sábado, 8 de junio de 2013

LA BICHA DE BALAZOTE (del Tammud babilónico al Aqueloo griego) CONTINUACIÓN 2ª -de "El frigianismo en la Cultura Ibérica", capítulo 11º (Parte LXXX de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.

-DEBIDO A LA EXTENSIÓN DE NUESTRO ARTÍCULO, NOS HEMOS VISTO OBLIGADOS A DIVIDIRLO EN TRES PARTES (ESTA ES LA ÚLTIMA Y CONTINUACIÓN que viene de la entrada anterior VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/06/la-bicha-de-balazote-del-tammud_2204.html  y  http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/06/la-bicha-de-balazote-del-tammud_8.html  que corresponden a la entrada primera y segunda) 
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ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Pintadas por mi mano, detalles del friso superior de la Tumba etrusca de los toros en Tarquinia (siglo V a.C.). Arriba, podemos ver el fresco del bóvido sedente(animal en casi igual postura que el de Balazote), mientras a su lado tres personas participan en una orgía. La escena la adorna una hilera de granadas con una simbología que relaciona el mundo de los muertos y la floración, como fruto de Perséfone. A la izquierda, el toro sedente claramente manifiesta el sentido genésico y funerario de ese animal, tanto como todo se adorna con el gran sentido del humor de los etruscos (representando comunmente divertidas imágenes en sus tumbas, como estos tres fornicadores). En la imagen de abajo (igualmente pintada por mí copiando el mencionado friso), se observa un bóvido androcéfalo que embiste a dos personajes, quienes se esconden detrás de un pequeño árbol. En este momento aprovecha el personaje que está detrás, para sodomizar al que tiene frente a él. Por su parte el toro presenta solo un cuerno (como sucede a Aqueloo) y se halla en situación itifálica. La escena pudiera ser una parodia de las bodas entre Heracles y la princesa Deyanira, tras haber vencido el héroe al dios rio que quedó sin un asta. Siendo en este caso los novios aquellos dos que se esconden del bóvido barbado, animal que les embiste mientras observa la sodomización. El fresco está igualmente decorado con granadas, que -como es sabido- se trata de la fruta de Perséfone, claramente de carácter funerario y ctónico. (34) .
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3) ITALIA: 
. Poco después de que se hicieran comunes en Grecia las representaciones de Aqueloo (hacia los siglos VII al VI a.C.), aparecen unos toros androcéfalos muy similares en la península itálica; algunos de ellos icluso en posición sedente y con iguales hechuras a los de Sumer, a los hititas y de Ebla. Deidades "adrotáuricas" que se suponen importadas desde el Egeo y entre las que destacan algunas figuras como las de Chiusi y Tarquinia, que clararamente son "guardianes" del mundo de ultratumba en las cistas funerarias. De muy tosca ejecución (principalmente el de Chiusi), mucho nos recuerdan a la estatuaria de Mesopotamia o la de Grecia arcaica; sin olvidar nunca los bajorrelieves hititas y neohititas, cuyo parecido es enorme con esa iconografía etrusca de toros sedentes. Por otro lado, son también muy "particulares" los famosos bóvidos pintados en los frescos de la llamada tumba de los toros de Tarquinia (que he preproducido en las imágenses superiores) . De los que uno de ellos es de rostro humano y con un solo cuerno; por lo que sin lugar a dudas y en mi opinión, se trata de un Aqueloo.
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Estos astados etruscos de la Italia prerromana -normales o con cabeza de hombre-, claramente los vemos en su función de "vigilantes" del mundo de ultratumba. Un hecho que me obliga a presentar de nuevo la hipótesis de que esas reses se utilizaran para defender emplazamientos. Un uso para la custodia (de las lindes, ciudades o rebaños), llevado a cabo con el ardid de soltar bravos en ellos; siendo este un método tan sencillo como lógico. De tal manera, considero que las reses de embiste fueron utilizadas de un modo semejante como se hace actualmente con perros, y tal cual se realizó hasta no hace tanto con las ocas. Aves palmípedas que entrenadas y "consentidas", sirven también para defender cercas y recintos; habida cuenta que no solo graznan y "montan" un gran algarabío ante la presencia de extraños, sino que además pican y persiguen al que entra en sus dominios -si así se les enseña-. De cuanto creo personalmente que los toros etruscos figurados como guardianes y que vemos en tumbas como la referida de Tarquinia, recogerían la imagen de reses bravas que se pudieron utilizar para salvaguardar el paso de extraños o de enemigos, en la vida cotidiana. Método defensivo que igualmente se realizaba con leones, cuyo uso en los fosos y castillos se llevó a cabo hasta muy entrada la Edad Media. Todo lo que explica asimismo el significado de esos felinos y astados que se representaron bajo las tumbas o en las sepulturas, como un recuerdo del "método" de defensa. Leones y bóvidos que aparecen con enorme frecuencia en los sepulcros mesopotámicos, tanto como posteriormente en los de la Anatolia hitita y neohitita (donde el felino o el "bos" no podía faltar en la escultura funeraria).
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En lo que se refiere a la religión itálica y la veneración al astado, esta tuvo fiestas muy semejantes a las griegas, con ritos de fertilidad y mitos parecidos. Pese a ello, las bodas de la mujer (virgen) con la Naturaleza entre los prerromanos, parece que se hacían en la figura de un roble (35) . Un tronco talado y tallado con formas femeninas, que era transportado hasta la ciudad para allí venerarlo. Celebración que en mi opinión nos recuerda a muchos otros festivales indoeuropeos, en los que el roble es el protagonista; y especialmente a algunas costumbres que han pervivido hasta nuestros días -tales como las del "tronco nochebueno" (que el 24 de diciembre se ofrecía) y las de San Juan (24 de junio), con escenas como las del Tallot, con la recogida y quema de esos árboles sagrados-. Por cuanto expreso, este hecho que muestra como entre los prerromanos el dios de la Naturaleza y la fertilidad se identificaba con un roble (y no con un buey), indica claramente el espíritu y el origen de su cultura (asentada inicialmente o procedente de los bosques europeos). A ello se debería -a mi juicio- que el "bos" entre los estruscos no guardase un sentido tan "femenil", sino más bien un simbolismo muy masculino y más bien relacionado con la guerra y la guardia.
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Pese a todo, en la mitología romana "importada" desde Gracia aparece una deidad muy próxima a Hera, como fue Juno; cuyo nombre se piensa que nació del latín "iúnix" y cuya traducción es "vaquilla". Todo lo que no solo la une a la Hera helena, sinó que además explicaría el por qué la palabra "Italia" (que denomino esa península), al parecer en principio significaba igualmente "becerra" -tal como Varrón afirma al escribir que originariamente era "bestia cornuda"- (36) . Una vaca que simbolizaría la tierra, como madre y origen de todos los frutos y bienes; terreno o territorio deificado en las diosas Juno (en italia) y Hera (en Grecia). Pese a todo, hemos de considerar que la Juno romana pudo nacer también desde otro mito como es el de la vaca Io (de la que ya hemos hablado extensamente); cuyos radicales linguísticos del nombre ("io") parecen casi idénticos a los de "Ju(n)o". Ello nos haría pensar que de ser Io y Juno una misma figura mítica, ambas se relacionarían con Epafo y con Egipto; tierras del faraón de las que procede el mito de aquella becerra huida desde la Jonia y que parió un hijo de Zeus en el Nilo. Por todo cuanto se entiende que la diosa Juno romana sea casi igual (en atributos y funciones) a la Hathor egipcia, como diva de la fertilidad y de los partos (Juno Lucina); protectora de la mujer (en especial de las matronas) y "genio" de la belleza (37) .
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Anverso de la escultura ibérica conocida con el nombre de Bicha de Balazote (que analizamos en esta entrada).
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4) LA PENÍNSULA IBÉRICA:
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Antes de entrar a describir el culto al toro como deidad de la fertilidad en nuestras tierras, es obligado hablar de algunas zonas o puertos de paso entre Oriente Medio y las costas ibéricas. Islas e ínsulas donde hubieron de fondear y asentarse muchos de los que posteriormente llegaron a la Península. De tal manera, primeramente deseamos citar lo que hay de común a esos ritos del toro, del bucráneo y del hombre-buey en Cerdeña. Incluso habríamos de estudiar los mismos cultos en Malta, cuyas primeras civilizaciones muchos han unido a las sardas y hasta a las de Baleares (38); por cuanto el megalitismo maltés se acerca en gran parte a las construcciones Nuragas. Consecuentemente en ambas islas se da bien pronto la veneración a la diosa madre; una maternidad que vemos junto a representaciones de barcas funerarias, a figuras de crecientes lunares y a cuernas o bucráneos (especialmente en el caso de Cerdeña). En consecuencia -como antes decíamos-, en Malta es muy semejante esta iconografía, aunque también muy anteriores; ya en Tarxien y al menos en el IV milenio a.C., vemos estas diosas madres junto a representaciones bovinas (39) .
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En lo que se refiere a Cerdeña, durante los tiempos del "primer bronce" se decorarán numerosos túmulos con esculturas taurinas y con cabezas de bóvidos, revelando prácticas rituales relacionadas con el culto a la muerte y un dios táurico (40) . Siendo esos los mismos siglos en que los guerreros de la cultura Nuraga de esta isla, "coronan" sus cabezas con cascos de enormes cuernas, muchas de ellas emboladas (41) . Por su parte, Baleares con sus múltiples influencias sardas arquitectónicas, pudo heredar desde Cerdeña también la veneración al "bos" que llevaría a esculpir las famosas y maravillosas estatuas de toros talayóticos -con una "tipología" que Pierre París y Blanco Freijeiro, derivan de una misma civilización e iguales orígenes a los sardos-. Expresando sobre el nacimiento y significado de estas esculturas talayóticas Delgado Linacero, que: "Desde el Eneolítico el dios generador tauroformo fue representado en Cerdeña bajo la forma esquemática del bucráneo, conectándose después al falo; como en las llamadas tumbas de los gigantes" (42) . Dicho lo anterior, vemos por qué considero que la "primera importación" del mundo taurino en nuestras tierras, fué marítima; ya que a mi juicio no cabría duda de que si hizo vía Malta, Cerdeña y Baleares, llegando con ello hasta las costas ibéricas el culto al "bos" sagrado y fiero. Una civilización marinera que veneraba al toro salvaje y que creo firmemente procedía del Egeo (especialmente del mundo minoico y cretochipriota micénico).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, cista funeraria procedente de Chiusi, fechada en siglo VI a.C., representando un toro androcéfalo, actualmente en el Museo Berlín. Comentábamos unos párrafos más arriba como estas "bichas" tan semejantes a la de Balazote, en Italia y entre los etruscos tenían un gran valor funerario; usándose como guardianes de ultratumba (variando en ello algo su sentido oriental, que se cernía más bien al de deidades de la fertilidad y custodia del ganado)
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ABAJO: Portada del libro de Leonardo Melis sobre los "Sardana, el Pueblo del Mar". Observemos en ella la esculturita Nuraga con un guerrero de enormes cuernos en su casco y portando dos escudos. Sin lugar a dudas su aspecto se puede comparar con el de un fiero toro, por lo que es comprensible que se idealizaran aquellos soldados como el "hombre-bos", llamado en Creta Minotauro. Ya dijimos que en mi opinión, para estas civilizaciones marineras (como la Sarda, la de Chipre o la cretense) el toro era el totem protector, porque considero que bastaría con mantener reses salvajes en las costas, para que los enemigos no pudieran acercarse, ni menos desembarcar o atacar el litoral -al menos durante la Edad del Bronce, ya que con la llegada del hierro se abarataron enormemente los costes del armamento, lo que permitió crear ejércitos numerosísimos (para los que una manada de toros no sería ya un gran problema)-.
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Por lo demás, igualmente aparecen estos guerreros de enormes cascos en las estelas tartessias (un poco más tardías); todo lo que obliga a pensar en una plena conexión entre el sur peninsular y Cerdeña. Algo más evidente cuando sabemos que la cultura talayótica nace gracias a la influencia sarda, formada por marineros y comerciantes de metales. Bronce que estos obtendrían fundamentalmente del extremo occidente (de las costas atlanticas, donde más abundaban por aquel entonces). Cobre que los sardos fundían con la forma de pieles de toro, para exportarlo y comercializarlo así fundamentalmente por el Egeo. Todo ello puede explicar el mito griego que narra como tras la muerte de Gerión (el rey de Tartessos) su nieto -o descendiente, llamado Nora- huye y se guarece en una ciudad homónima de Cerdeña. Tanto como todo indicaría el significado cultural del lingote en forma de piel de buey en Turdetania(talento cretochipriota, pero también tipicamente sardo). Un diseño de "pellejo bovino" que aparece en numerosos templos de Tartessos, tanto como en los toros iberos y en los pectorales del Tesoro de El Carambolo.
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De cuanto hemos escrito anteriormente, sería muy importante volver la vista atrás hacia alguno de nuestros artículos y recordar cómo en ellos observábamos que el mundo metalúrgico durante la Edad del Bronce y en el Sur Peninsular, hubo de estar plenamente ligado a Cerdeña. Lo que manifestábamos cuando hablábamos del antes mencionado "lingote de rama" en forma de piel de buey. Un talento de cobre de unos veintiseis kilos de peso y diseñado como un "pellejo de res", que se utilizaba principalmente en Cerdeña y en las islas de Creta y Chipre. Forma de metal fundido denominado Keftiu (al entenderse su origen cretense) con el cual comerciaban ese cobre, durante los siglos XIII al X a.C. y principalmente en el Egeo. Piezas cúpreas que como decimos, también aparecen en Cerdeña y en las costas de Anatolia; donde los mercaderes cretochipriotas sabemos que los transportaban desde tierras lejanas. Siendo obligado deducir que el lugar de procedencia de gran parte de estos metales fuera el Sur Peninsular; las tierras que poco más tarde se llamarían Tartessos. Una Turdetanía que aun entre los siglos XIII al X a.C. se estaba "fraguando" -nunca mejor dicho-, donde hubieron de llegarse los minóico-chipriotas y fudamentalmente los sardos, para explotar sus riquísimos yacimientos; ya que por entonces el cobre -y sobre todo el estaño-, escaseaba en el resto del Mediterráneo.
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Así, y en esta búsqueda de metales, debieron transmitirnos los venidos desde el Egeo su cultura y su civilización, basada en gran parte en el culto al toro. Quizás con el fin de que en nuestras costas (tan ricas en metales preciosos), no desembarcasen más naves que las suyas. Algo facilmente conseguible, si se mantenían sueltas reses bravas por el litoral ibero; tan rico en minas, como fácil en su acceso por mar y en desembarco. De este modo creo que se iniciaría en nuestra Península la adoración al bóvido salvaje; un culto que en palabras de Delgado Linacero se basó en "La sacralidad del toro como fuente de fertilidad y se convirtió en la encarnación de la virilidad deseada por hombres y dioses". Narrando la autora los diferentes mitos que hablan de la castración y derrocamiento de un dios, en todas las religiones antiguas; puesto que tras "evirar" el bovino surge el grueso y pesado buey, manso y estéril, que en nada podia comprarse con el esbelto y fuerte toro. Símbolo el "capado" del derrocamiento o de la esclavitud, mientras la res entera significaba la virilidad y el poder (43) .
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Antes que Delgado Linacero, muchos otros expertos autores ha estudiado el significado del toro (principalmente en nuestra tierra), destacando entre ellos los trabajos de arqueólogos como Almagro Bash, Garcia y Bellido, Blanco Freijeiro, Maluquer de Motes o Jose Ma. Blázquez (sin olvidar nunca los más actuales nacidos de especialistas tales como: Bendala, Jiménez Ávila, Alvar, Almagro Gorbea, Labandera y largo etcétera). Por su parte, grandes y maravillosos etnógrafos han escrito geniales páginas acerca del valor del bóvido en el mundo antiguo y en Iberia. Múltiples trabajos de los que en nuestros estudios intentaremos ir sintetizando sus más inspiradas ideas y entre los que destacan algunos tan famosos como los de Caro Baroja, Jose Ma. de Cossio y Antonio Blanco. Aunque para poder ir avanzando claramente en el tema, es muy importante circunscribirse a las últimas investigaciones, con el fin de exponer las más avanzadas ideas.
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Siendo así y pasando de nuevo del simbolismo genésico del toro sedente, nos llamó mucho la atención una observación que realiza Jiménez Ávila -y que recoge Héctor Uroz- por la cual afirma que estos bóvidos recostados turdetanos parecen estar en actitud de mugir (44) . Bramido que si duda y al proceder de una res sentada, correspondería a una situación "premortem", ya que el toro bravo apenas saca la lengua, ni muge mientras está tumbado. De ello creo personalmente que esos toritos "sedentes y mugientes", que citan Jiménez Ávila y Uroz (tales como el de Alcalá del Rio o el del perfumario de Safara -que recojo más abajo-); se corresponderían con iconografias de reses bravas en actitud agonizante. Un momento crucial en la "caza o lucha" contra aquellos fieros animales y en el que bastará con apuntillarle certeramente, para acabar con su vida. Los hechos antes descritos nos permiten evidenciar que el culto y representación de estos astados en el Sur Peninsular -y durante la primera Edad del Hierro-, idealizan al toro bravo y no al de carne. Algo que vemos en la tipología de aquellos, y que se hace igualmente evidente en ejemplares como los de Costitx (en Baleares) -tan unidos a Cerdeña por sus enormes cuernos y por su arraigo al mundo talayòtico-. Civlización baleárica que parece evidente veneraba al peligroso cuerno del morlaco, quizás porque fuera inciada y desarrollada desde la Nuraga; quienes seguramente les importan las reses de embiste, tanto como el culto a las astas y al toro fiero (adoraciones plenemante egeas).
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La idealización del toro como "bos bravo" existente en nuestra Península desde épocas prerromanas -tal como hemos dicho- nada tiene que ver con el culto al simple buey (que entrega su carne y su trabajo, a modo del esclavo). Esta es una evidencia que advierten quienes han estudiado sus repersentaciones hispanas anteriores a Roma y hasta la numismática ibérica; donde el bóvido se iconografía fuerte, embistiendo y junto a figuras astrales (unido a dioses como Hammon Baal o Melkarte) (45) . Destacando los investigadores la iconografía en la moneda ibérica y de influencia helena, donde hay acuñaciones que tienen grabada también la efigie de Aqueloo (principalmente las grecoibéricas). Siendo de importancia otras tantas figuras de la res típicamente peninsular y en las que vemos un toro "recio" con aspecto fiero, que incluso -en ocasiones- parece estar siendo "toreado" (al lado de personajes que simulan "jugar" con aquel). Por su parte Héctor Uroz habla no solo del carácter astral de esas reses entre los íberos, que le representan rodeado de figuras y símbolos planetarios; sino que a su vez afirma que ese totem contenía para los habitantes de nuestra Península un sentido funerario ligado al agua y a la floración (o a la flor) . Expresando que en la estatuária ibérica y en las cerámicas que recogen bóvidos, suele representarse ese totem junto a un vegetal; rama u hoja que este Uroz denomina "flor del toro" (46) .
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Con respecto a ello, el mencionado arqueólogo observa en diversos monumentos y yacimientos esa función acuática del animal (destinada al mundo de "ultra tumba"); destacando entre sus publicaciones que analizan aquello, los estudios de las esculturas encontradas por su grupo en Cabezo de Lucero. En ese yacimiento, Héctor Uroz, ve claramente como el "bos" cumple esa misión de cuidador de los sepulcros en sentido genésico, femenino y acuático. Un simbolismo que estaba adornado e imaginado por flores y determinadas figuras esquemáticas, de un claro significado matriarcal y que acompañaban al guardián del Más Allá (47) . Siendo de gran importancia las múltiples piezas halladas en  Cabezo de Lucero y en su yacimientos cercanos, entre los que se hay multitud con foma bovina y destacando el llamado toro de Villajoyosa (ruinas de la supuesta Alonis en esta ciudad). Escultura fechada entre los siglos VII y VI a.C., del que describe minuciosamente su zona frontal, donde aparece un vano para colocar un aplique metálico (de oro, plata o bronce). Placa en forma de Keftiu, o lingote piel de buey igual en su forma a los lingotes de Creta, Cerdeña y Chipre -ver imágenes bajo estos párrafos- (48) . Un importante torito en piedra caliza, al que se le debían de enroscar igualmente unos cuernos, y que es muy parecido a otras esculturas con caractarísticas muy semejantes. Mencionando Uroz el de Monforte del Cid, que -como también observa Chapa Brunet-, tiene igualmente un rebaje muy similar al del anterior, debiendo usarse para incrustar una pieza allí, y con el mismo diseño del lingote "piel de buey" (49) .
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Todo lo que indicaría en mi opinión, que esas placas semejantes al talento de sardo y cretochipriota, fueron en sí mismas el símbolo de una cultura comercial y marítima, extendida desde el Mar Egeo al Occidente extremo (pasando por Cerdeña). Emblema, ponderal o "moneda", de una civilización de navegantes venidos a nuestras tierras a través de la ruta más sencilla: Desde Chipre y Creta, a Malta y Sicilia, y posteriormente desde Cerdeña y Baleares, a Iberia. Llegados en busca de cobre junto a estaño debido a que su base económica y cultural estaba plenamente cimentada en el comercio y elaboración del bronce que comienza a escasear ya en el siglo XV a.C. (en Edades y tiempos previos al Hierro). Un mercado de metales que sabemos dominaron los cretochipriotas, y que por lógica hubo de tener su principal fuente de abastecimiento en las costas atlánticas peninsulares, debido a que la casiterita tanto como los yaciminetos cúpreos, ya a mediados del II milenio a.C. se agotan practicamente en el Mediterráneo. Lo que obligaría a las mencionadas civilizaciones marineras del Bronce (especialmente a las egeas) a buscarlos en paises tan lejanos como el nuestro. Hechos que sucederían desde los tiempos del Minóico Medio II y más especialmente en tiempos de Micenas -antes de la aparición y dominio del hierro, entre los siglos XVIII y el IX a.C.-. Trayendo a Iberia aquellos de Creta -y posteriormente los de la Micenas- , el culto y la religión del toro; totem por antonomasia de estas civilizaciones.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba y dibujado por mí: Toro llamado de Villajoyosa, hallado en la Necrópolis de Poble Nou -yacimiento de la supuesta Alonis-, descubierta en los años 70 (original en el Mus.Arq. Alicante). De nuevo hemos figurado en tonos amarillos (cúpreos), las piezas que debían ensamblarse a esta escultura de piedra caliza, fechada entre los sigos VII y V a.C.. Teniendo vanos para enroscar o ajustar sobre aquella cabeza: Las orejas, los cuernos, y -sobre todo- un "lingote" en la frente. En este lugar frontal y entre las astas, el buey Apis del Nilo debía de tener una mancha blanca, formando un triángulo perfecto; aunque como vemos (y de manera similar), entre los toros sagrados de Iberia se buscaría que lucieran este otro diseño es su frente (a modo del keftiu). Ello no solo relaciona el culto al bóvido en Iberia con el de al Apis de Egipto, sinó que a su vez evidencia que estas reses de nuestras tierras eran adoradas en efigie como símbolos de las riquezas y muy unidos al metal (principalmente al mundo del cobre; todo lo que denotaría un culto transmitido desde el mundo cretochipriota o sardo). El talento, hemos repetido infinidad de veces que constituía antes de la moneda, el ponderal que medía la riqueza; de ello su equiparación con la pecunia, de "pecus" = "animal" (cabeza de ganado-). Habiendo sido en principio el ponderal para trocar mercancía, en unos bienes que evidentemente se valoraban en metal o en pieles (o reses) y que se tasaban en estos talentos; lingotes que más tarde se convierten o dividen en fracciones (que llamamos monedas, y que igualmente en un principio llevaban grabadas la efigie del buey).
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ABAJO: Dibujado también por mí, el toro de Monforte del Cid, fechado en los mismos años que el anterior y que también tiene un vano en la frente, dejando allí lugar para introducir una pieza en forma de talento cretense. Zona entre las astas, en el cual hemos marcado en amarillo la pieza que ensamblarían -seguramente metálica-. Como decimos, estas formas tan semejantes a los pectorales de El Tesoro de El Carambolo, hubieron de ser el símbolo de la riqueza, todo lo que uniría el astado y sus pieles (o sus cabezas) con la fertilidad. Ello porque en la Antigüedad la fecundidad era el primer productor de riqueza, habida cuenta que gracias a la siembra y la reproducción de los animales, se lograban los progresos económicos. De tal modo, ese "keftiu" que se observa en la frente del toro de Monforte del Cid, representaría no solo el metal y el dinero -en tiempos anteriores a la moneda-; sinó además, la fecundidad. Siendo de algún modo aquellos símbolos semejantes a lo que hoy vemos en el oro: Un patrón que marca el valor de la economía; icono de la felicidad, del progreso, del bien e -incluso- de la seguridad-, por cuanto de los metales se fabricaban las armas y con ello un lugar rico en cobre era una tierra segura.
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6- LA BICHA DE BALAZOTE:
Balazote es una población sita a pocos kilómetros de Albacete y ciertamente cercana a Chinchilla del Monte Aragón, tanto como de Yecla. Hemos citado estos dos últimos puntos geográficos debido a su importancia arqueológica, ya que la llamada "bicha" fue hallada en un "simple llano" de aquel municipio -hace ya unos ciento cuarenta años- y en un terreno ajeno a todo otro resto histórico. Algo que nos lleva a pensar que hubiera podido ser trasladada hasta allí en algún momento y quizás desde uno de esos dos puntos antes mencionados: Desde Yecla o de Chinchilla; donde se hallan los importantes yacimientos de El Cerro de los Santos y de la Tumba de Pozo Moro (respectivamente). Sea como fuere, también hay motivos para considerar que la estatua perteneciera a un ajuar funerario o a un templo situado en el mismo Balazote, ya que esa población está en un pequeño valle muy póximo a las Lagunas del Ruidera; manantial de La Mancha y fuente de todas las aguas imaginables (motivo suficiente para esta escutura del dios de los rios, Aqueloo).
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Debido a ello y al situarse el emplazamiento donde fue hallada la Bicha sobre el acuífero 53 (junto al Ruidera, como dijimos), creo que no es una hipótesis desdeñable considerar que la esta pudiera ser una figura sagrada que marcara un nacimiento mágico de aguas. Máxime, cuando en estas zonas se producen pozos artesianos, que emergen como imensas fuentes con chorros de decenas de metros de altura a modo de geiser. Todo lo que que parece un milagro acuático, surgido en aquellos llanos albaceteños, donde el sol a veces en plena primavera provoca temperaturas que alcanzan los treinta grados (no digamos ya en verano). De ello, tengo la opinión de que esta figura en forma de Aqueloo pudo estar situada en un manantial o un templo -o bien junto a una tumba sagrada- y en el punto de nacimiento de unas aguas cristalinas (procedentes de El Ruidera o del acuífero fósil existente en el subsuelo de esta zona -llamado 53-).
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Por lo demás, Balazote igualmente se sitúa en el camino entre las colonias griegas de Iberia y el nacimiento del Guadalquivir (donde estaba la capital de la Oretania ibérica: Obulco). Ruta que se denominó Herakleia y que comprendía la vía que tenían que seguir los colonizadores orientales asentados en Levante, para lograr comerciar los metales de Tartessos, sin verse intervenidos por los fenicios. Algo que sucedería -según la Historia- en tiempos de Arganthonios, cuando Kolaios de Samos arriba a las costas españolas y termina por comerciar los metales de este rey de Tartessos. Fechas que son coetáneas a la escultura que tratamos, por lo que es perfectamente lógico pensar que Balazote fuera un punto intermedio en ese camino, que llevaba desde el litoral de Levante, a la entrada de la Turdetania.
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La situación geográfica descrita, unida al hecho de que la escultura es del tiempo en que los frigios (y posteriormente los focenses), huyeron de sus tierras originarias (de Anatolia) -ante el asedio de Siria y Babilionia-; viéndose obligados a emigrar y vivir en el mar como comerciantes, fundando sus famosas colonias del Oeste (Marsella, Rosas-Amourias, Hemeroskopion, Alonis etc). Se hace posible suponer que este sea su origen; ya que para comerciar desde las costas de Levante (en que se habían asentado esos anatolios), y llegar al rio de Tartessos -alcanzando tierras de Arganthonios sin interceptación de los fenicios-, habrían de ir hacia las fuentes del Guadalquivir (Cazorla) siguiendo los siguientes puntos: Alcoy (donde existe un importante asentamiento grecoibérico); luego a Yecla (donde está el Cerro de los Santos); más tarde a Chinchila del Monte Aragón (donde se sitúa la tumba de Pozo Moro) y después a Balazote (donde se encontró la escultura que analizamos). Esta ruta, la recogemos con más detalle en la segunda foto (bajo estas líneas) donde podemos ver que es el camino más sencillo para ir desde las colonias orientales ibéricas y subir a las fuentes del Guadalquivir. El nacimiento del rio Tartessos, que los textos clásicos describen como riquísimas en oro y plata, y desde las que bajando por el lindero de sus corrientes, se podría alcanzar la actual Sevilla -en tan solo unos días-. De tal manera, ya hemos dicho que esta ruta se llamo Herakleia por ser la que se supone hubieron de seguir los griegos para comerciar con Turdetania (sin ser interceptados por los fenicios, quienes vigilaban con celo sus vías comerciales, aunque situaron sus enclaves en las costas más al Sur, bajo las actuales de Alicante).
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Como venimos exponiendo, el mercado del metal abierto por los griegos en estos siglos VII y VI a.C. -descrito en la anterior ruta-; en mi opinión fue lo que la mitología helena simbolizó con "el robo de los bueyes de Gerión". Un hurto llevado a cabo a través de la "Vía de Heracles" por la que esos "toros broncíneos y tartessios" se lograban hacer llegar hasta Grecia. Bueyes que realmente significarían los lingotes de cobre, cuyo mercado furtivamente abrirían los helenos en los momentos de mayor debilidad de los fenicios (mientras Tiro y Sidón estaba asediada). Unos hechos y lugares que les permitían importar hasta la Hélade y desde nuestras tierras, un bronce a precios muy bajos. Un metal con el que aún entonces se hacían los cascos, petos y corazas -así como algunas partes del armamento-. De lo que en mi análisis, el robo de los bueyes de Geriones significaría aquel logro de llevarse hasta sus tierras el metal de Tartessos (cuyos lingotes sabemos eran iguales en su forma a la piel del toro). Todo idealizado en el rico ganado que poblaba los campos ibéricos y que tanto impresionaría a los helenos.
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, thymaterion de Safara pintado por mí, según original conservado en el Museo de Muora (Nacional de Arqueología de Portugal). En este perfumario fechado hacia el siglo VII a.C. y considerado tartessio, podemos observar la figura de un torito yacente que la remata. Muchos de esos bóvidos sedentes están en situación de mugir -tal como afirma Jímenez Ávila-; todo lo que nos hace concluir que su actitud es "premortem" y describen el momento de agonía en el que el puntillero (o quien lo "caza"), ha de darle el último golpe. Por lo demás, el aspecto de tales toros es de bravo; ya que en las representaciones tartessias ni ibéricas veremos un astado carnoso, pesado y de cuerna pequeña (sinó uno atlético o bien fuerte y con apariencia de morlaco).


ABAJO: Mapa del comienzo de la llamada Ruta Herakleia, que unía las colonias del Levante (fundadas por griegos de Anatolia) con las fuentes del rio Tartessos (Guadalquivir). Para destacar la coincidencia de esta via y los yacimientos arqueológicos con piezas griegas (o neohititas), he marcado sus puntos más importantes. Así vemos en la costa, las dos principales colonias focenses (heleno-anatólicas): Hemeroscopeion (junto a Denia) y Alonis (cercana a Villajoyosa). Luego, siguiendo tierra adentro, llegamos a Alcoy, en cuya Serreta se haya un importantísimo yacimiento griego. Tras este punto, se encuentra a Yecla donde está el famoso Cerro de los Santos y después a Chinchilla del Monte Aragón (donde halló el sepulcro neohitita de Pozo Moro). Unos kilómetros más tarde y buscando la subida hacia Sierra Morena, llegaríamos a Balazote; desde donde se accede a Alcaraz y a Beas del Segura, para encaminarse poco después ya a Obulco (Porcuna), capital de la Oretania tartéssica. Una senda que podemos calcular de tres días hasta alcanzar Balazote desde la costa (jornada 1º desde puerto hasta Alcoy; jornada 2º hasta Yecla; día 3º hasta Balazote).
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Interesante sería antes de analizar la famosa Bicha, mencionar que su más cercano yacimiento ibérico es la famosa Tumba de Pozo Moro. Un sepulcro turriforme, muy semejante a los que se hicieron en la misma época, en Ugarirt (Siria); y cuyos primeros restos escultóricos se fechan hacia los siglos VI y V a.C. (contemporáneos a La Bicha). Muestra de que este sepulcro de Pozo Moro es claramente es neohitita (en mi opinión, frigio) son las escenas sexuales que se representan en él; una iconografía similar a las que vimos existían en las tumbas etruscas. Estatuaria funeraria sexual que Blazquez identifca con la leyenda de Gilgamesh (al igual que hace con las de la cista de Tarquinia, donde un toro embestía a dos amantes). Representaciones de "amor y frenesí" hechas en hipogeos como los de Pozo Moro, que como advierte Blazquez son muy parecidas a las que hallaremos en Etruria. Habiendo sido estas representaciones erótico-funerarias más o menos comunes en tierras íberas, mencionando este investigador la famosa tumba de Obulco, donde vemos a un personaje ibero masturbándose. Todo lo que indica una plena unión cultural entre los etruscos y estos pueblos que habitaban la Iberia antigua (entre los que era normal reir o figurar escenas eróticas en sus sepulcros, quizás con carácter apotropaico) (50) . Debiendo añadirse que este tipo de estatuaria sexual en las cistas, creemos que es fundamentalmente neohotita y así la explicación de su aparición en tierras de Italia y de Iberia entorno al siglo VII y VI a.C. se halla en que en estos siglos los frigios hubieron de huir de su lugar de origen (la Anatolia neohitita).
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Por lo demás y a título personal, señalaré que las dos tumbas ibéricas donde se aprecian escenas sexuales (situadas en Porcuna y Chinchilla) estarían en esta Ruta Herakleia que hemos marcado. Ya que como antes mencionábamos, la otra se hallaba en Obulco (hoy Porcuna), que era la capital de Oretania y a la que se llegaría desde la costa levantina -para alcanzar los metales de Tartessos- subiendo por la Sierra de Alcaraz. Como venimos exponiendo, en esta misma vía y a muy pocos kilómetros de Pozo Moro estaría el emplazamiento donde se halló la Bicha, un lugar que quizás fuera famoso entonces por sus aguas (o por sus fuentes); lo que creo, posiblemente justificaría la escultura que estudiamos. Una Bicha sobre la que Blázquez opina de un modo similar a como hizo ya en 1931 García y Bellido (51), quien la consideró de gran influencia oriental (52) . Siendo García y Bellido uno de los primeros que la estudian observándola muy ligada al mundo sumerio o hitita; algo que ya apreció P. París, quien consideraba (con gran juicio) que era una pieza similar a las de Asia Menor y que habría sido importada a España a través de Micenas (o bien por gentes de la Grecia más Arcaica) (53) .
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Cuanto decimos acerca de las apreciaciones de P.París escritas hace ciento diez años, evidentemente dataría la Bicha mucho antes de la época en que actualmente la fechamos (entre los siglos XI al VII a.C.). Algo altamente dudoso, si tenemos en cuenta el momento en que aparecen los primeros colonizaciones orientales en nuestras costas. Debido a ello y tras los posteriores descubrimientos de toros androcéfalos etruscos (fechados en los siglos VII al V a.C.) pudo concluirse que este de Balazote se correspondía con estas mismas tipologías y épocas. Siendo García y Bellido el que treinta años despues de P.París ve que no se puede remontar su época más atrás del VI a.C. y que aquella figura sigue una evolución común a lo que fue un mismo tema en el Mediterráneo. Identificándolo ya con el dios Aqueloo y advirtiendo este autor, que en Grecia las representaciones de ese divo del rio como serpiente fueron poco comunes, dado que se iconografiaba normalmente de este modo -como hombre toro- (54) . Finalmente añadiremos que Teresa Chapa Brunet (de cuyos trabajos hemos tomado parte de las citas expuestas sobre esta escultura), cree que quizás no se trate tanto de un Aqueloo, sino más bien de una "escultura apotropaica", con el fin de espantar malos espíritus y con similar valor a los toros que custodiaban las tumbas etruscas (55) .
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Cuanto hemos ido exponiendo acerca de esta curiosísima pieza hallada en Balazote, querríamos completarlo con la idea que hemos expresado, afirmando que a nuestro juicio posiblemente fuera en realidad un "Aqueloo manchego". Un dios de los rios y de la fertilidad, esculpido para este lugar cercano al Ruidera y sito en mitad del camino entre las ricas fuentes del Guadalquivir y los puertos donde se asentaron algunos de nuestros primeros colonizadores orientales. De ello esta "bicha" que pudo elevarse en un manantial o en un pozo artesiano, también creemos pudiera relacionarse con Geriones. Pues tal como narra la leyenda, ese monarca de Tartessos nació en una cueva junto a las fuentes de rio que daba nombre a su reino (en la actual sierra de Cazorla) (56) . Un gobernante famoso por su fuerza y riqueza, y por sus grandes vacadas que le fueron robadas por Heracles a orillas de aquel caudaloso Tartessos.
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Tal era la la fama de Geriones monarca de la riqueza y del agua de la llanura fértil, que algunos autores aseguran que incluso reinaba sobre toda la Península (57). Siendo un personaje del que Cristina Delgado Linacero afirma que: "Se le veneró también como un rey fluvial, al que acudían a beber las reses, una vez saciada con la sabrosa hierba se sus bien regadas praderas" (58) . Por cuanto no habríamos de olvidar que quizás esta lucha entre Heracles y Geriones, llevada a cabo en la desembocadura del rio Tartessos y donde el dueño de Turdetania pierde su vida y su vacada; muy posiblemente mucho tenga que ver con la batalla entre Aqueloo y Hércules. Una pelea en la que el héroe griego gana el cuerno de la abundancia, símbolo de la riqueza; lo que mucho se acerca a los Bueyes de Gerión. Por lo demás, la lucha con Aqueloo, fue considerado por algunos autores clásicos uno de los doce Trabajos del tebano. Siendo así, probablemente pudo en algún momento sustituirse o confundirse con este otro del robo de los toros turdetanos; siendo el rey de tartessos en parte un Aqueloo del Guadalquivir. Consecuentemente no es extraño ver en Balazote, junto a las tierras de Turdetania y en plena ruta Herakeia, esta figura del hombre-toro. Lo que quizás podía ser entendido como la figura que representase la victoria de los griegos frente a los iberofenicios y el logro de la cornucopia, o de los metales de Tartessos (idealizado más tarde en los bueyes de Geriones).
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COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, pintada por mí y desde un modelo que recoge Jose María de Cossio (59) desde una lápida perdida. Pieza que al parecer se hallaba reproducida en la Historia Eclesiástica de Jaén, donde la menciona Francisco Rua Puerta y la recoge Martín Ximena en "Anales eclesiásticos del obispado de Jaén". Mencionándola situada entre los sillares de una torre de Andujar, por lo que se fechaba en el siglo XII, aunque ya Martín Ximena dice que era muy anterior. Esa escultura perdida de Andújar que representa un toro androcéfalo, estaba en un lugar muy cercano a las fuentes del Guadalquivir (apenas a unos cien kilómetros de Porcuna); de lo que pudo tener un valor semejante al que hemos ido dando a la Bicha de Balazote. Por su parte, el bos con cabeza de hombre se halla pastando entre enormes ramas, todo lo que une estos conceptos que hemos ido viendo del toro como símbolo de la fertilidad y de la riqueza, junto a las aguas. Cobrando así un gran sentido si se observa esta lápida como idealización de las descripciones de los ricos ganados y pastos de Geriones. Quizás interpretándo el Aqueloo ibérico como la riqueza que el rio Tartessos tenía en sus arenas (que por entonces manaban cargadas de oro y plata).
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BAJO ESTAS LÍNEAS: La bicha de Balazote, tal como la recoge en su portada la Historia de España de Menéndez Pidal, editada por Espasa-Calpe. Para finalizar recogemos algunas palabras que sobre ella escriben Blázquez y García-Gilabert, quienes comentan como ya García y Bellido la asoció a los toros tumbados androcéfalos que se conocen desde mediados del III milenio a.C.; cuya figura es sedente desde la mitad del II milenio a.C. y son bastante comunes en las zonas de Mesopotamia y Persia. Similar esta "bicha" a las escultruras que aparecen en el palacio de Sargón II (721-705) y en el de Ashurbanipal (883-859); aquellos toros androcéfalos fueron en Gercia la personificación de Aqueloo, como origen de las corrientes fluviales interiores de las que surgen todos los rios. Icono que se halla en las acuñaciones de Gela, Katane, Siracusa, Neapoles y Kyme (tetradracmas fechados en el 476 a.C.). Dado que esta veneración a Aqueloo -que fue muy importante en Oriente-, se introdujo en Iberia a través de los griegos, lo que explicaría que en Ampurias y Arse acuñen comunemente con esta efigie, las monedas de plata (dracmas) (60) . Sófocles en LAS TRAQUINIAS (9-14) le describe como "hombre con cabeza de buey" que tenía capacidad de transformarse en sierpe.
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CITAS:
 
(34) Para más datos sobre esta tumba ver, entre otras obras: El arte de la Antigüedad clásica, Volumen 2; por Ranuccio Bianchi Bandinelli y Mario Torelli (AKAL; MAdrid 200) ; "92 tumba de Tarquinia de los Toros". Por su parte Cristina Delgado Linacero trata de estos en el libro ya citado (27) página 190; donde también habla de la figura de Chiusi, actualmente en el Museo de Berlín.
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(35): Idem (27), pag. 290 y 291 . Hablando de las diviidades romanas de la fertlilidad, explica Delgado Linacero que TELLUS era el productor de todos los frutos de la tierra que en sus primeros tiempos y fue en principio la única divinidad femenina. Más tarde se equipara a Ceres, aunque aún aparece en el Ara Pacis. A "Tellus" se le sacrificaban reses preñadas y tras ofrecer sus fetos, se quemaban en el templo Vestal. Sus cenizas se guardaban y mezclaban con la cola de un caballo, porque eran usadas para quienes no tuvieran capacidad de procrear -pag 343 y 345 de (27) - . Hemos de añadir que de ello se deduce que esta diosa telúrica, era la diva inicial de la fecundidad entre los romanos; función que más tarde se da a Juno.
(36) Sobre ello expresa Cristina Delgado en la obra repetidamente citada, pag 343 y ss. que Juno, es Hera entre los itálicos; el nombre viene del latín "iúnix" = "vaquilla", por lo demás sabemos que "itali" significa "bestia joven con cuernos". Varrón en DE LINGUA LATINA 5, 69, dice que la llamaban "Lucina" porque Juno "es la tierra y luce, como dicen los físicos" ; hablando Delgado Linacero de que así se formo "iunare de lux, como Iuno Lucina, por lo que la invocan las mujeres en el parto, ya que es la luz de la que nacen porque regula sus meses"

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(37): // Cicerón. De Nat Deor. II, 27, 69 // Plinio, N.H. II, 26 // Varrón L.L. V 158 // Servio a Virgilio, Eneida VII, 638, 652 // Macrobio, Sueño de Escipión, I, 12, 30 //

(38): Acerca de los cultos de la diosa madre, relacionados con el ganado en Malta, Delgado Linacero habla de los cultos maternos que ya había entre las civilizaciones megalíticas de la isla, lo que se observa en necrópolis como las de Hal Saflieni, que contiene varios individuos en adoración a la madre. En los templos de Tarxien y de Paula se excavaron petroglifos con representaciones de la diosa madre y de toros -pag. 335 de (27)-.

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(39): Idem (27) , pag 336.
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(40): Idem (27) , pag 227.
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(41): Idem (27) , pag 278.
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(42): Idem (27) , pag 278 dice textualmente: "Durante la Edad de Bronce (Cerdeña) se puso de moda el uso de cuernos embolados. Ciertas cabezas bovinas y algunos cascos de guerreros sardos iban recubiertos de ellos. Cl. Zevós descubrió la primera representación de astas emboladas conocidas en un sello real cretense: Reproducía un bucráneo" -cita a Zervós "LA CIVILICACiÖN DE LA CERDEÑA" París 1954 pag 336- .
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(43): Idem (27) , pag 284 y 285.
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(44): Cita tomada del libro de HÉCTOR UROZ RODRÍGUEZ: El programa iconográfico religioso de la tumba del Orfebre de Cabezo Lucero; en Guardamar de Segura (Alicante) // EDITA: Consejería de Cultura y Educación de la Comunidad de Murcia // MURCIA 2006 . DESDE LA PAGINA 104, DESARROLA EL CAPITULO "El toro, agente fecundador..." DONDE EXPRESA LITERAMENTE: "Algunos de estos toros, que se conservan exentos pero que debieran haber coronado la tapa de un timiaterio, muestran un semblante que puede dar pie a distintas interpretaciones. Un toro de procedencia imprecisa, aunque vinculado tradicionalmente a Alcalá del Río (Sevilla) se ha representado recostado, y, como la pieza de Mourão , con la cabeza vuelta hacia un lado, con la boca abierta, por la que deja c aer la lengua "... En actitud e de mugir o morir, según expertos comop Jimenez Avila (PAG 104)
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(45): Sobre ello Héctor Uroz escribe: "Hace ya tres décadas, López Monteagudo (1973-1974, 233 ss.) en un repaso de las monedas hispanas que trascendía las estrictamente ibéricas, estableció una relación estrecha entre este animal y Melqart-Heracles, Baal Hammon y Tanit, en base a las comparecencias del primero en los anversos y determinados símbolos –las marcas de emisión– relacionables con los otros, que acompañaban al toro (...) bien pudiera ser una versión del dios fluvial Aqueloo, personaje contra el que el héroe griego lucharía por la mano de Deyanira (Apolodoro,Bibl., II, 7,5); y que, por otro lado, podría traslucirse su carácter astral y de fecundidad con la asociación a estas marcas de símbolos astrales, como se ha recalcado para las acuñaciones de Cástulo " (Libro citado en (44), pagina 106)
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(46): "el toro aparece, no por casualidad, frente a un gran tallo floral, y contaría, en origen, con su correspondiente simétrico (...) en la cerámica orientalizante hispana, en un fragmento de pithos de Lora del Río (Sevilla, ca. s. VI a.C.) , y que vuelve a poner de manifiesto la relación con esta flor del toro que era patente en la escultura de Porcuna." (Op. cit. 44, página 106)

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(47): "Tanto si se consideran o no viables las teorías más autoctonistas y personificadoras que conciben al toro como una divinidad paredro de la Gran Diosa ibérica (Ramos Fernández, 1995, 164), lo cierto es que la sintonía toro-divinidad femenina es algo común en el Mediterráneo (Delgado, 1996, 323 ss.). El cuidado por mostrar de forma explícita el sexo del animal en las esculturas (Chapa, 1986, 154) es sólo un síntoma más de su poder fecundante que, unido al astral, ponen al toro en estrecha relación con el mundo fune-rario y con el agua (Llobregat, 1981). Todo ello conduce a la deducción de la función desempeñada por este animal en las necrópolis, erigiéndose en el símbolo de la perduración constante de la vida . Este doble fenómeno concordante de necrópolis-agua encuentra un marco ideal en Cabezo Lucero, de donde proceden un buen número de fragmentos escultóricos de este animal, porcentualmente superior a cualquier otra especie" -Idem (44) pag 107-
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(48): "El citado ejemplar de Villajoyosa, datado en un primer momento en el s. IV a.C. (Llobregat, 1974b, 134), aunque debería ser un siglo más antiguo (Chapa, 1986, 149-150), tenía un rebaje vertical en la frente con forma de rectángulo estrangulado en su mitad, y en el que se incrustó un elemento metálico a la hora de su reconstrucción. Ese motivo geométrico es común a otros ejemplares escultóricos como los de Monforte del Cid, uno de (pagn 105 y sigue:) ellos en forma de rebaje, en el que llevaría en origen el mismo elemento metálico visible en el de La Vila, mientras que otro contenía una forma similar, aunque en este caso modulada y subdividida con líneas horizontales (Figura 105b), lo que descarta un aplique metálico. Sea como fuere, estos motivos, una suerte de estilización del "lingote chipriota" o keftiu, no deberían concebirse como meras decoraciones, sino como esquematizaciones de una simbología relacionable con diseños más naturalistas como el de la cabeza de la escultura de Porcuna. En otras ocasiones, a partir de lo que figura de forma clara en la frente del toro se puede deducir la vertiente astral de su carácter y/o función sagrada. Así ocurre con una escultura de procedencia desconocida, perteneciente a la colección esta dounidense de Leon Levy y Shelby White, y que se ha datado en torno al s. IV a.C. (Figura 106). El animal, recostado como el de Porcuna sobre un plinto, gira la cabeza hacia un lado, dejando ver una espiral a modo de signo solar en su cabeza. En la misma línea se presenta una cabeza escultórica de toro conservada en el Museo de Jaén, de procedencia desconocida, que contiene una espiral enmarcada en un círculo entre los ojos. Y es obligatorio no dejar de citar el exvoto de bronce hallado en la acrópolis de Azaila (Teruel), en cuya frente destaca una roseta, aunque se vincule a una fase muy avanzada del Ibérico Final" -op. cit (44) pagina 106-.
(49): TERESA CHAPA BRUNET, "Iconografía y economía; un ejemplo aplicado a los orígenes de la escultura ibérica en el área del Bajo Segura"; Pags 245 y 246 // MUNIBE 27; San Sebastoián 2005
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(50): JOSE Ma. BLÁZQUEZ EN "FAMILIA Y RELIGIÓN ENTRE LOS PUEBLOS PRERROMANOS DE LA PENÍNSULA IBÉRICA" ; ARYS, 1, 1998,77-92 , ed Unviersidad Complutense, Madrid 1998; PAGINA 85, se expresa del siguiente modo:
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"En uno de los relieves de Pozo Moro, que es un heroon, se representa a una pareja copulando. Se fecha este relieve hacia el 500 a.C. , que ha sido interpretado por su descubridor, M. Almagro Gorbea, y por Blech, como un matrimonio sagrado, tesis que no encontramos muy firme, pues las representaciones de matrimonios sagrados, como Zeus y Hera, se encuentran en templos, como el heraion de Samos, de finales del s. VII a.C.; de Metaponto, de la misma fecha, y no en tumbas o monumentos conmemorativos. Las tumbas etruscas muestran escenas sexuales, pero no matrimonios sagrados. Nosotros propusimos en su día que tal imagen correspondía a un pasaje del Poema de Gilgamesh, el correspondiente a la relación sexual entre Enkidu y la ramera sagrada, pues en otro lugar de este poema Gilgamesh el héroe lleva el árbol sagrado sobre los hombros, ayudado por varios hombres con palos, las aves y el monstruo, coincidiendo con el relato de la epopeya. Escenas sexuales se vinculan con el mundo funerario. Recordamos algunos ejemplos de Etruria: en las tapas de dos sarcófagos de Vulci, fechados en el s. V a.C., donde un matrimonio hace el amor. Bien conocidas son las dos escenas de sexualidad humana de la Tumba de los Toros, en Tarquinia, datada en torno al 530 a.C. , a las que se han atribuido un carácter apotropaico, que es el que corresponde seguramente al relieve de Pozo Moro. Escenas sexuales vinculadas con la ultratumba están bien representadas en monumentos funerarios ibéricos, como la escultura de un varón masturbándose hallada en Obulco y los dos rytones fálicos con escena amorosa de una tumba de Ampurias".
 
(51): ANTONIO GARCIA Y BELLIDO; LA BICHA DE BALAZOTE, Archivo español de arte y arqueología 7, 1931 (pags 249-270)
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(52): Arte y religión entre los iberos José María Blázquez Martínez Antigua: Historia y Arqueología de las civilizaciones [Web] [Otra edición en: Historia 16 n.º 1, 1976 , 89-94. Versión digital por cortesía del editor (Historia 16. Madrid) y del autor, como parte de su Obra Completa, bajo su supervisión y con la paginación original.] EXPRESA EL AUTOR SOBRE LA BICHA BALAZOTE: "a los griegos y fenicios se debe igualmente la introducción de una serie de animales fantásticos, que recibieron culto entre los iberos, como el grifo de Redován (Alicante), que denuncia la mano de un artista de primer orden que respiró aún un ambiente arcaico hacia el 500 a.C. El mismo origen tienen las esfinges de Agost (Alicante), de Santo Tomé (Jaén) y la de Villaricos (Almería), que ofrecen unas características muy similares en el modelado, en la ejecución de las plumas, de las alas y en las trenzas. De todos estos seres fantásticos la escultura más importante desde el punto de vista artístico y religioso es la llamada Bicha de Balazote (Albacete), hoy conservada en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Representa un toro tumbado, con cabeza (pag 5) humana. Está concebido para ser adosado a una puerta, quizás de tumba, lo que indica ya de por sí una concepción típicamente oriental, donde son frecuentes los toros con cabezas de hombre. La ejecución de las barbas y del pelo trabajado a estrías es también peculiar de los artistas orientales, al igual que la forma ovalada de los ojos". (pag 5 )
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(53): Cita Chapa Brunet a P. París (en su obra de 1903, pag 121) explicando que este autor separa ya la bicha del mundo asiático, afirmando que Micenas podía haber actuado como intermediaria; tanto como la Grecia Arcaica ya había usado esta misma figura. -CITA TOMADA DE LA OBRA DE TERESA CHAPA BRUNET CITADA EN (54), pag 146-
(54): Citas y menciones de García y Bellido tomadas de la obra de TERESA CHAPA BRUNET; "El toro androcéfalo de Balazote..." (pags 148 a 150) , liberado en la red: http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/CECLM/ARTREVISTAS/ALBASIT/Alb10Chapa.pdf
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(55): Idem (54) pág. 154
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(56): Gerión nacido en las cuevas del nacimiento del rio Tartessos: ESTRABÓN Geografía: 3, 2, 11; y DIODORO DE SICILIA; Biblioteca de la H. (4, 17, 1-2; 5, 4, 2; 24, 2; 6, 17, 5.)
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(57): Virgilio Eneida. 7, 662.
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(58): OP Cit. (27) pag. 165
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(59): LOS TOROS DE COSSIO; ESPASA CALPE, Madrid 1964 (I); pag. 787
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(60): CARACTER SACRO Y FUNERARIO DEL TORO EN EL MUNDO IBÉRICO ; JOSE Ma. BLÁZQUEZ y Ma. PAZ GARCÍA-GELABERT. // QUAD., PRESHISTORIA ARQUEOLOGÍA CAST. 18, 1997 // Pag 430

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