jueves, 22 de marzo de 2012

HATHOR: LA MANO BELLA QUE PROTEGE (De: Lo invisible en la mitología; Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XLV).

Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.

AL LADO: Típica aldaba o llamador de puerta y cancela español, con un modelo muy popularizado desde los siglos XVIII y XIX; cuyo origen si duda está en la lamada "Mano de Fátima" entre los árabes, denominada Mano de Miriam por los judíos. Colgador que principalmente se sitúa en las entradas de las casas, para protegerlas contra el mal de la envidia (el Aojo). Su origen es milenario y como veremos en el artículo de hoy, se remonta al menos a cincuenta siglos de antigüedad. Habiendo conservado casi un sentido igual hasta nuestros días y en todas las culturas mediterraneas donde se mantiene, siendo común su uso entre los musulmanes, hebreos y cristianos.
 

ABAJO: La citada mano del Nazar del islam, es denominada Jamsa y de Fátima entre los musulmanes, tanto como Mano de Miriam o de Hamses, por los israelitas; a las que igualmente decían "manilla o manecillas" apotropáicas en los siglos XVII y XVIII entre los cristianos. Su uso estaba tan divugado como el de los escapularios más católicos hasta bien entrado el XIX y era utilizado ese talismán por casi todas las civilizaciones del Mediterraneo. Sirviendo para combatir el mal fario, tiene una honda simbologia enraizada con el más profundo sentimiento religioso y mágico; como lo es el poder de las manos. Apéndices fundamentales para la creatividad y el trabajo del hombre; siendo aquellas usadas -por ejemplo- para "imponerse" sobre el iniciado o ante el enfermo (entre los religiosos y curanderos). Tanto como para transmitir "las fuerzas sobrenaturales", que se considera no pueden transferirse de otro modo material o humano, más que a través de tocar, cubrir y comunicarse por medio de la "energía y la fuerza" que muchos afirman las palmas y los dedos "contienen".


Tal como narramos, es la mano la "mensajera del espiritu y del cuerpo humano", por cuanto obedece y ejecuta lo que el corazón o la cabeza dicta. De lo que aquellas se consideran partes esenciales para la creación o para la obra del hombre; siendo de algún modo el medio de transmisión entre el pensamiento, lo divino y sobrenatural nuestro; con el Mundo o la realidad que nos rodea. Pese a ello, y como símbolo, es la mano un elemento plenamente femenino, por cuanto desde antiguo las mujeres las usaron fundamentalmente para el bien, mientras no puede decirse lo mismo sobre la utilización que los hombres les dieron. Un hecho manifiesto por cuanto la mujer utilizó sus dedos y sus brazos para cuidar de las criaturas que paría, para cocinar y hasta para lograr hallar entre sus brasas y fogones, el medio de crear la cerámica y -más tarde- los metales. De todo ello que la mano femenil tenga un carácter benévolo y materno, mientras que la masculina se supo fundamentalmente usada para cazar, para apresar y en muchos casos para combatir, guerrear y matar a sus semejantes. De aquí que ese "sagrado apéndice" que el ser humano usa para su trabajo, para defenderse, para comunicarse y hasta para amar; se instituyera comunmente como un símbolo religioso ligado comunmente a una diosa madre.
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Diosa que en la gran mayoría de los casos lo fue la del trabajo y la artesanía, tanto como la de la agricultura y la siembra, de los partos y de la bondad, por ser obras manuales. Pero también aquella era fundamentalmente la deidad de las artes y de la creación -en especial de la danza y de la música, por tenerse estas disciplinas en la Antigüedad entre las más sagradas-. Ello porque como decimos, para la siembra y la recolección son fundamentales los dedos, que se sabe usaron las madres a imagen y semenajanza en la tierra y en sus vientres. Imitando en el terreno la forma en la que las simientes entraron y germinaron en sus úteros; dando a luz al retoño que aquellas interpretaron como la planta que de la tierra nacia (tras ser semillada, fecundada, cuidada y parida). De igual manera, las artes y artesanías eran protegidas por la diosa que cuidaba nuestras las manos; aquella que en muchos casos se identificaba con una Afrodita o Venus, por ser la portadora de la belleza (en esta caso artística), tanto como por una "magna mater", símbolo de la creación y de la creatividad. De ello que uno de los cultos más antiguos que conozcamos, cuando aún el hombre habitaba las cuevas, sean aquellas pinturas rupestres que representan manos; cuyo significado seguramente se une con el que tuvieron las Venus Paleolíticas. Algo que consideramos se auna plenamente al sentido de las porteriores Afroditas y en especial a una de las más antiguas como lo fué la diosa egipcia Hathor.
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Esta última es la "magna mater" egipcia más primitiva, en mucho asemejada con la propia Isis y se representa como la "madre nutricia" o vaca que con su leche cría a la humanidad. De tal manera, es plena su identificación con las aguas y con los limos del rio Nilo, que regaban las cosechas y proporcionaban el alimento a Egipto. De igual manera que se constituye esa diosa agraria, de la fecundidad y de la prosperidad (e incluso de la felicidad y la alegria) como símbolo de la creación. De esta última relación nace que aquella sea igualmente la patrona de las artes y en especial de la danza y de la música, por cuanto el erotismo que el baile contiene se entendía como un modo de iniciación o de ceremonia hacia la reproducción y el renacer del ser humano. Siendo los atributos de Hathor por todo ello y en primer lugar, la Luna (o el espejo), imágen de la feminidad capaz de repetir y transformar la realidad humana y masculina "en aguas"; escenas verdaderas que como el reflejo de un sueño visto sobre el estanque -o un lago-, son capaces de generar y hacernos vivir las mujeres (transformando la realidad). Generando una imágen mágica y soñada en la humanidad; provocando así la atracción del hombre hacia el más allá, que aquellas (como madres y divididas en varios seres) son capaces de multiplicar -y hasta "reproducir vivamente"-, generando un mundo de mundos; una hiperrealidad superior al ser humano, que "embruja" al macho (carente de este sexto sentido, por cuanto no puede multiplicarse ni siente vidas en su interior).

AL LADO: Representación de Hathor como Isis, entregando su "menat" al rey Seti I (bajorrelieve de la dinastía XIX, reinado de Seti 1291-1278 a. C. propiedad del Museo del Louvre, París; al que agradecemos nos permita divulgar su imágen. Pieza procedente de laTumba de Seti I en el Valle de los Reyes). Más adelante hablaremos de nuevo sobre el significado del ritual de la "menat" (o Menhat) -del que ya hemos tratado en algunas entradas de este blog-. Celebración consistente en la entrega del collar sonoro que portaban algunas bailarinas, concubinas o reinas, y del que se despojaban como última prenda que les "vestía". Lo que realizaban en una danza cargada de erotismo al ritmo y música que aquellas cuentas y la placas del collar producían, al moverlas frotando a modo de maracas. Observemos en la imagen que además esta Isis-Hathor presenta otros atributos comunes a ambas deidades como son: El espejo y Luna sobre su cabeza, que se remata con los cuernos de aquella (en creciente o menguante). Siendo de suma importancia que esta diosa de la imagen tenga sus orejas y cabeza cubierta por cobras reales, como símbolo de las aguas y de la protección agraria (recordemos que antes de la domesticación del gato, los silos hubieron de guardarse con sierpes). Se completa la escena con un detalle de importancia como es el hecho de que este destacado rey (Seti), se une intimamente a la diosa tomándola de la mano; en una imagen que nos recuerda sumamente a la del matrimonio, pero que también tiene un sentido sexual de gran importancia. Concediendo a la mano la facultad de ser el modo en el que queda la unión entre la diosa y el faraón completada (haciendo ver que aquella representada como Isis no es otra más que la esposa de Seti I).
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ABAJO: El faraón Horemheb (dinastía XVIII) en su tumba de Tebas, representado junto a Isis; ofreciendo a la diosa libaciones de fertilidad. Elegimos esta imagen en la que nos será muy difícil determinar si la representada es Isis o Hathor. Ello debido a que además de lucir los comunes atributos (el disco lunisolar y los cuernos), la deidad que aquí figura también tiene un pecho al descubierto y sus orejas apuntan a ser un tanto puntiagudas (en forma de las vacunas, como lleva Hathor). Simbología que claramente se identifica con aquella diosa de la leche y la fecundidad, al igual que con Isis. Algo que aún más se apunta al ver al faraón Horemheb sosteniendo libaciones, cuyo significado suele relacionarse con la plantación o la fecundidad y el riego de cosechas (ritos tipicamente "Hathórides"). Por cuanto decimos, nos será muy dificil en Egipto diferenciar la Gran Madre (Isis) de la Afrodita Venus (mater, Hathor esposa de Horus); algo fácilmente comprensible en la civilización nilota debido a que los súbditos del faraón entendieron la belleza o el desnudo como un cauce o manantial del amor y el medio para llegar a copular (fecundación que precede necesariamente a la maternidad).


Tal como decíamos y hemos visto en las imágenes, Hathor (Isis) se representa comunmente con el disco luni-solar sobre su cabeza y coronada por los cuernos "vacunos". Deidad casi igual a Isis y hasta similar a la japonesa Amaterasu-omi-kami; donde el "disco planetario" sobre aquella diosa, relaciona a esa divinidad claramente con las fases de la Luna y con el calendario. Pero también -tal como repetidamente hemos ido mencionando- con los periodos de fertilidad de la mujer, tan unidos en tiempo y simbología con los del satélite terrestre (ya que las mareas producidas por la aquel duran 28 dias y los ciclos lunisolares tienen 29,53, muy similares a los de la mujer). Todo lo que une a la diosa Hathor con la fecundidad, las aguas y el reflejo de la luz; algo que la identifica con la fertilización y favorecimiento de las cosechas y por lo tanto, con la "madre vaca" que con su leche (o cosechas) nos nutre. De igual manera, como imágen del ciclo lunisolar, se la denomina y lleva el sobrenombre de "ojo de Ra", que ya vimos era la cosmogonía con la que se repersentaba el brillo del Sol y de la Luna en el firmamento (como los ojos del gran dios Universo). Por su parte, como diosa de la fertilidad se la identificaba con el sicomoro (la higuera egipcia), árbol que se relacionaba con el útero materno al hacerse con aquel los sarcófagos; pero a su vez, el sicomoro era el símbolo del sexo (por el consabido parecido de su fruto a la vulva femenina, tanto que en idiomas semitas se llama "higuera" a la cópula, que en hebreo se dice "thane").
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Como diosa de la belleza y de la fertilidad era Hathor la patrona de la danza, portando como atributos preferenciales un sistro (sonajero), y el Menat collar  -que antes vimos-. Pero a su vez, como deidad de la agricultura y de la fecundidad de las tierras (que se lograba con el trabajo de las manos), se le rendía culto a través de la música; arte que esta diosa presidía (cual Musa entre las Musas). Siendo sus epítetos más conocidos los de: "Señora de la alegría y reina de la danza. Maestra de la música y de las tañedoras del arpa; dama del baile y del canto coral, musa la tejedora de ramos florales; mayor patrona de la borrachera sin fin". Todo lo que nos muestra que esta Hathor presidía las festividades y celebraciones, tanto como las procesiones y festivales más "alegres" y hasta "degenerados" . Siendo una mezcla de Dionisos y Apolo, tanto como una Musa, Venus y Magna Mater. Por cuanto no es de extrañar que fuera una diosa de la felicidad, la alegría, la fecundidad, la diversión y hasta de la cultura (todo ello unido a la maternidad y la bondad). Siendo uno de sus símbolos protectores el talismán de la mano, como apéndice humano imprescindible para ejecutar las artes y realizar las labores agrarias, y que por ello representaba a esta Isis (madre vaca, musa de la belleza y Luna).
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Como dijimos, presidía aquella diosa toda fiesta o banquete, tanto como la infinidad de conciertos y bailes que de continuo los egipcios hacían (de carácter profano o sagrado). Danzas que se acompañaban principalmente con percusión, tanto como con los instrumentos más sofisticados que ya en el III milenio a.C. existían en el Nilo (laudes, panduras, flautas, trompas y arpas -entre otros-). Pero sobre todo la imagen de aquella Hathor se recordaba con las percusiones más escandalosas y en las palmadas (palmas); de lo que su símbolo por antonomasia fue la mano -y en un segundo término, el sistro (sonajero) o el menat (collar que se usaba como maracas)-. Ello porque aquellas percusiones y palmas que acompañaban las fiestas eran los ruidos más alegres y que precedían los cortejos de Hathor; cuyos sonidos de las "castañuelas" (egipcias) anuciaban los bailes y la llegada de las danzarinas de esta diosa de la belleza. Quienes tocaban ruidosamente los llamados "palillos" (o "castañetas"), usados por todo el Nilo para saltar y danzar. Originariamente este instrumento hecho con palos (hoy castañuelas) se tocó con dos trozos de hueso (o maderas) que representaban manos y que se hacían repicar, vibrándolos sostenidos entre los dedos. De ello consideramos que procede el amuleto y talismán egipcio, llamado Mano de Hathor; que fue tenido por uno de los más eficaces para combatir males (entre los más antiguos de los que se usaron en el Nilo).

AL LADO: Representación de unas danzarinas o procesionantes que rinden homenaje a Hathor. Pintura de la tumba de Menna (N. 69), de Tebas (fechadas hacia 1395 a.C.). Vemos en el fresco a concubinas tocando un sistro que lleva la imagen de la diosa: Cabeza con orejas de vaca coronada con el arco que se simula con la "pandereta" o mástil donde cuelgan los crótalos. Ritual que posiblemente represente a mujeres de un faraón (miembros del harén) o a nobles egipcias reverenciando a la diosa de la fertilidad y la música.
 

ABAJO: Amuletos egipcios propiedad del British Museum, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen. Se fechan entre los años 2181 al 2130 a.C., habiendo sido ese tipo de talismanes muy usados entre la V a la XII dinastia (2492-1786 a.C.). Observemos que entre estos ya se encuentra la llamada Mano de Hathor, que se consideraba en el III milenio como apotropaico. Siendo aquel talismán, con toda seguridad, el origen de los diversos colgantes con forma de mano que se usaron posteriormente y aún se utilizan en zonas del Mediterraneo -y cercanas a este-, para combatir el Mal de Ojo. Habiendo nacido en nuestra opinión la Mano Jamsa o Hemusa (tanto como las hechas por los fenicios entre los siglos X al III a.C.), de esa palma Hathorida. Incluso creemos que gran parte de la fuerza y el poder que se le concede a la higa aún hoy, procede de este talismán en forma de mano, que en Egipto fué uno de los más reverenciados.


Dice Horapolo (Jeroglífica, II, 119) que la representación de una mano significaba para los egipcios el hombre creador y que gusta de construir. Ello se ratifica porque en idioma del Nilo, "mano" ("id") también significaba "monumento, fuerza y potencia creadora" -y hasta vigor sexual-. Por su parte, Horapolo igualmente afirma que el signo de las dos manos juntas era el símbolo de la concordia (Jer. II, 11). Considerando algunos especialistas en semíticas que de ello en hebreo "dar la mano" (que se pronuncia "SCHLHE") ha conformado la palabra que en lengua de los judíos se usa para expresar "la concordia": SCHLUM. Por su parte, el talismán en forma de palma y dedos se usaba principalmente con fines curativos y es que -como veremos- el vigor sexual se enlazaba a su vez con las enfermedades venéreas. Dolencias estas que transmitían entre otros el tracoma, produciendo la ceguera; invidencia que se asociaba en gran parte a la música; puesto que como puede verse en los bajorrelieves de Egipto, una gran cantidad de los músicos allí representados son ciegos (teniendo las cuencas vacías).
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Enfermedad que en su mayor parte se debía al contagio de la Clamidiosis y que como dijimos era mal endémico en el Nilo, tanto que hemos visto, se conocía hasta no hace mucho con el nombre de "oftalmia de Egipto". De ello creemos que esta unión de la diosa de la música y la del sexo jugara un papel fundamental como patrona de los ciegos; debido a que los hijos de contagiados con esta bacteria venérea (la Clamydia Trachomatis), nacían invidentes. Debiéndose dedicar en su mayor parte al oficio de músicos aquellos bebés ciegos, para los que a pesar de su terrible estado, hubo abundante y prestigioso trabajo en el Nilo. Por su parte, el contagio de aquel tracoma era inevitable en un lugar con una densidad tan alta de población y una salubridad y clima tan duros como el de las tierras del faraón. Donde decenas de millones de personas apiladas a la orilla del rio, habían de compartir aguas que se mezclaban con todo tipo de residuios y llegaban hasta la desembocadura del Delta, tras haber pasado por miles de usos y habitantes. Pues como es sabido, en Egipto no hay más agua que la de este Nilo sacro, que por mucho que se pretenda filtrar en pozos (o con carbonos), no podía entonces ser liberarda de bacterias desconocidas y fatales, tales como las Clamydias.
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De todo ello consideramos que la ceguera y la música estuvieron tan íntimamente unidas, como el tracoma y la sexualidad; puesto que bien era sabido desde la más remota Antigüedad que todo nacido de contagiado con blenorragia (enfermedad a la que llamaban "estrangulación del sexo"), venía al mundo irremediablemente invidente. Por aquel motivo que la invocación con sonidos a la diosa de la fertilidad fuera fundamental en los partos, tanto que su mano se debió tomar como símbolo y talismán principal para la proteción del recién nacido. Ello porque esta diosa Hathor era tanbién la patrona de la medicina y en especial de la salud del recién nacido; como protectora de las parturientas, de lo que se la instaba como abogada del neonato para que aquel pudiera llegar bien (y sobre todo nacer con vista). Algo que en una gran parte de los casos no sucedía así, por la enorme cantidad de contagiados por tracoma y blenorragias que allí se daban. De lo que estos infelices que nacían en el Egipto Antiguo ciegos, rápidamente se tomaban bajo la advocación y protección de los templos de Hathor, donde se les enseñaba la música.
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Entendiendo nosotros ahora con gran facilidad -y después de años de estudio-, por qué aquel símbolo en forma de mano y señal de Hathor (de su percusión) era el talismán contra el "mal de ojo". Aojo o maldición que en los tiempos más remotos no era otra que la de la invidencia (tal como su propio nombre manifiesta). Enfermedad que se sabía transmitida por vía venérea, de lo que aquella ceguera se identificaba con los abusos sexuales o los contagios por falta de higiene de los padres (y de quien contraían la "llamada estrangulación del sexo" que hoy sabemos es la clamidiosis). Siendo así que a la diosa de la fertilidad y la maternidad (Hathor), se le rogara para que aquello no sucediera. Concluyendo que el origen de este amuleto en forma de mano, en nuestra opinión, seguramente naciera de las castañuelas (o palillos) de percusión "Hathóridas"; que se hacían con un trozo de madera en la que se tallaba "la palma y los dedos" de la diosa -y a veces también el rostro de aquella deidad de la música-.

AL LADO: Estela votiva procede de Cartago, de los siglos III al II a.C. (perteneciente al Museo de Cartago, al que agradecemos nos permita divulgar su imégen). Observemos en esta, junto al símbolo de la diosa Tanit (que es el caduceo) las dos manos, que consideramos se identifican con las de Hathor. Ello porque recordaremos que la diosa Tanit es asímismo Astarté y ambas son iguales en sus atributos y funciones a la Hathor egipcia. De lo que esa estela fenicia en la que observamos dos pamas abiertas, nos sugiere un pleno carácter egipciante. Significando aquellas no solo el símbolo de una salutación o la alabanza, sinó principalmente la mano Hathorida de la protección. Que como hemos visto, de ir unida y junto a otra palma, significaba además "la concordia" (al menos entre los pueblos semitas de influencia egipcia, como el hebreo o el púnico). Muy interesante es la observación de estas manos que contiene la estatuaria y amuletos fenicios, de las que se sabe nacen la Jamsa o Hemesha (Mano de Miram entre los judíos, o Mano de Fátima para los musulmanes). Concluyendo que estas son el origen de aquellas otras que han llegado hasta nuestros dían en talismanes protectores de los males del ojo y en forma de dedos (entre los que incluso se incluye "la higa" -ver entradas anteriores-).
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ABAJO: Magnífico ejemplar de baqueta en marfil de hipopótamo que representa la Mano de Hathor (pertenece a la colección Drovetti, a la que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Fechada en el periodo del Reino Nuevo, se tata de un "palillo" de percusión, para tocar panderetas o hacerse sonar por vibración golpeada contra otro, repicando. Su imagen es la que mencionábamos de la mano de aquella diosa de la belleza y de la música; con la que se esculpían en Egipto desde tiempos inmemoriales estas baquetas  para los tambores, los instrumentos de percusión y las castañuelas (los palillos).



Pero sigamos con Hathor porque como protectora de los partos y de los neonatos, ya vamos entendiendo por qué cumplía tantas funciones médicas (a la vez que el "patrocinio" de los invidentes). Siendo así que aquella, para poder contener mayor poder de protección se ayudó de otros dios; una deidad de la fealdad, llamado BES. Figura que ya hemos estudiado en anteriores entradas, y que tuvo gran éxito entre los fenicios. Pese a que su origen era egipcio y su uso apotropáico, realmente los que más lo reverenciaron fueron los púnicos; siendo aquel Bes feo y deforme, el compañero inseparable de Hathor; ya que con su terrible aspecto conseguía porteger a la reina de la belleza y de la bondad. De tal manera, se consideraba que este Bes bailaba junto a ella, espantando con su horroroso aspecto a los diablos y a los males; de lo que su capacidad ahuyentadora le dió gran categoría de apotropáico compañero inseparable de la musa de las artes. Un dios Bes que se asimilaba a la fealdad del sexo masculino y que se relacionaba con los enanos y bufones que vivían entre los nobles, cuidando de los hijos de aquellos y espantando de los palacios, a los malvados y a los envidiosos (que quizás podían dañar a los pequeños, tan solo por desear hacer mal al poderoso).
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Siendo considerada esta deidad llena de deformidades, también la representación misma del falo y de los testículos, que posteriormente pasó a ser el más eficaz talismán contra el Aojo. Mal de Ojo cuyo origen dijimos que estaba en las enfermedades sexuales (y que transmitían la ceguera); del que posiblemente se pudo intentar huir ascultando el pene. Tanto como cerciorándose antes de unirse a alguien de que los órganos sexuales de aquel con el que se iba a mantener una relación, no estaban infectados de blenorragia. Hecho este que quizás derivó a que Bes (tan feo como un órgano sexual masculino) fuera la garantía de no paceder el fatídico Mal de Ojo. Deidad que como se sabe, simbolizaba el falo y cuyo significado inicial pudo estar en el reconocimiento de los penes y sexos contagiados de venéreas (algo ciertamente fácil de detectar en determinada fase de la enfermedad que estudiamos). Por todo cuanto exponemos, este idolillo no se separaba de Hathor; tanto que siempre la acompañaba (figuradamente) en la danza. Quizás representando el baile de ella, la belleza de la sexualidad femenina; mientras Bes pudo simbolizar lo burdo del hombre en este campo (la fealdad del cuerpo y del sexo masculino). Considerando en nuestra opinión y teoría que de este Bes también nació el "dios del Ojo" fenicio, del cual viene directamente el amuleto del Nazar (el de la pupila azul).

AL LADO: Representaciñon fenicia del dios Bes en un amuleto de pasta vitrea del siglo VI a.C. (perteneciente a Túnez, Museo del Bardo al que agradecemos nos permita divulgar su imágen)
ABAJO: Baqueta de percusión en madera y con la representación de la mano de Hathor y la cabeza de esta diosa. Pieza fechada en el Reino Nuevo pertenece a la Colección Drovetti (a la que agradecemos nos permita divulgar su imágen).



AL LADO: Amuleto fenicio contra el mal de ojo en forma de mano tallada en marfil. Fechada en el siglo V, procede de Tharros (propiedad del Museo Nacional de Sanna al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Obsrvamos auquí una mano muy similar a las egipcias que de seguro fue utilizada como talismán con un uso igual (o muy semejante) al que tenían en el Nilo (ya desde épocas predinásticas).
ABAJO: Collar con amuletos y dios ojo fenicios, hallado en Olbia, fechado en los siglos IV al III a.C. (pertenece a Cagliari Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Esta deidad del ojo es el antecedente directo de la "pupila o cuenta del Nazar" y creemos que su cara y su aspecto proceden del Bes egipcio, con el que comparte rasgos y tipologia (tanto como su uso contra el Aojo).





















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