El presente artículo que trata de la vaccea urbe de Pintia, está dedicado a Sylvia Brias Westendorp, con el deseo de que siga pintando. Y aunque el nombre de aquella ciudad ibera nada -o muy poco- tiene que ver con la pintura, sí desearíamos que nuestra amiga Sylvia inspirase sus cuadros en la arqueología.
Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.
AL LADO: De nuevo publicamos el Jano Bifronte de Pintia; esta vez mostrado entre las manos de su descubridor: El profesor Carlos Sanz Mínguez, director del centro de Estudios Vacceos (a quien agradecemos nos permita divulgar la imágen) . Es una pieza en pasta vítrea, de tipo púnico y fechada a comienzos del siglo I a.C. -procedente de una tumba de mujer (N.144) de la necrópolis pintiana de Padilla de Duero-. En mi opinión personal se trata de un caso claro de síncresis cultural y religiosa, donde podríamos hablar hasta de un "renacimiento" de modas muy anteriores. Ello porque es tipológicamente fenicio-cartaginesa, aunque durante los años en los fue llevada por su propietaria, el mundo púnico había desaparecido. Ya que se fecha en el 75 a.C., de siete décadas después de la destrución de Cartago, civilización que sucumbe junto a todo vestigio de su cultura. A ello se debe -con toda seguridad- que el dios representado en este adorno vítreo de tipología tan cartaginesa, aún siendo casi igual a un Bes fenicio (o "deidad ojo") fuera reconvertido en un Jano romano -contiene una segunda cara por el otro lado; rostro que no se aprecia en la foto, pero que se halla en la parte opuesta a la que vemos-.
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Por su parte, ese divo latino bifronte debió tener unos similares poderes mágicos que la antigua deidad púnica Bes (a la que tanto se parece en su aspecto, en el broche que comentamos). Deidad fenicia de rostro blanquecino y añil con carácter apotropaico, que en mi opinión es el antecesor del famoso abalorio aún utilizado llamado "ojo azul". Pupila del "Nazar" fabricada con un dije azulado, usada aún hoy contra el Mal de Ojo (fundamentalmente en los paises árabes y en la zona de Grecia). Adorno protector que mucho se parece a los abalorios fenicios y al mencionado Bes, tanto como al Jano del colgante de Pintia. Pese a que este último tiene unas carácterísticas típicamente ibéricas, siendo su calidad más similar a la de las cuentas de pasta vítrea peninsulares. Algo que nos atrevemos a decir, pueda deberse a que el vidrio púnico-hispano fuera de una facturación más imperfecta y porosa. Seguramente por estar fabricado a menos temperatura que la pasta vítrea de Fenicia; restando esa baja cocción a los dijes y ungüentarios hechos en Occidente, el brillo característico de los cristales de Cartago, de Tiro, o de Sidón. .
Finalmente añadiremos que el dios representado en este colgante de tipo cartaginés, es típicamente romano: Jano, el símbolo de la iniciación y por ello, un divo que contiene dos caras. Significando su doble faz el final y el comienzo de año, o el principio y final de la vida; tanto como la puerta o el umbral hacia "algo". Por todo cuanto lleva dos rostros opuestos, mirando frontalmente a cada lado, siendo ese de "Jano" incluso el nombre del mes en que comenzaba la anualidad (Enero=Ianuarius). Por lo que al verlo representado sobre un abalorio vítreo de esas características nos indica que se trata de un objeto y deidad púnica, romanizada. De lo que quizás debiera deducirse que la propietaria de aquel colgante hubo de ser una noble o equestre vaccea, que tuviera un contacto pleno con zonas peninsulares antiguamente fenicias -en su época ya dominadas por los romanos (quizás las islas Baleares, o bien la bahía de Cádiz, las costas malagueñas etc)-. Llegando a poder determinarse un intercambio entre el mundo vacceo y estas áreas del Sur de Iberia (mediterráneas o turdetanas), de las cuales quizás procedía la mujer a la que perteneció el mencionado Jano de pasta vítrea. La inhumada en la "Tumba N.144" del yacimiento de Pintia, quien pudo ser a una "dama" de alta alcurnia venida desde el Sur (o el Levante peninsular), para vivir o casarse en la actual Padilla de Duero.
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ABAJO: De nuevo detalle de un fresco lateral del Sepulcro de Hagia Triada; hallado en este palacio de Creta (sito junto a Festos) y que se fecha hacia el 1300 a.C. -perteneciente al Museo de Heraklion al que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. En esta tumba decorada por sus cuatro costados figuran varias escenas donde sacerdotisas minoicas portan sus ofrendas ante diversos altares -o frente el Labrys (bipenna sagrada)-. Venimos analizando la religión de la Creta del II milenio a.C., de la que podemos afirmar era de tipo agraria y ctónica; lo que se deduce entre otras cosas de los rituales escenificados y en sus vestigios. Como los de este sepulcro, donde vemos varias damas oferentes pintadas, llevando a lugar sagrado libaciones, animales y frutos en formas de veneración a la mujer, al cultivo y el metal (oficiantes que incluso aparecen junto a un carro que interpretábamos como el de Deméter y de su hija -Perséfone-).
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Podemos plantearnos qué relación tienen estos cultos cretenses correspondientes a la mitad del II milenio a.C., con el Jano Bifronte (arriba analizado). A lo que habríamos de responder que "mucha", tanto que en mi opinión ese dios de dos caras es la idelización posterior del Labrys. Hacha de doble filo adorada en Creta desde tiempos inmemoriales y que como hemos visto fue deificada por representar el metal, la pecunia, la riqueza, la protección y los bienes. Una prosperidad que regalaban las bipennas cúpreas a quienes las forjaban en los pueblos que conocían los secretos de los metales durante la Edad del Bronce. Años en los que en Creta se veneró este arma con doble filo, que daba nombre a la zona más importante del palacio de Cnosos (El Laberyntos). Lugar dónde se rendía culto a los divos cnóticos más extraños, entre los que destacaba la sacralización del bovino por medio de la tauromaquia. Una lucha con el astado realizada principalmente por sacerdotisas y como idealización de la guerra y el valor. Uniendo seguramente el significado de la doble cornamenta que usa el toro para combatrir con la de estas hachas bipenna (como la que vemos en el fresco de la imagen). Finalmente, la escena que analizamos se completa con la sacerdotisa que ofrece una jarra al Labrys (probablemente de vino) y frutos; lo que hace comprender que se trata de un ceremonial agrario. Ritual que al unirse con el del metal -el hacha adorada y sobre la que figura un ave (córvido o paloma)-, explica que la religión cretense veneraba con igual carácter la obtención del bronce y la de los cultivos. Algo que se comprende plenamente en el concepto de que la tierra nos regala desde sus entrañas el metal (nacido como su "hijo"), proporcionando de un modo muy similar los alimentos vegetales (cultivados). Todo lo que se identificaba a su vez con las rutas y el modo de conseguir el cobre o el estaño, navegando allende los mares; algo que se hacía en épocas ajenas a las agrarias. Puesto que en el mundo Creto-Micenio y minóico, durante las épocas de lluvia y frio era cuando se realizaban las labores del campo, aunque en ese tiempo apenas salían en barco y menos a realizar largas travesías (por temor a los temporales y al mal tiempo). Mientras en los días que la tierra quedaba yerma debido al calor (durante los cuatro meses sin lluvias y de verano), se podía navegar y pescar; e incluso hacer singladuras que permitían alcanzar las rutas del cobre y del estaño -que se situaban en el Mar Negro y en nuestras tierras, al Oeste pleno y a varias semanas de navegación desde el Egeo-.
En la foto del fresco que comentamos de Hagia Triada también podemos ver un cuervo sobre el hacha doble; todo lo que implica un ritual solar marino y funerario, debido a que ese era el astro que representaba al córvido -tanto como los usos y ceremoniales a los que se dedicaban comunmente esas aves-. Siendo este negro picudo el símbolo del Sol y de la muerte, no solo por su inteligencia y su capacidad de domesticación, sino además porque los caidos en combate se solían dejar a las aves y animales carroñeros, para que aquellos los devorasen y así fueran transportados hasta "los cielos" -hecho este que se identificaba con la capacidad de hablar que los cuervos tienen, pensándose que en su interior pervivían las almas de los guerreros que habían comido-. Por su parte, la inteligencia de estas aves las unía al Sol, tanto como la gran utilidad que tenían en la navegación para guiar barcos. Soltando córvidos (o palomas) cuando el piloto desconocía el modo de llegar a tierra o perdía el rumbo en alta mar (bastado con seguirlos, para orientarse) (1) . Todo lo que nos explica por qué se sitúa sobre el hacha de bronce el ave sacra; metal que conseguían los cretenses de esta época atravesando los mares y viniendo hasta puntos tan lejanos como nuestra Península.
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Todo ello es lo que de algún modo narraban o recogían los mitos ctónicos, para los que la tierra era la "gran madre" que regalaba sus frutos, sus bienes, los metales y hasta la vida. Una diosa de la maternidad a la que se adoraba desde los tiempos más remotos en las grutas, como símbolo del útero terráqueo. Cavernas en las que -como hemos visto- nacieron los ritos telúricos, que se pierden en la "noche de los tiempos", pero que al parecer fueron impuestos, enseñados (o importados) hasta Grecia por los cretenses. Naciendo aquellos en la isla de Minos (conforme la mitología narra) y siendo transportados primeramente hasta el santuario de Eleusis. Templo cercano a Atenas, donde Deméter (dea-mater) logró hallar a su hija raptada en los infiernos. Aquella niña Perséfone que -como la semilla- estaba obligada a pasar medio año bajo tierra (con su marido Hades). Tiempo que marcaba la época de cosechas y de seguro los meses en los que egeos y helenos se veían abocados a navegar; para pescar, para realizar conquistas o para llegar hasta los metales. Mitos metalúrgicos, religiones telúricas y símbolos de la riqueza y del calendario que relacionan este Labrys (hacha doble) al Jano Bifronte. Uno de los dioses más antiguos, tenido por el primer rey civilizador de Roma y divinizado como deidad del comercio, del metal y de la navegación.
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La identificación entre los Curetas y este Dáduco es inmediata. Ello porque ese sacerdote segundo de Eleusis quien portaba la antorcha iniciática en la cueva-templo, cumplía igualmente una función telúrica y astral. Repersentando al Sol y ocupándose de situar bajo los pies de los asistentes las pieles de los animales inmolados durante la ceremonia. Todo lo que en mi opinión tiene un significado ctónico relacionado con el fuego, uniendo a su vez la pecunia, la riqueza, el metal y los bienes de la Naturaleza. Habida cuenta que el "dinero" primitivamente se medía en pellejos o cabezas de ganado, pasando luego a ponderarse en metales (que se trabajan al fuego -hijo del Sol-). Por lo que, como sabemos sobradamente, los primeros lingotes en Creta y Chipre tuvieron forma de pellejos de ganado. Consecuentemente y en mi consideración este Dáduco que "daba luz" a los iniciados al poner bajo ellos las pieles, tenía por función expresar un rito que unía los alimentos regalados y nacidos de la madre tierra, con las riqueza de metales y la abundancia de animales. Ello porque los vegetales surgían del interior del terreno al igual que las vetas de oro, plata o cobre; del mismo modo que desde el útero materno (representado en la cueva) procedía el ganado que igualmente otorgaba el alimento y las riquezas..
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Si observamos con detenimiento la escena del tímpano del Ida, veremos a Zeus franqueado por dos Curetas alados, que golpean escudos o tambores -que se han de suponer de bronce-. Como sabemos, gracias a este ruido metálico hecho por los protectores del dios en la cueva, Cronos no pudo oir el llanto del Zeus niño, salvándose así en su escondite del Ida sin ser comido por su progenitor. Esos mitos, ritos y danzas debieron formar parte de los Misterios (primeros minóicos y más tarde griegos), en los que el timbal de bronce hubo de tener una función primordial. Un hecho similar se ha mantenido en gran parte de los rituales orientales (refiriéndonos a Asia), que conservan el sentido sagrado del golpe de gong y que en Occidente quizás se ha trasladado a la campana. Siendo la acústica del tambor de bronce cercana a la de nuestros platillos de orquesta, que por su llamativo sonido Ramón Gómez de la Serna decía eran: "El Sol de la orquesta" (refiriéndose al astro y a la quinta nota musical). Por cuanto comentamos, no es difícil imaginar el efectismo de una ceremonia de iniciación, llevada a cabo en el interior de una cueva donde se dan grandes golpes de címbalo o gong. Pretendiendo unir su estremecedor ruido al entrechocar de las armas y escudos, símbolo de la guerra o de la danza de los guerreros previa a enfrentase (Curetes) como recuerdo del dios Zeus salvado gracias a aquellos. Siendo fácil entender el concepto de los soldados y forjadores que baten el cobre, como idea de protección de los más indefensos del grupo; ello relacionado con el culto a la maternidad y a la cueva, al dios recién nacido y a las madres y niños que se refugian en el interior de la caverna. Un escondite en la tierra, símbolo del útero de la madre Gea, quien proporciona los alimentos (agrarios y cultivados), los metales que nacen en la mina y la guardia segura en caso de guerra (3) .ABAJO: Curiosísima sonaja hecha en barro impreso exciso, de unos cuatro centímetros de tamaño y con bolitas en su interior. Hallada en Pintia (Padilla de Duero -Valladolid-) y fechada entre los siglos IV al II a.C., apareció como otros muchos idiófonos de este tipo, en el interior de una tumba vaccea de aquel yacimiento -agradecemos director de excavaciones de este yacimiento (Profesor Carlos Sanz Mínguez) la gentileza de habernos mostrado las piezas de últimas campañas, dejándonos tomar fotografias de las mismas y divulgarlas-. Como decimos, el poder de los idiófonos y su importancia simbólica era tanta en todo el Mediterráneo y en el Occidente Antiguo, que se introducían en el interior de las urnas funerarias entre los celtíberos. Su significado está claramente ligado al valor religioso de estos instrumentos cuyo origen ancestral pudiéramos encontrarlo en las primeras sonajas cerámicas fabricadas en Egipto (entre el V y IV minenio a.C.). Sabiéndose que en el Nilo hace seis mil años se les otorgaba poderes mágicos a estas cajitas similares a cascabeles de arcilla, cuyo valor sin duda debe tener relación con la admiración y atracción que provocan en el recién nacido.
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Como repetidamente hemos expuesto, el sonido de la maraca, la campanilla o el sistro, están presentes en gran parte de las ceremonias inicíaticas (mágicas y religiosas) en todas las culturas. Por lo que podríamos llegar a deducir que las sonajas celtíberas de Pintia -como la que vemos en imagen bajo estas líneas- quizás son una copia en miniatura de algunos instrumentos mayores usados por los vacceos, con los que celebraran sus rituales y funerales. Ello porque una gran parte de los objetos que se hallan en las tumbas de este yacimiento "pintiano", son piezas fabricadas en barro a tamaño minúsculo imitando modelos de objetos reales (utilizados en vida entre los celtíberos). De este modo encontramos, joyas, vasos o bucinas hechas en cerámica y de tan solo tres o cuatro de centímetros de longitud. Lo que nos lleva a pensar que estos sonajeros fabricadas en barro imitando la talla incisa en madera, pudieran tratarse de una réplica enana de algún tambor o caja acústica que durante su existencia usaban los enterrados en la necrópolis de Pintia ABAJO: Figuras que presenta el mencionado estudio de Asunción González Serrano (antes referido), donde podemos ver algunos cascabeleros de los siglos XVII y XVIII, del Museo de Artes Decorativas madrileño. Observemos como tienen forma de sirena -o dragón quimera-, de campanita, de jarrón y los hay igualmente con diseños de corona; sin faltar nunca las formas semejantes a conchas, cuernecitos, manijas, altarcillos o angelitos. Estos colgantes, que hoy nos pudieran parecer extraños; hasta bien entrado el siglo XIX eran imprescindibles; pendiendo del cinto de los niñitos menores de cinco años para evitar la mortandad infantil. Ello, porque se suponía que ahuyentaba a los malos espíritus y en especial al Mal de Ojo. Para más información sobre el tema referido, consultar nuestros estudios: 53ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS" pulsar: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-8-9.html ; 54ª pulsar: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-7.html y 55ª- pulsar: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/09/1-8.html
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La esculturita fue hallada junto a forjas o talleres del bronce chipriotas, lo que definitivamente le hizo ser catalogado como un divo del metal o un "schmied god". No solo por sus armas y casco, sino sobre todo porque está elevado sobre uno de estos lingotes con forma de piel de toro (ver ese detalle bajo los pies del idolillo). Talentos cúpreos semejantes a los pellejos que curiosamente se comercializaban de forma preferente y a gran escala entre Chipre y la isla de Cerdeña, entre los siglos XV y el XII a.C.. Ello llevaría a pensar que nuestra identificación como un dios sardo-chipriota puede ser cierta. Por lo demás, su significación la habíamos comprendido unida con la de los Curetas, e igualmente su simbología trasladada a los Misterios de Eleusis, puede hacer ver que el sacerdote portador de la antorcha (Dáduco) está plenamente relacionado con esta figura. No solo por su significano cercano al de los Dáktilos (Curetes o Coribantes) sino también porque los asistentes para llegar a alcanzar la purficación, debían recibir de ese Dáduco las pieles del animal sacrificado durante las ceremonias (que ponían bajo ellos). Ritual que en el pie de foto siguiente tratamos de explicar..
ABAJO: De nuevo los dos Pectorales del Tesoro de El Carambolo (periodo orientalizante, hacia el siglo VII a.C.; Tartessos), pero esta vez en fotografía del THE ILUSTRATED LONDON NEWS, tal como lo publicó este diario londinense al poco de su hallazgo (en 1961) -imágenes tomadas del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgarlas-. Ambas piezas de oro puro ya hemos visto que guardan la forma sagrada creto-chipriota del lingote cúpreo. Forma derivada en nuestra opinion primeramente desde el Labrys, que se transforma en el siglo XIV a.C, en un diseño que concebía el metal como la pecunia: La riqueza; medida en pellejos o cabezas de ganado. Muy curioso es que uno de los ceremoniales de purificación en Los Misterios de Eleusis era situarse sobre la piel del animal sacrificado; ritual que oficiaba el sacerdote de la antorcha (Dáduco). Ello pudiera relacionarse perfectamente con la simbología del anterior dios del lingote de Enkomi, que se eleva sobre el talento en forma de pellejo, armado y en posición de combatir. Siendo quizás esta actitud del idolillo un modo de demostrar el dominio sobre el dinero, el metal y la pecunia (los animales, la riqueza y las armas); mostrando que aquellos que las merecen son los que luchaban -o protegían- a la comunidad.
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Pudiendo interpretarse esa posición del dios sobre el lingote piel de toro, como un intento de mostrar que el fiero divo guerrero era por ello el dueño de las riquezas y de los metales. No debiendo de extrañarnos que la ceremonia de iniciación eleusina en la que el Dáduco ponía las pieles bajo los asistentes, tuviera una relación plena con este significado telúrico-bélico. Por lo demás, que los reyes (o gobernantes) turdetanos (tartessios) tuvieran como broches estas piezas de oro con la forma del talento creto-chipriota "piel de buey", refleja claramente dos cosas: Primeramente la unión indicutible del Periodo Orientalizante al eje sardo egeo y al mundo minoico-micenio. Una civilización nacida en el II milenio a.C. en Creta, "exportada" desde el siglo XVI a.C. a Chipre y que pervivíó hasta el siglo IV a.C. en esta última isla. Habiendo logrado expandir o dominar el comercio del bronce en el Egeo, que se transportaba en estos lingotes cúpreos, primero hechos con forma de hachas y más tarde de pellejos. Un cobre que junto al estaño occidental se llevaba a través de Cerdeña, exportándolos hasta el Oriente Mediteraneo durante los siglos XIV al XI a.C.. ; procedente fundamentalmente del Atlántico (o de nuestra Península). En segundo lugar, la aparición en Turdetania de estas formas sagradas relacionadas con el Labrys y el lingote "piel de buey", idealizadas en un tesoro; indica claramente la unión y comprensión por los tartessios del mundo ctónico y mistérico, relacionado con los metales que venimos explicando.ABAJO: Hachas de la Edad del Bronce halladas en Cangas de Onís, tal como se exponen en el Museo Arqueológico de Oviedo (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Estas serían las primeras monedas o el patrón básico inicial con el que se comerciaría durante los milenios transcurridos desde el Calcolítico hasta el comienzo de la Edad del Hierro (al menos en gran parte del Mundo Mediterráneo). Un "patrón" basado en hachas que habría sido heredado desde el Neolítico e incluso en el Paleolítico, donde en algunas zonas hubo un comercio bastante organizado de esas bipennas (talladas o pulimentadas). Tras ello, Creta debió tomar esta "medida" monetaria como fórmula de intercambio para el cobre y el bronce -que lograban manufacturar o importar desde tierras lejanas-; imponiendo una religión en la que se veneraban en la forma del Labrys (o bifaz).
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En la segunda imágen de esta entrada veíamos un fresco pintado sobre el Sepulcro de Hagia Triada (fechado hacia el siglo XIV a.C.) donde se observaba a una sacerdotisa adorando al hacha doble, en cuyo extremo se situaba el ave sagrada de Creta. Escena que deja claro el sentido pleno de la adoración de estas armas y totems, en un rito unido a la agricultura (ya que le ofrecen libaciones y frutos). Todo lo que conforma y confirma el valor ctónico, telúrico o místico y mistérico de la bipenna; relacionado con la maternidad y la tierra. A continuación veremos que el laberinto (cuyo nombre procede de este hacha Labrys) también jugaba un papel primordial en las iniciaciones y en los Misterios que estudiamos.ABAJO: Pintura de Hidria, detalle Nereidas que se lamentan junto a Aquiles muerto; el héroe en su enterramiento por Tetis Hidria, cerámica de figuras negras fechada entre el 560–550 a. C. (perteneciente al Museo del Louvre de Paris al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Treamos esta preciosa pintura corintia para observar el dibujo del escudo hoplita griego en el que aparece comunmente el "Gorgoneo" (rostro horrible que deriva de la Gorgona). Faz cuya fealdad era protectora y que en mi opiniòn es la personificación de la defensa por medio del metal y por ende de lo apotropaico en la guerra. Algo que se relaciona con el ritual "gorgoneo" que consistìa en una danza o preeliminar que los hoplitas griegos realizaban antes de luchar, lanzando terribles gritos que simulaban la muerte o el dolor; poniendo los peores gestos, con el fin de atemorizar al contrincante.
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Por su parte, ese Gorgoneo igualmente estaría unido a la danza de los Curetas, quienes con el entrechocar de sus armas y escudos consiguieron salvar a Zeus de Cronos. O lo que es lo mismo: Lograr que la civilizavión helena (Zeus) perviviera al tiempo (Cronos) sin ser destruida por otras que la invadieran. Algo que se consigue en parte gracias a su férreo armanento y a sus protecciones fabricadas en el mejor bronce; cobre y estaño que traían principalmente del extremo Occidente (Iberia), lugar habitado por la Gorgona. De lo cual se puede deducir que este figura mítica que termina llamándose Medusa y con la que se crea la égida (coraza) de Atenea; es una fábula que refiere a la protección en la guerra (bien sea apotropaica o por medio de escudos y armaduras hechos con bronce atlántico). Todo lo que definitivamente une el mundo de la metalurgia con la leyenda de la Gorgona y esta con el mundo ctónico, presidido por Deméter, la madre que entrega o regala los frutos de la tierra. Riquezas entre las que se hallan esos metales; metales que configuran el rostro de la Gorgona; Gorgona que representa el ritual o los medios de protegerse en la guerra; guerra en la que los griegos realizaban su danza gorgoneia para amedrentar al contrario, y amedrentamiento que aún hoy se procura por unos iguales medios (entre otros sirva como ejemplo de Gorgoneo el famoso baile denominado "la Haka" neozelandesa: VER Haka maorí de Nueva Zelanda http://es.wikipedia.org/wiki/Haka(1): Acerca de este hecho, conocido desde la más remota Antigüedad, he escrito varias veces. Tanto que en mi libro "JUEGO DE LA OCA" (Fundación Joaquín Díaz, Valladolid 2005) denominé esa forma de navegación guiada por pájaros: Ornitonáutica. Un método para orientarse que a todo ser humano se le ocurriría, bastanto transpotar palomas mensajeras en el barco para poder saber dónde está el punto de retorno; habida cuenta que estas aves se dirigen al lugar de partida en pocos metros desde su suelta. Del mismo modo, los córvidos -de una gran inteligencia y capaces de alimentarse de la carroña marina durante una singladura larga-, una vez amaestrados para este fin y al ser soltados en alta mar, parece que tienen la capacidad de salir del barco cuando saben que hay tierra próxima. Regresando a la nave tras haber volado hasta las costas en muchas ocasiones, lo que da capacidad de orientar al piloto (a estos hechos se refiere La Biblia cuando narra que Noé soltó palomas y un cuervo para saber si había acabado El Diluvio).
Importante es recordar al respecto que incluso en las últimas guerras del siglo XX, la población civil se refugiaba en las cavernas de los montes. En el caso de Creta, muy famosa es la gruta de Melidoni donde en 1823 durante el ataque de los otomanos a la isla, subieron a esta cueva 370 mujeres y niños huidos de varias ciudades. Finalmente y ante la resistencia de los allí parapetados, los otomanos no pudiendo entrar, decidieron hacer fuego durante días en su entrada; hasta que por ese procedimiento consiguieron acabar con todos los que en su interior se habían hecho fuertes durante semanas.
Carl A.P. Ruck. EL CAMINO DE ELEUSIS, página 78 y ss. (F.C.E. México 1985).
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