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Esta entrada, se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completa, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Dibujo mío del Erecteión en la Acrópolis de Atenas. Como vimos en nuestro artículo anterior, este montículo sobre la capital de la Hélade se sitúa prácticamente en el Grado 38 de Latitud Norte (con un fallo imperceptible -apenas unos dos mil metros-). Ello -a mi juicio- obliga a suponer que Atenas se fundó en este Paralelo 38 (que la cruza en su mitad). Pues durante la Antigüedad es evidente la gran utilidad que podía tener situar una ciudad sobre un paralelo exacto; ya que bastaba tan solo para localizarla -llegar a ella-, estudiar la sombra al medio día (en el mástil de un barco o sobre un reloj de Sol portátil-. De tal modo, sería fácil orientar una nave hacia el punto elegido en una Latitud, conociendo las variaciones de sombras -repetidamente explicadas en artículos anteriores-: Sabiendo simplemente que en los Equinoccios, el ángulo de la luz solar marcaba 38º y que cada día -desde invierno al verano-, la sombra iría creciendo 1/4 de Grado; disminuyendo en igual proporción -inversamente-, desde el comienzo del verano hasta cuando se inicia el invierno (el 21 de junio ó 22 de diciembre aproximadamente).
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La fábula de Erectéo y sus hijas (nietas de Erictonio), a mi juicio se relaciona con mitos que sublimaron las técnicas de orientarse en la antigüedad, pues el nacimiento de estos primeros reyes de Atenas tienen todos los rasgos de veneración al "gnomon" y al esqueje para plantar el olivo. De tal modo, la mitología narra que Hefaistos violó a Atenea y cuando ella lo rechazó, el semen del dios de la fragua cayó sobre la tierra; fecundándola y naciendo de allí el niño Erictonio (quien de mayor sería el primer monarca de Atenas). Atenea recogió al hijo de Gea -la tierra- y lo escondió en una caja de mimbre, encargando a tres hermanas que lo custodiaran y alimentasen; pero sin abrir jamás ese cesto. Pese a ello, la curiosidad les pudo y un día las nodrizas lo descubrieron, viendo con horror que el niño tenía cabeza humana y cuerpo de serpiente; lo que las llevó a enloquecer, saltando desde la Acrópolis y dándose así muerte.
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El reinado de Erecteo I (Erictonio) se supone que sucedió a finales del siglo XVI a.C., por lo que su historia revela un tiempo en que -sin duda- se mantenían ritos de adoración a la serpiente (posiblemente entregando niños en el serpentario). EL ritual, por mucho que nos parezca terrible, se llevaba hasta no hace tantos siglos en templos de veneración a culebras del Sur de Asia, ofrendando bebés a un gran ofidio sagrado (frente a sus madres, quienes en muchos casos sufrirían la misma locura que las cuidadores de Erictonio). Pese ello, el mito griego parece que recuerda un tiempo anterior al heleno con religiones y ritos ancestrales, en los que se sacrificaban humanos en nombre de un monarca-dios daimón (hombre-culebra).
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ABAJO: Las tres hermanas Cecrópidas, escultura cercana al 510 a.C. de la Acrópolis (agradecemos al Museo Arqueológico de Atenas nos permita divular la imagen). Continuando con el mito que analizamos, la segunda interpretación de esta fábula sobre el primer rey de Atenas, nos llevaría a relacionar a Erictonio con el "palo" o rama de olivo (atributo y regalo de Atenea a esta ciudad). Un esqueje con el que se plantaba el árbol más sagrado entre los helenos; que simbolizaba la paz, tanto como la "erección" masculina (la fertilidad y el origen de la vida). De ello, el niño concebido y nacido en la forma del olivo (al caer esperma al suelo), también se relacionaría con la víbora que habitaba en los campos de Grecia; culebra que también vivía en el interior de la tierra y a la que se consideraba cuidadora de las cosechas (para que no fueran comidas por roedores, ni las robasen extraños).
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Pero a su vez, Erecteo o Erictonio -identificado con el "ramón" del que nacía el árbol del aceite-, igualmente simbolizaría el gnomon o palo clavado en la tierra para la lectura del sol. Una vara de medir, que en muchas religiones se identificó con la serpiente, tal como podemos ver en el Antiguo Testamento (en varios relatos sobre Moisés). La identificación entre el ofidio y el gnomon se debería -a mi juicio- a que tan solo los grandes sabios y sacerdotes tenían encomendada la lectura y custodia de estos sistemas métricos. Codos (Pies o "Varas") usados principalmente para el comercio, pero de forma más especial para medir o estudiar los astros. Con ello y a través de una medida estandarizada (o mantenida) durante siglos, se podían obtener conclusiones muy precisas acerca de la bóveda celeste. Creando miras y alidadas, para orientarse entre las arenas, o guiarse en los mares. Por todo cuanto debieron de guardar con cautela en la Antigüedad el secreto de la metrología y las fórmulas para obtener las coordenadas o las horas; tanto como para custodiar aquel gnomon como si se tratase de la serpiente sagrada. .
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ARRIBA: "La serpiente de Metal" cuadro del pintor del siglo XVII zaragozano, Jusepe Leonardo; propiedad de la Academia de San Fernando (a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Al menos dos son los relatos que relacionan la figura de Moisés con los ofidios; uno de ellos lo vemos figurado en el lienzo de imagen ("La serpiente de Metal" que recoge Números 21; 6-9). Narrando como en el camino hacia la Tierra Prometida, los judíos fueron castigados por maldecir a Dios con una plaga de culebras venenosas; de la que les salva Moisés realizando una escultura con una gran sierpe, para que la adorasen. Por su parte, describe el Éxodo (1) un primer episodio igualmente relacionado con ofidios y recogiendo que: "Fueron, Moisés y Aarón ante el faraón, e hicieron como lo había mandado Jehová. Arrojó Aarón su vara delante del faraón y de sus siervos, que se convirtió en una culebra. Entonces llamó también el Faraón a sus sabios y hechiceros, e hicieron lo mismo los de Egipto con sus encantamientos; cada uno echó su vara, las cuales se volvieron serpientes; pero la de Aarón devoró las de aquellos" -texto en cita (1)-.
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Ambas narraciones las identifico personalmente con las "varas" o el valor del sistema de medir (el Codo Real egipcio o el Codo Sagrado israelita), que evidentemente repercute en el modo de orientarse; pues
para guiarse, el patrón tiene que ser inalterable y de origen geodésico (tal como sucede con el Metro y sobre todo con la Milla náutica-) . Indicando -a mi entender- estos relatos bíblicos, los enormes conocimientos astronómicos y metrológicos de Moisés; quien hasta entonces había sido un príncipe egipcio, destinado a ser hermano del faraón -por lo que hemos de suponer que fue educado como sacerdote y dominaba la matemática y la astronomía-. Explicando de forma idealizada la "vara-sierpe" de Aarón, que devora las de los hechiceros del faraón; como la sabiduría de los enviados por Jeová era incluso superior a la de los templos egipcios. Siendo mucho más perfecto el "Codo" que usaban los de Moises, al que presentaban los sacerdotes egipcios. Lo que les pemitiría guiarse y conocer las rutas en el desierto mejor que los más expertos astrónomos del Nilo.
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Finalmente añadiremos que -a mi juicio-, la conservación de una "vara" más perfecta por los de Aarón (que superaba la usada en tiempos del Éxodo por los astrónomos, agrimensores o matemátcos del Nilo). Puede entenderse plenamente si consideramos a Moisés como Amenofis IV (o bién un heredero o sacerdote de Akhenatón, con nombre "A-mosis" = a´Mosés). Situando el Éxodo en tiempos justo posteriores al reinado de este Akhenatón (Amenofis IV); el rey monoteista, cuya reforma religiosa provocó la guerra civil en Egipto. Contienda que pierde este monarca tenido como "hereje"; por lo que sería lógico pensar que los vencidos y creyentes del monoteismo impuesto por Akhenatón hubieron de huir (o les dejaron salir del Nilo). Ello explicaría por qué el Codo Sagrado judío y el Codo Común de Israel (todavía vigente) son exactamente iguales a la medida en tiempos de Akhenatón del Codo Real y Codo Vulgar egipcio (unos 52,498 ctms. el Sagrado y unos 44,98 ctms el Vulgar). Longitud, que conforme a estudios geodésicos es mucho más perfecta que la que posteriormente fueron adoptando los egipcios; quienes sin sentido pleno, amplían este Codo progresivamente hasta hacerlo incompatible con metrologías geodésicas y con otros sistemas de naciones antiguas.
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SOBRE ESTE PÁRRAFO: La constelación del Dragón y la de la Osa Mayor en un grabado inglés de 1825. En el dibujo podemos observar la cabeza de este grupo estelar llamado Draganis, cuya parte final, siglos atrás, marcaba el Norte puro. Norte que se situaba hace unos cinco mil años entre las tres estrellas que el grabado marca en la lengua de la serpiente (denominadas antiguamente Cabeza del Dragón). Por motivo de la precesión de Equinoccios, el eje polar se modifica gradualmente mirando cada unos 2250 años hacia una nueva Constelación; habiéndose trasladado el Polo Norte celeste hacia el siglo VII a.C hasta donde actualmente lo conocemos. Apuntando en nuestro tiempo a la Polaris; estrella principal de la Osa Mayor y que observamos en este grabado, sucediendo al Dragón en el trono de dirigir a los hombres durante la noche. Si lugar a dudas, los cultos que relacionan la sabiduría y el estudio de los astros con un gran ofidio; nacen de aquellos tiempos lejanos y de esta identificación de la serpiente con la espiral del cielo. Cuando denominaron Dragón a las estrellas que presidían hace cincuenta siglos la bóveda celeste (marcando el giro del eje y el Norte Puro)
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A) INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE ARTÍCULOS ANTERIORES:
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En nuestras entradas previas habíamos concluido que los oráculos más importantes de la Antigüedad, desde sus orígenes más remotos, guardaban un sentido geodésico -principalmente aquellos que conservaban un "omphalos" (o "axis mundi")-. Marcando estos "ombligos" centrales -del templo y del Cosmos- una altura y distancia geográfica (de Latitud con Longitud) en relación a unos meridianos terrestres. Lineas telúricas que necesariamente hubieron de trazar los hombres desde los tiempos más remotos, con la finalidad de poder orientarse. Naciendo por entonces -en una época en que no existían caminos, ni menos mapas o brújulas- los métodos de viajar y comunicarse sin otro medio más que el de orientarse con la bóveda celeste; siendo a mi juicio lo más sencillo guiarse por las sombras y la declinación de los astros. Medio que por muy complejo nos parezca, aún hace unos cientos de años seguían usando en nuestras tierras las gentes del mar y del campo. Siendo absolutamente común viajar de ese modo; tanto que en cualquier anticuario podremos encontrar gran cantidad de cuadrantes, astrolabios y compases de cálculo (utilizados por marineros, pero también por arrieros y por quienes necesitaban moverse tierra adentro en zonas donde no había caminos).
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De ello, debemos deducir que en los tiempos más remotos ya habían elegido unos puntos geodésicos muy sencillos, desde los cuales partir y regresar con facilidad; para poder viajar o trasladar mercancías, personas y ganado (e incluso comerciar). Lo que obligaba a desarrollar de algún modo "cartas" astronómicas y geográficas muy precarias -mapas primitivos, muy simples de coordenadas; con el fin de poder volver a un mismo destino o dirigirse hacia donde necesitaban-. Generando un sistema nemotécnico con el cual podrían llegar bien y hasta un punto casi exacto, los más primitivos pilotos de naves -o a los guías de las caravanas-. Facilitando con ello a quienes conducían barcos y grupos de personas (por mares y tierras sin rutas establecidas), un modo a través del que pudieran localizar de memoria el lugar de destino o regreso. Algo que -como dijimos- se solucionaba simplemente eligiendo una referencia de sombra, lo que marca una Latitud (la altura de Paralelo). Un sistema que era absolutamente simple de conocer, pues para calcular la Latitud de cualquier punto terrestre, basta con medir el ángulo de las sombras (primero en los Equinoccios, o en caso contrario, aplicando un cálculo conforme a la fecha y variación de luz solar).
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Para todo ello, también insistimos que no era preciso conocer la esfericidad de la Tierra, ni menos plantearse si es nuestro Planeta el que gira, o si está inmóvil y rota el Cosmos. Pues simplemente sabiendo que la luz del sol varía anualmente de un mismo modo; podremos marcar aquellos lugares donde hay un tamaño de sombra, en una igual fecha (que evidentemente, están en Paralelo). Por ello y tan solo con la observación de que el Sol "recorre una linea" igual, más alta durante el verano y más baja en invierno (ascendiendo o descendiendo el Astro rey de la misma forma siempre). Este hecho les permitiría saber que cada año, los ciclos se repiten; por lo que hace miles de años bastaría con recordar cómo es el ángulo de luz solar en aquellas zonas (montes o ciudades) en los que vivían, para poder localizarlos. Siendo solo preciso para llegar hasta ellos, situarse en un lugar donde la sombra fuera igual, y viajar de Este a Oeste -o viceversa-. Sabiendo por lógica, que esos puntos con una "altura del Sol" en iguales fechas, están en linea recta (en paralelo). Un modo simple de viajar sin perderse y sin necesidad de plantearse ni la Latitud ni la esfericidad de la tierra, tan solo llegando hasta puntos donde la sombra mida lo mismo que en el lugar de destino.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: De nuevo, el churro de Redondo (Portugal). Antaño se utilizaban estas columnas centrales para administrar justicia. Pero a mi juicio, el origen de aquellos debió de estar en los gnomons, obeliscos o menhires, usados como reloges de sol y absolutamente necesarios para conocer las horas y orientarse. Ya que la proporción de sombras sería lo que nos diría en que punto estaba aquella población. En la imagen he dibujado las lineas de luz solar, tal como se reflejan anualmente y a través de las que podemos guiarnos o retornar hasta un punto concreto.
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Un astrolabio portugués (colección particular). Antaño era común que todo marinero tuviera su propio cuadrante; incluso las personas del campo no dudaban en valerse de ellos, ya que se guiaban con gran facilidad, simplemente comprobando la altura de los astros y de las sombras. El funcionamiento de estros cuadrantes (que se consideran inventados por aristarco de Samos), es en principio muy básico y nace del sistema que arriba apuntábamos al dibujar las sombras del churro de Redondo. Pese a ello, la lectura de Latitud en los astrolabios es mucho más dificultosa, aunque con un poco de adiestramiento cualquier persona podría orientarse sirviéndose de ellos. En opinión de los historiadores, estos instrumentos fueron por primera vez usados en la Escuela de Samos, en tiempos de Aristarco.
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Lo anteriormente expuesto significa que ajenos al conocimiento de que la Tierra sea esférica, es posible guiarse por las sombras; siempre y cuando se haga en trayectos sin gran complejidad. Nos referimos a viajes por el campo o de cabotaje; nunca a singladuras de altura en barco, ni menos a cruzar largos tramos de desierto. Casos estos en los que sin saber que nuestro Planeta es redondo, podemos estar condenados a perdernos (entre las olas y más aún en las arenas). Pese a todo, a efectos prácticos, simplemente el conocimiento de que existe una franja de lugares con "sombra igual" y que siguiendo esa linea se llega desde unos hasta otros; nos puede proporcionar en principio el camino más sencillo para trasladarnos de un punto muy lejano hasta un destino. Lo que explicaría la necesidad de tener "omphallos", o marcas para ir guiándose; todo lo que daría sentido a determinados monumentos sagrados (como los menhires y obeliscos) y a templos que se consideraban el centro de la Tierra: El punto inicial, para ir midiendo coordenadas -sombras en este caso-.
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Cuanto arriba hemos expuesto, nos lleva a deducir por qué las pirámides de Giza, se situaron en el Grado 30 (con una exactitud casi plena); o por que la Acrópolis de Atenas está en el 38º (también con un calculo absolutamente certero). Un conocimiento de Latitudes que se llevaría a cabo en los primeros siglos de la civilización, sin conocer la esfericidad de la Tierra y de un modo tan sencillo como estudiar las sombras cada día. Para lo que únicamente hace falta elevar un mástil y observar el ángulo de luz solar; llegando pronto a la conclusión de que anualmente hay dos días en los que llega a su estado intermedio (Equinoccios de primavera y otoño). Sabiendo finalmente que aquel ángulo que marca la sombra (del gnomon) cada 21-23 de septiembre o de marzo, es su localización de Latitud (su altura de paralelo). Una operación que nos daría un punto de referencia desde el cual partir para poder crear unas líneas imaginarias (de luz solar) y formar -de ese modo- unos paralelos y unos meridianos, a través de los cuales guiarse, aún sin conocer que nuestro planeta es esférico.
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Todo lo antes relatado explicaría el interés de los egipcios por levantar obeliscos y pirámides, tanto como el de las gentes megalíticas de elevar menhires y cromlechs. Pues el conocimiento de las sombras y del ángulo al que vemos los astros, es imprescindible para guiarse por tierra y mar (pero sobre todo, en el desierto). No vamos a entrar en la discusión sobre si Egipto siguió la tradición milenaria de aquellas culturas ciclópeas. Unas civilizaciones megalíticas muy anteriores al Nilo faraónico; que al estar asentadas en costas e islas -principalmente del Atlántico- tenían que valerse de medios para orientarse (similares a obeliscos y pirámides). Realizando las primeras civilizaciones cálculos a través de observaciones sobre enormes monumentos inmóviles y pétreos Construcciones que a mi juicio creaban con este fin de lograr guiarse, para establecer comunicación y comercio -principalmente de oro, piedras preciosas y ámbar-. Sea como fuere y sin poder demostrar nunca que Egipto tomase ciertas costumbres del dolmenismo; es evidente que el megalitismo aparece tras el "gran" Neolítico de Asia Menor y sería fruto de migraciones hacia las costas del Mediterráneo Oeste (de buscadores de minerales y de gentes huidas). Personas venidas por Mar desde puntos cercanos al Nilo, Oriente Medio o Mesopotamia; llegadas hasta el Atlántico desde el V milenio a.C.. Aparecidas primero a la zona del Algarve y Galicia, pasando poco despúes a Bretaña e Islas Británicas (riquísimas por entonces en metales preciosos, minerales y ámbar).
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IMAGEN, ARRIBA: Mapa trazado por mí -hace décadas- en el que podremos ver la distribución y datación de los megalitos en la civilización atlántica. Comprendiendo principalmente como se extienden del siguiente modo: En el V milenio, desde el Algarve y Bretaña a Irlanda. En el IV milenio, hacia Jutlandia, Dinamarca, resto de Francia; por el litoral Cantábrico y Atlántico español, Andalucía, África y Malta. Extendiéndose en el III milenio, por zonas mediterráneas de Italia, Cerdeña, Córcega, Sicilia, tanto como hacia Cataluña y Baleares; mientras se interna en Europa central llegando hasta Noruega (Francia central, Benelux, Alemania etc). Asimismo vemos como el megalitismo atlántico desaparece con el comienzo pleno de la Edad de los Metales, que traería otro tipo de construcciones semejantes, pero ya realizadas con piedras trabajadas o cortadas (de menor tamaño).
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En el mapa -realizado para un estudio mío sobre las civilizaciones atlánticas, preparado hace unos veinte años-, hablamos finalmente de un hecho extraño que se advierte sobre ese plano. Al observar que los puntos de unión entre el Mediterráneo y el Cantábrico; o las Islas Británicas y el Continente, contienen vanos (vacíos), sin presencia de estos megalitos. Todo lo que obliga a suponer que las gentes pertenecientes a esta cultura pretendieron quizás esconder las rutas del ámbar. Posiblemente con el propósito de que no llegaran extraños desde el Mediterráneo, abriendo caminos cruzando las tierras que lo separaban y alcanzando sus minas (de ámbar, minerales y metales preciosos). Yacimientos situados principalmente en las costas atlánticas de Iberia, en las Islas Británicas o en las desembocaduras Norte de ríos Europeos.
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Pudiendo evitar de este modo los dolménicos durante el V y IV milenio, el contacto entre el Mediterráneo y el Cantábrico, cortando quizás la comunicación entre el Atlántico o en el Canal de la Mancha con el mundo mediterráneo. Al no hacer acto de presencia, ni elevar monumentos pétreos en áreas como el centro de Francia, las Landas, o Cataluña y Aragón (al menos hasta momentos muy tardíos ). Zonas que solo en el III milenio ven aparecer el megalitismo; seguramente como fruto de unas nuevas civilizaciones -ya metalúrgicas-, quienes pudieron hallar rutas alternativas hasta esas minas europeas del minerales preciosos. Alcanzando el Cantábrico o el Canal de la Mancha, cruzando tierra; siguiendo los Pirineos por el Sur (internándose desde Cataluña, hasta la zona vasca) o abriedo caminos en una similar dirección dentro de Francia (desde el Rona hasta el Garona).
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IMAGEN, ABAJO: Atardecer junto al Cabo de Roca, el punto más occidental de Europa y muy cercano al área de expansión del megalitismo. Sobre esta fotografía hemos trazado el método para realizar un cromlech, con el fin de obtener así un sistema calendárico (inamovible y pétreo) que sirviera también de observatorio astronómico. Para ello primero mediremos los lugares dónde se pone el Sol, diariamente durante años; llegando a marcar perfectamente cuales son sus puntos máximos (en los Solsticios de verano e invierno) y su centro (en los Equinoccios de primavera y otoño). Después trazaremos una circunferencia sobre la arena -perfectamente con una cuerda-, dejando su punto medio en ese lugar en que el Sol cae cada día inicial de primavera, o de otoño. Posteriormente, iremos señalando en cada jornada el punto exacto de cada ocaso y marcándolo en cada parte del círculo (que hicimos con la maroma).
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Con este método no solo podremos obtener un calendario perfecto, observando en la linea recta central el avance de los días (calculando así el año). Sino que además tendremos un observatorio astronómico; pues la circunferencia que señala y marca las puestas de Sol, nos permite tomar coordenadas celestes desde cada punto, teniendo como referencia el día en que se obtienen. Añadiendo al lugar de mira, un ángulo desde el que se estudian los astros, con referencia al analema y declinación en cada jornada del ciclo solar. Estudiando la bóveda celeste con referencia al cabeceo y situación de la Tierra a diario. Ello aunque desconozcamos que nuestro planeta se mueve y pensemos que cuanto gira es el Espacio y los astros -o bien que el Mundo es plano; además de situarse en el centro del Universo-.
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Las conclusiones que se obtendrían analizando el cielo y el ciclo anual del Sol desde un cromlech así construido, harían deducir a muchos que nuestro planeta era esférico y hasta que giraba (a los más inteligentes, aunque no podrían probarlo). Pese a ello, no hacía falta nada de ello para obtener unas coordenadas astronómicas con las cuales orientarse (en el mar y en tierra). Por lo cual, aún considerando nuestro Planeta plano e inmóvil, valiéndose de estos grandes relojes solares y astrales como los que vemos construidos con piedras megalíticas; se podrían trazar meridianos o lineas, con el fin de que los viajeros fueran por todo el Atlántico intercambiando su cultura, mercancías e ideas.
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Ello no solo explica la difusión del "vaso campaniforme" y del dolmenismo por toda Europa, internándose desde el litoral Cantábrico al mar del Norte. Sino asimismo, la posterior civilización del Bronce, difundida en común desde el Atlántico ibérico a las Islas Británicas. A través de esas rutas del ámbar y de los minerales ya abiertas en el Neolítico; que posteriormente se convertirían en el camino del cobre y del estaño. Metales que apenas existían en el Mediterráneo y que abundaban en la Iberia Oeste o en la actual Inglaterra e Irlanda. Tanto que en Cornualles existe una mina que al parecer contiene estaño y cobre -bronce- aleados de modo natural. Algo que a Adolf Schulten le llevo a pensar que esa Edad del Bronce podía haber dado comienzo a principios del III milenio y en esta parte del mundo (2), cuando viajeros mediterráneos -o atlánticos- hallaron el yacimiento referido de Cornualles (precisamente en los siglos en los que se construía el gran Stone-Henge).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Cromlech de Monsaraz (Portugal). Es esta la zona donde -a mi juicio- comenzaría en el V milenio el megalitismo, extendiédose poco después hacia las costas de Galicia y Bretaña, para pasar a las islas británicas. Naciendo aquella civilización dolménica como fruto del Neolítico y seguramente por mano de expedicionarios que llegaban de Oriente Medio, del Egipto predinástico o desde la Mesopotamia anterior a Gudea -buscando minerales, piedras preciosas o ámbar-. Aunque también por manos de quienes vendrían huyendo de guerras y razzias, que ya existían en este área y en épocas donde los primeros Estados e Imperios se iniciaban. Sea como fuere, aquellos buscadores de yacimientos y joyas (junto a los que escapaban de invasiones y guerras), constituirían en la zonas a las que se trasladasen, una élite con capacidad de viajar y hasta de navegar -ya en el V milenio a.C.-. Pues apenas basta una pequeña embarcación de diez o doce metros, para llegar desde las costas del Anatolia, Creta o Egipto; hasta las ibéricas (un barco creado y manejado por un puñado de hombres; construido con cuadernas unidas por cuerdas y embreadas -sin necesidad de un solo clavo-). Pudiendo pasar durante los veranos el Estrecho de Gibraltar y adentrarse ya en el Algarve; área por entonces riquísima en minerales y metales preciosos (que trabajados en frío eran ya muy buscados desde el V milenio a.C., en el Nilo y Oriente Medio).
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En la imagen: Mi mujer pasea en el interior del Cromlech de Monsaraz, junto a su menhir central, que originariamente marcaría el Solsticio, en las fechas de la entrada de invierno (la foto está tomada en estos días, a finales de diciembre). Agradecemos que alguno de nuestros trescientos mil lectores nos anime a poner en el artículo imágenes nuestras (para conocernos); aunque en verdad lo hacemos para poder proporcionar algunos de los monumentos -sobre todo las grandes moles pétreas, cuyo tamaño se hace imposible entender, sin la referencia de una persona a su lado-.
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BAJO ESTE PÁRRAFO: De nuevo traemos la imagen de dos montes a los que que considero personalmente puntos geodésicos sagrados en la Antigüedad (a comienzos del Bronce; hacia el 1800 a.C.). Arriba, el llamado Cabezo del Oro, sito en Busot, muy cerca de la capital alicantina; cuyo círculo perfectamente horadado en la cumbre, marca la entrada a las cavernas con mayor altura de cúpula de Europa. Hablamos de las cuevas de Canelobre, cuya amplitud de "techo" las llevaron a ser tristemente usadas como fábrica de aviones (hacia 1930); anulando las obras realizadas en su interior, todo posible resquicio arqueológico. Pese a ello, considero que debieron ser unas grutas de enorme importancia histórica, no solo por constituir un gran refugio cercano a la costa (lo que las convertía en sagradas); sino porque además están muy próximas a aguas termales y en un lugar que fue muy rico en oro.
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Todo ello -a mi juicio- las convertiría desde el Neolítico y sobre todo en la Edad del Bronce, en un punto de peregrinación, e incluso en un templo donde se realizarían ritos iniciáticos (como sucedía en las cuevas de Grecia o Creta). Lo que explicaría el "boquete" perfectamente excavado en la cresta de este Cabezo del Oro; que en mi opinión es una obra artificial, abierta valiéndose de fuego con agua y seguramente aprovechando un desgaste anterior de la montaña -natural-. Algo muy semejante, debió de hacerse sobre el famoso Puig Campana (que vemos en la parte inferior de la foto, del que hemos hablado extensamente). Pico muy cercano al anterior y situado tras la playa de Benidorm (en el municipio de Finestrat). Enorme mole montañosa que se eleva apenas a unos kilómetros de la costa, superando los 1400 metros y siendo la cumbre más alta junto al mar, de la Península. Un monte que consideramos tenido por sagrado desde la Antigüedad, pues desde aquel se observa gran parte del litoral alicantino, divisándose hasta Formentera. Pudiendo haber sido usado como observatorio, faro y punto de vigía (con fines militares); y al que sin duda también excavaron "un diente" en su cumbre -al menos a mi modo de ver-. Tajo o meridiano que increibleménte coincide en su localización con el Monte Parnassos de Grecia, donde estaba el oráculo heleno más importante (templo de Apolo de Delfos: Latitud 38º37´).
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Por cuanto hemos expresado en artículos anteriores, considero este corte del Puig Campana, un "omphalos" (meridiano) labrado aprovechando algún desgaste natural anterior de la roca. Marcado por las gentes venidas del Egeo o de Creta, a principios del segundo milenio a.C.; quienes ya desde el III milenio a.C., llegarían a nuestras costas -procedentes de Anatolia, del mundo Minóico o de las Cicládicas- buscando minerales y metales en estas tierras alicantinas.
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Cuanto vamos exponiendo procede de creer firmemente que las grandes civilizaciones estaban todas comunicadas (tanto como las culturas se heredan unas a otras). De cuanto sería hasta cierto punto pensable que "la madre espiritual" del Egipto dinástico, pudo ser la civilización de los dólmenes. Una cultura ciclópea que elevó monumentos muy semejantes a los faraónicos, aunque de un modo primitivo y tosco; realizando construcciones como los menhires (casi iguales a los obeliscos), o los cromlechs y dólmenes (que cumplirían funciones semejantes a las pirámides y a los templos del Nilo, con observatorios astronómicos). Aún sin considerar esas grandes moles pétreas (como las de Malta, Portugal o Inglaterra) el antecedente directo de las construcciones egipcias. Son indiscutibles las razones por las cuales las civilizaciones megalíticas y los del Nilo, tuvieron necesidad imperiosa de levantar cipos o círculos pétreos (desde donde observar el cielo y los astros). Puesto que sin aquellos estudios de los ciclos solares y estelares, ni se conocerían con exactitud la duración de las estaciones del año (lo que resulta imprescindible para organizar una Sociedad agraria); además de que los guías se perderían en el desierto o en el mar. Impidiendo ello, que se desarrollasen unas culturas cuya forma de defensa mayor era la de aislarse -en las arenas o entre las aguas-.
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Partiendo desde esta última frase, es como creo hemos de compreder el modo en que tuvo su mayor desarrollo el Neolítico, llegando así al Calcolítico. A la vez que el modo en que posteriormente se difunde y expande la Edad del Bronce (gracias a métodos y recursos desarrollados a fines del Neolítico). Pues a través de aislarse y de viajar; quienes eran más inteligentes y pacíficos lograron difundir y crear una nueva civilización (la megalítica), que terminaría por influir plenamente en las siguientes que se desarrollan gracias al cobre. Siendo el calcolítico heredero directo del Neolítico, conservaría gran parte de sus usos y costumbres, aunque interpretándolas. Debido a ello, desde fines del III milenio a.C. se construyeron unos edificios parecidos a los dólmenes (también ciclópeos y con corredor); pero levantados ya con piedras más pequeñas, valiéndose de bloques cortados -como los usados en la cultura Nuraga de Cerdeña, el Levante ibérico, o en los tholos egeos-. Comenzando así una nueva etepa que posteriormente (en el segundo milenio a.C.), dió como resultado el Bronce pleno; pero cuyo el carácter tribal y ritual, debió ser muy parecido al del Neolítico.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, una estalagmita; abajo, dos "ombligos terráqueos" de muy diferentes culturas: A la izquierda un dibujo mío del "omphalos" de Tebas (Egipto, la actual Luxor); a la derecha, la piedra céltica Turoe, en Louguera (Galway), fechada en el 200 a.C. y perteneciente culturalmente a La Tené. Como podemos ver, es innegable la similitud entre las estalagmitas y los omphalos; a la vez que se hace obvio que aquellos "ombligos sagrados", guardan un significado muy cercano a los menhires (cuyos descendientes más directos fueron los obeliscos egipcios). El sentido de esas figuras sacras en forma de cipos y unidas al falo, parece evidente; tanto como debió ser el uso de las grandes estalagmitas en los ritos de fertilidad neolíticos. Ceremonias procedentes del Paleolítico y conservadas durante en Bronce, donde en las cuevas naturales se celebraba de un modo que mantuvieron hasta la Edad del Hierro (al menos). Rituales de iniciación -para cazadores, guerreros o participantes del clan- conservados por las religiones de la Edad de los metales, basados en el totemismo y la adoración a la Naturaleza -tal como se observa en el sentido sacro de Egipto o en el más antiguo de Grecia y Anatolia-. Por su parte, aquellos omphalos que simbolizaban el falo, el faro y la guía sobre la que se leía el sol, pervivieron en Europa hasta la Edad del Hierro y los celtas usaban del mismo modo, piedras de este tipo para marcar lindes, puntos geodésicos o caminos.
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Entre aquellos cultos del Bronce heredados desde el Neolítico, se mantendría la búsqueda y veneración del centro de la Tierra. Un ombligo del Mundo que en un principio se situaría en los grandes montes o en las cavernas más importantes; para ir luego sustituyéndolos por edificaciones artificiales: Dólmenes, menhires, cromlechs, y finalmente por templos o pirámides. En esa búsqueda del "omphalos" central de la Tierra, fueron adorando cavernas -en las que se dijo por ejemplo, que nació Zeus o Mithra- y sobre todo, montañas; entre las que se elegía aquella que se consideraba la más alta. Finalmente, al comenzar los hombres a viajar y a comunicarse, se hizo necesario estudiar las coordenadas celestes; para lo que fue preciso crear un eje de puntos fijos (bien marcados) con los que analizar el cielo y los movimientos astrales. Con ello, se procedería a señalar ya lugares "geodésicos" -conforme a coordenadas- a través de los cuales, poder guiarse y observar las distancias.
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Nacerían así y por la necesidad de crear estas "señales", los grandes templos (dolménicos, egipcios, mesopotámicos o egeos) y los puntos de peregrinaje y sagrados para las antiguas civilizaciones. Lugares entre los que destacaron, las pirámides de Saqquara y luego las de Giza; o diez siglos después, el templo de Cnossos y las cuevas sagradas minóicas; al igual que otros mil años más tarde, los oráculos griegos. Estos ritos y costumbres se mantuvieron en el recuerdo al menos durante toda la Edad del Hierro, siendo admitidos por los indoeuropeos quienes pasaron a venerar los megalitos como templos suyos; imitando algunas de estas grandes construcciones ciclópeas, en la forma que vemos en la piedra "omphalos" de La Tené (en imagen). Tras ello, se conservaron históricamente los cultos de los que hablamos, en los ritos ctónicos de Grecia y Roma, al igual que en muchos de los paganos precristianos. Celebraciones llevadas a cabo en las cuevas o junto a los megalitos, que a veces llegaron hasta la Edad Media. Momento en el que, o bien se sincretizan con la religión cristiana; o en su caso, se erradicaron al considerarlas "ceremonias de brujas".
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Por cuanto decíamos antes de las imágenes, a comienzos de la Edad de los Metales, ya nos encontraremos con ciudades Estados -o con grandes grupos sociales- que tenían pequeños ejércitos organizados. Pero durante esta etapa, las armas eran muy escasas -ya que el cobre y el estaño son metales difíciles de obtener, y más de trabajar-. Siendo así, aquellas Sociedades bien organizadas necesitaban situarse en puntos alejados, o en fortificaciones inaccesibles al común de los mortales (en islas, entre las arenas o establecidos en zonas desconocidas). Método defensivo que -de algún modo- continuó a lo largo de toda la Edad El Bronce, debido a que su funcionamiento militar era igual; pues durante esta etapa, los ejércitos no eran ni tan fuertes, ni tan masificados como pudieron serlo durante la Edad del Hierro (metal fácil de obtener y más sencillo de trabajar, bastando para ello conocer el secreto del carbón y lograr altas temperaturas en un horno).
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Siendo así, comprenderemos por qué durante el primer Bronce la civilización se genera en áreas que no eran de paso, sino aisladas; a la vez que el progreso de llevó a cabo por Sociedades que no fueron no puramente guerreras. Sin poder formase grandes hordas de soldados, debido a que -como hemos dicho- el armamento de bronce consistía en un artículo de lujo; pues la aleación de cobre y estaño, en verdad, compone un metal semiprecioso. Todo lo que generaría el sentido de nobleza unido al de divinidad del guerrero; pero a su vez, esta falta de tropa y de masas en los ejércitos, precisaría la búsqueda de emplazamientos aislados o retirados. Con el fin de poder desarrollar una civilización alejada de invasores salvajes, o de hordas bárbaras, que con piedras, palos y arcos, pudieran atacar los poblados bien organizados. Por todo cuanto expresamos, a mi juicio las culturas del Bronce florecieron en lugares tan poco comunicados, como extraños -con el único fin de protegerse-. Siendo esto lo que sucedió en Creta y Chipre, o en el mismo Egipto. Civilizaciones que en sus primeros tiempos elevaban las ciudades en mitad del desierto o aisladas en el mar, no precisando siquiera de murallas en sus urbes; al saberlas seguras por tener certeza de que hasta aquellas no llegaban los extranjeros, ni menos las gentes salvajes.
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Por lo que venimos explicando, los métodos de defensa que utilizaron quienes desarrollan las grandes culturas del Bronce, fueron principalmente: Aislarse, tanto como utilizar argucias o ardides militares (tales como el uso de animales en la guerra o de trampas labérinticas, que impidieran al enemigo llegar a sus urbes). Debido a ello, considero -es mi opinión personal-, que en Creta se usó el toro bravo con ese fin; criándolo en zonas acotadas junto a las costas, para darles suelta en caso de aparición de extraños (ante el peligro de desembarcos). Algo que explicaría por qué las ciudades minóicas carecen de murallas, a la vez que daría sentido al laberíntico urbanismo que guardan los palacios y urbes cretenses, de esta época. Pues bastaría dar suelta a unos toros bravos y resguardarse en las casas, para que ningún extraño pudiera invardir las ciudades o los palacios (uros salvajes criados y mantenidos en cercados, con ese fin). Una costumbre que habría sido exportada desde el Egeo o de Anatolia, hasta otros litorales; principalmente a las tierras de Iberia, de gran influencia cultural cretochipriota (3) . Hechos que en Creta explicaría mitos tales como el de el Minotauro o bien el Toro de Heracles, mientras en Iberia daría sentido al centenar de mitos que relacionan la antigüedad de nuestra Península con el bos bravo y la sacralización o el uso del morlaco (ya utilizado por los iberos en la guerra y que aún en nuestros días se venera como totem en las fiestas populares y religiosas).
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IMAGEN, ARRIBA: Fotografía mia junto al menhir de Almendras, situado a pocos kilómetros de Évora (Portugal). En artículos anteriores hemos hablado ya de este círculo de megalitos, tan cercano a la capital del Alentejo, cuyo nombre es claramente la ciudad "Ibera" (Évora). Pero aunque en estos trabajos habíamos advertido que el grupo dolménico de Almendras se encontraba en linea con el monte Parnassos, no dimos sus coordenadas exactas. Debido a que en su localización, tuvimos un error de unos kilómetros. Tras haberla medido nuevamente, podemos recoger ya las coordenadas perfectamente; comprobando el punto geodésico exacto en el que se encuentra este menhir de imagen (situado a pocos metros del gran Cromlech de Almendras, desde el que se puede observar la ciudad portuguesa de Évora). Su Paralelo es exactamente 38º33´ y por lo tanto, en linea recta se hallaría a unas 4 millas -aprox. 7400 metros- al Sur del Templo de Apolo de Delfos (oráculo que como sabemos está en el 38º37´). Quién, o quiénes trajeron esta localización como eje sagrado hasta el Alentejo no lo sabemos nunca; pero lo que sí es cierto es que en época de la construcción de los megalitos de Almendras, el monte Parnassos ya era adorado -tanto que la cueva existente en su cima se considera uno de los puntos de mayor peregrinación y culto en el IV milenio a.C.-. Por lo demás, y siguiendo una linea recta desde Almendros hacia el Oeste, llegaríamos hasta la Ciudad y al estuario de Setúbal; la Cetóbriga lusa, que se considera fundada por los helenos (la ciudad de Forcis y Ceto, posible puerto de embarcación de los primeros colonizadores de estas tierras portuguesas, en tiempos dolménicos).
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IMAGEN, ABAJO: Sarcófago minoico, del periodo post-palacial fechado en el siglo XIII a.C. y procedente de Rethymnos (agradecemos al Museo de Eretreia nos permita divulgar nuestra imagen). Esta tumba cretense guarda un diseño común a gran parte de las de su mismo periodo, estando adornada con toros y cuernos de la consagración. Unas astas que igualmente podemos observar coronando las terrazas y los edificios minóicos -en sellos y yacimientos-. Signos que personalmente no solo identifico como símbolos sagrados y taurinos, sino también como objetos de uso para medir y observar los astros. Pues desde estos cuernos en forma de miras que colocaban los cretenses en sus jardines o palacios, podrían estudiarse perfectamente las posiciones del cielo. Por lo demás y como ya hemos dicho, el origen de la tauromaquia ibérica parece indiscutibleménte egeo (tal como hemos ido exponiendo en diversos artículos anteriores) -ver cita (3) -.
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B). PUNTOS GEODÉSICOS PENINSULARES, SU DESCRIPCIÓN EN PTOLOMEO Y EN GEÓGRAFOS ANTIGUOS:
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En nuestros anteriores artículos hablábamos de esta linea 38º37' ; que "procediendo" desde el Monte Parnassos, atravesaba la Península, alcanzando primero las colonias más meridionales en que se establecieron los helenos (4) ; y que siguiendo en recto discurría por los santuarios de Despeñaperros, Évora o Setúbal. Tocándo inicialmente aquel Paralelo del templo de Delfos, en las cercanías de Denia (Hemeroskopion), pasando más exactamente junto a Benidorm-Villajoyosa (Alonis, ciudad grecoibérica próxima a Leukade -Alicante-). Continuando por la Serreta de Alcoy (famosa por su santuario) y siguiendo en linea casi perfecta hacia Yecla (Monte Alegre del Castillo, donde se halla el Cerro de los Santos). Trás ello, vimos que la misma Latitud se aproximaba a los sagrados lugares iberos de Despeñaperros (Santa Elena); alcanzando más al Oeste el santuario de Cancho Roano (en Zalamea de la Serena, Badajoz).
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Finalmente, si observábamos sus puntos de salida de aquel Paralelo del Parnassos por en el lado penínsular atlántico (Portugal); nos encontrábamos que pasa casi por encima de Évora (localizada en el 38º33 -apenas a cuatro millas Sur del Parnassos-) y sobre el conjunto megalítico de Almendras, con igual Latitud y muy próximo a la capital alentejana. Concluyendo esta linea 38º33´en la ría y ciudad de Setúbal, cuya fundación sabemos que es ancestral. Por lo demás, en una altura también muy próxima, aunque algo más al Norte, se encuentra Lisbóa (38º40´ -con diferencia de tres millas al Templo de Apolo de Delfos; unos 5,5 kmts. aprox.-). Cuya linea imaginaria terminaría en las playas de Cascais (magnífico varadero atlántico) tras cruzar sobre el puerto lisboeta, donde marcaría incluso la misma Torre de Belén. Finalmente, siguiendo desde el puerto de Lisboa en paralelo y en dirección Este (sobre 38º40´N), alcanzaríamos el famoso santuario de Arraiolos (de enorme belleza, y zona también plena de megalitos). Más tarde y adentrándonos en Extremadura a esa Latitud, llegaríamos hasta Almendralejo, donde se halla el enterramiento calcolítico del Harnina (a 38º41´; con una diferencia imperceptible sobre el puerto de Lisboa y Torre de Belén -una milla Norte-). -VER IMAGEN BAJO ESTOS PÁRRAFOS-.
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Evidentemente, cuanto relatamos pudiera tratarse de una simple casualidad, sino partiéramos de la idea expuesta: Por la cual el medio más fácil de viajar en la antigüedad -antes de que existieran los caminos-, fue ir en linea recta (siguiendo una misma sombra). Un sistema que solo necesitaba saber que el Sol varía 1/4 de grado + 1/40 por día; o lo que es lo mismo: Calcular que cada cuatro jornadas las sombras (o la cúpula celeste) cambian 1+1/4 grados. Haciendo que las estrellas y el astro rey, "suba o bajen" 5 grados de altura, cada 16 días. Una idea tan simple, como lo es este método de calcular que precisaríamos para orientarnos; pudiendo viajar de un lugar a otro en linea recta de ese modo tan sencillo (por tierra o por mar; de Este a Oeste, o viceversa).
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IMÁGENES, ARRIBA: Mapa ya descrito sobre Portugal, con las dos lineas de Latitud marcadas y cercanas al Parnassos (38º37´N) en dirección salida hacia el Altlántico: En azul el Paralelo de Lisboa-Arraiolos-Almendralejo; desde Cascais, y puerto lisboeta hasta el Sepulcro del Harnina (38º41´N). En rojo, el de Évora-Almendras-Setúbal (38º33´). Un dato de importancia es que si continuáramos esta linea en recto hacia el Este y llegásemos a Extremadura alcanzaríamos Barcarrota (y posteriormente nos encontaríamos con Cancho Roano, que se sitúa en igual Latitud al Parnassos 38º37´). Esta población de Barcarrota (Badajoz) se halla prácticamente a igual altura que Évora (30º31´) y es una de los lugares con mayor cantidad megalitos de toda la Península. Conteniendo en sus inmediaciones al menos doce catalogados hasta el día de hoy y que son: La Lapita; El Milano; La Pitera; La Rana; San Blas; El Tajeño; La Mezquita 1; La Mezquita 2; El Cabezo Terrazo; La Mata; La Cañada de la Murta.
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IMAGEN, ABAJO: Método común y que hubo de ser el más sencillo para orientarse. El objeto que vemos en mis manos, pudo ser construido por cualquier carpintero desde la Edad de Piedra; consiste en un simple compás con una regla angular, del cual cuelgan dos pesas. Las cuerdas de las plomadas deberán estar perfectamente en vertical (sobre el horizonte, tal como vemos en imagen). Tras ello, abriremos el compás hasta hallar con la punta opuesta la estrella Polar. Posteriormente leeremos lo que marca la regla de ángulos y sabremos a qué Latitud estamos, simplemente conociendo la fecha (calculando 1/4+1/40 de grado al día, desde el solsticio o del equinoccio anterior). Para entenderlo bien ponemos un ejemplo en la foto, suponiendo que estuviera tomada un 21 de agosto, viendo la Polar a 45º. Ello significaría que noa hayamos a Latitud 36º12´N; pues desde el 21 de agosto hasta el Equinoccio (22 septiembre) hay unos 32 días, que multiplicados por 1/4 = 8 (a los que hay que sumar 0,8 = 1/40 · 32); dando como resultado final (45º- 8,8º) = 36,2º (36º12´).
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Probablemente habrá quienes todavía duden que desde hace milenios (en pleno Neolítico) el hombre se orientaba conforme a la Latitud -las sombras-; pero no tenía otro modo de hacerlo. Aunque la incredulidad acerca de los medios de estudio primitivos de los astros nace principalmente de que muy pocos años atrás aún se enseñaba en los colegios, que hasta Cristóbal Colón el hombre no descubrió que la Tierra era esférica. Siendo esta una de las de las mayores inexactitudes que pudo narrarse acerca de la Historia verdadera de la Humanidad. Pues hemos considerar -sin temor a equivocarnos-, que todas las grandes civilizaciones, desde los tiempos más remotos, supieron que el Planeta no era plano (China, la India, Mesopotamia, Egipto o Grecia). Cosa muy distinta es que divulgaran sus conocimientos entre el pueblo -un hecho absolutamente inusual hasta la Edad Contemporánea-; pero ello no significa que los sabios o los astrónomos antiguos desconocieran la esfericidad del Globo (sin la que no podrían guiarse, aplicar la agrimensura, ni calcular bien el reparto de tierras).
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Pues el éxito de Colón realmente procede desde un error en la medición del Mundo; un fallo que increiblemente motivó que se atrevieran a embarcarse hacia el Lejano Oriente por la vía Oeste. Debido a que diversos cálculos confusos y tomados desde Toscanelli, llevaron a creer al descubridor, que el globo terráqueo era mucho menor de lo que todos pensaban. En especial los sabios de Salamanca (entre ellos Abraham Zacuta); quienes advertían que el Mundo era mucho mayor de lo que Colón exponía, y por cuanto el camino más corto hacia La India seguía siendo el que realizaban los portugueses -via el Cabo de la Esperanza-. Aunque aquel marino, tan convencido como confundido en su medición del meridiano; siguió los cálculos equivocados de Toscanelli trazando la aventura de navegar hacia Asia, atravesando el Atlántico. Todo lo que le lleva a creer que había llegado al Japón; sin llegar a conocer (en vida) que allí donde el arribó, era un Continente desconocido. Una tierra por descubrir y a la que llamaron América; al ser Vespuccio quien realmente demuestra como el Planeta tenía el tamaño que los sabios salmantinos afirmaban; y que entre Asia y Europa había un Continente -hasta entonces desconocido-.
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La historia que antes hemos referido la recojo sin intención de menospreciar la figura del descubridor, ni menos la labor de los españoles en América (que se encontraron a su llegada con civilizaciones en la Edad de Piedra; dominadas por culturas como la azteca, que practicaba el sacrificio humano con canibalismo, como religión común). Pero en el modo en que nos cuentan la historia de Colón, podemos observar en primer lugar la común forma de "exagerar" los sucesos; que normalmente quedan reducidos a anécdotas. Leyendas como aquella que describe el modo en que Colón enseñó al Mundo que el Planeta era esférico (poniendo un huevo de pié sobre la mesa). Recogiendo hechos muy distintos a los que verdaderamente sucedieron. Por lo demás, en la expedición colombina podremos observar la tradición marinera de los portugueses; quienes verdaderamente tenían conocimientos geodésicos y negaban que entre Asia y Europa hubiera la distancia que consideraba el descubridor -pudiendo alcanzarse el Lejano Oriente en pocos días de singladura; rumbo Oeste, desde las costas de Lisboa-.
Una historia lusa ligada a los cálculos náuticos, estudiados especialmente desde Enrique el Navegante (en el siglo XIV); quien forma una gran escuela de astronomía y de pilotos marinos -situada por muchos en Sagres, aunque parece que fue Coimbra el centro de enseñanza-. Todo lo que además se corresponde con milenios de tradición e historia en viajes de altura sobre el Atlántico de Portugal; descubriendo finalmente Las Azores o Madeira. Pero que a su vez, esta necesidad del estudio del Cosmos y la geodesia (para navegar), se relacionaría a mi modo de ver con las raíces megalíticas de la costa Atlántica peninsular. Un litoral plagado de cromlechs y menhires, sobre los que hace miles de años pudieron estudiar el devenir de las estrellas los antiguos portugueses, gallegos, extremeños y andaluces occidentales (lusitanos, galaicos y turdetanos). Generando una Sociedad marinera, capaz de navegar en el Atlántico. Una civilización que nada tenía que ver en sus conocimientos y artes navales con los pescadores del Mediterráneo; quienes tan solo podían viajar de cabotaje o sobre un mar como una balsa (y durante los meses de verano). Siendo esas singladuras portuguesas o el viaje mismo de Colón (que zarpa de zonas tartessias) la herencia directa de aquellos estudios geodésicos y astronómicos llevados a cabo desde el tiempo de los megalitos y que promovió esta gran cultura, que se expandió ya en el IV milenio a.C.. Divulgándose desde el Algarve, Extremadura, Galicia, Andalucía y Castilla Occidental; y llegando hasta Bretaña, Normandía, las Islas Británicas y todo el Norte de Europa.
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IMAGEN, ARRIBA: El orbe portugués es el símbolo de su escudo y la gran insignia heráldica que lucen los lusos (equivalente a nuestras dos columnas de Hércules). Su significado vexilológico sin duda alguna se remonta a los años de Enrique el navegante; momento en que se divulgaría este instrumento de estudio llamado comunmente "esfera armilar". Globo rodeado de órbitas, cuyo invento unos atribuyen a Ptolomeo, aunque comumente se piensa que ya era usado por los astrónomos desde el tiempo de Aristarco de Samos (a quien igualmente se considera su inventor). Estas bandas que vemos destacadas sobre el orbe luso (como el de la imagen que data del siglo XVI), significan claramente los meridianos y el desarrollo de la navegación a través de la orientación -calculando Longitud y Latitud-.
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IMÁGENES, ARRIBA Y ABAJO. Foto superior: Túmulo del famosísimo príncipe portugués D. Enrique el Navegante (duque de Viseo y Fundador de la llamada Escuela de Sagres). Nacido a fines de siglo XIV, fue quien durante la primera mitad del XV impulsa las exploraciones marítimas por el Atlántico, llegando sus hombres a descubrir las Azores y a logrando alcanzar el cabo más al Sur de África. Sin lugar a dudas, aquella "escuela naval" mítica que sitúa la leyenda en Sagres, se corresponde con la tradición milenaria de navegación entre los lusos. Tanto como las observaciones que se realizaron desde la cátedra de Astronomía-Astrología que crea Enrique el Navegante en Coimbra. Fueron la consecuencia de miles de años mirando la bóveda celeste portuguesa, pudiendo estudiarla en principio a través de los Cromlechs y Menhires. Abajo, la Universidad de Coimbra, foto tomada desde el palacio Museo de esta preciosa ciudad portuguesa.
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IMAGEN ABAJO: Uno de los magníficos dólmenes existentes en la población portuguesa de Redondo (también alentejana y muy cercana a Arraiolos). Aunque parece indudable que los cromlechs (alineamientos) y los menhires, tuvieron un uso astronómico; queda por resolver el verdadero sentido de estos túmulos a modo de mesas y por ello llamados dolmens. Que pese a su utilidad funeraria (como cenotafios) también sirvieron como observatorios celestes, o al menos estaban orientados a sus coordenadas. Pareciendo cierto que algunos de los más importantes (como los de Antequera, el de Harnina en Almendralejo y muchos de las Islas Britanicas) pueden establecer exactamente los Solsticios y Equinoccios; momento en el cual su cámara interior se ve partida por las luces de invierno, primavera o verano. Otros, como los que vemos en imagen -abiertos en la forma que observamos en la foto-, quizás tuvieron como utilidad momificar cadáveres en su interior; posiblemente manteniendo hogueras encendidas permanentemente en la entrada y dejando que el humo invadiera el recinto, bajo las piedras. Ello, junto al frío y la sequedad del terreno, crearía una cueva artificial en la que se podrían mantener los cuerpos de los difuntos (en salmuera o ahumados). Un rito típicamente común a las culturas megalitistas, todas ellas deseosas de crear monumentos inmortales y de intentar que permanecieran incorruptos los cuerpos de sus muertos (con los que en ocasiones convivían).
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Para comprender los conocimientos que el hombre antiguo tenía acerca de las coordenadas de Latitud y Longitud geodésicas, bastará con abrir la Geografía (Geográphías Hyphégesis) de Ptolomeo. Libro de mediados del siglo II a.C., donde se describe conforme a Latitud y Longitud la Ecúmene (el Mundo conocido); recogiendo las ciudades y accidentes naturales principales -los más conocidos paises con sus urbes, su rios, cabos, golfos y montes-. Consideran los expertos en esta obra, que el sabio de Alejandría concedía al Grado el valor de 500 Estadios; lo que correspondería con unos 98.195 metros, conteniendo un error de unos 13 kilómetros (ya que como sabemos, el Grado mide unos 111.111 mts.). Ello deduciendo que el Estadio que utilizaba era el llamado "Vulgar" (en Roma) y que equivalía a unos 196,39 mts.. Por lo que su meridiano (el perímetro del Mundo ptoloamico) tendría un total de 35.350.200 mts.; en vez de los 40.000.000 en que modernamente se cifra.
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Pese a ser esto lo que la mayoría de los expertos en la Geografía de Ptlomeo afirman (5). La metrología antigua nos lleva a pensar que el grado heleno hubo de tener 600 estadios y no 500. Pues las medidas griegas partían desde un sistema sexagesimal y no decimal; tanto que el Estadio equivalía a 600 pies. Por todo cuanto suponer que el Grado contenía 600 Estadios y no 500, nos llevaría a un método correlativo de contabilización en base seis; tal como usaban los griegos. Graduación en la que 6 Pies eran una Braza y 6 Brazas un Pletro, correspondiendo a su vez el Estadio de 600 pies, con con 1/6 de Pletro. De tal modo, no resultando lógico pensar que toda la metrología helena estuviera construida en sistema sexagesimal y que en Alejandría se contabilizase con fórmulas decimales (o quincuagesimales). Sería mejor considerar -a mi juicio- que el Grado de Ptolomeo equivale a 600 Estadios; de lo que partiendo desde el Estadio Vulgar (de unos 196,39 mts.) nos da como resultado final, que el meridiano ptolomaico medía un total de 42.420.240 metros -con tan solo dos mil kilómetros de error-.
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Finalmente y para observar el desajuste que los cambios de metrología y de mediciones han llevado a concluir modernamente a varios autores. Diremos que el Estadio conocido en Roma como Ptolomáico es muy diferente al Vulgar (que comunmente afirman había usado el sabio alejandrino) (6). Pues ese Estadio de Ptolomeo es de unos 185 metros; igual al Estadio Ático, y casi exacto al llamado Estadio Común en Grecia y Roma, que equivalía a 185,18 metros. Una medida que increiblemente corresponde a la décima parte de la milla náutica; por lo que tanto el Estadio Ático como el Ptolomaico (y el denominado Común), servían perfectamente para navegar. Ya que multiplicados por diez se corresponden con la milla (1851 metros); que a su vez y por 60 veces, conformaría el grado, de unos 111.111 metros. De todo cuanto expresamos, y habiéndose conservado en la memoria que el Estadio de Ptolomeo era igual al ateniense, correspondiendo a unos 185 metros (más exactamente a 184,97 mts. según Glotz -ver cita anterior-); no es vano pensar que en verdad y originariamente Ptolomeo concebía un Grado de 600 estadios denominados con su nombre y que equivaldrían a 110.982; conformando un meridiano de unos 39.953.520 (prácticamente sin error).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Mapa trazado por mí con la latitud de las principales ciudades que cita Ptolomeo en el Sur de Iberia. Observemos como en referencia al Paralelo del Parnassos (que venimos estudiando); Ptolomeo sitúa Alonis (Villajoyosa) exactamente en Latitud 38º30´ (casi igual al templo de Apolo de Delfos que sabemos está en el 38º37´). Por su parte, pone Dianion un grado más arriba, dejándola fuera del Júcar y muy al norte (a sesenta millas norte de Benidorm -unos 100 kmts, lo cual corresponde al doble de la distancia hasta la actual Denia-). Además, menciona en la zona donde está hoy Denia (38º45´) una población denominada Puerto Ilicitano, que bien puede ser Jávea -o Dénia-. Mientras otra ciudad llamada Ilicis también la sitúa tras Alonis, igualmente en latitud 38º30´N. A continuación estudiamos con más detenimiento las descripciones de Ptolomeo conforme a Latitud y Longitud.
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Mapa publicado en Bélgica por Abrahám Ortelius, en su Geografía editada en1586; donde recoge Hispania y Lusitania, conforme las fuentes antiguas (principalmente Ptolomeo). En este plano podremos comparar las coordenadas que el sabio alejandrino daba sobre algunas ciudades de las que hablamos.
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Centrándonos en la Geografía de Ptolomeo y en la localización que otorga a las ciudades ibéricas que nos interesan (las cercanas al paralelo del Parnassos -38,5º-). Podremos observar leyendo esta obra, que las coordenadas de ubes tales como nuestra Denia y la antigua Dianium, o bien la del Ilici de Ptolomeo y el Elche de hoy; no encajan exactamente. Sucede lo mismo con otros puntos en los que comunmente se localizan varias poblaciones, pues Lucentun la sitúa el alejandrino en el 37º30´, un grado al Sur de Alonis (Villajoyosa); lo que obligaría a pensar que se trata de un lugar cercano a Cabezo Lucero, en Guardamar del Segura (o bien, el mismo Elche). Mientras su Karkedón la Nueva, que pone en el 37º55´ y se correspondería con Alicante (a unos 50 kmts de Villajoyosa-Benidorm = Alonis). Por su parte, Valentia la circunscribe al Paralelo 39º5´, muy cercana a su Dianium, que debe hallarse más al Norte de Cullera por estar en el 39º30´. Detrás de estas y tierra adentro, menciona a Xátiba (Setibis) ya en el 39º e incluso más al Norte de Valencia, lo cual no corresponde exactamente a su situación, que es paralela a Cullera. Bajo esta, menciona a Saitabícula e Ilicis con Iaspis, también urbes tierra adentro y en un lugar en el cual podríamos situar a Muro de Alcoy o a Alcoy y su Serreta (tras Alonis).
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Por su parte y en el lado opuesto de la Península, describe la situación del Lisboa, Setúbal y la zona atlántica del siguiente modo: Olissipo (Lisboa) en el 40º15´, lo que supone un enorme error, ya que como vimos el puerto lisboeta se situaba en el 38º40´ (unas 95 millas más al Sur de donde la posiciona Ptolomeo, quien claramente marcaría una zona cercana a Figueira da Foz). De igual modo, Évora la circunscribe en el 39º5´ (casi un grado por encima de su verdadera localización); algo igual que sucede con Cetóbriga (Setúbal), que menciona en el 39º30´. Y con Salacia (la industria de Salazón) situada bajo aquella y que localiza en el 39º25´(cinco millas al Sur).
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Pese a ello, el Mapa de Abraham Ortelius que vimos en imagen anterior, corrige muchos de estos fallos del alejandrino, situando perfectamente Lisboa o Cetóbriga, aunque omite a Évora y otras tantas urbes antiguas. Quien en el litoral mediterreneo también olvida muchas de las ciudades más famosas, aunque no erra tanto en algunas Latitudes; pues Ortelius, conforme a fuentes antiguas, ubicará más o menos correctamente: Valencia, Denia, y Elche (Ilici). Pese a que no sucede lo mismo con Alonis (que sitúa junto a Elche) o con Lucentum (que no menciona). Poblaciones y lugares de los que Pomponio Mela escribe: "recibe el Sorobi, el Turia y el Sucro, rios no muy grandes, y comprende otras ciudades pero las más conocidas son Valentia y Sagunto (famosa por su fidelidad y tribulaciones). El siguiente Golfo, es el Ilicitano que tiene las ciudades de Allone y Lucentia, con Ilice que le da el nombre" (7) . A la vez que Plinio el viejo decía: "En lo que queda de costa, están en rio Tader y la colonia inmune de Ilici, de donde viene el nombre del Golfo Ilicitano (...) Luego está Lucentum, población de latinos; Dianio, estipediaria; el rio Sucro y antaño la población del mismo nombre" (8) . Refiriéndose así a Sueca y Denia, que en origen fueron urbes ibéricas y donde terminaba la Contestania (atual Alicante).
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Famosísima piedra en forma de falo existente en el Museo de Évora, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Este "cipo" hallado en Monsaraz y fechado en el tercer milenio a.C., claramente fijaría un lugar de culto o bien constituyó un punto geodésico en etapa megalítica -o calcolítica-. Su uso debió ser muy semejante al de los "omphalos" griegos, aunque probablemente se utilizó como lugar de convocatoria y de reuniones, entre los sacerdotes o fieles de la época. Su ubicación en Monsaraz (zona alentejana plena de megalitos) sobre una Latitud próxima a 38º27´, nos habla de unas mismas coordenadas ya estudiadas: Tan solo a seis millas Sur de Évora o del conjunto ciclópeo de Almendras.
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C). OMPHALOS Y MARCAS MEGALÍTICAS; PERVIVENCIA EN EL MUNDO CELTA Y GRECORROMANO: .
Trataremos en este tercer y último epígrafe, acerca de las señas de caminos, mojones, lindes, puntos de frontera y de orientación; todos ellos fijados y señalados por grandes piedras (o peñas sagradas). Monolitos que, de algún modo, podemos identificar con los posteriores "omphalos" griegos; que en gran parte tienen sus orígenes en muchos de los famosos "hermua" helenos. Cipos adorados desde la más remota antigüedad y que consistían en viejos postes (primero de madera y luego de piedra) principalmente elevados como señales que indicaban lindes o caminos. Marcas a las que se dió forma fálica, quizás con la intención de demostrar que en los alrededores merodeaban hombres (los propietarios de esas tierras). Ello seguramente para amedrentar así a extraños y extranjeros, con el fin de que no se internasen en aquellas zonas -que no traspasaran las lindes marcadas con "hermas"-. Aunque también hay que pensar que nacieron como simples mojones y como descendientes directos de los menhires (de los gnomons solares); que posteriormente fueron representados con esta linea semejante a un pene, significando con ello la senda a seguir (por cuanto simbolizaban el falo y por ende la luz del Sol padre, que ayudaba a orientarse durante el día).
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Sea como fuere, estos "ñuscos" (trabajados, o simplemente elevados en su estado natural) se colocaban comunmente en zonas muy visibles, para indicar cruces de caminos, o bien las fronteras y marcar territorios de distintas gentes o pueblos. Teniendo aquellas piedras un indudable carácter mágico, religioso y sagrado en la Antigüedad; de ellos nacieron dioses y figuras tan importantes como Hermes. Deidad de los caminos, al que se veneraba en forma de esa columna pétrea, cónica y alargada, que se denominó en lenguas eteo-helenas "Herma". Sobre las que decíamos en nuestro artículo (9) -Mercurio dios del comercio y la prosperidad- las siguientes palabras:
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"Figuraba ese dios en estos cipos llamados Hermas, con forma cuadrada o cónica, en cuyo centro del pilar se solía tallar un sexo masculino. Encima de este pedestal de carácter fálico se situaba la cabeza del dios del comercio, que entre los helenos más bién se consideraba un mensajero o protector de caminos y como tal una deidad benefactora, muy relacionada con la prosperidad, la fecundidad y la fertilidad de la tierra. El origen de estos Herma se encuentra en un hecho histórico referido a las vías helenas, que aún se conserva en algunos rituales europeos. Pues los griegos tenían por costumbre marcar las encrucijadas de caminos con montones de piedras que arrojaban los viajeros (tal como se hace en nuestros días en algunas rutas sagradas). Pero desde el 520 a.C. deciden sustituir esas pilas de piedrecitas acumuladas en los cruces, por unas columnas en las que ponen la cabeza de un dios barbado (que pasa a llamarse Herma, voz que en griego significa "pilastra"). De ello surge la deidad que más tarde se hace patrón de viajeros, caminantes, comerciantes (y hasta de los ladrones)": Hermes.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: El autor de estas lineas junto al famoso dolmen de Outeiro, de más de cuatro metros de altura y situado también a pocos kilómetros de Monsaraz. Como podremos ver, su forma fálica es evidente; algo que unido a sus enormes dimensiones, deja claro el mensaje simbólico que representaron aquellos que levantaron esta piedra descomunal, hace más de cinco mil años.
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Mojón megalítico de San Pedro de Corval (cercano a Monsaraz), considerado como un símbolo de la fertilidad. A mi modo de ver, quizás se trataba más de una marca de linde, o bien de un omphalos bajo el cual reunirse en fiestas y celebraciones.
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Continuando con los megalitos y postes que dieron origen al dios de los caminos y del comercio (Hermes); aquellas pilas o cipos más antiguos y ancestrales, con fines apotropáicos, se denominaban "Xoanas". Siendo a veces unos simples palos grandes, sin talla alguna; colocados a modo de valla -de lindes- frente a todo lugar que se deseaba marcar o proteger. Más tarde y muy "posteriormente, cuando el dios Hermes pasó a tener figura humana, como personaje con sombrero y bolsa; se instituye la costumbre de elevar los retratos de ilustres ciudadanos sobre estas basas cuadrangulares ("Herma", del griego ^= "columna baja, o mojón"). Aunque su verdadero origen quedó olvidado, ya que procedía de los montones de piedras usadas para marcar los cruces, y que desde el siglo VI a.C. se sustituyen por estos pilares (labrados a media altura con la figura de un sexo masculino). Más tarde cambiará el uso en las vías de aquellas pilastras y pasan a utilizarse frente a las casas, en jardines o en las plazas, como símbolo del dios lar del mercado. Terminando por ser simples basas de retratos" y sustiyéndose en los caminos por miliarios, que llevaban labrados los nombres de las ciudades hacia donde se dirigía la calzada, o marcando las distancias entre urbes.
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"Todo cuanto vamos relatando hizo sin duda identificar al nuevo dios Hermes con otros mucho más arcaicos, cuyos atributos y funciones se parecían, pero ya como deidades del sexo. Nos referimos concretamente a los que cuidaban del campo o de las cosechas, y en especial a Príapo; que también se representaba en los mojones que marcaban las lindes de las propiedades. Siendo este Príapo una deidad que conseguía que los extraños no pasaran a tierras ajenas; ello gracias a que se señalaban las propiedades con esas piedras hincadas (de forma también fálica), en donde era representado este dios de la lujuria. Por todo aquello, el heredero directo del Minu egipcio en la hélade, fue ese Príapo; del que sabemos que se trataba de un hijo de Afrodita. Diosa que lo abandona de niño a los pastores, por la vergüenza que produjo a la madre ver la deformación de su descomunal miembro viril, tras parirlo. Aquel neonato que fué recogido y criado entre las gentes del monte, que le llamaban "Briaepos" (el que brama); y tenía un significado unido al toro porque se consideraba el ´ahuyentador` de males. Pues se decía que la imagen de su tremendo falo hacía huir a los malos espíritus, a las peores cosechas, a la esterilidad y al infortunio (principalmente de los campos). De ello que en las procesiones donde se le veneraba, hubiera todo tipo de matracas, tambores, gran alboroto y griterío; con el fin de espantar a los malvados hados.
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Pero en verdad el origen y ritual de aquel dios del gran pene, provenía igualmente de las marcas en las lindes, que se señalaban con mojones; piedras en forma de falo, semejantes a un cipo (relacionadas con la deformación del Hijo de Afrodita). De tal manera, como en la Hélade era costumbre desde los tiempos más remotos poner aquellas señales pétreas con el fin de que nadie las traspasara. Consideraron que esos mojones (parecidos a un gran pene), eran los que conseguían ahuyentar a los malvados y a los extraños de los terrenos. Así se tuvo al dios Príapo como el mayor protector de las cosechas y de los campos. Naciendo de aquellos cipos (Hermas) hincados en la tierra, toda una mitología relacionada con el sexo, que presidía los rituales de fertilidad y fecundidad dedicados al dios hijo de Afrodita. Celebrando en su honor fiestas orgiásticas y obscenas, para favorecer la buena cosecha y la protección de los campos. Festivales que se mantuvieron seguramente en ritos muy semejantes a los que conservan nuestros Carnavales; "procesiones carnales", igualmente celebradas a principio del año -calendárico o zodiacal; en los Idus de Marzo-. Y por cuanto relatamos, aquellos marcadores de las "lindes priápicas" se debieron identificar con los que pusieron en los caminos de la Hélade, desde fines del siglo VI a.C.; por lo que el "nuevo" Hermes, heredó muchos de los caracteres del dios deformado y del sexo (sustituyendo en gran parte a Príapo)" -ver cita (9)-.
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IMAGEN, ARRIBA: Uno de los miliarios romanos que actualmente están situados en el puente de la ciudad lusitana de Chávez. En estas columnas, que marcaban las distancias entre ciudades y señalaban las direcciones de las calzadas, podemos ver claramente la herencia del Hermes griego, dios del comercio y del transporte. Un mercado y una distribución de mercancías, para las que era imprescindible un sistema de comunicaciones bien organizado y rigurosamente marcado. Lo que hacía necesaria una red de señales sirviéndose de mojones, tal como hasta no hace tanto se hizo en las carreteras españolas. En las que todos los mayores de cincuenta años podrán recordar, como se marcaban los kilómetros, las distancias y direcciones a través de moles pétreas (o de cemento, grabadas y pintadas). Estos miliarios, tan semejantes a los indicadores de nuestras antiguas carreteras, explican por qué el dios Mercurio (Hermes) era simbolizado en una columna. Un cipo cuyo significado también fue sexual, al considerarse durante la Antigüedad la erección del pene un hecho apotropáico que combatía la esterilidad y promovía la riqueza. Siendo tenidos esos cipos en forma de falos, como verdaderos talismanes para la buena cosecha, a la vez que protectores contra la aparición de extraños o de malvados que invadieran los campos.
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IMAGEN, ABAJO: El valle de Monsaraz, desde la cima en que se eleva esta población alentejana, donde proliferan los megalitos. Como podemos observar en la fotografía, en lugares como este es muy sencillo trazar una linea perfectamente recta (durante decenas de kilómetros). Para ello bastaría con que una persona vigilase desde el alto de Monsaraz, haciendo señales con antorchas; mientras un grupo de agrimensores -gentes dedicadas a vigilar lindes y a repartir tierras- fuera caminando durante la noche en dirección Norte puro (siguiendo la Estrella Polar). De esta forma y por medio de señas desde el monte, se podría seguir una linea perfecta; camino que tras haberse trazado durante la noche, se mediría por el día -valiéndose de cuerdas, o simplemente por triangulación-. Por lo que suponiendo que cada jornada avanzásemos al menos veinte kilómetros; en tan solo seis días habríamos llegado a la distancia de un grado (unos 111 kmts. aprox.). Para conocer el valor del Grado bastaría con elegir el lugar en el cual se comprobase con una simple regla ángular -dividida en 360 partes iguales-; en que momento, la sombra máxima tenía una diferencia de un grado con la de Monsaraz. Bastando entonces con multiplicar la distancia que les separaba, por 360, para saber la medida del Globo terráqueo (111,11... kmts · 360 = 40.000 kmts.).
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Continuando con el simbolismo de Hermes, un uso y significado muy semejante es el que considero daban a las múltiples piedras sagradas, que ya desde el neolítico marcaban lindes o señalaban caminos y rutas. Siendo su sentido primordial el de cicunscribir terrenos, delineados de Norte a Sur y de Este a Oeste (en la forma más fácil de hacerlo); a la vez que señalarían puntos geodésicos de orientación. Pudiendo considerarse los menhires y muchos mojones megalíticos, no solo señales de fronteras (entre pueblos o tribus), sino también verdaderas "brújulas" pétreas para poder viajar y conseguir guiárse. Una utilización ancestral que explicaría por qué durante la Tené, los "hombres del Hierro" siguieron las mismas costumbres, heredadas desde el dolmenismo. No solo respetando como sagradas estas moles pétreas, sino levantando también las tribus indoeuropeas cipos en los caminos o en campo abierto.
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Constituyendo estos monolitos -a mi juicio y para los celtas-, igualmente para los celtas puntos de señalización geodésica, marcas fronterizas, o indicaciones para no perderse. Señas y modos de orientarse que tan solo comprenderían aquellos que conocieran el significado de las piedras sagradas. Cuyo valor como red de guías y como indicación para conocer lindes y caminos, debió ser imprescindible para moverse entre distintos territorios y en el campo; aunque también sería un secreto celosamente guardado por los iniciados. Con el fin de que solo aquellos capacitados para guiar a las personas, llevar mercancías autorizadas o trasladar los ejércitos; pudieran viajar valiéndose de ellas. Ya que hemos de suponer que en la Antigüedad los siervos y las gentes, nacían unidas a la tierra; por lo que tan solo los hombres libres y aquellos a los que se les permitía viajar y trasladarse; dominarían esa red de megalitos que les servían para guiarse.
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Ello explicaría la formulación de teorías como las de la página The Ancient Wisdom Foundation (10) , cuyas conclusiones hasta hace muy poco no compartíamos. Donde su autor identifica las coordenadas de Latitud de Las Pirámides o del Templo de Apolo de Delfos, con la situación de los monumentos megalíticos en las Islas Británicas. Una idea que hasta hoy no estaba dispuesto a admitir; aunque hemos tenido que cambiar mi planteamiento, tras haber estudiado la expansión del dolmenismo y su relación con las civilizaciones del Levante, con Mesopotamia o con el Antiguo Egipto. Al deber admitirse que por aquel entonces (desde el IV milenio a.C.), quienes navegaban, solo fueran unos pocos y que tuvieran contacto con las culturas más avanzadas. Al ser una élite que sabía construir barcos y dirigirlos, incluso por el Atlántico; y quienes hace cinco o seis mil años, hubieron tener nexos con las grandes civilizaciones. Expedicionarios asentados en el Sur Peninsular ya en el V milenio, que viajaban durante los veranos en búsqueda de ámbar, oro y plata; que quizás procedieron originariamente del Este Mediterráneo. Navegantes capaces de alcanzar las Islas Británicas o el Norte de Europa en pequeños barcos, con los que en los meses de bonanza recorrerían esas zonas atlánticas tan ricas en metales preciosos, ámbar y gemas. Posiblemente para vender parte de aquellos tesoros en zonas próximas a Egipto, en Mesopotamia o en Oriente Medio; donde ya desde el IV milenio a.C., el oro, la plata o las piedras preciosas eran muy valoradas.
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IMAGEN, ARRIBA: Piedra en forma de falo existente en la población zamorana de Rabanales. Es considerada de origen romano y algunos expertos creen que se trata de un "falo de la fertilidad" o de un "herma" (lindero de caminos). A mi modo de ver, sería mucho más antigua y pertenecería al menos al calcolítico o a la Edad del Bronce, teniendo un similar significado al "pene megalítico" de Monsaraz (propiedad del Museo de Évora y que habíamos visto en imágenes anteriores). Pues considero que se trata de un "omphalos" o de una piedra de la fertilidad, más bien ligada al dolmenismo y a los menhires. Algo que se corroboraría con la proliferación de falos de este tipo en poblaciones cercanas a Rabanales; extendiéndiose la aparición de estos en la comarca Aliste. Un lugar que no se caracteriza por su romanización, sinó más bien por su unión al mundo vettón (celtibérico) y al dolmenismo.
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IMAGEN, ABAJO: Menhir antropomorfo procedente de Las Pasturas (Soria) y propiedad del Museo Numantino -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Se fecha entorno al 850 a.C. considerándose un cipo relacionado con el mundo tartessio y -por lo tanto- con las estelas de guerrero turdetanas. Aunque a mi juicio se trataría más bien de un "mojón" sagrado para marcar una linde, que de una de aquellas estelas. Pues el personaje con colgante y espada que aparece aquí labrado, tiene más de escultórico que de una simple laja funeraria (como las estelas de guerrero tartessias, que suelen ser muy simplificadas). Por cuanto considero; se trataría de un poste de demarcación de terreno o de carácter simbólico y sagrado, quizás para señalar la entrada a un territorio -de una tribu- o a un templo.
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No podemos pues descartar este contacto entre el dolmenismo y las grandes civilizaciones; que se desarrollan quizás "imitando" algunas de las más importantes construcciones megalíticas (tan parecidas a los edificios y monumentos posteriormente elevados en el Nilo o en el Tigris y el Éufrates). Pudiendo haber influido las grandes moles levantadas en Europa ya en el V milenio a.C., en algunas de las edificaciones egipcias o en las mesopotámicas. Trasladando hasta allí construcciones como los obeliscos, que sin lugar a dudas son iguales a los menhires; o las pirámides, que pudieron descender de los dólmenes y de las grandes tumbas de corredor -cuya función parece casi exacta a las de estos cenotafios egipcios-. Sea como fuere, dificilménte vamos a conocer jamás si las pirámides descienden de los dólmenes, o bien si los obeliscos imitaban a menhires. Pues aunque el megalitismo es al menos un milenio anterior al nacimiento del Egipto dinástico, nada hay que pueda demostrar una plena conexión entre ambas civilizaciones. Pese a que en verdad, parece absolutamente lógico pensar que las gentes del mundo dolménico y atlántico, viajaban hasta Egipto y a Oriente Medio, para comerciar sus piedras y metales.
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Una hipótesis que principalmente se demostraría por la aparición de ámbar en Mesopotamia y en en Nilo durante los momentos de los que hablamos. Algo que en nada nos debe extrañar, ya que igualmente fueron halladas en el Egeo hachas labradas en un tipo de piedra semipreciosa, tan solo existentes en el Sur de Francia (pertenecientes al periodo cicládico -paralelo al dolménico o al predinástico-). Comprendiéndose facilmente que desde la más remota Antigüedad, debió ser bastante común navegar por el Mediterráneo; al menos entre quienes extendieron el mundo dolménico. Todo lo que demuestra el megalitismo de islas como el Malta y Cerdeña; situadas a mitad de camino entre Egipto (Oriente Medio, el Egeo o Creta) y la Península Ibérica. Siendo absolutamente normal que llegasen hasta Malta o Cerdeña, quienes no tenían siquiera problemas para navegar varios días por el Atlántico (llegando a alcanzar el Báltico). Marineros y barcos perfectamente capacitados para cruzar el Mediterráneo con absoluta facilidad; debido a que podían guíar sus naves por el terrible océano. Todo lo que puede explicar los paralelismos entre las coordenadas de los megalitos británicos y los de Oriente Medio, o los edificios de Egipto (algo que -como hemos dicho- menciona The Ancient Wisdom Foundation y que hasta este momento no habíamos querido admitir) .
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Famosa roca natural existente en Bretaña, con extrañas formas (quizás en parte labradas); denominada la "piedra de los druidas". Hasta no hace mucho, se le atribuían poderes de fertilidad; tanto que cuando se tomó esta fotografía (la postal que vemos -unos cien años atrás-), todavía se conservaba la costumbre de que las mujeres estériles se acercasen hasta allí para sentarse sobre ella. Con el fin de que la roca les transmitiera su "energía" de fertilidad; logrando que pudieran concebir hijos. Un rito ancestral, llevado a cabo durante milenios; de origen megalítico y que probablemente se relacionaba con el efecto "placebo" de algunas recetas chamánicas (o con la autosugestión).
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Fotografía de la llamada "piedra escrita" de Cenicientos (Madrid); en una imagen tomada del blog de Mariano Serna -cuyo artículo sobre este monolito recomendamos consultar-. A continuación hablaremos de esta gran roca situada en un apartado llano, áun dentro de Madrid y justo en el límite de su provincia. Un hecho curioso que coincide también con lo que sucede en los Toros de Guisando; sitos en la población de San Martín de Valdeiglesias, pero justo ya en el lugar en que termina Madrid y comenzando a pocos metros de ellos la provincia de Ávila. Unas fronteras que quizás proceden de otras mucho más antiguas y heredadas históricamente; desde límites marcados por pueblos celtas (vettones) a través de estas piedras -de grandes dimensiones o talladas en forma de verracos-.
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Terminamos el artículo de hoy, hablando de algunas esculturas y piedras celtibéricas, usadas como lindes o con carácter mágico y apotropáico. Refiriéndonos especialmente a los verracos y toros, que abundan por doquier en lo que fue tierra de vettones (Ávila, parte de Segovia y Toledo; Zamora, Salamanca, Cáceres y terrenos limítrofes portugueses). Desapareciendo justamente estas representaciones pétreas con forma de bueyes o cerdos, cuando entramos en áreas carpetanas o de otras tribus. Siendo ello lo que sucede al llegar a Madrid, donde tan solo los veremos en San Martín de Valdeiglesias (justo en la frontera de la provincia); tanto como al abandonar La Jara y La Vera toledanas (no habiendo verracos ya en la comarca manchega de La Sagra). Un hecho que -como es bien sabido por los arqueólogos-, delimita las posesiones de los vettones, conocidos celtíberos que adoraban a los toros y a los cerdos (al uro o al jabalí). Cuyo totem esculpían seguramente con fines mágicos, aunque también para demarcar lindes territoriales y entradas a sus urbes. Pero sobre todo y en mi opinión, creo que aquellas moles graníticas donde representaban vacunos enteros (toros sin castrar), tendrían como misión el ser disuasorias. Puesto que pudieron significar o señalar no solo las delimitaciones de tierras, sino además indicar que por aquellas había ganado bravo suelto -todo lo que evitaría que los extraños "pululasen" por sus dominios-.
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Cuanto expreso se basa en la costumbre campera de marcar las lindes con los carteles que indican "ganado bravo suelto" o bíen "perros peligrosos", para evitar la visita de ajenos a la finca. Puesto que sabido es que las tierras tienen inevitables "servidumbres" de paso, algo conservado consuetudinariamente desde el Neolítico (cuando se comienzan a establecer las Cañadas Reales, para la trashumancia). Pero ello no significa que se deje libre paso a los ladrones; quienes no se atreverían a entrar, al saber que en ellas puede haber ganado bravo (lo que antaño se llamaba uros salvajes). Aunque estos mismos "amigos de lo ajeno" bien saben que en las zonas de caza, ningún pastor o amo puede dejar libremente a los perros; animales que tan solo se mantienen en zonas cercadas y próximas a las viviendas, pues de soltarse en a campo abierto, destrozarían el coto (e incluso se perderían, asilvestrándose). Por lo tanto, es tesis e idea personal mía que los toros bravos se conservaron mezclados entre los mansos y con el fin de defender la finca y el ganado; ya que esa posibilidad de encontrase con bóvidos peligrosos, les quitaría de la cabeza a los cuatreros asaltar rebaños y pasar a hurtar en tierras ajenas. Todo lo que explica por qué en ciertas áreas de la Península, se mantuvo una raza de bos que embistieran, sin castrarlos; al ser un animal de enorme utilidad en lugares donde era tan común el robo de ganado (un hecho conocido y descrito ya por fuentes romanas).
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Por todo ello, considero que la aparición de estos toros labrados en rocas de granito, no solo simbolizarían y marcarían la posible entrada en territorio de una tribu vettona; sino que además podían indicar la existencia allí de "animales silvestres", tan cuidados como utilizados por los celtas en sus cacerías. -ver cita (11) , donde se expone el modo en que las tribus centroeuropeas se dedicaban a este deporte de matar toros salvajes, como medio de iniciación o entrenamiento para la guerra-. Pese a ello, no debemos de olvidarnos que estos celtas tomaron muchos de los usos y constumbres de aquellos que les precedieron; entre ellas, principalmente las de culturas megalitistas. Continuando con la adoración a los dólmenes y menhires, tanto como celebrando sus ceremonias en los cromlechs; muchos de los que reutilizaron como templos -aunque quizás olvidando el verdadero sentido de aquellas alineaciones pétreas, que consistía principalmente en ser observatorios celestes-. Por ello, asimismo, los pueblos celtas (celtíberos, en este caso) hemos de suponer que también conservarían diversas lindes y caminos heredados desde el Neolítico; etapa en la que ya pueden fecharse algunas rutas de la trashumancia, que más tarde fueron caminos ibéricos y que se mantuvieron como Cañadas Reales todavía hasta nuestros tiempos.
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IMAGEN, ARRIBA: Cartel a la entrada de una dehesa de Portugal (en territorio vettón) donde podemos leer como medio de evitar la entrada de extraños: "Peligro, ganado bravo suelto". Decimos que se trataba de un método disuasorio, pues en el interior de la finca pude comprobar que no había toros y menos bravos; ante lo que pregunté al dueño de aquellas tierras, por qué no ponía un simple cartel de "perros peligrosos". Contestándome él, que los perros se oían de lejos; por lo que si no había ladridos, era señal de que no estaban cerca. Pero principalmente ponía el cartel avisando de "toros bravos" porque se trataba de un coto de caza, donde nadie soltaría canes. Además de que los morlacos provocan mucho más miedo que un perro, al que se le puede hacer frente facilmente. Entonces comencé a pensar lo útil que era el toro bravo y por qué en nuestras tierras se había conservado, descastándolo de comportamientos mansos (buscando su raza y manteniéndolo entero -sin castrar, para que no se amansara-).
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IMAGEN, ABAJO: Dos imágenes superpuestas del verraco de San Vitero (Zamora); situado junto a la iglesia de San Victor, muestra unos extraños orificios en su frente y lados, que sin lugar a dudas manifiesta un uso ritual de esta escultura. Teniendo horadada la testuz, a igual altura que otros toros de piedra ibéricos; todos ellos presentan una marca, comunmente en forma de lingote y que a mi juicio, dijimos podía referir el punto que se denomina "de encune" en el morlaco. Pues si nos embiste un toro, bastará con agarrarnos a los cuernos y poner el torso sobre su frente -en la zona antes señalada-, para salvar el cuerpo de toda cornada (tal como realizan los forçados portugueses). Igualmente podemos ver que la escultura de San Vitero guarda orificios para colocarle los cuernos (probablemente de metal) y dos extraños vanos a cada lado; quizás para elevarle desde aquellos o llevarle en procesión así sujeto.
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Terminamos nuestro artículo de hoy, hablando de uno de los más curiosos monolitos de lindero o sagrado, de los muchos existentes en España: La piedra escrita de Cenicientos. Una gran roca, a mi juicio de origen y culto megalítico, reutilizada por los vettones y tallada finalmente como santuario romano; pero que la profesora Alicia Cantó nos describe magníficamente en el siguiente estudio (12) : Primeramente destacando que se halla en el ultimo municipio de Madrid, en su zona Sur Oeste y como posible ara terminal de los vettones. Algo que a mi juicio demostraría una frontera ancestral mantenida desde tiempos dolménicos, heredada por los celtíberos, admitida por los romanos y delimitada hasta el día de hoy en igual linea (entre San Martín de Valdeiglesias y Cenicientos). Un hecho que según la prof. Cantó puede demostrarse porque conforme recoge el catálogo de monumentos vettones, este sería el último resto de aquella zona.
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Por su parte, A. Fuentes, nos dice que esta gran piedra de Cenicientos igualmente haría de frontera entre dos "conventus" -ver cita anterior-. Algo que explicaría por qué en tiempos romanos pudo labrarse con la figura de una Diana, convirtiéndose en un templete a los lares del campo. En cuanto a su función como "ara terminalis" considera la profesora Cantó que pudiera tener relación directa con los toros de Guisando, situados justo al norte y en linea recta (a unos 15 kilómetros, también siguiendo el límite de la provincia de Madrid). Marcándose así la frontera vettona, que para Alicia Ma. Cantó podía terminar en La Puebla de Montalbán, lugar donde se halló también un verraco y en paralelo Norte Sur con Cenicientos o con los toros de Guisando (todo lo que para ella supondría la prueba de que los límites de tierras vettonas alcanzaban hasta la Puebla).
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Una afirmación ante la que desearíamos añadir que precisamente esta población toledana se halla en el embarcadero más importante del Tajo, antes de llegar a la capital: Junto al Carpio. Pero que a su vez, la Puebla de Montalbán se encuentra junto al castillo de igual nombre; fortaleza que se alza sobre el río de manera inexpugnable (tanto que allí se refugió el rey de Castilla, en tiempos de Álvaro de Luna; perdiéndose en su asedio la corona). Pero no solo eso, sinó que además Montalbán está junto a una de las zonas sagradas más importantes de Toledo: Melque; famosa por su ermita mozárabe y sus restos visigodos. Siendo este triángulo formado entre El Carpio, La Puebla, su castillo y Melque (donde podemos situar el término de las tierras vettones), un lugar de suma importancia histórica y estratégica.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Arriba, los famosos toros de Guisando, situados en el límite de la provincia de Madrid, al final del término de San Martín de Valdeiglesias. Muchos son los que consideran que estos verracos no fueron hallados en el lugar donde actualmente se encuentran y que tan solo se trasladan allí cuando se elevó a su lado una ermita o lugar, denominada "venta juradera" (donde juró su cargo como reina, Isabel la Católica). Pese a todo, parece ser lo más probable, que los verracos fueran bajados desde el monte sito a su lado y denominado "La Atalaya" o bien alto de Guisando. Donde se elevó una igliesia gótica levantada por los cistercienses, quienes seguramente sustituyeron el lugar sagrado celtibérico por un santuario cristiano (llevando las esculturas de toritos hasta el llano, frente a esa colina, en el que hoy están). Abajo, fotografía del monte Guisando (La Atalaya), donde se encuentra la abadía de igual nombre, lugar del que seguramente proceden los toros hoy conservados junto a la falda de esta pequeña montaña.
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Continuando con el magnífico trabajo de Alicia Cantó sobre la piedra de Cenicientos, nos dice la profesora que pudiera tratarse de un simple exvoto religioso, sacralizado por ser un "ara terminalis". Monolito que contiene dos extañas figuras más: Una con forma de Oso, labrada en la misma roca y en su parte de atrás. Estando además junto a otra enorme piedra, separada y que contiene la forma de un verraco gigantesco (ver las fotos de esta roca arriba, donde observaremos el enorme tamaño del bloque del que hablamos). Esta segunda pieza granítica denominada "el verraco" mide 4,30 metros de largo, por 1,10 de alto; y en opinión de López Montagudo y de Knapp (ver cita 12 ) creen que era una señalización de fronteras, pero de época dolménica. Pese a ello, la profesora Cantó considera más posible relacionar esas rocas con marcas de agrimensores y con monumentos terminales, a los que se les daba forma de animales; fieras o toros, que a partir del lugar así señalado podrían encontrarse. Concretamente, con especies de algún peligro (como el oso o los lobos) que tendían a señalarse en esas "aras terminalis" poniendo dibujos o formas que recordaban a ellos (grabando en las piedras, patas de plantígrados o de cánidos salvajes). Todo lo que a juicio de la profesora Cantó explicaría no solo las formas de estas rocas de cenicientos (semejantes a verracos o a osos) sino a su vez el establecimiento allí de un santuario a Diana; diosa de los bosques.
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Terminaremos añadiendo que un igual uso pudieron tener quizás las estelas de guerrero y más concretamente, aquellas piedras que contienen grabados con ortostatos de carros (sin aparecer figuras humanas). Sirviendo quizás esas losas de etapa tartéssia, en las que vemos un simple carro; como marcas de caminos o mojones de señalización. De todas ellas, tan solo he podido ver una en su lugar de origen y que se trata de una pieza situada en el Valle de Amblés, en Muñogalindo y frente a Ulaca (exactamente). Marcando la dirección Sur con este santuarío vettón, hallándose a unos veinte kilómetros de la cumbre del monte de Ulaca y justo al Norte (en un lugar llamado Hacienda de Bracamonte; que al parecer ya ha sido estudiado por el Museo de Ávila). Zona de paso entre los castros celtibéricos, que nos hace pensar que la mencionada piedra pudiera tratarse de una marca de caminos, fechable hacia el siglo VII a.C. -en los inicios del mundo vettón y en épocas aún tartessias-. Considerando así, que algunas de estas losas tartessias, pudieran ser marcas de caminos o aras de límites y fronterizas, en lugar de simples monumentos funerarios. Levantas en los límites de territorios o en los caminos, quizás para mostrar gentes armadas y carros (en ellas labrados); advirtiendo de la presencia de soldados y guardianes a extraños y con el fin de que no se introdujeran ajenos a la tribu, en las tierras marcadas con estas "estelas de guerrero".
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Imagen superpuesta; en lado superior, la piedra escrita de Cenicientos (dibujo mío). Bajo esta, dos marcas sobre mojones, para indicar la existencia de osos y de lobos, recogidas en el estudio del agrimensor "Latinus Togatus" -dibujo mío sobre las explicaciones y lineas que describe Alicia Ma.Cantó-. A mi juicio, los toros y verracos creados por los vettones pudieron tener un significado semejante: Avisar de la presencia de esos animales peligrosos en los campos y así evitar la presencia de extraños, a la vez que se delimitaban con esas esculturas, las tierras, lindes y las zonas sagradas. De ello que podamos considerarlos protectores de las tribus celtibéricas, de igual modo que las "hermas" o el dios Hermes lo era en el campo y en los caminos helenos.
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BAJO ESTÓS PÁRRAFOS: Portada del libro LAS RUEDAS DE TOYA (de Fernández-Miranda y Olmos) donde se recoge y describe el origen del carro, en la Penísula Ibérica. El grabado de portada, corresponde a una de estas figuras esquemáticas con las que se representaba el carro en las estelas tartessias. Losas que a mi juicio también pudieron ser "aras terminalis" o bien mojones para caminos y para servir de orientación.
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CITAS:
---------------------------------------------------------------- (1): EXODO 4: (2) "Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. (3) Y él le dijo: Échala en tierra. Yél la echó en tierra, y se convirtió en una serpiente; y Moisés huíade ella. (4) Entonces dijo Jehová a Moisés:Extiende tu mano y tómala porla cola. Y él extendió su mano yla tomó, y volvió a ser vara ensu mano (...) 17 Y tomarás en tu mano esta vara, con la cual harás las señales".
EXODO 7: "(9) Si Faraón os responde diciendo: Mostrad un milagro, dirás a Aarón: Toma tu vara y échala delante de Faraón, para que se convierta en serpiente. (10) Fueron, pues, Moisés y Aarón ante Faraón e hicieron como Jehová lo había mandado. Y echó Aarón su vara delante de Faraón y de sus siervos, y se convirtió en serpiente. (11) Entonces llamó también el Faraón a sus sabios y hechiceros, e hicieron lo mismo aquellos hechiceros de Egipto, con susencantamientos; (12) echó cada uno su vara, las cuales se volvieron serpientes; pero la vara de Aarón devoró las varas de ellos".
Versión REINA-VALERA 2009 Utah, EE.UU.(2): Ver TARTESSOS de Schulten (Madrid, 1972; Austral); Introducción; pags 13 y ss; concretamente habla de esta mina de Cornualles en página 23 cita 2.
(3): Repetidamente hemos aludido al hecho de que los iberos luchasen valiédose de toros (a los que a veces ponían fuego -en sus astas o los uncían a objetos ardiendo-, para echarlos contra el enemigo). Fruto de estas "técnicas militares" heredadas a mi juicio desde Creta, existen varios relatos de victorias entre los reyezuelos iberos; entre ellas la muerte de Amilkar o la escapada de las Horcas Caudinas, de Anúbal (las tecnicas del toro pudieron llegar desde Creta tras la caida del mundo Micénico -hacia el siglo X a.C.- al igual que lo hicieron siglos después los signos de escritura tartessios, un alfasilabario cuyo origen es claramente cretochipriota-). LOS INTERESADOS VER MIS ARTÍCULOS:
-EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA. Parte quinta: El toro bravo en la Antigüedad; guardián y arma de guerra (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXXIV). NARRA COMO LOS IBEROS USABAN LOS TOROS PARA DEFENDERSE Y EN LA GUERRA, MENCIONANDO TEXTOS HISTÓRICOS QUE RECOGEN ESTE HECHO. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/01/blog-post.html
-EL GUARDIÁN SAGRADO DEL GANADO Y SU TOTEM SALVAJE -capítulo sexto de "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA" (Parte LXXV de "Lo invisible en la mitología": "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-. Sobre la permanencia del toro bravo al haberse usado pare la guerra y para evitar los asaltos o robos en el campo y ciudades. EXPONIENDO LA IDEA DE QUE ESTE ES EL ORIGEN DE LAS CORRIDAS, ENCIERROS Y FIESTAS POPULARES http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/blog-post.html
-En lo que se refiere al origen cretochipriota del signario tartessio e ibérico VER:
- ORÍGENES DE LOS SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO (alfabetos y letras en alfasilábicos). http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-9-9.html
- Capítulo Anexo -continuación-: SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO (Análisis de los caracteres: "Letras" alfabéticas). http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/blog-post.html
- Capítulo Anexo (continuación I). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Análisis de los caracteres silábicos http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-5.html
- Capítulo Anexo (continuación II). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Análisis de los caracteres silábicos. http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-9-8-9-9.html
- Capítulo Anexo (continuación III). SIGNOS QUE ESCRIBIERON IDIOMA IBÉRICO: Análisis comparativo de las vocales y consonantes -por silabarios y por alfabetos-. http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/04/1-9-0-9-9-8-9-9-0-8.html
(4): A excepción de Mainake, las colonias al Sur del cabo de Rosas (Ampurias) eran las cercanas al paralelo 38º (la altura del templo de Apolo en Delfos que era aproximadamente 38,5º). Como recordaremos, esta linea estaba entre las fundaciones de Denia (Hemera Skopeión), Benidorm-Villajoyosa (Alonis) y Alicante o Elche (Leukade-Lucentum).
(5): Ver FONTES HISPANIAE ANTIQUAE, TOMO VII: Hispania antigua según Pomponio Mela, Plinio el Viejo y Claudio Ptolomeo. Barcelona 1987 (pag 78, intruducción a la Geografía de Ptolomeo, comentada por Maluquer de Motes).
(6):Ver nuestro articulo anterior http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015/07/aviso-de-nueva-entrada-omphalos.html en su cita (10) . Más concretamente en lo que González (1998) cifra los tres tipos de Estadios Romanos: Vulgar (198 mts.), Olímpico (192 mts.), de Ptolomeo (185 mts) y Estadio Común (185,18 mts). Siendo el Estadio Común exactamente la décima parte de la milla náutica (tanto como el de Ptolomeo se ajusta igualmente mucho a aquel).
(7): Pomponio Mela, Cor. 92 y 93 .
(8): Plinio el viejo Hist. Nat. III, 4, 19
(9): Testo resumido de nuestro artículo. Para los intersados en conocer su lectura, VER: Mercurio dios del comercio y la prosperidad. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXIV). -LOS DIOSES QUE ENVÍAN EL ORO Y LA PROSPERIDAD, RELACIÓN DE LA JOYERÍA CON LOS ASTROS- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-9.html
(10): The Ancient Wisdom Foundation: (Fully referenced FREE online research facility) http://www.ancient-wisdom.co.uk/index.htm
(11): Hablábamos de estas cacerías de uros celtas en nuestro artículo ORIGEN Y SIGNIFICADO DE LAS REPRESENTACIÓNES ZOOMORFAS CERCANAS AL "LOBO VACCEO". http://sobrelostextosibericosdemario.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_4611.html
en el que recogíamos las siguientes palabras de Julio César: "se curten los jóvenes, siendo ese género de caza su principal ejercicio; los que hubiesen muerto más de éstos, presentando por prueba los cuernos al público, reciben grandes aplausos. Pero no es posible domesticarlos ni amansarlos, aunque los cacen de chiquitos. La grandeza, figura y encaje de sus cuernos se diferencia mucho de los de nuestros bueyes. Recogidos -los trofeos- con diligencia, los guarnecen de plata, y les sirven de copas en los más espléndidos banquetes" . "Comentario a las Guerras de las Galias" ("Bellum Gallicum" traducción directa del latín: José Goya Muniáin y Manuel Balbuena; ORBIS -Madrid 1982-) (VI, 14).
(12): LA «PIEDRA ESCRITA» DE DIANA, EN CENICIENTOS (MADRID), Y LA FRONTERA ORIENTAL DE LUSITANIA ALICIA M. CANTO Universidad Autónoma de Madrid// CuPAUAM21, 1994. pp. 271-296 /// RESUMEN de estudio (sic):
"Está a unos 4 Km. al SO. de Cenicientos, que es a su vez el último municipio al SO. de la provincia de Madrid, y casi en el linde de la provincia de Toledo" 3 (...) "Según la TIR (mapa), sería el último monumento o resto antiguo del territorio vetón y del convento emeritense, cuya divisoria pasaría unos kilómetros más al E. de él. Con esta frontera teórica (que hasta ahora sólo parece apoyarse en la actual deslinde entre las provincias de Madrid y Toledo) concordaría la tesis de A. Fuentes (-El País-, 14-10-1995) de que el monumento estaría en la divisoria entre dos conventus'' 4 (...) "Estamos, por tanto, ante imaedícula u oratorio rural y rupestre (y ello justifica su aislamiento de núcleos urbanos romanos), esculpido como exvoto y obsequio, quizá, del antiguo propietario de este predio, aprovechando una formación granítica natural, pero por demás llamativa, para consagrarla, junto con el sacrificio de dos animales (posiblemente blancos, como era costvimbre), a Diana, la diosa greco-romana de la caza y los bosques, que contaba además con la faceta de protectora de las mujeres y por ello de la fecundidad" 8 (...) "podía .ser un ara terminalis, al modo de los gromáticos. Pero, por una parte, efectivamente, la zona coincide con límites actuales entre Madrid y Toledo. Discrepando del límite señalado en la TIR, que creo avanza en exceso y sin motivo hacia el Oeste , parece más bien que éste debería marcarlo la línea de la Sierra de la Higuera, con las Peñas de Cenicientos y Cadalso" 11 (...) "Se me ocurre, pues, que pueda proponerse una relación entre este monumento y, por una parte, los Toros de Guisando , situados unos 15 Km. en línea recta hacia el N. de -Piedra Escrita" 11 (...) "A comienzos de 1975, se encontró en el término de Puebla de Montalbán, en el sitio de Cerrecín (margen derecha del Tajo) un verraco sobre plinto, de granito, de 85 cm. en cuadro, junto a parte de una estela fragmentada de caliza, de remate semicircular y con una roseta, de buenas época y calidad, ornamental y epigráfica. Se trataría, pues, de otra zona Rineraria en coincidencia con figura de verraco, y posiblemente limital. Este hallazgo creo que reforzaría, si no la idea de Braun de que Lihora/Libura coincida con la actual Puebla de Montalbán" 12 (...) " "A falta de más datos objetivos suficientes, parece poderse pnastular que la frontera entre las provincias Lusitania y Citerior Tarraconense discurría, rectamente, por aquí, y que esta línea procedía, casi en línea recta, desde Arévalo, en Ávila icf. infra). Y, si fuera cierta la pre sencia en "Piedra Escrita- de un verraco (cf. excursus, infra, parág. 11), esta idea se vería en mi opinión reforzada" 13 (...) "parece lo más probable que en época romana el monumento de Cenicientos estuviera tan aislado como lo está hoy, aunque no cabe descartar que cerca pudiera haber alguna necrópolis de finca o fundiaria. Su función primordial sería la de ser un ex\oto religioso, el cumplimiento de la promesa de un particular, esperando o agradeciendo un favor de la divinidad, y que el paraje, de posible coincidencia fronteriza, terminara por convertirse en sagrado y lugar de oración para las gentes de su entorno". 13 (...) Excursus: El «oso» y el «verraco» (epígrafe final pag 15 y ss). EL OSO "la zona trasera de esta gran roca granítica, en general mucho más tosca si se compara con la principal, presenta una serie indudable de oquedades y retoques, a los que se puede calificar de completamente intencionados. Las oquedades, de forma circular, se han interpretado como "Orificios correspondientes a vigas de una techumbre a dos vertientes» (TIR, cit.), y como «una escalera que permitía la subida con el fin de hacer sacrificios». Al no tener sentido la primera propuesta, y no tratarse, para la segunda, de un monumento que haga creíble tal función ni existir en su cima espacio suficiente o cómodo para tal actividad, he tratado de encontrar otra explicación para ellos". (...) "Desde esta óptica, el conjunto se entiende con bastante claridad, en «positivo» y -negativo-, como la huella de un oso". Y EL VERRACO "No menos me sorprendió otra observación, ésta también desapercibida para todos los que han visitado antes «Piedra Escrita». Exactamente delante y de frente al gran peñasco, y a unos pocos metros de distancia, existe otra gran piedra granítica y alargada. Mide de un lado al otro aproximadamente 4.30 m., y de alto 1.10" (...) En este sentido, cabe recordar los trabajos de G. López Monteagudo (1982) y R.C. Knapp (1992), resumiendo las muchas hipótesis sobre el origen, función y cronología de este tipo de esculturas. Entre la señalización de fronteras (que sería herencia de la fimción dolménica, según recientes teorías), el símbolo apotropaico y protector, y el uso funerario al modo de cupae continúan moviéndose las hipótesis. Pero su papel de hitos en las líneas fronterizas, como más arriba indiqué (epígrafe 9) con varios ejemplos y topónimos, sale en mi opinión reforzado con los datos de este estudio" (...) ADDENDUM 18 y ss; "Para confirmar mi hipótesis previa sobre la posible huella de oso en la trasera del monolito de -Piedra Escrita- (cf. suprcí parágrafo 11). Se trata de Latiniisv.p. Togatus, uno de los agrimensores antiguos reunidos en el Corpus de K. Lachmann {Gromatici veteres, Berlín, 1848, p. 309). El texto describe distintos tipos de monumentos terminales (es decir, divisorios), y entre ellos éste: Terminus sivepetra naturalis, si branca iirsi habuerit, lucum signijicat, por tanto: Si en un cipo divisorio o sobre una piedra natural se repre sentara una garra de oso, significa (el comienzo de un) bosque', remitiendo a su fig. 250 (que aquí más abajo se reproduce). Afortunado paralelo para el caso de Cenicientos, puesto que, en efecto, no sólo la garra de oso podía perfectamente utilizarse para seña lización sobre una piedra natural, sino que además estaría especialmente indicada aquí para marcar un lucus Dianae, patrona y protectora de los bosques"
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TAL COMO VENIMOS HACIENDO, INCLUYO MI MÚSICA PARA LOS SEGUIDORES QUE QUIERAN ESCUCHARLA Y con motivo de celebrar que estos blogs han superado los trescientos mil lectores:
-TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE más de 204.000 lecturas
-AÑORANZAS, RECUERDOS Y SEMBLANZAS más de 55.000 lecturas
-LEYENDAS DE LA MOTA DEL MARQUÉS más de 18.800 lecturas
-SOBRE LOS TEXTOS IBÉRICOS (dos blogs) más de 30.000 lecturas
-DE CNOSSOS A TARTESSOS más de 5700 lecturas.
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De tal manera, incluimos mi música para todos los interesados.
En primer lugar podremos oir PLÉYADES, sexto movimiento de los doce que tiene mi ballet TARTESSOS, compuesto y terminado cuanto estaba en La Mili en Sevilla, en 1982 (grabación en semidirecto en Japón 1991). PULSAR SOBRE:
https://www.youtube.com/watch?v=Nw1g-OKTqyQ
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Tras lo que invito a mis lectores a oir, la primera parte de MAEBASHI (LUZ); una de mis últimas obras. Suite de guitarra que también consta de doce movimientos, compuesta entre 2010 y 2011, dedicada a la ciudad en la que vivo (en Japón). En grabación semidirecta en Japón, pueden escuchar las tres piezas de la primera parte: LUZ (Atardecer, Amanecer y Luz de Maebashi).
PULSAR SOBRE SUS ENLACES:
https://www.youtube.com/watch?v=NV8uqxKW434
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk
https://www.youtube.com/watch?v=oM_vIP7Ryyk
Me parece bien pero se podría comentar más sobre la capital supuesta de tartessos, en doñana y el estuario del Odiel en Huelva, la ciudad más antigua de España
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras. Si lee Ud. por encima mis más de ciento cincuenta artículos subidos a este blog verá las distintas veces que hablamos acerca de la "ciudad" de Tartessos. Sea como fuere, el hecho es que en mi opinión la "capital" (si así se puede llamar) de la Turdetania ya en el siglo VIII a.C.; yo la situaría en Sevilla: Híspalis romana, Spal fenicia y que se hubo de llamar a mi juicio "Hesperis" antes (del griego `hesperia´occidente o bien del semítico-hebreo `severia´ (sefarad) "SphRS"). Dándole de nuevo las gracias por su comentario.
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