DEBIDO A LA EXTENSIÓN DEL PRESENTE ARTÍCULO, NOS HEMOS VISTO OBLIGADOS A DIVIDIRLO EN TRES PARTES. POR LO QUE AL LLEGAR AL FINAL, HABREMOS DE PASAR A LA SEGUNDA ENTRADA QUE LE SIGUE Y POSTERIORMENTE A LA TERCERA...
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES; ARRIBA: De nuevo otra moneda que representa el toro androcéfalo, símbolo de los rios y de la fertilidad cuya deificación entre los helenos fue llamada Aqueloo. Voz griega que sin duda alguna creo procedía del témino semita "Oc", "Ac", que significa el "círculo" y por ende al "mar" o a las "aguas" (que circundaban o rodeaban la tierra). Radical oriental -o púnico- "OC" que en mi opinión dió origen a las palabras del latín con un sentido similar, tales como "ojo" (oculus), "huevo" (ovum) y principalmente a la de "agua" (aqua). Voz esta última que estaría intimamente ligada con Aqueloo, el dios de los rios y de las fuentes dulces heleno, divo de los manantiales y por ende de la fertilidad. Pese a ello, el significado de su nombre en griego nada tendría que ver con conceptos fluviales (como sucede en latín), todo lo que me hace pensar que en la antigua Grecia tomaron esta palabra () desde una lengua ajena -como la fenicia- y la adaptaron a su idioma. Siendo ese el mismo nombre el que dieron al rio principal del Sur de la península griega; asimismo Gela se llamó una de las más importantes cidades del Sur de Sicilia, situada justo al lado del afluente de igual denominación (cuya moneda acuñada con otro toro androcéfalo veíamos en la anterior entrada). La palabra Gela (tan cercana a Aqueloo) considero procedería del griego "gaelae" () cuya traducción es "malecón" o "rompeolas" y que relaciona el nombre de estos ríos con brazos de mar y con obras de ingeniería náutica, más que con temas fluviales. En la imagen, sobre estas líneas, un didracma de plata de Campania, acuñado en Hyria entre los años 400 al 350 a.C..
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ABAJO: Detalle de una pintura que describe el episodio mítico en el que Heracles vence a Aqueloo. De un jarro en cerámica negra que guarda el Museo del Louvre, fechado hacia el 470 a.C. (agradecemos a la institución propietaria de la crátera, nos permita divulgar la imágen). El pitoi bajo estas lineas, recoge aquel momento en que Hércules arranca un cuerno al dios rio, venciéndolo y convirtiendo el asta del divo fluvial en el cuerno de la abundancia. Como podemos ver, la representación común de este dios de las aguas dulces, era la de un toro barbado y con cabeza humana, pese a que igualmente se le podía figurar como una gran sierpe; ya que en su lucha contra el tebano se metamorfosea igualmente en este gran ofidio (un mito que también idealizaría al rio y sus meandros). El toro con cabeza humana y la gran sierpe (androcéfala) en mi opinión demuestran cómo el origen de esta deidad griega está muy influida por algunas egipcias de iguales atribuciones. Por cuanto en Aqueloo se esconden los dioses del Nilo que en anteriores entradas hemos visto: Primero, el buey Apis -símbolo de la fecundidad- y en segundo lugar Mehent -la gran culebra del rio que provocaba las crecidas y regalaba la fertilidad al desierto faraónico-. De tal manera no es extraño que una figura como la de Balazote sea denominada como "bicha", ya que de algún modo debe contener muchas de las características de una sierpe o de una quimera (bajo esa figura del bóvido con rostro humano).
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A) EL TORO ANDROCÉFALO: Orígenes y significado de Aqueloo.
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Comenzamos hoy nuestro artículo con el estudio de aquel dios griego de la fecundidad que se representaba como un toro; un bos rey fluvial, al que vence Hércules arrancándole el asta -pitón que luego se convertiría en el "cuerno de la abundancia"-. El apéndice de Aqueloo, divo cuyo nombre era el del rio más importante del sur de Grecia, que desembocaba en Cefalonia; siendo tenido por la deidad de las aguas dulces (en general) (1) . Sucediendo que compitió contra Heracles por desposarse con la princesa Deyaneira; lucha en la que -como hemos dicho- el héroe tebano le vence y humilla, quitándole un pitón y naciendo de este la también llamada cornucopia. Por tanto, las representaciones de Aqueloo fueron las de un humano mitad pez o sierpe; o bien como el toro andromorfo y barbado, con un solo asta (2) . Llegando a pasar en otros casos por un hombre (o ser) coronado con un cuerno, e incluso como un humano reclinado con un gran ánfora, de la que sale el flujo de la abundancia; significando la mencionada "cornucopia".
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Según narra Estrabón (3) , la naturaleza de este dios toro de los rios se debe a que el sonido de aquellos flujos de agua y de sus corrientes, se parece al del mugido del bóvido. Ello explicará también por qué Aqueloo se metamorfosea en una serpiente (como el agua) y luego en un astado; ambos símbolos del agua que corre de forma ondulada o con gran caudal. Por su parte, el mismo autor considera que la conquista por Heracles supone una idealización de la victoria de los hombres frente a las fuentes. Victoria consistente en los cultivos, los regadios y el dominio de las aguas, aprovechando los afluentes y conduciendo a los rios, construyendo grandes huertos cuidados gracias a los métodos de transporte de sus flujos. Regadíos, acequias y siembras que son en sí mismos el símbolo de la abundancia (como lo fue el cuerno de Aqueloo). A esta bella explicación de Estrabón del mito, añadiremos que curiosamente en griego la voz "akala-reites" (>) significa "de plácida corriente", siendo la partícula "reites" la que se traduce por "corriente", mientras "akala" no tendría más relación o raiz en idioma heleno que el recuerdo de ese dios o río Aqueloo, al que identificamos con la palabra "gela" (en griego "rompeolas") (4) .
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Otros autores consideran a ese dios fluvial, una de las deidades más antiguas a las que ya se hacían sacrificios en tiempos prehelenos y con un igual significado, como divo de las fuentes y de los afluentes dulces (tal como mencionan Homero y Virgilio) (5) . Bajo esta naturaleza creemos que se debe entender al dios Aqueloo quizás importando a la hélade desde tierras de Biblos o de Fenicia, bajo el nombre del círculo ("Oc" en lenguas semitas); circunferencia que ya vimos significaba lo acuático y lo ondulante, tanto como la ola y la onda (6) . Por su parte, al ser identificado con el rio más largo de Corinto, se le hacía tambien padre de varias de las criaturas acuáticas de los mitos. Entre ellas: Las SIRENAS, tal como aparece en Pseudo Apolodoro (Biblioteca 1, 18 y 1, 63); en Apolonio de Rodas (Argonáutica, 4, 892) y Nonnus (Dionisiaca, 13, 313). A su vez que se le consideraba el progenitor de otras Nayades o Ninfas acuáticas, como: KASTALIA (Pausanías, 10, 8, 9), PEIRENE (Pausanias, 2,2,2) HIPPODAMOS Y ORESTES (Apolodoro, 1, 52), LOS AKELOIDES (Virgilio, Metamorfosis, 8, 547) y KALIRROE (Apolodoro, 3, 88 y Pausanias 8, 24, 9).
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Finalmente, para documentarnos sobre los textos clásicos que trataron sobre este divo fluvial, diremos que la lucha de Aqueloo contra Heracles se recoge en Pseudo Apolodoro, Biblioteca (1, 64) y (2, 148); donde narra como pelean ambos hasta que el segundo le arranca el cuerno; pitón que luego se repone con el de Amaltea, desposándose tras esta victoria el tebano, con la princesa Deyaneira. Diodoro Sículo (en Biblioteca, 4, 35 3), narra unos hechos muy parecidos relatando que el cuerno arrancado se llamó el de Amaltea o de la abundancia. Siendo el texto más destacado sobre el tema el de Estrabón, que en su Geografía (X, 2, 19) recoge una misma historia pero con algunas variantes más evemeristas. Suponiendo este que la contienda se realiza entre dos bandos que se confundían de lindes, por causa de las aguas del rio. Finalmente ambos pueblos que vivían en las riberas del Aqueloo se enfrentan y como precio de la victoria, los que ganan piden la mano de la princesa de los vencidos. Apareciendo en este momento a ayudar a los perdedores, Heracles; quien entra en batalla contra el rey que deseaba casarse con la mencionada princesa. Monarca al que el héroe finalmente humilla, tanto que le parte el cuerno que portaba en su casco; asta que regala al padre de la novia, con la que finalmente Hércules se casa (7) .
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES; SOBRE ESTAS LÍNEAS: Vaso cerámico atribuido a Oltos, fechado hacia el 520 a.C. y propiedad del Museo Britanico (al que agradecemos nos permita divulgar la fotografía). En él podemos ver la lucha de Heracles contra Aqueloo convertido en una gran sierpe pero que tiene un cuerno en su testa. Representaciones como esta nos obligan a plantearnos el verdadero significado del cuerno y su relación con los regadíos, con las desembocaduras de rios y hasta con los cabos y salientes en el mar (a los que igualmente se llama "puntas", "astas" o "cuernas"). Todo ello en base a que el dominio de estos accidentes geográficos y de las aguas, eran durante los tiempos más antiguos, el origen del mayor caudal de bienes (los agropecuarios y los procedentes de la navegación). De ello que la captura de un cuerno podamos comprenderla como la toma de un alto sobre el mar o de un cabo en las zonas costeras; tanto como la del delta en su desembocadura. Saliente en el mar que provocan los rios y lugar donde pueden cultivarse las mejores cosechas, o producirse las mayores riquezas ganaderas.
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BAJO ESTAS LINEAS: Curiosísima pila con bajorelieves, fechada entre los siglos VIII al VII a.C. y procedente de Asur (perteneciente al Museo Berlín, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En esta observamos lo que muchos creen dos divinidades, aunque en mi opinión se trataría de dos sacerdotes oficiando ritos de ninfas, disfrazados como divos de las aguas ("ninfoides") y como tal, cubiertos con una apariencia de pez. Su misión sería probablemente la de adorar a Nin, la gran patrona de Nínive y que se representaba en la forma de un pez en un jarrón; siendo aquella la diosa de la fertilidad y del origen de la vida. Divinidad que probablemente tiene su fundamento en el hecho de que si dejamos agua en un vaso durante unos días, en aquel líquido -en un principio limpio-, aparecerá muy pronto vida (algas o bacterias). Todo ello hizo afirmar a las antiguas religiones que "el espíritu de la luz cernido sobre las aguas" generaba la vida (tal como siglos después y ya en nuestro tiempo comprobó el físico O´Parin).
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Personalmente creo que este descrito es el origen de Nin como diosa (que se simbolizaba en el pez); por cuanto considero que los individuos representados en la pila que vemos bajo estos párrafos, serían sacerdotes de la Ninfa. Un culto que sin lugar a dudas pudo estar muy cercano al de Aqueloo y sus hijas (todas ellas igualmente ninfas), por lo que aquellas se representaron en la forma de Sirenas o de Náyades. De un mismo modo, una de las más extrañas figuras de Aqueloo nos lo pinta igualmente como un sirénido (con cuerpo de pescado y cabeza humana). De manera muy semejante, la otra efigie del dios fluvial (que veíamos arriba) es la de una enorme sierpe con cabeza humana y un cuerno en su frente. Figuras todas, que nos recuerdan al pez espada, al narval y por ende al Unicornio. Un ser mítico de un solo asta y que aparece citado ya en el siglo V a.C. por Ctesias; que significaba el tesoro pecuniario o el animal perfecto que deseamos alcanzar y capturar, para lograr la felicidad. Por cuanto hemos de relacionar al Unicornio con este Aqueloo (de un solo cuerno), al que vence Heracles consiguiendo así el cuerno de la abundancia.
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Dicho lo anteriormente y como un dato curioso, añadiremos que la mitra se impone como gorro sacerdotal en Anatolia por influencia de los cultos mesopotámicos similares a los que vemos en el grabado bajo este párrafo. Rituales en los que algunos sacerdotes se vestían de peces, probablemente para honrar a la ninfa patrona de Nínive. Muy posteriormente, aquel sombrero con forma de boca de pescado quizás pasó al culto católico como recuerdo de que la primera figura en la que se representó a Cristo era la de un pez -De "pescado" ("icso" ) anagrama de Iesu Cristo Salvador (de H)ombres; tanto como de "súplica" (en girego "iksios" )-.
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Seguiremos esta nuestra primera exposición del dios Aqueloo, que de algún modo se representa en la Bicha de Balazote, recogiendo las palabras que Robert Graves le dedica, cuando escribe lo siguiente en su gran obra LOS MITOS GRIEGOS: .
" Es de todos conocido que el inmortal Aqueloo se aparece en tres formas: Como serpiente moteada, como toro y como hombre con cabeza de buey. Corrientes de agua fluyen continuamente de sus barbas y Deyanira habría preferido morir antes que casarse con él. (8) Cuando Eneo llamó a Heracles para que defendiera su petición, este se vanaglorió diciendo que si se casaba con Deyanira ella no solo tendría como suegro a Zeus (...) Aqueloo entonces como hombre con cabeza de toro se burló de aquello, haciendo notar que él también era un personaje famoso, padre de todas las aguas griegas (...) Aqueloo se quitó la vestiduras verdes y luchó contra Heracles hasta que cayó de espaldas, entonces habilmente se transformó en una serpiente moteada y escapó reptando (...) se agachó para asirle por la garganta y en ese momento Aqueloo se volvió a transformar en un toro y le embistió. Heracles se echó hacia un lado y tomándole por los cuernos lo derribó con tanta fuerza que le partió el asta derecha. El otro se retiró avergonzado y ocultando su defecto bajo una corona de ramas de sauces (9) . Algunos dicen que Heracles le devolvió el asta rota a cambio del cuerno de Amaltea, otros creen que las Náyades lo transformaron en el cuerno de la abundancia (10) y que Heracles lo ofreció como regalo de boda a Eneo. Incluso algunos narran que ese cuerno lo llevó Heracles durante el duodécimo trabajo al Tártaro, que las Hespérides allí lo habrían rellenado con frutos de oro (11) y que ese pitón ahora se llama "la cornucopia", un regalo que hizo Plutón" (12)
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Acerca del significado de la sierpe como símbolo acuático nada hay que añadir pues sobradamente es sabido que los ofidios -y más las anguilas o las culebras acuáticas- han simbolizado en casi todas las culturas, las corrientes de agua (preferentemente dulces). Pese a ello, Graves recoge un extraño hecho narrado por Pausanías sobre una ninfa, hija de Aqueloo (13) y llamada Pirene (que se tenía como el manantial de la ciudadela de Corintio, homónimo a la cordillera que separa Francia de España). Así menciona el citado autor clásico, que cuando se sumergía el bronce de Corinto en las aguas del manantial de Pirenne, aquel metal tomaba su color característico y verde, recordando a la piel de las sierpes (14) . Ello en mi opinión implicaría que tal fuente (cuyo nombre claramente nos recuerda al fuego -del griego pyros ()-) era un manantial termal con propiedades minerales y alta temperatura. Lo que explicaría que al entrar en contacto con metales incandescentes, provocase un templado de fragua con determinados colores. De aquí procedería el recuerdo del fundido del bronce sumergido en la fuente de Pirenne que cita Pausanias; tomando el color de la culebra. Tono y forma muy relacionadas por otro lado con la utilidad y el uso del cobre. Debido a que este metal se utilizaba para fabricar principalmente cotas de malla; trajes o petos hechos con piezas de bronce y latón entrelazadas, que de algún modo se asemejaba a la piel del pez o de la sierpe.
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La importancia del mito de este Aqueloo y de su lucha contra Heracles es tal que su historia se contempla siempre en relación con la labores del héroe de Tebas, tanto que hay autores clásicos que clasifican como uno de los doce Trabajos hercúleos este de vencer al dios fluvial convertido en ofidio y en toro (15) . Sea como fuere, no puede cabernos la menor duda de que Aqueloo transformado en gran "culebro" con cuernos, se trata de una iconografía del dragón, o lo que es lo mismo: De una figura cercana a Tifón. Siendo esos dioses del viento y de la tempestad, que se representan en una enorme serpiente (con apariencia -o inteligencia- humana y con atributos extraños como las astas), siendo los herederos de los daimones más antiguos que conoció la Hélade. Demonios deificados en figuras como el dragón, que descendía de mitos como el del maligno egipcio Seth -o el de la diosa del mal convertida en la gran culebra que habitaba en el mar; llamada Leviatán entre los judíos-.
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Deidades todas ellas muy cercanas al mito mesopotámico de Marduk y que sin lugar a dudas hemos de relacionar plenamente con cultos llegados desde Fenicia a Grecia. Dioses importados desde el más antiguo de Oriente Medio hasta la Hélade, como lo fue Zeus Meilichios. Un Zeus extraño adorado como daimón en la figura de Cronos y en la efigie de un enorme ofidio. Una boa o sierpe tropical que se guardaba en templos y a la que se le entregaban "ofrendas" en la forma común de dulces de miel y leche (de allí su nombre "meli-likio", miel y leche). Sacrificios que en el caso de desear aplacar enormes tormentas y tempestades dejaban de ser incruentos; inmolando entonces al reptil los llamados tifonios; animales que se llevaban vivos a la culebra adorada (comunmente cochinillos). Ofrendas que pretendía aplacar la ira del divo de los vientos.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES; SOBRE ESTAS LÍNEAS: Uno de los rituales más comunes para calmar al dios de la tormenta era ofrecerle víctimas humanas, con el fin de disminuir su sed de sangre. La Biblia recoge un interesantísimo pasaje en el que nos narra un episodio referido a estos "tifonios" -como se llamaban los inmolados al dios Tifón-. Nos referimos al relato de Jonás, que nos narra el modo de proceder de muchos pueblos antiguos mediterráneos y orientales ante los desastres naturales. Costumbres mantenidas aún en el siglo VI a.C. por griegos y fenicios, que al verse asediados ante fenómenos meteorológicos, procedían a ofrecer vidas humanas para calmar al dios de los vientos. Una deidad comunmente identificada con toros y serpientes, que solía igualmente representarse en la figura de un guerrero armado (con un hacha o un mazo).
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La Leviatán de los judíos, el Tifón de los helenos o el Seth de los egipcios, escondían esta esencia del maligno dominador de la tempestad, al que entre algunos pueblos adoraban ofreciendo terribles sacrificios. Por su parte, rituales como los del Laberinto, en el que se "regalaban" víctimas jóvenes al toro (Minotauro); tanto como otras inmolaciones que recoge la Historia y los mitos -en los que la sierpe y el bóvido sagrado eran así venerados-. Reflejan esos cultos al daimón, cuya esencia más terrible se plasmaba en la violencia de los desastres climatológoicos o telúricos -En la imagen, Jonás arrojado a los mares por sus compañeros de viaje, para calmar la tormenta (de un códice gótico)-.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Entre las muchas leyendas que se narran de Pitágoras se halla la de haber sido tifonio (condenado a ser ejecutado para el dios Tifón). Parece ser que un druida llamado Avaris le habría salvado la vida, después de tres días de espera, en los que al igual que Jonás no supo si la sentencia de su muerte y sacrificio, se cumpliría. Curiosamente es igual el plazo de tres días al que sufre Jonás y durante los que esperando a morir para aplacar la ira de Tifón realizan plegarias y obras, aunque finalmente se salvan. Posiblemente habría un periodo fijado antes de proceder a ejecutar al que consideraban culpable del infortunio; indultándole si llegaba la calma en esos días del periodo de espera interpuesto. En mi artículo de los Textos Ibéricos, explico con más detenimiento lo que pudo significar y suceder en estos dos casos de Tifonios tan similares y coetáneos (el de Pitágoras y el de Jonás). VER: http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/03/1-9-9_19.html
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.Como decimos, los ritos del dios Seth o de la tempestad, al parecer desde los tiempos más antiguos obligaban a entregar en el serpentario a seres humanos (con el fin de lograr calmar al daimón). Celebraciones posiblemente de origen paleolítico y que aún prácticaban al menos los fenicios en épocas como la de Jonás; profeta cuya existencia se debe datar antes de la desaparición de Ninive y por lo tanto entre los siglos VIII al VII a.C.. Siendo de un enorme interés arqueológico el referido pasaje de la "salvación de Jonás" que recogen las Escrituras Sagradas (16) ; donde podemos leer como este profeta mientras huía camino de Tarsis, fue lanzado al mar para apaciguar una tempestad que se produce en el viaje. Relato bíblico que hemos reproducido fielmente en el texto recogido en la cita antes referida (ver 16) , donde se observa cómo el rito de inmolación de un hombre para lograr la calma del dios de la tormenta, era por entonces absolutamente común (al menos entre los marineros y especialmente los que acompañaban a Jonás; que al no ser judíos y partir de Joppe, hemos de suponer fenicios camino de Tartessos).
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Tanto es así, que ese profeta aceptó su culpabilidad por la galerna desatada, al haber desobedecido a su Señor (Yahwé). A su vez, aquellos otros que le acompañan, intentaban salvar el barco de las olas, preguntándose quién habría hecho enfurecer la tormeta de ese modo, mientras proclaman a los dioses propios que les salvaran. Desconociendo la naturaleza del divo que adoraba Jonás y descubriendo que era hebreo y podía ser al culpable de todo (por haber mentido a Yahwe). Rogaban a sus dioses, antes de tirarle por la borda, pidiendo que si no era aquel hombre el motivo de la ira divina, no les dejaran darle muerte de esa forma. Finalmente y ante la inculpación del propio profeta bíblico -que reconoce haber fallado a su dios- le arrojan al mar, momento en el que se produce la calma; lo que les muestra cual era el verdadero motivo de la galerna.
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Pese a ello, aquel condenado a morir bajo las olas, es recogido por unas algas y por un "pez" gigante que le envía su Dios y que lo engulle. Tres días después y tras las súplicas y oraciones de Jonás (en el interior del "monstruo" que lo traga), Yahwé lo llevará hasta tierra firme, donde aquel lo vomita en tierra firme. Todo lo que en mi opinión significa claramente que en los cultos judíos no se permitía dar muerte al tifonio nunca, ni siquiera cuando el sacrificio lo ofrecían los fenicios. De tal manera, muy posiblemente en casos similares procedían con ellos en un ritual en que se simulaba su inmolación para aplacar la tormenta. Quizás celebrando un " falso ahogamiento" iniciático, con una prueba de tres días de espera y en un tipo de extraño "bautismo" o de enterramiento en las aguas. Ceremonial que se percibe en los hechos que narra La Biblia, al decirnos que permaneció tres días en la panza del pez, del mismo modo que tres jornadas estuvo Cristo en su tumba antes de resucitar.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES; SOBRE ESTAS LINEAS: Estela tartésica de Majadahonda, datable hacia el siglo VIII a.C. y hallada en cabeza de buey, Badajoz (agradecemos al Museo Arqueológico de Badajoz nos permita divulgar la imagen). En la fotografia hemos marcado los cascos tartéssicos con cuernas, típicos de los pueblos anatólicos; especialmente de los ya mencionados Sardana, que se supone atacaron Egipto en época de Ramsés III. Más tarde estos "sardanos" invadieron Cerdeña, e incluso algunos suponen que llegaron a nuestras tierras y dieron nombre al Puig-Cerdá. Sabiéndose que también se establecen en la zona de Tartessos; de ello los mitos citan que cuando Heracles mató a Geriones, su nieto huye a Cerdeña donde funda Nora (ciudad homónima de ese descendiente del rey de Tartessos derrotado por Hércules).
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Por su parte, habla Estrabón de que el significado del cuerno arrancado por Heracles a Aqueloo era en verdad el de las astas del casco del rey contrincante; pitón que tras romperlo, regala al padre de la que desposada, como símbolo de haber vencido por completo a su oponente en la boda. Todo ello explica claramente el significado de virilidad (fálico) de esos cuernos, tanto como su sentido de "condecoración" u adorno militar y de prestigio (quizás como el antecedente de las coronas y que de ello el radical idoeuropeo de esta voz ser KER = "asta" ,"diadema"). De tal modo, la historia narra como Aqueloo humillado y con un cuerno roto, se escondía entre los sauces (árbol que sabemos es el que crece en las orillas de los ríos). Sea como fuere, los pueblos que lucían cornamentas en sus cascos eran preferentemente anatólicos (adornos que posteriormente vemos entre los sardos y los tartessios).
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ABAJO: Bajorelieve hitita fechado antes del siglo IX a.C y perteneciente al Museo de Ankara (Anatolian Civilizations, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En su escena vemos representada como reina, a la diosa Ishara, diva de la medicina y la fertilidad, muy cercana a Ishtar y a Ashtaror. Todas ellas formas idealizadas de la divinidad procedentes de unas Venus (como estrella de la mañana) unidas a Cibeles y a la maternidad ctónica. Tras aquella se observa a Tammud, como un toro con cabeza de hombre, acompañado por lo que parece Gilgamesh (monarca msopotámico que estaría junto a su amigo Enkumi, quien se personificó entre los hititas como el buey-hombre Tammud).
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En este bajorrelieve apreciamos agunos rasgos que permanecieron desde el III milenio hasta mediados del I a.C., en las representaciones de la fertilidad. Ellos son, en primer lugar, los cuernos que luce en su casco la diosa de la fecundidad y el amor femenino (que en este caso oficia una ceremonia, como sacerdotisa de Ishtar, Ashtarot, o de la reina Ishara). Mientras a su lado, el poder genésico y de la fertilidad masculino se representa en el toro, dominado por el hombre y con cabeza humana.
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Este interesantísimo pasaje de La Biblia de Jonás, que a muchos ha provocado extrañeza (o hilaridad); es una joya arqueológica, ya que recoge la antiquísima costumbre que se denominaba ofrecimiento de "tifonios". Sacrificio que se llevaba a cabo por muy distintos pueblos y de diferentes maneras, cuando las sociedades primitivas sufrían la cólera del dios y principalmente ante grandes calamidades climatológicas (huracanes, inundaciones, fuertes lluvias etc). De tal modo y como leemos en Jonás (1 y 2), las vidas humanas se inmolaban comunmente a "la tormenta" (Tifón) o "al tiempo" (Cronos), para conseguir calmarlos. Entregando unas veces a quienes se consideraban culpables e incluso en otros casos y de manera totalmente cruel, a quienes eran los más inocenes (los niños).
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Una culpabilidad, que tal como en el pasaje de La Biblia vemos, era comunmente "descubierta" por medio de las suertes (regularmente jugada con dados, que entre los romanos eran llamados "el destino"="alea") (17). Así y tal como narra el capítulo de Jonás, antes de esas inmolaciones humanas, era común jugar con formas adivinatorias para ver a quien le tocaba ser ejecutado ante el dios del mal (costumbre muy común en estas religiones, sobre todo en los cultos ctónicos -como los de Artemisa en Grecia o de Melkarte en Fenicia-). Ritos y costumbres que explicábamos ampliamente en nuestra entrada noventa y cinco, que recomendamos leer a todos los interesados en el tema: DEL FARMACÓS Y DEL FÁRMACON -parte segunda-: Sobre el "farmacós" o la inmolación humana VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/del-farmacos-y-del-farmacon-parte.html .
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En lo que se refiere a los tifonios (al menos en Grecia) sabemos que estas ejecuciones humana se siguieron llevando a cabo hasta una época muy reciente (un ejemplo de aquellas eran las terribles muertes en los festivales de Artemisa, como los de Éfeso). Pues tal como narra Heródo en Euterpe, cuando los vientos no eran muy favorables para aquellos que comandaban las naves griegas, se inmolaban incluso niños con el fin de lograr el beneplácido de los dioses y obtener un viaje sin problemas. Así lo narra el historiador griego, relatando la salida de Menelao del puerto del Nilo, realizando un ritual que produce horror leer y que consitió en trocear infantes egipcios, para recibir unos alisios mejores y benéficos, durante aquella singladura (18) .
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Los hechos y ritos que relatan La Biblia y Heródoto, son muy semejantes a los que se referían al Meilichios griego o al Melkarte fenicio (que hubieron de ser dioses muy similares). Deidades que en mi consideración son el antecedente directo del Mecurio romano, divo de las riquezas y por lo tanto muy relacionado con el cuerno de la abundancia y con la fertilidad. Así mismo, el Hermes griego -que ya vimos nacía de los mojones que marcaban las lindes y de las figuras fálicas-, ha de estar igualmente unido a todos estos conceptos referidos de fecundidad, riqueza y muerte. Ideas que sumergen a las deidaes referidas en su carácter primigenio y ctónico, uniendo la fertilidad de la tierra y los metales a la sangre y a la fecundidad. Asimilando sus cultos a los de Deméter o Artemisa y Cibeles, comunes a las religiones de los tiempos más remotos; en que los divos ctónicos se iniciarían y celebraban con ritos órficos. "Fiestas" de orgía, desenfreno y de muerte, muy relacionados con las necesidades de emborracharse o ingerir alucinógenos, para aceptar, ver, o participar, en estas celebraciones, que en sus tiempos más tempranos debieron de ser terribles.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES; SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía de principios del siglo XX de Jorsabad, Puerta de la Ciudadela del siglo VIII a.C., en la que vemos un toro andrócefalo llamado por entonces Lamassu, que eran representados durante este periodo persa como custodios de la ciudad. Tal como hemos venido explicando en anteriores entradas, el origen de estas figuras mitad buey, medio hombres y a las que posteriormente se le añaden otros atributos (como las alas o la tiara real); se halla en la Mesopotamia del IV milenio. Unas representaciones míticas cuya denominación al parecer se escribía en cuneiforme como "ANKAL" y que son claramente a mi juicio, el origen del Aqueloo griego (al que incluso pudieron dar el nombre; ya que desde Aqueloo a Ankal no hay mucha diferencia). Tal como hemos estudiado, este dios sumerio de la vacada y de la fertilidad, relacionado con los rios; fue adorado desde el Éufrates hasta Ugarit, ya en el IV milenio y hasta la llegada de Alejandro Magno a Anatolia. Teniéndose como una figura sagrada apotropáica en el Mundo Hitita y neohitita, tanto como en gran parte de Oriente Medio (en especial en Ebla y Mitani). Confiando tanto en su custodia, que no solo se esculpia su efigie en las puertas y murallas de las ciudades, palacios y templos; sinó que en las entradas de las casas se enterraban tablillas con su estos toros antopomorfos en bajorrelieves de barro, para que las protegiera de los malos espíritus.
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ABAJO: La creencia en la custodia de este hombre-toro barbado y coronado entre los pueblos semitas y anatólicos, podemos verla repetidamente en diversas ciudades hititas. Como ejemplo traemos este "Gilgamesh" con androtauros y el disco solar alado en su centro, procedente de Skiva, en la ciudad de Tell-al Halaf ; del siglo IX a. C y hallado en el palacio de Kapara (agradecemos al Museo de Berlín nos permita divulgar la imágen que hemos coloreado). En su centro se representa al dios fundador y rey de Mesopotamia (Gilgamesh) quien mató a la bestia taurina del cielo. Liberando así a su pueblo del yugo al que le sometía el uro terrible; proeza que lleva a cabo gracias a la ayuda de su amigo "Enkidu" (cuya iconografía es la de estos bóvidos androcéfalos)-. El mito de Gilgamesh ya vimos, idealiza a un "Tifón" o "Seth" figurado como un buey terrible, que causaba el miedo y la desolación a la nación; lanzando sus bramidos, sus rayos y sus ataques desde el cielo. Todo lo que se identifica con el dios de las tormentas, que envíaba las calamidades y desastres climatológicos a los hombres, destrozando sus vidas y su tierra.
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La muerte de aquel "toro del cielo" lograda por Gilgamesh y su amigo Enkidu (el androtauro) es un ciclo igual o muy similar al del Aqueloo vencido por Heracles. Pese a que en este segundo caso, Aqueloo es un toro androcéfalo y no un simple buey; quizás debido al recuerdo entre los griegos del ciclo minóico. Nos referimos a la liberación de Micenas lograda por Teseo cuando acaba igualmente con el hombre-toro, gracias a la ayuda de su enamorada Ariadna. En este otro caso, el monstruo a matar era un hombre con cabeza de bóvido y la ayuda la recibe el héroe desde una mujer. Por su parte, la culebra terrible en la que se convierte Aqueloo y que representaba las corrientes en las inundaciones, se puede intuir en el Laberinto del Minotauro. Por ello, me atrevo a afirmar que los tres ciclos (el de Gilgamesh, el de Aqueloo y el de Teseo) tendrían un mismo origen y son diferentes versiones de un mito muy parecido, como una misma forma de interpretar la lucha entre el bien y el mal, para acabar con el dios que envía la tormenta, el dolor y el desastre.
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Tras la breve exposición anterior del valor del toro-sierpe en que se representaba Aqueloo, como un dios de las aguas -idealizando en este el mostruo que producía los vientos, las inundaciones y las tempestades-. Deidad cuyos atributos de terror eran, primeramente el mugido (que simbolizaba el trueno y el sonido de la fuerza de las corrientes); luego su aspecto de "serpiente" (en que veían las riadas de aguas) y finalmente su horrible "cuerno" (quizás figurando en este, el rayo o las bestias de la Naturaleza que atacan). Regresaremos de nuevo a los orígenes frigios del mito de Aqueloo, que como hemos dicho proceden de uno muy anterior hitita; y este -a su vez- de figuras míticas con miles de años de antiguedad en las civilizaciones sumerias y asirias. Sobre todo ello, numerosas veces hemos expuesto en nuestros estudios cómo esos toros androcéfalos tuvieron sus orígenes en la Mesopotamia del IV milenio a.C., donde se conocieron ya como dioses custodios del ganado. Seres que en mi opinión procedían de la deificación de los mayorales, ganaderos y adiestradores de bovinos (ya que por entonces aún debían abundar numerosas reses en estado salvaje y muy peligrosas). Una mitificación de los vaqueros, a cuenta que los toros y bueyes eran los bienes más preciados que debieron tener esas sociedades; cuya economía se basó en gran parte en las vacadas.
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De tal modo, ya vimos como esas figuras mitológicas (mitad hombre, mitad toro) representaban a mi juicio, el humano que dominaba a la fiera bóvida; simbolizando a su vez tanto la riqueza, como el valor y la fecundidad. Ello por el poder genésico de estas reses, por su potencial económico y sobre todo porque aquellos quienes lograron dominarlas (con sus conocimientos y con el valor) debieron tener por entonces un tratamiento semejante al que actualmente gozan los toreros. Ya que gracias a su valentía y a su saber con el ganado, llegaron a domesticar los bovinos en aquellos años de fines del neolítico; tanto como para poder crear una cultura basada en gran parte en las vacadas. Asimismo, ya presenté mi teoría por la que creo que la conservación y dominio sobre los toros bravos también fue de gran utilidad en esos milenios (hasta la llegada del hierro, que generaría grades ejércitos). Ya que los bóvidos muy fieros bien conducidos, les serían utilísimos para defenderse de extraños, de ladrones o intrusos y (principalmente) de los leones y depredadores -al menos en la Edad del Bronce y antes de la creación de los grandes regimientos helenos o romanos-.
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Siendo así, creo firmemente que estos toros androcéfalos fueron la representación deificada de los mayorales y ganaderos (de bóvidos domésticos, pero que también se servían y usaban los bravos -con fines bélicos o de guarda-). Gentes que durante el Neolítico y en El Bronce, domesticaron las vacadas y protegerían tanto sus rebaños como a los pueblos, valíendose de astados bravos. Todo lo que pudo idealizarse en ese hombre-toro que se expandió como dios custodio y que llega al mundo hitita en el II milenio a.C., con el nombre de Tammud. Un divo venerado también como cuidador y dominador del ganado y con unas mismas características que Enkidu (amigo inseparable del rey mesopotámico Gilgamés, que le ayuda a dar muerte al uro gigante de la tormenta). Estas representaciones de figuras bóvidas androcéfalas como símbolo de la riqueza y de la fertilidad, se repiten durante todo el milenio II en Anatolia, en Mesopotamia y en Mitani (entre otros lugares). Llegando su iconografía y sus mitos hasta épocas neohititas, tanto como a los años de la Persia aqueménide (donde se llamaron Lamassus). Debio a su importacia en el mundo anatólico y semita, creemos que aparecen en el Egeo al menos desde el siglo VIII a.C., tanto como poco después en Italia y Cerdeña; viniendo unos cientos de años más tarde a nuestras tierras (como sucedió con la Bicha de Balazote, fechada entre los siglos VII y Vi a.C).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Toro androcéfalo procedente de Tello, fechado en el III milenio a.C. (del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Continuaremos abajo una segunda parte de nuestro artículo, en el que trataremos igualmente sobre el análisis de los bóvidos con cabeza humana, como símbolos de fertilidad y riqueza, personificados finalmente en Aqueloo (el dios de los rios griegos, que pudo representarse en la llamada Bicha de Balazote).
BAJO ESTE PÁRRAFO: Otro ejemplar de toro androcéfalo mesopotámico, fechado en el siglo XXII a.C. y perteneciente en este caso Museo Nacional de Californa (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
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CITAS:
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(1): Según la Teogonía de Hesiodo (337), era hijo de Océanos y Tetis. Según otras fuentes (himno Lirico , a Aqueloo) lo fue de Océanos y Gea. Se le suponía el más anciano de todos los rios de Grecia y junto a sus 3000 hermanos rios, eran hijos de Tetis y Océanos (Hesiodo; Teog. 340).
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(2): ESTRABON X, p. 450 y Plutarco en "Los rios" (22) describen como luchó contra Heracles para lograr la princesa Deianeira metamorfoseándose en varios tipos de bestias, entre las que se destacó primero la sierpe y finalmente el toro; así en ese estado le roban el cuerno que equivale al de Amaltea. (Ovidio en Metamorfosis, IX, 8; Apolodoro I, 8; y 1, II, 7). Según Ovidio, (MET. I, 8), las Náyades convirtieron el cuerno robado en esa lucha por Heracles, en el de la abundancia.
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(3): Estrabon; idem cita anterior (X, pag. 450)
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(4): Por cuanto decimos casi todos los autores afirman que el "toro fue personificación de las corrientes fluviales en Grecia" como citan repetidamente Blázaquez y García-Gelabert en: CARÁCTER SACRO Y FUNERARIO DEL TORO EN EL MUNDO IBÉRICO // JOSE Ma. BLÁZQUEZ y Ma. PAZ GARCÍA-GELABERT. QUAD., PRESHISTORIA ARQUEOLOGÍA CAST. 18, 1997 (pag. 417).
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(5): Homero (Iliada XXI, 194) y Virgilio (Geórgicas I, 9).
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(6): Como príncipe de los rios aparece en Homero, Iliada XXI, 192 y ss // y en Pausanias (Descripción de Grecia 8, 38,10) donde le llaman así.
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(7): Otros textos que citan esta lucha de manera semejante son: Higinio Fábula 31; Ovidio, Metamorfosis 8, 725 y ss; Nonnius, Dionisiaca, 17, 238 y ss.
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(8): Ovidio Metamorfosis IX, 1-100// Apolodoro, I, 8, 1 y II, 7, 5 // Sófocles, Las traquibias, 1 y ss. // Antoninus Liberalis, Transformaciones 2 (citas de Graves, del mismo texto resumido)
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(9): Ovidio, Metamorfisis IX, 1 a 100 // Eforo citado por Macrobio, IV, 18 // Tzetes, Sobre Licofón, 50 (citas de la obra de Graves)
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(10): Apolodoro, I, 8, 1 y II, 7, 5 // Ovidio Metamorfosis, IX, 1 a 100 // Diodoro Sículo, IV, 35 // Estrabón X, 2, 19 (citas de la obra de Graves)
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(11): Higinio Fábula 31 // Apolodoro II, 7, 6 // Diodoro Sic. IV, 35 // Lactancio, Sobre la Tebaida, de Estacio, IV, 106 (citas de Graves)
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(12): Robert Graves; LOS MITOS GRIEGOS. Madrid 2005; pag 600 y ss 142 y pasimm DEYANIRA.
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(13): Pausanias II, 5, 1 // Estrabón VII, 6, 21 y Diodoro Siículo, IV, 72 (entre otros)
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(14): Pausanias II; 33 Desde LOS MITOS GRIEGOS DE ROBERT GRAVES; op. cit.; pag. 243 (68, 4: Sísifo)
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(15): Tal como advierte Graves (134,8) Albrico, 22 enumera la lucha entre Aqueloo y Heracles como un de los doce trabajos.
...(16): A continuación recogemos la llamada Salvación de Jonás, tal como se describe en La Biblia; Jonás 1 y 2:
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JONÁS 1: 4 Pero el Señor lanzó sobre el mar un fuerte viento y se desencadenó una tormenta tan violenta que el barco amenazaba con deshacerse. 5 Los marineros, aterrorizados y a fin de calmar la situación, comenzaron a clamar cada uno a su dios y a lanzar al mar lo que había en el barco. Jonás, en cambio, había bajado al fondo de la nave para acostarse,y en ese momento dormía profundamente. 6 El capitán del barco se le acercó y le dijo:-¿Cómo puedes estar durmiendo? . ¡Levántate!. ¡Reza a tu dios!. Quizá se fije en nosotros, y no perezcamos así. 7 Los marineros, por su parte, se dijeron unos a otros: -¡Echemos suertes para averiguar quién tiene la culpa de que nos haya venido este desastre! . Así lo hicieron, y la suerte recayó en Jonás. 8 Entonces le preguntaron: -Dinos ahora dice, ¿que tiene la culpa de que nos haya venido este desastre?. ¿A qué te dedicas?. ¿De dónde vienes?. ¿Cuál es tu país?. ¿A qué pueblo perteneces?. 9 Dijo: -Soy hebreo y temo al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme-. 10 Al oír esto, los marineros se aterraron aún más, y como sabían que Jonás huía del Señor (pues él mismo se lo había contado) dijeron: -¡Qué es lo que has hecho!. 11 Pero el mar se iba enfureciendo más y más, así que le preguntaron: -¿Qué pdemos hacer contigo para que el mar deje de azotarnos? 12 Les respundió Jonás: -Tómenme y láncenme al mar, y el mar dejará de azotarlos-. Yo sé bien que por mi culpa se ha desatado sobre ustedes esta terrible ira de vientos. 13 Sin embargo, en un intento por regresar a tierra firme, los marineros se pusieron a remar con todas sus fuerzas; pero como el mar se enfurecía más y más contra ellos, no lo consiguieron. 14 Entonces clamaron al Señor: "Oh Señor, tú haces lo que quieres. No nos hagas perecer por quitarle la vida a este hombre, ni nos hagas responsables de la muerte de un inocente". 15 Así que tomaron a Jonás y lo lanzaron al agua, y la furia del mar se aplacó. (...) 17 El Señor, por su parte, dispuso un enorme pez para que se tragara a Jonás, quien pasó tres días y tres noches en su vientre.
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JONÁS 2: 1 Entonces Jonás oró al Señor su Dios desde el vientre del pez. 2 Diciendo:"En mi angustia clamé al Señor, // y él me respondió. // Desde las entrañas del sepulcro pedí auxilio, // y tú escuchaste mi clamor. // 3 A lo profundo me arrojaste, // al corazón mismo de los mares; // las corrientes me envolvían, // todas tus aguas y tus olas pasaban sobre mí. // 4 Y pensé: ´He sido expulsado de tu presencia. // ¿Cómo volveré a contemplar // tu santo templo?` // 5 Las aguas me llegaban hasta el cuello, // lo profundo del océano me envolvía; // las algas se me enredaban en la cabeza, // 6 arrastrándome a los cimientos de las montañas. // Me tragó la tierra, y para siempre // sus cerrojos se cerraron tras de mí. // Pero tú, Señor, Dios mío, // me rescataste de la fosa. // 7 "Al sentir que se me iba la vida, // me acordé del Señor, // y mi oración llegó // hasta ti, // hasta tu santo templo. // 8 "Los que siguen a ídolos vanos // abandonan el amor de Dios. // 9 Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios // y cánticos de gratitud. // Cumpliré las promesas que te hice. // ¡La salvación viene del Señor!" // 10 Entonces el Señor dio una orden y el pez vomitó a Jonás en tierra firme.
.(17): TRATÁBAMOS DE LOS TIFONIOS Y DEL SIGNIFICADO DE LA SUERTE AMPLIAMENTE EN NUESTRO ARTÍCULO SOBRE EL ORIGEN DEL JUEGO DE LA OCA QUE PUEDEN CONSULTAR EN EL SIGUIENTE LINK, DONDE EL EXPLICAMOS EL SIMBOLISMO DE LOS JUEGOS DE SUERTES Y DE LA SERPIENTE; TANTO COMO EL DE LOS SACRIFICIOS AL DIOS DEL TIEMPO Y LA TEMPESTAD (CRONOS-SETH O TIFÓN): http://jdiaz.s3.amazonaws.com/rf313.pdf
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(18): LIBRO II EUTERPE, de HERÓDOTO; en CXIX dice: "Menelao, no dejó de ser injusto y aun malvado con los egipcios, pues no pudiendo salir del puerto tal como deseaba, por serle contrario los vientos; viendo que duraba mucho la tempestad se valió para aplacarla de un modo cruel y abominable, que fue el de tomar dos niños (hijos de unos naturales del Egipto) y partirlos en trozos para sacrificarlos a los vientos". Por su pate explica también la existencia de estos rituales a tifón en
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la Cita 90 del mismo texto, narrando: "En tiempo de Menelao, los sacrificios de las víctimas humanas usados aun entre los Griegos; como lo manifiesta el de Ifigenia, habían sido ya abolidos en Egipto por el rey Amasis, quien vedó se inmolasen ante el sepulcro de Osiris hombres a quienes llamaban Tifonios".
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