martes, 4 de abril de 2017

PROTOCOLONIZACIÓN Y PRECOLONIZACIÓN A DEBATE (PARTE PRIMERA: ANÁLISIS DE LAS CONCLUSIONES DEL PROFESOR ESCACENA) -Capítulo 117 de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo"-.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se accede a un índice general, que contiene los más de ciento setenta artículos que hasta ahora hemos editado en "Tartessos y lo invisible en el arte". PARA LLEGAR A ELLOS, hacer clik sobre:
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Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir la negrilla y las letras rojas destacadas.
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ARRIBA: Restitución de un vaso del tipo cerámica de El Carambolo, tal como lo reconstruyó Juan de Mata Carriazo, desde los fragmentos hallados junto al tesoro. Publicó el insigne profesor Carriazo de este modo dibujado, el jarro rehecho tras unir algunos trozos cerámicos que envolvían el ajuar de joyas. La imagen que vemos, fue incluida en algunas de sus obras más importantes; entre otros en su famoso libro “Tartessos y el Carambolo” (1) . Mostrando y demostrando repetidamente cómo estas cerámicas eran la pieza clave para datar y catalogar las de orfebrería encontradas junto a ellas. Habida cuenta que la tipología de esos restos de arcillas, tenían enormes parecidos con otras muy semejantes, halladas en el Bajo Guadalquivir y siempre anteriores al siglo VII a.C. (concretamente con muchas de las aparecidas en enterramientos del Bronce Final andaluz). Asimismo, atestiguó el prof. Carriazo, que aquellas terracotas partidas encontradas junto al tesoro de El Carambolo, contenían igualmente paralelismos con las cerámicas chipriotas (de etapa anterior). Unos hechos que le llevaron a clasificar el ajuar como Tartessio; habida cuenta que en el momento del descubrimiento de El Carambolo, los estudios de Gómez-Moréno ya habían demostrado que el alfabeto de Tartessos era también de origen cretochipriota (2) .
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IMAGEN ABAJO: Collar laminiforme -martillado en oro puro- perteneciente al Tesoro de Heredade do Alamo (MOURA, BEJA). Fechado hacia el 700 a.C. se encuentra actualmente en el Museo Nacional de Arqueología de Lisboa (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Como podemos observar, las decoraciones incisas son muy parecidas a las que muestra la cerámica de El Carambolo. Un modo de adornar las cerámicas y las piezas de orfebrería, común en la joyería del Bronce Final peninsular. Decoración profusa y con lineas cúbicas, triangulares, en rayas y rombos; que aparece especialmente en las piezas atlánticas durante la última Edad del Bronce (más concretamente, entre el 1200 y el 700 a.C.).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, piezas campaniformes procedentes de Santibañez de Ayllón (Segovia); fechadas en el Bronce Antiguo -fines del III milenio a.C.-, y propiedad del Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Como podemos observar, ya presentan las típicas decoraciones incisas con cuadrados, triángulos y rombos; formas que conservarán muchos de los objetos atlánticos hasta la Primera Edad del Hierro (enseres fabricados en metal o en cerámica, del III y II milenio, siempre anteriores al siglo VIII a.C.). A nuestro juicio, ello se debería a que durante la etapa del Campaniforme se originó ese modo común de adornar; con dibujos en zig-zag, lineas rectas y formas cuadrangulares.
Abajo: Jarro tartessio hallado en la necrópolis de Medellín; fechado entre el 625 y el 550 a.C., es propiedad del Museo Arqueólogico de Badajoz (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Observando su estilo, vemos que se acerca a los modelos micénicos de épocas anteriores (vasos egeos de los siglos IX al VIII a.C.). A su vez, la simplicidad de líneas le asemejan a la tipología cerámica de El Carambolo; donde se hallaron fragmentos con diseños similares.
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A) INTRODUCCIÓN: "Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate":
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Comenzamos citando la obra en la que vamos a basar nuestros siguientes estudios. Un gran libro editado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que tiene como título la frase con la que inititulamos este epígrafe (3) . Compilación formada por el trabajo de varios autores y sobre el que decíamos en otro de nuestros artículos, que se trata de una de las grandes obras que afronta y analiza en profundidad el tema de la precolonización en la Península Ibérica. Publicado unos siete años atrás, “Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate" es un magnífico compendio del análisis de distintos investigadores. Donde dirigidos y coordinados por el prof. Sebastián Celestino (junto a N. Rafel y X.-L. Armada), "ensayan" acerca de la llegada de colonizadores a la Península y sus alrededores. Aculturadores previos a los "oficialmente conocidos"; tratando acerca de esos primeros visitantes aparecidos en nuestras tierras antes que los fenicios. Otras gentes y culturas que nos visitarían en edades más tempranas al Primer Hierro -debiendo fecharse la llegada de los venidos de Tiro y Sidón, entre los siglos XI al VIII a.C. (tal como se documenta arqueológicamente) y no antes-.
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Pese a ello, la Historia Antigua -los historiadores grecorromanos- llegan a afirmar que las fundaciones de algunas ciudades ibero-púnicas (como Gadir o Utica), habría que remontarlas tres siglos más atrás de lo que marcan los hallazgos en aquellas. Afirmando Veleyo Parténuca que la fecha de inicio de Cádiz fue ochenta años después de la caída Troya , lo que situaría su fundación entorno al 1120 a.C. (4) . De tal modo existe un tremendo desfase cronológico entre los objetos arqueológicos encontrados y los datos escritos; al datar los historiadores antiguos el comienzo de las ciudades fenicias de Occidente, cuatrocientos años antes de lo que puedan ratificarse por medio de excavaciones (a través de restos en esas urbes). Un descuadre de fechas que ha originado la teoría de una precolonización fenicia; en una etapa previa, llevada a cabo sin asentamientos y tan solo establecida a través de contactos puntuales. Pese a todo, parece evidente que también hubo de existir una aculturación venida de otros lugares del Mediterráneo oriental y principalmente de Cerdeña (muy anterior incluso a la llegada de los púnicos). Siendo esta la “trama y planteamientos” sobre los que versa el libro anteriormente referido y acerca del que vamos a tratar a continuación. Cuyo título (Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico... La precolonización a debate) ya muestra que el tema de la colonización, sus antecedentes y desarrollo, no es materia cerrada (ni menos, fácil). Tanto es así, que las conclusiones que se obtienen tras leer minuciosamente la extensa obra, es que cada autor tiene una idea -casi propia-, existiendo dos vertientes fundamentales en esas teorías: Los que tan solo observan restos y antecedentes fenicios en la Iberia precolonial, frente a quienes creen que antes de los fenicios llegaron hasta nuestras costas otros muchos pueblos (micenios, cretochipriotas, neohititas, egeos o sardos -tal como el sentido común hace pensar-).
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Consecuentemente con lo escrito en párrafos anteriores (ya expuesto en otro de nuestros artículos), sintetizaremos y comentaré esta gran obra en diversos capítulos. Un libro compuesto por unos veinticinco estudios de diferentes autores, que iremos comentando. Comenzando hoy por un “polémico análisis” que destaca entre las diferentes aportaciones existentes en la obra; ya que este trabajo pretende negar la visión de otros mchos autores acerca de la colonización peninsular. Intentando dejar en evidencia a uno de los más grandes arqueólogos de nuestro país; del que llega a decir abiertamente que “miente”. No vamos a entrar en polémicas; aunque sobre la afirmación de que un investigador “miente”, querríamos decir que “la verdad” científica -o humanística- es: El procedimiento más sencillo de resolver una hipótesis. De tal manera, hasta la aparición de la Teoría de la Relatividad, “la verdad” estaba en manos de la física newtoniana (basada en la Ley de los Graves -en función de fuerza, masa y distancia). Transcurrido el siglo XIX y tras el descubrimiento de la fotografía, pudo conocerse la velocidad de la luz y hasta llegar a observar que era atraída por la gravedad. Unos hechos que posibilitaron a Einstein cambiar toda la teoría de Newton; argumentando que la masa afectaba incluso al tiempo. Las nuevas ideas afirmaban además, que los planetas no giraban, sino que navegaban en linea recta; aunque aquellos que rotaban entorno a un astro o constelación, lo hacían al haber sido atrapados por la gravedad de ese sistema estelar. Pese a ello, nunca podremos decir que Newton “mentía”; sino que su teoría se ha superado. En parte y solo hasta hoy, pues no sabemos si en un futuro aquella física newtoniana pudiera volver a tener unos principios más valiosos que los de Einstein (con la llegada de nuevas ideas e hipótesis).
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IMAGEN ARRIBA: Dos fotos montadas; a la izquierda figurilla de bronce bañado en plata procedente de Tiro y fechada hacia el 1400-1200 a.C., con la representación de un dios Baal (agradecemos al Museo del Louvre, nos permita difundir la imagen). A la Derecha, estatuilla de bronce, representando una deidad con casco y cinturón sagrado, procedente de Tortosa y fechado hacia el siglo XVI a.C. (propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). La primera figura es de tiempos en los que aún nacía Fenicia y cuando ciudades como Tiro o Sidón no habían alcanzado la gloria, ni menos la fama portuaria. Pese a ello, en su atuendo se vislumbra ya un Baal, ataviado como faraón y señor; muy cercano en su representación a los que aparecieron en zonas como Gadir y Sur Peninsular, en épocas muy posteriores. La segunda (a nuestra derecha) pertenece a un panteón de tipo canaaneo, relacionado plenamente con deidades ctónicas y quizás pueda tatarse de un “simith god” similar a los hallados en Enkomi. Aunque en este caso, al carecer de lingote y de armas, pudiera considerarse un Nergal o una forma humanizada de Enlill. La estatuilla fue hallada en la desembocadura del Ebro y se conserva en el Museo Parisino, siendo una muestra clara de relación entre Oriente Medio y nuestra Península, en épocas muy tempranas.   
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IMAGEN ABAJO: Gráfico trazado por mí de los signarios iberos; donde comparamos las vocales y consonantes -sueltas- que contienen los alfasilabarios peninsulares, con los de otros sistemas de escritura. En rojo, al comienzo, vemos los de origen semita y usados en Fenicia; pudiendo observar que apenas contienen coincidencias con los ibéricos. Siendo mucho más cercanos los signos peninsulares a los alfabetos arcáicos de Creta, Corfú y Tera. Además, su sistema alfasilábico indica claramente que el modo de escritura de los iberos procede del Egeo (más concretamente de islas como Chipre y Creta). Conteniendo cinco vocales y siete consonantes (recogidas con un signo), mientras el resto de sonidos se expresan con sílabas (ta-te-ti-to-tu // pa-pe-pi-po-pu // ka-ke-ki-ko-ku, etc.).
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Esta fórmula denominada alfasilábica surge a mediados del segundo milenio a.C en el Egeo y se mantiene tan solo en zonas como Creta y Chipre arcaico (o en Anatolia y en lenguas luwitas de Anatolia). Un sistema que combina sílabas y “letras”, nacido durante la etapa Minóica y que sería desechado de Creta tras la invasión de los helenos (dorios). Aunque este modo de escritura se mantuvo en Chipre, con formas similares a las minóicas; usándose allí al menos hasta la conquista de esa isla por Alejandro Magno. Como podemos comprobar, los carácteres usados por los iberos son de origen cretochipriotas y nada tienen que ver con el alfabeto fenicio. Además, todos los alfasilabarios ibéricos están altamente emparentados; considerándose como más antiguo, el tartéssico (también llamado del Sudoeste) y que dataría del siglo VII a.C.. Por cuanto expresamos, podemos entender que ese sistema de escritura de Tartessos fue el alfasilabario primigenio y que más tarde sería copiado o adoptado por el resto de los iberos alfabetizados -principalmente por celtíberos de zonas que actualmente comprenden el Pirineo, Aragón, La Rioja, Oeste de las Castillas y todo el Levante-.
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B- El estudio de Jose Luis Escacena Carrasco
"CANTOS DE SIRENA: LA PRECOLONIZACIÓN FENICIA DE TARTESSOS" (5)
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a) CANTO PRIMERO:
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Bastará con leer el título, para comprender que este análisis contiene una gran carga crítica hacia quienes no consideran a Tartessos como una colonia fenicia (una fundación peninsular púnica, como pudieron ser Gadir o Sexi). Tanto es así, que el profesor Escacena divide todo su análisis en epígrafes a los que denomina “cantos”; de un modo irónico y en forma homérica, quizás pretendiendo mostrar que hay tanto de verdad en Tartessos, como en la Odisea o en la Iliada. Así comienza con una “rapsodia” inicial, que presenta como: CANTO PRIMERO: EQUILIBRIOS EN EL ALAMBRE” -donde nos dice textualmente- de lo poco que del Mediterráneo oriental se ha hallado en la Baja Andalucía correspondiente a cronologías que pueden considerarse claramente pretartésicas. De este primer análisis se puede avanzar ya que casi todo lo que parece estar en equilibro en el alambre cronológico de lo que separaría a la colonización fenicia de la fase anterior, cae al final hacia el terreno de las fechas coloniales”.
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Nunca intentaré polemizar con un profesional -sin serlo yo-; menos aún con un profesor de Universidad, sin tener siquiera la licenciatura de aquello que este maestro enseña. Pese a ello, creo que estaría en mi derecho, opinar acerca de lo que cualquier persona escribe; siempre y cuando mi criterio esté argumentado. De tal manera, creo poder expresar que no solo los hallazgos materiales datan un periodo o definen una civilización; existiendo igualmente hechos culturales que la describen. Siendo uno de ellos el que referimos en imágenes (superior e inferiores); mostrando que la escritura Tartessia -y turdetana- no tiene nada en común con la fenicia. Ya que los epigramas inscritos por los habitantes del Sudoeste peninsular -en las fechas que hablamos-, se redactaron con signos de tipología y origen cretochipriota. Observando mis gráficos podemos entender perfectamente este hecho; siendo evidente que los caracteres del alfasilabario tartessio tan solo se relacionan con los de Creta o de Chipre (y en todo caso con los neohititas, siempre anteriores al siglo VIII a.C.). Debiendo así considerar que otro pueblo, muy diferente al fenicio, habría “culturizado” también el Sudoeste ibérico. Porque, de lo contrario, resulta imposible que en Tartessos redactaran sus epigramas con alfasilábicos y que contienen la mayoría de signos coincidentes con los del Egeo.
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Pero además, esta aculturación procedente de Creta o Chipre, se extendió finalmente por toda la Península; llegando a usar esa forma de escribir los habitantes prerromanos de nuestras tierras alfabetizados. Pues es evidente que el resto de los iberos que redactaron textos, utilizaron hasta la llegada de Roma, ese sistema alfasilábico con signos muy semejantes a los tartessios. Debiendo pensarse que los turdetanos lo transmitieron a los demás habitantes peninsulares. De tal manera, a excepción de algunas tribus levantinas que desde el siglo V a.C. comenzaron a usar un alfabeto grecoibérico, nacido en zonas de gran colonización helena (como las costas de Alicante y Valencia). El resto de los iberos o celtíberos, mantuvieron esa forma de escribir en un alfasilábico muy cercano al turdetano; habitasen en el Pirineo, en La Rioja, en Las Castillas o en Aragón. Esta homogeneidad cultural del mundo prerromano liderada por Turdetania; aleja bastante la idea de que Tartessos fuera una “simple” colonia fenicia y que Iberia era una amalgama de tribus desconexas.
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Por lo antes expuesto, frente a las palabras del profesor Escacena afirmando lo poco que del Mediterráneo oriental se ha hallado en la Baja Andalucía, correspondiente a cronologías que pueden considerarse claramente pretartésicas". Hemos de expresar, que entre esos “hallazgos” hay que destacar los referidos alfasilábicos cretochipriotas, usados por los pueblos iberos. Unos sistemas de escritura muy anteriores al alefato inventado en Fenicia y al alfabeto que los púnicos llevaron hasta el Egeo. Resultando absolutamente indudable que los iberos redactaban sus epigramas con signos y formas muy anteriores a la escritura fenicia; hemos de considerar que fueron colonizados o aculturados, por aquellos que importaron esos alfasilábicos. Habiendo sido tanta la importancia de esta aculturación en la Península, que todos los habitantes recogieron posteriormente sus textos en esos signos de origen egeo y ancestral. Entre los que se distinguen tres tipos de sistemas y de caracteres: El turdetano (ya citado), el del Noroeste (de La Rioja, Aragón, OE de las Castillas, o el Pirineo) y el Levantino (ajeno al grecoibérico, muy semejante al del Noroeste y divulgado por La Mancha y toda la costa mediterránea -de Cataluña a Murcia-). Existiendo además dos formas de alfasilabarios turdetanos: Los más primitivos y llamados del Sudoeste; considerados propiamente tartessios y que se datarían del siglo VII a.C.. Frente al turdetano común, que se da posteriormente en el resto del Guadalquivir y cercanías de su valle, permaneciendo allí hasta la conquista de Roma. Debiendo considerarse el alfasilabico del Sudoeste, el origen de todas las formas de escritura propiamente ibéricas (alfasilábicas).
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SOBRE Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Gráfico mío con los alfasilábicos ibéricos comparados con otros sistemas similares: Chiprominóicos, Minóico Lineal A y B, Luwita, Hitita y Silabario Chipriota. Todos estos modos de escribir (con fórmulas silábicas y a la vez alfabéticas) son muy anteriores al alefato fenicio. De aquellos carácteres egeos y anatólicos, descienden los que utilizaron los iberos; que nunca escribieron su lengua con alfabetos púnicos.
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b) EL PROBLEMA DE LA CERÁMICA NURÁGICA:
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Pese a cuanto se ha estudiado y se ha dicho acerca de El Carambolo, el profesor Escacena continúa afirmando que su tesoro y santuario de etapa principal, fueron solo fenicios. Tanto es así, que en el libro que analizamos inicia su trabajo con un epígrafe titulado “EL CARAMBOLO, SIEMPRE EL CARAMBOLO” , donde entra en una triste polémica con Torres Ortiz, escribiendo que: M. Torres (...) identifica una cerámica nurágica del yacimiento tartésico del Carambolo, lo que prueba una vez más la existencia de contactos precoloniales entre el Sudoeste de la Península Ibérica y Cerdeña. Desconozco por qué M. Torres no alude también a este avance sobre el Carambolo en su post scriptum, que le habría llevado a escribir en su artículo de Complutum cosas diferentes de las que afirma, pero sí alcanzo a reconocer una vez más el empeño de toda una tradición historiográfica española en defender una idea de Tartessos que en la actualidad no se sostiene en datos reconocibles (...) Es quizás la creencia errónea de que el conocimiento científico procura la búsqueda de la verdad (...) debiendo adecuar por tanto sus hipótesis a ellos y no al contrario (...) M. Torres da en la tecla al identificar como sardo el fragmento de cerámica estudiado (...) pero sus aciertos prácticamente acaban ahí. Por lo pronto, afirma de inmediato el carácter «tartésico» del yacimiento (...) olvida toda una línea de trabajo que, mucho antes de los recientes hallazgos en el cabezo, vio en el Carambolo un santuario que los fenicios habrían consagrado a Astarté a la vez que fundaban Sevilla”(6) .
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Las palabras anteriormente leídas, resultan en algún caso muy duras, sobre todo cuando sabemos que se refieren a los estudios de un profesor como Mariano Torres Ortiz, cuyos trabajos sobre Tartessos son maravillosos. Bastará para comprobarlo, abrir su libro “homónimo” editado por la Real Academia de la Historia, cuya portada abajo recogemos (en homenaje a esa magnífica obra). Y aún siendo verdad que pudiéramos pecar de soñadores, todos aquellos quienes creemos en el Tartessos nacido de Schulten, continuado por Carriazo y mantenido por otros muchos (como Maluquer, Bosch Gimpera, Almargo Basch o Blanco Freijeiro). Más verdad es que la Historia esta plena de idealistas que lograron cumplir su sueño. Mientras los realistas, que no cesan en el empeño de intentar quitar la ilusión a quienes trabajan sin descanso y con alegría; suelen terminar quedando como verdaderos flageladores de la imaginación. Y es que -como dijo Einstein- “la imaginación es más importante que los conocimientos”; más aún en disciplinas tales como la arqueología, que en su mayor parte es imaginada (nos guste o no). Muestra de ello, son las palabras últimas de Escacena Carrasco cuando afirma que “los recientes hallazgos en el cabezo, vio en el Carambolo un santuario que los fenicios habrían consagrado a Astarté a la vez que fundaban Sevilla” . Es decir, que mientras el prof. Escacena acusa a Torres Ortiz de “mentir” en su artículo sobre un fragmento nurágico hallado allí, sin añadir que el santuario es fundamentalmente púnico. Él, por su parte, afirma que los fenicios abrieron en ese cerro un santuario dedicado a Astarté a la vez que fundaban Sevilla (determinando fecha y momento exacto, en El Carambolo, para creación de esa Spal).
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Las ideas criticadas tan duramente por Escacena, aparecen en un artículo de Torres Ortiz, titulado: “Un fragmento de vaso askoide nurágico del fondo de cabaña del Carambolo”. Trabajo que resumo en cita (7) y que el mismo autor sintetiza con las siguientes palabras: “Se identifica una cerámica nurágica del yacimiento tartésico del Carambolo, lo que prueba una vez más la existencia de contactos precoloniales entre el Sudoeste de la Península Ibérica y Cerdeña, ya conocidos por diversas manufacturas metálicas del Bronce Final Atlántico III”. Fechando con anterioridad a la aparición de los fenicios esa pieza hallada en el Fondo de Cabaña y que el prof. Mariano Torres fija circa 825 a.C., ya que el conjunto cerámico recuperado en este yacimiento se puede ubicar perfectamente en el Bronce Final precolonial”. La última frase del este investigador indica claramente en qué periodo se fecha el “conjunto” de piezas de terracota halladas en el “fondo de cabaña”. Unas ideas, que unidas a las de su primer descubridor -Carriazo y recogidas en nuestra cita (2)-; muestran que aquel tesoro estaba enterrado junto a fragmentos de barro, de datación y tipología muy anterior a los fenicios. Aunque afirma el profesor Escacena, que la Hispalis púnica se fundó a la vez que estos colonizadores levantaban un santuario a Astarté en El Carambolo. Sin mencionar todos los pormenores y problemas que presenta la famosa Astarté de El Carambolo, que “apareció” descontextualizada del tesoro. Siendo entregada por un operario, quien indicó que la había encontrado en las inmediaciones del lugar en que fue hallado el ajuar, unos días después. “Procedencia” que a los profesores Carriazo y Maluquer de Motes no llegó a convencer, por lo que nunca consideraron la estatua de Astarté una pieza unida a las joyas -tal como recogemos en cita (8) resumiendo uno de nuestros artículos-.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Portada del magnífico libro de Mariano Torres Ortiz, Tartessos; editado por la Real Academia de la Historia.
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BAJO ESTE PÁRRAFO: Estatua de Astarté de unos 16,5 centímetros, en bronce y que se considera hallada en el Cerro del Carambolo (propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la fotografía). Decíamos sobre ella en uno de nuestros artículos que: Según narra el profesor Juan de Mata Carriazo -en las pocas ocasiones en que se refiere a ella-, le fué entregada días después de comenzar las excavaciones por "alguien" que afirmaba haberla encontrado en las inmediaciones, donde apareció el ajuar áureo. Ello sucede durante septiembre de 1958, semanas en las que toda la prensa se hizo eco de las joyas encontradas en el cerro cercano a Sevilla y en unos días en los que también aparece casualmente otro tesoro. Esta vez a unos cien kilómetros, en el llamado Cortijo de Ébora (próximo a Sanlúcar de Barrameda).
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Esta esculturita, el Profesor Carriazo no la considera propiamente perteneciente al resto de la excavación y ni la contempla del todo como verdaderamente hallada junto al tesoro. Sino y de manera distinta, sobre ella escribe exactamente: "ESTATUITA DE BRONCE, DE UNOS 165 MILÍMETROS, QUE SE DICE ENCONTRADA EN EL MISMO CERRO, POCO ANTES DEL TESORO, HOY EN EN MUSEO ARQUEOLÓGICO DE SEVILLA. ES UNA REPRESENTACIÓN DE ASTARTÉ, SEGÚN LA INSCRIPCIÓN EN EL FRENTE DEL ESCABEL, ARTE SIRIO-FENICIO DEL SIGLO VII A.C., ACASO PROCEDENTE DE MENFIS"(9).
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No queremos quitar una coma ni un punto a lo que redactó Juan de Mata Carriazo, quien claramente expresa de aquella figura que "se dice encontrada". Frase con la que describe de un modo muy claro su incredulidad o sospechas sobre la procedencia; tanto que incluso añade finalmente el comentario "acaso procedente de Menfis". Quizás intentando expresar su extrañeza sobre la referida aparición de la Astarté, llegada a sus manos por "alguien" que muchos días después de comenzar los trabajos de campo en el cerro, afirmó que la había encontrado en terrenos cercanos al tesoro. Levantando ello tantas sospechas al Profesor Carriazo que expresa que quizás la pieza hubiera sido traída desde Egipto -no se sabe en qué momento: Moderno, antiguo o coetáneo al tesoro...-. Por lo demás, nada añade sobre la estatua en sus estudios; ni en los diferentes artículos de su libro "El Carambolo" y ni siquiera en su gran obra "Tartessos y El Carambolo" (editada ya en 1973). Tampoco la incluye entre los hallazgos, las referencias de cerro, ni menos entre los ajuares allí excavados (ni en el Poblado Bajo, ni en las obras del Tiro Pichón). Suponiendo todo ello, que para Carriazo posiblemente se tratase de un objeto que alguien extrañamente le hace llegar en este momento, trás conocerse la noticia y varios días después de haberse hecho famosa la existencia de las joyas. 
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Para terminar, diremos que tal 
como recoge Mariano Torres Ortiz -en su magnifico libro Tartessos (10) esta Astarté fue dada a conocer por Fernández Chicarro en 1964, pensándose por entonces que se trataba de una Isis de época Saíta. Pese a ello, en 1966 el profesor Ferrón pudo leer la inscripción de su pedestal como fenicia y que reza: "Este (ex-voto lo ha) hecho Baal-ytn, hijo de D'M(e)lk(ar) y Abda-baal, hijo de D'M(e)lk(ar), hijo de Yahil para la Astarté de la colina; que ha escuchado la voz de sus plegarias". Palabras que quizás constituyen uno de los primeros testimonios escritos en nuestra Península; refiriéndose probablemente al Cerro sagrado, todo lo que daría como cierta la procedencia desde El Carambolo. Finalmente, los estudios sobre la pieza fueron completados por F.Jiménez Ávila en su impresionante libro sobre Toreútica (11) ; quien la fecha definitivamente entre los siglos VIII al VII a.C., todo lo que cuadra con la datación del yacimiento (estratos III y IV, donde se halló el tesoro) y quizás ratifica que en verdad hubiera sido allí encontrada -tal como un operario indicó a Juan de Mata Carriazo-.
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c) “EL CARAMBOLO, CUARENTA AÑOS MÁS TARDE”:
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Continuando con el estudio de Escacena Carrasco -que analizamos-, el siguiente epígrafe vuelve a tratar sobre sus últimas conclusiones de acerca de El Carambolo; pricipalmente a partir de las nuevas excavaciones realizadas desde 2002-2005 (12) Escribiendo textualmente el investigador: “Cuarenta años más tarde, cuando la documentación rescatada por Carriazo ha sido trabajada con distintos presupuestos teóricos y metodológicos, pero sobre todo con hipótesis muy diferentes, e«fondo de cabaña» se ha interpretado como una fosa ritual a la que irían a parar los objetos inutilizados en los ritos de un templo dedicado a Astarté (13) (...) lo interpretado en principio como «fondo de cabaña» no es más que un gran basurero al que irían a parar los más lujosos elementos amortizados en el uso de un enorme edificio –en su máximo desarrollo llegó a disponer de 4.500 m – cuya función fue evidentemente la de santuario” (13b) .
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La hipótesis de que el lugar donde apareció el ajuar (“el fondo de cabaña”) pudiera ser el basurero ritual del templo, parece absolutamente irrefutable. Aunque la última frase en la que el profesor Escacena afirma que allí “irían a parar los más lujosos elementos amortizados en el uso de un enorme edificio”; no se ajusta a la realidad de los hallazgos. Pues en este lugar -cenicero sagrado del templo-, fueron encontrados restos de cerámicas rotas, conchas de moluscos, huesos de animales domésticos; y como objetos más valiosos, algunas puntas de flecha, junto a barras de cobre (14) . Apareciendo el tesoro, “envuelto” entre esos restos de poca importancia (que indican, era un vertedero sacro). Sin poder afirmarse definitivamente que allí se encontró también la famosa estatua de Astarté. Pues -como hemos dicho- fue entregada al profesor Carriazo muchos días después de aparecer las joyas, cuando saltó a la fama el hallazgo y comenzaron los trabajos de campo en el cerro. Habiendo llegado esta figura por manos de un operario, que no supo definir realmente dónde la había encontrado; y que marcó aquel mismo lugar en dónde ya habían iniciado las excavaciones los arqueólogos.
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Por su parte, considerar “el fondo de cabaña” un basurero ritual, implica que este sería el lugar óptimo para ocultar un tesoro (al huir de una invasión o de un asalto al templo). Pues tal como demostró Carriazo, el ajuar de El Carambolo se encontraba “envuelto” entre cerámicas rotas, y escondido perfectamente bajo el suelo (en lo que se denominó “fondo de cabaña” y dónde él habla siempre de un ajuar puesto bajo tierra, entre piezas de arcilla) (14b) . Pudiéndose deducir fácilmente el motivo de haberlo enterrado precisamente en el cenicero sagrado del templo, al verse asediados y antes de huir ese lugar, haciendo desaparecer las pertenencias. Logrando de este modo evitar que cayeran en manos del enemigo, antes de incendiar el edificio y abandonarlo (tal como solían realizar los tartessios). Así sucedió en El Turuñuelo o en otros tantos emplazamientos de esta época y cultura; donde previamente a la huida, sus dueños los pasaban por fuego con el fin de que no fueran profanados, ocupados, ni dejar pertenencias a los invasores. De tal manera, podemos suponer, que no pudiendo escapar con un tesoro de tres kilos de oro y para que no fuera a manos del enemigo (en caso de que los apresaran). Lo más lógico sería enterrarlo en el cenicero del templo. Único lugar que no necesitaban quemar, ni destruir; por lo que de poder regresar allí algún día, lograrían recuperar intactas las joyas. Ya que si lo escondían en otra zona del edificio (que posteriormente quemaban), el oro se fundiría por efecto del calor, desapareciendo todo el trabajo de orfebrería. Siendo así, pensando que el tesoro fue enterrado ante el asalto de extraños (que es la hipótesis más plausible); sabiendo que los habitantes peninsulares de la época, antes de abandonar los baluartes, los incendiaban. En el único lugar donde las joyas no se destruirían al quemar el templo, sería en el cenicero sagrado; cuya apariencia tras el fuego generalizado sería la misma que la del resto del santuario (destruido por las llamas). Quedando todo bajo cenizas, aunque en el vertedero ritual no hubiera llegado el fuego, al contener allí los restos ceremoniales, cremados del templo.
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IMAGEN, ABAJO: Primera, de tres imágenes, donde recogemos la hipótesis de Jose Luis Escacena y Fernando Amores, acerca del modo en que se lucían las joyas de El Carambolo (15) . Su teoría, se halla expuesta actualmente donde se exhibe la réplica del tesoro, en el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía). En imagen, vemos la copia este ajuar tartessio fundido en plata y bañado en oro; por lo que su aspecto de fragilidad y su filigrana real, no se parece mucho a las del tesoro verdadero (que presenta unas láminas muy débiles, maravillosamente trabajadas, y que al mínimo golpe se dañarían). En la foto del ajuar, he marcado los dos colgantes -o pectorales-, que a juicio de Escacena y Amores, son frontiles rituales para toros (tal como vemos en el dibujo del fondo, puestos en la testud de los bovinos). Una idea que no podemos aceptar, pues -como digo- las joyas auténticas son de tal fragilidad que al mínimo golpe se dañarían. Por su parte, el valor del oro y de su labor de orfebrería es tanta, que hace impensable se hicieran para ser usadas por bueyes (que al primer cabezazo las destruirían)
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En referencia a su aparición en el basurero del templo, la hipótesis del profesor Escacena es muy diferente a la que hemos expuesto; considerando que aquel tesoro fue allí arrojado, tras amortizarse. Es decir, que depositaron en ese cenicero tres kilos de oro en joyas maravillosamente labradas, al quedar en desuso; tal como se hacía con los paños sagrados envejecidos, los jarros ceremoniales rotos y los objetos de liturgia obsoletos. Acerca de ello, diremos que antes habíamos apuntado como la “verdad” científica, es “la hipótesis más sencilla que explicaba unos hechos”. De ello, pensar que un ajuar de orfebrería en oro de tres kilos, se pudiera depositar en el basurero de un templo, y que además, nadie lo robase; es una idea inviable -al menos a mi juicio-. Pues durante la Antigüedad siempre se reciclaban los metales (sobre todo, los preciosos), llegando a refundirse hasta los sellos reales. A la vez que todo tesoro escondido o guardado, se expoliaba; siendo obligado ocultar los ajuares de manera absolutamente secreta y llegando a asesinar a quienes los depositaban en el lugar celosamente elegido, para que no cayesen en manos ajenas -pues hemos visto que hasta las tumbas de los faraones fueron saqueadas-.
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Por cuanto expongo, en mi opinión resulta arqueologicamente inexplicable dejar un ajuar de tres kilos de oro en un cenicero sagrado, como método ritual de amortizarlo; a la vez que parece imposible que de allí nadie lo hurtase. Pues si suponemos que el conjunto de joyas había quedado obsoleto o en desuso; se hace impensable que no las reciclaran. Debiendo considerarse que si un dignatario decidía ofrecerlas a un templo (regalarlas, o no querer utilizarlas); aquellas se expondrían en lugar preferente y no se depositarían en el cenicero ritual. Cuanto vamos razonando explica que el tesoro de El Carambolo apareció en aquel vertedero sacro, debido a que lo escondieron allí. Algo que además se ratifica porque en todo ese espacio (antes llamado “fondo de cabaña”), el único objeto de valor hallado fuese este tesoro. Sin aparecer allí restos de cuchillos sacrificales, de candeleros sagrados, de perfumeros o de bandejas rituales (piezas de algún coste, rotas o amortizadas). Pues -como dijimos- el resto de enseres encontrados en ese “fondo de cabaña”, fueron trozos de cerámica, conchas marinas, huesos de animales domésticos, barras de metal de poca importancia y poco más (al margen de la famosa estatua de Astarté que algunos afirman estaba junto al tesoro -un hecho sin confirmación arqueológica, tal como hemos visto-).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía compuesta: A la izquierda; el torito de Alonis, hoy en el Museo de Villajoyosa (al que agradecemos nos permita divulgar la fotografía). A la derecha, de nuevo dibujo expuesto en el MAN sobre el modo de lucir las joyas como frontiles y fajas para bueyes rituales. En esta imagen, he recortado la escena de los toros, destacando las piezas que según Escacena y Amores se colocarían sobre la frente (los dos colgantes) -a la vez que el modo en que llevarían las reses los eslabones en sus lomos (cosidas en unos fajines)-. El hecho que hace suponer a los profesores Amores y Escacena que los pectorales (colgantes) de El Carambolo se ponían sobre la testud del animal; radica en la numerosa existencia de esculturas bovinas ibéricas en las que aparece un vano sobre la frente, con esta forma de cuero -o hacha doble-. Aquel signo vaciado en cabezas de bueyes esculpidos, se halla en ejemplares como el torito de Alonis. Un morlaco levantino tallado en piedra, al que le faltan los cuernos y la lengua; conteniendo el referido vano en la frente. Todo lo que hace ver que en ellos podrían encajarse piezas de metal, con cuernos, lengua y el signo del pellejo -para el frontal-.
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La referida marca con la forma de piel bovina (como la del toro de Alonis); sabemos que era el símbolo del dinero o del lingote desde los tiempos más antiguos. Un signo plenamente relacionado con las reses, debido a que los metales se tasaban en pecunia (ganado). Siendo el valor del oro, la plata o el bronce, medido siempre en “bueyes”; tanto que -como sabemos- guardaban esa linea “Oxhide” los lingotes más antiguos, a la vez que en Grecia y Roma se acuñaban los metales con la efigie del toro. Una costumbre procedente de Creta, Chipre o Cerdeña; donde desde mediados del segundo milenio a.C. fundían los lingotes de metal precioso con la forma de “piel bovina”. Un símbolo sagrado para estas culturas metalúrgicas, que se relacionaba con el del hacha doble (la bipenna o “Labrys”). Consecuentemente, llegaría aquel signo del pellejo y de la pecunia hasta las zonas mas ricas en minas: A Tartessos y a gran parte de la Iberia antigua. Apareciendo este “Oxhide” en el altar y en los colgantes de El Carambolo, en santuarios como Cancho Roano, en Pozo Moro y en otros tantos monumentos, tumbas u objetos ibéricos.
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Por todo ello, los profesores Escacena y Amores consideraron que aquellas piezas de oro de El Carambolo, con forma de piel bovina; se pondrían sobre la testud de bueyes, para conducirlos así ornamentados al sacrificio. Aunque a mi juicio unas joyas como estas, sobre la frente de un buey, permanecerían integras solo hasta el primer cabezazo del animal. Por lo que hemos de pensar que si en la Antigüedad ornamentaban con este tipo objetos las cabezas de los toros, usarían piezas fundidas en otro metal (hierro, cobre o bronce). Lo que obliga a deducir que joyas como las de El Carambolo tan solo podrían ser colgadas sobre esculturas de bovinos, nunca en animales vivos. Por todo lo expuesto, parece más lógico considerar que estos dos “galápagos” eran pectorales sagrados para reyes o sacerdotes (“efods”, o colgantes de pecho con los que se cerraban las túnicas ceremoniales). Asimismo, en la teoría de Escacena-Amores también falta un hecho, como es el de los cuernos ornamentales. Pues si el modelo de colocación de las joyas, era igual al que vemos en las esculturas ibéricas de bovinos. Todos eso toritos en piedra que lucen esta marca sobre la testud -donde se supone añadirían una pieza de metal-; también carecen de cuernos. Siendo evidente que igualmente les colocarían astas ornamentales; unos adornos en forma de fundas o pitones, que no aparecen en el ajuar de El Carambolo.
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BAJO ESTAS LINEAS: Fotografía compuesta donde observamos a la izquierda un “íbice” -gacela sagrada- procedente de la tumba de Tutankhamón, tal como la muestra el museo Arqueológico Nacional de Egipto, El Cairo (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Se observa en la frente del animal una marca, que se corresponde con la señal del “cuero” para las antiguas culturas mediterráneas. De tal manera, en Egipto este es el signo del jeroglífico “piel”, aunque entre los hititas la misma marca en forma de pellejo de buey, era el ideograma de “casa”, “tierra” (posiblemente porque cubrían el suelo de los hogares con alfombras de piel). Para los minóicos, ese diseño se relacionaba con el hacha doble sagrada y era la primera letra de su alfasilábico. Porque a su vez significaba “metal” y “piel” o “cabeza de ganado”; ideas que se identificaban siempre con la pecunia y la contabilidad. Todo lo que haría nacer la letra “A” como marca primera para la escritura (desde el protosináico, al fenicio y al alfabeto griego). Cuyo dibujo representa una cabeza de ganado invertida, siendo las patitas de la A los cuernos de la res. Vemos así que este signo semejante a un pellejo o a una testa de bovino, era desde los tiempos más remotos el símbolo del dinero, del ganado y de las pieles; debido a que inicialmente las riquezas se medían en cabezas de animales y en cueros curtidos.
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En el centro, de nuevo el dibujo sobre la teoría de Escacena y Amores. Una hipótesis que vemos aún menos probable, al observar como desde el antiguo Egipto ya se dibujaba este símbolo del pellejo sobre la testuz de otros animales (principalmente de los que se obtenían pieles; como el íbice, del que se hacían los mejores odres, tambores y panderos). La idea de Escacena y Amores -como hemos dicho- choca plenamente con la delicadeza y fragilidad de las piezas de orfebre de El Carambolo, que al primer golpe se romperían; tal como hizo el operario que las descubrió, quien para comprobar si era oro o bronce, partió uno de los galápagos al doblarlo con una sola mano. A lo antes dicho se suma el valor del oro en el siglo VII a.C. -mucho mayor que en la etapa romana-. Pudiendo calcularse su tasación en metal por entonces en más de los dos millones de euros actuales; a lo que habríamos de sumar el precio del trabajo de orfebre (16) Por todo ello, parece impensable que uso ritual fuera dedicado a bueyes o toros; que podrían destrozarlos con el primer cabezazo brusco. A la derecha, nuevamente el torito de Alonis (del siglo V a.C), que presenta un vano en la frente con la forma de ese “keftiu” -o del cuero- y otros agujeros para colocar cuernos y lengua. Nada puede evidenciar que sobre la testud pusieran piezas de oro; es más, considerando que el símbolo de piel de buey procedía del signo y lingotes del cobre, es mucho más probable que en este punto colocasen moldes de bronce o cúpreos. Por lo demás, de ser este el uso del tesoro de El Carambolo, faltarían las astas o fundas; para ornamentar los cuernos de los bovinos, recubriéndolos (tal como la se observa en la escultura).
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d) INTREPERTACIÓN NUESTRA DE LOS ESTUDIOS DEL PROFESOR ESCACENA, JUNTO A SUS COLABORADORES:
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Pese a cuanto hemos expresado antes, en los pies de imagen, los profesores Escacena y Carrasco mantienen esta tesis -que el Museo Arqueológico Nacional ha decidido mostrar-. Al igual que Jose Luis Escacena asevera la filiación “simplemente” fenicia del tesoro. Todo lo que en el libro que tratamos ratifica con las siguientes frases (sobre el templo de El Carambolo): “Antes, el terreno fue nivelado y posiblemente purificado mediante la quema ritual de la superficie que iba a ocupar el recinto sagrado. Pues bien, de los carboncillos de este fino nivel de incendio se ha podido obtener una fecha radiocarbónica calibrada que remonta en un siglo a la que tradicionalmente se ha considerado la de comienzo de la colonización fenicia en el paleoestuario del Guadalquivir (siglo VIII a.C.) (...) el establecimiento de los fenicios en los alrededores de Sevilla puede remontarse ya al menos al siglo IX a.C.; y, aunque la fosa ritual del Carambolo que se interpretó como fondo de cabaña no corresponde a la época del santuario inicial (Carambolo V en la terminología de los excavadores), sino a una fase algo más tardía (Carambolo III, de la primera mitad del siglo VIII a.C.)” (17) .
A cuanto narra D.Jose Luis Escacena en el libro que comentamos; nos agradaría añadir algunas frases más sobre El Carambolo, publicadas por este profesor y sus colaboradores. Con el fin de analizaras posteriormente, tal como ya hicimos en otros artículos nuestros (18) . De este modo, a continuación resumimos algunos párrafos del profesor Escacena -y colaboradores- que reflejan ciertos aspectos sobre el santuario sevillano, y que quizás habríamos de intentar comprender mejor (destacamos las frases, subrayando algunas de las ideas más importantes):
"No obstante, estos últimos trabajos de campo realizados entre 2002 y 2005 han demostrado que el hipotético "fondo de cabaña" no constituyó en su día más que una fosa irregular a la que fueron a parar los más lujosos elementos amortizados en el uso de un enorme edificio -en su máximo desarrollo contó con casi 4.500 m.- cuya función fue evidentemente la de santuario" (19) (…) “Las excavaciones recientes en la parte superior del cabezo, en las que entraremos de forma más pormenorizada, han afianzado la interpretación del Carambolo como recinto de culto” (...). “Según estas intervenciones, el edificio comenzó como una humilde estructura rectangular con eje longitudinal este-oeste subdividida en tres espaciosun patio y dos estancias cubiertas al fondo de éste. Luego, esta primera construcción conoció varias remodelaciones que agrandaron el conjunto y lo dotaron de más lujo, hasta el punto de constituir hoy el mayor recinto religioso conocido del Hierro Antiguo hispano" (19b) .
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ARRIBA: Tres ejemplos de objetos con formas originadas desde el “keftiu”, o lingote cretense semejante a la piel del buey. Numerados, de derecha a izquierda:
1- Altar sobre el suelo (ashera) aparecido en el patio del santuario de El Carambolo.
2- Altar en barro, procedente del templo tartessio de Coria del Rio (Sevilla).
3- Lingote sardo, hallado en Sierra Ixili con forma de “Oxhide” y fechado en el siglo XII a.C. (actualmente en el Museo de Cagliari, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
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Los dos altares -en la parte superior de la imagen- son coetáneos; aunque el de El Carambolo se fecha en una fase previa (durante el siglo VIII a.C.) mientras los hallados en Coria son considerados del VII a.C. (19c) . En esta segunda población sevillana -identificada con la Caura antigua- y en su Cerro de San Juan, se encontraron varios edificios sagrados, entre los que destacan dos altares con forma de cuero (fabricados con tierra -barro aprisionado-). Ambas mesas rituales halladas en Coria del Río son casi iguales que los colgantes del tesoro de El Carambolo; tanto que el que vemos en imagen, guarda hasta el asa que una de esas joyas de oro contiene. Su forma procede sin duda alguna de la piel de toro, como símbolo de riqueza (la pecunia) y de la protección; habida cuenta que hasta el la Segunda Edad del Hierro las armaduras se hacían con cuero. Una piel curtida que dio nombre a las corazas y que a mi juicio pudieron dar también origen de la palabra Caura (Coria del Rio; población aún especializada en tenerías). Debido seguramente a los famosos pastos que rodeaban el Valle del Guadalquivir, donde se decía que habitaban los mayores rebaños bovinos del Mediterráneo. Unos toros que la leyenda llama “los bueyes de Gerión” y de donde podían proceder aquellas pieles que se exportasen hacia otros lugares.
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Igualmente tenían forma de pellejo de res, los lingotes de cobre cretenses desde la época del Minoico Neopalacial (antes del 1500 a.C.) -aunque en Creta imitaban más al hacha doble, o Labrys-. De allí tomaron igual diseño los “talentos” cúpreos con los que posteriormente comerciaron los micenios y los chipriotas; muchos de ellos adquiridos y fundidos en tierras de Cerdeña. Un ejemplo de ellos lo vemos en la parte inferior de la imagen, con un Talento hallado en Sierra Ixili y fechado en el siglo XII a.C.. Tras la difusión del Hierro, parece que se perdió la tradición y distribución de aquellos lingotes de cobre con forma de piel de buey, aunque se pasaron a acuñar figuras de toro y cabezas de ganado sobre las piezas de metal (para marcar o definir su valor; por lo que “un toro” o “un buey” pasó a entenderse como un “peso” en bronce, llegando a ser posteriormente sinónimo de “moneda”). Pero la tradición y cultura del bronce mediterráneo debió permanecer en Iberia, habida cuenta las enormes minas de casiterita y de cobre que había en nuestra Península (de donde se habían abastecido en buena parte todas las civilizaciones durante la Edad del Bronce). De ello, podemos comprender la conservación entre los iberos de este signo con el diseño de un cuero sagrado o un lingote de cobre. Que simbolizaba tanto la protección (de la coraza), como la defensa (de las armas que se hacían con el metal), a la vez que la prosperidad y la riqueza (metalúrgica).
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ABAJO: Dos dibujos míos, mostrando la hipótesis más sencilla sobre el uso de las joyas de El Carambolo: A la izquierda, colocadas sobre dos personajes semejantes a una Ishtar y a un Baal; quienes están ofreciendo frente al altar de Coria del Rio. En la escena, el hombre (Baal) toma su lanza-árbol, mientras luce el pectoral mayor sobre su pecho, los brazaletes en los antebrazos y los eslabones grandes montados como una corona, sobre la cabeza. La mujer, porta un vaso de libación, llevando el pectoral menor entre los senos, la gargantilla con sellos al cuello y los eslabones menores, unidos como una diadema. A la derecha otro dibujo mío, en este caso con un rey (Arganthonio) y una reina, luciendo el ajuar. Él con los ocho eslabones mayores, unidos como una corona; los brazaletes y el pectoral más pesado (decorado igual que los eslabones grandes). Ella luce una diadema fromada por los ocho eslabones menores y lleva el pectoral más pequeño (las piezas de corona más ligeras y el colgante menor, están fabricados a juego en sus filigranas). Asimismo porta el collar de sellos, que por su corta cadena deja intuir que se trata de una pieza para mujer (ya que en un hombre podría no poderse cerrar, o no verse bajo una barba espesa).
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Continuamos con las frases sobre El Carambolo del Prof. Escacena y colaboradores sobre El Carambolo: "El edificio se inició como una sencilla estructura rectangular con eje mayor este-oeste y dotada de tres espacios internos: un patio y dos estancias cubiertas al fondo de éste. Se accedía al recinto por la fachada oriental, que disponía de una pequeña puerta con una suave rampa para subir hasta el umbral desde el exterior y con dos escalones para bajar al interior. Tanto el umbral como los dos peldaños internos se pavimentaron con conchas marinas del género “glycimerys”. Cada habitación del fondo del edificio disponía de un acceso independiente desde el patio. Aunque estas dos capillas aparecieron destruidas parcialmente por obras modernas (...) Los análisis radiocarbónicos sitúan este templo más arcaico, levantado sobre un cabezo entonces deshabitado, en la segunda mitad del siglo IX a.C., y desmontan por tanto la línea historiográfica que sostenía la existencia en aquel emplazamiento de un poblado indígena a la llegada de los primeros influjos fenicios" (20) .
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"La construcción conocida ahora en el Carambolo Alto comenzó con un recinto mucho más pequeño, que, con sólo tres estancias, presentaba en conjunto una estructura rectangular orientada según el eje marcado por el orto solsticial de verano y el ocaso solsticial de invierno, con entrada por el este. Antes, el terreno fue velado y posiblemente purificado mediante la quema ritual de la superficie que iba a ocupar el recinto sagrado. Tal preámbulo ocasionó unos filamentos de carboncillos que han suministrado una fecha radiocarbónica calibrada del siglo IX a.C, casi cien años anterior a la que se tenía tradicionalmente como comienzo de la colonización fenicia en el Guadalquivir inferior” (...) "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. (...) Repintado y agrandado poco a poco, este mismo altar pervivió en la fase siguiente (Santuario III), en la que se añadió al complejo un gran espacio abierto de entrada pavimentado con guijarros de cuarcita" (21) .
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Terminaremos las citas del prof. Escacena, recogiendo un párrafo en el que describe de este modo la creación del patio con el altar en forma de cuero bovino (similar a los colgantes del tesoro): "En momentos posteriores, ya del siglo VIII a.C., se desmonta esta sencilla construcción (...), (se hace un gran templo con el altar de forma piel de buey) (...) Parecido al de Caura y a otros muchos altares protohistóricos hispanos que siguen este modelo de piel de toro extendida, este altar del Carambolo es, en cambio, de silueta más esquemática, y sobre todo de mayor tamaño que todos los hallados hasta la fecha en el área tartésica; además, en casi todas sus características similar al diseño de las dos piezas, conocidas comúnmente con el nombre de `pectorales´" (22) .
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ARRIBA: Foto compuesta, que en la parte superior vemos otro dibujo mío donde muestro dos personajes frente al altar de Coria y llevando las joyas de El Carambolo (en este caso figurados como una dama ibérica y un rey ataviado como el Enlill canaaneo). Abajo, el tesoro completo tal como lo muestra en réplica el museo de Sevilla. Ajuar, que he clasificado en dos “lotes” (una parte de mujer y otra de hombre) y que constaría a mi juicio de las siguientes piezas:
JOYAS DE MUJER (más pequeñas y decoradas con crisantemos rosetas y filigrana fina):
- Un pectoral más ligero.
- Ocho eslabones menores.
- Un collar con sellos, cuya cadena es de muy corta longitud, lo que obliga a suponer que se trataría de una joya femenil.
JOYAS MASCULINAS (más grandes y decoradas con rosetas y bolas, adornos menos finos):
- Un pectoral mayor (un 25% más pesado que el anterior)
- Ocho eslabones más grandes (un 25% más pesados que los anteriores).
- Dos brazaletes de hombre, decorados a juego con los eslabones y el colgante anterior.
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Consecuentemente, en base a que hay dos tipos de decoraciones; una más fina que aparece en joyas ligeras, y otra más tosca existente en las piezas mayores (como los dos brazaletes, que claramente son masculinos). Se puede deducir que se trata de un ajuar para hombre y mujer; algo que se ratifica por la existencia de piezas iguales con pesos diferentes, en modelos tan parecidos pero de distintos tamaños. De tal manera, los dos colgantes y los dos juegos de ocho eslabones, tienen entre ellos una diferencia de un 25% (aproximadamente); lo que se corresponde a la proporción común entre hombre y mujer. Asimismo, la visión de los brazales obliga a pensar que estos son atributos masculinos y como estos coinciden en decoración con todas las piezas de mayor tamaño; parece obligado deducir que el pectoral y los eslabones más grandes conforman el lote de hombre -junto a los mencionados brazaletes-. Siendo así, el pectoral menor y los eslabones más pequeños (con decoración más fina) corresponderían a joyas de mujer. Finalmente, la corta cadena del collar, también lleva a pesar que este sería otra de las piezas femeninas del tesoro; ya que lucida sobre el cuello de un hombre apenas asomaría bajo una barba -incluso, en algunos casos no cerraría-.
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ABAJO: Una fotografía tomada en el Museo Arqueológico de Sevilla (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen) donde se muestran enseres hallados en El Carambolo Alto. Observamos en la vitrina, los famosos restos procedentes de culturas orientales, de los que hemos hablado: Un pequeño fragmento de un vaso cerámico ático geométrico, fechable hacia el siglo VIII a.C.. A su lado, otro trozo de un vaso de barro -en este caso de Cerdeña- y datado entre los siglos IX al VIII a.C.; y a la derecha, una pequeña fusayola o colgante que pertenece también al siglo VII ó VI a.C. (expuestos bajo las famosas conchas que componían el suelo de la sala y escalera de subida al templo). Decíamos en otro de nuestros artículos que: Podemos concluir al observar las dos piezas primeras, un contacto entre la Grecia Arcaica (Ática Micénica), Cerdeña y El Carambolo; desde los comienzos del templo. Nexo que parece manifiesto, por cuanto entre los restos cerámicos que se han hallado en el cerro, dos de ellos son del tipo ático y sardo (datados antes del siglo VIII a.C.). Algo que hace evidente el establecimiento o conexión de gentes venidas desde Cerdeña y desde la Grecia Continental, previamente a los primeros asentamientos fenicios en la zona.
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Por lo demás, al no existir en el cerro, restos ni cerámica púnica anteriores a estas fechas; ha de concluirse que en estos primeros años de El Carambolo, parece que los fenicios no habían tomado contacto con la zona (aunque sí lo hicieron los Sardos y los Micenios). Siendo los fragmentos de barro allí encontrados (además de los antes referidos), algunas piezas de cerámica "tipo indígena" o tartessio -denominada Carambolo, bruñida, con decoración lineal, y muy semejantes a la creto-chipriota-. Todo lo que hace deducir que al menos el "primer y segundo" santuario, hubo de ser propiamente indígena o tartessio. Un templo que como se sabe fue ampliándose y cuyos cultos bien pudieron ser importados desde Cerdeña o desde Chipre y de la Hélade Arcaica; dado que hay restos cerámicos de estas civilizaciones en la zona más antigua del referido yacimiento.
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Pasando a comentar las frases anteriores, diremos que conforme a estos datos que nos aportaban los estudios del profesor Escacena (y sus colaboradores); pudimos en otro de nuestros artículos clasificar las etapas de El Carambolo. Diferenciándolas en tres diferentes fases, con arreglo a los cinco estratos arqueológicos que el yacimiento tiene. Consecuentemente, mi clasificación de estos periodos del santuario, fue realizada atendiendo a la relación de lo hallado en el cerro (descrito por sus excavadores) y coordinando todo ello con los sucesos paralelos ocurridos en Oriente Medio -durante el tiempo en que perduró el recinto sagrado sevillano- (23) . Considerando así tres fases plenamente diferenciadas:
.1º.- Carambolo V y IV -quinto y cuarto estrato que se corresponden con el más antiguo eedificio y el siguiente- (entre el 850 y el 750 a.C.). "Periodo del santuario indígena de influjo oriental" :
Parecería justo pensar que el templo de El Carambolo se hubiera iniciado por gentes autóctonas, bajo el influjo de los primeros visitantes (colonizadores, que procederían de muy diferentes puntos del Levante mediterráneo). Un comienzo del recinto sagrado que sabemos acontece en el siglo IX a.C.; aunque tras ello, hay otras "ampliaciones" o modificaciones del santaurio, que van sucediéndose entorno a este lugar y que seguramente son debidas a las mismas gentes locales (bajo la aculturación de colonos orientales). Acerca de ello nos dicen los autores anteriomente citados que: "La primera construcción protohistórica sobre el Carambolo corresponde al Santuario V" (24) Fechádose este templo más antiguo hacia el 850 a.C.. Tras lo que podemos pensar que a través del contacto con comerciantes de metales llegados desde Oriente Medio, y habida cuenta la importancia que toma la zona -con la aparición de los fenicos en el Atlántico-, aumentaría posteriormente el recinto sagrado de El Carambolo (antes del 750 a.C.). Todo cuanto también explican los investigadores antes citados en palabras textuales del siguiente modo: "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc." (25) .
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2º.- Carambolo III y II; el tercero de influencia frigia (entre el 740 y el 672 a.C.) y el segundo de influjo fenicio (entre el 672 y el 550 a.C.):
Tras las dos fases anteriores (puramente indígenas o pretartessias), llegaríamos ya a las épocas de convulsiones de Asia Menor (que obligan al éxodo a gran parte de su población) . Crisis que -como sabemos- se producen en dos momentos: La caída de Anatolia (frigia), del 740 al 696 a.C. y la decadencia de Fenicia, del 672 al 572 a.C.. Siendo esos periodos los que en mi opinión los profesores Escacena y Amores describen del siguiente modo: "En esta etapa, la fosa-basurero donde se enterraron las joyas estaba prácticamente saturada de residuos, porque se había excavado y usado como vertedero sagrado en momentos anteriores del santuario (Carambolo III). En esta etapa del Carambolo II existían aún diversas capillas en el recinto" (26) . Considerando personalmente -yo- que estas dos épocas del santuario que he marcado como la 2º, corresponderían precisamente a la aparición de gentes llegadas de Anatolia o de Fenicia. Es decir, que el Carambolo III podemos fijarlo aproximadamente entre el 740 al 672 a.C., y se relacionaría con los venidos de Frigia huyendo del desastre de su tierra. Tanto como el Carambolo II se fecharía tras el 672 y hasta al menos el 550 a.C. con los venidos de Tiro y Sidón, que introducirían nuevos cultos y modificarían el templo. Ello explicaría las dos partes del santuario -muy marcadas-, las segundas reformas y hasta la aparición de nuevos ritos. Pudiendo deducirse que la Astarté hallada en el cerro viniera desde la zona Sirio Palestina en estas fechas del Carambolo II (hacia el 650 a.C. momento en que precisamente se data la esculturita).
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BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotografías compuestas. Arriba, dos lingotes de cobre minóicos, hallados en Hagia Triada y Zakros; de periodo Neopalacial (circa 1400 a.C.) y propiedad del Museo de Heraklion -al que agradecemos nos permita divulgar las imágenes-. Ambos “talentos” cúpreos, con unos veintiocho kilos de peso, con tienen la famosa forma del “keftiu” o del “Oxhide”; diseño “piel de buey” que en Creta se parecía asimismo al hacha doble (arma ritual, nacida de la “bipenna” sagrada en la Edad del Bronce, entre los minóicos venerada bajo en nombre de Labrys). El hecho de que se parecieran las hachas de bronce y la pieza completa de cuero (con el que se fabricaban las corazas protectoras), debió haber constituido una casualidad; interpretada por la “magia simpática” de la Antigüedad, como causal y no casual. Considerando quizás que aquellas formas tan semejantes (de la bipenna y el pellejo curtido), se debiera a propiedades mágicas similares o en connivencia.
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Esta “simpatía” era uno de los procesos mágicos antiguos más característicos; que unían y explicaban lo causal con lo casual. Un conocido caso de ello es la unión del mundo sexual a las veneras; debido a la semejanza entre sexo femenino y las conchas marinas -recordemos el mito del nacimiento de Venus-. La identificación de esas grandes valvas con el misterio del sexo y la belleza es ancestral, tanto que desde los tiempos más antiguos se invoca a la maternidad, a las diosas y a la protección contra enfermedades contagiosas sexuales; con el símbolo de la concha. Siendo este -probablemente- el sentido que tendría el pavimento de subida a El Carambolo, construido con caparazones de “glycimerys” (tal como hemos visto). De igual manera, el uso de estas veneras para la música y en el folklore tenía un simbolismo ritual, en muchos casos relacionado con el amor y la belleza. En la imagen (abajo) pareja de veneras utilizadas hace decenios en Castilla, como idiófonos -tal como las expone la Fundación Joaquín Díaz, a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-
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3º.- Carambolo I, destrucción por los cartagineses:
El último periodo que hemos descrito comprendía la llegada de los frigios a nuestras tierras (Carambolo III) y las reformas del templo (durante el Carambolo II) y que considero obra de los fenicios -refugiados a el litoral sevillano-. Tras ello se produciría la última fase (Carambolo I) en el momento de la desaparición del recinto sagrado; que personalmente dataríamos entorno al 531 a.C. (tras la batalla de Alalia y el auge de Cartago). Por lo demás la destrucción del santuario creemos fue realizada por la mano de los nuevos dueños del área del Bajo Guadalquivir, quienes arrasarían los antiguos dominios tartessios, incluso los de sus "antecesores fenicios", tanto como sus templos. Un momento en el que parece lógico que los sacerdotes (o los reyezuelos) de El Carambolo enterrasen en el templo el tesoro; antes huir o de que les dieran muerte los cartagineses.
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Cuanto arriba narramos explica por qué se introdujo el ajuar en uno de los lugares más profundos y en un basurero de cenizas (junto a la estatuilla); allí donde de seguro se pensó que los invasores no buscarían. Unos cartagineses de los que sabemos que como señores de la ruta del estaño y de los metales del Atlántico, no consentían que ningún otro poder se les interpusiera (tanto que no dejaban cruzar el Estrecho a nave alguna ajena a las suyas). Menos aún debieron desear que los antiguos comerciantes fenicios y frigios, asentados en la Península - mezclados con las gentes autòctonas (tartessios o turdetanos)- intervinieran en sus "negocios y en los ricos caminos del metal".
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Pero además, en esta fase, debemos pensar sobre la hipótesis de incendio anterior al abandono del santuario (tal como hicieron repetidamente). Pudiendo ser perfectamente probable que quemasen El Carambolo, previamente a la huida; tal como hicieron en Turuñuelo y en otros tantos edificios tartessios (vaciados y pasados al fuego, con el fin de que no cayeran en manos del enemigo). De ello, si consideramos dónde podrían esconder un tesoro (con el fin de que no se hicieran con este los invasores); parece que el lugar más idóneo sería ese cenicero, que no haría falta destruir ni quemar -porque allí nada de valor habría-. Un lugar fuera de sospechas, donde no se fundiría ni destruirían las joyas y cuyo aspecto -además- sería igual al del edificio, después de haber sido arrasado el santuario por las llamas.
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Esta 
última etapa a la que se denomina Carambolo I, es descrita por los investigadores Escacena y Amores del siguiente modo"Carambolo I (se refiere al último) corresponde en realidad a un momento en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilizacióncomo simple materia prima. Prueba de ello son los "goterones" metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis oportunos (Hunt y otros 2010: 287)" (...) "Esos residuos denotan una metalurgia de reciclaje, no una industria primaria. Por eso podemos vincular el último uso ritual del lote de joyas a la fase Carambolo II con bastante seguridad" (27) . Como podemos leer en las anteriores frases, para los autores referidos el ajuar de oro se fecharía en la etapa anterior (II), que hemos fijado entre el 672 y el 572 a.C.; todo lo cual puede ser muy cierto, aunque en ello no encajarían las inscripciones frigias que contiene el tesoro. Puesto que como hemos visto, el collar tiene a mi juicio claramente símbolos luwios o neohititas (la escritura del idioma frigio). Por esto y tal como hemos expresado en varias entradas, personalmente considero que las piezas de orfebrería pertenecerían a la etapa anterior, Carambolo III -que hemos fechado entre el 740 y el 672 a.C.-. Siendo orfebrería con un gran carácter y diseño neohitita y en cuyo collar incluso se encuentran inscritas las palabras "dios" "rey" y "diosa Kubaba" -la Cibeles frigia- (recomendamos cosultar mis artículos de la cita (28) a quienes no conozcan nuestra hipótesis neohitita del tesoro).
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SOBRE ESTOS PÁRRAFOS: Arriba, imágenes de los cuatro lados del capitel del Cortijo del Ahorcado, tal como se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Este curioso capitel fue estudiado minuciosamente por las profesoras Encarnación Ruano Ruiz y M.Rosario Lucas Pellicer (29) , tal como recogimos en uno de nuestros artículos (30) . La pieza ibérica datada hacia eñ siglo V a.C., contiene en sus cuatro lados el símbolo de "piel de buey" oculado -rodeado de ojos apotropáicos que podemos ver sobre estas líneas-. Lucas Pellicer y Ruano Ruiz, lo relacionaban con el mundo minóico, afirmando que el tipo de "cabeza" y su columna, eran iguales -o casi idénticas- a muchas de las cretenses. Este signo del Labrys y del hacha doble (convertido en lingote “Oxhide” ); sobrevive en Iberia hasta la llegada de los romanos; siendo utilizado también por los celtíberos como marca sagrada o de suerte. Sobre ello hemos escrito infinidad de páginas, aunque su estudio actualmente se ha desligado de las culturas que lo promovieron -la cretense, la neohitita y la chipriota; considerando su aparición en nuestra Península como una simple “casualidad” e identificándolo al mundo fenicio (donde este símbolo del “Oxhide” nunca existió).
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Sea como fuere, es un signo muy ligado a la Edad del Bronce egea, y más concretamente al área cretochipriota (al mercado del cobre con estaño). Cuyo comercio siempre hubo de ser tasado en reses (contado en cabezas o en pieles de ganado), otorgando un paralelismo entre el valor de los metales y el de la pecunia; obligando a calcular en razón a ganado el valor de cada pieza de cobre, estaño, plata u oro. Todo lo que llevaría a fundir los lingotes con ese diseño de bovino, marcando su equivalencia. Por su parte y desde el siglo XVI a.C., los cretenses guardaban con esta forma “memoria” de su arma sagrada (el Labrys). Lo que sin duda muestra que era el signo -la marca sacra- de la civilización marinera y metalúrgica que distribuyó, buscó y comerció con el estaño y el cobre por el Mediterráneo, desde mediados del segundo milenio a.C.. Un mercado metalúrgico que -como sabemos- se extendió desde el Egeo y las costas de Anatolia-Oriente Medio, promoviéndose durante El Bronce (entre el 3000 y el 1100 a.C.); pero que entró en crisis plena a la llegada del Hierro –a partir del siglo XII a.C.-.
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Hasta entonces, el mundo minóico y el micénico había logrado hitos de cultura y civismo, nunca conocidos en Europa. Pero tras la caída del imperio de Minos y de Micenas (con la llegada de los dorios, entorno al 1100 a.C.), sabemos que los antiguos habitantes del Egeo y de Creta, huyeron y se refugiaron en Chipre; tanto como otros escaparon al área palestina -llegando a conformar alguna de la tribus israelitas, vinculadas a Golán-. Hechos que nos obligan a pensar como otros muchos de ellos debieron de escapar hacia Occidente; iniciando -a mi juicio- culturas como la etrusca o la ibéro-tartessia. Donde importarían algunas de las más antiguas costumbres de sus lugares de origen, sin llegar a perder del todo el nexo con el mundo cretochipriota y el canaaneo (de Israel y Fenicia). Siendo este el posible origen del símbolo “piel de buey” que llegó hasta nuestras tierras; permaneciendo y repitiéndose en la Iberia de la Edad del Hierro.
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BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes dibujadas. A la izquierda, diseño oficial de la bandeja de la joya (circa. Siglo VII a.C.), que yo he retocado y coloreado. A la derecha, dos bailarinas de Tebas, en este caso dibujadas por mí. Como ya hemos dicho en varios de nuestros artículos; en esta bandeja de la necróplis onubense de La Joya se representa una fiesta de Tanit, celebrada por mujeres. Algunos investigadores de la talla de Kukahn y Blanco Freijeiro creyeron ver que las oficiantes portaban "lingotes piel de buey". Pese ello, cuando analicé en profundidad la escena (tras redibujarla y colorearla, siguiendo el modelo oficial); nos pudimos dar cuenta como "aquello" que tenían en sus manos las oferentes, debían ser panderos. Tamburas de tipo africano, construidas con la piel de un animal -ovino o caprino, probablemente-; de ello la forma semicuadrada, tanto como su ligereza que permite a las mujeres sujetarlas con un solo brazo. A mi juicio, la ornamentación quizás refleja una celebración en agradecimiento de la exportación de cueros o lingotes; que es lo que se vislumbra entre la carga de la barca que aparece zarpando de tierra (a nuestra izquierda). Unas pieles, o bien Talentos de metal, que posiblemente sean los que también adornan la bandeja en su zona media (tal como explico en carteles).
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En la imagen de al lado (nuestra derecha), vemos bailarinas de Egipto, danzando al son de estos tambores rectangulares; que en España también existen, denominándose “panderos del Ramo” o “de Ramos” (siendo comunes en zonas tan tartessias como Bezocana y Las Villuercas, donde se han hallado tesoros del Bajo Bronce). Parece ser que en Egipto se fabricaban con pieles caprinas y sobre todo de íbice (31) ; principalmente de gacela, como la que vimos representada en la tumba de Tutankhamon (luciendo una mancha en la frente similar a la marca del Labrys). Antes hemos dicho que durante la Antigüedad, la magia, la música, las artes y la religión estaban plenamente unidas. De tal modo, las celebraciones con danzas rituales, se realizaban con instrumentos relacionados con las peticiones que se realizaban al dios. Aplicándose principios de magia simpática; lo que probablemente representa la Bandeja de la Joya, expresando una ceremonia de cantos, bailes y música dedicada a Tanit; en la que se reza o se dan las gracias por los bienes logrados en las exportaciones. Tal como se muestra en el dibujo, con una barca partiendo, llena de lo que parecen cueros o bien lingotes (ver imagen de la bandeja, con las explicaciones que hemos añadido).
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Las conclusiones antes resumidas y obtenidas desde los estudios del prof. Escacena y sus colaboradores; las expresábamos de manera más ampliada en otra ocasión. Concluyendo que estos nuevos análisis del "templo" y del "poblado bajo" de El Carambolo, nos han explicado definitivamente cómo fue el santuario desde sus comienzos. Lo que nos aporta datos para determinar así las cinco etapas de El Carambolo (y que a mi juicio son):
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1-. El Carambolo V y IV: Los dos recintos sagrados más antiguos y primeros, que habíamos fechado entre el 850 y el 750 a.C. (que considerábamos "autóctonos" o indígenas):
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Durante la primera época se erige un santuario en el alto de la colina, de pequeño tamaño, que es el más antiguo. Sus inicios debemos fecharlos hacia el 850 a.C. y este recinto se clasifica como Carambolo V -por ser el último que excavaron-. Las características de aquel santuario original son descritas del siguiente modo por JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES Y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE: "Se trata de un pequeño edificio con orientación astronómica solar. La entrada se abre al este, dispuesta en concreto al orto del solsticio de verano, mientras la trasera da al oeste, hacia el ocaso del solsticio de invierno. Se trata de un templo sencillo compuesto de tres estancias: una de entrada, que parece patio, y dos al fondo cubiertas y más pequeñas, la meridional con un altar circular en su centro" (32) . Este que decimos, sería en mi opinión -modesta y ajena a las tesis del catedrático Escacena- un santuario local (o indígena) nacido del contacto entre los habitantes de nuestras tierras, con los que venían de las más lejanas y orientales mediterráneas. Pese a ello, no podemos considerarlo un templo púnico, ni menos una fundación de los tirios o sidonios; pues por entonces no habían llegado los fenicios a establecerse en las costas peninsulares, ni hay indicios de otras colonizaciones orientales (al menos, en territorio del Bajo Guadalquivir).
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Por su parte, los mismos autores siguen narrando que hubo una posterior reforma del recinto; cambios estructurales que ya lo convierten en el segundo templo. Esta segunda fase se denomina Carambolo IV; sobre la que expresan lo siguiente Escacena, Fdez.Flores y Rgz. Azogue: "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al -Santuario IV-. La modificación consistió en levantar un edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc.. Abundan en este contexto los restos de fauna y las cenizas, señal de que se trataba de una zona tal vez destinada a la preparación de los sacrificios. A su vez, a ambos lados de estos compartimentos se construyeron sendas capillas: una en el flanco norte para Astarté y en el lado sur para Baal . El centro de la capilla o tabernáculo meridional lo ocupó un gran altar en forma de piel de toro extendida sobre el suelo, fabricado mediante un suave rebaje del pavimento de tierra apisonada, luego pintado de rojo. La combustión de las ofrendas sobre este altar originó un gran círculo rubefactado" (33) .
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Tras la lectura de las palabras anteriores, resulta muy interesante observar cómo este segundo templo ya es de grandes dimensiones y contiene no solo los patios, sino también dos capillas y el altar tauroformo (situado en su centro). Una de las llamadas "capillas", a juicio de los pofesores Escacena, Fdez.Flores y Rgz. Azogue (entre otros), sería la reservada a Astarté; deidad femenina y de la fertilidad adorada en el templo. Mientras la otra, tendría como objeto de culto a Baal -el dios masculino de El Carambolo-. Evidentemente, aquellas conclusiones se obtienen desde la hipótesis de que ambas "capillas" -sitas a los lados del altar central con forma de toro-, fueran utilizadas para el culto a estas dos divinidades fenicias. Pese a lo que -en mi opinión- las referidas zonas reedificadas en el Carambolo IV, habríamos de fecharlas antes de la llegada de los fenicios a tierras de Spal. Algo que nos atrevemos a aseverar con modestia, pero viendo las propias dataciones que presentan Escacena, F.Flores y R. Azogue; quienes hablan de que este área cuarta del templo, se levantó antes de finalizar el siglo VIII a.C..
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Lo arriba expuesto, cuadra y encaja con las fechas igualmente manifestadas por el prof. Juan de Mata Carriazo (hace casi medio siglo), quien también expresa que en el nivel IV se halló un estilo de cerámica típicamente autóctona y más rica que las encontradas el los estratos superiores -posteriores-. Una alfarería que Carriazo define como tartessia (pura) y que clasificó como "tipo El Carambolo", ya que encontró numerosos ejemplares allí y en las zonas más antiguas del cerro. Unos fragmentos de barro comunes a los yacimientos del Bajo Guadalquivir anteriores al siglo VII a.C. (Carmona, Marchena, Coria del Rio etc); y de los que el primer excavador del montículo sevillano nos dice son artesanía autóctona, sin paralelos en Fenicia (tan solo similares a los de Chipre y a algunos modelos egeos). Piezas de barro que se hallaron junto a diversos huesos de animales y objetos como molinillos; lo que a Juicio de Carriazo, demostraría una actividad "culinaria en el fondo de cabaña" (34) Aunque, como posteriormente se ha investigado, aquella "cocina de El Carambolo", hemos de considerarla la cremación sagrada llevada a cabo por los sacerdotes en el altar del templo -donde se inmolarían y asarían las visceras o los animales ofrendados al dios- .
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SOBRE ESTAS LINEAS: Dibujo mío de una curiosa pieza de bronce recientemente hallada en el yacimiento de Turuñuelo (Campanario, Badajoz). Fechada hacia el 500 a.C., fue encontrada por el equipo del profesor Sebastián Celestino Pérez; jefe de este “campo de excavación” y cuya maravillosa labor arqueológica en esta zona -próxima a Mérida- nos ha llevado a grandes descubrimientos sobre el desconocido Tartessos. La pieza representa una placa con forma de “piel de toro” y dos palomas sobre ella. Tal como dijimos en algunos de nuestros artículos, las palomas eran también una de las más comunes deidades del mundo minóico; donde es común ver adorados toros y aves sagradas. La unión del bóvido con los pichones, a mi juicio nacía de la forma de orientarse en el mar; valiéndose de las aves o siguiendo los cabos, que se entendían como las puntas o astas (del toro o de la vaca-madre tierra). Pues a mi juicio en aquella época se realizaban tres tipos de navegaciones: De cabotaje -entre cabos-; de altura orientándose por los astros y lo que yo he denominado como “ornitonáutia” (guiarse valiéndose de las aves). En el siguiente pie de foto explicamos esta ornitonáutia, su relación con el toro y con el mundo de las estrellas.
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BAJO ESTAS LINEAS: Imagen compuesta: A la izquierda dos diosas minoicas de las palomas y los espejos; procedentes de Gazi y fechadas en el Neopalacial (hacia el 1200 a.C.) -propiedad del Museo de Heraklion, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. A nuestra derecha, detalle de un cuerno de toro en bronce; con una paloma en su extremo; perteneciente a la cultura talayótica, fue hallado en Costitx y se data entorno al siglo V a.C. (es propiedad del Museo Arqueológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-). Como decimos, la unión de estos dos totems cretenses (el toro y la paloma) nace de la identificación de los cabos como cuernos y de la paloma como las estrellas que guiaban. Ello porque se navegaba normalmente costeando, de punta a punta (de asta a asta); pero cuando no se podía viajar de cabotaje -por temor a ser asaltado por piratas o lugareños- se tenía que orientar el barco a través de los astros y con las aves. A mi juicio, esa “ornitonautia” (navegar con aves) se practicaba especialmente con pichones o con palomas adiestradas; además de usar cuervos y otras especies inteligentes. Llevando en el barco palomas mensajeras, que se soltaban en caso de pérdida, para avisar de lo sucedido y para logar tomar rumbo -pues estas, se dirigen al punto de retorno, a los pocos metros de liberarlas-. Asimismo tendrían en las naves pichones, para alimentarse; aunque en caso de perder el horizonte y desorientarse, bastaría con soltar uno de ellos para saber en qué dirección había tierra. Pues la paloma no adiestrada se eleva y de no encontrar tierra a la vista, regresa a la nave; repitiendo su intento de divisar costa, hasta lograr verla y volar hacia ella.
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Continuando con las etapas de El Carambolo que determinábamos, decíamos que el profesor Carriazo en la primera excavación del cerro tan solo distinguió cuatro niveles; de los cuales el último (Nivel IV) comprende lo que en las recientes prospecciones se ha diferenciado en dos periodos llamados: Carambolo V y Carambolo IV. Gracias a las excavaciones más recientes se conoce que estos dos estratos más antiguos, corresponden con dos templos inicialmente allí levantados. Edificios de los que hoy sabemos hubo uno primero (pequeño) que se amplía posteriormente para convertirlo en un recinto con dos patios (o capillas) y el famoso altar central, en forma de piel de toro. Pese a ello, todo lo que Carriazo describe como Nivel IV para él resultaría un pequeño "Fondo de Cabaña", donde se habría escondido el tesoro. "Suelo" de cabaña del que hoy sabemos, en verdad era el basurero sagrado del templo; un lugar donde se arrojarían las cenizas, las libaciones o bebidas y los restos de inmolaciones que nos se consumían. "Terreno" que Carriazo confundió con el de una "casita", y del que por fortuna ya conocemos era el vertedero ritual, donde hemos de suponer que durante un momento de crisis -o de guerras-, ocultaron las joyas que nos legaron los siglos.
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También venimos repitiendo que sobre esa zona más antigua de la excavación, Carriazo expresa haber hallado no solo diversos elementos que demuestran la cocción y puesta al fuego de los animales (cuyos huesos también encontró allí). Sino fundamentalmente la aparición de la cerámica más autóctona y especial; de un tipo semejante a la hallada en otros recintos de fines de la Edad del Bronce en la Baja Andalucía. Siendo este un hecho más por el que nos hemos atrevido a afirmar que este Nivel IV de Carriazo (correspondiente con el Carambolo IV y V), fue de origen autóctono y se construye en un momento previo a la llegada de los colonizadores. Fechándolo nosotros antes del 750-730 a.C.; suponiendo que pudo estar en activo como lugar de culto, al menos hasta el final del siglo VIII a.C.. Pues tal como relatamos a continuación -y ya dijimos- hacia el 700 a.C. la Península debió de recibir la afluencia y llegada en masa de los frigios huidos de Anatolia. Habitantes de este reino nehohitita que fueron atacados repetidamente desde el 730 a.C. y que en el 696 a.C son expulsados, erradicados y aniquilados en sus tierras (un reino que comprendía la zona central de la Turquía actual).
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Todo cuanto hemos ido explicado nos llevó a deducir que estos templos primeros del cerro son anteriores a la colonización fenicia; aunque no de la presencia canaanea en la Península. Pero ello es algo que igualmente expresan sucintamente muchos de los referidos autores; incluso quienes a su vez defienden que El Carambolo era un santuario de Astarté (Escacena, Belén, Amores, R.Azogue. F. Flores etc). Profesores que describen claramente en sus trabajos, como la datación de ese Carambolo original (fases V y IV) es previa al siglo VIII a.C.; o lo que es lo mismo: Anterior a los asentamientos fenicios -tal como muestra el estudio por radiocarbono de los huesos allí encontrados-. Unas fechas tomadas del C-14, y que cincuenta años atrás hicieron determinar se trataba un templo indígena y ajeno al mundo oriental. Todo que aseveraba J.M.Carriazo en base a estos análisis de radiocarbono, de los que tristemente no tenemos la diferencia existente entre los Niveles III y el Nivel IV. Es decir, que carecemos del contraste de dataciones por C-14 en los restos del Carambolo V y IV, frente al Carambolo III y de las otras dos etapas. Unos estratos de muy distintas épocas y en los que aparecieron infinidad de huesecillos de animales, que han de suponerse sacrificados en los altares de este santuario -restos que hoy en día servirían para poder fechar con exactitud cada periodo o estrato-.
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Por cuanto hemos explicado y referido anteriormente, creemos que puede afirmarse que esas primeras construcciones y reformas del santuario (Carambolo IV), en el que se abren las dos capillas y un altar, debieron ser anteriores al año 730 a.C.. Un tiempo en que quizás siquiera estaría fundada la primera ciudad púnica de nuestras costas (Gadir); hecho este que demostraría que el templo inicial del cerro no estaba todavía consagrado a deidades fenicias (como Baal o Astarté). Por lo que es más seguro pensar que en el Carambolo V y IV se adorase a dioses autóctonos o indígenas, sincretizados con religiones venidas de Oriente Medio (usando altares en forma de cuero, de tipo orientalizante). Cuanto decimos -y aunque nos parezca extraño- es algo que también sucintamente reconocen Escacena y Gómez Peña (entre otros); al afirmar esos autores que los altares tauromorfos, tanto como las figuras con el diseño de la piel de toro, se deben considerar modelos exclusivos de la Península (ajenos al mundo oriental y tan solo nacidos de influencias lejanas, llegadas -pero no legadas- desde Ugarit, Asiria o del mundo canaaneo). Por lo que en un lugar cuyo altar es tan autóctono y exclusivo como el los turdetanos de El Carambolo, la religión que allí seguirían había de tener unos rasgos muy indígenas.
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Lo descrito en párrafos anteriores, explicaría por qué se eleva aquel ara tauromorfa durante el Carambolo IV y en un momento previo a la colonización fenicia (antes del siglo VII a.C.), desapareciendo posteriormente. Por lo que a su vez sería extraño considerar que por aquel entonces -antes de que los fenicios llegaran a la zona de la actual Sevilla-, ya hubiera un templo de Baal y otro de Astarté en El Carambolo. Todo lo que se demostraría precisamente porque en esos momentos del Carambolo IV se celebraba sobre un recinto de una religión con tantos rasgos autóctonos, donde su ara era absolutamente distinta a las de Fenicia u Oriente Medio. Todo ello se corresponde a lo que consideran "sucintamente" Escacena y Gómez Peña, al creer que estas aras y formas de piel de bovino no son importadas. Ya que aquellos dos investigadores hablan de que el diseño en pellejo de buey es exclusivamente ibérico, imitando formas de Asiria o de Ugarit; pero no un modelo religioso llegado desde Oriente Medio, descendiente de sus ritos; ni menos del lingote o del recuerdo de culturas del Egeo (35) .
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SOBRE ESTAS LINEAS: Ejemplos de posibles influencias egeas, durante la Edad del Bronce ibérica. A nuestra izquierda, tres espadas fechadas en el Bronce Medio peninsular, tal como las exhibe el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). A nuestra derecha, tres ejemplares hallados en los palacios cretenses de Cnossos y Faistos, fechadas en época coetánea a las anteriores (tal como se exhiben en el Museo de Heraklion, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Viendo unas y otras armas, sabiendo que les separan apenas unos siglos y conociendo que los egeos necesitaban llegar hasta el Atlántico, para obtener cobre y estaño de alta calidad y en abundancia. Entendemos que durante la Edad del Bronce el contacto entre el Levante mediterráneo y nuestras costas debió ser continuo y continuado; pues para la supervivencia era imprescindible hallar minas de casiterita y cobre (inexistentes o agotadas por entonces en áreas cercanas al Egeo). Estos hechos debieron generar civilizaciones marineras y muy avanzadas, que necesitaron llegar -contactar- con tierras de Galicia o de las Cassitérides (Normandía y las Islas Británicas). Culturas como la micénica y la minóica, que en el 1400 a.C. tuvieron tanto progreso económico y social, como el propio Egipto.
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BAJO ESTAS LINEAS: Grabado de Sevilla, tomado de una lámina a cobre hecha en 1707 por Pier Van der Aa (Procede de la obra, Les Delices de L’Espagne et Portugal, Juan Alvarez de Colmenar). En la imagen de comienzos del siglo XVIII vemos que el río en esta época todavía tenía una enorme anchura, pareciendo casi un lago y desembocando en charcales, que luego serían las marismas (antiguo Lago Ligur). La distancia que separa Triana de Sevilla hoy es de unos cien metros; pero en esta época puede considerarse duplicada o triplicada. Asimismo, el único puente existente está formado por barcazas; todo lo que muestra como en momentos de crecidas del Guadalquivir -de grandes lluvias y mareas-, las aguas subían y debían ampliar el número barcazas para así lograr unir Triana con Sevilla. Dos poblaciones que vemos totalmente apartadas aún en en siglo XVIII, algo que nos puede enseñar cómo estaría la misma zona en tiempos de El Carambolo. Permaneciendo cuanto vemos prácticamente cubierto por el Lago Ligur, cuyas aguas subirían casi hasta las faldas de los cerros Carambolos. Ello muestra que la fundación de Spal (la híspalis fenicia) quizás tuvo lugar más bien en el alto de las colinas próximas a Camas, que en el llano donde hoy se sitúa la ciudad.
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2-. El Carambolo III: El recinto sagrado posterior a la llegada de los primeros colonizadores. Templo que a mi juicio es de influencia frigia, al que pertenecerían las joyas (que fechamos entre el 730 y el 650 a.C.).
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Tras estudiar a fondo los templos iniciales de El Carambolo V y IV, pasaremos a resumir aquellas siguientes fases en las que el santuario se transforma, aunque ya apenas sin grandes ampliaciones, ni cambios. De tal manera, la etapa contigua es la llamada III, a la que Carriazo consideraba pertenecía el tesoro. Ello, porque el lugar donde fueron halladas las joyas estaba rodeado de cerámica del "tipo III", y porque los albañiles que lo encuentran decían que se sacó del interior de un "tarro" de barro con ese estilo (donde su descubridor creyó que estaban protegidas o depositadas). Todo lo que le hacía deducir que había sido escondido durante este periodo III, ya que como Carriazo afirmó, el ajuar se hallaba "dentro de un estuche" cerámico a modo de recubrimiento. Por todo lo que las piezas de alfar que rodeaban a las de orfebrería -una vez analizadas- se vió que eran semejantes a las que aparecen en el estrato de Carambolo III.
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Evidentemente, existe la probabilidad clara de que aquel ajuar fuera puesto bajo tierra en esta época, que -a juicio- antecede a la fase propiamente fenicia del templo. Una etapa tercera (que me atrevo a datar del 730 al 650 a.C. aprox) y que consideramos "de influjo frigio"; durante la que se mantuvo el altar en forma de cuero, creado en la fase anterior (Carambolo IV). Ara "tauriforme" que debió desaparecer tras ese Carambolo III; desmontándose con la llegada masiva de púnicos esta mesa de ofrendas, que veneraban como cuero curtido; todo lo que se correspondería a mi criterio al nivel siguiente: La penúltima fase del santuario, elevada por los venidos de Tiro y Sidón, quienes quitarían el altar piel de toro y adorarían a sus dioses en aras parecidas; momento que fechamos como coincidente con el periodo de "los Arganthonios" (desde el 650 al 531 a.C. aprox).
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Por todo ello, la hipótesis de que el tesoro fuera de este estrato tercero, nos obligaría a suponer en una etapa de transición belicosa -o sometida a convulsiones-, entre el Carambolo III y el santuario II. Todo lo que quizás se explicaría por el establecimiento y dominio pleno del Bajo Guadalquivir en manos púnicas trás la fase II (desde mediados del siglo VII a.C.). Marinos fenicios que llevaban un siglo ya asentados en sus bases de la costa Atlántica, pero que probablemente y ante los ataques sufridos en esos decenios en su lugar de origen, deciden hacerse totalmente con el comercio y el poder en la Baja Andalucía. Siendo esta quizás la época en la que fundarían posiblemente Spal (la futura Híspalis) en un momento en el que quizás hubieron de guerrear con las gentes autóctonas para someterlas o aculturarlas. Todo lo explica el enterramiento del ajuar en este nivel III, ante la llegada de los fenicios del Carambolo II y la desaparación del altar tauriforme -ocurrido a mi juicio, hacia el 650 a.C. y a causa de la "invasión" púnica-.
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Pese a lo antes descrito, aún no está claro que aquellas joyas se hallaran dentro de ningún vaso y tan solo se puede afirmar sobre su aparición, que estaban rodeadas de fragmentos de barro (de trozos y piezas arrojadas a lo que hoy sabemos era el cenicero ritual del templo). Por lo que es muy difícil definir en qué época se introduce bajo tierra el ajuar, dado que la finalidad de su enterramiento sería ocultarlo (pues no podemos admitir las teorías que hablan de que el tesoro fuera arrojado a un basurero, tras ser amortizado, al dejar de utilizarse). De tal manera, podrá entenderse que al inhumar y ocultar un objeto, bajo varios centímetros de cenizas -o de restos-; lo que estamos realizando es ponerlo a una profundidad que se corresponde con una fase histórica muy anterior. Más claro: Si enterramos profundamente una joya en el suelo de una iglesia, lo más probable es que la introduzcamos en una capa arqueológica perteneciente a un tiempo, previo de ese edificio (muy anterior). De lo que resulta más que difícil saber a qué época pertenece la ocultación y ajuar que estudiamos, tan solo relacionándolo con cuantos restos le rodeaban en el momento de su hallazgo.
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Por lo demás y en mi opinión (ajena a "conocimientos universitarios"), estoy plenamente de acuerdo en considerar que las joyas de El Carambolo pertenecen a la fase III, habida cuenta que en ellas aparecen caracteres luwios. Siendo así, su trabajo de orfebrería correspondería al periodo en el que yo considero llegaron en masa gentes de Frigia hasta nuestras tierras; un tiempo que ha de fecharse entre el 730 y el 696 a.C.. Años en los que el reino de Midas fue destruido y su población obligada a huir de la Anatolia central. Por lo que no sería extraño suponer que aquellos súbditos y nobles del reino neohitita arrasado (por los asirios, cimmerios y finalmente por los griegos), al refugiarse en nuestra península, entablaran muy pronto contacto con el litoral más rico en minas (el que actualmente es Huelva y Sevilla). Ello porque Frigia era un reino conocido por sus riquezas y cuya base económica se hallaba en el oro y en el comercio de los metales. Tanto era así, que ya dijimos había citas históricas que referían como Midas de Frigia había comerciado el estaño (cassiteros) del Atlántico en el Levante mediterráneo. Un primer mercado del llamado "plomo negro", que delataría el contacto entre el monarca neohitita y el Bajo Guadalquivir (con el Atlántico peninsular) al menos ya en el siglo VIII a.C.. -PARA LOS INTERESADOS EN EL TEMA VER http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html .
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Por todo cuanto expreso -a mi juicio- creo que el tesoro de El Carambolo, pertenecería a esta fase III -tal como dijo Carriazo-; un periodo que también me atrevo a fechar entre el 730 y el 650 a.C (lo que expongo bajo mi intuición personal, ajena al mundo universitario). Ello, porque creo que tras los asedios y destrucción de los reinos neohititas de Anatolia; una parte de aquellos frigios en éxodo vienen a Iberia, lugar donde pudieron comenzar una nueva etapa orientalizante y en la que crean piezas como estas del tesoro tartessio -o la tumba de Pozo Moro-. Finalmente, esta fase III (de influencia hitita) comenzaría en su final desde el momento en que los asirios pasan también a atacar Fenicia. Potencia marítima cuyas murallas se vieron de continuo asaltadas y sitiadas por los reyes de Asiria (desde el 672 a.C.); quienes prácticamente la invaden y "destruyen" cien años después -tras infinidad de asedios en Tiro y Sidón-. Un siglo -del 672 al 752 a.C- en el que muchos fenicios decidirían huir a sus colonias (hacia Chipre, Italia o Cartago; y a tierras más lejanas, en el Occidente extremo). Momento en el que el influjo y la llegada de los púnicos debió ser ya masiva a nuestras costas y años en los que podemos considerar que se convierte el templo de El Carambolo, en un santuario de Astarté. Finalizando así el periodo de influencia o dominio frigio. Siendo la nueva etapa que se produce, la denominada Carambolo II; una fase que correspondería a su época fenicia y a su penúltimo estrato -justo el anterior a la destrucción y desaparición del santuario-.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Arriba, de nuevo, los brazales de El Carambolo (tal como los expone el MAN, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Es evidente que se trata de una joya masculina y su decoración, con semiesferas y crisantemos (rosetas encapsuladas), coincide con la del colgante más grande y con los ocho eslabones mayores y alargados. Todo lo que hace suponer que este era el “juego” de joyas para un hombre; frente a otras iguales y que está formado por un pectoral pequeño y ocho eslabones menores (ornamentados de forma diferente, con bolas horadadas y filigranas más finas). Tan solo hay una pieza más, distinta a todas y que parece también de mujer. Nos referimos al collar, cuya cadena es tan corta que apenas se podría poner en el cuello de un hombre; pues de colgarse allí, quedaría a modo de gargantilla (tapado por la barba). Además este collar contiene símbolos luwios o neohititas (tal como repetidamente vengo afirmando), con ideogramas en triángulos y medias circunferencias enfrentadas (“C” y “C” invertida); cuya traducción sería la de “dios”, “rey”, “tierra” y “diosa Kubaba” -la diosa Cibeles hitita-. Por cuanto explico, habría una hipótesis más a tener en cuenta y es que el tesoro -formado por los 16 eslabones, 2 colgantes y 2 brazales- fuera enteramente de la fase IV. Pero que en este periodo III (de influencia frigia) se le hubiera añadido el collar. Pues esta gargantilla no parece de la misma época ni del mismo autor que el resto de joyas.
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BAJO ESTAS LINEAS: El tesoro de Villena, tal como lo muestra en fotografía el Museo de Arqueología de Valencia (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Este enorme ajuar que apareció enterrado en dos cerrillos, donde hemos considerado pudieron ocultarlo algunos talleres de orfebre. Se fecha claramente en el Bajo Bronce, discutiendo algunos expertos su datación entre el siglo XII y el IX a.C.. Claramente parece muy anterior al de El Carambolo, pues contiene rasgos de procedencia “campaniforme” en sus vasos y jarritas; pudiendo identificarse con otros tesoros atlánticos, como los de Galicia (en especial con el de Caldas de Rei). Pese a ello, su paralelo más cercano está en las joyas del Bajo Bronce que se han hallado en las proximidades de Évora y en el Alentejo; de clara raigambre atlántica y vinculados al mercado de la casiterita y el cobre durante el segundo milenio a.C.. Sea como fuere, este ajuar hallado en Villena es el claro ejemplo de los contactos que hubieron de existir entre la Península y el mundo oriental mediterráneo, durante esa etapa del Bronce final (desde el siglo XII al IX a.C.). Su tipología es absolutamente ajena a las joyas fenicias y tal como le sucede al ajuar de El Carambolo, el enorme peso de sus piezas, junto a la labor de orfebre muy refinado; nos hablan del mundo peninsular anterior a la Edad del Hierro. Donde crearían grandes joyas, para exportarlas al Oriente Mediterráneo, junto al cobre y el estaño que venían buscando los habitantes del mundo egeo, cretochipriota, anatólico o canaaneo -mucho antes de la eclosión de Fenicia-.
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3-. El Carambolo II: La fase fenicia o templo de Astarté; fechable -a mi juicio- entre el 672-650 y el 531 a.C..
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Sobre la transición entre las fases III y el nivel II, Escacena y Amores describen del siguiente modo el lugar dónde fue encontrado el ajuar: "En esta etapa, la fosa-basurero donde se enterraron las joyas estaba prácticamente saturada de residuos, porque se había excavado y usado como vertedero sagrado en momentos anteriores del santuario (Carambolo III). En esta etapa del Carambolo II existían aún diversas capillas en el recinto" (36) . Cuanto leemos en la frase anterior, expresa claramente que las joyas fueron "enterradas" y no arrojadas al basurero, trás haber sido amortizadas (dejadas de utilizar) por el templo. Siendo -en mi opinión- muy lógico que el lugar para ocultarlas fuera precisamente aquel en el que tan solo había restos de animales y de ofrendas sacrificales. Un basurero sagrado que creyeron muy seguro como escondite, ya que allí -entre las inmolaciones-, probablemente no buscarían quienes llegaban con ánimos de llevarse todo. Una basura que además disimularía el fuego por el que seguramente pasaron los dueños el santuario, antes de abandonarlo y para que no lo profanasen los invasores. Lugar en el que ni buscarían al considerarlo hasta un acto casi sacrílego; puesto que en los vertederos de templos de este tipo tan solo se depositaban los residuos de inmolaciones (principalmente la sangre y vísceras de los animales ofrecidos, tanto como los restos de vegetales, de ceras, perfumes o los aceites, que se usaban en las liturgias).
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Como dijimos, a esta fase II creemos que pertenecería la estatua votiva de la Astarté que precisamente se fecha en esa época (hacia el 650 a.C.). Lo que obliga a pensar en que las modificaciones que se observan en el recinto, pertenecerían a cambios en los cultos, convirtiendo en esa fase El Carambolo en un templo plenamente fenicio. De hecho, parece ser que es entonces cuando pierde su altar en forma de cuero. Además durante el Carambolo II y a su comienzo, supone Carriazo se habría enterrado el tesoro (al finalizar la etapa tercera). Es decir, que bajo esta hipótesis, las joyas se habían ocultado ante la llegada masiva de púnicos y la caída del mundo autóctono (una cultura que creemos de amplia influencia frigia). Fenicios quienes posiblemente atacaron o subyugaron a las gentes indígenas, para hacerse con el comercio del metal a mediados del siglo VII a.C... Ello correspondería con el periodo legendario llamado de los Arganthoniosmonarca (o dinastía) que se dice reinó en Tartessos durante 120 años: Desde el 650 al 531 a.C.. Lo que históricamente concuerda desde la crisis de Tiro y Sidón en Oriente Medio (que termina con la destrucción de Fenicia en el 572 a.C.), hasta la recuperación de Cartago; quienes vencen en Alalia a los griegos -en el 531 a.C- y se hacen de nuevo con el dominio de los mares y del acceso por barco a la Península.
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Siendo así, hemos de considerar que en este segundo nivel ya encontraríamos el templo totalmente fenicio, que probablemente se mantuvo el culto a Astarté durante esos ciento veinte años y hasta la llegada al Guadalquivir de los de Cartago. Un santuario que cambió el altar autóctono del toro ("taurodérmico" y de los Carambolos IV y III), por la veneración a una Astarte de la colina. La diosa púnica que guiaba a los navegantes y cuya escultura votiva se halló entre los restos de El Carambolo, en lugar próximo a las joyas -pero no en el mismo nivel ni empalzamiento que el ajuar, ya que los obreros manifiestan haberla encontrado días antes-. Siendo así, la localización en diferente jornada (una previa a la del tesoroy en una zona un tanto retirada, obliga a concluir que esta estatuilla de Astarté perteneció a otra época y que quizás no fue enterrada al tiempo que las joyas. Sinó que es más posible que su ocultamiento se hiciera en el momento de aparecer los que acaban con el santuario, situando allí una fundición de reciclado. Gentes que en mi opinión eran cartagineses quienes ya adoraban a Tanit; una diosa sincretizada desde las Ishtar púnicas y las ctónicas griegas -pero que no era exactamente esta Astarté-. Todo cuanto puede explicar por qué la estatua es tirada al suelo, o bien ocultada entre los restos del templo, en lugar distinto al ajuar y -a mi juicio- en el momento en que se sabe iban a acabar con el recinto sagrado de El Carambolo (en una "fase primera", que fechamos hacia el 531 a.C.).
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4-. El Carambolo I: La destrucción -por los cartagineses- del santuario (llevada a cabo hacia el 531 a.C.):
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Ya dijimos que la desaparición del recinto sagrado, personalmente la dataríamos entorno al 531 a.C.; tras la batalla de Alalia y con el auge de Cartago. Una destrucción del santuario que creemos fue obra de los "nuevos dueños" del Bajo Guadalquivir (los cartagineses); quienes arrasarían los antiguos dominios de los tartessios y de los fenicios -tanto como sus templos-. Momento en el que parece lógico que los sacerdotes (o los reyezuelos) de El Carambolo enterrasen en el basurero del santuario aquel tesoro y ocultaran la imagen de Astarté; antes huir o de que les dieran muerte las gentes de Cartago. Siendo este el final de aquel recinto sagrado, que sería arrasado y olvidado, como muestra el hecho de que reciclaran todos sus materiales; destruyendo el lugar de culto y situando en estos días últimos una fundición de reciclado de metal, en el Alto Carambolo.
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Forja de recuperación de restos y etapa del yacimiento que Escacena y Amores describen con las palabras: "corresponde en realidad a un momento en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilización como simple materia prima. Prueba de ello son los "goterones" metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis oportunos" (37) -provocados por el horno al que echarían cuantos enseres en uso y de culto que encontraron, para "reciclar" su metal-. Todo ello nos habla de una razzia que arrasó el lugar sagrado y que lo dejaría en el olvido para siempre; aunque su tesoro no fue encontrado hasta nuestros días (al igual que la imagen de su diosa principal en época fenicia -fase III-). Seguramente al haber ocultado los enseres más valiosos en un lugar en que nadie lo buscaría, como lo fue el basurero ritual (cubierto por toneladas de cenizas pocedentes de sacrificios y por infinidad de restos de las ceremonias).
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ARRIBA: Vaso minóico palacial (de figuras rojas) procedente de la necrópolis de Xania (Creta); fechado hacia el 1350 a.C. y propiedad del Museo Arqueológico de Xania (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En este se representan los cuernos sagrados, con el hacha doble (a nuestra izquierda), una lira en forma de barca que sujeta un hombre (quizás una deidad cercana a Apolo) y sobre aquel, dos córvidos o palomas sagradas. La escena seguramente recuerda el hecho narrado por los antiguos, del modo de capturar aves, tocando música -haciéndolas venir, al sonido de los instrumentos-. En la situación descrita están todos los rasgos que antes habíamos explicado, comunes entre las representaciones ibéricas y las cretenses: Los cuernos sagrados, el labrys (o diseño de piel de toro) y las palomas. Incluso se incorpora a ella la figura masculina con una lira, todo lo que igualmente recuerda a las estelas tartessias (estelas de guerrero); donde comúnmente aparece representado un hombre junto a un “formix” (instrumento de cuatro a siete cuerdas, semejante a la lira griega).
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ABAJO: Jarro del tipo “santuario Cruz del Negro”, fechado hacia el siglo VII a.C., hallado en Carmona y actualmente en su museo arqueológico (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Tal como decimos, la cerámica orientalizante de esta época copia modelos egeos, siguiendo figuras muy semejantes a las de los jarros chipriotas anteriores (con círculos concéntricos, rayas esquemáticas, lineas y etc.). Fundamentalmente decorados en rojo y muchas veces con las decoraciones simples que durante el Campaniforme ya tenía la cerámica peninsular (a base de lineas, cuadrados o rombos).
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d) CONCLUSIONES A LO ANTERIORMENTE EXPUESTO:
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Conforme a lo recogido y escrito, vemos que podemos diferenciar las cinco etapas de El Carambolo en las siguientes fases cronológicas:
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1-. El Carambolo V y IV: Los dos recintos sagrados más antiguos y primeros, que habíamos fechado entre el 850 y el 750 a.C. (que considerábamos "autóctonos" o indígenas):
2-. El Carambolo III: El recinto sagrado posterior a la llegada de los primeros colonizadores. Templo que a mi juicio es de influencia frigia, al que pertenecerían las joyas (que fechamos entre el 730 y el 650 a.C.).
3-. El Carambolo II: La fase fenicia o templo de Astarté; fechable -a mi juicio- entre el 672-650 y el 531 a.C..
4-. El Carambolo I: La destrucción -por los cartagineses- del santuario (llevada a cabo hacia el 531 a.C.):
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Estos datos si lo coordinamos con una lista ordenada de sucesos acontecidos en Anatolia, Oriente Medio y el Egeo; pueden ayudarnos a comprender cuanto exponemos como etapas, colonizaciones y llegadas visitantes hasta nuestra Península (procedentes del Este mediterráneo):
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CRONOLOGÍA DE ETAPAS Y MIGRACIONES TARTESSIAS, EN RELACIÓN CON ACONTECIMIENTOS DE ORIENTE MEDIO Y ANATOLIA
Los recojo en diferentes colores y letras, conforme hechos acontecidos en la Edad del Bronce, en la del Hierro o en: Israel, JudáFenicia,Gordion (Frigia-Anatolia) TARTESSOS.
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CRONOLOGÍA:
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-SIGLOS XII AL X a.C. EN EL EGEO Y ANATOLIA:
-SE DIFUNDE EL HIERRO, EXPULSANDO DE ANATOLIA Y DEL EGEO A LAS ANTIGUAS CULTURAS DEL BRONCE.
-GUERRA DE TROYA (hacia el 1212 a.C.)
-LOS PUEBLOS DEL MAR (marineros o mercenarios de las costas de Anatolia) SE LANZAN A LA BÚSQUEDA DE NUEVAS TIERRAS, INVADEN EGIPTO Y LLEGAN HASTA CERDEÑA, ITALIA Y LA PENÍNSULA IBÉRICA.
-LOS DORIOS (indoeuropeos) SE ADUEÑAN DEL EGEO, CAE MICENAS Y EL MUNDO MINÓICO.
-LOS MICÉNIOS Y MINÓICOS HUYEN A CHIPRE Y A TIERRAS DE CANAAN.
-EL EGEO QUEDA EN MANOS DE INDOEUROPEOS (hombres armados con acero).
-ANATOLIA PASA A MANOS DE TRIBUS DEL HIERRO, CREÁNDOSE ALGUNOS REINOS NEOHITITAS.
-FENICIA SE EXPANDE POR EFECTO DE LA CAÍDA DEL MUNDO HITITA Y DEL MINÓICO Y MICENIO. AVANZA PRIMERO HACIA EL EGEO Y DESPUÉS DEL SIGLO VIII a.C., HACIA OCCIDENTE (comenzando las colonizaciones de sus grandes puertos, Tiro y Sidón).
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- SIGLO X a.C., EMERGEN NUEVAS CULTURAS EN EL SUR PENINSULAR COMO CONSECUENCIA DE LA VISITA DE COLONOS. NACE PAULATINAMENTE LO QUE SE LLAMARÍA TARTESSOS.
- 966 al 928 a.C. Israel: Salomón, creación del Reino unido de Israel
- 928 a.C. Israel: Rebelión de las tribus del norte contra separación de Judá (dos reinos distintos)
- 928 a.C, Judá nació como Estado trás la muerte del rey Salomón.
- 875 a,C, Acoso sirio. Alianza Israel con Fenicia
- 838 a.C. Israel ya es tributaria de Salmanasar III
- 814 a.C. Fenicios, ante el empuje de Asiria, fundan Cartago en Túnez.
- 748 a.C. Israel a.C. tributaria plena de Asiria.
- 732 a.C. Caida de Israel, dominio de Asiria.
- 726 a.C. Salmanasar III invade el norteño reino de Israel.
- 722 a.C. Sargón derrota la capital israelita (Samaria) y lleva a numerosos israelitas cautivos a Asiria.
- Gordion: 710 a.C. Los cimmerios invaden Asia Minor y Midas solicita ayuda al rey de AsIria Sargon II
- siglo VII a.C., Jerusalén capital de Judá,; gran auge de población y de poder. Apoyo asirio, que veía en Judá un valioso vasallo y una importante fuente de aceite de oliva.
- Siglos VIII y VII en Fenicia: Gran influencia y presión de Asiria, pese a ello Tiro y Sidón se mantienen independientes y como un solo reino.
- 700 a.C. TARTESSOS: COMIENZA EL LLAMADO PERIODO ORIENTALIZANTE, DE SEGURO MOTIVADO POR LOS HUIDOS DE LAS CONVULSIONES DE ORIENTE MEDIO (isrealitas, frigios y fenicios).
- Gordion: 696 a.C. Se supone que Midas se ve obligado a huir o a suicidarse, al tener su reino vencido y acabado.
- 672 a. C. Fenicia. Tiro fue asediada por Esarhaddon, y del 668 al 667 a.C. por Assurbanipal, pero no pudieron conquistarla.
- La prosperidad de Judá bajo el vasallaje asirio terminó con la caída del Imperio Asirio (lucha entre la Dinastía XXVI de Egipto y el Imperio Neobabilonio).
- 670 a.C. TARTESSOS: FINALIZA EL LLAMADO PERIODO ORIENTALIZANTE, PARA INICIARSE EL TARDÍO Y MÁS AUTÓCTONO. PROBABLEMENTE MOTIVADO PORQUE LAS INVASIONES DE BABILONIA EMPUJAN A GRIEGOS (jonios) HACIA OCCIDENTE MIENTRAS JUDÁ Y FENICIA SE DEBILITAN. Es la que se conoce como etapa de Arganthonios o filohelena, que termina en la derrota de Alalia (531 a.C.).
- Gordion: 620 a.C. Los lidios (helenos) expulsaron a los cimerios y conquistaron lo que ya se llamaba Frigia.
- 591 al 572 a. C.. Tiro es asediada y ocupada por Nabucodonosor II de Babilonia (durante trece años, sin llegar al éxito). Firman un acuerdo de paz por el cual Tiro pagó tributo a los babilonios -hecho que recoge el profeta Ezequiel (hacia el 574 a. C.)-.
- 597 y 582 a.C. Judá en medio de la zona en disputa condujo a la destrucción del reino luego siguió el Cautiverio en Babilonia tras la derrota de Nabucodonosor en el 586 a.C.
- Gordion: 547 a.C. La conquista persa llevo de nuevo a Gordio (reino de Midas) a ser capital de la satrapía de Frigia perdiendo hegemonía los lidios (griegos).
- 537 a.C. DERROTA DEL IMPERIO NEOBABILÓNICO Y CAIDA DE ASIRIA BAJO LOS PERSAS: CIRO LIBERA ISRAEL y JUDÁ Y PACTA MANTENER TRIBUTARIA A FENICIA.
- 531 a.C. DERROTA DE LOS GRIEGOS EN ALALIA; PROGRESIVA DESAPARICIÓN DE TARTESSOS. Destrucción de Tartessos quizás no solo motivada por la caída del comercio heleno en el Mediterráneo, al perder su dominio tras ser vencidos por Cartago. Sinó probablemente también debida al regreso a su lugar de origen de muchos judíos y fenicios asentados hasta entonces en Tartessos; tras serle devueltas por los aqueménides.
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BAJO ESTAS LINEAS: Famoso jarro tartéssico en bronce, con forma de cervuno y hallado en Zarza de Alange (población próxima a Mérida); tal como o exhibe el Museo Arqueológico de Badajoz -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Perteneciente al Periodo Orientalizante, es un caso más de los múltiples diseños de tipo cretochipriotas de esta época, que se han hallado en nuestras tierras.
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d) DATACIÓN DEL AJUAR HALLADO EN EL CARAMBOLO:
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Conforme a cuanto hemos expuesto y sabiendo que el “fondo de Cabaña” -el cenicero del templo- fue creado durante la fase Carambolo IV (antes del 750-730 a.C.). Conociendo a su vez que en este momento, habían construido un santuario central con forma de piel de Toro. Creemos que no es absurdo pensar que las joyas ya se hubieran hecho en esta época, a imagen y semejanza de ese altar “pellejo de buey” construido en la primera mitad del siglo VIII a.C.. Pudiendo fecharlas -quizás- entorno a esta fase; aunque quedaría por datar el famoso collar que contiene caracteres Luwios y que puede ser una pieza añadida al ajuar, venida con los frigios e incluida en el Carambolo III. Una etapa que vemos de influencia frigia en toda la Península (con ejemplos escultóricos y arquitectónicos), que yo sitúo en El Carambolo entre el 730 y el 650 a.C..
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Cuanto antes expreso, se ajustaría a dataciones del “fondo de cabaña” y a las cerámicas aparecidas allí, tanto como explicaría la diferencia entre el collar el resto de las piezas. Puesto que esa “gargantilla” de El Carambolo es claramente distinta a los brazales, los eslabones y colgantes; ya que no solo es muy “fina” en su elaboración, sino que además esta decorada con sellos cargados de ideogramas neohititas. Por lo demás, el carácter de estas joyas de las que hablamos (eslabones, colgantes y brazales) es también muy diferente al de la orfebrería de Fenicia. Aun pudiendo tener influencia púnica, realmente no hay paralelos entre los tesoros de esta cultura y las piezas grandes de El Carambolo. Debido que las joyas fenicias son muy ligeras, nunca macizas y apenas existen casos en que superen los cien gramos de oro. Muy por el contrario, los brazaletes o los broches de El Carambolo llegan a pesar más de quinientos gramos, todo lo que es de una “ostentación radical”, hablándonos de otro tipo de orfebrería y de situación social. Nos referimos a que en la época que tratamos, los fenicios mercadeaban ya para una enorme clase media-alta; una casta de ricos que consumían y se adornaban con piezas de metales preciosos. Debido a ello, los comerciantes de Fenicia aprovechaban el oro de manera minuciosa, creando “joyitas” de escaso peso, aunque de enorme elaboración (para esa gran cantidad de poderosos a los que vendían sus productos por todo el Mediterráneo).
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Muy por el contrario, estos pectorales, eslabones y brazales del tesoro sevillano aparentan se hicieron para “presumir” de la abundancia en oro. Pareciendo haber sido creados con el fin mostrar a todos la enorme riqueza de ese metal precioso en Tartessos. Algo que sus propietarios lucirían frente a los comerciantes hasta allí llegados; quienes con enorme asombro, observarían objetos de medio kilo en la ornamentación del reyezuelo (o del sacerdote) de El Carambolo. Asimismo, parece de lógica pensar que si estas joyas tienen forma de piel de toro, hayan sido realizadas al mismo tiempo que se levantó el altar con igual diseño en el patio del templo (durante del Carambolo IV).
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Por cuanto hemos dicho anteriormente, habría dos posibilidades de datación:
-La primera hipótesis es que el tesoro fue fabricado durante el Carambolo IV, a excepción del collar. Gargantilla que se habría añadido durante el Carambolo III (como una aportación frigia).
-La segunda teoría es que todo el ajuar perteneciera a una misma época, habiendo sido creado en esta tercera etapa (Carambolo III) y cercana al 700 a.C..
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Acerca del momento de la ocultación también podemos considerar dos hipótesis:
-La primera es que se habría escondido, al invadir el santuario los fenicios. Es decir, al comienzo de el Carambolo II (hacia el 670-650 a.C.). Momento en que se fundaría allí el templo de Astarté, cambiando los cultos y el santuario. Ello explicaría que las joyas estuvieran enterradas en el cenicero, antes de huir; habiéndolas escondido con algo de profundidad, lo que justifica que apareciese junto a cerámicas del tipo Carambolo IV (un tanto anteriores al propio tesoro).
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-La segunda teoría es que se enterrase el tesoro tras la llegada de los Cartagineses (hacia el 531 a.C.). Ello implicaría que los fenicios no destruyesen el templo del Carambolo IV, ni erradicaran totalmente sus usos y cultos; modificando tan solo las deidades. Lo que haría pensar que la etapa fenicia no fue una invasión propiamente dicha y que en esa fase púnica (Carambolo II) siguieron utilizando las joyas de uso anterior en el templo. Un ajuar, que enterrarían en profundidad (en el cenicero sagrado), tras la invasión de quienes iban a ser los nuevos dueños de la Baja Andalucía: los cartagineses.
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Pues como sabemos, con la aparición de estos cartagineses (tras Alalia), el recinto sagrado sería definitivamente invadido y destruido (como muestran sus restos). Algo que relatan los profesores Escacena y Amores del siguiente modo -como hemos visto-: “Es el momento en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilización como simple materia prima. Prueba de ello son los "goterones" metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis oportunos" -Idem (37) -. Todo lo que quizás les obligó a esconder bajo tierra el ajuar, en el vertedero del templo; lo que justifica su aparición en estratos anteriores. Pese a todo lo expuesto, cuesta mucho creer que con la llegada de los fenicios se mantuviera intacto el santuario y el cenicero sagrado (tanto como las joyas y sus cultos). Por lo que la hipótesis más plausible es que la ocultación se hizo ante la aparición y establecimiento en la zona de los fenicios huidos de Tiro y Sidón (hacia el 670-650 a.C.) y que las joyas mayores pertenecieran al Carambolo IV (circa 750 a.C.), a las que se añade el collar durante el Carambolo III (entorno al 700 a.C.).
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SOBRE Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Arriba, algunas piezas del tesoro de Villena (tal como las expone -en reproducción- el Museo Arqueológico Nacional; al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Observándolas vemos claros paralelismos con El Carambolo, también decorado con esferas globuladas; ornamento de claro carácter apotropáico, relacionado con figuras astrales y con la protección del aojo -mala suerte-. Asimismo, las pulseras y piezas de Villena contienen un peso y un carácter cercano a las del ajuar sevillano; aunque este último es posterior y de mayor influencia oriental (posiblemente frigia o creto-micénica).
Abajo, un anillo micénico fechado hacia el siglo XIII a.C. y perteneciente al Museo de Atenas (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Se observan en este rasgos similares a los que contienen las joyas de El Carambolo y a las piezas de Villena.
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C- Final y análisis del estudio de Jose Luis Escacena Carrasco:
"CANTOS DE SIRENA: LA PRECOLONIZACIÓN FENICIA DE TARTESSOS"
Retomamos el trabajo del profesor Escacena; tras el largo paréntesis realizado anteriormente, para exponer nuestras conclusiones a otras de sus publicaciones. Comenzamos por el epígrafe siguiente, a los ya comentados. De tal modo continuamos con lo que este investigador intitula como “Discusión sobre el Canto primero” (38) .
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a) DISCUSIÓN SOBRE EL CANTO PRIMERO:
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En esta parte de su estudio, el profesor comenta la relación entre Chipre y el Bajo Guadalquivir del siguiente modo: Según lo ya visto, los materiales orientales no griegos más viejos de Cádiz, de Doña Blanca, de los asentamientos de la campiña de El Puerto de Santa María, de Huelva y del Carambolo tienen sus paralelos más claros en las metrópolis fenicias de la costa siropalestina, pero también en Chipre. Esta característica revelaría que en el fenómeno ahora analizado pudieron desempeñar un papel importante algunos establecimientos coloniales fenicios del Mediterráneo oriental que, como Kition, usaron la plataforma chipriota como trampolín insular de la expansión semita hacia ámbitos más occidentales (...) En cualquier caso, este componente chipriota de los primeros contactos coloniales es sin duda de raíz fenicia en última instancia (...) Algunos hallazgos de Huelva acrecientan esta impresión, porque entre ellos se encuentran ponderales que se rigen por un posible sistema chipriota a su vez deudor del qedet egipcio utilizado en el área siropalestina” (39) .
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Antes de analizar las palabras anteriores del profesor Escacena, debemos plantearnos cual es el camino más corto para llegar desde Fenicia hasta Cádiz. Observando en un mapa -como el que abajo recojo-, que el trayecto más rápido es hacerlo vía Chipre; una ruta que además evitaría ser asaltados por barcos Egipcios o de las costas egeas (al tener los fenicios bases en varias de estas islas). De tal modo, si viajamos partiendo desde Tiro y Sidón hacia Gibraltar; en dos jornadas llegaríamos a Chipre, y en otros tres días, a Creta. Luego, tomando rumbo Oeste puro, arribaríamos a Malta (en unas cuatro jornadas), para tocar puertos del Norte de África -Cartago- en un par de días más. Por todo ello -tal como vemos en el mapa de siguiente imagen- la “ruta natural” desde Oriente Medio hasta Cádiz, es la linea de singladura que va por Chipre y Creta. Lo que muestra, explica y evidencia, las influencias de estas dos islas en la Península ibérica. Unos piélagos cuya cultura marinera es muy anterior a la de Fenicia, pues como sabemos, los minóicos y micenios comerciaban el estaño y el cobre del occidente mediterráneo, durante el segundo milenio a.C.. Todo lo que obliga a pensar que mucho antes de que los fenicios abrieran sus bases en Chipre, llegaron los buscadores de metales cretochipriotas hasta nuestras tierras -al Atlántico y durante la Edad del Bronce-. Un hecho que explicaría por qué el alfabeto ibérico es de este origen; habiéndose introducido en la Península desde el Bajo Guadalquivir y Alentejo (zonas por entonces riquísimas en cobre, estaño, plata y oro). Modo de escritura que permaneció en la nuestras tierras hasta la llegada de los romanos; durante un periodo que superó los cinco siglos y en el que los habitantes peninsulares redactaban los epigramas con signos alfasilábicos de origen minóico o chipriotas (como vimos).
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Lo que antes hemos expuesto, demuestra como los hallazgos chipriotas y cretenses de Iberia no son de origen propiamente fenicios (tal como Escacena afirma). Ya que esos alfasilábicos referidos, son muy anteriores a los alefatos inventados en Fenicia -incluso a la existencia de la civilización púnica-. Por cuanto la afirmación anterior, en la que el profesor Escacena expresaba: “este componente chipriota de los primeros contactos coloniales es sin duda de raíz fenicia en última instancia (...) Algunos hallazgos de Huelva acrecientan esta impresión, porque entre ellos se encuentran ponderales que se rigen por un posible sistema chipriota a su vez deudor del qedet egipcio utilizado en el área siropalestina”. Tampoco creemos que se ajuste a la realidad arqueológica, ya que los ponderales estaban unificados en la Antigüedad; tanto que el Siklo fenicio, procedía directamente del “Shaty” egipcio, cuyo valor en el Reino Nuevo era de 7,5 gramos -muy cercano al del Siklo de Fenicia, tal como demostré repetidamente en varios de mis artículos (40) -. Pues de otro modo y sin coincidir en un “coeficiente de paso” -valor estimado de cambio-, sería imposible realizar transacciones entre comerciantes de distintas culturas. Este cambio o cociente unificador, era tan conocido y generalizado que hasta La Biblia nos explica como entre el Shekel judío y el Siklo Filisteo (PYM), había un cambio igual a dos por tres (3 PYM por cada 2 Shekel) (40b) .
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos mapas míos -ya publicados en otros artículos-, conteniendo las rutas del metal por barco. Arriba, lineas de cabotaje y singladuras de altura (que debían seguir las naves cargadas de metales preciosos, para no ser asaltadas). Abajo, las rutas fenicias del estaño. En este segundo mapa se incluyen algunos caminos interiores, como la Vía de la Plata; con las que evitarían tramos de navegación muy peligrosa (especialmente usados en meses que no fueran los de estío pleno, en los que viajaban con traquilidad). Accediendo por tierra hasta lugares de gran importancia minera: Desde el Mediterráneo al Bajo Guadalquivir por la conocida vía de Mainake -y los fenicios desde Sexi o Malaka-. Pudiendo ir desde Olisippo (Lisboa) al Bajo Guadalquivir, fondeando en el Sado. Evitando el Cabo Finisterre (de enorme peligro) con el tramo Cies-Mondoñedo. Siendo el más famoso aquella ruta interior que iba desde Huelva al Cantábrico (luego conocida como Vía de la Plata); que transportaría por tierra hasta Tartessos o Gadir, los metales de Galicia, de Asturias y de las islas Británicas.
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Continúa el profesor Escacena su exposición entorno a la colonización del mundo turdetano, escribiendo: Esto conduce a la pregunta de quiénes desempeñaron ese protagonismo del primer contacto protohistórico con los grupos indígenas de Tartessos. En relación con su posible respuesta, se ha pensado a veces en un papel directo helénico para explicar la presencia de la relativamente abundante cerámica griega arcaica que llega a Huelva al menos desde fines del siglo VII a.C., y que todavía no se ha constatado en la misma proporción en otros enclaves bajoandaluces (41) . Así, y en buena lógica, con esta hipótesis en la mano según la cual no se puede negar que los materiales griegos hayan llegado directamente por manos griegas, se ha propuesto recientemente que las cerámicas sardas encontradas en Tartessos pudieron ser traídas también por gente de Cerdeña, argumentándose a favor de esta posibilidad las dotes innegables de buenos navegantes que tuvieron los sardos, manifestadas en los exvotos de embarcaciones presentes en sus santuarios de finales de la Edad del Bronce. Igualmente, esto vendría supuestamente avalado por las concomitancias entre la metalurgia de Cerdeña y la del Bronce Atlántico, y que para el caso andaluz se manifiestan, en una cronología coherente con lo que revelan los nuevos datos onubenses, por ejemplo en algunos de los objetos que componían el depósito de la Ría de Huelva (42) . Frases que dejan plenamente clara la unión entre el Egeo y el mundo sardo, con el Bajo Guadalquivir; unos hechos que parecen irrefutables.
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Pese a ello, continúa expresando el mismo autor: “En consecuencia, y dado que los fenicios venían colonizando paralelamente otros ámbitos del Mediterráneo occidental y que las proporciones de cerámica griega geométrica constatadas en las metrópolis de Levante, son parecidas a las de los enclaves coetáneos tartésicos; parece estadísticamente razonable defender más bien la hipótesis de que fueron básicamente sus empresas y sus barcos los protagonistas de estos intercambios, incluso los que trasladaron el cobre de Cerdeña hasta Tartessos. En apoyo de esta sospecha, recordaré de nuevo que las representaciones de barcos localizadas en Tartessos, entre las que destaca el exvoto recientemente encontrado en el Carambolo, se limitan a barcos fenicios del tipo conocido en Occidente como hyppos gaditano. A este testimonio habría que sumar tal vez las embarcaciones pintadas en la Laja Alta (Jimena de la Frontera, Cádiz” (43) .
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Las frases anteriores no solo contemplan la hipótesis menos factible, afirmando que fueron los fenicios quienes importaron las cerámicas del Egeo y de Cerdeña hasta Iberia . Sino que llega considerar que el cobre sardo fuera trasladado al Atlántico por las naves púnicas... . Algo que quizás se trate de un error conceptual, habiendo escrito la viceversa a lo que deseaba expresar: Es decir, que cuando el profesor Escacena describe como los fenicios importaban este metal desde la isla sarda hasta Tartessos; creemos se trata de una errata de redacción, pues es impensable que alguien llevase cobre hasta un lugar como el Bajo Guadalquivir o el Alentejo (riquísimo en minas de ese metal por entonces). Considero así, que cuanto quiso redactar Escacena es que los barcos púnicos trasladaban ese material desde Tartessos a Cerdeña (para desde allí, elaborarlo o distribuirlo). Algo que no puede ser tampoco bien admitido, pues en la época que se desarrolla la Cultura Nuraga no existían siquiera colonias fenicias en Cerdeña; una isla que llevaba comerciando el cobre con el mundo egeo desde el siglo XIII a.C. (más concretamente con Chipre). Intercambiando metales a los que daban esta forma de piel de buey; diseño que no existe en el mundo fenicio y que es claramente cretochipriota -o en todo caso anatólico-. Algo que se demuestra por haberse encontrado este modelo “Oxhide” tan solo en objetos, en templos y enseres de Cerdeña, de Chipre, Creta y Ugarit (al margen del mundo neohitita).
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Por lo demás, la afirmación anterior olvida la aparición en el Sur Peninsular de jarros y piezas de estilo orientalizante y hasta de barcos de tipo micénico; como los grabados en una cueva de Laja Alta, estudiados perfectamente por la profesora Marisa Ruiz-Gálvez (44) . Unos hechos que evidencian la llegada de micenios al Estrecho de Gibraltar -mucho antes de que Fenicia se expandiera-; tal como muestra la misma profesora en otro trabajo suyo, intitulado de forma divertida: “Qué hace un micenio como tú en un sitio cómo este”. Pese a ello, el profesor Escacena mantiene que tan solo el contacto con los púnicos fue el eje de la colonización atlántico peninsular, escribiendo: “vigente la afirmación de J. Alvar; de que la población autóctona de Tartessos quizás no estuvo técnicamente capacitada para emprender grandes singladuras que le distanciaran de lo que puede considerarse una navegación de mero cabotaje. En este contexto pueden explicarse las conexiones entre la metalurgia bajoandaluza del Bronce Atlántico y la del Mediterráneo occidental sin echar mano de otras iniciativas y redes comerciales que las fenicias (45) . Exponiendo de forma directa que por el hecho de que los tartessios no supieran navegar de altura, hasta el Bajo Guadalquivir no llegaron más que los fenicios. Sin observar que otras muchas culturas (como la minóica, la micénica, la sarda o la neohitita) tenían naves de gran cabotaje ya desde comienzos del segundo milenio a.C. -siglos antes de que los fenicios se lanzasen a la aventura colonizadora marinera-.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Dibujos míos sobre las diferentes formas de navegación. Arriba, una pentera fenicia con más de treinta remos; junto a la que expongo el modo de guiarse por las sombras, sin necesitar conocer la esfericidad de la Tierra (simplemente continuando una ruta en que el mástil marque una igual sombra o altura de astros). Abajo, una Pinaza medieval de catorce metros (tal como la expone el Museo Arqueológico de Bilbao, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Junto a ella, explico el fácil modo de hallar la latitud. Si desconociéramos que el Mundo es esférico, tan solo habríamos de guiarnos por la sombra (en el día) o la altura de la Polaris (durante la noche). Sin preguntarnos nunca por la forma del planeta.
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BAJO ESTAS LINEAS: Otro grabado del Siglo XVIII en el que vemos la ciudad de Sevilla. Junto a la Torre del oro, los muelles y carpios donde se embarcaban pescadores y grandes marinos que cruzaban el Atlántico (en busca de los metales de América). Las embarcaciones que vemos, no son muy distintas a las que usaron los micenios y posteriormente los griegos o los fenicios; diferenciándose muy poco en tecnología y materiales. Pese a ello, nadie duda de que atravesaran el Océano con ellas, regresando a España cargados de oro y plata. De un modo muy parecido como hicieron los helenos, los púnicos y los romanos en la Península, hace más de dosmil años. Explotando los yacimientos ibéricos y viajando con sus naves desde sus tierras de origen, donde comerciaban los metales de nuestras tierras.
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Finalmente, para llegar a la conclusión de la cuasi-única presencia púnica, entre los colonos de Iberia; el profesor Escacena nos dice en el trabajo que analizamos: “Volcada la situación de los datos hacia un panorama que refleja cada vez más claramente un inicio de la colonización fenicia ya en los comienzos del primer milenio a.C., la lectura que proporciona la documentación rescatada con garantías científicas puede más bien considerarse el comienzo de un proceso genuino de implantación poblacional, paralelo en el tiempo a las fechas calibradas del depósito de la Ría de Huelva” (…) Un apoyo indirecto a una colonización en toda regla en el siglo IX a.C. por parte de un variado contingente de especialistas fenicios podría encontrarse en los cambios que el abastecimiento de plata experimenta en Oriente por estos mismos momentos. Durante cien años a partir de esta fecha, y en palabras de M.E. Aubet, «el mercado asirio se inunda de plata». Es razonable pensar, por consiguiente, que el descubrimiento de la riqueza argentífera de Tartessos por los fenicios sea la causa de dicho fenómeno, porque la plata tartésica no se valoró en absoluto por la población vernácula, que no había hecho uso de ella antes de que los fenicios introdujeran la técnica de la copelación. Igualmente, una abundancia de plata parecida a la que caracteriza a los territorios minorasiáticos se constata por las mismas fechas en Egipto (46) .
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Basa su hipótesis de una presencia más temprana de los fenicios en nuestras tierras, en este exceso de plata que se observa en Oriente Medio y en Egipto, desde el siglo X a.C.. Siendo ese el motivo que hace pensar a Escacena Carrasco, que solo los fenicios vinieron hasta Tartessos (abriendo las rutas del estaño); sin dejar posibilidad de llegada a otras gentes. Pero sobre todo, sin tener en cuenta otros factores sucedidos entre los siglos XI y VIII a.C., para comprender la abundancia de material argentífero en Oriente Medio o Egipto. Hechos tales como la eclosión del Hierro o la difusión de nuevas técnicas procedentes del acero. Tecnologías que permitían a todas las culturas marineras desarrollarse, comerciar y navegar; construyendo naves mayores y de manera más fácil (al abaratar el hierro todos los costes). Siendo así, podemos deducir que la presencia tan abundante de plata en el Oriente Mediterráneo desde el siglo X a.C.; posiblemente se debió a la introducción en el mercado de la época de material argentífero procedente del Atlántico. Pero no por la llegada de los fenicios al Occidente lejano, sino debido al nacimiento y difusión del Hierro. Un material que permitía la construcción de naves con mayor facilidad y sobre todo que dejaba al bronce en un lugar secundario. De tal manera, considerando que el bronce no fue imprescindible desde el siglo X a.C.; hemos de pensar que en las antiguas minas de estaño se preocuparían ya de extraer plata y no casiterita. Debido a que ambos metales nacen de una misma “madre mineral”; mi afirmación de que los mineros dedicaron desde el siglo X a.C. sus extracciones a buscar más plata que estaño; es absolutamente lógica. Puesto que desde esta época, el bronce ya no era el primer metal; pasando a utilizarse principalmente para recubrir corazas, o para enseres de uso cotidiano y decoración. Consecuentemente, considerando que los yacimientos de estaño se explotarían dedicados fundamentalmente a la plata; no podemos admitir la teoría de que la abundancia de material argentífero en Oriente Medio en el siglo X a.C., se debiera a la presencia fenicia en el Atlántico.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes relacionadas con el “camino de los metales” de la antigua Iberia. Arriba, una calzada en la zona portuguesa de Monsaraz; que contactaba las ricas minas alentejanas, con la Ruta de la Plata. Abajo, los castaños y los picos de Las Médulas, en Orense. Esta zona próxima al Sil y riquísima en oro, fue explotada desde tiempos inmemoriales; en época de los romanos se obtuvo de allí hasta el 25% del oro que consumía la ciudad del imperio. Un mineral áureo que se extraía realizando galerías en las montañas, para llenarlas posteriormente de agua y reventar así sus laderas. Sistema de obtención del metal precioso que convirtió aquellas colinas, en “médulas”; generando barrancos en las laderas, tras arruinar las paredes de sus montes a través de pozos y galerías acuíferas (con el fin de drenar sus arenas, para luego batearlas y lavarlas en grandes piscinas; separando así las pepitas).
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b) SIGUIENTES “CANTOS” Y EPÍLOGO.
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Continúa el trabajo que analizamos del profesor Escacena, con diferentes epígrafes, siempre intitulados como “cantos”. “Rapsodias” en las que el investigador desea introducir un énfasis irónico, quizás en un mayor intento por desacreditar ideas ajenas. De tal manera, titulará el siguiente capítulo: CANTO SEGUNDO, PENDIENTES DE UN HILO”; donde el autor pretende seguir mostrando que las teorías sobre colonos que no sean los procedentes de Fenicia, “penden de un hilo”. Para argumentar su idea, menciona la aparición de los “ídolos botella” en el Bajo Guadalquivir, de los que nos dice: Recientemente se han dado a conocer unos cuantos colgantes de cornalina procedentes de yacimientos de Andalucía occidental. Estas piezas tienen forma de botella, y disponen de una perforación en el extremo (...) el estudio estilístico y tipológico de las mismas conduce al país del Nilo, donde cuentas de piedra con esta forma se conocen al menos desde mediados del segundo milenio a.C., en coincidencia con los comienzos de la dinastía XVIII (...) se tienen por muestra de una introducción de productos exóticos en Andalucía occidental antes de que accedieran a ella los colonos fenicios (...) su cronología en las áreas de procedencia ofrece unas posibilidades más amplias aun sin contar con el problema del largo periodo de uso que cuentas de collar tan exóticas” . Expresando posteriormente que A tenor de lo que sugieren las cuentas de collar de cornalina en forma de botellita, éstas podrían formar parte de dos series de importaciones: La protohistórica, vinculada a la colonización y el comercio fenicios, y la prehistórica, que parece ser incluso anterior a los productos cerámicos llegados hasta Andalucía con el comercio micénico” (47) .
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Tras leer las anteriores frases comprendemos que cuanto el profesor Escacena expresa es cierto; pues estos colgantes pueden proceder tanto de la colonización fenicia como de un contacto mas antiguo -anterior incluso a colonizadores de Micenas-. Aunque a ello nos gustaría añadir que quizás hemos de hablar también de presencia minóica en nuestras tierras; una civilización cretense tan ligada a Egipto, como avanzada y rica desde comienzos del segundo milenio a.C.. Por todo ello, habría que considerar cada hallazgo de colgante botella y cada caso, en su contexto; observando si algunos son anteriores a la venida de los púnicos a Occidente o si se están ligados a la aparición de gentes egeas y de la Edad del Bronce en el litoral hispano. Siendo imposible no diferenciar las apariciones; pues entre la venida de los proto-colonizadores de El Bronce y de los colonizadores del Hierro, hay en muchos casos casi medio siglo de distancia.

Pese a todo hemos de expresar que el profesor Escacena considera que los fenicios se establecen en las costas de Iberia antes del siglo X a.C. (un hecho que no puede probarse arqueologicamente; pues no es lo mismo “establecerse” en un lugar que “visitarlo”). Por lo que partiendo se esta idea, podemos afirmar que todo hallazgo oriental aparecido en la Península, pudiera haber sido importando por naves púnicas. Una teoría que resolvería cualquier duda sobre nuestra Protohistoria; aunque también borraría gran parte de otras evidencias históricas. Del mismo modo que lo haría considerar iguales a Roma y a Etruria; afirmar que Grecia y Micenas eran una sola civilización, o que Creta minóica pertenecía a la cultura helena. Todo ello daría respuesta a muchos problemas aún incontestables sobre nuestro pasado; pero haciéndolo de forma similar a como los celtas resolvían antaño los orígenes y función de los megalitos. Afirmándose hasta hace hace apenas un siglo que las construcciones ciclópeas eran de origen céltico y druídico; pese a que entre el final del dolmenismo y la llegada de los indoeuropeos al tierras occidentales, mediasen siglos (tantos, como para saber hoy que el megalitismo peninsular se origina a comienzos del sexto milenio a.C. y termina hacia el 1200 a.C.; mientras que hasta el siglo VII a.C. no arriban los celtas a Iberia).
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Regresando al libro que comentamos, continúa el profesor Escacena la obra que analizamos, introduciendo “rapsodias” como las que intitula: “CANTO TERCERO: EN LA CUERDA FLOJA”; o bien “CANTO CUARTO: CON LOS PIES EN LA TIERRA” . No podemos dedicarnos al estudio en profundidad de aquellas, aunque resumidamente diremos en estas analiza diversos hallazgos de la Baja Andalucía; tenidos comúnmente como importaciones micénicas, expresando que probablemente se traten de objetos importados por fenicios, o bien de diseños autóctonos (que simplemente coinciden en su apariencia con otros coetáneos fabricados en el Egeo) (48) . Como ejemplo destacado cita el vaso de Coria del Rio (considerado de influencia micénica), del que dice no hay contexto arqueológico que documente su aparición, argumentando el profesor Escacena que fue encontrado donde posteriormente se excavaron restos fenicios. Expresa que aquel vaso de Coria contiene paralelos en todo Oriente Medio; desde cerámicas fenicias de los siglos X al VIII a.C., hasta jarros jónicos de épocas similares y -sobre todo- en los de Chipre. Llegando a la conclusión de que se hace imposible fechar este objeto, principalmente por no tener datos sobre su aparición; debiendo considerar que quizás fue una importación fenicia.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba una fotografía del arco de Capara (Cáparra) en la Ruta de la Plata; ciudad romana situada en las cercanías de Plasencia, cuyo Cardo se trazó de Norte a Sur por esta Vía de los metales y cruzando el arco que vemos -mientras el decumano lo atravesaba de Este a Oeste-. Todo ello se representaba en este memorable arco cuadriforme (uno de los pocos construidos así por Roma y el único de la Península). Abajo, un mapa de Alicia Perea que contiene los más importantes hallazgos de la Edad del Bronce (49) . Agradecemos a la profesora Perea nos permita divulgarlo y ampliarlo con datos míos; ya que lo he modificado marcando sobre este las principales minas de oro y plata peninsulares. Observemos que la civilización del Bronce es paralela a los yacimientos metalúrgicos, algo absolutamente lógico porque para mantenerse y desarrollarse, precisaban de estaño y cobre -principalmente-. Pese a ello, el interés por el oro hacer ver que no se trataba de una cultura simplemente basada en utensilios y que estaba muy motivada por la búsqueda de los metales preciosos. Lo que denota claramente una influencia llegada de Egipto o del Oriente Medio -a mi entender-. Venida por mano de expedicionarios, que ya en el cuarto milenio a.C. debieron descubrir la riqueza mineral del atlántico peninsular. Un hecho que creo personalmente desarrolla el megalitismo en su fase segunda (desde el 2700 a.C.); circunstancias que son demostrables históricamente, debido a que los dólmenes, cromlechs o menhires, se hallan siempre situados en zonas próximas a minas de oro y plata -tal como ya he expuesto en diversos artículos anteriores-.
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Cuanto expresa el profesor cuyos textos analizamos es muy cierto; aunque lo que quizás olvida Escacena Carrasco es que los fenicios tomaron tanta influencia de Egipto, como del mundo Egeo, del minóico y del Anatólico. Al haberse originado Fenicia desde la síncresis del mundo canaaneo, con el Nilo (en Biblos); siendo asimismo promovida por las invasiones e influencia de los hombres del Hierro (anatólicos). Pero también naciern Tiro y Sidón desde los micenios y minóicos, huidos a las cercanías de sus costas tras la incursión doria, que destruyó sus civilizaciones. Gentes que con la difusión del hierro y la llegada de los “indoeuropeos” al Egeo, escapan de su lugar de origen al convertirse en territorios ocupados por esas hordas armadas con el nuevo metal; refugiándose en Chipre y en el litoral cercano a Ugarit. Cretochipriotas con quienes los fenicios tuvieron tanto contacto como lazos; ya que estos antiguos minóicos y micenios establecidos en las proximidades del mundo púnico, les “protegían” de una posible expansión de los dorios hacia las costas fenicias. Por cuanto exponemos; distinguir a un fenicio de un chipriota, en el siglo X a.C.; debió ser tan difícil como diferenciar a un portugués de un español en nuestros días (tan solo separados por algunas costumbres y por el idioma).
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De tal manera, es muy importante conservar una visión de “temporalidad”, cuando se analizan unos hecho históricos tan antiguos. Así pues, el antes mencionado “vaso de Coria del Río” puede tratarse de una pieza traída de Oriente Medio o de Chipre, incluso importada de Fenicia; pero siempre será un artículo oriental y orientalizante, no un simple jarro púnico. Puesto que por aquel entonces, los grandes puertos dominantes donde habitaban marinos capaces de llegar a Occidente y a Cerdeña, serían los herederos del mundo cretochipriota (que durante el segundo milenio a.C. había comerciado el estaño y el cobre del Este mediterráneo). Unos descendientes de la civilización minóica, que había navegado para Egipto durante el tercer y segundo milenio a.C.; del mismo modo que los fenicios fueron los marineros del faraón durante la Primera Edad del Hierro. Siendo así, nos sería muy difícil distinguir a un chipriota de un fenicio, habida cuenta que las tripulaciones estarían formadas por gentes expertas, nacidas junto al mar (sin importar su procedencia). Tratándose de aquellos que habían heredado de sus ancestros el dominio de la navegación y el secreto de las rutas del metal (camino para alcanzar las minas de oro, plata, cobre y estaño que celosamente guardarían todos; pues de ello procedían las armas, tanto como las riquezas).
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Por cuanto expongo, debemos comprender que en aquel momento no se diferencian tanto las culturas, ya que no existían países ni menos grandes fronteras. Del mismo modo que hemos de considerar que el mar y los ríos no eran un elemento de separación -tal como actualmente sucede-. Ya que aunque los territorios se demarcan hoy por ríos y mares; hace miles de años, las aguas unían y no dividían (quedando aisladas solo las zonas que carecían de tráfico fluvial o marítimo). Por todo ello, no podemos considerar que los objetos, costumbres o formas de vida, pudieran pertenecer a una sola cultura; máxime cuando se trate de civilizaciones cercanas y muy comunicadas. Pues si delimitamos los hechos en base a criterios tan rigurosos como los que el profesor Escacena establece; terminaríamos por expresar que Fenicia nunca existió. Ya que casi todos los enseres del mundo púnico son copias de objetos faraónicos o bien canaaneos. Tanto, que de diez objetos fenicios que analicemos; ocho serán prácticamente iguales a los del Nilo y los dos restantes tendrán una absoluta influencia canaanea. Pese a ello, Fenicia existió y no fue una colonia del Faraón. Aunque con la visión de quienes desean demostrar que Tartessos solo fue una leyenda, podríamos afirmar que todo lo púnico no es más que fruto de una colonización egipcio-canaanea. Pero no es así. Principalmente porque su idioma y escritura eran distintos a los del Nilo; porque los textos históricos y bíblicos nos hablan de Fenicia (diferenciada a otros reinos de Canaan) y porque sus habitantes pertenecían a una cultura y territorio propios. Exactamente igual como sucedió entre Tartessos y Fenicia, Tartessos y Grecia, o Tartessos y el mundo cretochirpiota.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba foto compuesta, donde vemos a nuestra izquierda un jarro chipriota del siglo VIII-VII a.C. (perteneciente al Museo Arqueológico de Nicosia, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). A la derecha, el famoso vaso de Coria del Río -del que hemos hablado, tal como lo expone el museo de Sevilla al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Esta pieza es muy cercana los jarros de Chipre de misma época; pero al desconocerse su procedencia exacta, ha sido descatalogado y actualmente se considera jonio o incluso fenicio. Abajo, una enorme urna cerámica fechada en el siglo VI a.C. y procedente de Alcolea del Tajo (tal como lo exhibía el Museo de Santa Cruz de Toledo, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Este ánfora igualmente presenta los motivos decorativos típicos de Chipre y coetáneos a Tartessos; consistentes en círculos concéntricos -tal como podemos ver en un detalle de vasos chipriotas del siglo VII a.C. que reproduzco bajo la foto-. Todo cuanto observamos, deja bien claro que las conclusiones sobre la cerámica tartessia de Juan de Mata Carriazo, eran más que acertadas. Cuando este profesor afirmó el enorme nexo entre el mundo del Bajo Guadalquivir y Chipre; al narrar y describir el lecho formado por restos de piezas de barro, en el que fue descubierto el tesoro de El Carambolo.
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No nos extenderemos mucho más en el comentario de lo siguientes “capítulos” de la obra que analizamos del prof. Escacena, cuya “rapsodia final” se titula: “CANTO CUARTO: CON LOS PIES EN LA TIERRA”. Un epígrafe donde el invesstigador continúa exponiendo la tesis fenicia de Tartessos; a la que desea llegar por cualquier medio y como forma de “hacernos aterrizar”. Encontraremos así que en este “canto cuarto” nos habla de algunos objetos hallados en el calcolítico ibérico, tenidos por importaciones; advirtiendo que no han de ser obligatoriamente de influencia oriental, sino que han podido crearse en la Península debido a un desarrollo propio y sin contacto con tierras lejanas. Así se refiere a las famosas puntas de jabalina del dolmen de la Pastora, halladas en Valencina de la Concepción (Sevilla) y cuya datación es de fines del tercer milenio o comienzos del segundo a.C.. Dejando ver que estas puntas pudieran haber llegado de Oriente Medio y hasta del Cáucaso; aunque también tratarse de simples réplicas de piezas semejantes que se hacían ya en Levante en misma época. Tras ello, expresa la existencia de cerámicas micénicas en en el Bajo Guadalquivir, como las halladas en Montoro; advirtiendo que estas pertenecen al siglo XIII a.C. y que lo mismo que sucede con otros barros hallados en Andalucía -como el vaso de La Cuesta del Negro-. Finalmente, terminará concluyendo el profesor Escacena que: Los hallazgos tratados en el apartado anterior (la puntas de jabalina de La Pastora y la cerámica a torno de Montoro -la micénica y la de taller no identificado-) no pueden considerarse en ningún caso una conexión con Oriente del mundo tartésico: sus cronologías pertenecen a momentos más antiguos, y por tanto no a una supuesta fase prefenicia de Tartesso” (50) .
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Ante las anteriores conclusiones desearíamos preguntarnos algunas cosas. Primeramente: ¿Por qué la aparición de aquel vaso micénico no puede constituir un antecedente o una señal que nos indique el origen de la cultura Tartessia?. Pues si se entiende por Tartessos, una civilización surgida en el Bajo Guadalquivir -que posteriormente se extiende por el Guadiana-; originada por el contacto entre los habitantes peninsulares (herederos de un megalitismo ya terminado) con algunos pueblos llegados de Oriente Medio o del Egeo. Gentes que se supone vinieron hasta Iberia buscando metales o bien huyendo de los Hombres del Hierro -que desde el siglo XIII a.C. asolaron las tierras del Este mediterráneo-. Unos expedicionarios que iniciarían la nueva civilización turdetana al arribar al litoral atlántico peninsular; buscando refugio o metales, aculturando así a una población indígena que anteriormente había conocido una gran etapa de bonanza, gracias a su riqueza en minas. Siendo esto lo que se denomina y genera Tartessos: Una cultura promovida por los llegados a Iberia desde finales del Bronce ibérico, cuando estos que establecen contacto con los habitantes autóctonos van introduciendo el mundo del Hierro en nuestras latiudes. Nos preguntamos: ¿Por qué la aparición de vasos micénicos en el Bajo Guadalquivir no corresponde a una evidencia más del modo en que fue naciendo de Tartessos?. Ya que a juicio del profesor Escacena, nada tienen que ver con Tartessos, debido a que estas cerámicas son anteriores a esa civilización del Bajo Guadalquivir. Aunque nosotros creemos que sí lo son, por el simple hecho de que todo vestigio de origen, ha de anteceder al hecho originado. De tal manera, esos restos de vasos micénicos son la prueba de aquel contacto con los protocolonizadores que hicieron florecer la cultura turdetana; comprendiendo gracias a ellos que fueron gentes llegadas del Egeo quienes aculturaron a los habitantes del Bajo Guadalquivir (mucho antes de los fenicios).
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Sin querer reconocer muchos la evidencia de un contacto continuo y continuado con expedicionarios y buscadores de oro, venidos desde el Mediterráneo Oeste (ya desde los tiempos más remotos). Niegan un hecho evidente, como es que la explotación de las ricas minas de nuestra Península debió interesar siempre; máxime durante la Edad del Bronce, en que el estaño y el cobre atlánticos serían imprescindibles. Pero no menos eran de vital importancia los metales de Iberia, tras la llegada del Hierro; un momento en que muchos habitantes del Mediterráneo Oriental hubieron de huir de sus lugar de origen. Trasladándose de seguro en puntos remotos, desde donde poder reanudar y vivir de un comercio que antaño realizaron en su tierra natal. De tal modo, el prof. Escacena desea quitar importancia a este contacto continuo y continuado entre nuestras costas y el Oriente mediterráneo; tanto que también cita como un caso aislado la aparición de marfiles durante la Edad del Cobre en el Bajo Guadalquivir (51) . Un hecho que indica claramente la contínua conexión entre Asia y la Península, al menos desde el 3000 a.C.. Unión que tan solo podría entenderse por vía marítima. Siendo común la aparición de marfil perteneciente a elefantes asiáticos en yacimientos cercanos al mar y desde el calcolítico peninsular. Tal como manifiestan los hallazgos en Valencina o Los Millares; todo lo que demuestran las siguientes palabras de Schuhmacher y Arun Banerjee:
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Mediante los métodos arriba descritos hemos analizado un total de 22 objetos de marfil pertenecientes al Calcolítico antiguo (primera mitad del 3er milenio AC). En cuatro casos de los cinco objetos procedentes de la necrópolis de Los Millares (tumbas 5, 7, 12 y 40), se trata de marfil de Elephas maximus o elefante asiático. Otro objeto de la tumba 7 de Los Millares consistía en marfil de Elephas (Palaeoloxodon) antiquus. Otros cinco fragmentos de desecho de producción del taller del poblado de Valencina de la Concepción (Sevilla) también dieron marfil asiático (…) Para la segunda mitad del 3er milenio AC, o época campaniforme, y comienzos del Bronce Antiguo perteneciente al poblado de Valencina de la Concepción, la mitad de los analizados -es decir seis-, eran de marfil asiático (52) .
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Imágenes de objetos hallados en Valencina de la Concepción (yacimiento calcolítico y del Bronce situado en Sevilla). Arriba un famoso ídolo antropomorfo hecho en hueso, fechado a fines del tercer milenio a.C. y que nos recuerda en cierta manera a las esculturas cicládicas coetáneas del Egeo (agradecemos al Museo de Sevilla nos permita divulgar la imagen). Abajo, las famosas puntas de jabalina, de las que hemos hablado anteriormente, tal como las muestra actualmente el Museo Arqueológico Nacional (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).
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La cita anterior creemos que muestra y demuestra claramente la conexión entre el Oriente mediterráneo y la Península, desde tiempos inmemoriales. Una llegada de gentes procedentes del Oriente, que se manifiesta en estas piezas de marfil precisamente aparecidas en zonas ricas en minas, cercanas al mar y durante la Era de las Pirámides (ante la eclosión plena de Egipto y en un momento en que Mesopotamía alcanzaba asimismo cotas elevadísimas de civilización). Un tiempo en el que también arranca el periodo Prepalacial de Creta (minóico antiguo); que nace a fines del cuarto milenio y poco antes de que se difundiera el vaso campaniforme en Iberia. Una etapa minóica anterior y de los palacios, que curiosamente perdura en Creta hasta el 1680 a.C. (aproximadamente) -tras la explosión del Tera en el 1680 a.C., que destruye la isla-. Justo al mismo tiempo en que en nuestras tierras desaparece la cultura campaniforme y la de El Argar. Coincidiendo el Bronce Antiguo peninsular (desde Los Millares) con la eclosión de la Creta minóica y perdurando hasta la destrucción del mundo minóico por el volcán Tera-Santorino (momento en que desaparecen el campaniforme y El Argar). Naciendo así en Creta un nuevo periodo llamado Neopalacial, surgido tras la devastación provocada por el estallido del Tera; pero que en nuestras tierras se traducirá en un enorme atraso y regresión (quizás por falta de contactos con el mundo minóico y egipcio) y que llevaría a nuestro Bronce Bajo. Momento en que se produce una gran crisis cultural en Iberia, que claramente queda aislada, orientándose hacia las tierras del Atlántico y hacia zonas como las Islas Británicas o las costas de Francia. Todo lo que hace nacer la etapa final del Bronce, en la que claramente llegan nuevas colonizaciones desde Cerdeña, de Creta, de Chipre y del Egeo (que se perciben menos organizadas que las anteriores expediciones de tiempos minóicos prepalaciales).
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Pese a cuanto explicamos, parece que estos hallazgos continuos y continuados de material oriental en la Península, nada satisfacen al profesor Escacena; quien considera a Tartessos prácticamente una colonia de Fenicia. Ante lo que desearíamos que nos explicasen cómo un pueblo colonizado por semitas, que debería hablar y escribir en el idioma y alefato púnico (el de sus colonizadores). Utilizó tan solo un alfasilábico cretochipriota; signos con los que los iberos escribían una lengua que tampoco era semita. Siendo este hecho una evidencia que demuestra como aquellos tartessios fueron aculturados por gentes llegadas del Egeo o de Chipre -antes que por fenicios-; quienes les aportaron esos caracteres, en los que más tarde todos los habitantes Peninsulares alfabetizados redactarían sus textos. Pues la totalidad de los iberos usaban el alfasilábico; a excepción de algunos que vivían junto a colonias griegas y que desde el siglo V a.C. escribieron en un alfabeto grecoibérico, que tan solo se dió en zonas levantinas (como Valencia y Alicante). Aunque el idioma de aquellos que redactaban sus epigramas en ese segundo alfabeto -de origen heleno y arcaico-; era casi igual al de los iberos, celtíberos o turdetanos que los escribieron con signos importados de Chipre y Creta. En una lengua que no fue fenicia ni semita; todo lo de demuestra que aquellos que trajeron los jarros y las cerámicas egeas, también impondrían su forma de escritura -mucho más tarde; pues un jarro se traslada fácilmente, pero en aculturizar y exportar un idioma se tardan siglos-.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos ejemplos de materiales de la Edad del Cobre y Bronce en España. Arriba, tres fotos del famoso ídolo de Extremadura (visto desde tres de sus lados). Esta pieza de alabastro está fechada en la edad del Cobre o Primer Bronce (hacia el 3000 a.C.), no pudiendo conocerse realmente datación al carecerse de datos acerca de su hallazgo (es propiedad del MAN al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Esos idolillos que comunmente aparecen en yacimientos de la etapa calcolítica o a comienzos del Bronce, son figuras con ojos tallados; “oculados” para aportarles poderes apotropáicos y como expresión de los dos astros que iluminan la Tierra (el Sol y la Luna). Existen figurillas muy parecidas en la Mesopotamia del cuarto milenio a.C., y del mismo modo, en Egipto se usaban abalorios o figuras con formas de ojo, para protegerse de la mala suerte. Abajo, una cista de El Argar, bajo una casa de esta cultura procedente de Almería (tal como la muestra el Museo Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).
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Pese a que nada de cuanto decimos parece coincidir con el pensamiento del profesor Escacena; las conclusiones finales del estudio que analizamos, son en gran parte paralelas a las nuestras. Pues en el final del trabajo que comentamos, nos dirá: “Por lo que se refiere al segundo milenio a.C. y a los comienzos del primero, la documentación de Andalucía occidental relativa a la posible llegada de gentes, productos o influjos del Mediterráneo oriental se puede dividir, según lo expuesto en el presente trabajo, en dos lotes: De un lado estarían aquellos elementos que ocupan una cronología que va desde fines del Calcolítico o desde el Bronce I -según se atribuyan a una u otra fase cultural las puntas de jabalina de La Pastora- hasta el siglo XIII a.C., momento este último en que se datan las cerámicas micénicas de Montoro. De otro, aquellos testimonios, básicamente griegos, chipriotas y fenicios, que pueden llevarse al siglo IX a.C. (cal. X a.C.). Estos dos conjuntos se presentan como el resultado de fenómenos de distinta consideración: Mientras los primeros hablan de conexiones esporádicas o de movimientos de gente en ningún caso masivos, los segundos reflejan los comienzos de una presencia continuada de grupos humanos de procedencia siropalestina o chipriota, y más concretamente fenicia, que inauguran así una permanencia ininterrumpida que llegará al menos hasta los inicios del siglo VI a.C” (53a) . Todo lo que increiblemente coincide con cuanto venimos exponiendo; cuando afirmo y redundo en que previamente a la llegada de los fenicios, hubo contactos permanentes entre la Península y Oriente, a través de gentes venidas de Chipre y del Egeo (en la etapa final del bronce y a comienzos del Hierro).
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Añade para terminar el profesor Escacena que: “Desde el final del Bronce II (ca. 1200 a.C.) -o Bronce Tardío si se usa la terminología propuesta para Andalucía Oriental y utilizada también por Martín de la Cruz para la zona de Córdoba- hasta la etapa inicial de Tartessos, para la que no contamos con datos que remonten el siglo X a.C., en toda Andalucía occidental se observa una ausencia de yacimientos que no puede ser interpretada de momento más que como un vacío poblacional evidente. Esta cesura en la ocupación humana del espacio no ha sido aún explicada” (53b) .
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Ante lo que me atrevo a escribir que quizás podemos dar una respuesta a esta “ausencia” de yacimientos en el Sur Peninsular y a la crisis que se observa (ante la falta de vestigios durante esos dos siglos). Pues la etapa que ha referido anteriormente el profesor Escacena, va desde el 1200 al 950 a.C.; lo que comprende la gran decadencia del Bronce durante la expansión del Hierro. Una época de terribles convulsiones que se extiende desde la Guerra de Troya (circa 1212 a.C.) y la caída de Micenas junto a Creta; hasta la terrible fase de los Pueblos del Mar (54) . Estos últimos, parece que fueron marineros y piratas expulsados de sus tierras (de Cilicia o del litoral anatólico y del Egeo), que asolaron todas las costas y civilizaciones cuando fueron empujados al mar por los “hombres del hierro”. Debido a que desde esa Guerra de Troya y hasta bien entrado el siglo X a.C., unos nuevos señores armados con el metal de acero se adueñaron paulatinamente de Asia Menor y de las costas del Mediterráneo Este; obligando a migrar a cuantos allí vivían durante la Edad del Bronce (hititas, minóicos, micenios etc). Gentes que en su huida se organizaron como hordas, buscando patria y atacando toda tierra e isla del oriente mediterráneo, llegando a intentar invadir Egipto.
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Finalmente, esa terrible etapa se logra superar y hacia el 950 a.C. comienza la estabilización final del Egeo con el resurgimiento incluso de esos micénios y minoícos o hititas; reconvertidos en gentes ligadas a Israel y Fenicia, tras refugiarse en Chipre o en Oriente Medio y Canaan. Momento en que nacen nuevos Estados, como el judío o los puertos de Tiro y Sidón. Logrando por entonces conformar los púnicos una Fenicia apoyada por grandes emporios marítimos al servicio de ciudades interiores. Una etapa en la que el Nilo también recupera la “normalidad”; tras haber sido atacado repetidamente por aquellas hordas migratorias a las que finamente “contratan” como mercenarios, llegando a ser gobernado por una dinastía faraónica procedente de estos Pueblos del Mar (en la figura de Shesonq I, hacia el 945 a.C.).
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Basándonos en lo anteriormente expuesto, intentaremos explicar aquella etapa con ausencia de vestigios arqueológicos en el Sur Peninsular -que nos propone el profesor Escacena como “inexplicable”-. Para ello, recogeremos algunas cronologías paralelas y sucesos acontecidos en el Mediterráneo durante estos años que van desde el 1200 al 950 a.C.:
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- Chipre: (y costas frente a Anatolia): Desde el 1200 comienza el Hierro con la llegada de aqueos a la isla. Desde el 1190 y hasta el 1150 a.C. se inician las razzias y ataques de los Pueblos del Mar. Desde el 1150 a.C. varios terremotos asolan la isla. Así termina todo vestigio de la Edad del bronce y el Chipriota Tardío (III) que había comenzado en Enkomi hacia el 1425 a.C.; por lo que desde el 1050 a.C. da comienzo un nuevo periodo llamado Geométrico.
- Creta: Desde el 1200 a.C. se ve “visitada” por aqueos, que importan el Hierro. Poco después será la isla atacada por los Pueblos del Mar, que la destruyen en gran parte (hasta el 1050 a.C.). Posteriormente la invaden los dorios que arrasan todo vestigio de la civilización Minóica. Se sabe que sus habitantes huyeron hacia Chipre, Palestina y otros lugares desde el 1100 a.C..; esta etapa se denomina Posminoico y tras el año 1000 a.C. pasará a ser ya Subminóico.
- Egipto: En época de Ramsés III (hacia 1200 a.C.), rechazó sucesivos intentos de invasión, de los Pueblos del Mar; poblaciones de navegantes empujadas fuera de sus tierras en las costas de Anatolia. Finalmente, aquellas hordas se establecen en el Nilo como mercenarios y llegan a tener un faraón de su linaje (Shesonq I). En el 1085 a.C. comienza en el llamado Tercer Período intermedio o Época Baja (1085 a 712 a.C.); Sheshonq I sube al trono hacia el 945 a.C. (el imperio estaba ya muy dividido y los dos reinos del Alto y Bajo Nilo en crisis permanente).
- Anatolia: Cae Hattusa, la capital de los hititas por efecto de las invasiones del Hierro poco después de 1200 a.C. (algunos la suponen destruida por los Pueblos del Mar; otros, debido a crisis internas). El mundo hitita entra en involución y desaparición plena, hasta la creación de los reinos neohititas, hacia el 950 a.C. (promovida por la llegada de asirios y de invasores procedentes del Cáucaso).
- Palestina: Se producen tremendas crisis con la aparición del Hierro en el 1200 a.C. Hacia el 966 a.C. se funda Israel (que en el 928 a.C. se segrega en dos reinos, Judá e Israel).
- Siria: Comienza el Hierro hacia el 1200 a.C. y en el 1100 a.C. surge Fenicia apoyada por Biblos, desde las ciudades-Estado puertos, de Tiro y Sidón.
- Egeo y Grecia: Hacia el 1200 a.C. se inicia el Hierro y sobre el 1100 comienza el Submicénico. Hacia el 1000 a.C. desaparece Micenas, dando paso al periodo Griego arcáico.
- Sicilia e Italia: 1200 a.C. comienza el Bronce Final.
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- Península Ibérica: Antes del momento que describimos se habían sucedido los grandes periodos del Bronce. Con el dolmenismo del Bajo Neolítico e inicio del eneolítico (hacia el 3500) dando por entonces comienzo a Los Millares Temprano. Tras ello, se desarrolla la Cultura de Los Millares (con centro en Almería) durante el Calcolítico y hasta la difusión del Bronce (hasta el 2250 a.C.). Aparece en estos momentos el vaso Campaniforme, que se expande gradualmente por toda Europa del Este, con centro en el Sur de Andalucía (cercano a Almería) y cuyo periodo comprende todo el Bronce Antiguo -desde el 2700 al 1800 a.C.-. Asimismo se da la Cultura de El Argar (que hereda en Almería a Los Millares) y que va desde el 2500 hasta el 1600 a.C. -siendo paralelas sus etapas a las del Minoico (anterior a Tera Santorino)-. Finalmente y tras suceder el desastre del volcán Tera en Creta, que arrasa todo Oriente Medio hacia el 1680 a.C.; comienza una etapa tardía del Bronce, de recesión y denominada Cogotas I, que se fecha entre el 1700 y el 1000 a.C..
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Desde el 1200 a.C. (aproximadamente) desparece todo vestigio de culturas del bronce como El Argar, y se pasa al Bronce Bajo. Aproximadamente hacia el 1100 a.C. en Cataluña comienza la cultura de los Campos de Urnas y en las Baleares la talayótica. Entorno al 900 a.C. se inicia Tartessos (Ria de Huelva, armas del Bronce Final fechadas hacia el 850 a.C.). Se supone que algunos Pueblos del Mar se dirigen hacia tierras de Iberia; entre otros: Los Mashawa (que serían Mastienos o Bastetanos), los Tursha o Teresh (que podrían ser tartessios y etruscos). Otros, como los Shekeles van hacia Sicilia; a Palestina los Peleset ; a Cerdeña los Sardana, junto a los Danaos (que también se establecen en islas de Oriente Medio). El paréntesis y vacío arqueológico peninsular, desde el 1200 hasta el 950 a.C.; puede entenderse debido a las enormes convulsiones sucedidas en todo el Oriente mediterráneo, debidas a la expansión del Hierro y a la caída de las civilizaciones de El Bronce.
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BAJO ESTAS LINEAS: Para finalizar el artículo de hoy, mostraremos parte de un curioso capítulo que el gran Sabatino Moscati incluyó como colofón final de su libro y exposición “LOS FENICIOS” (editado en Barcelona en 1988). Un evento en el expuso el tesoro de El Carambolo como orfebrería fenicia y donde además terminaría publicando un estudio de Maria Giulia Amadasi Guzo, intitulado: “¿LOS FENICIOS EN AMÉRICA?”. En la imagen, recojo la portada de este gran libro editado bajo la dirección de Moscati (LOS FENICIOS); tras ella, vemos el capítulo que refiero. Donde se habla de la posibilidad de que los fenicios hubieran llegado a América (un hecho que es “quizá” sucediera, pero del que no creemos haya evidencia alguna). Recordamos esta obra y esa colaboración de Maria Giulia Amadasi, para dar a conocer una situación arqueológica tan cierta como evidente: La circunstancia de que los grandes amantes y defensores de Fenicia niegan la existencia de Tartessos (considerándolo una simple leyenda y a lo máximo, una colonia púnica). Mientras afirman que los fenicios se establecieron en nuestras tierras en un tiempo más temprano del que realmente pudieron hacerlo, llegando a publicar artículos como el que vemos: ¿Los fenicios en América?... .
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CITAS:
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(1): Publicada y dibujada por el prof. JUAN DE MATA CARRIAZO (a cuyos herederos agradecemos nos permitan divugar la imagen).
TARTESSOS Y EL CARAMBOLO (Madrid, 1973)
EL CARAMBOLO Universidad de Sevilla, 1978 (Figura 26)
(2): Sobre el valor y la singularidad de las cerámicas que rodeaban las joyas, Carriazo a los pocos meses de su hallazgo ya daba buena cuenta de todo ello. Tanto que en un amplio artículo publicado en ABC de Sevilla -ese mismo año de 1958-, expresaba la importancia y peculiaridad de aquellos objetos de barro con las siguientes palabras: "ninguna es posterior a la Primera Edad del Hierro (..) Hay una cerámica de aspecto semejante a la pulimentada de la Edad del Bronce, otra parecida a la más antigua cerámica celta y algún asa de aire púnico (...) "han salido en el yacimiento de El Carambolo fragmentos de otras especies hasta ahora desconocidas, cuyo estudio nos apasiona en estos momentos tanto o más que el mismo tesoro" Finalmente y acerca de la clasificación de aquel ajuar, el sabio profesor y también en el año que lo encontró, ya nos dice que: "Por encima de las afinidades hallstátticas y orientales, demasiado evidentes (...) se hace imposible no relacionar el yacimiento de El Carambolo con el rico emporio de Tartesos, localizado en el Valle inferior del Guadalquivir y cuyo contenido arqueológico permanece aún desconocido" Para terminar expresando que: "El nuevo tesoro ha sido ya calificado con las atribuciones más diversas: Asirio, egipcio, púnico, celta, incásico y visigodo" . Un tesoro digno de Argantonio” ; ABC DE SEVILLA 1958
Carriazo continua escribiendo:"han salido en el yacimiento de El Carambolo fragmentos de otras especies hasta ahora desconocidas, cuyo estudio nos apasiona en estos momentos tanto o más que el mismo tesoro" (...) La más importante que describe ampliamente "Ni nosotros ni los arqueólogos que la han visto hasta ahora -algunos especialistas muy reputados- le encontramos parecido con ninguna otra cerámica conocida. Es un mundo nuevo que se nos desvela y que armoniza muy bien con el geometrismo de sus joyas" -pags 61 y 62; OP. CITA (1)-
(3): Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate // VV. AA. S. // Publicación dirigida por S.Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, Madrid 2008 (dedicado a Xavier Dupré i Raventós -Barcelona 1956, Roma 2006-)
(4): En referencia a este tema, comenta el prof. Torres Ortiz, en la obra que estudiamos:
Veleyo Patérculo (Hist. Rom. I, 2, 1-3) sitúa la fundación de Gadir ochenta años después de la guerra de Troya (circa 1104 a.C.), lo que también confirman Mela (Chor. III, 46), aunque de forma más indefinida, y Estrabón (I, 3, 2), que habla de las exploraciones fenicias y la fundación de ciudades más allá de las Columnas de Hércules poco después del mencionado conflicto troyano. Todas estas fuentes atestiguan que dicha tradición estaba ya formada en torno al cambio de era, señalando Bunnens (...) que éstas ya lo estaban a fines del siglo II a.C. También Patérculo (Hist. Rom. I, 2, 1-3) sitúa la fundación de Útica pocos años después, al igual que Plinio (Nat. Hist. XVI, 216), que coloca la fundación de la ciu- dad unos 1178 años desde su época” LOS «TIEMPOS» DE LA PRECOLONIZACIÓN Mariano Torres Ortiz ; en OP CIT ; pag 59 (separata de Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate. V.V. A.A. // Madrid 2008).
(5): Pag 301 y ss. De OP. cita (3)
(6): PARA COMENZAR: EL CARAMBOLO, SIEMPRE EL CARAMBOLO” - PAGS. 301 y 302 Op. Cit (3) -
En el número 15 de la revista Complutum, correspondiente a 2004, vio la luz un pequeño artículo de M. Torres en cuyo resumen se decía literalmente: Se identifica una cerámica nurágica del yacimiento tartésico del Carambolo, lo que prueba una vez más la existencia de contactos precoloniales entre el Sudoeste de la Península Ibérica y Cerdeña (PAG 301)
Desconozco por qué M. Torres no alude también a este avance sobre el Carambolo en su post scriptum, que le habría llevado a escribir en su artículo de Complutum cosas diferentes de las que afirma, pero sí alcanzo a reconocer una vez más el empeño de toda una tradición historiográfica española en defender una idea de Tartessos que en la actualidad no se sostiene en datos reconocibles (...) cuanto ahora estoy describiendo puede afirmarse igualmente de otro trabajo presentado al congreso aludido, el de A. Delgado (2005) sobre el supuesto «fondo de cabaña»del Carambolo. Es quizás la creencia errónea de que el conocimiento científico procura la búsqueda de la verdad (...) debiendo adecuar por tanto sus hipótesis a ellos y no al contrario (...) M. Torres da en la tecla al identificar como sardo el fragmento de cerámica estudiado (...) pero sus aciertos prácticamente acaban ahí. Por lo pronto, afirma de inmediato el carácter «tartésico» del yacimiento (...) olvida toda una línea de trabajo que, mucho antes de los recientes hallazgos en el cabezo, vio en el Carambolo un santuario que los fenicios habrían consagrado a Astarté a la vez que fundaban Sevilla (cf. Belén y Escacena 1997)”.
(7): Un fragmento de vaso askoide nurágico del fondo de cabaña del Carambolo
Mariano TORRES ORTIZ // Complutum, 2004, Vol. 15: 45-50
Examinando la publicación de las excavaciones del fondo de cabaña del Carambolo (Carriazo 1973), nos llamó la atención un fragmento de cerámica a mano consistente en el arranque de un asa decorado con dos estampillados de semicírculos concéntricos (ibidem: fig. 384) que recordaba, sobre todo en la decoración, producciones cerámicas de Cerdeña (...) pensamos en un principio que se trata de parte del cuerpo y del arranque del asa de un vaso askoide, impresión que nos ha confirmado Lo Schiavo (...) aunque dicha investigadora nos ha comunicado que tal vez pueda pertenecer a otra forma cerámica. (pag 46)
La cronología de este hallazgo habría que situarlo en el siglo IX A.C., justo antes del inicio de la colonización fenicia en la Península Ibérica circa 825 A.C. (Torres 1998), ya que el conjunto cerámico recuperado en este yacimiento se puede ubicar perfectamente en el Bronce Final precolonial (Aubet 1992-93: 330-331) (...) En este sentido, este vaso askoide es una evidencia más de la existencia de contactos precoloniales entre la Península Ibérica y las islas del Mediterráneo central y la Península Italiana, (PAG 46) hecho reflejado en la presencia en Cerdeña de numerosos bronces atlánticos de procedencia peninsular o atlántica en general (Ruiz-Gálvez 1986: mapas 1, 2 y 4; Lo Schiavo 1991: 216 y ss.). Entre los hallazgos de procedentes de la Península Ibérica o de la fachada atlántica, encontramos espadas, como la pistiliforme del Bronce Final II (circa 1200-1050 A.C.) hallada en Siniscola (...) Entre los instrumentos de bronce, nos encontramos con hachas de apéndices laterales de Monte Sa Idda, Flumenelongu, Tula, Teti y una más de procedencia desconocida; hachas planas y de talón con una o dos anillas y hachas tubulares de una y dos anillas halladas en diferentes localidades: Monte Sa Idda, Monte Arrubiu, Fluminelongu y Funtana Janna (...)
Igualmente, se ha documentado un asador articulado de tipo Atlántico en el depósito de Monte Sa Idda (Ruiz-Gálvez 1986: 14; Lo Schiavo y D’Oriano 1990: 128-130, fig. 12:1), que se han hallado incluso en Chipre como demuestra el hallazgo de un asador de este tipo y una fíbula de codo de tipo Huelva en la tumba 523 de la necrópolis de Amathus (Karageorghis 1987: figs. 187, 193; Karageorghis y Lo Schiavo 1989), lo que demuestra la amplitud de las relaciones atlántico-mediterráneas en este momento.(...) También se ha querido relacionar con Cerdeña el sepulcro de cámara y dromos de Roça do Casal do Meio, Sesimbra, Portugal, enterramiento que se atribuye incluso a comerciantes sardos (PAG 47)
(8): PARA LOS INTERESADOS EN LOS PORMENORES DEL HALLAZGO Y LAS PESQUISAS QUE REALIZARON EN EL CARAMBOLO LOS PROFESORES CARRIAZO Y MALUQUER DE MOTES, RECOMENDAMOS NUESTRO ARTÍCULO:
115º- EL "PROBLEMA FENICIO" EN LAS JOYAS DE EL CARAMBOLO, PARTE SEGUNDA: SUS DESCUBRIDORES Y LAS ÚLTIMAS PROSPECCIONES. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/07/el-problema-fenicio-en-las-joyas-de-el_17.html
Donde tratamos acerca de la Astarté de El Carambolo, escribiendo:
hacia el 2005 comenzaron de nuevo las excavaciones en el Cerro sagrado, con el fin de ampliar los estudios (o para conocer mejor lo encontrado por sus descubridores cinco decenios antes). Ello quizás porque la Astarté de El Carambolo se tuvo desde 1998 como un eje o pilar fundamental, sobre el que se podrían reorientar todas las teorías sobre aquel yacimiento. Tanto que se reconsideró desde 1997 -por las recientes teorías debidas a Belén y Escacena (entre otros)-, que si en aquel lugar había aparecido una figura de la diosa Ishtar-Astarté, el emplazamiento hubo de ser un santuario fenicio y dedicado a aquella divinidad. Todo lo cual es plenamente lógico si en verdad allí se halló la famosa esculturita de la que hablamos. Pero no tanto si ello corresponde a una ocultación de un tesoro y de una estatua, poniendo a salvo estos objetos valiosos. Ye que entonces el emplazamiento no estarían tan ligados ni a este ajuar y ni a esa diosa. Una idea que ya expone Carriazo y que todos comprendemos; pues si queremos enterrar un objeto para que no sea descubierto por un tercero, el peor lugar para hacerlo es e un templo o palacio de importancia y menos el principal, dedicado a aquellas divinidades.
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Por todo ello, el hallazgo en las circunstancias que se produce, plantea un gran problema, como lo es que el tesoro y la estatua estén descontextualizadas. Algo que se muestra porque en todo el yacimiento (incluyendo el del Poblado Bajo) tan solo aparecen estos dos objetos como enseres importantes; pues el resto de lo encontrado son piezas rotas y de poquísimo valor por entonces. Lo que nos hace intuir que estas "dos reliquias" hubieran sido allí llevadas para salvarlas; dado que las joyas y la escultura de Astarté debieron ser en aquel tiempo enseres de una enorme importancia (tanto como hoy lo son). Una teoría que se obtiene como conclusión al observar que -como decimos-, todo lo demás aparecido en El Carambolo apenas son fragmentos de cerámica, pedazos de utensilios metálicos, trozos de molinitos, huesos de animales y cáscaras de huevos de avestruz. Debido a lo que nuestras dudas acerca de la contextualización de el tesoro y de la Astarté dentro del recinto, plantea muchos problemas (máxime cuando las ocultaciones de joyas siempre se realizan el emplazamientos sin importancia, para evitar levantar sospechas). Pese a ello, cuanto exponemos lo razonaremos después de conocer las últimas teorías acerca de El Carambolo, ya antes referidas. Estudios que vamos a resumir desde los principales trabajos que recogen aquella nueva afiliación y que cataloga como púnico al templo que hubo en el cerro, tanto como a sus joyas. Dando como definitivo de que el único mundo que allí existió fue el fenicio y afirmando que nada tartessio puede ser relacionado con el cerro (13) .
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Esta Astarté de la que hablamos es uno de los primeros argumentos esgrimidos actualmente para considerar un "error de clasificación" la catalogación del cerro como tartéssicoConsideración realizada hace más de cincuenta años por investigadores como Juan de Mata Carriazo, Maluquer o Blanco Freijeiro. Opinándose hoy, que aquellos antiguos maestros, en sus estudios olvidaron -o no vieron como suficientemente relevante-, el hallazgo de la estatua fenicia de El Carambolo. Un "olvido o irrelevancia" por parte de los investigadores de hace medio siglo, que como hemos podido leer no es tal; sinó que se trata de una simple incredulidad acerca de la procedencia de esta pieza, que extrañamente días después de comenzar las excavaciones les fue entregada por "alguien". Una persona que afirmaba haberla sacado de las inmediaciones -o junto al lugar- donde se encontó el ajuar, pero sin aportar más datos acerca de aquella.
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Todo lo que como narramos, hizo que dejaran los arqueólogos de hace cinco decenios a esta Astarté en un segundo lugar; algo que con curiosidad leemos viendo las sopechas que la estatuilla levantaba a Carriazo (incluso a Maluquer) -pues nunca se marcó el lugar preciso en el que la famosa figurita había aparecido-. De lo que se entiende por qué el descubridor de El Carambolo (y otros que le seguían) no incluyeran entre las piezas de este cerro a la mencionada pieza de bronce -olvidándola...-. Este hecho, es visto actualmente como un error inicial, del cual derivaría un "mal estudio" y catalogación de aquel yacimiento; tanto como la del tesoro hallado en las proximidades de la estatua. Tanto que se dice textualmente en los más modernos trabajos sobre El Carambolo que ni Carriazo ni Blanco Freijeiro tuvieron en cuenta esta escultura y pese a que el segundo fue "quien imaginó un santuario tartésico ubicado en un asentamiento también tartésico" (...) "no repararon en que el exvoto de Astarté del Museo Arqueológico Hispalense, cuya procedencia es del Carambolo”
(9): Pag. 48 ; EL CARAMBOLO; Juan de Mata Carriazo; editado por la Universidad de Sevilla en 1978
(10): pags. 215 y ss, Madid 2002 R.A.H., TARTESSOS Mariano Torres Ortiz
(11): F.J. Jiménez Ávila TORÉUTICA ORIENTALIZANTE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA ; R.A.H.; Madrid 2000 (pag.448 y ss.)
(12): Op. CITA (3); Escacena Carrasco, REGRESO AL CARAMBOLO (Pag 306)
(13): (Belén y Escacena 1997: 114) cita textual del trabajo.
(13b): (Fernández Flores y Rodríguez Azogue 2005b; Rodríguez Azogue y Fernández Flores 2005), cita textual del trabajo.
(14): AJUARES DEL FONDO DE CABAÑA: a) En metal, dos puntas de flecha, seis u ocho barras de cobre, un aro y varios clavos de cobre, Una masa amorfa que parece hierro. // b) En piedra: Molinos de mano, Una placa de arquero, varios elementos de sierra u hoz y algunas lascas de silex // c) Huesos de animales // d) Conchas de moluscos // e) Huevos de avestruz // f y g) Barro en objetos toscos y Cerámicas del tipo descrito (DESCRITO POR JUAN DE MATA CARRIAZO EN "TARTESSOS Y EL CARAMBOLO", J. de M. Carriazo // Universidad de Sevilla, 1978; pags 118 a 120).
(14b): Acerca de la ocultación nos dice también Juan de Mata Carriazo en su obra TARTESSOS Y EL CARAMBOL (Madrid 1973; Patronato Nacional de Museos).:
"Parece evidente que el tesoro no formaba parte original del yacimiento que luego excavamos, pues a la altura del nivel de su hallazgo apareció alterada la estratigrafía, como a su hora explicaremos; pero no es menos evidente el conjunto de afinidades que enlazan el yacimiento con el tesoro, mucho más que por la inmediata contigüidad" (... ) "La forma de ocultación del tesoro, puesto en aquella vasija como en un estuche y enterrado fuera de un nivel arqueológico normal, nos priva de cualquier indicación sobre su destino y modo de lucir tales joyas". (pag 126)
(15): REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE
CONSAGRACIÓN // JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES
CARREDANO // revista SPAL 20 -2007- //
(16): Si sabemos que en época de Augusto, el sueldo mensual de un legionario -o de un padre de familia-, tanto como el precio de un buey, era de un áureus (denario acuñado en oro de 3,75 gramos). Podemos calcular que aquel salario romano equivalía a una décima parte del sueldo medio de hoy; que en aquella época era de 3,75 gramos oro y hoy sería de 37,5 gramos de oro (en etapa de Roma 112,50 euros a 300 euros gramo; hoy unos 1125 euros, a 30 e. gramo). Si pensamos que en el siglo VII a.C. el valor de este metal era etre el doble y el triple al que tuvo en Roma; calcularíamos entre 600 y 1200 euros el gramo. Por lo que solo el metal del tesoro de El Carambolo se tasaría de 1.800.000 a 2.700.000 euros (entre un millón ochocientos mil y dos millones setecientos mil euros). A lo que habría que sumarle el trabajo de orfebrería.
(17): Op. CITA (3)(PAG 307)
(18): Decíamos en otro de nuestros artículos:
Continuando con los estudios recientes del cerro (de Escacena, Belén, Amores, Rodríguez Azogue, Fernández Flores y etc); los resultados primeros acerca del llamado "Fondo de Cabaña" son muy semejantes a los de Carriazo, viéndose en aquel como una pequeña sala (en la que se halló el ajuar). Pero a diferencia de este, consideraron Rodríguez Azogue y Fernández Flores tras como sus "últimos trabajos de campo realizados entre 2002 y 2005 han demostrado que el hipotético ´fondo de cabaña` no constituyó en su día más que una fosa irregular a la que fueron a parar los más lujosos elementos amortizados en el uso de un enorme edificio" (Rodríguez Azogue y Fernández Flores 2005). Todo cuanto cambiaría el planteamiento y considera aquella habitación donde Carriazo pensaba se había enterrado el tesoro, un simple almacén de objetos litúrgicos usados o un lugar para arrojar los enseres sagrados utilizados y ya en desuso. Algo que haría suponer que un tesoro de estas características pudiera haber sido tirado a un "basurero litúrgico". Un hecho que llegaríamos a pensar de objetos sin apenas valor, pero que nos resulta imposible admitir tratándose de una de las joyas más importantes de su época. Ajuar sin parangón con otros de Fenicia, de Etruria y de Grecia; tan solo comparable con los conjuntos de orfebrería egipcia (por su peso y trabajo). Tesoro de El Carambolo del que es impensable hubiera sido arrojado a una fosa, solo por quedar en desuso -máxime viendo su estado y la manera en que apareció (encerrado en un estuche cerámico, tal como describen sus descubridores)-.
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En todo ello, además 
el posible origen del templo de El Carambolo como fenicio plantea una amplia duda, pues su fundación se realiza en el siglo IX a.C.; es decir casi cien años antes de que haya testimonio alguno de asentamientos púnicos en la zona del Bajo Guadalquivir. Pese a lo que tal como podremos leer en SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO -Op. Cit. (19) pags 3 y 11-. Los nuevos estudios han podido reflejar fielmente como se construyó el recinto sagrado (atendiendo a criterios de orientación y arquitectura muy particulares). Asimismo los recientes investigadores han considerado que el Poblado Bajo, es el que abastecía y en el que vivían los que trabajaban en el templo alto del cerro. De lo que aquel "Poblado" sería un simple "barrio" del lugar sagrado que se situaba en la cumbre del montículo (donde fue hallado el tesoro). Siendo así, las dataciones del templo sito arriba -lugar de la aparición de las joyas-, deben marcarse por las de su Poblado Bajo; y como aquel "Barrio" bajo El Carambolo es claramente púnico -no olvidemos que pervive hasta la conquista de Roma-, es evidente que el cerro y su recinto sagrado ha de tenerse como una fundación y un lugares fenicios. 
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Evidentemente no vamos a refutar las teorías anteriores, pero 
se nos hace imposible pensar que un tesoro ocultado en un templo derruido ya en el siglo VI a.C., pudo no ser rescatado jamás por quienes trabajaban en aquel recinto sagrado varios siglos después. Para ello, tan solo seríamos capaces de entenderlo bajo la hipótesis del objeto litúrgico amortizado. Es decir, concluir que el ajuar fue arrojado a un basurero ritual; y a la vez que no se le concediera importancia alguna al oro ( siquiera durante siglos, tras a haberlo depositado allí como un "detritus religioso"...). Pues de lo contrario, lo lógico sería haberlo recuperado y fundido (tal como se ha hecho siempre con los metales). Tanto es así, que en otros estudios recientes sobre el cerro se dice que el alto de El Carambolo en épocas del nivel I y II, se convirtió en forja o fundición; donde se observa que antiguos objetos -seguramente litúrgicos- fueron allí mismo "reciclados". Todo lo que explicaría la idea opuesta; es decir, que en el santuario del montículo fueron encontrados en cierta época varios enseres (ocultos) y los recuperan. Por lo demás y en lo que se refiere a las dataciones, fechar el alto de El Carambolo en función de su poblado Bajo, creemos que es algo similar a marcar los periodos de un castillo sito en la cima de un monte, conforme a las fechas del pueblo, a las faldas de aquel (pues los poblados sobreviven incluso centenares de años a los templos y a los recintos fortificados sobre ellos).
(19): SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO // Archivo Español de Arqueología 2007, vol. 80, págs. 5-28 ISSN: 0066 6742 // JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO Universidad de Sevilla // ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE (página 3; citando a Rodríguez Azogue y Fernández Flores 2005).
(19b): IDEM (19) página 1; también citando a Rodríguez Azogue y Fernández Flores (2005).
(19c): "en el Cerro de San Juan, cabezo identificado con la antigua Caura (Coria del Río), han desenterrado un templo contemporáneo del que hubo en el Carambolo. (...) Se documentó bien un altar del Santuario III, datado en el siglo VII a.C. en primera instancia (Escacena e Izquierdo 2001). (...) El conjunto, compuesto por las fases A (antigua) y B (reciente), permite reconstruir con pulcritud cómo se trabajaban los cueros en la época, y demuestra por tanto que ese altar y otros elementos parecidos, entre ellos los `pectorales´ del Carambolo, imitan precisamente ese elemento animal, la piel de un bóvido". (...) "(cita 5: 5. Los "cuernos del altar" podrían ser sus esquinas, es decir, los extremos de la piel alusivos a las patas del animal en el caso de las aras taurodérmicas)".JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES Y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE; en "SOBRE EL CARAMBOLO: UN HÍPPOS SAGRADO DEL SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO" (página 11).
(20): REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO // SPAL 20 (2011): 107-14 (pag 3)
(21): IDEM (19) páginas 3 y 11
(22): IDEM (2O) páginas 6, 7 y 8.
(23): VER MI ARTÍCULO:
LA FUNDACIÓN DE SEVILLA Y EL ORIGEN DE EL CARAMBOLO (Parte tercera de: "El problema fenicio en las joyas de El Carambolo") http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/la-fundacion-de-sevilla-y-el-origen-de.html
(24): IDEM (19) página 11
(25): IDEM (19) página 11
(26): IDEM (2O) Pag. 10
(27): IDEM (2O) Pag. 10
(28): Acerca del carácter neohitita del tesoro y de los símbolos de su collar donde se inscribe en luwio el nombre de la diosa Kubaba, ver:.
-LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE PRIMERA: Posibles cultos a Cibeles en Tartessos. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVIII). ANÁLISIS DE LOS SELLOS DEL COLLAR DE EL CARAMBOLO, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN ESTE SE HALLA ESCRITA LAS PALABRAS NEOHITITAS DIOSA KU(baba) -Cibeles-http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_26.html
LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA, EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE SEGUNDA: Cultos y ritos heredados desde Frigia. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIX). LOS MISTERIOS DE ATTIS Y CIBELES Y SU RELACIÓN CON RELIGIONES EXPORTADAS AL OCCIDENTE, EL COLLAR DE EL CARAMBOLO Y SUS SELLOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte V: Análisis de las formas y del trabajo en la orfebrería -comienzo en la interpretación de sus símbolos ornamentales-). VER:http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-y-y-1.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VI: Análisis de los símbolos. Conclusiones: ¿Relación entre El Carambolo y el rey Midas?) .-
COMENZAMOS A ESTUDIAR LA POSIBILIDAD DE QUE EL ORIGEN DEL DISEÑO EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO SEA ANATOLIO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-2.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VII: Algunas ideas y conclusiones ya apuntadas; orientaciones sobre el carácter ibérico y la herencía del Bajo Bronce; en las joyas de El Carambolo ). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_19.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGIA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte VIII: Simbología neohitita en las joyas; un tesoro de rasgos frigios que bien pudo ser hecho, o regalado a Arganthonio, por el rey Midas).-
DESDE ESTA ENTRADA EXPONEMOS QUE EL DISEÑO DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO PUEDE SER FRIGIO O NEOHITITA- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-9-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÏA: Los bueyes del rey Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IX: Interpretación y traducción de los símbolos en las joyas). -
DESCUBRIMOS QUE LOS SÍMBOLOS QUE CONTIENE EL COLLAR DE EL CARAMBOLO, SON LETRAS DEL SILABARIO NEOHITITA (LUWIO), PUDIENDO TRADUCIRSE COMO "dios y rey"-VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X: Los descendientes del rey Midas y su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón -el monumento neohitita de Pozo Moro-). -
RELACIONES ENTRE EL MUNDO NEOHITITA (FRIGIO) Y TARTESSOS- VER:http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-9-y.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X : Los descendientes del rey Midas y su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón. El monumento neohitita de Pozo Moro -Continuación-). VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte XI: Arganthonios y Midas. ¿Era de origen escita el monarca del oro?.). -
DE NUEVO, LA RELACIÓN ENTRE EL MUNDO ANATOLIO DEL SIGLO VIII AL VI A.C. Y EL SUDOESTE PENINSULAR- VER:http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_28.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XII: Midas. El rey de origen escita y los adoradores del oro que comerciaron con Tartessos.). -
DESCUBRIMOS CITAS HISTÓRICAS QUE MENCIONAN EL COMERCIO ENTRE MIDAS (REY DEL ORO NEOHITITA QUE GOBERNABA GORDION) Y TARTESSOS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html
(29): El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica M. ROSARIO LUCAS PELLICER ENCARNACIÓN RUANO RUIZ "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica" en Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, H.Antigua; t. I 1988 págs. 79 a103 .
(30): EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO" (altares, pectorales y recintos tauromorfos) VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada_27.html
Decíamos en este artículo que: el prof. Gómez Peña, menciona que hay unos cincuenta ejemplos taurodérmicos de la Edad del Hierro, en nuestra Península. Objetos, enseres y decoraciones, que se hallan en plantas de edificios, altares, tumbas y joyas; y en las que se aprecia claramente esa linea del pellejo de buey (como una forma sacralizada o de ornamentación con un sentido simbólico). Por nuestra parte añadiremos que con toda seguridad habrán de contabilizarse -antes o después- muchas más de las cincuenta referidas. Debido a que no se ha contemplado recientemente la inclusión de aquellas que pertenecen el mundo propiamente ibero (entre los siglos V al I a.C.). De tal manera, M. ROSARIO LUCAS PELLICER y ENCARNACIÓN RUANO RUIZ, en 1988 ya referían gran cantidad de diseños "taurodérmicos" o de "lingote chipriota" entre el armamento y los motivos ornamentales celtibéricos. Pese a ello, parece que últimamente no se ha tratado mucho sobre la permanencia de ese símbolo en nuestras tierras (al menos, durante épocas muy posteriores a Tartessos). Todo lo cual creemos debiera estudiarse en profundidad, habida cuenta que puede aportar nuevos resultados sobre ese diseño tauromorfo y sus significados en la Península Ibérica.
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Quizás uno de los temas que menos se han tocado actualmente es la "supervivencia" y significado posterior de esa forma "de cuero curtido"; que igualmente fue usada por los iberos hasta época romana. En lo que se refiere a ello, Gómez Peña afirma que el "pellejo de buey" permanecerá fundamentalmente en el mundo escita y tras el siglo IV a.C, dando como referencia algunos objetos del Cáucaso que lo contienen.Siendo este un dato que nos parece de suma importancia, puesto que siempre hemos mantenido que Midas, y el reinado frigio de la dinastía de Gordion, nos parecen a todas luces de origen y costumbres escitas. Una procedencia y cultura escita de Midas, que explicaría no solo su "amor al oro", sino también la aparición de ese mismo símbolo "lingote" entre las tribus caucásicas y posteriormente en las peninsulares -ya que Iberia, de seguro, fue visitada (y aculturada) por los frigios-. Aunque también resulta evidente que el diseño o dibujo "piel curtida" gozaba de una enorme importancia en las tribus de nuestra tierra, tanto que permaneció entre los iberos durante siglos (tras la caida de Tartessos y -al menos- hasta la llegada de Roma).
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Este último es 
un hecho que ya estudié "en profundidad" desde comienzos de los ochenta y que pude confirmar al leer el trabajo de M. ROSARIO LUCAS PELLICER y de ENCARNACIÓN RUANO RUIZ. Obra publicada hace unos veinticinco años, e intitulada: "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica"; donde se analizaban los pormenores de muchos restos y piezas iberas que contenían este símbolo. Refiriéndose a los capiteles del mencionado Cortijo Del Ahorcado (cuya imagen podemos ver sobre estas líneas), no solo como ejemplos de arquitectura en que claramente se observa esculpida la "piel de buey". Sino que además, Lucas Pellicer y Ruano Ruiz, los relacionaban con el mundo minóico. Afirmando que el tipo de "cabeza" y su columna, eran iguales -o casi idénticas- a muchas de las cretenses -representadas en objetos y pinturas como las de Hagia Triada o de Micenas-.
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Todo 
lo cual contiene un gran misterio, habida cuenta que entre Hagia Triada (yacimiento perteneciente a la etapa de Los Palacios en Creta -anterior al siglo XIII a.C.-) y el Cortijo del Ahorcado, hay un milenio de distancia histórica. Pese a lo cual su "nudo" o su nexo podrìa hallarse siempre en Chipre, donde hacia el siglo X a.C. huyen los cretenses (micenios ya) al invadirlos los dorios (unos nuevos dueños de Creta, que serían más tarde "convertidos en griegos"). Siendo así, sabemos que gran parte de los que escapan del área de Micenas, se refugian en tierras chipriotas o de Canaan; conformando algunos hasta tribus judías (al admitir los hebreos a esos micenios entre los suyos, principalmente a los de Golán). Mientras otros conviven con los fenicios, tomando principalmente el nombre de "filisteos". Por último, una gran mayoría de los escapados de Creta tras la invasión doria, se establecen en la cercana isla de Chipre; donde continuaron con sus costumbres, su forma de escritura alfasilábica y su economía basada en el comercio marítimo. Gentes que sin duda colonizaron el Sur peninsular, tal como muestra la afluencia de cerámicas turdetanas anteriores al siglo V a.C. similares a las chipriotas arcaicas; o el mismo alfasilabario ibero, que goza de una gran parte de caracteres de ascendencia creto-chipriota.
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Por todo lo que explicamos, existe la posibilidad de que los modelos, las formas y hasta los cultos de la Creta minóica -tanto como los símbolos y ornamentos-; llegasen a tierras iberas, aún muchos siglos después de su desaparición en el lugar de origen. Todo lo que es perfectamente razonable habida cuenta de que en Chipre y en Canaan pervivieron los herederos de Micenas, huidos a estas islas y costas trás ser invadidos por los "griegos" -donde se refugian desde el siglo XII al X a.C.-. Cuyo idioma y escritura minóico-micénia, perduró al menos por seis siglos en la isla chipriota. Habiendo sido precisamente ese signario cretochipriota principalmente los símbolos del que descienden gran parte de los caracteres del "alfabeto" ibero (que nace antes del siglo VI a.C. en Turdetania y está en uso en la Península, hasta nuestra era). Por todo cuanto es perfectamente posible pensar que también permanecieron hasta épocas muy posteriores, otros símbolos llegados desde esa isla -o desde las costas de Oriente Medio- e igualmente pertenecientes al mundo minóico o micénico (desaparecidos casi quinientos años antes en su lugar de origen). Un hecho que para entenderlo mejor diremos que puede compararse a la divulgación del latín y los libros impresos en este idioma. Que aparecieron por primera vez en América, casi mil años después de que esta lengua hubiera quedado prácticamente en desuso en Europa. Todo lo que se debería simplemente a que nuestra cultura asienta las bases en la romana, del mismo modo que la chipriota y parte de la canaanea, tenían como cimientos en la micenia y en la minoica.
(31): The Gazelle in Ancient Egyptian Art Image and Meaning // Aut.: Ása Strandberg
Uppsala Studies in Egyptology - 6 - Uppsala 2009 VER: Dorcas gazelle (pag 9)
(32): IDEM (19) página 11
"La primera construcción protohistórica sobre el Carambolo corresponde al Santuario V. Se trata de un pequeño edificio con orientación astronómica solar. La entrada se abre al este, dispuesta en concreto al orto del solsticio de verano, mientras la trasera da al oeste, hacia el ocaso del solsticio de invierno. Se trata de un templo sencillo compuesto de tres estancias: una de entrada, que parece patio, y dos al fondo cubiertas y más pequeñas, la meridional con un altar circular en su centro"
(33): IDEM (19) página 11
"La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. Abundan en este contexto los restos de fauna y las cenizas, señal de que se trataba de una zona tal vez destinada a la preparación de los sacrificios. A su vez, a ambos lados de estos compartimentos se construyeron sendas capillas: una en el flanco norte para Astarté y en el lado sur para Baal . El centro de la capilla o abernáculo meridional lo ocupó un gran altar en forma de piel de toro extendida sobre el suelo, fabricado mediante un suave rebaje del pavimento de tierra apisonada, luego pintado de rojo. La combustión de las ofrendas sobre este altar originó un gran círculo rubefactado"
(34): TARTESSOS Y EL CARAMBOLO, Juan de Mata CarriazoMadrid 1973 Pag. 234
(35): CONSULTAR EL ESTUDIO PUBLICADO EN LVCENTVM XXX, 2011, PAGS 9-24; "NUEVOS DATOS SOBRE LOS ALTARES TAURODÉRMICOS ASIRIOS Y ESCITAS Y SU SIMBOLOGÍA" NEW DATA ON ASSYRIAN AND SCYTHIAN BULL-SKIN-SHAPED SHRINES AND THEIR SYMBOLISM // por : ÁLVARO GÓMEZ PEÑA de la Universidad de Sevilla
(36): IDEM (2O) página 10
(37): IDEM (2O) Pag. 11
(38): "CANTOS DE SIRENA: LA PRECOLONIZACIÓN FENICIA DE TARTESSOS" en
Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate // VV. AA. S. // Publicación dirigida por S.Celestino, N. Rafel y X.-L. Armada
CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
Escuela Española de Historia y Arqueología en Roma, Madrid 2008 (dedicado a Xavier Dupré i Raventós -Barcelona 1956, Roma 2006-) . Pag 308 y ss
(39): Escacena Carrasco, idem (38) (PAG 309) citando a González de Canales y otros 2004: 154-155; Torres 2005: 296.
(40): Para los interesados en el tema de metrología y ponderales peninsulares VER:
1-EL TESORO DE VILLENA, EL DE CABEZO REDONDO Y EL DE EL CARAMBOLO. SUS PONDERALES: ¿FENICIOS, ANATÓLICOS, BABILÓNICOS O EGIPCIOS...? (parte primera: Introducción) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/el-tesoro-de-villena-el-de-cabezo_5365.html
2-EL TESORO DE VILLENA, EL DE CABEZO REDONDO Y EL DE EL CARAMBOLO. SUS PONDERALES: ¿FENICIOS, ANATÓLICOS, BABILÓNICOS O EGIPCIOS...? (Parte segunda: Pesos y medidas de los metales en la Antigüedad)
3-EL TESORO DE VILLENA, EL DE CABEZO REDONDO Y EL DE EL CARAMBOLO. SUS PONDERALES: ¿FENICIOS, ANATÓLICOS, BABILÓNICOS O EGIPCIOS...? (Parte tercera: Estudio comparativo de los tesoros de Villena y Cabezo Redondo)
4-EL TESORO DE VILLENA, EL DE CABEZO REDONDO Y EL CARAMBOLO. SUS PONDERALES: ¿FENICIOS, ANATÓLICOS, BABILÓNICOS O EGIPCIOS...? (Parte cuarta: El posible ponderal ibérico y sobre hipotéticas medidas de peso y longitud en la época) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/carambolo-sus-ponderales-fenicios.html
TABLAS CORRELATIVAS de los artículos I, II, III y IV (EL TESORO DE VILLENA, EL DE CABEZO REDONDO Y EL DE EL CARAMBOLO....). Parte VIIC de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo". http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/02/tablas-correlativas-de-los-articulos-i.html
126º -. METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO -Siguendo a Ruiz-Gálvez- Consta de cuatro artículos y dos entradas con tablas correlativas en las que se analizan el significado de la metrología; los ponderales en la antigüedad y los pesos de los tesoros peninsulares.
1.- METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO -Siguendo a Ruiz-Gálvez- (Parte primera: El significado de la Metrología en la Antigüedad) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/03/metrologia-y-ponderales-en-el-mundo-pre_3546.html
2.- METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO: Siguendo a Ruiz-Gálvez (Parte segunda: El valor de la Metrología en la Antigüedad)
3.- METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO: Siguiendo a Ruiz-Gálvez (Parte tercera: Acerca de los patrones; su corrección y mayor exactitud) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/04/metrologia-y-ponderales-en-el-mundo-pre_5.html
4.- METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO: Siguiendo a Ruiz-Gálvez (Parte cuarta: Tesoros peninsulares)
5.- METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO: Siguendo a Ruiz-Gálvez (TABLAS CORRESPONDIENTES A LOS ARTÍCULOS 3º Y 4º) http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/03/metrologia-y-ponderales-en-el-mundo-pre_16.html
6.- METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO: Siguendo a Ruiz-Gálvez. -TABLAS CORRELATIVAS-
127º - METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de logitud; hipótesis peninsulares prerromanas. CONTINUACIÓN (parte tercera). TRATA SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA MEDIDA EN LA ANTIGÜEDAD, TANTO COMO DE SUS VALORES. CONSTA DE TRES ARTÍCULOS:
1.- METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de logitud; hipótesis peninsulares prerromanas (parte primera).
2.-METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de logitud; hipótesis peninsulares prerromanas. CONTINUACIÓN (parte segunda). http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/metrologia-en-el-mundo-antiguo-sobre_4016.html
3.- METROLOGÍA EN EL MUNDO ANTIGUO: Sobre ponderales y modelos de logitud; hipótesis peninsulares prerromanas. CONTINUACIÓN (parte tercera). http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/metrologia-en-el-mundo-antiguo-sobre_5.html
128º- CONCLUSIÓN FINAL A LA METROLOGÍA Y PONDERALES; DE LA EDAD DEL BRONCE A LA DEL HIERRO -su pervivencia en época grecorromana y su perduración hasta nuestros días-. Es la concusión a los tres artículos anteriores. CONTIENE UNAS TABLAS DE CONCORDANCIA que bajo este marcamos. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/conclusion-final-la-metrologia-y.html
a) Tablas de concordancia del artículo: CONCLUSIÓN FINAL A LA METROLOGÍA Y PONDERALES; DE LA EDAD DEL BRONCE A LA DEL HIERRO -su pervivencia en época grecorromana y su perduración hasta nuestros días-.
129º- METROLOGÍA Y PONDERALES EN LA IBERIA PRERROMANA (Sobre los estudios de Mora Serrano y de Ma.Paz García-Bellido)
(40b): Para cuantos deseén conocer rápidamente los valores finales que pudimos obtener de
los diferentes Siklos, Shatys, Minas, talentos y etc. Facilito los siguentes datos:
DEBEN = 90 gramos.
SHATY = Siklo Oro = 7,5 g.
Shekel Judio = 11,34 = (Shaty · 3/2) · 126/125
Siklo Oro · 49/50 = Siklo Púnico..................... 7,5 · 49/50 = 7,35 g.
-Multiplicado por 10 y dividido por 12 da exactamente 7 g., que es una medida de concordancia
general.
-2 Lingotes (16,8 g) = 5 SIKLOS BABILONIOS de 6,72 gramos.
-Multiplicado por 15/14 = 18 gramos = 1/5 Deben egipcio, de 90 gramos.
-De lo que 25 Lingotes (16,8 g) = 56 Shatys de Oro (Siklos Oro de 7,5 g.).
-Además 9 Lingotes = 20 Siklos Filisteos o Pym de 7,56 gramos.
-Y 27 Lingotes (de 16,8) = 40 Shekel Judios de 11,34 g..
-Finalmente: 21 Lingotes = 48 Siklos Púnicos (de 7,35 gramos).
-Lingote 16,8 g. multiplicado por 28 = Mina de Ugarit de 470,4 gramos.
-A su vez, añadimos que 64 siklos Púnicos de 7,35 = Mina de Ugarit; tanto como 70 Siklos de
Babilonia de 6,72 = Mina de Ugarit.
-De lo que 70 Siklos de Babilonia eran 64 Púnicos y se unificaban en el referido peso de Ugarit de
470,4 gramos. .
-Siendo el resto de pesos de equivalencia entre los ponderales de Oriente Medio los ya conocidos
-3 Pym = 2 Shekel judíos
-35 Pym (23+1/3 Shekel j.) = 36 Siklos Púnicos
-125 Pym (83+1/3 Shekel j.) = 126 Siklos Oro
-49 Siklos Oro = 50 Siklos Púnicos
-Y en lo que se refiere a las Minas de 50 Siklos habrían de ser:
- 2 Minas Púnicas (735 = 7,35 g. · 100) = 97+1/5 de Pym
- 2 Minas Púnicas (735 g) = 98 Siklos Oro
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 70 Siklos Babilonios
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 64 Siklos Púnicos
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 62+18/25 Siklos Oro
-1 Mina de Ugarit (470,4 gramos) = 1+2/5 Minas de Babilonia
-5 Minas de Ugarit (2352 gramos) = 7 Minas de Babilonia (7 · 336 g)
-7 Minas de Babilonia (2352 gramos) = 6+2/5 Minas Púnicas (6,4 · 367,5 g)
1ª - CON UN DEBEN DEL ANTIGUO IMPERIO EQUIVALENTE A 1/5 DE MINA MESOPOTÁMICA:
Durante el Reino Antiguo y cuando el Codo Real egipcio valia unos 52,36 centímetros:
-Shaty equivalía a 7,4764 gramos.
-Deben equivalía a 89,7168 gramos
- 5 Deben = 60 Shaty = MINA MESOPOTÁMICA= 448,584 gramos
- Mina Babilónica 1/3 menor = 336,438 gramos
- Siklo Babilónico Monetal 1/30 de Mina = 11,2146 g.
- Siklo Babilónico Vulgar 1/50 de Mina = 6,72876 g.
- Siklo Sagrado el doble 1/69 de Mina = 13,45752 g.
(posible origen del Shekel Judío, el Siklo Sagrado de Babilonia)
- Mina de Ugarit (70 Siklos Vulgares Babilonios) = 471,0132 gramos
-Siklo Minorasiático (1/40 Mina Ugarit) = 11,77533 gramos
-Siklo Pym (filisteo y micénico) (1/62 Mina Ugarit) = 7,596... gramos.
Siklo Oro-fenicio y derivado del Pym; no se corresponde con Shaty.
- Shekel Judío correspondiendo con Ugarit (471,0132 g) = 11,3954 ... g.
- Siklo Oro fenicio-palestino (125/126 Pym) = 7,5366... gramos.
- Siklo Púnico (menor) (35/36 Pym) = 7,385... g.
(41): IDEM (38) pag 309, citando a (Cabrera 1988-1989: 48-53)
(42): IDEM (38) citando a (Ruiz-Gálvez 1986: 14; Giardino 1995: 237 y 240); y citando a (Torres 2005: 294).
(43): (J. Alvar (1981: 191) (PAG 311) (Luzón 1988)
(44): Representaciones de barcos en el arte rupestre: piratas y comerciantes en el tránsito de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro /// Marisa Ruiz-Gálvez Priego /// Mayurqa (2005), 30: 307-339 (ed. Univ de Mallorca) .
A los interesados, VER mi artículo:
- MARINEROS Y MINEROS: LA PROTOCOLONIZACIÓN (Capítulo 113 de "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"):
(45): IDEM (38) citando a J. Alvar (1981: 191) (PAG 311)
(46): IDEM (38) pag 312; citando a Aubet (1994: 91) y a (Izquierdo 1997).
(47): IDEM (38) Pag 312
(48): IDEM (38) Pag 316 y ss.
(49): ALICIA PEREA, "Orfebrería Prerromana" (Madrid 1991)
(50): IDEM (38), (PAG 318)
(51): IDEM (38), (PAG 313) SIC: Durante el Calcolítico, hasta los poblados de la provincia de Almería habían llegado huevos de avestruz, pero también marfil y otros productos relativamente exóticos” (citando a Chapman 1991: 260-265).
(52): PROCEDENCIA E INTERCAMBIO DE MARFIL EN EL CALCOLÍTICO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
Thomas X. Schuhmacher y Arun Banerjee (PAG 292)
Congrés Internacional Xarxes al Neolític – Neolithic Networks Rubricatum. Revista del Museu de Gavà, 5 (2012) - ISSN: 1135-3791
(53a y 53b): EPÍLOGO: IDEM (38), (PAG 319 y ss)
(54): Para el estudio y comprensión de Los Pueblos del Mar, recomendamos el libro del profesor Sandars,
LOS PUEBLOS DEL MAR (Madrid 2005)
Asimismo pueden consultar mi artículo LOS HEREDEROS DE MICENAS donde se narra la huida de algunos de estos micenios y minóicos y su establecimiento en Chipre e Israel:
LOS HEREDEROS DE MICENAS: Su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos
PULSAR: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_19.html
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TAL COMO VENIMOS HACIENDO, INCLUYO MI MÚSICA
PARA LOS SEGUIDORES QUE QUIERAN ESCUCHARLA,
con motivo de celebrar que hemos superado
los 400.000 mil lectores:
-TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE más de 275.000 lecturas
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/
-AÑORANZAS, RECUERDOS Y SEMBLANZAS más de 75.000 lecturas
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/
-LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS más de 29.000 lecturas
http://leyendas-de-la-mota-del-marques.blogspot.com.es/
-SOBRE LOS TEXTOS IBÉRICOS (dos blogs) más de 65.000 lecturas
http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/
http://sobrelostextosibericos.blogspot.com.es/
-DE CNOSSOS A TARTESSOS más de 10. 00 lecturas.
http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/
NUEVOS BLOGS:
-FLAMENCO, ARQUEOLOGÍA Y PRE-FLAMENCO
(antes que el pueblo gitano desarrollase este folklore)
http://historiasdelflamenco.blogspot.com.es/
- Arte, simbología y humanismo
http://artesimbologiayhumanismo.blogspot.com.es/
.
De tal manera, incluimos mi música para todos los interesados.
En primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991). PULSAR SOBRE:
https://www.youtube.com/watch?v=Nw1g-OKTqyQ
.
IGUALMENTE PODEMOS OIR HESPERIS I, II Y III, BASADA E INSPIRADA EN TARTESSOS:
https://www.youtube.com/watch?v=zs75YCxbad4
https://www.youtube.com/watch?v=jRVNaGa3wx0
https://www.youtube.com/watch?v=M6EzpQyy2Qc
Tras lo que invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI (LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ (Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
PULSAR SOBRE SUS ENLACES:
https://www.youtube.com/watch?v=NV8uqxKW434
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk

https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk

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