domingo, 7 de abril de 2013

EL HOMBRE-TORO, BOYERO O MAYORAL, GUARDIÁN DEL REBAÑO -de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA", capítulo 7º (Parte LXXVI de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.


ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contienen las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
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ARRIBA: Toro embolado aqueménide en bronce, fechado hacia el siglo VII a.C.. Esta pequeña escultura que debió encontrarse hace varios decenios en tierras de Turquía (o en Irán) y que al parecer se halla en colección particular, muestra un bóvido con esferas en sus cuernos. Todo lo que nos habla de una evidencia del juego entre el astado y el humano, en una forma muy semejante a la que actualmente existe en la Península Ibérica. Lucha "taurokathápsika" que en caso de embolar al animal implica que, ni el hombre ni el toro, deben sufrir grandes daños; habida cuenta la protección sobre los cuernos suele ponerse para practicar con el astado como un ejercicio, o bien para divertirse en la sucesión del quite y recorte. Lo que vemos en imagen expone claramente que hace unos tres mil años, en las actuales zonas de Persia y Tuquía se lidiaban bóvidos de esta manera en la que tan solo se pretende luchar "a cuerpo", o "recortar" el animal (como en el caso de los actuales forçados portugueses). Unos hechos arqueológicos que no debemos considerar ajenos a las fiestas y celebraciones de nuestras tierras (sino más bien sus lejanos antecedentes) .
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No podemos afirmar en el caso de la res de la imagen, que su embolamiento fuera para foguearlo; práctica que en muchos testimonios arqueológicos se ha visto hacían los iberos (convirtendo al animal en un toro de fuego). Sistema de ataque que en anteriores entradas hemos tratado, narrándo cómo usaban los iberos las vacadas así preparadas -con llamas en sus astas o en carros a los uncían-, para echarlas contra los enemigos. Pese a ello, parece que las fundas que atan los pitones del que analizamos en la escultura en imagen, son mucho más que unas simples antorchas. De lo que creemos que se trata de una protección de cuero rematada con una pequeña esfera, muy perfectamente embotada, cosida y tallada (y nunca una tea para encederse).


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Por lo demás, sobre la apariencia y rasgos del bovino que vemos, podríamos sacar algunas conclusiones, deducidas de cuanto conocemos en nuestras tierras. Puesto que suponiendo se trate de un toro de lidia (o de un bravucón -tipo morucho- que embistiera; habida cuenta que está embolado); sería un utrero -como lo máximo-. Asimismo, en caso de que representar a una vaca, esta tiene apariencia de una cuatreña muy delgada. Inclinándome a pensar que es una vaquilla embolada lo que aquí vemos; res que se correspondería mucho con aquellas que mozos (y no tan jóvenes) aun corren y sortean en España para divertirse en las fiestas de casi todos los pueblos.

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ABAJO: Imagen pintada por mí, de un fresco existente en el yacimiento anatólico de Çatal-Huyuk (datada probablemente en el VI milenio a.C.). En este dibujo he reconstruido lo que puede verse aún -con mayores desperfectos- en una de las paredes del mencionado poblado neolítio, cuyo periodo de florecimiento se fecha sobre el 6.500 a.C.. Un antiguo asentamiento cercano a la Tróade (en la actual Turquía) en el que aparecen por vez primera las constantes de una civilización y una religión que permanecerá en la zona, al menos hasta la presencia del Cristianismo. Habida cuenta que en Çatal-Huyuk ya se observa el culto al toro y a la diosa madre (del divino astado); veneraciones que heredarían gran parte de las civilizaciones anatólicas y de Oriente Medio posteriores (entre ellas: Tell-al Halaf -en el Este de Turquía-) o las primeras del Bronce de su zona marítima (como las cicládicas, del Egeo y las eteo-Chipriotas). Del mismo modo, las religiones de Mitanni, las hititas, las minoicas o cretochipriotas -y hasta las persas- adoraron a esta "diosa madre" y a su vástago "el gran bóvido"; algo que heredó Grecia en los cultos a Artemisa y Cibeles, tanto como Roma en los de Attis y Mitra.
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Un frigianismo religioso y cultural que dominó prácticamente todo el Mediterráneo hasta la llegada de las filosofías israleitas. Creencias judeocristianas que se extienden definitivamente desde el siglo I por todo el Imperio. Sustituyéndose en ese momento, principalmente en las tierras del Mare Nostrum, aquellas creencias milenarias que hasta entonces habían existido: De origen neolítico y anatólico, que veneraban al toro y a la diosa de la fertilidad (extendidas desde Persia hasta la Península Ibérica -al menos del III milenio a.C., hasta el siglo I d.C.-). Dos o tres mil años en los que se veneraba al astado -como símbolo de la guerra- junto a una gran diva dominadora de los animales fieros. Religiones que predomiraron en todo el litoral del Mediterráneo y hasta muy en el interior del Continente europeo (donde se adoró a la posterior Pothnia Theron griega, o señora de los animales -antecesora de Artemisa-).


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Los cultos más antiguos que se han hallado de este tipo en el área mencionada (Turquía-Persia-Oriente Mediterráneo), datan del VII milenio a.C. ; encontrándose principalmente en Kirokitia (Chipre) y en Tel-al-Hallaf (Este de Turquía) . Pareciendo el antecesor a todos ellos, el mencionado asiento neolítico de Çatal-Huyuk, cuyos comienzos se fechan hace más de diez mil años. Poblado que pervivió durante milenios y que surgió como cantera o fábrica de objetos líticos. Gracias a que en sus inmediaciones existió una importantísima mina de obsidianas cristalinas, que junto las de silex (fino y cortante) abundante en sus cercanías, sirvió para realizar los múltiples objetos líticos que desde allí se distribuyeron. Hechos demostrados por la arqueología, que ha encontrado enseres tallados con esas piedras procedentes de las canteras de Çatal-Huyuk, en yacimientos neolíticos de Oriente Medio, de Anatolia y hasta de muy lejanas islas del Egeo (o de Grecia Continental).

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Acerca de la imagen que vemos perteneciente a una pared de Çatal-Huyuk fechado unos ocho mil años atrás; Cristina Delgado Linacero escribe: "todo parece inidicar que el animal ha sido provocado y atiende a la embestida. La corrida en campo abierto tuvo que implicar una primera selección del animal seguida de un aislamiento de la manada" (1) . Frases de esta sabia especialista en el tema, a las que desearíamos añadir que el tamaño de la res es medio (o pequeño). Pareciendo claramente de lidia las del fresco que analizamos, sin aspecto de ganado de engorde (comunmente más grande y sin bravura); no teniendo apariencia nunca de un uro. Algo que muestra como en Oriente Medio en el VII milenio a.C. seguramente existió ya un tipo de "bos" que embestía, criado para ese fin y "facilmente" manejable por el hombre. Toro con posibilidades de lidiarse o encerrarse corriendo; lo que como decimos, pudo utilizarse fundamentalmente para preservar los ganados del ataque de los leones (mezclando mansos con bravos); o bien para proteger ciudades y campos, soltándolos en caso de la aparición de extraños o enemigos.

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A) PASTORES O BOYEROS: LOS MAYORALES EN LA ANTIGÜEDAD, (cuidadores y ladrones de vacadas):
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Decíamos en nuestra entrada anterior que era teoría propia la de que el ganado bravo se había mantenido en nuestros campos, sin erradicarse (suelto y asilvestrado), por ser muy útil. Ello porque evitaría el paso de extraños en la zona, tanto como disuadía a los cuatreros de llevarse una manada de reses (si entre aquellas, las había de encaste...). Ya que los robos de ese tipo en las tierras históricamente casi despobladas de Hispania, fueron muy sencillos de llevar a cabo. Principalmente en las noches claras y si la vacada estaba formada tan solo por mansurrones; rebaño que al golpe de un látigo de mayoral (o al del "vareo" de unos garrochistas), se dirigen facilmente hacia donde las deseen conducir sus ladrones. Situación muy distinta esta a entrar en una cerca con la intención de llevarse toros, sabiendo entre aquellos pueden haber mezclado algunos ejemplares con encaste (que embisten...) .
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Costumbre de mezclar algunos bravos entre los de carne, que pudo ser absolutamente necesaria en la Península Ibérica; habida cuenta que nuestras tierras eran famosas desde la Antigüedad como muy inseguras (al igual que por latifundistas y por sus riquezas en ganado). Todo lo que creo personalmente se refiere en el famoso mito ambientando en el Bajo Guadalquivir, que recoge uno de los tres últimos Trabajos de Heracles: "El robo de los bueyes de Geriones", rey de Tartessos al que el héroe tebano hurtó el ganado -que se tiene comunmente por la "décima labor"-.
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Acerca de ello, en nuestros estudios infinidad de veces hemos escrito que aquel rebaño del monarca Gerión -que era tenido como el bien más preciado del Occidente lejano-, simbolizaba los metales del Atlántico Ibérico. Quizás mi opinión sea "muy personal" y dificilmente defendible desde el punto de vista científico, al tratarse de una interpretación mitológica (posiblemente demasiado "evemerista"). Pero tras decenas de años estudiando el mito creo que los bueyes de Gerión son una metáfora mítica del bronce tartessio; metal que en la cuenca del Mediterráneo y durante una larga época, se fundía en lingotes con forma de piel de toro. Por ello es teoría propia -en la que creo- que aquellos pectorales del tesoro de El Carambolo (con similar diseño de la mina cúprea en "piel de buey"); eran en sí mismos la idealización de las reses del rey Gerion. Es decir: El tesoro de la dinastía (o sacerdocio) gobernante en Tartessos, donde se simbolizaba el poder en metales de aquel reino turdetano; tierra imensamente rica por entonces, en oro, plata, estaño y cobre.
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Pese a esta simbología, la dificultad que expresa el mito, al narrar como "un imposible" robar los bueyes de Gerión (guardados por su boyero). Me llevó a considerar que el toro del rey de Tartessos, en sí mismo tenía otra simbología procedente de su deificación como dios de la guerra. Por lo que no se valoraría aquel hurto hercúleo tan solo como un hecho pecuniario o metalúrgico (de bronce, riqueza, o dinero contado en "pecus" -ganado-). Sinó también como una hazaña bélica. Puesto que de ser considerado tan solo ese Décimo Trabajo una proeza mercantil, el astado se habría asociado principalmente a Hermes, y no tanto a Heracles. De lo que en mi opinión, la aparición de Hércules en la leyenda nos muestra que se trata de un totem bélico; todo lo que se demuestra en que el referido episodio está pleno de luchas (debiendo matar Heracles antes de robarlos, al pastor del rebaño y a este rey Gerión que se consideraba el "hombre más fuerte de su tiempo)).
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Todo lo que decimos concuerda con el significado del toro como dios de la guerra; figuras de bóvidos que en algunas zonas mediterráneas se identifica claramente con un Marte (entre ellas, nuestra Península). Mars Ultor -al parecer-, cuya iconografía es la de un soldado con astas y que viste armadura, en la que se suele hallar un gran morlaco. Divo de la lucha que los etruscos -o los latinos- llamaban "Silvano"; deidad con grandes paralelismos en el mundo indoeuropeo y que era el patrón de la fertilidad. Aunque también se tenía a Silvano como el defensor de los campos, por lo que sus cultos eran de gran crueldad o muy primitivos. Quien posteriormente, con la implantación del frigianismo, muchos consideraron que se trataba la reencarnación del toro sacrificado por Mitra (mientras otros lo veían en el perro mitraico, renacido en los cielos tras haber muerto durante la "taurobolia").
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ARRIBA: Escena que denomino "de maternidad" en el Caldero de Gundestrup; gran vaso ritual de plata cimbrio (fechado entre los siglos II al I a.C. y propiedad del Museo Nacional de Dinamarca -al que agradecemos nos permita divulgar su imágen-). La crátera, de tipo ritual céltica y de enorme tamaño, fue hallada hace aproximadamente un siglo en este lago danés. Presenta labrados sus laterales y centro, con escenas religiosas que en mi consideración son en gran parte mitráicas -unidas a las del ciclo legendario gaélico-. Su significado e interpretación lo hemos estudiado en otras entradas, llegando a la conclusión de que se trataría de un caldero votivo, depositado de forma ritual en una turbera; y donde se describe iconograficamente el mundo de Mitra unido a las religiones célticas (en especial, a celebraciones címbrias).
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En la lámina de plata que tenemos en imagen -superiór-, en mi opinión representaría una "maternidad cimbria". Que se escenifica con una diosa madre central, que recibe el cuerpo de Mitra y de su perro (Silvano); ambos muertos y entre los brazos de la divinidad femenina que los toma en su regazo -¿Quizás fallecidos al luchar contra el toro, en la versión de Gundestrup?...-. Sobre el hombro de la enorme diosa que amamanta a estos difuntos, se halla sentada otra fémina; quien representaría a la mujer o la madre del guerrero muerto (progenitora de Mitra, que sabemos era la divinidad suprema en el panteon indoariano). Por último dos aves ayudan a subir a can y a su dueño a los cielos. Un Silvano y un Mitra camino del Mas Allá, sobre los que hay una pareja de águilas o de buitres que simbolizarían el vuelo hacia el cosmos. Iconografía que más bien hemos de ver como una "ascensión celta"; ya que estos dejaban a los guerreros muertos en el campo de batalla, para que los devorasen las aves carroñeras y que por medio de ello fueran hasta el cielo (rito Parshi que sigue practicándose entre algunos adoradores de Zoroastro aún en la India y Tibet, tanto como era común entre las tribus celtibéricas).


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La aparición de una crátera de plata de este tamaño (más de medio metro de diámetro), con escenas mitráicas; entre otras cosas nos enseña la unión entre el mundo pecuniario de los metales (el valor de la plata y del oro) con el sentido pecuniario del toro. Habida cuenta que el buey que sacrifica Mitra también tenía un simbolismo relacionado con la riqueza (espiritual o colectiva); sentimiento muy arraigado en todo el mundo civilizado de origen pastor. Donde el dinero, el metal, las pieles de buey y el ganado fueron el primer indicador económico; símbolo del progreso y del bienestar (e incluso de la felicidad). Algo que podemos entender mejor al pensar lo que significa "el cordero" en nuestro mundo judeo-cristiano.

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ABAJO: Acuñación de Delfos, anverso de un tetradracma de plata fechado hacia el 500 a.C. -ejemplar de la Biblioteca Nacional de París a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. En ella podemos ver al dios Hermes robando la vacada de Apolo (al que se dedicaba el templo de Delfos). Las adivinación practicada por las pitonisas del mencionado recinto sagrado de Apolo, igualmente fue inventada por Hermes, durante su infancia (poco después que hurtó los bueyes de su hermano). Ese llamado Mercurio por los romanos, de niño también creó las artes, el alfabeto, los juegos de tablero, la escala musical y hasta los pesos y medidas (4) .
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Sus inventos y creaciones equiparan al divo con una divinidad cercana al Imnhotep egipcio; dios de la ciencia y de las matemáticas, tanto como de la prosperidad. Haciéndonos pensar que el griego Hermes tuvo que ser muy anterior y un antecesor de Apolo (quien hereda muchos de sus atributos y rituales). Por lo que el posterior Mercurio posiblemente era un divo antiquísimo "importado" por los helenos desde el mundo minóico (el egipcio o el púnico-oriental; pues hemos de tener muy en cuenta que el alfabeto llega a Grecia desde Fenicia hacia el siglo XI a.C.).


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En cualquier caso, no nos cabe la menor duda de que aquel primitivo Hermes también fue antecesor de Hércules, al que tanto se asemeja como ladrón de bueyes. Una función que indicaría que la profesión de pastor de reses vacunas (mayoral) se veía entre las mejores en el II milenio a.C.; posiblemente por considerarse muy ricos a los propietarios de ganado. Pese a ello, en la mitología también se observa que vivían acosados por asaltantes. Tanto como delata que los pastores de vacas, actuaban generalmente también como cuatreros, entre los rebaños de lugares extraños (para cuanto se precisa conocer bien las artes del manejo de reses, tal como narran las leyendas de Hércules y Hermes).
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Por su parte, tal como hemos visto, el dios del comercio griego tuvo como primera labor (trabajo, o "hecho") robar ganado; aunque en su caso hurtó las vacas de su hermano Apolo. De tal manera la mitología narra que Hermes, nada más nacer creció de manera sorprendente, desprendiéndose a los pocos momentos de sus ataduras y pañales maternos (con el fin de realizar su primer "acto divino"). "Hecho mítico" que consistió en robar los toros de Apolo, quien los apacentaba en Anatolia, donde durante un escarceo amoroso se descuidó de las reses. En ese momento allí llego Hermes y viendo aquel rebaño suelto, se dispuso a llevárselo. Para ello y con el fin de que las pezuñas no dejaran huellas, calzó con corteza de roble las doce vacas, el toro y las cien chotas (que tenía la manada). Logrando de este modo huir con ellas, sin que el dueño lo escuchara, ni menos pudiera seguirles (2) .
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Tras el robo del rebaño regresó a la cueva donde había salido y recuperó la apariencia de niño, escondiendo esas vacas en lugar seguro. Después, este pequeño Hermes fabricó una "pandura" (guitarra rudimentaria -¿"lira"?-), valiéndose de las tripas de las chotas para hacer las cuerdas. El sonido extraño de aquel instrumento desconocido hizo sospechar de algo al dueño del rebaño; quien logró llegar hasta donde el ladrón dormía en forma de un bebé, advirtiendo a la madre de que el pequeño aquel, le había robado el ganado. La progenitora al ver tan seguro a Apolo, pese a no dar crédito a los hechos, logró que Hermes confesara. Comunicando este cuatrero a su hermano que ya había sacrificado dos de las reses hurtadas, partiendo tras la inmolación en doce trozos su carne. Con ello le pedía perdón y justificaba el motivo por el cual había traido los astados: Para dedicar a los doce dioses algunas, en sacrificio. Por lo que Apolo no se enfadó, entendiendo que de esa forma se habían establecido las inmolaciones de bóvidos; logrando que su hermano le regalara la "lira" que tañía (con cuerdas de cuero), a cambio de perdonarle. Así nació el mito de la Lira de Apolo, tanto como se narra que se instituyeron las primeras inmolaciones de reses (3) .
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La leyenda que antes hemos resumido, tiene como trasfondo las más antiguas costumbres de los pueblos anatólicos (tanto como las de los primitivos egeos). Modos de vida entre los que se se encontraba el pastoreo, la dedicación a la música, el establecimiento del sacrificio de bueyes, e incluso, el cuatrerismo. Robos de vacas que vemos eran realizados por los dioses mismos, con lo que se ensalza o "disculpa" este acto que en otras culturas estaba penadísimo; pero que entre los griegos parecen ser la esencia misma -el origen o el motivo-, de las inmolaciones divinas. Haciendo ver que la institución de estos rituales tenía como consecuencia directa poder "lavar y perdonar" el pecado de haber hurtado (reses en esta ocasión). Por lo demás, en el caso de Hermes, este llevaba a cabo sus "pequeños robos" como un simple niño, de lo que se comprende la "poca importancia" de estas "travesuras". Siendo por ello tenido como un bebé de suma inteligencia; tanta que creaba la lira (el formix o la pandura) con las tripas de esos chotos -instrumento cuya base armónica es de una enorme complejidad, tanto como su funcionamiento que precisa de una tensión uniforme; muy diferente por ejemplo, a la flauta o el sirinx, de una construcción muy simple, que practicamente no se desafina-.
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Asimismo, en la leyenda referida se observa algo muy extraño como es el hecho de haber calzado a la vacada para llevársela con sigilo y sin ser perseguido. Lo cual expresa claramente las artes antiguas para el manejo de las reses, que debieron ser muy peculiares y sofisticadas (más cuando hubo quienes no podían valerse siquiera de objetos de metal para el dominio de los bóvidos). Un robo en el que se denota claramente a mi parecer ese mundo de los mayorales (llamados en la mitología boyeros o pastores de buey), pleno de técnicas de ganadería. Unas artes del mayoral que en el caso de tratar con ganado bravo debieron ser doblemente complejas y difíciles antiguamente. Secretos milenarios del boyero que en parte han quedado en nuestras tierras, por seguirse criando en ellas reses bravas. Existiendo aún pastores que saben guiar los toros más peligrosos con un simple silbido, con un golpe de palo, o un toque de garrocha. Trabajo que hasta no hace mucho se hacía de manera idéntica y como hubo de ser hecho por los primeros pobladores de Iberia: Dirigiendo el rebaño o la manada tirando piedras con las hondas, acertándoles en las astas para pararles o cambiarles en la guia (artes ya perdidas tan solo unos decenios atrás y en las que eran expertos los ganaderos baleares).
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ARRIBA: Ponderal o lingote (primitivo As romano de bronce) denominado Signatum Quincussis, equivalente a "cinco pesas". Como podemos observar, está labrado con un gran buey, quizás indicando el valor de su precio en metal como "un toro". Ello explica una vez más, que -como pienso- el robo de ganado de Geriones idealiza el "hurto" de metales que los griegos llevaron a cabo en nuestras tierras; cuando logran susutituir a los fenicios en la función mecantil del cobre, plata y oro peninsular. Lo que parece sucedió durante más de un siglo, tras el asedio y caida se las capitales púnicas en Oriente Medio (Tiro y Sidón). Momento de tremenda debilidad púnica que debieron aprovechar los de la Hélade para establecer mercados con Occidente, por cuanto se sabe que llegan a tierras de Tartessos y entablan contacto con la dinastía de los Argantonios -en época del legendario Kolaios de Samos (hac. 650 a.C.), coetáneo los repetidos asedios de Fenicia que se vió sitiada en el 672 por los babilonios y repetidamente atacada, hasta que en el 572 cae en manos asirias-.
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De tal modo, eliminando el "intermediario" y el control de los pùnicos, que estaban siendo azotados por los Mesopotamia durante un siglo, los helenos pudieron comerciar libremente con el metal de las Minas de RioTinto. Al igual que con el de yacimientos del Atlántico peninsular, que se distribuiría desde el puerto natural a la entrada de este océano (en Tartessos). "Mercado libre griego en Iberia" que sus rivales cortan tras la batalla en Alalia (en el 531 a.C.), cuando los cartagineses tras observar que los focenses merodeaban y controlaban el comercio de gran parte de la Iberia, destruyen algunas bases y la armada griega en Córcega y Sicilia. Tras ello, terminaría la llamada Thalasocracia focense, impidiéndose mercadear con los metales tartessios a los griegos. Recuperando los de Cartago el poder sobre la Península que habían tenido sus antecesores (los fenicios).


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POR LO DEMÁS, ACERCA DE LA LEYENDA QUE HABLA DEL REY DE TARTESSOS, RICO EN BUEYES ROJOS; SABEMOS LA ENORME CANTIDAD DE BRONCE EXISTENTE ANTAÑO EN RIO TINTO Y EN LA CUENCA ATLÁNTICA; UN COBRE ROJIZO COMO ESTA PESA DE LA IMAGEN. AUNQUE ACTUALMENTE EL PONDERAL QUE VEMOS TIENE UNA PÁTINA VERDE, QUE CUBRE SU VERDADERO COLOR ORIGINAL (igual al de los bueyes de Geriones). ASIMISMO GRAN PARTE DE LAS MONEDAS ANTIGUAS LLEVABAN LA EFIGIE DE UN TORO (principalmente los ases de bronce). Por cuanto creemos que "los rojizos bueyes de Geriones" pudo ser una metáfora utilizada para describir estas monedas, lingotes o ponderales de bronce.

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ABAJO: Fachada del Ayuntamiento de Tarazona, donde se representa el robo de los bueyes de Gerión. Posiblemente, esta bellísima ciudad que fue la antigua Turiasu, se identificó durante el Renacimiento con Tartessos; hecho este que daría lugar a al escudo de la Villa y a la fachada que vemos. Armas de Tarazona consistentes en un gran jardín amurallado, donde en su centro existe un árbol de enormes dimensiones y riquezas. Iconografía que en mi interpretación se correspondería con El Jardín de las Hespérides, que la leyenda describe como un enorme vergel rodeado de muros y situado en las cercanías de Tartessos. Jardín al que acudió Heracles en el decimo primer Trabajo, para robar las manzanas de Oro del árbol que allí se daba y del que cuidaban las Hespérides (en mi intrepretación "las Hispanas" o "Las Ibérides"; que eran hijas de Atlas -Atlante- rey de Tartessos). Un ciclo mitológico plenamente relacionado con este de las Manazanas de Oro y con un parecido significado es "El robo de los bueyes" -comunmente numerado por las fuentes como décimo trabajo y anterior al de las Hespérides-. Pese a ello, las manzanas considero que se refieren más al hurto (o compra barata) de metales preciosos en Tartessos. Mientras el del ganado de su rey simbolizaría el bronce, pesado y marcado en esta forma pecuniaria (como hemos visto arriba en un Aes romano).
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En lo que se refiere a la imagen de Tarazona, hasta no hace mucho se creía que lo figurado en la fachada de su Ayuntamiento eran tres gigantes. Pese a ello, lo estudié en profundidad y creo que pude explicar que se trata de los tres últimos trabajos de Hércules (que lleva a cabo en Tartessos, o en sus cercanías). Algo probablemente debido a que en la época en que se construyó este edificio -como mercado de la ciudad-, no se conocía la ubicación "cierta" de Tartessos. Por ello podremos leer estudios que intentan localizar la ciudad del Bajo Guadalquivir en Tortosa (por un simple juego de palabras) o bien la confundieron con Tarazona. El error también se explica por una coincidencia con su nombre antiguo, ya que Turiaso es similar a Tartessos (hechos estos que quizás les equivocaron hace cientos de años, al ver que las monedas ibéricas de Turiasu aparece un toro o un buey como los de Gerión).


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La acuñación con un bóvido -como las de Turiaru- fue muy común en toda la Península durante la época ibérica, donde en los Ases anteriores al siglo I d.C. vemos la "efigie" de un astado. Relieve que era improntado en la moneda significando con toda seguridad la "pecunia" -el As- o el patrón por el cual se medía el metal. De tal modo y siendo el valor de un buey por entonces diez denarios (que a su vez era el salario mensual del legionario); conociendo que el denario ibero se correspondía con 16 ases. Ciento sesenta ases iberos que pesaban unos 14 gramos de bronce, era el coste de una res. Por cuanto (14 x 160) unos 2,240 kilos de bronce era el valor de un toro en la Península ibérica en el siglo II y I a.C.. -del mismo modo, conociendo que el denario pesaba 2,3 gramos (aprox); se calcula este precio de un buey en unos 23 gramos de plata-.

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Como decimos, hasta la publicación de un estudio mío sobre la iconografía de la fachada del Ayuntamiento de Tarazona, se pensaba que en ella estaba representada "una gigantomaquia". Lucha de tres gigantes, entre los que consideraban se hallaba Caco, un famoso ladrón de ganado que roba la vacada de Heracles, cuando este -de camino a Grecia- paró a descansar en las cercanías del Tiber. El argumento para sostener esta iconografía se basaba en que aquel que roba el buey, lo lleva colgado del rabo; puesto que la leyenda de Caco cuenta que este, hurtó el ganado de Heracles haciéndolo caminar hacia atrás y tomándolo por el rabo (para no dejar huellas). Pese a ello, en la representación que vemos en imagen (que se suponía del dios Caco), realmente observamos a Hércules, con sus vestimentas y su clava colgada; echándose un buey a sus espaldas, tras haberlo vencido. Igualmente en las otras dos zonas del Ayuntamiento de Tarazona se observa el resto de los Trabajos hércules en Iberia; estando esculpido el mismo héroe, robando las manzanas de las Hespérides, o luchando contra el Cancerbero (un perro-león). Para más información consultar mis artículos: .
26º El ayuntamiento de Tarazona (Análisis mitográfico de su fachada. Parte II: Tubalcaín). VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/05/lo-invisible-en-la-mitologia-el.html 27ª- Análisis mitográfico del ayuntamiento de Tarazona (Parte III, Las Alegorias y Los Trabajos de Hércules). VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/05/1_30.html 28ª-Análisis mitográfico del ayuntamiento de Tarazona (Parte III continuación, Las Alegorias y Los Trabajos de Hércules). -FINAL Y CONCLUSIONES A LO REPRESENTADO EN EL AYUNTAMIENTO DE TARAZONA- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/05/lo-invisible-en-la-mitologia-analisis.html
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De tal manera, en los mitos griegos que nos narran el robo de "bueyes", se incluyen comunmente relatos que hacen referencia a "trucos" y engaños para realizar el hurto. Siendo entre aquellas muy llamativa la anécdota -arriba mencionada- de Heracles, quien mientras regresaba con los toros de Gerión a Grecia y a su paso por el Lacio, fue también robado. Lo que sucede cuando quiso descansar a orillas del Tiber y dejó sueltos los toros paciendo; momento en el cual bajó de la gruta donde vivía un gigante llamado Caco (hijo de Vulcano y dios local romano que habitaba en el interior del Monte Aventino). Un "caco" que viendo pacer el ganado de Heracles en el "Forum Boarium", pretendió robarlo por completo, aunque no pudo hacerse con toda la vacada. Fue entonces cuando ideó el medio de llevarse unas cuantas vacas (que ocultó en su caverna) y así con el fin de que no dejaran huellas ni señales que Heracles siguiera, las condujo arrastrándolas por el rabo hasta el lugar donde las escondió. Al haberlas obligado a caminar hacia atrás las pisadas parecían llegar al lugar de origen, por lo que su dueño no encontraba esas reses que fueron de Gerión y que a él también le habían robado (cifradas por las fuentes clásicas en ocho). Pese a ello, aquellas se pusieron a mugir dentro de la cueva, lo que levantó las sospechas del tebano que se dirigió al Monte Aventino, donde vivía Caco, lugar que ese gigante había cerrado con enormes piedras (para evitar que entrase Hércules). Pero el griego, reventando el techo de la caverna e internándose por la parte alta de la montaña, venció al ladrón de sus vacas, recuperándolas (por todo ello, se tenía a Caco, como el patrón de los ladrones en Roma) (5) .

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Evidentemente este relato de Caco y Heracles de nuevo sugiere las extrañas artes de los boyeros (mayorales) en la antigüedad, a la vez que une el concepto de bueyes-bovinos con el buey-metal. Algo que observamos en el mismo Caco, como hijo de Vulcano y habitante del interior de una cueva, siendo un lumen (o lar) romano unido al fuego. Todo lo que denota que se trata de una deidad de las fraguas y de la minería. Divo ladrón que habitaba en el inframundo -como quienes extraían los metales- y que a su vez descendía del dios del fuego (del volcán y de la fragua) y por ende de la fundición del metal -para cuyo proceso se precisan las mayores temperaturas-. De cuanto se comprende que este robo realizado por Caco de los toros de Gerión, cuando eran transportados por Heracles; no significa precisamente el hurto de un ganado, sinó más bien el de parte del mercado del metal (fundamentalmente del cúpreo, mineral que sabemos era fundido en esos lingotes con forma de piel de aúreos bueyes -o en monedas con la efigie del astado-).

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Robo o control de un comercio metalúrgico con Tartessos abierto por los helenos (simbolizados en Hércules). Mercado que los griegos lograron establecer de un modo sólido a mediados del siglo VII a.C. (en tiempos de la llegada del samio Kolaios). Pero que quizás fué intervenido -o robado en parte- por los latinos, quienes pudieron aprovecharse de la necesidad helena de surcar en barco los mares del litoral italiano, a su regreso desde tierras de Tartessos. Así, en medio de esta ruta entre las bases grecoibéricas y su lugar de procedencia; posiblemente los latinos intervenían las cargas, les cobraban impuestos de portazgo, o directamente pirateaban las naves griegas plenas de ricos lingotes. Robando quizás a modo de "cacos" la pecunia tartessia adquirida a precio muy bajo por los helenos en nuestras tierras (así se explican los "bueyes de Gerión", adquiridos al coste de un  hurto y que los griegos -Heracles- llevaban hasta sus tierras, mientras que Caco -los intermediarios o ladrones romanos- pretendían tomar una parte).

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El caso descrito anteriormente es tan solo uno más de los muchos que en las leyendas clásicas nos relatan unos extraños métodos para robar ganado (tirando de su rabo). Delito que como sabemos, en mi interpretación se refiere al pirateo de mercancías -fundamentalmente de metales (idealizadas en bueyes)-. Por su parte, estas historias de cuatreros -tan aplaudidos por la mitología helena-, se suelen acompañar con la aparición del boyero o pastor del ganado, que lo defiende dando la vida por ello. Todo lo que nos habla de la enorme estima que se tendría a aquellas vacadas (o mercancías), y de la especial relevancia de la que gozaban estos cuidadores de reses. Boyeros en los que creo se pudieron idealizar míticamente a quienes mercadeaban, transportaban y cuidaban del metal (llevándolo desde su lugar de procedencia y extracción, hasta las tierras propias -en este caso, Grecia-). Labor altamente peligrosa, por cuanto debían comprar y trasladar la materia prima de parte de las armas.
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La importancia de estos "vigilantes" residiría en que aquel trabajo de comerciante y transportador del metal estaría sometido a enormes riesgos (tanto como el de cuidador de ganados en campo abierto). Unos por los pitaras procedentes de lugares ajenos, deseosos de hacerse con la carga de oro, plata y cobre (para darla al enemigo, que les tenía como corsarios). Mientras los segundos, verían de continuo la visita de cuatreros, que llegaban a sus pastos para hacerse con las cabezas de ganado. Reses, metales y campos que, comunmente (como nos relata el mito), eran propiedad de un señor o de un rey. Superior a los que aquellos boyeros sevían fielmente, hasta dar su vida antes que dejarse robar. Ello se narra fielmente en el caso de Geriones, cuyo ganado pastaba en las cercanías del Guadalquivir y que era cuidado por Euritión. Pastor que a la llegada de Heracles le hace frente, intentando que no hurtase la vacada de su señor (el rey de Tartessos); pese a lo que el héroe griego acaba con el boyero facilmente, para llevarse los "bueyes rojos".

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ARRIBA: Crátera de cerámica roja que representa Heracles contra Gerión, fechada hacia el 540 a.C. -grupo E- y propiedad del Museo del Louvre (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En la escena podemos ver a nuestra derecha un ser de tres cuerpos que iconográficamente se corresponde el rey de Tartessos, considerado uno de los hombres más fuertes de su tiempo (gigante "trisomático"). Frente a este, Hércules le hace frente y en medio de ambos, un agonizante Euritión; el boyero que cuidaba el ganado de Geriones y al que mata también el tebano (antes de robar el ganado) (7a).
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Estos pastores de reses (mayorales) eran recordados en múltiples pasajes mitológicos como héroes que defendían hasta las últimas consecuencias las vacadas que les confiaban. Apareciendo tambien el boyero Menetes, citado en el los textos que mencionan la muerte de Euritión. Cuidador este Menetes de los ganados del dios del infierno (Plutón- Hades) y que igualmente merodeaba con sus vacadas por la mismas zonas en las que pastaban lo rebaños de Gerión. Ello indica en primer lugar que los antiguos ponian el final del Mundo y la entrada en el Averno, en las proximidades de Tartessos (el en Finisterre del Sur, que se consideraba Cabo de Sagres -muy próximo al punto más occidental europeo: Cabo de Roca-). Pero a su vez expresaban estos bueyes de Plutón-Hades, la minería y yacimientos abundantes en el litoral ibérico-atlántico. Por cuanto el dios infernal Hades también era el divo de las riquezas y del interior de la tierra -del "inter-nos", donde se hallaban los minerales y los bienes más preciados; incluso, desde donde emergía la semilla plantada-. Acerca del significado y los orígenes de la veneración de estos pastores de rebaños (o cuidadores de metales), trataremos en la siguiente parte del presente artículo (7b).

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ABAJO: Foto de un "regreso a los corrales" de un toro dado por no válido, en la Maestranza de Sevilla (coso al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Es esta curiosa estampa una de las más interesantes y bellas que pueden observarse en el mundo taurino, dónde el mayoral de la plaza, suelta una punta de mansos amaestrados al ruedo, para lograr recoger al astado; manejándolos por medio de silbidos y voces. Al poco de haber salido la vacada, los mansos rodearán al morlaco inservible con la intención de que les siga. El astado a devolver, pese a haber sido toreado y hallarse a la defensiva (en situación de lucha) al ver a sus congéneres en la plaza, se tranquiliza. En este trance y a través de sonidos, el pastor señala a la vacada cuando han de circundar al bravo y tras haberlo hecho, les avisa para que vuelvan al corral en él. Esa difícil labor suele durar menos de diez minutos y al ser devuelto el toro, normalmente los asistentes aplauden al pastor (sobre todo si la "vuelta al corral" ha sido llevada con "arte" y prontitud por el mayoral).
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El día que tomé estas fotos en la Maestranza -donde asistía porque un grupo de empresarios japoneses me pidieron les acompañara y explicara la corrida de toros- venía desde la carretera de Espartinas. Al bajar las sucesivas cuestas que unen este pueblo con Sevilla, pude ver el Cerro de El Carambolo (en el municipio de Camas y desde el que se divisa La Maestranza). Todo lo que me hizo reflexionar de nuevo sobre el origen y significado de aquellos pectorales con forma de piel de buey allí encontrados. Ya en la plaza de toros les contaba a mis amigos japoneses que el más importante tesoro prehistórico hispano se había hallado en ese lugar por donde habíamos pasado, que tenía forma de toro y que apareció en los mismos días en que yo nací (lo que les resultaba divertido, sobre todo cuando oyeron que mi padre nació también en la fecha en que abrieron la tumba de Tutankhamon -2 de Nov. de 1922-).

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También les expliqué que allí muy cerca de este coso taurino se situaban los pastos donde la leyenda narra que Hércules robó los bueyes al monarca del "Bajo Guadalquivir". Después, tras al ver el "arte" que tenía el mayoral de La Maestranza (que en menos de cuatro minutos había devuelto el toro al corral), me fijé en que los japoneses quedaban atónitos, observando como aquel hombre manejaba una vacada amaestrada (con silbidos) consiguiendo así dominar al toro. Todo ello me dejó pensativo, reflexionando sobre un hecho tan común para nosotros, pero tan increible para personas de un mundo lejano... .

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Evidentemente, ello demostraba que no podían pensar como un simple pastor era capaz de dominar y trasladar ganado bravo, usando tan solo el ingenio. Todo lo que dejaba claro -una vez más- que las del mayoral eran artes milenarias y heredadas, increibles para un ajeno al mundo del toro. Tanto que de no haberse conservado hasta nuestros días, posiblemente nadie hubiera pensado en ellas, ni podría hipotetizar que existieron... . Un hecho más que nos muestra cómo nos es casi imposible comprender al hombre antiguo, cuyos ingenios y recursos escapan de nuestro entendimiento (tanto que aún no se explican del todo la forma en que pudieron construir las pirámides -cenotafios que de no haberse conservado, seguramente nadie creería pudieron ser ciertos-).
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B) EL BOYERO SAGRADO:
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No todas las culturas aplaudieron o admitieron al cuatrero, tal como lo hizo la greco-romana, cuyos dioses y héroes eran ladrones de ganado. Muy por el contrario, las de Mesopotamia o las de Anatolia, castigaron severamente al ladrón de ganado; tanto que este robo se consideraba de los más deplorables. Ello generó un sentimiento de veneración hacia el hombre que era capaz de cuidar, amansar y vigilar la vacada; boyero que se idealizó en diversas figuras míticas y que de algún modo se relacionaba con la función de "pastoreo" (que se atribuía al sacerdote). De cuanto exponemos nace una figura divinizada, tenida como sacra por estos pueblos que no toleraban al cuatrero; un "santo protector" de las reses que normalmente se representó como un hombre-toro en Mesopotamia (tanto como en las culturas que tuvieron contacto con Babilonia). Ser antropomórfico y que generalmente es un bovino con cabeza humana (barbada y coronada) aunque en otros casos se le iconografía de forma inversa (un hombre con rostro de astado, como lo era el Minotauro).
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Los orígenes de este dios de la vacada y su análisis los presenta magníficamente estudiados Cristina Delgado Linacero. Experta investigadora (y valiosísima humanista) quien en sus obras sobre la tauromaquia y los bóvidos en la Antigüedad, aporta diversas teorías y razones que hacen evidente como este toro-humano guardián del ganado, tiene sus orígenes entre el Tigris y el Eúfrates  -unos seis mil años atrás- (8) . De tal manera en Mesopotamia, desde el IV milenio ya se representaban hombres con barba, sujetando o matando toros. Lo que en opinión de la citada investigadora se relacionaría con un tipo de cazador o domador de animales.
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Ese "señor de las bestias" es muy similar a los que desde mediados del II milenio a.C. vemos representados como deidades del ganado en la ciudad de Karkemish (mitanio-hitita) (9) . Divos pastores que en mi opinión tendrían como misión principal cuidar de las reses frente al ataque de los leones (más que de los cuatreros); habida cuenta que los felinos abundaban en estas zonas desérticas -desde Mesopotamia a Oriente Medio y Anatolia- (10). Desconocemos si en la Antigua Iberia existió este peligro de los leones, pero muy cierto es que la representación de este animal es quizás la que mas se dió durante la época prerromana (posiblemente por influencia púnica). De igual modo, el temor al ataque de las reses por felinos era conocido en nuestras tierras. Tanto que existe una caja de márfíl fenicia con esa imagen, hallada en el Bajo Guadalquivir -en una tumba cercana a Carmona y fechada en época tartessia (segunda mitad del VII a.C.)-. Pieza en que se representa este león atacando un toro -lance que fue espectáculo entre los romanos, tanto como en la España anterior a Primo de Rivera- (11).
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Algunos consideran que la referida iconografía tuvo una explicación cósmica; al tratarse de una pelea en la que los felinos solía acabar perdiendo (aunque fueran varios contra un solo astado). Siendo la opinión de Hartner que ello se corresponde con los ciclos del cielo, dado que el autor explica este tema del toro y el león como una cosmogonía. Exponiendo que el comienzo y el final de las estaciones se marcaban por la aparición y desaparición de las cosntelaciones del Tauro y de Leo (algo que le ofrece muchas dudas a Cristina Delgado, pensando la experta que se refiere más bien a la lucha de la monarquía sobre los enemigos, siendo el león -que tanto cazaban los reyes asirios- la representación de aquellos adversarios; mientras el toro simbolizaba a su rey (12) .
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Por su parte, la investigadora piensa que fue el acoso de felinos (y de otros depredadores) lo que hizo nacer la figura del salvador del ganado entre los sumerios. Un héroe mítico, vestido tan solo con un cinturón de cuerda y cuya función era la de cuidar de las reses; caracterizándose por ir semidesnudo, con larga melena y barba, tanto como por llevar seis rizos -o nudos- sobre su cabeza. En las representaciones más antiguas, este dios al que Delgado Linacero llama "el señor de los animales" porta terneros, ovinos o bovinos recién nacidos (entre sus brazos). Pero más tarde tiene unas dagas o puñales que clava a los felinos. Explicando la refererida autora que: "Podría decirse que esta figura constituye el más antiguo precedente del moderno mayoral dedicado siempre al estudio y cuidado del ganado de su dehesa, y atento a cualquier eventualidad que en ella ocurra. En algunas escenas el valiente paladín llega a coger por el rabo a los felinos" (13) .
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ARRIBA: Pintado por mí, impronta de un sello acadio -su original en el Museo Británico, fechado entre el 2390 y el 2290 a.C.-. En la imagen vemos al Señor de los Animales ya representado como el dios Tammud tomando una res por el rabo. Fijándonos bien, observaremos que el hombre-toro se halla en actitud de copular con el animal, tanto que tiene un pene muy semejante al de los bovinos, que es largo y en forma de daga (semejante un bastoncito, en tamaño y diseño). Junto a la vaca que va a ser penetrada, se observa el árbol de la vida, lo que nos indica que esta Tammud no era tan solo un dios del ganado, sinó también de la fertilidad. Ello ya expresa su carácter de deidad de la prosperidad y las riquezas, habida cuenta que en la antigüedad lo fecundo se unía conceptualmente a los bienes y a la abundancia. Tanto que lo yermo era sinónimo de penurias y sequías, mientras aquello que se relacionaba con la fertilidad, se entendía como lo regalado por los dioses. Por cuanto puedo afirmar que este dios Tammud de la ganadería (que aparece cubriendo a un toro y junto al árbol de la vida), era asimismo la divinidad protectora de las riquezas (14) .
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Acerca de este dios Tammud, Cristina Delgado Linacero, nos dice: Donde más se le representa a este Tammud, será en las estampaciones de sellos cilíndricos en que vemos principalmente a este "señor de los animales" ya en actitud dominante frente a las bestias. Mostrando cómo los atrapa y cómo domina a los astados, para significar el poder del hombre sobre las fieras. "es ese poderío que algunos toreros manifiestan altaneros en el ruedo y que arranca los aplausos del público enfervorizado e inconsciente del significado de su acción" 15). Consecuentemente, en los estampillados babilonios vemos como sostiene el toro por el rabo, o bien les pisa la cabeza y los levanta (mostrando su fuerza o "poder").

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ABAJO: Genio Alado esculpido en el siglo VIII a.C. y hallado en Jorsabad, en el palacio de Sargón II, junto a acutal Mosul (donde actualmente se expone, agradeciendo al Museo del Sargón, en Mosul, nos permita divulgar la imagen). Estas figuras mitad hombre, con alas de pájaro y con tocado de astas, en mi opinión descenderían de Enkidu, deidad mítica del periodo de Gilgamesh. Un divo cuya historia narra que nació en las montañas, viviendo de forma salvaje y sin conocer la civilización. Casi desnudo y habitando en cuevas, así permaneció Enkidu durante su juventud, en la que se hizo experto en cazar y matar fieras (entre ellas toros salvajes). Finalmente conoció a una prostituta que le llevó hasta la corte de Gilgamesh, logrando culturizarle; allí fue famoso por su fuerza y el rey le tomó como ayudante. Juntos emprendieron diversas aventuras, entre las que estuvo dar muerte al toro del cielo, feroz monstruo que asolaba con su mal a cuantos habitaban bajo el firmamento.
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De algún modo, considero que Enkidu es una transformación de este "señor de los animales del que Cristina Delgado Linacero también nos dice: "como señor de los animales expresaba por primera vez al hombre como rey de la Creación" (...) "En algunos momentos de la lidia española, el torero parece la encarnación de esta figura. La capa y la muleta sustituyen al látigo o a las manos del personaje sumerio, ejerciendo autoridad sobre el toro y obligándole al engaño. Conocedor del comportamiento del bóvido, el diestro dialoga con el bicho con posturas y miradas hasta lograr esa comunión con él que existe en toda buena faena. El coso se transforma de ese modo en el nuevo símbolo de una Naturaleza salvaje, donde el torero impone su ley como último heredero de este ser mítico y fascinador" (16) .

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Muy importante es la cita que bajo el dibujo de Tammud hemos recogido, donde la autora expresa el concepto de "Poder", que quizás un "extranjero" no comprenda, pero que entendemos bien quienes hemos estudiado el mundo del toro. Virtud consistente en la capacidad de llevar al astado donde se desea y a veces tan solo con la mirada. Actitud que define con mucha gracia Delgado Linacero al decirnos que el dios Tammud expresa ya en el III milenio a.C. "ese poderío que algunos toreros manifiestan altaneros en el ruedo y que arranca los aplausos del público enfervorizado e inconsciente del significado de su acción" .
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Evidentemente, en razones como esta, quizás se puede hallar el subconsiciente humano que causa tal admiración al ver un hombre, sin armas ni fuerzas y dominando una bestia de este porte (tan solo con el engaño, la postura o el recorte). Artes que en sí mismas, pueden contener inmersas decenas de miles de años en los que el género humano se fué entrenando y adiestrando en el trato con los bóvidos, para lograr obtener ganado vacuno (tanto como para dominar al toro salvaje). Puesto que sin conseguir cazar vivas las reses silvestres, jamás se hubieran obtenido por selección las vacadas mansas -el bien más preciado que hubo, por cuanto proporcionaba la alimentación más abundante (láctea y cárnica)-.
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Por otro lado, en el pie de foto siguiente (del dios alado), hemos recogido como la autora expresa que el sentido del toreo es muy cercano al de aquel "señor de los animales" mesopotamio. Un divo protector de las reses, del que repetimos, nació en el IV milenio a.C. y que fue adrado en Anatolia y Mitani (tanto como en Oriente Medio, al menos hasta la difusión del mitraismo). Por cuanto en mi opinión, el otro dios frigio (mitráico) mucho tuvo que ver con esta deidad que igualmente dominaba, poseía o mataba al toro. Un Mitra sagrado que sacrificaba a la res durante el día más corto del año y cuando renacía el Sol (en la noche del 24 al 25 de diciembre). Lo que muestra en mi opinión que esa religión de origen persa (o frigio) procedía del culto a Gilgamesh, tanto como tenía inmersa un sacrificio sustiturio, por el cual se mataba al toro en rescate de aquellos inocentes que eran inmolados al Sol durante la noche de Saturno -la más larga del año-. Celebración saturnal con entrega de humanos a los dioses -entre las creencias más antiguas-; cuyos ritos tenía como fin que renaciera el astro rey y por lo tanto el monarca (al que mataban en la efigie -comunmente de un niño entregado para ese fin al templo-).
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Religiónes que sacrificaban hombres y que entre los judíos se consideraban cainitas; pues según los textos sagrados hebreos eran practicadas por pueblos descendientes de Tubal-Caín (17) . Hechos estos que posiblemente refiere el "Sacrificio de los Inocentes" que narra El Nuevo Testamento, cuando relata como mandó Herodes matar a los nacidos en estas fechas cercanas al 25 de diciembre. Lo que quizás refleja que ciertas castas de judíos se habían negado a entregar infante alguno al templo de Moloc o Melkarte (recintos sagrados que había en las zonas altas de Canaán y donde se sabe se practicaban los ritos de tipo fenicio, aún en época romana). Religiones con inmolaciones de niños que quizás quisieron volver a imponer los reyes de Judá, entonces mandados por Roma; en aquel tiempo de gran decadencia. Posiblemente pretendiendo la dinastía de Herodes con ello, pudrir los cimientos del judaismo y dominar por este medio del terror a su pueblo (que le sabía suplantador en el trono). Método antiquísimo por el que se obligaba a entregar niños para ser ofrendados al Sol en efigie del Baal o señor ( deidad semita, que se cita en La Biblia como Tu-Bal). Quienes se sabe eran infantes "regalados" por las familias al templo de Moloch, para ser quemados en la pira sagrada y en sustitución del rey, el día del Sol (cada 25 de diciembre).
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Esta fecha y dia era en la que Mitra mataba al toro y celebraba el gran banquete de reconciliación. Astado sacrificado en que se simbolizaba la oscuridad, la noche más larga; y con su muerte, el renacer del astro rey cada 25 de diciembre. Inmolación del bovino que de seguro fue impuesta como sustitución de aquellos otros terribles ritos de personas que se entregaban al templo en esas fechas de Saturno (el daimón). Religión que entre los fenicios exigía la donación del primogénito para ser matado y quemado en ritual y como método de imponer el poder de los sacerdotes y reyes frente a su pueblo (que se corrompía y obedecía hasta el punto de cometer ese crimen). Por todo cuanto la figura de Mitra y su inseparable perro (Silvano), la consideramos muy unida a todos estos conceptos, creyendo personalmente que Gilgamesh y Enkidu, son prácticamente el mismo mito. Leyenda de Gilgamesh de la que a continuación tratamos y cuyos orígenes estarían en este "señor de los animales" o "toro-hombre". Mito nacido en el IV milenio a.C., que adoraba al protector del ganado (el salvaje que en el caso de Enkidu ayudó al rey para acabar con el "monstruo astado del cielo").
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ARRIBA: Estatua de Gilgamesh, procedente de Jorsabad palacio de Sargón II, junto a la actual Mosul (fechada en el siglo VIII a.C. y propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Este rey mítico que se tiene como monarca histórico y que reinó en Asur hacia el 2650 a.C., contiene una leyenda plenamente relacionada con "el señor de los animales", al haber conseguido dar muerte junto a su amigo Enkidu al gran toro del cielo, que asolaba el Mundo. En mi opinión Gilgamesh y su acompañante semi-salvaje Enkidu, son un ciclo que luego se repetiría en Mithra y su perro, quienes sacrificaban al toro cada 25 de diciembre. Día que nace el Sol y por lo tanto muere la noche más larga; el gran toro que con sus astas simboliza la Luna.
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ABAJO: Pintado por mi mano, un bajorrelieve en que se representa a Gilgamesh y Enkidu matando al toro del cielo (original asirio en el Museo Británico). A la izquierda observamos al monarca Gilgamesh asestando un puntillazo a la res alada, y bajo este, el toro moribundo. Buey que con sus alas muestra claramente que también nos habla de una cosmogonía que en mi opinión sería la del dominio por los babilonios del calendario Luni-Solar (simbolizado en los "cuernos de la luna, como medida del tiempo). Periodos de 29,53 horas de luz diarias, que los mesopotamios sabían calacular perfectamente y coordinar con las fases solares (año sideral) a través de el ciclo que llamaban Saros. Fase calendárica medida cada 19 años, cuando la Luna y el Sol salen casi a la misma hora y con fechas coordinadas. Pese a que esta fase tenía un error, que cada seis Saros habían de corregir, haciendo coincidir perfectamente el año solar y el lunar (porque el ciclo anual del Sol es de 365,2422 días, que dividido en 29, 53 días -del mes lunar- da 12,3685133 // Periodos que se ajustan cada diecinueve años por seis, ya que 114 años solares = 1410 meses lunares // o que es lo mismo: 365,2422 x 6 x 19 = 29,53 x 1410 ).

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Como expresábamos, a mi juicio el mito de Gilgamesh es el antecedente directo del rito de Mitra y la muerte del toro; sacrificio que realizaban los seguidores de este dios frigio cada 25 de diciembre (con un ejemplar manso) en una caverna, donde celebraban luego el banquete y el rito de iniciación. Pese a que la historia mitráica verdadera indicaba en sus comienzos que el dios luchaba con el morlaco en campo abierto, de forma terrible y hasta conseguir vencerlo. Tras ello la bestia era llevada , hasta una cueva por Mitra, con ayuda de su perro y tirado por los cuernos; donde le daba muerte para compartir su carne en el banquete sagrado, junto a sus mas allegados. Esta celebración (que sin duda es el origen de las "comilonas" de Navidad), tiene inicialmente un significado relacionado con los ritos del "rescate". Rescate o "sacrificio sustitutorio", por el cual se liberaba a la persona totalmente inocente, elegida para matar en efigie del rey ("baal" o señor semita, al que se ofrecían humanos, principalmente en el día del Sol). Inmolándose así un animal en su lugar, lo que se celebraba con alegría.
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Este "rescate", entre los pueblos abrahámicos parece se hacía simplemente y con un sencillo carnero (de forma incruenta y sustitutoria, como se narra en Isaac). Pero entre estas otras culturas semíticas y anatólicas, muy arraigadas a tradiciones del Neolítico, ha de suponerse que tenían un carácter más cruel -por lo que relatan sus mitos-. Ya que la hipótesis más probable y cierta hace pensar que aquel que libraba al niño (o al inocente) de la muerte en el templo, debía enfrentarse a la fiera sagrada y matarla (comunmente un toro). Bestia a la cual entregaban un pobre infortunado, y sacrificio que se sustituía con "un mesiánico" luchador. Un redentor que con este símbolo igualmente evadía al pueblo de aquel salvaje demonio que amedrentaba a todos, salvando al inocente. Matador y guerrero que los liberaba del dios-daimón, comunmente representado en forma de toro, león o serpiente -en que que significaría a la persona o templo, que pedía el sacrificio de inocentes-. Monarca, sacerdote o religión, que subyugaban a los súbditos con el pánico, obligando a entregar a sus hijos en ritos de muerte (todo cuanto era "normal" en la Edad del Bronce y gran parte de la de Hierro, hasta el predominio de la cultura judeo-cristiana).
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Consecuentemente, el mito de Mitra tanto como el de Gilgamesh -a mi juicio-, considero que se relacionan con estos hechos de "sustitución" en templos (religiones originarias de la Edad del Bronce que asimismo se recogen en leyendas como las del Minotauro y Teseo). Acerca de Gilgamesh y Enkidu trata magníficamente Cristina Dalgado Linacero en sus obras, de la forma que a continuación resumimos:
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Gilgamesh se narra que era un rey verdadero de origen semidivino e hijo del rey de Uruk, Lugalbanda, y de aquella diosa a la que se veneraba como la gran vaca sagrada. Enkidu por su parte, ya dijimos que era un salvaje que nació en las montañas y que vivió semidesnudo -cazando en los bosques- hasta que fue llevado a la corte de aquel rey, donde le admitieron como compañero del monarca (siendo finalmente civilizado por una meretriz y presentado ante el rey; ambos lucharon midiendo sus fuerzas, lo que logró una amistad inquebrantable entre los dos). Así juntos se enfrentaron al mayor reto existente, que era matar al monstruo del cielo; logrando la victoria sobre el "toro celeste" (terrible bóvido cuyos cuernos pesaban 15 kilos y que cuando resoplaba provocaba zanjas en el suelo). Pese a ello, la muerte del astado del cosmos hizo que cayera sobre ellos una maldición, ya que Inanna exigió la vida de uno por haber matado a su buey. El elegido para morir fue Enkidu y Gilgamesh quedó desolado tras la muerte de su amigo; con lo que dejando el palacio se sumió en la pobreza, se fue a las estepas donde cazó uros y toro, viviendo como lo había hecho Enkidu antes (con pieles y en el campo). Así ambos quedaron como el prototipo a seguir entre los mesopotamios, tanto que la traducción de Gilgamesh es la de `el héroe´"(18) .

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Para Cristina Delgado Linacero, el mito le sugiere la primera tauromaquia, escribiendo que: "La acción simultanea de los dos héroes acabará con tal peligro, desarrollando una estrategia que puede ser calificada como la primera descripción literaria de una auténtica tauromaquia. En efecto, el poema relata como Enkidu, oficiando de subalterno de su augusto señor trato de frenar la carrera del animal tomándolo por los cuernos (...) Enkidu cambió de táctica inmovilizando a la bestia por la cola y por las pezuñas traseras. Así, colocado en suerte frente a Gilgamesh, este le sujetó por delante y le hincó su puñal entre la cerviz". Tras ello, los vencedores arrancaron los cuernos y el corazón de la bestia, usando estos como vasos de unción en el templo del padre de Gilgamesh Lugalbanda y celebraron la gran fiesta en palacio (19) .
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A mí juicio (personalmente y como he expresado), este mito sugiere un rito muy semejante al de Mitra, considerando que se trata de la idealización de un sacrificio sustitutorio. Celebración por la cual el redentor de un inocente al inmolar, había de enfrentarse a una bestia para lograr liberarlo. Algo de lo que nos habla gran parte de la mitología nacida en la Edad del Bronce (como la minoica, la mesopotamica o la hitita); donde el que salva al niño, a las mujeres o a los inocentes de una bestia, había de luchar contra esta. Un hecho que significaría probablemente que el origen del toreo -como rito sagrado que se sabe existió en Iberia en época prerromana-, pudo ser este de sustituir y liberar a gentes o pueblos, como juego funerario o sagrado. Por lo demás, la historia de Gilgamesh también se relaciona con la caza de uros y toros que llevaban a cabo los reyes y nobles de Mesopotamia, tanto como los de Anatolia y los indoeuropeos. Un "deporte o rito" que hasta seguían los celtas y que ya vimos como la describe Julio César en la Guerra de las Galias:
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Los uros "vienen a ser algo menores que los elefantes; la catadura, el color, la figura de toros, siendo grande su bravura y ligereza. Sea hombre o bestia, en avistando el bulto, se tiran a él. Mátanlos cogiéndolos en hoyos con trampas -los celtas-. Con tal afán se curten los jóvenes, siendo este género de caza su principal ejercicio; los que hubiesen muerto más de éstos, presentando por prueba los cuernos al público, reciben grandes aplausos. Pero no es posible domesticar -los uros- ni amansarlos, aunque los cacen de chiquitos. La grandeza, figura y encaje de sus cuernos se diferencia mucho de los de nuestros bueyes. Recogidos con diligencia -aquellos trofeos-, los guarnecen de plata, y les sirven de copas en los más espléndidos banquetes. "Comentario a las Guerras de las Galias" (traducción directa del latín: José Goya Muniáin y Manuel Balbuena; ORBIS -Madrid 1982-) (VI, 14).
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ARRIBA: Pintado por mí, impronta de un sello cilíndrico mesopotámico fechado hacia el 2645 a.C., procedente de Ur y cuyo original conserva el Museo Británico. Veamos en este los dos toros sentados atropomorfos, que simbolizan el dios cuidador del ganado. Tras estos toros tumbados, dos deidades sumerias: En primer lugar, el divo de la cabaña que se representa a nuestra derecha y como un hombre con un haz de cañas (que simboliza el tejado y la cubierta que cuida del ganado). A nuestra izquierda, el "señor de los animales", Tammud iconografiado de manera clásica, como un bóvido-hombre en pié.
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ABAJO: Dracma siglo II a.C. de ARSE; con figura de Aqueloo expuesto en el Museo de Arqueología de Valencia en su último evento sobre el dinero y su historia (foto del cartel de la exposición que agradecemos nos permitan divulgar). Observemos que esta moneda greco-púnica acuñada en Sagunto (Arse) representa lo que se considera un Aqueloo, personificación de la fertilidad y de los rios que entre los griegos se simbolizaba como un toro barbado. Deidad que sin lugar a dudas procede de estas otras divinidaes mesopotámicas de la fertilidad y de la prosperidad, que como Tammud, cuidaban y fecundaban el ganado.

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Por su parte, el resultado final en la historia de Gilgamesh en que se obliga a morir a Enkidu (el salvaje, pastor o señor de las bestias) creo que se relacionaría mucho con la de Silvano. Divo que para unos es la reencarnación del perro de Mitra, que tras perecer en la taurobolia sube a los cielos; o bien la del propio astado, que con su sacrifico llega a alcanzar el paraiso. Lugar en el que se denomina "silvestre" o Silvano (que mucho concuerda con los caracteres de Enkidu). Acerca de ese dios de la naturaleza Cristina Delgado Linacero también nos dice que entre los griegos los divos pastores eran Hermes y Apolo, aunque para la protección del ganado vacuno estaba Marte Silvano. Del que sobre un texto de Catón habla la autora recogiendo esta referencia: "para que los bueyes tengan mejor vigor y energía. De dia y en el bosque haz un voto a Marte Silvano sobre la cabeza de cada buey" (20) .
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En otra de sus obras explica Delgado Linacero que el nombre de Silvano traslada a Marte a las montañas, donde se crían las reses, lejos de la guerra, creyendo que tal asociación servía para la salvaguarda del ganado, su buen desarrollo y la custodia de los pastos. Afirmando que: "De lo que no cabe duda es del antiguo carácter de Marte como divinidad de los campos y de su entorno, antes de adquirir su condición bélica. De ahí arrancaba su relación con el ganado mayor". Por lo que su mes y nombre procede del tiempo en que arrancaba la floración, y de su caracter campestre (21) . A ello por mi parte, me atrevería a añadir que en mi opinión la unión de Marte con el campo, nace más bien desde el lugar de las batallas y del toro como animal de lucha. Res y campo de confrontación que son el símbolo de las guerras; acciones que se decidían en el mes de marzo, cuando aquellos jóvenes que no deseaban quedarse a laborar en el medio rural, se reclutaban para el ejército. Periodo anterior a la primavera en que se pensaban las campañas bélicas y temporada en la que se iniciaban los trabajos campestres -a la vez se preparaba la guerra- (todo ello en el mes de Marte, o marzo).
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Marte también se unía al bóvido con un dios de la lucha en la figura denominada Mars Ultor, que ya hemos tratado y que consistía en un guerrero vestido con armadura (en la que se representaba el toro, mientras era tocado con un casco con cuernos). Conceptos que consideramos proceden en gran parte de estos robos, de luchas y de cuidadores de ganados; quienes velaban por la seguridad de sus tierras y por sus vacadas. Mayorales o boyeros, recordados como el infeliz Euritión (muerto por Heracles); como Menetes (pastor de Hades), o incluso como Apolo. Deidades quienes apacentaban sus reses como medio de vida,  simbolizando mitolológicamente las riquezas de la tierra -en especial las minerales-.
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Significando aquel periodo de los dioses pastores, la etapa que hubo en muchos lugares y durante la Edad de Bronce, sin un orden estatal establecido. Cuando los pueblos tenían que valerse de estos hombres capaces de dominar las reses (bravas y mansas) para sobrevivir. Gentes que en mi opinión mezclaban ganado de embiste entre los mansos para evitar el robo, el ataque de depredadores (en especial de leones en Mesopotamia), e icluso la visita de extraños a sus tierras. Boyeros entre los cuales surgirían mayorales o "toreros" capaces de defender no solo el ganado, sinó también sus ciudades y a sus habitantes, lanzando contra el enemigo toros (principalmente con fuego, para que la avalancha fuera más terrible). Todo lo que en mi teoría daría origen a estos mitos y ritos de los que hemos hablado, tanto como a múltiples fiestas españolas (que aún celebran cultos que se pierden en la "noche de los tiempos").
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ABAJO: Carantoña, máscara de fiesta de San Sebastián que expone el Museo de Cáceres (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Esta figura que observamos, recoge un disfraz típico de las celebraciones que se realizan en nuestras tierras entre Enero y Marzo: Los Carnavales o Mascaradas. En ellas se canta a la fertilidad, siendo uno de los más comunes figurines el del "hombre toro". Una deidad antiquísima (paleolítica) que ya vemos pintada en algunas cuevas del Magdaleniense, y que representa este ser humano que domina o tiene la fuerza del toro. El señor con "poder" sobre las bestias; lo que fue tan necesario en el Neolítico para lograr domesticar los animales. Por todo cuanto este "carantoña" muy probablemente recuerda aquellos señores de los animales, que como sacerdotes de hace diez -o cinco mil años-, demostraban ante todos y en celebraciones sagradas (semejantes a las mascaradas), el dominio que tenían sobre las fieras. Un "poder" o valor que quizás se recuerde aún en las corridas de toros, en los encierros y en las múltiples fisetas hispanas; tanto como en estas mascaradas, donde el dios-daimón de la fertilidad tiene un aspecto tan semejante a Enkidu, Tammud, Aqueloo (o a los brujos pintados en las cuevas y abrigos).

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CITAS:
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(1): JUEGOS TAURINOS en los albores de la Historia. CRISTINA DELGADO LINACERO. Madrid 2007. (pag 82)
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(2); Robert Graves, LOS MITOS GRIEGOS (RBA; Madrid 2005; pag, 77 y anteriores) considera que la leyenda de la infancia de Hermes es apócrifa y que tan solo se conserva en textos muy posteriores. Considerando GRAVES que simboliza de alguna forma el modo en que los helenos tomaron o se apoderaron de la civilización creto-chipriota.
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(3): Fuentes clásicas: El sacrificio de bueyes en (Himno homérico a Hermes 125, tanto como en Diodoro Siculo; I. 16.) La creación de la lira con una concha de tortuga. (Diodoro Sículo; I, 16, V. 75; y en Argonáuticas 381) (Homero, Himno a Hermes 17.) En la Iliada y Odisea nada se menciona sobre el Robo de ganado en (Apolodoro. III. 10. ; 2.) Las sandalias del calzado de ganado para perpetrar el hurto en (en el Himno Hom, a Hermes, 75) .
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(4): Sobre la invención de la adivinación por tabas (astragalomancia), la creación de las mancias y juegos, la de los ponderales y distancias; la invención del del alfabeto, de las artes y de la gimnasia por Hermes en su infancia; ver: .
Diodoro Sic. 75; Sófocles, Fragmanto de los Sirg.; Higinio Fábula 77; Apolodoro, III, 10, 2; Plutarco, Banquetes, IX, 3; Himno Homérico a Hermes, I, 543. Ello significa que es un dios anterior a Apolo, probablemente importado desde Creta (del mundo minopico) y muy cercano a Imnhotep. De algún modo también parece muy influido del Melkarte fenicio, que igualmente era un divo civilizador, aunque este con un carácter más marinero. Pese a ello, la coincidencia del nombre Melkarte y la del posterior Mercurio romano, tanto como el hecho de que el oro fuera limpiado y obtenido gracias ese metal (depurador de los preciosos); me hacen suponer que el patrón del "mercado" latino tuvo mucho heredado desde aquel divo de la ciudad entre los púnicos; dios del fuego y el Sol, del oro, de la navegación y la climatología en Fenicia.
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(5): Sobre CACO, Fuentes clásicas que narran lo resumido junto a esta cita: Diodoro Sículo, IV, 21 /// Tito Livio, I, 7, 3 . /// Ovidio, Fastos, 1, 543 y ss; VI, 79 y ss. /// Virgilio, Eneida VIII, 190.
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(6): La muerte de Euritión se recoge en las fuentes clásicas, principalmente en los siguientes pasajes: .Quinto Smirnaeo, Caida de Troya 6. 249 y ss, Narra la llegada de Heracles quien mata a Ortos y Eurition; venida hasta el monte Abbas del extremo Occidente, que describe igualmente (Pseudo-)Apolodoro en Biblioteca 2. 106 - 108; quien igualmente cita como los mató Heracles en los confines del Océano. Tanto como hace Hesiodo en su Teogonía -293 y ss - .-
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(7-a): Los textos clásicos que mencionan la muerte de Euritión son fundamentalmente los siguientes:. La Biblioteca (2.5.10) de Apolodoro -obra probablemente del siglo I. d.C.- dice: Geriones "Era propietario de un rojo rebaño. Euritión era su pastor y su perro guardián Orto, de dos cabezas (...) Herakles Llegó a Eriteia, y se hospedó en el monte Abas. El perro lo divisó y se precipitó sobre él, pero le golpeó con su maza. Cuando el pastor vino a salvar al perro, Heracles le mató también. Menetes, que pastoreaba el rebaño de Hades en aquel lugar, le contó a Gerión lo sucedido. Gerión sorprendió a Heracles, al lado del río Antemo, en el preciso momento de llevarse el rebaño. Luchó con él, y le mato. Heracles embarcó el rebaño en la copa, atravesó el mar hacia Tartessos y devolvió la copa al Sol".
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En referencia a ello escribe Hesíodo (Teog. 287 ss.): "Fue aquel día en que arrastró los bueyes de ancha frente hasta la sagrada Tirinto, atravesando la corriente del Océano (después de matar a Orto y al boyero Euritión en su sombrío establo, al otro lado del ilustre Océano)".
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(7-b): Menetes pastor de Hades: Higinio (Fábula 30) , Apolodoro (op cit. arriba), Pausanias (X, 17, 4), Servio (sobre la Eneida A Virgilio; VIII, 662); Píndaro (Fragmento 169).
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(8):
EL TORO EN EL MEDITERRÁNEO; Cristina Delgado Linacero; Madrid 1996, Univ. Autónoma.CAPITULO VII EL HOMBRE TORO ANTROPOMORFO -"El hombre toro, héroe protector de hombres y ganados" pag. 185 de la 9
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(9):
Pág. 380 de la obra citada en (8)
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(10):
Las imágenes de toros acometidos por felinos ya aparecen en Sumer entre el 3500 y el 3000 a.C. ; tal como expresa la misma autora en la pag 105 de su libro: "JUEGOS TAURINOS en los albores de la Historia" (CRISTINA DELGADO LINACERO. Madrid 2007) . De forma igual, en la mastaba de Ptahotep del 2450 a.C. también se representa un león que muerde el hocico de un toro que defeca frente al felino que le ataca. Es un tema que de manera muy similar representaron artesanos de Creta, fenicios o sirios (pag. 107 de la obra antes citada).
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(11) Pag. 108; Op citada en (10).
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(12


 
 
): Pags. 108 y 109 de la obra citada en (10). La mención de la teoría de W. Hartenr procede de: "Las primeras historias de las constelaciones en el Oriente Próximo, y el motivo del leon luchando con el toro". (Journal of the Near Eastern Studies, XIV, pags. 19 a 25; 1965).
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(13): Pags 110 y 111 de la obra citada en (10), donde en su figura 47 podemos ver este Mayoral al que denomina EL SEÑOR DE LOS ANIMALES.
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(14):
En otros casos este señor de las bestias ya toma dos animales por su cuello o los sujeta, apareciendo como domador o cazador. Muchos de estos también se considera que representan a Enkidu, un hombre que era semisalvaje pero que llega a la corte, donde es civilizado por una meretris y después aceptado como amigo de Guilgamesh. Monarca que le toma como consejero y junto al que corre grandes aventuras (de caza y captura de animales) (pag 112 de la obra citada en -10-).
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(15): Op cit. (10); Pag 113.
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(16) Op cit. (10); Pag 114.

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(17): Para los interesados en TUBAL, TUBALISMO Y TUBAL-CAINISMO, pueden ver mi artículo: .26ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: El ayuntamiento de Tarazona (Análisis mitográfico de su fachada. Parte II: Tubalcaín). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/05/lo-invisible-en-la-mitologia-el.html
(18) "JUEGOS TAURINOS en los albores de la Historia" (CRISTINA DELGADO LINACERO. Madrid 2007) .
Páginas de la 118 a la 120.
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(19): Op. Cit (18)
Pag. 119.
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(20):
EL TORO EN EL MEDITERRÁNEO; Cristina Delgado Linacero; Madrid 1996, Univ. Autónoma.pag 170. citando a (CATÓN; DE AGRICULTURA, 83).
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(21): Op. cit. (20)
Pag. 170

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