A) "DES-TARTESSIFICACIÓN" DEL TESORO DE EL CARAMBOLO: ¿Pueden ser las joyas de El Carambolo "simplemente fenicias"?.
La entrada de hoy, ha de comenzar primero por afrontar el tema de la "des-tartessificación" del tesoro; algo que se lleva proponiendo por los arqueólogos desde que se ha re-excavado el cerro Carambolo; que definitivamente se terminó de hacer hace pocos años, hallándose en las cercanías del lugar donde fueron encontradas las joyas, un templete fenicio. Ello, lleva a reconsiderar la "filiación" de las alhajas, tanto como para afirmarse actualmente que el tesoro es fenicio. Siempre bajo la idea de que pertenece al lugar sacro en que fué encontrado; por lo que al solo haberse descubierto allí unas "pobres piezas de tipo tirio o sidonio" y un santuario de esa religión (sin apenas importancia); la conclusión obtenida es que el Tesoro de El Carambolo es igualmente: Fenicio y sin mucha relevancia.
Pese a ello y con todos los respetos para quienes piensen de este modo, diremos que no es lo mismo un tesoro escondido en un lugar (como es el caso del que tratamos), a unos restos arqueológicos. Algo fácil de comprender en el caso de estas joyas, pues resulta imposible que alguien abandone un tesoro, para que este sea ocultado por el paso de los años. Por lo que si un grupo de alhajas, aparece bajo tierra, fuera de tumbas y ajeno a restos de enterramiento; ello implica que este ha sido ocultado. De ese modo siempre hablaron los que lo encontraron y estudiaron por primera vez y si leemos lo que expresa entorno a ello Juan de Mata Carriazo no nos cabrá la mínima duda de que se trata de un tesoro enterrado en el emplazamiento donde se halló. Así se refiere a él escribiendo: "No podemos saber a qué profundidad de la superficie se hizo su ocultación, pero sí que esta alteró la estratigrafía perfectamente regular que pudimos reconocer. Luego se ocultó después de arruinadas las construcciones antiguas, probablemente poco después" (1).
Tras ello, explica el profesor Carriazo que las joyas se enterraron en el fondo de una cabaña junto a un valioso ajuar de veinte piezas de cerámica cuya datación está entre los siglos VIII y VI a.C.. -de lo que el tesoro puede fecharse en esta misma época- (2). Explicando este arqueólogo, que se trataba de una ocultación. Enterramiento que se hizo justamente en lo alto de un cerro (muy señalado y orograficamente destacado) a poca distancia del rio; quizás con la intención de poder regresar a buscarlo. Dándose la circunstancia de que la cabaña en la que fué escondido, se destruyó y hasta quemó poco antes (o después) de ser introducido el ajuar en el subsuelo de ella. Lo que nos lleva a pensar que -probablemente-, tras poner alli el tesoro, se disimuló el movimiento de tierras, quemando y destruyendo el pequeño edificio en el que se introdujo.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Joyas puramente fenicias. Observemos como son mucho más egipciantes que El Carambolo y que su carácter, tanto como su simbología es muy semita o egipcia (Ank, Horus, Luna y Sol, Sol alado etc). No teniendo mucho que ver con el diseño de las halladas en Sevilla en 1958. De derecha a izquierda y de abajo arriba: 1-Colgante cartagines con media luna y sol (siglo VII a.C.) // 2-Colgante cartagines con el ojo de Horus (siglo V a.C.) // 3-Colgante cartaginés con altar y "botella" (siglo VI a´C.) // 4-Colgante cartaginés con cruz egipcia (siglo VII a.C.) // 5-Colgante cartaginés con medallón y simbología sumeria // 6-Colgante con medallón inscrito // (todas las joyas en el Museo Nacional de Cartago, al que agradecemos nos permita el uso de estas imágenes tomadas del libro de Sabatino Moscati, "Los fenicios"; Madrid 1988, página 376).
Múltiples ejemplos existen sobre apariciónes de tesoros ocultados durante una huida o una batalla. El Carambolo, que estaba perfectamente guardado bajo tierra, en un lugar inesperado (sin ajuar mortuorio, edificación importante, ni cadáveres cercanos) es -sin duda- un caso más de aquellas joyas que habían de ponerse bajo tierra para que no cayeran en manos del enemigo. Algo que sucedía comunmente cuando se producía una batalla o la ciudad era sitiada. Situaciones de peligro que hacían imprescindible poner a salvo las joyas, sobre todo para que no fueran tomadas por el enemigo (quien podía usarlas para comprar armas). Buscándose siempre un emplazamiento destacado y facilmente localizable -por si se podía regresar por el botín enterrado-; tanto como un lugar en el que pasase desaprecibido para que fuera imposible encontrarlas a "los ajenos". Por cuanto exponemos, creemos que la hipótesis de que las joyas de El Carambolo pertenecen al templo cercano al cerro donde fueron halladas, no es admisible. Sinó que más habría de pensarse que allí, en un emplazamiento tan poco importante fueron ocultadas, quizás por ser este lugar insignificante y no levantar sospechas.
Un caso muy similar sería el del Tesoro de Guarrazar que se sabe fué enterrado en las cercanías de la capital goda hacia el año 711 (d.C.) cuando los visigodos retroceden frente a la llegada de los árabes. El lugar que eligieron para ocultar gran parte de las joyas de la corona (o de la catedral de Toledo), fué una pequeña necrópolis a unos quince kilómetros de la ciudad, en el pueblo de Guadamur. Escondiéndolas allí se libraron -al menos- de que estas cayeran en manos del enemigo y fueran fundidas o repartidas como botín. Así alguien las guardó junto a una tumba, e hizo que permanecieran más de mil años bajo tierra (lo que obliga apensar que no pudo regresar por ellas). Sobre quienes ocultaban esos tesoros, es fácil entender que se trataba de sus propietarios más cercanos; o bien, aquellos que tenían por misión su guarda y custodia (debiendo evitarse siempre que fueran para los que atacaban la ciudad). de tal amnera, El Carambolo, es un caso similar al de Guarrazar donde aquellos que escondieron las alhajas, consiguieron situarlas en emplazamiento tan seguro que no fué encontrado hasta hace poco tiempo.
Por ello, muchos arqueólogos han opinado que ese ajuar se enterró con motivo de una gran batalla -o asedio- en el que posiblemente se viera obligado a huir el rey mas importante de la zona (el monarca de la capital de Tartessos). De aquello, podríamos deducir que el emplazamiento de este "palacio real" y de la ciudad más importante tartessia, había de estar muy cercano al Carambolo; por lo que no sería de extrañar que fuera la misma Sevilla (llamada por entonces Spali). En cuanto a lo que se refiere al momento en que pudo producirse la batalla o guerra que obligó a esconder las joyas reales, creemos (como muchos otros arqueólogos consideran) que fué en lo que se denomina como "caida de Tartessos". Unos hechos que se refieren a los decenios que van desde que Cartago vence a la flota griega en Alalia (año 531 a.C) y estos se asientan definitivamente como "dueños" del Sur de Iberia. Ello ocurre poco después de "expulsar" a los focenses de la órbita del comercio ibérico -a los helenos establecidos en la linea de Marsella a Ampurias(Massilia Emphoriom)-. Tras la victoria en Alalia, firman posteriormente un tratado Roma y Cartago (509 a.C.), para que nadie ajeno a los segundos pueda navegar siquiera por aguas cercanas a las Columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Con ello, Cartago, toma posesión y derecho monopolizado de explotación y comercio de toda las minas del Sur y del atlántico peninsular ibérico.
Poco después (a comienzos del siglo V a.C.) hay en las zonas de Tartessos, testimonio material de haberse mantenido luchas y guerras. Ello ha llevado a pensar a varios arqueólogos que tras su supremaciá y dominio de la Península, posiblemente Cartago atacó todo el Sur prehispanico y pudo destruir Cadiz (Gadir), para expulsar de alli a la población de fenicios (procedentes de Tiro y Sidón; con el fin sustituirla por gentes cartaginesas). Algo que se explica debido a que pocos decenios antes también las ciudades de Tiro y Sidón, habían caido en manos asirias y Fenicia prácticamente desapareció. Este hecho de la desaparicion de las capitales de Oriente Medio, hizo crecer a Cartago, cuando muchos de aquellos huidos desde la "madre patria", se habieron de refugiar en sus nuevas tierras (en lo que hoy es Túnez y en las colonias fenicias del sur ibérico).
De tal manera, al caer Tiro y Sidón, Cartago comienza a adueñarse de las rutas comerciales de Occidente intentando que nadie más que ellos comercie con los metales del Atlántico (tanto como de los territorios y ciudades antiguamente fundadas por Tirios y Sidonios: Gadir, Malaka, Sexi etc). De lo que lo más probable es que cuando vencen a los griegos en Alalia para echarles definitivamente de las zonas de metales de Iberia (en el 531 a.C.) y luego pactan con los romanos, para quedarse con el monopolio de la navegación tras el Estrecho de Gibraltar (509 a.C.). Después pasaran a destruir Gadir (Cádiz) y otras ciudades habitadas por tirios y sidonios en nuestras tierras. Tras lo que también harían lo mismo con las urbes aliadas de esos tirios, sidonios; de lo que suponemos que en los comienzos del siglo V a.C., pudieron atacar los cartagineses Tartessos y a sus principales urbes -lo que seguramente hizo desaparecer su civilización y huir a sus élites-. De esta época creemos que procede la ocultacion del tesoro que estudiamos y que por los hechos relatados fuera enterrado en un santuario fenicio (dentro de una cabaña); debido a que aquel sería un lugar que los cartagineses no profanarían (por ser de su religión) y tampoco levantaría sospechas (al tratarse de una simple casucha quemada en el alto de un cerro).
Esta que hemos presentado es nuestra teoría del por qué se halló en tan minúsculo templete fenicio, un tesoro de tal importancia (en las cercanías de la ciudad de Spali, que pudo ser la capital de Tartessos). Por lo demás, creemos que resulta un sinsentido pensar que aquellas joyas pertenecieran a un santuario tan insignificate como el que había en el Carambolo. Considerando que afirmar que El Tesoro Carambolo pertenece a aquel templecillo es como aseverar que las halladas en Guadamur, era el tesoro de la ermita y necrópolis del campo de Guarrazar. Lo que implicaría considerar nada más y nada menos que este pequeño pueblo, era el lugar donde los visigodos tenían su capital y donde celebraban sus concilios, para ofrecer sus coronas aúreas... (olvidándose de Toledo, sus concilios y su catedral).
Tras lo anteriormente expuesto, aportaremos además otros datos que demostrarán que las joyas de El Carambolo no son propiamente fenicias. Sin tener que recurrir a plantear una discusión comparativa, desde el punto de vista técnico (que no llevaría nada más que a manifestar opiniones).; y sin dejar de tener como cierto que la orfebrería oriental era de la mejor calidad en los siglos VIII al VI a.C. (pudiendo haber sido importadas desde Tiro o Sidón directamente, las de Tartessos). En todo el tesoro aparecido junto al Guadalquivir existe un problema de "carácter" para poder considerarlo como orfebraría fenicia. Puesto que no solo su abundancia en metal es extraña, sinó que su forma y diseño es muy distinto alde otras alhajas cartaginesas (de Tiro o de Sidón). Por lo que quizás, para comprender primero de dónde pudo venir la inspiración de su diseño y tipología, tendríamos que ver antes que nada su significado y otros tesoros cercanos a Grecia (chipriotas o cretomicenios):
Sobre el que estudiamos de Sevilla, ya sabemos sobradamente que sus pectorales son simbólicamente dos lingotes cretenses, de tipo "piel de toro" (llamados por muchos Keftius). Asimismo, vimos que estas piezas son iguales -o muy semejantes-, al primer "Talento" con el que se comerció el cobre por todo el Medriterraneo. Grandes lingotes cúpreos que tambien dijimos en numerosas ocasiones, eran originarios de Creta y de Chipre. Creados en época de Minos, el Imperio Minioco y sus seguidores, comercializon con ellos el cobre desde el siglo XVII, hasta el IX a.C (y desde Oriente Mediterraneo hasta Cerdeña ). La procedencia de las joyas del CArambolo entonces apunta a Creta y Chipre, al aparecer como principal figura al Lingote-Talento que luego marca toda la ponderacion monetal griega -peso que rondaba los veniticinco kilos y sería el antecesor de la medida para metales griega llamada Talento-.
BAJO ESTAS LINEAS:
(talento) cretomicénico, procedente de Chipre y datado en el siglo XVI a.C., cuyo diseño copia el Tesoro del Carambolo (imagen tomada del libro "Chipre" del profesor Vassos Karageorghis, Barcelona 1971, foto 61, que ya hemos icluido en otra entrada). Estos Talentos que suponían un valor en "cabezas de ganado", imitaban como hemos repetido varias veces, a una piel de toro -en su forma-. Ellos son los que posteriormente darían origen a todo el sistema monetario y económico griego.
En lo que se refiere al cálculo del nivel de vida (pese a que los bienes que entonces existían y los que hoy existen nada tiene que ver), podemos establecer una relación con arreglo al patrón plata. De tal manera si el sueldo era de 1/2 Dracma diario o 15 Dracmas al mes; de ello resulta que aproximadamente se refiere a 2,15 gramos dia o 65 gramos de plata mensuales, para una familia de tres personas. Sabiendo que hoy el gramo de plata está a un euro aproximadamente, el cálculo de sueldo medio es que 65 gramos = 65 euros; pero que equivalen a unos 650 gramos plata hoy (aproximadamente 650 euros). Así el nivel de vida traducido a sistema monetal quedaría en 1/10.
Pese a ello, estamos hablando de la Grecia Clásica y de una zona riquísima entonces; por lo que si traducimos estos valores a otros tiempos y areas -como la Península Ibérica (en años cercanosal Carambolo)-, quizás hay que volver a multiplicar de nuevo por unas 10 veces. De lo que el nivel de vida entre nuestra Sociedad y la del Tesoro de El Carambolo, habíamos dicho que sería calculable entre 100 y 200 veces más cara. Por ello y teniendo en cuenta que el peso del tesoro que estudiamos supera los tres kilos de oro puro, estando actualmente el oro trabajado a unos 40.000 euros kilo, su valor para crearlo hoy, no bajaría nunca de 120.000 Euros. Tras ello, si multiplicamos este valor por 10 (aproximadamente), nos saldría su precio en la Grecia Clásica = 1.200.000 euros; y si lo volvemos a multiplicar por otras diez veces, nos puede dar el valor el aproximado del Tesoro de El Carambolo en la Península Iberíca y el Mediterraneo, para la época en que se encargó (siglos VIII-VII a.C.) = 12.000.000 euros. De ello consideramos que se trata de las joyas de la Corona de Tartessos y no puede ser nunca un tesorillo de un templo (ni menos para ser colocado sobre toros o animales que pueden destrozarlo en el primer golpe).
Prosigamos con el simbolismo, caráter y significado del Tesoro. Del cual, en primer lugar hemos de analizar su estilo y diseño; llamándonos mucho la atención, su decoración en semiesferas, junto a lo que llaman "rosetas encapsuladas" (adornos con forma de "margaritas). Algo, que en verdad creemos que mejor sería denominar "flor solar", ya que se corresponde precisamente a un símbolo del sol y tipicamente masculino en las religiones orientales. De ello, este diseño que raras veces aparece en la orfebrería fenicia, sí podemos encontrarlo repetidísimo en toda la joyería creto-micénica, chipriota y griega; ya desde periodo Minoico (antes del siglo XVII a.C.), hasta la Edad Clásica. Asi, durante casi un milenio, en toda la orfebrería cercana a Grecia, Chipre y Creta aparecen estas "rosetas encapsuladas", junto a semiesferas o bolas gruesas de ornamentacion (principalmente en las joyas reales). De tal manera vamos a ver algunos ejemplos de lo que decimos:. BAJO ESTAS LINEAS: Dos diademas de oro procedentes de Kitión (Chipre), fechadas en los siglos XIV-XIII a.C. Observemos que sus motivos decorativos son extremadamente parecidos ya a los que tiene el Tesoro de El Carambolo (datado más de medio milenio después). Del mismo modo, los dos lingotes (talentos) con forma de piel de buey de las alhajas sevillanas, son también e tipologia creto-chipriotas y similar a joyas de tipo anatolio, anteriores al siglo XVIII a.C..
JUNTO A ESTAS LINEAS: Collares de Oro, procedentes de Enkomi (Chipre) fechados hacia el siglo XIII a.C.. Pese a que nos pueda resultar extraño; las cuentas del collar gruezso tienen forma almendrada, de "lingotes de oro". Siendo esa la apariencia que le daban los fundidores, a las piezas con las que comercializaban el oro y plata (pareciendo una bulla, pero con un diseño también semejante a la piel del toro). De tal manera, en ambos casos vemos de nuevo un gran paralelismo entre las joyas de Tartessos y las de Chipre; aunque, curiosamente se distancian en casi más de medio milenio.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Cabeza de toro en oro; Cretense del periodo minoico, con unas figuras en la frente que son muy semejantes a la decoración del Carambolo. Teniendo en cuenta que los pectorales de Tartessos simulan la piel del buey y aquí vemos igualmente al bóvido con la testud galardonada por un símbolo solar (o planetario; una bola central y ocho que la rodean); no es extravagante pensar que el paralelismo de las joyas del Bajo Guadalquivir es mucho mas cercano al mundo minoico, chirpiota, micénico y griego (que al fenicio). Sin duda, toda la orfebrería mediterranea desde los siglos XV al V a.C. es muy semejante; aunque en ella hay unos caracteres que diferencian unas áreas de otras. Entre estas se encuentra el hecho de que las joyas greco-minoicas son mucho más pesadas, robustas, ostentosas y estén decoradas con motivos que para nada recuerdan a joyería de Egipto. Muy por el contrario, la orfebrería fenicia se acerca mucho al mundo egipciante y asirio (lo que quiere decir, que es más refinada, de un diseño más sofisticado y apenas se representan animales). Por lo demás es muy rara la pieza que tenga un gran peso entre los fenicios, mientras su trabajo suele ser minucioso en el taller de orfebre. Por el contraio, el caso de las encontradas en Camas (Sevilla) son tipicamente de tipo cultural anatolio o creto-micenio; lo que lleva a pensar que son de Tartessos (una mezcla del mundo fenicio y del anatolio, decantado en Iberia).Algo que se justifica finalmente porque algunas piezas superan el medio kilo de oro puro (un hecho inusual en joyeria fenicia, pero que se da entre la orfebreria de la Grecia Arcaica). (2) Op.cit. pags. 45 y 47. De una misma forma se refiere J.M. Carriazo al hallazgo; siempre hablando de tesoro ocultado, enterrado o escondido. Tal como se expresa en "Tartessos y el Carambolo" (Patronato de Museos, Madris 1973). Cap. I, 1º; Hallago y yacimiento, pag. 125 y ss. En nigún caso vemos entre quienes excavaron el tesoro al ser encontrado una referencia a pensar que aquellas joyas procedieran del lugar en que fueron halladas. Considerándose siempre un tesoro escondido en lugar recóndito tras una batalla o en una huida. (3) Datos tomados del libro HISTORIA SOCIAL Y ECONÓMICA DEL MUNDO HELENÍSTICO: de M.Rostovzeff. Espasa Calpe, Madrid 1967. Tomo I, Páginas 271 y ss. ; Tomo II, páginas 1325 y ss. ; 1485 y ss; 1488 y ss.
EXCELENTE TRABAJO..
ResponderEliminarMuy agradecido por sus palabras
ResponderEliminarMuy Sra. Mia:
ResponderEliminarAgradezco sus palabras, aunque no las entiendo del todo. En lo que se refiere a la "rotura" de la cadena y la "pérdida" de la "estrella", no creo que sea algo accidental (como Ud. expresa). Sinó más bien un hecho muy pensado e intencionado, cuyo motivo sería el llevarse ese "sello" con el fin quizás de poder distinguirse el dueño del tesoro, tras esconderlo y darse a la fuga (para poder regresar por las piezas escondidas, o bien para ir a otro lugar y darse a conocer como dueño o propietario de aquellas joyas -lo que implicaría ser una persona principal de Tartessos).
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Por último quedaría por saber si es una estrella o es una flor de luis; ya que aquellas decoraciones parecen más bien lises. Finalmente, la estrella de ocho puntas en español se denomina "estrela de doctoris" (de ocho =dócto) siendo su uso mucho más reciente y documentado entre los mudéjares (habiendo utilizado la misma para distinguerse en universidades y estudiosos a los que se condecoraba con este galardon como "docto"ris).
Esperando haber respondido a sus palabras.
A.G-M.S.