sábado, 13 de octubre de 2012

DEL FARMACÓS Y DEL FÁRMACON -parte primera-: Sobre los fármacos "sagrados" (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIV).


Dedico este estudio sobre los fármacos y los sacrificios rituales en la antigüedad, a Esopo. Al maravilloso fabulista que vivió bajo este nombre y a todos los que hicieron nacer su leyenda. La de un esclavo de dotes privilegiadas, que tras ironizar sobre la falsedad de los ritos oraculares de su tiempo (tanto como de la perversión y la codicia de quienes los practicaban); prefirió morir libre a reconocer una falsa culpa y regresar bajo su amo. Por lo que aquellos hierofantes del santuario de Delfos le obligaron a saltar al vacío, para que en esa muerte "recuperase" su libertad -y para que así jamás tuviera tumba ni descanso-. Descanse alli en el cielo, en el sepulcro de los auténticos humanos, este Esopo; el legendario y el verdadero (siempre real y siempre encarnado en los hombres pensadores del bien).

Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.


AL LADO: Imagen de una de las placas del maravilloso caldero címbrio denominado de Gundestrup (hallado hace unos doscientos años, en una turbera de este lago de Himmerland). Fechado entre los siglos II y I a.C. y propiedad del Museo Nacional de Dinamarca (Arqueológico de Copenhague; al que agradecemos nos permita divulgar su imagen), es una crátera de plata de grandes dimensiones, formada por diferentes placas donde representa una serie de escenas mitológicas. En uno de nuestros estudios (1) hemos analizado pormenorizadamente su interpretación y hoy encabezamos nuestra entrada con la referida escena denominada "del sacrificio". En ella vemos una persona de gran tamaño, que introduce en un caldero a un individuo; lo que para algunos autores -como Dumezil o Kutras- es un rito caucásico consistente en sumergir al niño en la cuba de templar aceros, con el fin de hacerle invulnerable a las armas (2) . Ceremonia que atestiguan los investigadores antes mencionados, fue conservada hasta tiempos muy cercanos y cuyo significado era muy semejante al "baño de Aquiles" (héroe que tan solo tuvo como punto débil su talón, por donde fue sujetado al ser sumergido en ese "bautizo mágico").
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Comezamos esta entrada con una curiosa idea expuesta por Escohotado y que relaciona el templado del hierro, que en Grecia se decía "farmasso" () con las voces "farmakón" () y "fármakos" (). Significando "farmakón", lo que comumnete entendemos por el fármaco: "Medicamento", "ungüento", "remedio", "brebaje" o "pócima". Mientras el segundo término ("fármakos") fue el nombre de la persona inmolada en los sacrificios humanos llevados a cabo en los templos o en ceremonias rituales (aunque la voz también se aplicaba a quienes preparaba algunas de aquellas pócimas, a los que llamaban "hechizeros" o "envenenadores" = ). Por último la relación de todo ello con el templado del hierro que los helenos denominaban "farmasso" () , abre un puente hacia los conocimientos ctónicos, en los que el trabajo del herrero era más una obra de magia y un rito cargado de misterios, que una simple labor artesanal de fragua. Comenzamos nuestra entrada con este pensamiento expuesto por Antonio Escohotado en su libro (Historia de las Drogas), con el que debemos de reflexionar sobre el significado religioso y "místico" de la metalurgia en la Antigüedad y de los sacrificios u ofrendas que se hacían en sus templos.
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ABAJO: Portada del libro "Historia de las drogas", donde Antonio Escohotado dedica una gran parte de su estudio a la Antigüedad clásica. Explicando el uso médico de los fármacos entre las civilizaciones del Mediterráneo de hace dos o tres mil años; con una principal orientación hacia la significación mágico y ritual de aquellos. Ungüentos, pócimas y bebedizos que tuvieron un carácter más chámanico que médico, debido a los poderes enteógenos de aquellas sustancias que utlizaban en sus ceremonias -principalmente en las mistéricos- (3). En la portada podemos ver la imágen de una crátera griega en la que una dama mezcla ungüentos; escena que probablemente pertenezca a la Odisea (rapsodia IV, 5), cuando se narra que Helena mezclaba los "euforizantes" en el vino para lograr que todos los invitados al banquete de Telémaco olvidaran sus penas.


 
 
Entramos hoy en un aspecto de gran importancia en la cultura tartessia, puesto que como veremos, tras la caida de Micenas tan solo serán las zonas de Chipre, Cerdeña, Sur de Italia y el Suroeste Peninsular, las que permitan representar el origen de los Misterios. Un principio mistérico que se basaba en "sustancias estimulantes" que lograban el éxtasis y que los griegos escondieron con celo. Aunque otras civilizaciones, influidas o descendientes directas de aquella cultura que fundó Perseo -la micénica-, permitirán representar libremente las drogas y mostrar los vegetales enteógenos que se usaban en las ceremonias. Ello es algo que afirmo, porque como hemos expuesto en anteriores artículos, los pebeteros cretochipriotas, sardos o tartessios, se representan estas plantas alucinógenas, mientras en la Hélade se ocutaron sus figuraciones, tanto como el modo de llegar al trance a través de aquellos vegetales. Métodos enteógenos de los que nunca hablaron, figuraron o trataron, los sacerdotes helenos pese a que han aparecido en las excavaciones de los templos (tanto como fueron mencionados por algunas fuentes clásicas escritas, quienes denostaban o criticaban aquellos medios y ceremonias).
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Rituales griegos que usaban alucinógenos y plantas que alteraran el estado mental, siempre celebrados bajo la obligación de no ser desvelados. Siendo absolutamente cierto que sus oficiantes y asistentes jamás revelaron el origen de aquellos estados de euforia, escondiendo unos el secreto de los fármacos y otros, lo allí vivido (ingerido o lo visto). Tanto fue así, que se penaba con la muerte relatar y apenas mencionar, lo sucedido en las ceremonias celebradas en estos templos que utilizaban pócimas o sahumérios para llegar al trance. Debido a lo que se denominaban misterios, (del griego "Mysterion" -- = "secreto"); cuyos fieles y sacerdotes habían guardado con tanto celo el "dogma mistérico", que prácticamente nada pudo saberse ni desvelarse de aquellos, en los más de mil años que duraron esos ritos de la Hélade.
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Desde finales del pasado siglo XX, mucho se pudo avanzar sobre el conocimiento de aquellos festivales; gracias a las nuevas investigaciones y sobre todo a las excavaciones. Pudiéndose hallar en las estancias de esos templos y oráculos, restos de plantas alucinógenas utilizadas para untar, darlas a beber o quemar en sus pebeteros. Pese a ello, no ha quedado memoria arqueológica fehaciente, rastro histórico o alusiones directas que muestren y demuestren abiertamente el uso de esas drogas en las ceremonias sagradas y civiles de la "Grecia verdadera". Aunque -como decimos-, muy por el contrario la civilización madre de la helena (la micénica) habla sin pudor de todo ello, tanto que narra como surge directamente de hechos relacionados los enteógenos y con las sustancias dopantes. De lo que el nombre de Micenas procede del "Mykes", que en idioma de Homero es el hongo, pero fundamentalmente en el sentido de la seta farmacológica (o los alucinógenos que se ingerían en los llamados "kikeon" -pociones para aumentar la fuerza y el estado de "mental"-).
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En la anterior entrada comentábamos los hechos referidos a ello y terminábamos argumentando que aquella "Mykenas" que fué fundada por Perseo en el lugar donde nacían determinadas "setas" (tal como narra el mito); hubo de tener como uno de sus principios fundamentales de civilización, la farmacopea. Basando probablemente su cultura en el desarrollo de determinados medicamentos para lograr sanar a la población, pero sobre todo en algunos brebajes o medios que permitieran no sentir dolores ni temor en la batalla -incluso ir a la guerra con euforia-. Ello explicaría el hecho de que Perseo -héroe guerrero por atonomasia- decidiera crear su reino en esa tierra donde halló el "myke" y que allí crecía (hongos o plantas con determinados poderes). Alucinógenos o drogas que con toda seguridad usarían para entrar en guerra, tanto como para curar y fundamentalmente para hacer soportables las heridas de los soldados. Todo lo que debía enseñarse a la población, aunque de un modo que no lo pudieran trasladaran a otros (sobre todo a enemigos o ajenos a la ciudad-estado). Hecho este al que atribuíamos la creación de los Misetrios, como un modo de iniciación secreto por el cual los ciudadanos conocieran la existencia de estados de trance o éxtasis, gracias a los que no debía temerse a la lucha ni a la enfermedad.

 
AL LADO: Vaina de puñal celtibérico procedente de Las Cogotas -Ávila-; fechado hacia el siglo III a.C., es propiedad del Museo Arqueológico Nacional (que ha realizado la reconstrucción del damasquinado y al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En esta foto podemos observar lo que se denomina la "contera" de espada, que es la punta de la vaina y que curiosamente en los de Celtiberia tenían este diseño. Forma que consideramos relacionada con el labrys y sobre todo con el lingote piel de buey. Es decir, con el pectoral del tesoro de El Carambolo, que como recordaremos guardan una figura que se corresponde con el sagrado talento cretochipriota (llamado keftiu o de pellejo). Linea de una piel de toro o de lingote de cobre, que ya hemos dicho tenía un significado apotropaico como símbolo del bronce tartessio (o del extremo Occidente). Un bronce con el que se hacían las corazas y por lo tanto significaba la protección en el sentido más puro; es decir: Lo apotropaico.
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Curiosamente en griego "Mykes" no es solo hongo, sinó que esa palabra también significa contera (punta protectora de la vaina de una espada). Se narra que Perseo fundó Micenas y la llamó así porque en esta tierra halló unos hongos que saciaron su sed. Otra versión relata que allí lo hizo porque se le cayó al héroe la contera de la espada. Evidentemente podemos buscarle a la historia de Perseo un significado sexual (ya que tanto las setas como las vainas de espada "esconden" esa simbología). Pero en mi anterior entrada creí más acertado explicarlo en base de que los hongos o los psicotrópicos que tomarían los griegos para luchar (o en caso de caer heridos en batalla) harían ver a las armas como envainadas. Es decir que tras ingerir aquellas setas (probablemente amanita muscaria o bien los cornezuelos) la sensación era la de batallar contra enemigos que llevaban la contera de su espada puesta, ya que no sentirían apenas el dolor. Todo un motivo más que suficiente para fundar su reino en la tierra donde halló este remedio a los dolores y a las penas; tanto como para llamarlo Micenas -que repetidamente hemos dicho que en griego procede de Mykes = "hongo" y "contera"-.





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ABAJO: Gorgona en barro cocido fechada hacia el 480 a.C. y que decoraba un techo funerario (pertenece al Museo Arqueológico Nacional de Siracusa, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Como hemos ido explicando a lo largo de las numerosas entradas de este estudio sobre LOS BUEYES DE GERIÓN EN EL TESORO DEL CARAMBOLO; la interpretación que damos de la cabeza de la Gorgona es la misma que la de estos bueyes: El metal que se llevaba desde el Sur Peninsular Ibérico, hasta el Egeo. Siendo Perseo y Heracles héroes que personifican a los griegos que conseguían la proeza de llegar hasta el lejano occidente, estableciéndose en nuestras tierras. Logrando así comerciar el cobre y el estaño (oro y plata), tartessio para llevarlo hasta su patria en el Levante Mediterráneo.
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En el primer ciclo se correspone históricamente a Perseo, el fundador de Micenas y se englobaría por lo tanto en el periodo de aquella civilizaciòn -entre los siglos XV al X a.C.-. Siendo el héroe micenio el que llega hasta el Estrecho de Gibraltar y consigue la cabeza de la Gorgona, para entregarlo a su diosa y que aquella tuviera la mayor protección. Rostro de Medusa que lució sobre el pecho Atenea, dejando paralizado a cuantos lo miraban. Leyeda que nos narra -en mi opinión- la llegada de los micenios hasta tierras de Iberia, consiguiendo la casiterita y el bronce; metales que apenas había ya en el Mediterráneo y con los que por entonces se hacían las armas (principalmente las corazas). De tal manera el carácter apotropaico y protector de la cabeza de la Gorgona, que dejaba paralizados a quienes la miraban, simboliza a mi juicio el miedo que sentirían otros ejércitos de la época al verse reflejados sobre los escudos y corazas de bronce que portaban los micenios (pensemos que hablamos del II milenio a.C., cuando apenas irían los sodados bien protegidos).





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Muy similar es el ciclo de Hércules, en el que el tebano llega a Tartessos para robar los bueyes de Gerión; bóvidos que igualmente considero simbolizan los lingotes de metal (que se hacian en esta forma de pellejos) y por ende en este caso son "la pecunia" -las riquezas en sentido genérico, no ya tanto el bronce de las corazas-. Todo lo que se relacionaría con los pectorales del Tesoro de el Carambolo, cuya forma es la de estos lingotes y cuyo sentido sería dignificar al que los llevara como el dueño o monarca de las minas, del metal precioso y de las riquezas. Luciendo en el pecho esta figura de la piel de buey cuyo sentido era sagrado para las culturas cretochipriotas y que se conservó con un mismo significado entre las civilizaciones descendientes de aquellas egeas (como la tartessia). Regresando a las imagenes que vemos, curiosamente las conteras de los guerreros celtibéricos -muchos años después de la desaparición de Tartessos-, tenían esta forma muy parecida al lingote de Chipre. Lo que posiblemente se relaciona con la simbología del mundo de los metales y sobre todo con el significado de protección (como una figura apotropaica, similar a la de la Gorgona).
 

 
 
 
De lo expresado más arriba, concluíamos en nuestra anterior entrada que una de las principales funciones que realizaban los misterios griegos fue la de mostrar un mundo bajo estos enteógenos (para hacer creer a la población en los dioses o bien para alejar de aquellos los temores a la batalla y las enfermedades). Lo que se hacía en ceremonias secretas, donde los asistentes -de ser fieles-, pensarían que habían entrado en contacto con el más allá, consiguiendo trascender a otros mundos. Mientras, de ser agnósticos deducirían que habían bebido algo en el ritual, que les transportaba a ese estado donde se perdía el temor y la consciencia. Siendo en ambos casos altamente útil la iniciación, puesto que los primeros perderían el miedo a la muerte y a todo dolor por creer en los dioses y los segundos al saber que existían esos remedios. Pensando todos que bajo el auspicio y la ayuda de los sacerdotes -o de las autoridades de su ciudad estado- se llegaba la Mas Allá, en un trance que lograba comunicarte con los dioses, quitando toda pena, sensación y miedo. Tanto como los agnósticos tendrían la certeza de con la farmacopea de la que disponían las autoridades, nada había que temer ni nada terrible había en las enfermedades, ni en la lucha contra los enemigos. De ello -en mi teoría- que tras aquella experiencia a la que llamaban Misterios, se dijera que el neófito que había sido iniciado fuera un difunto viviente. Considerándose que había visitado el Hades e incluso que ya vivía entre los fallecidos (sin poder comunicar a los vivos su vivencia).
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Pese a cuanto expresamos, nada se contiene ni mención siquiera hay en estos templos, sobre los ungüentos, sahumerios, brebajes o bebedizos que en sus ceremonias utilizaban. Estando penado con la muerte desvelar lo que allí se tomaba, hacía o se decía; lo que en mi opinión se debía a que estos medios, remedios y métodos de farmacopea constituían un verdadero "secreto de Estado". Al ser imprescindibles en la medicina, pero sobre todo en la milicia; ya que hemos de pensar que era imposible entrar en batalla sin un euforizante, ni menos mantener un ejército en pié sin tener sustancias y pócimas analgésicas, tranquilizantes, o anestasiantes. Por todo lo que en mi consideración personal, Grecia -tan rica en conocimientos sobre plantas y medicamentos- escondía estas drogas y sus secretos con enorme celo, sin permitir que ajenos al poder las controlasen, con el fin de que no cayeran en manos de extranjeros (y menos de enemigos) -algo que por otro lado se observó en todas las civilizaciones antiguas que guardaron sus fórmulas de "ciencia y medicina militar" con gran esmero-.
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Pese a ello, Micenas y las civilizaciones que descendían directamente de aquella fundada por Perseo, parece que nunca mantuvieron "el dogma" o prohibición de no mostrar ni transmitir los secretos de los vegetales que proporcionaban el éxtasis (la anestesia o el sueño). Puesto que así las vemos repetidamente representadas en sus cráteras, esculturas y figuras (tal como en entradas anteriores hemos mostrado repetidamente en casos como el de la diosa de las adormideras cretense o los vasos cicládicos de igual época). De un mismo modo, las culturas hijas directas de Micenas y que no vieron truncado su lazo con aquella -por la invasión doria-, continuaron representando en sus objetos sagrados o de adorno estas plantas con poderes "sobrenaturales". Observándose multitud de esas figuras de adormideras, lotos o enteógenos vegetales en objetos decorativos del area cretochipriota (Chipre desde el siglo X a.C.), en Cerdeña, el Sur de Italia y sobre todo en Tartessos -cultura que pesonalmente considero nacida por influencia micenia, llegada de Creta y Chipre, junto al influjo de Fenicia)-


 
AL LADO y abajo: Junto a estas lineas podemos ver un timiaterion o pebetero tartessio hallado en la Necrópolis de Higuerones de Torrubia -junto a Cástulo, Cazlona- (fechado entorno al siglo VI a.C. y perteneciente al Museo de Linares, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En esta bella pieza compuesta por un lampadario para quemar ungüentos, adornado con animales; observamos en la parte bajo el platillo la flor de una planta que hasta ahora se ha identificado con la del loto. Aunque en mi opiniòn no es este vegetal el representado aquí, ya que su linea es mucho más abierta y achatada que la un loto, siendo casi redonda y como "con gajos". Este diseño decorativo curiosamente aparece en casi todos los pebeteros, timiaterios, candeleleros e incluso braserillos de Tartessos. Sin lugar a dudas su modelo es egipciante, pero yo lo relacionaría más con el de flores como las de adormidera o del estramonio -e incluso con la belladona-. Lo que explicaría mejor por qué se halla representado en la mayor parte de los quemaperfumes del periodo orientalizante del sur ibérico.
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Pese a ello, si se tratase de la flor del loto, hemos de añadir que esta es igualmente un psicotrópico conocido (en sus diversas subespecies); destacando la variedad egipcia de la "nymphaea caerulea" -o nenúfar azul del Nilo-. Conocido en la Antigüedad por producir el sueño, la pérdida de memoria y diversas modificacones psíquicas, al ser bebida en infusión -o directamente comida- (identificada con la fruta que en algunas leyendas denominan como "manzana de Zeus", es ciertamente el alimento de los lotófagos; extraño pueblo que se alimentaba de flores de esta planta y que según la Odisea vivía en Africa).








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ABAJO: Timiaterio del Cerro del Peñón, procede de este yacimiento sito junto a Vélez-Málaga y se fecha igualmente en Periodo Orientalizante - tartessio entorno siglos VII VI a.C.- (propiedad del Museo de Málaga, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Observemos como al igual que la gran mayoría de los quemaperfumes de esta época y civilización, están decorados con una flor a la que muchos denominan "gallolas", o bien "engallonadas". Pero que yo identifico personalmente con alguna especie enteógena y que creo es más cercana en su diseño a las adormideras que al loto (siendo más lógica esta teoría al figurar siempre en los quemaperfumes y en los braserillos rituales).
 

 
 
Tal como decíamos, en las piezas tartessias vemos como sin pudor -vergüenza o secretismo-, se representan flores o plantas que claramente son vegetales con poderes alucinógenos. Especies sagradas al ser tenidas por los antiguos como curativas, anetésicas, o simplemente como un medio de llegar al éxtasis y trascender hasta el Más Allá durante las ceremonias. La teoría parece evidente, ya que si figuran "frutos" o bayas en esos objetos de bronce que se sabe usados para hacer sahumerios (llamados quemaperfumes o incensiarios, en griego "thimiaterion" --); lo lógico es que en ellos se represente un vegetal relacionado con su ritual. Es decir, una flor o planta capaz de modificar la consciencia o de crear un clima de catarsis en el templo -o en la estancia-. Lo que obliga a suponer que están decoradas con la flores de adormidera o de un vegetal con gran poder enteógeno o alucinógeno (belladona o de estramonio); ya que lo figurado en estos objetos de bronce se parece mucho más a estas mencionadas que a las del loto. Pese a ello, la idea de que se trata de un loto egipcio tampoco es ajena a unas razones similares, pues tal como decimos los extractos de esta planta son igualmente psicotrópicos (desconocemos si también lo son sus emanaciones de humo).
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De tal manera, esa flor o gallola tartessia que aparece en la mayor parte de los timieterios, a mi juicio simbolizaría el farmacón o el medicamento para lograr la curación. Una sanación espiritual o corporal venida de mano de una sustancia altamente estimulante, habida cuenta que en la Antigüedad lo psíquico o espiritual no estaba separado de los somático -ni se entendía que el alma o la mente fuera algo ajeno al cuerpo-. De ello la magia era tanto o más importante que la cirujía y consecuantemente el poder que ejercía una droga sobre la mente, se compredía como un don regalado por el chamán o el oficiante, con efectos altamente curativos. Algo que por aquel entonces creían lograba acabar con la enfermedad, habida cuenta que no se distinguía entre síntomatología y el mal (en sí mismo). De ello que la fiebre se comprendiera como contagiosa, tanto como los anestésicos o las sustancias analgésicas se tuvieran como sanadoras. Por lo que los opiáceos no se concebían como drogas que proporcionaban el sueño, redujeran el estado de pánico o de nervios y pudieran acabar con los dolores. Sinó eran tenidos como verdaderos medicamentos que se administraban para curar (no en calidad de dopantes; ya que el dolor era concebido como una parte del mal y de la enfermedad).
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Tal como exponemos, en estas religiones antiguas mediterráneas que estudiamos gran parte de sus ritos procedían de creencias totémicas y chamánicas, donde el uso de las drogas con fines iniciáticos era muy común. Algunos habrán pensado que hemos exagerado al afirmar que una de las bases religiosas oraculares y de los misterios helenos estaba en estas sustancias alucinógenas. Pero ello era una realidad, pese a que los que las practicaban lo ocultaban con gran celo. Para mostrar la importancia de aquellos ungüentos o sahumerios enteogénicos que utilizaban los sacerdotes del Mediterráneo hace miles de años, realizaremos un repaso sobre la existencia de aquellas plantas con propiedades alucinógenas entre los griegos y romanos, Demostrando que en muchos casos fue inseparable el uso del "fármacos" en los ritos de sus templos; principalmente en los mistéricos o vaticinadores y sobre todo en las celebraciones en las que los helenos y latinos se iniciaban o festejaban a los dioses más antiguos (los de la fertilidad, los metales, el palcer y el dolor o los poderes telúricos). De tal manera a continuación, haremos un breve análisis de cuanto significaron estas sustancias y vegetales con poderes enteogénicos en la Antigüedad. Estudio que realizaremos siguiendo las pautas que dan dos libros curiosamente con igual título (LA HISTORIA DE LAS DROGAS); uno escrito por Antonio Escohotado y el otro por Jean Louis Brau; en los que se resume de manera muy concisa lo que las plantas alucinógenas significaron en el Mediterraneo de hace miles de años.

 
AL LADO: Portada del libro escrito hace unas cuatro décadas por Jean Louis Brau, donde el autor analiza el poder y uso de estas sustancias, de una manera científica e histórica; al igual que el significado de las drogas entre los cultos chamánicos y en la antigüedad. Pertenece esta obra a la época en la que autores como Hofmann, Ruck y Wasson, investigaban aquellos alucinógenos usados en el Mundo Antiguo y en las religiones más primitivas. Llegando a la conclusión de que fueron utilizados para proporcionar al mago, al sacerdote oracular, al adivino o al adepto, un estado de trance en el que creían se entraba en contacto con los espíritus y los dioses.


ABAJO: Uno de los últimos libros publicados en español sobre el tema que tratamos es este del que recogemos su portada. Escrito por González Celdrán (Hombres, dioses y hongos) y que ya hemos citado repetidamente y comentado en nuestras entradas anteriores.


 
 
A) CONCEPTOS GENERALES SOBRE EL USO DE LAS DROGAS EN LA ANTIGÜEDAD:
Tal como decimos, vamos a resumir el uso y significado de algunas drogas en el Mundo Antiguo; tratando solamente de aquellas sustancias con poderes alucinógenos que se utilizaban en los ritos que hemos ido estudiando (dejando al margen lo que era propiamente la farmacopea médica). Unos fármacos con un  origen antiquísimo ya que como dice Escohotado: "Sabemos que la medicina de Babilonia no solo usaba habitualmente mandrágora, opio, cáñamo, cerveza y vino; sinó substancias de gran actividad" (4) . De igual modo entre los griegos y romanos estos "medicamentos" fueron muy comunes, tanto que ya se cita el fenómeno llamado de "acostumbramiento", que describe Teofastro advirtiendo de que el cuerpo va admitiendo la toxidicad de aquellas substancias y así cuanto más veces se consumen mayor dosis precisan (5) .
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Por su parte, bien conocido era el uso de esos vegetales entre los egipcios, valorando sobremanera los que contenían poderes anestesiantes, como el zumo de adormidera que se cita con el nombre de "planta Spen" en el papiro Ebers (usado desde los tiempos más antiguos como un analgésico comùn). Por lo que si quisiéramos tratar sobre estas substancias y su uso en el Nilo, varios libros habríamos de escribir acerca de las de drogas y medicamentos que en el reino de los faraones se utilizaron. Aunque en lo que se refiere al tema que tocamos y que trata sobre la manipulación de estas como enteógenos, habríamos de destacar el uso común de la mandrágora mezclada con bebidas alcohólicas. Algo que parece fué muy común ya en la XVIII dinastía (la de los Amenofis y los Tutmosis), donde parece que los cortesanos y artistas adquirieron la costumbre de diluir picadura de mandrágora en la cerveza. Bebedizo con un gran poder alucinógeno y que según algunos historiadores del arte fue el motivo del nacimiento de un nuevo estilo en estatuaria y en las representaciónes reales. Esculturas y bajorrelieves de estos tiempos de Amenofis, en las que vemos a todos los representados figurados con miembros y brazos alargados (cuasi deformes). Algo que se justifica -según algunos- por el consumo y abuso de esta bebida entre los artistas y sacedotes del Nilo.
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Tratamiento muy especial en Egipto tenía la ya mencionada "flor del loto" (Nymphaea caerulea) o nenúfar azul del Nilo; famoso por producir el sueño, la pérdida de memoria y diversas modificacones psíquicas -bebida o ingerida-. Su dios era Nefer, símbolo de la belleza y de la salida del Sol a quien los Textos de las Pirámides le otorgan el título de "señor de los ungüentos" (6) . Todo lo que nos indica que aquella deidad estaba relacionada con la industria de la farmacopea, los afeites, la perfumería y la medicina. Por su parte, en el Libro de los Muertos se le menciona como "el dios que se halla en las fosas nasales de Ra" (7) , indicando igualmente su relación con los olores y también con los sahumerios. Desconocemos si respirar el humo de flores de loto egipcio quemadas a modo de incienso produce alguna alteración en el estado de ánimo. Pero por los títulos de Nefer (que los representa), como "señor de los ungüentos" o "el que habita en las fosas nasales de Ra", hemos de unir el buen olor de aquellos lotos con esta deidad, tanto como el hecho de que estas flores masticadas o consumidas en infusión y humos, tuvieran propiedades alucinógenas. Todo lo que podría explicar la aparición de esos vegetales egipcios en los quemaperfumes tartessios (tal como algunos estudiosos afirman, auque en mi opinión son de otros vegetales).

 
AL LADO: Otro timiaterion tartessio; esta vez el de necrópolis de La Joya (Huelva) fechado en el siglo VII a.C. -propiedad del Museo de Huelva, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Observemos de nuevo los adornos en forma de algo que a nosotros nos parecen adormideras (o bien flores del estramonio, o de la belladona) y que muchos consideran se trata de un loto. Ambas teorías no dejarían de tener un mismo sentido, ya que como decimos esta flor del Nilo era la de Nefer, dios de los olores y de los ungüentos simbolizados en aquel vegetal de buen aroma y que de ser ingerido producía alucinaciones -desconozco personalmente si los vahos o el humo del loto tiene efectos similares a los de la adormidera o de la belladona, anque no nos extrañaría puesto que la mayoría de los vegetales dopantes lo son igualmente al tomarlos ingeridos, bebidos en infusión, tanto como fumados (siendo en ocasiones este último, el método por el que tienen un mayor poder narcótico)-.

ABAJO:
Otro quemaperfumes tartessio, esta vez el de La Quéjola, hallado en San Pedro (Albacete) y que data de los siglos VI al V a.C.. Una bella pieza que tiene en su parte alta un plato (para realizar sahumerios o quemar vegetales), es de caráter muy orientalizante y en ella aparece una preciosa figura de estilo cercano al griego arcaico (grecochipriota), sosteniendo una paloma. Su tipología y diseño mucho nos recuerda a la estatuaria en bronce chipriota de la misma época; tanto como la flor que de hay bajo el plato (sobre la cabeza de la persona que sostiene el ave en su mano) es igual a las que se representan en los candeleros y perfumarios de esta isla y en épocas muy cercanas. Por lo demás, la paloma (o córvido), es igualmente un símbolo típicamente cretense, como ave de guia en el mar. Habida cuenta que las civilizaciones marineras de esta época llevaban pájaros (en especial cuervos o palomas) para soltarlos en caso de extraviarse durante el camino, pudiéndo seguirlas para hallar la ruta de regreso o bien para saber donde estaba el horizonte en alta mar.


 
 
B) EL CORNEZUELO -KIKEÓN O PREPARADO DE ELEUSIS-:
Como decíamos, a cotinuación vamos a realizar un breve resumen del uso sagrado y médico de ciertas drogas "sagradas" en la antigüedad; basándonos en lo que sobre aquellas nos dicen las fuentes de su tiempo y las modernas. Comenzaremos por el cornezuelo (de cereal), que se supone el enteógeno que se administraba a los asistentes en Eleusis -y por lo tanto en casi todos los misterios de Deméter o los telúricos-. Sobre aquel, Teofastro relata que el cornezuelo de cizaña de Sicilia tenía muy poco poder visionario, mientras el griego era muy buena calidad y apenas de efectos secundarios (8) . Comentario de Teofastro muy curioso y que concuerda con la realidad botánica, puesto que parece probado hoy que el cornezuelo autóctono de la zona continental de Grecia es el mejor y el menos tóxico de todo el planeta. Tanto que no puede compararse en sus virtudes enteógenas ni en sus escasos efectos secundarios con el que se da en otros lugares del Mundo (por lo demás, la cita de este autor hace evidente el conocimiento del ergot como base para los bebedizos alucinógenos).
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Por su parte, Ovidio (9) explica el poder alterador del ergot de cizaña o del de los cereales sobre la vista, entendiendo claramente el estado de enajenación que provocan. Consecuentemente y sobre lo mismo, Plinio, expone que el pan de harina con cizaña produce vértigos y otros efectos (típicos de los alcaloides) (10) . Finalmente y entorno a ello comenta Escohotado que realmente la variedad del hongo de ergot griego es la menos tóxica del planeta, pudiéndose haber usado en ceremonias religiosas, y del que personalmente piensa era el famoso Moly (hierba moly) citado por Homero en la Odisea. (11). En lo que se refiere al conocimiento sobre las consecuencias de ingerir cornezuelo, recogidas por otras culturas -ajenas a la grecorromana-, existe un texto asirio del siglo VII a.C. que ya habla de los nocivos efectos de la pústula de la espiga dopante (12) .
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Por último, acerca del método para preparar este "kikeón alucinante" en aquellas ceremonias, al parecer bastaría con mojar las espigas afectadas por el hongo de ergot en agua y que el líquido recibiera el parásito durante un tiempo; obteniendo así limpiamente el alcaloide que parasita en la cebada, el centeno y el trigo -entre otros- (13) . Una sustancia sobre la que que refiere el mismo Escohotado el interesantísimo experimento llevado a cabo por Phanke; en el que se tomaron decenas de seminaristas a los que se suministró un alcaloide similar -psilocibina- y quienes decían haber tenido la mayor experiencia mística al escuchar una misa bajo sus efectos. De todo lo que ha quedado demostrado históricamente que las consecuencias del cornezuelo son alucinaciones de tipo religiosas, haciendo sentirse al que lo ingiere contactando por los dioses, o con el Más Allá (14) .

 
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Braserillo de bronce procedente de la Necrópolis de La Joya, Huelva; fechado en el Siglo VI a.C.
(propiedad del Museo de Huelva al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). En esta pieza tambien tartessia podemos observar en la imagen de abajo (aumentada), que en sus decoraciones lleva un motivo vegetal que claramente no es un loto. Flor de este brasero o quemaperfumes que identificamos con algunas formas de adormidera, o más bien con otros vegetales enteógenos como el del estramonio (llamada berenjena del diablo) y quizás con la donabella (que podremos ver en las láminas que recogemos en la entrada, más abajo). Siendo muy importante el hecho de encontar en estas piezas rituales que se utilizaban para quemar "perfumes", decoraciones que representan vegetales cuyos humos tienen capacidad de embriagar.


 
 
C) LAS ADORMIDERAS (USOS MÉDICOS Y RITUALES):

En este pequeño análisis de las plantas que pudieron utilizar griegos y romanos en su vida cotidiana y en sus ceremonias mistéricas (o secretas), destaca evidentemente la adormidera. De la que ya dijimos era usada en Egipto como anestésico o analgésico y al que el Papiro Ebers denomina "planta spen". Por su parte, los asirios en el siglo XI a.C. la nombraban como "cunabus", de donde luego nacería la voz griega que ha llegado hasta nosotros como "cannabis" (cáñamo) (15) . Sobre ello, es manifiestamente conocido que los médicos de la Hélade usaban comunmente derivados del opio en infecciones y afecciones de la vista; destacando entre las escuelas principales que utilizaban este fármaco, la de los asclepiadas (del santuario de Asclepios de Epidauro). Templo y "hospital" que dió algunos de los más famosos sanadores; aunque realmente abusaban en el modo de recetar los extractos de adormideras que recomendaron para la mayor parte de las enfermedades (16).
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De forma muy semejante, el famoso Heráclides de Tarento, médico del padre de Alejandro Magno (Filipo de Macedonia); instituye una escuela de "galenos" -los heraclidas- y en la que el uso del opio es tan común que se prescribe para cualquier dolor y para gran parte de las curaciones. Tanto que : "puede decirse que el opio constituyó para los griegos el ejemplo perfecto de `pharmacon´ laico, equidistante por igual a la panacea y al simple veneno" (17). Tras Heráclides lo emplearan todas las escuelas médicas, sobre todo a partir del ocaso de Atenas; siendo así el medicamento más estudiado y utilizado en la cuenca Mediterránea antigua. Tanto que muy posteriormente, Andrómaco de Creta -el médico de Nerón-, se dice que inventó el "antidotus tranquillans" absoluto; que consistía en un 30% de carne de víbora y 70% de opio (del que Nerón tomaba un cuarto de litro al día...) (18) .
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Llegamos con ello a Roma, donde prácticamente todos los médicos suministraban diferentes "triacas" (compuestos de opio) a los distintos emperadores. Tanto que el propio Galeno recetó a Marco Aurelio tomar en ayunas y por la mañana una porción de esta sustancia del tamaño de un haba -prescripción que siguió "religiosamente" el insigne paciente durante más de veinte años...- (19) . Explicando Escohotado en su libro que: "De las diversas dinastías imperiales, la más incondicionalmente volcada hacia el uso del opio parece haber sido la de los Antoninos (Adriano, Trajano, Marco Aurelio y Antonino Pio), que es también la más destacada por la dignidad humana y la sabiduría política de sus representantes" (20) . Una cita que nos lleva a reflexionar sobre la Antigüedad, ya que tal como expresa el autor, los Antoninos fueron los mejores y más honestos de los emperadores; ejemplo de estoicismo y hasta de vencer en la batalla y a la vez promover negocios.
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Por todo lo que nos cuestionamos que si los Antoninos estando bajo los efectos de tales estupefacientes, fueron los gobernantes de Roma con un mejor comportamiento; habría que estudiar cuales serían las dosis y las sustancias que otros emperadores consumían.... . Una cuestión con la que quizás hallemos respuesta a las locuras y excentricidades de familias como la Julia Claudia, que destacó entre las imperiales por su perversión y enajenación (gracias a representantes tales como: Tiberio, Nerón o Calígula). Ya que el conocimiento evidente de que los Antoninos eran opiómanos, nos lleva verdaderamente a plantearnos en qué manos estaba aquel imperio y a qué otras sustancias eran adictos el resto de reyes o gobernantes -más tiranos e incultos que los de la saga de Marco Aurelio-. Pudiendo quizás contestarse esta pregunta en los párrafos siguientes, en los que damos a conocer otras drogas consumidas en la Antigüedad (en la guerra o en los templos) y entre las que se hallaban: El citado cornezuelo, el cáñamo, la mandrágora con alcohol, el estramonio, la belladona y hasta el acónito en pomada... .
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Pero regresando a Grecia y más concretamente al tema que nos interesa, es muy importante recordar que la planta del opio eran el símbolo de Demeter. Algo que en principio se atribuía a su enorme fecundidad, ya que una sola cabeza de flor tiene 30.000 semillas. De lo que se suponía que sembrando simplemente lo que salía de una adormidera y de las siguientes treinta mil, se cubriría el Mediterráneo entero de aquel cultivo (ya que es 30.000 x 30.000 = 900.000.000 plantas). También fue la adormidera el símbolo de Deméter (diosa de la fertilidad y la agricultura) porque se usaba su jugo para prolongar el coito y para "fertilizar" a las mujeres; tanto que las griegas creían que su ingesta era el mejor remedio para evitar la esterilidad, por lo practicaban sexo bajo los efectos del opio -sobre todo cuando deseaban quedarse encintas- (21) .
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Pese a los beneficios que deseaban concederle en la Hélade a este fuerte fármaco, el romano Plinio reconoce que provocaba terribles alucinaciones y lesiones cerebreles (22) . Aunque los griegos la vieron como un vegetal que llegaba a curar los males del cerebro (tal como afirma Heródoto) y del espíritu. Tanto que no pudo faltar el opio, o el cáñamo, en las celebraciones de las pitonisas, los sacerdotes oraculares y los adivinos helenos. Sobre ello, Jean Louis Brau escribe: -"Hasta es posible afirmar que todos los delirios proféticos de las Sibilas en la antigüedad se debían a casos de ebriedad" (...) "Pausanias en EL PERIEGETA (XI, 39). Dijo que los fieles del oráculo de Trofonio debían de untarse la piel con un aceite opiado -ungüento de brujas- que producía las imágenes deseadas. El consultante era tumbado en el suelo y se sentía entonces arrastrado por los pies hasta un hoyo hondo. Cuando volvía en sí los sacerdotes interpretaban lo que había querido ver" (23) .

 
AL LADO:
Detalle aumentado de la cubierta del libro de Jean Louis Brau en donde podemos ver la planta y flores de las adormideras, que tienen un gran parecido con los adornos representados en los pebeteros que recogemos -de Tartessos, Chipre o de Cerdeña (fechados principalmente entre los siglos VIII al V a.C.)-. Como decimos, de forma muy distinta en la Hélade y en todo el mundo griego -propiamente dicho- no existen estas decoraciones con figuras y flores de propiedades alucinógenas (al menos de forma "tan evidente"). Menos aún hay decoraciones de este tipo entre los objetos de ritual y de templo, en los que al parecer se escondió con gran celo el modo y los métodos usados para alcanzar "el éxtasis".

ABAJO:
Detalle central de un candelabro de bronce, hallado en Chipre y procedente de Angolemi; datado en periodo arcaico (siglo VIII a.C.) -agradecemos al Museo Nacional de Nicosia nos permita divulgar la imagen-. Observemos como las figuras que lo adornan, son claramente iguales a las de los pebeteros y candeleros de Tartessos (coetáneos); tratándose a mi modo de ver de flores del opio o de algun vegetal cercano (como el estramonio o la belladona). 
 

 
 
E) EL CÁÑAMO, EL BELEÑO, LA MANDRÁGORA, EL ACÓNITO, ESTRAMONIO, BELLADONA Y OTROS:



Tras un breve repaso a los usos rituales y médicos de la adormidera o el cornezuelo en el mundo grecorromano, pasaremos a otras sustancias similares en su utilización y caracterísiticas. Comenzando por el cáñamo del que también advertìa Plinio era un terrible alucinógeno -como el opio- (24) . De un mismo modo, se consideraba una planta de uso psicotrópico y con la que celebraban ceremonias y lograban el éxtasis los pueblos más duros del Cáucaso; narrando Heródoto que los escitas: "cuando lloran a un paciente o amigo que falta, se reunen bajo una tienda de campaña y arrojan granos de cáñamo a las piedras calientes de la lumbre. Aturdidos por el humo lanzan gritos confusos y dicen que pueden entonces ya hablar con el ausente" (25).
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No menos importantes eran los "dones" que atribuían algunos al beleño, que describió Apuleyo del siguente modo: "la hierba belinuncia usada por los druidas con fines mágicos era una variedad del beleño". Esta cita que recoge Jean Louis Bra, la completa con la narración de cómo había de cortarse en la Galia, donde una jóven virgen tenía que recogerla en los bosques celtas; buscándola entre los árboles y bajo la lluvia, completamente desnuda. Una vez hallada tiraba del tallo y sin poder volverse había de regresar andando de espaldas, mirando al frente, hasta depositar el beleño en las manos de un druida. Afirmando el mismo autor que los galos heredaron de los sacerdotes celtas centroeuropeos el conocimiento de las drogas (del beleño, belladona, cáñamo, adormidera y etc) (26) . Siendo esta planta del beleño la que sumía en el sueño a todo el que la olía o era tocado con ella, por lo que los desvalijadores de gallineros la usaban para dormir a las aves antes de robarlas (27) .
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Otras drogas comunes y usadas en la Antigüedad con fines religiosos, médicos o militares fueron: La belladona, la madrágora, el acónito y el estramonio (o berejena del diablo) . Acerca del primero (belladona), parece ser que es un alcaloide que provoca alucinaciones visuales, tanto que se afirmaba que hacía bellas a todas las mujeres... . Del mismo modo, la mandrágora tambien se tenía por un afrodoisiaco, aunque parece que era consumida con vino o cerveza por los soldados y generales. Sobre ello se narra que Anibal tendió una trampa a sus enemigos, simulando una huida y dejando su campamento pleno de vasos de vino con mandrágora. Llegando hasta allí los que pensaron que el cartaginés y los suyos habían escapado, quienes viendo aquella "apetecible" bebida en las tiendas abandonadas la tomaron en exceso, con lo que logró Anibal apresarlos al quedar estos en estado de enorme ebriedad.
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Sobre la mandrágora escribe Teofastro que: "en Etiopía existe cierta raiz mortífera usada para la caza y para la guerra" (28) . Aunque no podemos conocer realmente el uso que se daba a este "tubérculo mágico" para entrar en batalla, parece evidente que se consumiría mezclada con bebidas alcohólicas (de una forma "controlada"); con el fin de inculcar valor, entrar en euforia o ayudar a perder el miedo. Otros muchos remedios y ungüentos usados con fines militares hubo en la antigüedad, tanto que un método común de envenenar o ejecutar fue la cicuta que se vertía en bebidas o en el interior del oido. Igualmente era famoso el acónito utilizado para envenenar flechas, del que explica Plinio como era usado por los celtas para emponzoñarlas con "paciencia sanguinea" (29) . Una labor de envenenar puntas de armas que igualmente se hacía con con eléboro blanco e incluso con simple veneno de sierpe. Aunque el antes citado acónito -que nació de la baba de Cerbero, al ser aquel monstruo apresado por Hércules-, era también usado en las ceremonias de Hécate y entre las hechiceras. Administrándose como pomada en los pies, lo que decían hacía levitar o volar a las que participaban en el rito (por lo que autores como Robert Graves en "Los Mitos Griegos", identifican el ungüento de acónito con el "vuelo de brujas"; tal como ya expresábamos en entradas anteriores).
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Por su parte, Jean Louis Brau habla de los estramonios como afrodisiacos usados en la antiguedad; filtros de amor a través de los que nadie se negaba a mantener una relación. Ello porque al parecer el estramonio hace caer en desequilibrios emocioneles, risas y lloros durante un día entero, si se toma mezclado con alcohol. Lo que era utilizado para atraer a los hombres y a las mujeres con aquellas pócimas, que desde la Antigua Grecia y hasta la Edad Media, creaban y mercadeaban las llamadas "brujas de Hécate" -luego "celestinas"- (30) . Finalmente quedaría por citar -en este breve repaso- los hongos enteógenos, encabezados por las amanitas (muscarias, falsa oronja, muchamore etc); que al parecer se mascan en trozos secos, tras lo que aquel que las ingiere queda inmovilizado y con temblores. Permaneciendo más tarde como un cadáver durante unas tres horas en las que sufre las alucinaciones; estado que tanto han utilizado para visionar o tratar adeptos los chamanes y los brujos de casi todos los Continentes -en especial el americano). Unos alucinógenos y rituales que fueron estudiados por V.Paulovna y Gordon Wasson hace unos sesenta años (Mushrooms Russia and History, en 1957 ). Tanto como por el conocido antropólogo Claude Levi Strauss, quien analizó en profundidad la posesión chamánica bajo la influencia de la amanita muscaria (31) .

 
AL LADO:
Dibujo de la planta de la belladona, también llamada atropa. En este podemos observar que sus hojas y flores se parecen mucho a las que hay representadas en el braserillo tartessio de La Joya (con la doble baya y unas hojas que salen en forma recta al final)
ABAJO: Tambien pueden asemejarse estas decoraciones florales tartessias que tienen la mayoría de los timiaterios turdetanos, a las adormideras (abiertas y cerradas) tal como se muestran en este grabado antiguo del "opio, papaver somniferum".


 
 
F) LAS CELEBRACIONES EN LA ANTIGÜEDAD, EL SIMPOSIUM Y EL "EUFORIZANTE" (nepenthes):
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Tras el breve análisis que hemos hecho de los llamados antiguamente "euforizantes", pasaremos a mencionar algunas costumbres, fiestas o ritos en los que aquellas sustancias -al parecer- no faltaron. Una de ellas era el banquete o simposium donde se bebía el vino en las casas y de una manera bastante "ritual". Aunque varios expertos niegan que en estos caldos se mezclaran droga alguna, parece evidente que entre los griegos hubo dos formas de degustar el mosto fermentado: La primera, rebajado con agua, junto a edulcorantes -como la miel- al que añadían especias (siendo esta la más común). Un segundo modo de beberlo fue mezclándolo con eufóricos (como el silfium, las resinas de opiáceos o cáñamos y otras sustancias dopantes). Pese a ello, muchos aún niegan la existencia de "euforizantes" entre los catadores de esos caldos helenos; a quienes debemos recordarles que según Plinio había vinos que se necesitaban diluir en una veinteava parte de agua (so pena de sufrir daños cerebrales). Todo lo que hace evidente que contenían mezcladas sustancias altamente narcóticas, ya que una disolución de una parte de vino y veinte de agua -obligada para admitirlo-, se nos hace incomprensible entender de otro modo (32).
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Sobre el significado y costumbres en el consumo del vino en la Antigüedad clásica se han escrito varias obras, entre las que abajo hemos recogido la imagen de la portada de una de las más recientes y documentadas (33) . Libro donde se explica el curioso y complejo ceremonial de compartir y mezclar esa bebida durante los llamados "simposiums" (). Vocablo este último, cuya traducción es la de "banquete", "festín"; pero que a mi juicio nace de dos palabras compuestas y que son: "syma" () que significa "sacrificio", "ofrenda"; junto a "poteos" (), que es "beber". De lo que "sym-posium" hay que traducirlo como "ofrenda de bebida" y con ello podemos comprender el verdadero valor que para los griegos tenía un banquete. Reunión que en la mayoría de los casos se alejaba mucho a una simple fiesta, pareciéndose más a un cónclave de amigos con intención de trascender por medio de conversaciones culturales, o de contactar con los dioses a través del vino -y de lo que "pusieran" en las cráteras-.
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Sobre lo que se escribe en la Odisea acerca de este preciado líquido "fruto de la vid y del trabajo del hombre", recientemente también se ha publicado un estudio firmado por Ana Ma. Riva Galindo (34) . Trabajo en el que la autora comenta las cuarenta y seis veces que Homero menciona el vino en su obra. Pese a ello, no habla la investigadora de la necesaria mezcla de estos caldos con algunas sustancias euforizantes, que claramente menciona el famoso periplo de Ulises. Concretamente en su Rapsodia IV, donde su texto dice: "Tuvo entonces Helena, hija de Zeus, un propósito: Un filtro (nepenthes) de pronto lo echó al vino que bebían, contra el llanto y las iras; que hacia olvidar cualquier pena a todo el que gustara de aquel. Mezclado en su cratera no podía verter una lágrima en todo aquel día, pese a que hubiera visto morir a su padre y a su madre o delante de él y ante sus propios ojos le hubieran degollado con armas de bronce a un hermano o hijo" (35) .
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Tras la lecura del anterior párrafo de la Odisea hemos de plantearnos en qué consistía este "nepenthés", introducído en la bebida por aquella bella Helena, que había aprendido el arte de las plantas desde los egipcios -"donde están todas las hierbas"- (tal como dice también La Odisea). Pregunta para cuya respuesta primero habríamos de ver que el significado de la palabra "ne-penthes" () es literalmente, "lo que quita el dolor" ("in-doloro"); pero cuya traducción más próxima debiera ser la de "anestésico" o "analgésico" (entendido como una droga que elimina el sufrimiento corporal y espiritual). Por todo lo que muchos han dilucidado sobre las diversas posibilidades acerca de esta sustancia que según Escohotado sería un derivado del cáñamo o del opio (36) .

 
AL LADO:
Portada del libro, EL VINO EN EL BANQUETE -EN LA EUROPA PRERROMANA- (editado por Sanz Mínguez y Romero Carnicero) en el que entre otros temas, explica el difícil y complejo significado de la ceremonia llamada "Simposium" (cata de vinos en festín privado). En el que un oficiante menclaba la bebida con agua y "especias", ofreciendo los caldos a los asistentes, bajo unas estrictas normas de receta y disolución (con agua y edulcorantes -además de otros "saborizantes"-). Por todo cuanto se relata y se ve represedentado en las cráteras de vino, parece que hubo ua serie de "euforizantes" que en determinadas ocasiones también se añadían a estos (de allí probablemente la importancia de aquel que oficiaba la ceremonia de mezclas, que no podía probar el caldo ni participar directamente en el simposium).

ABAJO:
Detalle de una crátera propiedad del Metropolitan Museum (N.Y., al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Pieza fechada hacia el 480 a.C. y en la que podemos ver a un oficiante de simposium ofreciendo un kilix de vino que saca de una gran ánfora. Tina o recipiente del caldo que si la observamos bien se halla marcada con el diseño de las semillas de "silphium"; un conocido afrodisiaco del Egeo, cuya planta se extinguió en el siglo I d.C., por el abusivo uso al que se vió sometida. Este extraño vegetal que -se dice- fue una de las mayores fuentes de ingresos de la isla de Cirene durante los siglos VII y V a.C. (mientras allí abunadaba). Se mezclaba con las bebidas, comunmente en los festines orgiásticos, usándose como un afrodisiaco -pese a que al parecer era más bien un anticonceptivo o un vegetal que provocaba la menstruaciòn-. Su utilización en fiestas y bacanales hizo que el diseño de sus semillas en forma de corazón, terminara siendo el símbolo del amor. Marcas que podemos ver en esta crátera, en la que se muestra claramente un vino mezclado con esta sustancia.

 
 
Continuando con la Odisea, Diodoro Sículo (37) se refirió al euforizante que Homero describe en la mencionada "rapsodia" (ver cita 31) como procedente de los cultivos de Egipto. Comentando que en Tebas, aún en su tiempo, las mujeres utilizaban algo similar al "nepenthes" de Homero para quitar los dolores. Una cita que claramente nos indica la existencia de un anestésico potente muy conocido, de origen egipcio y común a los usados en la Hélade; pócima que se puede identificar con el que en el Papiro Ebers se cita como el "spen" (descrito en la medicina faraónica como un analgésico y anestesiante, del que se sabe era un derivado del opio). La mención de aquella planta entre las mujeres egipcias que la usaban para evitar dolores, nos lleva a considerar que era administrada para quitar principalmente los del parto. Una utilidad igual a la que tenía el famoso cornezuelo de cereal, que desde la Antigüedad y hasta el siglo XIX era bebido por las parturientas (habiendo demostrado la ciencia que ese "claviceps purpúrea" de pústula de cereal, sirve para cortar la hemorrgia postalumbramiento tanto como para erradicar parte del estado de consciencia durante el trance).
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Todo lo que nos lleva a comprender por qué y para qué las mujeres eran tan doctas en el estudio de determinadas sustancias (anestésicas), imprescindibles a veces para que el nacimiento del hijo se llevara a cabo sin grandes problemas -como el desmayo de la madre o el sufrimiento fetal, por incapacidad de dilatación debida al dolor-. De tal modo y por cuanto exponemos o comprendemos, podemos explicar por fin el significado de la extraña leyenda de Perseo, quien funda Micenas allí donde nacían unos hongos (o bien donde cayó la contera de su espada). Vaina del arma que se identificaba con aquellas setas (alucinógenas), ya que se dice en griego de la misma forma (Mykes). Unos hongos o parásitos que sin duda podemos relacionar con los de la pústula de las espigas (el ergot), cuyas mejores especies se dan en las proximidades donde Perseo crea su reino (en Micenas).
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De tal modo entendemos aquella historia, habida cuenta que el conezuelo de otras zonas es mucho más tóxico y apenas sin propiedades enteógenas. Ergot u otras sustancias (como las obtenidas desde setas), que ingeridas debidamente contrarrestaban el dolor, pudiendo preparar al soldado liberándolo del miedo, dotándolo de una capacidad de luchar sobrehumana -bajo los efectos de su alucinógeno-. Al igual que gracias a aquellas, podían anteder al herido en batalla; sumiéndolo en un estado de suficiente letargo como para intervenirlo quirúrjicamente (dormirlo, extraerle venablos, o curarlo). Lo que explica esta identificación del "miykes" que da nombre a Micenas, con la seta y la contera de espada; pues tras la ingesta de aquellos alucinógenos las espadas enemigas parecerían como envainadas (al no sentirse dolor alguno en la lucha).
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Esta teoría propia que podía ser pura entelequia, se ve ratificada por el nombre del eufórico que Helena pone en el vino: "Nepenthes", es decir: "Indoloro"; lo que muestra y demuestra que aquellas drogas se usaron fundamentalmente para erradicar el dolor (espiritual o corporal). Algo utilísimo en el parto y en las enfermedades; pero mucho más en la guerra. Por cuanto se entiende que el nombre de Micenas y su historia comienza desde estos secretos de farmacopea, que se relacionan plenamente con el cornezuelo de centeno; ya que -como hemos repetido- el lugar donde Perseo funda su reino es la zona del Planeta en la que se da un ergot más puro y menos dañino (con mayores efectos alucinógenos, pero con la menor toxicidad). Todo lo que explica que Los Misterios (como los de Eleusis) fueran de orígen micenio, pese a que en época griega se escondiera y mantuvieran en secreto las fórmulas y los medios para lograr estos fármacos (capaces de actuar como enteógenos o como anestésicos).
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Finalmente añadiremos que según algunos investigadores, el "nepenthes" de La Odisea era el llamado "vino resinato"; caldo que se introducía en barricas o ánforas poniendo resinas para eliminar el sabor de los cáñamos que se le añadían junto a la mirra, en una diluida cocción (38) . Hay quienes consideran no justificable esta teoría de Hofmann, al creer que no hay pruebas para afirmar que los griegos conocieran en cáñamo; aunque en nuestras anteriores entradas ya hemos expuesto como en las últimas excavaciones de algunos oráculos, han aparecido habitaciones con bolas de hachís (usado y quemado). Por lo demás otros investigadores opinan que este "nepenthes" pudo hacerse con beleño o con un anestésico denominado "verdolaga de Creta"
; no faltando quienes lo identifican con belladona, picadura de mandrágora para mezclar con vino y hasta con estramonio echado a esta bebida. Siendo la teoría más común la que sigue Escohotado, quien ya dijimos lo identifica con un derivado del opio del tipo "la hierba spen" de Egipto (ver cita 36).
 
 
AL LADO: Representación del silphium en un tetradracma de Cirene, ciudad que se hizo rica gracias a la exportación de esta planta cuyas semillas se tuvieron por uno de los mejores afrodisiacos en la época. Mezclada con vino, el zumo o picadura de silfium, era valoradísima en la antigüedad; tanto que se recuerda a los reyes de Cirene como ricos y grandes por ser comerciantes de aquel vegetal que terminó por extinguirse en tiempos de Nerón. Si la obsevamos detenidamente nos daremos cuenta que su apariencia en el reverso de esta moneda es similar al diseño que tienen algunos pebeteros y lampadarios (nos referimos a los griegos). De lo que no habría que descartar la idealización de aquella planta en los candeleros y timiaterios helenos, como muestra de la veneración al vegetal que terminó por dar forma al corazón del amor (cuya linea es la de la semilla de silfium).

ABAJO:
Curiosísimo detalle de la crátera de mano del Pintor del Oinochoe de Yale (propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen), fechada hacia 480 a.C.. En ella se representa a Triptólemo y a Deméter, en plenos misterios y enseñanzas -cuando la diosa le explicó a este hijo del rey de Eleusis los secretos del cultivo del cereal-. Portan ambos unas espigas en la mano que por su apariencia todos los investigadores han identificado con manojos de cereal infectados por la pústula de ergot. De lo que el gesto en el que Triptólemo introduce aquellas en la crátera que Deméter sostiene en su mano, se interpreta como el medio de recoger el "clavices purpúrea". Es decir: Poner las espigas infectadas con el hongo de ergot en agua, para que estas se desprendan del cornezuelo, obteniendo así el bebedizo alucinógeno (que en los misterios de Eleusis se denominaba "kikeón"). 
 

 
 
G) ALGUNOS USOS RITUALES CON SUSTANCIAS ALUCINÓGENAS MENCIONADOS POR LAS FUENTES CLÁSICAS:

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Pasaremos finalmente a tratar sobre algunos usos rituales de estas sustancias narcóticas, que las fuentes clásicas refieren sin temor ni reparo. Entre cuyas citas se halla repetidamente mencionado el mareo y las alteraciones psíquicas que se sufrían en algunos templos, y bajo los efectos de sus sahumerios. Referido a ello, Dionisio de Halicarnasos menciona ciertos olores de pebetros que provocan furor coribántico (39). Tanto como Apuleyo (y Galeno) hablan de los éxasis que causaban las ofrendas de humo de los templos (40) . Lo mismo dice Plutarco escribiendo sobre los vértigos que causaban los sahumerios de los recintos sagrados; describiendo literalmente del siguiente modo el incensiario de Delfos: El kyrphy del oráculo délfico "bajo sus influencias (...) el cuerpo aquiere disposición evocadora, las inquitudes cotidianas se debilitan como lazos que se aflojan, la facultad imaginativa del alma y su aptitud para apercibir en sueños, se pulen" (41). Sobre todo ello también añade Escohotado que: "El procedimiento de poner drogas sobre brasas y sobre piedras calentadas era especialmente apropiado para templos y reuniones multitudinarias" (42) .
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Acerca del comportamiento de quienes leían o vaticinaban los oráculos, Aristóteles y Plutarco (43) hablan de estos trances y transportes de las Pytias; unas mujeres elegidas entre las campesinas de vida intachable, de origen humildísimo y muy incultas, pero con una fé ciega en el Oráculo. Quienes quizás sin saber por qué motivos entraban en trance, sufrían aquellas catarsis enteógenas (posiblemente originada desde el olor de los incesiarios del templo). Considerando el investigador sobre la Historia de la farmacopea Juean Louis Brau, que: "Hasta es posible afirmar que todos los delirios proféticos de las Sibilas en la antigüedad se debían a casos de ebriedad" (44) .
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Por su parte, los celtas y otras culturas (como ya vimos) no eran ajenos a este tipo de "humos rituales" embriagadores, mencionando varios autores griegos la costumbre escita de echar hojas o semillas de cáñamo en la lumbre y respirarlas en los velatorios -o en los casos que se pretendía llegar al trance y contactar con los difuntos-. Todo lo que ya comentábamos cuando recogíamos que Herodoto, habla de las gentes que viven junto a Persia llamados los mesagestes narrando sobre ciertos frutos que nacen en sus tierras que: "sentados alrededor de las hogueras arrojan al fuego los granos y se embriagan aspirando el humo, como los griegos con el vino" (45) . Sobre los Escitas ya vimos que Heródoto escribía algo muy parecido: "cuando lloran a un paciente o amigo, se reunen bajo una tienda de campaña y arrojan granos de cáñamo a las piedras calientes de la lumbre. Aturdidos por el humo lanzan gritos confusos y dicen que pueden entonces ya hablar con el ausente" (46) . Costumbres muy semejantes a las que seguían los celtas e indoeuropeos, que al parecer se embriagaban con estas plantas "fumándolas" en una especie de pipas (47) .
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Todo cuanto hemos ido recogiendo y explicando, junto a leyendas como la de que Perséfone fue raptada en las cercanías de Eleusis mientras cortaba el narciso; flor "narkiso" que en verdad y en origen fue una planta a la que se atribuía poderes narcóticos (de allí su nombre). Tanto como el hecho de que la institución de los Misterios y su enseñanza a Heracles se relacionaba con la Ninfa Pharmaceia; desgraciada mujer cuyo nombre recuerda al "parmakon" y al "farmakós" ya que fue lanzada al vacio en las cercanías de Eleusis -por su marido-. Nos lleva a comprender parte de la esencia des estos Misterios u Oráculos, cuyas religiones practicaban unos cultos en muchos casos basados en las aluciniaciones que sufrían los vaticinadores.
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Unos arúspices de los que nada de extraño tiene que "se vieran obligados" a consumir sustancias narcóticas; habida cuenta que durante un largo tiempo tuvieron como misión la de oficiar el sacrificio del "farmacós". Es decir: Inmolar humanos a los dioses (comunmente con el fin de leer en su muerte el vaticinio). Palabra "farmacós" que no indica la pócima o brebaje que mediaba entre el dios y el hombre (que era el "farmacón"); sino al propio hombre, que ofrecían en sacrificio y como intermediador ente la vida y la muerte. Un triste desafortunado designado comunmente para este fin por no adatarse al templo, a la Sociedad, o ni aceptar las normas morales impuestas. Unas normas entre las que existía la de la entrega de personas que debían matarse en los templos bajo ese nombre de "farmacós"; y que como el "farmacón" (fármaco o droga) servía en su trance de morir así torturado, actuando como mensajero o intermediario entre este Mundo y el Más Allá. Una triste y terrible función para la que seguramente un día fue elegido Esopo en Delfos, y de la que en nuestra próxima entrada hablaremos extensamente.
  
 
ABAJO y AL LADO:
Flores de la belladona y el estramonio, tal como Jean Luois Brau las recoge en su libro HISTORIA DE LAS DROGAS. Observemos el parecido de sus hojas con algunos adornos vistos en los pebeteros tartesos. Pudiendo ser flor de belladona o de estramonio, la decoración que lleva el braserillo de La Joya (ver imágenes de arriba).

 
 
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CITAS:

(1): Para todos los interesados en el análisis del CALDERO DE GUNDESTRUP recomendamos consultar nuestro estudio consistente en cuartro artículos, que comienza en este del que damos LINK. Pulsar:

http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/10/blog-post.html

(2):
Venceslav Krutas -"Los celtas" edit.SARPE 1985; pag 354- comenta la escena del siguiente modo: "…Nos han contado entre los Chepsuges, que las mujeres llevaban a su hijos a la forja. El herrero los sumergía en la cuba del agua que le servía para templar el hierro, pidiendo a la vez a Tleps, (el dios herrero ) fortificar la salud del niño.". Por su parte opina algo muy similar Dumezil, para quiene se trata de un rito Escita mantenido por los Osetas, por el cual bautizaban a los niños en los calderos de templar el hierro con el fin de hacerlos invulnerables - Georges Dumezil, "Escitas y Osetas", edit. Fondo de Cultura Económica; Mexico, 2006-. Existe un artículo liberado en red que trata sobre el tema y resume muy bien las teorías existentes sobre esta escena de Gundestrup; que recomendamos leer a los interesados (se halla sin firmar por lo que damos el link) VER: http://terraeantiqvae.com/profiles/blogs/una-costumbre-del-caucaso-y-el

(3):
ENTEÓGENO: Es un neologismo, "inventado" y utilizado desde los años setenta por los estudiosos de las drogas entre las culturas y civilizaciones más primitivas y antiguas. Término principalmente acuñado por los investigadores Ruck y Wasson; define a una sustancia vegetal con propiedades alucinógenas, que altera psicotrópicamente la mente y que se solía utilizar fundamentalmente en ceremonias religiosas -con el fin de transcender o de lograr la posesión del dios y los espíritus (fundamentalmente en los rituales chamánicos, o mistéricos)-.

(4):
Antonio Escohotado; "Historia de las drogas" (Alianza; Madrid 1989). Pag. 77.

(5): Teofastro; HISTORIA DE LAS PLANTAS (IX, 15, 2); menciona numerosas particularidades de las drogas, entre otras el fenómeno de "acostumbramiento" que describe explicándolo como una toxina que va admitiéndo el cuerpo, por lo que cuanto más se consume menos "envenena" y menos nos efecto hacen.

(6): TEXTOS DE LAS PIRÁMIDES (Pirámide de Unas; Sc. CCLXVI).
(7): LIBRO DE LOS MUERTOS; Himno-capítulo CCLXXXIII
(8): Teofastro, (Hist. Plant. VIII, 8, 3).

(9): Ovidio; Fastos (I, 691)

(10): Plinio (Hist.Nat. XVIII, 44).


(11): Antonio Escohotado; "Historia de las drogas" (Alianza; Madrid 1989) , pag 137



(12):
Op.cit (11) pag 165.

(13):
Op.cit (11) pag 166.

(14):
Op.cit (11) pag 169.

(15):
"Historia de las drogas" (pag. 12); Jean Louis Brau / Bruguera, Barcelona 1973

(16):
Op.cit (11) pag 139.

(17):
Op.cit (11) pag 143.

(18):
Op.cit (11) pag 174

(19):
Op.cit (11) pags. 174 y 175

(20):
Op.cit (11) pag. 175

(21):
Op.cit (11) pag. 138.

(22):
Plinio en Hist. Nat. (XX, 205 y 206) y (XXVI, 111).
(23): Jean Louis Brau; "Historia de las drogas" (pags. 13 y 15)/ Bruguera, Barcelona 1973
(24): Plinio, Historia Natural (XX, 205) y (XXVI, 111).
(25): Heródoto (VI, 73 y ss)
(26): Op.cit (23) pag. 19.

(27):
Op.cit (23) pag. 57.

(28): Teofastro;
Historia de las plantas (IX, 15, 2)

(29):
Plinio en Hist. Nat. (XX, 198) .
(30): Op.cit (23) pag. 81.

(31):
Op.cit (23) pag. 173 a 176.

(32): Plinio,
Historia Nat. (XIV, 53)

(33):
"EL VINO EN EL BANQUETE en la Europa prerromana"; editado por Carlos Sanz Mínguez y Fernando Romero Carnicero; Centro de Estudios Vacceos; Valladolid 2009

(34): Ana Ma.Riva Galindo;
EL VINO EN LA ODISEA (Madrid, 2008).

(35):
Homero; ODISEA, Rapsodia IV, 5.

(36):
Op.cit (11) pag. 80.

(37):
Diodoro Sículo, Biblioteca Histórica IV, 63

(38): Evans-Schutes y Hofmann, 1982 (página 96); cita tomada de Op.cit (11) pag. 136.

(39): Dionisos de Halicarnasos (Dem. 22)

(40): Apuleyo (Apol 43)

(41): Plutarco ; Isis y Osiris; LXXX

(42):
Op.cit (11) pag. 136.

(43): Plutarco (Pyth. Orfica XXII, 405) hablan de estos trances y transportes de las Pytias Aristóteles (LI, 438).

(44):
Op.cit (23) pag. 13.

(45): Heródoto, (Siet. Lib d. Historia; I, 202)

(46):
Heródoto, (Siet. Lib d. Historia; VI, 73 y ss)

(47):
Op.cit (11) pag. 136.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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