griego (Zeus) fue salvado de las garras de su padre (Cronos), que deseaba devorarlo y llevado hasta la isla minoica. Donde lo ocultaron en la cueva los curetes, evitando así que su progenitor le diera muerte. Cultos de adoración que nos indican los anteriormente mencionados rituales de defensa del recién nacido; niños que en otros lugares serían comunmente expuestos o inmolados, pero en Creta pudieron ser salvados como Zeus (gracias a las oficiantes de Britomartis).
Protegiéndoles en ceremonias donde las mujeres lo "hurtaban" y mantenían escondido del padre, para evitar su "exposición"; haciendo al niño rescatado partícipe del templo y de su culto. De tal modo, aquella Britomartis parece la protectora de esos infantes "expósitos", entre los que destaca el propio Zeus como primero, más ilustre y hasta padre de la ninfa que salta a los nueve meses de ser perseguida por el monarca de la isla (para conservar su castidad o para no matar).
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Cuantos conceptos vamos viendo relacionan los cultos del pene y de la virginidad, con los de la muerte y las armas;
habiendo de figurarse que la mencionada castidad supone el hecho de no herir de sangre o producir la muerte del inocente con una daga, que simboliza el falo (y no tanto un concepto sexual). Por lo analizado, igualmente se entiende que los
ritos de Atemisa, esta diosa cazadora y de los animales, fueran relativos a terribles ceremonias donde los oficiantes se jugaran la vida u ofrecieran la suya a cambio de la de otros (como sucedía en la Artemis Ortia de Esparta, donde se sorteaba la muerte). Cultos directamente descendientes de los cretenses, en los que se recordaría a un oficiante que salvaba o al que daba su vida por los demás (tal como se hizo en la antes mencionade Artemis Ortia espartana, donde el sacrificio humano, al parecer era elegido voluntariamente). Todo lo que pudo mantanerse en la Hélade de un modo tan cercano a Creta, que en griego "artemon" (
) significa "vela", o "trinquete" de barco y "artemes" (
) "sano y salvo". Mientras "artesis" es "atavío" y "equipo"; palabra que se usaba especialmente para los enseres de pesca, a la vez que "artane" ya vimos que era "cuerda", "lazo" y "nudo corredizo". Cuerdas velas y atavios cuyo nombre es casi igual a Artemis y que recuerdan a los objetos que recogieron y rescatan a Britomartis, cuando salta desde la montaña "Diktea" quedando "sana y salva" (tal como significa "artemes") .
Monte que a su vez se traduce por "la red" () y palabra que daba el sobrenombre a la ninfa Diktea Britomartis, de la que se decía fue la inventora de estos medios de pescar y cazar a través de redes; tanto como de las cuerdas y velas de las naves. Diosa con carácter apotropaico y cuyas representaciones protectoras debieron originar en mucho la figura y los poderes que posteriormente se atribuyeron a la Gorgona.
AL LADO:
Arte de Laconia (Magna Grecia), asa de una maravillosa crátera de bronce con Gorgona, fechada en el 535 a.C. (pieza del Museo de Châtillon-su-Seine, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Observemos como aquí Medusa tiene dos piernas que simulan cabezas de serpientes. Sobre el significado de todo ello y la exlicación que algunos autores dan, trataremos en futuras entradas.
ABAJO: La denominanada "Copa Laconia", en la que se halla Aquiles acechante junto a la fuente de Troylo (vaso perteneciante al Museo del LOUVRE, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Observemos al héroe aqueo enfrentándose a dos sierpes, mientras sostiene un escudo en el que vemos la cara de la Gorgona representada. Como dijimos, era normal llevar en el clípeo (egida hoplita) el rostro de Medusa pintado sobre aquel. Una cara y figura que confirman nuestra teoría por la cual hemos de interpretar que el mito de Gorgona nace de los metales que procedían de Occidente (de Iberia, concretamente). Un cobre y estaño con el que se fabricaba el bronce del que se recubrían los escudos y petos. Todo lo que confería un poder apotropaico (contra la mala suerte) al soldado así armado o cubierto con aquel "don de la Medusa" que era este metal traido desde el extremo Oeste mediterráneo. Lo que narra sublimado, el mito de Perseo y en que parte de los ritos y diosas apotropaicas, como la que hemos visto en la presente entrada: Britomartis, la deidad protectora del reino de Minos.
CITAS:
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(1): "La Gorgona y su triple poder mágico (Aproximación a la magia, la brujeríay la superstición. II)" de ANA MARÍA VÁZQUEZ HOYS y JAVIER DEL HOYO CALLEJA; Editada por Espacio, Tiempo y Forma, H. Antigua, t. 3, 1990, págs. 117-182.
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(2): ACTAS DEL III CONGRESO DE ANTIGUO ORIENTE PRÓXIMO; HUELVA 2003, "La Gorgona Medusa, un posible mito tartésico"; también de Ana María Vázquez Hoys.
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(3): Antón Alvar Nuño tesis recientemente publicada por la Universidad Complutense: EL MAL DE OJO EN EL OCCIDENTE ROMANO: MATERIALES DE ITALIA, NORTE DE ÁFRICA, PENÍNSULA IBÉRICA Y GALIA. Madrid, 2010 ):
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(4): Obra citada en (1), Vázquez y J. Calleja. DICEN TEXTUALMENTE EN PAG. 22: "Según Vernant, se han descubierto antecedentes en el Próximo Oriente de las representaciones plásticas de la Gorgona y también en el mundo sumero-acadio, postulándose similitudes con la figura del dios Bes (fig. 27) y, sobre todo, del demonio asirio Humbaba, tal como lo representa el arte asirio, mientras que Karageorgis se inclina por la afinidad entre la «Señora de las Fieras», la Pótnia Therón y la Gorgona (fig. 26). Por algunos de sus rasgos, la Gorgona aparece para Karageorgis como la cara oscura, el reverso siniestro de la Gran Diosa, cuya herencia ha sido asumida por Artemisa"
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(5): Por su parte, Antón Alvar Nuño dice sobre el mismo tema - en obra citada en (3), página 186: ORIGENES de MEDUSA: "Hay un consenso generalizado acerca del origen mesopotamico de la iconografia de Medusa. Segun W. Burkert, la imagen que se construye de Gorgona en la Grecia arcaica es un préstamo de la Lamashtu mesopotámica, parte de cuyas características –como el temor que hacia ella tenían las mujeres embarazadas, las parturientas y las madres– se encuentran tambien en Lamia. La iconografia mesopotamica de Lamashtu tiene en común con la de Medusa arcaica los pechos colgantes, la posición del cuerpo (con una pierna doblada) y algunos atavíos, como dos serpientes que sujeta con las manos, y otras bestias acompanando la composicion, como leones o un caballo (normalmente Pegaso en el caso de Medusa) (...) Sin embargo, advierte el historiador alemán, lo mas probable es que el mundo griego adaptara todas estas imagenes a sus propias tradiciones".
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(6): Homero, Iliada, XXI Ver. 470
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(7): Algunos consideran que el nombre Artemisa se relaciona con la palabra griega "Arctos" cuyo significado es el de "osa", creyendo que su etimología parte de la Osa Mayor y Menor (constelaciones Arctos) que el Guerrero Orion persigue y da caza. Por lo demás, parece más cierto que su verdadero sentido tengan más bien unión con las palabras que arriba mencionamos y se orienten hacia una deidad de la agricultura y la caza (las cuerdas y el arado, que en griego se dice "arotos"). Al parecer en algunas tablillas minoicas del Lineal B, anteriores al siglo XV a.C., se mencionaría ya la palabra "Artemisa".