Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, uno de los muchos idolillos con forma de ojos, hallado en nuestra Península. Aparecen fundamentalmente en la zona Sur, aunque con más profusión en el área del Algarve- Alentejo y Extremadura, desde el IV al II milenio a.C.. Su forma, claramente nos indica una deidad relacionada con los planetas y el ojo, por lo que consideramos este amuleto de la foto (datado en el IV milenio a.C.) como uno de los primeros talismanes contra el Aojo que pudo haber en nuestras tierras.
ABAJO: Detalle de uno de los pectorales de Tutankhamon (XVIII dinastia) que se adorna con un Utcaht -pieza perteneciente al Museo de El Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen-. En la entrada de hoy explicaremos cómo se produjo la evolución que hizo llegar esta representación del "ojo de Horus" (que era uno de los talismanes más importantes del Antiguo Egipto), hasta la forma del dios fenicio de la pupila. Deidad púnica de la que surgió finalmente el llamado "ojo del Nazar", famoso dije en forma redonda y con un iris azul, que sirve en todo el Mediterraneo como apotropaico.
Trataremos hoy, de manera resumida y gráfica, sobre la evolución que sufrió el talismán más común contra el Aojo, ese dije en formas de bola que lleva en su centro una pupila azul. Abalorio que fue transformándose desde el Utchat o el ágata, nacidos con fines protectores ya en el IV milenio a.C.; que llega a ser esa "especie de iris" hecho de bolas, con figuras o formas relativamente desagradables (y hasta monstruosas). Pese a ello, dijimos que en un principio y previamente al II milenio a.C, aquellos objetos apotropaicos fueron fundamentalmente dos: En Egipto el Ojo de Horus (que vemos en la imagen superior); tanto entre los mesopotamios El ágata (o la piedra azul). Pese a lo que aun siendo el Utchat el gran talismán de los faraones, entorno al 1500 a.C. comienza a proliferar en el Nilo una nueva figura y deidad portectora del aojo, de caracter muy extraño, al que llamaron Bes.
Raro dios que se dice procedía de Nubia (de origen africano), pese a que algunos egiptólogos afirman que su aparición durante la XVIII dinastía se debió más bien a una influencia semita, llegada de Mesopotamia. Nosotros nos inclinamos a pensar que realmente aquel enano que protegía de la mala mirada (llamado Bes) vino por contacto con el mundo babilónico. Ya que pudo deberse a que aparece durante el reinado de Tutmosis I (o el de sus hijos), cuando Egipto había extendido sus fronteras hasta el mismo Éufrates. Por lo demás, también pudo llegar hasta los faraones gracias a la infuencia Nubia (tal como algunos consideran); puesto que la primera escultura conocida de aquel dios enano y protector está en el templo de Hatsepsut. "Faraona" que también decoró el mismo recinto sagrado con bajorrelieves de su expedición llevada hasta el país de Put. Tierra situada al Sur de Egipto denominada Put y que quizás fuera la actual Somalia, donde Hatsepsut mandó a buscar a sus generales especias y árboles de mirra. Ello, unido a que este dios Bes se conoció con el sobrenombre de "señor de Put", nos hace pensar que quizás se tratara una divinidad importada desde estos territorios al Sur del Nilo. Al igual que pudo ser instaurado como dios por la persona y personalidad de Hatsepsut, reina que llegó a ser faraón y portar hasta barba postiza. De lo que nada extraño sería que tras su expedición al reino de Put, hubiera instituido el culto a esta deidad representada por un enano barbudo, que tanto nos recuerda a un pigmeo y que se tenía por portador de la suerte y de la protección (quizás debido a que en Somalia se encontraban las mayores minas de oro y muchas de las riquezas que Egipto explotaba).
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Al lado, estatuilla del dios BES procedente de Dandara, de epoca egipcia grecorromana, y propiedad del Museo de El Cairo (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Su representación vemos que se trata de un enano con barba, desnudo y deforme, que enseña los genitales y comunmente va tocado con plumas (o luce cinturones y gorros, de los que salen culebras). La nota común a todas las efigies de este dios protector es su fealdad y cara similar a la de un mono (quizás por tratarse de una dios que basaba su ayuda en hacernos reir por medio de sus defectos). Sin lugar a dudas, puede tratarse de la recreación en la figura de un pigmeo, o de algún modelo de enano deforme que en la Corte faraónica se tuviera como bufón y acompañante, para divertir a los niños o a los mayores (costumbre muy arraigada ya en Egipto). Sea como fuere, es el dios del humor y de la ayuda contra la mala suerte.
BAJO ESTAS LINEAS:
Estela perteneciente al museo del Cairo (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen), fechada hacia el siglo III a.C.. En ella figura Horus niño, como Esculapio; protegido y protector de la medicina. Observemos que el hijo de Osiris en esta escultura tiene dos sierpes en sus manos (símbolo del veneno y de la curación) pero sobre todo está protegido por una gran cabeza del dios Bes (al que se consideraba también sanador de la mordedura de reptiles). El rostro del enano corona la estela y muestra el poder de esa deidad, como guardián de la infancia. Dones que le identifican con los objetos apotropaicos y sobre todo con el carácter del falo protector, o de los colgantes que se ponían a los niños para evitarles males y enfermedades. Más tarde veremos la plena relación entre esta deidad y aquellos abalorios muy distintos que se usaban contra el aojo.
Tal como decíamos, ese dios Bes era el cuidador de los niños. Tanto que se le consideraba una divinidad que facilitaba su desarrollo, e impedía que tuvieran accidentes, enfermedades o que los pequeños fueran raptados y "tocados" por la mirada del envidioso (quienes provocaban los daños terribles del aojamiento). Curiosamente, parecer ser que aquella deforme cara y el aspecto horrible del enenito con genitales al aire, conseguían la huida de los malos espíritus y hasta la protección del hogar. Con ello, el mismo dios maltrecho era considerado el "lar" de la casa y el benefactor hasta de las nupcias y de la alcoba. Encomendándole el cuidado del acto sexual y hasta de la diversión en aquellos menesterers; tanto como la buena reprodución y el nacimiento de hijos sanos. De ello que fuera la divinidad que cuidaba por el buen parto y por la llegada al Mundo sin problemas del que recien-llegaba.
Por lo demás, todo lo anteriormente dicho le hizo guardián también del sexo y de la belleza, y así fué acompañante o cuidador inseparble de la diosa Hathor. De ello, que se le considerara el bailarin que daba la risa a la guapa entre las más bonitas, por lo que en unión de esta Hathor (divinidad de la música, la belleza y de la danza), eran considerados los patronos del arte de bailar y de tocar instrumentos. Tanto que Bes se tuvo por un laudista o arpista maravilloso, aunque con sus bailes tan solo provocaba reir a quienes le veían moverse y enseñar sus partes pudendas. De cuanto venimos diciendo, parece que este dios enano protector de los niños y contra el Aojo, puede ser la personificación de los esclavos que para el servicio y cuidado de hijos debieron tener los egipcios en casa. Muchos de ellos seguramente débiles de aspecto y bajitos, tanto como procedentes de zonas centrales de África (donde quizás los apresaban para llevar a esclavizar). Gentes, que si vivían en la Corte o entre los hijos de nobles y ricos (cuidando de ellos) cumplirían sin lugar a dudas muchas de las funciones que se le atribuían a Bes -protectores de la infancia e incluso guardianes contra el mal de ojo, los malos espíritus y la brujería-.
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Al lado, dios Bes fenicio. Amuleto hecho en pasta vitrea fechado en el Siglo VI a.C. (perteneciente a Túnez, Museo del Bardo al que agradecemos nos permita divular su imagen). Estos protectores contra el mal de ojo proliferaron entre los púnicos como colgantes (que fabricaban en vídrio de manera profusa). Finalmente, fueron sustituyéndolos por una figura que representaba la cabeza del Bes barbado y que al final tan solo incluyó sus ojos.
ABAJO:
Dios Bes tambien fenicio, perteneciente a la colección Baggio de Italia (a la que agradecemos nos permita divulgar su imágen). En la foto observamos una obscena representación del enano bailando. Viendo aquí ya una unión plena entre los famosos falos que se usaban para combatir el aojo, con esta figura del dios desnudo que enseña su sexo. Del mismo modo, se entiende en esta figura de Bes, su asimilación con el Príapo griego (deidad que igualmente servía para fertilizar los campos y dar buena suerte).
Curiosamente aquel dios egipcio cargado de fealdad, fue el protector de la belleza. Así comentamos que era el inseparable acompañante de Hathor, con quien no solo bailaba e interpretaba sus melodías de laud, sinó a la que igualmente cuidaba en su "estilismo" facilitando sus perfumes y su cosmética. De tal modo, el pobre y horrible enano Bes fue igualmente la deidad de los ungüentos y de los afeites, tanto que se le consideraba el benefactor de todos los cosméticos. De lo que las mujeres adoraban a este pequeño dios pidiéndole no solo por sus hijos, sino también para que les embelleciera, les facilitara afeites, colonias, jabones y hasta maquillajes o pinturas de ojos. Pero es que además, debían rogar a Bes por todo cuanto bonito había en la vida, puesto que aquel era el dios de la moda, de los abalorios, de los collares, de la pedrería, de los adornos y de cuanto bonito e inútil nos rodea. Algo que puede comprenderse desde la figura de este enano protector cotra el mal de ojo, que en principio se consideraba luchaba con su fealdad al mal que provocaba la mirada del envidioso. Al considerarse que la belleza corporal, el atractivo, el buen aspecto y los olores agradables, podían provocar la envidia (sobre todo a quienes eran deformes u horribles - similares al dios- por lo que la imagen monstruosa del bailarín Bes se entendía como un protector).
No sabemos si solamente fue por influencia egipcia -o quizás también por un influjo mesopotámico-, por lo que aquella divinidad enana se convirtió en una de las más importantes entre los fenicios. Tanto que se asimiló a Baal Hammon o el dios del pebetero, quien era el señor de las brasas y por lo tanto el del fuego. Ello, como ya podemos imaginar le hizo identificarse con el señor de la luz y del calor, siendo considerado "un tipo de vulcano" o deidad de la forja. Quien a su vez era el dios de la llama y por lo tanto de la iluminación, y de lo que se consideraba la divinidad que permitía la visión. Por todo ello, era el dios del ojo y el protector de la mirada; tanto que se sabía capaz de ahuyentar a quienes con la suya provocaban el mal de la envidia (el aojo). Por su parte, su unión a las brasas de seguro le hizo ser representado en vidrios, material que comenzaron a fabricar por primera vez los fenicios (aunque no fueran sus descubridores) y que precisaba de hornos trabajando a altas temperaturas.
Pasta vitrea que se unía smbólicamente a la llama y a la luz, puesto que como es sabido los púnicos narraban ser sus descubridores gracias al fuego. Invento del vidrio que afirmaban se produjo cuando sus antepasados en una de las noches que varaban por las playas del Mediterraneo (durante sus largas singladuras), habian hecho una hoguera. Aparciendo a la mañana siguiente pasta vítrea bajo aquella, por efecto de haberse quemado las arenas siliceas bajo aquel fuego. Historia que nos une el vidrio con las fulgitas, que como sabemos son esas pequeñas piedras (o vidrios) que se forman al caer el rayo sobre arenas de sílice. Ya que al abrasar la arena la electricidad, queda a veces en formaciones alargadas y como cristales pétreos. Láminas vítreas creadas por la naturaleza, que se tenían como las "hijas del rayo" y que dieron lugar a las famosas leyendas de las "Piedra del Rayo" . Lo que consideraba a las hachas neolíticas como sagradas (y hasta las paleolíticas); que se decían hechas por la mano de Júpiter, a través del relámpago. Todo lo que identificaba a los dioses con esta pasta vítrea en la que los fenicios fabricaban sus amuletos y que trocaban usando como porpia moneda. Habiendo llegado a convertir estos talismanes y abalorios en una verdadersa fuente de ingresos y exportación, que llegó a inundar el mercado mediterraneo entre los siglos Iv al III a.C..
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Al lado, portada del magnífico libro LOS FENICIOS. Monografía dirigida por Sabatino Moscati, basada en una exposición de Milan (editada por FOLIO, Barcelona 1988). En esta portada podemos observar ya el dios Bes de Fenicia, simplificado tan solo como una cara de barbudo deforme y con pupilas azules. La introducción del color azul de los ojos se considera que procede del miedo que los pueblos del Sur mediterraneo tenían a las gentes bárbaras del Norte (que destacaban por sus ojos azules). Pese a ello, entre los mesopotamios ya hemos dicho que el mal de ojo se combatía con un ágata o un lapislázuli, tanto como El Libro de los Muertos de Egipto habla de que el ojo de Horus (utchat) ha de hacerse en lapislázuli.
ABAJO:
Portada de la revista Vaccea, en la que vemos un dios Bes-Jano hallado hace pocos años en las inmediaciones de Valladolid (en el yacimiento de Pintia-Padilla de Duero-). Evidentemente el uso de estas efigies como apotropaicos, es una costumbre fenicia que quedó en la Península -tanto como la de guardar, reverenciar y comerciar con abalorios (especialmente vítreos)-. Lo más curioso en el caso de este "BES" de Pintia es que su figura se "reconvirtió" en un Jano bifronte, añadiendo una segunda cara en su dorso. Deidad cuyos poderes nacen por ser un dios "gemelo", figurando así la puerta de iniciación, tanto como la entrada y salida del año (en efigie de los meses de diciembre-enero, dando nombre a este último). Divo simbólico de la "doble vida", el renacer y los "secretos agrarios" que en gran parte comenzaban precisamente con el inicio del año -en el mes de Jano (January)-. Aún hoy en nuestras tierras se recuerda en forma de mascaradas y fiestas de solsticios, las famosas Saturnales romanas celebradas a ese Jano de dos caras; festividades que fueron nacidas directamente de los Misterios griegos (voz cuya traducción es la de "orgia"), lo que nos explica el poder de aquel divo de doble rostro (como la puerta, la moneda o la personalidad sibilina).
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, otra figura del dios "ojo" como deformación de Bes. Este fue hallado en Olbia y pertenece al Múseo Nacional de Cagliari (al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos que poco a poco se va tornando el diseño del protector contra el mal de ojo, en lo que finalmente tan solo serían dijes con bolas y ojos.
ABAJO:
Aquí ya vemos el abalorio simplificado de la cara de Bes, transformado ya tan solo en ojos. Este collar de cuentas apotropaicas fenicias fue hallado en Ibiza y se fecha en el siglo III a.C. (pertenece al Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permuita divulgar su imagen). Del modelo que vemos en la imagen, que luce solo dijes con ojos consideramos que nacen y surgen lo que luego sería los ojos del Nazar; al igual que las joyas con bolas y esferas para protegerse del Aojo.
Como dijimos, aquel dios egipcio danzarín y que enseñaba sus vergüezas, fue también asimilado al Príapo griego. Deidad esta última que se igualmente se represetaba en la forma de una persona deforme y que mostraba el pene. Aunque en el caso de Bes, los egiptólogos llegan a decir que el enano barbudo es realmente una idealización del sexo masculino, que por su fealdad y su forma -tan "divertida como ridícula"- puede parecerse al dios. Hecho este que quizás se llega a apreciar en las representaciones priápicas romanas, en las que tal como en la foto de abajo vemos, el pene y los testículos se asemejan de algún modo a la cara de Bes. Para cuya demostración, recogemos bajo la foto de aquel, otra figura de la deidad del ojo fenicia en un colgante; la que en verdad tiene mucho parecido a lo que decimos. Similitudes y semejanzas que de nuevo nos llevan a unir en toda su simbología, la protección del aojo con objetos fálicos o que se relaciona con el sexo. Pudiendo determinarse ya de este modo cual es el origen de esos abalorios en forma de pupilas o con esferas que todas las culturas mediterraneas usan para atraer la buena suerte.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, amuleto falo romano del siglo II a.C. perteneciene al Museo de Jaen (al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos su forma de lúnula con una mano en forma de figa a un lado y un falo al otro, en cuyo centro tiene el sexo masculino. Imágen del pene y los testículos en la que dicen se inspiró la cara o la figura del Bes egipcio.
ABAJO:
Collar en pasta vítrea fenicio que procede Cartago, fechado en los siglos IV III a.C. (propiedad del museo del Louvre, al que agradecemos nos permira divulgar su imágen). Sus cuentas con clara forma casi igual a la del Nazar, se culmina con un colgante de cara de Bes, en la que vemos algún parecido con el sexo masculino.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, collar moderno apotropaico, contra lo que se llama el Nazar (mal fario o mal Azar). Adquirido hace unos meses en Turquía, podremos obsevar en este que la enorme similitud que tiene con las cuentas fenicias de hace casi dosmilquinientos años.
ABAJO:
Brazalete del Tesoro de El Carambolo (tartessio, hacia el siglo VI a.C.). En entradas anteriores vimos cómo este tesoro tenía un carácter planetario o calendárico, marcando sus bolas en numero de 13, 12 y etc. los ciclos de la Luna y el Sol. Todas las joyas hemos comprendido que contenían un enorme sentido mágico y de proteción. Siendo la forma más común para conferir ese poder de guarda y costodia sobre el que lo lleva, diseñar la joya conn formas que recuerdan al ojo (y a las estrellas). Observemos en esta de El Carambolo, como lleva la roseta símbolo del Sol y a su vez contiene estas semiesferas, que habrán de significar los planetas o los astros y por ende, el ojo y la visión.
Para finalizar, terminaremos de nuevo anotando la idea que varias veces hemos repetido, en la que afirmamos cómo las formas de círculo, esfera o bola, que se dan a los dijes y abalorios (de collares, pendientes, anillos o pulseras). Joyas a las que se atribuye poderes apotropaicos. Todas se refieren o simbolizan los planetas y el Cosmos en referencia a los ojos. De igual manera, las joyas en la antiguedad
que conservaban estos diseños similares a un ojo, a una circunferencia o un granulado, se identificaban con los astros y con la vista de un modo sagrado. Ello porque el gran dios del Universo era el de los ojos, aquel que con sus dos grandes pupilas (el Sol y la Luna) todo lo veia y todo lo cuidaba. El mismo que con miles de ojos (las estrellas de la noche) aguardaba en las tinieblas, cuidando de los Cielos. Cosmogonía que simbolizaba en la joyería con los adornos plenos de bolas y esferas; simbolos todos que hacen referencia al Universo y al calendario. A la que se le atribuía un tremendo poder apotropaico y por ello era de uso obligado entre los poderosos. Por cuanto no es de extrañar que el mismo dios Bes -el feo enano bailarín-, fuera a su vez el patrón de la joyería y los adornos; ya que estos en verdad servían para embellecerse y protegerse contra el Mal de Ojo.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, collar salmantino contra el mal de ojo, hecho en coral con una higa y bolas granuladas. Fechado en el siglo XVII es propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León (al que agradecemos nos permita divulgar su imñagen). Observemos no solo el trozo de coral en forma de mano higa, sinó tambien estas bolas de plata tipicamente salmantinas; de las que se sabe que, como el "botón charro", contienen un pleno sentido planetario (siendo descendientes del granulado fenicio).
ABAJO:
Bolas y Alcorciles con carácter apotropaico del traje de salmantina fechados en el siglo XVIII. Pertenecen al Museo Etnográfico de Castilla y León (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Comparándolas con las cuentas fenicias, podremos observar como estos collares de la Alta Ruta de la Plata son casi iguales en su significado y su forma (pese a estar separados por más de milquinientos años).
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