ÍNDICE
GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general,
que contiene los más de ciento cincuenta artículos que hasta ahora
hemos editado en "Tartessos y lo invisible en el arte".
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acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en
rojo y cuya finalidad es razonar las ideas).
Ambos podrán leerse completos; pero si desea hacerlo entre líneas,
bastará con seguir
la negrilla o
las letras rojas destacadas.
SOBRE
Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba,
tipos de barcos minóicos y egipcios, fechados entre el 1800 y el
1450 a.C..
En la imagen inferior, un mapa de Europa y el Mediterráneo donde he marcado las coordenadas que demuestran como Atenas y Giza están fundadas en paralelos exactos: La Gran Pirámide prácticamente sobre el Grado 30 y la Acrópolis encima del 38º. Podremos creer imposible que desde tiempos tan remotos manejasen ya de algún modo la “Latitud”; pero la realidad no era así (necesariamente). Pues hemos de dejar bien claro que para entender una situación geodésica no hacía falta conocer la esfericidad de la Tierra, sino simplemente haber medido la altura de la luz solar (con el fin de leer las horas o los días). Llegándose pronto a la conclusión de que dos veces al año (los días de Equinoccio) la sombra en Giza era de 30º -equivalente a un medio del gnomon- y en Atenas era de 38º (prácticamente 3/4 partes a la altura de la vara con la que la midamos). Para conocer estos hechos bastaría con analizar la altura máxima del Sol cada jornada, valiéndose de una regla de ángulos; artilugio que sabemos ya existía en el cuarto milenio a.C.. Asimismo es sabido que en aquellos tiempos tan remotos, ya se había dividido la circunferencia en 360 Grados (tal como actualmente seguimos haciendo) (1) . Por todo ello, hemos de pensar que necesitaban viajar a través de las sombras o altura de astros y por lo tanto fundaban sus ciudades y lugares sagrados en puntos geográficos perfectamente localizables (en el 30º -Giza- o el 38º -Atenas-).
En la imagen inferior, un mapa de Europa y el Mediterráneo donde he marcado las coordenadas que demuestran como Atenas y Giza están fundadas en paralelos exactos: La Gran Pirámide prácticamente sobre el Grado 30 y la Acrópolis encima del 38º. Podremos creer imposible que desde tiempos tan remotos manejasen ya de algún modo la “Latitud”; pero la realidad no era así (necesariamente). Pues hemos de dejar bien claro que para entender una situación geodésica no hacía falta conocer la esfericidad de la Tierra, sino simplemente haber medido la altura de la luz solar (con el fin de leer las horas o los días). Llegándose pronto a la conclusión de que dos veces al año (los días de Equinoccio) la sombra en Giza era de 30º -equivalente a un medio del gnomon- y en Atenas era de 38º (prácticamente 3/4 partes a la altura de la vara con la que la midamos). Para conocer estos hechos bastaría con analizar la altura máxima del Sol cada jornada, valiéndose de una regla de ángulos; artilugio que sabemos ya existía en el cuarto milenio a.C.. Asimismo es sabido que en aquellos tiempos tan remotos, ya se había dividido la circunferencia en 360 Grados (tal como actualmente seguimos haciendo) (1) . Por todo ello, hemos de pensar que necesitaban viajar a través de las sombras o altura de astros y por lo tanto fundaban sus ciudades y lugares sagrados en puntos geográficos perfectamente localizables (en el 30º -Giza- o el 38º -Atenas-).
ABAJO:
De
nuevo,
en la imagen explicamos el
modo de navegar guiándose por las estrellas -o con la luz solar-,
bastando con un compás y una regla angular. Nada
hay que saber acerca de la esfericidad de la Tierra,
necesitando simplemente conocer la fecha, partiendo de que cada día
la sombra -o la altura de una estrella fija- varía 1/4 (+ 1/40) de
Grado aprox.
Es decir; por la noche bastaría observar la Polaris y durante la
mañana, medir la altura máxima del Sol (al mediodía); tras ello
calcular las jornadas habidas desde el Equinoccio. Ya que
-lógicamente- desde el comienzo del verano al inicio del invierno,
había que restar; y del solsticio invernal (21-22 diciembre) hasta
el estival (21-22 junio) añadir en cada jornada, esta variación de
un cuarto de grado diario -más o menos-.
De esa manera y trazando líneas de sombras, podrían viajar sin
perderse, sabiendo simplemente a qué altura de luz solar estaba cada
puerto o destino. Lo que llamamos actualmente Latitud y que en la
Antigüedad sería concebido como coordenadas de una igual situación
bajo el Sol y las estrellas. Siendo
así, es perfectamente lógico que se fundase Atenas en lo que
después fue el Paralelo 38 (donde el Sol se situaba en los
equinoccios a 38º; un lugar de fácil localización para los pilotos
de naves) o que la Gran Pirámide se elevase en el Paralelo 30. Un
punto donde la sombra era de 30º en los Equinoccios y que
seguramente antes de localizarlo en Giza, se pensó estaba en Saqqara
(donde elevaron la gran pirámide escalonada unos dos siglos previos
a la de Keops)
1-
BARCOS Y NAVEGACIÓN EN LOS TIEMPOS MÁS ANTIGUOS:
.
En
nuestro anterior artículo habíamos analizado los diferentes tipos
de embarcaciones mediterráneas, utilizadas durante el II milenio
a.C.; centrándonos en un estudio de Marisa Ruiz-Gálvez.
Trabajo de enorme interés (2)
, donde
esta profesora explica minuciosamente los
pormenores de las
embarcaciones usadas hace unos tres o cuatro mil años. Exponiendo la
tipología de las naves del Egeo y de Oriente Medio
durante aquel tiempo; pasando posteriormente a comprarlas con las que
se
han hallado representadas en territorio ibérico. Figuras
con naves de las que en nuestras tierras tan
solo se conocen algunos petroglifos y bajorrelieves;
entre los que destaca el
de Auga dos Cebros y
los representados en un punto de vigía sobre el Estrecho de
Gibraltar, situado en Laja
Alta. Grabados
sobre paredes o rocas, que hacen concluir a la profesora Ruiz-Gálvez
la aparición de gentes venidas desde el Egeo y de zonas de Oriente
Medio,
en pleno Bronce Final. Unos “visitantes” de las costas atlánticas
andaluzas y gallegas, llegados entre los siglos XIII y el XI a.C.
(3)
.
Suponiendo
asimismo esta investigadora que en las singladuras desde su tierra de
origen, los marineros egeos, levantinos o cretochipriotas;
dirigirían aquellas embarcaciones orientándose ya por las
estrellas.
Con unas técnicas de navegación que les permitiría realizar viajes
en alta mar, perdiendo de vista durante días la costa.
.
Ante
la anterior afirmación, donde Ruiz-Gálvez considera que a fines
del segundo milenio podían navegar de "altura", guiados a
través de los astros; hemos de añadir que para viajar de ese modo
tan solo era necesario conocer la altura de las sombras, o bien medir
la Estrella Polar. Todo lo que implicaba viajar durante los
veranos e ir trazando rutas de Este a Oeste y viceversa; pudiendo
llegarse siempre a un destino, si conocíamos a qué altura estaba su
sombra máxima o a qué grados se veía desde allí la Polaris.
Bastando para encontrarlo poner rumbo hasta ese puerto en el cual
la luz solar -o la visión estelar- se situaba en el punto de
referencia que nos dijeran (tal como hemos explicado varias veces y
repetido en la imagen superior). Siendo así, pondremos el ejemplo de
cómo para llegar a Denia, desde Oriente Medio; bastaría saber que
la sombra o grados de la Polar en este puerto de Alicante, es de
38,5º en Equinoccios. Consecuentemente, si -por ejemplo- teníamos
que arribar a Denia un 10 de junio, calcularíamos las jornadas
habidas desde el Equinocccio de primavera, hasta la fecha en que
llegábamos a destino (que son 82 días). Posteriormente,
multiplicaríamos 82 por 1/4 sumándole un resto de casi del diez por
ciento (1/40 diarios -aprox-). El resultado es que la sombra habría
avanzado el 10 de junio ya unos 20,5º + 2º (22 grados
aproximadamente); por lo que para llegar a Denia habríamos de poner
proa a un punto en el que a el Sol en su cenit (o la Estrella Polar,
durante la noche) se vieran a unos 50,5º : Los 38,5º iniciales en
que se sitúa ese puerto (al comienzo de la primavera o del otoño),
más los avanzados durante esos 82 días. Como podemos comprobar,
para esta operación no se precisa conocer ni la esfericidad de la
Tierra, ni sus grados, ni la medida del arco terrestre. Bastando
saber sumar y no necesitándose más que un compás, o bien una
cuerda que se extienda desde un mástil, para medir los grados de
inclinación en nuestra visión.
.
Pero,
además de este, existía otro modo de viajar con iguales resultados;
tanto o más seguro que el de guiarse midiendo la Polar, o el Sol. Es
el que en su día denominé "ornitonáutia"; un método de
orientarse por medio de la suelta de aves. Diferenciándose -a
mi juicio- dos sistemas principales en esa “ornitonáutia”:
Primero el realizado con pájaros adiestrados (palomas mensajeras);
que una vez lanzadas señalan el punto hacia el que retornan,
pudiendo además transportar una pequeña "carta". En
segundo término, los pilotos de las naves podrían soltar pichones y
otros pájaros que llevasen a bordo, como comida; ya que estos pronto
se elevan marcando dónde se halla el horizonte más cercano (o
en su lugar, de estar muy lejos la tierra, volverán al barco en
espera de huir de este cuando divisen de nuevo un lugar claro hacia
el que poder dirigirse). Cuanto expresamos, unido a la facilidad
de guiarse siguiendo las sombras, o la Polar; hace evidente que desde
los tiempos más remotos pudieron llegar navegando de altura desde
Oriente Medio hasta nuestras tierras (con un mínimo conocimiento
de los astros o bien sirviéndose de aves y otros animales -como los
delfines-). Unos hechos que se demuestran en que desde los tiempos
más remotos, egipcios y mesopotamios eran capaces de atravesar el
desierto (viajando entre las dunas durante días, cruzando miles
de kilómetros con sus caravanas y careciendo por entonces de
camellos).
SOBRE
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Arriba,
barco que hemos numerado como 6º, de los que aparecen en el fresco
de Akrotiri (isla
de Tera-Santorini) fechado
en el siglo XVIII-XIX a.C.. Como
podremos observar, su
casco está profusamente
decorado
con palomas, ave que los helenos denominaban “Peleias”, voz que a
mi juicio procedería del griego pleo
(“pleo”) y que significa navegar
-al ser este el animal con el que viajaban en los barcos, sirviéndose
de ellas para guiarse y alimentarse-. Por este motivo -a mi entender-
las estrellas que marcaban la época en la que se podía atravesar
el Mediterráneo en barco, fueron llamadas Pléyades. Conjunto
estelar que nace en el firmamento a comienzos de Mayo y desaparece al
empezar noviembre; meses en los que era posible navegar sin
temporales, ni gran oleaje.
.
.
.
.
ARRIBA:
Grabado
del siglo XVI (editado
por William Borough -Londres, 1585-), en
el que se describe la famosa “ballestilla” o alidada; con la que
los marinos medían la altura de los astros, cuando no disponían de
cuadrantes.
Su
funcionamiento es muy sencillo, consistiendo en observar la altura de
la Polar -o del Sol- en su cenit, marcando el punto en que los vemos,
con la varilla que atraviesa (la vertical). Luego, se leería en el
listón horizontal los grados;
marcardos por el fabricante de la alidada (quien simplemente los
calcularía conociendo las alturas en cada caso, observando el
triángulo entre el cateto (A) -listón vertical- y el (B) -tabla
horizontal-. Con
esta simple operación reconoceríamos la Latitud o altura Norte-Sur
a la que estamos en cada momento;
aunque para el cálculo de la Longitud (distancia de Este a Oeste) se
tendrían que servir de clepsidras, relojes de arena, o bien de
lámparas; que les indicaran la diferencias horarias en la salida del
Sol y de las estrellas (algo que hasta el siglo XVIII, con la
invención de los relojes mecánicos, fue muy difícil de hallar; de
allí la importancia de la brújula divulgada desde el siglo XIII,
para marcar rumbos).
SOBRE
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Arriba,
de
nuevo dos objetos propiedad del Museo Arqueológico Nacional (al que
agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes):
A nuestra izquierda, sandalia votiva tallada en hueso, hallada en el
dolmen de Almirazaque. Junto a ella, zapatilla de esparto que vestía
uno de los cadáveres encontrados en el interior de la Cueva de los
Murciélagos -cuyas
cabezas estaban también tocadas con cascos de esparto-.
Decíamos en nuestros anteriores artículos: “la
zapatilla votiva en hueso, contiene las mismas características que
las lúnulas irlandesas y los idolillos megalíticos (tal
como observó sabiamente en su día Almagro Basch). Fue
hallada en un enterramiento megalítico de Almirazaque (Almería),
localidad de Cuevas de Almazor, cercana a Los Millares. Sus dibujos
son iguales a los del campaniforme y su significado votivo sobre el
esparto deja bien claro la sacralización de este material. Un tejido
que
no solo les
permitía vestir
y crear instrumentos de manera sencilla; sino también
armarse y protegerse, pues los escudos y corazas recubiertas de
esparto serían francamente seguros, en una época en que no existían
los metales.
Ello explicaría por qué en la Cueva de los Murciélagos (antes
mencionada), algunos de los difuntos allí inhumados tenían un
"casco" de este tejido. Por
lo demás, otros tipos de cáñamo también concedían una aplicación
médica y bélica. Proporcionando la adormidera una droga que
permitía parir y "operar" sin dolor, aunque también
batallar sin sufrir miedos ni angustias.
Siendo mi teoría que los ejércitos antiguos proporcionaban este
tipo de drogas a sus soldados antes de entrar en confrontación, todo
lo que actuaba como una `poción mágica´, normalmente realizada con
adormideras”.
ABAJO:
Fotografía
mía,
hace pocos años, tomada en
unos grandes almacenes de Tokio, donde exponía y vendíamos objetos
españoles de esparto (entre
otras mercancías que promocionábamos). En la imagen, se me puede
ver a la derecha, junto a diversas cestas y enseres tejidos con
cáñamo; cuya
calidad en cestería aún es insuperable (pues soporta humedades e
inclemencias de un modo solo comparable con el plástico).
Por estos motivos, siempre sostengo que la
gran revolución neolítica y pre-eneolítica, llegaría con el
tejido de lino y de esparto; materiales con los que no solo pudieron
vestirse y calzarse, sino sobre todo, protegerse y crear velas o
cuerdas.
Sogas con
una resistencia que les permitiría el arrastre y elevación de
placas de piedra con varias toneladas de peso (tal
como encontramos en los megalitos; hecho en ocasiones con lajas de
decenas de miles de kilos). Asimismo, estas
cuerdas de esparto, también servirían para navegar y hacer barcos;
incluso tejiendo sus cuadernas con cabos atados que luego se
embreasen. Pues -como
es sabido- el
secreto de la navegación residió hasta
la aparición de los mercantes a vapor, en
los velámenes de lino y en las grandes sogas de esparto. Cordeles y
cabos, que junto a las velas tejidas, servían como motor, ensamblaje
y guía de toda embarcación.
Todo
ello puede hacernos comprender por qué las primeras civilizaciones
están unidas al cultivo y manejo del cáñamo, del lino o del
esparto. Explicando estos hechos por qué en los más antiguos
enterramientos de la Península, aparecen objetos votivos de esparto;
cuyo dibujo y diseño también comparte la cerámica de aquel
remotísimo tiempo.
Algo que podemos comprobar en
la anteriormente citada Cueva de los Murciélagos;
donde fueron
halladas diversas zapatillas, junto a cestas oferentes hechas en
esparto y que se fechan entre el 5200 y el 4600 a.C.. Además,
contenían algunos de estos capacetes, flores de adormidera; lo que
nos indica el sentido ritual e iniciático de este enterramiento de
Los Murciélagos, en el que aparecieron doce cadáveres de hombre
rodeando al de una mujer. Fue
tristemente expoliado a principios del siglo XIX, pero un sabio
coetáneo sería capaz de recuperar cuanto allí dejaron sus
ladrones, e incluso describir en qué forma encontraron todo,
aquellos que primero entraron en esta caverna-enterramiento, que
sin lugar a dudas es el antecedente más directo de las posteriores
cuevas artificiales
-como las de Antequera-.
2-
BARCOS DESMONTABLES Y TECNOLOGÍA NAVAL EN EL SEGUNDO MILENIO a.C.
(la nave representada en el desierto egipcio de Teneida)):
.
En
los párrafos e imágenes anteriores, hemos realizado una “breve
introducción”, donde de nuevo mostrábamos el modo en que el
hombre pudo lograr guiarse por medio de las estrellas -o a través de
otros sistemas e ingenios- ya hace más de seis mil años. Asimismo,
una vez más, incidíamos en la importancia del esparto, junto a los
tejidos en cáñamo y linos, como origen de la revolución desde el
Neolítico al Eneolítico. Surgiendo gracias a esas cuerdas y a
las “telas” fabricadas con fibra vegetal, tanto el calzado y la
navegación, como los primeros artilugios mecánicos (no solo el arco
y cordeles para cazar; sino también determinadas ruecas y ruedas que
permitirían trabajar el tejido o pulimentar la piedra). Tras
esta breve exposición, regresamos al trabajo de la profesora
Ruiz-Gálvez para iniciar el artículo de hoy, donde primeramente
veremos algunas características más de la embarcaciones que
manejaban en el Mediterráneo -hace unos treinta y cinco siglos-.
.
Siendo
así, nos explica la mencionada investigadora el modo en que las
naves ya a mediados del segundo milenio a.C., tenían hasta
“iluminación marinera”; en forma de faros fabricados con ánforas
rotas o con lamparillas de aceite. Escribiendo Ruiz-Gálvez que
“entre los s. XIV a.C y
XII a.C, se desarrollaron barcos en el Este del Mediterráneo mayores
y más marineros, con roda, cofa, luces de posición, castillo de
proa, y, al
menos desde el s. XIII a.C., también, barcos de guerra, con galería
de remeros, más rápidos y autónomos que los comerciales a vela,
pero susceptibles (…) de ser también usados con fines mercantiles”
(4)
. Siendo este un
tiempo en el que a juicio de la citada arqueóloga, ya disponían de
una tecnología naval y de unas técnicas de navegación que les
permitirían llegar sin problemas hasta los confines del Occidente
mediterráneo. Refiriéndose a nuestra Península
y mencionando estos hechos en relación con las representaciones de
naves de tipo egeo, halladas al menos en Laja Alta (Cádiz) y en
Galicia.
.
Pese
a todo, creemos que la insigne profesora Ruiz-Gálvez
(a la que debemos algunos de los estudios más destacados sobre
navegación y precolonización del Bronce peninsular), no
ha mencionado un hecho importante, como es el de los barcos
“plegables”. Naves fabricadas en
forma de “kid”, desmontables por
cuadernas y fases, que sabemos -al menos- transportaban los ejércitos
de Egipto (tal como muestran los
restos de la batalla de Qadesh, donde la infantería cruzó los ríos
valiéndose de estos ingenios). Unas embarcaciones
posiblemente encargadas en Biblos, zona de gran influencia faraónica
y muy rica en bosques; a diferencia
del Nilo, donde desde el 2000 a.C. apenas existían árboles. Lo que
haría de aquel territorio un lugar deforestado a consecuencia del
cambio climático -a finalizar de la glaciación, o por los
constructores de pirámides-, en que sería muy difícil llevar a
cabo la actividad de astillero. Fabricando los egipcios tan solo
barcos con troncos de tamarindo o con juncos y papiro. De hecho,
sabemos que los faraones desde tiempos muy remotos compraban sus
naves a gentes de Biblos, donde a veces adquirían enormes
embarcaciones ya terminadas, que les llegaban por mar. Aunque en
otras ocasiones los compraban hechos por piezas, no tan grandes y que
importaban hasta el Nilo en tablas
(donde los montaban). Unas veces para llevarlos hasta el Mar Rojo,
pero comúnmente para utilizarlos en el río, o en las orillas del
delta.
.
Acerca
de ello, conocemos el modo
en que esas naves plegables eran transportadas a lomos de
cabalgaduras (en caravanas o expediciones militares), cuando los
soldados o comerciantes se dirigirían hacia el mar y a tierras donde
debían cruzar aguas.
Recordando la Historia como en algunas misiones mandadas hasta el Mar
Rojo (especialmente desde Tebas -la actual Luxor-); sus viajeros
llevaban aquellos barcos, que montaban y ensamblaban al llegar junto
a la orilla. Sirviéndose de ellos para atravesar hasta el otro lado
del mar, o bien para realizar viajes no muy largos. Suponiéndose que
no llegarían al Cuerno de África, ni menos saldrían al Índico;
habida
cuenta la ligereza de esas embarcaciones plegadas
(preparadas para singladuras cortas y con poco oleaje). Pese a todo,
no cabe la menor duda de que servirían
para cruzar ríos y lagos; o para realizar tramos cortos marinos.
Pero -principalmente-
para transportar tropa y mercancías, en viajes de cabotaje (con
pocos días de duración). Unas
naves fabricadas por piezas, sobre las que nos dice Nicole Schuster
que principalmente las utilizaban cuando salían desde el Nilo: “para
el Mar Rojo, dado que la ruta de Coptos hacia Qossier era terrestre,
confeccionaron un sistema de barcos desmontables y trasportables por
tierra (*). El
argumento, que permite afirmar que son los egipcios quienes se
encargaban de la construcción de los barcos “prefabricados”,
reside en el hecho de que, a los alrededores de Qossier, no crecía
la madera necesaria para la edificación de las naves. De ello se
deduce que los egipcios han tenido que fabricar sus barcos
desmontables en el valle del Nilo para poder luego transportar las
piezas desarmadas y ensamblarlas de nuevo en el puerto (**) de
Qossier(***)”
(4b)
.
.
SOBRE
ESTE PÁRRAFO: Arriba,
barco que hemos numerado como 1º en el fresco de Akrotiri (aparecido
en los restos de Tera-Santorini y fechado en el siglo XIX-XVIII
a.C.). Como podemos observar
se trata de una nave ligera, movida a remo, de unos ocho metros de
eslora y con un timonel.
Este tipo de embarcaciones -llamadas en el Norte hispano “traineras”-
eran usadas en el Cantábrico para avistar y seguir a las ballenas
que se acercaban a la costa. Atreviéndose los tripulantes a
perseguir con ellas a los cetáceos hasta asestarles un lanzazo,
quedando atados al arpón y sin temor a ser arrastrados mar adentro,
o verse hundidos por el enorme animal que deseaban capturar. No se
valían de barcos a vela debido a la falta de “maniobrabilidad”
con ellos; habida cuenta que el primero que hiriese al gran mamífero,
sería el dueño de la pieza. Siendo así, salían a mar en
descubierto y con traineras de este tipo (muy ligeras, a remo), para
perseguir ballenas que pesaban cien veces su cabotaje o que
multiplicaban por decenas el volumen de la barca y sus ocupantes.
Todo ello, hoy nos puede parecer imposible; aunque hace
unos cien años se jugaban varios hombres la vida por lograr hacerse
con un cetáceo, para vender sus miles de kilos de carne y grasas.
Algo que debe hacernos reflexionar sobre cuánto harían y navegarían
durante la Era de las Pirámides, por obtener el oro, la plata, el
estaño, cobre y el ámbar del Atlántico.
.
ABAJO
:
Pinaza
vasca, tal como se expone en el Museo de Bilbao (al
que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Se
trata de una embarcación
de unos 12 metros de eslora y 4 de manga, que era tripulada a remo o
vela, por unos siete marineros y un patrón. Muy
semejante a la nave del pecio de Uluburún; fechada en el siglo XIV
a.C. y hallada frente a las costas de Turquía (con
más de once toneladas de cobre y una de estaño). La
pinaza, se utilizaba para pesca de bajura, aunque se sabe que con
ellas llegaban hasta Terranova, en busca de bacalaos y de ballenas.
Para todo interesado en la importante historia de la pesca y
navegación en el Cantábrico, les recomendamos la serie de
televisión que el canal 2 de TVE ha emitido recientemente bajo en
nombre de “Balleneros”. En estos documentales se muestran los
medios para navegar y el valor de
los hombres de los puertos del Norte de España
(desde Higer hasta A Guarda); quienes se
atrevían a llegar a tierras del Atlántico Norte en barcos muy
rudimentarios, con el fin de pescar esas enormes presas. Tras lo que
regresaban, cargando el aceite y carnes en barriles que durante
meses rellenaban mar adentro,
cerraban y sellaban; para que luego fueran manufacturados en las
factorías de las costas norteñas. Del mismo modo, en
las playas y litorales del Norte existían plataformas de
avistamiento para vigilar la posible llegada de cetáceos, a los que
apresaban saliendo a toda prisa en las mencionadas traineras.
Acercándose hasta ellos, para lanzar sus arpones y dejarse arrastrar
por esos imensos monstruos marinos;
que tras agotarse en su intento de huida -o desangrarse- eran
capturados por estas pequeñas barcas (quienes luego los arrastraban
hasta la costa, para ser troceados y convertidos en alimento, o en
aceites -principalmente en óleos medicinales y de lámparas-).
PARA
LOS INTERESADOS EN VER LOS REPORTAJES QUE INDICAMOS, PULSAR EL
SIGUIENTE ENLACE:
SOBRE
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Dos
imágenes de toneles gallegos del siglo XVIII, de enormes dimensiones
(observemos
la mesa y puertas junto a estos, para darnos cuenta de que se trata
de recipientes con miles de litros de capacidad). Evidentemente, la
industria de la tonelería mucho tendría que ver con la de los
astilleros, por cuanto el tratamiento de la madera y los ingenios
usados, debieron de ser comunes en ambos casos. En la fotografía de
abajo, podemos ver el medio de cerrar los toneles cuando no se
disponía de “cinchas metálicas”; usando en su lugar trenzados
hechos con maderas muy elásticas (principalmente
de árboles y raíces cercanas a los pantanos o ríos). Al parecer,
este
sistema de cinchar lograba apretar las bandas del tonel de un modo
casi igual a las bandas de metal. Llegando
a poder construirse barriles tan solo con maderas; algo que nos habla
de unas técnicas capaces de desarrollarse ya en el neolítico; al
igual que sería posible en esos tiempos construir barcos tan solo
con cuerdas. Utilizando estas cinchas hechas con ramas y con
cuadernas atadas; tras lo que la cubierta sería embreada y bien
calafateada (con grasas o con resinas procedentes de raíces
quemadas).
Continuando
con el trabajo de Ruiz-Gálvez
que
venimos analizando, la profesora
incluye entre los tipos de barcos egeos de mediados del II milenio
a.C.; uno representado en pleno desierto egipcio.
Embarcación que nos explica pertenece a un
“grabado
que Basch publica, procedente de Teneida en el oasis de Dakhleh
(Egipto), que el autor data a fines del siglo XIII a.C., época en la
que en la costa egipcia se estaban construyendo fortalezas para
defenderla de los ataques de las tribus libias” (5)
.
Dicho
Oasis se encuentra entre las dunas; a unos trescientos kilómetros
del Nilo y aproximadamente a setecientos de las costas del
Mediterráneo (tal
como podemos ver en los mapas que bajo estos párrafos incluyo).
Como dijimos, a juicio de la investigadora, sería de tipo egeo esa
embarcación representada en un bajorrelieve sobre piedra, encontrado
en el referido oasis (imágenes del barco que también más abajo
incluimos).
Creyendo Ruiz-Gálvez
que su aparición en aquel lugar, en mitad del desierto, se
explicaría en razón a que Teneida se encuentra al comienzo de un
camino caravanero. Ruta,
que -como
podemos ver en los mapas de abajo-
unía las zonas cercanas a la actual Luxor, con un puerto antiguo del
Mediterráneo
situado donde hoy está Marmárica.
.
Siendo
ese el motivo para Ruiz-Gálvez, por el cual en mitad de las arenas
encontraron un bajorrelieve representando un barco; según teoría
del prof. Basch -entre otros-
(6)
. Pues desde
ese camino que partía de Tebas, se llegaba a una pequeña ciudad
portuaria sobre un islote. Salida al mar situada a unos 250
kilómetros al Oeste de Alejandría y al Sur de la isla de Creta; que
según su actual excavador era un baluarte de poca importancia. Un
puerto de mínimas dimensiones,
tan solo dependiente de zonas del interior (quienes la protegerían);
o bien donde gentes de esa costa lejana y del delta Nilo, lograban
comerciar. Todo lo
que demuestran los hallazgos allí, de “Cerámica
egea, chipriota, cananea, egipcia o anatólica, permiten datar la
presencia de comerciantes en la isla entre fines del s XV a.C. y
segunda mitad del s. XIII a.C., con visitas esporádicas a la misma
en el s. XII a.C.
(...).
Para su actual excavador (ibidem), la isla era simplemente un punto
de aguada y aprovisionamiento para los marinos que, estacionalmente,
hacían la ruta entre Creta y el delta del Nilo,
y nunca un emporio o lugar internacional de comercio” (7)
.
IMAGEN,ARRIBA:
Mapa
de la “ruta caravanera” entre Luxor y Marmara
(desde
la
antigua ciudad de
Tebas y
el puerto frente
a Apis,
en la costa). He marcado en verde la distancia en linea recta desde
Apis hasta Alejandría (unos 250 kmts) para podernos hacer una idea
de los kilómetros que habrían de recorrer, para llegar desde Luxor
al mar, a través de los oasis. Pudiéndose calcular que si viajaban
unos 50 kilómetros en cada jornada; durmiendo por el día y
desplazándose por las noches (guiados por las estrellas). Al menos
se necesitarían cuatro días desde Tebas a Charga y otros tantos
desde Charga a Teneida; logrando en unas dos jornadas más llegar
hasta Dachia y subir a El Kasr. Luego precisarían de otros cinco
días al menos para alcanzar Farafala y tres o cuatro hasta llegar a
Bahrija. Finalmente, en otros cinco días más estarían en el famoso
Siva (cuyo oráculo fue desde los Rameshidas uno de los más
sagrados) y desde allí se sabe que en otras cinco jornadas de
camino, se alcanzaba la costa -llegando a la ciudad de Apis-. Debido
a ello, desde
el lugar en que fue hallado el bajorrelieve en una piedra con el
barco (Teneida) y hasta el mar, habría unos quince días de tortuoso
camino en caravana; mientras para llegar de allí a Luxor, se
necesitarían la mitad de jornadas (aproximadamente ocho).
.
.
ABAJO:
El mismo mapa de la ruta caravanera (a la derecha) y a su lado uno
que hace años tracé, con la explicación del modo que tendrían
para viajar antiguamente: En forma de cuadrículas; de Norte a Sur y
de Este a Oeste, siempre siguiendo caminos rectos (sobre
el mar o en el desierto).
Como
podemos ver, esta
idea explica el por qué de ciertos oráculos y “omphalos”, como
puntos geodésicos o de sombras, para poder guiarse.
Coincidiendo en linea (a igual altura de luz solar y estelar) los
templos de Dodona, con el Ararat y Monte Ida (en Turquía); sagrados
para los canaaneos e hititas. El Oráculo de Delfos (en el
Parnassos), con los templos ibéricos (Alcoy, Malleta en Alonis, Puig
Campana, Yecla-Cerro de los Santos o Cancho Roano). Atenas y su
Acrópolis, con el Oráculo de Clarós. Delos, con Dídimo y a su vez
con Cnossos, al Sur. Al igual que el oráculo de Siva (Amonio)
estaría en linea Norte-Sur con los principales palacios y santuarios
minóicos (Malía, Festos etc). Todo ello demostraría el trazado de
lineas de sombras y de caminos en recto Norte Sur-Este Oeste, para
poder guiarse en el desierto o en los mares.
A
los interesados, recomendamos leer nuestros artículos:
-
OMPHALOS, MERIDIANOS Y PARALELOS EN LA ANTIGÜEDAD -los santuarios
ibericos y su situación en el Grado 38,5º Norte.
-SECRETOS
DE LOS ORÁCULOS
-PUNTOS
GEODÉSICOS Y PIEDRAS MEGALÍTICAS: OMPHALOS Y MARCAS DE ORIENTACIÓN
(PARA LEER, PULSAR):
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/08/nuevo-articulo-anadido-secretos-de-los.html
De
tal manera, considerando
este el origen y motivo por el cual fue grabado en piedra el barco
hallado a unos setecientos kilómetros de la costa (aparecido en el
camino a través de las arenas y los oasis, entre el Mediterráneo y
Luxor). Cita
Ruiz-Gálvez que los profesores Basch y White relacionarían todo
ello con batallas y guerras habidas durante los siglos XIV al XII
a.C., en la zona de Marmara.
Escribiendo cómo “recuerdan
en relación con el puerto
de
Marsa Matruh, la serie de fortalezas de época ramésida, construidas
para contener el
peligro
de
las invasiones libias que se habrían producido entre comienzos del
s. XIII a.C
y
comienzos
del s. XII a.C, esto es, entre los faraones Seti I y Ramsés III, de
las cuales la
de
Apis
(...),
se sitúa apenas 25 Km. al Oeste de la isla de Bates. Sin embargo,
Richardson
(...) señala que la presencia de comercio internacional en
la
isla
de Marsa Matruh se remonta al s. XV
a.C.
y, por tanto, es muy anterior a las guerras
libias
y a la construcción de las fortalezas egipcias” (8)
.
.
Pese
a todo y en mi opinión personal, aquel punto sobre el mar, junto a
la ciudad de Apis (ver
mapa)
tendría un uso principal como escala para unir Creta y Egipto; no
tanto militar. Ello, debido a que se halla justo al Sur de esa isla
con la que los faraones comerciaban de continuo; por
lo que poniendo rumbo Sur desde las zonas cercanas a Festos -en
Creta-, se llegaba o regresaba de ese puerto próximo a Apis.
Un baluarte quizás fronterizo para los egipcios, pues debemos pensar
que en
determinadas épocas (de peligro o de desconfianza), los barcos
minóicos no recibirían el permiso para llegar hasta el delta y el
comercio se debería descentralizar hacia puntos lejanos al Nilo
(como
el que referimos, junto a Apis; en un lugar intermedio entre Creta y
las capitales egipcias). Siguiendo unas medidas de seguridad
plenamente comprensibles, sobre todo en etapas como las que la autora
cita; cuando menciona los
siglos en que los Pueblos del Mar atacaban las costas del país
faraónico.
Apareciendo por entonces, frente al Nilo, naves llenas peligrosas de
gentes llegadas principalmente desde el litoral de Anatolia; que
buscaban nuevas tierras para vivir o conquistar, tras haber sido
expulsadas ante la caída del mundo hitita y la presión del Hierro
-en su expansión como nuevo metal de la Historia-.
.
Cuanto
antes exponemos, concuerda con los hechos que Ruiz-Gálvez recoge al
describir como “Las
recientes excavaciones en la cercana Apis (...) han
proporcionado restos de una maciza e imponente fortaleza
(...) ánforas de transporte cananeas y las jarras de estribo egeas,
así como cerámicas finas chipriotas y cretenses. Snape (...) opina
que, además de su posible misión militar, Apis podría haber
servido como aduana para los comerciantes extranjeros que entraban en
Egipto”
(9)
.
Todo ello explicaría que
aquel puerto de las costas africanas, a unos 250 kilómetros al Oeste
de Alejandría, fuera en verdad el punto de parada para que naves
desconocidas pudieran comerciar con los egipcios, evitando así que
gentes con fines bélicos llegaran hasta la desembocadura del Nilo,
haciéndose pasar por mercaderes. Siendo
ese lugar cercano a Apis, el desvío y aduana mercantil del faraón;
puesto allí como medida de prevención tan común como comprensible.
Pues parece justo entender que tan solo llegasen a costas próximas a
las ciudades importantes de Egipto, los barcos perfectamente
autorizados (bajo pabellón o tutela egipcia). Máxime, en tiempos de
guerra o de grandes peligros, como sucedía en los siglos mencionados
(del XIV a XII a.C); cuando tribus y gentes huían desde Anatolia o
de Oriente Medio en busca de nuevas tierras, tas haber sido
expulsados por los nuevos dueños, de sus lugares de origen (huyendo
de los Hombres del Hierro).
SOBRE
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Dos
imágenes del bajorrelieve de Teneida que representa un barco con
tripulantes. Arriba, el modo en que lo recoge el profesor Artzy
(de la Universidad de Tel Aviv) en su libro “Mariners and their
boats” (10)
.
El dibujo está realizado según
interpretación del profesor Basch:
-En
este vemos que se trata de un barco, al que le falta la proa y que
lleva a popa un piloto con un gran timón y portando algo en sus
manos
(semejante a una embarcación votiva o a una alidada de medir
astros).
-Frente
a él, otro personaje en mitad del navío, luce lo que parece un
enorme bastón, rematado en algo similar a un barquito o una
ballestilla para observar el cielo.
-Sobre
este segundo, uno o dos tripulantes más suben por el aparejo (tan
solo se aprecian de ellos, los píes); la
carencia de remeros y esas botavaras demostrarían que la nave se
propulsa a vela.
-Delante
de los anteriores, otros dos hombres (con gran pene circunciso) lucen
también lo que parece una gran coleta (“trenza lastrada”), como
casi todos los tripulantes.
-Más
a proa, viajarían un hombre y una mujer en un camarote o en una
cofa; él igualmente con el pene circuncidado y ella con lo que
parece un barco votivo en sus manos, o un objeto de observación de
astros.
-Finalmente,
delante del todo (en la proa), vemos un personaje tocado, con coleta
(trenza lastrada) y el pene circuncidado
(igual a los anteriores) y que
sujeta también uno de esos artilugios (que
pudiera tratarse de una pequeña nave o de una ballestilla para
observar los astros).
-Bajo
estas lineas, recojo en detalle las figuras de proa en imagen del
barco grabado descrito (foto
según Basch, 1997).
IMAGEN
ARRIBA:
De
nuevo la piedra con el bajorrelieve del barco, sobre el que he
marcado con lineas las figuras. Algunos han confundido con grandes
garrotes lo que yo personalmente considero las “trenzas lastradas”
de los marineros o príncipes que irían en el barco. Asimismo, lo
que portan los tripulantes en las manos; parecen tanto alidadas para
medir el cielo, como bien pudieran ser barcos votivos.
Acerca del
pene circunciso, creemos que se refiere a que los integrantes del
barco pudieran ser sacerdotes egipcios, realizando una ceremonia
sobre el lago del oasis. Rito en
que ofrecieran esas naves exvotas con sus manos; o bien llevaran
alidadas astronómicas, mostrando que ellos son la guía en el
desierto y en las aguas.
.
.
.
.
ARRIBA:
Dibujo
mío tal como veo e interpreto el bajorrelieve; donde veríamos
claramente las coletas o trenzas lastradas (típicas
de algunas clases -como oficiantes de Hathor- o de príncipes del
Nilo) y
los penes circuncidados, comunes a los sacerdotes egipcios. A
la vez, considero
objetos votivos o alidadas de medir astros, lo que tienen en las
manos los tripulantes. Los investigadores, comúnmente interpretan
estos enseres que portan los personajes, como armas o instrumentos de
guerra; a la vez que muchos consideran que llevan garrotes (en vez de
coletas) y que su pene circuncidado indicaría un origen canaaneo.
Pese e ello, en mi opinión serían peinados rituales, comunes a los
príncipes y a algunas clases sociales egipcias.
IMÁGENES,
SUPERIOR E INFERIOR:
Arriba,
detalle de una estatua del Museo del Cairo (al
que agradecemos nos permita divulgarla), donde vemos la figura de
Horus como Asclepio (Harpócrates);
representado
de niño príncipe y con la gran trenza lateral, común a los
infantes aristócratas. Abajo, un
bajorrelieve de la Tumba de Mereruka (datada en la VI dinastía) y en
la que
adoradoras de Hathor representan la “Danza de los espejos”
luciendo una gran coleta lastrada, que solía tener una bola en su
final con una “maraca”. Para
los interesados en el significado de la coleta (lastrada) o trenzas
en el antiguo Egipto, les recomendamos leer los estudios de Aroa
Velasco Pírez: “LA
TRENZA PERDIDA
DE HATHOR” y “UN ACERCAMIENTO A LA SIMBOLOGÍA DEL PEINADO EN EL
ANTIGUOEGIPTO” (11)
.
ABAJO:
Bajorrelieve
del templo de Edfú donde vemos una ceremonia en la que varios
sacerdotes egipcios portan la barca votiva de Ra (a modo de paso
procesional). Observemos
como desde la mano del sacerdote que va detrás (marcado con una
flecha) sale un objeto, que parece una mira o una alidada en forma de
“Y”.
Como
hemos expuesto, los
autores
mencionados, comúnmente
creen que aquel bajorrelieve con un barco hallado en mitad de
desierto; apareció en ese lugar debido a que este punto (Teneida)
unía
el puerto mediterráneo de Mármara
(Apis)
con
Luxor
(tal como vimos en el mapa). Considerando
que esa pétrea representación como el recuerdo de una nave militar
que atacó las costas de Apis; final y principio de esta ruta
caravanera. Lo
que expresa Ruiz-Gálvez recogiendo que el prof.
Basch:
“clasifica el barco como de tipo largo, de guerra, y a la
tripulación como libia por ser circuncisos, por el tocado en trenza
rematada en bola que lucen
y que, Heródoto, muchos siglos después, describe como
característica de cuatro tribus libias y, finalmente, por el
bastón o cayado que lleva el personaje de mayor tamaño, que él
identifica con el jeroglífico que en egipcio designa el garrote de
guerra de los libios.
(...)
El
carácter
de
navío de guerra vendría ratificado por el instrumento musical del
individuo del castillo
de
proa (...),
que es mencionado en textos clásicos, como la Eneida, como la
atronadora
trompeta que sonaba en los ataques de los piratas etruscos. Basch
(...) sugiere que el único miembro de la tripulación que aparece
con un tocado de plumas podría ser un extranjero,
pues en la inscripción que celebra la victoria de Ramsés III sobre
los libios (...) aparentemente
griegos, y que son los únicos a los que se representa con tocado de
plumas, pues ello sugeriría
tripulaciones multiétnicas, no pertenecientes a una entidad política
concreta y aglutinadas bajo el común objetivo de obtener botín; es
decir, mercenarios
o/y piratas”
(12)
.
No
entraremos a polemizar, ni menos a discutir las ideas que aquí
presentan los conocidos profesores Basch, Richardson y White; aunque
sí expondré mi teoría personal (aún a riesgo de equivocarme).
Al creer que aquella nave representada de manera tosca, sobre una
piedra y en mitad del desierto, se trataría de una típica barca
“desmontable” egipcia, realizando una ceemonia. Embarcación, que
a mi juicio, pudo ser una de aquellas que transportaban por
piezas los caravaneros y el ejército del faraón; para
ensamblarlas y utilizarlas en el momento en que lo necesitasen.
De tal manera y a mi entender, el barco del Teneida -que vemos en
las diferentes imágenes (recogidas sobre estos párrafos)-; sería
posiblemente una embarcación ritual o sagrada botada en el Oasis de
Dakhleh -denominado en español también Dachia-. Usada quizás
para procesionar o para llevar cadáveres de un lado al otro del lago
en las ceremonias funerarias (tal como se hacía en el Nilo,
cuyos entierros comúnmente terminaban transportando la momia de una
orilla a otra del río, para inhumarlas). Ello explicaría la
aparición de los circuncidados (que representarían sacerdotes
faraónicos) así como el hecho de que los tripulantes lleven coleta
o gran trenza; típica de los príncipes, de algunos rituales, o de
los tripulantes de barcas fúnebres egipcias. Además, se entendería
por qué los personajes portan enseres (votivos) en las manos, que
probablemente consistan en pequeñas naves funerarias. Creyendo
así, que la escena del bajorrelieve de Teneida se trataría quizás
de una procesión, o de un entierro celebrado en el oasis; en el que
muchos de sus personajes tienen entre sus manos un barco exvoto, o
bien alidadas de medir astros y horas.
SOBRE
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Arriba,bajorrelieve
de la tumba egipcia de Nebaum (hacia el 1300 a.C.) Observemos que la
escena funeraria es casi igual a la del grabado sobre la piedra de
Teneida (considerada
coetánea); pues en ella se representa:
1-La
popa del barco en este caso se halla delante, donde vemos un timonel
que parece desnudo y maneja una gran aspa.
2-Tras
este, aparecen varios remeros; dos están en un camarote y un tercero
fuera (todos llevan trenza lateral o bien coleta lastrada -dando a
entender el carácter funerario de la imagen-).
3-En
mitad de la nave y sobre el camarote, dos tripulantes arreglan el
aparejo y velas.
4-Más
a proa (detrás de los remeros), alguien de rodillas y que también
parece desnudo, toma medidas con lo que parece una alidada -o bien
una pesa-.
5-En
el castillo de proa, el patrón da órdenes gesticulando con los
brazos.
Si
ponemos en paralelo ambos bajorrelieves (este de la tumba de Nebaúm
y el del desierto) veremos que su figuración es casi igual; aunque
el de Teneida está realizado de manera tosca y esquemática, sin
pericia alguna.
.
.
.
.
ARRIBA:
Dibujo
del
llamado Cuadrante de Davis; una sencillísima alidada utilizada por
los marinos hasta el siglo XVII. Su
funcionamiento es muy simple, bastando enfocar la altura máxima del
Sol -o bien a la Polar-, manteniendo la linea del horizonte y tras
ello, el compás de abajo nos marcará la Latitud a la que estamos
(la altura de los astros o del Sol, cuando no conocemos la
esfericidad de la Tierra). Es
posible que el objeto representado en las manos de los sacerdotes en
la piedra de Teneida fuera una alidada de este tipo; de muy sencilla
fabricación en madera e imprescindible para guiarse en el mar (pero
sobre todo, en el desierto).
SOBRE
Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Dos
imágenes de barcos funerarios egipcios. Arriba,
de nuevo la nave de Keops, hallada junto a su Pirámide y que se
supone fue usada para el entierro de este faraón
(agradecemos al museo de Giza, nos permita divulgar la imagen).
El barco de unos treinta y cinco metros de eslora,
fue encontrado desmontado hace aproximadamente cincuenta años; pese
a tener más de cuarenta y cinco siglos, se pudo ensamblar y montar
de nuevo.
Evidentemente, los
cuatro mil quinientos años de antigüedad han provocado
irregularidades en las cuadernas, aunque aún podemos ver la
perfección que tenían estas barcas desmontables, con
las de que sin lugar a dudas pasarían desde el Mar Rojo al
Mediterráneo y de unas zonas a otras en los ríos (atravesando
tierras y desiertos con ellas, para montarlas cuando necesitaban
cruzar zonas de agua). No
es este un caso aislado de faraones enterrados junto a sus naves,
pues
ya en las primeras dinastías inhumaban a los reyes al lado de la
nave funeraria; tal como se encontró
en los enterramientos de los faraones de la IV dinastía, en Abidos,
a los que acompañaban naves de unos 23 metros de eslora y también
fabricadas por piezas.
ABAJO:
Una
pequeña nave funeraria egipcia (propiedad
del British Museum, al que agradecemos nos permita divulgar la
imagen). Traemos esta fotografía a colación, porque creemos
posible que era lo que portaban los personajes del bajorrelieve de
Teneida en sus manos: Barcos votivos como el que vemos; utilizados
los entierros y ceremonias fúnebres egipcias. .
Para
conocer más acerca de la navegación faraónica y la construcción
naval en etapas como la de Hatsepsut o en la Era de las Pirámides,
recomendamos ver los siguientes programas de Televisión en Youtube:
Secrets
of Ancient Egyptian Ships (Ancient Egypt History Documentary)
The
Ships of the Great Pharaohs - Documentary on Reconstructing The
Ancient Egyptian Ships
.
3-
LA “PROTOCOLONIZACIÓN” EN LA PENÍNSULA IBÉRICA:
.
A)
PRECOLONIZADORES O PROTOCOLONIZADORES:
.
Una
de las grandes obras que afronta y analiza en profundidad el tema de
la precolonización en la Península Ibérica, es el monográfico del
Cesic (publicado unos
siete años atrás): Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico
(siglos XII-VIII ane) La
precolonización a debate
(13) . Obra de varios autores,
dirigida y coordinada por el prof. Sebastián Celestino
(junto a N. Rafel y X.-L. Armada) y donde
diversos investigadores "ensayan" acerca de
la llegada de colonizadores. Aculturadores previos a los
"oficialmente conocidos" (los púnicos), como primeros
visitantes o colonos anteriores, en nuestras tierras.
Es decir, sobre la venida
hasta el Occidente más remoto de otras gentes y culturas que nos
visitarían en edades más tempranas que los fenicios. Al deberse
fechar la llegada de estos colonos, venidos de Tiro y Sidón a
establecerse en nuestras tierras, entre los siglos XI al VIII a.C.
(tal como se documenta
arqueológicamente).
.
Pese
a ello, la Historia Antigua
-los historiadores grecorromanos- llegan a
afirmar que las fundaciones de algunas ciudades ibero-púnicas
(como Gadir o Utica), habría que
remontarlas tres siglos más atrás de lo que marcan los hallazgos en
ellas. Afirmando Veleyo Parténuca que la
fecha de inicio de Cádiz fue ochenta
años después de la caída Troya ,
lo que situaría su fundación entorno al 1100 a.C.
(14) .
De tal modo existe un tremendo desfase cronológico entre los objetos
arqueológicos encontrados y los datos escritos;
al datar los historiadores antiguos el comienzo de las ciudades
fenicias de Occidente unos cuatrocientos años antes de que pueden
ratificarse por medio de excavaciones (a través de restos en esas
urbes). Un descuadre de
fechas que ha originado la teoría de una precolonización fenicia;
en una etapa previa, llevada a cabo sin asentamientos y tan solo
establecida a través de contactos puntuales. Pese a todo, parece
evidente que también hubo de existir una aculturación venida de
otros lugares del Mediterráneo oriental y principalmente de Cerdeña
(muy anterior incluso a
la llegada de los púnicos).
.
Siendo
esta la “trama y planteamientos” sobre los que versa el tomo
anteriormente referido y acerca del que vamos a tratar a
continuación. Cuyo título (Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos
XII-VIII ane) La precolonización a debate)
ya
muestra y demuestra que el tema de la colonización, sus antecedentes
y desarrollo, no es materia cerrada (ni menos, fácil). Tanto es así,
que las
conclusiones que se obtienen tras leer minuciosamente la extensa
obra, es que cada autor tiene una idea -casi propia-, existiendo dos
vertientes fundamentales en esas teorías: Los que tan solo observan
restos y antecedentes fenicios en la Iberia precolonial, frente a
quienes creen que antes de los fenicios llegaron hasta nuestras
costas otros muchos pueblos (micenios, cretochipriotas, egeos y
sardos -principalmente-).
Evidentemente,
unas y otras teorías han de demostrarse finalmente con restos, pues
la arqueología últimamente ha tomado un derrotero más empírico
que humanístico -como antaño fue-.
Por todo lo que, careciendo de pruebas materiales, una teoría
finalmente puede ser desechada por falta de testimonio hallado. Y por
mucho sentido común que tenga una idea, conteniendo todas las señas
culturales e históricas que se puedan pensar; al parecer, si algo no
existe físicamente, no puede demostrarse arqueológicamente... .
IMAGEN
ARRIBA:
Barco
pintado en las paredes de una villa de Akrotiri
(isla de Tera-Santorino), fechado
en los siglos XIX al XVIII a.C.. Como
hemos dicho, a mi juicio este
fresco que
fue hallado hace unos decenios, representaría
una procesión votiva de naves que viajaban desde la isla de Tera,
hasta la de Creta
(a rendir pleitesía o a realizar ofrendas y visitas, al rey minóico
de Cnossos). En la pintura se contienen hasta diez barcos (a remo y
vela) cuyas esloras en muchos casos superarían los veinte metros
-como sucede con el que vemos en imagen, con una fila baja de treinta
remeros a cada lado-.
.
IMAGEN
ABAJO:
De
nuevo recogemos uno de los grabados de Auguste Mariette y Eduard
Naville (1898); editado en su obra “Viaje a Etiopía...”
publicada en 1877. En este caso vemos otra vez los
barcos de los bajorrelieves del templo de Hatsepsut, en Deir-el
Bahari (siglo XV a.C.), donde se representa la marcha y llegada de
expediciones enviadas por esta reina hacia el reino de Punt.
Tierra
de donde importaban marfil, oro, ébano y piedras preciosas los
egipcios al menos desde el siglo XXV a.C.; cuya ubicación se mantuvo
en secreto por los siglos de los siglos, aunque los expertos la
sitúan en las cercanías del Cuerno de África. Ambas
imágenes (la de Akrotiri y esta) nos sirven para probar como
en la primera mitad del segundo milenio a.C., las grandes
civilizaciones tenían medios para llegar en barco hasta nuestras
tierras (un
viaje desde Creta, Chipre o las costas de Oriente Medio, que podía
realizarse en los meses de verano, sin grandes dificultades).
.
Este
fundamento empírico, del
cual no decide prescindir desde hace unos decenios la arqueología,
es una corriente nacida
principalmente de las teorías científicas y filosóficas de fines
del siglo XX. Ideas esenciales para el establecimiento de los Estados
de Derecho (donde la
“presunción de inocencia” es fundamental) y
para el progreso de una ciencia perfectamente regulada.
Es decir, que el principio de que aquello que no pueda probarse, ha
de desecharse; sirve para que ningún inocente vaya a prisión; o
bien para que no se considere cierta ninguna teoría que no se haya
demostrado. Todo lo que es absolutamente necesario en la medicina, en
la aeronáutica o en el Derecho. Aunque
bien es verdad que antes de admitirse una nueva idea científica, o
previamente a condenarse a un imputado; hay un proceso de
investigación en el que todo son hipótesis. Momento en el que puede
prescindirse incluso de las pruebas obtenidas
-al considerarlas insuficientes o erróneas- y
pasar a deducir los hechos (o las teorías) por simple sentido común.
Llegándose finalmente a sentenciar como culpable a un imputado, aún
sin encontrar el cuerpo del delito; del mismo modo que se admite que
ciertas terapias o fármacos curan, aún sin poder demostrar del todo
las razones de esas propiedades terapéuticas.
.
Por
cuanto expreso -a mi juicio-, en
la arqueología deberíamos aplicar esos principios de empirismo, al
menos con los mismos límites que aceptan otras ciencias y
humanidades. Pues
de lo contrario, si necesitásemos probar todo tan fidedignamente
(tal como muchos solicitan hacer con las teorías sobre
Protohistoria); aplicando un igual criterio en el mundo judicial, los
ladrones saldrían siempre libres a menos que se les apresara en el
momento de cometer el delito. De un mismo modo, si hemos de demostrar
y mantener los hechos científicos de manera tan absoluta, como la
arqueología ahora exige (solo a través de pruebas físicas).
Incluso sin admitir como ciertas, ideas ya superadas. Resultaría que
teorías como la Ley de la Gravedad de Newton, deberíamos
considerarla falsa -ya que Einstein la superó-. Todo ello, si
únicamente atendemos a lo científicamente probado y nunca a lo
verdaderamente probable, desde el punto de vista que el “sentido
común” impone.
Un “sexto sentido” que finalmente otorga el rango de humanidades
a la Historia, al Derecho o a la Arqueología.
Pues bastará leer dos periódicos del mismo día, para ver como
afrontan de manera muy distinta una igual noticia; ya que nadie puede
juzgar de un modo idéntico siquiera un acontecimiento sucedido hace
unas horas (no digamos ya, expresar opiniones de lo que pasó hace
miles de años). Debido
a ello, las pruebas son un soporte fundamental sobre el que sustentar
las teorías; pero nunca deben de ser el único medio para deducir la
verdad protohistórica, ya que a falta de objetos encontrados,
existen evidencias culturales.
.
Algo
que en el caso de la precolonización de Iberia habla de la presencia
de gentes orientales llegadas mucho antes que los fenicios (en
especial de cretochipriotas y sardos). Pese a ello, hay quienes
niegan este hecho; aún tras los hallazgos de cerámicas micénicas,
de Chipre o sardas y previas a la llegada de los púnicos.
Argumentando que pudieron haber sido importadas por comerciantes
muy posteriores, venidos del entorno de Fenicia (pues un objeto
cerámico perdura durante cientos de años). Pero ante tales
afirmaciones y frente a tantas evidencias de una precolonización muy
anterior a la fencia; existien incluso quienes se obcecan en la idea
de que Tartessos es una simple colonia púnica (sin más influjos);
afirmando que el tesoro de El Carambolo es orfebrería fenicia... .
Así pues, les preguntaremos lo siguiente, a quienes ven todo
fenicio en la Turdetania pre-cartaginesa:
.
.
¿Por
qué si los tartessios eran fenicios, no escribían en ese alefato
semita o no desarrollaron un alfabeto de tipo púnico (de derecha a
izquierda y con signos semejantes a los usados por los fenicios)?.
Pues el alfasilábico turdetano, al igual que los posteriores
“alfabetos ibéricos”, son de raigambre cretochipriota; con
signos alternados en sílabas y vocales -al igual que el
alfasilábico minóico o los de Chipre; que pervivieron en uso en
esta isla, hasta la llegada de Alejandro Magno-. Simplemente,
atendiendo a esta pregunta, deberemos considerar que hubo una
precolonización llegada de las zonas de Creta, Chipre y del Egeo
(tal como demuestra el hecho de que los iberos -y antes los
turdetanos- escribieran con signos iguales a los de estas gentes y no
como los fenicios). Pese a ello y como “oficialmente” no
se admite más que una precolonización fenicia, hemos elegido la
palabra “protocoloniazación” para designar a esos pueblos que
llegaron a la Península en los siglos anteriores al primer milenio
a.C..
SOBRE
Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba,
paneles explicativos míos en los que podemos ver los alfasilábicos
ibéricos (tartessio,
ibero-meridional, ibero-oriental) junto
a sistemas de escritura paralelos. Como
comprobaremos fácilmente, los signos con los que los iberos
redactaban sus epigramas, son de origen cretochipriota (o en su caso,
algunos otros de influencia egea y anatólica). Abajo
tenemos otro panel en el que he recogido las “letras” no
silábicas de los alfabetos iberos, pudiéndose ver perfectamente que
no tienen coincidencias con el alefato fenicio. Todo lo que implica
que el origen cultural de estos pueblos peninsulares no puede ser
púnico, sino egeo-anatolio y más concretamente creto-chipriota; ya
que se comunicaban con signos de estas islas
(que en nada se parecen a los alfabetos semitas extendidos desde
Fenicia). Evidentemente; quienes
nieguen la presencia de cretenses o chipriotas en tierras ibéricas,
habrán de explicar por qué los habitantes peninsulares escribían
con esos signos. Del mismo modo que han de hacerlo quienes afirman
que Tartessos es solo una “cultura púnica”.
Pues deben razonar de un modo científico, por qué los turdetanos
(si eran culturalmente cuasi-fenicios) no escribían en idioma y
alefato púnico (sino con símbolos semejantes a los de Anatolia,
Chipre y Creta).
B)
LA VIDA EN EL LAS TIERRAS AL OCCIDENTE DEL MEDITERRÁNEO:
.
Como
tantas veces se ha escrito, Iberia y las costas del Atlántico
fueron
el “Far West” de la más remota antigüedad; debido a que su
riqueza en metales preciosos era inimaginable (miles de años atrás).
Pese
a ello, la comparación con el “Lejano Oeste” americano tan solo
nos sirve para entender la importancia metalúrgica y su situación
como tierra de expansión o refugio a emigrantes. Pues más bien
deberíamos considerar a la Península y las zonas Atlánticas (a
fines del Neolítico) como lo que fue todo el Continente americano
desde el siglo XVI al XVIII. Observando que
la conquista, explotación de los metales y recursos naturales en ese
Nuevo Mundo (descubierto en 1492) pudo ser algo semejante a lo que
realizaron durante miles de años las gentes venidas desde el
Mediterráneo Oriental a nuestras tierras del Atlántico. Llegadas ya
en el quinto milenio a.C., buscando yacimientos de metales preciosos,
ámbar y otras riquezas
(además de lugares vírgenes donde poder dominar y abastecerse).
Ello
sucedería profusamente hacia el 4500 a.C., un momento en el que el
clima era aún diferente; tanto que Egipto y tierras como las del
Sinaí por entonces estaban pobladas con bosques.
Zonas que fueron deforestándose de árboles conforme los hombres los
quemaron o talaron (para convertirlos en zonas agrícolas) y sobre
todo a consecuencia del cambio climático
al finalizar la última Glaciación.
Un tiempo en el que quizás
se llegaba andando sobre carámbanos a muchos puntos hoy separados
por el agua -principalmente desde las Islas Británicas al
Continente- cuando
el
mar estaba varios metros más bajo.
.
De
todo cuanto narramos, se desprende que hacia el 4500 a.C., los
hombres pertenecientes a las civilizaciones más tempranas -de
Oriente Medio, del Egeo o del Delta del Nilo- quisieran llegar hasta
el Atlántico. Unos huyendo de sus tierras, en barcos, o a pie por
las costas (debido a guerras y persecuciones); mientras otros
vendrían en busca de alimentos, ámbar, piedras y metales preciosos.
Siendo quizás uno de los bienes más preciados que por entonces
encontrarían en tierras del Atlántico, las ballenas; tan fáciles
de cazar como útiles en todo su ser. Pues su grasa se puede
almacenar en ánforas durante meses, a la vez que su carne en salazón
sería alimento para centenares de personas. Algo que unido a la
utilidad de sus huesos o flexibles barbas (para fabricar enseres) y
al hecho de que su aceite sirve para alimentar lámparas sin producir
gases, ni humos. Harían de este cetáceo un bien tan preciado
como para trasladarse hasta el océano y atravesar el Mediterráneo,
con el fin de llevarse la carne, huesos y grasas de aquellos
magníficos animales. Siendo así, probablemente la caza de la
ballena (hoy extinguida, pero que entonces poblaría hasta zonas
cercanas a Gibraltar); junto al ámbar, gemas y pepitas de oro o
plata. Fue cuanto movió a estos hombres a viajar desde Oriente
Medio, de las Islas del Egeo, Creta o Chipre y fundamentalmente desde
el Nilo; llegando así a crear una nueva civilización milenaria, que
llamamos megalitismo. Siendo los motivos para crear aquellas
colosales construcciones, cuatro razones principales (a mi modo de
ver):
.
1º-
Primeramente, religiosos;
tal como de forma generalizada se entiende. Usando
los megalitos como recintos sagrados, tumbas o símbolos rituales del
grupo; debiendo destacarse que seguramente se momificaba dentro de
los dólmenes
(donde sería posible enterrar a los muertos y convertirlos en
“mojama”, tras haberlos conservado en salazón o untándoles en
ocre; simplemente manteniendo permanentemente un fuego en su entrada,
junto al exterior).
2º-
En segundo lugar, para utilizarlos también como refugio en caso de
invasiones; de ello el hecho de que normalmente los dólmenes mayores
se encuentren en valles y frente a grandes montañas, desde las que
se vigilan amplias extensiones de mar o tierra.
3º-
Asimismo, crearían aquellas grandes moles de piedra,
imitando las ballenas y la estética de lo enorme, con
el fin de atemorizar a quienes llegasen hasta esas tierras.
Haciéndoles pensar que estaban habitadas por gigantes o gentes de
una fuerza terrible.
Todo lo que se vería nada más desembarcar en zonas como la actual
Galicia o Bretaña, donde existen alineamientos y megalitos que
llaman la atención, asustando por entonces a cualquiera que allí
pisase tierra
(intentando evitar así que extraños o gentes ajenas a sus
organizaciones tribales, se quedaran en aquella zona desconocida).
4º-
Finalmente, el último motivo para levantar esas tremendas
construcciones pétreas estuvo a mi juicio en la necesidad de guiarse
y marcar lineas de sombras; creando menhires y cromlechs por doquier
para poder regresar hasta el lugar donde partíamos y para conocer a
qué “altura de sombra” se encontraban en cada caso.
Evidentemente, lo que denominamos “altura de sombra o de astros”
es lo que se correspondería con la Latitud, un hecho que entonces
desconocerían (al igual que la esfericidad de a Tierra). Pese a
ello, no ignorarían que la luz del Sol y la situación de los astros
(que marcan el Norte puro), cambia diariamente, siendo mismo a cada
jornada del año. Algo que se descubriría simplemente midiendo las
sombras en un menhir, o estudiando las estrellas sobre un cromlech.
Debido a ello, levantando
infinidad de estos gigantescos monumentos, podrían guiarse y conocer
más sobre las coordenadas celestes (todo lo que les sería
imprescindible para navegar por el Atlántico y para vagar tierra
adentro, hasta alcanzar el lugar deseado).
IMAGEN
ARRIBA: Uno
de los grabados del libro
de Rafael Mitjana “Memoria sobre el Templo druida Hallado en las
cercanías de la ciudad de Antequera”, publicado en
Málaga en 1847. Unos ciento cincuenta años atrás, cuando
todavía consideraban estas enormes construcciones obra de los
indoeuropeos.
Debido a ello, las
databan en fechas cercanas a la Primera Edad del Hierro (del siglo IX
al VI a.C.). Posteriormente
pudo demostrarse que el megalitismo era obra de civilizaciones muy
anteriores a los celtas; así, a fines del siglo XX estos dólmenes
de Antequera llegaron a fecharse hacia el 2700 a.C.. Finalmente
y gracias al C-14 ha podido demostrarse que el origen de esas
construcciones
(recientemente convertidas en Patrimonio de la Humanidad)
es
aún mil años anterior; debiendo considerarlas
del 3700 a.C.. Todo lo que demuestra
como
al término de la Glaciación y mil años antes del periodo Dinástico
egipcio, en
nuestras tierras ya existía una civilización con una gran
organización social, capaz de levantar estos monumentos colosales.
Cultura a mi juicio procedente del avance que supuso la invención de
la navegación y del progreso obtenido con la pesca marinera, durante
el Neolítico.
Lo que posibilitaría que ciertas poblaciones dirigidas por
individuos inteligentes -ya desde el 5000 a.C.- se aislaran en islas
como Sicilia o Malta (Creta o Chipre) del mismo modo que pudieron
sobrevivir de una forma bastante protegida en las zonas del
Atlántico.
.
.
.
.
IMAGEN
ARRIBA: Uno
de los menhires mayores de Europa, llamado del Campo Doliente situado
al Este de la Bretaña francesa.
El desarrollo y la
instauración de esta civilización que levantó moles del tamaño
que vemos, tuvo unas razones y objetivos semejantes a otras grandes
culturas, como la egipcia con sus enormes los obeliscos.
Evidentemente la
utilidad de aquellas piedras puntiagudas hubo de ser la de leer la
luz solar y medir los astros;
todo lo que era absolutamente necesario para guiarse y conocer las
fechas -tal como sucedía en el Nilo-. Algo que
demuestra el dolmenismo se trataba de una civilización viajera,
basada en el comercio o en el trueque;
debiendo conocer siempre dónde estaban (por lineas de astros)
quienes llevaban y traían las mercancías. Un
comercio marítimo que se iniciaría ya en el V milenio a.C. con las
rutas del ámbar, pero que tras la aparición de los metales debió
crecer a los sumo. Habida cuenta la escasez de estaño en el
Mediterráneo y la falta de minas de cobre productivas, en las
tierras cercanas a este mar.
Siendo totalmente insuficientes las que había en Chipre o Cerdeña
para abastecer las Sociedades del Nilo, las Oriente Medio, del Egeo y
Creta. Todo
ello explica que desde la difusión de la Edad del Bronce (hacia el
2500 a.C.) llegaran nuevos visitantes a las costas del Atlántico,
acabando
de algún modo con una primera etapa (neolítica) de los hombres que
creaban estos enormes monumentos.
Momento en que las antiguas civilizaciones megalitistas
desaparecieron, siendo reemplazadas por un “neodolmenismo” que
vino acompañado de movimientos como el “Vaso campaniforme” o
“Los Millares”;
que partiendo desde el Sur de la Península Ibérica y de manera
similar a la anteriores, se expandieron por todo el Atlántico (desde
mediados del tercer milenio a.C.).
.
IMAGEN
ABAJO:
Fotografía
mía en la localidad de Monsanto;
un pueblo portugués de claro origen megalítico y que más tarde
pasaría a adorar las grandes moles de piedra en la forma que los
celtíberos hicieron (con
santuarios pétreos escalonados, en las cimas de los montes). Como
podemos ver, las calles de Monsanto han conservado esta tipología
constructiva, respetando las lajas y grandes losas, entre las cuales
sus habitantes han levantado casas y apriscos. Paseando por aquel
pueblecito “de cuento”
parece evidente que su defensa debió ser fácil;
ya que lo
escarpado del terreno y la fortaleza de los muros de piedra en que se
guarecían,
convertía en inaccesible esta urbe.
.
Por
otro lado, como mantengo en mi teoría sobre el origen de la
tauromaquia y de los encierros de ganado hispanos; su principio se
tiene documentado desde épocas ancestrales, cuando soltaban toros
bravos en caso de verse asediados o si merodeaban extraños por la
zona. Algo que se conmemora y recuerda en las fiestas de casi todos
las localidades de España, realizando corridas y carreras de
toros en memoria de los Santos del lugar. Lo que a mi juicio tiene su
origen en estos sistemas antiquísimos de defensa (quizás de origen
minóico): Valiéndose de ganado bravo, que los vecinos aprendían a
lanzar contra el invasor; o bien soltando astados en las calles del
pueblo, para evitar ser asaltados por el enemigo. Este de Monsanto es
un ejemplo de las tradiciones mantenidas, al igual que lo es su
localidad vecina en España: Coria de Cáceres. Donde cada 24 de
junio se celebran los Toros de San Juan, en los que dejan dentro de
las murallas astados bravos de edad; mientras los vecinos conviven
con ellos (días) celebrando así la memoria de su santo. Unos hechos
que reconozco heredados desde aquellas sociedades neolíticas que se
defendieron con toros, tal como pudieron hacerlo los habitantes de la
Península incluso hasta la Edad media y moderna (donde hay numerosos
testimonios de morlacos usados en la guerra -al menos hasta época de
Felipe II-).
.
.
.
.
Continuando
con el tema que nos interesa
-que en este caso es la “protocolonización” de la Iberia- parece
hacerse evidente que desde
el quinto y cuarto milenio a.C. nuestras tierras tenían ya contacto
marítimo con casi todo el Mediterráneo. Tanto, que los monumentos
de la isla de Malta son tan similares como coetáneos a los de
Antequera
(al igual que sucede con otros muchos megalitos de la zona
atlántica). Datándose
los principales templos malteses entre el 3600 y el 2500 a.C.; cuyo
final concuerda con ese momento en el que desaparece el “primer
dolmenismo” (neolítico), naciendo en el sur de Iberia culturas
ligadas a Los Millares o al Vaso Campaniforme -a
mi juicio impulsadas por los buscadores de metales venidos del
Levante mediterráneo-. Siendo así, los
colosales templos malteses tienen sus paralelos constructivos y de
igual época, repartidos por toda la zona Atlántica (no
solo en el Sur de España, sino también en Portugal, en la Bretaña
Francesa, Irlanda y Gran Bretaña). Fechándose aquellas enormes
construcciones de Malta en ciclos que de manera igual se elevaron
túmulos, cromlechs o dólmentes en los territorios británicos o
peninsulares (antes citados). Siendo las dataciones generales para
los referidos megalitos de Malta: Templo de Hagar
Qim del 3600 al 3200 a.C. ; el de Ggantia del 3500 al 3200 a.C.;
Mnajdra del 3600 3200 aC; y finalmente Tarxien en varias fases que
van desde el 3600 al 2500 a.C. (momento este en el que como decimos
desaparece la civilización megalitica del neolítico maltés).
.
Acerca
de las razones que pudieron hacer surgir ya en el 5000 a.C., en las
costas portuguesas, gallegas o irlandesas, esa gran civilización
ciclópea (que perduró casi dos mil quinientos años,
expandiéndose por el Mediterráneo). En mi opinión personal estos
motivos de progreso estarían unidos a una actividad ballenera y
bacaladera, que desarrollarían gracias al conocimiento de la
navegación (posiblemente importada por gentes venidas desde el
Oriente mediterráneo). Todo lo que pudo desarrollarse tras el
ciclo de cambio climático, al terminar paulatinamente la glaciación
e ir perfeccionando las técnicas marineras en el océano. Donde
incluso algunos viajarían subidos sobre carámbanos, en los que
podrían llegar de un punto a otro sobre el mar. Siendo así y
comprendiendo que en la época el canibalismo era normal y las
condiciones de vida fueron terribles; hemos de reconocer que una
parte de personas se verían en la necesidad de refugiarse en islas o
de huir como pudieran (hasta zonas lejanas o protegidas).
Llegando a subirse en trozos de hielo o marchando hasta el océano,
que por entonces tenía grandes zonas unidas por esas aguas heladas
(al menos en áreas como Galicia y en el Canal de la Mancha).
Asimismo, estando gran parte del mar congelado, las distancias
entre islas o entre África y España, serían más reducidas. Todo
lo que permitiría la movilidad en simples canoas, llegando con
facilidad a lugares que actualmente distan mucho unos de otros. El
hecho cierto es que aquellos más audaces y mas inteligentes
lograrían la supervivencia en un medio ligado al mar; sin necesitar
someterse a la brutalidad y logrando establecer sociedades mejores.
Sobreviviendo por medio de aislarse en islas (como sucedería
en Malta y Creta) o bien a través de conseguir navegar y pescar en
el Atlántico.
.
Sea
como fuere y partiendo de que el clima en el centro peninsular debió
ser muy duro;
se entiende que en las costas del Sur, en las portuguesas y hasta en
las de Galicia se establecieran esas gentes huidas de focos
neolíticos orientales (cargados de depredadores humanos). Logrando
instituir Comunidades más desarrolladas e inteligentes; tanto como
para poder crear el megalitismo ya desde comienzos del quinto milenio
a.C.. Toda una civilización que a mi juicio partiría principalmente
de los balleneros y los bacaladeros que se habrían establecido por
entonces como una gran fuerza en las costas atlánticas;
generando verdaderas sociedades de pescadores y marinos. Habiéndose
creado la navegación a vela ya en esta época; una etapa que se
vería fundamentalmente impulsada por dos grandes industrias
extendidas: La del lino y la del esparto. Actividades
ancestrales, cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos;
pero que en el neolítico atlántico desarrollarían una labor
fundamental. Puesto
que gracias a las maromas de esparto y a las velas de lino
(cuyas plantaciones son abundantes en el sur de España y Portugal),
se
lograría perfeccionar la navegación hasta límites insospechados.
Consiguiendo
por estos medios, construir y dirigir barcos de decenas de metros de
eslora y asimismo, elevar las ciclópeas obras monumentales. Pues
valiéndose
de aquella “nueva tecnología neolítica” del esparto; lograrían
arrastrar y levantar las enormes losas de los megalitos. Todo lo que
explica la unión del dolmenismo a las sociedades marineras; y
fundamentalmente, con las atlánticas.
IMAGEN
ARRIBA: Mapa
en el que hemos situado las etapas y zonas de inicio del megalitismo.
Destacando sus orígenes en Irlanda, Bretaña, Galicia y el sur de
Portugal, en el V milenio a.C.
(llegando a Malta) -NARANJA-. La expansión posterior del dolmenismo
neolítico señalada
en AMARILLO, durante el cuarto y mediados del tercer milenio a.C..
Finalmente -EN MORADO-, el inicio de su última fase durante el
tercer milenio; desapareciendo
el megalitismo neolítico al comienzo de los metales (hacia el 2500
a.C.). Surgiendo tras ello nuevas fases de dolmenismo, junto a otras
civilizaciones (como Los Millares o el Vaso Campaniforme). En
el mapa que vemos, se observa claramente el modo en que esta
civilización durante el Neolitico estaba centrada en el Atlántico,
aunque desde la aparición de los metales se internó también hacia
el centro de Europa
(e busca de materias primas). Pese a ello, la pervivencia del
megalitismo en todas aquellas zonas donde ya había surgido
anteriormente, fue absoluta. De tal manera, en Gran Bretaña hacia el
2500 a.C. es cuando se eleva el Stonehenge conocido, y en Irlanda
algunos de sus más importantes túmulos, al igual que en Galicia y
Portugal (pobladas de mamóas y antas de los milenios III y II a.C.).
IMAGEN
ARRIBA: Hoja
con algunos apuntes
míos,
tomados hace decenas de años; en
los que indicaba el modo de construir esas colosales edificaciones.
En ella se explica cómo se
hacía absolutamente necesario el uso de grandes maromas, a la vez
que era obvio que utilizasen animales de tiro para transportar los
grandes bloques.
Algo que igualmente realizarían en Egipto; pese a que los cineastas
se empeñen en dibujar un imperio faraónico en el que las losas eran
llevadas casi a lomos de esclavos. Aunque se hace evidente, que por
razones de comodidad, rapidez y abaratamiento, lo más fácil era
tirar de ellas con animales y valiéndose de ingenios. En en caso del
Nilo, por medio de canales y barcos que transportasen las piedras;
además de a través de rampas y ascensores (con poleas), que
funcionasen cargando de un lado arena y situando en el opuesto el
bloque (logrando arrastrarlos o elevarlos por contrapeso). De igual
manera, los
grandes megalitos debieron hacerse gracias a miles de ingenios, entre
los que no hay que descartar el arrastre por canales y el uso de
hielo o nieve, para deslizar las grandes losas (pues
no olvidemos que se elevaron en una época en la que la glaciación
no había terminado totalmente). Ya que la primera etapa del
dolmenismo se corresponde aún con una época de grandes fríos;
debido a lo que es posible pensar que utilizasen nieve para llevar a
modo de trineo, aquellos enormes bloques. Ello
explicaría por qué desde el IV milenio a.C. y tras el cambio
climático, gradualmente va reduciéndose el tamaño de las piedras
con las que construían los megalitos; hasta quedar convertidas en
simples losas de unos veinte kilos
(hacia el milenio segundo a.C.). Sea como fuere, lo
que en verdad podemos afirmar es que se trata de una cultura ligada a
la navegación atlántica; por cuanto deduzco personalmente que se
iniciaría impulsada por los marineros, balleneros y bacaladeros,
junto a gentes huidas hasta esas tierras del remoto occidente.
IMAGEN
ARRIBA: Otro
mapa
nuestro, en este caso
con la difusión de los metales, según zonas y épocas.
El
dibujo muestra el paso del neolítico al eneolítico en diferentes
áreas, pudiendo comprenderse por qué cambian las etapas del
megalitismo, iniciándose las de la Edad de los Metales.
La Península Ibérica se halla en el mismo área que Malta, Sicilia
o Italia, apareciendo el cobre hacia el 3200 a.C. y difundiéndose el
bronce sobre el 2500 a.C.. Momentos en los que se fechan los últimos
periodos de los templos malteses, que como dijimos, tienen las
siguientes dataciones:
Hagar
Qim, del 3600 al 3200 a.C.; Ggantia del 3500 al 3200 a.C.; Mnajdra
del 3600 3200 aC; y finalmente Tarxien con varias fases que van desde
el 3600 al 2500 a.C
IMÁGENES,
SOBRE Y BAJO ESTE PÁRRAFO:
Arriba,
huecograbado de un periódico londinense, publicado
en agosto de 1878; donde
vemos el tremendo ingenio que hubo de instalarse en la capital
inglesa para poder elevar el obelisco de Tutmosis llevado hasta allí
en esa fecha (tras
ser regalado a Inglaterra por el bachá de El Cairo). En el dibujo es
fácil observar en su centro aquel gigantesco bloque, cuyo traslado
duró meses y pudo hacerse gracias a los ingenieros ingleses, que
inventaron hasta fuselajes para que flotase y así poder arrastralo
en el Nilo o remolcarlo hasta Inglaterra. Ello
demuestra la enorme pericia y la maquinaria de la que disponían los
faraones; pues como es sabido, los obeliscos se cortaban en la zona
de canteras de Asuán, para ser remolcados Nilo abajo
(muchos de ellos hasta la misma desembocadura, como sucedía con
estos que inicialmente se elevaron en Heliópolis)
(15) .
Abajo,
una
mujer
tejiendo lino
(tal como la muestra en fotografía el Museo de Castelobranco, al que
agradecemos nos permita divulgar la imagen).
El lino y el esparto durante el Neolítico y el Eneolítico, fueron
los materiales que revolucionarían todos los medios de fabricación
y de navegación. De
un modo semejante a como lo han hecho en la industria actual, los
metales ligeros y el plástico; con los que se realizan la mayoría
de los nuevos inventos.
B)
FÓRMULAS Y NECESIDAD DE COLONIZAR EL OCCIDENTE (LAS TIERRAS MÁS
ALLÁ DEL MEDITERRÁNEO):
.
Terminamos
el artículo de hoy con este epígrafe, en que explicamos
brevemente cómo repercutió la aparición de los metales, en las
posibles protocolonizaciones de nuestras tierras (a fines del IV
milenio a.C.). Momento en el que Egipto se encaminaba hacia el
inicio de su periodo dinástico y Mesopotamia despuntaba como la gran
civilización que conformaría. Un periodo que comienza sobre el
3200 a.C. en que la difusión del cobre cambiaría la Historia; en
espera de la llegada de El Bronce, que modificaría radicalmente todo
concepto de Sociedad. Siendo este el ciclo en que aquellos que
necesitaban minas cúpreas y estaño para subsistir (cuando las
armas pasaron a ser broncíneas); llegarían hasta Cerdeña y a la
Península Ibérica, en busca de yacimientos. Provocando entre
el 2700 y el 2500 a.C. un cambio radical, que en Malta sería
devastador al carecer de minas; aunque en nuestras tierras fue muy
positivo. Ya que finalizaría el megalitismo neolítico, iniciando un
nuevo dolmenismo, promovido por los buscadores de cobre y estaño.
En un momento en el que nacerían las grandes civilizaciones del
mar, en el Oriente mediterráneo; capitaneadas por las cicládicas y
sobre todo por la minóica y la chipriota. Gentes que navegaron
fundamentalmente para los egipcios (aunque también para todos
aquellos que necesitaban metales), llegando hasta el Occidente
remoto en busca de minerales. Principalmente hasta Cerdeña y la
Península Ibérica, cuya riqueza en cobre y estaño era tan
manifiesta, como escasos fueron aquellos metales en el resto del
Mediterráneo.
.
Siendo
así, se comprende cómo y por qué desde
el 2500 a.C., en el Sur Peninsular, comenzarían a darse enormes
núcleos de urbes
(del tipo Los Millares, continuados por otros de etapas como la de El
Argar) cuya base económica hubo
de estar en ese comercio o trueque de metales, con el Oriente
mediterráneo. Desarrollándose
finalmente culturas que unieron el antiguo megalitismo a aquellas
nuevas modas del metal, llegadas desde zonas influidas por Egipto y
Mesopotamia (principalmente). Siendo
entonces cuando durante el segundo milenio a.C., existe una primera
colonización o aculturación de la Península; gracias a estas
continuadas visitas venidas desde Creta, Chipre o de Oriente Medio.
Todo lo que he denominado “protocolonización” pues finalmente la
“precolonización” -para muchos autores- es tan solo la fase
inicial de la aparición fenicia
(una etapa previa a la fundación de sus colonias en Iberia).
.
Acerca
de esos modos de aculturar, comerciar y colonizar el Occidente, el
profesor Jaime Alvar narra las fórmulas que utilizaban los
comerciantes llegados desde el oriente mediterráneo, para entablar
contacto con indígenas lejanos.
Escribiendo sobre ello en su separata del libro que anteriormente
citábamos, esos
"MODOS
DE CONTACTO Y MEDIOS
DE
COMUNICACIÓN en
LOS
ORÍGENES DE LA EXPANSIÓN
FENICIA”
(16)
.
Comenzando
por decirnos el investigador que hemos de “aceptar
que hubo un comportamiento colonial fenicio
en
Occidente y que antes de esa modalidad de contacto
hubo
otra que se enuncia con el término «precolonial»
(...) el término precolonización tiene sus orígenes en los
estudios de micenología (...) Mi punto de partida ha sido la
sugerencia de que aquello
que
se da en
llamar
precolonización
no
es una fase en
el
proceso
del
contacto, sino que constituye
en
sí misma
una
modalidad
del contacto entre
culturas
(...)
desearía
identificar la colonización como una de las formas
posibles
en una forma más general de relación intercultural
que
podríamos denominar Modo de
Contacto Sistémico
Hegemónico
(...) La
precolonización, en cambio,
(...) otra modalidad
del
contacto entre culturas. Los intercambios pueden ser
esporádicos,
lo que no requiere ni regularidad, ni sistematización
(...) pueden existir enclaves
comerciales
permanentes
sin función administrativa”
(17)
.
IMAGEN
ARRIBA:
De
nuevo
otra fotografía de Monsanto
(Portugal) -en este caso con mi mujer al lado, para comparar el
tamaño de las lajas-; donde
podemos observar los enormes bloques de piedra utilizados como
viviendas, apriscos o refugios.
.
.
IMAGEN
ABAJO:
Grabado
de una embarcación egipcia,
coloreado por mí y perteneciente
al libro de Cecile Torr (Ancient Ships).
Procede el dibujo de los que tomó Marietti hacia 1870 en
Deir-el-Bair (templo de Hatsepsut) representando el famoso viaje
hasta el reino de Punt enviado por aquella reina (en el siglo XV
a.C.). Observemos
que el barco debe tener unos treinta metros de eslora y a proa van
dos patrones (uno de mando y otro con “algo” que parece una
alidada de medir); en
la popa -a la derecha- vemos un piloto manejando el gran timón en
forma de remo.
Evidentemente, las
anteriores palabras de este sabio de nuestro tiempo (al que no me
atrevo a clasificar tan solo de profesor Alvar) implican
que hay muchas formas de entrar en contacto con las diferentes
culturas. Y entre ellas, la colonización es la más compleja; pues
precisa de un dominio político y militar sobre la zona en que se
opera. Habida cuenta que para fundar una ciudad o un puerto
franco en tierras ajenas, hay que mantener en su entorno una
seguridad y un cerco de protección. De tal modo, por muy próximo
que se halle ese lugar en el que se establezcan los colonizadores, su
aparición ha de estar acompañada de milicia (o de unos pactos con
los indígenas); asegurándose de que la nueva urbe no va a ser
atacada de continuo. Siendo así, la colonización suele ir
precedida de victorias militares, o bien de una gran superioridad
bélica y económica. Tanta, que haga a los habitantes autóctonos
admitir el establecimiento del extraño. Sin discutir la supremacía
o la utilidad de tener ese nuevo vecino, que de algún modo invadirá
su territorio, al fundar allí una colonia (por mucho que sea el
intermediario para mejorar sus mercados -tal como sucedió con los
fenicios al sur de la Península-).
.
Acerca
de la fórmulas con las que durante los tiempos más remotos
iniciaban el comercio, narra el prof. Alvar el modo púnico de trocar
en las playas atlánticas del Norte de África (tal como lo refiere
Heródoto), escribiendo
las siguientes palabras: “Con
frecuencia se ha postulado que el mecanismo más
paradigmático
del contacto precolonial, es el llamado «comercio silencioso».
Está
descrito
por
Heródoto
(IV,
196,
1-3) -cuando dice-:
«Los
cartagineses cuentan también la siguiente historia: en
Libia, allende las
Columnas de Heracles, hay cierto lugar que
se encuentra habitado;
cuando arriban a ese
paraje, descargan
sus mercancías,
las dejan
alineadas a lo largo de la playa
y
acto seguido se
embarcan en
sus naves y
hacen señales de
humo.
Entonces
los indígenas, al
ver el
humo, acuden
a la orilla del
mar y, sin
pérdida de
tiempo, dejan
oro como
pago de las mercancías y se alejan bastante de las mismas. Por su
parte,
los cartagineses
desembarcan
y examinan el oro;
y si les parece
un justo precio
por las
mercancías, lo
cogen y se van;
en cambio,
si no lo estiman
justo, vuelven
a embarcarse
en las naves
y
permanecen
a la expectativa.
Entonces
los
nativos,
por
lo general,
se
acercan
y
siguen añadiendo más oro,
hasta
que los dejan
satisfechos.
Y
ni
los unos ni los otros
faltan
a la justicia; pues
ni
los
cartagineses
tocan
el oro
hasta
que, a su juicio,
haya
igualado
el
valor
de
las mercancías,
ni
los indígenas tocan las mercancías
antes
de que los mercaderes
hayan
cogido el oro».” (18)
.
.
Baste
añadir que en esta fórmula descrita por Heródoto, podrían estafar
fácilmente a los fenicios, o bien asaltarlos en las playas.
Ya que no debía ser tan sencillo comerciar con los indígenas de
tierras lejanas; pues muchos preferirían robar, a trocar; pudiendo
complicarse el cambio y desconociendo siempre como reaccionarían
finalmente unos y otros. Por ello,
añadiremos que existiría otro modo más inteligente de ir
estableciendo lazos colonos, como era el del “rapto de jóvenes”.
Consistente en viajar durante la noche hasta alcanzar playas del
lugar en que deseasen establecer contacto. Tras ello, bastaría
desembarcar de forma sigilosa y hacerse con uno o varios niños que
tuvieran más de cinco años y menos de diez; con
el fin de aculturarlos en la civilización y tierras propias. De
tal manera, una
vez raptado el chico que tuviera ya una edad en la que hablase
perfectamente su lengua materna; lo llevarían hasta el país de los
marineros
(Creta, Chipre o Fenicia), donde
se le educaría entre las élites. Allí viviría con los mayores
lujos y recibiendo la mejor formación, hasta una edad en la que
fuera consciente de su misión. Pues años mas tarde sería
repatriado y soltado en el mismo lugar en el que fue secuestrado, con
el fin de que regresara con su familia y explicase todo lo que le
habían enseñado aquellos que lo llevaron hasta sus tierras.
Así, una vez devuelto el muchacho a su lugar de origen; bastaría
tan solo esperar
en la lejanía una señal acordada (de humo o luminosa, con espejos)
para
acercarse a la costa y poder comerciar libremente -gracias a aquel
intérprete y persona de confianza que allí habrían establecido-.
De
tal manera, simplemente con este
tipo de chicos, podrían comerciar libremente. Además, aquellos así
educados y con el apoyo de los colonizadores, llegarían a casarse
con los nobles y a ser elevados “reyezuelos” de la zona.
Lográndose con esta fórmula descrita, en muy poco tiempo una
“protocolonización” perfectamente limpia (sin necesidad de
luchas, ni guerras). Pudiendo
haber sido este sistema tan simple, el utilizado durante milenios
para establecer contactos, cuando los comerciantes del metal, los
mineros y los marineros llegados desde el Oriente mediterráneo
debían introducirse entre nuevas gentes o nuevas civilizaciones.
Principalmente cuando viajaron hasta el remoto Occidente atlántico,
en busca de nuestros yacimientos.
IMAGEN
ARRIBA:
Fotografía
de Las
Médulas, en la provincia de León, limítrofe con Orense. Lugar de
una enorme riqueza de oro y que junto con las orillas del rio Sil
fueron uno de los grandes yacimientos que abastecieron a todos
nuestros colonizadores. Principalmente
a los romanos, que para explotar más sus terrenos auríferos
realizaban esta “ruina de montes” llenando las colinas con pozos
y galerías, a los que luego inyectaban agua, provocando así que el
terreno reventase. Tras ello, drenaban y bateaban las tierras
destruidas por estas cuevas interiores artificiales, con las que
habían logrado arruinar las colinas, dejando esta forma de “medulas”
en el paisaje. El
interés de todos los colonizadores por alcanzar esas minas es
conocido a lo largo de la Historia peninsular; pues como es sabido,
existe una gran “brecha geológica” que va desde Asturias-Galicia
hasta Huelva-El Algarve, pasando por León, Zamora, Cáceres y el
Alentejo; riquísimas antaño en oro, plata, el estaño y cobre.
.
IMAGEN
ABAJO:
Fotografía
de los restos
Faistos, en Creta, al sur de la isla y ya frente a los puertos
marinos que llevarían hasta el Norte de África (Apis-Alejandría).
Hemos de suponer la aparición de estas civilizaciones marineras
(minóico-egeas, anatólicas y chipriotas) en nuestro territorio;
pues como se sabe, se abastacían de metales en el Occidente
-habiendo sido Cerdeña uno de los puertos metalúrgicos más
importantes de los chipriotas (al menos hasta el siglo XII a.C.)-.
Como
decimos, la venida desde Creta hasta el litoral ibérico pudo
realizarse ya en tiempos muy tempranos y es perfectamente deducible
que civilizaciones como las de El Argar o Los Millares, se produjeran
por influjo o comercio de metales con estos marinos minóicos o egeos
(que en verano circundarían el Mediterráneo en busca de oro, plata,
estaño y cobre -metáles escasísimos en tierras cercanas a sus
dominios-).
.
----------------------------------------------------------------
CITAS:
----------------------------------------------------------------
(1):
-Recomedamos
leer mi artículo:
"SECRETOS DE LOS ORÁCULOS" (Capítulo 106 de: "Los
bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): LLEGAMOS A LA
CONCLUSIÓN DE QUE LOS OMPHALOS SITUADOS EN LOS TEMPLOS ORACULARES
TIENEN SUS ORÍGENES EN PUNTOS GEODÉSICOS. MÁS CONCRETAMENTE PUEDE
DEMOSTARSE QUE LA FUNDACIÓN DE GIZA EN EL PARALELO 30º, O DE ATENAS
EN EL 38º; SE LLEVARON A CABO POR MOTIVOS DE ORIENTACIÓN. SITUADOS
SOBRE PUNTOS GEODÉSICOS, IMPRESCINDIBLES DURANTE LA ANTIGÜEDAD PARA
PODER VIAJAR Y LOCALIZAR POBLACIONES.
Para
llegar al artículo, pulsar el enlace:
(2):
Representaciones
de
barcos
en el arte rupestre: piratas y comerciantes en el tránsito de la
Edad del Bronce a la Edad del Hierro /// Marisa
Ruiz-Gálvez
Priego ///
Mayurqa
(2005),
30:
307-339
(ed. Univ de Mayorca)
(3):
Escribe
Ruiz-Gálvez en el estudio antes citado (SIC): "El
petroglifo Auga dos Cebros
fue publicado por Costas et al (1995) y Alonso Romero
(1995). Contiene dos tipos de grabados de factura aparentemente
diferente (...) El barco representado corresponde, a mi juicio, al
mismo tipo de embarcación que aparece representado en contextos del
Heládico reciente IIIB2-C. (...) Los mejores paralelos están en los
barcos de Tragana, Gazi, Dramasi, o Phylacopi, todos datables entre
fines del s. XIII a.C. y mediados del s. XII a.C. (...) los
de Laja Alta son barcos mediterráneos de fines de la Edad del Bronce
o transición a la Edad del Hierro, grosso
modo del
HRIIIC-Submicénico, ello supone aceptar que, al menos desde esas
fechas se practica navegación de altura y por tanto, se posee la
capacidad de navegar de noche orientándose por las estrellas
(4):
“A
favor de la propuesta de Frost estaría la presencia de diez
lamparillas de pared y
cuatro
lucernas de pico en el pecio de Uluburum (Pulac 2001:fig. 4),
innecesarias, sobre
todo
las primeras, si al atardecer el barco acostumbrara a ganar la costa
para que la tripulación
pasara
la noche al aire libre en una playa. Asimismo,
la
iconografía egipcia permite
reconocer
la presencia de ánforas perforadas y conteniendo una lámpara en su
interior,
usadas
como
luces de posición en los barcos. Así
es
como Gasull (1986:fig. 1 y p. 197),
interpreta
la
representación de ánforas sobre la proa de dos de los barcos
cananeos representados
en
los frescos de la tumba de Kenamon, alcalde de Tebas,
del
s XIV
a.C.
Así pues, entre los s. XIV a.C y XII a.C, se desarrollaron barcos en
el Este del Mediterráneo mayores y más marineros, con roda, cofa,
luces de posición, castillo de proa,
y,
al menos desde el s. XIII a.C., también, barcos de guerra, con
galería de remeros, más rápidos y autónomos que los comerciales a
vela, pero susceptibles, como más tarde cuenta Heródoto de las
pentacóntera foceas, de ser también usados con fines mercantiles.
En resumen, parece que entre los s. XIV a.C. y XII a.C. y no antes,
se dan las precondiciones, desde el punto de vista técnico, con las
innovaciones en construcción naval, y desde el
candaliza
y con, ello, más espacio libre en el puente para más tripulación o
más carga
logístico,
con la presencia micénica
en
el Tirreno, que hacen factible emprender una nueva ruta hacia los
confines occidentales del Mediterráneo y más allá. Esto es, es a
partir de ahora cuando se da un contexto histórico que puede hacer
comprensible la iconografía de barcos como los de Laja Alta o Auga
dos Cebros”
PAG 322 OP. Cit (2)
.
(4b):
PODER
NAVAL EN LA ERA ANTIGUA Y CLÁSICA // POR
NICOLE SCHUSTER
Citas
de la página:
(*)Ver
History and Archaeology of the Ship. John Illsley. University of
Southampton. Center for Maritime Archeology
(**)
Se
dice “Puerto” aunque no tiene el aspecto de los puertos como los
imaginamos hoy. Más bien se trataba de una “playa” retirada y a
cubierto, con almacenes que permitían esperar la llegada de las
caravanas que llevarían a destinación los productos destinados a
Egipto. Citado en Itinéraires de la Mer Rouge. Antiquité-Moyen Age.
Jean Pages et André Nied.
(***)
Para
más información, ver History and Archaeology of the Ship. John
Illsley. University of Southampton. Center for Maritime Archeology
(5):
SIC:
“Similar
a este último es el grabado que Basch (1997), publica, procedente de
Teneida en el oasis de Dakhleh (Egipto), que el autor data a fines
del s. XIII a.C., época en la que en la costa egipcia se estaban
construyendo fortalezas para defenderla de los ataques de las tribus
libias “
OP.
Cit (2)
.pag
311
Ruiz-Gálvez,
CITANDO A:
BASCH,
L. (1997): «Une répresentation de navire de type égéen dans
l’oasis de Dakhleh (Égypte) vers 1200 av. J.-C.». En S. Swiny; R.
L. Hohfelder; H. W. Swiny (eds): Res
Maritimae. Cyprus Press
p. 17-29.
(6):
OP.
Cit (2)
.pag
311 SIC: “Tan
importante como la representación del barco, de tipo egeo, y de los
personajes que se asocian a él, como decía, es el sitio donde se
localiza el grabado. El oasis de Dakhleh conecta el oeste del Delta
del Nilo con la costa, a través de una pista caravanera tradicional
que, de oasis en oasis, desemboca en el puerto de Marsa Matruh, a 250
Km. de Alejandría y único buen puerto en la costa de la Marmárica
(Basch 1997:24) (Véase fig. 1.1)”.
Ruiz-Gálvez,
PAG 311 citado a:
BASCH,
L. (1997): «Une répresentation de navire de type égéen dans
l’oasis de Dakhleh (Égypte) vers 1200 av. J.-C.». En S. Swiny; R.
L. Hohfelder; H. W. Swiny (eds): Res Maritimae. Cyprus Press p.
17-29.
(7):
OP.
Cit (2)
.pag
311 SIC:
“De
acuerdo con su actual excavador (White ibidem), su tamaño original
debió ser en cualquier caso exiguo y seguramente dependió de un
asentamiento mayor en tierra firme. En la isla se ha excavado una
agrupación de modestas estructuras comunales escalonadas, sin
aparentes defensas
ni
huellas de zonas de embarcadero. Aparte de algunas estructuras
domésticas, como hornos u hogares, lo más significativo es la
documentación de un taller metalúrgico con restos de escoria y
chatarra procedentes de dos hornos, así como restos de crisoles,
aunque no de moldes. Cerámica egea, chipriota, cananea, egipcia o
anatólica, permiten datar la presencia de comerciantes en la isla
entre fines del s XV a.C. y segunda mitad del s. XIII a.C., con
visitas esporádicas a la misma en el s. XII a.C.
(White
2003:74-5). Para su actual excavador (ibidem), la isla era
simplemente un punto de aguada y aprovisionamiento para los marinos
que, estacionalmente, hacían la ruta entre Creta y el delta del
Nilo, y nunca un emporio o lugar internacional de comercio, si bien
los niveles de Bronce Final del sitio presentaban respetable número
de fragmentos de huevo de avestruz, muy probablemente obtenidos a
través de las tribus líbicas del entorno”.
PAG
312 hablando de la zona del puerto de salida de APIS y Marmárica,
citando a:
WHITE,
D. (2003): «Multum in parvo: Bates’ island on the NW coast
of Egypt». En N. CHR. STAMPOLIDIS & V. KARAGEORGHIS (eds.):
ΠΛΟΕS...Sea
Routes... Interconnections i the Mediterranean 16th-6th c. BC.
Athens, University of Crete & A. G. Leventis Foundation, p.
70-82.
(8):
OP.
Cit (2)
.pag
314 SIC:”Tanto
Basch (1997:24), como White (2003:76), recuerdan en relación con el
puerto
de
Marsa Matruh, la serie de fortalezas de época ramésida, construidas
para contener el
peligro
de
las invasiones libias que se habrían producido entre comienzos del
s. XIII a.C
y
comienzos
del s. XII a.C, esto es, entre los faraones Seti I y Ramsés III, de
las cuales la
de
Apis
(Snape
2003:64), se sitúa apenas 25 Km. al Oeste de la isla de Bates. Sin
embargo,
Richardson
(1999:151 y nota 14) señala que la presencia de comercio
internacional en
la
isla
de Marsa Matruh se remonta al s. XV
a.C.
y, por tanto, es muy anterior a las guerras
libias
y a la construcción de las fortalezas egipcias, y que éstas parecen
haber sido
construidas
menos
para controlar la frontera libia que la línea costera, pues se
alinean hacia
el
Norte
y no hacia el Oeste del delta del Nilo.
PAG
314 citando a:
BASCH,
L. (1997): «Une répresentation de navire de type égéen dans
l’oasis de Dakhleh (Égypte) vers 1200 av. J.-C.». En S. Swiny; R.
L. Hohfelder; H. W. Swiny (eds): Res
Maritimae. Cyprus Press
p. 17-29.
RICHARDSON,
S. (1999): «Libya Domestica: Libyan trade and society on the eve of
the invasions of Egypt». Journal
of American Research Center in Egypt.
XXXVI, p. 149-64.
WHITE,
D. (2003): «Multum in parvo: Bates’ island on the NW coast
of Egypt». En N. CHR. STAMPOLIDIS & V. KARAGEORGHIS (eds.):
ΠΛΟΕS...Sea
Routes... Interconnections i the Mediterranean 16th-6th c. BC.
Athens, University of Crete & A. G. Leventis Foundation, p.
70-82.
(9):
OP.
Cit (2)
.pag
314 , RUIZ-GÁLVEZ CITANDO:
SNAPE,
S. R. (2003): «Zawiye Umm el-Rakham and Egyptian foreing trade in
the 13th century BC». En N. CHR. STAMPOLIDIS & V. KARAGEORGHIS
(eds): ΠΛΟΕS...
Sea Routes
...
Interconnections in the Mediterranean 16th-6th c. BC . Athens,
University of Crete & A. G. Leventis Foundation, p. 63-70.
(10):
Fig 8 MARINERS AND THEIR BOATS del profesor Artzy ; barco de Teneida
interpretado por Basch.
(11):
LA
TRENZA PERDIDA DE HATHOR HATHOR´S LOST BRAID // Aroa VELASCO PÍREZ
Universidad
Autónoma de Madrid // Antesteria
Nº 2 (2013), 21-37.
UN
ACERCAMIENTO A LA SIMBOLOGÍA DEL PEINADO EN EL ANTIGUOEGIPTO
Aroa,
VELASCO PÍREZ
(12):SIC:
“Dakhleh,
porque dicho oasis se sitúa al final de la pista que enlaza el
interior con el oasis de Siwa y el mar (...) a través de Marsa
Matruh (Basch 1997: fig. 11; Richardson 1999: fig. 11a); y también
porque Basch (ibidem:22), clasifica el barco como de tipo largo, de
guerra, y a la tripulación como libia por ser circuncisos, por el
tocado en trenza rematada en bola que lucen y que, Heródoto, muchos
siglos después, describe como característica de cuatro tribus
libias y, finalmente, por el bastón o cayado que lleva el personaje
de mayor tamaño, que él identifica con el jeroglífico que en
egipcio designa el garrote de guerra de los libios. (...) El
carácter
de
navío de guerra vendría ratificado por el instrumento musical del
individuo del castillo
de
proa (véase fig. 2.2), que es mencionado en textos clásicos, como
la Eneida, como la
atronadora
trompeta que sonaba en los ataques de los piratas etruscos. Basch
(ibidem:23 y 28) sugiere que el único miembro de la tripulación que
aparece con un tocado de plumas podría ser un extranjero, pues en la
inscripción que celebra la victoria de Ramsés III sobre los libios,
figuran dos jefes cuyos nombres no son libios sino, aparentemente
griegos, y que son los únicos a los que se representa con tocado de
plumas, pues ello sugeriría tripulaciones multiétnicas, no
pertenecientes a una entidad política concreta y aglutinadas bajo el
común objetivo de obtener botín; es decir, mercenarios o/y piratas.
El oasis de Dakhleh, donde se sitúa Teneida y el grabado del barco,
corresponde, de acuerdo con Bates 1914 (recogido en Richardson 1999
fig. 11a), con el territorio originario de una de las tribus libias
de fines de la Edad del Bronce”.
OP.
Cit (2)
.pag
313 , RUIZ-GÁLVEZ CITANDO:
BASCH,
L. (1997): «Une répresentation de navire de type égéen dans
l’oasis de Dakhleh (Égypte) vers 1200 av. J.-C.». En S. Swiny; R.
L. Hohfelder; H. W. Swiny (eds): Res Maritimae. Cyprus Press p.
17-29.
RICHARDSON,
S. (1999): «Libya Domestica: Libyan trade and society on the eve of
the invasions of Egypt». Journal of American Research Center in
Egypt. XXXVI, p. 149-64.
(13):
Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos
XII-VIII ane) La
precolonización a debate V.V. A.A. // coordinada por S. Celestino,
N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO
SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS // Madrid 2008
(14):
En
referencia a este tema, comenta el prof. Torres Ortiz, en la obra que
estudiamos:
“Veleyo
Patérculo (Hist. Rom. I, 2, 1-3) sitúa la fundación de Gadir
ochenta años después de la guerra de Troya (circa 1104 a.C.), lo
que también confirman Mela (Chor. III, 46), aunque de forma más
indefinida, y Estrabón (I, 3, 2), que habla de las exploraciones
fenicias y la fundación de ciudades más allá de las Columnas de
Hércules poco después del mencionado conflicto troyano. Todas estas
fuentes atestiguan que dicha tradición estaba ya formada en torno al
cambio de era, señalando Bunnens (...) que éstas ya lo estaban a
fines del siglo II a.C.
También
Patérculo (Hist. Rom. I, 2, 1-3) sitúa la fundación de Útica
pocos años después, al igual que Plinio
(Nat.
Hist. XVI, 216), que coloca la fundación de la ciu-
dad
unos 1178 años desde su época” LOS
«TIEMPOS» DE LA PRECOLONIZACIÓN Mariano
Torres Ortiz ; en OP CIT (12)
;
pag 59 (separata de Contacto
cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos
XII-VIII ane) La
precolonización a debate. V.V. A.A. // Madrid 2008).
(15):
ACERCA
DE ELLO, ESCRIBE NICOLE SCHUSTER -Idem Cita
(4b)-
“Aunque
su política comercial tuvo la reputación de ser pacifista, la reina
Hatshepsut utilizaba, un milenio después del paso de Sahuré en la
historia, barcos muy similares a los del faraón. Hatshepsut solía
transportar obeliscos por barco, y uno de los obeliscos, que se
encuentra en Karnak, deja percibir el tamaño gigante que habían
alcanzado las naves bajo el reino de la mujer faraón. Con ella, la
construcción naval recibió un fuerte impulso -Se estima que los
barcos han podido alcanzar una longitud de 200 a 300 pies-”.
Habla de naves de unos 75 metros de longitud, todo lo que supone un
cabotaje de centenares de toneladas.
ASI
MISMO, GARCÍA FLEITAS Y GERMÁN SANTANA EXPLICAN EN SU SEPARATA. De
la guerra marítima a la suntuosidad de
Ptolomeo Filopátor (Luz
M.a García Fleitas y Germán Santana Henriquez CFC egi 11,
2001):
Plinio HN XXXVI 67 narra como en Alejandría el rey Ptolomeo Filadelfio levantó un obelisco de 80 Codos (más de 45 metros) que había cortado limpio y levantado antes en Arsioneo, el faraón Nectebis; en memoria de su mujer. (pag 213) // Liceas de Naucratis habla del tamaño de los barcos para transportar esos obeliscos (pag 214)
Plinio HN XXXVI 67 narra como en Alejandría el rey Ptolomeo Filadelfio levantó un obelisco de 80 Codos (más de 45 metros) que había cortado limpio y levantado antes en Arsioneo, el faraón Nectebis; en memoria de su mujer. (pag 213) // Liceas de Naucratis habla del tamaño de los barcos para transportar esos obeliscos (pag 214)
Se
mencionan en el estudio embarcaciones hasta de noventa metros
navegando por el Nilo.
(16):
MODOS
DE CONTACTO Y MEDIOS
DE
COMUNICACIÓN:
LOS
ORÍGENES DE LA EXPANSIÓN
FENICIA
Jaime
Alvar Ezquerra
-pags 19 y ss de OP. Cit. (13)-
(17):
Idem
cita anterior, pags 19 y 20.
(18):
Idem
cita anterior, pag 22.
.
.
...................................................................................
TAL
COMO VENIMOS HACIENDO, INCLUYO MI MÚSICA
PARA
LOS SEGUIDORES QUE QUIERAN ESCUCHARLA,
con
motivo de celebrar que hemos superado
los
trescientos cincuenta mil lectores:
-TARTESSOS
Y LO INVISIBLE EN EL ARTE más de 240.000 lecturas
-AÑORANZAS,
RECUERDOS Y SEMBLANZAS más de 69.000 lecturas
-LEYENDAS
DE LA MOTA DEL MARQUÉS más de 25.000 lecturas
-SOBRE
LOS TEXTOS IBÉRICOS (dos blogs) más de 45.000 lecturas
-DE
CNOSSOS A TARTESSOS más de 7000 lecturas.
NUEVOS
BLOGS:
-FLAMENCO,
ARQUEOLOGÍA Y PRE-FLAMENCO
(antes
que el pueblo gitano desarrollase este folklore)
-
Arte, simbología y humanismo
De
tal manera, incluimos mi música para todos los interesados.
En
primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que
tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La
Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991).
PULSAR SOBRE:
.
IGUALMENTE
PODEMOS OIR HESPERIS I, II Y III, BASADA E INSPIRADA EN TARTESSOS:
Tras
lo que invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI
(LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también
consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a
la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en
Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ
(Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
PULSAR
SOBRE SUS ENLACES:
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