lunes, 28 de mayo de 2012

EL PODER DE LA MIRADA Y SU RELACIÓN CON LAS ARMAS EN LA ANTIGÜEDAD: Medusa y Perseo, introducción al estudio de sus virtudes "apotropaicas" (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LII).


Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.

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IMÁGENES BAJO ESTAS LINEAS Y A LOS LADOS:

En primer término, a la izquierda la portada del libro "EL CUERPO EN LA TRADICIÓN" (publicado por Fundación Joaquín Díaz, Valladolid 2007) en el que se editó mi trabajo preparado durante los años ochenta sobre el Mal de Ojo ("Higa, higo, hígado y aojo: Magia, religión y medicina"). Abajo y a los lados, las dos obras desde cuya documentación y aportaciones partimos, para realizar nuestros estudios en los años ochenta sobre el tema:

ABAJO al lado: Portada del libro de Richard Payne Knight, reeditado en español en 1980, EL CULTO A PRÍAPO...

Finalmente,  en último término: Portada de la publicación de Catherine Johns "SEX OR SIMBOL?...".


Al lado: Libro que comprende el estudio que escribí sobre el Mal de Ojo veinte años atrás y que corregí hace unos cinco, cuando me dijeron que les interesaba publicarlo; editándose finalmente en el 2007 y en el libro que vemos  (bajo el título "Higa, higo, hígado y aojo: Magia, religión y medicina"). En este, pretendí demostrar que el más antiguo origen de aquella superstición sobre el Aojo partía de las enfermedades venéreas, debido a que estas producían a su vez graves oftalmias -entre las que destacaba la Clamidiosis (el famoso tracoma del Nilo)-. Males endémicos en civilizaciones como las "antiguas de los desiertos", debido a la falta de salubridad del medio en la época, a las condiciones ambientales, a la carencia de aguas y a la superpoblación de sus ciudades. Algo motivado a su vez y en gran parte, por la necesidad de establecerse y habitar en zonas muy reducidas, debiendo vivir todos en las cercanías de los rios y pozos (compartiendo millones de personas unas mismas tierras y aguas, donde en ocasiones se vertían o mezclaban hasta residuos fecales comunes).

El hecho cierto es que la salubridad parece especialmente dura en el desierto y más aún en épocas como las faraónicas ,donde la densidad de población en la franja del Nilo se supone superaba la actual del Benelux (una de las zonas más superpobladas del Mundo hoy).  Todo lo que pudo generar un enorme caldo de cultivo bacteriano de lo que seguramente se produjeron endemias muy particulares. Consecuentemente, la ceguera "contagiada" parece que afectaba a un gran porcentaje de la población egipcia antigua. Aunque este fue un mal que no se superó hasta la aparición de la penicilina, tanto que la Chlamydia Tracomatis (bacteria que produce el tracoma, enfermedad que se llama también "oftalmia egipcia") permaneció sin curación hasta la llegada de la medicina moderna. Dolencias que comunmente llegaban a producir la invidencia y que en ocasiones se contraían por contagio, aunque su empeoramiento o su "más difícil" remedio también se debió al exceso de luz y a las tormentas de arena. Pese a ello, las clamidiosis comunmente se transmitían por vía venérea, produciendo gonorreas, blenorreas y el mencionado tracoma (aunque de todos es sabido que en una situación donde la higiene es deficiente y el agua escasea, estas bacterias pueden contagiarse simplemente por contacto cutáneo o a través de las ropas).





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Siendo así, formulamos nuestra teoría sobre el origen del Mal de Ojo en Egipto Antiguo en los milenios III y II a.C., nacido del temor a esas enfermedades contagiadas normalmente por transmisión sexual. Lo que pudo provocar hace miles de años la identificación de las cegueras y dolencias oculares, con lo venéreo; explicando todo ello que se valieran de amuletos con forma de pene y ojos, para intentar curar aquel terrible mal endémico en el Nilo. Por su parte, en el mismo libro mencionado (
arriba fotografiado) expusimos que en una segunda etapa (a fines del II milenio y a comienzos del primero a.C.), esta superstición pudo variar. Algo que se produciría cuando imperan las culturas del Mediterráneo, durante los siglos en los que la religión y las costumbres faraónicas se heredan por los fenicios e israelitas, quienes las transmiten a los griegos -que le dieron otro carácter-. Relacionándose entonces esa fatalidad no solo con el sexo y la visión, sinó sobre todo con la envidia; pensando que era la pupila del que la sentía lo que contagiaba o impregnaba al observado, produciéndole en daño. Siendo principalmente en La Hélade donde se teme de forma horrible este mal de la mirada, del que también nos hablan los judíos y que vemos combatido por talismanes fenicios.
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Lo antes dicho, nos obliga a pensar que israelitas y púnicos habían mantenido estas supersticiones nacidas de la magia egipcia en el III milenio a.C.; pero que las supercherías al tomar contacto con el mundo griego tuvieron un nuevo carácter. Pues en la Hélade, además de existir unos cultos de fertilidad y sexo similares a los de Egipto, adorándose al pene y a la vulva como dadores de la buena cosecha y relacionando el "ojo" de la tierra (el sembrado) y la pupila de la vida (la vajina) con los de visión. Se generaliza una segunda creencia del Mal Ojo muy temida basada en la observación del ruin, motivada posiblemente por el mal ambiente social en que a veces se vivía , puesto que allí se permitía la libre denuncia (sin pruebas). Siendo un hecho cierto que la calumnia apenas tuvo castigo entre los griegos y que pese a demostrarse la falsedad de lo denunciado, la autoridad no penalizaba al falsario. Este hecho produjo unos verdaderos profesionales de la denuncia, quienes vivían de extorsionar y a los que se denominaba "sicophantas". Ello debido a que la acusación más común contra el rico era la de exportar -o vender- ilegalmente higos; ya que el higo (en griego "sico"), estaba regulado en su comercialización, prohibiendo hacerlo a extranjeros (existiendo fuertes multas o pena de cárcel de no realizarse con autorización de la Ciudad-Estado).



Todo ello, unido a que la vulva femenina tiene "cierta similitud" con este fruto "prohibido", creemos que generó a comienzos del I milenio a.C. la identificación entre la envidia, el Aojo, el sexo y "aquel". Un higo que ya era símbolo venéreo en épocas muy antiguas,tanto que con sus hojas Adan y Eva ocultaron sus vergüenzas (tras "pecar"), haciéndose un taparrabos "paradisiaco". Ramas del higo cuyo significado también debiéramos relacionar con la maldición que Jesús profiere contra el sicomoro estéril; ya que curiosamente en hebreo la palabra "higuera" es igual a la que define "realizar el coito". Dándose además otras muchas coincidencias que identificaban esta fruta con el mundo sexual; entre la que destaca que en Grecia "pepino" se pronunciaba de un modo casi igual a "higo" (siko); usándose desde aquel entonces y desde el origen de nuestra cultura las ordinarias expresiónes de "pepino e higo" (que a todos tanto nos divierte) para referirse a las "zonas bajas y nobles..." de hombres y mujeres. Finalmente, la creencia de que la sexualidad procedía del hígado (la líbido, cuyo nombre nace de este órgano en lenguas anglosajonas); provocaría la unión definitiva entre el higo y el sexo. Tanto que el medio y remedio más antiguo para la cura y mejora del hígado se basaba en comer o purgarse diariamente con higos, de donde pensaban surgía la fuerza de ese órgano. Habiendo sido tanta su unión, que el fruto dió nombre a esta parte del cuerpo humano llamada hígado, por creerse que estaba absolutamente relacionada con el sexo y con la higuera.

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Por cuanto exponemos y uniendo lo explicado con el hecho de que las denuncias de los envidiosos y extorsionadores griegos comunmente versaban sobre exportación y ventas fraudulentas de higos. Comprendermos como todo ello hizo finalmente que se identificaran unas y otras cosas:
En primer lugar, las ruinas, las malas cosechas y en definitiva lo estéril y hambruno, con el "sicofantas"; calumniadores tan sumamente dañinos que eran capaces de hundir la vida de cualquiera solo por envidia, sin obtener siquiera beneficios -pese a que existieron verdaderos profesionales del chantage que llegaron a ricos en La Hélade extorsionando a poderosos-. En segundo lugar, las enfermedades venéreas, el tracoma y las cegueras, igualmente identificados con males procedentes de una mala fertilidad y contraidos por contagio a través del "ojo sexual". En base a cuanto hemos resumido de nuestro libro antes referido ("Higo, higa, hígado y aojo..."), explicábamos en aquel que mucho de lo que se denominó como Males del Ojo, tuvo como origen primigenio  (a nuestro juicio)  las cegueras debidas a enfermedades de transmisión sexual. Dolencias que probablemente también se consideraron contraidas -o debidas en gran parte- a malvados y viciosos, quienes infectaban con su suciedad a personas jóvenes y sanas. Todo lo que al final se traspoló a las malas cosechas, por identificación de una infertilidad o de un vicio en el sexo, que simbolizaba una semilla o plantación defectuosa. Habiendo llegado a creerse posteriormente que ello era un mal transmitido por las miradas del envidioso cuya pupila era capaz de dañar; algo que quizás también nace a razón de cuantos destrozan cosechas y cultivos tan solo por hacer daño y al no poder robarlos antes de que florezcan.

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Finalmente, la identificación entre belleza deseada y sexo obligado o forzado (por viejos y gentes de malas costumbres); generaría esa otra creencia que consideraba a la simple mirada del que quería algo y no podría conseguirlo, como un peligro que llegaba dañarlo o destruirlo -en especial si eran dones personales o riquezas meritorias-.
Por cuanto decimos, se relacionaron pronto en Grecia y Roma los patronos del dinero y de las buenas cosechas (dioses cuidadores de la fertilidad, que se representaban en formas de falos y vulvas), con los ahuyentadores de la envidia y este Aojo. Así, en la Hélade y el Lacio se transformaron los talismanes apotropaicos y comenzaron a pretender hacer huir al acomplejado o al ruin, por medio de exhibir penes y figuras obscenas (invocando la fecundidad y rechazando lo impotente). Supersticiones heredadas de Fenicia y de Egipto, aunque en el Nilo habían tenido un carácter un tanto diferente. Puesto que en las tierras faraónicas el medio común de ahuyentar al que deseaba la belleza sin poder conseguirla, (dañándola con su presencia o su envidia), era a través de amuletos de la fealdad, que representaban ojos y manos. Siendo el protector de Hathor, la diosa de las artes, de lo bello y lo sublime; el horrible Bes, monstruoso enano que figuraba de seguro el propio sexo masculino, haciendo marchar al Aojador con su aspecto asqueroso.



De cuanto exponemos, nació el amuleto apotropaico en el que figura el dios feo que protege; un semi-demonio de cara o aspecto horrible, pero que consigue diseminar la mirada de quienes pueden observarnos (quienes por desear tanto lo que tenemos, llegan a dañarlo). Consecuentemente, en Egipto y desde al menos el III milenio a.C., era el enano Bes al que se encomendaban esa misión de apartar la vista de aquellos que pudieran ver con "Mal Ojo" a los demás. Aunque posteriormente, en Fenicia y en Grecia, esta deidad benefactora prototipo de fealdad se sustituyó por otra figura similar en su aspecto, pero muy diferente en sus atributos y significado. Ella fue la Gorgona o Medusa, que en principio de figuró como una mujer gorda y deforme, cuya cabeza se colgaba de los pendientes y joyas -como talismán-, o se esculpía en los lugares funerarios, con el fin de ahuyentar a los demonios. Aunque aquel rostro de la Gorgona no constituyó tanto un talismán, ya que fundamentalmente fue trasformándose y usándose como protector en la guerra; labrando los soldados a Medusa en las armaduras y escudos, o colgando de sus bullas y condecoraciones militares aquella cabeza femenina terrible (con el fin de que ahuyentara al enemigo o a sus venablos).






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Regresando al tema de los inicios sobre los estudiosos acerca de todo ello, el primero que creemos menciona la relación entre Medusa y el Mal de Ojo fué Richard Payne Knight; quien como dijimos, a fines del siglo XVIII ya habla del simbolismo paralelo entre la cabeza de la Gorgona y los ritos priápicos. Y de un modo semejante, a comiezos de los años ochenta, Catehrine Johns expuso claramente las unión existente entre la fealdad de las máscaras y de las caras "gorgoneias", con los efectos apotropaicos. Partiendo de estas ideas, realicé algunas valoraciones muy personales acerca del simbolismo de Bes, de las Gorgonas y en especial sobre el significado de Medusa y la mirada aojadora; ideas que expuse en los distintos escritos que he publicado sobre esta superstición. Varios autores se han referido igualmente a ello, destacando en España los estudios de Ana Ma. Vazquez Hoys y J. del Hoyo Calleja, editados en la década de los noventa. Obras que tristemente desconocía hasta hace unos días, pero con las que casualmente dimos al leer la reciente tesis de Alvar Nuño sobre el Mal de Ojo en la Antigüedad. El "hallazgo" de estos trabajos de Vazquez Hoys y de del Hoyo Calleja, nos obliga a analizarlos, puesto que al nos haberlos incluido cuando corregí y pubiqué mi estudio sobre el Aojo (cinco años atrás; ni tampoco en cuantos artículos sobre el tema posteriormente he escrito), pudiera parecer que deseamos ignorarlos.
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No siendo ello nuestra intención, comenzamos las siguientes entradas cuya temática versará de lo escrito sobre Medusa y el Mal de Ojo, analizando las obras de los autores anteriormente referidos (comparándolas en ocasiones con las teorías propias -muy distintas a las de ellos, como veremos-). Desconocemos la extensión que necesitaremos para el estudio comparativo, pero en cada artículo que presentemos intentaremos exponer las ideas propias y recoger posteriormente las de otros; con el fin de avanzar algo más en el análisis del significado apotropaico de las joyas en la antigüedad (en especial de las pectorales).




AL LADO: Cabeza de Medusa, representada en un camafeo del siglo II a.C.(pieza expuesta en el Museo Nacional de Nápoles al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Ya habíamos utilizado esta fotografía tan significativa que hemos querido volver a traer hoy hasta nuestras lineas, porque en verdad en ella se advierte el hecho que Payne Knight afirmaba cuando escribía que el disco solar se relacionaba plenamente con la Gorgona. Algo que vemos en el plato de la fotografía del que no se sabe muy bien si es un Sol (Helios) o una Medusa; hecho este que según el investigador inglés procedía del carácter benefactor y apotropaico de la figura medúsea.
ABAJO: Amuletos romanos hallados en Mérida, que presenta una vitrina del Museo Provincial de Cáceres -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. En estos podemos ver entre otros, los típicos penes fabricados en bronce que se usaban como talismanes, siendo el que está en la parte superior izquierda simplemente una placa con dos miembros viriles erectos que se "enfrentan". Bajo este se encuentra la común -entonces- "Higa-falo" hecha en forma de creciente, que en el extremo izquierdo lleva la mano cerrada en forma de "figa", en el derecho el pene y en el centro contiene el sexo masculino en estado de reposo. Sobre ello, curiosamente aparece una cara que sin lugar a dudas se trata de un Príapo; figura que Payne Knight menciona, como coronado por un disco (o asa), que el autor inglés relacionaba con el Sol. Por último a la izquierda de lo descrito, observamos dos amuletos en forma de venera o concha con una figura de cara cargada de fealdad y que sin lugar a dudas se trata para nosotros de la efigie de un Bes o de Baubo. Esta última es una deidad relacionada con el parto y con la brujería, muy venerada en el famoso templo de Eleuisis y que simbolizaba concretamente la entrada de la vagina. Desconocemos si otros autores han comentado anteriormente que este tipo de talismanes romanos, en forma de concha (nunca mejor dicho) representan a la diosa Baubo; o bien se tratan de un símbolo deificado y apotropaico de la vulva -muy usado entre las parturientas-. Estando a su vez ello relacionado con la cara de la Gorgona, que como muchos expertos afirman, su fealdad y aspecto se relaciona con la entrada de la vagina.



Comenzaremos de nuevo con las palabras de Richard Payne, con las que este autor comentaba un hecho sobre el culto al falo en la antigua Roma que nos pareció muy llamativo; tanto que hemos deseado encontrarlo confirmado o comprobado en la iconografía latina. Ello era cuando escribía:
"la Egida o Corazón de las víboras y la cabeza de Medusa son como lo hace observar el doctor Túkeley una variante griega para representar el disco alado unido a las serpientes (...) La rabia o violencia expresada por Medusa es el atributo destructor unido al generador, bajo la dirección de Minerva, la Sabiduría. Yo pienso que los anchos anillos a los que están atados las pequeñas figuritas de Príapo, significa lo mismo que el disco". La anterior frase podemos contrastarla con las imágenes que antes hemos recogido, en las que vemos primeramente una Medusa representada como disco solar, cuyas serpientes parece que decoran los rizos de sus cabellos. Iconografía cuya intención es sin duda alguna relacionar claramente cabello y serpiente, atributos que sobradamente sabemos tienen un enorme carácter sexual.
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Si hubiéramos de exponer una lista de figuras mitológicas o históricas en las que el cabello fuera símbolo de su sexualidad (viril o femenil), tendríamos que citar a cientos o miles de seres; a veces mitológicos, otras legendarios y algunas históricos. Pese a ello y en referencia al pelo y la hombría, baste recordar la fuerza de Sansón o la masculinidad de los guerreros, algo que en casi todas las culturas se expresa por medio de este atributo -a veces dejándolo crecer (como es el caso de los Sijs o de los toreros hispanos) y en otras ocasiones tonsurándolo, como sucedía entre los samurais y diversos pueblos milenarios-. Por su parte, en la mujer antigua ese cabello largo y rizado (tal como lo lucían las griegas) era atributo de una enorme sexualidad; tanto que es común entre las más bellas verlo bien suelto y peinado en trenzas o coletas -lo que quizás nos recuerde a sierpes-, mientras el de las matronas y personas mayores solía estar recogido o cortado (algo que sucede incluso hoy en día). Por cuanto decimos, la identificación que Payne Knight realiza entre el disco solar protector, enmarcado por los rayos y la cara de la Gorgona rodeada de rizos y sierpes es del todo cierta. Algo que nos debe llevar a pensar que posiblemente el origen de estos rostros redondos apotropaicos no esté tanto en horribles monstruos, sinó en simples discos solares protectores. De lo que nos atrevemos a deducir que quizas todo proceda de las placas en formas circulares, rodeadas de rayos, que era común pusieran sobre las armaduras los soldados (especialmente en la zona del pecho) y a las que en Roma se llamaban falerias.
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Tal como decimos, acerca de lo que pudo originar las "gorgonas profitácticas" y de adorno militar, lo más simple es pensar que nacieron debido a que las corazas más antiguas comunmente estaban "remachadas" con disquetes metálicos, cuya función era impedir que las flechas (y hasta las lanzas) traspasaran el peto. Redondeles que dijimos los romanos llamaban falerias, pero que se usaron desde tiempos muy remotos haciéndose en un principio con cobre (aunque posteriormente y tras la Edad del Hierro, usaron metales más duros). Decorándolas ya desde la Edad del Bronce comunmente con círculos concéntricos y lineas que irradiaban los rayos, a modo o imitación del Astro Rey rodeado de su luz solar. De aquella figura del Sol creemos que pudo nacer la de la Gorgona, que por ser más bella e imaginativa pudo quizás sustituir a los dibujos de circunferencias con lineas que aparecen en las armaduras muy anteriores. De lo que la idea de Payne Knight cuando afirma una relación plena entre el disco solar y la cabeza "gorgoneia" no es nada extraña. Es más, a mí personalmente, su teoría me ha llevado a creer que el verdadero origen de aquella mujer de rostro redondo y pelos serpentinos usada sobre el armamento, no es otro más que la sustitución de una figura solar masculina -remachada en los refuerzos metálicos circulares-, cambiada por esta bella diosa de carácter puramente femenino (pero con iguales atributos profilácticos).
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La anterior reflexión nos puede llevar a afirmar que la Medusa sobre el escudo de la patrona de la gran Polis Griega (Atenas), significaría y mostraría de nuevo el triunfo de las diosas madres sobre el dios padre. Ya que Atenea fue elegida como principal deidad, tras vencer en su "candidatura" a Posidón; dios del Mar quien hasta violó a Medusa dentro del templo de la Minerva griega (horrible hecho por el que cayó sobre la Gorgona la maldición de ver su cabeza rodeada de sierpes y tener una mirada petrificante). Pese a ello, aquella que había profanado involuntariamente el templo de Atenea y a todos convertía en piedra con sus ojos, un día fue vencida por Perseo, quien le cercenó la cabeza para ponerla sobre el escudo de la diosa patrona. Egida que sin lugar a dudas habla de la sustitución de ritos paternos y solares en la religión helena, por otros femeninos y de la madre. Mencionando todo ello el recuerdo de aquellas religiones mantenidas en la Hélade y anteriores a las de los pueblos indoeuropeos (creencias y ritos de la Edad del Bronce) en los que la mujer cumplía una función primordial. Celebraciones en donde la sierpe domesticada por sacerdotisas tenía un importantísimo papel, de lo que la aparición de la cabeza gorgoneia rememora seguramente los tiempos de esas "deidades daimones", donde se adoraba a dragones, monstruos y reptiles humanoides -lo que se observa en las religiones "del Bronce", como lo eran las de Egipto o Creta, tanto como en los cultos de Oriente Medio y Mesopotamia anteriores al I milenio a.C.-.
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De tal modo, parece que una gran parte de estas creencias mediterráneas nacidas en el III milienio a.C. y mantenidas hasta la expansión de las gentes del Hierro (bien entrado el siglo X a.C.), tuvieron un fuerte arraigo en Grecia. Tanto como para haber pervivido, eligiendo como patrona una diosa guerrera y no a un dios; deidad femenina del bien, de la protección y de la sabiduría; que se hace llamar "pallas" -por cuanto aquello significa la lanza-. Pallas Atenea, cuyo nombre recuerda sin duda a "palaio" () que significa "luchar"; o bien a "pallo" () que ya dijimos era "blandir, agitar, lanzar"; tanto como a "palos" (), cuya traducción es "estaca, palo, lanza y suerte" -términos que tanto se parecen a la voz "falo"-. Palabras todas cercanas a la lucha, a la masculinidad y a la guerra, de las que hacíamos derivar el posterior término romano de "faleria" (phellerae), que ya sobradamente sabemos son esos discos protectores que servían para evitar "con suerte", los venablos lanzados por el enemigo en batalla y que finalmente se esculpieron con la gorgoneia... .
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Algo que se conseguía neutralizar poniendo la cabeza de la mujer terrible cargada de sierpes, que de seguro había sustituido la figura del Sol en escudos y armaduras, al considerarse aquella figura más apotropaica. Ello debido en nuestra opinión a un componente de magia femenina y de brujería, a la que se encomendarían los soldados antiguos en batalla. Nacido todo ello de la confianza en los hechizos y las iniciaciones que desde la más remota antigüedad realizaban las mujeres en las islas griegas y egeas. Lo que muy posiblemente se relacionaría con sortilegios de serpientes, pero sobre todo con alucinógenos y con la diosa de la adormidera (adorada ya en Creta desde el III milenio a.C.). Tanto con las setas "mágicas" y el cornezuelo de centeno, que en templos como el de Eleuisis suministraban las sacerdotisas a los asistentes (para "elevarles" hacia el más allá). Formas de anestesia nacidas de la adormidera y terribles drogas alucinógenas que de seguro se convirtieron en "prácticas de apoyo" militar, para aumentar el valor y llevar a los soldados a luchar con más fuerza y sin temor (y quizás, sin mucho dolor).

AL LADO: Perseo mata a Medusa ayudado por Atenea y guiado con el reflejo de su escudo. Grabado del precioso libro "El templo de las Musas" (publicado por primera vez en Amsterdam 1655), en edición de Ma.Luisa Roquero -Madrid 1990-. En el dibujo podemos observar que la identificación entre Perseo y Heracles es absoluta; tanta que al bajarse el héroe en el território de los confines del Mundo (lo que se supone era reino de Tartessos) se encuentra frente a los atributos de los trés últimos trabajos del tebano. De tal manera, a la derecha podemos ver todos los símbolos de estos trabajos de Hércules: Los bueyes del rey Gerión, y sobre este -en el árbol- el dragón Ladón (que bien pudiera ser el Cancerbero) cuidando de las manzanas de las Hespérides. Como hombres cultos que eran quienes diseñaron este grabado, identificaron a su vez a Perseo con Jasón y así representaron las manzanas por un carnero -de oro- sobre un árbol (igual al vellocino). Ello porque en griego "oveja" y "manzana" se dice "melon" (), de lo que la manzana de oro y el vellocino de oro tiene un mismo significado (algo que supieron bien quienes dibujaron la imagen que analizamos). Una interpretación de estos mitos unificados debido a la gran cultura mitológica que en el siglo XVII había, gracias a la que supieron que los ciclos de Perseo y Heracles eran iguales, tanto como ambos se identificaban con el de Jasón, el héroe que llegó hasta la Cólquida en la búsqueda del carnero de oro. Un cordero áureo que simbolizaba lo mismo que las manzanas de oro de las Hespérides: Los talentos o lingotes de metales preciosos que había en la Cólquida (Cáucaso) y en Iberia (Tartessos); lingotes que se fundían como ya vimos en forma de piel de toro, lo que les pudo dar ese nombre de "vellocino de oro", pieles áureas o cabezas de ganado de metal precioso. Talentos de oro, "manzanas áureas" o "vellocinos de metal preciado", de cuyo recuerdo y leyenda creemos que nacen los pectorales del tesoro de El Carambolo, que guardan precisamente esta forma: La del "keftiu" o lingote antiguo.
ABAJO: Cabeza de Gorgona en cerámica, fechada sobre el 480 a.C., procedente de Siracusa -pieza perteneciente a al Museo Arqueológico Nacional de Siracusa, al que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. Esta cabeza de Medusa decoraba un techo funerario, puesto que como ya dijimos entre las funciones más comunes de uso en la imagen gorgonea era hacerlo con fines bélicos y funerarios (no tanto como un talismán apotropaico). Pese a ello, es posible que los amuletos de bronce hechos en aros con forma de conchas (que anteriormente vimos) sean igualmente cabezas de esta diosa.


Tras haber expuesto y razonado cómo -en nuestra opinión- la imagen de Medusa sobre el escudo de Atenea es claramente "el reflejo" de la manutención (o sustitución) de los ritos y dioses femeninos de la guerra, nacidos y procedentes de las religiones con raices en la Edad del Bronce (las micenias y las minoicas, que dieron origen a Grecia). Creemos que con el fin de comprender plenamente el uso profiláctico de la cabeza de la Gorgona, será muy importante recordar un breve análisis ya escrito por nosotros, sobre el significado de su mito. Una leyenda de la que ya habíamos hablado en nuestras entradas que sobre el Ayuntamiento de Tarazona redactábamos (un año atrás y en el presente blog), donde expusimos algunas teorías acerca de esta mitología occidental. (VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/05/1_30.html) .
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De tal manera decíamos que el "primer héroe heleno (micenio -mejor sería decir-) que llega hasta nuestras tierras fué Perseo. A este se le considera el "antepasado directo de Hércules", tanto en el sentido simbólico de su leyenda, como en el familiar (el abuelo de Heracles era Perses y el padre de este, es Perseo). Aquel "bisabuelo" del tebano fué también mandado al extremo Occidente del Mediterraneo (nuestras tierras), para regresar a Grecia con la cabeza de La Gorgona (Medusa). Así, ha de trasladarse más allá del Estrecho de Gibraltar (que luego serían Las Columnas de su descendiente, Hércules); allende vivían todos los monstruos marinos" (...) "Aludiendo tanto a las dificultades para cruzar las aguas del Atlántico, como a los habitantes de Iberia y los que con ellos tenían establecido comercio; quienes atacaban las naves de los visitantes con el fin de que nadie llegara a sus costas, ni "abriera" el rico mercado de metales peninsular. Así, monstruosos y terribles seres habitaban tras El Estrecho y horribles eran considerados los reyes y las reinas de las tierras occidentales (las nuestras). Habiendo entre ellos monarcas de tres cabezas (como el posterior Geriones), viviendo allí el dios de los infiernos (Hades) o reinando aquí horribles mujeres (tales como Las Grayas o La Gorgona -Medusa-)".
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Continuábamos exponiendo que: "Con el fin de ´establecerse` en el Occidente y acabar con aquellas dinastías monstruosas (como la de la reina Gorgona), envían a Perseo desde Grecia (Anatolia, más concretamente -ya que su nombre tiene connotaciones con Persia-). Quien debía matar a Medusa sin ser mirado por aquella. Puesto que esta, tenía el poder de convertir en piedra a todo con quien cruzase la vista. Sabido es que hasta nuestras tierras llegó Perseo y poniendo su escudo como espejo, consiguió llegar hasta La Gorgona guiándose por su reflejo; tras lo que pudo cercenarle la cabeza sin tener que mirarla. De la sangre de su cuello -o de aquel cadaver (según las versiones)-, nacieron Pegaso (el caballo alado) y Crisaor (el primer monarca de Iberia). Tras ello recogío la cabeza cortada de Medusa y llegó cerca del palacio de Atlante -en el Atlántico- quien al no darle su hospitalidad, fué convertido en piedra al enseñarle el héroe el rostro de la Gorgona que llevaba guardado en su zurrón. (Heródoto, IX Lib. Historia, Lib. VII, 61 // Pusanias II, 25,7 // Estrabón, Geografía, VIII, 6,11 // Píndaro, Odas píticas, X, 31 // Teogonía de Hesiodo, 276 y ss // Apolonio de Rodas, Argonáutica IV, 1091 // Apolodoro, II, 4,2 // Silio Itálico, I, 660 y ss //Iliada XIV,319 // Ovidio, Metamorfosis, IV, 617 // Higinio, Fábula 63 // Servio a Virgilio, Sobre la Eneida, VII, 372 y 410; VIII, 345 // Plinio, Historia Natural III; 56 // Eurípides, Electra 459 y ss)".
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Tras lo dicho antes, interpretábamos la Gorgona como "la garganta" del Estrecho de Gibraltar (tal como ya hemos explicado) cargada de peligros, a la vez que llegábamos a considerar el tema del espejo relacionado quizás con algún tipo precario de cuadrante o astrolabio para conseguir guiarse en el mar y llegar hasta el Occidente remoto (desde Grecia). Después de esta reflexión seguíamos exponiendo literalmente: "Por su parte, en su significado histórico, creemos poder explicar que `el corte de la cabeza´, se refiere a que los micenios establecen un contacto en nuestras tierras, generando ´una nueva monarquía`, o un sistema social de poder que les seguía; derrotando las antiguas tribus (que hasta su llegada dominarían el Sur Peninsular). Tanto como alude a los medios técnicos y de guerra, por los que los helenos consiguen vencer ´los poderes internos´ que entonces hubiera en Iberia (reyezuelos y tribus que desde El Argar -1700 a.C.- comerciaban sus metales con algunos pioneros que desde oriente se acercaban). De cuanto exponemos, a Perseo lo debemos interpretar como los primeros micenios, venidos desde Anatolia (fronterizos a Persia) y llegados hasta tierras atlánticas del sur de la peninsular para establecer comercio y aportar la primera aculturación de esta zona. Algo de lo que hay testimonio arqueológico, al menos desde el siglo XIV a.C. -veáse el kilis de Mérida, y largo etcétera de objetos micénicos hallados en el Bajo Guadalquivir-".
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Añadiendo sobre el tema del escudo y el espejo esta curiosa apreciación: "Del mismo modo, aquel Atlante petrificado por el rostro de Medusa (del que nos habla el mito), sin duda alguna alude no solo al monte Atlas, del que se diría, fué un dios castigado a soportar la bóveda celeste. Sinó a los conocimientos geográficos de los helenos, sabiendo que el promontorio final del extermo occidente eran esas montañas del Atlas... . Igualmente creemos que también se refiere al medio por el cual los micenios (Perseo) navegaban y llegaban "al Océanos", atravesando el Estrecho en el siglo XIV a.C.. De tal manera, al leer el mito del escudo y la mirada de Medusa, ya hemos dicho como creemos que todo ello nos recuerda quizás que sus marineros se orientasen valiéndose de espejos para estudiar el cielo. Puesto que la leyenda narra como Atlas fué el inventor de la Astronomía, lo que relaciona el monte final del Mundo (conocido) y el estudio de los astros y de la geografía (imprescindibles para la orientación en el desierto y la mar). Idea "del espejo y la astronomía", que puede entenderse por un hecho que repetidamente hemos expuesto, como era el medio más sencillo para estudiar el Cosmos, en la Antigüedad: Trazando en los estanques (oasis) unas coordenadas con cuerdas dispuesta en damero sobre el agua, donde noche tras noche se debería observar el cambio de las estrellas. Con ello, en apenas unos años y pasando a mapa aquellas posiciones obtenidas en el reflejo de las aguas, podríamos guiarnos con gran precisión en el desierto y en los mares".
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Seguía la entrada comentando algunos puntos que recogemos por su interés como son estos: "Para finalizar el mito de Perseo y su relación con Heracles, recordaremos como este viaja igual que el bisnieto hasta los confines del Mundo (conocido) y lucha contra sus terribles reyes a los que vence; llevando a Grecia de regreso, el maravilloso presente de su cabeza, para los monarcas micenios. Pero además, al cortar la cabeza de la Gorgona, nacen de su cuerpo: Pegaso y Crisaor. Siendo el uno, el caballo alado y el segundo, el primer gobernante de Iberia conocido por la mitología griega. En cuanto al "equino con alas", fácil es de entender su significado sabiéndose que los caballos Ibéricos se tenían por los más rápidos del Mediterraneo. Concretamente los textos clásicos se refieren a los nacidos en las cercanías del "Hieron Akroteión"; es decir: En el Algarve y sur de Portugal (donde los griegos y romanos aseguraban que las yeguas eran fecundadas por el viento) (sobre este tema, recomendamos el artículo de la profesora Alicia Ma. Cantó, "Las yeguas fecundadas por el viento". Ed. Historia de Iberia 01; Madrid 2005, que narra como Homero, Lactancio, Plinio el Viejo y hasta San Agustín, explican que los caballos del sur hispano eran tenidos por los más veloces y sus eran yeguas fecundadas por Céfiro-Eolo).
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Sobre el significado del segundo personaje, nacido del cuello de la Gorgona (Crisaor) ello es de suma importancia para lo que tratamos, puesto que su nombre deriva de las voces griegas crus-aoros , cuya traducción es: "Espada de oro". Narrando concretamente el mito que surge del cuerpo de Medusa, hecho ya hombre y con una espada en la mano. Teniéndose por el primer rey de Iberia que la mitología menciona y al cual "no quiso contrariar Perseo" (textualmente mencionado así en las fuentes). Por lo que hemos de deducir que la leyenda nos habla del poder que los reyes ibéricos tuvieron tras la llegada de los micenios y al abrir comercio con aquellos. Estableciéndose entonces algún sistema de monarquia basada en el tremendo potencial en minas de bronce y metales preciosos penínsular. Tanto como en la ´alianza` que Perseo (los micenios) establecen con los habitantes del sur prehispano. Por lo que, cuanto analizamos nos hace comprender que el mito de la Gorgona nos relata como, tras conseguir los micenios pasar el Estrecho y llegar a tierras atlánticas (cortar la cabeza de la Gorgona), establecen un mercado permanente con aquellos iberos y surge un sistema nuevo de gobierno en esas zonas meridionales nuestras (algo que hemos dicho, la arqueología manifiesta que ocurre hacia el siglo XIV a.C.).


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De la riqueza en metales que nuestro país tenía entonces, nada tenemos que hablar, pues es sobradamente conocida. Tanto, que Schulten en su libro Hispania, comienza su capítulo dedicado a la minería en la Península Ibérica con la palabras: "Como nigún otro país, era España rico en metales...". Tras ello enumera este tremendo potencial en minas de oro, plata, bronce y mercurio; que en la Antigüedad hispana era el mayor de todas las tierras del Mediterraneo juntas ( Hispania, Adolf Schulten; ed. Renacimiento, Madrid 2004, pag. 116 y ss.). Siendo aquello en lo que estriba la misión verdadera que a Perseo le "encargan", consistente en pactar con los iberos e imponer allí una dinastía amiga (la de Crisaor que nace al llegar el héroe griego). Unos reyes de los metales con los que los micenios comerciarían de continuo, y a quienes les comprarían sus espadas de valor incalculable (Crisaor = "el de la espada de oro"); tanto como caballos de una velocidad desconocida en todo el Mediterraneo (Pegaso). Siendo esta dinastía que comienza a nacer con la aparición de los micenios en el Sur Penínsular, la "pretartessia"; quienes luego tras la venida de los Jonios en el siglo VII a.C., se llamarían de un modo muy parecido a Crisaor: Arganthonios (cuyo significado es "El rey de la plata", muy cercano al de "espada de oro").
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Terminando con las siguientes frases: "De todo ello, y de la colonización y dominio de los griegos en estas zonas ibéricas o de la Cólquida, ricas en minas -donde sus habitantes hubieron de ser feroces como guerreros y como personas-; es de lo que nos hablan los mitos de Perseo, Jasón y Heracles. Siendo el de Jasón, en el que quizás más claramente vemos la alusión a la conquista de los metales por los micenios". Ideas y teorías propias que hemos recordado brevemente y tras ya estamos en condiciones de entrar en profundidad en el anáilisis del simbolismo y propiedades apotropaicas de la Gorgona.
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BAJO ESTAS LINEAS: Arte corintio, obra perteneciente al Museo de Corfú (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Frontal del templo de Artemis fechado hacia el 590 a.C.; representa a la Gorgona de un modo arcaico, mienstras a su lado nacen el caballo alado Pegaso y Crisaor, el primer monarca de Iberia (conocido por los griegos).












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