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(Parte VIIC de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.CAPÍTULO VI DE: "MUNDO NEOHITITA, CANAANEO Y EGEO EN EL CARAMBOLO"
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Dedico este estudio Jose Ma. Soler y a las gentes de Villena, quienes con el mayor de los cariños y un venerable respeto, descubrieron, guardaron, -estudiaron y conservaron-, uno de los tesoros más maravillosos que ha conocido Europa. A todos ellos con mi admiración y gratitud, agradeciendo asimismo me permitan encabezar el presente artículo con una imagen del descubrimiento, tal como fue hallado hace cincuenta años (foto del archivo Museo de Villena -Jose Ma. Soler-).
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POR LA EXTENSIÓN DEL PRESENTE ARTÍCULO, SE HA DIVIDIDO EN CINCO PARTES (INCLUYENDO A SU FIN UNA LISTA DE TABLAS NUMÉRICAS NEESARIAS PARA SU EXPLICACIÓN).
LA CONTINUACIÓN A ESTE SE HALLARÁ PULSANDO: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/el-tesoro-de-villena-el-de-cabezo_17.html
Sus entradas contiguas son las que se sitúan bajo esta que leemos.
3ª http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/el-tesoro-de-villena-el-de-cabezo.html
4ª http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/carambolo-sus-ponderales-fenicios.html
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ARRIBA: El tesoro de Villena, en la "foto oficial" que presenta en sus paneles explicativos el Museo de la Prehistoria de Valencia (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En el artículo de hoy, nuevamente nos enfrentamos al reto de averiguar el origen de los ponderales con los que fueron hechos los dos tesoros hallados en las cercanías de Villena. De los que el primero y más famoso, es el que vemos en imagen arriba (llevando el nombre de esta población); siendo el otro -de menor importancia y también hallado en este municipio-, el conocido como el de "Cabezo Redondo".
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En alguno de nuestros anteriores artículos ya explicábamos que Villena se encuentra en la encrucijada de caminos y al inicio de lo que conformaba la antiquísima ruta de Herakles, por la que los griegos comerciaban los metales de Tartessos (vía después denominada de Augusto). Un camino terrestre que conducía desde los puertos grecoibéricos del Mediterráneo, hasta el interior peninsular, llegando a las fuentes del Guadalquivir (antiguo rio Tartessos). Siendo Villena el lugar que unía ese viaje que comenzaba en las antiquísimas bases marinas de Levante, y que pasaba por puntos de una importancia arqueológica tales como Yecla (famosa por su Cero de los Santos); Chinchilla (donde se encontró la tumba de Pozo Moro) o de Balazote (lugar de la "bicha"). En una ruta que se iniciaba y finalizaba en ciudades costeras, con la relevancia de Elche (Ilici) o de Guardamar (¿Akra Leuke?). Partiendo desde otras fundaciones griegas como Denia (Hemeroskopion) o Alonis (Villayoyosa), para pasar por Játiva (Saetibar) o Alcoy (famoso por su santuario de la Serreta). Llegando desde aquellos puntos hasta Villena, para iniciar allí la subida hacia Albacete y tomar dirección a la Sierra del Segura, hasta alcanzar el rio Tartessos. En este lugar de confluencia y al comienzo de la Ruta de Herakles (hoy llamado Villena) fue donde Jose Ma. Soler recuperó hace aproximadamente cincuenta años uno de los tesoros más importantes de la Edad del Bronce europea.
PARA CUANTOS ESTÉN INTERESADOS EN LA RUTA HERAKLEIA O EL CAMINO DE TERRESTRE LOS METALES HASTA EL MEDITERRÁNEO, LES RECOMENDAMOS CONSULTAR NUESTRO ARTÍCULO SOBRE LA VÍA DE HÉRCULES, INTITULADO:
"LA VIA HERAKLEIA, CAMINO DEL FRIGIANISMO Y DE LA HELENIZACIÓN" . Pulsar: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/06/la-via-herakeia-camino-del-frigianismo.html
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ABAJO: Los candelabros (perfumeros -thymiateria-) de Lebrija. Este grupo de seis "candeleros" conforma uno de los más extraños hallazgos del Sur Peninsular; ya que debido a su forma, su diseño y peso en oro, no pueden considerarse ligados a la joyería mediterránea. Aunque algunos autores los fecharon en épocas post-tartessicas (hacia el siglo IV a.C.), fue Almagro Basch quien en 1964 ya determinó que al menos eran coetáneos a los primeros asentamientos fenicios de tierras peninsulares. Aunque recientemente algunos expertos como Alicia Perea, Armbruster (1) o Ma. Luisa de La Bandera (2), consideraron que se trataba de piezas ligadas al fin del Bronce Peninsular (más cercanas al siglo VIII que al VII a.C. -como hasta hace poco se creía-). Ello debido a su técnica de orfebre, similar a la de tesoros atlánticos o a la de otros, como el de Villena -tanto como por la tipologia y aleaciones de su oro "puro"-; todo lo que le hace aseverar a Torres Ortiz, que han de fecharse en el siglo VIII a.C., en plena transición entre el Bronce y el Hierro (3).
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Por su parte, conocemos tan solo la altura y el peso promedial de ellos, que es de 1309 gramos y de 70 centímetros (tomando como referencia realizando la media en cinco de los seis, que son prácticamente iguales). Unos datos que iremos añadiendo para analizarlos en el presente artículo y desarrollar la teoría que plantearemos. Idea con la cual intentaré demostrar que los tesoros y la orfebrería peninsular de fines del Bronce -en especial la de época tartessia- estaría ponderada y medida con unos patrones importados por los "colonos" desde Oriente Medio (más concretamente de Palestina). Pesos y tamaños procedentes de sistemas metrológicos también utilizados en Asia Menor, en el Egeo, en Mesopotamia y en Egipto. Traidos por las gentes que llegaron a tierras de Iberia para comercializar los metales preciosos. Quienes encargarían a los indígenas peninsulares los diferentes tesoros y joyas, en las medidas (comerciales) de las zonas para las que se exportaban (un hecho normal a lo largo de la Historia, máxime si la mercancía es de altísimo lujo). Todo lo que provocaría la aparición de distintos sistemas ponderales en nuestra orfebrería, como fruto de la aculturación llevada a cabo por estos colonos, llegados con ese fin metalúrgico y al menos desde el siglo X a.C..
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Para finalizar este pié de foto y antes de dar comienzo al artículo diremos que el peso medio de los candelabros de Lebrija es de 1309 gramos (valor tomado desde el promedio de cinco, que son iguales de tamaño). Unos gramos que para estudiar hemos de dividirlos primeramente por el ponderal con el que se había fabricado el Tesoro de El Carambolo; que como dedujimos era el Siklo Oro fenicio (descendiente de la Hekat egipcia) y que se correspondía con 7,5 gramos. Por lo que nos resultará que el peso promedial equivale a unos 175 Siklos Oro menos unos 3,5 gramos (con un mínimo error, lo que equivaldría a las roturas y desgastes que los candeleros contienen). Todo lo que hace suponer que en origen aquellos thimyateria hallados en Lebrija pesaron algo más (apenas unos gramos); habiendo tenido inicialmente 175 Siklos de 7,5 g.; siendo su total originario más cercano a 1312,5 gramos.
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Conclusión primera que exponemos, aunque al final del presente estudio de cinco partes podremos demostrar que estos candeleros también coinciden con los ponderales del tesoro de Villena (tal como se parecen en estilo y formas). Lo que obliga a pensar que el tesoro lebrijano y el de Villena son de una misma época -como afirman Perea, Armbruster, De la Bandera, Guy Demortier o Ignacio Montero-).
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1)- INTRODUCCIÓN:
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Hoy de nuevo, vamos a enfrentarnos al reto de intentar comprender el ponderal y medidas en las que está fabricado el tesoro de Villena (principalmente con el fin de compararlo con los tartessios y los del "atlántico bronce"). Para lo que primeramente deberíamos recordar algunos conceptos que habíamos expresado acerca de las metrologías en la antigüedad, basadas en cifras o medidas que se tenían como sagradas e inalterables. Unas longitudes y pesos que necesariamente debían fijarse de forma estática e inalterable; habida cuenta que de variar y modificarse se adulteraba todo el sistema social (tal como sucedería hoy con quien cambiara el metro o el litro). Lo que supondría a su vez falsificar el mercado, conllevando a una estafa generalizada; provocando la consecuente pérdida de confianza y la destrucción del comercio y del mundo mercantil antiguo -que precisaba de una absoluta lealtad en las medidas, sin posibilidad de cambios (habida cuenta la dificultad de reclamaciones..)-.
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Siendo así es comprensible que en todas las culturas y civilizaciones, se hizo tan necesario como el calendario (imprescindible para poder desarrollar una vida agraria y laboral); tener un sistema metrológico bien fijado e inalterable. Medidas que se encargaban determinar a los más ilustres astrónomos (sabios o iniciados), para posteriormete ser guardadas como patrones sagrados. Siendo común que su mantenimiento y custodia fuera dejada a templos y a recintos sacros, con el fin de sus clérigos las conservasen durante siglos -sin modificaciones- y para que estos mediaran en caso de "litigios metrológicos". Todo lo que en muchas de las antiguas civilizaciones daba un gran poder al sacerdocio, no solo por su capacidad de actuar como mensuradores y contables del reino; sinó a su vez como jueces en pleitos sobre lindes, pesos o mercancías -clérigos cuya finalidad era calcular los cambios y transacciones, además de contabilizar las riquezas y determinar los cobros de impuestos (del cereal y de animales, o de los metales)-.
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Debido a cuanto decimos y como la religión, la filosofía, la astronomía y el mundo mágico, eran casi uno mismo en la antigüedad. La metrología, la economía, la ponderación e incluso, el dinero; estuvieron unidos en aquel tiempo a las disciplinas antes referidas. Siendo el astrónomo un mensurador de espacio y del tiempo, tanto como podía ser el mismo hombre adivino a traves de los planetas o contable y cambista -del oro y del grano- para su recinto sagrado y en su ciudad. Todo ello en una época en la que el cirujano no se disociaba del chamán, ya que no había barreras entre el mago, el médico y el filósofo. Del mismo modo que no las había entre un poderador de un templo, un clérigo mesurador agrario, un astrónomo y un astrólogo.
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Pues aquellas civilizaciones consideraban que los dioses intervenían en toda transacción, o en la suerte que traía el oro; de forma muy parecida a la que el dios lograba una curación. Por todo lo que era tan importante el rezo del médico y sus amuletos, como sus pócimas, recetas y ungüentos. Asimismo, las medidas establecidas, se tenían como patrones sagrados con poderes místicos, ya que habían sido heredadas desde el pasado más remoto, cuando fueron descubiertas por los más sabios entre los antiguos (teniéndose incluso como reveladas por los dioses a estos hombres que las enseñaron a los suyos). Lo que se comprende porque en su gran mayoría, estas, contenían un carácter geodésico o planetario (al igual que la Milla o nuestro Metro). Ya que el valor de las longitudes, derivaba fundamentalmente de patrones obtenidos para orientarse en el desierto o en el mar. Pudiendo provocar su alteración o cambio, no solo la estafa en el mercado; sino sobre todo el extravío en el camino -llevando al desastre y a la muerte a quienes debían guiarse a través de esas mediciones (en sus caravanas o en sus naves)-.
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Por todo cuanto decimos, se comprenderá facilmente que la metrología entonces era sagrada y que además era la fuente de todas las riquezas. Ya que con ella se calculaban los campos, se pesaba el grano, se concebían los ciclos calendáricos (en los que había de cosecharse o recolectarse) y se lograba viajar -pudiendo establecerse el comercio-. Convirtiéndose el sistema de pesos y longitudes (relativas) en un dogma inalterable de tal importancia, que en ocasiones consiguió mantener durante milenos unos mismos valores. Un hecho que puede observarse en Mesopotamia o en Egipto, donde sus "codos" fueron practicamente iguales durante decenas de siglos. Algo que en el Nilo sucedió desde el tiempo de Imnhotep -del que se dice establece el sistema metrológico (hacia el siglo XXVII a.C.)-, hasta el periodo ptolomáico. Más de dos mil años en los que el Codo Real tan solo varió unos milímetros; desde los 52,36 centímetros que valía cuando lo impone Imnhotep, hasta los 52,498 ctms. que tuvo en tiempos Saitas -tras lo que se desiguala, llegando a alcanzar los 52,6 ctms.; cambiando ampliamente en etapa prolomáica-..
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ARRIBA: Anillo egipcio para ponderar el oro, perteneciente a la XVIII dinastía (propiedad del Museo de El Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Estas anillas llamadas Shaty se utilizaban ya en el Antiguo Imperio como forma de mensura, peso y "moneda". Tasándose con ellas los valores relativos al metal y los de otras mercancías. Su establecimiento, ponderación y uso se reservaba a los "funcionarios" pesadores, quienes solían pertenecer a un templo y que trabajaban de un modo semejante a nuestros notarios o economistas estatales (anotando y certificando las tasaciones y cambios).
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La metrología que utilizaban para ello -como hemos dicho repetidamente- procedía del Codo Real y de su derivado el Codo Vulgar, "revelados" por Imnhotep (el gran arquitecto y visir de Djoser II). Unos patrones que se cubicaban formando lo ponderales de líquidos o metales (para uso sagrado o civil). Cuidando a lo sumo los egipcios que estos no se modificasen, con el fin de que los templos se construyeran con las mismas medidas (pudiendo así utilizarlos durante milenios como observatorios) y de que el mercado no se alterase (por desconfianza de quienes comerciaban). Estos Shatys marcaban el peso de oro, que se correspondía en el Imperio Antiguo con 7,5 gramos, derivando de un Codo Real Cercano a 52,489 centímetros. Doce Shatys (anillos) conformaban el Debén que en épocas tardías correspondió a 91 gramos, pero durante el II milenio a.C. equivalía a 90 gramos. Unas medidas desde las que a mi juicio procede en Siklo Oro de 7,5 g. (igual a Shaty antiguo), con que se midieron los tesoros atlánticos o el de El Carambolo (entre otros).
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ABAJO: De nuevo el tesoro de El Carambolo, tal como lo muestra en reproducción el Museo Arqueológico de Sevilla (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En algunos artículos atrás, habíamos tratado sobre el problema de la metrología en estas joyas, habiendo llegado a la conclusión de que estaba fundido en base al "Siklo Fenicio Oro". Un peso de origen puramente egipcio, importado por los púnicos a Fenicia y cuyo valor inicial fue 7,5 gramos (con un error de +/- 0,04 %). Siklo procedente de las medidas milenarias faraónicas, entre la que se encontraba la Hekat (o jarra de unos 4,8 litros nuestros) cuya fracción 640 corresponde a estos 7,5 gramos (que los fenicios llevaron hasta su tierra, como patrón común del oro y para poder comerciar con Egipto).
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Pese a todo, para establecer esta medida (tal como decimos) hay que partir de un Codo cercano a 52,5 centímetros -cubicado-; cuya fracción (30·640) da este valor de 7,5 g.. Pero el problema se nos plantea en el hecho de que el Codo Real algo menor a 525 mm. en Egipto deja de utilizarse antes de fines del II milenio; mientras permanece como patrón principal y sacro entre los hebreos (cuyo Codo Sagrado mide casi exactamente esos 52,5 ctms.). Todo lo que hace pensar pudieran ser los judíos quienes establecen o conservan el Shaty en Oriente Medio, como Siklo Oro con valor de 7,5 g. -ya que en Egipto avanza y pronto llega a estar cercano a los 7,6 g., conformando un Debén de 91 g.-.Un peso que permitiría comerciar en Asia Menor y en Egipto (donde tenían correspondencia los ponderales). Un peso que en las diferentes colonias púnicas entraría en contacto con otras formas de medir metales preciosos, de origen mesopotámico, hebreo o ugarítico. Variando relativamente en su peso a lo largo de la Historia (entre los 7,35 del Siklo Púnico de plata y los 7,6 g. del siklo filisteo o Pym).
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A LOS INTERESADOS EN LA PONDERACIÓN Y METROLOGÍA DE EL CARAMBOLO; LES ACONSEJAMOS CONSULTAR NUESTROS ARTÍCULOS SOBRE ESTE TEMA, PULSANDO LA LINEA AZUL que les llevará hasta los artículos:
- "EL TESORO DE EL CARAMBOLO; SU PONDERACIÓN Y MEDIDAS: EL PATRÓN SAGRADO EN QUE ELABORARON SUS JOYAS" http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/11/el-tesoro-de-el-carambolo-su.html
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- "EL CARAMBOLO: CONCLUSIONES A SU METROLOGÍA Y ANÁLISIS NUMÉRICO DE SUS JOYAS" http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/12/el-carambolo-conclusiones-su-metrologia.html
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2)-. SOBRE LA PRESENCIA DE EGIPCIOS, MICENIOS Y GENTES DE ORIENTE MEDIO EN LA PENÍNSULA -durante la Edad del Bronce-:
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En nuestros artículos -arriba referidos- hablábamos extensamente acerca de los pesos y medidas que hace miles de años servían para comerciar o mensurar. Recogiendo de forma más o menos correlativa y exacta, la sucesión de valores que tenían en civilizaciones como las del Egipto antiguo, Mesopotamia, Anatolia (Ugarit y área hitita) y el mundo canaaneo. Poniendo una especial atención en los ponderales de metales preciosos de Oriente Medio -fenicios, filisteos o de Israel-; habida cuenta que "las apariencias históricas" apuntaban que las medidas de peso usadas en la joyería peninsular a fines de la Edad del Bronce, procedían de esta zona (también llamada "el Creciente Fértil"). Una teoría que desde los años noventa estudiaron diferentes científicos del área galaico-astur, quienes demostraron que tesoros como los de Caldas de Rey, estaban medidos en Siclos de tipo fenicio (equivalente a unos 7,5 gramos) (4) .
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La importancia por entonces del ponderal, reside al ser una época muy anterior a la moneda -numismática que surge en Lidia hacia el siglo VII a.C.-; por lo que no había otra manera para comerciar más que manteniendo unas tablas relativas y correspondientes muy exactas (entre las diferentes civilizaciones, culturas, ciudades estado o reinos). Valores que debieron de ser meticulosamente establecidos, para lograr un perfecto pesado y tasación del oro -o la plata, e incluso del cobre y el estaño-. Ello, unido a un sistema de análisis correlativo a purezas y unas balanzas bastante exactas (seguramente basado en la relación peso-volumen), llevaría a la posibilidad de generar un mercado de metales preciosos. Ya que para comerciar y fabricar objetos en oro (y plata), es imprescindible obtener procedimientos para calibrarlos y tasarlos, manteniendo honestamente unos ponderales exactos e inalterables -pues en el momento en que aquellos se modifiquen, ni se pueden hacer en cargos ni menos valorar el precio y peso de una joya, de un anillo o de una simple pepita de oro-.
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Por lo demás, para quienes duden acerca de la existencia de estos sistemas de calibrar y medir purezas y gramos por entonces, bastará referir los pesos y calidades que tienen las joyas del II milenio a.C. (en Egipto o en la Península Ibérica...). Una orfebrería cuyas trazas y belleza son incomparables e inimitables -aún hoy y con todos los recursos técnicos que los artesanos del oro tienen en nuestros tiempos-.
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SOBRE ESTAS LINEAS: De nuevo, uno de nuestros mapas de la Ruta de Heracles; un camino que comenzaba en las ciudades costeras del Levante y que confluía en Villena, antes de internarse hacia las zonas ricas en oro. Esta vía llegaba a las fuentes del Guadalquivir (rio Tartessos) atravesando la llanura manchega y cruzando lugares hoy plenos de arqueología; para luego subir a la Sierra del Segura, llegado a Oretania (la actual Jaen). Era esta la senda por la que se supone los griegos llegaban hasta Tartessos, sin que los fenicios pudieran impedírselo -o sin que los púnicos se percataran- comerciando así, los metales del Atlántico y de la Turdetania. Todo lo que el mito idealizaría como el "robo de los bueyes de Gerión"; que simbolizaba este "hurto" del oro, la plata y el cobre, que los helenos lograban llevar a cabo al a través de esta vía terrestre (alcanzando así las fuentes del Tartessos). Un mito en el que sublimaba el esfuerzo por lograr el bronce, el oro y la plata (tan codiciados como imprescindibles por entonces) simbolizados en los bueyes que significaban la pecunia -del pecus, animal- y por ende, el metal (tanto que los lingotes de cobre hasta bien terminada la Edad del Bronce, se fundían con la forma de un buey; efigie del toro que también se troquelaba comunmente en las monedas más antiguas).
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ABAJO: Podemos ver otro de los mapas que publiqué en mi artículo sobre La Ruta de Herakles, con las diferentes vías marcadas (se recomienda consultarlo aumentado, a los interesados; ya que incluye numerosos caminos por los que se comerciaban los metales de Tartessos). Sobre este, además hemos señalado en lineas más gruesas, el recorrido que quizás siguió el oro del tesoro de Villena; debido a que sus joyas, por su tipología parecen muy atlánticas. Siendo así, creemos que su metal pudo proceder de la zona Sur de Portugal (o en las proximidades de Extremadura) desde donde quizás fue llevado a través del camino marcado en el mapa -quizás para trabajarlo allí y embarcarlo en algún puerto cercano (en las costas de Alicante)-. En naranja, sobre el mapa, vemos el primer tramo que debió seguir, desde el Alentejo hasta Almadén, tierra del Mercurio y donde se lavaba y obtenía el oro puro. Para pasar más tarde de Almadén a Villena, cruzando Ciudad Real incorporándose a la Via Herekleia a la altura de Robledo -cerca de Balazote- (camino marcado en color marrón-ocre y también grueso). Cuanto explicamos, unido al hallazgo del tesoro de Villena en plena Ruta de Hércules, puede demostrar que esta vía para comerciar los metales del Atlántico seguramente era milenaria y conocida en el segundo milenio a.C.. Una senda que más tarde heredarían los helenos (probablemente desde sus antecesores, micenios) y que bautizarían como Herakleia.
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Por cuanto expresamos, antes del nacimiento de la moneda, parece lógico pensar que la precisión para la ponderación de los metales preciosos era absolutamente necesaria. Todo lo que obliga a imaginar que durante el segundo milenio a.C. y comienzos del primero, la proliferación de talleres de pesado y tasación -de cambio y valoración- hubo de ser uno de los más importantes trabajos y negocios (ligado a los templos o en una casta de funcionarios). Ello unido a que en estos momentos históricos fue quizás cuando más se valoró el oro (como ofrenda mortuoria, para los dioses o para los reyes). Provocaría que por entonces, en Mesopotamia, en Oriente Medio y especialmente en Egipto; se realizaran las más maravillosas obras de orfebrería de la Historia -recordemos simplemente la tumba de Tutakhamón o los cientod de tesoros mesopotámicos, de una riqueza y trabajo incomparable-.
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Esta "fiebre del Oro" del segundo milenio a.C., fue lo que haría venir sucesivas oleadas de exploradores o visitantes hasta nuestras tierras (riquísimas por entonces en oro, plata, estaño y cobre). Siendo aquel el momento en el que surgirían "extraños hechos" en el Atlántico peninsular, que antaño muchos consideraban ligados a la civilización megalitista. Aunque en verdad ese "misterio" o "laberinto atlántico" no sería tanto el producto de una decadencia y renovación de la cultura creadora de monumentos pétreos -tras la aparición del bronce-. Sino más bien un contacto discontínuo (pero muy frecuente), con gentes venidas "secretamente" hasta los yacimientos argénteos, áureos o cúpreos de nuestra tierra -especialmente a los del área occidental-. Buscadores de metales, que no se asentarían como colonos, aunque sí vendrían repetidamente hasta las tierras de Galicia y Portugal, a Huelva o a las almerienses y murcianas (un "antiguo Dorado", como era en verdad la Península por entonces; milenios antes de que sus minas fueran agotadas).
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Navegantes llegados desde mediados del tercer milenio a.C. -al menos- y procedentes de Oriente Medio, de Creta o el Egeo -e incluso del mismo Egipto-. Deseando llevar hasta sus tierras el enorme potencial en metales preciosos que tenía este lugar que siglos más tarde llamaron Iberia. Un lugar y unas rutas que conducían hasta la Península, que sería uno de los más celosos secretos guardados; habida cuenta que revelar de dónde procedían los metales -o el emplazamiento de las minas valiosas-, ha sido algo tan castigado, como ocultado, a lo largo de toda la Historia. Pese a ello, aún hay investigadores que afirman no puede considerarse que los egipcios, los cretenses, los egeos o las gentes de Oriente Medio, llegaran hasta nuestro litoral atlántico durante el tercer y segundo milenio a.C.. Ello, primero porque no hay pruebas fehacientes de su presencia, y sobre todo por la falta de medios técnicos en la navegación. Una idea ante la que hay que hacer reflexionar, explicando que para alcanzar el Estrecho de Gibraltar desde Oriente Medio o de Egipto y el Egeo, bastará con navegar de cabotaje por el Norte o por la costa Sur del Mediterráneo (tardando unas cuatro semanas en la singladura máxima de nueve mil kilómetros -aproximados; cinco mil millas aprox.-) .
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SOBRES ESTAS LINEAS: Nos atrevemos a publicar esta imagen -anuncio- de los productos que fabrica y crea la "ingeniosa" tienda-taller ARSINGENIVS, cuyo enlace es: http://arsingenivs.es/la-tienda-de-ars-ingenivs/colecci%C3%B3n-matem%C3%A1ticas-y-metrolog%C3%ADa/ -agradeciendo nos permita divulgar su foto-. En la imagen vemos la oferta de objetos fabricados por su empresa, entre los que se encuentran un "meh sherer", cuya traducción es la de Codo Vulgar (o corto) y un HENU, medida de capacidad que se correspondía a 1/10 de Hekat. Como ya habíamos visto, la "hekat" (o jarro), se establece como ponderal surgido de una fracción por cubicación del Codo Real (largo); y equivalía aproximadamente a 4,8 litros nuestros (por lo que consecuentemente el Henu había de ser unos 480 aproximadamente). Como decimos, de estas unidades de volumen, procede el Shaty que luego se convertiría en Siklo Oro como 7,5 gramos. de metal precioso. Y que equivale en peso a 1/64 Henu. Un volumen hallado partiendo desde el Codo Real cubicado con un valor lineal de 52,489... centímetros.
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En la imagen, podemos ver también un juego de ponderales, que de forma igual eran derivados de la cubicación y pesos de líquidos medidos por Codos, considerados longitudes sagradas de carácter cósmico (sin lugar a dudas por haber sido obtendido el valor de los Codos, desde mediciones geodésicas). Ello, porque con toda seguridad serviría el establecimiento de una metrología fija, como método y medio de guiarse y calcular la situación propia, o de los astros. Tanto como para orientarse conociendo la hora (a través de alidadas de cuerdas, también fabricadas en forma de cuadrantes -modernamente llamadas ballestillas y "baculos de Jacobson"-). Para todo lo que era imprescindible que los valores de mensura no cambiasen, con el fin de poder traspasar los conocimientos milenarios astronómicos de padres a hijos -o más bien, de sacerdotes a novicios-. Por su parte, en una época en la que el oro y la plata eran usados para fabricar las más destacadas ofrendas para los muertos, los dioses y los reyes. Las formas de mensurar, de ponderar y de tasar la pureza y peso en los metales preciosos, debió consistir una de las profesiones más especializadas.
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El por qué no continuaron los del Nilo colonizando tierras occidentales pudiera tener una explicación relacionada con el "cambio climático" provocado por el progreso devastador del Imprerio. Pues parece ser que en el segundo milenio, Egipto y sus inmediaciones quedaron ya prácticamente sin bosques o árboles, con los que poder construir barcos. Todo lo que explicaría que trasladasen a sus comerciantes hasta Biblos, base y puerto faraónico situado en las inmediaciones de la posterior Fenicia y "plagada" por entonces de cedros. Allí comenzaría una segunda etapa de colonización y comercio egipcio, que culminaría con la llegada del Hierro hacia el siglo XII a.C. . Un metal que provocó un cambio de poder en la zona; cayendo por entonces la Biblos egipcia, en manos de los hombres del hierro; naciendo en ese tiempo Fenicia -debido a estas convulsiones-. Cambios o migraciones originados por la mezcla de las civilizaciones semito-canaaneas de la zona, con las distintas invasiones llegadas con el nuevo metal (de procedencia caucásica en su mayoría). Unos fenicios que ocuparían el mismo lugar que los bibliotas, como comerciantes mediterraneos y como navegantes aliados de Egipto.
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Continuando con las gentes que vendrían hasta nuestras costas en los milenios tercero y segundo a.C., diremos que tras arribar hasta el litoral peninsular como exploradores, para alcanzar su oro tan solo tendrían que usar procedimientos de aculturación y trueque. Entre los muchos métodos conocidos, se encontraba como más común secuestrar temporalmente adolescentes del lugar (en las playas); para llevarlos hasta las tierras de aquellos que deseaban comerciar o colonizar un área. Una vez conducidos los raptados al reino que se proponía entablar contacto con la zona "a civilizar" (fuera este Egipto, Creta, Chipre, Ugarit, Fenicia, Biblos etc.); allí tratarían y educarían a los jóvenes como mejor pudieran, aculturándolos plenamante, ofreciéndoles todas las facilidades y comodidades (con el fin de que quedasen convencidos de la mayor civilización que se deseaba introducir donde los raptados habían nacido). Tras dos o tres años de aculturación, bastaría simplemente con devolver aquellos jóvenes al lugar en que fueron raptados, para que estos entrasen de nuevo en contacto con sus familias y tribus peninsulares. Poco después, este método daría resultado con absoluta seguridad y la gran mayoría de los "retornados" -conocedores de la lengua y costumbres del reino que los había educado- lograrían convencer a los indígenas de las buenas intenciones de aquellos navegantes. Quienes tan solo deseaban comerciar o llevarse los metales preciosos; consiguiendo así entablar un contacto que pronto se podría convertir en trueque continuado, en el que actuarían de enlace los "retornados".
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Por cuanto narramos, ha de suponerse que durante los milenios tercero y segundo a.C., el nexo entre el Mediterráneo Oriental y el área Atlántica no era de colonización ni de sumisión. Puesto que los marineros que alcanzaban nuestras costas, serían muy pocos e incapaces de conquistar o dominar unas zonas tan lejanas. Ya que hemos de considerar que tan solo realizarían singladuras durante los veranos y para llevarse metales. Mercancía cambiada a los lugareños por cuanto -y tanto- como había en el "otro lado del Mediterráneo" (principalmente telas, vestimentas y hasta medicamentos o ungüentos). Así llegarían pronto a acuerdos temporales y de comercio, en que los indígenas peninsulares proporcionarían a precios irrisorios el oro, plata, estaño o el cobre; tan deseados como imprescindibles en plena Edad del Bronce. Todo ello a cambio de telas, de bebidas, de baratijas o de perfumes; que traerían durante los meses de bonanza aquellas gentes procedentes del otro lado del Mediterráneo. Quienes se atreverían a venir desde sus lejanísimas costas sitas en Oriente Medio, en Egipto o del Egeo. Unos viajes que hemos de considerar se hacían de forma secreta; no solo para ocultar a enemigos y ajenos la procedencia del bronce o de las riquezas. Sinó sobre todo porque el mismo trayecto implicaba el peligro de ser asaltados y abordados por quienes se percataran de la presencia de "comerciantes" con barcos llenos de oro y plata.
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Cuanto narramos se llevaría cabo con la conocida forma de navegar semejante a la de las caravanas del desierto; consistente en dormir durante el día y machar por las noches (para no ser vistos). De tal modo, bastaría con fondear durante el amanecer en lugares donde no se perdiera el horizonte terrestre, e iniciar la singladura al caer la noche; de forma lenta y sin ruidos, siempre guiados por los astros y por el cabotaje (viendo los cabos). Lo que realizado en una nave pequeña, con velas oscuras -simplemente con el casco y mástil pintados en color azul-, haría imperceptible el paso de aquellas gentes que atravesaban el Mar Mediterráneo de lado a lado. De un modo semejante al que hacen incluso muchos hoy, con otros motivos más penosos y pobres. Refiriéndome a los millares de infelices, que tristemente todavía se juegan las vidas de forma casi igual: Cruzado largas distancias del Mediteráneo en una patera, sin ser vistos, tan solo para desembarcar en tierras de Europa (buscando un trabajo).
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Finalmente añadiremos acerca de las posibilidades técnicas de la navegación durante el tercer y segundo milenio a.C.; que bastará tan solo observar la armada egipcia, la creto-egea, o las de Oriente Medio y Babilonia (representadas en bajorrelieves y pinturas). Comprendiendo pronto su potencial técnico y humano; llegando a ser tan sofisticado como para que Ramsés III en El Qadesh, se sirviera de destacamentos que trasportaban barcos "desmontados por tablas". Naves en piezas con el fin reconstruirlas cuando se veía frente a las orillas de rios y playas, cruzando sobre ellas ejércitos (con decenas de miles de hombres).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Vaso cerámico de grandes proporciones (casi un metro de altura) hallado en Villafranca del Maestrazgo; fechado a finales del Bronce -entre el 1400 y el 1000 a.C.-. Esta pieza, propiedad del Museo de la Prehistoria de Valencia -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-, es gran influencia oriental y se considera el comienzo de contactos entre gentes de un lado y otro del Meditarráneo. La aparición de aquellos asentamientos en la Sierra del Maestrazgo fechados en estos siglos, a mi juicio estaría motivada por "la visita" de pobladores llegados seguramente desde el Egeo. Ya que tras la destrucción del Mundo Monoico (provocada por el Volcán Tera-Santorino, que erupciona y explota en el siglo XVI a.C.) Creta y sus alrrededores verían huir la mayoría de sus gentes, buscando refugio en zonas lejanas.
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Tras el drama del Tera-Santorino ocurrido hacia el 1580 a.C., unos trescientos años más tarde, una segunda tragedia se cernió sobre el Mediterráneo Este (incluso sobre el propio Egipto). Ello fue el "descubrimiento" del hierro; provocando diversas oleadas de pueblos invasores que se extendieron por toda la costa -desde Anatolia hacia Oriente Medio y sus islas, por las del Egeo, e incluso atacando el Nilo-. Todo lo que nos solo provocaría un éxodo errante hacia el Este de aquellos antiguos pobladores del área oriental mediterránea (viniendo hasta Italia y a nuestras tierras). Sinó generaría ya las primeras aculturaciones llevadas a cabo en la Península por de gentes venidas desde "el lado opuesto" (huyendo para salvar sus vidas y parte de su civilización). Viniendo por entonces, con el fin de establecerse y para sobrevivir en zonas peninsulares; seguramente manteniendo el conocimiento de estas rutas de los metales y continuando con el mercado del cobre, el estaño, el oro y plata (en sus lugares de origen).
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ABAJO: Panel didáctico del Museo de la Prehistoria de Valencia en donde se explica brevemente la etapa del Final del Bronce en la zona levantina peninsular. Exponiendo como a fines del segundo milenio a.C., se producen grandes cambios estruturales en el área de Castellón, Valencia y Alicante. Pasando los poblados a situarse en los valles, mientras apareció una metalurgia relacionada con el bronce. Ello y el cambio social hacia unas estructuras agropecuarias, obliga a pensar en unas jerarquías ya bien establecidas y en unos poblados suficientemente defendidos y bien organizados; muchos de ellos situados junto a la costa. De cuanto se desprende un nuevo periodo denominado Final del Bronce, como la transición última hacia el mundo del Hierro y a la posterior aparición de los primeros colonizadores orientales (establecidos en puertos y bases ibérico levantinas, al menos desde el siglo VII a.C.).
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A esa fase del Bronce Final -donde surgen estas "nuevas gentes y estilos de vida"- en unas fechas cercanas al siglo X a.C., se deberían depósitos y tesoros como los de Villena (tal como explica en el panel en imagen, del Museo de Valencia). Otros investigadores más recientes, como Perea, Armbruster o De la Bandera; consideran con gran juicio que el tesoro de Villena debe fecharse en época más recientes, datándolo hacia el VIII a.C.. Algo en lo que estamos plenamente de acuerdo y que quizás se ratifica por el hecho de que los ponderales en los que se funde y mide este tesoro son -a mi juicio- de origen palestino y fenicio (tal como igualmente serían los de mchas de las joyas castreñas e incluso el tesoro de El Carambolo o los candelabros de Lebija). A continuación iremos estudiando las joyas halladas en Villena y los ponderales en la antigüedad, para establecer unas conclusiones acerca de la medida y pesos de estos tesoros.
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3)-. SOBRE DE LA NECESARIA EXACTITUD EN LOS PONDERALES METALÚRGICOS DEL MUNDO ANTIGUO:
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Como decíamos, en varios de nuestros artículos anteriores expusimos unas breves notas acerca de los ponderales del Egipto antiguo, de Mesopotamia o de Oriente Medio -con el fin de analizar los posibles pesos y valores con los que se había fabricado el Tesoro de El Carambolo- (5). Estudios que hemos divulgado hace muy poco y en los que llegábamos a la conclusión de que la medida con la que se había "trabajado y fundido" el ajuar sevillano, era un Siclo denominado SICLO-ORO FENICIO, e igual al usado en muchos de los tesoros atlánticos. Ponderal cuya utilización se consideraba puramente púnica, aunque como pudimos demostrar, ese Siclo-Oro de 7,5 gramos (aproximados) no era propiamente el Siklo numismático púnico; sino uno común utilizado en Tiro y Sidón para medir metales (nunca monedas). Ya que como venimos diciendo, en origen el SIKLO-ORO de Fenicia, era mucho más antiguo y algo mayor que el Siklo Fenicio llamado Púnico de plata (de unos 7,35 gramos y usado en numismática púnica). Pues como hemos demostrado, esta medida de metal precioso de 7,5 g. partía desde un patrón egipcio, ya establecido durante el Imperio Antiguo como cubicaje de la Hekat, que se correspondía a unos 4,8 litros; cuya base métrica tan solo es conservada en el primer milenio por los judíos, que tenían un codo correspondiente a ello (de unos 52,5 centímetros).
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Siendo así y quizás por evolución de cambios, nos encontramos en Palestina y Fenicia curiosamente con tres tipos de Siklo muy semejantes. El primero y más reciente, de 7,3 gramos aproximados, otro de unos 7,5 y un último cercano a los 7,6 g.. Algo que hace establecer a algunos autores el valor de aquel peso de forma unitaria entre 7,3 y 7,6 gramos, considerando como común y aceptable esta oscilación. Todo lo que nos resulta imposible admitir, ya que esa variación de 0,3 gramos impediría coinicidir las sudivisiones del peso en sus fracciones mayores (lingotes o libras, llamadas Mina y de las que derivaban sus distintas diviisiones). Es decir que como la Mina contenía 50 Siklos, si suponemos un error de 0,3 gramos en los Siklos -como pondeal aúreo, no como moneda pues las monedas son ya en su mayoría defectuosas-. Habríamos de admitir que esas culturas como la fenicia (metalúrgicas por antonomasia), no sabían si el patrón inicial y mayor, pesaba 365 gramos, o bien 380 (con un error de 15 gramos en las Minas). Un hecho que traducido a metales preciosos y al precio que estos tenían en aquel tiempo, obliga admitir un 4% de fallo en todas las pesadas y ventas fenicias o canaaneas -ya que el 4% es la oscilación +/-, existente entre 0,3 gramos, en un promedio entre 7,3 y 7,6 g.; un fallo "admisible" y que otorgan algunos autores al Siklo-.
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Por lo demás, para quienes consideren que 0,3 gramos pueda ser imperceptible en un ponderal (no en una moneda de plata, fabricadas a troquel y con defectos). Diremos que tan solo en veinticinco unidades con este error, ya nos daría 7,5 gramos de variación -lo que supone un Siklo (de más o menos)-. Pese a ello, es de lógica pensar que cualquier joyero, pesador de metales preciosos -u orfebre- sabría calibrar ese fallo en un patrón; dado que supondria pérdidas (o engaños) de un 4% en todos sus productos. Bastando para corregirlos pesarlos en grupos o comprobar sus volúmenes introduciéndolos en agua; e ir averiguando aquellos con defectos en su estimación.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS y BAJO ELLAS: Arriba, un brazalete de oro puro, fechado hacia el 1000 a.C (en coleccion privada de Portugal, y actualmente en Londres). Fue hallado en las proximidades de Ébora, capital del Alentejo portugués y se cataloga como orfebrería de tipo alentejano del Bajo Bronce. Abajo, uno de los torques-pulsera del Tesoro de Villena. Como podemos ver es casi exacto al anterior; de lo que se deduce la posible procedencia atlántica del tesoro de Villena. Como veremos en nuestra parte tercera y cuarta del presente trabajo; llegamos a la concusión de que en Villena hubo un taller de orfebre. Fábrica en la que quizás se hicieron muchos de los tesoros atlánticos (o viceversa, ya que no podemos determinar si las joyas de Villena tan semejantes a las alentejanas, fueron hechas en esta zona extremeño-portuguesa).
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Asimismo, en lo que se refiere a las dudas sobre la exactitud entre ponderales, diremos que para crear un patrón bastaría con tomar una unidad inicial (la que se decida). Tras lo que se creará un molde a cera y más tarde, desde este primer original (ya fundido en metal) se pueden hacer tantos moldes a escayola y copias exactas, como se desee. Por lo que del primer modelo, habrían de salir todos los demás ponderales y los pesos así fabricados no contendrían errores (al ser copia del patrón primero). Ello significa que las familias o los templos con capacidad de comercializar esos metales preciosos, tendrían acceso a "calcar" el molde, obteniendo sus ponderales desde el modelo original; en una copia exacta del primer patrón, común a todos. Por todo ello, el error sería apenas mensurable, ya que practicamente es el mismo modelo siempre repetido (tal como de una escultura se puede hacer otra exacta igual procedimiento).
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Entendida precisión de estos moldes y ponderales para metal precioso, otro problema muy diferente sería el valor inicial que se decidiera dar a este patrón primero, homologado por cada ciudad o reino. Pese a ello, casi todos los lugares adoptaban un patrón convertible y semejante al de otras zonas, porque ello les permitía comerciar (por muy distantes que fueran). Ya que la correlación con los pesos de otras culturas o civilizaciones, hacía posible cambiar sus metales, siempre que estuvieran medidos en ponderales con equivalencia común. Siendo así, se entenderá -por ejemplo-, por qué el Shekel judío se correspondía con el Siklo filisteo en 3/2; pudiendo cambiarse tres siklos filisteos, por dos de Israel -ya que el peso del primero era aproximadamente 7,6 gramos y el del segundo 11,4; de lo que (11,4 · 2) : 3 = 7,6 -.
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Aunque ciertamente el tener "ponderal" propio también impedía las falsificaciones de extranjeros y que metales preciosos ajenos a la ciudad -o al reino-, entrasen en sus mercados (al menos, sin el consentimiento de sus mandatarios). De lo que normalmente tomaban pesos cuyo valor era de algún modo equivalente y convertible al cambio y fracción con los de otras civilizaciones y reinos, aunque con un valor diferente. Por cuanto vamos narrando, se entiende que a comienzos del primer milenio a.C., en Oriente Medio tuvieran tantos Siklos como mercados o culturas hubiera. Comprendiendo perfectamente por qué en Israel -por ejemplo- circulaban o cobraban indistintamente en pesos filisteos (de unos 7,6 gramos) o en Shekel judíos (de unos 11,4 g.). De este hecho mencionado, se derivarían circunstancias como la de que en Fenicia tuvieran tres pesos completamente distintos y no uno con errores de 0,3 gramos (tal como muchos afirman). Siendo los poderales que vemos realmente en Fenicia los siguientes -que se corresponden con los de otras culturas-:
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El Siklo-Oro de 7,5 gramos (procedente de Egipto o del Codo 52,489 ctms).
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El mencionado Siklo filisteo de unos 7,6 (seguramente de origen micénico, anatólico o Ugarítico).
Finalmente el Siklo púnico que es más corto y viene a pesar unos 7,4 gramos (6).
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ESTOS VALORES LOS IREMOS CORRIGIENDO EN PRÓXIMAS ENTRADAS; PARA CONSEGUIR ALQUE EN QUE SE CORRESPONDAN PLENAMENTE UNOS CON OTROS. TENIENDO EQUIVALENCIAS EN BABILONIA, UGARIT Y EGIPTO (como hubo de ser, para un comercio posible).
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Todo lo que vamos exponiendo explica las comunes correspondencias entre unos ponderales y otros, procedentes a veces de lugares tan remotos como Ugarit, Babilonia o Egipto y durante la más remota antigüedad (principalmente hasta la aparición de la moneda). Por lo demás -y como decimos-, hemos de descartar la posibilidad de que aquellos pesos-oro tuvieran grandes variaciones, ya que se harían desde moldes exactos (obtenidos unos de otros como copias y bajo una autorización "gubernamental" para su uso).
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Asimismo parece obvio que para realizar las labores de orfebre o para fundir tales ponderales -a los que en Egipto se les daba forma de anillos, seguramente para poderlos transportar mejor-; es seguro que se trabajó con ralladuras del metal (nunca con placas, piezas o pepitas). Ello porque con polvo de oro o plata (o bien con sus finas láminas denominadas "pan"), se podría medir exactamente la cantidad que se hacía fundir en cada ocasión. Habida cuenta que si un joyero -o un comerciante- se confundía en el peso de su preciada mercancía, de seguro podía recibir el peor de los castigos (desde el poderoso que le hubiera encargado las joyas). Todo lo cual obligaría a orfebres y ponderadores a usar y fabricar unas balanzas de gran exactitud, para cuya creación no habría problemas. Sobre todo para las manos de un joyero, cuya precisión en el trabajo de los metales es absoluta (de lo que hacer una balanza perfecta no debía ser difícil). Siendo así y partiendo de estas premisas, podremos entender por qué los ponderales durante estas épocas tienen tal exactitud; ya que pesar unas diferencias mínimas sería tarea obligada para los orfebres, comerciantes o los ponderadores y cambistas de aquel tiempo.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Molde serfardi, usado en Marruecos a comienzos del siglo XIX, para fabricar monedas de plata fundida. Foto de una vitrina de la exposición realizada por el Museo de la Prehistoria de Valencia (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En esta se explicaba que las monedas de plata, comunmente se realizaban estrusionando con un troquel numismático, con el fin de que la calidad del metal fuera buena. Habida cuenta que de si se fabrican en un molde -como el que vemos-, la plata sometida a alta temperatura, queda "quemada" y quebradiza. Todo lo que posibilita incluso las falsificaciones, o limar zonas de aquellas sin que se pueda percibir bien (obteniendo ralladuras de su metal).
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Muy por el contrario, las monedas hechas a golpe de troquel y con la plata en semifrio tienen un aspecto limpio, dejando ver toda su "impronta", siendo muy difícil rallar sus laterales sin que se perciba el defecto. Pese a ello, el problema del troquelado es que no es perfecto en sus medidas, dando una aproximación de gramos a cada moneda, mientras las hechas en molde son casi exactas en su peso. De ello, que las monedas de oro comunmente se hicieran fundidas y con sus ponderales perfectamente ajustados -o bien a modo de "galletas", fabricadas láminas de oro, bien pesadas, tal como las trabajaban en la Edad Media, desde tiempos de los sasánidas-
ABAJO: Dibujo mío sobre el Juicio de Osiris (desde un papiro de alta época). En este vemos a Anubis pesando en la balanza "el corazón" del difunto; a su lado, el fallecido esperando veredicto de los dioses -sentados en sus tronos, en la parte superior de la escena-. Según la religión egipcia, el alma -o el corazón- del muerto, debía pesar menos que una pluma; tal como vemos en la imagen, que a la izquierda representa sobre el plato de un lado un vaso canoppe (el de la víscera cardiaca) y en el opuesto una pluma. Mucho se ha escrito acerca de este mítico Juicio de Osiris, entre cuyas interpretaciones desearíamos incluir la propia:
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Una idea en que relacionaría las labores de los cambistas y ponderadores, con aquel veredicto y la condición indispensable de alcanzar la vida eterna, cuando el peso de una pluma fuera mayor que el del corazón. Todo lo que creo pudiera ser una metáfora acerca de la honradez, teniendo en cuenta que aquella pluma y su valor en metales preciosos, equivaldría al mayor engaño que hubiera realizado el fallecido durante su vida. Es decir, que en la balanza se simbolizaba el buen corazón del individuo, habiendo de haberse comportado con tal honestidad, que jamás se hubiese atrevido a cambiar el precio, siquiera en el peso de una pluma. Ello explicaría por qué ante los dioses y al comenzar el Juicio de Osiris, el difunto tenía que jurar no haber adulterado nunca las medidas sagradas; ya que una modificación de los patrones estaba consideraba pena capital en el Más Allá.
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Hechos como los antes referidos, explican los motivos por los cuales el mercado y la Sociedad egipcia pudieron funcionar prosperamente en paz, durante miles de años; habida cuenta que se tenía como dogma de fé la invariabilidad de sus pesos y medidas. Considerando alterar la metrología, algo semejante a lo que actualmente sería cambiar el Metro o el Kilo: Todo un fraude o un delito de comercio. Por su parte, esa pluma que marcaba el paso hacia el más allá, se relaciona igualmente con la medida sagrada o el ponderal de los dioses; porque era aquella el símbolo del Maat. La diosa de la belleza y del equilibrio, de la mensuración y de las proporciones, que se representaba como una jóven, desnuda y coronoada con una pluma sobre sus cabellos. Diadema de la diosa Maat que sin lugar a dudas habla de la beldad y de que aquellas medidas perfectas de la "Venus" egipcia; cuyas medidas tampoco variaban siquiera "una pluma" -como si actualmente dijéramos que su perfección fuera "milimétrica" o que no le sobra ni "un gramo"-.
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Belleza y proporciones que se veían desde el antiguo Egipto ajustadas a un canon relacionado con el "número perfecto" o la cifra divina (comunmente unida a la razón del "fi" grecolatina, pero que se hallaba ya en las Pirámides de Giza). Siendo aquel "número perfecto", la gran medida o el peso en el que el Creador había realizado toda la obra cósmica. Un Universo que estaba regido por ciclos planetarios, distancias y tiempos, en los que se marcaba la esencia de la Creación. Cuya comprensión debió ser uno de los dogmas del sacerdocio egipcio; quienes basaron gran parte de su estética y su ética en el número. Tanto que en el Juicio de Osiris vemos que también tenía el mismo fundamento una pluma; marcando "la justa medida", toda la que se alcanzaba como la belleza del Maat, ponderando la realidad con diferencias menores al valor del vuelo, del aire (de una pluma).
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ESTE ARTÍCULO CONTINUA EN LA ENTRADA SIGUIENTE, si no la tiene abajo, PARA LLEGAR A ELLA PULSAR
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/el-tesoro-de-villena-el-de-cabezo_17.html
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CITAS:
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(1): Perea, Alicia: LOS CANDELABROS DE LEBRIJA REVISADOS Revista Arqueología. N.220 pag. 20.
(2): "CaracterizaCión del taller de orfebrería de Gadir mediante técnicas de análisis nucleares" Ma. LUISA DE LA BANDERA y otros; pag 40. Mainake, XXXII (I) / 2010 / pp. 37-59 / ISSN: 0212-078-X
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(3): Mariano Torres Ortiz, TARTESSOS (R.A.H.) Madrid 2002 -pag. 239-.
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(4): "Así para los elementos correspondientes al Bronce Final-Transición Primera Edad del Hierro e tuvieron en cuenta el Siklo Fenicio Estándar (7,57,75 grs. según Zaccagnini 1986), el Siklo Babilónico (5,47 grs. según Villaronga 1979) y el Siklo Minorasiático (11,75 grs. según Zaccagnini 1991)" (pag 145) "para los ejemplares de la Primera Edad del Hierro fueron considerados la Dracma Ática (4,37 grs. según Villaronga 1979), el Siklo Babilónico, el Siklo Fenicio de Oro 7,5 grs. según Villaronga 1979) y el Siklo Minorasiático;finalmente, para los materiales de la Segunda Edad del Hierro fueron comprobados el Denario Romano Pesado (4,5 grs. según Villaronga 1994), la Dracma Ibérica Prerromana (4,8 grs. según Villaronga 1994), el Quadrigatus Romano (6,8 grs. según Villaronga 1994), el Siklo Argénteo Ligero Púnico (7,28 gis. según Hildebrandt 1993) y el Siklo Fenicio de Oro. (pag 145) "De entre ellos se seleccionó el siklo fenicio estándar, para el cual Zaccagnini (1986) ofrecía un valor ponderal absoluto en torno a 7,5—7,9 gramos; se ensayó con el valor 7,75 dado que el mismo autor en un trabajo posterior (1991) ajustó a este guarismo el amplio lapso inicialmente" ( pag 146) de ANÁLISIS PONDERAL DE LOS TORQUES CASTREÑOS
Xosé Lois Ladra Fernandes EN: Complutum, lO, 1999: 143—156
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(5): PARA LOS INTERESADOS, VER ENTRADAS:
121º-. EL TESORO DE EL CARAMBOLO; SU PONDERACIÓN Y MEDIDAS: EL PATRÓN SAGRADO EN QUE ELABORARON SUS JOYAS (Parte LXXXIX de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Analizamos los pesos y medidas de las joyas para llegar a concluir que es igual al que tienen muchos de los tesoros atlánticos. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/11/el-tesoro-de-el-carambolo-su_26.html
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122º- EL TESORO DE EL CARAMBOLO; SU PONDERACIÓN Y MEDIDAS: EL PATRÓN SAGRADO EN QUE ELABORARON SUS JOYAS -continuación- (Parte LXXXIX de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Es la continuación del artículo anterior con la conclusión por pesos comparados de que el tesoro se hizo en Sikos-Oro llamados Fenicios (ponderal de Oriente Medio equivalente a 7,5 gramos y que procedía de la cubicación del Codo Real egipcio -que era igual al Codo Sagrado hebreo) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/11/el-tesoro-de-el-carambolo-su.html
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123º-. EL CARAMBOLO: CONCLUSIONES A SU METROLOGÍA Y ANÁLISIS NUMÉRICO DE SUS JOYAS (Parte XC de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. LLegamos a la conclusió de que el ajuad es de dos personas; una reina y un rey (o un sacerdote y sacerdotisa -monarcas-). Correspondiendo el collar, las placas y el pectoral menor a ella y el pectoral más grande, las placas mayores y los brazaletes a él. Analizamos numerológicamente todo el tesoro concluyendo su posible valor calendárico. Por lo demás hallamos un patrón métrico de todas las piezas que increiblemente se ajusta a la longitud de su cadena (56 centímetros) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/12/el-carambolo-conclusiones-su-metrologia.html
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124º -. EL CARAMBOLO: CONCLUSIÓN A LOS ANTERIORES ESTUDIOS Y ANÁLISIS DEL TESORO -siguiendo a Ma.Luisa de La Bandera- (Parte IXC de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Es el resumen y las conclusiones finales a la metrología junto a los ponderales a los que considero se ajusta el tesoro. Un patrón peso que sería de 7,5 gramos (correspondiendo con el Siklo-Óro fenicio y las medidas de oro del Nilo desde el Reino Nuevo); mientras su medida estsaría en concordancia con el Codo Real egipcio y el Codo Sagrado hebreo, tratándose de 15/16 de estos = 56 centímetros. Al final analizamos el tesoro desde algunos prismas que expone la profesora de La Bandera, para completar el estudio del mismo. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/12/el-carambolo-conclusion-los-anteriores.html
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