sábado, 8 de junio de 2013

LA BICHA DE BALAZOTE (del Tammud babilónico al Aqueloo griego) CONTINUACIÓN 1º -de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 11º (Parte LXXX de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.


-DEBIDO A LA EXTENSIÓN DE NUESTRO ARTÍCULO, NOS HEMOS VISTO OBLIGADOS A DIVIDIRLO EN TRES PARTES (ESTA ES LA SEGUNDA ENTRADA Y CONTINUACIÓN DE LA PRIMERA PARTE).Viene de la entrada anterior VER: 
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/06/la-bicha-de-balazote-del-tammud_2204.html
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ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Imagen del llamado "bronce Carriazo" pieza del periodo orientalizante de Tartessos, fechada hacia el siglo VII a.C., en la que se observa una diosa identificada comunmente como una Ishtar fenicia, que porta dos triángulos en sus manos y doma -o sujeta- a dos ánades. Acerca del significado que contiene la iconografía -sin dudar de que se trata de una diosa de la fertilidad, muy cercana a Ishtar-, pienso que también se puede considerar una deidad más próxima a Artemisa (Señora de los Animales) y hasta una diva con un carácter un tanto más etrusco o itálico y -sobre todo- muy egipciante. El rasgo prerromano que nos hace llegar a esa conclusión es que aparece entre dos ocas, totems acuáticos que simbolizaban a Juno Moneta. Habida cuenta que el templo del Capitolio romano deidicado a Juno era cuidado por aquellas aves, de las que la Historia narra como salvaron a Roma de la invasión bárbara. Ya que cuando aparecieron las hordas celtas en las cercanías del templo de Juno Moneta, las ocas comenzaron a graznar, lo que alertó a las tropas latinas. 
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Este curioso hecho se relaciona igualmente con los cultos de la Artemisa más antigua helena (asentada en tierras de Anatolia y de Creta) que también tenía como totem a las aves acuáticas. Por lo demás, la diosa tartéssica que vemos pintada, porta dos triángulos; figuras que quizás hablan de algún método para atrapar los patos y por lo tanto reflejaría más que a una Ishtar a una "señora de los animales" (Potnia Theron cuyo nombre griego fue Artemisa). Aunque más seguramente estos dos triángulos se refieren a figuras sublimadas de adoración de la fecundidad, debido a que su diseño se relaciona con el sexo (por la forma del pubis). Pero sobre todo el triángulo era el símbolo del buey Apis, cuya frente había de estar manchada con un "lucero" blanco diseñando perfectamente los tres lados. 
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Ello y el hecho de que a Juno se la identifique con una diosa "vaca" (tanto que su nombre procede de latín "iúnix", "becerra"); nos lleva a interpretar que el bronce Carriazo contiene una deidad mucho más cercana a las anatólicas como Ashtarot hitita -antecedente de Ishtar y de las que surge también la posterior Artemisa helena-. Por su parte, el peinado que luce (a modo de cuernos) es el de la diosa egipcia Hathor, diva que se figuraba también en una becerra y muy cercana a la Ashtarot hitita (cuyos nombres son parecidos). Por último, la del Bronce Carriazo en el pecho lleva grabadas las flores del loto azul egipcio, símbolo de la fertilidad en el Nilo. De cuanto se deduce que se trataría de una divinidad muy egipciante, cercana a Hathor y representada como una Potnia Theron (Señora de los animales). Es decir que es una Artemisa-Juno o bien una Ashtarot-Hathor, más que una Ishtar fenicia (propiamente dicha); pues es diva púnica se representa en iconografías más cercanas a las Isis. 

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B) EL TORO ANDROCÉFALO COMO SÍMBOLO DE FERTILIDAD:
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Habíamos visto que desde el VI milenio a.C. en yacimientos como el de Catal Hüyük -y posteriormente en otros, como Tell-Hallaf- (Turquía)-; las escenas principales de sus templos repetían una "gran diosa madre que paría al toro sagrado". Deidades que representaban al príncipe y a su progenitora reina, y que unían los conceptos de divinidad, de fuerza y de la tierra; como dioses ctónicos de la fertilidad y del poder. En Egipto igualmente hablábamos en nuestras anteriores entradas -y de forma extensa-, acerca del buey Apis. Un dios que relacioné personalmente con las aguas del propio Nilo y con sus crecidas, por lo que en mi opinión creo que este toro sagrado egipcio personificaría realmente al gran rio, siendo un antedecente directo del Aqueloo griego. Aunque el significado de Apis como benefactor de las cosechas y de la fecundidad era más reconocido y reconocible que el del divo heleno. Tanto que hasta los templos y fiestas del faraónico buey iban las que no conseguían tener hijos, para desnudar su estómago -o subirse las faldas- y así lograr el embarazado (principalmente cuando se elegía un nuevo buey y en las celebraciones del reciente toro deificado) (19) .
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Por su parte, en la Mesopotamia más anciana, también vimos en artículos previos que entre los dioses principales se hallaba Nilil, la esposa de Enlil; igualmente representada como una vaca, simbolizando la fertilidad y la riqueza. Quien era muy similar iconográficamente a la Hathor de Egipto; la diva de la danza, la sensualidad, la fecundidad, del erotismo y de los partos. Una diva faraónica de la belleza, que tenía orejas vacunas y pelo en forma de cuerna; todo lo que se relacionaba plenamente con Isis, quien en el Nilo representaba la maternidad sagrada (progenitora del gran becerro de la luz: Osiris; y por ello coronada con el creciente en su cabeza). Conceptos similares guardaba la divina Inanna en el Éufrates, quien se acompañaba del toro androcéfalo y era una de las más importantes diosas de Uruk, equiparada a Ishtar. Aunque su deificación era más compleja y se relacionada con el ganado; tanto que la imagen idealizada de Inanna llegaba a ser un haz de cañas, como símbolo de protección a los establos (significando los techos que cobijaban las reses). Consecuentemente, de común era representada junto al hombre toro Tammud (androbóvido barbado, sedente o levantado que lucía comunmente el cinturón sagrado) y a ambos dioses los consideraban los protectores de la vacada -y por lo tanto de la fertilidad, la riqueza y de los bienes-. Dones que como decimos, eran venerados con un simple "atado de brezo" que ponían los pastores en lugar principal (en los techos de todo establo y en sus casas), para defender a los animales del mal (20) .
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Tras este breve apunte de los párrafos anteriores sobre lo que hemos ido tratando en entradas previas; seguiremos con nuestro análisis acerca del significado que mantuvo el toro (fundamentalmente el androcéfalo) como totem de la fertilidad en el Mediterraneo. Simbología y deificación heredadas principalmente desde Mesopotamia y del Mundo Hitita, tanto como de Egipto y de Creta; todo lo que llevó a que el dios bóvido fuera uno de los más importantes del Mediterráneo (al menos durante el primer milenio a.C.). Unos hechos que para conocer mejor y estudiarlos más en profundidad, los presentaremos siguiendo un pequeño recorrido histórico. Una ruta del "bos" androcéfalo como símbolo de la fertilidad, que comenzaremos en El Egeo (Creta y Chipre), seguiremos por la Hélade; llegando posteriormente a Italia y pasando finalmente a estudiarlo en nuestras tierras de Iberia. Pretendiendo con ello, comprender mejor qué pudo ser o significar esa escultura de un bóvido sedente aparecida en tierras de Albacete y denominada Bicha de Balazote:
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, jarro chiripta arcaico, fechado entre el 750 al 600 a.C.. En él figura un toro alado antropomorfo exactamente igual a los dioses Tammud -de los hititas- o bien Lamassu entre los persas (agradecemos al Museo de Nikosia nos permita divulgar la imagen). Como veremos a continuación, la deificación del buey androcéfalo aparece de manera muy temprana en Chipre; siendo ya adorado en los primeros templos y tiempos del bronce, en la figura de un bucráneo. Cabezas de bóvidos que aparecen en numerosos recintos sagrados, principalmente situados junto a fraguas o lugares donde se trabajaba el metal. Lo que a juicio de muchos arqueólogos muestra una unión entre las armas y el concepto de estas astas votivas, que creen sirvieron para adornar o cubrir las testas de los sacerdotes que dirigían determinadas ceremonias iniciáticas. Rituales que sin duda se relacionarían con los anatólicos, pero también con los cretenses (como el del Minotauro); todo lo que hace pensar en celebraciones de tipo ctónico, probando el valor de los asistentes y adorando al toro como símbolo de la guerra, del valor y de la fecundidad. 
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ABAJO: De nuevo una imagen del dios del lingote de Enkomi (Chipre) alzado sobre una pieza de bronce en forma de piel de toro, cuyo diseño es muy semejante al de los pectorales del Tesoro de El Carambolo. Algunos especialistas lo fechan en el siglo XVI a.C. (pese a existir dudas de que fuera doscientos años posterior); escultura que se halló en un recinto sagrado sito junto a numerosos emplazamientos donde se trabajaba el bronce. Ello a mi juicio, une el concepto del toro androcéfalo con este dios de la guerra y del metal, representado con casco de cuernos y subido a un lingote de cobre en forma de piel de buey. Algo que podemos entender como símbolo de los bienes, por cuanto el cobre significaba la riqueza y el toro era el totem del poder y de la guerra; todo iconografiado en los cuernos del casco y en el lingote que guarda la forma de piel de bóvido. Teniendo a su vez el valor genésico como representación de la sexualidad y la masculinidad, sublimada en el guerrero con yelmo de cuernos y subido al metal, que otorgaría la gloria y las riquezas. El original de esta figura que expone el Museo Arqueológico de Sevilla en reproducción (en imagen, agradeciendo a esa entidad nos permita la divulgación de la foto) se halla en el Museo de Nicosia. Como vemos en ella, la relación de los lingotes y la fundición con el mundo ctónico es inmediata; al igual que el toro andrócefalo hemos de interpretarlo también simbolizado en esos guerreros de cascos con astas (entendiendo su valor sexual y de fiereza como el origen de las riquezas y de la fecundidad). 
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1) CRETA Y CHIPRE:
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En Chipre, desde los comienzos de la Edad de Bronce se identificó el culto a la fertilidad, con el del toro y la diosa madre (de un modo similar a como lo vemos en su cercana Anatolia, quizás por influencia del antes referido yacimiento de Catal-Hüyük). Templos como Enkomi o Kitión testifican este tipo de divinidades y celebraciones en las que se ofrecían bucràneos; cráneos de bueyes que han aparecido en numerosos recintos sagrados muy cercanos al lugar donde se halló este famoso dios del lingote de Enkomi. Pequeña estatuilla que hemos estudiado repitamente y que representa un guerrero con casco y cuernos, subido a una pieza de cobre, en forma de piel de toro (igual en su diseño a los pectorales del Tesoro de El Carambolo). De tal manera y sabiendo que esa figurita es una divinidad de la guerra y de la fragua, se hace evidente que la fundición y los metales se unían en conceptos cercanos al toro. Ello por ser este animal el totem de la lucha fiera, tanto como el símbolo de los bienes más preciados. Pero a su vez, su deificación estaba unida a la maternidad; una progenitura femenina y parto que se entendía relacionada con el trabajo del metal. Todo lo que es muy común a la Edad del Bronce, ya que por entonces la "matriz del herrero" se entendía de algún modo como la de la madre, al igual que la metalurgia se comprendía como una actividad iniciada o creada por mujeres y un don femenino (semejante la alfarería o la cocina).
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Por cuanto hemos planteado en el párrafo anterior, es muy posible que concibieran las armas como unos cuernos creados por la "matriz de la fragua"; representado esas astas lo mismo que un puñal o una lanza: La fuerza fecundadora , nacida de la masculinidad (y por ende, del valor). De tal modo podremos entender que el toro, simbolizando esas virtudes -de fuerza, valentía y fecundidad-, apareciera comunmente unido a la mujer y a la maternidad en religiones tan antiguas como las de Chipre. Al igual que se entiende que esos bucráneos y las madres fueran adorados en los centros de trabajo del metal -o de entrenamiento en el uso de las armas-. Lugares y gentes que veneraban a los dioses de la fertilidad, la maternidad, la metalurgia, la riqueza y de la guerra, como divos ctónicos. Unos dioses con un sentimiento religioso que ligaba las fuerzas de la Tierra y de la generación, con la lucha y el dominio; a la vez que unían la fertilidad con la riqueza y esta con la vida y el fallecimiento. Comprendiendo como inevitablemente juntas y dolorosas: La muerte y el parto; el sexo y la pelea; la creación y la destrucción, tanto como la abundancia y la guerra (generando figuras míticas como Eros junto a Tánatos, o Perséfone junto a Deméter).
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En lo que se refiere a Creta, el valor simbólico del toro -androcéfalo-, en opinión de Delgado Linacero nacería en gran parte desde la función que las reses domésticas generaron. Lo que a juicio de esta autora, crearía una religión por la que los ganaderos eran tenidos como seres sagrados. Consecuentemente escribe la referida autora: "Ciertos pueblos, como el cretense, utilizaron las viviendas de los pastores como lugar de iniciación" (21) . Pese a ello, mi teoría personal es muy diferente y considero que en verdad el valor del hombre-toro de Creta surge desde otra función que las reses bravas tenían para la cultura minóica: La de guardia. Unos toros fieros que creo firmemente no solo usarían para realizar espectáculos; sino que en mi forma de entender la Historia del reino de Minos, tambien eran utilizadas como defensa.
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De tal manera, ya he repetido numerosas veces como considero que la isla y los palacios minoicos se debieron de proteger con manadas de bravos; reses que conservarían en cercados junto a las playas, embarcaderos y en las proximidades de las ciudades, para darles suelta en caso de aparecer naves de enemigos o de extraños. Algo que explicaría la inexistencia de murallas en los palacios del Bronce cretense, tanto como las laberínticas calles de esas ciudades, que creo servirían para soltar morlacos en caso de invasión. Además todo ello justificaría el Laberinto real y sus ritos iniciáticos, que servirían como modo de entrenamiento para dominar, dirigir y avalanzar las reses bravas contra posibles invasores. Por cuanto digo, pienso que aquel hombre-toro que dominaba el recinto de Cnossos y la isla de Creta (el Minotauro o Talos) en mi opinión reflejaría fielmente al fiigura de los mayorales o de los boyeros, quienes eran y son capaces de dar suelta a los bravos y manejarlos contra aquel que desean. Logrando con sus artes llevarlos hacia donde deben, retirarlos a un cercado, o bien avanzarlos contra un enemigo invasor (de un modo semejante a como hace aún hoy el "pastor" en una plaza o durante los encierros). Por todo cuanto expreso, considero que el valor del hombre-toro en Creta nacería de ese Minotauro de este modo comprendido, de lo que no es extraño que simbolizara la fuerza, la guerra, la fertilidad y la protección.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba: Vaso libaciones que representa un toro atrapado por tres hombres (taurokathapsia), fechado entre el 2000 y el 1900 a.C., hallado en Kuomasa (MESARA) -propiedad del Museo de Heraklion, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Como podemos ver, en la escena figura la captura de una res brava claramente iconografiada en un gran tamaño (para hacer con cuerpo del animal el vaso). Pese a ello, se aprecian los tres "forçados" o capturadores del toro bravo, quienes actuan de manera muy semejante a como los portugueses aún hacen al doblar y derribar a los bravos en las plazas. Ello lleva pensar que en verdad los mayorales de Creta fueran capaces de manejar reses fieras y de gran tamaño de una forma muy semejante a como hoy en día realizan los recotadores, forçados y otras gentes del mundo del toro. Sirviéndose a veces tan solo de sus manos, otras con engaños, las más usando caballos o monturas y siempre logrando hacer animales útiles y "obedientes", de unos fieros y peligrosos bóvidos (a tarvés de manadas de mansos u otras "artes de cúchares").
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A mi juicio, como dato de enorme importancia en esta representación se halla que los hombres van ataviados principamente con una en enorme faja; cinturón que como el de los forçados portugueses serviría para cubrir los riñones y para encunarse entre las cuernas de la res. Ello explicaría por qué están desnudos y portan tan solo esos cinturones, atributo principal de algunos dioses orientales del rebaño; deidades tales como Tammud o Enkidu, cuya iconografía es comunmente la de hombres con cara de toro, sin ropas, con un extraño peinado, casi sin ropas y con un enorme cinturón. Cinto o faja que -como digo- serviría para realizar la taurokathapsia (atrapar el toro encunándose o subiéndose a sus lomos) y que en mi ponión resuelve alguno de los por qués del simbolismo de esta prenda en las Antiguas Religiones. Siendo importantísimo el cinturón en deidades como las ganaderas de Mesopotamia o Anatolia. Luciéndolo el "señor de las bestias" (luego llamado Enkidu o Tammud) y sobre todo Gilgamesh. Rey que a su vez se representa en la ornamentación de numerosos cintos, como el de la Aliseda; pieza tartéssica en la que figura dibujado por todo su granulado de oro este monarca-dios. Un Gilgamesh que comunmente viste tan solo con una gran faja mientras lucha contra las bestias (comunmente el león). Todo lo que creo expresaría la capacidad de pelear a cuerpo limpio y sin armas, con el mayor valor, tal como hoy hacen los toreros y forçados (igualmente, como realizan los que vemos en este vaso ritual cretense de hace unos cuatro mil años). 

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ABAJO: Recogemos esta curiosa pieza de cerámica minóica, que representa una danza ritual, del periodo palacial de Phaistos. Hallada en Kamilkar (Festos) y fechada hacia el 1600 a.C., la exhibe en la actualidad el Museo de Heraklion, al que agradecemos nos permita divulgar las imágenes. En mi opinión se trataría de una danza del vino, llevada a cabo en una cubeta de maceración y donde los concelebrantes bailan sobre la tina que exprime la uva. Curiosamente los laterales de aquella cuba en la que bailan ritualmente, se adorna con los cuernos sagrados cretenses, lo que une el concepto del vino y su color al de la sangre del toro; ideas que claramente se expresan en todo el mundo Órfico y en los misterios (de origen cretense). Como a continuación veremos, la historia del nacimiento de Zeus y de su hijo Zegreo (también engendrado en una de las cuevas monóicas) son el principio del mundo Órfico heleno, tanto como la primera personificación de Dionisos (Baco). De todo cuanto concluyo personalmente que esta figura cerámica representaría quizás la danza del vino de Dionisos o Zagreo, como culto al fruto de la vid vista ya como la sangre del toro sagrado (de ello su ornamentación con los cuernos en la cuba de prensar el caldo).
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Continuando con los estudios de Cristina Delgado Linacero, esta experta en el toro en la Antigüedad menciona a su vez la importancia fecundadora de los bóvidos a través de una historia que narran las fuentes clásicas, relacionando el "bos" con la apicultura. Tanto que aseveraban los egipcios, que las abejas se engendraban desde la putrefacción de bueyes muertos. Sobre ello cita la referida autora a Antógono de Karistos quien en el 250 a.C. decía que: "En Egipto, si entierras un buey en ciertos lugares, de modo que solo salgan los cuernos y luego se los sierras dicen que salen volando abejas, ya que el buey al putrificarse se convierte en abejas". Estos hechos los recogen igualmente Ovidio y Virgilio, afirmando también que si se inhuma un buey, de aquel lugar en que se le dé tierra, nacerán abejas. Explicando Virgilio que ello es el método para iniciar la apicultura en el Egipto, creando los paneles y luego matando un novillo de dos años. Así, para darle muerte le tapaban la nariz y boca y le terminaban de quitar la vida a golpes; tras ello, dispersaban las entrañas maceradas, quedándose con la piel entera que dejaban dentro de una estancia con hierbas especiadas. De aquellos huesos naceran primero animalitos y finalmente las abejas (22) .
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Hemos recogido la anterior historia acerca de las abejas, dada la importancia de este insecto para la cultura Minoica y por su relación con los dioses de Creta. Tanto que sus primeros reyes se tienen como "meliseos" o "pastores" de esos insectos, quienes instituyen la apicultura en la isla. Ejerciendo una primigenia "forma de ganadería", que no estaba exenta de riesgos, lo que fue una de las fuentes de economía de Creta (tanto como del Mediterráneo). Aunque lo importante en el caso que nos ocupa es que la apicultura y el pastoreo producían los dos productos principales de la dieta cretense: La miel y la leche (esenciales para el mundo minóico). Tanto es así, que la mitlogía narra como Zeus de niño y mientras vivió en esa isla, fue criado por una abeja y una cabra (quienes le alimentaron con sus libaciones hasta lograr hacer de aquel el más grande de los dioses). Estos dos productos principales para la alimentación -la leche y la miel- en griego se dirían "meilikios"(), voz que en mi opinión daría lugar a una bebida denominada "miel de Creta" ("melicretón" = ). Una miel con leche que se suponía era el alimento principal del niño Zeus; aunque a su vez, estos "meilikios" eran los dulces o las bebidas que se ofrendaban en los serpentarios a las culebras sagadas (guardadas y veneradas en los templos). Sierpes divinas a las que regalaban el "meilikio" o la "melicretón" para leer el vaticinio, observando la manera en que los ofidios comían.
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Por su parte, el dios que se adoraba en estos templos helenos de la serpiente, ya dijimos que se denominaba Zeus Meilichios; deidad que tomaría el nombre -a mi juicio- desde estos dulces y bebidas que ofrendaban en su oráculo los peregrinos y fieles. Todo lo expuesto nos llevaría claramente hasta el Zeus cretense (como un Zeus Meilichios), cuya leyenda dice que nació bajo la forma de un gran ofidio y que así vivio en las cuevas de esta isla (cuidado por los Curetas y por Melisa y Amaltea, que le ofrecían su miel y leche) (23) . Divo antiquísimo, tanto que era un daimón, claramente más relacionado ya con las figuras como la de Tifón o de los dioses de la tempestad, quienes guardaban esa iconografía de un gran ofidio o un dragón (venerado y cuidado en el templo-caverna en la forma de sierpe). Siendo este Zeus Cretense (Meilichio) una figura que igualmente nos acerca a Aqueloo; máxime si analizamos la historia de su primer hijo: Zagreo.
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Este vástago de Zeus en Creta, era un niño que como sabemos nació y vivió igualmente en las cuevas de esa isla y que un día fue perseguido por los Titanes, quienes odiaban a su padre. Estos lograron sacar a Zagreo de su "escondite" por medio de un engaño, y el pequeño huyó de sus captores para que no le matasen. Pretendiendo salvarse se metamorfoseó durante su escapada en varios seres, entre los que igualmente destaca la serpiente y el toro. En esa última forma de gran uro, es cazado por sus perseguidores, quienes despedazan y trocean a Zagreo, comiéndoselo para que no renazca. Aunque su padre Zeus, consigue recuperar restos de su cuerpo y devolverle a la vida, engullendo la única parte que quedaba de su hijo (el corazón). Pariéndolo entonces de nuevo, nace de ese modo ya como Dionisos (24) . Mito que narra la transformación desde los sacrificios cruentos (primero humanos y luego de animales -siepes y toros-) hasta los incruentos. Siendo ya el Zagreo renacido como Dionisos, un dios del vino cuyas celebraciones debían basarse en ritos órficos, ofreciendo el "caldo" de la vid en lugar de la sangre (del niño, de la sierpe o de la res) .
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Este mito de Zagreo, que constituye la esencia de los ritos báquicos, está plenamente enlazado con el que hemos visto de Aqueloo, más aún cuando las formas en que se va convirtiendo el niño de Zeus -antes de ser matado, troceado y comido por los Titanes- son la de un fiero toro y la de enorme culebra. Unas metamorfosis en ofidio y uro, que se corresponden con la imagen de sus padres en Creta (Zeus); ya que Zagreo había sido concebido en su madre (Perséfone) cuando esta vivía junto a Zeus, convertidos ambos en enormes reptiles. Unos ofidios sagrados que habitaban las cuevas de Creta; lo que enlaza este mito con aquellas historias que íbamos analizando acerca de las religiónes primitivas, que adoraban a los daimones con el fin de apaciguar su sed de sangre. Dioses de la tempestad (como Tifón) a los que se había de ofrecer humanos en caso de desastres climatológicos, para calmar sus iras (como expusimos al recoger la historia de Jonás). Todo lo que nos lleva a ver en la leyenda de Zagreo y Zeus a dioses primigenios, estando estos entre los más antiguos del panteón heleno. Mito donde también curiosamente se vuelve a mencionar a la "cornucopia" (que, como vimos salía del cuerno de Aqueloo). Pero que en este caso procede de los días en que Amaltea cuidaba del niño Zeus; ya que esta cabra nodriza (o hija del rey de Creta) que regalaba su leche al dios infante, también le entrega uno de sus pitones. Pues la historia cuenta que Zeus jugando con Amaltea, le rompió un cuerno; tras lo que aquella se lo regaló para que así fuera el de la abundancia, también llamado Cornucopia (lo que como vemos une el mito de Aqueloo plenamente con el del Zeus y Zagreo cretenses) (25) .
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, Toro androcéfalo y barbado (Lamasu) en posición sedente, muy semejante a los anteriores y a la Bicha de Balazote; de época neosumeria -perteneciente al Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-
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ABAJO: Toro eblita, igualmente muy similar a los modelos que hemos ido estudiando (con barba, cabeza de hombre y tiara); fechado hacia siglo XVII a.C. -perteneciente al Museo Nacional de Damasco, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Ebla, ciudad heredera o nacida desde Mesopotamia y gran centro cultural asirio, situado a pocos kilómetros del Mediterráneo (junto a Alepo, en Siria); fue uno de los puntos desde los cuales pudo divulgarse este dios "androtáurico" hacia el Mediterráneo. La destrucción de Ebla como ciudad acaecida hacia el siglo XV a.C., no significó de ningún modo la desaparición total en la zona, de la maravillosa civilización sumeria que esta urbe importó desde comienzos del II milenio a.C. y mantuvo durante quinientos años, en las cercanías del Mediterráneo. Un lugar neurálgico situado a poca distancia de las costas frente al Egeo, que recibió y expandió la cultura del Tigris y del Eúfrates, al menos desde el 1900 al 1500 a.C..
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Finalmente diremos que el hecho de que estos dioses de la fertilidad, la riqueza y la fecundidad se manifiesten en la forma la gran sierpe y del toro salvaje, creo personalmente que está ampliamente ligado con pruebas o rituales iniciáticos relacionados con esos animales. Bestias de imposible doma y de un enorme peligro, que se usaban en la antiguedad como defensa. Las culebras para cuidar graneros, antes de la domesticación del gato y especialmente en Creta (donde hasta no hace mucho era adorada); tanto como en mi opinión las reses bravas se utilizaron para guerrear, para defender ciudades o murallas y para guardar los campos de extraños. De tal manera la prueba del Minotauro en el Laberinto de Cnosos, tanto como el encantamiento de serpientes que vemos hacer a las diosas cretenses; pienso que están muy relacionados con iniciaciones en las que el neófito debía enfrentarse y vencer al daimón.
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Todo lo que vemos repetidamente representado en la iconografía de Creta, donde se observan de continuo tauromaquias y sacerdotisas con culebras en sus brazos y cuello. Representaciones estas segundas donde vemos a las mujeres domando y jugando con sierpes; animales que igualmente sabemos se utilizaron en la más remota antigüedad para el oráculo (no solo para hacer huir a roedores del cereal). Por todo cuanto el enfrentamiento y doma de aquellos dos totems (la sierpe y el toro, que en Egipto eran la cobra y el buey Apis), supondría de algún modo una gran fuente de riqueza y de seguridad para quienes la sabían realizar (o se atrevían a hacerlo). De ello que -seguramente- el cuerno de la abundancia que aparece en esta leyenda del Zeus Cretense; todo lo que se correspondería con los bienes que se lograban gracias a dominar esos daimones, o a usarlos como formas de defensa y lucha. Lo que explica que tanto Aqueloo como Zagreo (y Zeus) tomen las formas de gran reptil o de toro indómito -logrando con ello la abundancia-.
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Continuando con el tema de la fertilidad y de los seres antropomorfos relacionados con el toro; Cristina Delgado Linacero menciona que M. Gimbutas identificaba a la diosa de los animales con la abeja sagrada. Algo que explica por la forma en que se representaban unas Potnia Theron arcaicas: Rodeadas de leones y llevando una cabeza de toro (iconografía de un ánfora beocia del 680 a.C.). Por su parte, cree que los brazos de esta referida imagen beocia, terminados en pinzas; tanto como los cabellos en zigzag de la "Señora de los Animales", son muestra de una idelización de la abeja. Refiriendo con ello recoge una cita de Porfirio (LA GRUTA DE LAS NINFAS 18) cuando nos dice que a Deméter " como miembros iniciáticos ctónicos, sus propias sacerdotisas la llamaban abeja, y a la propia Coré la denominaron Meliflu y a la Luna por ser la protectora de la procreación la llamaron abeja, y entre otras razones porque la Luna es el Toro y ese buey la exaltación del astro, y las abejas proceden de las vacas, cuyas almas van a encarnarse en ese origen bovino y el dios ladrón de bueyes es aquel de quien se menciona secretamente la procreación" (26) .
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Para terminar añade la misma autora algo que ya tratábamos al hablar del dios del lingote, como era el uso de cabezas de toro sobre postes en Chipre y Creta. Iconografía que aparece junto a deidades desnudas o divas madres en Chipre ya en el 2000 a.C. (como manifestaciones de fertilidad). Igualmente cita escenas en las que una diosa sin ropa identificada con Astarté ocupa el centro de la iconografía, junto a toros y en los comienzos remotos de estas dos islas. Habiendo sido esa costumbre de colgar bucráneos en los templos también seguida en tiempos de Micenas; de lo que la alfarería egea tiene muchos ejemplos. La asociación del toro y el pilar fue transmitida así a Chipre desde Creta en opinión de Delgado Linacero, en donde incluso en monedas romanas vemos los templos con columnas coronadas de bucráneos. Algo sobre lo que añadiremos que este culto de la cabeza del buey sobre un poste parece antiquísimo y de origen al menos egipcio, tal como en nuestra entrada anterior recogíamos al narrar que en el Nilo las testas de los toros sacrificados se clavaban en palos. De un mismo modo, la cabeza cortada de los bueyes inmolados a Apis las tiraban al rio, en un un ritual por la que culpaban a esta extremidad del toro de todos los males (en otras ocasiones se exhibían esas testas en un palo, para ser vendidas en el mercado al consideralas maléficas). Por último añadiremos un dato más entre las costumbres taurinas de Creta, como sería el llamado Hieros-Gamos; consistente en uniones o matrimonios entre mujeres y toros, quizás simulando los amores de Pasifae y el Minotauro. Creyendo Delgado Linacero que ello indicaría el casamiento de un bóvido con la sacerdotisa de Cnosos, identificada con un becerro en el soberano (27) . Algo que en mi opinión vemos en los amores de mitologías muy diferentes; como los de Zeus con Io, en el toro Osiris y la vaca Isis, e incluso en el rapto de Europa (extraño mito del cual ya hablaremos en otro momento).

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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba; colgante en forma de toro realizado en oro macizo, procedente de Ur, fechado en el 2500 a.C. y propiedad del Museo de Bagdad (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Esta curiosa y preciosa pieza consiste en otra "bicha", donde el bóvido sedente es barbado y tiene algunas facciones "humanóides". Una de las teorías sobre el origen del "señor de las bestias" -dios custodio del ganado mesopotámico-, representado desde el VI milenio a.C. en la forma de un bóvido barbado; es la de que esta iconografía esconde el recuerdo del extinto búfalo de Asia Menor. Un bisonte que creen desaparece de las praderas de Persia y Anatolia (actualmente Iran, Irak y Turquía), hacia ese IV milenio a.C.. De lo que en su memoria se figuraba el toro sagrado con barba y aspecto semejante a un bisonte. Esta teoría es afirmada por Delgado Linacero, aunque yo personalmente me inclino a creer que la barba es atributo de algunos bóvidos, creciéndoles de viejos. Por lo que ese toro sedente, con copiosos pelos bajo el morro, representaría más bien el "bos" de gran edad; que en el caso de los bravos sabemos son terriblemente peligrosos.
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ABAJO: "Bicha" en forma de toro sentado, con rasgos felinos y cabeza humana. Esta pieza de oro que exhibe el Museo turco de Usak (al que agradecemos nos permita divulgal la imagen) pertenece a época frigia o lidia. Fechada entre el siglo VIII al VII a.C. tiene enormes similitudes con nuestra Bicha de Balazote. Al analizar estas imágenes, nunca hemos de olvidar que Balazote se halla en Albacete y está muy cercana a Chinchilla del Monte Aragón, donde se descubrió la famosa tumba de Pozo Moro. Sepulcro turriforme -fechado en el mismo periodo que la estatua del toro sedente- y que también contiene grandes influencas lidias o neohititas. Es decir, que tanto la Bicha de Balazote como la tumba de Pozo Moro parecen ser obra de las gentes neohititas (frigias en mi opnión) que se ven obligadas a huir en estos siglos. Un tiempo en el que Frigia es atacada por los cimerios (primero) y más tarde por los asirios, quienes la agreden con enorme virulencia. Tras un siglo de penalidades y asedios, finalmente les expulsan de su nación los griegos lidios. Acabando así el reino neohitita frigio, tanto como su famosa dinastía basada en el comercio de metales. Una monarquía fundada por Gordion y cuyo último rey fue el famoso Midas (al que matan u obligan a suicidarse los conquistadores lidios).
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2) GRECIA:

. Una vez conocido y mostrado el origen y significado del toro como dios de la fertilidad -en especial del bóvido sedente, con cabeza humana-; veremos en qué formas heredará el Mediterráneo la figura de ese divo antropomorfo (durante los siguientes siglos y en el primer milenio a.C.). Comenzaremos por la Hélade, donde las deidades representadas en forma taurina eran una infinidad, apareciendo ya desde los primeros tiempos de su cultura. Imposible sería enumerar aquellos ritos donde el "bos" era símbolo de la fertilidad, por lo que escogeremos los principales, entre los que destaca la diosa de nuestro Planeta: Hera. Diva que era adorada como la "rica en toros" o bien "la diosa del yugo", con unas formas y ritos de fecundidad que comenzaron en en Argos, para más tarde extenderse por todo el mundo heleno. Tal era la relación de esa diosa con las vacadas, que algunos afirman que la palabra HERA (Hra) significaba originariamente becerra; nacida desde la voz erus (hrwos) que segúna escribe Delgado Linacero, hemos de traducirla como "el toro joven" (por todo cuanto se justificaría que el rostro de esta diosa se veía con facciones vacunas) (28) .
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Acerca del origen que expone Delgado Linacero a la voz "hrwos" (antes recogida), creo personalmente que puede no ser muy acertado, ya que en mi opinión el término "hrwos" -del que nacería el nuestro de "becerro"-, habría que relacionase más bien con la palabra "URO". Vocablo que indicaba un tipo de "bos silvestre" y cuya verdadera raiz indoariana sería "urre", "urru"; radical que realmente se traduce por "rojo". Un término que da nombre al "uro" o bóvido salvaje, como toro retinto o rojizo que era. Por lo demás, con el nombre de "HERA" en griego () se entendia la Tierra, como hogar; e igualmente "hera" fue la denominación que se daba al fuego, comprendido como la "llama central" de cada casa y origen de la vivienda (el hogar, la chimenea). Por cuanto no sería extraño que la voz "Hera" procediera de igual radicar indoeuropeo (Urre) significando exactamente lo mismo: "brasa" o "fuego" (por el color rojizo de aquel hogar de
 la casa). Asimismo, Hera -como hemos dicho- fue la denominación de nuestro Planeta (nuestra "vivienda") y no debemos olvidar que la Tierra en la Antigüedad, se comprendía como una gran vaca. Entendiéndose de esa manera como la "gran becerra", simbolizaba el fecundo terreno que nos ofrecía sus frutos (como la gran madre de la Naturaleza); maternidad cornuda que se representó en la Isis o Athor egipcias, en la Ishtar fenicia, en las diosas mesopotámicas igualmente athóridas (o vacunas), tanto como en esta Hera griega de la que hemos hablado.

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Siguiendo con las deidades "taurinas" helenas, entre los mitos relacionados con la fertilidad y el ganado destaca el de Io. Diosa con el nombre de la Jonia (Ionia), de quien las fuentes clásicas nos narran que fue convertida por la propia Hera en una novilla, en castigo por haber yacido con su esposo Zeus. Aunque otros téxtos antiguos cuentan que hubo de transformarse ella misma en becerra, para huir de aquella celosa Hera que la perseguía en tierras de Anatolia. Escapando de la Jonia y llegando a Egipto para poder parir a su hijo en en Nilo. Vástago de Zeus que se llamó Epafo y que tal como vimos en la entrada anterior, se ha de relacionar plenamente con Apis; no solo por su nombre (que ciertamente parece el mismo), sinó porque el mito de Epafo surge del famoso buey adorado en tierras faraónicas (29). A juicio de Delgado Linacero, los cuernos de esta diosa Io, madre de Epafo y convertida en vaca por yacer con Zeus; son los mismos que los de Isis. Pese a lo que habríamos de matizar que más bien se tendrían que comparar aquellas astas con las de Hathor (diosa de la fertilidad). Ello porque casi todas las divas de la sensualidad o de la fecundación, gozan de estos pitones o de peinados con forma de cuernecitos; cuernos que claramente aluden a la Luna y a las noches (e incluso a los bucles del pelo largo y suelto en las mujeres jóvenes) (30) .
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Reflejo de estos mitos griegos en que la vaca se concebía como la madre Tierra (o la gran amante) y el toro como el símbolo genésico de la virilidad y la fuerza; nacieron varios rituales. Fiestas helenas entre las que destacaron las Antesterinas, que se celebraban a mediados de Febrero (en Antesterion), en las que se consumía todo tipo de vino en honor a Baco (oficiándole ritos de bacanal por medio de adoración al bóvido). Aquellas Antesterinas culminaban -entre otros- con el rito de la subida de la basileina (reina de las fiestas) en una misma carroza que el toro, y ya como esposa del dios. Tras ello, los precesionantes iban al establo sagrado donde se realizaba la "hierogamia" o boda de la muchacha con el buey (31) . Cultos diferentes aunque muy relacionados con el referido antes, se hacía en otro famoso festival denominado La Magnesia, que se llevaba a cabo hacia el mes de Julio en Tesalia (ciudad de Magnesia y donde en abril igualmente hacían ritos muy parecidos al que relatamos). Durante la mencionada fiesta "magnesica", llevaban al toro elegido al templo, dirigido por una vírgenes y allí lo sacrificaban, solo cuando el "animal daba su consetimiento con un gesto" (32) (algo que en mi opinión tiene cierto parecido con otras muchas celebraciones que aún se siguen llevando a cabo en nuestras tierras, como por ejemplo el llamado Toro de San Marcos, que también ofrenda a la iglesia el bóvido).
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Para finalizar este apartado de Grecia, añadiremos que a juicio de Delgado Linacero este toro-hombre que en Grecia se asoció con las corrientes fluviales bajo el nombre de Aqueloo, es una concepción originariamente mesopotámica. Ya que los textos sumerios hablan de cómo el toro fecunda y crea el Tigris; describiendo los referidos escritos que el "Tigris es como un toro rampante", o que es "El Tigris como un gran toro". Mitos y conceptos de los que nacería el Aqueloo heleno, un divo homónimo del rio de Etolia que ee representaba junto al cuerno de la abundacia (que comunmente en la Hélade se le iconografía tan solo con su cabeza e incluso como un jóven imberbe que conserva sus cuernecitos) (33) .
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ESTE ARTÍCULO CONTINUÁ EN LA SIGUENTE ENTRADA VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/06/la-bicha-de-balazote-del-tammud.HTML
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CITAS:
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(19): EL TORO EN EL MEDITERRÁNEO; Cristina Delgado Linacero; Madrid 1996, Univ. Autónoma; pag 324 y ss.
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(20): Idem (19), página 327.
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(21): Idem (19) (pag 171).
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(22): Idem (19) pags 338 y 339.
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(23): Sobre Zeus Cretense y su nacimiento, entre otras fuentes clásicas: Himnos Órficos 29 y 30 /// Higinio; Fabula 155 // Diodoro Sículo 4.4.1 // Nonnus; Dionisiaca, 6.155 // Aplodoro, I, 1,5 // Pausanias VIII, 38, 5 // Hesiodo Teogonía, 453, 457 // Polibio, 16, 12, 6 // Calímaco Himnos a Zeus, 1 y 3 //
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(24): Zagreo, fuentes clásicas: Macrobio; Sueño de Escipión 1, 12 // Clemente de Alejandría, Protept. II, 18 // Calimaco. Fragm. 171 // Platón Timeo 200 // Himno Orfico 29 // Ovidio. Metamorfosis. VI. 114 // Nonnus, Dionisiaca. VI . 264 // Higinio, Fábula 155.
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(25): Amaltea: Calímaco, Himno a Zeus 1º, 46 y ss // Diodoro Siculo, V, 70 // Ovidio, Fastos V, 115 // Higinio Fábula 139 // Estrabón, VIII, 7, 5. Apolodoro 1, 1, 6
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(26): EL TORO EN EL MEDITERRÁNEO; Cristina Delgado Linacero; Madrid 1996, Univ. Autónoma; pag 340 .
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(27): EL TORO EN EL MEDITERRÁNEO; Cristina Delgado Linacero; Madrid 1996, Univ. Autónoma; pag 290.

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(28): Idem. (27) (Pag 342)
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(29) Ver nuestra entarda anterior en la que tratamos ampliamente sobre el mito de Eafo y su relación y orígenes desde el de Apis y Serapis. 108 º El TORO, DIOS FLUVIAL DE LA FERTILIDAD (desde Apis, a los bueyes de Gerión) -de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 10º (Parte LXXIX de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. DONDE HABLAMOS DE APIS COMO ORIGEN DEL SÍMBOLO DEL BUEY DIOS DEL RIO, Y SU RELACIÓN CON LAS RIQUEZAS, TANTO COMO AQUELLA CON LOS TOROS DE GERIÓN. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/05/el-toro-dios-fluvial-de-la-fertilidad.html
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(30): Heródoto (L.N. H.; II , 41) afirma que los cuernos de IO son de Isis; pag. 343 de la obra citada en (27).
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(31): Idem (27), página 290.
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(32): Idem (27), pag 292.
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(33): Idem (27) , pag 189.

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