Los
capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan
de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido
en rojo y cuya finalidad es razonar ideas).
Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir
la negrilla y las
letras rojas destacadas.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado,
famosa copa argárica
que regaló en 2013 Da. Margarita Ramón-Borja al Museo
Arqueológico de Alicante;
donde pudieron comprobar que se trataba de un ejemplar magnífico,
datable entre el 2200 y el 1500 a.C..
Abajo, la misma copa junto a otras similares (argáricas), tal como
las muestra actualmente el MARQ en una vitrina a su entrada
-Museo de Alicante, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras
imágenes-. En
este artículo repasaremos diferentes teorías acerca de la
pre-colonización y el difusionismo; prevaleciendo quienes afirman
que civilizaciones como la argárica, sería tan solo producto de una
evolución prehistórica peninsular. Otras tesis, por el contrario,
consideran que las culturas donde se inician los metales en nuestras
tierras, se producen por contacto con “protocolonizadoes”
llegados de Oriente (especialmente
por navegantes que cruzarían el Mediterráneo durante la Edad del
Bronce). A
mi juicio, no es posible afirmar que civilizaciones como el Argar o
la Campaniforme, se hayan generado en la Península Ibérica, sin
influencias exteriores y por efecto de una evolución interna.
Bastará
para ello pensar que en el 2500 a.C. ya estaban construidas las
grandes pirámides de Egipto. Siendo irrefutable que una civilización
capaz de elevar un edificio de esas características, puede crear
embarcaciones de suficiente tamaño, que realicen largas travesías
(tal como se hacían en Biblos).
Enviando a través de los bibliotas o los cretenses, expediciones por
todo el Mediterráneo, en busca de metales preciosos y de materias
primas. Máxime durante la Edad del Bronce; cuando era esencial el
cobre y el estaño, pues con ellos se fabricaba toda herramienta y
arma. Asimismo, hemos de tener muy presente que en las inmediaciones
de Egipto no había minas cúpreas ni de casiterita.
Todo lo que obliga a pensar que los bibliotas y los súbditos del
faraón hubieron de recorrer las costas del Mediterráneo y las del
Mar Rojo, en busca de esos metales preciosos (por entonces
imprescindibles para la subsistencia.)
En
este artículo continuamos nuestro comentario y resumen sobre el
libro que se estudió ya en las
entradas anteriores. Ampliando el análisis y exposición de
opiniones sobre este monográfico titulado: "Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico
(siglos
XII-VIII ane) La precolonización a debate"- (1)
.
Publicación
del CSIC, en la que participaron los mejores especialistas en
colonización y precolonización de la Península Ibérica; donde
cada autor aporta una separata sobre el tema.
En nuestros tres artículos anteriores habíamos visto los trabajos
de los profesores: Escacena
Carrasco, Torres Ortiz, López Castro, José Clemente Martín de la
Cruz, Marisa
Ruíz-Gálvez Priego, Alicia Perea y Bárbara Armbruster. En el
presente, analizaremos las aportaciones en la obra de las profesoras
Ana Margarita Arruda y de Raquel Vilaça.
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos
imágenes del Museo Arqueológico de Alicante,
al que agradecemos nos permita divulgarlas. Se trata de vitrinas
de la sala 1ª donde exponen objetos eneolíticos y de la Primera
Edad del Bronce, procedentes de la zona levantina (fechados entre el
3000 y el 2000 a.C.).
Entre los artículos que vemos -de etapa de transición entre el
Neolítico y el Bronce pleno-, se hallan bifaces de piedra pulida,
crisoles sencillos de fundición y moldes para fabricar piezas en
cobre o bronce. Junto a ellos, mazas pétreas (posiblemente usadas en
la minería o para machacar el mineral de metal). En la fotografía
de abajo ya observamos armas y punzones realizados con bronce muy
plúmbeo y arsenicado (de allí su apariencia rugosa). Hemos
de destacar la aparición de hachas planas (del metal) durante etapas
muy tempranas, en esta zona del Levante Peninsular. Tanto que existen
teorías afirmando que los primeros objetos de cobre de nuestras
tierras procederían de las cuevas eneolíticas de Levante (aunque
otros consideran que serían anteriores los hallazgos de Almería,
como los de Cerro de la Virtud o Almiranzaque). Sea como fuere,
parece lógico pensar que las el área levantina, tanto como la de
Almería, sería el primer lugar que encontrarían los
expedicionarios venidos desde el otro lado del Mediterráneo.
A)
"Extraños
en una tierra casi extraña; los contactos precoloniales del sur del
territorio, hoy portugués" -ANA MARGARIDA ARRUDA-:
(2)
.
A)
– 1º . PLANTEAMIENTO E IDEAS DE LA PROFESORA ARRUDA EN SU ESTUDIO:
.
El
artículo de la especialista lusa que vamos a analizar se encuentra
publicado en lengua portuguesa; aunque intentaremos recoger sus
palabras traducidas -por mí, en la medida de los posible-. Comienza
escribiendo A. M. ARRUDA que: “Las perspectivas
difusionistas e histórico-culturalistas atribuyeron casi siempre a
los agentes orientales un papel definitivo en los fenómenos
ocurridos en el Occidente peninsular en situaciones
diversas, muchas de ellas diacrónicamente distantes, como son, por
ejemplo, los casos del inicio del Neolítico, de la construcción de
tholos (...) Es necesario tomar conciencia de que la teoría
de la precolonización nació así en un momento precoz de la
investigación sobre la colonización fenicia de
Occidente” (2a)
(...) Marisa Ruiz-Galvéz (2000, 2005) y
Jaime Alvar (1997, 2000), nunca dejaron en
suspenso el tema y han defendido en textos recientes que antes del
establecimiento de los fenicios en la Península Ibérica; Occidente
fue visitado por navegantes orientales. Siendo diferentes
los argumentos en que basan estas propuestas; más arqueológicos los
de Ruiz-Galvéz y más históricos los de Alvar. El hecho
cierto, es que ambos concuerdan en lo esencial; y si Alvar
considera indispensable que se abandone definitivamente el término
pre-colonización, defiende la existencia de lo que llama «modo de
contacto no hegemónico» para definir una realidad de
contactos episódicos, irregulares y no sistemáticos caracterizados
por la «realización de intercambios sin ocupación territorial
...». También para Ruiz-Galvéz el concepto de
pre-colonización (...) debe ser descartado,
atendiendo a que esta teoría desvaloriza el elemento indígena en el
proceso de intercambio ocurrido” (2b)
.
.
En
algunos de mis artículos ya hemos hablado del concepto de
pre-colonización, referido a viajeros llegados a nuestras costas en
épocas anteriores al Hierro (especialmente antes que los
fenicios). Todo lo que parece un hecho indiscutible, pues resulta
impensable que Iberia no haya sido visitada continuamente y desde las
épocas más antiguas por buscadores de metales; al ser nuestra
península la zona del Mediterráneo mas rica en esos yacimientos.
Máxime, cuando sabemos que desde el quinto milenio a.C. ya existía
una “ruta del ámbar”; recogiendo desde las costas del Báltico y
las del Atlántico esta resina petrificada, para llevarla a lugares
tan lejanos como Asia Menor, Egipto o Mesopotamia. Todo ello -y el
sentido común- obliga a pensar que desde los inicios de la Edad de
los Metales, quienes necesitaban cobre, estaño, oro y plata en
abundancia; se acercarían hasta nuestras tierras. Un lugar al
que se llegaba desde Oriente Medio o Egipto, en cinco o seis semanas
navegando de cabotaje durante los meses de verano; algo que no sería
un problema para quienes vivían en Biblos o en Creta (acostumbrados
a trabajar, pescar y transportar mercancías en sus naves) . Hasta
donde deberían venir debido a que por entonces el cobre y el estaño
eran tan imprescindible para subsistir, como lo es hoy el petróleo;
siendo tan importantes las ricas minas peninsulares para los hombres
de la Edad del Bronce (y de la primera Edad del Hierro), como
actualmente lo son los pozos de petróleo de Oriente Medio. Sin cuya
producción el mundo que vivimos entraría en crisis y regresión;
tal como se hundirían las civilizaciones antiguas que no hubieran
podido disponer de los yacimientos cúpreos o de casiterita del
extremo Occidente (la tierra llamada posteriormente Iberia).
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes
del Levante hispano.
Arriba, vista
desde “El Altet” de Alicante, en la que podemos ver las
cordilleras de la Sierra Aitana, junto a las costas alicantinas:
Puig Campana (1409 metros), detrás Sierra Aitana (1558 metros),
Cabezo del oro (1209 metros) y Maigmó (1296 metros).
En estas montañas se hallaron infinidad de cuevas con pinturas,
objetos y enterramientos neolíticos; cuya utilización como
cenotafios prevaleció hasta el eneolítico, llegando incluso a la
Edad del Bronce.
En ellas se desarrollaron las famosas pinturas de Arte Esquemático,
Levantino y Proto-Esquemático; donde podremos ver diseños
abstractos y figuritivos de animales, cazadores y objetos.
Posteriormente la zona se convirtió en la “puerta” de distintos
colonizadores, fundando allí sus emporios los griegos (las ciudades
de Hemeroskopion, Alonis o Leukade).
Al
lado:
Famoso
monte
junto a las playas de Benidorm -sito en Finestrat- llamado
Puig Campana. Se trata del pico más alto de las costas españolas,
con unos 1400 metros,
apenas a unos dos kilómetro del mar. A
mi juicio, su cumbre fue “tallada” durante la el Calcolítico o
la Edad del Bronce, quemando sus paredes y puliéndolas con agua fría
(tras haberlas llevado a la incandescencia), hasta llegar a darle
esta forma de diente.
Seguramente aprovecharían una cima ya dañada con una rotura
natural, para lograr darle esta forma de meridiano; marcando
con ella un punto, señalando a los navegantes y a las gentes de
tierra, la localización de un puerto y un lugar principal. Que
más tarde fueron la Alonis griega (“Tossal de la madalleta” en
Villajoyosa) y la Serreta de Alcoy; yacimientos greco-ibéricos de
enorme importancia. Más
tarde explicamos que esta marca que yo considero megalítica y
artificial, podía actuar de señal y referencia, para ver desde el
mar y para seguir en tierra (sabiendo
que a su altura de sombra y en linea recta, se hallaban en el
interior algunos de los más importantes santuarios y ciudades).
.
.
Abajo:
Principales yacimientos de la zona alicantina, anteriores al periodo
cartaginés y romano.
Este área fue una de las más habitadas y visitadas por los primeros
colonizadores. Pero
milenios antes tuvo que ser uno de los primeros puntos donde se
asentarían gentes venidas del Oriente Mediterráneo y de tierras
lejanas (Sicilia, Malta o Cerdeña); durante el Neolítico y el
comienzo del Bronce. Viajeros llegados de Oriente Medio o de las
islas mediterráneas, que en busca de ámbar y metales preciosos
traerían la técnica del fundido del cobre hasta nuestras tierras
(hacia el 3000 a.C.).
Regresando
a las ideas que la profesora Ana Margarita Arruda recogía
en su estudio que analizamos;
hemos de recapacitar por qué afirma (citando
a varios profesores que también lo corroboran)
que la palabra precolonicación es un término peyorativo para
referirse al pasado histórico de nuestras tierras.
Todo lo que expresa escribiendo que el profesor “Alvar
considera indispensable que se abandone definitivamente el término
pre-colonización y defiende la existencia de lo que llama «modo de
contacto no hegemónico» para definir una realidad de contactos
episódicos, irregulares y no sistemáticos caracterizados por la
«realización de intercambios sin ocupación territorial ...».
Tanto como nos dirá que
“También para Ruiz-Galvéz el concepto de
pre-colonización (...) debe ser descartado, atendiendo a que esta
teoría desvaloriza el elemento indígena en el proceso de
intercambio ocurrido”. Realmente,
no comprendemos por qué hablar de precolonizadores pudiera dañar el
concepto de nuestro pasado en la Edad del Bronce. Pues en ausencia de
una precolonización; deberíamos pesar que aquellos que nos
visitaron -en busca de
metales y materias primas- pertenecían
a una civilización con un mismo estado de desarrollo a la
peninsular. Unos hechos
que se nos hacen muy difíciles de compartir o de comprender; ya que
hablamos de un tiempo en que muchos de los obeliscos y pirámides
estaban levantados, frente a los dolmenes y menhires de nuestras
tierras... .
.
Aunque
la circunstancia principal por la que no deberíamos considerar
precolonizadores a esos visitantes llagados a Iberia antes de la Edad
del Hierro, se hallaría en el hecho de no ocuparon tierras
peninsulares, ni se establecieron en ellas.
Todo lo que parece cierto, dada
la inexistencia de yacimientos que manifiesten una ocupación o una
conquista Oriental de la Península
(al menos hasta la aparición de los asentamientos fenicios).
Aunque como la profesora Ruiz-Gálvez expresaba en
su gran obra “LA EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD DEL BRONCE”,
existen múltiples
fórmulas y formas de colonización y no todas ellas comprenden la
obligada conquista territorial
(sino simplemente, una importante influencia cultural). De tal modo
en el libro de Ruiz-Gálvez que citamos, la profesora menciona
métodos de aculturación tan sencillos como el que denomina
“portugués criollo”; consistente en trasladar hombres hasta un
territorio, para que se mezclasen con las gentes del lugar. Para que
posteriormente, aquellos marineros asentados en tierras lejanas y
extrañas, enseñasen a sus hijos o descendientes el idioma y
costumbres de su país; convirtiéndoles en élites del lugar (al
transmitirles numerosos conocimientos) y educándoles, para que esos
mestizos actuasen de puente cultural o comercial
(3) .
.
Nosotros,
en el artículo antes mencionado y en otras muchas ocasiones,
hablábamos de muy diferentes formas de colonizar; entre las que
siempre destaqué el método del “secuestro” parcial de
adolescentes. Consistente
en viajar hasta una tierra lejana que se desea colonizar y tras
observar dónde se entretienen los niños del lugar (normalmente, en
playas y ríos); planear perfectamente el robo de algunos de estos
chicos. Llevándoselos sin violencia y sin dañarlos, simplemente
usando un descuido de los padres o de los cuidadores (incluso
comprándolos a los lugareños). Después, aquellos
adolescentes “parcialmente secuestrados”, serían llevados hasta
el país de origen de los visitantes, para ser educados con el máximo
esmero durante unos años.
Tras aprender el idioma y las costumbres de la otra cultura y una
vez lograda su aculturación completa, bastaría con devolver a los
chicos al lugar donde se les había secuestrado. Con el fin de que
estos jóvenes se reintegrasen en sus tribus
o poblados; donde pronto
ocuparían una posición de prestigio, actuando como puente cultural
y comercial, entre los habitantes autóctonos y quienes les habían
“raptado”. Todo ello provocaría un aculturación gradual, que
finalmente se complementaría con la venta o intercambio de mujeres
(esclavas, reinas o jefas
de tribus); cambiando madres y féminas los indígenas, con aquellos
otros que les habían visitado. Un
proceso por el cual, sin existir conquista ni asentamiento, ambas
civilizaciones quedarían plenamente unidas; influenciando la más
avanzada sobre la más atrasada, de un modo que claramente podemos
denominar “colonización”
(pese a que no hubiera “colonos”, asentamiento, ni conquista
-propiamente dicha-).
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, un
dibujo mío del Puig Campana en el que he añadido un templo en el
lugar donde se alza la ciudad de Finestrat. Pueblo
cuyo nombre nos recuerda al “fin del mundo” (fin de la tierra) y
que algunos han creído se dio al lugar por ser las últimas tierras
que conquistó Jaime I -terminando allí el reino de Aragón-. Pese a
ello, a mi juicio, aquel
diente que falta a la montaña ha podido servir de marca para señalar
un final del mundo desde épocas remotísimas. Repetidamente -desde
la infancia- he observado el cortado que tiene la cima del Pico
Campana, llegando siempre a la conclusión de que es artificial
(tallado probablemente en etapa megalítica; aunque aprovechando una
grieta inicial que ya tendría la cumbre).
Algo que puede verse claramente
desde la zona del Rincón de Loix (Sierra
Helada); montes situados junto al mar entre Altea y Benidorm, donde
se distingue la perfección
del tajo cuadrado en la cima.
.
A
mi juicio, esa marca del Puig Campana sería de origen megalítico y
señala
el paralelo 38º30´ como
referencia para seguir una sombra. Ya que en la misma latitud y en el
interior están los santuarios más importantes, y en el extremo
opuesto de la Península, a la misma altura, se halla
Évora-Setúbal-Lisboa
(las desembocaduras del Tajo y del Sado). De tal manera,
si un viajero llegase hasta este punto y tomase la sombra en el Puig
Campana como dato; sabría que siguiendo en linea recta (por caminos)
llegaría hasta los lugares más ricos en oro, plata, estaño y
cobre.
Asimismo, si
aquel viajero seguía costeando la Península; conocería que esta
altura de sombra
(38º30´) y en el lado opuesto, encontraría
el destino donde podría comerciar
(el delta de Setúbal-Palmela; un lugar tan rico en metales como
importante en la Edad del Bronce). Aunque
me inclino más a pensar que se trata de una marca guía para ser
vista desde la lejanía por navegantes y que a su vez servía a los
habitantes autóctonos como referencia. Pues para encontrar el Puig
Campana bastaría tomar la sombra con una simple vara, viajando en
linea recta hacia el Este, siguiendo esa altura del Sol
(o de Norte en la noche);
pero si caminaban hacia el Oeste en la misma linea de sombra, darían
con Évora y Setúbal
(importantísimos durante el megalitismo y la Edad del Bronce).
Asimismo, esta sierra llamada Aitana; cuyo nombre procede de otro
homónimo dado a los montes de Creta (significando sierra de la Madre
-montes de Atana, la antigua Atenea-), fue ya un eje principal de
cultura durante el Neolítico. Un
lugar donde habitaban y se refugiaban los hombres de esa etapa,
quienes usaron las cuevas como tumbas, principalmente desde el
eneolítico (durante la Edad del Cobre y primer Bronce -entre el 3000
y el 2500 a.C.-).
Al
lado: Una vitrina del Museo
Arqueológico de Alicante (al que agradecemos nos permita divulgar
nuestras imágenes); que contiene un ajuar
funerario del calcolítico procedente de Campello (isla
frente a San Juan-Alicante).
.
.
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Abajo:
Diversos objetos calcolíticos
(puñales, espátulas y palmelas) procedentes de Orihuela, Campello y
Agres (también del MARQ, al
que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, otra vitrina del Museo
Arqueológico de Alicante -al que agradecemos nos permita divulgar
nuestra imagen-; en ese caso con puñales, alabardas y palmelas.
.
Abajo, la ciudad de PALMELA en Portugal; sita en las proximidades de Setúbal y muy cerca de Lisboa. Esta población dio nombre a las puntas de flecha de la Edad del Bronce con forma de “palma”; porque allí fue donde se encontraron por vez primera. Posteriormente se hallaron “palmelas” en diversos yacimientos peninsulares, entre los que destacan las más de veinte puntas aparecidas en el Dolmen de la Pastora (Valencina de la Concepción -Sevilla; muy cerca de El Carambolo-), tanto como estas flechas levantinas de la edad del Bronce, que vemos en la imagen superior.
.
Abajo, la ciudad de PALMELA en Portugal; sita en las proximidades de Setúbal y muy cerca de Lisboa. Esta población dio nombre a las puntas de flecha de la Edad del Bronce con forma de “palma”; porque allí fue donde se encontraron por vez primera. Posteriormente se hallaron “palmelas” en diversos yacimientos peninsulares, entre los que destacan las más de veinte puntas aparecidas en el Dolmen de la Pastora (Valencina de la Concepción -Sevilla; muy cerca de El Carambolo-), tanto como estas flechas levantinas de la edad del Bronce, que vemos en la imagen superior.
Seguirá
diciéndonos Ana Margarita Arruda, que “Se
debe a María Eugenia Aubet (1987) la primera crítica bien
fundamentada a la teoría de la Pre-colonización.
La conciencia de que los fenómenos ocurridos en Occidente durante la
primera mitad del primer milenio a.C. se debían a hechos que habían
tenido lugar en Oriente; obligó
a que procuraran explicar la colonización fenicia desde su origen y
hacia nosotros.
Así, la cuestión cronológica fue un pesado lastre en la
investigación, debidamente integrada en las problemáticas de las
sociedades cercano-orientales. De
tal modo, la pre-colonización del siglo XII a.C. era imposible, dada
la historia misma de las ciudades fenicias que estarían detrás de
ella, pero la validez de los hallazgos que la materializarían fue
también “deconstruida”
desde el punto de vista cronológico, como sucedió -por ejemplo-, en
el caso de los marfiles de Carmona” (4)
(…)
En
efecto, parece evidente que la pre-colonización se acortó casi dos
siglos y la verdad es que habría durado aproximadamente ciento
cincuenta años; incluso después de los nuevos datos aportados por
Huelva (González de Canales etal., 2004). Tanto
los datos arqueológicos y tipológicos, como los de C-14, finalmente
han permitido retroceder más unas cuantas décadas la cronología de
la llegada a Occidente de las primeras olas de colonos fenicios”
(4a)
.
.
Continúa
la profesora Arruda escribiendo: “Sin
embargo, casi todos coinciden hoy en que en los momentos finales del
segundo milenio a.C., hubo estrechos contactos entre el Atlántico y
el Mediterráneo. Contactos que se materializan en un ya vasto
conjunto de hallazgos, encontrados en los territorios bañados por
los dos mares. Incluso muchas veces en áreas de las comunidades
atlánticas, responsables del llamado «mercado atlántico», tanto
como en el de las mediterráneas y de las indígenas centrales de la
Península Ibérica” (4b)
(…) “poblaciones
que navegaron durante los llamados siglos oscuros, que siguen siendo
discutidas. Donde el área oriental del mar interior ha sido casi
siempre señalado como el punto de partida: Concretamente el Egeo,
Chipre y la fachada sirio-palestina
(entre otros por Almagro-Gorbea 1989 , 1998). Pero
hoy, Cerdeña y el Mediterráneo Central, han venido a ganar terreno
en la discusión de esos venidos del Mediterráneo; no sólo por los
hallazgos encontrados en Occidente remoto (cerámicas y otros), sino
también por las presencia atlántica y peninsular encontradas en la
isla Sarda (...) En
este contexto, Mariano Torres llamó hace poco la atención de «que
ya se ha recogido en las fuentes de la fundación de la ciudad sarda
de Nora; el hecho de ser su héroe fundacional homónimo: Nórax, un
nieto de Gerión (Pausanias, X, 17.5); lo que puede ser el reflejo
mítico de estos viajes ... » (…). Por otra parte, se ha defendido
que Cerdeña podría
haber distribuido los artefactos que las dos redes (atlántica y
mediterránea) hicieron circular, actuando como el origen del mercado
mediterráneo para los bronces atlánticos” (4c)
.
.
Seguirá
diciéndonos
en este epígrafe Ana
Margarita Arruda: “Pero
también debe considerarse si las conexiones entre el Mediterráneo
Central y la Península Ibérica durante los siglos XII, XI y primera
mitad del X a.C..
Que -como he dicho antes- se inscriben aparentemente en un movimiento
más vasto de intercambios entre el Mediterráneo y el Atlántico.
Pues los intercambios culturales y de mercancías que desencadenaron
pueden considerarse «precoloniales», en su aspecto estricto (por
haber ocurrido en un momento anterior a la colonización propiamente
dicha)”
(4d)
(…) “Los
datos que permiten evaluar la existencia de contactos entre el
Mediterráneo y el Alentejo -interior- durante los últimos decenios
del segundo milenio y el principio del primer milenio a.C.. son por
lo tanto, muy escasos. Situación que, muy posiblemente, deriva de la
poca atención que el Bronce Final merecía por parte de los
investigadores en general”
(4e)
(…) “De
hecho, la ocupación del Bronce Final en Alentejo parece haber sido
muy intensa a evaluar por la enorme cantidad de lugares que han sido
identificados por los trabajos ya mencionados (...), pero
desafortunadamente esa intensidad no se ha documentado aún en datos
pasibles de ser analizados” (4f)
(…) “Si la situación es ésta para el Alentejo, el Algarve, casi
un «desierto» en lo que se refiere a la ocupación del Bronce
Final. Este desierto no es absoluto, porque tanto en el Castillo de
Castro Marim o en Tavira, se han encontrado niveles con cerámicas
exclusivamente fabricadas a mano, algunas decoradas con técnicas y
motivos acorde con una cronología de los siglos XI a IX a. C.”
(4g)
.
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Imágenes de los cabos cercanos a Lisboa-Sétubal. Arriba
el famoso Cabo Espichel, entre la
desembocadura del Tajo y la del Sado. En
la imagen, al fondo podemos ver la entrada del rio Tajo y su avance
hacia Lisboa; asimismo, en esta playa de Espichel es posible observar
la bravura del Atlántico que choca contra las paredes del cabo,
desgastándolas y provocando terraplenes con centenares de metros de
altura. Abajo:
Puesta de Sol en las playas atlánticas de Setúbal (antes de entrar
en su ría). Observemos este
otro lado del cabo Espichel (el Sur) en el parque natural de
Arrábida; el mar está resguardado y completamente en calma. Esta es
la entrada al Sado (Setúbal) donde los marineros no tienen problema
alguno para navegar y atracar las embarcaciones. La imagen fue tomada
el mismo día, durante el mes de Enero y con apenas una hora de
diferencia (lo que demuestra el resguardo que da el Cabo Espichel a
la ría del Sado).
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, la desembocadura del Sado en Setúbal. Observemos la estrecha
bocana de entrada, que esconde una enorme ría con miles de hectáreas
de expansión. En primer
término (lugar desde el que se toma la foto), vemos el parque
natural de Arrábida; frente a este y en el mar, la islita de
“portinho”, detrás la entrada al Sado (con Troia a un lado y
Setúbal al otro). Llama la
atención en estas costas, el mar muy resguardado y en calma, frente
al que veremos del otro lado de Espichel (un embravecido Atlántico).
Abajo:
Mapa que
se expone en las calles de Azeitao, explicando la
zona del Cabo Espichel, la entrada a Lisboa y al Sado. Sobre este he
marcado en rojo los puntos desde los que he realizado las fotos que
vemos (Espichel y Arrábiga, Setubal, Cetóbriga y etc.). Asimismo he
señalado las zonas del parque de Arrábiga en que se hallan los
poblados de la Edad del Bronce, el del calcolítico y el poblamiento
neoltíco; junto a ellos el túmulo de la Roca do Casal. El origen
del nombre de Cetóbriga (antigua Setúbal) hubo de estar en la
profusión de cetáceos que poblarían los mares cercanos a esta
tierra. Mamíferos marinos
(entre otros ballenas y cachalotes) que dieron origen a las leyendas
antiguas de los monstruos que habitaban el Atlántico; pero que
serían la fuente de alimentación para los habitantes de la zona
desde los tiempos más remotos. Pues hemos de pensar que las
temperaturas eran mucho más frías hace seis o tres mil años
-cuando los constructores de megalitos se extendían por el
Alentejo-. Un momento en que
las ballenas, focas, cachalotes y todo tipo de cetáceos se
acercarían a estas tierras; quedando atrapados y siendo fácilmente
varados en cuanto entrasen a la ría del Sado.
Donde se les podría dar caza con toda tranquilidad, para luego poner
en salazón sus carnes o repartir sus filetes y su grasa entre la
población. Actualmente tan
solo quedan delfines, entre aquellos muchos mamíferos del mar que
antaño poblaban todo el litoral atlántico, que fueron extinguidos
por la masiva caza dada por los marineros de la zona.
Terminará
su trabajo Ana Margarita Arruda, recogiendo los hallazgos del Final
de Bronce en el Sur de Portugal que se relacionan con el
Mediterráneo; enumerando varios, entre los que destaca primero la
famosa ROCA DE CASAL DO MEIO (5)
. Túmulo
funerario
que se halla en los montes de Setúbal -concretamente en el parque Da
Arrábida- y del
que esta profesora lusa escribe
que existe: “una
profunda implicación
de los
grupos humanos que construyeron la Roca del Casal do Meio, con
navegantes mediterráneos; concretamente con sardos, que al final de
la Edad del Bronce habrían llegado
a esa costa occidental peninsular” (6)
.
Sigue
diciendo la
especialista portuguesa acerca de este interesante cenotafio (situado
entre Setúbal y Cabo Espichel; en las cercanías de Palmela y en
lugar próximo a Lisboa): “los
allí inhumados no parecen ser extranjeros, sino indígenas; pudiendo
defenderse que los propios constructores serían también nativos, y
no sardos
-como bien demostró Mariano Torres en 1999 y ratificó más
recientemente (en 2005)-. El
desconocimiento generalizado sobre las necrópolis del Bronce Final
no nos permite encontrar paralelos exactos -o cercanos- al monumento
de la Roca do Casal do Meio.
Que -sin embargo- parece tener en su totalidad, una vaga proximidad
formal y de soluciones constructivas, con los monumentos megalíticos
de tipo tholos (...)
La cronología de sus dataciones por C-14 proporcionan a los
excavadores unas fechas constantes, que pueden ir desde mediados del
siglo X al inicio del siglo IX a.C.”
(6b)
.
.
Las
palabras recogidas anteriormente de la
profesora Arruda, expresan claramente la existencia de un túmulo de
tipo tholos, muy semejante a los mediterráneos (sardos, del Sur de
Italia o egeos), construido en el alto de Setúbal en época cercana
al 900 a.C.. Todo lo que demostraría la presencia durante el Bajo
Bronce de gentes próximas a los habitantes de Cerdeña,
en la Sierra Da Arrábida; uno de los lugares más importantes de
Portugal. Situada junto
a la desembocadura del rio Sado, entre el Cabo Espichel y la “isla
de Troia” y a muy poca distancia de Palmela. Llegado
este punto, debemos
recordar que los hallazgos de Palmela dieron nombre a las puntas
planas de la Edad de Bronce; flechas fabricadas en cobre o bronce,
como láminas largas y en forma de “palma” (pero
llamadas “palmelas” por haberse encontrado por primera vez en
esta población).
Piezas
que aparecen repartidas por toda la Península, unidas a dólmenes o
a yacimientos del calcolítico
(entorno al 3000 a.C.) y del Bronce Alto; aunque
siguieron fabricándose de forma muy parecida hasta el Bronce Bajo
(desde el 1600 al 1300 a.C.). Pues como hemos dicho en algunos de
nuestros artículos, aquellas puntas planas cúpreas o broncíneas,
siempre tuvieron una baja calidad en su aleación y fabricación. A
mi juicio, no por ser más o menos antiguos, sino debido a que se
trataba de objetos irrecuperables y que tan solo podían ser usados
en una ocasión (un disparo con arco).
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, bahía exterior de Setúbal en pleno invierno (océano
Atlántico). La foto está
tomada desde la playa de Figueirinha (muy próxima a la bocana del
Sado, pero del lado exterior) -ver imagen mapa anterior-. Ya a Rufo
Festo Avieno le impresionó en el siglo IV a.C. la tranquilidad de
las aguas atlánticas frente a estas costas, a la vez que le llamó
la atención la suciedad que contenía la ría del Sado por dentro
(frente al puerto de Setúbal). La imagen que vemos está tomada en
pleno mes de enero, donde podemos observar el océano como si fuera
el Mar Mediterráneo y cuyo color es asimismo esmeralda (muy
semejante al que guardan las playas de Levante, Baleares o Cerdeña).
Podemos decir que este punto mágico, mirando al sur puro y protegido
por el cabo Espichel; es un lugar absolutamente resguardado de
vientos y mareas, siendo la entrada perfecta a un puerto
completamente guardado, como el de Setúbal. Características que le
convertirían en un lugar paradisíaco e inigualable durante la
antigüedad; pues estas costas y las de la ría del Sado se podrían
navegar en una simple canoa (sin peligro y pudiendo capturar los
muchos mamíferos del mar que antaño vivían en la zona).
En las montañas que aparecen a nuestra derecha (Da Arrábida) se
halla la famosa tumba en forma de Tholos llamada Roca do Casal.
Al
lado, fotografía de las cumbres
de sierra Da Arrábida que tienen un calvario en la cima. Junto a
este lugar se encuentra el túmulo Roca do Casal do Meio. Cuyo cartel
y fotografía hemos incluido en las laderas de la montaña.
Abajo,
nueva vista de la entrada al Sado
observada desde Arrábida. Al fondo la bocana de Setúbal (a la
izquierda) y a su derecha, la ínsula de Troia -donde
se divisan unos altos edificios-. En
primer termino, los montes del parque natural de Arrábida, en cuya
cima (a nuestra derecha) se halla la Roca do Casal.
A)
- 2º . DE PALMELA junto a Setúbal, AL DOLMEN DE LA PASTORA junto a
Sevilla. AVIENO Y LAS RUTAS DE LOS METALES ATLÁNTICOS HEREDADAS POR
FENICIOS Y TARTESSIOS:
.
Antes
de concluir el análisis del estudio de Ana Margarida Arruda,
deseamos aprovechar las ideas e imágenes que hemos recogido
anteriormente, para destacar algunos conceptos. Hechos que nos
pueden ayudar a entender por qué se repiten los hallazgos de
material mediterráneo en el litoral atlántico portugués y andaluz,
durante la Edad de Bronce. Debido a un continuo y continuado mercado
de los metales atlánticos, llevado a cabo por indígenas y
visitantes orientales. Quienes desde el final del Eneolítico
Peninsular (entorno al 2700 a.C.), habrían necesitado comerciar
el cobre, el estaño, el oro y la plata del Atlántico, para
importarlos a sus tierras o bien distribuirlos por el Mediterráneo.
A mi juicio, ello se deduce y se hace evidente, observando la
falta de yacimientos de metales preciosos en el Mediterráneo; lo
que les obligaría a visitar nuestras tierras, pero asimismo a
mantener en secreto el lugar de procedencia de las materias primas
con las que fabricaban sus herramientas y armas (casiterita y
mineral cúpreo que transportarían con tanta cautela como
secretismo, al ser fundamentales para la supervivencia entonces).
.
Cuanto
hemos mencionado sobre La Edad del Bronce Atlántica nos ayudará a
comprender los comentarios de Rufo Festo Avieno, entorno al comercio
entre los habitantes peninsulares y los de Europa del Norte.
Narraciones acerca del mercado y viajes de los marineros atlánticos,
recogidas en la obra de este autor marsellés del siglo IV d.C.;
donde Avieno aporta toda clase de datos geográficos e históricos
del litoral peninsular, junto a algunas costumbres de sus
habitantes, tomados unos novecientos años antes. Por ello, el
periplo se considera escrito por viajeros que recorrieron las costas
hispanas hacia el siglo VI a.C.; auque el relato que se intitula
“Ora Marítima”, es atribuido a Festo Avieno. En su inicio nos
habla extensamente sobre el comercio entre los habitantes de la
Península Ibérica y los de tierras del Atlántico Norte
(Francia, Islas Británicas etc). Asimismo describe la orografía,
playas, cabos y golfos de nuestras tierras, vistas desde el mar;
destacando las menciones que realiza de las portuguesas y andaluzas
occidentales. Escribiendo sobre las tierras sitas entre Cabo de Roca,
el de San Vicente y el de Trafalgar, lo que a continuación
recogemos:
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba
y al lado dos
fotos del famoso Cabo de Roca (vista
del acantilado y monolito que recuerda es el punto más occidental de
Europa).
Este
cabo es
mencionado por Avieno como
“el cabo
de Ofiusa,
sito a dos días de navegación desde el
cabo de Arvio”. Desde aquí, el autor va a realizar una detallada
descripción del litoral
y de las ciudades costeras, hasta llegar a Gadir.
.
.
Abajo,
mapa
mío en el que recojo las rutas del ámbar y del metal, seguidas por
expedicionarios mediterráneos o atlánticos. Su origen podemos
fecharlo en el V milenio a.C., con las navegaciones de ballenas y
ámbar. Estas
dos “empresas” serían las que, a mi juicio, iniciaron el
megalitismo y la cultura atlántica (surgida desde el quinto milenio
en Portugal, Galicia, Irlanda y Bretaña).
Posteriormente se heredarían y ampliarían durante la Edad del
Bronce (habida
cuenta la profusión de cobre y estaño en todo el litoral
atlántico).
Finalmente las continuarían los habitantes
peninsulares y los colonizadores
(tartessios o fenicios) en la búsqueda de oro, plata y casiterita
-inexistente ya por entonces en el Mediterráneo-. Observemos en el
mapa trazado los caminos terrestres; algunos mencionados por Avieno
(como el que unía Tartessos con Lisboa y Malaka). Se
trataría de vías alternativas para poder comerciar los metales
atlánticos durante el invierno, pudiendo así llevarlos en épocas
de difícil navegación, desde zonas como el Duero, Orense o Galicia,
hasta Tartessos-Gadir.
RUFO
FESTO AVIENO “ORA MARÍTIMA”:(7)
-incluimos
nuestros comentarios entre paréntesis, en negrilla y recta; mientras
el texto de Avieno aparecerá en cursiva y gris-
.
a)
SOBRE LAS OESTRÍMNIDES Y SU COMERCIO CON EL MEDITERRÁNEO:
Y
aquí se levanta la cabeza de un cabo prominente y en la antigüedad
lo denominaron OEstrimnida (Se
identifica con un cabo antiguo de la Bretaña Francesa hoy convertido
en isla y llamada Ouessant; cuyo nombre se correspondería con el de
Oestrimnide cuyo significado es el de lugar de “los hombres del
Oeste”)
, hallándose la elevada mole de su pico rocoso se vuelve de pleno
hacia el Mediodía. A su vez, por debajo de este saliente se abre
para sus habitantes el golfo Estrímnico, en el que se muestran las
islas Oestrímnias, que están muy separadas y son ricas en mineral
de estaño y plomo (nos
habla de la zona comprendida entre la Bretaña francesa y las Islas
Británicas, la
bahía de Douarnenez o Brest, la Punta de Penmarch y el grupo de
islas de Glénan, Cornualles e islas Scilly. Las famosas islas
Kassitérides, donde los comerciantes viajaban en busca de estaño,
que se sitúan en Bretaña, en las Islas Británicas e incluso en las
Cíes y en las costas gallegas). Allí
se encuentra una raza de gran vigor, de talante altanero, y de una
habilidad eficiente, imbuidos todos de una
inquietud constante por el comercio. Surcan valerosamente el turbio
mar, con sus barcas cosidas de piel (pataches), aventurándose a
largas distancias sobre una mar agitada por el abismo de un océano
preñado de monstruos (se
refiere sin duda a los numerosos cetáceos y mamíferos marinos que
por entonces poblaban el Atlántico). De hecho, no
saben ensamblar sus quillas con madera curvada de pino ni de acebo o
abeto y , según es usual para estos, construyen sus barcas de modo
realmente sorprendente, ajustándolas con pieles entrelazadas; con
las que a menudo atraviesan el extenso mar salado en estos cueros
atados a maderas.
.
Desde aquí y hasta la
Isla Sagrada (pues así la llamaron los antiguos) (se
refiere a Irlanda) una nave tiene un trayecto de dos
jornadas. Esta isla despliega en medio de las olas un amplio
territorio y la habita a lo largo y ancho la raza de los hiernos
(irlandeses) .
Luego, vecina, se extiende la isla de los albiones (habitantes
de Gran Bretaña, Albión) . Y era costumbre de los
tartessios comerciar hasta los confines de estas, con todas las
Oestrímnides. También los colonos de Gades y Cartago; la población
que habita entre las Columnas de Hércules, se acercaban a estos
mares. Sobre los cuales el cartaginés Himilcón (general
que redescubre las rutas del estaño -las Cassitérides- al
desaparecer Tartessos) asevera que apenas podían ser
recorridas en cuatro meses, según él mismo relató haberlo
comprobado mediante una navegación. Porque allí no hay vientos, en
una amplia zona, que impulsen al navío; así el líquido elemento de
una llanura marina encalmada se inmoviliza en sus aguas. Se añadirá
a ello que emerge entre las olas abundantes sargazos que a menudo
refrenan la popa como si fuera maleza. No deja de decir también que
por esta zona la superficie de la mar no alcanza gran profundidad y
que apenas un poco de agua cubre el fondo, que las bestias marinas
recorren la mar por aquí y por allá, que los navíos se desplazan
lentos y lánguidos entre monstruos y fieras que nadan por medio
(sabemos que este tipo de
referencias las mencionan los cartagineses para evitar que otros
barcos se aventurasen a la ruta de los metales del Atlántico;
narrando que aquellos mares estaban plagados de peligros, gentes
terribles y monstruos con el fin de no tener competidores en esas
singladuras).
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: De
nuevo, varias imágenes de la bahía de Setúbal y Arrábida. Arriba,
promontorio de Arrábida visto
desde las playas de llegada a la bocana de Setúbal.
En estas montañas que vemos al fondo se situan los poblados del
Neolítico, del Calcolítico y de la Edad del Bronce; estando en uno
de los picos más altos la famosa Roca do Casal do Meio.
Observemos la tranquilidad del océano Atlántico, en estas playas
durante una noche de invierno.
Al
lado: Famoso Monasterio de
Arrábida, situado en las laderas del parque natural, junto a los
poblados del Bronce y al túmulo.
Abajo:
Vista de nuevo, de la entrada a Setúbal, desde Portinho; podemos
observar claramente el color del Mar, la tranquilidad de las aguas; y
al fondo, la ínsula de Troia, situada frente a Setúbal.
Las montañas -a nuestra izquierda- contienen yacimientos
calcolíticos y del Bronce Antiguo.
b)
SOBRE EL LITORAL DESDE LISBOA A GADIR:
“Acto
seguido se yergue el cabo de Ofiusa, hacia los aires y desde el
promontorio de Aruio hasta estos parajes hay un viaje de dos días
(refiriéndose
al Cabo de Roca)
. En cambio, la espaciosa ensenada del cabo que se abre desde allí
retrocede tierra adentro, no siendo posible navegarlo en su totalidad
con un solo viento; pues llegarás a su mitad si te arrastra el
Céfiro y el tramo que queda reclama el Noto (aquí
menciona la ría de Lisboa, donde para entar se necesita viento del
Este) .
Si a partir de allí alguien se dirige de nuevo a pie
hacia la costa de los tartesios, dificilmente realizará el trayecto
en unos cuatro días; si uno dirige sus pasos -desde Tartessos- hacia
Nuestro Mar y al puerto de Malaca, tendrá por delante una ruta de
cinco soles (suponiendo que
a pie se avanzaba por entonces unos cincuenta kilómetros diarios,
podemos pensar que desde Lisboa, hasta territorio de los tartessios,
habría unos doscientos o trescientos kilómetros. Lo que les
llevaría por caminos hasta zonas como el Guadiana Sur; a puntos como
Cancho Roano y a áreas próximas a Sevilla-Huelva. Por lo demás, la
indicación de a ruta a pié hasta “Tartessos” puede llevarnos a
pensar que durante los inviernos era peligroso cruzar el Cabo de
Sagres y navegar por el Algarve. Siendo recomendable tomar el citado
atajo por tierra, que llegaría hasta las riberas del Guadiana, donde
se embarcarían en un tramo fluvial hasta la desembocadura de este
río; llegando así pronto a Huelva-Tartessos).
.
Sigue
Rufo Festo Avieno exponiendo que: “Luego se
alza la mole del cabo Cémpsico (que
se trataría del Cabo Espichel) Por debajo yace, más
lejos, la isla llamada Acale por sus habitantes (se
piensa que esta mención es sobre la ínsula de Troia, que en esta
época pudo ser un delta en la desembocadura del Sado; apareciendo
como una isla que “cerraba” la ría) . Cuesta creer
(por maravilloso) la leyenda que se narra sobre esta isla -por lo
sorprendente-, pero, son tantos los testimonios, que bastarán para
confirmarlo. Dicen que en los aledaños de esta isla el abismo marino
no presenta nunca el mismo aspecto que el resto del mar; de hecho,
por doquier las olas poseen un resplandor semejante a la
transparencia del cristal y, por las profundidades de la marmórea
mar, es verdad que las olas tienen un reflejo azulado. En cambio,
allá, la superficie del mar está mezclada con un fango repugnante,
según recuerdan los antiguos, y siempre se halla apelmazada como en
torbellinos turbios de inmundicias (esta
cita nos deja ver que antaño hubo una isla más importante en la
entrada de la ría, ajena al delta. Aunque quizás se refiere Rufo
Festo al islote de Portinho, que podemos observar más arriba; cuyas
aguas son absolutamente cristalinas. Pese a todo, lo más lógico es
pensar que la referencia a una isla con aguas cristalinas de un lado
y turbias de otro, mencionan claramente la diferencia de “mares”
de un lado y otro en la bocana del Sado. Refiriéndose al color del
océano en ese lugar, que como antes hemos visto en imágenes, es de
un tono esmeralda por la zona exterior de la ínsula de Troia.
Mientras en el interior de la ría del Sado, los lodos y fangos
cambian totalmente de tono. Por lo demás, es muy importante la
anterior cita; donde Rufo Festo hablaba de rutas comerciales
interiores hacia Malaka y Tartessos, partiendo desde Lisboa. Todo lo
que manifiesta y demuestra que en el el siglo IV a.C. ya se conocía
la existencia de un transporte continuado de metales y mercancías;
llegadas desde Atlántico y llevadas a estas zonas del Sur de
Andalucía, donde las embarcarían y distribuirían por el
Mediterráneo. Siendo aquel mercado entre el Atlántico -Lisboa- y
Tartessos o Malaka, tan contiuado que fue necesario tener
alternativas de caminos interiores, con el fin de poder seguir
comerciando durante el invierno y en épocas difíciles para la
navegación).
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: De
nuevo, varias imágenes de la bahía de Setúbal y Arrábida. Arriba
vistas de la entrada a la ría del Sado, tomadas desde las
proximidades de la Roca do Casal do Meio.
Frente a nosotros, los montes con restos del Bronce Antiguo y abajo
el precioso puerto y playas de Porthino. A la derecha, la ínsula de
Troia cerrando la bocana del Sado por el lado Sur (al centro y
nuestra derecha, donde se distinguen unos edificios altos) y detrás
la ría con la ciudad de Setúbal.
Al
lado: Las aguas cristalinas de
esa zona, fotografiadas en pleno mes de enero (se trata de costas
cercanas a Portinho). Observemos su parecido de color con las más
bellas del Mediterráneo.
Abajo:
Vista de la ría en su interior;
embarcadero de Setúbal. Hemos marcado al fondo la hipotética
Cetóbriga, que se sitúa en las ruinas de una fábrica de salazón
fenicio-romana, en el extremo de la ínsula de Troia (aunque
en verdad Setúbal es el emplazamiento de la Cetóbriga, o la
Cetobrix ibero-romana). Del
otro lado de la bocana vemos la sierra da Arrábida,
fotografiada repetidamente en imágenes anteriores. Frente a
nosotros, la llegada del barco que une Troia con Setúbal; un
trayecto de unas dos millas de distancia en el interior de la ría.
Para
terminar su comentario sobre la zona que estudiamos; nos dirá Avieno
que:
“Los cempsos y
los sefes dominan las colinas escarpadas de las tierras de Ofiusa;
cerca de éstos, el ágil lucio y la raza de los draganos asentaron
sus hogares bajo el rigurosamente nevado septentrión”
(Los lucios son los que
posteriormente conoceremos como “lusos”)
. Por otro lado se halla la isla de Poetanion , hacia la parte de los
sefes, y un amplio puerto (esta
isla creen algunos autores que puede tratarse de Cachopo
d´Sul o Alpeidâo; cuyo nombre se parece en algo a “Petanio”.
Pese a todo, está claro de que nos habla de Setúbal o de tierras
interiores de la ría del Sado). Después,
junto a los cempsos se encuentran los pueblos de los cinetes (los
Cinetes o Kynetes en principio se relacionan con los habitantes de
Setúbal; aunque se trata de una etnia de enormes dominios; ocupando
el Sado, su desembocadura, gran parte del Algarve, El Alentejo -hasta
Cabo de San Vicente- y llegando hasta el valle del Guadiana. Podemos
considerar a los cinetes de Setúbal -kynetes- los vecinos más
próximos y poderosos de los tartessios, en gran parte emparentados
con ellos, por cuanto en el sur de Portugal se hablaba y escribía en
alfabeto turdetano) .
.
A
continuación, aparece el cabo Cinético (Cabo
de Sagres, o San Vicente; donde ya en esta época se llevaban a cabo
ritos de adoración al extremo rocoso tenido por entonces como el
punto más occidental de Europa)
, en el que mengua la luz sideral y que se yergue a lo alto como el
más remoto de la opulenta Europa, se orienta hacia las aguas saladas
del océano, plagadas de monstruos” (Los
monstruos marinos que menciona Avieno son los que dieron nombre a
Cetóbriga -ciudad de los cetaceos-; y aquellos con los que los
fenicios atemorizaban a todos los que intentaban viajar por el
Atlántico -con el fin de que no les intervinieran sus rutas de los
metales-. Asimismo estos monstruos marinos son los que devoraron
supuestamente a Jonás, cuando se acercó en una nave de Tarshis
hasta nuestras costas. Tratándose con toda seguridad de ballenas,
orcas, cachalotes, focas y leones de mar; que por entonces poblaban
las costas del Atlántico. Especies extinguidas tras la abusiva caza
y pesca llevada a cabo durante milenios por los hombres del litoral
peninsular, de los que sabemos vivieron hasta hace un siglo de la
pesca de ballenas y cetáceos).
.
Para
terminar diremos que estos mamíferos del mar, abundaban hace
milenios en nuestras costas atlánticas; durante un periodo en que el
frío era mucho mayor y los mares estaban más bajos.
Siendo posible vararlos y pescarlos con toda facilidad en zonas como
las rías de Galicia o las de Portugal -en las marismas del
Guadalquivir, la desembocadura del Guadiana o la ría de Huelva-.
Pudiendo
subsistir un pueblo de mil habitantes durante un año, capturando una
sola ballena; lo que les proporcionaba entre veinte y sesenta
toneladas de grasa, carne o aceites -usados hasta en los candiles y
lucernas, para iluminarse-.
Por su parte, mi teoría sobre el inicio de la
civilización
megalitista, parte de la idea de un mundo ballenero. En el que la
técnica usada para captura y arrastre de cetáceos en la prehistoria
(con grandes maromas tiradas por varios hombres) propiciaría las
fórmulas necesarias para también poder levantar las grandes
construcciones de moles pétreas. Valiéndose de la organización
usada para varar y sacar las ballenas del mar, utilizando unos
procedimientos similares para arrastrar las piedras de los dólmenes
o menhires; incluso siguiendo en sus construcciones un canon de
belleza similar al de los cetáceos. Pues en verdad, los megalitos
nos recuerdan en parte a esos cachalotes o mamíferos del mar
gigantescos.
.
A
los interesados en el tema de las ballenas del Atlántico en etapa
protohistórica o durante el megalitismo, les
recomendamos leer mi artículo: TESORO
BALLENERO Y RUTAS DEL ÁMBAR: HIPÓTESIS SOBRE LOS ORÍGENES DEL
MEGALITISMO Y SU SECUENCIA EN TARTESSOS -una interpretación de
Jonás-. En
cita (8)
encontrarán un resumen de este trabajo; pero
para quienes deseen leerlo,
podrán
llegar
hasta él, pulsando el siguiente link:
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: De
nuevo varias imágenes de la zona. Arriba, Setúbal visto desde la
ínsula de Troia; donde se
sitúa una fábrica de salazones fenicia y después romana, que se ha
identificado con Cetóbriga (aunque como sabemos, la ciudad antigua
de Cetobrix era la misma Setúbal y se hallaba en el castillo de la
urbe, sobre la zona del actual ayuntamiento).
Al
lado: Las marismas del Sado, ya
en el interior de la ría; tal como se distribuyen, con cientos de
lagunas y canales. Es de destacar el parecido con las del Rocío o
las del Guadalquivir; pues
esas andaluzas debieron ser iguales a las del Sado, milenios atrás,
cuando el delta y la desembocadura del río aún no se había cerrado
-por causa de un terremoto, que vació el lago Ligur, que se extendía
antaño donde hoy solo vemos arenas-. Todo
ello nos obliga a pensar que esta desembocadura del Sado, debió ser
casi idéntica a la del Guadalquivir hace dos mil quinientos años;
compartiendo seguramente muy parecidas formas de vida, costumbres y
culturas.
Abajo:
Ante las palabras escritas y
observando las barracas donde
aún hacen su vida marineros y turistas en la desembocadura del Sado;
hemos de reflexionar entorno a la falta de restos arqueológicos de
Tartessos, en las Marismas del Guadalquivir. Donde
se han encontrado casi más piezas de oro de esta etapa, que ruinas
arquitectónicas de su cultura. Todo lo que se debería a esta forma
de habitat entre los tartessios;
muy parecida a la que los portugueses del Sado conservan; viviendo en
barcos y chozas, como las barracas de Setúbal. Similares
a las cabañas africanas, pero muy comunes en todo el litoral sur
peninsular; pudiendo encontrarlas aún en Valencia, en la huerta de
Murcia, en zonas cercanas al Guadalquivir o en el Sado.
c)
DESDE CABO DE SAN VICENTE A TRAFALGAR:
.
Siguiendo
con el texto de Rufo Festo Avieno, veremos cómo tras hablarnos de
estas tierras de los Cempsios (las gentes de Setúbal) menciona el
cabo Sagrado (San Vicente) y la zona de Tartessos
-donde también los cempsios tuvieron posesiones-. Describiéndolo en
Ora Marítima del siguiente modo -incluiremos nuestros comentarios
entre paréntesis, en negrilla y recta; mientras el texto de Avieno
aparecerá en cursiva y gris- ver cita (7)
:
.
“El
río Ana (Guadiana)
fluye allá por medio de
los cinetas y surca sus vegas. Del referido río se abren dos brazos,
se extiende nuevamente un golfo y el territorio curvándose hacia el
mediodía en aguas espesas (habla
de la ría de Huelva)
. Desde este río consignado se
desgajan de repente dos ramales y su caudal, como en lenta formación,
rechaza las aguas sucias del golfo ya dicho (en efecto, aquí las
profundidades son de puro y denso lodo). En esta zona se levanta a lo
alto la cumbre de dos islas, la menor carece de nombre y la otra una
costumbre insistente la llamó Agónida (islas
perdidas o situadas en la desembocadura de Guadiana:¿Isla Canela,
Vila Real?) .
.
A
continuación causa espanto el impresionante peñón Sagrado (Cabo
de Sagres) , erizado de
rocas y consagrado a Saturno; hierve la mar agitada y la costa
despliega un frente rocoso. Aquí sus habitantes poseen numerosas
cabras hirsutas y abundantes machos cabríos, que siempre andan
vagando por el territorio cubiertos de maleza; y producen unas cerdas
muy alargadas y recias que se utilizan en las tiendas de los
campamentos y velamenes o capotes marineros
(se
refiere al Algarve portugués)
. Desde aquí hasta el
río se ha dicho que hay un trayecto de un solo día (marca
solo una jornada desde Sagres hasta la desembocadura del Guadiana) ;
y también que aquí se halla el límite del pueblo de los cinetes
(recordemos
que los Cinetes eran las gentes de Setúbal y del Sado, cuyos
dominios llegaban hasta Tartessos)
. El país tartessio es vecino con éstos y el río Tartessos
(Guadalquivir)
baña la comarca. Después se extiende el macizo consagrado al
Céfiro, por lo que la cumbre de este peñón ha sido llamada
Cefírida (creemos
que ene este caso habla de la zona del Algarve, refiriéndose a
puntos cercanos a Faro, famosos por el viento y por sus picos junto
al mar) . Pero sus altos
picachos, se yerguen en la cima del monte; una gran mole se encarama
en los aires y una bruma, como remansada por encima, esconde
permanentemente su cabezo nebuloso.
.
Toda la comarca que
sigue es de terreno cubierto por completo de hierba; a sus habitantes
se les ofrece una bóveda celeste llena de niebla, nublada en su
parte más alta, el aire es espeso, la luminosidad diurna muy densa y
un rocío copioso como el de por la noche. Ninguna brisa logra
entrar; ni un soplo de viento despeja la capa alta de la atmósfera:
una perezosa calígine se echa sobre las tierras y el suelo se
humedece ampliamente (en esta
caso está hablando ya de la zona desde el Guadiana hasta el
Guadaquivir; rica en prados junto al mar, cargada de nieblas y de
vientos inflamados)
. Si alguien rebasa con su nave el
peñón del Céfiro y penetra en los torbellinos de Nuestro Mar, se
ve impulsado de inmediato por los soplos del favonio
(creemos que menciona el temible “levante” que se da en la zona
del atlántico andaluz; ya que Favolino indica viento del Este -al
igual que levante-)
(…) Después,
de nuevo un promontorio y un opulento cabo santuario consagrado a la
Diosa Infernal
(un promontorio dedicado a Proserpina, probablemente en la
desembocadura del rio Tinto como símbolo de “Regula” o “Rea”,
madre de Zeus y cuyo significado era el de sangre menstrual) ,
el fondo de una gruta recóndita y una entrada disimulada. En las
cercanías hay una gran laguna, llamada Erebea (Laguna
del Erebo o del infierno; debemos identificarla con alguna charca del
rio Tinto y Odiel, donde se situaban las entradas al Averno, habida
cuenta su sitiación en el extremo Oeste, pero también la gran
cantidad de mineros que allí morían, trabajando el interior de la
tierra y en este río que parecía manar sangre)
; más aún, se dice que estuvo antaño por estos parajes la ciudad
de Herbi
;
que consumida por las tempestades y las guerras, al fin sólo dejó
en este territorio su recuerdo y su nombre (a
mi juicio es la que daría nombre a Huelva, refundada por los
fenicios como "Onuba". Aunque pudo llamarse antes Herbi, y
como derivación desde HERBI se llegaría a nuestra HUELVA -más
cercana fonéticamente que Onoba-. Cuyo nombre se dentifica con las
formas de llamar al infierno o al extremo oeste: Erebo. Todo lo que
explicaría su templo y adoración a Proserpina o la identificación
de Herebi con el Averno, al verter allí sus aguas el río Tinto;
cuyo tinte nace de las minas y del infernal trabajo de los que en
ellas laboraban)
.
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: De
nuevo, imágenes del Sado y su ría.
Arriba,
embarcaderos y canales de las marismas de este río; observemos
las turbias aguas, tal como las describe Rufo Feto Avieno (en
comparación con las cristalinas que hay en el exterior de la
bocana).
Al
lado: De nuevo, una de las
barracas del Sado; tipo de
viviendas en las que habitarían los tartessios, todo lo que restaría
enormemente la posibilidad de hallar restos arqueológicos. Algo que
no sucede en las poblaciones del Norte y donde el frío impera;
necesitando vivir en casas de piedra y bien construidas.
Abajo:
Imagen de la fábrica de salazón
romana, situada en la ínsula de Troia y por ello identificada con
Cetóbriga. Como sabemos esta
ciudad lusa se hallaba en Setúbal, aunque la arqueología
“turísitica” ha preferido situarla actualmente en ese
promontorio y del otro lado de la ría.
SIGUE
RUFO AVIENO DICIENDO:
Entretanto, acto
seguido, corre el río Ebro (Se
trata de la desembocadura del Tinto y el Odiel, que se identificaba
con el río del Erebo; el infernal) y su Caudal fecunda
los terruños. La mayor parte de los autores refieren que los iberos
se llaman así justo por este río y no por aquel otro río que corre
entre los valerosos vascones. Pues a toda la zona de este pueblo que
se encuentra junto a tal río, en dirección occidente, se la
denomina Iberia (como
ya hemos explicado repetidas veces; en mi teoría, la voz Ereba ó
Iberia, procedería de “Hesperia”; palabra griega que significa
“Occidente”, “atardecer” y “extremo Oeste”. Pero por
derivación puede entenderse “final del Mundo” y “Ocaso” o
con el “fin de la vida”; de lo que la identificación entre Ebero
y Erebo era inevitable. Asimismo, el origen de esta voz que denomina
al rio Ebro, a Iberia, a Evora o al afluente citado por Avieno como
Ebro; puede fijarse también en radicales indoarianos, significando
lo mismo que la helena “hesperia”: “Sol en el Agua”.
Atardecer u ocaso, que se diría en lenguas indoeropeas “SVARI”,
ya que sol es SVAR y agua VARI. La unión y crasis de ambas voces
daría como resultado EBARI o IBERI, de la que surgirían palabras
como Ebero, Hesperia, Evora, Ebro, Iberia y hasta Sefardi)
(9) .
.
Sin embargo el área
oriental abarca a tartesios y cilbicenos.Después se halla la isla de
Cartare (algunos piensan que
se trata de una confusión con la isla de Carteya, en Cadiz; pues se
refiere a la de Saltes, en Huelva)
y es una tradición con bastante
fundamento el que la dominaron primero los cempsos; rechazados luego
por la guerra con sus vecinos, se desperdigaron en busca de distintos
asentamientos (vemos aquí
que los Cempsios de Portugal, llegaban hasta este límite; pudiendo
tratarse los de Setúbal de gentes muy cercanas a Tartessos, todo lo
que explicará por qué en el Algarve vamos a encontrar estelas muy
tempranas escritas en alfabeto turdetano) . Se yergue
luego la mole del monte Casio y a partir de su nombre la lengua
griega llamó primero casítero al estaño
(algunos consideran que este monte Casio es Mazagón o Torre
Carbonero; aunque más recientemente hay investigadores que
identifican este Monte Casio con Caura -Coria del Rio- y los
santuarios tartessios allí hallados)
.
Después
sigue la prominencia de un santuario y, en lontananza, la fortaleza
de Geronte, que lleva un antiguo nombre griego, pues hemos oído
decir que en tiempos pasados a partir de ella se dio nombre a Gerión
(el
Arx Gerontis se considera situado en la desembocadura del
Guadalquivir; cerca de Chipiona -Asta Regia, Torre de Escipiones y
Arx Gerontis-. Pese a ello, no hay que olvidar una hipótesis
personal mía y que lo identifica con Jerez -por su homonimia- o
mejor con mesas de Asta)
.Aquí se encuentran las amplias costas
del golfo travesío y desde el río Ana, ya nombrado, hasta estos
territorios las naves tienen un día de trayecto (habla
de que el trayecto entre Cádiz y el Guadiana era de un día; como
sabemos que entre ese río y el cabo de Sagres había otra jornada,
podemos determinar que para cruzar Cabo de San Vicente, procediendo
de Cádiz, tardaban dos días) . Aquí se halla la
ciudadela de Gadir, ya que en la lengua de los cartagineses se
llamaba Gadir a un lugar vallado. Esta misma ciudad fue denominada
primero Tartesso (identifica
y confunde Tartessos -ya desaparecida en el siglo VI a.C.- con la
Gadir que Avieno verá) , ciudad
importante y rica en tiempos remotos; ahora pobre; ahora
empequeñecida; ahora, arrumbada; ahora, en fin, un simple campo de
ruinas.
.
Sigue
Rufo Festo a continuación con la descripción de Tartessos del
siguiente modo: Pero el río Tarteso (Guadalquivir)
, fluyendo desde el lago Ligustino (Lago
Ligur) , a campo traviesa, envuelve una isla (Isla
Mayor, en el Guadalquivir) de pleno con el curso de sus
aguas. No corre adelante por un cauce único, ni es uno solo en
surcar el territorio que se le ofrece al paso, pues, de hecho, por la
zona en que rompe la luz del alba, se echa a las campiñas por tres
cauces; en dos ocasiones, y también por dos tramos, baña el sector
meridional de la ciudad (describe
aquí la urbe real -bassileia- de Tartessos; situada sobre una isla
cercana a Isla Mayor y bañada por varios cauces del Guadalquivir en
Lago Ligur, al principio de aquella laguna y sobre el delta que
conformaban la ría Lisgustina, en las actuales marismas)
. Por su parte, el monte Argentario se recorta sobre la laguna; así
llamado en la Antigüedad a causa de su belleza, pues sus laderas
brillan por la abundancia de estaño y, visto de lejos irradia más
luminosidad aún a los aires, cuando el sol hiere con fuego las
alturas de sus cumbres (es
este el que se confunde con el Mons Casius; creyéndose que puede
tratarse de Coria del Río o bien de Valencina de la Concepción) .
Este mismo río, además, arrastra en sus aguas pepitas de estaño
pesado y transporta este preciado mineral a la vera de las murallas
(vemos aquí las murallas de
Tartessos bañadas por el río Guadalquivir convertido en lago, ya al
final de su recorrido, mientras arrastraba estaño hasta el lugar)
. A partir de aquí una extensa región se aleja de la llanura de
aguas saladas, tierra adentro (el
dato indica que a partir de un punto el lago ya era salado; y antes
de ello estaba Tartessos; lo que nos obliga a situarlo tierra adentro
y quizás en la actual Sevilla) ; la raza de los
etmaneos la habita. Y después, por otro lado, hasta los labrantíos
de los cempsos, se extienden los ileates sobre tierras fértiles; si
bien las zonas marítimas las controlan los cilbicenos (de
nuevo vemos a los cempsios de Setúbal lindando con los iliotas que
trabajaban estas tierras de Tartessos).
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado: Otros dos mapas míos; en
este caso la distribución del Vaso Campaniforme y de los megalitos
-arriba-; y los yacimientos de ámbar y metales preciosos, junto a
sus rutas de búsqueda por el Mediterráneo y el Atlántico.
Abajo:
Otro mapa mío en el que fijo los
yacimientos y las rutas desde la más remota antigüedad. Observemos
que apenas hay cobre en mediterráneo Oriental
(a excepción de algunas minas en Chipre y Grecia, que pronto se
agotaron). Que tan solo hay yacimientos cúpreos en Cerdeña y la
Península; estos últimos, los más abundantes. Por lo que
para lograr cobre y estaño había que aventurarse hacia el Atlántico
o sino ir al Cáucaso y a la desembocadura del Danubio; todo lo que
suponía cruzar el estrecho del Bósforo que cuidaba y vigilaba
Troya. Aunque tras la
invención y difusión del Hierro (desde el siglo XIII a.C.), Troya y
Anatolia perdieron su hegemonía sobre este paso, siendo invadida por
los pueblos indoeuropeos (armados ya con el nuevo metal).
A)
– 3º. CONCLUSIONES AL ESTUDIO DE LA PROFESORA ARRUDA.
.
A)
- 3º- I. Nuestro concepto sobre precolonización y
protocolonización:
.
Como
expresábamos, Ana Margarita Arruda terminaba su nudo argumental
exponiendo que el problema del desconocimiento acerca de los posibles
precoloniadores de Portugal; estriba en el poco interés que siempre
ha suscitado el estudio del Bronce Final. De tal modo, no es
posible saber qué ha sucedido en aquellas tierras durante el segundo
milenio a.C., principalmente porque no se han excavado los
yacimientos que podrían aportarnos las pruebas de los
acontecimientos. Añadiremos que -a mi juicio- esto sucede,
porque los objetos y enseres que se obtienen en tales excavaciones
del Bronce Bajo, son de muy poco valor estético y del menor interés
museístico (aunque de un gran significado arqueológico). Pues una
simple ánfora fenicia o romana, puede ser más interesante para
exhibir y observar; que los fragmentos de cerámicas y piezas de
metal -desgastadas- que se obtienen en los suelos del Final del
Bronce. Donde la documentación que hallaremos se obtiene
desenterrando huesos, junto a simples trozos de barro rotos y restos
de metales cúpreos; todos en tan mal estado que a esos yacimientos
del segundo milenio se les suele denominar “basureros”.
.
Pese
a ello, aquellas “basuras del Bronce” pueden aportar más
documentación de la imaginable; ya que nos facilitan los datos
necesarios para saber quiénes vinieron hasta la Península durante
ese periodo (antes de la aparición del Hierro). Descubriéndonos
nuestros precolonizadores, junto a los protocolonizadores. Pues a mi
modo de ver, la “precolonización” peninsular (de los siglos XII
al IX a.C.) se produjo por efecto de la aparición del Hierro en
Anatolia y la difusión del nuevo metal por Oriente Medio, Egipto y
el Egeo. Una etapa que podemos fechar desde mediados del siglo
XIII a.C. al 950 a.C.; cuando en el Oriente mediterráneo los
hombres armados con hierro expulsan de Anatolia y Asia menor a los
antiguos moradores, que habían dominado la zona durante siglos o
milenios (hittitas y mittanios principalmente). Quienes se ven
obligados a huir de sus tierras (por empuje del hierro) y entre
los que se hallaban los que llamamos Pueblos del Mar; de los que
sabemos, vagaron cientos de años por el Mediterráneo, en busca de
territorio y patria. Aunque esas gentes del Mar lograron pronto
organizarse y armarse con hierro; atacando con furia las diferentes
islas y costas del Este. Enfrentándose a Ramsés III y llegando más
tarde a vencer a los ejércitos del Nilo; tanto que proclamarán una
dinastía con faraón de su raza (llamado Sheshonq I).
.
Por
su parte, sabemos que el resto de pueblos pertenecientes a las
culturas del Bronce que habitaban hasta entonces el Egeo, Creta o
Chipre (minóico-micénicos); entran en decadencia tras la aparición
del Hierro en Anatolia. Huyendo hacia Canaán o bien hacia las zonas
del Occidente lejano -al menos a mi juicio-. Conociéndose que
aquellos micenios y cretochipriotas exiliados, establecidos en la
zona comprendida desde el Sur de Siria hasta Egipto; terminan
denominándose filisteos o bien adoptando la religión judía
(incorporándose a Israel como algunas de las tribus del Norte).
Aunque nos falta por saber qué fue de los que marcharon hacia el
Oeste, siguiendo las rutas del estaño atlántico y llegando hasta
Cerdeña e Iberia. Así como el final de muchos de los Pueblos del
Mar, que sin lograr establecerse en Egipto ni en Oriente Medio o
el Egeo; se ven obligados a ir también hacia el Occidente. Siendo
algunos de ellos los que darían origen a los etruscos; que se
supone descenderían del pueblo Turta o Tirseno, escapado de Anatolia
y procedente de esas hordas del Mar (denominado Teresh en los
doumentos que los mencionan). Así como otros navegarían hacia
las costas de Cerdeña; donde iniciarían la civilización Nuraga,
nacida desde una de las tribus del Mar homónima (la “shardanas”).
Quedando residuos de la posible llegada hasta Iberia de los Mashawa y
de los Teresh. Pueblos del Mar que muchos ven entre las tribus
iberas del Sur, como los Bastetanos, Mastetanos y los Bastienos
(descendiente de los Mashawas). Siendo posible que entre los Teresh,
algunos se trasladasen hasta el Sur Peninsular, convirtiéndose en
turdetanos, túrdulos o tartessios.
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes mapas trazados por
mí (partiendo desde un atlas
de mediados del siglo XX). Arriba: La
bahía del Atlántico, hace tres mil años; desde el río Guadiana
(Ayamonte) hasta Cádiz-San Fernando. Observemos en su centro el Lago
Ligur, en la desembocadura del Guadalquivir. La
enorme ría comenzaba a la altura de Sevilla-Coria, donde por
entonces desembocaba el caudal, que por efecto de las mareas se
desbordaba antes, produciendo marismas en los campos de la actual
Carmona. Más tarde, llegaba su cauce ya irregular a Sevilla, donde
desembocaba el Guadalquivir en el “Lago Ligustino”, formando la
enorme ría comprendida entre aquel punto y Sanlúcar. En la zona de
Sevilla, quedarían al descubierto los cabezos (llamados carambolos),
semejando islas y montes a orillas del Guadalquivir; llegando así el
caudal aún cerrado hasta Coria del Río (igualmente en un alto, que
encauzaría las aguas justo antes de abrirse en el enorme lago).
Posteriormente, algunas montañas y promontorios saldrían de las
aguas, que finalmente desembocarían en el Atlántico; sorteando una
salida, entre la actual Sanlucar y el brazo de tierra de Doñana.
Al
lado: Mapa de la ría del Sado
que ya antes habíamos visto. Lo recojo de nuevo con el fin de
comparar este gran lago que contiene la desembocadura del Sado, con
el que había entre Sevilla y Sanlúcar hace tres mil años. La
riqueza de un lugar así no solo se cierne a su uso portuario y a su
disposición para ser habitado por los pescadores y marineros
-viviendo en sus barcas-. Sino, también contiene una enorme variedad
cinegética y de pesca, pudiendo allí cazarse infinidad de ánades a
la vez que se logran convertir sus canales en verdaderas
piscifactorías. Por lo demás, es posible cultivar gran parte de sus
terrenos, trabajados entre canales; que libres de agua salada -pero
compartiendo este mineral- dan cosechas de fácil labor y enorme
producción.
Abajo:
Detalle del mapa que habíamos
visto arriba, en este caso conteniendo solo una parte (la que se
refiere al antiguo Lago Ligur). Sobre este he marcado (con una
estrella y número) los lugares en los que con mayor probabilidad
podría haberse situado la desaparecida Tartessos.
1º-Primero,
con estrella y un 1: Emplazamiento en que creyó Adolf Schulten
estaría la ciudad (junto al Cerro del Trigo, en Doñana, al final
del Guadaquivir). Tras haber excavado allí incesantemente el genio
alemán, sin lograr dar con el paradero de la capital Tartessía (la
urbe real o “basileia”); muchos otros han sido de igual o
parecida opinión -entre ellos Juan Carlos Alonso, a quien debemos un
bellísimo dibujo de la zona que más abajo recojo-.
2º-En
segundo lugar (marcado con estrella y un 2): Algunas islas o islotes
que quedarían en mitad del lago,
al ser cerros. Entre ellas se destacan Casa Alta y La Compañía -que
de seguro estuvieron habitadas en época tartessia-.
3º-En
tercer término (marcado con estrella y un 3): Coria del Río. Una
hipótesis seguida por muchos, pero desarrollada por Fco. José
Barragán de la Rosa
de un modo tan laborioso como genial, en su “PÁGINA
SOBRE TARTESSOS”. Web que recomendamos visitar pulsando:
CAURA
Y ORIPPO EN EL ENTORNO DE TARTESSOS
4º-En
cuarto lugar (marcado con estrella y un 4): Sevilla (Camas,
Valencina). Esta hipótesis -a mi juicio- es la más probable,
considerando que Tartessos estuviera en el margen Oeste del
Guadalquivir, bajo la actual Sevilla. Quedando las ciudades santas al
lado opuesto del cauce: Camas
(con el cerro de El Carambolo), Valencina con sus dólmenes y Coria
(con los santuarios tartessios de San Juan). Siendo posible que la
margen derecha (S-Este) del Guadalquivir fuera zona habitada por la
población tartessia y sus nobles; mientras la orilla izquierda
(N-Oeste) fuese utilizada principalmente para fines religiosos. Todo
lo que explicaría la sacralidad de Doñaña (hasta nuestros días) y
los santuarios tartessios hallados en El Carambolo o en Coria.
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes mapas que recogen
el Lago Ligur, en la desembocadura del Guadalquivir. Arriba,
un precioso dibujo de Juan Carlos Alonso donde el autor ilustra con
imágenes muy bellas cómo pudo ser aquel Lago Ligustino; situando
Tartessos frente a SanLúcar
y marcando las ciudades, santuarios y puntos de mayor relevancia hace
veinticinco siglos. El dibujo fue publicado en el libro de Juan
Carlos Alonso “Tartessos -ocaso de un día y una noche-” (Madrid
1982); donde se explica el final de esta civilización en un relato
novelado con gran argumentación histórica, que debiera ser tenido
en cuenta por algún cineasta para llevarlo a la pantalla (como
documental o película).
Al
lado: Detalle del mapa publicado
en 1572 (Regni Hispaniae post
omnium editiones locupletissima descriptio). Hemos recortado desde la
bahía del Sado hasta el Norte de África; pues
si observamos aquí la desembocadura del Guadalquivir veremos
dibujada una enorme ría con varias islas en su mitad.
Al
lado: Detalle del mapa publicado
por Abraham Ortelius en 1586. De
nuevo lo hemos recortado, dejando el litoral desde Cádiz a Lisboa.
En este caso en la
desembocadura del Guadalquivir se observan dos grandes brazos
fluviales, con tierra en su mitad. A la salida de estos ríos escribe
(Tartessus Cir - ces Perkes et Baetis flumen); señalando los
distintos nombres que tuvo el río:
Tartessos, Casiteres, Perques y Betis). En
su zona de isla o tierra media de la desembocadura escribe CARYA
(dando a entender una identificación con Cauria -Coria- es
posiblemente Carteya también).
Más arriba marca Orippo en territorio de la isla central, que
termina en Lebrissa; comprendiéndose entonces que
aquel atolón que se halla en mitad del Guadalquivir llega tan solo
hasta la actual Lebrija.
Abajo:
Mapa del Lago Ligur e
inmediaciones, tal como lo publicó Adolf Schulten en 1921, en su
libro Tartessos (que ha
reeditado repetidamente la colección Austral, entre otros). En este
caso, el lago comienza desde Coria y sitúa Tartessos en el Cerro del
trigo, la desembocadura (en Doñana).
Por
todo cuanto decimos, a mi juicio, debemos denominar
“precolonizadores” a esas gentes del bronce venidas desde Oriente
Medio o del Este Mediterráneo; cuando se ven obligadas a huir de su
tierra de origen, desde el siglo XIII al X a.C.. Tras la
aparición y difusión del hierro, al desaparecer el mundo hitita
(primero) y más tarde Micenas y la Creta minóica. Debido a los
hechos que describimos, nos será posible comprender el recuerdo
que permanece en nuestras culturas del Occidente mediterráneo;
cuando sus leyendas hablan de que muchos de los primeros héroes
fundacionales procedían de Troya (llegando a Iberia, Italia,
Sicilia o Cerdeña, tras aquella guerra). Una contienda que -a
mi modo de ver- simboliza la caída de las civilizaciones de El
Bronce en Anatolia y su sustitución por las del Hierro;
fechándose los hechos que recoge La Iliada en ese periodo de cambio
entre ambas fases históricas (entorno al 1212 a.C.). Momento en que
quienes habían gobernado durante milenios esta zona del Oriente
mediterráneo; tras la aparición del nuevo metal, hubieron de huir o
rendirse al invasor férreo. Teniendo como único destino en su
exilio, algunas zonas de Canaán o de Occidente mediterráneo
(Italia, Sicilia, Córcega y Cerdeña o la Península Ibérica). Por
todo lo que entendemos que en numerosos casos, entre los tirsenos
y tarascos (etruscos y massiliotas), o en el mismo Sur de Iberia; la
mitología y las leyendas recojan que los fundadores de su cultura o
de ciudades costeras, fueron héroes venidos de Troya. Guerreros
troyanos, que como Menesteo originarían baluartes del Sur hispano,
como el que hoy conocemos con el nombre de Santa María (antes Puerto
Menesteo).
.
Consecuentemente,
y a mi juicio; aquellos venidos tras la caída del Bronce en Oriente
Medio, serían nuestros “precolonizadores”; llegados del
Egeo, de Creta o Chipre y Cerdeña. Pero también sabemos -por
evidencia de contactos anteriores entre el Mediterráneo y el
Atlántico-, que durante el tercer y segundo milenio a.C., hubo otras
olas de visitantes que viajarían desde el otro lado del mar, hasta
nuestras costas. Navegantes que vinieron durante más de dos milenios
en busca del ámbar, la plata y el oro (primero), pero más tarde
para llevarse el estaño y el cobre. Cuando se difunde y generaliza
la Edad del Bronce en Oriente Medio y Egipto (desde el 2800 a.C.
aprox.); momento en el que tuvieron que buscar los yacimientos del
metal cúpreo y de la cassiterita, tan escasos en el Mediterráneo.
Siendo estos primeros visitantes los que personalmente yo llamo
“proto-colonizadores”; quienes recorrerían nuestras costas en
busca de metales desde el 2800 al 1600 a.C.. Generando en la
Península y en la Edad del Bronce (Antigua y Media); potenciando a
su vez el megalitismo que desde entonces se confirmará como una gran
civilización atlántica. Cultura pétrea que reconstruirá o
construirá parte de sus grandes monumentos junto al Océano, durante
esta etapa que hablamos -el Bronce Antiguo y Medio peninsular,
entorno a los años 2800 y 1600 a.C.-.
.
De
tal manera, creemos que aquellas grandes moles pétreas
levantadas en tierras de Iberia y en las de Francia, en las Islas
Británicas y en el resto de lugares próximos a las costas europeas
(llegando hasta Escandinavia). Servirían como una identificación
cultural o señal religiosa, capaz de unir a aquellos que comerciaban
y trocaban en el litoral atlántico, con las gentes venidas por mar.
Aunando a los indígenas, que cruzaban en sus pequeños barcos las
playas y cabos de Europa, mercadeando sus enseres; al igual que haría
con los visitantes, llegados desde el Mediterráneo. Navegantes
todos: Unos autóctonos, que en sus canoas se atrevían a subir en
verano hasta los mares del Norte en busca de ámbar o metales
preciosos. Y otros extraños, que arribaban a nuestras costas
procedentes de Oriente Medio, de las islas del Egeo y especialmente
de Biblos. Visitantes del Este, que posiblemente por aquel entonces
no pasarían El Estrecho de Gibraltar; debido a su peligrosidad y
a la diferencia de navegación (entre la oceánica y la interior).
Trocando en las costas de Levante, Málaga y Almería, con los
habitantes del lugar y con aquellos del litoral atlántico que hasta
allí llevasen sus mercancías (por tierra o en barcos).
Cambiando allí metales y ámbar obtenidos desde tierras tan
“lejanas” como Portugal, Galicia, Bretaña, las islas Británicas
y el resto de costas europeas (hasta las de Escandinavia).
JUNTO,
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS:
Diferentes imágenes. Arriba,
mapa mío, de las principales zonas para batear oro en la Península
ibérica (marcadas las que también tienen plata). A su lado, los
puntos de hallazgo del Bronce Antiguo y Medio.
Al
lado, un
dibujo también mío de la sal que distribuimos en Japón; donde vendemos
“Marisol”, una de las mejores flores de sal del Mundo y que se
recoge en el Algarve. La existencia de innumerables salinas
entre Alcazer do Sal y Faro, cuya calidad es de las primeras
mundiales; facilitaría en la
protohistoria, no solo el comercio de salazones, sino también el
sistema de poder. Pues tal como explica en numerosos trabajos el
profesor Delibes (10) :
“durante la Antigüedad; tierra adentro la sal es como oro blanco”;
imprescindible para que no se pudran los alimentos y sobre todo para
fabricar embutidos y cecinas. De
tal manera, se entiende el poder que los tartessios (lusianos y
turdetanos) pudieron tener sobre los iberos de la meseta, donde en
ocasiones no existen minas de sal en centenares de kilómetros. Ya
que como expone
repetidamente Germán Delibes, desde la expansión del Vaso
Campaniforme, en la Meseta central las zonas de poder y de
aculturación van unidas a las salinas o al trasiego de la sal. De
este comercio y distribución pudo proceder la Ruta de la Plata,
habida cuenta que en esta zona de Castilla y Extremadura no hay
apenas sal (salvo en Villafafila, el Sur de Valladolid y Poza de la
Sal -en Burgos-). Pudiendo llevarse mulas y carros cargados de sal y
salazones, para traerlos llenos de oro y plata del Duero o de Orense.
Abajo:
Las principales vías de
comunicación del Sur, en etapa ibérica (desde
un primer mapa de J.L. Pellón que hemos mejorado). He completado el
plano con algunos datos y varias de mis ideas acerca de los
diferentes caminos que por entonces existirían: Ruta
de Heracles (desde Levante a Tartessos); Ruta de Aníbal, por la que
comerciaban los fenicios los metales de Andalucía y centro de la
Península. Ruta de Lisboa a Tartessos; Vías desde Tartessos a
Mainake y a Malaka (citada por Avieno).
De
tal manera, Tartessos sería el fruto de esa segunda
“precolonización” llegada desde el siglo XII a.C. a la
Península. Pueblos del Mar huidos al occidente y gentes venidas del
mundo minóico y del micénico, que por entonces tocaba a su fin.
Quienes con la ayuda de puertos y lugares intermedios (como Cerdeña),
se establecerían nuestras tierras, para reiniciar aquí una nueva
vida. Logrando rehacerse como mercaderes e intermediarios del
metal y distribuyendo de nuevo por el Mediterráneo, el oro, plata,
cobre y estaño del Atlántico. Valiéndose del apoyo de baluartes y
tierras situadas a media escala, en el camino hacia Oriente Medio;
lugares como Sicilia o Cerdeña, que les servirían de paso, puerto y
corte en las rutas de sus metales. Pudiendo comerciar de ese modo
las mercancías, sin que “extraños interesados” lograsen seguir
a los barcos hasta el Atlántico (para averiguar de dónde procedía
tanta riqueza...). Unos hechos que darían como fruto las nuevas
civilizaciones que nacen en la Península en esta etapa del Bronce
Final; principalmente Tartessos, surgida entre el siglo XI y el IX
a.C.; antes de que hicieran su aparición en nuestras costas los
hombres del hierro.
.
Finalmente
añadiremos que por “hombres del hierro” y verdaderos
“colonizadores”, hemos de entender a los fenicios y griegos;
quienes como colonos logran establecer sus urbes y factorías en las
costas de Iberia. Pese a ello, no hay que olvidar que vivieron en un
estado de convivencia y pactos perpetuos con los habitantes
autóctonos; tanto que en el caso de las ciudades helenas,
estaban sometidas a una extrema vigilancia, pues eran asaltadas por
los iberos (vecinos) cuando creían necesario acosar a los
visitantes. Por su parte, las ciudades fenicias también debieron de
convivir bajo acuerdos entre ambas partes (habitantes locales y
navegantes extranjeros). Aunque parece ser que el establecimiento de
baluartes fenicios se llevó a cabo por la fuerza y tomando
militarmente los puntos en los que estos querían establecerse. Pese
a lo expresado, tan solo podemos considerar verdaderos colonos a los
cartagineses; quienes tomarán bajo su mando amplias zonas de la
Península, donde incluso esclavizan y obligan a ser sus mercenarios
a tribus enteras ibéricas (aunque no debemos de olvidar que
Aníbal tuvo que casarse con la hija del rey de Oretania -Himilce-;
para poder explotar las minas del Alto Guadalquivir...).
.
Por
todo lo dicho; a mi juicio, los “precolonizadores” peninsulares
fueron aquellos huidos de Oriente Medio desde el sigo XIV al X a.C.;
y los “protocolonizadores” son los que desde el 2800 al 1300 a.C.
estuvieron visitando la Península, viajando desde el oriente
mediterráneo (para comerciar o intercambiar productos y bienes
con los habitantes autóctonos). Debiéndose pensar que los
precolonizadores ya se establecieron en nuestras tierras, aunque de
un modo no agresivo. Pues aquellos que llegarían huyendo de las
convulsiones del Hierro, producidas en Oriente Medio; tendrían que
buscarse un nuevo futuro en el extremo Occidente. Logrando de
seguro, abrir nuevamente el mercado de los metales que antes
dominaron (a través de Creta, El Egeo, Chipre o Biblos); algo que
seguramente pudieron hacer a través de intermediarios como Cerdeña.
Que fue la gran exportadora de cobre y estaño entre los siglos XIII
y el IX a.C., sin tener capacidad de producir las cantidades que
vendió. Un comercio de metales del atlántico famoso en el
Mediterráneo (durante los primeros siglos del milenio) que vendrían
siguiendo posteriormente nuestros “colonizadores”; aquellos
que vienen con Hierro, después del 825 a.C., fecha que se
considera como el inicio en las primeras visitas de fenicios al
litoral de Iberia (siguiendo a Torres Ortiz).
.
.
JUNTO,
SOBRE ESTAS LINEAS: Al
lado, templo romano de Évora
(fotografía nocturna de Chiho Onózuka).
Esta ciudad, parece por su nombre, su belleza y su grandeza, la
capital de los iberos desde los tiempos más remotos.
Es un punto central y crucial; encrucijada entre megalitos y
yacimientos de la Edad del Bronce, con una riqueza cultural y
estética que la hace incomparable. Abajo,
interior del Museo Arqueológico de Évora
(al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En
la vitrina podemos ver distintos objetos de la Edad del Bronce
(Antiguo, Medio y Final) entre los que destacan hachas planas, hachas
de talón (arriba), una espada de lengua de carpa (al lado) palmelas
(abajo), lingotes o espirales de oro (abajo). Cuencos (en medio),
espetos rituales (a la derecha), muñecos o exvotos de animales y
personas (abajo). Muchos de ellos han sido hallados en los lugares
que nos marca la profesora Arruda como yacimientos principales de
Portugal (Setúbal, Monforte, Arraiolos, Monsaraz, Évora etc).
A)
- 3º- II . DIFERENTES HALLAZGOS DEL BRONCE BAJO EN PORTUGAL, CON
INFLUENCIAS MEDITERRÁNEAS -SEGÚN LA PROFESORA ARRUDA-:
.
Tras
expresar Ana Margarita Arruda claramente que no se sabe más sobre el
Final del Bronce portugués y acerca de los “precolonizadores”,
porque no hay gran interés por excavar sus yacimientos (ni por
estudiar esa época). Viene a proponer un primer listado de
lugares que pertenecen a esta etapa, donde se han encontrado fíbulas,
enseres de metál o cerámicos y hasta construcciones con una clara
influencia mediterránea (principalmente Egea o Nurágica).
Comenzando por citar la Roca do Casal de Meio; ya comentado y
situado en la sierra de Arrábida, junto a Setúbal. Tras
hablarnos de aquel tholos, pasa a narrar hallazgos de igual carácter
en Alcazar do Sal. Mencionando concretamente una fíbula de
bronce, fechada entre el siglo XI y X y que claramente es igual a las
que se dan en zonas como Cerdeña (11)
. Pasando luego a mencionar otros tantos objetos y yacimientos del
Bronce Final con rasgos orientales, entre los que recoge:
-CABEÇA
DE VAIAMONTE (MONFORTE)
-CASTELO
DE ARRAIOLOS
-COROA
DO FRADE (ÉVORA)
-ROCHA
DO VIGIO (REGUENGOS DE MONSARAZ)
-SERRA
ALTA (MOURA)
-BALEIZÃO
(BEJA)
-PÉ
DO CASTELO (BEJA)
-ATALAIA
(OURIQUE)
-PASSO
ALTO (SERPA)
-NOSSA
SENHORA DA COLA (OURIQUE)
-A
QUINTA DO MARCELO
.
Si
a los antes citados, sumamos la Roca do Casal y las estelas decoradas
(que la profesora Arruda incluye como objetos de influencia
oriental); observaremos que son muy numerosos los hallazgos del sur
portugués pertenecientes al Bronce Final relacionado con el
Mediterráneo -al menos trece casos-. Pero no solo ello, sino a
mi juicio, también deberíamos apreciar la unión de estos
yacimientos con zonas del megalitismo. Todo lo que explica que el
Bajo Bronce en Portugal sea “nieto” de las civilizaciones
dolménicas; del mismo modo que el Bronce Antiguo y Medio sería el
hijo de aquellas culturas constructoras de megalitos -al menos, a
mi entender-. Pues si lo estudiamos bien, veremos siempre los
asentamientos de la Edad del Bronce junto a los puntos de enorme
afluencia dolménica. Tal como sucede con los yacimientos que
menciona la profesora Arruda, situados en la linea de Setúbal a
Évora, y de Monsarraz a Marvao. Un área de dominio pleno de esa
cultura ciclópea, que se iniciaría “mirando al mar”, buscando
ámbar, oro y plata -como parece evidente-. Pues bastará
comparar la situación de los megalitos y la de las minas o ríos con
oro y plata; para llegar a la conclusión de que esa civilización
se asentaba junto a las costas, siguiendo siempre vetas de metales
preciosos. Aunque su inicio se marca en una época en la que no
existía la metalurgia, sabemos que intercambiaban ámbar, gemas y
oro. Teniendo que trabajar el mineral de oro en frío; batiéndolo a
martillo y uniéndolo al golpearlo y modelarlo con el calor de las
hogueras. Por lo demás, para comprender la importancia de esta
civilización de los menhires, cromlechs y túmulos en Portugal, y su
unión con la Edad del Bronce, recogemos a continuación una sucesión
de fotos (donde podemos ver sus enseres, lugares y construcciones
comunes).
JUNTO,
SOBRE ESTAS LINEAS: Al
lado, dos cuencos del Bronce Bajo
-del Museo de Évora, al que
agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen- En
el de la derecha se observan influencias mediterráneas, el otro es
de tipología campaniforme; ambos vasos fueron hallados en Reguengos
de Monsaraz. Abajo
el dolmen del Olivar da Pena en Reguengos de Monsaraz.
JUNTO,
SOBRE ESTAS LINEAS: Al
lado, de nuevo el dolmen del
Olivar da Pena, de Reguengos de Monsaraz, fechado en el IV milenio
a.C.. En el interior del
megalito estoy yo, con el fin de que podamos proporcionar su tamaño
(no por otro motivo...). Abajo,
arco de entrada a la muralla de Monsaraz; maravillosa población que
corona esta llanura plena de megalitos.
JUNTO,
SOBRE ESTAS LINEAS: Al
lado, el
cromlech de Monsaraz, sito en
la bajada de su muralla (me encuentro observando su gnomon central).
Abajo, paisaje y
vista desde Monsaraz, comprendiéndose no solo la belleza de este
paraje cargado de megalitos, sino también el alcance del punto como
vigía.
A)
- 3º- III. LAS ESTELAS DECORADAS DEL SUDOESTE Y CONCLUSIONES DE LA
PROFESORA ARRUDA: (12)
.
Termina
la investigadora hablado de las estelas del Bajo Bronce; un
importante tema, que ya concierne directamente a Tartessos. Aunque
entre estas losas lusas decoradas se encuentran dos tipologías;
primero, las que llamamos “estelas alentejanas” y más tarde, las
denominadas “estelas diademadas o de guerrero” (tartéssicas).
Las primeras se consideran directamente antecesoras de las
segundas y fabricadas en una etapa muy anterior, que se calcula
entorno al siglo XIII a.C. (inicio del Bronce Final). Aunque estas
estelas del Alentejo no pertenecen exactamente a la zona, ni a la
cultura de Tartessos; marcan un territorio y una etapa anterior
común; un área pretartéssica que ya podemos fechar desde el 1300
a.C.. Momento en que se estaría fraguando lo que será el Bronce
Final a la “espera” del Hierro, todo que provocará el
florecimiento de Tartessos. Una civilización que hemos de suponer
surgida del intercambio entre Oriente y Occidente; motivada -como
dijimos- porque desde el siglo XIII a.C. se vieron obligados a huir
hasta nuestras tierras muchos pueblos, expulsados por las hordas del
Hierro. Antiguos habitantes del Egeo, de Creta, Chipre u Oriente
Medio; forzados al exilio cuando los ejércitos armados con ese nuevo
metal comenzaron a expandirse desde Anatolia (principalmente tribus
indoeuropeas). Logrando desde ese siglo XIII a.C. el triunfo
paulatino de los hombres del Hierro; que gobernaran la zona hoy
llamada Turquía y donde se establecerían como nuevas castas
dominadoras (indoarianas) tras la Guerra de Troya (1212 a.C. aprox).
.
Sería
este el momento en el que -ya dijimos- vendrían hasta el extremo
Occidente sucesivas oleadas de visitantes; unos exiliados y otros
con la intención de renovar los tratos comerciales, para poder
seguir distribuyendo por el Mediterráneo los metales preciosos del
Atlántico. Todo lo que generaría esa etapa denominada Bronce
Bajo, cuyo inicio se marca con la desaparición de la Cultura del
Argar (entorno al 1650 a.C.); una civilización peninsular que de
seguro estaba muy ligada al Egeo o al Mediterráneo oriental. Tanto
como para que al destruirse Creta y Chipre, con el terremoto y
estallidos del volcán Tera-Santorino (circa 1680 a.C.); poco después
desapareciese -El Argar- dando así comienzo e final del Bronce
peninsular. Más tarde, tras el descubrimiento del templado del acero
llevado a cabo en el Cáucaso hacia el 1400 a.C., los grandes
imperios del Este caen en manos de las tribus del Hierro.
Hablamos concretamente de la desaparición del mundo hittita (entre
el 1400 y el 1300 a.C.) y de erradicación del Heládico, tanto como
del Minóico palacial (entorno a ese siglo XIII a.C.). Tras ello
seguirán los distintos ataques e invasiones de esas hordas del
hierro, destruyendo paulatinamente las culturas de transición
surgidas en esta zona; como eran la Micénica y la Minóica
Postpalacial. Civilizaciones que fueron arrasadas por las invasiones
dorias que desde el 1150 a.C. les asediaban; logrando vencerles un
siglo más tarde, aprovechando diferentes terremotos que allí se
producen -expulsando del Egeo y de Creta a los minóicos y a los
micenios-.
.
Es
en estos años cuando “caerá” El Bronce en Occidente, aunque su
final pleno no lo veremos hasta que llegan los fenicios a nuestras
costas (circa 825 a.C. -siguiendo a Torres Ortiz-). De tal
manera, a mi juicio, se suceden las tres etapas fundamentales del
Bronce Bajo en Iberia; que a mi entender están marcadas por
los acontecimientos que se sucedieron en el otro lado del
mediterráneo. Como son:
-
Bronce (peninsular) Final I: A consecuencia de la explosión del
Tera-Santorino (1680 a.C.). Desaparición gradual de El Argar
peninsular.
-
Bronce (peninsular) Final II: A consecuencia de la caída del
Mundo hittita y aparición del hierro en Atatolia (1400 a.C.) =
Aparición de visitantes en nuestras tierras (Campos de Urnas desde
el 1350 a.C.).
-
Bronce (peninsular) Final III: A consecuencia de la caída de
Micenas y el mundo cretochipriota en manos dorias (1050 a.C.) =
Llegada de refugiados a nuestras tierras, inicio de nuevas culturas
como la tartessia (desde el 1050 a.C.).
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, el
cromlech de Los Almendros en Évora. Se considera que este conjunto
de círculos megalíticos, es el primer observatorio astronómico de
Europa y seguramente uno de los primeros templos.
Su origen se fecha a fines del VI milenio y comienzos del V a.C.;
aunque tiene varias fases. Las últimas pertenecerían a la Edad del
Bronce (entre el III y II milenio a.C.). Muchos de sus monolitos
están grabados con bajorrelieves de figuras geométricas, lineas que
recuerdan a cuerdas y -sobre todo- circunferencias y espirales, que
nos hablan de movimientos astrales o de planetas (estudiados a través
de estos menhires dispuestos en círculo).
Al
lado, Estela
de Ervidel-Beja; tomada de un
dibujo editado por Segundo Gomes e Monteiro, que hemos copiado y
retocado. Lo publica en su
estudio la profesora Arruda, anotando: “Ya
dije antes que en el caso de que la iconografía de las estelas de
tipo extremeño fue desde muy temprano el argumento más esgrimido en
la defensa de las tesis que preconizaban la existencia de una
“precolonización” (…) En
efecto, el origen oriental de los objetos representados en las
estelas llamadas “de guerrero o del Sudoeste”, nunca ha sido
cuestionado (enseres tanto de la fachada siro-palestina como del
Egeo). En cualquier caso, no parece
discutible que muchos de los objetos grabados en esta estela, así
como en otras pertenecientes a la zona de Cáceres y Badajoz tengan
un origen foráneo -concretamente las pinzas, los espejos, los peines
y las fíbulas-. Ya que no obedecen a patrones locales, reproduciendo
desde el punto de vista estilístico modelos de artefactos presentes
en grandes áreas del Atlántico y del Mediterráneo” (13)
.
Abajo,
otra imagen del Cromlech de
los Almendros (Évora) en la
que podemos observar esos
ortostatos grabados en algunos de sus monolitos. Sin lugar a dudas,
aquellas marcas en las grandes moles de piedra son el origen de las
estelas posteriores (del Bronce Bajo).
Fueran hechas sobre los
menhires, en las partes del cromlech o en las paredes de dólmenes;
aquellos bajorrelieves solían tener un significado astral,
planetario o bien para rememorar a los que enterraban. Hasta la Baja
Edad del Bronce (hasta el 1400 a.C. aprox) los bajorrelieves sobre
moles de piedra no tienen formas figurativas y se limitan a ser
ondulaciones semejantes a
olas, planetas, aguas y etc.; aunque aparece la figura de la
serpiente en algunos de ellos (como en el caso del monolito de Azután
-hoy en el Museo de Santa Cruz, Toledo). Finalmente, desde
mediados del II milenio veremos ya ídolos grabados en estelas y
menhires, como marcas de caminos o para venerar determinados lugares
(principalmente en las encrucijadas de las rutas de trashumancia).
Pero con la entrada por el
Pirineo de la cultura de los Campos de Urnas (en el siglo XIV a.C.)
se observan ya estelas decoradas, para utilizarlas como tapas o
lápidas en sus tumbas. Son estas, las llamadas “losas
alentejanas”.
JUNTO,
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, un
“escalón” en la iglesia de San Salvador del Mundo; sita en
Veiros de Estremoz (a pocos
kilómetros de Évora). Como podemos observar, contiene
un objeto labrado igual al que figura en las estelas alentejanas y al
que los expertos suelen llamar “ancoriforme”. La apariencia que
tiene esta losa situada en el suelo de la iglesia, es la de una
piedra renacentista (o gótica); donde se ha copiado esta
“herramienta” con forma de doble hoz
(quizás todavía usada en el renacimiento). Si así fuera, podríamos
lograr saber qué es este instrumento que figura en gran parte de las
estelas alentejanas, que tiene dos lados y aparenta una doble luna.
Un arma, que a mi juicio bien pudo ser un desjarretador de batalla
(usado para golpear las patas de los caballos y hacerles caer
desjarretados). Aunque el parecido del escalón es tanto con
aquellas estelas alentejenas, que nos
queda la duda de si esta lápida de la iglesia de Veiros será una
losa prehistórica (pese a
que su apariencia es la de estar tallada en el Renacimiento; más aún
dado su tamaño, pues mide unos dos metros de largo, mientras las
estelas alentejanas representan estas armas “ancoriformes” con
igual longitud a la de una espada).
Abajo:
Cartel de la conferencia sobre
estelas alentejanas, pronunciada por el último descubridor de una de
ellas: Miguel Serra. Quien
hace unos cinco años halló otro ejemplar de estas bellas losas que
datan de comienzos del Bronce Bajo -la encontrada por este arqueólgo
es la menor y que figura en el cartel a nuestra izquierda-.
Abajo:
Las
tres estelas alentejanas, halladas en las cercanías de Beja; la del
centro es la descubierta en el año 2013 por el arqueólogo Miguel
Serra -agradecemos
al Museo Regional de Beja y al patronato de Patrimonio del Alentejo,
nos permitan divulgar las imágenes-.
Estas losas proceden de Santa Vitória, junto a Mombeja; y todas
ellas lucen un extraño objeto en forma de media luna (que figura en
más de la mitad de las encontradas).
La existencia de esas losas alentejanas fue descubierta por el gran
arqueólogo portugués Leite de Vasconncelos, que en 1868 halló la
necrópolis de Santa Vitoria (asociada a sepulturas de la Edad del
Bronce). Desde entonces se conocen y
se han identificado un total de treinta y un losas; de las que al
menos diecisiete presentan este dibujo de un “áncora” doble
(que yo considero un “desjarretador”; arma con forma de media
luna que aún llevaban las alabardas de época moderna -bajo la punta
de lanza-). La última, fue sacada hace unos cinco años también de
Santa Vitória, concretamente del llamado túmulo del Monte del Olmo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, interior de la
iglesia de San Salvador del Mundo (Veiros de Estremoz) donde
se encuentra la estela o el escalón que hemos visto en imágenes
anteriores y del que hablamos a continuación. Abajo:
La lápida o bien la estela de la iglesia; en la foto se aprecia en
el lugar donde se halla en el suelo
(junto tumbas, en el lado derecho según entramos en el templo). La
hemos tumbado para facilitar su visión ampliada.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado, de nuevo, otra foto
de la lápida en la que al retocarla de luces he podido observar que
hay una inscripción en su cabecera.
No percibí la existencia de estas letras (que parecen muy antiguas)
y tristemente puse mi zapato en un lado; aunque ello nos puede ayudar
para comprender el tamaño de la losa. El
estado de la lápida no es peor que el que tienen algunas de las
halladas en Beja y no sería extraño que en el siglo XIX se
encontrase esta pieza en el campo y que luego se añadiera al suelo
del templo, al restaurar la iglesia
(como un escalón; pues vemos que el solado se ha reparado no hace
mucho). Abajo, el
exterior de San Salvador del Mundo en Veiros de Estremoz.
Esta población está muy próxima a Monforte, que contiene un famoso
yacimiento del Bronce Bajo.
Para
una mejor comprensión de lo que significan estas losas, seguiremos
tratando acerca de las formas de inhumación durante el Bajo Bronce;
centrándonos sobre las estelas decoradas y repasando cuanto ya hemos
expuesto sobre ello en otros artículos (14)
. Donde decíamos que en cuanto al modo de enterramiento en la
Península durante esta etapa final del Bronce, se alternarían los
tres tipos de tumbas en todo el territorio: En túmulo (dolmen), en
cistas bajo túmulo y -finalmente- en cistas simples y alejado de
megalitos (la más tardía). Destacando la llamada “cultura de las
cistas del Suroeste” que se produce en El Algarve, Huelva y
Sevilla, desde el Bronce Antiguo (mediados del II milenio a.C.); en
la que ya se enterraban en “fosas cubiertas” individuales,
manteniendo este rito hasta la llegada del Hierro. Algunas de estas
cistas tenían losas sobre los cenotafios, en las que se grabaron
símbolos de poder (como hachas, lanzas o puñales). Refiriéndonos
a las llamadas “estelas alentejanas”, que como sabemos se fechan
en el Bronce Final I y son el antecedente directo de las posteriores
estelas del Sudoeste -losas de periodo pretartéssico del
siglo XI a.C. (aprox.), con figuras talladas toscamente;
representando soldados, armamento, utensilios, animales y hasta
carros-.
.
La
profesora Ruiz-Gálvez, a tratar otro importante tema como es el de
las estelas menhir
(que a mi modo de ver son también un antecedente directo de las
estelas de guerrero tartessias). Recoge en su magnífico libro EUROPA
ATLÁNTICA EN LA EDAD DEL BRONCE un epígrafe intitulado: “Estelas
de Menhir, ídolos de guijarro y estelas alentejanas” (15)
;
donde comienza
por decirnos que las estelas menhir son representaciones masculinas,
mientras los ídolos guijarro contienen figuras femeninas toscamente
talladas.
Por su parte, la
autora afirma que al no contener una cronología posible, lo mejor es
identificar tales figuras con el megalitismo; aunque a mí
personalmente me “agradaría” más unirlas a la Edad de Bronce,
debido a que el megalitismo se inicia en el sexto milenio a.C. (una
etapa que parece demasiado temprana para estas piedras con
bajorrelieves). Sobre ello, he de añadir que a
mi juicio, un cipo de piedra con una figura así grabada puede tener
preferentemente tres usos
o sentidos: Primeramente como cipo
funerario;
en segundo, lugar como demarcador
de un lugar sagrado o conmemorativo;
y en el tercero, como
linde de frontera territorial, religiosa o de caminos.
Habiendo de descartar en el caso de las estelas-menhir y en los
ídolos guijarro, su uso como gnomons (tal como se hacía con los
cromlechs y menhires); debido a la falta de altura y a la poca
uniformidad de estas.
.
Por
lo demás, existen
otras losas megalíticas y de El Bronce (semejantes en tamaño, pero
no en sus grabados), donde sí se muestra un uso como señalizador de
estrellas o de caminos.
Piedras de igual o mayor porte, pero que
principalmente contienen cazoletas y boquetes, donde incluso pueden
verse las constelaciones representadas. Respecto a ello, recomendamos
ver el magnífico blog de Gustavo
Pascual Hermida
MÁS
QUE PETROGLIFOS:
Continuando
con el texto de Ruiz-Gálvez, la autora relaciona los cruces de
caminos y las vías más antiguas, con la aparición de esos
menhires-estela o de los ídolos de guijarro. Lo que parece
absolutamente lógico; puesto que la señalización y sacralización
de las rutas, debió ser tan importante como indispensable para el
comercio, la trashumancia y la supervivencia (tal como hemos
comprobado en las imágenes anteriores, donde vimos astros marcando
la “Ruta de la Plata” y “El Camino de las Estrellas”).
Considerando la investigadora que esos cipos en los que grabaron
formas “humanóides”, demarcarían principalmente las vías
pecuarias; todo en lo que estamos plenamente de acuerdo.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al
lado: Estatua Menhir Villar de
Ala; tal como la muestra el Museo Arqueológico de Soria
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Se
fecha al menos hacia 850 a.C. y se trata de una estela de camino
anterior a las lápidas tartessias;
por lo que algunos autores la datan en el siglo X a.C.. Si la
observamos detenidamente veremos que
la figura antropomorfa que se representa, contiene a la altura de su
cintura una de estas armas “ancoriformes”.
Abajo; podemos ver
el detalle de este objeto con
forma de áncora o media luna, que se halla en el menhir con
bajorrelieves de Soria.
Acerca
de las estelas alentejanas, que antes estudiábamos; en cita (16)
recogemos un comentario del profesor Mederos, donde escribe
que estas losas nos “introducen en el
armamento europeo hacia el 1300 a.C.
(de) Grecia, Bohemia, la región Carpática y la propia Península
Ibérica. Estas modificaciones se refieren a las espadas (Rosnöen y
pistiliformes), a las lanzas y también al armamento defensivo,
principalmente a los escudos (....) la primera tipología que
establece Almagro Basch,
que las simplifica en dos grandes
grupos, uno primero de estelas
panoplias o tipo 1Ia , que solo
representan armas (...) El
segundo grupo
o subtipo 1Ib (...)
ya incluye figuras antropomorfas
(...) Uno
de los elementos más característicos que permite diferenciar a
grandes rasgos las estelas del
Bronce Final I o Bronce Tardío, de las estelas del Bronce Final II
-a partir de ca. 1325 a.C.-, es
la técnica utilizada”. Por su parte,
Ruiz-Gálvez ratifica que se trata de losas muy diferentes a las
estelas menhir o a los ídolos de guijarro -que, como vimos,
servían para delimitar áreas-; siendo el uso de las alentejanas
simplemente funerario. Utilizadas como cobertura de tumbas y unidas a
las cistas individuales. Pese a no tener representaciones
humanas, como dijimos en ellas aparece un objeto igual al que
figura en muchas estelas-menhir; que llevan grabado una herramienta
semejante a un ancla. A mi juicio estas “áncoras” esculpidas
en las losas alentejanas y en algunas esculturas de menhir, serían
armas y más concretamente “gujas”. Unas hoces que se
utilizaban para desjarretar y que de igual manera se usaban para
luchar, e incluso para rituales donde hacía falta podar o cortar
limpiamente ramas y miembros. Lo que se ratificaría, porque en el
Alentejo esas “ancoras” se representan junto a armas, mientras en
las estelas-menhir se hallan a la altura media del personaje; la del
cinturón, donde se suele colgar el armamento.
.
Por
cuanto vemos, en la clasificación de objetos del Bajo Bronce
portugués con influencias mediterráneas; la profesora Arruda
quizás unifica las estelas decoradas tartessias, con estas primeras
y muy anteriores (llamadas alentejanas). Posiblemente porque
en todas ellas aparecen elementos orientales, en forma de lanzas,
puñales, escudos, espadas y hasta peines, espejos o liras; que en
el caso de las tartessias actuan como atributos de los personajes
representados en ellas (ver arriba la estela de Ervidel-Beja;
donde observaremos junto al guerrero un peine, un espejo y una lira
-además de una lanza, un escudo y un perro-). Consecuentemente y
para terminar este comentario al estudio de Ana Margarita Arruda,
recogeremos de nuevo lo que expresa acerca de las
representaciones en las “losas decoradas” del Alentejo: “la
iconografía de las estelas de tipo extremeño fue desde temprano el
argumento más esgrimido en la defensa de las tesis que preconizaban
la existencia de una `precolonización´ (…) el
origen oriental de los objetos representados en las estelas llamadas
de guerrero o del Sudoeste (enseres tanto de la fachada
siro-palestina como del Egeo) nunca ha sido cuestionado (…)
Ya que no obedecen a patrones locales, reproduciendo desde el punto
de vista estilístico modelos de artefactos presentes en grandes
áreas del Atlántico y del Mediterráneo”.
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS: Diferentes
mapas trazados por mí. Arriba,
plano comparativo, con la distribución de los megalitos en la
Península, siguiendo a Kalb. Abajo,
la parte Oeste del anterior, añadiéndole las rutas fluviales y
marítimas durante la antigüedad. A su lado, mapa que
presenta Marisa Ruiz-Gálvez en su obra “La Europa Atlántica en la
Edad del Bronce” -ver cita (15)
- ; donde podemos
comprobar estas rutas ancestrales de navegación fluvial y marina en
Portugal y el Oeste de Iberia.
El
siguiente trabajo que vamos a analizar está escrito por Raquel
Vilaça, quien comienza exponiendo que los estudios de Kalb dieron un
giro radical a la prehistoria y protohistoria de Portugal. En el
mapa que he trazado siguiendo a este autor, podemos ver claramente
que el megalitismo es una civilización marinera y ligada al eje
atlántico europeo. Si observamos los distintos planos que hemos
dibujado sobre situación de megalitos y época a la que pertenecen;
veremos además, que los más antiguos (del final del VI milenio y
comienzos del V) están unidos al Algarve portugués, a Galicia, la
Bretaña francesa y a Irlanda -todos ellos, lugares muy ricos en
oro y ámbar-. Más tarde (en el IV milenio y hasta mediados del
III), aparecerán megalitos por el resto del litoral atlántico
peninsular, por el Cantábrico, el resto de costas de Francia, Gran
Bretaña, toda Irlanda, costas de los Paises Bajos y Alemania,
llegando al Báltico y Escandinavia -todos ellos, lugares ricos
en oro, plata y en ámbar-. Desde el III y II milenio a.C. ya
veremos megalitos en zonas más cercanas al Mediterráneo Norte, como
Cataluña o el Pirineo; seguramente por efecto de la búsqueda de
oro en esa cordillera y por la proximidad entre el Cantábrico y el
Mediterráneo siguiendo la ruta de los Pirineos, desde el lado de
Francia. Sea como fuere, estos megalitos de Cataluña son más
recientes y se deben normalmente a exploraciones de la Edad del
Bronce (tal como sucede con los que aparecen en centro-Europa, en
Cerdeña o en la zona central francesa).
B)
REFLEXIONES EN TORNO A LA PRESENCIA MEDITERRÁNEA EN EL CENTRO DEL
TERRITORIO PORTUGUÉS EN EL TRÁNSITO DEL BRONCE AL HIERRO. Por
Raquel Vilaça:
(17)
.
El
texto de la profesora Vilaça, estudia el mismo tema, aunque trata la
franja territorial portuguesa desde la orilla norte del Tajo, hasta
el Duero. Analizando los yacimientos
del Bronce Final con influencias mediterráneas; desde la margen
“derecha” del Tajo hasta llegar al que fue “el afluente del
oro” (D´ouro). Todo lo que comprende
la zona central de Portugal;
explicando que aquel Tejo portugués no fue por entonces una
frontera, sino un lugar de unión. Aunque aquel es el punto donde la
profesora Arruda apuntaba el último vestigio del Bronce con
reminiscencias mediterráneas; pasando a continuar Raquel Vilaça
desde allí el estudio -desde donde comienza a recoger hallazgos del
mismo tipo-. Por todo ello, ambos
trabajos son muy parecidos en su exposición y análisis; y aunque
tratan de zonas distintas, su forma de ver y de determinar
conclusiones, es cuasi paralela.
Tanto es así, que la profesora
Vilaça, al comienzo de su exposición nos explica lo que ya hemos
anotado: Que el Tajo no es una frontera durante el Bronce, sino muy
por el contrario un elemento “aglutinador”.
Lo que obliga a pensar, que cuanto se
va a encontrar de un lado y del otro de este río -perteneciente al
Bajo Bronce-, será más o menos similar (por no decir igual). Todo
ello me lleva, a resumir el trabajo de la profesora Vilaça, sin
tantos comentarios añadidos como hicimos con el anterior;
no porque sea de menor valía al estudio de la profesora Arruda, sino
por no repetir cuanto ya hemos
expuesto. Pues como explicamos,
ambas aportaciones son muy semejantes en sus planteamientos, aunque
lo que describen sea muy distinto (al tratarse de dos áreas
diferentes).
.
Comienza
Raquel Vilaça comentando que los trabajos de Kalb y de Coffin
marcaron un antes y un después en la historia del Bajo Bronce
Portugués; al recoger numerosos datos y enseres que demostraban la
presencia mediterránea en tierras lusitanas durante esa etapa
anterior al Hierro (17a)
. Continua
la autora expresando la existencia de nuevas tesis que apoyan cómo
la población de Portugal, situada
junto al mar durante la Edad del Bronce; no
se establece allí de un modo aleatorio, sino bien premeditado y
medido -refiriendo una intención de comercio o expansión de sus
metales- (17b)
. Considera
asimismo la investigadora que
el mundo funerario de Portugal en esta época era muy distante del
mundo de los vivos; y aunque hubo prácticas de incineración, ella
cree que nada tuvieron que ver con influencias orientales
(17c) .
Unas ideas que no podemos compartir,
pues parecería más probable que esas prácticas rituales con
participación del fuego pudieran tener origen muy lejano. Además es
de destacar, que existían ritos similares y coetáneos en las Islas
Británicas, como en StoneHenge -por ejemplo-, donde se quemaban los
cadáveres para luego arrojarlos a un río cercano (Avebury).
.
Continuando
con el trabajo que analizamos, más tarde nos
dice la profesora Vilaça que debido a los numerosos hallazgos
de influencia mediterránea en el Portugal del Bronce; plantearse
ya
“La
existencia de contactos entre las poblaciones más occidentales de la
Península Ibérica y las oriundas del Mediterráneo,
en un tiempo anterior al establecimiento permanente de los Fenicios
(…)
es
un problema que hoy ya no tiene sentido”
-pasando
a citar numerosos hallazgos que lo corroboran-
(17d)
.
Así, seguirá expresando que para el Bronce Final, las
dataciones de C-14 dejan claro y sin posibles dudas, los contactos
entre el Mediterráneo y las costas portuguesas.
Un hecho en el que insisten profesores españoles de la talla de
Almagro-Gorbea o Ruiz-Gálvez. Denominando a estos contactos
“precoloniales” o “protocoloniales”, e
incluso viendo a los sardos detrás de aquellos;
algo que a juicio de Raquel Vilaça ya es más difícil de determinar
(17e)
.
.
Sigue
anotando la profesora
(textualmente) que:
“La
intervención de micénicos, chipriotas, sirio-fenicios y sardos, ha
sido apuntada por diversos investigadores, admitiéndose
también la existencia de tripulaciones multiétnicas, con
participación de indígenas y navegantes atlánticos en los viajes
que cruzaron el Mediterráneo (...) Sin embargo, en
ese contacto con la Península, el papel principal se ha atribuido
con argumentos pertinentes a los navegadores sardos, que incluso
tendrían bases establecidas en el territorio portugués
(...). Ya esta última hipótesis
nos parece mucho más difícil de aceptar principalmente porque no se
ha explicado lo que se debe entender por esas «bases sardas»
(…); y ni siquiera el siempre recurrente ejemplo del túmulo de la
Roca del Casal do Meio (Setúbal), es tenido por muchos como una
sepultura de navegantes sardos (17f)
.
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado,
la famosa estela de Abóbada, hallada en la población bejana de
Almodóvar -S. Sebastián Gomes Aires- y
propiedad del Museo Regional de Beja (al que agradecemos nos permita
divulgar la imagen). Fue hallada en 1972 y se trata de un
descubrimiento de gran importancia, pues contiene
una inscripción tartessia y una figura (con dos palos en sus manos,
que parecen armas o bien bastones y estandartes) -la
hemos destacado sobre fondo naranja, para que puedan verse bien sus
rasgos-. Cuando fue hallada,
se encontró sobre una vasija con un ajuar de cenizas (quizás huesos
inhumados) y volteada; con la cara inscrita hacia el suelo.
Por lo que no saben si cayó sobre aquella gran vasija o bien fue así
colocada cuando se enterraron los restos; aunque el sentido común
hace pensar que se habría volcado (pues su forma nos lleva a pensar
que se labró para ser clavada en tierra por su parte baja). Tras
su hallazgo, excavaron alrededor, encontrando más tumbas (sin “tapa”
o “losa”, pero semejantes); y careciendo de pruebas de C-14, a mi
juicio podemos datarla hacia el 700 a.C. -conforme
a su singularidad y a sus inscripciones, de tipo turdetano muy
temprano-. Abajo,
una fotografía de la iglesia mayor de Beja, donde actualmente
se celebran exposiciones sobre la civilización lusa del final del
Bronce. Como hemos visto el territorio bejano es de una enorme
riqueza arqueológica y en las
cercanías de esta ciudad portuguesa se han hallado varias estelas
alentejanas (además de algunas tartessias).
Continúa
la profesora Vilaça, afirmando que aunque aparecen restos sardos en
El Carambolo y en zonas de Portugal durante esta etapa anterior al
Hierro, ello no significa que los enseres hallan sido llevados por
marineros de Cerdeña, pudiendo haber sido traídos por navegantes
fenicios
(17g)
.
Todo
lo que a mi modo de ver, es plantear la hipótesis menos probable;
pareciendo “difícil” que comerciantes púnicos viajaran hasta
Cerdeña, para adquirir piezas cerámicas de poco valor en esta isla,
con el fin de exportarlas luego a nuestras tierras (aún antes de
existir colonias fenicias en Iberia y en occidente, ni los puertos
púnicos de Cerdeña -menos el de Cartago-).
Además, por proximidad geográfica y por la unión entre los sardos
y las culturas peninsulares -tanto
que la Talayótica debemos adscribirla a su influencia-; parece
más lógico considerar a Cerdeña un puente entre Oriente Medio y el
Extremo Occidente. Acerca del mismo tema, sigue escribiendo la
autora: “En
otro registro, y sin negar el papel de los sardos en las
comunicaciones marítimas E-W, recientemente se ha reconsiderado como
probable, el intercambio de bienes por vía terrestre
(...). En la misma línea se
puede insertar
-ciertamente-
la hipótesis que valora la existencia de contactos más estrechos
entre el territorio portugués (central) y el Norte de Italia, por
tierra.
Sobre la base de que los carros de Baiões tendrían su paralelos más
estrechos en el carro de Bizencio (Viterbo)” (17h)
.
.
Tras
las anteriores palabras, escribe también Raquel Vilaça
(textualmente):
“navegamos en el campo de las posibilidades y no en el de las
demostraciones” (...) “recientemente he reconsiderado como
probable, el intercambio de bienes por vía terrestre” (17i)
.
Ante
tal afirmación me permito añadir que hablamos de la Edad del
Bronce; donde no había calzadas ni vías internacionales, más allá
de las rutas pecuarias, cerradas para los habitantes trashumantes.
Pese
a todo y conociendo que existiera un
intercambio de mercancías por vía terrestre;
siempre estaría
ajustado a esas rutas de trashumancia y fieramente controlado por los
pobladores locales. Siendo casi imposible que extraños al territorio
disfrutasen del paso
o de los derechos de transportar sus reses por tierras ajenas (menos,
las mercancías). Debiendo cruzar todos los caminos de un modo
semejante al que realizan actualmente los pastores en las Cañadas
Reales: Siempre bien vigilados, con el fin de que ninguno salga de la
ruta marcada y sobre todo para evitar percances con los habitantes
del lugar, o robos de ganado.
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, Mapa de las rutas
desde Cerdeña. Primero Cerdeña-Lisboa por tierra (en negro y azul);
podemos ver cómo se tardaría más de dos meses,
pues se inicia navegando por mar unos 800 kmts. hasta el Norte de
Italia y allí desembarcando; para dirigirse a Lisboa, en una ruta
que hoy por carretera sería de 2200 kmts.. En
rojo, he marcado la vía marítima desde Cerdeña a Lisboa, de unos
quince días de navegación que suponen unos 1800 kilómetos o mil
millas (aprox). Finalmente
he marcado en morado una linea recta que uniría Lisboa con Alicante,
siguiendo el grado 38,5 (de
Benidorm a Setúbal). Bastando
para orientarse, seguir la sombra con esa inclinación y marchar en
linea recta desde Alicante
hasta la desembocadura del Tajo.
Al
lado, La linea del grado
38,5; este paralelo (38º,30´) pasa por un lugar cercano al
Strómboli, sigue por Calgari en Cerdeña y llega al sur de Baleares,
arribando a Benidom (más
concretamente a Finestrat; donde se sitúa el monte con el diente
roto, llamado Puig Campana). Para
navegar siguiendo la sombra a esa altura, solo hay saber la fecha
(calculando que desde los equinocios, el ángulo del Sol o de la
Estrella Polar, avanza o atrasa algo más de ¼ de grado). De
esta forma, orientados por la linea de sombra o de altura de la
Polaris (bastando usar un mástil y una regla de grados) se llega en
linea recta a destino. Ello
me hizo pensar que desde la Alonis griega (Benidorm, Villajoyosa)
hasta Cetóbriga (Setúbal) pudo haber un camino recto; pasando
por puntos en los que se han hallado numerosos yacimientos y
santuarios de la más remota antigüedad.
Abajo:
A la izquierda , mapa de la trashumancia según Braudel, tal como lo
recoge Marisa Ruiz-Gálvez en su libro Europa Atlántica en la Edad
del Bronce -ver cita (14)
-. Hemos
añadido al plano, las rutas más importantes ibéricas, como la de
La Plata, la de Herakles y los caminos de Santiago
(por donde se supone llegaban hasta el Atlántico los objetos, desde
territorio medio de Francia). Como podemos ver en el plano aumentado
a la derecha, las vías de
trashumancia ibéricas terminaban en el Pirineo y en Las Landas.
Debido a ello, las rutas comunes para comerciar con la Península
fueron siempre marítimas (pues además Iberia es tierra de grandes
cordilleras, todo lo que dificulta más el transporte por tierra).
Observemos asimismo que entre Portugal y España apenas hay
trashumancia antigua; todo lo que lleva a pensar que los portugueses
no tenían la ganadería como medio de vida esencial y que además,
no precisaban tanto del traslado de reses (ya
que su tierra no es tan radical de clima como la española). Ello
supone que apenas había grandes conexiones terrestres entre las zona
lusa y el resto de la Península; obligando a deducir que las
comunicaciones portuguesas eran marítimas o fluviales.
Por
lo demás y en lo que se refiere al cálculo de probabilidades, para
considerar que una pieza cerámica o de bronce, ha podido viajar
desde la isla sarda a la desembocadura del Tajo, por vía terrestre;
hemos de estudiar la distancia y dificultades de transporte. De tal
modo, hoy sabemos que entre Cerdeña y Lisboa
-viajando primero por mar y luego en carro desde Italia a Francia y
Portugal- hay unos tres mil kilómetros: Ochocientos desde Cerdeña a
Milán y dos mil doscientos de Milán a Lisboa. Aunque hemos de tener
en cuenta que primeramente habrían de llevar las mercancías (por
vía marítima) desde Cerdeña a Italia y luego hasta el Norte
italiano, por tierra. Una etapa inicial en la que se tardaría al
menos semana y media (unos 8 días para recorrer la travesía marina
desde Cerdeña hasta el Norte de Italia y 2 jornadas más para
descargar mercancías y llegar hasta las vías interiores de
comercio). Tras ello, en los 2200 kilómetros restantes, se tardaría
más de cuarenta jornadas (siempre que lograsen tener paso por todas
las vías y nadie robase las mercancías). Todo ello, supone
un viaje marítimo terrestre de unos cincuenta días; con enormes
problemas, pues deberían de cruzar por territorios de muy diferentes
culturas
(donde incluso no había rutas de trashumancia, tal como sucedía en
Francia).
.
Muy
por el contrario, si llevamos las piezas de cerámica o bronce por
mar;
la distancia entre Cerdeña y Alicante (siguiendo una ruta en barco
Este-Oeste puro) es de 400 millas marinas -unos 750 kilómetros-.
Navegando una velocidad mínima y constante de 2,7 nudos (5
kilómetros hora), obtenemos 65 millas diarias de avance (unos 120
kilómetros día); por lo que en
algo más de seis días cruzaríamos desde Cerdeña a Alicante.
Luego, costeando, se llegaría hasta Gibraltar en otras cinco
jornadas y desde allí sabemos que en tres o cuatro días se
alcanzaba Lisboa
-por mar, en verano-; aunque ya nos dijo Avieno que también iban por
tierra (en invierno) y tardaban unas cinco o seis jornadas desde la
desembocadura del Guadalquivir hasta la del Tajo (subiendo el
Guadiana,). Es
decir, que mientras el viaje desde Cerdeña a Lisboa en barco era de
menos de quince días, además de seguro y sin grandes problemas de
robos, ni de abastecimientos (pudiendo regresar con la embarcación
llena de mercancías). La travesía por tierra tardaba casi dos
meses, siendo muy probable que en el trayecto te asaltasen o te
impidieran seguir -al
pasar por territorios extraños; máxime cuando se debía cruzar
Francia, que carecía de caminos trashumantes-.
.
Por
cuanto hemos dicho, hay que considerar que en la Edad del Bronce era
más fácil llegar desde Biblos hasta Portugal (navegando en verano);
que desde el Pirineo a Milán, andando. No solo por la carencia
de caminos y de servidumbres de paso; sino sobre todo por la enorme
inseguridad de aquella antigua Europa interior. Pero es que además,
hemos de comprender que en caso de llegar desde el Pirineo a Milán
por caminos, muy pocos podrían hacerlo en carro o a caballo, debido
a que en esta época las cabalgaduras y los vehículos de tiro eran
escasos y muy caros (no usándose para el transporte, sino para
la milicia). Aunque lo que realmente aumenta la probabilidad de
que un objeto cerámico o de bronce sardo, hallado en Lisboa, fuera
transportado desde Cerdeña en barco (no por vía terrestre). Es
la circunstancia indiscutible de que en un carro o en unas
alforjas, apenas hay espacio; mientras una nave de quince metros de
eslora puede cargar más de quince toneladas de mercancías (tal
como se comprobó en el pecio de Uluburún, datado en el 1300 a.C.).
Ello supone, que en un solo viaje desde Cerdeña hasta Lisboa
pudieran transportar miles de kilos de cobre y estaño, además de
ámbar, plata y oro. Todo trasladado por mar, en una etapa en que
muy pocos navegaban y de un modo que durante la Edad del Bronce sería
difícil de interceptar o robar -a menos que los propios sardos
pirateasen mercancías en los barcos de sus compatriotas-.
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, de nuevo la linea
del paralelo 38,5; esta vez trazada desde Setúbal a Évora y la de
Lisboa a Almendralejo. Como
sabemos, en Évora está uno el cromlech más importante y antiguo de
Europa (Almendros). A su vez, en Almendralejo se halla el túmulo
Huerta Montero, muy llamativo por su orientación al solsticio.
Al
lado, La linea del 38º30´,
pasa también por el Monte Parnassos de Grecia; donde
se hallaba el famoso santuario de Apolo de Delfos. Esta
montaña (una de las más altas de a Hélade) era ya un centro
religioso y de adoración en el IV milenio a.C., tal
como pudieron mostrar las más recientes excavaciones de sus cuevas
en la cumbre. De hecho su nombre es eteocretense y se considera que
el culto al Parnassos procedería de etapas minóicas muy antiguas.
En una supuesta linea del 38,5 hemos localizado también algunos de
los principales santuarios y yacimientos ibéricos, dolménicos y
lusitanos.
Al
lado: Pulseras de Estremoz
(Portugal) de de Villena (Alicante), tal
como las muestra el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos
nos permita divulgar nuestra imagen). Pudiera
resultar absurdo proponer un camino directo entre Setúbal-Évora
(Portugal), hasta Yecla-Villajoyosa (España); aunque no tanto si
observamos las joyas aparecidas en Villena y en Estremoz (poblaciones
muy cercanas a Villajoyosa y a Évora, respectivamente). A
ello, hemos de unir que muchas otras piezas de orfebrería halladas
en el Alentejo son iguales a las de Villena.
Estas joyas están fechadas entre los siglos XII al IX a.C. (según
autores) y su método de fabricación es oriental, a través de cera
perdida (un proceso ajeno a
los medios autóctonos de trabajar el oro).
Quizás en estas listas de objetos y lugares del Bajo Bronce con
influencias orientales debemos incluir estos artículos de joyería,
cuyo proceso de fabricación, calidad de trabajo y estilo; hablan de
un contacto pleno con Oriente Medio
(posiblemente con Creta o con Ugarit).
Abajo:
Latitudes de las urbes ibéricas, según Ptolomeo. Las coordenadas
que recoge tienen pequeños errores, aunque vemos en este mapa cómo
ya en el siglo I conocían perfectamente la situación en el Planeta
de las ciudades (por muy
lejanas que estuvieran). Sobre
este mapa he trazado una linea azul con la que vemos por dónde
pasaba un camino recto desde Alonis a Cetóbriga (desde
Finestrat-Villajoyosa a Setúbal-Palmela).
Continuando
con el estudio de la profesora Vilaça, pasa posteriormente a
comentar acerca de los hallazgos del Bronce, la dificultad añadida
que entraña saber si los objetos encontrados son importaciones o
bien imitaciones -de otros enseres previamente traídos desde
tierras extrañas-. Aunque para resolver aquellas dudas, cita
a la profesora Armbruster, quien afirma que para imitar un
objeto ajeno, los artesanos que hacen la réplica han de haber
recibido instrucción y contacto pleno con quienes hicieron -o al
menos con los importadores del original- (17j)
. Consecuentemente, aunque algunos consideren piezas como los
bronces portugueses de Baiôes, una reproducción local; siempre
necesitarían una enorme conexión con el punto de procedencia.
Por su parte, autores de la talla de Almagro-Gorbea, son partidarios
de catalogar estos bronces como piezas procedentes de la zona
sirio-palestina y chipriota; o en su caso, obra del Pueblo del Mar
Shardana (sardos; tal como también cree Almagro-G. que son los
espetos y ganchos de carne). Aunque otros consideren que son
reproducciones autóctonas, sin faltar el que añade que esos bronces
de Baiôes incluso puedan ser fenicios -pese a que han de datarse
hacia el siglo X, cuando los púnicos no navegaban aún por el
Atlántico- (17k) .
.
Finaliza
la autora esta parte de su trabajo mencionando las investigaciones de
Ruiz-Gálvez y de Jaime Alvar; exponiendo las diferencias que estos
profesores españoles inciden, al destacar y diferenciar términos
como el de “precolonización” o “protocolinzación” a fines
de El Bronce. Pasando
finalmente a enumerar los objetos y yacimientos del Bajo Bronce
portugués
situados entre el Duero y el Tajo, con influencias mediterráneas.
Escribiendo
Raquel Vilaça:
“En
el conjunto, son catorce los puntos donde encontramos tales
testimonios, todos ellos correspondientes a sitios comunes del
hábitat del bronce; un aspecto que importa destacar.
Veamos, sucintamente, lo que nos dicen cada uno de ellos, en términos
de tipología de artefactos, funcionalidad, contextos de uso y
cronologías -en particular radiocarbónicas- (17L)
:
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado,
mapa
de Raquel Vilaça con los lugares entre el Tajo y el Duero, en los
que se encontraron restos del Bajo Bronce con influencias
mediterráneas. Abajo,
espetos
de carne del Bronce Bajo, tal como los expone el Museo de Évora
(al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Pertenecen
estos espetos a la coleccion cenáculo, por lo que se
desconoce su procedencia; según algunos autores son de origen
sirio-palestino y otros incluso creen que pertenecen a la Edad el
Hierro
(tal como figura en la vitrina del museo “evorense”).
La
lista de yacimientos y de enseres de influencia mediterránea y
datados en el Bronce Final, que nos presenta la profesora Vilaça es
la siguiente que recogemos (tal como la expone; resumida y traducida
por nosotros) (17m) :
.
CASTRO
DE SANFINS
,
MONDIM, MOIMENTA DA
BEIRA
Otros
testimonios, cerámicos - cerámicas con decoración de «tipo
Baiões» (...) una larga diacronía de ocupación, ignorándose si
continua a lo largo del I milenio aC o con abandonos temporales.
MONTE
AIROSO, GRANJA, PENEDONO
Bronce
Final “beiranes” (de Beira), en función de los testimonios que
han aparecido en distintos momentos. Nunca fue sometido a
excavaciones científicamente conducidas.
S.ª
DA GUIA, BAIÕES, S. PEDRO DO SUL
El
llamado castro de Baiões es uno entre muchos otros de la Beira Alta
con ocupación del Bronce Final, pero único por lo que en él fue
encontrado.
Los
soportes con ruedas, bien por la forma / función en sí, bien por la
inconfundible decoración trenzada o en forma de Y, ofrecen un
inequívoco «aire mediterráneo», concretamente de estilo
sirio-chipriota, como bien observó Almagro Gorbea en distintas
ocasiones. Pero como se sabe, ese es también el estilo que marcó
presencia en las producciones pecas del Nurágico III (1300-900 a.
C.), a su vez, influenciadas por Chipre.
Por
el motivo arriba mencionado, son insuficientemente conocidos los
contextos de las cuatro fechas de C articulables con la ocupación
del Bronce Final de este poblado (...) Su calibración para un
intervalo de confianza de 2 sigma, proporciona los siguientes
valores: 1370-1019 cal . a. C. 1370-1019 cal. a.C., 1606-769 cal. a.
C. y 1260-802 cal. a.C. Dado que corresponden a niveles en los que
estaría presente la cerámica «tipo Baiões / Santa Luzia», se
verifica que son de un período anterior, al menos las dos primeras,
al definido para Baiões, donde esta cerámica también estaría
presente.
CASTELO
DOS MOUROS, VISEU
La
ocupación del Bronce Final, bien expresada en sus cerámicas, donde,
una vez más, se encuentran las de «tipo Baiões / Santa Luzia», y,
con mayor intensidad, de la Edad del Hierro
OUTEIRO
DOS CASTELOS DE BEIJÓS, CARREGAL DO SAL
Ocupación
atribuible a los finales de la Edad del Bronce (Senna-Martinez 2000b)
385
Su
calibración, para un intervalo de confianza de 2 sigma, proporciona
los siguientes valores: 906-726 cal. a. C., 1369-939 cal. a. C. y
1368-1022 cal. a. C.
CABEÇO
DO CRASTO DE S. ROMÃO, SEIA
Su
calibración, para 2 sigma, es, respectivamente: 12571003 cal. a. C.,
1312-1055 cal. a. C. y 1044-555 cal. a. C.
ALEGRIOS,
IDANHA-A-NOVA
De
«tipo Baiões / Santa Luzia» (...) Su calibración para 2 sigma
define un intervalo
entre
1414 y 1215 cal. Antes de Cristo
MOREIRINHA,
IDANHA-A-NOVA
grado
de confianza de 2 sigma, los siguientes valores: 1262- 949 cal. a. C.
y 1117-808 cal. a. C. 387
MONTE
DO FRADE, PENAMACOR
Su
calibración, para un intervalo de confianza de 2 sigma, indica,
respectivamente, los siguientes parámetros: 1003-913 cal. a. C.,
1192-1132 cal. a. C., 1292-946 cal. a. C. y 1257-790 cal. a. C. Es
posible estimar una ocupación centrada entre el s. XI y la 1ª mitad
del s. X a.C.
MONTE
DO TRIGO, IDANHA-A-NOVA
En
un par de muros, encontramos una ocupación del Bronce final
superpuesta a otra,
calcolítica,
esta con platos y copas de arce espesado y almendrado, cerámica
campaniforme de «estilo internacional», pesos de telar
paralepipédicos y en «creciente», etc. Al Bronce Final
corresponden diversos materiales cerámicos, líticos, de pasta
vítrea y metálicos 387
se
obtienen, respectivamente, los siguientes valores: 1419-1057 cal. a.
C., 1387-1056 cal. a. C., 1368-1022 cal. a. C., 1368-1022 cal. a. C.,
1262-997 cal. a. C., 1211-925 cal. a. C. y 1193-937 cal. a. C.
MONTE
DE SÃO MARTINHO, CASTELO BRANCO
comprobada
ocupación del Bronce Final
ABRIGO
GRANDE DAS BOCAS, RIO MAIOR, SANTARÉM
PRAGANÇA,
CADAVAL
En
el caso de las cerámicas pintadas en rojo de «tipo Carambolo» y de
ornamentos bruñidos del Bronce Final (Ruiz-Gálvez Priego 1993: 56;
1998a: 223; Cáceres Gutiérrez 1997, entre otros), cerámicas de
«tipo Baiões»
SOBRE,
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba,
otro mapa mío, con la marca del paralelo 38º30´ (Setúbal-Benidorm)
en el que podemos ver detalladamente los lugares de paso; este camino
en linea recorrería infinidad de santuarios y yacimientos
importantes.
Asimismo en
el mapa, hemos incluido rutas ibéricas conocidas
(la Ruta de Herakles, la Ruta de Aníbal o el camino de Tartessos a
Mainake).
Al
lado, Piedra
de la fertilidad, en San Pedro de Codoval (lugar próximo a
Monsarraz). Observemos
el extraño megalito, sobre el que aún las gentes del lugar
depositan piedras, con el fin de pedir fertilidad para sus cosechas.
Abajo:
Dolmen de Aguiar, aún si
restaurar. Se encuentra a pocos kilómetros de Évora, en dirección
a Mosarraz.
C)
CONCLUSIONES AL ARTÍCULO Y BAREMO PARA UN CÁLCULO DE PROBABILIDADES
EN LOS HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS:
.
C)
– 1º: CONCLUSIONES:
.
Como
hemos visto, en los trabajos de la profesora Arruda y de Raquel
Vilaça se relacionan más de veinticinco referencias de influencia
mediterránea y pertenecientes al Bronce Bajo de Portugal. Ello,
supera con mucho, los diez objetos o lugares que señaló con igual
significado, el prof. Almagro-Gorbea. Quien junto a otros
arqueólogos españoles, mencionan diez casos con datación similar y
de influjo mediterráneo, hallados en la zona peninsular hispana -en
cita (18) recogemos estas
diez referencias con los que se demuestra la “precolonización”
en nuestro territorio-. El hecho es tan extraño como increíble,
principalmente porque la mayor parte del litoral de España se halla
bañado por el Mediterráne; y pese a ello, en el país vecino existe
más presencia de culturas mediterráneas del Bronce. Algo
innegable, porque en Portugal se han encontrado dos veces y medía
más restos de esta época con influjo oriental. Todo ello dice
mucho acerca del destino que buscaban esos navegantes que durante la
Edad del Bronce se aventuraban a viajar, partiendo desde el centro o
Este del Mediterráneo y llegando hasta nuestras tierras. Pues
siendo más del doble los hallazgos de Portugal que los de España,
se hace evidente que más del doble de los “precolonizadores”
y “protocolonizadores”, se interesaban por arribar a las costas
lusas y no a las hispanas.
.
Ello
lo demuestran las estadísticas inequívocas; pues hay dos veces y
media más hallazgos de este tipo en territorio portugués, que en el
español. Por lo que podemos deducir que de cada catorce
barcos que salían del Oriente Mediterráneo, buscando las
costas de Iberia; cuatro llegaban a playas de España, mientras diez
lograban pasar el Estrecho y subir hasta las cercanías del
Guadiana, arribando a zona lusa. Si a ello le sumamos
aquellos que pretendiendo ir a Portugal, no conseguían atravesar
Gibraltar (que en ocasiones se hace innavegable) o los que se
perdieron y que fondearon en playas de Sur de España -por error o
necesidad-. Comparando además el tamaño de nuestro territorio
con el del país vecino y añadiendo el gran litoral Mediterráneo
con playas que tiene España, frente a los pocos puertos abiertos
existentes en las peligrosas costas lusas (lejanas y muy distintas a
las nuestras). Se obtienen unos resultados estadísticos que nos
verificarían totalmente que las tierras de Portugal fueron el
lugar al que se dirigían mayoritariamente los viajeros de la Edad
del Bronce; quienes viajaban desde puntos muy lejanos del
Mediterráneo buscando en ellas cobre, estaño, oro, plata y ámbar.
.
Pero
lo que hemos expresado en el párrafo anterior no solo verificaría
por los datos aportados; sino además, porque los yacimientos del
Bronce en Portugal están aún por excavar -según escriben las
profesoras Arruda y Vilaça-. Pues tal como comentan estas dos
investigadoras, faltan prospecciones plenas en la gran mayoría de
los puntos de esta época. Todo ello, unido al hecho de que haya
dos veces y media más restos de influencia mediterránea en tierras
lusas, que en las hispanas. No solo indica que los visitantes del
Bronce -en su mayoría- se dirigían a las costas portuguesas, sino
que posiblemente el misterio del Tartessos no descubierto esté allí.
Dando un giro inesperado a muchas de las hipótesis sobre esta
etapa peninsular y principalmente sobre Tartessos. Una
civilización cuya ciudad comercial debió encontrarse en el bajo
Guadalquivir, aunque probablemente no estuvo allí su verdadero
territorio, ni menos sus minas. Pues los dominios de Tartessos
probablemente han de buscarse mucho más ligados al Algarve, al
Alentejo y a la Extremadura hispana. Donde proliferan repetidos los
hallazgos de influencia oriental y mediterránea, pertenecientes al
Bronce Final. Dejando bien claro que las costas lusitanas debieron
ser “Eldorado” que pretendían alcanzar cuantos venían con sus
barcos desde Oriente Medio o Cerdeña, hasta el Atlántico. Buscando
durante esta etapa, las materias primas para fundir sus armas y
herramientas: El cobre y estaño atlánticos, que tanto escaseaban
en el Mediterráneo.
JUNTO
Y SOBRE ESTAS LINEAS:
Arriba y al lado,
dos imágenes de precioso
pueblo alentejano Monforte de Estremoz, famoso yacimiento del Bronce
Bajo donde se han hallado objetos de influjo mediterráneo. Está a
muy poca distancia de la autovía de Evora a Badajoz y
apenas a unos kilómetros de Veiros de Estremoz, que -como
recordaremos- es la población donde habíamos fotografiado una
extraña lápida con un arma “ancoriforme”. En
la imagen superior, la iglesia de origen visigodo, hoy museo del
ayuntamiento. Abajo, una ermita junto a la carretera, tras ella el
montículo con el yacimiento de la Edad del Bronce
JUNTO
Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado
y abajo, dos imágenes del pueblo alentejano de Arraiolos, tomadas
desde el jardín de su precioso convento franciscano (hoy “pousada”).
En el fondo, el castillo de Arraiolos, yacimiento del Bajo Bronce,
donde asimismo se han encontrado objetos de influencia mediterránea.
Este pueblo se encuentra muy
cerca ya de Badajoz y casi en la carretera de salida a España.
El
sentido común nos obliga a suponer que civilizaciones como la
Egipcia se vería obligada a buscar el estaño y el cobre atlánticos
-recordemos que en el 2600 a.C. vivía en pleno periodo dinástico
y había creado pirámides como la de Saqqara-. Aunque no serían
los egipcios (directamente) quienes vendrían hasta nuestras tierras;
ya que sabemos que los faraones apenas navegaban y si lo hacían, se
aventuraban más por el Mar Rojo. Pareciendo evidente que Biblos y
los bibliotas, capaces de crear la flota y todos los enseres de
madera que usaban en el Nilo; serían quienes podrían llegar en esos
tiempos remotos hasta el lejano Atlántico. Algo que no era tan
difícil de realizar para un pueblo que ya a mediados del tercer
milenio a.C. fabricaba los barcos del faraón. Construyendo esas
naves en su tierra (el actual Líbano) para más tarde transportarlas
desmontadas desde sus costas, hasta las del Nilo; donde los bibliotas
ayudados por egipcios, ensamblaban finalmente esas naves -en los
grandes astilleros del delta-. A todo ello habríamos de añadir que
incluso estos bibliotas, fabricaban barcos por piezas desde los
tiempos más remotos; naves de gran eslora y desmontadas, que los
ejércitos del faraón llevaban a través de caminos o del desierto.
Para ensamblarlas cuando topaban con un río o una orilla de mar,
pasando con ellos a miles de hombres de un lado a otro, y volviendo a
guardarlas una vez utilizadas (tal como se hizo en la famosa batalla
de El Kadesh).
.
Cuanto
vamos narrando muestra que en la Edad de Bronce, existía una gran
tecnología de astilleros, que conocían perfectamente los egipcios y
que llevaban a cabo sus “socios coloniales”, los bibliotas.
Incluso en los albores del Bronce ya disponían de esos medios; pues
-como dijimos- esa etapa del Bronce antiguo es coetánea a la Era
de las Pirámides, en la que ya veremos estos barcos fabricados
por piezas y con más de treinta metros de eslora -como el hallado
junto a la Gran Pirámide; cuyo aspecto sería muy distinto al de
las naves para viajar por el Mediterráneo, pues esta se trata de una
embarcación funeraria y fluvial-. Por su parte, en Creta ya
disponían de grandes embarcaciones al menos durante el Bronce Medio
peninsular (antes del 1600 a.C.), tal como lo demuestran los frescos
de Akrotili -bajo Santorino- que debemos fechar siempre en un
momento previo al estallido del volcán Tera (1680 a.C.). Pero
además, debemos entender que Fenicia fue principalmente la heredera
directa de Biblos; ya que los púnicos de Ugarit lograron el favor de
Egipto después de la caída del reino Hicso (a comienzos de
Reino Nuevo, en el siglo XV a.C.). Un momento en que los ejército
del faraón atacan repetidamente Biblos, al considerar que esta
colonia suya de Oriente Medio había apoyado a los monarcas hicsos.
De ese modo, cayó en desgracia Biblos y desapareció gradualmente;
frente al ascenso Creta y de Ugarit, como socios navales de Egipto.
Aunque tras la posterior desaparición de la cultura minóica (en el
1050 a.C.), sus habitantes huyen y se refugian en Chipre o en de los
puertos de Fenicia. Momento en que los púnicos de Tiro y Sidón se
convierten en aliados del todos ellos; principalmente navegando
como viajeros y comerciantes para el faraón.
.
Cuanto
referimos, unido al sentido común, mostraría que desde los
albores del Bronce visitaron la Península viajeros Orientales. En
especial bibliotas y cretenses; quienes durante el tercer y segundo
milenio a.C. abastecían a Egipto de oro, plata, estaño y cobre.
Metales que apenas se encuentran en el Mediterráneo y que tan solo
los veremos en abundancia en nuestro litoral Atlántico o bien en
tierras interiores del Mar Negro: En el Cáucaso y en la
desembocadura del Danubio. Aunque el problema para acceder a ese
“Ponto Eugino” era superar el Bósforo; estrecho de una enorme
importancia por entonces y que Troya controlaba con tanto desvelo
como cautela. Obligando seguro, pagar un gran tributo a todo
aquel que cruzara desde el Mediterráneo hasta el Mar Negro, en busca
de las minas de la Cólquida y del Danubio. Por cuanto, sería
mucho menos arriesgado y más sencillo aventurarse a navegar en linea
Este-Oeste hacia el extremo occidental y llegar Iberia o al
Atlántico. Donde desde la época de las rutas del ámbar -quinto
milenio a.C.- ya conocían las gentes de Oriente Medio que había
riquísimas minas de metales preciosos -principalmente en Huelva,
Portugal y Galicia-. Lo que motivará la visita continua y continuada
a estas costas de viajeros y buscadores (durante la Edad del Bronce)
provocando una enorme eclosión y dispersión del megalitismo en
sus etapas finales.
JUNTO
BAJO Y SOBRE ESTAS LINEAS:
Arriba,
preciosa imagen tomada desde la ciudad luso-romana de Amaia (junto a
Castelo Vide). En lo alto de la montaña vemos el baluarte amurallado
de Marvao; uno de los últimos puntos fortificados de Portugal, antes
de entrar a España por Valencia de Alcántara.
Ni que decir tiene, que estas tierras son riquísimas en megalitos,
al igual que las españolas que limitan con ellas.
Al
lado, Panel
explicativo del centro de interpretación del megalitismo de Castelo
Vide (Portugal) -agradecemos
a este pequeño museo que se encuentra en el castillo, nos permita
divulgar la imagen-.
Abajo,
Objetos hallados en los dólmenes de
Castelo Vide, tal como los
expone el centro de interpretación del megalitismo de este pueblo
-agradecemos a su pequeño museo, nos permita divulgar la imagen-. En
fotografía observamos un collar de cuentas y a la derecha un extraño
animal tallado sobre hueso, para ser usado como pendiente. Ambos
pertenecen al dolmenismo medio, calculándose pueden ser del Bronce
más Antiguo (circa 3000 a.C.). En
esta imagen vemos ya las gemas que comerciarían en el V y IV milenio
a.C.; por las famosas rutas del ámbar.
C)
- 2 : BAREMO PARA UN CÁLCULO DE PROBABILIDADES EN LOS HALLAZGOS
ARQUEOLÓGICOS:
.
Incluimos
este apartado final para comprender la dificultad que entraña hallar
en Portugal un objeto de hace cuatro mil años y de origen
mediterráneo. Pues tal como la profesora Vilaça escribía, en la
Edad del Bronce nos movemos principalmente en el “terreno de las
probabilidades”. Conforme a ello y para conocer la importancia
de los hallazgos en excavaciones de épocas tan antiguas,
crearemos un baremo acerca de las posibilidades existentes para
recuperar un objeto perdido o puesto bajo tierra. Lo que haremos
atendiendo a tres variantes:
-El
tiempo transcurrido desde que se enterró (voluntaria o
involuntariamente).
-El
grado de riqueza existente en la época.
-Si
la etapa a la que pertenecen es de paz o de convulsiones
y guerras.
.
De
tal manera, consideraremos que cada año transcurrido cuenta como un
punto; punto que multiplicaremos por el cálculo de probabilidades
atendiendo a si pertenece a un momento de riqueza o de pobreza; de
paz o de inestabilidad.
La
fórmula de cálculo será:
-
Un objeto perteneciente a un periodo rico tendrá un exponente 1,
mientras si es de una etapa pobre, se considerará un 2 (pues en
épocas de bonanza económica hay muchos más objetos y enseres en
uso).
-
Asimismo si pertenece un momento de paz puntuará 1; mientras si es
de un periodo con convulsiones, guerras o inestabilidad, lo
multiplicaremos por 2
(hay
que considerar que Etapas como la Edad de Bronce peninsular es un
momento de poca estabilidad social y de enorme pobreza económica; no
así la egipcia o la de Mesopotamia).
.
De
tal manera, nuestro cálculo de probabilidades para hallar un objeto
bajo tierra será conforme al siguiente algoritmo:
AÑOS
QUE NOS SEPARAN DE ÉL multiplicados por 1 SI PERTENECE A UN PERIODO
DE ESTABILIDAD SOCIAL y multiplicado por 2 SI ES DE UNA ETAPA
CONVULSA. Ello a su vez multiplicado por 1 SI ES DE UN MOMENTO DE
GRAN RIQUEZA o bien multiplicado por 2 SI PERTENECE A UNO DE POBREZA.
.
-Consecuentemente,
un denario romano del siglo I d.C. conforme a este cálculo de
probabilidades:
2000
(años) multiplicados por 1 (al ser de una etapa estable) y
multiplicados por 1 (al pertenecer el denario a un momento de
riqueza) = 2000 x 1 x 1. Todo lo que supone que por cada denario que
hallemos, habría al menos dos mil en circulación en la época en
que se perdió bajo tierra.
-Conforme
al mismo baremo, una moneda árabe tendría este otro cálculo de
probabilidades:
700
(años) multiplicado por 2 (al ser una etapa de guerras internas) y
multiplicado por 2 (al ser una etapa de pobreza) = 700 x 2 x 2 =
2800. Ello supone que por cada dirham de época hispanomusulmana que
encontremos, habría 2800 en circulación.
-Finalmente,
para un objeto del Final del Bronce, aplicando el mismo baremo:
3000
años (multiplicados) por 2 (al ser periodo de inestabilidad) y por 2
(al ser etapa sin organización social ni riqueza). Total 3000 x 2 x
2 = 12.000.
Ello
supone que por cada objeto que hallemos de esa época; habría otros
doce mil iguales, en el momento de su ocultación o pérdida en el
suelo.
.
Conforme
este baremo y sabiendo que en los estudios de las profesoras Arruda y
Vilaça se citan unos veinticinco enseres del Bajo Bronce, de origen
mediterráneo, hallados en Portugal. Multiplicando estos enseres por
la fórmula descrita, nos daría 25 x 12.000 = 300.000. Con ello, nos
podemos hacer la idea de los objetos que llegaron a tierras lusas
desde el Mediterráneo en esos siglos que van desde el XIII al IX
a.C..
.
Unos
300.000 objetos importados desde el Mediterráneo hasta Portugal,
durante la Edad del Bronce Final III. Realizando un cálculo de
probabilidades (como el que hemos propuesto).
Si
además pensamos que cada barco dejó unos cien objetos de ese tipo,
como regalo o para trueque; obtendremos el número de
embarcaciones que pudieron llegar en esos tres siglos, que serían
unos 3000.
Tres
mil naves en tres siglos son unas diez expediciones al año; un
número de viajes que encajan con las posibilidades de zonas como
Chipre, Creta o Cerdeña. Perfectamente capacitadas para mandar
tres o cuatro barcos cada verano; aún sabiendo que muchos de ellos
no llegarían a destino, se hundirían, serían asaltados, o no
regresarían (perdiéndose una tercera parte, según podemos
calcular).
Por
su parte y como sabemos que en la zona peninsular española se han
encontrado dos veces y media menos restos importados desde el
Mediterráneo y de igual periodo. Sabremos rápido que hasta las
costas españolas llegarían aproximadamente 120.000 objetos desde
tierras lejanas, en unos 1200 barcos que durante los siglos XI al IX
a.C. llegarían; viniendo a tierras españolas tan solo unos cuatro
al año.
JUNTO,
BAJO Y SOBRE ESTAS LINEAS:
Arriba: Vista
de los riscos y campos de Marvao, desde su castillo. Este pueblo
portugués se encuentra junto a Castelo Vide y ya camino de Valencia
de Alcántara (en la Extremadura española). Sus campos están llenos
de megalitos y sus vistas
desde el castillo amurallado dejan comprender que es uno de los
puntos de vigía más importantes de Portugal.
Al
lado, de nuevo un mapa trazado
por mí con las minas de oro, plata, cobre, estaño y cinabrio más
importantes de la Península. Es fácil observar que la dispersión
de estos yacimientos de metal discurre paralela a la de los
megalitos. Pese a todo, hemos
de tener muy en cuenta que el
dolmenismo más antiguo es muy anterior a los metales; datándose los
primeros megalitos de Portugal entre finales del sexto milenio y
comienzos del quinto. Un momento en el que ya existían las rutas del
ámbar, cuando los viajeros
se encaminaban hacia playas del Norte de Europa, llevando esta resina
cristalizada hasta Oriente Mediterráneo. Ello
hace pensar que cuando se descubre el primer uso y fundido del cobre
(calcolítico; hacia el 3500 a.C.) los expedicionarios que venían
desde tierras lejanas en busca de ámbar, pudieron descubrir la
riqueza en minas de cobre del litoral atlántico.
Más tarde, con el uso del oro como ornamentación, se extendería la
fama de nuestras tierras, cargadas de estas minas y debido a ello
progresaría el megalitismo. Una civilización que sin lugar a dudas
es la que más ha permanecido y la que mayores y más construcciones
ha dejado para la posteridad (durante sus casi cuatro mil años de
existencia).
Abajo:
Otra imagen tomada desde el
castillo de Marvao, donde
podemos ver lo que se llega a otear desde aquel alto cercano a
España.
-----------------------------------------------------
CITAS:
-----------------------------------------------------
(1):
Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico
(siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate /// S. Celestino,
N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS // Escuela Española de
Historia y Arqueología en Roma // Madrid 2008 (dedicado a Xavier
Dupré i Raventós -Barcelona 1956, Roma 2006-).
.
(2):
ESTRANHOS
NUMA TERRA (QUASE) ESTRANHA: OS CONTATOS
PRÉ-COLONIAIS
NO SUL DO TERRITÓRIO ACTUALMENTE PORTUGUÊS -ibidem
cita (1)
páginas
355 y ss.-
.
(2a):
"As
perspectivas difusionistas e histórico-culturalistas
atribuíram
quase sempre
aos
agentes orientais
papel
definitivo
nos
fenómenos ocorridos no Ocidente
peninsular
em
situações diversas,
muitas
delas diacronicamente
distantes,
como são, por exemplo,
os
casos do
início
do Neolítico, da construção de tholoi,
e da divulgação da tecnologia do cobre
(...) É pois necessário tomar consciência de que a teoria da
précolonização nasceu assim num momento precoce da investigação
sobre a colonização fenícia do Ocidente” (PAG 355)
.
(2b):
“Marisa
Ruiz Galvéz (2000, 2005) e Jaime Alvar (1997,
2000),
que nunca deixaram completamente cair o tema,
defenderam
em textos recentes que, anteriormente à instalação
de
fenícios na Península
Ibérica,
o
Ocidente
foi
visitado
por
navegadores
orientais.
Sendo
diferentes
os
argumentos
em
que baseiam as suas propostas
(mais
arqueológicos
os
de Ruiz
Galvéz,
mais
históricos os de
Alvar),
o
facto é que ambos concordam
no
essencial.
E se Alvar (ibidem,
p. 28) considera indispensável que se abandone, definitivamente, o
termo pré-colonização, defende a existência do que chama «Modo
de Contacto não hegemónico» para definir uma realidade de
contactos episódicos,
irregulares e não sistemáticos caracterizada
pela
«...realización de intercámbios
sin
ocupación territorial...». Também para Ruiz Galvéz o conceito de
pré-colonização (...) deve
ser
descartado, atendendo a que esta teoria desvaloriza
o
elemento
indígena no processo de intercâmbio ocorrido”.(PAG
356)
.
(3):
Decíamos
sobre ello en nuestro artículo, EUROPA
ATLÁNTICA EN LA EDAD DE BRONCE (comentario a los estudios de la
profesora Ruiz-Gálvez Priego) “Muy
importante es su capítulo dedicado a la “lenguas y comercio”;
donde nos explica varias opciones usadas históricamente para el
trueque y el intercambio de mercancías, entre pueblos totalmente
ajenos.
Primeramente menciona
la que denomina fórmula “española de Cortés”; consistente en
aliarse con enemigos del poder establecido en la zona,
comprometiéndose a una lucha unida a ellos y
usándolos como intérpretes o “socios”. La segunda que llama
“portuguesa”,
fue muy utilizada
en África, y consistía en secuestrar jóvenes para luego
devolverlos al lugar de origen. En nuestro artículo anterior
relatábamos la historia de los adolescentes fueguinos, que los
barcos ingleses recogieron en el Cabo de Hornos hacia 1830,
para llevarlos durante más de un año a Londres. Los británicos
lograron que se subieran a sus embarcaciones voluntariamente (unos
entregados por sus familias, pero sobre todo al verse atraídos por
los botones y los abalorios de los europeos). Los
intentaron educar en la capital del Imperio
durante meses y en las mejores condiciones; para devolverlos luego a
su lugar de origen (pretendiendo
así entablar una unión de amistad
y cooperación entre los habitantes de Tierra de Fuego y la corona
Inglesa).
Añade
la profesora otro modo
de establecer lazos comerciales, muy común entre los portugueses;
como era
dejar hombres en tierras lejanas o si colonizar, para que tuvieran
hijos mestizos con mujeres indígenas. De ello nacería hasta el
llamado idioma “portugués criollo”, que cree pudo ser usado
durante la Antigüedad en áreas coloniales helenas -como Magna
Grecia-. Otra
modalidad de esos idiomas de colonización sería el
habla “franca” que se articulaba como una mezcla nacida de varias
lenguas y se utilizaba principalmente para el comercio.
Este es el caso
de la lengua de los cruzados,
que contenía palabras francesas, itialianas y árabes; con las que
se comunicaban los cristianos, entre sí y con el enemigo. Existiendo
una
última forma de comunicarse
para mantener el mercado, llamado
idioma “de Cultura” o “Vehicular”.
Es la tercera opción que solían adoptar los colonos y los
colonizados; este es el
caso del latín durante la Edad Media, usado como segunda lengua para
entenderse los diferentes pueblos
(una función que cumpliría hoy el inglés). Asimismo comenta Marisa
Ruiz-Gálvez, que según De Hoz, el ibero y del celtíbero, también
fueron idiomas "de Cultura" o "Vehiculares" -una
opinión que no compartimos plenamente-".
CITÁBAMOS
A Marisa Ruiz-Gálvez Priego -Europa atlántica en Edad del Bronce
// Barcelona 1998 (Ed Crítica) // pag 107 (mapa de las zonas
metalúrgicas de la Península Ibérica) Pag. 64 y ss.-
PARA
LOS INTERSADOS EN LEER EL ARTÍCULO PULSAR SOBRE EL SIGUIENTE ENLACE:
.
(4):
IDEM
CITA (2)
pag 355: “Deve-se
a Maria Eugénia Aubet (1987) a primeira crítica
bem
fundamentada à teoria da Pré-colonização.
A
consciência
de
que os fenómenos ocorridos no Ocidente,
durante
a primeira metade do 1º milénio a.C., eram
decorrentes
de
factos que tinham tido lugar no Oriente obrigou
a
que procurasse
explicar
a colonização fenícia na
sua
origem,
e a questão cronológica,
um
pesado lastro
na
investigação,
foi
devidamente integrada nas problemáticas
das
sociedades próximo-orientais. A pré-colonização
do
século
XII a.C. tornava-se
impossível,
dada a própria
história
das
cidades fenícias que estariam por detrás dela,
mas
a
validade dos espólios que a materializariam foi também
desconstruída
do
ponto de vista cronológico,
como
foi,
por
exemplo,
o
caso dos marfins
de
Carmona"
.
(4a):
IDEM
CITA (2)
pag 356: “Com efeito, se parece evidente que a pré-colonização
encurtou quase dois séculos, a verdade é que teria ainda assim
durado um e meio, mesmo depois de os novos dados de Huelva (González
de Canales etal.,
2004), tanto os arqueológicos e tipológicos como os de C, terem
permitido fazer ainda recuar mais umas quantas décadas a cronologia
da chegada das primeiras vagas de colonos fenícios ao Ocidente”.
.
(4b):
IDEM
CITA (2)
pag 356: “No entanto, quase todos concordam hoje que, nos momentos
finais do 2º milénio a.C., houve estreitos contactos entre o
Atlântico e o Mediterrâneo, contactos que se materializavam num já
vasto conjunto de espólios encontrados nos territórios banhados
pelos dois mares (e muitas vezes em áreas interiores), podendo
valorizar-se, neste processo, o papel jogado, quer pelas comunidades
atlânticas, responsáveis pelo chamado «mercado atlântico», quer
o das mediterrâneas, e ainda o das indígenas da Península
Ibérica”.
.
(4c):
IDEM
CITA (2)
pag 356: “populações que navegaram durante os chamados séculos
obscuros continua a ser discutida, ainda que a área oriental do mar
interior tenha sido quase sempre apontado como o ponto de partida,
concretamente o Egeu, Chipre e fachada sírio-palestiniana (entre
outros, Almagro-Gorbea 1989, 1998). Mas a Sardenha, no Mediterrâneo
Central, tem vindo a ganhar terreno na discussão, não só pelos
espólios encontrados no ocidente (mas não necessariamente as
cerâmicas), mas também pelas presenças atlânticas e peninsulares
encontradas na ilha (...) Neste
contexto, Mariano
Torres
chamou
há pouco tempo a atenção para «…el hecho
ya
recogido
en
las fuentes de la fundación de la ciudad
sarda
de
Nora
por
Nórax, un nieto de Gerion
(Pausanias,
X,
17.5) que puede ser el reflejo
mítico
de estos
viajes…»
(Torres
Ortiz,
2005:
48). Por
outro
lado,
foi já
defendido
que
a
Sardenha
poderia
ter distribuído os artefactos
que
as duas redes
(atlântica
e mediterrânea) fizeram
circular,
actuando
como «…el mercado
mediterráneo
de
los
bronces
atlánticos…»”
.
.
(4d):
IDEM
CITA (2)
pag 377: “Mas deve também ponderar-se se as ligações entre o
Mediterrâneo Central e a Península Ibérica durante os séculos
XII, XI e primeira metade do X, que, como disse antes, se inscreveram
aparentemente num movimento mais vasto de trocas entre o Mediterrâneo
e o Atlântico, e os intercâmbios culturais e de mercadorias que
elas desencadearam podem ser considerados «pré-coloniais», a não
ser na sua asserção estrita (por terem acontecido num momento
anterior à colonização propriamente dita)”
.
(4e):
IDEM
CITA (2)
pag 378: “Los datos que permiten evaluar la existencia de contactos
entre el Mediterráneo y el Alentejo interior durante los últimos
decenios del segundo milenio y los primeros del 1 ° C son, por lo
tanto, muy escasos, situación que, muy posiblemente, deriva de la
poca atención que el Bronce La finalidad merecía por parte de los
investigadores en general, situación que parece estar colmada por
los proyectos en curso en la región sobre este período”
.
(4f):
IDEM
CITA (2)
pag 378: “De facto, a ocupação do Bronze Final no Alentejo parece
ter sido muito intensa a avaliar pela enorme quantidade de sítios
que têm sido identificados pelos trabalhos já referidos (...), mas
infelizmente essa intensidade não se documentou ainda em dados
passíveis de serem analisados”
.
(4g):
IDEM
CITA (2)
pag 379: “Se a situação é esta para o Alentejo, o Algarve é
quase um «deserto» no que respeita à ocupação do Bronze Final. E
esse deserto só não é absoluto porque, quer no Castelo de Castro
Marim quer em Tavira, foram encontrados níveis com cerâmicas
exclusivamente fabricadas à mão, algumas decoradas com técnicas e
motivos consentâneos com uma cronologia dos séculos XI a IX a.C.”
.
(5):
Para
comprender la importancia de este túmulo llamado Roca del Casal,
recomendamos ver en internet la siguiente página. Donde nos explican
los estudios y conclusiones sobre este cenotafio; desde su
descubrimiento en 1960, hasta hoy.
.
(6):
IDEM
CITA (2)
pag 361:
"do profundo envolvimento dos grupos humanos que construíram a
Roça do Casal do Meio com os navegadores mediterrâneos,
concretamente sardos, que no final da Idade do Bronze teriam chegado
à costa ocidental peninsular"
.
(6b):
IDEM
CITA (2)
pag 361-362:
"Assim, os inumados não parecem ser exógenos, mas indígenas,
podendo defender-se que os próprios construtores seriam também
nativos, e não sardos, como aliás bem demonstrou Mariano Torres, em
1999 e mais recentemente (2005). O desconhecimento generalizado sobre
as necrópoles do Bronze Final não permite encontrar paralelos
exactos, ou mesmo próximos, para o monumento da Roça do Casal do
Meio, que, no entanto, aparenta ter, na sua globalidade, uma vaga
proximidade formal e de soluções construtivas com os monumentos
megalíticos de tipo tholos.
A cronologia que as datações de rádiocarbono proporcionaram é
consentânea com a proposta inicial dos escavadores, e poderá
centrar-se entre os meados do século X e os inícios do IX".
.
(7):
Utilizamos la taducción y edición de AVIENO, ORA MARÍTIMA (periplo
marsellés del siglo VI a.C.); en Edición de Adolf Schulten; FONTES
HISPANIAE ANTIQUAE -Schulten & Pericot- //
pubicada
por Bosch; BARCELONA 1955
Versos
del 90 al 170 y del 170 al 270.
.
(8):
En este artículo explicamos
la relación existente entre las rutas del ámbar y las minas más
antiguas del oro y plata, con la difusión del megalitismo.
Civilización que se expande por el occidente atlántico, partiendo
desde el Algarve, Galicia e Irlanda y del quinto al segundo milenioo
a.C.. Planteamos que la solución a este enigma de los creadores del
dolmenismo y su pervivencia durante casi tresmil quinientos añños,
puede estar en ser un peblo ballenero que vivía entre los carámbanos
del final de los frios glaciares. Debido a que en el V milenio aún
había temperaturas gélidas y el Atlántico estaba pleno de hielos,
lo que permitiría navegar o pasar con facilidad el Canal de la
Mancha, tanto como cazar sus focas y ballenas, que poblarían por
doquier el mar del Occidente europeo. Esta tradición ballenera se
mantuvo en el Cantábrico hasta fines del siglo XIX, cuando
extinguieron con cazas masivas y sin control, los mamíferos que
habitaban en gran número, las aguas del Norte de España, las
francesas o las británicas. Tomamos a los fueguinos, como ejemplo
del modo de vida que pudieron tener los habitantes del litoral
atlántico hace cinco mil años. Debido a que entre los moradores de
Tierra de Fuego y el Estrecho de Magallanes, había tribus balleneras
nomádas, que vivían en canoas y se dedicaban a la pesca (varando
cetáceos, para alimentarse de ellos). Casi no necesitaban cubrirse y
lo hacían con pieles (para que la ropa no se helase); no sufrían
fríos habida cuenta su dieta a base de grasas de ballena y de foca.
Pudiendo llegar a pensar que así vivieron los habitantes de las
costas gallegas, las de Portugal, el Cantábrico, Francia, islas
británicas y etc. De forma nómada, marchando en invierno al sur y
viajando al norte en verano, llevando oro y ámbar en sus cambios de
lugar. Mientras los sedentarios del interior pudieron desarrollar los
edificios megalíticos por dos motivos: Primero, para guiarse (en mar
y tierra) con las sombras de cromlechs y menhires. El segundo con
fines de civilización y enterramiento -en dolmenes- en una técnica
constructiva lograda gracias a las necesidades de arrastre y captura
de las ballenas (que pesan más que aquellas grandes losas de piedra
con las que levantaron sus megalitos). Finalmente hablamos de nuevo
acerca de Jonás y su marcha a Tartessos (Tarshis bíblica) que se
pudo relacionar con la visita a lugares balleneros, donde los peces
eran de enorme tamaño (capaces de tragar un hombre).
.
(9):
BASTARÁ
CON LEER A ESTRABÓN PARA COMPROBAR QUE MI TESIS SOBRE EL SIGNIFICADO
DE IBERIA TRADUCIDA POR “OCCIDENTE” ES REAL. SIENDO ASÍ IBERIA
UN SINÓNIMO DE “HESPERIA” EN GRIEGO (cuyo significado era
“atardecer”, “oeste”).
ESTRABÓN
EN SU GEOGRAFÍA, EN EL CAPÍTULO I DEL LIBRO IBERIA, NOS DICE:
1.
Hemos dado un primer esbozo de la Tierra; a continuación vamos a
hacer una descripción de sus distintas partes. Éste es el plan
proyectado, y hasta ahora tal distribución del tema nos parece
recta. Como antes, y por las mismas causas, es preciso comenzar de
nuevo por Európe y sus regiones.
2.
La primera parte de ella es, como decíamos, el Occidente; es
decir, Ibería.
.
(10):
Numerosos
son los estudios de Germán Delibes en los que nos hablará de poder
y yacimientos de la Edad del Bronce, ligados al comercio de la sal.
En especial sobre la expansión del Vaso Campaniforme y sus guerreros
unidos a lugares con sal (salinas marinas y de tierra adentro).
Citaremos el último de estos, que al parecer está todavía en
preparación o habrá visto hace poco la luz:
SOBRE
EL BINOMIO VASO CAMPANIFORME / PAISAJES DE SAL:
NUEVOS DOCUMENTOS DE PEDRAJAS DE SAN ESTEBAN (VALLADOLID) Y POZA DE
LA SAL (BURGOS) por: Germán
Delibes de Castro// Elisa Guerra Doce // F. J. Abarquero Moras //
Miguel Moreno Gallo // Francisco Javier Sanz García
.
(11):
IDEM
CITA (2)
pag 362:
"Este subtipo de fíbula com arco multicurvilíneo, que não é
frequente na Península Ibérica, poderia
ser datada dos finais do século X e inícios do IX a.C. (ibidem).
A sua presença em Alcácer do Sal poderá relacionarse com a
ocupação do Bronze Final identificada no Castelo”
(12):
El
último epígrafe que contiene el trabajo que analizamos de la
profesora Arruda se intitula AS ESTELAS
DECORADAS DO SUDOESTE
(pag. y ss. 365 del libro que estudiamos)
.
(13):
IDEM
CITA (2)
pag 365 a 367:
"AS
ESTELAS DECORADAS DO SUDOESTE”
"Já
atrás referi, que a iconografia das estelas de tipo extremeño foi,
desde cedo, o argumento mais esgrimido na defesa das teses que
preconizavam a existência da précolonização (...) Com efeito, a
origem oriental, seja da fachada siro-palestiniana seja do Egeu, dos
objectos representados nas estelas ditas de guerreiro ou do Sudoeste
nunca foi posta em causa (...) De qualquer modo, não parece
discutível que muitos dos objectos gravados nesta estela, assim como
em muitas outras da zona de Cáceres e Badajoz, concretamente as
pinças, os espelhos, os pentes e as fíbulas, têm uma origem
forânea, uma vez que não obedecem a padrões locais, reproduzindo,
do ponto de vista estilístico, modelos de artefactos presentes em
vastas áreas do Atlântico e do Mediterrâneo"
.
(14):
A
LOS INTERESADOS, LES RECOMENDAMOS LEER NUESTRO ARTÍCULO BASADO EN LA
OBRA DE MARISA RUIZ-GÁLVEZ PRIEGO EUROPA ATLÁNTICA EN LA EDAD DEL
BRONCE
EUROPA
ATLÁNTICA EN LA EDAD DE BRONCE (comentario a los estudios de la
profesora Ruiz-Gálvez Priego)
.
(15):
Marisa
Ruiz-Gálvez Priego: Europa
atlántica en Edad del Bronce // Barcelona 1998 (Ed Crítica) //
Pag.
176 y ss.
.
(16):
Javier
Jiménez Ávila (ed.) SIDEREUM ANA II El río Guadiana en el Bronce
Final (Mérida 2012)
Alfredo
MEDEROS MARTÍN, EL ORIGEN DE
LAS ESTELAS DECORADAS DEL SUROESTEDE LA PENÍNSULA IBÉRICA EN EL
BRONCE FINAL II(1325-1150 a.C.) (pag 417 y ss)
Expresa acerca de estas
estelas los siguientes conceptos generales:
...“Las
estelas decoradas del Suroeste peninsular se hacen eco de una serie
de novedades que se introducen en el armamento europeo hacia el 1300
a.C. y que afectan a Grecia, Bohemia, la región Carpática y la
propia PenínsulaIbérica. Estas modificaciones se refieren a las
espadas (Rosnöen y pistiliformes), a las lanzas y también al
armamento defensivo, principalmente a los escudos. (....) la primera
tipologíaque establece Almagro Basch, que la simplifica en dos
grandes grupos, uno primerode estelas panoplias o tipo IIa,que solo
representan armas......
El
segundo grupo o subtipo IIb, que unifica los periodos medio y final
de Sayáns, ya incluye figuras antropomorfas (...) Uno de los
elementos más característicos que permite diferenciar a grandes
rasgos las estelas del Bronce Final I o Bronce Tardío, de las
estelas del Bronce Final II, a partir de ca. 1325 a.C., es la técnica
utilizada”.
.
(17):
REFLEXÕES
EM TORNO DA
«PRESENÇA
MEDITERRÂNEA»
NO
CENTRO DO TERRITÓRIO
PORTUGUÊS,
NA CHARNEIRA
DO
BRONZE PARA O FERRO Raquel
Vilaça
Pag
371 y ss. de:
Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico
(siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate /// S. Celestino,
N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS // Escuela Española de
Historia y Arqueología en Roma // Madrid 2008
.
(17a):
"os
trabalhos de Philine Kalb ou de André Coffyn, um antes e um depois
na história da investigação do Bronze Final do território
português. Entre aqueles dados conta-se um conjunto não muito
numeroso, mas significativo, revelador da «presença mediterrânea»
nas Beiras Interio e Central e que analisaremos adiante com algum
detalhe". Pag
372
(17b):
"Mais
apelativa se torna a sua investigação se a enquadrarmos nas
problemáticas inerentes à tese recentemente defendida de que, numa
primeira fase, as populações semitizadas a atingirem o Atlântico
ocidental teriam pautado a sua acção em função de um projecto
pré-estabelecido e com objectivos concretos, dirigindo-se a áreas
precisas e não de forma aleatória ou progressiva de oriente para
ocidente e de sul para norte" pag,
373
.
(17c):
"O certo é que o mundo funerário e cultual do Centro Interior
do território português manteve-se, ao contrário do mundo dos
vivos, muito mais afastado de quaisquer influências de carácter
mediterrâneo. Culturalmente, o mundo dos mortos expressa, para além
de uma enorme diversidade, uma notável vinculação a práticas
cultuais ancestrais, onde o fogo desempenhou um papel recorrente
(Vilaça e Cruz 1999)". Pag
374
.
(17d):
"A existência de contactos entre as populações mais
ocidentais da Península Ibérica e populações oriundas do
Mediterrâneo num tempo anterior ao estabelecimento permanente dos
Fenícios, tomando como referência o marco em torno de 825 a.C.
(Torres Ortiz 1998), ou mesmo antes se tivermos em conta os dados
(materiais e datações absolutas), perturbadores, do estrato
«gris-negruzco» de Huelva, com abundantes materiais fenícios,
sardos, cipriotas e indígenas (González de Canales Cerisola etal.
2004), é um problema que, hoje, já não faz sentido colocar. Aliás,
bastaria recordar, e no que respeita exclusivamente o território
português, o exotismo da sepultura de Belmeque (Serpa), um pequeno
hipogeu com materiais certamente importados, concretamente a faca ze
com rebites em ouro, datada do Bronze Pleno (Soares 1994), ou até
mesmo as sempre recorrentes contas de vidro da necrópole, também do
Bronze Pleno, de Atalaia (Ourique) (Schubart 1965: 11)". Pag
375
.
(17e):
"Para
o Bronze Final, materiais, contextos arqueológicos e datas de
Carbono 14 afastam quaisquer dúvidas que, eventualmente, ainda
persistissem. E mesmo quando a evidência dos dados não era tão
segura, porque em geral descontextualizados e em reduzido número, e
ainda que percorrendo caminhos nem sempre coincidentes, quer Almagro
Gorbea, quer Marisa Ruiz-Gálvez, por exemplo, em muitos dos inúmeros
trabalhos que têm publicado, insistiram sempre na importância dos
contactos «précoloniais», «proto-orientalizantes»,
«pré-fenícios», etc., entre a Península e o Mediterrâneo
Oriental e Central. De resto, neste último caso, há muito que se
havia chamado a atenção para o papel de intermediário desempenhado
pela Sardenha na complexa teia urdida pelo Atlântico e Mediterrâneo
nos finais da Idade do Bronze. Muito mais problemático é
identificar a natureza de tais contactos e a(s «nacionalidade(s)»
dos intervenientes, mediterrâneos e peninsulares que, num continuum,
compreendido entre a época pós-micénica e as primeiras
colonizações históricas, trilharam as águas mediterrâneas"
Pag.
375
.
(17f):
"A intervenção de micénicos, cipriotas, sírio-fenícios e
sardos,
tem sido apontada por diversos investigadores,
admitindo-se
igualmente a existência de tripulações
multiétnicas,
com participação de indígenas e navegadores
atlânticos
nas viagens que cruzaram
o
Mediterrâneo
(Ruiz-Gálvez
Priego
1993:
58; 2005a: 252, 256).
Todavia,
nos
contactos com a Península,
o
papel cimeiro
tem
sido atribuído, com pertinent
argumentação,
a
navegadores
sardos,
que,
inclusive,
teriam
criado bases
no
Centro
do
território português
(Ruiz-Gálvez
Priego
1995f:
145). Já esta última hipótese parece-nos
muito
mais
difícil de aceitar
principalmente
porque
não
foi
explicado
o que se deverá
entender
por essas «bases
sardas».
E, nem mesmo o
sempre
recorrente exemplo
da
Roça do Casal do Meio (Sesimbra), tido por muitos
como
sepultura de navegadores
sardos,
recentemente
reavalidado
em
termos
cronológicos,
arqueológicos
e
antropológicos,
demonstra
que assim foi (Vilaça
e
Cunha
2004)”
(PAG
376)
.
(17g):
“De
qualquer forma, casos como a cerâmica sarda recentemente
identificada entre os materiais de El Carambolo (Torres Ortiz 2004)
ou Huelva (González de Canales Cerisola et al. 2004: 186; 206), não
provam, de forma inequívoca, a sua chegada através de navegadores
sardos, nem sequer necessariamente no Bronze Final, mas,
simplesmente, a existência de contactos entre a Península e a
Sardenha. Da mesma forma, a cerâmica nurágica encontrada em Kommos
(Creta) (Lo Schiavo 2001: 134), por exemplo, só vem confirmar as
estreitas ligações entre a Sardenha e o Mediterrâneo Oriental,
(...) (PAG 376) a posição
ambivalente
desta investigadora, que admite a vinda por
mar
de metalurgistas cipriotas, mas aceitando igualmente
a
ida de artífices
e
comerciantes
nurágicos
a Chipre
(Lo
Schiavo
2001:
141), revela
bem
como ainda sabemos tão
pouco
sobre
os
navegadores
mediterrâneos.(PAG
376)
.
Finalmente,
face
aos recentes e importantíssimos achados de Huelva,
onde
se encontraram associadas a cerâmicas indígenas,
outras
importadas,
em
concreto
fenícias,
sardas
e
cipriotas,
sugeriu-se, o que também é credível,
que
todas
poderiam
ter
chegado através de navegadores
fenícios
(González
de
Canales Cerisola etal.
2004)”.
Pag.
376
.
(17h):
“Num
outro registo, e sem se negar o papel dos sardos nas comunicações
marítimas E-W, foi recentemente também reconsiderada como provável,
a troca de bens por via terrestre (Guerreo Ayuso 2004: 97). Nesta
mesma linha pode inserir-se, aliás, a hipótese que valoriza a
existência de contactos mais estreitos entre o Centro do território
português e o Norte de Itália (por via terrestre?), com base nos
carrinhos de Baiões, onde estes encontrariam os seus paralelos mais
estreitos concretamente no carrinho de Bizencio (Viterbo) (Coffyn e
Sion 1993: 289-290)".
.
(17i):
"navegamos
no campo das possibilidades e não no das
demonstrabilidades"
(...) .foi recentemente
também reconsiderada
como provável,
a troca
de bens por via
terrestre
(Guerreo
Ayuso 2004: 97).
Pag
377
.
(17j):
“Movemo-nos
aqui numa esfera muito mais subtil que é a de distinguir protótipos,
originais e modelos, de imitações, recriações e reelaborações
indígenas. É muito difícil, mesmo para os mais habilitados,
estabelecer aquelas distinções, e ainda que recorrendo às mais
minuciosas análises estilísticas, tecnológicas ou outras. Com
efeito, se a tecnologia não se pode copiar sem antes ter sido
aprendida, e aprender é, neste caso, ver fazer, o que pressupõe um
contacto directo entre artesãos (Armbruster 2002-2003: 153), já as
formas e o estilo podem imitar-se com mais ou menos êxito, ou podem
até, propositadamente, ser copiadas com intencionais diferenças
para mostrar que são produções próprias”. Pag
377
.
(17k):
“o trabalho em que se dá a conhecer o «depósito de
Baiões», os autores consideram os bronzes testemunho de produções
locais, que designam por «Grupo de Baiões» (Silva etal 1984:
93-95); posteriormente, Armando Coelho, na esteira de Almagro,
valorizou as afinidades existentes entre alguns objectos e contextos
cipriotas e sírio-palestinos do grupo Sherdana dos «Povos do Mar»
(Silva 1990: 139-140) Em múltiplos trabalhos, Almagro Gorbea (1989:
280, 1998, etc.) sempre se mostrou partidário de uma origem oriental
para boa parte das peças, inclusive espetos e ganchos de carne, em
concreto da órbita sírio-levantinacipriota pós-micénica anterior
à expansão fenícia, por volta de 1200-1000 a.C., (...)Ora, é a
proposta daquela filiação sírio-fenícia que adquire um novo
fôlego com o cenário traçado pelos achados fenícios de Huelva e
datados de finais da Idade do Bronze (finais do X-inícios do IX
a.C.). Concretamente, propõe-se que os suportes com rodas de Baiões
correspondam a um produto fenício que tenha chegado entre o séc. X
e inícios do VIII a.C. (González de Canales Cerisola etal. 2004:
249). (...) Por seu lado, Ruiz-Gálvez Priego considerou que o
único objecto importado, seguramente estrangeiro, seria o carro
(1993: 52), ainda que também tenha admitido, pela falta de paralelos
exactos, ser uma imitação de fabrico atlântico (1993: 50), Um
muito provável fabrico indígena foi defendido por Barbara
Armbruster, com base em argumentos tecnológicos, nomeadamente pelo
elevado nível de conhecimentos técnicos dos fundidores de Baiões
(Armbruster 2000: 182; 2002-2003: 148), ideia também partilhada por
Burgess (1991: 38) e Correia (2001a: 216). (...) Estas
características são típicas das produções metalúrgicas do
Bronze Final do território português, mas também, por exemplo, da
Sardenha ou Sicília (Rovira 1995: 55; Vilaça 1997). A publicação
dos resultados de outras análises, nomeadamente dos materiais de
Santa Luzia (Viseu), apontam no mesmo sentido (Senna-Martinez e Pedro
2000 b: 77)". Pag 377
.
(17L):
“Percorrendo o olhar pela actual dispersão dos achados
do Bronze Final
imputáveis à
órbita mediterrânea (...) No conjunto, são catorze as estações
onde encontramos tais
testemunhos, todas elas correspondentes a sítios de
habitat, aspecto que importa, desde já reter. Vejamos,
sucintamente, o que nos dizem cada um deles, em termos
de tipos de artefactos, sua funcionalidade, contextos
de uso e cronologias,
nomeadamente radiocarbónicas”. Pag. 380
.
(17m):
LUGARES DEL BRONCE BAJO ENTRE
EL TAJO Y EL DUERO, CON RESTOS MEDITERRÁNEOS según Raquel Vilaça:
CASTRO
DE SANFINS , MONDIM, MOIMENTA DA
BEIRA
fíbulas
de ‘codo’, bem identificadas (...) Outros testemunhos, cerâmicos
– cerâmicas com
decoração de «tipo Baiões» (...) uma longa diacronia de
ocupação, ignorando-se se contínua
ao longo do I milénio a.C. ou com abandonos
temporários.
MONTE
AIROSO, GRANJA, PENEDONO 382
Bronze
Final beirãs, em função dos
testemunhos que têm aparecido em distintos momentos.
Nunca
foi submetido a escavações
cientificamente
conduzidas.
S.ª
DA GUIA, BAIÕES, S. PEDRO DO SUL
O
designado castro de Baiões é um entre muitos
outros da Beira Alta com ocupação do Bronze
Final, mas único
por aquilo que nele foi encontrado.
Os
suportes com rodas, quer pela forma/função em si,
quer pela inconfundível decoração
entrançada ou em forma de
Y, oferecem
um inequívoco «ar
mediterrâneo», concretamente de
estilo sírio-cipriota, conforme bem observou
Almagro Gorbea
em distintas ocasiões. Mas
como se
sabe, esse é também o estilo que marcou
presença nas
produções sardas
do Nurágico III
(c. 1300-900 a.C.), por sua
vez, influenciadas
por Chipre. 383
Pelo
motivo acima referido, são insuficientemente conhecidos
os contextos das quatro
datas de C
articuláveis com a
ocupação do Bronze Final deste povoado
(...) A sua calibração para um intervalo de confiança de 2 sigma,
fornece os seguintes valores: 1370-1019 cal. a.C. 1370-1019 cal.
a.C., 1606-769 cal. a.C. e 1260-802 cal. a.C. Atendendo que
correspondem a níveis onde estaria presente a cerâmica «tipo
Baiões/Santa Luzia», verifica-se que são de um período anterior,
pelo menos as duas primeiras, ao definido para Baiões, onde esta
cerâmica também estaria presente. 385
CASTELO
DOS MOUROS, VISEU
ocupação
do Bronze Final, bem expressa nas suas cerâmicas, onde, mais uma
vez, se encontram as de «tipo Baiões/Santa Luzia», e, com maior
intensidade, da Idade do Ferro
OUTEIRO
DOS CASTELOS DE BEIJÓS, CARREGAL DO SAL
ocupação
atribuível aos finais da Idade do Bronze (Senna-Martinez 2000b) 385
A
sua calibração, para um intervalo de confiança de 2 sigma fornece
os seguintes valores: 906-726 cal. a.C., 1369-939 cal. a.C. e
1368-1022 cal. a.C. 386
CABEÇO
DO CRASTO DE S. ROMÃO, SEIA
A
sua calibração, para 2 sigma, é, respectivamente: 12571003 cal.
a.C., 1312-1055 cal. a.C. e 1044-555 cal. a.C. 386
ALEGRIOS,
IDANHA-A-NOVA
de
«tipo Baiões/Santa Luzia» (...) A sua calibração para 2 sigma
define um intervalo
entre
1414 e 1215 cal. a.C.
MOREIRINHA,
IDANHA-A-NOVA
grau
de confiança de 2 sigma, os seguintes valores: 1262- 949 cal. a.C. e
1117-808 cal. a.C. 387
MONTE
DO FRADE, PENAMACOR
A
sua calibração, para um intervalo de confiança de 2 sigma, indica,
respectivamente, os seguintes parâmetros: 1003-913 cal. a.C.,
1192-1132 cal. a.C., 1292-946 cal. a.C. e 1257-790 cal. a.C. É
possível estimar uma ocupação centrada entre o séc. XI e a 1.ª
metade do séc. X a.C. 387
MONTE
DO TRIGO, IDANHA-A-NOVA
Parcialmente
muralhado, encontramos uma ocupação do Bronze Final sobreposta a
uma outra, calcolítica, esta com pratos e taças de bordo espessado
e almendrado, cerâmica campaniforme de «estilo internacional»,
pesos de tear paralelepipédicos e em «crescente», etc. Ao Bronze
Final correspondem diverso materiais cerâmicos, líticos, de pasta
vítrea e metálicos 387
obtêm-se,
respectivamente, os seguintes valores: 1419-1057 cal. a.C., 1387-1056
cal. a.C., 1368-1022 cal. a.C., 1368-1022 cal. a.C., 1262-997 cal.
a.C., 1211-925 cal. a.C. e 1193-937 cal. a.C. 388
MONTE
DE SÃO MARTINHO, CASTELO BRANCO
comprovada
ocupação do Bronze Final (388)
ABRIGO
GRANDE DAS BOCAS, RIO MAIOR, SANTARÉM
PRAGANÇA,
CADAVAL
cerâmicas
pintadas a vermelho de «tipo Carambolo» e de ornatos brunidos do
Bronze Final (Ruiz-Gálvez Priego 1993: 56; 1998a: 223; Cáceres
Gutiérrez 1997, entre outros), 390 cerâmicas de «tipo Baiões»
391
.
(18):
LISTADO DE LOS OBJETOS QUE REFERIMOS, ESTUDIADOS POR ALMAGRO-GORBEA
(QUE LOS FECHA EN EL BRONCE BAJO; CONSIDERÁNDOLOS DE PROCEDENCIA O
INFLUJO MEDITERRÁNEO):
1º-CUENTAS
SEGMENTADAS DE PASTA VITREA DE
FUENTE
ALAMO (CUEVAS DE
ALMANZORA,
ALMERÍA)
: Formaban
parte del ajuar de un enterramiento individual
en
cista, la sepultura nº 9 de Fuente
Alamo.
La
cronología
estimada
es de Argar B
(...) por la aparición de las cuentas de pasta vítrea que deberían
fecharse a partir del 1400 ane (Lull 1983: 211). De nuevo las
cronologías radiocarbónicas calibradas elevarían la cronología de
esta tumba, por encima del 1500 ane.
2º-
ALTAR DE CUERNOS DE LA ENCANTADA (GRANÁTULA
DE CALATRAVA, CIUDAD REAL) Sus excavadores interpretan como «templo
funerario» y que vinculan con unas
relaciones constantes entre la cuenca
oriental del Mediterráneo, en
particular anatólicas,
y la Península Ibérica
(Sánchez Meseguer
et al.
1985).
La cronología
obtenida
por C14
para
el nivel
III
(Nieto
Gallo
y
Sánchez Meseguer
1980)
permite fecharlo en el siglo XIV ane.
(...)
o entre los siglos XVIIXVI A.C. por medio de la calibración directa
de estas fechas, que proporciona las siguientes, 1625 y 1527 ANE
respectivamente.
3º-
CILINDRO-SELLO DE VELEZ MÁLAGA (MÁLAGA): Tras un estudio realizado
por
Blanco
(Blanco Freijeiro 1962) se le considera fabricado
por
un taller sirio, con una cronología comprendida entre el 1450 y 1350
a.C.
4º-
COLLAR DE ALMUÑECAR. GRANADA: La presencia de cuentas de ámbar y el
cilíndro de cornalina en este collar al igual que el lapislázuli en
el de
Vélez-Málaga
nos inclina a vincular estos hallazgos con la
actividad
de intercambio micénica mejor que con la de
los
fenicios
5º-
CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DEL LLANETE DE LOS MOROS (MONTORO.
CÓRDOBA): Dos fragmentos micénicos asociados a contextos culturales
estratificados de finales del II milenio a.C. La cronología relativa
de estas piezas puede corresponder tanto a un Micénico Reciente
IIIA-IIIB, como a un IIIC, dada la pequeñez de los fragmentos.
Proceden del taller Micenas-Berbati (Argolida), como se ha podido
comprobar (...) Otro conjunto de piezas está formado por más de
sesenta fragmentos (..) dendrocronológica la eleva hasta 1114, con
unos intervalos comprendidos entre 1212-1015. (....) un fondo de un
vaso contenedor, procede de estratos en los que se inicia el Bronce
Final (...) Su calibración directa las lleva a 1134 y 1247
6º-
CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DE CARMONA (SEVILLA): Lo estiman en unas
fechas de finales del II milenio a.C. sin calibrar.
8º-
CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DE LA CUESTA DEL NEGRO (PURULLENA,
GRANADA): La calibración directa da 1444 y 1398 a.C.
9º-
CERÁMICA A TORNO PROCEDENTE DE GATAS
(ALMERÍA)
10º-
COLGANTES Y CUENTAS DE CORNALINA: La
cronología
general estimada, sin calibrar, estaría en torno
al
1100/1000 a.C.
(...) la cornalina, el lapislázuli y el ámbar serían productos
relacionados con los intercambios de finales del II milenio a. C. y
no con la colonización fenicia.
.