miércoles, 2 de mayo de 2012

EL ESPEJO Y EL HAZ, PROTECTORES DEL ALMA -joyas y objetos que los simbolizaron- (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte IL).


Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.



SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía de mi mujer y mía en el día de nuestra boda. En la entrada de hoy comentamos -entre otras cosas- cómo al contraer matrimonio con una japonesa, un hombre de diferente civilización quizás sentirá algo de "reparo" al saber que aquella novia en su kimono esconde como un bien preciado dos objetos: Un puñal y un espejo. Pero a mí "aquello" me produjo una tremenda alegría ya que identifiqué el sentido de estos enseres "simbólicos" con algunos de los objetos sacros más antiguos del Mediterraneo (fundamentalmente con los documentados en zona y época de Tartessos). Habida cuenta de que en las estelas y ajuares hallados en nuestras tierras -pertenecientes al Bajo Bronce o a comienzos de la Edad del Hierro-, es común ver representaciones de damas y guerreros que lucen entre otros objetos de "prestigio", el espejo y el puñal. Siendo explicable la aparición de armas entre los enseres votivos arqueológicos, muy extraño pudiera resultarnos que aquellas comunmente se acompañen en la escena de un espejo. Pero si reflexionamos frente a esta fotografía superior, quizás podemos hallar parte del sentido simbólico de estos atributos entendiendo algo de su significado místico.
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Observemos así en la imágen, que entre las ropas del kimono, sobresale el mencionado puñal y el espejo en un envoltorio que deja caer una borla. Tanto como más abajo, las manos sostienen un abanico. Finalmente, en medio del traje y bordada sobre el cinturón (obi), figura el diseño del "tetrakleion" o cruz solar de la paz -nacida en Oriente al menos hace tres mil quinientos años y que tristemente los nazis robaron como atributo "indoeuropeo" (usándolo como estandarte animal de "pureza de sangre")-. Analizando todos estos elementos podremos comenzar obteniendo las primeras conclusiónes al saber que aquella cruz (tetrakleion), es como sabemos un símbolo solar, significando el astro "girando" sobre sus cuatro puntos cardinales (N-S, E-O) -que marcan los remates en forma de gammas en sus extremos-. El abanico, objeto de gran ritual en Oriente es igualmente un atributo relacionado con la sensualidad y el movimiento, pudiendo identificarse con el viento y las lluvias (fertilizadoras). Por su parte, el puñal escondido, claramente significa la virilidad, el rayo y el metal; materias indispensables para la siembra o la defensa -identificándose con el plantador, o con el sexo masculino y por ende con la luz del Sol-. Finalmente, el espejo es el símbolo lunar y de la mujer, como reflejo del satélite que rodea la Tierra proyectando en las noches la luminosidad del Astro rey y apareciendo como una "blanca sombra" durante el día. Siendo aquellos objetos claramente los atributos del padre generador (el Sol) y de la gran madre (Luna); que se unen en Japón en los de la diosa "Amaterasu omi-kami" (que de algún modo es una síncresis entre Isis y Osiris).



JUNTO ESTAS LINEAS: Deidad japonesa del Sol: Amaterasu Omi-Kami, cuyo significado es "gloriosa divinidad que brilla en los cielos" (grabado Ukiyoe of historical figures and folk tales, of The Ise Grand Shrine). Observemos en la imagen a la diosa apareciendo en la entrada de la cueva, mientras porta como atributos: El espejo en su frente con forma de luna, algunos abalorios en su pecho y la catana en la mano. Tras ella, el haz de luces simboliza los rayos del Astro rey que dimanan de la diosa cuando aquella deja de ocultarse entre las rocas. Como vimos en nuestra entrada dedicada a las divinidades de la luz, la mitología japonesa narra que Amaterasu nació de la pupila derecha de Izanagi, mientras este se bañaba y limpiaba sus ojos tras bajar a los infiernos. Su historia vimos que es igual o muy similar a la del "ojo de Horus" (Utjad o Utchat, amuleto que tenía el mayor poder curativo en Egipto), que representaba al Sol junto a la Luna; interpretando los del Nilo que los cuartos del satélite y sus fases no solo simbolizaban los ciclos femeninos y la curación de los males oculares, sinó a su vez la visión y la luz del Universo, regido por esos dos astros. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/02/1-8_13.html
ABAJO: Ajuar de periodo Talayótico hallado en Lloseta, Mallorca (perteneciente al Museo Arqueológico de Barcelona, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Datado al término de la Edad del Bronce o principios del Hierro (finales del II mileno) entre los objetos que lo forman se encuentra: Un gran collar (lúnula), un espejo, un puñal y una espada larga. Son estos los mismos atributos junto a los que se suele representar al guerrero en las estelas peninsulares de esta época (personajes que también suelen figurar al lado de su escudo, el fromix y un carro -en contadas ocasiones y representado de manera muy esquemática-). Destacando en la gran mayoría de estas, la figura del reyezuelo o de la dama "ibera", rodeado de sus armas y su espejo. Artículos de prestigio que de seguro no solo eran símbolos de poder y de milicia (como sucede con las espadas, escudos o lanzas); sinó que en el caso del espejo se trata de un objeto con significado astral, femenino y relacionado con la luz y los planetas. Creyendo que su culto hubo de llegar hasta nuestras tierras durante la Edad del Bronce, importado por gentes procedentes del Oriente Mediterraneo o de Egipto (donde el reflejo de la luz significaba la Luna -Isis-, la feminidad y por ende, las aguas del Nilo).




Comenzamos hoy nuestra entrada con Amaterasu, "la reina" del panteón japonés, que ya habíamos estudiamos cuando analizábamos los cultos milenarios y más antiguos japoneses sobre la luz y el Sol. Su historia relaciona el brillo de los astros con las cuencas oculares -tal como vimos-, pues ya dijimos que esta divinidad nace del ojo derecho de su padre, mientras Izanagi se lavaba al regresar del Averno. Su mito narra la relación entre el reflejo de su persona en un espejo y el conocimiento del brillo de su inteligencia y de su bondad. Atributos que cuando llegan a ser vistos por ella (él) misma (o) le deja "prendado de su ser" al comprender la belleza que irradia (1). De tal manera, su mito narra cómo tras el mal comportamiento de su hermano (Susano), quien en plena embriaguez arrasa los campos de trigo y a mata al caballo celestial (2); Amaterasu se recluye en una cueva. De aquí no desea salir y sella la caverna con una roca para no ser molestada; lo que produce la oscuridad en el Mundo, algo que la deidad desconoce, ignorando que su resplandor era imprescindible en la Tierra (que se estaba secando y helando al faltarle la luz).
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No sabiendo cómo sacarla de su ocultamiento y mostrarle que era tan necesaria para la vida ajena, el dios de la inteligencia decide realizar una gran fiesta en la entrada de la cueva, poniendo un espejo frente a aquella. Tras lo que pidió a la "patrona" de la danza que bailara semidesnuda en el lugar, mientras todos comenzaron a jalearla. El "jolgorio" despertó la curiosidad de Amaterasu quien se acercó a la salida de la caverna, preguntando a qué se debía aquella celebración; lo que fué respondido desde fuera diciendo que se trataba de una ceremonia en favor de una nueva deidad que iba a nacer. Quiso verla y para ello se asomó a la entrada, observando lo que no sabía era su propio reflejo. Así al salir levemente de su ocultamiento quedó perpleja de lo que veía, volviendo a entrar absorta de aquella imágen y pronunciando las palabras "OMO-SHIROI" que significan: "Qué brillo", "qué respandor" pero a su vez "qué divertido" -frase que significa la gracia y también puede traducirse por "blancura de tez", "piel luminosa preciosa"-. Momento aquel en el que el resto de los dioses aprovechan para cerrar la cueva y convencer hacer salir de ella a quien provocaba esa luz tan bella.
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Aunque veamos en el ukiyoe (grabado) de arriba una imágen de Amaterasu, esta deidad realmente carece de representación, simbolizándose tan solo en un espejo. Se tiene por la pacificadora del Japón y quien manda a su nieto a gobernarlo logrando así instaurar el Imperio del Sol Naciente; dándole para cumplir tal misión sus tres atributos: La espada, el espejo y el collar. Símbolos sobre los que fundaría el Japón (Nihón = Sol que emerge) y que se denominan: La katana Kusanagi, el collar -o las joyas- Yasakani, y el espejo Yata. Tres objetos sacros que curiosamente tambien están presentes en el ajuar y representación de los guerreros de la Edad del Bronce en el Occidente Mediterraeo. De tal manera, es común hallar en las estelas y enterramientos peninsulares "pre-ibéricos" -fechados desde el siglo XII al VIII a.C.-, aquellos tres preciados votivos: El espejo, la espada (o puñal) y una joya (diadema o collar). Se diferencia su iconografía tan solo en algunas estelas de nuestras tierras hace tres mil años, contienen la representación de arpas (liras, o formix), en carros y escudos, que a veces figuran junto al guerrero. Por su parte, las mujeres comunmente son esquematizadas en estos bajorrelieves sobre piedra de zonas ibéricas, junto a unas joyas (diadema o collar), un arma y el espejo. Hechos y coincidencias que no consideramos puedan deberse a una casualidad, sinó que muy por el contrario estos paralelos han de proceder de simbologías iguales entre el Sol (el arma), la Luna (el espejo) y el firmamento o Venus (las joyas); tanto como de una religiosidad en común entre el Mediterráneo de hace treinta siglos y el Japón actual.

AL LADO: Collar de oro puro en forma de Luna hallado en Irlanda, fechado hacia el 1300 a.C., propiedad del Museo de Dublin al que agradecemos nos permita divulgar su imágen. Estas joyas llamadas "lúnulas" y en forma de un gran creciente, que ya hemos estudiado en nuestra entrada donde tratábamos sobre el collar como protector del alma; se han hallado por centenares en Irlanda y en Gran Bretaña. Pertenecen en su gran mayoría a la Edad del Bronce, estando claramente enraizadas con simbología astral. Se deduce que hubieron de ser usadas como un objeto votivo y de prestigio, creyendo personalmente que entre los reyezuelos y monarcas de esta época fueron utilizadas de un modo similar a las posteriores coronas. Curiosamente en nuestro territorio peninsular igualmente aparecen estos collares en forma de Luna, junto a ajuares de la Edad del Bronce ibérico. Los orígenes de esta joya de prestigio tan extendida por el occidente mediterraneo y que llegó al Atlántico, consideramos que están posiblemente en Egipto, donde el gran collar era atributo imprescindible para todo individuo de alto rango, conteniendo un carácter sagrado. En nuestro artículo que intitulábamos "EL COLLAR-PECTORAL PROTECTOR DEL ALMA" explicamos hechos referidos a estas joyas sagradas y con forma de Luna. VER: LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XVII: El collar-pectoral como protector del alma): http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-9-8.html

ABAJO: Collar en bronce con forma de lúnula, resto del ajuar recogido en fotos anteriores y perteneciente al hallazgo de Lloseta (Mallorca) -propiedad del Museo Arqueológico de Barcelona, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen-. Recordemos que este conjunto contenía como objetos votivos: Una espada, el puñal y espejo (que podemos ver arriba) junto a este collar, y se fecha a fines del II milenio a.C.. Curiosamente el parecido de esta lúnula con la irlandesa casi coetáneas es "demasiado llamativo". Evidentemente nada puede demostrar que las gentes que hicieron estas lúnulas en la Península ibérica fueron hasta Irlanda y Gran Bretaña para "instaurar" cultos similares y crear joyas parecidas. Pero la lógica nos lleva a pensar que quienes llegaron en el III y II milenio en busca de oro, plata y bronce hasta las costas del litoral atlántico de la Península Ibérica, hubieron de buscarlo también más tarde en el Cantábrico. Desde aquí, subiendo en barco -durante los veranos y costeando- por los cabos franceses, pronto observarían al otro lado del Canal de la Mancha tierra; descubriendo así unas islas riquísimas en oro y plata (las Británicas). Aquellas a las que llega la Edad del Bronce en épocas muy tempranas y paralelas a las de la Península Ibérica (a comienzos del III milenio a.C.). Metales y Edad que se sabe importada por gentes llegadas en barco desde el Mediterráneo, buscando los yacimientos atlánticos (británicos). Unos mismos pueblos que de seguro habían venido poco antes hasta las costas de Andalucía y en especial a las del Oeste; donde ya antes del 2700 a.C. explotaban las minas de Rio Tinto. Del mismo modo sabemos que estos pioneros del Bronce subían hasta el Duero, el Sil y tierras de Orense, en busca de sus ricos metales. Desde allí llegar hasta el canal de la Mancha es solo cuestión de tiempo, de búsqueda de ámbar y de repetidas expediciones hacia el norte.



AL LADO: Isis representada en la tumba de Horemheb, que en la escena completa ofrece vino a esta diosa (imágen perteneciente al cenotafio de este rey de la XVIII dinastía, a cuyos curadores les agradecemos nos permitan divulgar su imágen). Observemos en la iconografía de Isis sus dos grandes aributos que son: Los cuernos de la madre vaca y de la Luna, tanto como el espejo. Símbolos que como deidad de la fertilidad comparte con Hathor, en una representación que se relaciona primeramente con la fecundidad, al llevar la cabeza coronada como la "gran madre que regala su leche" (recordando al ganado vacuno, y ofreciendo al descubierto uno de sus pechos -ver imagen-). Además, los cuernos a su vez simbolizan los cuartos lunares y por lo tanto el calendario. Medida del tiempo que repetidamente hemos dicho se relaciona con la agricultura y la fertilidad, puesto que conocer las fechas se hace imprescindible entre los agricultores para saber cuando se han de preparar los campos, semillarlos y recogerlos.
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En lo que se refiere al espejo, este es un símbolo puramente astral y de iniciación; que creemos nace de un hecho observado desde la más remota antigüedad por los astrónomos, quienes observaron que la luz de la Luna era el reflejo de la solar. El conocimiento de ello se determina por algo tan simple como deducir que durante las noches el astro rey se "esconde bajo la tierra", iluminando al satélite que gira en un ciclo de 29,53 días alrededor de la nosotros. Por los que caumplida esta sucesión de días y horas, la Luna queda completamente iluminada -tanto como a mitad de ellos se "apaga"-. Este ciclo se llama "mensis" (lunas o meses) al igual que en Japón se dice "Tsuki", que significa Luna y mensualidad; relacionándose en todas las culturas con los periodos de fertilidad en la mujer. Por su parte, otra de las característiocas de esta diosa egipcia, es portar el gran collar y las joyas de la corona del Nilo. Como veremos, la Egipcia Isis y Amaterasu Omi-kami guardan similitudes que no pueden deberse simplemente a casualidades antropológicas; habiendo teorías que afirman como algunos cultos egipcios fueron llevados hasta Japón en épocas muy remotas (a través de expedicionarios llegados desde el Nilo, por medio de aventureros fenicios buscando oro, o por alguna de las diez tribus judías que se sabe huidas y desaparecidas en Asia).
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ABAJO: Espejo egipcio propiedad del Museo del Louvre (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen) fechado en época del Imperio Nuevo. Además del "plato llano" de metal donde mirarse, este objeto de culto y de "tocador" femenino contiene en su mango la figura de la diosa Hathor (que como sabemos, comparte con Isis la mayoría de sus significados, tanto que en parte se confunden). En dicho asidor del espejo podemos ver a aquella diosa semi-desnuda tomándose un pecho y peinada en forma de "vaquita", con dos rodetes o rizos muy pronunciados al final de su melena (estilo de pelo que se denomina por ello Hatórida). El sentido de este peinado creemos que se relaciona con los cuernos de la Luna y de la vaca, pero también pudiera tener un sentido simbólico alusivo al carro de los astros. Ello, porque como veremos muchas de las deidades antiguas en su cabellera lucían adornos y formas que recuerdan a este carro del Sol o del Universo, que en Egipto se entendía como la "barca de Ra". Navío que transportaba al astro rey desde Oriente a Occidente (sobre las aguas y los cielos), marcando las horas del día, provocando la noche -mientras aquella cruzaba de un lado al otro nuestro Mundo, bajo la tierra-. En nuestra opinión estos rizos "hathoridas" que luce la diosa de la belleza egipcia, pueden interpretarse como los mascarones de proa y popa de aquella Barca de Ra, cuya forma de algún modo nos recuerda al peinado de las diosas.


Continuando con Amaterasu, la diosa de la luz y de la maternidad japonesa, añadiremos que efectivamente se relaciona mucho con Isis y hasta con Hathor. Incluso por ser la deidad de la fertilidad y la fecundidad, tanto que a esta se le encomienda los campos de arroz. Cultivos que la divinidad japonesa inició, aunque a muy su pesar también su hermano Susano los destruyó (siendo este uno de los motivos por los cuales huye al interior de la cueva). En todas sus representaciones portan las diosas de Egipto y la del Sol Naciente un componente común como es el espejo; además significando la luz y la Luna, en Japón este reflejo por sí mismo ya simboliza a Amaterasu (tal como dijimos). Siendo aquel el que le facilita la visión necesaria para verse a sí mismo, consiguiendo que salgamos de la caverna. Aunque en las imágenes que posterioremente crean de esta deidad (como mujer vestida de kimono), se coloca sobre su frente una joya en forma de media luna, algo que se aleja al hecho cierto de que el reflejo en sentido abstracto se entendía como la propia deidad. Por su parte veremos que también luce Amaterasu un plato en la mano, símbolo quizás de la ofrenda y del arroz de sus cultivos; pero que en realidad significa el espejo. Argentado (tal como se llamaba este hasta inventarse el reflejo sobre cristal miniado) que lógicamente representa a la Luna, algo que para comprender no tenemos más que ver la foto anteriormente recogida, donde se observa uno de Egipto que ciertamente se asemeja mucho a la "efigie" de la Luna.
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En lo que se refiere a su mito sobre la ocultación en la caverna y la salida de aquella, no solo creemos que se trata de una cosmogonía que recuerde al amanecer y al paso del invierno a la primavera y verano. Sino que además en mi opinión muy personal, consideramos que en ello se halla parte de un secreto relacionado con el natalicio. De tal manera, la mujer (esposa) en japonés se dice "okusan", cuyo significado es "la señora de dentro", "la dueña del interior". Muchos opinan que ello se debe a que las féminas antes no salían de las casas en Japón y de allí esta denominación, por estar recluidas en "el ginecio". Por mi parte, considero que aquella expresión procede más bien de esta cosmogonía que relata el paso de las estaciones, con la "ocultación del Sol" como Amaterasu, que tras la fiesta aparece en la primavera y luce durante el verano. Simbolizando este hecho de esconderse y salir de la caverna, no solo la llegada del buen tiempo (o del amanecer), sino tambien el nacimiento del hijo. De tal manera, quizás aquel espejo que dicen situa el dios de la inteligencia en la entrada de la cueva sería en sí mismo la alegoría del hijo, que como reflejo, división interior e imágen de la madre; le hace a aquella comprender la vida y renacer en "un nuevo Mundo". Siendo la caverna una "expresión" del útero materno de que aquela misma sale al parir y verse reflejada en el ser que ha traido al mundo. (3)
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Este extraño hecho que relato es en verdad la forma más cercana al sentimiento de la reencarnación o renacimiento existente en una parte de Asia (al menos en Japón); donde la metempsicosis se vé como un traslado de la vida propia a aquellos que nos suceden. De tal manera, los padres en Japón se perciben a ellos mismos en sus hijos, llegando a mimetizar su propia vida en la de sus vástagos, e intentando cubrir y mejorar los errores que tuvieron durante su pasado, en la de estos que les siguen. Ello puede explicar la ocultación de la diosa en la caverna durante un periodo de tiempo semejante al que dura el otoño, el invierno y la primavera (nueve meses). Tras lo que saldría el Sol del verano; siendo el espejo en que este se refleja, el hijo recién engendrado que permite a la madre renacer en otro mundo (en otra dimensión espiritual). Algo que podría dar a entender por qué también al bebé en Japón se le denomina "aka-chan", cuyo sentido es el "pequeño de color rojo" y que dicen se debe a que los niños nacen de este tono, debido al esfuerzo durante el parto. Lo que me atrevo a poner en duda, apuntando la idea de que este "akai-san" (señor rojizo) quizás se denomine así por ser el símbolo del "Sol Naciente" y que como tal se representa incluso en la misma bandera japonesa. Tratándose el hijo (simbólicamente) del mismo "punto rojo" que vemos en los cielos como el astro rey al comienzo de las alboradas y que se figura con el círculo color rubí en campo de plata (o blanco) que forma el estandarte japonés. Debiendo interpretarse seguramente, que este recién nacido al igual que el espejo, son el mismo Japón. Una civilización que como Sociedad "metepsicotica" (generadora y creadora de mundos en metempsicosis) hace ver a sus ciudadanos que el todo que les rodea es el "yo mismo", envolviendo el ego en el todo, con la intención de destruir el individualismo y los valores de interés personalizado.

AL LADO: Otra imágen de Amaterasu, en la que podemos ver sus atributos: La joya en forma de Luna sobre la frente, el plato o espejo en la mano, tras ella el reflejo del Sol Naciente y en su mano una catana. Estos elementos son casi iguales a los que lucían las damas y guerreros ibéricos, principamente en el Bajo Bronce (antes de estar plenamente influidos por los hombres del Hierro, que forjaron y expandieron nuevas civizaciones por el Mediterráneo, desde el siglo X a.C.). Personajes ibéricos que vemos representados o acompañados en sus tumbas junto a sus espejos, puñales y joyas (principalmente).
ABAJO: Peinado de fallera, muy semejante al que utilizaban las iberas y luego las charras, tanto como otras mujeres con trajes regionales españolas, y que normalmente se remata con una peineta. Adornos que no debemos desvincular de un simbolismo solar. De tal modo como muchos afirman y yo considero firmemente probable, los rodeles o rodetes del peinado ibérico se corresponden con las ruedas del carro solar. Vehículo astral del que antes hemos hablado y que fundamentalmente representan la Luna y el Sol en giro permanente, como si de dos ruedas que guian o transportan al Universo se tratara. Este pelo con rodeles comunmente se toca con la peineta, que en opinión propia creemos se trata de una reminiscencia del espejo de Isis, o de algún culto cosmogónico relacionado con el Sol o la Luna simbolizado en el peinado. Algo que puede demostrarse en las múltiples damas iberas que lucen igualmente aquel tocado tan similar al espejo de Isis y que de seguro tiene un origen con este sentido astral.




AL LADO: Pequeña dama ibérica en bronce; exvoto procedente de Castillar de Santiesteban fechado entre los siglos V al III a.C. (pertenece al Museo Arqueológico de Barcelona, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos dos rasgos muy característicos como son los rodeles o rodetes del carro solar (tan similares a los que aún se peinan las falleras), al igual que un gran tocado que sin duda parece mantilla y peineta. Todo ello se remata con un gran collar en forma de Luna, que cubre el pecho. En los siguientes epígrafes hablamos de estos peinados y su significado astral.
 






ABAJO: Foto de mi madre en el día de nuestra boda. Iniciábamos el artículo comentando que al casarse con una japonesa, un hombre occidental pudiera verse extrañado al saber que como bien preciado guarda entre sus ropas un puñal y un espejo. Pero creemos que no menos sorprendida puede quedar la familia japonesa al ver entrar a la madrina o testigos femeninos de una boda cubiertos con un tocado que recuerda claramente al espejo de Isis... . De tal modo, cuando se trata de los paises que antaño fueron los más lejanos y que comprendieron lo que se llamó el principio y el fin del Mundo conocido hasta entonces (Japón y la Península Ibérica); hemos de pensar que hasta ellos llegaron las costumbres, no pudiendo ya "escapar" hacia ningún lado. Quedando allí por los siglos de los siglos muchas tradiciones; quizás como lo hacen los objetos puestos al final de un saco (o de un cajón), donde ya no pueden ser alcanzados por la mano del que intenta llegar a ellos. Y es que al hablar de costumbres en España y en Japón, al menos tres mil años nos contemplan... .


Pero continuemos con el significado de estos peinados que vemos en las imágenes superiores y que hemos relacionado con el de Hathor (que deja caer dos bucles en cada lado), tanto como con la corona de esta diosa, que es igual a la de Isis. Tocados que ya vimos consisten en un espejo rodeado de dos cuernos y que sin lugar a dudas son muy semejante al símbolo de Amaterasu. Diseño que muchos samurais situaban en la frente de su casco, en los que podemos apreciar la forma de una pequeña cuerna con un espejito en su centro. Disco rodeado de una forma de creciente del que no sabemos si además de tratarse de un símbolo religioso, tenía un carácter apotropaico. Es decir, usado como talismán protector contra el mal fario, algo que no nos extrañaría por ser tan semejante a las falerias y gorgonas que con este fin se colgaban los guerreros occidentales. Sea como fuere, los peinados ibéricos sí tuvieron este carácter sagrado y de protección, algo que se sabe puesto que hasta no hace mucho escondían infinidad de amuletos y ritos, cuya finalidad hasta era la de evitar el infortunio y el aojo. Tanto que cualquier mujer de zonas como las de Salamanca o la Ruta de la Plata, sabemos que no se atrevían a dejarse tocar el cabello, ni arreglarlo de un modo diferente a como ordenaban los cánones, puesto que en este motivo iba parte de su protección contra los males imprevistos.
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Tal como decimos, por intuición propia creemos que estos peinados y tocados tienen sus orígenes en los de la Edad del Bronce y del Hierro; entroncando con la corona de Isis o con las modas de damas iberas y mediterráneas, que vestidas como diosas servían para proteger a sus súbdios o fieles. Unos hechos que se demuestran entre otros múltiples motivos, porque quienes aparecen retratadas así en la estatuaria ibérica y portan los atributos de rey o de sacerdote supremo -con grandes joyas, coronas o tocados y etc- no son hombres sino mujeres. Lo que indica que la religión a la que pertenecen estas es preindoeuropea, conservando rituales de la Edad del Bronce; tiempo en que se adoraba a la diosa madre y la mujer oficiaba gran parte de la religiosidad. Algo que cambia con la llegada de los pueblos pastores y del hierro (fundamentalmente tras la venida de los Celtas). De ello, deducimos que estos peinados como los de la Dama de Elche, las falleras o quienes usan peineta, son heredados de la Edad del Bronce, donde su representación de seguro se relacionaba con los tocados femeninos sagrados de reinas y sacerdotisas orientales (de cultos luni-solares). Unos rituales que se sabe oficiaban sacerdotes y sacerdotisas en Egipto, Mesopotamia, Creta o Anatolia, que cubrían con grandes tocados sus cabezas, en forma de grandes mitras (faraónicas o hititas) y cuyo simbolismo sin duda alguna se refiere a la representación de los astros adorados.
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Por lo demás, en nuestra opinión la relación entre el espejo y los astros no solo se cierne al mencionado hecho de que la Luna refleje la luz del Sol; sino además contiene posiblemente una circunstancia más relacionada con la astronomía. Arte que en la antigüedad sabemos se estudió de muy diversas maneras, entre las que se hallaba el uso de enormes espejos (construidos con piedras pulimentadas o sobre estanques). De tal modo, parece probado que una de las fórmulas arquitectónicas más sencillas para analizar la bóveda celeste durante las noches, fue la de hacer una "cámara oscura" fabricada en un gran edificio. Construcción bien orientada hacia los astros a la que se dejaba una pared enteramente pulida fabricada de un material pétreo reflectante (mármol blanco por ejemplo). Tras ello, bastaba abrir una pequeña parte de la puerta frontal (tan solo una rendija) durante la noche, para que se reflejara la bóveda sobre aquella pared que actuaba de cámara oscura, "proyectando" el cielo sobre el lugar contrario por donde entraba la "imágen de luz". Otro de los medios más sencillos de estudiar los cielos y las estrellas -que ya hemos explicado- fue hecrlo por medio de trazar sobre el agua de estanques (o de oasis) unas coordenadas. Bastando clavar palos a igual distancia a lo largo y ancho de un recinto con agua, para cruzar luego cuerdas y crear el "damero" sobre el cual observar todas las noches las estrellas reflejadas en el espejo del lago (recogiendo sus movimientos). Estos y otros usos de carácter astronómico creemos que generó la unión simbólica entre el espejo y la cúpula celeste.


JUNTO ESTAS LINEAS: Al lado, maniquí con vestido de Montehermoso (expuesto en el Museo Provincial de Cáceres, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos cómo en el centro de su extraño sombrero lleva un espejo; objeto que tiene un "idioma ritual" en esta zona de Cáceres y se relaciona con la virginidad. De tal manera la soltera luce un gorro sin espejo, la casada lo lleva como lo vemos y la viuda lo tiene roto. Su imágen sin duda alguna nos recuerda a los atributos de Isis y hasta los de Amaterasu y el casco de samurai (que igualmente porta un pequeño espejito). En Extremadura, donde se encontraron la mayor parte de las estelas datadas hace tres mil años y que representan guerreros con espejo y lanza; el culto y ritual del espejo se hace manifiesto en muchos pueblos (relacionándose con la virginidad, el matrimonio y la viudedad). Creemos que ello no puede ser una simple casualidad, sinó que se trata del fiel reflejo (valga la expresión) de un pasado relacionado con Tartessos y con Egipto. Por lo demás, no sería extraño pensar que aquel otro espejo que colocan los dioses a la salida de la caverna de Amaterasu pueda ser un símbolo de virginidad, y que se la atribuyera a la deidad como figura de la gran madre.

ABAJO: Estela del Bajo Bronce que contiene escudo, espada y espejo (perteneciente al Museo Provincial de Cáceres,al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Hallada en Torrejon el Rubio, se fecha entre los siglos XI al VIII a.C. y es un claro ejemplo de lo que venimos hablando. Múltiples piedras votivas de este tipo se han hallado en la zona Sudoeste peninsular y en gran parte de ellas se representa el puñal y el espejo del guerrero (rey o dama) al que pertenecían. En este caso podemos observar la espada bajo el escudo y el espejo en su lado izquierdo superior.


CITAS:






(1) Para AMATERASU OMI-KAMI utilizamos los géneros él y ella, ya que comunmente es considerada la madre celestial, aunque su género como creadora de la luz y de los hombres es indefinido. De tal manera, sus representaciones son en forma de mujer, pero no es admitido su sexo ni su sexualidad -de un modo semejante a lo que sucede con los ángeles en nuestra tradición-. Por lo demás y en referencia a su imágen vestida de kimono, no hay que olvidar como en Japón hasta no hace mucho (de forma igual a como se hacía en España) diversos actores y personajes se subían a la escena o representaban papeles disfrazados de mujer. Siendo uno de los valores más apreciados en el teatro Kabuki y entre ciertos círculos de comediantes e incluso de cortesanos, la representación del papel de una mujer sin que nadie pueda apreciar que bajo el vestido se escondía un hombre. Este y otros hechos nos obligan a hablar de Amaterasu como deidad de la luz; diosa-dios sin género definido.





(2) SOBRE LOS CABALLOS CELESTIALES hablaremos más adelante, puesto que es un concepto histórico antiguo sintoista que tiene un paralelo absoluto en nuestra mitología. Relacionándose con los animales que tiran del "carro solar"; vehículo con el que cruzan los dioses el universo (o el firmamento) y que se une claramente con el "giro o movimiento" de la Cúpula Celeste. De tal manera, el carro de Venus era transportado gracias a ocas o cisnes, reflejando que el movimiento de este astro se relacionaba con la belleza y la sensualidad (un hecho nacido al suponerse que aquella estrella dormía con su amante, el Sol, bajo la Tierra, en las noches mientras la madre luna quedaba sola). Otros animales que han tirado de este carro celestial son los renos del Nuevo Sol, llamado en griego Neo-Helios y que finalmente deriva hacia "NÖEL" (el sol que nace cada 25 de diciembre y cuyo famoso carro es movido por estos cervunos). En otros casos como el de Triptólemo o Heracles, el vehículo del Universo era llevado por caballos, al igual que en Japón.
(3) Por cuanto vamos estudiando no debemos olvidar tampoco la teoría platónica de las Ideas; que afirma como el hombre vive encadenado en el interior de una caverna donde las ideas son la reminiscencia de aquello que recordamos. Lo que sucede al ver el reflejo de lo que hay en el exterior y que reconocemos gracias a la "memoria" de nuestro pasado (la anterior vida). Teoría que enlaza plenamente con las cosmogonías orientales.










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