Nuevamente hoy trataremos de la pervivencia milenaria de los modelos en joyería, tanto como del interesante tema que subyace en ello: Su uso de talismán de aquellas en amuletos, símbolos y formas que han permanecido casi idénticas durante decenas de siglos. Nuevamente, la entrada va a ser fundamentalmente gráfica, dado que internet -con su posibilidad de divulgar imágenes-, ha facilitado tremendamente el estudio de la arqueología y fuentes comparadas. Basándonos para nuestro análisis -de nuevo- en la documentación del Museo Etnográfico de Castilla y León, al que agradecemos nos permita divulgar imágenes de sus piezas -Museo dirigido por Carlos Piñel, creado por su director, junto a Joaquín Diaz (cuya fundación interviene directamente en las colecciones y en el museo) y que contiene los importantes fondos donados por Luis Cortés-. Igualmente, centraremos nuestro estudio de arqueología comparada y costumbres populares que han permanecido durante milenios, en los trabajos y conversaciones tenidas con Joaquín Diaz (catedrático honorario de folklore), tanto como con Carlos Piñel -deseando que les agraden nuestras conclusiones-.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Botón masculino del siglo XIX, procedente de Salamanca y propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León (Zamora). Su imagen -que agradecemos nos permitan divulgar-, se encuentra en el catálogo MUSEO ETNOGRÁFICO DE CASTILLA Y LEÓN (ed. 2004, página 163). Observemos el increible parecido que tiene esta pieza de hace unos ciento cincuenta años, con el botón etrusco -de más de dos mil quinientos de antigüedad-, que publicábamos al final de nuestra anterior entrada. Cierto es que los modelos en joyería pueden repetirse durante milenios, pero más cierto parece que para esta constante "imitación" se suceda, ha de haber un nexo cultural. Hablando con Carlos Piñel, siempre comenta que en su opinión el hecho que más le hace pensar en la existencia una unidad cultural entre Tartessos y Etruria, se encuentra en su joyería (muy semejante en algunos casos). Por lo demás, este botón del tramo final de La Ruta de la Plata, parece dar testimonio de que quizás ha permanecido vivo durante milenios ese intecambio cultural que pudo existir entre los etruscos y los tartessios.
Igualmente asombrará observar que los amuletos y talismanes han permanecido igualmente durante miles de años. Pero en este caso, lo verdaderamente increible es que muchos de ellos se utilizan para un mismo fin, entre los que destaca la "sanación o prevención" del Mal de Ojo. En nuestro trabajo referente al "aojo y la higa", publicado por la Fundación Joaquín Diaz (1), llegábamos a la conclusión sobre el origen de estos amuletos con forma de manos que servían para curar el funesto "aojamiento", que tenían como más antiguos referentes y principios en: La "Mano de Hathor" y el "Ojo de Horus" (egipcios). Talismanes, el primero en forma de palma con cinco dedos extendidos y el otro, de un ojo tatuado. Amuletos, que seguramente dieron origen a los diferentes dijes que para el mismo fin se crearon por los fenicios. Abalorios contra el Mal de Ojo que entre los púnicos se representaban en la forma de una cuenta de collar en pasta vitrea, con ojos pintados (fundamentalmente en azul, como si la pupila de ese color perteneciera a la de gentes enemigas). Pero también fabricaban los fenicios el Ojo de Horus (Utjad, típico ojo con cejas egipcio), donde se figuraba la ceguera del dios por obra del malvado Seth, quien dejaba tuerto al hijo de Osiris; narrando el mito los ciclos del cielo que cada 29 dias y medio quedaba con una "luz" vacía (en la Luna Nueva).
Como decíamos en nuestro trabajo, la relación de Hathor y su mano, como talismán para combatir el aojamiento en Egipto; nace -en nuestra opinión- de que este "mal" se relacionaba con las enfermedades venereas. Cuyo contagio, producía irreversiblemente la ceguera (entre otros males); siendo epidiemia o mal endémico en Egipto Antiguo la Chlamidya Trachomatis, bacteria que produce el tracoma. Esta útima enfermedad se contrae fundamentalmente por contagio venereo y con las condiciones de salubridad y falta de higiene en el Nilo (tanto como debido al Sol y arena del desierto), hacía que casi un tercio de la población terminara con las cuencas de los ojos "vacias" (afectadas de tracoma). De este modo, y siendo la diosa Hathor la deidad protectora y generadora del sexo (una compleja Venus egipciaca), parece normal que su mano fuera el talismán ideal para combatir el "mal de ojo" -Al igual que el Utjad (ojo del Horus, al que dejaba "el diablo" tuerto, pero que luego era curado)-. De estos y algunos similares talismanes nacieron seguro los que más tarde se siguieron utilizando por fenicios, griegos, romanos e iberos. Entre los que nos han llegado la "higa" o "figa"; que es un puño cerrado del que sale entre el dedo índice y el medio, el dedo gordo (semejando el sexo femenino). Tanto como en el mundo árabe existe otro protector semejante llamado "la Mano de Fátima" y que también tienen los hebreos con el nombre de Mano de Miriam; consistente en una palma abierta que por lo común puede llevar en su centro un ojo (un sello de Salomón, o una Media Luna).
JUNTO A ESTAS LINEAS: Escarabeos egipcios del siglo XXII a.C., que pertenecen al British Museum (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En estos amuletos que comunmente se denominan escarabeos -por haber sido su representación más conocida la del escarabajo-, vemos claramente la Mano de Hathor, varias veces. Otros talismanes con forma de pierna, aves y partes del cuerpo humano (hígado, el Ojo de Horus etc) completan este collar; en el que también se encuentran repetidos dijes que parecen representaciones del sexo masculino esquematizadas. Aunque nos parezca extraño, estos amuletos vamos a verlos casi iguales durante miles de años, hasta llegar a nuestro tiempo; durante más de cuarenta siglos y guardando un significado y utilidad muy semejantes.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Como ejemplo de lo que decimos, recogemos esta imagen del libro de Carlos Piñel, "La Belleza que Protege" y que contiene los amuletos mas comunes usados en Castilla hasta el siglo XX (2). Observemos como entre estos talismanes hay formas completamente comunes a las que cuelgan del collar egipcio anterior (del siglo XXII a.C.): La Mano (figa), el Cuerno (fálico), la Concha (Venera) o el coral en forma de puño (mano de Hathor). Estos amuletos castellanos se utilizaban fundamentalmente para combatir el aojamiento, cuyos males se manifestaban en múltiples enfermedades, dolencias y horrores. Un daño que se transmitía por la mirada y que afectaba a todo ser vivo (desde la gallina, hasta el hombre más fuerte podía ser aojado). Los más débiles y envidiados, como niños, mujeres bellas, embarazadas y gentes de buen aspecto; eran blanco preferente de aquella observación envidiosa que transmitía el Mal de Ojo a la persona, para cuya curación (o protección) se colgaban estos cuernos, falos o higas.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Cinturón de niño contra el "mal de ojo". Como hemos dicho, a los más débiles era a quienes la mirada del "aojador" podía afectar de manera peor, contagiando su tétrico pensamiento a través de la pupila. De ello, que al menos desde los siglos XVI al XX, se protegiera a los pequeños con estos cinturones plenos de amuletos (costumbre testimoniada por los cuadros de niñitos portando estos amuletos). En el de la imagen, cinto pleno de dijes que es propiedad de El Museo Etnográfico de Castilla y León (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen) (3). En este ahuyentador del mal vemos solo dos "protectores" cristianos (una Virgen en escapulario y un angelito, que más parece un Cupido), y cuatro "amuletos" totalmente paganos: El trozo de coral, con forma de puño (Figa), El Ojo, un colgante en forma de "falo" y un cuernecito. Talismanes todos usados curiosamente por la brujería (tan perseguida por la Inquisición en Castilla), pero que con toda tranquilidad se ponían al niño en su infancia, para prevenirle de males.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Página 148 de nuestro estudio sobre la Higa (4), en el que recogemos los talismanes "higa" contra el aojo más antiguos que hemos podido hallar en la Península Ibérica. Figas y piernas en hueso, procedentes de tumbas del Tesoro de Villaricos (Málaga), fechadas entre los siglos VI al III a.C. . Con estos podemos constatar que la Higa o Figa, llegó al menos en aquellos siglos a nuestras tierras y de manos de los fenicios, al igual que las piernas y otros amuletos de tipo egipcio (como el ojo de Horus, que igualmente aparece frecuentemente en nuestras tierras desde la llegada de los púnicos a ellas).
Más curioso, es ver la aparición ya en la orfebrería ibérica de objetos votivos en forma de falos y medias lunas desde el siglo VII a.C.. Un ejemplo de ello es uno de los collares del Tesoro de la Aliseda (Cáceres); datado en esta época y que se halló en plena Ruta de la Plata. En este podemos observar las características "medias lunas con lengua (o semiesfera)" que lucirán hasta el dia de hoy las cacereñas en muchos de sus pendientes y sobre todo en sus collares. Formas de creciente con un círculo dentro que se viene usando en Cáceres como talismán, para niños y mujeres, desde tiempos inmemoriables (al menos desde el siglo VII a.C. tal como atestigua el collar que a continuación vemos.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Uno de los collares del tesoro de La Aliseda (Cáceres) fechado en el siglo VII a.C. -Propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos deje divulgar su imagen-. Obsérvese sus amuletos en forma de "media luna con lengua" iguales a los que aún usan las cacereñas, tanto como otros "rulos" de clara forma fálica (que sin duda alguna se refieren también a talismanes contra el Mal de Ojo y nos recuerdan a los colgantes "mazas o porros" que aún lucen muchas mujeres de Salamanca o Zamora). Unos y otros son adornos que se han conservado casi exactos en su valor y utilización en la zona Norte de la Via de la Plata.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Joyas fenicias del siglo V a.C., pertenecientes al Museo de Cartago al que agradecemos nos permita divulgar su imagen. En la de arriba, observamos la "media luna con lengua", igual a las que aparecen en Iberia desde el siglo VII a.C. y que se han conservado hasta nuestros dias como amuleto. Abajo, un idolillo que denominan en forma de "botella", cuyo trabajo en granulado se asemeja mucho a los de la orfebrería ibérica.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Elementos decorativos de los Pendientes y colgantes de mujeres zamoranas y salmantinas, llamados Porros (5). En opinión de algunos son un símbolo fálico, aunque Carlos Piñel considera que este aspecto es pura imaginación y cree que solo tienen una función decorativa. Nos permitimos desentir en este punto con el director del Museo Etnográfico de Castilla y León, considerando que en nuestra opinión son claramente "falos", muy relacionados con los adornos fenicios, ibéricos y romanos que las mujeres, hombres y niños lucían, para protegerse del "mal de ojo". Observemos que en su final, tienen estos "porros" una terminación que claramente alude a un glande; algo que como se sabe es el símbolo pagano del talismán contra la mala suerte y el aojamiento. En nuestro estudio sobre la Higa, explicábamos extensamente el "por qué" de este carácter mágico de las figuras en metales con forma de falo, del que sobresale el glande. Algo que en época romana fué tan común, que prácticamente ningún ciudadano o casa carecía de un talismán con aspecto de falo, para evitar el Fascinus (aojamiento).
JUNTO A ESTAS LINEAS: Las famosas lúnulas o crecientes que se usaron como amuletos hasta nuestros días en areas cercanas a la Via de la Plata. En la imagen, podemos ver algunas de los siglos XVIII al XX, propiedad del Museo Etnográfico de Zamora (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen) (6). Es muy curioso que algunas sean exactas a las fenicias e ibéricas, con una lengua o semicírculo en su centro, que seguro nos habla de la Luna y sus Cuartos. Pero también nos recuerdan a los falos romanos, que eran exactamente iguales: Teniendo una Higa (puño) en un lado, en el contrario un pene con el glade saliendo, formando ambas figuras una "c" a modo de luna. Bajo ellas, en el centro de la "C", ponían regularmente los testículos, justo en el mismo lugar donde esta lúnula guarda su semicírculo. Por lo demás, otros amuletos con forma de Luna eran simples (tal como vemos, guardando la forma de el Creciente) y algunos llevan hasta la cara del satélite, en una manera muy similar a como lo representaban los romanos (con boca nariz y ojos).
JUNTO A ESTAS LINEAS: Collar del siglo XVII-XVIII, formado por corales de varias vueltas y con un dije central a modo de amuleto, similar a un cuernecito. Sin duda alguna estos collares tenían un valor de protección entre los habitantes de el area norte de La Via de La Plata, tanto que Carlos Piñel y Joaquín Díaz narran como hasta no hace mucho, casi todas las mujeres del campo en la zona de la Sierra de Gata hasta Astorga, a diario lucían estas piezas. Pudiéndose ver solo cincuenta años atrás, ancianas cargando cántaros en la cabeza, o subidas a un borriquillo, que llevaban collares de este tipo (algunos de ellos, piezas de gran valor y antigüedad). El que presentamos es igualmente propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen (7). Muy interesante es el cuernecillo central, que se trata de un amuleto clásico contra el aojo; relacionado con la "bulla" y el símbolo de masculinidad: El cuerno-falo.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Collar con corales, esferas y maza central. Llama la atención el parecido de estos dijes con los fenicios, así como la aparición de una figura con forma fálica en su colgante central. Igualmente, las esferas en metal, que adornan el collar, son muy similares a los abalorios con ojos que eran comunes entre los púnicos (como veremos). Se trata de otra pieza propiedad del Museo Etnográfico publicada por Piñel en su libro sobre orfebrería y talismanes (a los que agradecemos nos dejen divulgar su imagen) (8).
JUNTO A ESTAS LINEAS: Collar de la zona de Aliste, en el cual vemos dos símbolos cristianos (la virgencita, posiblemente de El Rocío, y un Cristo). El resto (a excepción de un portafotos) son abalorios y cuentas que nos recuerdan sobremanera a los fenicios. Teniendo pintados los típicos "ojos" azules de los dijes hechos en pasta vitrea por los púnicos. El collar es propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León al que agradecemos nos permita divulgar su imagen (9)
JUNTO A ESTAS LINEAS Y BAJO ELLAS: Collares de cuentas hechos en pasta vitrea fenicios (hacia el siglo V a.C.). Observemos en ellos los característicos ojos (comunmente azules), que servían para proteger al que lo portaba contra el aojamiento. Un uso que igualmente se da en nuestros días; así aún hoy podemos comprar en las zonas del Egeo y Costa de Asia Menor, estos collares o pulseras con iguales cuentas, para evitar el Mal de Ojo. Observemos el parecido con muchos de los dijes que tienen los collares y adornos de la Ruta de la Plata (usados durante siglos también como talismanes).
JUNTO A ESTAS LINEAS Y BAJO ELLAS: Collares de cuentas en corales procedentes del Norte de la Ruta de la Plata (siglos XVIII-XIX). Ambos son propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León al que agradecemos nos permita divulgar sus imágenes. El primero, a nuestro lado, (10) consta de varias vueltas simples en coral y es casi igual que los más sencillos collares del antiguo Egipto; pareciéndose realmente a los más simples "Usej" (en las primeras dinastias, hacia el 2700 a.C.). El segundo (11) contiene dos amuletos diferentes: Las características bolas, que en este caso es metálica y parece que tiene los "ojos fenicios" y en su final una curiosa higa hecha con un trozo de coral, que recuerda claramente al puño cerrado.
JUNTO A ESTAS LINEAS: Collar ancho (Usej) hallado en la momia de Neferuptah (Longitud 36,5 ctms.; encontrado en la pirámide de ella, perteneciente a la XII dinastía; hacia el 1800 a.C.). Los pectorales y collares que llevaban la gran mayoría de las egipcias, nos recuerdan sobremanera a estos que en la zona Norte de la Ruta de la Plata lucían hasta no hace mucho una gran parte de sus mujeres. Quizás analizando el valor y significado que estos adornos tenían en las actuales provincias de Cáceres, Salamanca o Zamora, podemos comprender algo más sobre el significado de el Usej y la Menat egipcios. Collares y pectorales que guardaban propiedades mágicas y religiosas de gran simbolismo (relacionadas con la diosa Hathor, protectora del "mal de ojo").
JUNTO A ESTAS LINEAS: Finalmente recogemos un curioso collar también de tierra de Aliste y datado en el siglo XIX, igualmente propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León (Zamora) (12). En este vemos entre las cuentas de pasta vitrea (algunas de las que parecen ojos), dos "protectores": Uno pagano, como es la "avellana de azogue", al lado del símbolo cristiano (El Crucifijo). La "avellana de azogue", como se llama a esta càpsula que contiene teóricamente mercurio, se relacionba con la curación de enfermedades, pero igualmente procede su culto del Mal de Ojo. Ello debido a que para combatir el aojamiento desde tiempos romanos se realizaban "experimentos" o rituales en aguas, para leer las burbujas. Entre ellos el de hundir en el líquido un cuernecito amuleto y contar las burbujas que junto a este se adherían. De ese "ritual" procede la "bulla" contra el mal de ojo y toda "bulla" que como cápsula "medicinal " o mágica simboliza la curación o el perdón. Puesto que en ciertas "ceremonias de curación" del aojamiento, se hundía algún amuleto en agua, que al ser tomado por burbujas adheridas durante unas horas y reflotado a la superficie, hacía considerar que se había curado el Mal. De estas "bullas" (burbujas) y su sentido sanador, parece ser que nace hasta la palabra que toman posteriormente los romanos para indicar la concesión del perdón de los pecados (la Bula).
CITAS:
(1) EL CUERPO EN LA TRADICIÓN Fundación Joaquín Díaz, Valladolid 2007: HIGA, HIGO, HÍGADO Y AOJO (MAGIA RELIGIÓN Y MEDICINA). Pags. de la 42 a la 149.
(2) LA BELLEZA QUE PROTEGE; Carlos Piñel. Zamora 1998
(3) Cinturón amuleto contra el aojo, del siglo XVIII-XIX. La foto está tomada del libro sobre la exposición del Museo Etnográfico de Castilla y León: ENSERES (página 166). Exposición comisariada por Carlos Piñel y Joaquin Díaz, realizada en los años 2002-2003; de cuyo catálogo editado por el Museo en igual fecha hemos tomado la imagen.
(4) Op. Cit.(1), página 148. En la parte inferior higas y pies en amuletos fenicios fechados del siglo IV al III a.C.
(5) Pendientes o colgantes procedentes de Aliste; llamados Porros. Se trata de la figura N. 64 del libro de arlos Piñel citado (2): La Belleza que Protege.
(6) Foto tomada del Linro ENSERES. Exposición del Museo Etnográfico de Castilla y León comisariada por Carlos Piñel y Joaquín Díaz. (Enseres, pag. 214; Zamora 2003)
(7) Collar de la zona de Aliste o Tierra de Alba, foto tomada de la pag. 67 del libro "La Belleza que protege" de Carlos Piñel (ver cita 2).
(8) Collar con Maza y corales. Procede zona de Sanabria. Foto tomada de la página 69 de libro "La Belleza que Protege" (ver cita 2).
(9) Collar procedente de Aliste (Zamora) . Foto tomada de la Pag. 32 del libro de Carlos Piñel "La belleza que protege" (Ver cita 2)
(10) Collar de Aliste, foto tomada de la página 68 "La belleza que protege".
(11) Collar procede de Aliste en su centro una clara higa de coral. Foto tomada de la página 66 libro "La belleza que protege".
(12) Collar alistano, con cruz y avellana de azogue, pasta vitrea. Foto tomada de la página 63 del libro de Carlos Piñel: "La belleza que protege".