martes, 3 de marzo de 2015

LOS BUEYES DE GERIÓN Y EL ALTAR PIEL DE TORO (Capítulo 99 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo")

ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las más de ciento cuarenta entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/03/indice-de-articulos.html


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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Estela de Écija de etapa tartéssia, numerada como IV del Alto la Moranilla y fechada entre los siglos XI al VII a.C. (perteneciente al Museo Arqueológico de esta preciosa ciudad, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Inscritos en la losa se aprecian figuras resueltas de manera geométrica, en formas rectangulares y de difícil comprensión -pese a contener una enorme belleza plástica-. Debido a ello, en la fotografía al pié de este párrafo repetimos la imagen, marcando con líneas blancas sus dibujos. Pudiéndose distinguir claramente que lo allí grabado es un hombre (guerrero o sacerdote), tocado con casco -o coronado-, sujetando un puñal con la mano izquierda y con su escudo a los pies. Asimismo en el lado opuesto (a nuestra izquierda) se observa un altarcillo del que emerge una columna o betilo sagrado; por lo que deduzco que quizás el personaje se trate de un noble-sacerdote, recordando la escena un momento ritual o bien de sacrificio. En la presente entrada hablaremos de los altares de época tartessia, de los que sabemos como los más importantes templos y recintos sagrados contenían aras de arcilla con forma de piel de toro. Mesas construidas con piedras y arena, guardando la línea del antiquísimo lingote cúpreo, denominado por su diseño "pellejo de buey" (y por su procedencia "Keftiu" = Cretense).

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A) INTRODUCIÓN:
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Iniciamos aquí un segundo ciclo de estudios en el que continuaremos incluyendo trabajos sobre el mundo tartessio e ibérico y su relación con las civilizaciones más antiguas del Mediterráneo (de Anatolia, Oriente Medio, Egipto o Mesopotamia). Siguiendo en el empeño y con nuestra finalidad por descubrir, dar a conocer y comprender; los paralelismos de desarrollo o las aculturaciones de la Península durante ese final de la Edad del Bronce, inicio del Hierro. Momento sin apenas literatura e Historia en nuestras tierras (protohistóricas por entonces), pese al enorme y complejo proceso de colonización que sufrió durante estos siglos que van del X al el VII a.C.. Una transformación importada y realizada principalmente por gentes venidas por mar, desde el lejano Levante Mediterráneo. Llegadas primeramente de Anatolia, Chipre o Creta, y más tarde -ya durante el Hierro- desde Fenicia o de la misma Hélade. Influjos y convulsiones colonizadoras que provocarían el nacimiento de Tartessos, como civilización que aglutinaría en sus inicios la aculturación cretochiprota y algunas más orientales. Para definitivamente culminar como síntesis exportada de lo que sucedía en el Egeo o en las costas de la actual Siria; tras el establecimiento de griegos y fenicios en nuestros litorales. Quienes en su gran mayoría vinieron para comerciar los metales de nuestra tierra, transmitiendo poco después a Iberia sus "mundos", herederos de la milenaria Mesopotamia, de Egipto o de las de Asia Menor.
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Pero antes de empezar, recordaremos una vez más por qué nuestra serie de estudios se encabezan bajo el título: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo". Puesto que en mi opinión personal -y a mi modo de interpretar el mito de Hércules-, firmemente creo que los pectorales del mencionado tesoro representan en verdad esos bueyes del rey de Tartessos (Geriones). Ello no solo porque ambos colgantes tengan forma de piel de buey, sino principalmente porque guardan la imagen del antiguo lingote; un diseño que rememora el modo más primitivo de dinero (la moneda más anciana). Siendo los referidos pectorales en su linea también un pellejo de bovino, debido a que los rebaños -e incluso las pieles- fueron el modo primigenio de medir las riquezas y la más antigua "forma de cambio" (generado desde el valor "cabeza de ganado" y tasándolo conforme al precio de sus pieles). Todo lo que pudo convertir la economía más precaria en un método de trueque ciertamente regulable a través de pieles; gracias a poder medir los precios y valores con curtidos. Todo en una época en la que aquellos cueros eran tan imprescindibles como hoy lo son el plástico, o los derivados del petróleo -pues se utilizaban para fabricar los enseres, los ropajes y los objetos de trabajo (incluyendo las fundas y remaches de las armas)-.
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Por cuanto decimos y hemos explicado en infinidad de ocasiones, los lingotes más antiguos con los que se comerció principalmente el bronce (en Creta, Cerdeña o Chipre, ya desde el siglo XVII y hasta al menos el X a.C.); terminaron tomando esta forma de piel bovina, como recuerdo del mercado más antiguo y de sus valores más precarios -las cabezas y pieles del ganado-. Pero no solo por ello debieron de dar esta imagen al lingote que hoy llamamos "Keftiu" o "Piel de buey"; sino que a su vez creemos que la forma de fundir el cobre en bloques semejantes a un curtido, también nacería por semejanza o plesiformía de su diseño con las hachas dobles -bipennas-. Pues a mi juicio, aquellas dobles hachas de bronce, como objeto artificial hubieron de ser las más antiguas monedas de cambio. Pudiendo usarlas facilmente como dinero o medio de valorar mercancías -muy anterior a la llegada del Hierro y a las acuñaciones de metal noble-.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Diversas hachas pertenecientes al Bronce Bajo, halladas en Lena; tal como las expone el Museo Arqueológico de Oviedo (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En la imagen podemos observar un depósito de armas sin usar, todo lo que deja pensar que fueron guardadas y que incluso pudieron ser utilizadas a modo de dinero, o como un medio de cambio. Siendo perfectamente posible que un tipo de piezas como las que vemos, se pudieran usar en la forma de moneda o de lingote, una vez estandarizadas (bajo un molde y tamaño acordado y con una calidad predeterminada). Por cuanto no es arriesgado pensar que los reyezuelos (o los jefes de tribu) atesorasen estas armas no solo con el fin de poder usarlas en caso de guerra. Sino también para cambiarlas -por ganado o por mercancías-, con gentes lejanas y no enemigas, que les ofrecieran comerciar con el famoso bronce ibérico.
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ABAJO: Un lingote de cobre cretense de unos 16 kilogramos de peso y con forma de hacha o de piel -denominado por la arqueología como "Keftiu"-. Está fechado entorno al 1600 a.C. y pertenece a los fondos del Museo de Heraklion (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Bajo este, hemos añadido la imagen dos hachas votivas y sagradas halladas en la necrópolis de Xania, propiedad del Museo de Chania (Creta y al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Comparando ambas fotos podremos comprobar la similitud en la forma de aquellos lingotes de Creta (Keftiu) con las bipennas sagradas entre los minóicos.

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Todo expuesto añade a su vez gran sentido a la sacralización de estas hachas dobles, denominadas en Creta "labrys" y que daban nombre a templos como el del "Laberynto" (en Cnossos). Una sala donde se oficiaba en honor de aquel arma cuyo significado religioso fue semejante al posterior Martillo de Thor, a la lanza de Atenea o al rayo de Zeus -como símbolo de la protección divina, del metal guerrero y del progreso-. Todo lo que en época micénica y minoica se adoraba en la forma de estas hachas dobles, cuya linea es semejante a una piel de toro simplificada. Tanto, que creemos que esa fue la razón por la cual el lingote cúpreo (con el que fabricaban las hachas y las armas en general), terminaría finalmente fundiéndose con un diseño similar al del pellejo del bovino y al de una Labrys -o bipenna-. Como símbolo del metal protector y a su vez como el del totem de la guerra: El toro, tan reverenciado por aquellas culturas mediterráneas más antiguas. Uniéndose en ello el valor económico, simbólico y religioso del bóvido y del bronce; dando posteriormente lugar a diseños de monedas, talentos y lingotes, que representaban y se tasaban en cabezas de ganado. Tal como veremos finalmente en los Ases romanos o en los dracmas griegos, y de donde surgirá para el dinero el nombre de pecunia (que procede inicialmente de "pecus"= animal doméstico, o ganado).
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Siendo así y como el más rico en la Antigüedad se decía: "El de los más grandes rebaños". Hubo de ser Geriones (rey de Tartessos) el monarca con mayor fama de adinerado, debido a sus famosos bueyes de color cúpreo. Un mito que sin lugar a dudas no se refiere tan solo a la existencia de numerosas vacadas en las tierras del Bajo Guadalquivir. Sino, sobre todo a las minas de cobre (oro y plata) que proliferaban por entonces en la zona atlántica y que simbolizaría la leyenda en la forma de "bueyes" (recordando los lingotes, las monedas con el cuño del toro, o la pecunia). Yacimientos de ricos metales, conocidos y explotados desde el tercer milenio a.C. por colonizadores orientales, situados en tierras de Tartessos o en sus proximidades: En las actuales Minas de Rio Tinto, o bien en las que se extendían por todo el litoral atlántico -desde Huelva, Algarve y Almadén, hasta Orense, el Duero y los rios de Galicia-.
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Por cuanto exponemos, aquellos bueyes de Gerión que logra robar Hércules y trasladar a la Hélade; no serían más que el símbolo de los metales de Iberia, que llevarían heroicamente los colonizadores griegos desde nuestras tierras, hasta las suyas. Oro, plata, estaño y cobre, comprado por estos primeros helenos establecidos en nuestras costas a precios muy bajos, llegando de ese modo a decir que se los "hurtaban" al rey de Tartessos (al pagar muy poco por tan preciadas mercancías). Cuyo comercio esconderían a los fenicios, llevando de manera casi secreta hasta el Egeo aquellos tesoros a través de un complejo entramado que desarrollaron durante el llamado "Periodo Orientalizante de Tartessos". Todo organizado a través de caminos "secretos" y puertos bien protegidos, situados en la llamada "vía herakleia"; que marcaba las rutas seguidas por los gregos para llegar a comerciar con el Bajo Guadalquivir y con el Atlántico (saltándose los controles fenicios, establecidos principalmente desde Murgis hasta Gadir).
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Para terminar la introducción a esta segunda parte de nuestro trabajo "LOS BUEYES DE GERIÓN EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO"; repetiremos que los pectorales del referido tesoro, a mi juicio fueron el símbolo de aquellos bueyes del monarca de Tartessos. Porque los "toros" de color cúpreo del rey Geriones, realmente significaban las riquezas en cobre -estaño, oro y plata- que abundaban en la Península; unos bienes o pecunias que venían a llevarse (o a hurtar) los intrépidos colonizadores llegados desde las más lejanas tierras del Mediterráneo. Griegos y fenicios, helenos, cretochirpiotas o canaaneos; a los que les unía la ambición de alcanzar El Dorado de la Antigüedad, que se situaba una vez más en el remoto Occidente. En el lejano Oeste; así llamado porque a mi juicio la palabra Iberia, al igual que Hesperia (Spal e Hispania) no significaban más que el lugar del Atardecer, el del Ocaso. Allí donde hace tres mil años terminaba "el mundo" y estaban las minas más ricas conocidas por entonces. Unos yacimientos que controlaba principalmente el monarca, o los nobles asentados en el Bajo Guadalquivir; quienes cerraban el camino hacia Rio Tinto, Almadén, el Duero, Orense y largo etcétera de tierras plenas de oro. Siendo por ello comprensible que el rey de Tartessos luciera en su pecho aquel lingote áureo, como símbolo de las vacadas de Gerión; siendo aquel rey turdetano conocido en el Mediterráneo Antiguo como el monarca de los metales (1) .

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SOBRE ESTAS LÍNEAS: De nuevo una imagen del Pectoral de El Carambolo (que yo considero masculino); donde podremos comparar su semejanza con el lingote y con el hacha doble, de las fotos anteriores. Este colgante con un peso que supera el medio kilo de oro puro; a mi juicio sería lucido por el rey-sacerdote más importante de Tartessos (en El Carambolo). Simbolizando o habiendo dado origen a los "bueyes del rey Gerión" de los que habla el mito heleno; que sin duda significaban la enorme riqueza en metales preciosos que manejaban los gobernantes de Turdetania.
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ABAJO: De igual modo, nuevamente recogemos un mapa donde ya expuse los caminos que seguirian los griegos durante la etapa de Arganthonio, para comerciar los metales de Tartessos (evitando controles de los fenicios). Estas rutas denominadas "Vias Herakleias" se pueden deducir siguiendo las hipótesis más sencillas del modo en que llegarían hasta la actual Andalucía, desde los puertos helenos de las costas levantinas (Denia = Hemeroskopion; Villajoyosa = ¿Alonis?; Elche = ¿Akra Leuke?). Internándose desde el litoral hasta Chinchilla -junto a Albacete-, para luego dirigirse hasta Alcaráz. Desde donde subir al macizo de Sierra Morena, llegando así a las fuentes del Guadalquivir; llamado por entonces rio Tartessos y famoso por sus riquezas en minas de plata. Tras ello, el comercio con tierras del atlántico y con la desembocadura del rio sería ciertamente fácil, bastando con una red de transporte que hiciera subir los metales siguiendo la ruta del Guadalquivir.

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B) EL DESCUBRIMIENTO DEL MUNDO TAUROMORFO EN LA CULTURA TARTESSIA:
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Hasta hace apenas unas décadas, casi nada se sabía de la relación entre las formas del pectoral del tesoro de El Carambolo, las del lingote egeo y las del cuero curtido. Tanto es así, que prácticamente no encontaremos ni un análisis que trate de ese tema tauromorfo, entre los estudios de Tartessos anteriores a 1978. De un mismo modo, las investigaciones acerca de la piel de buey y los metales en El Egeo, son posteriores a los años cincuenta; comenzando cuando en Enkomi (Chipre) hallaron dos deidades del herrero, conteniendo como peanas uno de aquellos lingotes. Siendo muy recientes estos estudios sobre el diseño en forma de toro (semejantes al cuero) y el mundo de la metalurgia en la Antigüedad; debiéndose su desarrollo fundamentalmente al arqueólogo chipriota Vasos Karageorghis (del cual tuve el honor de lograr noticias directas a través de su compañero de la infancia, mi amigo: Mr. Petros Pascalis). Aunque en el caso de los objetos tartessios, su estudio comparado fue mucho más tardío y no se inició hasta hace unas cuatro décadas. Cuando Kukahn y Blanco comenzaron a hablar del paralelo entre el pellejo de buey, los lingotes cretenses y los pectorales de El Carambolo. Tras encontrar y analizar una fuente de bronce, fechada en periodo orientalizante (hallada en La Joya de Huelva); en la que se representaba una escena con un barco rodeado de danzantes junto a "lingotes".
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Observando los referidos profesores que los personajes de la bandeja celebraban la salida -o la llegada- de una nave; adornándose la guirnalda de esa fuente, con jarras de cerámica y objetos semejantes a un pellejo. Siendo desde entonces (1978), cuando comenzaron las hipótesis sobre posibles representaciones del lingote chipriota entre los objetos tartessios; tras el referido estudio de Kukahn y Blanco Freijeiro. Quienes relacionaron aquellos dibujos de fuente de La Joya con con los pectorales hallados en El Carambolo -casi veinte años después de que ambos publicaran el primer estudio acerca del tesoro- (2) . Considerando los citados profesores que esta escena recogida en la famosa bandeja onubense de periodo orientalizante, mostraba claramente el transporte por mar (importación o exportación) de aquellos "talentos" cúpreos de tipo egeo, en tierras iberas. Quizás sin reparar los profesores Blanco y Kukahn, que lo allí descrito podía ser simplemente una fiesta -o celebración- en favor de la diosa Tanit (posiblemente como despedida o bienvenida de una nave). Incluso sin considerar que en la fuente de La Joya más bien se figuraba una procesión o romería; de las muchas que normalmente realizaban (con danzantes y barcos), todos los pueblos influenciados por Egipto.
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Sea como fuere y pese a que la interpretación de la escena en la bandejita a mi juicio pudo constituir un error, porque sus dibujos más bien parecen referirse a panderos o tamburas (ver imágenes bajo este párrafo) . De lo que no cabe la menor duda es del enorme acierto que fue esta nueva idea lanzada por Kukahn y Blanco Freijeiro. Quienes gracias a la referida comparación con las pieles de la fuente, expusieron la teoría de que los pectorales de El Carambolo pudieran tener relación con el lingote egeo. Abriendo así la puerta hacia el descubrimiento y estudio de cuantos objetos, edificios y altares -de esa misma época turdetana-, contenían aquella forma de cuero curtido. Observando poco después el profesor Almagro Gorbea, que también guardaba una misma linea de piel vacuna, la planta de la Tumba de Pozo Moro -cuya excavación comenzaba por entonces-. Tras lo que siguiendo aquellas teorías diversos investigadores, finalmente se llegarían a hallar centenares de enseres con estas formas, que también abundan en la arquitectura de la misma época en la Península; encontrando incluso altares y estancias tauromorfas (como las de Coria del Rio, Cancho Roano y -más recientemente- en El Carambolo) (3) .
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Dibujo -retocado y coloreado- de la famosa bandeja de La Joya; en la que según Kukahn y Antonio Blanco Freijeiro se representan claramente lingotes "piel de buey". Bajo este he marcado cuatro puntos, señalando primeramente el que considero más interesante; tratándose de una barca (a nuestra izquierda) que zarpa o llega, llena de "algo" que parecen "lingotes" -o bien pieles, y quizás panderos-. Con el número 2, he señalado los jarros de vino y bebidas que contiene la escena, donde vemos en la parte alta sacerdotisas celebrando, danzando y tocando instrumentos. Con el 3, se señala el símbolo de la diosa cartagiesa Tanit, que en la fuente de La Joya aparece junto a lotos azules (planta sagrada egipcia que se utilizaba como narcótico y para las fiestas). Finalmente, con el 4 se marca el dibujo de lo que Kukahn y Blanco creen claramente lingotes (pieles), aunque en verdad hemos de considerarlos también panderos cuadrados. Pues arriba vemos a las oficiantes tocando caramillos, crótalos y estas tamburas con forma de piel; que son los instrumentos de percusión más antiguos, fabricados simplemente con el pellejo tensado dentro de un bastidor -entre cuatro maderas-.
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Quedando bien claro que lo dibujado en la cenefa central (junto a los jarrones) y en las manos de las sacerdotisas, son panderos; existe la duda de si la nave está también llena de esas tamburas, o bien si se trata de lingotes. Ya que la primera hipótesis partiría de considerar que se encuentran en su interior otros concelebrantes de la fiesta, quienes mueven y golpean dendro del barco los instrumentos de percusión (tal como hacían los egipcios en sus romerías por el Nilo). Siendo la segunda pensar que aquello que muestra esta escena es la exportación marítima de metales, con lingotes de piel de toro. Aunque debemos reflexionar, sabiendo que la bandeja se fecha en el Periodo Orientalizante, unos seis siglos después de que los lingotes de cobre en forma de pellejo de buey se dejasen de usar en el Mediterráneo. Talentos antiquísimos que precisamente nunca han sido hallados en la Península Ibérica ni en sus proximidades (apareciendo los más cercanos en zonas sardas). Siendo estos, quizás piezas que fundían en Cerdeña o en el Egeo, para comercializar y dar un valor estandarizado a los metales comprados en zonas tan lejanas como nuestras tierras.
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Por todo lo que expongo, resulta más que improbable, que la escena refiera la exportación de aquellas piezas metálicas en forma de pellejo desde el Bajo Guadalquivir -o desde la antigua Huelva (donde fue hallada la fuente)-. Aunque sí nos llama la atención la importancia que se da al objeto con esa forma del curtido, durante la fiesta y en el culto a Tanit (diosa de las riquezas). Todo lo que pudiera señalar a una identificación entre las pieles, los toros y el vino; como objetos de comercio. Aludiendo así claramente el valor de lo más preciado: Las cabezas de ganado, que finalmente se valoraban en piezas de metal. Es decir, que nos hable la escena de una celebración en favor de la deidad de los bienes terrenales, refieriéndose a la pecunia representada en esos panderos o pieles; algo que sí puede estar figurado en diseños tauromórficos que recuerdan al curtido y que se relacionarían con el valor del toro y sus derivados (el cuero, un elemento tan útilo como preciado en la época).
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ABAJO: Fotografías de tamburas o panderos cuadrados, normales en el folklore; especialmente usados entre las mujeres del Norte de África, quizá como recuerdo de los utilizados por las oficiantes de religiones antiquísimas (como la púnica). Realmente son estos los instrumentos de percusión más primitivos, ya se se hacen simplemente aplicando un bastidor de madera, sobre el cuero curtido estirado. Por lo que esos panderos cuadrados siempre tenderán a guardar la forma original -vacuna- al apovechar al máximo la piel entera y tensada (conservando la linea del torso y patas del animal). Siendo esa forma la que creo vemos en el dibujo de la bandeja de La Joya, de Huelva. AGRADECEMOS A: Paula Álvarez-Garrido; María Bañegil Arroyo; Magdalena Fernández-Agusti y Marina Franco Martín. Nos permitan divulgar esa imagen que hemos tomado desde su interesante blog llamado: "Traditional-music". 

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C) ALTARES DEL TORO Y BECERRO DE ORO:

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Tal como decimos, creemos que Kukahn y Blanco no distinguieron bien los panderos de Tanit de los lingotes del Egeo. Aunque a raiz de este "extraño encuentro" se produjo el milagro de un gran hallazgo, descubriéndose así el mundo tauromorfo de Tartessos: La existencia de unas formas "piel de buey" conservadas en múltiples objetos de esta civilización, y que fueron comprobándose plenamente pocos años después. Por cuanto la teoría expuesta por ambos profesores (quizás erroneamente planteada desde el punto de vista inicial, pero con el resultado de un enorme acierto) ha sido una de las más importantes en lo que se refiere al avance y comprensión del mundo Antiguo del Sur de Iberia -entre los siglos VIII al V a.C.; e incluso después, debido a que múltiples figuras conservaron esta linea del pellejo bóvido hasta la llegada de Roma-.
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Lo expuesto deja como evidente que aunque no veamos indicios o señales de metalurgia ni de "lingotes piel", en la referida bandeja de La Joya (donde hay representados instrumentos musicales); el hecho cierto es que a consecencia de esta teoría de Blanco y Kukahn, se comenzaron a estudiar los modelos taurodérmicos en los hallazgos del Sur peninsular. "Apareciendo" de ese modo infinidad de enseres y formas arquitectónicas de etapa tartésica con esta línea del curtido bovino. Entre ellos -evidentemente-, los lingotes de El Carambolo; que fueron identificados y así analizados por primera por estos dos profesores. Cuya genialidad en el planteamiento de su teoría (aún sin confirmación en los días que la proponían) provocó un cambio sin igual en todo el mundo de Tartessos. Principalmente en el estudio de los edificios y objetos de época orientalizante, que desde este momento comenzaron a analizarse de forma meticulosa y en relación a la posibilidad de que simularan el cuero taurino.
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De tal manera, ha sido tan profusa la aparición de la piel del toro en los referidos elementos de arquitectura y enseres tartessios -o en los ibéricos-; que ya no hay duda alguna de que se oficiaba en favor de este totem de Iberia. Deificando el bóvido de tal modo, que entre los altares con su forma examinados por el prof. Escacena, se descubren aras semejantes al buey, que hasta imitan el color rojizo de sus pieles -tal como sucede en la de Coria del Rio, Sevilla- (4). Describiendo sus excavadores del siguiente modo el hallazgo y sus pormenores: "Se trata de una pieza exenta, construida con barros de distintos colores en el centro del tabernáculo más antiguo detectado hasta ahora en el santuario III, que corresponde al edificio que funcionaba durante el siglo VII a. C. Su forma rectangular, con los lados cóncavos y apéndices desarrollados en las esquinas, se ha creído tradicionalmente la imitación de los lingotes de bronce(sic) mediterráneos de origen chipriota. Pero el ejemplar de Caura y otras evidencias parecidas contradicen esta interpretación y demuestran en cambio que en estos altares se intentó imitar directa y estrechamente una piel de toro, con la que se ha relacionado de hecho también los lingotes. Así, lingotes, altares, piezas de orfebrería, exvotos, elementos decorativos, etc., seguidores de dicho modelo, derivarían genéticamente en paralelo, de la piel del animal y representarían en parte la carga simbólica de aquella" (5) .
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Las últimas frases de los profesores Escacena e Izquierdo arriba recogidas, suponen claramente la afirmación de que cuando el mundo tartessio pretende representar al bóvido sagrado, copia la pìel del toro y no tanto otros motivos, ni menos el lingote cretochipriota (piezas de cobre que en el siglo VII a.C. hacía unos seiscientos años se habían dejado de utilizar). Pese a ello, la piel en sí es lo que en verdad confiere el sentido al concepto que deseamos explicar; pues es en el cuero curtido donde reside la idea del valor comercial del animal. No solo porque aquellos curtidos fueran carísimos en la época, sino porque se contabilizaba el ganado en relación a ellos. Y de igual manera que a día de hoy se dice "cabezas de ganado" para calcular el precio, la riqueza, o la magnitud de un rebaño; en la Antigüedad se hablaba de "pellejos del bovino"; expresando así el número de reses que un ganadero tenía (o las riquezas que producía). Todo lo que explica que las monedas llevasen la impronta de un toro comuneménte en su reverso, señalando el principio económico del cual procedía el cálculo del valor de esa pieza acuñada. Un precio que se estimaba siempre pecuniario, pues los metales se tasaban o traducían finalmente a "pecus" (animales). Algo que no llegamos a entender, porque posteriormente (en la era moderna) el concepto económico varió absolutamente; pues se utilizó el oro y la plata (conforme a reservas), para valorar la moneda nacional. Siendo totalmente distinto el modo en que hoy se tasa la Divisa; considerando su precio en relación al gasto nacional, al mercado y a la producción de la Sociedad que la suscribe.
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Regresando a los altares con forma de piel de toro, es indiscutible su origen oriental (sirio-fenicio para muchos), lo que implicaría que tales aras de culto pudieron relacionarse plenamente con las adoraciones púnicas más comunes (entre las que sabemos se encontraba la veneración del oro). Un dios toro, al que se ofrendaba en Tartessos sobre mesas semejantes a la piel vacuna y que mucho tendrían que ver con deidades canaaneas, como el becerro de oro que describe La Biblia (6)

Narrando como trás subir Moises al Sinaí: 
Aarón reunió las joyas, zarcillos y pendientes de los israelitas, para construir un becerro con este oro fundido (7) . Luego hizo un altar delante del torito áureo y proclamó el día siguiente ser jornada festiva dedicada al Señor. Así su pueblo muy de temprano le presentó ofrendas, lo festejó comiendo y bebiendo; ocupándose largas horas de divertirse en el nombre de aquel ídolo (8) . Yahveh avisó a Moisés del ultraje quien bajó del monte y al oir la fiesta del becerro de oro, se enfureció; este entonces, sin poder contenerse, arrojó las dos Tablas de Los Diez Mandamientos al rio (donde se rompieron). Trás ello, quemó el torito áureo, machacándolo y forzó a los israelitas a beber el polvo del oro en el agua, donde también había tirado las piedras grabadas con El Decálogo. Arrepentido su hermano Aarón admitió haber agrupado el oro y para derretirlo y con ello hacer el pecaminoso ídolo en forma de toro (9)
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Lienzo de Esteban March, donde se representa El Becerro de Oro (propiedad de la Fundación Banco de Santander, a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Al fondo de la escena se aprecia a Moisés bajando del Sinaí enfurecido, rompiendo las tablas del Decálogo tras ver a su pueblo adorar al ídolo en forma de toro hecho con el oro de los israelitas. Este pasaje bíblico sabemos que representa y expresa el intento de involución o de regreso hacía las antiguas religiones canaaneas por parte de algunos súbditos de Israel, precisamente en el momento en que se produce el cambio hacia el judaismo pleno (cuando Moisés imponía un nuevo culto y una nueva ley enseñada en El Decálogo). Puesto que aquella figura de toro, fabricada con el oro del pueblo; recordaba las formas de adoración más comunes y antiguas existentes en la zona de Canaán -incluso a las del Antiguo Egeo, durante El Bronce-.
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Por su parte, conociendo que los altares tartessios con forma de piel bovina eran una herencia importada desde Canaan, o de Siria (10) . Nos será muy fácil reconocer las similitudes que hubo de haber entre los ritos oficiados en las aras tauromorfas de Tartessos y entre estos cultos al "becerro" -de Canaán o el mencionado en La Biblia-. Un toro de oro recogido en El Éxodo, que los historiadores consideran el recuerdo y el deseo de involución hacia las antiguas religiones de la zona llamada del Creciente Fértil. Pues sobre ese ritual del toro de metal, podemos afirmar que se trataría de una veneración de la Edad del Bronce, en la que el bovino era el dios de las riquezas y de la guerra. De las riquezas, por ser el animal que mayores beneficios económicos prestaba; y de la guerra, porque el bóvido embiste y ataca con bravura (si no está domesticado), defendiendo su especie y su territorio, aún siendo herbívoro y sin matar para comer -tal como hace el soldado-. 

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Debido a cuanto narramos, durante la Edad del Bronce y al comienzo de un mercado abierto de metales; hubieron de tasar cada pieza de cobre, estaño, oro o plata en valores reales. Algo que se hizo tomando como referencia el toro. Partiendo desde una medida o precio inicial (equivalente al lingote en forma de cuero) que correspondería a "un número de bueyes" y con un peso fijo en cobre (que se correspondería a otros en bronce y a sus derivados iguales en oro o plata). Lo que describimos es el comienzo del mercado del metal, que en el Egipto de las Pirámides ya se realizaba por funcionarios adscritos a templos, calculado principalmente con piezas de oro en forma de anillos (llamadas Shatys, de unos 7,5 gramos). Otorgándose comunmente a los recintos sagrados y a sacerdotes la función de tasar, pesar y valorar la pureza de los metales de cambio. Algo que ciertamente no es nada fácil de llevar a cabo; más aún hace tres, cuatro, o cinco mil años. Pues suponía tener conocimientos de cálculo, crear balanzas de precisión e ingeniarse medios de prueba para el cobre, oro y plata -tan complejos como perfectos-.
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De tal manera, esos templos que se dedicaron durante la Edad del Bronce a valorar y equilibrar el mercado de metales, controlaban y atesoraban las mayores riquezas. Aunque como el valor del oro y la plata en realidad era puramente de "cambio" (careciendo de "valor uso"); ha de suponerse que su apreciación hubo de ser una creación artificial, llevada a cabo obra de reyes y sacerdotes. Atendiendo a hechos como el de que no se oxidara ni se destruyera, lo que permitía crear piezas en las que se podían esculpir figuras, inscribir nombres y dejar testimonios, para la "eternidad". Teniendo que ser este el comienzo del "valor oro" -a mi juicio-, al tratarse de un metal sin utilidad y sin otro significado más que el de prestigio o el religioso (siendo también muy preciado por apenas existir). Pareciendo evidente que durante la Edad del Bronce todas las culturas metalúrgicas debieron adaptarse al cambio en esas piezas de oro, cobre o plata. Tal como muy posteriormente (en la del Hierro), todas las Sociedades adelantadas también hacen lo mismo, puesto que la moneda fue uno de los más grandes progresos en la Historia.
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De tal manera, considerando a Canaan y a Fenicia como herederos de Micenas y de los comerciantes de metales más antiguos de Oriente Medio; hemos de suponer rendirían culto al oro en sus templos (tal como recogen los historiadores). Así, de un mismo modo, debemos pensar que se adoraba ese metal en nuestras tierras (por influiencia cretochipriota o bien sirio púnica). Pudiendo tratarse de una forma de aquellos becerros áureos, los pectorales del tesoro de El Caramabolo, que como sabemos imitan el pellejo de buey y están hechos con el más puro metal, por la orfebrería más refinada de su tiempo. No siendo extraño considerar que algunas de los hechos que relata La Biblia sobre las formas de venerar al Becerro de Oro, fueran parecidos a los cultos llevados a cabo en los altares de tartessos que tienen forma de curtido. Tanto como a los oficiados por los sacerdotes-reyes portando los referidos pectorales de El Carambolo. Debido a que en ambos casos pertenecerían una adoración al metal sagrado y las riquezas, personificadas en el animal que mayores beneficios económicos producía por entonces: El toro -que entregaba cuero y su carne; mientras a su vez, permitía ser usado como bestia de tiro en el arado y en el carro-.

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ABAJO: Una de las vitrinas del Museo Arqueológico de Sevilla (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen) en la que se habla del dios toro, que representaría al Baal, como "señor" entre los pueblos de Oriente Medio -que colonizaron el Sur Peninsular-. En la fotografía se puede observar a nuestro lado derecho inferior, la imagen tomada por el profesor Escacena al excavar recientemente El Carambolo; hallando allí otro de los altares con forma de piel de toro. Emplazamiento sagrado de grandes medidas (como se advierte al compararlo con las barras métricas) y con aquel diseño de pellejo, cuyo centro está quemado por lo que parecen restos de enormes hogueras.
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Tal como decimos, no es aventurarse identificar estos altares de Tartessos con los cultos más antiguos de Canaán (de donde procedían los fenicios). Entre los cuales estaba la adoración al oro, tal como demuestra el relato del Becerro (antes recogido) y las referencias histórico religiosas, que narran como los púnicos adoraban al fuego y al metal más noble. Unos ritos que claramente podemos relacionarlos con la pareja de colgantes de oro puro y en forma de piel curtida, hallados en El Carambolo. Pectorales que sin duda pudieron tratarse del símbolo de dos "becerros de oro", para ser venerados por los tartessios al lucirlos sus sacerdotes o sus reyes (aunque los profesores Escacena y Amores creen que se trata de piezas para ser puestas directamente en la frente de las reses, al presentarlas en el templo o al llevarlas a inmolar). Siendo así, esta religión que veneraba el metal ante el fuego (como significado claro del crisol en forma de altar), y que sublimó al toro como imagen de lo más preciado (por ser este animal el que mayores riquezas producía). Pudo crear como símbolo unos "becerros de oro" para ser lucidos por sus oficiantes, con la forma de aquellos dos colgantes encontrados en El Carambolo; que recordaban incluso al ancestral lingote cretochipriota.
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Pues como decimos, la adoración al "becerro de oro" y el culto fenicio al oro, se relacionaría con religiones mucho más antiguas y procedentes del Bronce Sirio y Egeo (principalmente de Creta o de Chipre). Donde quizas ese lingote que se fundía con la forma de la piel curtida, era en sí mismo una imagen del becerro adorado, al deberse agradecer al cobre y sus metalurgios, la prosperidad social, la abundancia y hasta las armas que les protegían. De lo que en verdad, ante el descubrimiento de altares con formas del toro en Tartessos, hemos de pensar que venerarían los metales y las riquezas en nombre del dios bóvido. Siendo su culto algo tan común como la deificación del progreso y de los bienes. Todo lo que hace comprender como ese talento metálico llamado "Keftiu" (por su origen cretochipriota), fue el exponente máximo de aquellas culturas metalúrgicas. Unas religiones que tenían como dogma y principio el oro, la plata y el bronce; representadas en ese dios de las riquezas: El becerro o bien el toro (de Creta, de Chipre, de Melkarte o de Heracles). Algo que muy bien pudo ser exportado a tierras como las ibéricas, donde la riqueza en metales era la fuente principal de vida.
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D) ALTARES Y LINGOTES EN FORMA DE PIEL:

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Terminaremos el primer artículo de esta segunda parte de LOS BUEYES DE GERIÓN EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO, tratando de nuevo acerca de las representaciones con forma de cuero existentes en la decoración y arquitectura tartessia; entre las que hemos de destacar los altares llamados taurodérmicos. De lo que recoge Ma. Cruz Marín Ceballos una relación que comprende los siguientes ejemplos (11) :
"El Altar de Cancho Roano (Zalamea; Badajoz) y del Cerro de la Mesa de Alcoléa del Tajo (Toledo). Los del Cerro de San Juan de Coria y el de El Carambolo (Sevilla). Las fuentes de cobre de El Gandul y de La Joya (en Huelva); o la arqueta funeraria también de La Joya y Cajas cinerarias del Yacimiento de Las Neves I (en CAstro Verde, Alentejo) y especialmente el colgante de El Carambolo" (12) . Mencionando en la región de Levante, "los Pavimentos de El Oral de San Fulgencio (Alicante). Los Altares de las habitaciones de la Fortaleza de Els Vilars (Arberca, Lérida); la forma del pavimento de Pozo Moro (Albacete). Junto a las cubiertas de tumbas ibéricas como la 31 de Villares de la Hoya Gonzalo (Albacete) y de las necrópolis de Castillejo de los Baños (Fortuna, Murcia). A la vez que las "marcas de toros como el de Villajoyosa o el de Monforte del Cid" (13).
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Pese a ello, la muestra de ejemplos listados, conteniendo objetos, plantas, lugares y monumentos que guardan esta forma "del lingote" es a día de hoy mucho más extensa. Haciéndose con el tiempo mucho mayor ya que cada vez se descubren nuevos enseres o edificios que guardan esta linea similar al cuero. Unos casos que muchas veces pertenecen a piezas famosas y sobradamente conocidas, pero cuya semejanza con la "piel de buey" nunca se había observado -tal como sucedió con el famoso capitel del Cortijo del Ahorcado (en el MAN), repleto de diseños semejantes al pellejo o al "labrys cretense"-. De todo ello tratábamos extensamente en nuestra entrada número 118º que titulábamos "EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO" (altares, pectorales y recintos tauromorfos)" y que podrán consultar nuestros lectores pulsando sobre el siguiente enlace: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada_27.html
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En este artículo comentábamos que J.L. Escacena (Izquierdo y Gomez Peña, entre otros), seguían una idea que se denomina TAURODÉRMICA, que ve en esos altares el reflejo directo de la piel de un bóvido -sin otro significado, ajeno al del cuero-. Existiendo a su vez dos vertientes, entre aquellos que la mantienen: Primero, los que consideran el diseño en pellejo, tan solo ibérico (un "invento" autóctono); mientras un segundo grupo, cree que aquel modelo sería el producto de formas mediterráneas o asirias importadas (14) . Por cuanto en lo que concierne a su origen, para Gómez Peña, estas procederían de Oriente Medio; más concretamente de Asiria, donde habría permanecido como modelo heredado del II milenio, siendo usado hasta el siglo IV a.C. (señalando este autor varios palacios de los siglos IX al IV a.C., en los que pueden observarse frescos y esculturas semejantes a los referidos altares). Habiendo llegado hacia el 700 a.C. aquel símbolo tauromórfico a la Península a través de Ugarit y Chipre; culturas en las que existen estas figuras, junto a dioses y varias formas sagradas relacionadas con ellos (15) .
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Mapa de las hallazgos de objetos y edificios con formas taurodérmias, según Alvaro Gómez Peña. Bajo esta figura (numerada como 18), el autor presenta una relación de casos que son los siguientes: : 1. El Carambolo (Camas, Sevilla), 2. Huelva, 3. Belvís de la Jara (toledo), 4. Alcalá de Guadaira (Sevilla), 5. Cástulo (Linares, Jaén), 6. Pozo Moro (Chinchilla de monte Aragón, Albacete), 7. Neves (Castro verde, alentejo), 8. Cancho Roano (Zalamea de la Serena, Badajoz), 9. Los Villares (Hoya Gonzalo, Albacete), 10. Castillejo de los Baños (Fortuna, Murcia), 11. El Oral (San Fulgencio, Alicante), 12. Coria del río (Sevilla), 13. Lora del río (Sevilla), 14. Villaricos (Almería), 15. Villajoyosa (alicante), 16. Alcolea de tajo (Toledo), 17. Els vilars (Arbeca, Lérida), 18. La Tallada (Caspe, Zaragoza), 19. Monforte del Cid (alicante), 20. Málaga, 21. Lorca (Murcia) y 22. Ca N’olivé (Cerdanyola del vallès, Barcelona) -ver cita (15)-.
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Pese a todo, y acerca de la teoría que mantiene Gómez Peña (haciendo proceder el diseño piel de buey desde influencias Asirias), hay que plantear que son anteriores los objetos "taurodérmicos" en las culturas minóicas y micénicas, que en la zona de Asiria. Habida cuenta que en Creta y en Chipre -tanto como en Anatolia-, aparece ya a comienzos del II milenio ese símbolo; siendo ello hasta un ideograma -o un alfasilábico- en sus lenguas. Un signo de escritura en forma de piel de buey con el significado de "lingote" -en cretochipriota- y de "casa" en idioma hitita. Además, los "talentos tauriformes" también existían en Cerdeña, debido a que su cobre se exportaba así fundido -entre los siglos XIV al XI a.C.-. De lo que muy extraño resulta que la venida hasta Iberia de aquella forma precisamente se deba a la influencia asiria; ya que ese signo constituía una de las señas de identidad más importantes del mundo marinero cretochipriota y de los que comerciaban el cobre (un metal cuyas minas principales estaban por entonces, en el Suroeste de España). Por todo cuanto creemos personalmente, que la importación de esta figura taurodérmica -o del lingote- se debería a gentes venidas desde Chipre (e incluso de Cerdeña), entorno a los siglos IX al VIII a.C.; cuando en esta isla del cobre aún pervivían los restos de la civilización minóico-micénica. Una cultura nacida en Creta, refugiada en Chipre y que se mantuvo en su forma de escritura y lengua, hasta el siglo V a.C.; perdiéndose tan solo con la llegada de los griegos a ese piélago (sito frente a la antigua Fenicia).
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Todo lo escrito en el párrafo anterior, nos hacía hipotetizar que aquel gran islote llamado "del cobre" (cupré o Chipre) fue la tierra desde la que seguramente nos llega el denominado "keftiu". Un emblema que era el más significativo entre estas culturas orientales marineras, comerciantes del metal durante el Bajo Bronce (quienes hubieron de llegar hasta el Atlántico en busca de minas). Siendo aquella forma de buey un ponderal monetario que relacionaba el bronce con el cuero (o el valor del ganado). Como modo de comerciar en base al valor "buey" y "oro-plata-cobre"; tanto, que convertiría al arma bipenna en un signo de escritura. Un carácter igual al "hacha doble" que -por ejemplo- en idioma ibero corresponde a la sílaba "ko". Y por cuanto explicamos, será fácil entender por qué existe un vínculo inseparable entre los "taurodérmico" y el metal -más concretamete el bronce-. Habida cuenta que el bóvido era el dios de la guerra y sus astas simbolizaban las armas, cual dos bipennas; a la vez que su cuero y su carne (la cabeza de ganado) eran la base de la economía, por lo que se constituyen en una forma de contabilizar -o de tasar- las mercancías: El patrón "keftiu".
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Por último y al margen de todo lo expuesto, añadiremos que el prof. Gómez Peña, menciona que hay unos cincuenta ejemplos taurodérmicos de la Edad del Hierro, en nuestra Península. Objetos, enseres y decoraciones, que se hallan en plantas de edificios, altares, tumbas y joyas; y en las que se aprecia claramente esa linea del pellejo de buey (como una forma sacralizada o de ornamentación con un sentido simbólico). Por nuestra parte añadiremos que con toda seguridad habrán de contabilizarse -antes o después- muchas más de las cincuenta referidas. Debido a que no se ha contemplado recientemente la inclusión de aquellas que pertenecen el mundo propiamente ibero, o las celtíberas (de los siglos V al I a.C., e incluso posteriores). Sobre ello, M. ROSARIO LUCAS PELLICER y ENCARNACIÓN RUANO RUIZ, en 1988 ya referían gran cantidad de diseños "taurodérmicos" o de "lingote chipriota" entre el armamento y los motivos ornamentales celtibéricos. Pese a lo cual, parece que últimamente no se ha tratado mucho sobre la permanencia de ese símbolo en nuestras tierras (al menos, durante épocas muy posteriores a Tartessos). Todo lo que creemos debiera estudiarse en profundidad, habida cuenta que puede aportar nuevos resultados sobre ese diseño tauromorfo y sus significados en la Península
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Vaina y contera puñal de la tumba 203 de La Osera, (Según Cabré; pieza original deposito del MAN). Como ya observé repetidas veces, las conteras -o puntas de las vainas- de puñal y espadas celtibéricas suelen rematarse con esta figura del Labrys o "piel de buey". Evidentemente ello debe tener un significado que relaciona el cuero (con el que se fabricaba la vaina) con la protección, y a su vez esta forma de bipenna, con el lingote y el metal. Ruiz Ruano y Lucas Pellicer estudiaron asimismo estas coincidencias en un trabajo de hace unos treinta años, que a continuación comentaremos.
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ABAJO: Famoso capitel votivo del Cortijo del Ahorcado (hallado en Baeza, Jaen y fechado entre los siglos V al III a.C.). Como ya observé en los años ochenta, esta importante pieza representa en sus caras un juego de diseño que dibuja infinidad de bipennas (Labrys) y a su vez va rematado con figuras que se parecen aún más al cuero (como las que vemos en los extremos). Por su parte, Lucas Pellicer y Ruiz Ruano (investigadoras tan tristemente desparecidas), estudiaron en profundidad este hecho que con ellas observé en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid -hace ya unos treinta años- (agradecemos al MAN nos permita divulgar la imagen del famoso capitel).

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Como decimos, el trabajo de M. ROSARIO LUCAS PELLICER y de ENCARNACIÓN RUANO RUIZ, publicado hace unos veinticinco años, e intitulado: "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica". Analizaba los pormenores de muchos restos y piezas iberas que contenían este símbolo. Refiriéndose a los capiteles del mencionado cortijo (cuya imagen podemos ver sobre estas líneas), no solo como ejemplos de arquitectura en la que claramente se observa esculpida la "piel de buey". Sino que además, los relacionaban con el mundo minóico. Afirmando que el tipo de "cabeza" y su columna, eran iguales -o casi idénticas- a muchas de las cretenses -representadas en objetos y pinturas como las de Hagia Triada o de Micenas- (16) . Todo lo cual contiene un gran misterio, habida cuenta que entre Hagia Triada (yacimiento perteneciente a la etapa de Los Palacios en Creta -anterior al siglo XIII a.C.-) y el Cortijo del Ahorcado, hay un milenio de distancia histórica. Pese a lo cual su "nudo" o su nexo podrìa hallarse siempre en Chipre, donde hacia el siglo X a.C. huyen los cretenses (micenios ya) al invadirlos los dorios (unos nuevos dueños de Creta, que serían más tarde "convertidos en griegos"). Siendo así, sabemos que gran parte de los que escapan del área de Micenas, se refugian en tierras chipriotas o de Canaan; conformando algunos hasta tribus judías (al admitir los hebreos a esos micenios entre los suyos, principalmente a los de Golán). Mientras otros conviven con los fenicios, tomando principalmente el nombre de "filisteos". Por último, una gran mayoría de los escapados de Creta tras la invasión doria, se establecen en la cercana isla de Chipre; donde continuaron con sus costumbres, su forma de escritura alfasilábica y su economía basada en el comercio marítimo. Gentes que sin duda colonizaron el Sur peninsular, tal como muestra la afluencia de cerámicas turdetanas anteriores al siglo V a.C. similares a las chipriotas arcaicas; o el mismo alfasilabario ibero, que goza de una gran parte de caracteres de ascendencia creto-chipriota.
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Por lo que explicamos, existe la posibilidad de que los modelos, las formas y hasta los cultos de la Creta minóica -tanto como los símbolos y ornamentos-; llegasen a tierras iberas, aún muchos siglos después de su desaparición en el lugar de origen. Todo lo que es perfectamente razonable habida cuenta de que en Chipre y en Canaan pervivieron los herederos de Micenas, huidos a estas islas y costas trás ser invadidos por los "griegos" -donde se refugian desde el siglo XII al X a.C.-. Cuyo idioma y escritura minóico-micénia, perduró al menos por seis siglos en la isla chipriota. Habiendo sido precisamente ese signario cretochipriota principalmente los símbolos del que descienden gran parte de los caracteres del "alfabeto" ibero (que nace antes del siglo VI a.C. en Turdetania y está en uso en la Península, hasta nuestra era). Por todo cuanto es perfectamente plausible pensar que también permanecieron hasta épocas muy posteriores, otros símbolos llegados desde esa isla -o desde las costas de Oriente Medio- e igualmente pertenecientes al mundo minóico o micénico (desaparecidos casi quinientos años antes en su lugar de origen). Un hecho que para entenderlo mejor diremos que puede compararse a la divulgación del latín y los libros impresos en este idioma. Que aparecieron por primera vez en América, casi mil años después de que esta lengua hubiera quedado prácticamente en desuso en Europa. Todo lo que se debería simplemente a que nuestra cultura asienta las bases en la romana, del mismo modo que la chipriota y parte de la canaanea, tenían como cimientos en la micenia y en la minoica.
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Siguiendo con el estudio de Lucas y Ruano, estas autoras mencionan numerosos casos de objetos ibéricos con iguales formas, semejantes al "labrys" cretense. Entre los que destacan por ejemplo: Una fíbula del Instituto Valencia de Don Juan y varios colgantes del mismo centro (de los que la imagen de uno áureo, publicamos al inicio del presente artículo). Una Vasija de Numancia, o el detalle de la falcata de Almedinilla (que hemos visto, según Cabré), tanto como el del broche de La Osera. Siendo numerosas las conteras de puñales de tipo Miraveche -y otros como Cogotas-, que llevan en su punta esa figura que bien parece un hacha doble (17) . Todo lo que relacionan las referidas Ruano y Lucas, con altares hititas, que en palabras propias de las autoras son: aras sacrifícales o `mesas de ofrenda´, como las representadas en los relieves hititas de Alaca Hüyuk (K. Bittel, 1976, fig. 214) es posible intuir un remedo de los fustes verticales coronados con cajas prismáticas" (18) . Hablando posteriormente de los pectorales del tesoro de El Carambolo, de la planta del edificio de Pozo Moro e incluso con algunas joyas iberas, que guardan el mismo signo (19) .
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Pasando a comentar al final de su estudio, que este esquema semejante al hacha doble es adoptado por gran parte de las conteras de la meseta que copian el tipo Miraveche-Monte Bernorio y que se repite incluso en las pinturas de Numancia. Concluyendo que esas vainas y decoraciones celtibéricas, junto a las columnas del Cortijo del Ahorcado, oscilan en una datación que varía entre los siglos IV al II a.C.. Periodo en el que podemos estar seguro pervivió esa forma de "pellejo" como adorno o bien como símbolo sacro (20) . Por lo demás y para terminar el presente artículo, diremos que he podido ver una figura muy semejante en un colgante de oro que conserva la Fundación Fontaneda (en el castillo de Ampudia), que tiene un gran parecido con el que el Instituto Valencia de don Juan conserva. Tratándose el segundo de un aplique en oro procedente de Asturias que contiene la misma forma que el de Fontaneda. Adornos ambos que se fechan en época anterior a la romanización, considerándose el de la colección de Ampudia como procedente de un yacimiento ibérico palentino (a mi juicio, seguramente cercano al Monte Bernorio). Además, personalmente hemos podido hallar muestras de que el diseño pervivió hasta el final de la etapa visigoda, siendo este el motivo común de algunas hebillas de cinturón o remaches de fíbulas. Desconociendo personalmente si esta decoración en forma de piel, es un ornamento que existe en las piezas godas de toda Europa o tan solo en las hispanas (pues de ser tan solo un diseño que lucían los visigodos, podríamos estar claramente ante la pervivencia de un modelo ibero o tartessio, desde el siglo VI a.C. y hasta el VI d.C.).

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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Pieza ornamental en oro de Instituto Valencia de Don Juan (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Este broche de pecho nos recuerda increiblemente mucho a los pectorales del tesoro de El Carambolo; no solo en sus motivos decorativos, sino también en su forma. Con igual diseño de "piel vacuna", imitando en sus ornamentos a los rizos del pelo de toro. Seguramente tuvieron un idéntico uso (como cardiofilax sagrado, efod, o pectoral votivo) pese a que están separados por algunos siglos y centenares de kilómetros. Ya que el de Valencia de don Juan se considera perteneciente a las culturas castreñas, fechándose entorno a los siglos V al II a.C. (mientras el de El Carambolo hemos de datarlo sobre el VII a.C.). Por lo que decimos, estos broches hubieron de tener un significado y utilidad muy cercana; simbolizando en los reyes o sacedotes que los lucieran, el poder del metal y la riqueza de las tierras ibéricas que gobernaban. Todo ello sublimado por los griegos con la leyenda o mito de los "bueyes de Gerión", que sin lugar a duda pudieron ser simbolizados en esos colgantes que llevarían los gobernantes iberos como señal de su cultura y de la riqueza minera de sus dominios.
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ABAJO: Dibujo mío imaginario en el que vemos a Arganthonio y Hesperis, o bien a Geriones y su reina, luciendo ambos los "bueyes de Gerión" que el tesoro de El Carambolo pudo contener: Los dos pectorales que yo identifico como la sublimación de aquel mito de Geriones y de la riqueza minera de los monarcas turdetanos. 

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CITAS:
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(1): Para el estudio del mito de Gerión y sus citas, recomendamos la siguiente obra del profesor Blázquez, en la que se resumen perfectamente cuantas menciones existen en el Mundo Antiguo acerca de este monarca: Gerión y otros mitos griegos de Occidente // José María Blázquez Martínez // [Publicado previamente en: Gerión 1, 1983, 21-38 (también en J.Mª Blázquez, Fenicios, Griegos y Cartagineses en Occidente, Madrid 1992, 323-348).
Entre cuyas citas, me gustaría desatacar para que comprendiéramos el significado de LOS BUEYES DE GERIÓN, las siguientes:
Estesícoro de Himera, es su poema a Gerión llamado Geryoneís dice: "Más o menos enfrente de la famosa Eriteia, junto a los manantiales inagotables, de raíces de platas, del río Tartesos, en la gruta de una peña".
En Teogonía, Hesíodo (287 ss.) escribe: "Crisaor engendró al tricéfalo Gerión unido con Calirroe, hija del ilustre Océano; a éste le mató el fornido Heracles por sus bueyes de marcha basculante en Eriteia rodeada de corrientes. Fue aquel día en que arrastró los bueyes de ancha frente hasta la sagrada Tirinto, atravesando la corriente del Océano (después de matar a Orto y al boyero Euritión en su sombrío establo, al otro lado del ilustre Océano). (Traducción A. Pérez, A. Martínez.) En otros versos (983 ss.) del mismo poema se encuentra otra mención: "Gerión, al que mató el fornido Heracles por sus bueyes de marcha basculante en Eritea rodeada de corrientes".
Biblioteca (2.5.10) de Apolodoro, dice: Heracles embarcó el rebaño en la copa, atravesó el mar hacia Tartessos y devolvió la copa al Sol".
El historiador de Heródoto de Halicarnaso, (IV, 8) recoge las siguientes palabras: "Cuando Heracles arreaba las vacas de Geriones llegó a esa tierra que en la actualidad ocupan los escitas y que a la sazón se encontraba desierta. Geriones, empero, residía lejos del Ponto, tenía su morada en una isla que los griegos denominan Eriteia, que se encuentra cerca de Gadeira, ciudad ésta situada más allá de las Columnas de Heracles, a orillas del Océano".
Diodoro Sículo (IV, 17,1-2; 18,2) relata el mito del siguiente modo:
(IV, 17,1): "habiendo ordenado Euristeo traer de nuevo los bueyes de Gerión, los cuales sucedía que permanecían en las partes de Iberia que estaban inclinadas hacia el Océano. Heracles... reunió una notable flota... pues, se decía de boca en boca en todo el mundo habitado que Chrysaor, el cual recibía tal denominación a causa de su riqueza, reinaba sobre toda Iberia y tenía tres hijos que luchaban con él".
(18,3): "atravesando la región de los iberos y recibiendo honores de uno de los reyes del lugar, varón de religiosidad y justicia sobresalientes, dejó parte de los bueyes como regalo al rey. Y éste, tomando todos los bueyes, los consagró a Heracles y cada año sacrificaba a él el más hermoso de los toros. Y sucede que hasta el día de hoy en iberia se mantienen a los bueyes como sagrados".

. (2): "el primer hito en esta sucesión de descubrimientos, a pesar de los paralelos apuntados por E. Kukahn y A.Blanco, fue el del hallazgo de una, por entonces, fuente de bronce forjado que apareció en la tumba 16 de la necrópolis de La Joya (Huelva), la cual llevó a sus descubridores a poner como paralelo para su contorno al "lingote de cobre chipriota o talento" . Así, veinte años después del descubrimiento de los "pectorales" del tesoro de El Carambolo, ambos autores se decantaban por una opción y silenciaban otra, quizás dejados llevar por la similitud del material del que estaba hecho el reinterpretado posteriormente como altar portátil con el metal del que estaban facturados los lingotes" HISTORIA, IDENTIDAD Y ALTERIDAD ACTAS DEL III CONGRESO INTERDISCIPLINAR DE JÓVENES HISTORIADORES Salamanca - 2012 UNA MIRADA HISTORIOGRÁFICA A LA IDENTIDAD DELOS ALTARES TAURODÉRMICOS DE LA PROTOHISTORIA PENINSULAR IBÉRICA ALVARO GÓMEZ PEÑA (pag. 742 )
. (3): Algunos autores consideran que no existe relación alguna entre el mundo de la metalurgia, el diseño del lingote y las formas de piel de toro que se hallan en los objetos y arquitectura tartessia. Afirmando investigadores como Escacena y Amores lo siguiente:
"Sin embargo, el análisis cladístico de ese símbolo y de sus réplicas en diversos tipos de elementos ha demostrado que se trata de un calco fiel de las pieles de toros, que se recortaban con esta forma en el proceso de curado (Escacena 2006: 131-132); y que, en todo caso, los lingotes también imitaban a las pieles. No hay por tanto una deuda directa en esta ocasión con el lingote de cobre chipriota. Como mucho, entre estas joyas, los altares y los lingotes existe una relación de parentesco evolutivo basada en una plesiomorfía, es decir, en el hecho de compartir caracteres primitivos sustentados en una inspiración ancestral común"
REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO FERNANDO AMORES CARREDANO SPAL 20 (2011): 107-14 (118).
Pese a ello y a mi juicio, el altar del fuego con forma de toro, se halla plenamente conectado con el mundo del crisol y de la metalurgia; siendo ello su unión ctónica (subterránea, minero-metalúrgica). Al igual, considero que objetos como los pectorales de El Carambolo, reflejan claramente el significado y el recuerdo de aquellos lingotes antiguos. Cuya memoria nunca se perdió, puesto que en epoca greco-romana era la del buey la imagen que más contenían las acuñaciones (los ases, o las grandes piezas de bronce y cobre). Tanto, que en el reverso de las monedas antiguas de Grecia, Roma o incluso en las ibéricas; el animal que más se representa es el toro. Ello, porque incluso el sueldo mensual de un soldado (bien pagado) correspondía "un buey"; lo que equivalía a unos treinta denarios, o bien a una moneda de plata al día. Siendo este mundo comercial que medía la riquea en cabezas de ganado lo que unía la piel de toro y el bovino con el mundo del metal; sin precisar de otro recuerdo más, para continuar acuñándose sobre piezas de metal valores con equivalencia al toro. 

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(4): Escacena ha demostrado que el altar de San Juan en Coria imitaba totalmente el colorido de la piel del toro. J.L. Escacena y R. Izquierdo de Montes: ALTARES PARA BAAL.. "Arys, III (2000) 11-40) (PAG 46)
.
(5): Escacena e Izquierdo, 2001 : 132-133) . Pag 86 op. cita (4).

. (6): Éxodo 32
(7): Éxodo 32:4
(8): Éxodo 32:6
(9): Éxodo 32:8
.
(10): Alvaro Gómez Peña se expresa de este modo acerca del origen oriental de los mencionados altares; al hablar de los dos hallados en Málaga: "Malaka, en concreto del sector de c/ Císter-San agustín. de nuevo, al igual que para el caso de los altares de el Carambolo y de Caura, éstos han sido hallados en un santuario de clara tradición fenicia enclavado en un poblado de igual adscripción cultural, lo que refuerza si cabe la hipótesis de que los dos santuarios anteriores sean de tradición oriental. dicho complejo cultural ha sido fechado entre el siglo VII y mediados del VI a. C." Así en Oriente como en Occidente: El Origen Oriental de los Altares taurodérmicos de la Península ibérica por Álvaro Gómez Peña SPAL 19 (2010):129-148); pag. 143)
.
(11): 3- DE DIOSES PIELES Y LINGOTES; Ma. Cruz Marín Ceballos; HABIS XXXVII (2006); pags, 35 a 56.
.
(12): Citando a SEBASTIÁN CELESTINO PÉREZ EN: LOS ALTARES EN FORMA DE LINGOTE CHIPRIOTA, Revista de Estudios Ibéricos, I (1994, pags. 291-309)
.
(13): Idem (11) (página 38)

. (14): obra liberada en la red por : LVCENTVM XXX, 2011, 9-24.
NUEVOS DATOS SOBRE LOS ALTARES TAURODÉRMICOS ASIRIOS Y ESCITAS Y SU SIMBOLOGÍA // NEW DATA ON ASSYRIAN AND SCYTHIAN BULL-SKIN-SHAPED SHRINES AND THEIR SYMBOLISM / de ÁLVARO GÓMEZ PEÑA
Literal: "esta interpretación taurodérmica se ve dividida entre quienes piensan que a pesar de ser pieles de bóvido, la originalidad de los altares es autóctona y no propiamente oriental. Desde esta segunda óptica somos varios los autores que hemos defendido que los taurodermos de la Península Ibérica no son los únicos testimonios arqueológicos con los que contar para poder relacionar ambas formas a uno y otro lado del Mediterráneo, (... ) hasta la fecha son en torno a cincuenta los elementos protohistóricos aparecidos en la Península Ibérica que pueden ser relacionados con una piel de toro trabajada, la mayoría de ellos asociados a santuarios y a tumbas". PAG 12.
Previamente, Gómez Peña en el mismo trabajo, escribe sobre este diseño en forma de piel bovina: "Como motivo ornamental se encuentra en vasos micénicos, en los tableros de marfil, para juego, de Megiddo, en las pinturas de los palacios asirios y sirios de Khorsabad, Arslan-Tash, Tel-Barsib, etc., e incluso en lingotes de cobre de la época premonetal que aspiran a reproducir la piel extendida de un buey" (Kukahn y Blanco, 1959, 42) (...) "no pretendemos en estas líneas defender que los altares taurodérmicos peninsulares sean una continuidad directa de las representaciones asirias, sino poner de manifiesto que dichas aras son el reflejo de una idea extendida por el Mediterráneo Oriental, especialmente en Chipre y Siria, que tiene su reflejo arqueológico en la Asiria de los siglos IX-VI a. C., así como en la cultura escita desde el siglo IV a. C. en adelante". Pag 9.

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(15): Así en Oriente como en Occidente: El Origen Oriental de los Altares taurodérmicos de la Península ibérica por Álvaro Gómez Peña SPAL 19 (2010): 129-148 (ver cita 14 -pag 146, fig 18-). (16): El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica M. ROSARIO LUCAS PELLICER ENCARNACIÓN RUANO RUIZ en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, H.Antigua; t. I 1988 págs. 79 a103 . Nos dicen:"García y Bellido en su monografía La Arquitectura entre los Iberos (1945, págs. 93-96), repite sucintamente los datos proporcionados por Mélida y denomina ´cúbico` al capitel encajado en la columna (el exhi bido en la sala)" pag 80. Sobre los capiteles: "la Cara (a), Limitan los flancos dos líneas paralelas, a modo de columnillas abultadas, prolongadas en los extremos por sendos apén dices cuadrangulares con dos lados cóncavos (el diseño se asemeja al denominado de `piel de buey´ o `doble hacha´). pag 84 . Acerca de las columnas que los sujetan y el recinto del Cortijo del Ahorcado, que: "Columnas rematadas en un tipo de ´capitel de zapata` muy próximo al que estudiamos debieron utilizarse con cierta frecuencia desde el Minóico Medio. No se conocen ejemplares auténticos sino versiones que atestiguan esta función de sostén empleando, quizá, elementos de madera: en el llamado `Vaso de los Boxeadores´ de Hagia Triada, Creta (Handbuch der Architektur, Band I cit. en D. S. Robertson, 1981, pág. 43, fig. 7) se reproduce este modelo de columna muy semejante a la del Cortijo del Ahorcado pag 88. Relacionándolo con el mundo minoico añaden que: "Otro documento a recordar es una terracota de Cnossos que muestra una columna con un ´capitel` semejante sobre el que se representaron las cabezas de los troncos de madera (A. Beltrán, 1949, fig. 162, 11, III)". pag 88
(17): Op. Cit. (16), pag. 89
(18): Op.Cit. (16) Pag. 90
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(19): "El esquema concreto de «piel de buey» se paraleliza también con la forma de los lingotes creto-chipriotas, difundidos por el Mediterráneo. El famoso pectoral del tesoro del Carambolo repite esta silueta, que encontramos a su vez en el pavimento de guijarros que circundaba el monumento de Pozo Moro (Albacete) (M. Almagro Gorbea, 1978, pág. 232). La forma se documenta asimismo en joyas ibéricas como la ostentada por una de las esculturas femeninas del Cerro de los Santos (AB-336 según estudio de E. Ruano, 1987, t. I., pág. 154 notas 25 y 26)" Op.Cit. (16) pag 92
(20): Párrafos de Op. Cit. (16): "El esquema adoptado por las conteras abiertas o cerradas (fig. 2: 10) y la reiteración del motivo en los nielados de los puñales de tipo Miraveche-Monte Bernorio (B. Griñó, 1983) constatan suficientemente la predilección de la Meseta por este motivo, repetido en numerosas varian tes en la pintura vascular de Numancia (fig. 2: 7), (J. Romero, 1974 y 1976) al igual que en las del círculo ibérico de Azaila (J. Cabré, 1944)". pag 93 (...) "Para concluir basta recordar, dentro del área ibérica, la decoración de la falcata de Almedinilla (fig. 2: 8), (M. E. Cabré, 1934, lám. II y II; G. Nieto y J. Escalera, 1970, fig. 3) y, lo que es más elocuente, la presencia del mismo motivo en otros fragmentos arquitectónicos: el capitel núm. 2 del Cortijo del Ahorcado (fig. 1: 2) y las piezas inventariadas con los núms. 181 y 183 en el Museo de Cástulo (R. Lucas y E. Ruano, 1989)" pag 93 (...) "Cronología: Influjos ciprofenicios se rastrean en el capitel núm. 2, posiblemente más contaminados por la corriente púnica que por la jonia, al menos éso se desprende del análisis del capitel núm. 3 y del gusto por el tema de las columniilas. Ello hace suponer, no sin reservas, que las columnas coronadas por estos singulares capiteles fueron erigidas con anterioridad al siglo IV antes de nuestra era o, al menos, en la etapa que precede al dominio bárcida". pag 100

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