domingo, 3 de junio de 2012

EL PODER DE LA MIRADA Y SU RELACIÓN CON LAS ARMAS EN LA ANTIGÜEDAD: Medusa y Las Gorgonas, estudio sobre su simbolismo (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LIII).


Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.

AL LADO: Medusa en un panel clípeo procedente del Foro Romano -provincial- de Mérida (escultura del Museo de Arte Romano de esta ciudad, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Expuesta de manera espectacular y muy similar a la que en su origen tuvo, esta Gorgona que hoy se encuentra al fondo del museo emeritense, se sitúa entre los dos paneles de Júpiter Ammon y de Océanos -como antaño lo hizo en el centro de la urbe-. En opinión de algunos expertos su figuración clípea no tenía fines profilácticos contra el Mal Fario, sinó tan solo era un "simple" símbolo del poder imperial. Entre los estudiosos que así lo aseveran se hallan F. Marco o Alvar Nuño, que creen claramente como estos rostros de Medusa expuestos en los Foros y grandes monumentos latinos (rodeados de figuras como la de Júpiter), tienen tan solo como fin mostrar la grandeza del poder romano (1) . En mi opinión personal, a más de una expresión de magnanimidad y potestad imperial (lo cual es indudable), esas esculturas clípeas contienen una "triada" que puede entenderse como la observación del Foro desde las alturas. Una vigilia de los tres dioses que "nos miran por encima", que mucho tiene de guardia y otro tanto de control, ahuyentando los males de la plaza-centro neurálgico de la Urbe. No olvidemos que los romanos eran a más de grandes militares, mayores supersticiosos -como todo hombre de guerra que ha visto su vida pendiente del hilo de la fortuna y de circuntancias ajenas a uno mismo-. Por lo que hay que unir a la idea y significado de estas figuras redondas, el hecho de que el "clípeo" era el escudo más antiguo y clásico. Egida para luchar, en forma circular que llevaron los griegos y los romanos, cuyo carácter protector era ancestral. Tanto que las representaciones sobre este dieron origen a la heráldica y tenían un sentido plenamente religioso; siendo las más comunes aquellas que dibujaban un Sol sobre ese escudo redondo. Esta es la intepretación que creemos pudieran tener las figuras sobre "tondo" que tanto abundan en la estatuaria grecorromana, cuyo origen hubo de ser apotropaico en batalla.
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ABAJO: Fondo del famoso Museo de Arte Romano de Mérida (obra de Rafael Moneo). En la imágen -que agradecemos a esta institución nos permita divulgar- observamos la colocación de los tres paneles clípeos sobre la pared final del piso central. Donde puede verse en su centro a Medusa, rodeada de Júpiter Amón y de Océanos (a izquieda y derecha respectivamente y que mencionábamos anteriormente). Evidentemente, esta tríada tiene para nosotros una sentido apotropaico, tanto como religioso y de poder; por cuanto los tres discos esculpidos significan a más de las tres esferas (Sol, Luna y Tierra; o bien: Luna, Sol y Venus) las "tres falerias". Refiriéndonos con ello a las tres chapas o círculos de metal, que en un principio llevaban las corazas y petos de guerrero -en especial las etruscas-. Tres cazuelas o pequeñas caéteras, en forma de ecudillas que protegían el pecho del soldado. Una defensa frontal imprescindible hasta el abaratamiento y devaluación del metal que permitió crear corazas, pecheras y cotas formadas por placas y trenzados de hierro. Unas técnicas logradas gracias a la difusión del trabajo de forja durante la dominación romana. Pese a ello, hasta el siglo II a.C., los soldados e incluso los nobles, lucharon con "armaduras" de cuero, sobre las que remachaban discos metálicos denominados falerias (primero en bronce y posteriormente en hierro). Escudillas clípeas que se labraban en diversas ocasiones con la figura del dios o el totem del grupo (en especial la de animales sagrados, la de Júpiter-Zeus o Medusas).



AL LADO: Arte celta de Monerbio Sul Mella; faleria en plata sobre un arnés, fechada en el siglo I a.C., (preteneciente a Brescia, Museo Civico Romano al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Estas placas discoideas en las épocas cercanas a nuestra Era, contenían principalmente un valor decorativo y rememorativo, guardando un carácter similar a nuestras condecoraciones castrenses. Ello porque se habían difundido las corazas férreas (lórigas o en cota de malla); por lo que esas como la que vemos en imágen -fabricada en plata- carecían de un uso bélico. Pero, además de contener un valor militar parecido a nuestras medallas, a su vez tenían un carácter apotropaico. Es decir, que se entregaban al soldado o al comandante victorioso, como condecoración para que las luciera en su uniforme (normalmente sobre el pecho) y le protegieran "mágicamente" en batalla (no físicamente) -o durante la vida civil, ya que los generales temían terriblemente la envidia que sus victorias generaban a los "mortales"-. De todo ello es fácil entender como esta faleria celta de plata, era una insignia de honor pero -sobre todo- un disco protector; donde de las cabezas cortadas (que la adornan) actuaban ahuyentando los malos espíritus. Como sabemos y hemos dicho repetidamente, dichas placas dicoiseas apotropaicas que lucían los soldados en sus corazas, tuvieron su origen en otras que en verdad sí les protegían físicamente. Falerias o cazoletas duras que se remachaban sobre los petos en los siglos en los que aún el metal era muy caro y las corazas se fabricaban de cuero, cosiendo sobre aquellas círculos de bronce (y posteriormente de hierro). Con el abaratamiento del metal y la profusión de las armaduras de placas de acero y mallas trenzadas, aquellos discos quedaron como simples medallas que a modo de escapulario y de condecoraciónes se entregaban a los militares. Fue entonces cuando se divulgaron las falerias con la imagen de cabezas cortadas entre las que detacó la Medusa; como recuerdo de estas creemos que en el Foro Romano se representaban comunmente las tres placas clípeas que arriba hemos recogido.
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ABAJO: Estatua en bronce votiva que representa un guerrero samnita, fechada entre los siglos VI al III a.C. (perteneciente al Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En esta escultura podemos observar claramente el uniforme de tipo etrusco (antiguo), en el que la pechera llevaba los aretes de refuerzo de los que hablamos, para que los venablos no la traspasaran. Eran aquellas "caeteras" grandes protectores para todo hombre de milicia antigua; lo que pudo traducirse y pasar al mundo de la magia o la brujería como símbolos apotropaicos contra el Mal Fario. Ya que el peor Mal de Ojo es aquel al que se enfrenta el soldado en batalla: El odio del enemigo que le mira (o le descubre), para lanzarle venablos y proyectiles acabando con él. Por lo demás el "Aojo" como un hecho supersticioso y de hechizo, mucho se habrá asimilado a la mirara del contrario en la guerra. Más aún a la del arquero, cuando este cierra (o tapa con un parche) un ojo, para apuntar al contrario, disparar y matarle. Todo ello creemos que generó gran parte de las costumbres que luego derivarían hacia las supersticiones sobre el poder de la mirada; que en muchos casos nacerían de vivencias bélicas -entre las que destacaría las supersticiones nacidas del deseo de protegerse de los ojos del enemigo, para evitar su flechas o proyectiles de honda-. Sobre todo ello y su relación con Medusa, con las falerias y con los profilácticos de mala suerte -en que se representan Las Gorgonas-, tratamos en el presente artículo.


Previamente a entrar en el estudio de la Gorgona y su relación con el Aojo, comparativamente con los trabajos de otros autores -en especial con los de Vázquez Hoys, Calleja del Hoyo y Alvar Nuño; algo que realizaremos en próximos artículos-; expondermos nuestras ideas sobre el mito. De tal modo y con el análisis que desarrollamos en la presente entrada, creémos quedarán sintetizadas las teorías propias, expresando de forma extensa lo que consideramos puede simbolizar el mito de la Gorgona. Para su desarrollo, comenzaremos por una breve resumen acerca de lo que dicen las fuentes clásicas sobre esta figura mitológica. Tras ello recogeremos en parte lo expuesto en las dos anteriores entradas y añadiremos una ampliada teoría sobre cuanto significa para nosotros Medusa, junto a sus hermanas; dando una interpretación "muy personal" a estos daimones (y a su relación con el Aojo). Consecuentemente y tras resumir lo que legendariamente se narra sobre las Gorgonas; incluimos lo que sobre aquellas interpretamos en teorías propias. Después de todo ello y en posteriores artículos, comentaremos lo que otros autores consideran acerca del mismo tema.

AL LADO: Gorgoneion fechado en el 530, a.C., representado al dorso de una moneda de Atenas (original en Biblioteca Nacional de París a la que agradecemos nos permitan divulgar la imagen). En este tretradracma podemos ver a Medusa (o mejor sería decir La Gorgona) con el rostro ya definido: Cara fea y deforme, dientes separados, ojos saltones, lengua fuera y cabellos con culebras. Según algunas teorías esta imágen procede de ciertos demonios (espíritus malvados femeninos) originados en Mesopotamia y que llegaron a la mitología de Grecia hacia el siglo VIII a.C.; donde los adaptarían a sus leyendas y les darían nuevas formas. A mi juicio, no sería tanta la influencia mesopotámica lo que daría este aspecto a la Gorgona en la Hélade ,ni lo que la originaría; sinó que aquel daimón procedería de las leyendas micénicas y de las fenicio-egeas, importadas hasta la Jonia a comienzos de la Edad del Hierro. Consecuentemente, creemos que Medusa y su mito nace más bien de tradiciones que recuerdan a las sacerdotisas minoicas, en tiempos en los que en Creta se adoraba a las sierpes; periodo en el que esta isla subyugó a las gentes de los litorales más próximos. Siglos de la Edad del Bronce -del XX al XVII a.C.- en los que el poderoso Imperio Minóico seguía los ritos de la Madre Tierra, donde la culebra era la "señora" de la casa (venerada en serpentarios de cavernas, por oficiantes en su mayoría mujeres).
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ABAJO: Una dama perteneciente a una gran escultura cretense -del siglo VII a.C.- que representa a varias deidades (propiedad del Museo de Herakleion, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En esta vemos una diosa o religiosa (nada bella) vestida a modo de Creta, cuyos cabellos se asemejan en algo a los de las Korés arcáicas helenas. Su imagen puede identificarse claramente con el aspecto que dan a la Gorgona, e incluso el pelo pudiera asemejarse a las sierpes que coronaban a Medusa. Consecuentemente, el mito de Perseo nos habla y se sitúa en una época en la que aún en zonas como Creta, proliferaban las sacerdotisas de las culebras. Hablamos del periodo Minoico-Tardío (entre el 1650 y el 1200 a.C.) cuando los micenios -a quienes representa Perseo-, comenzaban a adueñarse de la isla. Adaptando aquellos parte de las costumbres y religiones antiguas de la cultura minoica, pero intentando erradicar algunas otras (como los cultos femeniles de la tierra que en Grecia pasaron a ser ritos demoniacos). Rituales procedente de la civilización del Bronce, en gran parte temida por los micénios y donde Zeus nació como daimón (serpiente), habitando en el interior de una caverna sagrada del monte Ida -engendrando allí también a Dionisos, nacido en Creta como ofidio viviendo en una cueva junto a su madre sierpe-. Estos ritos y mitos nos hablan de la etapa en que el Mundo Antiguo adoraba a las culebras, como daimones sagrados cargados de poderes. Ello debido a que eran los cuidadores del grano y de la casa (entre otras razones porque el gato estaba sin domesticar y por influencia de los cultos de Egipto). A nuestro juicio, aquellas sacerdotisas del ofidio y esos tiempos en los que la mujer era maga y dueña del templo, pudo ser lo que originó la figura del las Gorgonas (como recuerdo a las oficiantes de los serpentarios y de las brujas que mantenían las ancestrales religiónes de la Edad del Bronce).


BREVE HISTORIA DE LAS TRES GORGONAS (en las fuentes clásicas): Ampliaciones a nuestra interpretación sobre Medusa y su significado apotropaico.
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Eran Las Gorgonas hijas de Forcis y Ceto, que junto a otros seres monstruosos -denominados "las fórcides"- formaban una familia de engendros con aspecto serpentino y marino. Entre aquellos horribles semiofidios destacaban estas tres ya mencionadas (Esteno, Euríales y Medusa), el dragón Ladón -que cuidaba de las manzanas doradas en el Jardín de las Hespérides (a las que también se hacía hermanas y de la misma estirpe)-, y la terrible Equidna (o las Grayas). Esta raza de seres mitad humanos medio serpientes, correspondiente a épocas en las que los daimones se adoraban (tiempos en los que reptiles y culebras eran tenidos como dioses); tuvo como protagonista y más ilustre miembro a Medusa, que en la mitología griega también se llamó La Gorgona. Aquella, fue como sus hermanas enormemente hermosa, tanto llegó a enamorar a Poseidón, quien yació con ella en el interior del templo de Atenea. Pero la diosa indignada por el agravio y la profanación, la convirtió en un engendro alado, de ojos encendidos, enormes dientes, de boca deforme con lengua fuera, con garras y que tenía culebras por cabellos -sumando a todo ello, que su mirada convertía en piedra al que la viera- (2) y también cita (3).
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Odiaba Atenea a Medusa y deseando acabar con ella consiguió hacerse con un héroe capaz de lograrlo; con ese fin llevó a Perseo hasta la ciudad de Dicterion en Samos, donde le enseñó una estatua en la que se representaban Las Gorgonas para que distinguiera a cual de las tres debía matar. Tras ello, le advirtió que jamás la mirase y para que se defendiera de sus ojos le regaló un escudo brillante como un espejo, advirtiendo que tan solo podía verla en el reflejo. Por su parte, Hermes también dió como presente al héroe antes de que partiera, una hoz irrompible con la que poder cercenar la cabeza de la mujer monstruosa. Tras ello y con el fin de conseguir el resto de los atributos que necesitaba para acabar con Medusa (las sandalias aladas, el zurrón para esconder la cabeza y el yelmo que cocedía la invisibilidad); Perseo hubo de ir hasta el Monte Atlas, donde vivían las Grayas hermanas de las Gorgonas (4) . Conseguidos los objetos sagrados que le capacitaban para enfrentarse al monstruo, viajó al país de los Hiperbóreos -más al Norte y al Oeste-; donde la mirada de la terrible había petrificado a los hombres y animales, convirtiéndoles en lúgubres rocas. Así, valiéndose del reflejo en su escudo pudo cortarle la cabeza Medusa con un solo golpe de hoz. Viendo que increiblemente en ese momento del cuello de la Gorgona brotaba Crisaor -sujetando una espada de oro- y el caballo alado Pegaso (engendrados aquellos al yacer Medusa con Posidón y que hasta entonces vivieron dentro de ella) (5) .
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Tras la heroícidad, se dirigió hacia el Sur llegando al palacio del rey Atlánte, al que castigó por no darle hospitalidad enseñándole la cabeza de la Gorgona; por lo que Atlas quedó petrificado y convertido en montaña del mismo nombre. En el viaje de regreso a la Hélade, Perseo se enamora de Andrómeda que estaba atada y expuesta para ser sacrificada a otro monstruo. Sacando la hoz luchó contra ese ser horrible, pero por si fallaba en sus golpes colocó la cabeza de Medusa entre las algas marinas (para que aquel quedara convertido piedra), consiguiendo de ese modo acabar con aquel. Al recibir la sangre de la bestia muerta y de las manos que allí se lavaba el héroe Perseo, las algas quedaron convertidas en corales. Tras ello regresó al Egeo, donde después de varias victorias y sucesivas vicisitudes, entregó Perseo el rostro de Medusa a Atenea (quien la puso en su égida, teniendo la cabeza de Gorgona el poder del triunfo); pasando luego a reinar aquel héroe en Tirinto, fundando posteriormente Micenas, que fue amurallada por los Cíclopes (6) .

AL LADO: Diosa de las serpientes minóica, fechada antes del siglo XVI a.C.; propiedad del Museo de Herakleion al que agradecemos nos permita divulgar su imágen. En nuestra teoría (que expondremos extensamente en la presente entrada) Las Gorgonas serían el recuerdo de estas sacerdotisas minóicas cuyos cultos se realizaban en épocas del Bronce Pleno y en las que la mujer cretense era sacerdotisa del templo de un Zeus Daimón (nacido culebra y padre de un Dionisos ofidio también). En esta época anterior a Micenas, la veneración a la sierpe en la isla cretense se debía -entre otras cosas- a la reciente domesticación del gato y a influencias de Egipto. Tal como podemos ver en la foto, donde la sacedotisa rodeada de sierpes se corona por un gato, animal que fue sustituyendo a las culebras en sus labores de cuidar el silo y el grano. Por lo demás, creemos firmemente que los minóicos hubieron de llegar hasta el extremo Occidente mediterráneo en búsqueda de metales; lugares donde pudo quedar en recuerdo de aquellos colonizadores, tanto como esos cultos religiosos minóicos. Por cuanto exponemos, el viaje del micenio Perseo hasta el Atlántico, lo analizamos como la búsqueda de las rutas minóicas. Una búsqueda llevada a cabo desde el siglo XIV a.C. en que los herederos de Micenas intentarían alcanzar los antiguos yacimientos que los egeos habían explotado en el Oeste, desde el III milenio a.C. (principalmente las de los metales preciosos del oeste).
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ABAJO: Coraza o peto romano que derivaba de la pechera etrusca. En esta lóriga podemos observar labrados dos discos protectores de tipo astral (quizás representando el Sol y la Luna) bajo los que se encuentran la cabeza de Medusa. Evidetemente todo ello además de un uso militar y decorativo, contiene un sentido apotropaico para alejar "El mal fario" o los venablos del enemigo.


Tras este breve resumen de lo que las fuentes clásicas narran sobre Perseo y la Gorgona, pasamos a sintetizar nuestra interpretación del mito (que ya habíamos expuesto en las entradas previas): Tal como habíamos dicho, para nosotros la figura de Perseo simboliza los micenios; de hecho este héroe este el fundador de aquella civilización prehelena, que quizás hubo de llamarse "perseida", pero que denominaron "mikenia" a causa de unos "extraños" hongos hallados por su iniciador (sobre el significado de estas setas que dieron el nombre de Mikenios a esa cultura, trataremos en otra ocasión). Como expresamos, el nombre de Perseo indica un héroe llegado de muy lejos; donde suponían se habían originado los integrantes de la civilización de Agamenón: "El lugar lejano", "los confines del Mundo" desde el que vinieron "atravesando" . Ello porque aquel nombre procede del griego "perao" () -cuya traducción es "atravesar, "venir desde el fín" (del Mundo), "trasportarse por larga distancia" (7) ; pero a su vez del radical indoario "Perk" -que denominó a Persia- y cuya traducción es "el extremo, el confín, el lugar lejano o el primigenio". Definiendo con ello seguramente la Península de Anatolia y a Mesopotamia, de dónde sin duda alguna se hacían originarios los de Micenas.
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Algo que se comprende porque el nacimiento de la cultura a la que Perseo representa, se produce tras la desolación de la minóica que como sabemos se destruye en el siglo XVII a.C., trás el volcán y terremoto del Tera Santorino (que devastó el área de las Cícladas y Creta). Después de aquella hecatombe y habiendo sido abandonada la isla de Minos, volverá a surgir siglos más tarde una nueva civilización, trás la caida de la Hitita y en paralelo a la aparición del Hierro. Ella fue la micénica, que como decimos procedía en gran parte desde Anatolia y que se impulsa con el nacimiento y dispersión de Los Pueblos del Mar; aunque sobre todo, con la llegada del nuevo metal a la historia. Edad del Hierro que hace sucumbir seguramente al mencionado Imperio de Hatti (que dominaba la actual Turquía), que se derrumba desde el siglo XIV a.C. al verse atacada de continuo por de diversas "turbas" de gentes recientemente organizadas, algunas hasta armadas con aquel acero -entonces recién inventado, precisamente en esas tierras que hoy son El Cáucaso-. En estas circunstancias y durante el cambio de eras metalúrgicas (entre los siglos XIII al XI a.C.), se fortalece Micenas, hija de Anatolia y muy unida a Creta, pero sobre todo, madre de la posterior Grecia.
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Su héroe fundador será Perseo, cuya historia nos narra cómo hubo que venir hasta el extremo occidente mediterráneo en busca de la cabeza de la Gorgona; una Medusa odiada por Atenea al haber yacido junto a Poseidón en un templo de la diosa. Todo lo que nos indica (a nuestro parecer) que aquel ser monstruoso pertenecería seguramente a la "estirpe" y época en que los dioses eran serpientes y en los que en los templos se adoraba a los ofidios. Culebra que se identificaba con el falo, por lo que en sus ceremonias seguramente se celebraban ritos órficos o sexuales. Ello puede interpretarse como aquel motivo de confrontación entre Atenea y la Gorgona al pertenecer la segunda a religiones que realizaban orgías en los templos de la diosa madre, venerando como ella a la sierpe. Cuanto explicamos lo relacionamos con las sacerdotisas minoicas, rodeadas de culebras y semidesnudas; ya que sabido es que en los serpentarios aquellas mujeres que lo atendían, oficiaban las ceremonias sin ropa (junto a ofidios sagrados, a los que regalaban ofrendas que los feligreses entregaban). Estos ritos ancestrales, se mantuvieron en las costumbres más antiguas helenas, consistiendo en la adoración de sierpes a las que se leía la forma de engullir, entregando en las ocasiones de peligro hasta seres vivos para inmolarse a las sierpes que se llamaban "tifónes" (tanto como a la víctima tifonios, puesto que en los serpentaríos se rendía el culto a una forma terrible de Tifón, denomindada Zeus Meilichios entre los griegos).
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De tal manera y sabiendo con absoluta certeza que hubo contacto entre las tierras del extremo Occidente (Iberia) y las de Creta Minoica; consideramos que esta "familia de monstruos" marinos nacidos de Forcis y Ceto (las Gorgonas, Equidna o el dragón Ladón -entre otros-), son el recuerdo de ritos y mitos minóicos que permanecieron en el Oeste Mediterráneo. Ceremonías, religiones y sacerdotisas que quizás se extendieron por las zonas visitadas por los cretenses durante la Edad del Cobre-Bronce y en la que ejercieron su hegemonía de navegación por las costas del Mediterráneo (entre los milenios III al II a.C.). Unos lugares lejanos como era nuestra Península, hasta la que vendrían los minóicos en busca de metales -comenzando seguramente con ellos explotaciones tales como las de Rio Tinto (que se inicia en el 2700 a.C.)- ; donde posiblemente se refugiaron algunos de los que huirían de Creta, tras el desastre del Tera-Santorino (sucedido hacia el 1650 a. C.). Suponiendo seguramente la figura de Medusa esa memoria del Extremo Occidente, donde todavía habitaban en épocas de Micenas los cultos ancestrales de la serpiente y de los hombres de la Edad del Bronce. Gentes del fin del Mundo al Oeste, colonizadas de algún modo por los Egeos y los creto-chiopriotas; quienes durante los siglos del XXX al XVI a.C. llegarían en diversas oleadas hasta la Península Ibérica (iniciando u originando sin duda culturas como Los Millares o El Argar). De lo que para los micénios, las zonas próximas a nuestra península eran el hogar de Medusa (lugar que sitúan al extremo Este y al Norte del al Monte Atlas); siendo estos terribles mares poblados por peligrosas mujeres brujas medio ofidios, con poderes sobrehumanos. Todo lo que seguramente se corresponde al recuerdo de los viajes micénicos hasta nuestras tierras, donde posiblemente aquellos a los que Perseo representa creyeron o vieron que aún en su época se conservaban los ritos del Bronce más primitivo, o los de la Creta más antigua.

ABAJO: Guerreros hititas en la batalla de El Kadesh, tal como los representa W.Ceram -tomado desde un bajorrelieve egipcio de Luxor, Ramsés II-, en su libro "EL MISTERIO DE LOS HITITAS (dibujo liberado en la red por la editorial y herederos a los que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos que la forma del escudo hitita es casi igual a la del "keftiu" o lingote piel de buey. En la presente entrada analizaremos las coincidencias entre estos lingotes y las formas de los escudos y protectores para la guerra, así como su relación con las hachas dobles. Todo lo que nos llevará a poder interpretar la Medusa.
AL LADO Y SOBRE ESTAS LINEAS: Curiosísimo dibujo que aparece en una gran crátera ática fechada hacia el 750 a.C. (propiedad del Museo Nacional de Atenas, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Veamos con detalle el diseño en el que el guerrero es como un escudo, teniendo forma de un "clípeo" griego. Pese a lo que creamos y aunque se diga que las égidas helenas eran redondas, estos protectores aqueos guardaban este diseño, muy semejante al hacha doble y similar al que habían tenido los escudos hititas. Todo ello cuadra y encaja perfectamente con las teorías que vamos a presentar donde la cabeza de la Gorgona se interpretará como el metal venido desde el Atlántico hasta el Egeo en epoca micénica. Logrando aquel bronce puesto sobre los escudos micénios, dar la victoria y cegar al que lo mirase (tal como se dice, sucedía con el rostro de Medusa)


Así entendemos cómo el héroe Perseo (los micénios) ha de llegar hasta nuestras tierras, fundamentalmente con el motivo de recuperar la llamada ruta de los metales; abriendo de nuevo vías máritimas desde el Egeo hasta los ricos yacimientos de Iberia. Algo que la mitología describe como la búsqueda de un bien terrible pero preciado, como era la cabeza de Medusa; testa que en nuestra opinión no es otra cosa más que el cobre y el estaño. Minerales imprescindibles para fabricar bronce y que en la Península Ibérica abundaban, pero que en el Mediterráneo Oriental -desde mediados del II milenio a.C.- prácticamente se habían agotado. De tal modo, el rostro de Medusa situado o reflejado sobre el escudo, significa a mi parecer -y con seguridad- la imagen de las égidas metálicas (o recubiertas de chapas). Protecciones que darían la victoria en los siglos del II milenio a.C. a todo el que las llevase y cuya sola aparición en el campo de batalla, dejaría petrificado al enemigo. Unos escudos circulares recubiertos de bronce -o chapados en cobre- denominados clípeos y cuyo valor sagrado era enorme. Tanto, que la madre lo entregaba al hijo que iba a luchar como un preciadísimo bien; indicando que viniera sobre aquel a ser posible en el lado curvo (como triunfador y de pié encima de su escudo), o de lo contrario que regresara sobre él en el "umbo" (como caido en combate y muerto sobre su égida). Egida redonda cuyo símbolo se consideraba muy unido a la maternidad, lo que puede relacionar el clípeo con el culto a Atenea y todo ello con la Gorgona que allí figura. Tanto como más antiguamente se relacionaba aquel escudo con el Sol; de ello la importancia de su reflejo y la protección apotropáica que el brillo le daba (algo que se supone alude al buen metal con el que debía estar hecho). Siendo tanta la primacía que el guerrero le concedía, que el día previo a la marcha o al combate, lo limpiaba y exponía a los dioses; recogiéndolo el soldado del templo antes de ir a batalla, tras pedir a las deidades su protección en la forma de "milagros".
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Este símbolo de honor y de guerra unido a esas egidas circulares, fue usado por los griegos desde los tiempos más remotos -e igualmente lo utilizaron los romanos (como protección en la lucha cuerpo a cuerpo)-. Escudo que se adornaba desde las más tempranas épocas con los dibujos y efigies de dioses e incluso de familiares. Afirmando algunos arqueólogos que de ellos surge nuestra heráldica, cuyos orígenes procederían al menos de época troyana (donde Homero ya describe los clípeos pintados con las imágenes de cada familia, de cada templo o de cada casta de soldados). Siendo común en etapas muy antiguas las representaciones solares en estas escudillas, algo que seguramente dió origen a las posteriores caras de Gorgona (que labraron mucho más tarde en las protecciones circulares del guerrero). Pese a ello, cuando nos habla el mito de la cabeza de Medusa en la egida de Atenea y del reflejo del escudo con el que se ayudó Perseo para conseguir cortarla. Creemos que alude claramente a los clípeos recubiertos de cobre o bronce y al buen metal con el que se debía realizar (o chapar) la protección del guerrero. Siendo aquel reflejo del que tanto habla la leyenda de Perseo, posiblemente el recuerdo de un tiempo en el que los ejércitos que portaban escudos metálicos tenían asegurada la supremacía (de ello la frase que nos dice cómo aquel que miraba la cabeza de Medusa, quedaba petrificado -quizás refieriéndose al miedo que producían los soldados con egidas de bronce-).

AL LADO: Figura heráldica medieval (escudo de los Santafé, pintado en 1431 por Blasco de Grañén). Al parecer, la heráldica se inicia con los diferentes adornos que colocaban los hoplitas y guerreros grecorromanos sobre los clípeos. Entre las figuras más representadas en aquellos se halla la cabeza de Medusa, "diosa" cuya simbología venimos analizando.
ABAJO: Escudo ibérico de tipo clípeo que se encuentra en una escultura hallada en los años setenta en el Cerrillo Blanco (Porcuna Jaén, a cuyo museo agradecemos nos permita divulgar la imágen). En esta foto podemos observar el protector circular ibérico, muy similar al que también llevaban los celtas y al que denominaban caetera. En la escultura se representa el lado "umbo" o vuelto, ya que en el frontal en numerosas ocasiones vemos labrados totems o animales. Este tipo de objetos para protegerse en la lucha hubo de contener un sentido apotroipaico muy profundo, por cuanto salvaguardaba al guerrero de la muerte. Por lo demás y acerca del Mal de Ojo, ya dijimos que el origen y el arraigo de la superstición pudo tener alguna relación con la "mirada del arquero"; aquel que cierra o tapa un ojo para dirigir el proyectil o el venablo hacia el enemigo.




Por cuanto decimos, podemos ya interpretar el significado del mito cuando habla de que la Cabeza de la Gorgona daba el triunfo al que la portara en su escudo; una victoria que se lograba entonces con el armamento del mejor material cúpreo. Metales cuyos yacimientos principales en el II milenio a.C. estuvieron en la Península Ibérica (riquísima en cobre y estaño). De cuanto hemos de interpretar por la "cabeza de Medusa, las materias primas para fabricar armas, que se hallaban por entonces en abundancia en nuestras tierras (escaseando ya por todo el Mediterráneo). En lo que se refiere concretamente a los escudos metálicos, la arqueología los documenta ya al menos en Anatolia hacia el siglo XV a.C. -entre los hittitas-. Unas egidas que se harían imprescindibles para cualquier ejército potente desde esta etapa final de la Edad del Bronce -principalmente en la época en que se fecha el mito de Perseo, que es el apogeo de Micenas (siglos del XV al XI a.C.)-. Sobre aquellos otros de forma redonda, algo posteriores y que dijimos se denominaban "clípeos", sabemos que los utilizados en Grecia y Roma se fabricaban comunmente en maderas de sauce (recubiertos con chapas). Aunque en ocasiones también los hubo enteramente de metal -pese a que estos quizás no fueran suficientemente resistentes como para soportar saetas, ni golpes fuertes de espada, precisando un soporte interior de madera-. Siendo Egipto el origen del mencionado clípeo circular -según los autores clásicos-; y de ello su significado solar y el motivo de su "modelo discoideo"con diseño de astro; anque a decir verdad estos tuvieron aquella forma por ser la más adecuada para protegerse en el cuerpo a cuerpo (un hecho demostrado porque en La Antigüedad, todo soldado que no atacaba en formación llevaba escudo circular).
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Por lo demás, la egida de los hititas difería mucho en su forma de las de Egipto, siendo aquellas muy similares en sus diseños a los lingotes de bronce, denominados Keftius. En diversas entradas anteriores (8) ya hemos hablado de estas piezas de metal que tenían forma de pellejo de buey, cuyo valor como lingote se mediría en cabezas de ganado (a lo que se debió en parte este diseño). Decimos "en parte", porque entre otros motivos que -en nuestra opinión- darían al "peso en cobre" esta forma similar a una piel de bovino, estaría su similitud con las hachas (e incluso -posteriormente- con los escudos). En las imágenes que hemos recogido podemos observar lo que decimos, comprobando el enorme parecido entre este lingote de origen cretochipriota con las hachas dobles y hasta incluso con los escudos de guerreros del II milenio a.C. Peso de metal llamado "keftiu" y que se mantuvo en uso hasta fines de la Edad del Bronce en el Egeo; pero que curiosamente aparece como forma sagrada en altares, plantas de edificios y joyas, tartessias y de egeas. Talento de cobre con un peso de unos 26 kilos, que conservó igualmente ese carácter reverenciado hasta el siglo VII a.C. en Chipre, donde también se usó su diseño como base de estatuas, suelos o altares sacros. Por lo demás, el origen y significado de su enorme peso (que superaba comunmente los 25 kilogramos de metal), quizás se deba al equipamiento del guerrero completo -es una idea propia-. Habida cuenta que sabemos cómo el "uniforme" del hoplita completo (con escudo, casco, canilleras, petos y demás) pesaba unos 26 kilogramos -correspondiéndose más o menos con la poderación de estos lingotes piel de buey de la Edad del Bronce en el Egeo-.

AL LADO: Lingote keftiu hallado en Cerdeña y fechado hacia el siglo XIII a.C. (perteneciente al Museo de Calgiari al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Estos "talentos" de cobre que se acuñaron o fundieron en Creta y Chipre durante la etapa micénica (principalmente desde el siglo XV al XII a.C.), como es bien sabido, son de una esquematización de la piel del bovino. Por su parte y a nuestro juicio personal también simbolizarían el hacha doble o la bipenna que hubo de ser un ponderal y un valor "monetario" durante la Edad del Bronce. Como sabemos, esta forma de Keftiu llegó a España y se mantuvo como sagrada durante al menos el periodo Orientalizante de Tartessos (desde el siglo VIII al VI a.C.). Algo que sin duda se debió a la influencia egea -principalmente chipriota- donde igualmente este diseño de lingote piel de toro se conservó como seña de identidad sacra (rememorando con seguridad el valor mágico y sagrado que durante el Bronce tuvo el cobre y su mercado extendido por las rutas marítimas del Oeste).
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ABAJO: Hachas de la Edad del Bronce, procedentes de hallazgos en Huelva (pertenecientes al Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Como podemos ver, estas bipennas del II milenio a.C. son con toda seguridad el origen del símbolo sagrado cretense llamado Labrys; hacha doble que dió nombre al palacio del Laberinthos. En mi opinión personal, aquellas hachas que se adoraban en el palacio real de Cnossos tenían un sentido relacionado con la veneración a los metales. Siendo el hacha doble que presidía el salón central junto al trono, el símbolo de la prosperidad de Creta. Una prosperidad que dependería de los metales, cuya obtención en lejanas tierras como Iberia hasta donde iban los miniocos, pudo simbolizarse en el "recorrido del Laberinto". Vendiéndo Creta aquellos tesoros de cobre y bronce obtenidos en el lejano Oeste, al vecino Egipto (y en Oriente Medio); lo que les debió llevar a conformar una de las más ricas y florecientes civilizaciones que se dieron en el III y II milenio a.C. (destruida por el infortunio del Volcán Tera).



De cuanto decimos se deduce que la venida de Perseo hasta las tierras de Atlas para cercenar la cabeza de Medusa, narraría la llegada a nuestras costas de los egeos entre los siglos XIV al XI a.C., buscando los yacimientos de estaño y cobre que antes explotaban los chiprominóicos(fundamentalmente los del litoral Atlántico). Una venida de gentes micenias hasta las costas peninsulares que documenta la arqueología, pero que igualmente recoge la mitología en la leyenda del monstruo cuyo reflejo en el escudo petrificaba al que lo mirase. Mostruosidad y espejo, que en mi opinión sublima los ejércitos más potentes de aquella época, en épocas en las que por primera vez armaban a los soldados ya con protecciones enteramente metálicas (y con escudos chapados en materiales cúpreos). Equipamiento del soldado que siguió siendo más o menos igual hasta bien entrada nuestra Era. De tal modo, aunque desde el siglo XIII a.C. existieron espadas de hierro; los cascos, espinilleras o egidas metálicas, tardarían aún muchos siglos en contener aceros (por la tremenda dificultad que supone forjarlos y ensamblarlos). Tanto es así, que hasta la época romana en la que se inventaron las chapas de acero y las cotas de malla para hacer corazas  o pecheras  -las conocidas lórigas, fabricadas con escamas y placas-; hasta entonces prácticamente todas las protecciones militares (de la cabeza y pecho a los pies) se hiceron aún en derivados del cobre.  Por lo demás, hubo de esperarse a la Alta Edad Media, para que las armaduras se forjasen enteramente con hierros o aceros (una técnica poco útil belicamente hablando, por el peso que daba al guerrero).
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Debido a ello y a la escasez de metales nobles en el Mediterráneo ya en el I milenio a.C. -como venimos repitiendo- los minóicos o los micenios para poder lograr los componentes del bronce hubieron de venir hasta nuestras tierras. De lo que quizás no hay grandes testimonios històricos, al ser imprescindible militarmente hablando, ocultar las rutas que llevaban hasta los yacimientos de estaño y cobre del Oeste. Ello, para proteger su armamento y sus ejércitos, ya que las minas de estos materiales eran muy abundantes en todo el Atlántico -en especial en las costas gallegas y en las Islas Británicas-, de lo que si el enemigo lo conocía se facilitaba el medio del triunfo. Pese a su ocultación, históricamente nos llegaron escritos y referencias de las exploraciones de buscadores de metal en nuestras costas. Tanto que se conocen ya en el siglo V a.C., los periplos de Hannon y Himilcón; generales púnicos que recorrieron durante meses los litorales del Océano Atlántico partiendo del ibérico (principalmente en busca de las minas de los preciados materiales que usaron sus antecesores: Los tartessios y los tiro-fenicios). Y aunque no haya referecias anteriores, para todo el que conoce el pasado de Iberia, se hace evidente que desde comienzos del III milenio a.C. -época en que fueron explotados ya los yacimientos peninsulares de cobre por gentes llegadas desde el Oriente mediterráneo-; nuestras tierras fueron "visitadas" (por no decir colonizadas) por los pueblos marineros más importantes de entonces -entiéndase los cretochipriotas y en especial los minoicos-. De todo cuanto se deduce, podremos decir que la venida de Perseo hasta el Oeste extremo, consideramos que narra la llegada de los micénicos al Atlántico, para llevar hasta Egeo el preciado metal que previamente aquí habían tomado sus antecesores (los súbditos del rey Minos). Oro y plata, estaño y cobre, que les daría el poder de ser invencibles -la cabeza de La Gorgona, que sobre el escudo otorgaba la victoria al que en su egida la portase-.

AL LADO: Uno de los pectorales de El Tesoro de El Carambolo. Su semejanza con los lingotes "keftius" sagrados en las culturas cretochipriotas, le hacen indiscutiblemente un símbolo relacionado con estos ponderales del cobre. Los objetos con esta forma de piel de toro, se mantuvieron hasta la Edad del Hierro en el Egeo como enseres votivos, unidos a símbolos de las riquezas, o a santuarios del metal. Como sabemos, sus antecesores  -los lingotes más antiguos y denominados keftius (o piel de buey)-, aparecieron y se dispersaron en el área minera mediterránes que va desde Creta-Chipre hasta Cerdeña (durante la época micénica). Por lo demás, en Tartessos y en El Carambolo, estos pectorales con forma de talento de la edad del cobre, creemos que simbolizan claramente al rey de los metales preciosos; siendo sin duda el que vemos el tesoro de Arga-nthonios (el "rey de la plata"). Por cuanto explicamo, su significado igualmente está relacionado con la Gorgona, cuyo hijo fue Crisaor (el monarca que como su nombre indica nació con la espada de oro). Crisaor, a mi juicio, no es otro más que la figura de un Argantonio o un gobernante de la zona Atlántica, conocido por los micenios (Perseo) cuyos poderes se extendían por las riquísimas minas del Sur Ibérico (y las del litoral del Océano). Siendo seguramente el recuerdo de figuras de reyezuelos de la última etapa de decadencia de El Argar; riquísimos en oro y plata (de allí su denominación: Cris-Aor= Espada de oro).
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ABAJO: Dibujo que representa un sacerdote chipriota entregando un lingote sagrado al árbol de la vida (tomado de un bajorrelieve de Chipre fechado a mediados del II milenio a.C.). El lingote "keftiu" que porta el oferente explica el carácter plenamente sacro de tan preciado bien, que de seguro daba la prosperidad a la isla de Chipre por aquel entonces (lugar que tomó su nombre del metal que más tarde se llamó "Cupre", del protoindouropeo "urre"="rojizo, cobrizo"). Por lo demás, la ofrenda al árbol de la vida puede asimilarse a las ofrendas hechas al labrys o "hacha doble" en la misma época en Creta (isla cuya Protohistoria es paralela y cercana a la de Chipre). De cuanto decimos, el keftiu y la bipenna Labrys tendría el mismo significado: El metal que daba la prosperidad y la seguridad (las armas y la riqueza).


Consecuentemente y concluyedo sobre el mito analizado, hemos de entender como la testa de Medusa, el bronce de Iberia imprescindible para el armamento entonces; material con el que se remachaban los discos clípeos de los guerreros (escudos de madera o protectores de pecheras de cuero); círculos metálicos donde finalmente figuró el rostro gorgoneo cercenado por Perseo. De todo cuanto hemos ido viendo, facilmente nos será ya comprender que bronce o metal preciado y cabeza de Gorgona, signifiquen una misma cosa. Pero a su vez no hay que olvidar que aquel metal se fundía en época micénica en la foma de una piel de toro. Lingotes de cobre que imitaban el pellejo del bovino con un diseño que se mantuvo como sagrado entre los pueblos metalúrgicos al ser también muy parecido al del hacha doble (la bipenna o Labrys, votiva y adorada en Creta). Ello -como repetimos para no olvidarlo-, porque el valor del metal se ponderó en cabezas de ganado, aunque también hay que considerar que la primera y más antigua "moneda" de cambio utilizada -durante la Edad del Bronce y el Bajo Neolítico- en mi opinión fueron hachitas de piedra (y luego de metal). Todo lo que llevaría a las civilizaciones basadas en el comercio de metales a adorar la bipenna, sacralizada en la cultura minoica con el nombre de Labrys (de la que ya sabemos por qué daba nombre y presidía el palacio de Cnossos; el Laberinto).
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Y por cuanto hemos expuesto, aquella "cabeza de Medusa" puede interpretarse no solo como el bronce traido desde el Occidente mediterráneo por los micénios -con el que se recubrían los clípeos; y en los que terminaron figurando los rostros de la Gorgona- . Sino también como el mismo hacha doble a la que rindieron culto los minóicos; una forma igual o muy similar a la del keftiu o lingote piel de buey. De lo que la adoración a la Gorgona sería el recuerdo de los minóicos que reverenciaban a mujeres con ofidios. Sierpes sagradas y hacha doble que posiblemente constituía una religión rechazada por Micenas; aunque no pudieron dejar de recordarla en sus sierpes y en sus lingotes en forma de bipenna (que roba Perseo). Diseño idéntico al que lleva en sus pectorales el Tesoro de El Carambolo. Joyas de oro puro y para portar sobre el pecho con un carácter -además de sacro- de seguro también apotropáico; cuyo valor hubo de asociarse con mitos y leyendas antiguas (muchas de ellas narradas o recogidas por los helenos). Mitología que pudo relacionar perfectamente aquellas piezas iguales a la piel de buey con los Bueyes del Rey Gerión; toros del Monarca de Tartessos que -como sabemos- robó Hércules y llevó hasta Grecia. Bueyes de los que nos habla la leyenda de Heracles de manera sublimada, y que ya dijimos eran para nosotros la imágen del oro, la plata, el estaño y el cobre de Tartessos. Narrando todo ello la llegada final de los griegos hasta Tartessos, en busca de las minas antiquísimas de Iberia. Metales que de seguro vinieron  milenios antes los cretenses a buscar por nuestras tierras y que se fundían en los tiempos más remotos del Egeo, en lingotes como "pieles de toro". Lingotes iguales a estos pectorales de Tartessos; manifestando todo aquello que ellos son los símbolos del rey Gerión: Sus bueyes y sus riquezas. El tesoro de Arghantonio, el de Crisaor o el de Gerión... .
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De tal modo y para finalizar diremos que por cuanto hemos ido explicando, si La Cabeza de la Gorgona significaba el bronce de Occidente (de Iberia) en época micénia; tanto como los pectorales de El Carambolo simbolizan los bueyes del Rey Gerión (los metales de Tartessos en etapa helena). Sabiendo -como afirmamos- que el mito de Heracles en sus tres últimos trabajos, no es más que la repetición del ciclo micénico de Perseo contra Medusa. Repetición que narra la posterior llegada de los griegos a Iberia, quienes vuelven a asentarse en nuestras tierras y a colonizarla de nuevo tras el siglo VIII a.C.. Siendo igual el significado de la muerte de la Gorgona a la de Gerión; y los bueyes que el tebano lleva hasta la Hélade, a la cabeza de la Gorgona que porta Persea hasta Atenea. Podremos comprender que igualmente las manzanas de oro de las Hespérides robadas por Heracles, significan lo mismo: El poder (metalúrgico) del litoral Atlántico ibérico. Todo lo que siglos antes se había expresado como Medusa junto al nacimiento de Crisaor (el rey de la espada de oro). Conociendo cuanto hemos ido deduciendo, podemos decir que La cabeza de la Gorgona está simbolizada de algún modo también por estos pectorales de El Carambolo. Tanto que se situarían en el pecho al igual que los clípeos de peto -como vemos en el dibujo realizado (conforme en nuestra teoría creemos se llevaban). Teniendo por tanto esas joyas un significado muy semejante a las escudillas o pectorales de los guerreros iberos. Soldados de iberia que observamos en imágenes luciendo sus caéteras o cazoletas de pecho, cuyo valor no era tan solo militar (puesto que además de proteger de los venablos, se observan como un artículo de poder). Petos que en ocasiones se ven esculpidos en los guerreros de Iberia, con totems (como lobos) y que en el caso del rayezuelo o monarca que lució las joyas de El Carambolo simbolizaría el poder apotopaico de los metales: LA CABEZA DE LA GORGONA o LOS BUEYES DEL REY GERIÓN (de ello su forma en lingote piel de toro).

AL LADO: Escultura de guerrero ibérico lanceado, del Cerrillo Blanco (Porcuna, Jaén; a cuyo museo agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos en el pecho del soldado ibero la escudilla o cazoleta protectora, que a modo de pequeña caetera llevaban estos guerreros peninsulares. Estas se adornaban en ocasiones con totems o figuras apotropaicas con el fin de protegerse. Creemos que el sentido de los pectorales del tesoro de El Carambolo se relaciona planemente con ellos y con el símbolo de los metales preciados: El lingote keftiu.
ABAJO:  Forma en que creemos se lucían las joyas de El Carambolo. A la derecha el rey (con brazaletes torques, corona y pectoral) y a la izquierda la reina (o el príncipe, portando collar, pectoral y corona). Estos pectorales consideramos se asociaban con objetos apotropaicos tanto como con las pequeñas caeteras que llevaba todo guerrero ibero en el pecho (a modo de armadura o peto de metal).



CITAS:

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(1): Conforme a ello se expresa del siguiente modo Alvar Nuño en su tesis recientemente publicada por la Universidad Complutense, página 188 (EL MAL DE OJO EN EL OCCIDENTE ROMANO: MATERIALES DE ITALIA, NORTE DE ÁFRICA, PENÍNSULA IBÉRICA Y GALIA. Antón Alvar Nuño, Madrid, 2010 ): "Clipeos con representaciones de la cabeza de Gorgona alternados con representaciones de la cabeza de Jupiter Amón. Para F. Marco, la función de estas imagenes era la de demostrar la soberanía de Roma a través de un juego cosmológico. La conjunción de los atributos de Jupiter-Amón –proveniente de Oriente, la encarnación del bien, su carácter uranico– con los de Medusa proveniente de Occidente, la encarnacion del mal y su caracter ctónico– simbolizan de una manera cosmológica la intención augustea de dominar la totalidad del imperio".



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(2):
Vide, fuentes clásicas y entre otros, Eúripides, Ión 989 y ss // Hesiodo, Teogonía 270 y ss // Apolodoro II, 3, 3 // Ovidio: Metamorfosis IV, 792 y ss escoliastica sobre Apolonio de Rodas, IV 1399 // Teogonía de Hesiodo, 333 y ss.
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(3): También se hacía hijas de Forcis o Ceto a Las Grayas, grises viejas que habitaban en los pies del Monte Atlas y junto al Océano
. Higinio, Astronomía Poética II, 12.
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(4): Apolodoro, II, 4, 2; Higinio, Astronomía Poética II, 12.
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(5): Apolodoro II, 4, 3; Píndaro, Odas Píticas X, 31; Ovidio, Metamorfosis, IV, 780.
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(6): Higinio, Astronomía Poética II, 12; Eurípides Electra, 459-463; Apolonio de Rodas, IV, 1513 y ss.; Apolodoro II, 4, 3 y II, 4, 5; Higinio, Fábula 64; Ovidio, Metamorfosis, V, 1, 235; Estrabón X, 5, 10; Clemante de Alejandría, Alocición a los griegos III, 45.

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(7):
Robert Graves considera que etimología de Perseo es desde el griego "persos" = "destruir" y de tal modo asimila el nombre de este héroe al de diosas de la destrución como Perséfone. Pese a ello, en la "Crestomazia Indoeuropea" de Vittore Pisani (Turín, 1974) hallamos como voces relacionadas a ella, la citada como 138 sanscrita "perk" con significado "pregunta" y sobre estas la 136 y 137 que nacen de radical indoariano "per". Siendo la linea del radical indoariano N. 136 "per", "paras" con significado en sanscrito "ulterior, superior, del más allá", que produce la voz griega "" = "atravesar", y "" = "pasar, pasadizo". Pero que a su vez se transforman en radicales indoarianos en formas "per", "prt" cuya traducción o equivalencia es batalla". A mi juicio pudiendo haber producido las anteriores palabras proto-indoeuropeas la voz griega "peras" -- con significado "fin", "extremos" (y habiendo podido derivar "Pert" sáncrito -batalla- hasta "perdo" en griego -- cuya traducción sería "destruir, matar aniquilar"). De esta última palabra cree Robert Graves (LOS MITOS GRIEGOS, 170, j) nace el nombre de Perseo, que traduce como "el destructor".
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(8): VER ENTRADAS: 43ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIV: El lingote en la Antigüedad; los "piel de buey", el Talento y los orígenes del dinero). -SIGNIFICADO DEL PECTORAL DEL TESORO EN FORMA DE TALENTO LLAMADO KEFTIU-. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-8-9-9.html
TANTO COMO ENTRADA SIGUIENTE:
44ª- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XV: El patrón oro y el valor mágico-místico de las joyas en La Antigüedad). -SIGNIFICADO DEL LINGOTE COMO PATRÓN Y MODELO DE VIDA ECONÓMICA, SU RELACIÓN CON EL TESORO Y EL PECTORAL- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6-7.html




















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