jueves, 9 de agosto de 2012

SOBRE RITOS Y CULTOS ANCESTRALES CELEBRADOS EN LAS SAGRADAS GRUTAS DEL EGEO (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LX).


Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.

AL LADO: Portada de EL CAMINO DE ELEUSIS, uno de los libros más curiosos e interesantes sobre la religiosidad en la Antigüedad, publicado sucesivamente por Fondo de Cultura Económica. Redactado por tres autores: Un químico especialista en enteógenos (Albert Hofmann), un etnobotánico de la Universidad de Boston (C.A.P. Ruck) y un periodista del Herald Tribune llamado Gordon Wasson -este último, íntimo amigo de Robert Graves que desde 1956 investigaba sobre el culto a los psicotrópicos y enteógenos en la América Precolombina-. El planteamiento de "El camino de Eleusis" formuló una nueva tesis que resultó "extraña e incómoda" cuando se publicó por vez primera (durante los años setenta). Afirmando que la "popularidad excesiva" y el éxito de los ritos ctónicos en el Mundo Antiguo, se debían en gran parte a la ingesta de enteógenos en sus celebraciones. Rituales en los que los oficiantes literalmente drogaban a los asistentes, sin el conocimiento de aquellos, quienes sufrían alucinaciones en el transcurso de los llamados "Misterios". Quedando convencidos los concelebrantes -debido a su estado-, de poder contactar con el "Más Allá", al asistir y compartir los secretos de aquellos "festivales mistéricos" (como los de Eleuisis). Lugares donde se llevaban a cabo ritos telúricos o ctónicos, en los que se explicaba el origen y el final de la vida, relacionándolos con las actividades cotidianas (como la agricultura). Enseñando (por ejemplo) que el cuerpo era semilla de unos próximos seres, quienes lo habitarían en otras dimensiones -o en un futuro-. "Simientes" que necesitaban ser un día recogidas y segadas. Imponiendo -o explicando- la obligación para algunos de morir por mano de la hoz o el cuchillo; cosecha que alimentaría a la Humanidad (naciendo gracias a ello las nuevas vidas venideras...) .
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ABAJO: Fotografía de una estalagmita, en la que podemos observar cómo no hay que ser muy "imaginativo" para identificar estas formaciones pétreas del techo y el suelo de las cavernas, con símbolos sexuales. Por su parte, las cuevas se unieron desde lo más antiguo a los cultos de la maternidad, al ser entendidas como un útero de madre que daba protección y refugio a sus "hijos" allí establecidos. Algo que se hacía más evidente al existir en ellas humedades y aguas, naciendo comunmente en su interior rios o lagos. Todo lo que supuso el lugar ideal para celebrar rituales telúricos, en los que el iniciado entraría en la gruta para "ser concebido" de nuevo -dentro de ellas-, y salir tras el "oficio" como nacido en una nueva vida. Cultos de metempsicosis, resurección o mistéricos, de los que se sabe se escenificaban en lugares tan especiales como esas cavernas sagradas. "Templos naturales" plenos de secretos, donde el neófito podía comprender el sentido de la concepción -por ejemplo- como el de la plantación de semillas. Al igual que entender la guerra -o la muerte no natural- relacionada con la necesaria mano del hombre para recolectar y segar una cosecha (imprescindible para que la Humanidad progesara y se alimentase).




Mucho nos hemos preguntado sobre los rituales que hubieron de celebrarse en el interior de aquellas cuevas sagradas -como las de Creta-, sobre los que venimos escribiendo y analizando (ver las entradas anteriores). Cámaras interiores de la montaña, como las minóicas, de las que sabemos fueron objeto y lugar de veneración al menos desde hace unos seis mil años. Templos pétreos egéos, que al menos entre el siglo XX y el XII a.C. eran los recintos más adorados por los cretenses. Tanto que ya vimos como la mitología narraba que en la cueva del monte Dikte, nació Zeus; dios que tras ser parido en una gruta fue raptado y escondido en otra más apartada (la del Ida). Famosa esta útima no solo por proteger al niño dios hasta su edad adulta, sino también por haber sido visitada cada nueve años por el rey Minos. Monarca de la isla que recibia en el "útero" del Monte Ida las leyes y ordenanzas reveladas directamente aquel que luego llegó a rey del Olimpo.
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Pero todas estas leyendas y ritos -que vamos analizando- contienen diversos secretos iniciáticos, de los que en parte intentaremos descubrir su verdadero significado. Misterios que como sabemos nacen de esa extraña historia "del niño" parido en la caverna, que gracias a sus nodrizas y protectores (Amaltea, Melisa o los Curetas) llega a edad adulta y pudo destronar a Cronos. "Raptores", cuidadores del neonato dios, quienes no solo evitaron que "El Tiempo" lo hiciera desaparecer (que Cronos, su porgenitor lo engullera); sinó que posteriormente lograron llegara a edad nubil y le arrabatara el trono. Sacando Zeus -tras todo ello- a los demás hermanos del interior de su padre, a quienes este "tiempo" (crono) había tragado, estableciendo así el reinado del Olimpo. Deidades que sobreviven y triunfan gracias a los mencionados "habitantes" de las cuevas de Creta; todo lo que nos recuerda no solo el comienzo de la religión helena, sinó además unos "misterios" que revolucionaron al mundo en la Edad del Bronce: El culto al niño, sustituyendo a la veneración por el padre.
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Religión matriarcal y benéfica que por aquel entonces debió hacer progresar y avanzar a los pueblos del Egeo (en especial del minoico). Pueblos mediterráneos entre los que se observan unos cultos muy diferentes (por no decir contrarios) a las comunes creencias patriarcales por entonces extendidas: Las ancestrales y terribles, que exigían la inmolación de la criatura. Formas típicas del Neolítico y del Bronce, en las que la veneración al "dios" obligaba entregar el hijo -al templo- para ser sacrificado o "expuesto". Ritual de muerte de infantes, que sabemos se llevaba a cabo entre diversas Sociedades, fundamentalmente durante La Edad del Bronce (aunque llegó a ser muy común hasta el final del Hierro). En las que se "imitaba" la acción real, por la que el monarca entregaba periódicamente a uno de sus hijos para que este fuera sacrificado en efigie propia -álgo que incluso debía ser realizado por la mano del padre, para que no le destronara-. Hechos estos que se recogen en los textos antiguos y sagrados de Oriente Medio, en los que la inmolación del primogénito era parte imprescindible para ser admitido en una Sociedad de esas carácterísticas. Grupos y organizaciones antiguas, que debieron estructurarse conforme a terribles costumbres de ese carácter, promulgando el sacrificio de niños en los altares, con el fin primero de endurecer tremendamente a sus conciudadanos. Pero a su vez, esta triste "ceremonia religiosa" debió de servir sobre todo para corromper a los súbditos; quienes una vez admitieran y realizaran esas aberraciones, serían facilmente gobernables (aunque tan solo fuera por el temor de sufrir un destino similar al de sus vástagos en los templos, si no obedecían).
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Por cuanto vemos, "aquella leyenda" del niño dios, parido en la cueva y escondido para ser salvado de una muerte tan horrible como segura (tanta que el padre lo tragaba; como obligaban algunos ritos ancestrales donde era compatida la víctima en un "banquete infernal") (1) . Es un complejo mito, que esconde numerosos secretos. Misterios que en parte hemos intentado ir desvelando en los anteriores artículos y sobre los que hoy también trataremos (habida cuenta su profundo y complejo significado). Secretos religiosos de la Antigüedad, que nos hacen plantearnos y preguntarnos: ¿Qué ritos y celebraciones pudieron hacerse dentro de estas cavernas, en memoria de aquellas leyendas y cosmogonias?.
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Cuestión que nos hacemos debido a que gran parte del significado mítico de Zeus hubo de representarse y reverenciarse en festivales y misterios de las cavernas del Egeo. Cuanto expresamos es ratificado por los numerosos hallazgos habidos en la del Ida -del Dikte o en la de Kamares- (2); demostrando que aquellas grutas fueron entre los siglos XX al VI a.C., los recintos sagrados de máxima importancia para los cretenses. Templos naturales "creados por la tierra", donde los príncipes y nobles minóicos (primero), y más tarde los micénicos y los dorios (griegos); llevaron sus ofrendas, realizando allí sus "fiestas". Celebraciones de las que casi nada se dice -o prácticamente todo se oculta-, en los textos clásicos; algo lógico puesto que se trataban de ceremonias mistéricas, que castigaban con la pena capital la revelación de sus secretos. Pese a ello, aún han quedado evidencias a través de las que podemos llegar a intuir su ceremonial y el sentido de su religiosidad. Ello, partiendo de sus rasgos míticos (antes mencionados) uniéndolo a lo que sobre aquellas se narra, en algunos fragmentos de la Antigüedad -como es el Himno Homérico a Demeter-. Pudiendo deducirse a traves de la religión helena (heredera directa de la minóica) qué tipo de ceremonias se llevarían a cabo en las cavernas de Creta.


AL LADO: Escultura en granito fechada entorno al siglo X a.C., perteneciente al Museo de Ankara (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Representa la diosa infernal hitita denominada Lelwani; adorada principalmente en los cementerios y junto a las tumbas. Divinidad que se figuraba como una matrona tocada y enjoyada, estuvo muy relacionada con las posteriores Cibeles; la "mater Kybele" de los frigios, diosa ctónica por antonomasia. Estas "madres de la civilización" tienen en mi opinión sus orígenes en los ritos del metal; relacionando la matriz de fundición con la femenina y confundiendo el parto del hijo con la creación y forja en el crisol. A ello, se unen otros cultos más antiguos (de origen paleolítico y neolítico) sobre veneración a la alimentación, a través de la caza o la agricultura. Aunando además el fervor por la fecundación de la tierra, lo que se expresaba en celebracones orgiásticas, que procuraban la fertilidad de la mujer -identificando la captura de animales a "apresar la pareja" para copular-. A todo lo antes expuesto, hay que añadirle la adoración a los instrumentos que logran hacer posible el cultivo, o la caza; tanto como el de las armas que nos protegen. Entendiendo así el simbolismo y significado de estas madres de la civilización; siempre unidas a la agricultura, la alimentación, la pesca, la caza y la guerra. Dedidades ctónicas entre las que destacó Cibeles.
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ABAJO: Preciosa esculturita en terracota que representa a una Isis coronada enseñando el sexo (perteneciente al Museo de la Universidad de Leipzig, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). De época ptolemaica, esta Isis contiene "un gesto" que llama la atención por su sensualidad; tratándose curiosamente de una "pose muy egipcia". Pues tal como describe Heródoto, en las procesiones de aquella diosa Isis, las mujeres se levantaban las faldas de un modo escandaloso, para atraer a los hombres y llevarlos hasta el templo (3). Celebraciones que eran llamadas "faleforias" o misterios de Isis y que ya hemos estudiado en algunas de nuestras entradas (4) -donde al parecer era normal que las asistentes realizaran gestos obscenos entre bailes y movimientos rítmicos-.
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En todo ello había un "trasfondo misterioso" o iniciático, habida cuenta que las procesiones celebraban la concepción virginal de Horus, tras morir su padre (Osiris), quien fue engendrado por medio de un pene artificial. Rituales que recuerdan de alguna forma a la gestación del ganado a través de "pajuela" o bien a la plantación e introducción de la semilla en la tierra (realizada por la mano del hombre, que se simbolizaría en el "pene artificial" del díos significando el arado o la azada). Por todo cuanto podemos comprender, esos rituales ctónicos llevados a cabo en el templo de la diosa tenían mucho en común con los misterios griegos. Tanto que en el recinto sagrado -al cual solo podían acceder mujeres-, se situaba un gran falo presidiendo las ceremonias destacando muchos autores clásicos que las bacanales, orgías mistéricas, o celebraciones de la fertilidad helenas, se relacionaban con aquellas.
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Otro caso de gestos obscenos del mismo tipo y con carácter religioso en Egipto, es citado Diodoro Sículo (I. 85), cuando menciona que tras matar el Buey Apis, las mujeres acudían a enseñar su sexo al nuevo toro sagrado. Una costumbre que también se relacionaría con la veneración a la muerte, la gestación y el nacimiento, unido al sacrificio del buey. Lo que incluso y en cierto modo, puede tener paralelismos con el sentido y sentimiento de la tauromaquia (cargada de sensualidad). Finalmente señalaremos que este tipo de cultos que nos parecen tan ajenos y lejanos, se mantuvieron en cierto modo sincretizados por el Cristianismo, llegando casi hasta época Moderna. Baste con ello citar a la "famosa británica" Sheela-Na-Gig, cuya escultura enseñando la vulva se esculpía hasta el siglo XV en el exterior de todo edificio importante (principalmente los sagrados). Figura muy similar a las centenares que pueblan nuestra imaginería románica y gótica, en las que podemos ver numerosos personajes abiertos de piernas y mostrando el sexo. Un gesto que mucho tuvo que ver con el sentido de lo ctónico y lo telúrico; tanto como con las diosas madres de las cavernas, protegiendo con su útero abierto a quien entraba en su cláustro. Todo lo que se relacionaba con la mirada que "se distrae" irremediablemente al ver un sexo.



Consecuentemente y sabiendo que los cultos de las cuevas de la isla minóica tuvieron como protagonista al niño dios escondido en aquellas; protegido allí por los Curetes (guerreros minoicos) -danzando y batiendo sus armas para que el llanto de Zeus no fuera escuchado por el padre-. Se hace evidente que cuanto narra la leyenda, se corresponde directamente con las celebraciones de los misterios ctónicos. Religiones antiquisimas, que como dijimos fueron principalmente introducidas en Grecia por medio de la influencia de las ancestrales culturas de Frigia y de Creta. Siendo la primera de origen hitito-siria, asentada en Anatolia -tierra de Midas (junto a la actual Ankara)-; tuvo un amplísimo área influencia mítico-religioso. Civilización antiquísma a la que los griegos dejaron de llamar Frigia, para denominarla Lidia (tras conquistarla a comienzos del siglo VIII a.C.), divulgó e impuso importantísimos rituales en la Hélade. Entre ellos, los referidos telúricos; en los que se unían los conceptos agrarios con los secretos del metal, junto al sentido de la guerra, la vida y la resurección. Habiendo aportado los frigios al panteón griego figuras tan importantes como su diosa Cibeles, junto a las diversas ceremonias de peregrinación y exatación a través de festivales y orgías (tal como se realizaba para venerarla).
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El segundo área de influencia en esos cultos mistérios y de las cuevas (que llega a Grecia), es el minóico; generando un "mundo ctónico mediterráneo" que se irradia desde la Creta más antigua. Madre directa de las culturas Egeo y donde se fraguó cuanto posteriormente convergió en área continental, dando lugar a la cultura clásica que conocemos. Siendo la frigia y la cretense, dos civilizaciones ancestrales y desde las que partieron determinados cultos y ritos que tuvieron enorme influencia en todo el mundo religioso grecolatino. Pudiendo decirse que las creencias procedentes de Lidia y de las antiguas cavernas cercanas a Cnossos, terminaron dominando el panteón heleno -e incluso el romano, por influencia griega-. Habiéndose generado así a mi juicio los famosos ritos mistéricos y ctónicos, tan secretos como interesates; cuyo origen creemos estuvo en la veneración a las grutas del monte Ida -en Frigia (cercano a Troya)- y de la montaña del mismo nombre en Creta (próxima a Faistos y al Laberinto del Minotauro, en Cnossos).
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Pero además de la frigia y la cretense, hubo una tercera vía de entrada y expansión por el Mediterráneo Oriental de esas "extrañas religiones", cargadas de misterios y secretos. Irradiadas desde el área situada en los territorios de Oriente Medio y en especial desde las costas de la actual Siria y Jordania (donde nació Fenicia). Zona que aculturó en gran parte la Jonia helena, e influyó enormemente en las creencias griegas. Todo lo que sucede desde la memoria de Biblos, ciudad asentada en este litoral que luego fue púnica, pero que antes era de algún modo "colonia" de Egipto -desde los tiempos más remotos-. Puesto que esa urbe que dió nombre al libro, era desde comienzos del III milenio a.C. un puerto comercial en pleno contacto con el Nilo. Baluarte tan unido al mundo faraónico que la leyenda de Isis y Osiris concluye en Biblos; donde se dice que la diosa fue a buscar el sarcófago de su marido. El dios Osiris, muerto y troceado, al que arrojaron sus asesinos al Nilo dentro de su ataud. "Cenotafio" flotante que alcanzó la desembocadura, saliendo al mar por el delta, arribando como una nave al puerto bibliota (donde quedó varado). Una ciudad de enorme influencia egipcia, tanta como para ser allí donde la viuda Isis acude y encuentra el cuerpo sin vida de su marido, convirtiéndose en nodriza real para acompañarle en su destino, ya que los reyes de Biblos lo habían transformado en una viga de su palacio (Plutarco, ISIS Y OSIRIS, 15 y ss).
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Mitos, tradiciones y leyendas que heredaron los fenicios de los bibliotas y que estos transmitieron a los helenos; quienes conformarían una curiosísima religión (aunando las creencias egiptofenicias con las frigias y mezclándolas con las minoico-micenias). Todo lo que mezclado a las tradiciones propiamente griegas dieron como fruto su panteón, tanto como sus diversos cultos y rituales (en parte indoeuropeos, pero en mayor medida orientales y muy emparentados con los más antiguos de Egipto, Frigia y Creta). Llamando la atención entre todos ellos, los denominados "telúricos" y más concretamente "ctónicos mistéricos"; que -como ya dijimos- tienen como objeto principal la veneración de fuerzas interiores de la tierra, relacionadas con la vida y con la muerte. Adoración de deidades, que propiamente son tratadas como daimones; demonios del mal y del bien, a los cuales se les pide que intercedan para protegernos o para no causarnos daños.
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Por todo cuanto las celebraciones secretas de las que hablamos, tuvieron mucho de rituales del inframundo o de culto a los seres infernales; divos que se identificaron con las más terribles fuerzas telúricas -entre las que destacaba el fuego (como magma y como lava del volcán, que emerge cuando la propia tierra tiembla)-. Un fuego de algún modo muy emparentado con "el dia" y el bien; que regalaba no solo la luz y el calor en invierno, sinó también objetos de tanta utilidad como lo eran la cerámica y el metal. Por cuanto los ritos ctónicos mucho tuvieron que ver con la cocina, la alimentación sagrada y la metalurgia; todo lo que daba prioridad a la mujer en sus celebraciones. Mujeres que eran adoradas como madres supremas, que protegían y querían al niño sagrado y que al igual que Rea (la Tierra) lo concebían a escondidas, pariéndolo en las cuevas y ocultándolo del padre. Madres que igualmente eran divas por inventar la cerámica la metalurgia y la agricultura. Cultivo que aprendieron aplicando sus vivencias personales sobre la tierra -sembrándola y germinándola para que a su imagen y semejanza "parieran" vegetales-. Tanto como crearon ellas la cerámica y la metalurgia, mientras en sus fuegos y sus hornos cocinaban. Todo lo que generó un culto a la diosa de la caverna, diva de la alimentación, del fuego, del metal y la cocción de arcilla; deidad que finalmente se identificó con la civilización (así llamada,  como Mater Cybeles en frigia).


AL LADO: Imágenes de la famosa escultura que prolifera en las fachadas de iglesias y edificios importantes de las Islas Británicas, llamada Sheela-Na-Gig. Su procedencia y significado es desconocido, aunque se sabe se ponía sobre las entradas y exteriores con fines curativos y apotropaicos (esculpiéndose en las paredes de los castillos y en los edificios sagrados; principalmente durante la Edad Media). Uno de los primeros en estudiarlas con relación a los cultos de la Antigüedad fue Richard Payne Knight, sabio ilustrado del cual hemos tratado en numerosas entradas del presente blog y que recoge del modo en que vemos en la lámina, las estatuas de esta Sheela en Inglaterra (de su obra "El culto a Príapo... "; imagen tomada de la publicación de Madrid, 1980; ed. Trescatorce). Como podemos observar, muy poca diferencia tiene la Isis levantando sus faldas de la foto anterior, con esta Sheela-Na-Gig, que se halla en los canecillos y entradas de las iglesias románicas y góticas anglo-irlandesas -tanto como en muchas de las continentales; pese a que no se haya estudiado el tema suficientemente (5) -. Puesto que ambas son deidades que llaman a la generación a traves de poderes telúricos o ctónicos (superiores al hombre). Diosas del instinto y de la fecundidad, que tienen como misión proteger de los males a quienes miran su sexo; todo cuanto se relaciona con esta facultad misteriosa de "crear desde la nada" que la mujer tiene, y de la que venimos hablando.
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ABAJO: Famosa copa cerámica del pintor de Brygos, fechada en el 480 a.C. y propiedad del Museum of Fine Arts of Boston (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). En ella se representa una escena de orgía, en la que su obscenidad se completa al observar que incluso los "oficiantes" tienen puesto preservativos. No sabemos si ampliándola podran verlo nuestros lectores, pero en el original se aprecia perfectamente como el personaje masculino de la derecha lleva claramente colgando una cuerda, que sujeta la vejiga de pez o la tripa animal (con la que se hacían los profilácticos entonces). Ello es curioso, pues demuestra que no se trata de una orgía mística ni ritual, sino una simple bacanal, en la que participan ajenos al templo. Algo que decimos porque los sacerdotes principales dedicados a esas divinidades femeninas ctónicas, tenían por costumbre castrarse y ofrecer sus testículos a la "madre tierra" (enterrándolos, como si fueran semillas). Estos y otros eran los cultos que se suponía habían establecido los Curetas, Dáctilos o Coribantes; adoradores de Cibeles en Frigia y de las diosas de las cavernas en Creta. Divas telúricas a las que -repetimos- se adoraba en de orgías, danzas y bacanales; muchas de las que hubieron de celebrarse originariamente en las grutas. Lugar ancestral y templo primigenio, donde en mi opinión dieron comienzo esos festivales de carácter paleolítico, donde se divinizaba a la madre de la cueva y por ende, a la creadora de la primera civilización (Mater Cybeles).













AL LADO: Canecillo de la iglesia románica de San Pedro de Cervatos de la Cueza (Cantabria). En esta esculturita podemos observar dos personas copulando, con una postura e imágen absolutamente obscena y lógicamente impropia en lo que pudiera parecer el Mundo Cristiano. Aunque en nuestra opinión ello es un recuerdo de los rituales orgiásticos y ctónicos que consigueron sincretizar en la Edad Media. Ceremonias de fecundidad y sexo que el pueblo acostumbraba a seguir desde época grecorromana y que permanecieron arraigadísimas en el mundo pagano (hasta épocas muy tardías). Tanto, que el cristianismo no consigue reconvertirlas más que transportando estos ritos telúricos hacia las iglesias. Festivales que seguramente se llevaban a cabo en las cavernas de las montañas y que el sacerdocio va transformando en romerías, festividades de patrones y "simples jolgorios" de danza y borrachera. Motivo por el cual seguramente durante la Edad Media se esculpen sobre las fachadas de los templos estas imágenes de mujeres y hombres enseñando el sexo o copulando. Motrando con ello la Iglesia, una permisibilidad en las celebraciones y fiestas, gracias a la que se llegaría a la síncresis llevada a cabo entre los siglos V al X d.C.; en los que se lograría acabar con los cultos de las cuevas (que pasan a considerarse de brujería). Convirtiéndose por entonces también en templos cristianos gran parte de las antiguas cavernas sagradas. Un hecho que prolifera igualmente en las zonas de Cantabria, donde se produce el denominado Románico rupestre: Construcciones de pequeñas ermitas excavadas en la roca (o en el interior de las grutas), que traen a la memoria rituales y cultos ancestrales reconvertidos en la Edad Media.



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ABAJO: Oinokoe fechado hacia el 1500 a.C.; hallado en Milo y en mi opinión minoico (pertenece al Museo nacional de Atenas, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos sus carácterísticas típicas del arte creto-chipriota de la primera mitad del II milenio a.C. (en tonos rojizos sobre blanco de cochura). Llamando la atención las "flores" y plantas figuradas en la cerámica, que a mi juicio considero se trata de adormideras (opio o algunas de sus variedades). En el artículo de hoy -como sabemos-, tratamos sobre los ritos ancestrales de las cuevas, principalmente oficiados por sacerdotisas. Ceremonias en las que queda por desvelar qué función iniciática se realizaba a través de anestésicos y enteógenos. Plantas del cáñamo, setas alucinógenas y fermentos de cereales (como los cardenillos), que se sabe eran comunmente utilizados con fines terapéuticos (anestésicos o para evitar dolores). Pero que en los festivales místicos de la Antigüedad pudieron cumplir una función secreta y muy diferente; drogando a los asistentes sin su conocimiento, para hacerles llegar a un éxtasis en el que creyeran habían contactado con el Mas Allá (tesis que con mucha razón defendieron los creadores del libro arriba referido: "El camino de Eleusis").


Mucho hemos reflexionado sobre los cultos y ritos que pudieron llevarse a cabo en las cavernas cretenses, llegando finalmente a la conclusión de que debieron ser muy similares a los mistéricos de Grecia. Celebraciones de las que poco o nada se sabe, al ser secretas; aunque gracias a la popularidad de sus santuarios, se han logrado definir y conocer -en cierto modo- algunos de aquellos "Misterios". Ceremoniales entre los que destacó el ya mencionado de Eleúsis, lugar sagrado muy próximo a Atenas y al que asistían de común los ciudadanos de aquella ciudad (estando vetado internarse en ellos a todo extranjero o ajeno a la urbe  -hoy capital de Grecia-). Parte de cuanto sucedía en el interior de aquel lugar mistérico ha podido conocerse gracias a uno de los poemas atribuidos a Homero y que hoy se catalogan como anónimos, fechado en el siglo VII a.C.. Siendo concretamente en el "Himno Homérico a Demeter"; donde se pueden seguir las pautas de lo que en el templo eleusino se celebraba, verenaba y cantaba. Igualmente, las excavaciones llevadas a cabo en este santuario han permitido desvelar muchos de sus secretos -tan guardados en la antigua Hélade, como para penar su divulgación con la muerte-. Todo ello, unido a infinidad de estudios arquelógicos, junto a diversas hipótesis acerca de las ceremonias -como las referidas antes de Gordon Wasson, Hofman y Ruck (en El camino de Eleusis)-; han logrado en gran parte desvelar qué extraños y místicos ritos hicieron de esta "gruta-templo" tan cercano a Atenas -uno de los centros principales de la religiosidad y creencias helenas-.
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Como decíamos, la fábula del "Himno Homérico a Demeter" situaba en el lugar de Eleusis el episodio del rapto de Kore, la hija de esta "diosa Madre" por antonomasia (Dea-Mater= ) (6) . Secuestro que lleva a cabo el dios infernal Hades, quien roba a "la niña" Perséfone-Proserpina (comunmente nombrada como "la doncella"= Kore). Tras ello, aquella hija de Deméter, pasa a reinar en el Averno; mientras su madre -desesperada- recorre las tierras buscándola. Tal es su tristeza que el Mundo queda paralizado, tanto que cesó la germinación en los vegetales y se produjo una terrible hambruna a consecuencia de aquella infructuosa búsqueda (que algunos clásicos cifran en nueve días y nueve noches, durante los que la madre ni comío ni durmió) (7) . En la décima jornada se llegó la pobre errante hasta Eleusis, donde el rey Céleo le ofreció su casa, dándole trabajo como nodriza del príncipe Demofonte (segundo de sus hijos y entonces recién nacido). Allí intentaron consolarla la hija del monarca -Yambe-, quien era coja y le cantaba versos procaces, junto a una de las viejas sirvientas del palacio de Eleusis. Anciana denominada Baubo y que le entregó un cazo con agua de cebada para que se alegrase y lo bebiera. Deméter se negó a ingerirlo, pero tras enseñarle la vieja Baubo su vulva, curiosamente accedió a tragar tan extraño líquido. La consecuencia inmediata fue que la diosa se pusiera de parto y dando gritos trajo al mundo a su segundo hijo (Yaco); quien rápidamente emergió entre sus piernas y se sentó en el regazo de "la madre" (Dea-máter).
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Sobre lo que acontece en el palacio de Céleo, seguiremos en epígrafes más abajo, ya que previamente deseamos tratar acerca de la "devolución" de Kore a su progenitora. De tal modo, Zeus al ver la horrible pena que sufría Deméter no pudo soportarlo, tanto que no se atrevía a visitarla en Eleusis. Así, avergonzado por no ser capaz de recuperar "la niña" (Kore), manda a Hermes (o a Hécate -varía en los texto clásicos-) que la rescatara, convenciendo al rey de los infiernos que la dejara libre. Pero Hades, antes de entregar a su amada y devolverla al reino de los vivos -donde la esperaba su madre, junto a la entrada de "la gruta" de Eleusis-, hace ingerir a Peréfone (Kore) seis pepitas de granada; lo que la obligaría a regresar junto a él todos los años este mismo número de meses. Retorno al infierno de media anualidad, según las versiones más comunes y que en otras se consideraba de cuatro meses (al ser para muchos cuatro las pepitas que había tragado aquella en el reino de los muertos). De tal manera, mientras madre e hija estaban unidas, en el Mundo reinaba la alegría y la floración; pero cuando "la doncella" (Kore) retornaba junto a Hades, volvía el frio y la hambruna (por falta de germinación) (8) .
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Acerca del significado cosmogónico del mito, muchos autores explican que los seis meses infernales de Kore, son los casi cinco que de verano tiene el Egeo, donde las islas de Grecia se convertían en un erial -de ello que algunas versiones den como número de pepitas ingeridas, cuatro-. Mientras el medio año de felicidad y floración, simbolizaría el otoño, el invierno y la primavera; con abundantes lluvias y clima benévolo. Por nuestra parte, creemos que el mito esconde un sentido más cosmogónico y la estancia de "la niña" (Perséfone) junto a su madre se refiere concretamente a los Equinocios (de otoño y primavera) donde se recogía la vid, la fruta y era sembrado el cereal. Mientras los seis meses en el Hades simbolizan los Solsticios (de verano e invierno) que realmente llegaban a ser duros en la Hélade y faltos de alimentos nacidos de la tierra -debido al calor y al frío-.
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Ello identificaría el mito de Peséfone con los cultos solares, relacionándolos con las celebraciones del día con más luz del año (23 de junio) y con la noche más larga (24 de diciembre). Fiestas que se corresponden con el verano y el invierno (los solsticios) y que en todas las culturas -comunmente- se celebran con ritos del fuego (como veneración del astro rey, que desde aquellas fechas comienza a nacer o a morir -en su luz-). Épocas estas en las que comenzaría la hambruna entre las gentes del campo, a menos que "matasen"; puesto que gran parte de los alimentos durante el invierno y el verano han de obtenerse de recursos animales: De la pesca, la caza y, sobre todo, del ganado. Ello, confiere (a mi juicio) el primer paso para comprender el misterio de Deméter -y por lo tanto los de Eleusis-; cuyo inicial concepto religioso era la unión entre la siega y la cosecha con los sacrificios cruentos. Inmolación (en el caso eleusino del cerdito) que se llevaría a cabo explicando que aquella vida cercenada era igual a la que se cortaba del cereal o de la vid, cuando arrancamos su fruto a la tierra, para que el hombre pueda comer. Vegetales que morían para darnos la vida, del mismo modo que el animal sacrificado entregaba su sangre con el fin de alimentar a la Humanidad. Cruenta entrega, necesaria igualmente entre los hombres, habida cuenta que algunos habían de ir al Hades por un periodo de tiempo (o para siempre), hecho este que debió comprenderse como la marcha a la guerra o la muerte para defender al grupo. Habiendo llegado a ser tan "ejemplar"y dura esta enseñanza en el Mundo Antiguo, que se llegó a practicar el sacrificio humano en los altares, por sorteo, y entre todos los ciudadanos (como por ejemplo sucedía en las celebraciones de la Artemisa de Esparta).




ARRIBA: Exvoto ibérico procedente de Collado de los Jardines (Jaén) fechado hacia el siglo VI a.C. y propiedad del Museo Arqueológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar la imágen-. Podemos ver en la esculturita de bronce, una mujer (o deidad) que muestra una posición de saludo (o veneración) mientras enseña su sexo y ombligo -que figuran destacados de forma extraña entre las ropas-. El significado de tales exvotos se desconoce, al igual que nada -o muy poco- se sabe sobre los rituales que se llevarían a cabo con aquellos. Aunque en mi opinión estuvieron plenamente unidos a los dioses ctónicos y telúricos; en especial a los de las montañas y las cuevas. Algo que se demuestra debido a que el "templo principal" de los exvotos iberos estuvo en Despeñaperros; concretamente junto a las zonas más altas de Sierra Morena, muy cerca de la actual población Santa Elena. Nombre que con toda seguridad se corresponde con los continuos hallazgos de estas estatuillas iberas, que desde el siglo XVII eran conocidas en la zona como "muñecos" -tanto que se usaban comunmente por los pastores como proyectiles de honda (llevando en ocasiones colgados del cinto decenas de ellos)-. Así y del mismo modo que muchos otros lugares donde aparecían esculturas y restos, se denominaban "cabezo del griego" (hoy Segóbriga) o "cerro de los santos" (en Yecla), debieron llamar "Santa Elena" a la población en cuyos alrededores no dejaban de salir estos bronces con figuritas parecidas a "santos helenizantes".
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Sobre el uso y ritos que asignaron a estos exvotos, me atrevo a afirmar que se relacionan con el mundo que narramos (de las cuevas, los rios y la montaña). Algo que podría corroborarse con una historia ya recogida en alguna de nuestras entradas anteriores; cuando escribía que de niño pude oir el relato de algunos cazadores que mencionaban como en los años cuarenta (1940) hallaron una cueva en Despeñaperros, en cuyo interior había una cascada. Allí, según comentaron, había ciertas pinturas en sus paredes y bajo el suelo del riachuelo -que manaba desde la pequeña gruta-, encontraron decenas de exvotos iberos. Como decimos, nunca pude verificar la autenticidad de estos hechos, aunque por la vía que me fueron narrados, considero que no tenía ninguna intención de engaño, ni de contar algo no sucedido. Puesto que me fue relatada casi en mi adolescencia y por un sobrino de uno de estos cazadores, quienes decían habían encontrado las estatuillas (cuyo paradero desconozco; tanto como si se excavó con conocimiento de las autoridades).
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Todo ello me hizo considerar desde muy jóven que estos que se denominaban "muñecos" en Santa Elena, pudieron haber sido utilizados como ofrendas de las deidades telúricas; concretamente para las diosas de la montaña (y la caverna). Habiendo constituido quizás, las bellísimas estribaciones de Despeñaperros un lugar similar a lo que el Parnassos, o los montes del Ida y del Dikte, fueron para los cretenses y los helenos: El emplazamiento sagrado cercano al cielo y donde se peregrinaba para rogar y ofrendar a los dioses más antiguos (las deidades de la tierra). Ello explicaría la infinidad de esculturitas de mujeres que se hallaron en este paso de Sierra Morena, muchas de ellas mostrando muy pronunciados los rasgos de su sexo. Como esta que recogemos y que enseña claramente la vulva y el ombligo, marcando los pechos entre un curioso ropaje. Todo lo que nos acerca al mundo ctónico, al de la mujer, a la sensualidad junto a la concepción y a los cultos de la gruta. Lo que unido a una zona montañosa y plena de cuevas -como Despeñaperros-, deja claro en mi opinión, que los exvotos iberos -muy parecidos a los que había en Grecia-, pertenecen a una religión muy cercana a la que hablamos (de Deméter, Britomartis o, incluso a rituales próximos a los eleusinos).
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ABAJO: Exvoto muy similar al anterior, también procedente de Collado de los Jardines (Jaén), fechado hacia el siglo VI a.C. y propiedad del Museo Arqueológico Nacional -al que agradecemos nos permita divulgar la imágen-. Representa un guerrero ibero, que enseña sus armas y a la vez muestra su sexo (semi-itifálico). Su postura "gimnástica" (por cuanto "gymnes" en griego es desnudo) es una clara alusión al armamento bélico, como símbolo del sexual. Debido a que en todas las culturas antiguas se concebía el pene como una espada (o un venablo), capaz de cortar o engendrar la vida con su penetración. La figurita que muestra escudo y falcata ibérica, está también tonsurada -tal como los guerreros de nuestra Península acostumbraban hacer-.
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Si la escultura de mujer -que veíamos en la anterior imagen- podía ser identificada con algún tipo de Dea Mater (o Afrodita de la montaña); esta otra quizás fuera un dios bélico (Ares), representado en efigie de algún noble o reyezuelo de la zona. Por cuanto decimos y en opinión propia, los cultos que se llevarían a cabo en estas cumbres sagradas ibéricas (actualmente Despeñaperros), pudieron ser muy cercanos a los que se hicieron en el monte Ida (de Frigia o de Creta). Creyendo que no es aventurado afirmar que en mucho pudieron parecerse a los "misterios griegos", a los festivales helenos, o a las celebraciones y ritos que se realizaban en santuarios como El Templo de Apolo de Delfos. -La mayoría cumplimentados por adivinas y oficiantes femeniles en sus funciones principalmente de oferentes o vaticinadoras; junto a los sacerdotes, que con rango máximo y semidivino, tenían carácter hereditario-.



Continuando con el mito eleusino -que es el que nos ocupa principalmente en este artículo-, habíamos dejado sin completar aquel momento en que Deméter -tras vagar por el Mundo con gran pena y en búsqueda de su hija-, llegó al décimo día a la ciudad ática de Eleusis. Allí -como dijimos- el rey Céleo le ofreció su hospitalidad, pasando la diosa a vivir en su palacio, cuidadando como nodriza al hijo menor del monarca (Demofonte). Mientras realizaba estos trabajos, su compañera -la vieja Baubo- le entregó una copa con "elixir" de agua de cebada. Deméter la ingirió opiniendo alguna resistencia, concibiendo y pariendo a Yaco inmediatamente -gracias a este bebedizo-, un niño que emergió de las piernas y nada más nacer se sentó junto a su madre. Deseó entonces la diosa hacer un gran regalo a aquella familia que tantos bienes le había dado, otorgando la inmortalidad a Demofonte, el hijo del rey del cual cuidaba. Para ello existía el hechizo de quemar durante las noches en el fuego del carbón al niño, sin que sus padres lo supieran. Aunque en una de las ocasiones en las que realizaba esa ceremonia, la madre contempló la escena y comenzó a gritar con horror al ver a Demofonte entre las llamas. Lo que según unas versiones impidió que el niño fuera convertido en inmortal; aunque otras hablan de que la criatura pereció en el carbón incasdencente.
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Tristes y desesperados también los reyes de Eleusis, de nuevo Deméter quiso beneficiar a la familia del monarca eleusino que le había acogido, por lo que enseño al otro de sus vásagos la siembra y el cultivo. Actividad que Triptólemo -el príncipe- transmitió por toda Grecia, vagando en su carro con el que dinfundió fundamentalmente la recolección del cereal. Tras todo aquello, Zeus accedió a enviar a Hermes hasta el infierno y como sabemos, Hades devolvió a "la niña "(Kore); aunque aquella fue acusada de comer alimentos de los muertos. Tres, cuatro o seis pepitas de granada, que la obligaban a regresar un igual número de meses al inframundo. Finalmente, Deméter consintió el pacto con Hades y antes de marchar de Eleusis para regresar al Olimpo, instituyó allí los Misterios. Secretos y ceremonias en las que instruyó a Triptólemo y a su padre Céleo (9) .
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Tras la exposición del extenso mito eleusino, intentaremos analizarlo; aunque ello supone un segundo artículo, donde completaríamos los significados de tan compleja fábula. Pese a ello, ya podemos definir algunos rasgos muy significativos como lo es la historia que presenta a la diosa quemando a Demofonte durante las noches, para concederle la inmortalidad. Imagen que claramente que corresponde a "los misterios de Isis", puesto que una idéntica historia nos narra Plutarco (en "Isis y Osiris", 16). Cuando recoge que tras ir la viuda egipcia hasta Biblos -en búsqueda del cuerpo de su difunto marido, que había sido arrastrado por las corrientes dentro de su ataud-; lo encontró dentro de una columna del palacio real. Tras ello y para acompañarle, entró a trabajar como nodriza del monarca de Biblos (Melacandro) que tenía un hijo enfermo; donde posteriormente a curarle y con la intención de otorgar la inmortalidad al príncipe del cual cuidaba, diariamente lo quemada en un brasero. Viendo aquella escena la madre del pequeño (la reina Astarté), sufrió un ataque de histéria y aquellos gritos quebraron el hechizo. No pudiendo alcanzar el infante que Isis cuidaba la inmortalidad, pronunciando enfadada aquella diosa la frase que recoge Plutarco (Isis y Osiris, 16) (tan parecida a la que dice Deméter en su misma situación):
"Tú, ¡Madre imprudente! ¿Por qué has cogido al niño?. Sólo en unos días más y todas las partes mortales de tu hijo habrían sido destruidas por el fuego y como los dioses, habría sido inmortal y joven por siempre".
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De cuanto decimos, habría que ver y estudiar si aquellos que llamamos los misterios de Eleusis (voz que se pronunciaba en griego "Eleysis"), no nos está hablando de las ceremonias de una "helena-Isis". Siendo realmente las celebraciones mistéricas griegas que va descubriéndo la arqueología moderna muy "familiares" y parecidas a otras más antiguas. Resultando practicamente traducidas desde la mitología egipcio-bibliota o bien creto-chipriota. Culturas todas ellas (la de Biblos, la cretense y la de Chipre) muy enlazadas, completamente unidas, presididas y dirigidas por su ancestral "madre faraónica". Debido a ello, nos atrevemos a afirmar que aquellos mitos y ritos que se celebraban en las cuevas de Creta, debieron estar muy influenciados por los festivales y misterios egipcios (igualmente herméticos). Tanto como todos aquellos (los de Creta y Egipto) fueron sin lugar a dudas el origen y fundamento de los ceremoniales secretos griegos. Consecuentemente no es extraño que los textos clásicos mencionen repetidamente que Deméter era de origen cretense, tanto que su "Himno Homérico" narre cómo desembarca aquella diosa en el Ática (junto a Eleusis) al llegar desde la isla de Minos (10) .
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Un hecho que destaca Robert Graves (11) , recogiendo diversas fuentes que hacen a Deméter una diva llegada de Creta. Mencionando cómo Diodoro Sículo afirmaba que los rituales eleusinos procedían de otros festivales muy similares minoicos; a la vez que en Cnossos se celebraban misterios muy parecidos a los helenos (a los que cualquier habitante de Creta podía asistir). Habiendo sido los ceremoniales cretenses los antecesores de todo ritual de iniciación que se llevaba a cabo en Grecia (12) . A este respecto muy importantes son las aportaciones de las tablillas de Lineal B, leidas por Chadwik y Ventris; en las que podemos observar una diosa minóica de nombre DA-MA-TE (fechada con anterioridad al siglo XV a.C.). Deidad que hoy en día todos reconocen como el antecedente directro de Deméter y que a nuestro parecer tiene el mismo nombre en idioma "proto-indoeuropeo": DEa MATEr -la diosa madre, que entre los Frigios se llamó Cibeles y entre los egipcios, Isis-.
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Una diva a la que se le asignaba la amapola como atributo -tal como menciona Teócrito- (13) . Algo que igualmente destacan otros clásicos como Ovidio, hechos estos que tambien estudió Robert Graves observando que incluso algunas estatuas de esta diosa van coronadas con adormideras; como es el caso de la hallada en Gazi (Creta, de la que recogemos en imagen abajo); junto a otras minoicas, entre las que destaca la de Palaiokastro. El mismo Robert Graves observa que en el anillo de oro del tesoro del Acróplis de Micenas igualmente aparece Deméter, entregando un ramo de adormideras a Kore (14) . Finalmente otros invstigadores más modernos han estudiado esta relación entre la diosa de la agricultura y la amapola o el cáñamo (que aparece continuamente entre sus atributos), llegando a la conclusión de que entre los ritos importados desde Creta se halla la introducción del consumo de narcóticos (enteógenos) en sus ceremonias. Tesis que defendieron los autores ya mencionados (Gordon Wasson, Hofman y Ruck) en su obra: El camino de Eleusis -libro con cuya portada iniciábamos este artículo-. Pero para conocer nuestra nuevas teorías sobre el verdadero uso y utilidades que dieron a estos enteógenos en las ceremonias sagradas (como las de Eleusis); tanto como por qué lograron unir los ritos de agricultura a tan extraños narcóticos, deberemos leer el siguiente artículo (que presentaremos en nuestra próxima entrada).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, lateral del sarcófago minoico de Hagia Triada, fechado en el 1500 a.C. y propiedad del Museo de Herakion (al que agradecemos nos permita divulgar la imágen, tal como se expone en la actual remodelación de sus instalaciones). Abajo tenemos en detalle su fresco en el que vemos dos mujeres sobre un carro. Ceremonial que figura entre las pinturas de la citada tumba que representan procesiones en las que diversas sacerdotisas entregan ofrendas (principalmente frutas y cereales). Considerando -en mi opinión personal- que estas dos mujeres sobre la carroza son: Una Demeter minoica (que sabemos se llamaba DE-MA-TE) al lado de su hija, Kore; diosas a las que los minoicos llamaban "las dos divas" (DUO-TEA). Figura que se corresponde plenamente con la iconografía griega, en la que se representaba a Deméter sobre un carro, junto a su hija Perséfone, rodeadas de frutas o cereales (como ofrendas de esas divinidades agrarias).





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado diosas minoicas halladas en Gazi y fechadas en periodo "postpalacial" (hacia el 1200 a.C.), tal como las expone actualmente el Museo de Heraklion (al que agradecemos nos permita divulgar la imágen) . Una de ellas luce una corona con la paloma, totem cretense y que como hemos dicho en diversas publicaciones, se debió considerar ave sagrada al ayudar en la navegación. Ya que los marineros en la Antigüedad, al perder el rumbo durante las travesías (en alta mar), soltaban una paloma con la que podían conocer dónde se hallaba el horizonte, tanto como saber la dirección hacia el lugar de origen -ya que estas aves se orientan en pocos metros tras su suelta-. Por su parte, la deidad de al lado -llamada diosa de las adormideras de Gazi-, lleva coronada la cabeza con flores del opio. Diosa que los investigadores han identificado con una "Deméter" eleusina (como hemos visto en los epígrafes anteriores). Bajo estas lineas, se encuentra la misma deidad en detalle (agradecemos al Museo de Heraklion nos permita divulgar la foto). En próximas entradas conoceremos las utilidades y el significado bajo nuestras teorías, de la adormidera en los cultos de Deméter.






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CITAS:




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(1): Cuanto mencionamos acerca de los monarcas y dioses que mataban a sus hijos en un ritual de proclamación, que incluso les obligaba a tragarlos; basta ver los innumerables casos y ejemplos existentes a lo largo de toda la Historia de las religiones. Siendo común hasta bien entrada la Edad del Hierro la representación del "banquete infernal", por el cual divinidades "daimones" sacrifican a humanos (principalmente niños), para luego trocearlos y comerlos. Consultar sobre ello el análisis icononográfico de la Tumba de Pozo Moro que en un magnífico estudio hizo Fernando López Pardo (prof. de la Universidad Complutense) -Trabajo publicado por:
Archivo Español de Arqueología 2009, 82, págs. 31-68: NERGAL Y LA DEIDAD DEL FRISO DEL «BANQUETE INFERNAL» DE POZO MORO-. Restos de estos horribles ritos llegaron hasta la Edad del Hierro, en especial en cultos de Moloc (el Melkarte fenicio), e incluso del Zeus Meilichios entre los pueblos helenos. Narrando precisamente el sacrificio de Isaac ese cambio de religiones (la alianza con el verdadero Dios), llevada a cabo por algunos pueblos a comienzos del II milenio a.C., que sustituyen la víctima humana por un bóvido o un carnero (la narración sobre Abraham puede fecharse entorno al siglo XVIII a.C.).
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(2):
En diversas entradas anteriores a esta hemos analizado los numerosos hallazgos encontrados en las cuevas del Monte Ida, en el Dikte y en la de Kamares (muy próxima a la primera, tanto como al palacio de Faistos). Siendo aquellas en su mayor parte ofrendas y artículos de celebración. Destacando el famoso "címbalo" de la gruta idea, con la figura de Zeus y los curetas (fechada en el siglo VIII a.C.) o el estilo cerámico de Kamares, con piezas estilizadísimas y muy decoradas que datan del Minoico Medio (entre los siglos XVIII al XV a.C.). Para más información ver las dos entradas anteriores a esta.
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(3): Varios autores han comentado estos hechos que recogen textos clásicos como los de Diodoro Sículo (I, 85) y Herótodo (II, 60). Entre ellos, Ana Ma. Vazquez Hoys y Javier Calleja del Hoyo quienes consideran que este gesto de levantarse las faldas tenía un carácter apotropaico - teoría expuesta en: Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Hf Antigua, t. 3, 1990, págs. 117-182, "La Gorgona y su triple poder mágico (Aproximación a la magia, la brujería y la superstición. II) ANA MARÍA VÁZQUEZ HOYS y JAVIER DEL HOYO CALLEJA-. Llamando la atención que consideren un gesto apotropaico enseñar la vulva al nuevo buey Apis, tras ser sacrificado el anterior (tal como señala Diodoro, arriba ref.). Rito o costumbre que más bien consideramos ctónico y relacionado con la veneración infernal a la muerte. Algo que estaría en algún modo ligado al significado de la tauromaquia, la inmolación del toro en el mitraismo y hasta a la sensualidad de toreo (en la cultura ibérica). Donde el matador se considera la hembra del bovino -debido a su debilidad frente a la bestia- hasta que lo penetra con el estoque, llevándolo a morir de un modo y con un sentido estético que todos relacionan de forma muy directa con la penetración fálica. Finalmente y como decimos, este gesto de levantar las vestiduras y enseñar el sexo ha conservado hasta la Edad Media días el carácter apotropaico; pudiendo verse en las fachadas de las iglesias romanicas figuras que realizan ese acto; entre las que destaca la irlandesa o británica: Shela-Na-Gig.
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(4): Con el fin de comprender de algún modo el significado de los cultos ctónicos y su relación con los dioses de la fertilidad y los metales, ver entre otras entradas:

61ª- Dioses de la fertilidad, de la luz, del Sol y del oro; diosas del agua, de la Luna y la plata. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXII). -MÁS SOBRE EL SIGNIFICADO DE LA SEXUALIDAD Y LA LUZ, TODO ELLO UNIDO A LOS TALISMANES Y JOYAS QUE ALEJABAN EL MAL DE LAS TINIEBLAS; EL AOJO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/12/1-6.html

62ª- Dioses del comercio y la prosperidad, venidos del cielo. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXIII). -PROCEDENCIA DIVINA DE LOS METALES Y SENTIDO SAGRADO DE LAS JOYAS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-6.html

63ª- Mercurio dios del comercio y la prosperidad. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXIV). -LOS DIOSES QUE ENVÍAN EL ORO Y LA PROSPERIDAD, RELACIÓN DE LA JOYERÍA CON LOS ASTROS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-9.html

64ª- DE MELKARTE A MERCURIO Y DEL CADUCEO A LA VARA DE OLIVO. (De: Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXV). -EL DIOS DEL COMERCIO DEIDAD DEL ACEITE Y DE LA SIERPE QUE CURA; LA MEDICINA RELACIONADA CON LOS METALES- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-8.html

65ª- FIESTAS DE LA LUZ, LA TIERRA Y EL AGUA. (De: Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXVI). -DEIDADES DE LA FECUNDIDAD RELACIONADAS CON EL BIEN Y LA PROSPERIDAD; SU REPERSENTACIÓN A TRAVÉS DE LOS METALES PRECIOSOS; LA CELEBRACIÓN DE SUS FIETAS- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-8_30.html

66ª- EL DIÓS OJO, QUE TODO LO CURA (De: Lo invisible en la mitología, Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXVII).-SENTIDO CURATIVO VENÉREO DE LA JOYERÍA; TALISMANES QUE PROTEGEN CONTRA EL MAL DE OJO Y LAS ENFERMEDADES- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/02/1-8.html

67ª- EL DIÓS DEL OJO DE LA TIERRA (De: Lo invisible en la mitología, Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXVIII). -ORIGEN DE LAS RIQUEZAS NACIDAS DEL HADES; EL INTERIOR DE LA TIERRA DADOR DE LA SEMILLA QUE NACE Y LOS METALES QUE RIGEN EL COMERCIO- VER:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/02/1-9.html
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(5):
Numerosísimas son las esculturas de individuos mostrando el sexo que podemos ver en la estatuaria románica española. Principalmente en zonas del Norte cercanas al Camino de Santiago desde Inglaterra (que desembarcaba en Cantabria), se pueden encontrar varias de estas figuras de Sheela-Na-Gig -de las que apenas hay referencia ni documentación estudiada, que las defina como tal personaje anglo-irlandés "aparecido en tierras iberas"-. Entre ellas son famosas las que podemos ver en la iglesia de Cervatos, en cuyas ventanas existe una magnífica estatua de mujer que levanta las piernas y enseña la vulva.
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(6): Himno Homérico a Deméter; XVII.
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(7):
Diodoro Sículo, V, 3 // Teogonía de Hesiodo, 914 // Pausanias; I, 38, 5 ; y VI, 21, 1 // Higinio Fábula 146.
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(8): Himno Homérico a Demeter 231-274 // Pausanias, I, 14, 2; y I, 37, 2 // Apolodoro, I, 5, 2 // Ovidio, Metamorfosis V, 450-563 // Higinio, Fábula 146
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(9): Pausanias, VIII, 15, 1 ; y 1, 37, 3 // Himno Homérico a Demeter, 231 y ss.; 398 y ss; 445 y ss. // Apolodoro, I, 5, 1-3; y I, 5, 12 // Higinio, Fábula 146 // Ovidio, Fastos, IV, 614.
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(10): Himno Homérico a Deméter, 123
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(11): Robert Graves, LOS MITOS GRIEGOS; XXIV-14 (Naturaleza y hechos de Deméter) SIC: "Se dice que Deméter llegó a Grecia desde Creta y que desembarco en Toricos (...) Además, Eleusis es un emplazamiento micénico y Diodoro Sículo dice que ritos similares a los Eleusinos se realizaban en Cnosos, para todos los que querían asistir y que según los cretenses todos los ritos de iniciación habían sido inventados por sus antecesores".
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(12):
Diodoro Sículo, IV, 84.
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(13): Teócrito;
Idilio VIII, 157.
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(14):
Robert Graves, LOS MITOS GRIEGOS, 24.15



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