Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.
AL LADO: De nuevo, la diosa cretense de las adormideras imagen que cerraba nuestro anterior artículo. Deidad hecha en una pieza de terracota, de unos cincuenta centrímetos en su totalidad, fue hallada en Gazi y fechada hacia el 1200 a.C. -se expone actualmente en la forma que vemos en el Museo de Heraklion (al que agradecemos nos permita divulgar la imágen)-. Sobre la corona de esta "sacerdotisa-diosa" se observan claramente tres flores de opio, lo que de nuevo nos introduce en el comienzo de una nueva entrada, en la que trataremos sobre los enteógenos y su uso en ceremonias sagradas de la Antigüedad. Analizando especialmente el significado y la utilización de estos narcóticos en las celebraciones telúricas. En concreto en aquellas que tuvieron su origen en las cavernas y que siglos -o milenios- más tarde se recordaron en Los Misterios griegos (especialmente en los de Eleusis).
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Muy semejante y muy relacionada con la función sincrética que hemos explicado, hubo de ser la utilidad religiosa que tuvieron esas esculturitas eróticas. Figuras obscenas que principalmente podemos hallar en España en zonas de montaña; algo que seguramente se debió a que con estas se pretendía atraer hacia los templos cristianos a quienes en las cavernas -o en los bosques- celebraban estos rituales de veneración al sexo y a la fecundidad. Festivales que no debemos considerar ni ajenos, ni lejanos a nuestra civilización, puesto que los Carnaveles son el último ejemplo de aquellos restos de "paganismo" cierto y antiquísimo, adorador de la fertilidad. Fiestas en la llegada de la primavera que se realizan hoy de un modo similar al que guardaron hace miles de años, aunque "dulcificadas". No siendo ya iguales a los Misterios y Orgias con los que en la Antigüedad se celebraba a los dioses ctónicos y telúricos. Fuerzas de la procreación y de la sexualidad que desde hace milenios eran concebidos en relación con la caverna, con el útero materno, con la semilla que se introduce en la tierra y hasta con el metal -que nace del terreno, tras haber sido este fecundado por los planetas (que enviaban sus aerolitos, "preñando" a traves de su semilla meteórica la Tierra, haciendo nacer el oro o la plata)-. En la presente entrada intentaremos seguir descubriendo el significado de estas deidades telúricas; en especial las de Eleusis y su relación con los narcóticos.1) LOS MISTERIOS DE ISIS Y ELEUSIS
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En nuestra entrada anterior relatábamos casi por completo (de forma resumida) el mito eleusino de Deméter, explicando algunos de sus rasgos. Exponiendo -entre otras cosas- la similitud de aquella fábula con algunos de los ritos de Isis; tan cercanas ambas, que nos hacían pensar que la etimología de aquel lugar sagrado cercano a Atenas, estuviera relacionada con la diva egipcia. Ello, porque Eleusis (= Eleysis) tiene demasiadas conotaciones con la voz "Isis"; tantas como para plantearnos si el origen de esa palabra pudiera significar una "Isis Helena" (en griego: ). Además, el nombre de aquel santuario carece de otro sentido en el idioma de Homero, siendo la denominación de el templo mistérico y un vocablo que se traduce por: "Venir" , "llegar". Todo lo que supone que al decir "Eleysis" (), los griegos se refirieran a aquellos que habían "llegado" o "alcanzado" la iniciación (quizás en los secretos de la madre egipcia). Por todo cuanto fuimos exponiendo, la etimología de aquel lugar tan sagrado cercano a Atenas, desde la voz "Isis"; idea que no sabemos si otros autores habrán expresado, pero que no nos parece nada extraña (sinó muy por el contrario muy certera) -para aquellos a los que resultase raro el origen que damos al apelativo del templo principal del Ática, les invitamos que reflexionen sobre la traducción de otros nombres; por ejemplo, el de Isidro o Isidoro. Tan cristianos como comunes y tan bendecidos en la Edad Media, como usados entre los iniciados en la Antigüedad. Por cuando aquellas palabras indicaban a los "adoradores de Isis" o "la victoria de Isis" (en latín "Isis-adoro"; "Isis-adro"), divinidad que por antonomasia presidía los misterios.
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El relato que arriba hemos vuelto a recoger, ya vimos que es casi exacto al que de la fábula eleusina de Deméter. Que narra cómo tras haber sido secuestrada su hija Kore, la diosa vaga por el mundo sin rumbo (provocando la terrible hambruna), hasta que llega a Eleusis, donde en palacio le dan hospitalidad, entrando a trabajar como nodriza para los reyes de aquella ciudad. Allí, el monarca Céleo y su mujer Metarina le encargan cuidar de su hijo segundo (Demofonte), al que Deméter deseando convertir en inmortal quemaba en secreto todas las noches. Viendo la madre que el neonato crecía de forma desmesurada deseo entender qué hacía su nodriza para conseguirlo; observando como lo echaba diariamente al carbón incandescente. Aterrorizada la reina Metarina comenzó a gritar ante tal escena, momento en que Deméter revela su verdadera personalidad -como diosa y esposa de Zeus-, enfurecida por haberse roto el hechizo que podía llegar a convertir en inmortal a Demofonte (de quien se dice murió entre las llamas o quedó maltrecho tras este episodio) (3) .
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Todo lo hace pensar que no se trata una deidad de esta cultura de Hattusa sinó de una divinidad Egea o cretochipriota. Algo que se ratifica por los cuernos que nacen de la referida mitra, junto a un tercer asta o prominencia, que parte desde la frente y que en mucho nos recuerda a la serpiente de la corona faraónica. Observándose un claro parecido entre esta diosa y su tocado, con las Isis-Athóridas (incluso en su peinado). Aunque al llevar armas, debe identificarse con las divinidades de la guerra y no solo con las del amor, por lo que ha de considerarse una diva ctónica. Ello explica las múltiples espadas que luce, entre las que vemos cuelga una serpiente que baja desde su hombro hasta aquellos puñales que porta atados en su regazo. Por último, el hacha doble de su mano derecha claramente nos habla de una diosa ligada al mundo minóico y su espada en forma de pene en la izquierda, de un "genio" del metal. Siendo sin lugar a dudas esta representación la de una Demeter (Dea Mater) cretense; equivalente en cierto modo a la Mater Kubaba hitita, pero sobre todo unida a los misterios que venimos tratando. Secretos iniciáticos presididos por los llamados "smith god" o divinidades herreras, entre los que ya vimos y estudiamos el famoso dios lingote chipriota, tan relaconado con el pectoral del tesoro de El Carambolo y que más abajo recogemos de nuevo en imágen (para los interesados en "los genios del metal" y el significado de los "dioses herreros", ver: . http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/07/1-0-0-8-0-0-0-0-o-0-9-0-0.html y http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/07/1-0-8-0-8-0-9-9-0-9.html
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Se refiere Graves en la frase anteriormente recogida, a las ceremonias de inmolación de niños, muy comunes entre pueblos canaanitas y precisamente entre los cercanos a Biblos -no habiendo manifiesta referencia de la existencia de estos, entre los egipcios-. Pese a ello y al consistir en rituales mistéricos, no debemos dejar de pensar que pudieron darse esas costumbres en el Nilo, celebrándose quizás en lugares secretos y siendo reservados solo para la clase más alta. Pero volviendo al relato de Eleusis, nos llama igualmente la atención el nombre del pobre infante abrasado (Demofonte), que en mi opinión procede de dos voces griegas que han de traducirse como "matar al pueblo" (). Indicando ello seguramente lo que significaban estos sacrificios de infantes para los súbditos de aquellos reyes que los practicaban: La muerte del poder popular y el establecimiento de las peores tiranías, regidas por castas de monstruos (capaces de quemar a sus propios hijos en el pebetero de un templo). Ceremonias y rituales, muy comunes entre los caananitas -principalmente en el II milenio a.C.- y que, según se desprende del relato de Plutarco, probablemente se dieran entre algunas clases faraónicas (o en épocas lejanas del Egipto desconocido). Siendo normalmente la víctima inmolada, el primogénito; que obligadamente se entegaba por el padre -al menos entre los fenicios-, para su sacrifico en las llamas. Hechos tan aberrantes que llegaban a generar costumbres como la de la compra del primogénito (al que adoptaban con ese fin) o la necesidad de que las mujeres antes de casarse sirvieran como prostitutas en el templo sagrado (en especial al de la diosa púnica Astarté). Lugar donde concebían su primer hijo desde un extraño -y principalmente de extranjeros-, para luego darles este terrible fin ritual (ya mencionado).
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Ceremonias tan horribles como históricamente reales y que inspiraron relatos tales como el de Abrahám, que señala el tiempo en que ciertos pueblos decidieron sustituir al infortunado primogénito, por un ovino. Tras lo que se sabe fijarón unos precios y modos de "rescatar" a los familiares, "sacándolos" del poder ejercido por aquel templo -o monarca- donde habían matado al carnero en efigie del hijo. Puesto que -al parecer- quedaban "presos" los allí inmolados en la figura del animal, hasta que no se pagara el precio de su libertad (un coste equivalente a determinadas reses, trabajos o dineros; de los que el Antiguo Testamento refiere claramente). Sobre estos sacrificios de hijos, hemos mencionado el caso de la "liberación de Isaac" -tras la alianza con Dios-; pero igualmente debieron inspirar esas ceremonias mistéricas y horribles, los hechos que narra la historia de Moisés. Cuando describe cómo el faraón, por no acceder a la voluntad de su "mesíanico hermano", sufre la décima plaga: La del "angel exterminador", por la cual todos pierden su primogénito.
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Su historia -seguramente- nos habla de aquellas costumbres mistéricas y secretas de inmolar a los infantes, enviados a sacrificio por el propio padre (entre los nobles egipcios). No debiendo extrañarnos que uno de estos niños adoptados para ese fin hubiera sido el referido Moisés; figura legendaria que puede encarnar la de aquellos pequeños comprados por la nobleza -o por el faraón-, para quemar en pebeteros (secretamente). Algo que nos aventuramos a afirmar, dado que Moisés estaba impedido y no podía hablar correctamente, habida cuenta que a muy corta edad le introdujeron un carbón incasdescente en la boca. Ceremonia o hecho extrañísimo y que siempre nos ha llevado a pensar que se relaciona con los ritos de los que hablamos. Narrándose primero, cómo fue recogido de niño en las aguas del Nilo, siendo adoptado por la familia real. Quizás impidiendo con ello que allí lo ahogaran, en un sacrificio de inmolación de infantes a las aguas (como era habitual en los casos de adulterio o de gestación con esclavas). Tras lo que una vez salvado, sería quemado en sustitución del hijo del faraón; hecho este que posiblemente le confiere el grado de hermano o "hijo" (adoptado) del rey. Pues tal como expresa Plutarco en Isis y Osiris, parece que la religión egipcia no abrasaba al niño en un pebetero, sinó que le marcaba o hería en las llamas una parte de su cuerpo -ver lo anteriormente relatado en Biblos (Isis y Osiris, 16)-.
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Ello pudo ser lo que habrían hecho con Moisés, cuando se narra que en una ocasión, de niño y cuando tenía apenas tres años; tras ceñirse sobre la cabeza la corona del faraón, uno de los sacerdotes que vió ese gesto, expresó que aquello era un profecía sobre su posible accesión al trono de Egipto. Por lo que para ver si aquel pqueño era ciertamente inteligente, los clérigos del Nilo prepararon un carbón ardiendo, junto a un diamante. Tras aquello, los acercaron a Moisés quien tomó el trozo de mineral incasdencente y lo tragó; quedando inválido para hablar bien (4) . Hechos que nos hacen suponer que la figura del libertador de los judíos está plenamente inpirada en los sacrificios de infantes -tal como explicamos ampliamente en nuestra cita (4) VER- . Todo que afiemamos porque la narración choca con varios problemas, entre los que destaca como ningún niño puede tomar por su mano un carbón incasdencente y ponerlo dentro de su propia boca (ya que antes de llegar a ingerirlo, se quemaría las manos). En un segundo término, se observa que la historia narrada es extraña y sin comprensión, a menos que la intentemos ver desde un punto de vista simbólico y mistérico.
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Por todo ello, creemos personalmente (e interpreto de forma intuitiva), que Moisés simbolizaría a uno los visires y sumos sacerdotes (Schati) de origen extranjero que Egipto tuvo repetidamente. En especial durante la dinastía XVIII y más concretamete a los venidos desde Mitani y zonas de Canaán; significando su "minusvalía en el habla" quizás el acento de que hubieron de tener aquellos "primeros ministros del faraón", nacidos a miles de kilómetros del Nilo. Por lo demás, la ceremonia que narra, interpretamos que se trata posiblemente de un punto de inflexión religiosa impuesto por uno de estos visires (Schati) venidos de lejos, quien se negaría a admitir los sacrificios de niños. Prefiriendo tomar el carbón sobre el que se inmolaban las criaturas, al dinero o el prestigio (simbolizado en el diamante) que le ofrecerían a cambio de participar en estas ceremonias. Tras ello, se produciría el problema de la "adaptación" religiosa del destacadísimo niño adoptado por el faraón (el visir), quien llegaría a reconocerse parte de un pueblo esclavizado en Egipto. Esclavos (o súbditos de segunda categoría), que quizás lo eran por no entregar o aceptar que sus hijos estuvieran incluidos en "la pirámide" de sacrificios rituales o se entregaran así al templo faraónico. Población que sin duda pudo corresponderse con la que seguía los cultos de Abraham y que no admitía la "normal" inmolación del primogénito. Gentes que incluso pudieron estar quizás emparentadas con el lugar de procedencia de aquellos extranjeros que gobernaba Egipto, en especial durante la dinastía XVIII. Un Moisés, cuyo nombre y problemas religiosos se identifican con el Ra-Moses hermano y sumo sacerdote de Akhenatón (Amenofos III). Historia bíblica que creemos narra la crisis de fe producida en Egipto tras la expansión en Oriente Medio de los pueblos y cultos abrahámicos, que impedían la inmolación de hijos y permitían el "rescate" del primogénito.
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Consecuentemente, el rito mistérico e inciático del que tratamos, recogido en Isis y Osiris (tanto como en Eleusis), creemos que es clave en la figura legendaria del libertador de los judíos. Cuyos conocimientos sobre aquellas ceremonias secretas de Isis, se intuyen desde su nacimiento a su impedimento y se expresarían en las contínuas advertencias al faraón para que cesara en sus costumbres y liberase a quienes no sacrificaban humanos. Advirtiendo a "su hermano" sobre las religiones de la Antigüedad en que mataban de este modo a los inocentes (por entrega de sus progenitores); conformando una pirámide de inmolaciones, que al final terminaba por llegar a su último escalón: Debiendo llevar a igual fin el rey y por su propia mano, a uno de sus más importantes (o queridos) hijos. Todo lo que seguramente significa el extraño pasaje del "angel exterminador"; en el que se narraría el problema del encadenamiento de inmolaciones humanas, por el que todos pierden finalmente un hijo: Animales y hombres. Hecho este que se debe a que la cadena de muertes rituales comienza en los templos donde se sacrifica una bestia, en efigie del ser humano ( ya que en otros lugares sagrados -y de forma secreta-, se mataba al inocente al mismo tiempo). Relato del "angel exterminador" que nos lleva en gran parte a comprender ese extraño hecho que Plutarco recoge en Isis y Osiris y que en Eleusis se narraba. Enseñando estas deidades ctónicas el terrible secreto para convertir en inmortales a los hijos de los monarcas, quemándolos por partes durante las noches. Todo lo que constituye una clara alusión a los pebeteros sagrados, donde se inmolaban infantes y además da a entender que estas ceremonias concedían tal fuerza a los reyes y nobles que las cumplimentaban, que los convertían en dioses ante su pueblo.
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Para finalizar y agradeciendo de nuevo la documentación que nos aporta la página citada, diremos que curiosamente en España se dan esas representaciones "obscenas", en las áreas de pleno cristianismo. Pues, tal como se osbserva en el mapa, en las zonas de influencia árabe, tan solo Jaén contiene este tipo de figuras. Por cuanto quedan exentas de aquellas figuras "obscenas": Andalucía (menos la mencionada Jaén), Badajoz, Ciudad Real, Guadalajara y Murcia. Algo que nos habla de fronteras entre el mundo islámico y el cristiano, manifestando plenamente que el paganismo (como religión de campo que contenía cultos ctónicos y orgíasticos) había sido erradicado tras el dominio árabe de la Península. Quienes tolerarían en sus territorios las prácticas puramente cristianas -a los mozárabes-, pero parece evidente que no hicieron lo mismo con otros ritos ajenos a esta religión (en especial con los sexuales o de fertilidad, que conservaba el pueblo como tradición greco-romana).
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En cuanto a la aparición de estatuaria "erótico románica" en Jaén, creemos que se debe probablemente a la conocida proliferación de templos iberos y romanos en la zona. En especial -quizás- a los cultos de las cuevas y montañas, que ya vimos se llevaron a cabo en sus santuarios de Despeñaperros. Lugar que al menos desde el siglo VI a.C. fue templo de peregrinación y veneración, recibiendo la advocación de miles de habitantes que entregaron allí sus estatuillas (exvotos que hemos recogido y estudiado en diversos artículos, presentado la teoría de que debieron ser utilizados para la adoración telúrica de aguas, montes y grutas -ver anterior artículo-)..
Los orígenes de aquellos "misterios" celebrados en cuevas sagradas -como la que vemos en imagen-, hay que buscarlos en el Paleolítico, cuando ya se celebraban las ceremonias de "iniciación" o "religión", sin duda alguna con carácter totémico y animista. Tras aquel tiempo y cuando el hombre bajó a los valles para habitarlos o cultivarlos, la gruta quedaría como templo sacro y como memoria de la "madre" de la cual había salido ya la Humanidad. Maternidad de la caverna que pasó a ser recordada como una diosa de la caza, la pesca y la domesticación de los animales. Función que debieron realizar fundamentalmente las mujeres desde el final del Paleolítico hasta comienzos del Neolítico. Tras todo ello, y una vez establecido el sistema agrario, la doma de las bestias y los medios de captura o caza de animales (por medio de redes, trampas, anzuelos...), Serían deificadas las mujeres que en gran parte habrían conseguido estas labores (gracias a la virtud femenina de la inteligencia, la paciencia, la observación y el saber atraer hacia sí mismas lo que desean). Naciendo así las Potnias Theron, o señoras de los animales; diosas que en Egipto fueron representadas en Athor-Isis, en Frigia por Cibeles y en Grecia o Roma con Artemisa-Diana.
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Antiguas deidades de las cavernas, trasladadas a la ciudad y a las que se les asignaron los cultos femeniles. Ritos "secretos" que correspondieron a la veneración del cultivo, los animales, la caza y pesca, la alimentación, la cocina, la cerámica y los metales. Todos relacionados en gran parte con el fuego, la maternidad y el agua; que -como ya sabemos- pasaron a llamarse Misterios (orgias). Celebraciones que en lugares como nuestra Península, se mezclaron con otras religiones indoeuropeas, llegando hasta la Edad Media, en gran parte muy "deformados" y plenos de síncresis con el mundo Celta y el pastoril. Un medioevo en que esos ritos similares a los Misterios se celebraban igualmente en cavernas y bosques, oficiados por las más antiguas sacerdotisas y sus ayudantes. Aquellos a quienes determinaron denominar brujos y brujas, cuando hacia el siglo XIV d.C., la Iglesia se propone acabar definitivamente con todos estos cultos ancestrales. Época en la que se comenzó a prohibir esculpir figuras obscenas, falos y vulvas en los templos o fachadas cristianas. Erradicando la estatuaria "erótica" y comenzando una campaña de acoso y derribo de todo culto arcaico o que recordase a los dioses antiguos (no admitiendo desde entonces las síncresis, algo que hasta estos siglos del final de la Edad Media se habían consentido).
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Una imágen que deja muy lejos del autoritarismo religioso en esta etapa de la Historia (la medieval), que tristemente tanto se desprecia. Donde vemos que los musulmanes consintieron abiertamente la pervivencia de cristianos entre ellos y los católicos hispanos hicieron lo mismo con los mudéjares. Hasta que reyes como Felipe III (con su anodina inteligencia y ya en el siglo XVII) decidieron expulsar a los moriscos de nuestras tierras -a imagen y semejanza de lo que sus tatarabuelos habían hecho-. Una triste situación que dió comienzo desde el momento en que la Inquisición empezó a sembrar el pánico religioso -en mi opinión- debido a la creación del Estado Moderno. Naciones que utilizaron ya la religión subyugada al mando político y como arma de control (bajo la disculpa de una unificación); no como un medio filosófico de enseñanza y de unidad en la evangelización. Así y debido a lo anteriormente expuesto, se deduce que la Edad Media no fueron tan "medievales". Tanto que hubo reyes como Fernando III que proclamaban la existencia de tres religiones unidas y paralelas (la cristiana, la musulmana y la judía); inscribiendo en su sepulcro -hoy en la Catedral de Sevilla- esa máxima como indiscultible y en sus tres idiomas (el castellano-latín, el árabe y el hebreo). Al igual que los repesentante de la casa de Borgoña -incluyendo a su último monarca, el cultísimo rey D. Pedro I-, hablaban o estudiaban estas tres lenguas, a más del castellano y las que por entonces en Europa se daban. .
Por cuanto hemos escrito sobre las inmolaciones de niños, fácil es entender que el nombre de Demofontes -el hijo del rey de Eleusis quemado por Deméter- consideramos es (asesinato del pueblo); simboliza lo que se lograba con los mencionados ritos, que obligaban a los padres a entregar a su primogénito al fuego. Culto ctónico y telúrico, en cuanto se interprete al hijo como el metal, que ha de pasar por un crisol para fundirse y convertirse en arma. "Armamento social" consistente en la propia obligación de quemar al niño, lo que sin duda se utilizaba para aplastar a todos, mostrando la miseria de cuantos súbditos poblaban el reino. Siendo el hecho de consentir y pasar por aquellos ritos, una forma obligada para ser aceptados en unas Sociedades, ciudades y sobre todo, entre una casta (de nobles, guerreros, o de cercanos al monarca). Quemando durante las noches a un infante en efigie del rey, algo que se hizo fundamentalmente con el fin de que el Sol saliera a diario por el horizonte (para que el monarca despertara y siguiera reinando). Celebraciones que parece no se admitieron en Eleusis ni en Biblos, tal como narra la historia, cuando recoge que las madres y reinas del lugar, quedaron horrorizadas al presenciarlos, gritando y rompiendo el hechizo de inmortalidad. Llanto o lamento materno que anulaba los efectos de inmortalidad en la ceremonia de cremación de hijos; algo que cuadra con lo relatado por historiadores como premisas a cumplir entre los adoradores de estas divinidades. Quienes escriben que si el padre o la madre que presenciaba la celebración de enterga del infante, lloraba o gemía; aquella perdía los efectos sagrados y el poder que ello confería a los familiares (quienes llevaban al niño al templo con este fin -hechos que se narran principalmente sobre las ceremonias del Melkarte fenicio, llamado por muchos Moloch-) (5) .
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Todas estas terribles costumbres enlazan con conceptos ctónicos ya referidos, por los cuales el hombre -al igual que el vegetal- era semillado y cultivado por su padre (el agricultor), quien cuando necesitaba recolectar para alimentar al grupo, debía cosecharlo (entegando su hijo en sacrificio). Aunque aquellos cultos tan comunes en la zona de Asia Menor durante el neolítico, fueron cambiando a comienzos del II milenio a.C.. Apareciendo nuevas Sociedades que se negaron a cumplimentarlos, generando religiones que "rescatan" al hijo de la inmolación impuesta por el padre -gracias a una alianza con Dios, o a través de la aparición de divos telúricos que lo salvan (como es el caso de Zeus)-. Pese a ello, el mantenimiento de los ceremoniales de muerte de infantes existió hasta épocas históricas, de lo que no solo hay testimonios en el mundo fenicio, sinó en El Nuevo Testamento encontraríamos una narración que con seguridad trata sobre aquellos. Hablamos de la "matanza de los inocentes" que se lleva a cabo justo tres dias después de nacer el Sol y tres días antes de que terminara en Calendario Juliano (el 28 de diciembre y en plenas Saturnales, cuando Roma permitía la celebración de todo tipo de tropelías y atrocidades) (6) .
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Siedo demasiado "llamativo" el hecho trasmitido y recordado, por el cual al no entregarse un primogénito, se llevó a cabo la matanza de todos los neonatos. Lo que seguramente narra una imposición mistérica y secreta por parte de Herodes, quien posiblemente volvería a estos rituales antiguos que se sabe, se llevaban a cabo por aquel entonces en Canaan. Retornando aquel rey de Judá a sistemas sociales y religiosos (incluso anteriores a Abraham), que obligaban a la entrega y muerte del primogénito. Regresión y "reforma" que el rey impuesto por Roma pudo llevar a cabo con el fin de destruir la esencia del pueblo sobre el que reinaba -de forma abominable-. Todo cuanto encaja con el hecho de que tal "Matanza de Inocentes" se produce en el momento de empadronarse, cuando podía comprobarse que un primogénito nacido en aquellos días no había sido llevado al templo, ni apuntado en un registro (para "sacrificios rituales"). Siendo debida la "matanza de inocentes" seguramente a la negativa de los esenios (o de los judíos que querían conservar su religión abrahámica); quienes sabiendo que parte de aquellos niños se llevaban o relacionaban con las inmolaciones en los templos de Moloch, se negarían a realizar la entrega e inscripción de primogénitos. Por conocer que secretamente seguían sacrificando infantes al Sol, especialmente en esos días de las Saturnales, cuando moría el astro rey y debía renacer el rey (Herodes) -justo entre el 25 y el 31 de diciembre, un 28 de este més que tras la reforma juliana, marca el centro entre el solsticio y el comienzo del año romano- (7) .
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Altar del terrible dios, en el que "dicen" figuraba su escultura de brazos abiertos semialzados y donde en su pecho se hallaba la abertura al horno que ardía en su torax. De tal manera, el sacerdote, tras degollar a la pobre criatura la dejaba en las manos abiertas del Moloch esculpido (o Melkart) y el infortunado rodaba a través de los brazos, hasta entrar por la abertura del pecho en el fuego central. Posteriormente, los padres recogían los restos del primogénito y los enterraban comunmente en el cementerio del templo. Lugar donde las excavaciones han podido confirmar la existencia de lo narrado por los romanos, al encontrar en estos recintos centenares (o miles) de tumbas de pequeños, conteniendo restos óseos de niños -normalmente, entre los cinco y diez años-. Ritos y costumbres como las descritas, nos explican la importancia del cambio de los cultos ctónicos, llevado a cabo a comienzos del II milenio a.C.; por religiones como las "abrahamicas", en las que se sustituyó al primogénito por un carnero. .
Igualmente, en la mitología helena vemos un carácter similar o cercano al abrahámico, cuando nos habla de cómo Rea (Gea) huye de Cronos y pare a su hijo en una cueva de Creta, para que el padre no lo devore. Tras ello, aquel niño destronaría al tiempo (su progenitor, Cronos). Ritos y mitos griegos claramente heredados desde los minóicos. Civilización antiquísima, e imperio floreciente entre los siglos XX al XVIII a.C., y en contacto pleno con Oriente Medio. Fecha y lugares en los que se considera se realiza la reforma abrahámica, de rescate o sustitución del hijo, por un animal. Por todo lo que explicamos, en los rituales cnóticos que tratamos (los helenos), se había sustituido al infante por una víctima zoológica, que en Eleusis era un cerdito pequeño -lo que unifica estas creencias que analizamos a las que hemos denominado "abrahámicas", alejándolas de los cultos de Melkarte o Moloch-. Algo que claramente se describle en el pasaje antes estudiado (de Isis y Osiris), cuando la reina de Biblos se niega a que su hijo fuera quemado; una historia que se repite en la Deméter de Eleuisis, con Demofonte y su madre. Pese a ello, el sacrificio de criaturas no fué totalmente erradicado en la Hélade, tal como demuestran varios de sus mitos (entre ellos el más famoso de Frixo y Helene). Inmolándose pequeños fundamentalmente en áreas de influencia fenicia y bajo la advocación de un dios de nombre cercano al púnico Melkarte, en griego quizás: Meilichios o Melicertes.
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Por ello, su normal situación de impudicia, expone o explica con claridad que el sexo es el principio de la existencia, tanto como necesario para la convivencia y permanencia de una Sociedad. Concediendo un "misterio" especial a la vulva, como origen de la vida, en el que incluso su forma triangular relacionaría la matemática con el sexo. Ello, porque como sabemos, el "espacio" en álgebra se origina desde el triángulo, tanto como la trigonometría y todo sistema de medidas celestes (o geodésicas) se basaba entonces en tomar tres puntos de referencia (hacer un triángulo). Todo lo que concedía un extraño misterio a esta zona de la mujer, cuyo atractivo para el hombre es inevitable y que conformaba cultos que se pueden ver en los ritos de Isis-Hathórida (con esculturitas como la que hay bajo lineas). Algo que también se recordaba en los cultos y mitos de Eleusis, sobre los que a continuación tratamos. 5) EL NACIMIENTO DE YACO (Baco)
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"Deméter -tras vagar por el Mundo con gran pena y en búsqueda de su hija-, llegó al décimo día a la ciudad ática de Eleusis. Allí -como dijimos- el rey Celeo le ofreció su hospitalidad, pasando la diosa a vivir en su palacio, cuidadando como nodriza al hijo menor del monarca (Demofonte). Mientras realizaba estos trabajos, su compañera -la vieja Baubo- le entregó una copa con "elixir" de agua de cebada. Deméter la ingirió opiniendo alguna resistencia, concibiendo y pariendo inmediatamente -gracias a este bebedizo- a Yaco, un niño que emergió de las piernas y nada más nacer se sentó junto a su madre" (...) Ello ocurrió cuando "el rey Céleo le ofreció su casa, dándole trabajo como nodriza del principe Demofonte (segundo de sus hijos y entonces recién nacido). Allí intentaron consolarla la hija del monarca -Yambe-, quien era coja, alegre y le cantaba versos procaces, junto a una de las viejas sirvientas del palacio de Eleusis. Anciana denominada Baubo y que le entregó un cazo con agua de cebada para que lo bebiera. Deméter se negó a ingerirlo, pero tras enseñarle la vieja Baubo su vulva, curiosamente accedió a tragar el brebaje. La consecuencia inmediata fue que la diosa se pusiera de parto y dando gritos trajo al mundo a su segundo hijo (Yaco); quien rápidamente emergió entre sus piernas y se sentó en el regazo de Démeter" (9).
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Esta extraña cocepción y venida al mundo de Yaco, no es precisamente la que relatan otras versiones, entre las que Robert Graves explica textualmente (resumiendo fuentes clásicas): "Yambe, también trató de consolar a Deméter con versos cómicos y procaces; y el ama seca, la vieja Baubo, la convenció con bromas de que bebiera agua de cebada. De repente, se puso a gritar como si estuviera de parto e inesperadamente la vieja sacó de debajo de las faldas de Deméter al hijo de esta, Yaco, que saltó a los brazos de su madre y la besó." (...) "¡Con qué ansiedad bebes!. Exclamó Abante, hijo mayor de Céleo, mientras Démeter bebía de un trago todo un jarro de agua de cebada enriquecida con aroma de menta. Deméter le lanzó una mirada severa y lo convirtió en lagarto. Sintiéndose un poco avergonzada después, decidió hacerle un favor a Céleo, concediendo la inmortalidad a su otro hijo Demofonte" (10). Aunque la mitología acepta como más generalizada la historia de este que Yaco siendo niño e hijo de Demeter (11) , la acompaña en su desconsolada búsqueda de la hija y hermana raptada. Llegando ambos al palacio de Céleo, donde fueron muy amablemente tratados por una viaje sirvienta, llamada Baubo (12) . Quien para reconfortar a la diosa le ofrece una bebida, que la madre en su dolor no quiso tomar. Después -se dice- que la pobre vieja Baubo, para alegrarla (o no se sabe por qué motivo), levantó sus faldas enseñando su sexo, tras lo que Yaco echó a reir y Deméter divertida bebió el brebaje (13) . ABAJO: Pebetero o lampadario -tartessio orientalizante- procedente de necrópolis de la Joya (Huelva), fechado en el siglo VII a.C. (propiedad del museo arqueológico Onubense, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Como podemos ver, sus adornos son muy similares a los que veíamos en el anterior candelabro chipriota (coetáneo) y consideramos que esas "gallolas" son en realidad flores de opio, que se utilizaban en los ritos ctónicos. A continuación explicamos algunos de los usos que pudieron dar los helenos (y otros pueblos antiguos) a los narcóticos y enteógenos, con los que es sabido celebraban muchos de sus rituales (principalmente los iniciáticos y mistéricos).
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6) FLORES Y PLANTAS DE DEMÉTER (cereal, amapola y adormidera, menta)
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Primeramente y al margen de los cereales y tratando propiamente de la cebada, es muy importante que uno de los atributos de aquella diva fuera su agua. Líquido que fermentado realmente mucho se acercaría a la cerveza, aunque sería un bebedizo de gran "espesor" y muy amargo (lo que explica que hubiera de mezclarse con especias). Consistiendo esta en la bebida oficial de Egipto y ofrenda principal a sus dioses, en Grecia no podía tomarse ni en abundancia, ni menos de igual forma (por falta de lúpulo al carecer la Hélade de aguas y de buen terreno). Así y debiendo haber llegado esa bebida desde el Nilo, via el Egeo; nada tiene de raro que la llamada "cebadilla" (agua de cebada -fermentada o no-), al igual que su grano, en idioma de Homero se dijera "krita" (o bien,); indicando seguramente el origen cretense de aquella. Acerca de la tercera planta dedicada a Deméter (la menta o yerbabuena), denominada de forma casi igual en Grecia (). Su voz parece que recuerda a la de los perfumes persas -así nombrados por los griegos-; aunque quizás mejor sería identificarla igualmente con un producto o hierba minóica (de --) y por lo tanto de Creta. Por otro lado, la palabra "minta" se relaciona con verbos helenos que significan "diluir" y "manchar", por lo que puede que se mezclara en las bebidas tan solo para "enmascararlas", o simplemente para proporcionarles su sabor (denominándose a la yerbabuena "amizcle"). Tanto es así que en el Himno Homérico a Demeter, habla de que la reina de Eleusis ofreció una copa de vino dulce tinto a la diosa, quien lo rechazó por no poder tomar alimentos de ese color. Tras ello, la princesa pasó a diluirlo en agua y a mezclarlo con especias, echando en el "caldo" mentas, con lo que consiguó que Deméter lo bebiera (16) . Todo lo que indica que realmente, la menta era un simple saborizante que servía para quitar malos sabores y olores (en las ceremonias de esta diva de la agricultura, donde sabemos se introducían "euforízantes" en las bebidas).
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Un episodio que claramente nos habla del cambio habido en Oriente Próximo entre los siglos XX y el XVIII a.C., por el cual se superaron algunos cultos ancestrales, en los que el padre entregaba al primogénito al templo (para que lo sacrificaran). Hechos que se superan en esta época por algunos pueblos, quienes sustituyen al hijo, por una res. Siendo este fundamento -seguramente generado entre los seguidores de Abraham-, la base de todas las nuevas religiones justas y benévolas nacidas por aquel entonces. Sistemas que salvaban o rescataban a los niños que hasta entonces se entregaban, como impuestos o en calidad de garantía y pago a un rey (o a una Sociedad). Recordemos así, que el mismo rey Minos, exigía como tributo a los súbditos de otras zonas por él dominadas, el pago anual de un determinado número de adolescentes para entregarlos al minotauro. Muy por el contrario, otros genios (como los Curetas) protegían a los hijos de otros (en concreto a Zeus) de aquellos sacrificios. Deidades de los que se dice instituyeron los Misterios y los cultos ctónicos, habiendo sido los primeros en celebrarlos. Festividades cuyo sentido primigenio parece pudo ser el intento (o el logro) de sustituir la víctima inocente y humana, por un simple animal. Y que así, en aquellos "festivales" de sangre fuera sacrificado un carnero, un cerdo o una res, en sustitución de la pobres criaturas.7) EL "MEKON" y su importancia en Grecia.
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En referencia al la importancia de esta flor de "adormidera" en la religiosidad griega, vemos como primeramente se nombra allí como "mekon" (). Palabra que también significa "vejiga de pez"; concretamente las que se usaban como profilácticos. Preservativos fabricados con ellas y que en la antigua Grecia -se sabe- eran utilizados sobre todo para evitar las enfermedades de contagio sexual (entre aquellas, el tracoma, que era mal endémico de algunas zonas mediterráneas). Todo lo que nos lleva a relacionar el nombre de esta narcótica planta (adormidera o ), con el del profilactico realizado con vejijas. Objetos que fueron fundamentales en las orgias religiosas, fiestas cuyo nombre en griego es el de "misterios". Voz que aunque muchos consideran deriva desde "orjis" (), cuya traducción es "testículo" y produce "orjeo" (), que signifca danza. Realmente nace de "orgia" (), que tiene por significado "celebración religiosa mistérica". Palabra que se relaciona con "órgano" () -que se interpreta al castellano de forma igual (órgano, o instrumento)- y con "orgas" (), que en idioma de la Hélade tanto significa "tierra fértil", como "orgasmo".
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Todo lo que une los conceptos mistéricos a la música, la danza, la agricultura y la sexualidad. Relacionando -además- a los profilácticos con estas plantas narcóticas (mekoon); sabiéndose incluso que el zumo de adormidera se decía "mekonio" () -lo que curiosamente también significa en español y en griego, la primera deyección del neonato-. Voces que se unen a la de "Mykenes" (), Micenas; cuya etimología muchos la ven ligada a "mykes" (); que se traduce por "hongo" y "miembro viril". Algo que nos llevaría a relacionar plenamente las palabras "mekon" (adormidera) con "mykes" (seta), bajo la idea de que ambas expresan formas de obtener drogas en la antigüedad. La primera a través de los opiacieos y la segunda, por medio de los hongos alucinógenos, entre los que se sabe los griegos usaban el mencionado cornezuelo de grano y -posiblemente- la amanita muscaria.
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Las voces antes analizadas, nos van enseñando cuan extraño y hasta depravados -en ocasiones- debieron ser aquellos ritos mistéricos, en los que se hace evidente se participaba a través de enteógenos (con el consentimiento o sin conocimiento del iniciado). "Euforizantes" que se sabe por fuentes clásicas, se mezclaban en ocasiones con vino; habida cuenta que los textos más antiguos mencionan aquellas "recetas" en las que los griegos añadían al "caldo" diluido, lo que llamaban "revitalizantes". Lo que -según los investigadores del tema- consistiría en algunos polvillos o ungüentos que se unían a la copa de vino disminuido. Agua que rebajaba el alcohol para que no fuera tan fuerte la mezcla ni los efectos de aquella bebida, que iba pasando de mano en mano y con la que en pocos minutos parece que los asistentes al banquete quedaban embriagados. Algo que como menciona el libro EL CAMINO DE ELEUSIS era difícil, ya que un "caldo" mezclado con agua y especias, poco o nada podía emborrachar (a menos que se le incluyeran verdaderos narcóticos).
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Debido a cuanto hemos ido narrando creemos que cobra sentido pleno el momento que nos narra la fábula de Deméter, que la diosa -tras beber el agua de cebada- comienza a dar alaridos y a proferir gritos como si estuviera de parto. Brebaje que ingiere solo al ver el gesto de la otra mujer (Baubo) quien le había invitado a beber del kilix al enseñarle el sexo. Todo lo que inevitablemente nos trae a la mente los enteógenos y anestesiantes que debieron usar en los partos. Entre los que sabemos se hallaba el cornezuelo de cereal, por lo que aquel agua de cebada (mezclada con menta) que ingerían los iniciados antes de entar en la caverna de Eleusis, sería muy semejante a la que bebe la diosa (y -quizás- la misma que se daba a las parturientas durante el alumbramiento). Hecho este que reconocería Deméter al ver el gesto referido de su compañera Baubo; demostrándose además, toda nuestra teoría e idea sobre la fábula de la aparición de Yaco, en el final de la historia. Cuando esta nos narra cómo tras beber y proferir los gritos, nació (o salió de entre las faldas) el mencionado niño. Lo que expresa seguramente unos conocimientos mistéricos y unos rituales muy relacionados con los que se enseñarían en la cueva-templo de Eleusis.
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De tal manera y por cuanto hemos narrado nos internamos ya en los primeros misterios eleusinos, que vemos trataban del alumbramiento y la ayuda entre comadres. Guardando algunas de ellas el secreto de la pócima que se ingería también en las celebraciones; aquel fermento de centeno o cebada, cuyos poderes como agente uteronógico son indiscutibles (tanto que hasta hace no mucho aún se suministraba en los partos). Siendo muy curioso que también la primera deyección del recién nacido se exprese en lengua griega de igual forma que el zumo de adormideras (mekoneo), todo lo que nos lleva a pensar en anestésicos a la hora de parir en la Hélade; narcóticos de opio que posiblemente se usarían para operar o para restar dolores (y en los alumbramientos). Pero más curioso aún es ver que nuestra palabra "mugir" procede de una misma raiz griega totalmente unida a las anteriores (), que además de significar "seta", se traduce por el "bramido" o "mugido"; gesto que puede relacionarse con el dolor, pero que sobre todo, se sabe típico de las celebraciones mistéricas, que se caracterizaban porque sus asistentes rugían o bramaban cual animales enfervorizados.
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Entendiéndose de este modo, mucho mejor aquellos gritos del parto que profiere la diosa al beber con ansia su brebaje. Un bebedizo que le lleva al éxtasis y que al parecer es similar al que expresaban los concelebrantes de orgías en honor a esa diosa, profiriendo alaridos. De tal modo, fue el sobrenombre de Dionisos el de "el bramador, "el que muge"; que en griego se expresaba como "brujma" () -voz cuya cercanía a nuestra palabra "bramar" es mucha-. Epíteto que se se le da al dios del vino y las orgías, porque en sus fiestas los asistentes gritaban como bueyes o leones. Un Dionisos que en realidad era el mismo que aquel que en Eleusis decían Yaco y al que los romanos derivaron hasta el nombre de Baco (Baco=Iacho). El "mugiente" o el "bramante", cuyo epíteto en los dos casos tiene otro sentido más, significado "el que está bajo tierra" o "el profundo". Algo que en griego se decía "brujios" () y también se relaciona con la voz "myketias" () -tan cercana a Mikenes o a la seta Mikes ()-; que entre los helenos significaba "ruido bajo tierra" y por ende, "terremoto", "bramido terrestre". Todo lo que nos indica que el fin de aquellos misterios se relacionaba con el conocimiento de las profundidades, el abismo interior de la Tierra y de lo más hondo e interno de la Naturaleza. Relacionando todo ello con el fuego, la fertilidad y el sexo. Tanto que entre los helenos "lascivo" o "libidinoso", se decía "miklos" (); vocablo que sin lugar a dudas unía el micelio (lo que bajo tierra está), con el hongo o las setas alucinógenas, y a estas con las orgías o el estado de "celo".
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Desconocemos si la etimología de "brujo" o "bruja", procede de estas voces helenas analizadas anteriormente (o ), que significan "el que brama" o "el que está bajo tierra" y que se unía al concepto del temblor terrestre y el "rugido" de la tierra, cuando se producen esos movimientos telúricos. Pese a todo, sí es seguro que las palabras con radical "myke" () que vimos significaban tanto "adormidera", como "seta" y "sexo masculino" (estar "bajo tierra" o "mugir"); se relacionan plenamente con otros como "bryjma" () que ya vimos era "bramar", "gritar", que también cuyo concepto era igual al de mugir (). De tal modo sabiendo que este era "Bryjma" el sobrenombre de Dionisos (el que brama), consideramos asimismo que de ese vocablo pudo surgir el de Britomartis. La diosa cretense a la que ya traducíamos en otras entradas como "BRIJO-MATER", es decir: "la madre que brama". Simbolizando quizás aquel nombre de La Maternidad cretense -por antonomasia- a la mujer que se pone de parto y grita, o a aquella que pierde a la hija y profiere alaridos de plañidera (ambas relacionadas con la Deméter eleusina). Tanto como a las concelebrantes de los misterios, que tras ingerir los enteógenos o vinos sufrirían la transformación, profiriendo todo tipo de bramidos y adoptado posturas o deseos lascivos. Cuanto exponemos une unas cosas a otras; tanto que sabiendo que Yaco era el mismo que Baco, veremos que aquel niño que emerge de las faldas de la madre cuando esta empieza a bramar (tras tomar una pócima) y ponerse de parto; no es más que el símbolo de los múltiples misterios relacionados con el alumbramiento -junto a los diferentes narcóticos (alcoholes o anestésicos) que existían en aquellas celebraciones de Grecia-.
AL LADO: Placa de bronce fechada hacia el 550 a.C. perteneciente al Museo de Olimpia (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Representa la cara de la Gorgona sacando la lengua, un gesto y rostro con el que se adornaban comunmente los clípeos (escudos redondos de los hoplitas griegos). Ello por considerarse protectoras o apotropaicas, estas facciones de fealdad y su gesto de aspecto horrible; algo que se relaciona con lo que previamente a la batalla muchos pueblos antigüos solían realizar: El denominado en Grecia, Gorgoneo. Consistente en aullar, gritar, poner muecas y batir las armas en un estado de exaltación y para amedrentar al enemigo. Comportamientos documentados y estudiados en otras muchas culturas, quienes -hasta no hace tanto- antes del combate realizaban estas danzas o ritos de guerra, saltando, golpeando los escudos, e incluso enseñando las "partes pudendas" a modo despectivo. Cotumbre que sin lugar a dudas puede relacionarse con el mencionado"baile de los Curetes" o las danzas orgiásticas, que tendrían un sentido muy unido a todo ello.
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Finalmente, nos gustaría destacar de nuevo un hecho que ya habíamos estudiado, sobre la imágen de la crátera. Ello consiste en que el pintor -muy lejos de recrear una escena erótica- recoge un motivo iniciático. Imagen en la que vemos como la "jardinera" siembra dos penes erectos (a la derecha) junto a otros dos que llevan profiláctico (los del lado izquierdo). Algo que habla de rituales "secretos" entre mujeres y matronas, que permitirían hacer concebir a aquellas que lo desearan, aun cuando el marido -o la pareja- fuera estéril o bien sin necesitar practicar el sexo (fecundadas a través de la semilla dejada en el "preservativo"). Simiente que como tal, aparece en un misterio que envuelve cuatro falos erectos; como si todo ello, de matrimonios entrelazados se tratase, en los que no se pudiera saber realmente nunca quien es el padre de cada hijo. Todo lo que lleva a un obligado pluralismo, sin precisarse practicar sexo con alguien, para concebir un hijo de aquel hombre (o mijer). Un uso muy común entre los ganaderos, quienes sabemos fecundan de continuo a las hembras de sus rebaños en este modo, evitando así que se desperdicie el celo y la "semilla" del mejor macho (que por ende se denomina "semental").
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Todo lo expuesto unido a los "Misterios" que en Grecia se denominaban "orgías" () -festivales en los que públicamente era normal copular-: nos abre ya la primera puerta hacia qué cultos y rituales pudieron llevarse a cabo en los interiores de la tierra. En aquellas cuevas como las de Creta, o Eleusis, en las que se rendía veneración a lo mas profundo de la tierra: Su secreto de germinación, su poder de alimentación, e incuso su mugido y bramido -el movimiento telúrico y los volcanes, principio del fuego y por lo tanto de la metalurgia; una actividad que igualmente a los Misterios, se llevaba a cabo en cavernas en horadadas en la tierra-. De todo aquello y de mucho más, trataremos en siguientes entradas.
Como conclusión a cuanto hemos estudiado hasta este momento, diremos que ya hemos dado los pasos previos para conocer que el origen de aquellos misterios estuvo en las religiones más antiguas (las paleolóticas) y en los templos más ancestrales (las cavernas). Creencias que en parte de Oriente Medio y en el Egeo se sustituyen hacia el siglo XVIII a.C., tras lo que llamamos, "la reforma abrahámica" y cuando nace la religión del rescate (impidiendo que fuera entregado el hijo en sacrificio). Todo lo que pudo llevar a transformaciones como las del culto a Zeus, que es parido a escondidas y cuidado en las grutas de Creta, para ser finalmente el victorioso dios de la nueva luz (del "día"; "diayus" en indoeurpoeo, de donde procede su nombre, Zeus). Por su parte, a esta nueva mitolgía nacida entre el mundo minóico y Micenas, se le sumaron diversos rituales conservados desde lo más antiguo y de origen al menos neolítico. Celebraciones relacionadas con el mundo de los anestésicos y narcóticos utilizados para curar o para embriagar; o con las fiestas marciales, e incluso con las danzas previas a la batalla. Naciendo así a mediados del II milenio en la Frigia (aún hitita) y en la Creta Minoica aquellas ceremonias mistéricas, que parece tuvieron su centro en dos montes de igual nombre (el Ida -de Anatolia o de la referida isla-) . Cultos secretos, que de un modo ancestral, conservaron en ocasiones costumbres tan aberrantes como paleolíticas y tan interesantes como comunes a todos los pueblos. Todo lo que iremos estudiando en las siguientes entradas.
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