domingo, 14 de octubre de 2012

DEL FARMACÓS Y DEL FÁRMACON -parte segunda-: Sobre el "farmacós" o la inmolación humana (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVI).


Dedico este estudio sobre el farmacós y los sacrificios rituales en la antigüedad, a Esopo. Al maravilloso fabulista que vivió bajo este nombre y a todos los que hicieron nacer su leyenda. La de un esclavo de dotes privilegiadas, que tras ironizar sobre la falsedad de los ritos oraculares de su tiempo -y acerca de la perversión y codicia de quienes los practicaban-; prefirió morir libre a reconocer una falsa culpa y regresar bajo su amo. Por lo que aquellos hierofantes del santuario de Delfos le obligaron a saltar al vacío, para que en esa muerte "recuperase" su libertad -y para que así jamás tuviera tumba ni descanso-. Descanse alli en el cielo, en el sepulcro de los auténticos humanos, este Esopo; el legendario y el verdadero (siempre real y siempre encarnado en los hombres pensadores del bien).
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VIENE DEL ARTÍCULO ANTERIOR, ES LA PARTE SEGUNDA.
-Esta entrada es continuación de las anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.-
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AL LADO: Portada del interesante libro de Ph. Vandenberg "EL MISTERIO DE LOS ORÁCULOS", en el cual se describen algunas de las curiosas ceremonias que los griegos seguían en los templos dedicados al vaticinio. Trata sobre la Hélade clásica, tiempo en el que ya habían suprimido en los recintos sagrados los rituales más duros o antiguos (al menos en los de prestigio). Refiriéndonos a las más primitivas formas de adivinación o a los festivales más arcaicos, donde se inmolaban a personas; sacrificios con los que en tiempos antiquísimos habían venerado al dios-daimón para que así saciase su sed de sangre. Pese a no hablar de estos antecedentes de la religión helena, recoge multitud de ritos y consultas oraculares que manifiestan claramente como las más extrañas supersticiónes y formas de augurar (de comportamiento psicopático), dominaban a la población común de Grecia.
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ABAJO:
Contraportada del libro en imágen arriba, en la que se recoge el dibujo de un espejo etrusco hallado en Vulci. En este se representa a "KALKAS" realizando el vaticinio por medio de la hepatoscopia; pronóstico que se hallaba a través del estudio del hígado de la víctima recién inmolada (que entre los etruscos solía ser humana). Costumbre -a mi juicio- muy indoeuropea y enlazada con los rituales celtas, en los que los druidas sacrificaban al reo con golpes de espada, para leer en los espasmos y en su sangre, el futuro. Ceremonia que en el caso de la aruspicina etrusca llegó a ser una ciencia escrita en libros, impartida y enseñada durante años en los colegios de augures; cuyo patrón era esta deidad tirrenia que vemos en el dibujo -con el hígado de la víctima en la mano y pronosticando el porvenir...-.


 
 
Alguien me ha preguntado -no sin motivos- por qué critico con tanta inquina a los agoreros, vaticinadores y augures del pasado. Para responderlo diré que basta estudiar las religiones oraculares de aquellas épocas para espantarse de la gran mayoría de rituales que realizaban, con los que se pretendían acertar el porvenir -que en los tiempos más antiguos, comunmente eran a través de sacrificios humanos-. Practicando "ciencias" que se estudiaban en los colegios druídicos de los celtas, o en las "universidades" de arúspices estruscos -y posteriormente en las de augures romanos-. Disciplinas consideradas científicas y que consistían en máncias entre las que destacó aquella que leía el futuro en el hígado de la víctima inmolada (hepatoscopia); o bien en la sangre, las vísceras y espasmos del que se mataba a cuchillo para vaticinar (extispicina).
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Dicho esto, añadiremos que el mundo de la superstición y de la adivinación tuvo tal fuerza en esos días, que no hubo hombre que se atreviera siquiera a ironizar sobre sus creencias (so pena de que aquellos que las practicaban lo inmolaran, condenándolo a muerte). Por todo ello, mi inquina contra estos antiguos ritos oraculares que acabaron con personas como Esopo, quien tan solo dijo la verdad de su época y que fue calificar a los hierofantes de Delfos como unos falsarios. Adivinos que cercenaron la vida de uno de los maestros en el arte de crear, de vivir y de morir; tanto como lo fue Sócrates, o el mismo Cristo. Pensadores que basaron su filosofía y enseñanzas en el humanismo, en la inteligencia, en el cariño y en el bien. No en la aberración ni en la brutalidad, como ocurrió entre los augures y los vaticinadores, que tanto valor tuvieron para reyes y poderosos.

 
AL LADO: De nuevo el espejo etrusco con Kalkas -esta vez en foto nuestra, retocada para destacar contrastes-. La pieza fue hallada en Vulci, figurando en el anverso la deidad tirrénia de la aruspicina, practicando la hepatoscopia (fechado hacia el 330 a.C. propiedad del Museo Vaticano -Museo etrusco gregoriano- al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). La deidad alada, sostiene en su mano la víscera de la víctima recién inmolada, junto a un altar entre árboles sobre el que está el cuchillo de sacrificio. Estos ritos -como decimos- son de orígen muy precario y antiquísimos, por lo que se llevaban a cabo preferentemente en el campo o a cielo abierto (habida cuanta que pertenecen a tiempos en los que siquiera había templos).
El inicio y "base científica" de la extispicina, creemos que procede del necesario estudio del interior de los animales tras su sacrificio; por ver si estaban en condiciones de ser ingeridos. Pudiendo descubrirse de este modo también si las aguas -o los pastos-, de un lugar eran buenos y propicios (al inspeccionarse las vísceras de las reses o de las piezas cazadas). Pese a ello, estos rituales que en principio quizás valieron como medio de conocer las condiciones naturales o preveer enfermedades; degeneraron hasta las dos artes adivinatorias etruscas por antonomasia -ya mencionadas-: La extispicina (estudio de vísceras) y la hepatoscopia (consulta del hígado). Vaticinios que aquella cultura tirrénia solía hacer con cualquier motivo y con seres humanos (tanto que no había preso de guerra al que no se le diera esta función). Costumbre que heredaron los romanos, cuyos sacerdotes pasaron finalmente a practicarla con reses (pese a que nunca se perdió la tradición de utilzar hombres en los casos de grandes crisis sociales, de epidemias o ante catástrofes naturales).







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ABAJO: Hígado de Picenzia, perteneciante al Museo civico de Piacenza (al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Fechado hacia el 150 a.C. y perteneciente a una escuela de augures, en este vemos la víscera dividida en áreas de dioses y sagradas. Hemos coloreado en tonos de hígado esta pieza de bronce en la que increiblemente los etruscos (y los romanos) enseñaban el modo de ver el porvenir; al pensar que en aquella parte del cuerpo residía el alma. Marcando así, claramente las zonas que se correspondían con partes del cielo, de los astros o de los dioses; sobre las que se auguraba según las manchas de bilis, de grasa o de sangre -una vez inmolada la víctima-. En Grecia, por fortuna no se practicó apenas esta adivinación de origen anatólico, tan arraigada en el mundo indoeuropeo -concretamente entre los celtas-. De ello, los sacrificados en los templos helenos solían serlo de un modo "menos cruento"; entregando al ofrecido a un "daimón", para saciar la sed de sangre del dios (de la tempestad, la guerra etc.). Inmolados a los que se denominaba "farmacós", por su relación con las drogas enteógenas, o bien porque en este mismo se sustituía el brebaje -o pócima- que transportaba a los hombres hasta los dioses. De lo que el sacrificado cumplía la misma función que el fármaco (alucinógeno) como una fórmula para intermediar entre el Más Allá y el Mundo Terreno.

 
 
 
Continuamos el estudio, tras el análisis anterior del "fármacon" (medicamento ingerido para entrar en trance); correspondiendo esta segunda parte a la del "farmacós": Individuo sacrificado para que intermediara con los dioses en el trance de muerte. Comenzando el artículo de hoy con las inmolaciones realizadas en la Hélade, hasta su erradicación casi completa -lo que sucede hacia el siglo V a.C.-; sobre ello, nos comenta Escohotado en su libro (Historia de las drogas) narrando como esa "víctima del sacrificio expiatorio -que- se llamaba en Grecia `pharmakós -era- el vehículo de los éxtasis chamánicos; no menos que de algunas ceremonias de éxtasis orgiástico lo era el `phármacon´" (1) . Explicando claramente que aquellos pobres individuos que se torturaban ritualmente en los templos -o se entregaban a las fieras sagradas-; tenían como función llevar hasta el "éxtasis chamánico" al grupo que presenciaba la inmolación. Lo que refiere claramente al clima de locura, sangre y terror que aquellas celebraciones provocarían entre los asistentes; quienes al parecer se servían del trance horrible que vivía el infortunado "farmacós", para contactar con el inframundo.
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Acerca del significado de estos "ofrecidos" añade el mismo autor que: "Pharmakoi (plural de pharmakós) se llamaba a aquellos humanos que las ciudades sostenían para inmolar en sacrificio cuando eran afligidas por una calamidad, como esponjas con las que se limpia la mesa" (2) .  Especificando el mismo autor en el párrafo siguiente que: "También se los llamaba "kataros "cuyo significado es el de `puros´" (lo que deja bien claro su absoluta inocencia en la mayoría de los casos y la "necesidad" de llevarlos a sacrificio por no admitir las "impurezas" sociales...). Unos hechos que nos parecen tan terribles como abominables, pero que tristemente hasta la llegada de la civilización judeo cristiana fueron tan comunes como habituales en Europa. No tanto en Grecia, donde seguramente por influjo de las religiones de Oriente Medio (nos referimos a las de Canaán y concretamente a la de Israel), el sacrificio ritual en el templo fue casi erradicado ya en el siglo V a.C.. Sustituyéndose por ofrendas de animales o vegetales (e incluso económicas); todo lo que junto a su sistema basado en elecciones por votación -democracia- y a la permisibilidad para escribir los conocimientos científicos o el pensamiento, hizo que Grecia fuera la patria de la cultura, de las artes, las ciencias y de los grandes filósofos de la Historia.
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Una filosofía que lógicamente hubiera sido imposible mantener bajo una Sociedad que -como por ejemplo, la etrusca- permitiera a los sacerdotes elegir a "farmacós", entre los individuos que por su comportamiento o ideas estuvieran en desacuerdo con los templos (llevándolos a ser inmolados). Por cuanto expresamos, creo personalmente que los tres pilares de la Hélade fueron los antes descritos: Primero, el sistema de gobierno electo (en una forma "primitiva" de democracia). Segundo, la permisibilidad para introducir en su Sociedad conocimientos y religiones de otros lugares, que incluso podían escribirse y divulgarse a toda la población. Tercero, la erradicacion del sacrificio humano, sustituyéndolo por las ofrendas de reses o vegetales. Siendo quizás el más importante de los tres, este último; ya que sin una cierta libertad religiosa y sin la aboliciòn de las inmolaciones de personas en el templo; ningún grupo puede gozar de salud social, ni menos de alguna libertad de pensamiento.
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Sobre la desaparición de aquella terrible costumbre de ofrecer hombres a los dioses, hemos de plantearnos de dónde procedieron los influjos o filosofías que hicieron a la Grecia temprana anular estas prácticas (tan bárbaras como horribles). Puesto que en sí misma, la Hélade como producto de las invasiones indoeuropeas (dorias), hubo de heredar aquel legado que obligaba -ó recomendaba- al sacrificio humano. Por lo que hemos de deducir que los griegos tuvieron un pleno contacto con aquellas primeras culturas que erradicaron las religiones que ofrecían humanos a los dioses (o a daimones). Civilizaciones que en el plano ritual yo denomino "del tipo abrahámico" y que sabemos hubieron de comenzar hacia el siglo XVIII a.C. por influjo de Mitani y en parte, por el de Egipto. Tomando definitivamente como religión propia y rito común aquel que consideraba obsoleto el sacrificio humano; siendo este el origen de unos pueblos que finalmente se asientan en la franja de Canáan.
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Lugar donde posiblemente se establecieron hacia el siglo XV a.C., huyendo de Egipto; pero sobre todo refugiándose de Mesopotamia y del área hitita, quienes verdaderamente practicaban estas atrocidades. Alejándose de las zonas de influencia semita cuyos cultos obligaban por entonces a la adoración del Baal (ofreciendo un hijo al señor); o bien de los indoarianos que practicaban la adivinación por el procedimiento de inmolación. Generándose así y entorno al 1500 a.C. unas civilizaciones, tribus o pueblos, qué se sentían "elegidos por Dios" porque no sacrificaban a seres humanos en sus templos, ni en sus ceremonias religiosas (tal como el resto solía hacer). De tal manera y por influjo de esas "nuevas creencias", que a finales del II milenio ya tenían gran fuerza tanto como un amplio área de dispersión y divulgación en Canaán; debió ser por lo que ya en el siglo V a.C. en el Egeo, en Anatolia y en la Grecia Continental apenas se practicaban los sacrificios humanos.


AL LADO:
Detalle de un friso del templo celta de Roquepertuse, situado en la desemebocadura del Rohne, siglo III a.C. (tal como lo expone el Museo Arqueológico de Marsella, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Se trata este de uno de los pocos elementos arquitectónicos sagrados del mundo celta, del que tan solo se conservan casas o lugares civiles. Ello porque la religiòn druídica oficiaba en los bosques, las grutas y los lagos. Siendo su veneración animista muy primitiva y rindiendo culto a las fuerzas de la naturaleza, bajo sacrificios que comunmente fueron muy cruentos (humanos) y entre los que destacaban los adivinatorios. La exclusión del templo y el oficiar a cielo abierto (principalmente durante el plenilunio) era común en las religiones de este tipo tan arcaico; en las que se adoraba a las fuerzas positivas tanto como a las negativas de la naturaleza (para evitar que se enfurecieran). Dioses daimones de la tormenta o del rayo, que se veneraban en forma de serpientes o de fieras y a las que se ofrecían rituales durísimos -en la imágen vemos cabezas humanas usadas para decorar; costumbre típicamente celta, tal como narran las fuentes clásicas-.
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ABAJO:
Pequeña estatuilla de una deidad hitita de bronce, que procede de Dovlec y pertenece al Museo Arqueológico de Ankara (al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Se fecha hacia 1500 a.C., unos dos siglos antes del desmembramiento de Hattusa, momento en el que irán surgiendo diversos pueblos entre los que destacaron "los del Mar", que invadirán y modificarían todo el Levante Mediterráneo. La figura que vemos es muy similar a las que unos cuatrocientos años después fundirían los púnicos para adorar a su Baal -o señor de la ciudad, Melkart-. En una Fenicia que nace también en estas épocas (junto y desde Biblos); debido a una gran influencia hitita, unida a la de Egipto y la de Micenas.
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Otras gentes cercanas en el tiempo y al área donde fué hallada esta figura, se alejaron espiritualmente de la forma común por entonces de interpretar la vida. Comenzando a concebir el panteón religioso como el de una sola deidad, que dejaron de representar al considerar que los dioses solo habitaban en el interior del hombre. Siendo en ese tiempo y lugar cuando se produce la "reforma" que considera el sacrificio humano obsoleto, generando las nuevas religiones que darán paso a la Edad del Hierro, en las que tan solo se ofrecerán animales o vegetales. Finalmente, el pueblo o las tribus que recogen esta filosofía religiosa se asientan en tierras de Canaán, transformando la civilización hacia otros principios que cambiarán definitivamente las culturas mediterráneas, tanto como el curso de la Historia -generándose allí y en esos siglos, las bases teológicas que heredaría posteriormente gran parte del Planeta-.
 
 
 
 
 
1- EL CULTO A "YAKO" Y SU RELACIÓN CON LA ABOLICIÓN DEL FARMACÓS:

En el mismo capítulo del libro que comentamos de Antonio Escohotado lanza la divertida idea de que este inmolado (ó Farmacós), tanto como la droga que se ingería en los festivales (el "farmacón") tuvieran mucho que ver con la voz griega "pharmasso" (); cuyo significado era "templar el hierro" . Escribiendo que: "La raiz ´phar-mak` podría derivarse de la magia de los herreros, cuya importancia en la vida económica y militar en la antigüedad es evidente" . Pensando el autor que esos radicales de la palabra ´phar-mak`, pueden derivarse desde las voces indoeuropeas, "bhra" (que se traduce por "transportar", "trasladar"), unida a "mak" (que es: "grande", "superior" y vocablo de donde proceden las palabras "magister" o "magno") (3) . Curiosas y divertidas ideas que en la entrada anterior ya dijimos, quizás se relacionan con algunos cultos de adoración al templado entre los caucásicos (principalmente los escitas). Pueblos cuyas madres llevaban al niño a "bautizar" a la cuba de templar aceros, para que el dios de los herreros (Tleps) le concediera la inmunidad (una costumbre que como advertimos estaría muy relacionada con el "baño de Aquiles").
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Acerca de la etimología y la historia que nos presenta Escohotado, habríamos de añadir que la voz "farmaco", ha de ser muy anterior al templado del hierro (y nacida en la Edad del Bronce). Por lo que ha de suponerse que fue el inmolado o los medicamentos tomados en las celebraciones, los que dieron el nombre a esta acción de templar acero (en griego "farmasso"). Aunque profundizando más en la idea que expone y partiendo de que inicialmente la palabra "farmak" se traduciría por un "éxtasis magistral" ("bhra"+ "mak"). Habríamos de considerar que si esa catarsis se relaciona con las armas y el acero, lo ha de ser por dos motivos: Primero, porque los asistentes a las celebraciones sufrieran un proceso de tranformación -o transporte-, que creara en ellos una dureza similar a la que el baño de agua produce en el hierro. Segundo y principal, porque aquellas ceremonias en que se ingerían drogas o se inmolaban hombres, se relacionasen con los ritos ctónicos ancestrales, que son las formas de culto más antiguas de la metalurgia.
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Unos metales que se veneraban como "paridos" por la tierra (al igual que los cereales o los vegetales plantados) de lo que la diosa de la agricultura -Deméter-, junto a otras deidaes de las profundidades y del Hades, eran sus "protagonistas". Señores del inframundo que nos concedían o regalaban el hierro, el cobre o el estaño (tanto como las semillas que germinaban y florecían). Materias primas con las que nos alimentamos, pero en el caso de los metales, con las que se que creaban las armas y la civilización. Un civismo entonces logrado a golpe de espada y escudo, cuyos artesanos y trabajadores de la forja eran tenidos como gentes que laboraban en el mismo infierno, junto a Hefaistos -de un igual modo a quienes extraían el mineral de las minas-.
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Deduciendo como necesario para obtener grandes "cosechas" de cereales y de metales, agradecer a los reyes del Averno sus dones en los llamados cultos ctónicos o telúricos. Ceremonias donde se rendía pleitesía a las deidades del inframundo, entre los que destacaba Hades-Plutón (el rey de los infiernos y monarca de las riquezas que manaban desde la tierra). Por todo ello, ya vimos que se instituyeron ritos como los de Eleusis, siguiendo directamente los más ancestrales Misterios que se celebraban en las cavernas. Todo lo que nace de ese concepto antiquísimo, terrible y ctónico (telúrico o bajo tierra), que pretende regresar al hombre al útero materno simbolizado en la gruta. En celebraciones en las que se hacía imprescindible el "transporte" chamánico; es decir: El farmacón o el fármacós -drogar a los asistentes, o celebrar un sacrificio ritual; y en muchos casos ambas cosas-. Lo que significa que en los primeros y más antiguos Misterios debió ser necesaria una imolación terrible que dejara al pueblo en estado de trance emocional, que acompañarían con una ingesta de alucinógenos, llevando así a la catarsis a los asistentes.
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Debido a esas antiguas "liturgias" telúricas, la toma de drogas, brebajes y pócimas -tanto como el abuso de bebidas alcohólicas- se impuso entre los festivales helenos. Más no lo hizo la costumbre de sacrificar a humanos, que fue errádicándose y sustituyéndose en diversos rituales que partirían desde el denominado de "Yako". El mistérico "Iacho", que fuera un dios de origen eleusino y que se figuraba como un niño con una antorcha en la mano; aunque verdaderamente se representaba en el cerdito que todos los iniciados habían de llevar al templo de los Misteros. Un lechoncillo recién nacido, con el que el primer día de iniciación (los neófitos) entraban en el mar y se lavaban; limpiando luego con esmero al animalito, como si de un niño se tartara.
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Tras ello, se dirigían todos en común y en procesión hacia la mencionada caverna de Eleusis, con gran efuria; camino en el que tan solo proferían y repetían al unísono el grito de "Yaco" -palabra que posteriormente dió el nombre a Baco-. Nada hay que explicar sobre el por qué aquel Iacho, Yako o Eaco (simbolizado en el lechoncillo) era el portagonista de la alegría y del inicio de la ceremonia. Pues basta intuir que con aquel cerdito se había sustituido al niño Yaco, en el sacrificio de infantes (tan común en la época). Debido a lo que el motivo de euforia al jalear "Yaco" es evidente, ya que se exaltaría el hecho de poder cambiar al humano por un lechón... . -Pensemos que estamos hablando de unos siglos y de algunas civilizaciones (coetaneas y vecinas de la griega) donde era obligado entregar al templo un hijo de corda edad, para iniciarse en ese lugar sagrado (o que la familia quedara bajo la custodia de sus sacerdotes); niño que comunmente era allí sacrificado ante sus padres-.
 
 
AL LADO:
Los cultos a Deméter como Dea-Mater hemos de unirlos a los de las primeras señoras de los animales; unas "Potnias Theron", nacidas en el Neolítico en los años que las mujeres comenzaron a conseguir domesticar varias especies utilísimas para el hombre. Doma o adiestramiento de ciertas bestias (de tiro o de ayuda para cazar), que junto al comienzo de la ganadería cambiarían la economía y la forma de vida en la Humanidad. De aquellas maternidades dominadoras de los animales surgiría fundamentalmente Artemisa (la Diana cazadora de Roma), cuyos cultos estaban plenamente unidos a los de Deméter al considerarse ambas las señoras de los inframundos.
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Deidades de las fuerzas telúricas o de la vida interior, cuyo secreto residía en conocer intuitivamente la Naturaleza (unos hechos que dominan sobre todo las mujeres, al poder ser madres y tener una mayor capacidad de observación y comprensión). De tal modo reconocidas en tiempos muy arcáicos les fue asignada esa misión que se relaciona con las maternidades de la Naturaleza, como la que vemos en imágen. Naciendo los cultos a las refereridas Deméter y Artemisa principalmente desde estas adoraciones de Asia Menor, Oriente Medio y Anatolia. En la foto, diosa alada de principios II milenio a.C. (propiedad antigua de la coleccion Norman Colvile, foto tomada y trabajada desde el archivo del Warburg Institute, al que agradecemos nos permita divulgarla así). Arte probablemente babilónico en barro cocido y deidad considerada como Inara, la aliada de Teshub (el dios de la tormenta).









ABAJO: Uno de los relatos más extraños narrados sobre Deméter y su estancia en Eleusis, es aquel que cuenta el nacimiento de Yaco. Explicando que estando la diosa triste y melancólica, se acercó a ella una vieja sirvienta del palacio donde ambas trabajaban, llamada Baubo. Aquella mujer le ofreció un cuenco que contenía un brebaje compuesto de menta y agua de cebada, para que se animara; pero Deméter lo rechazó. Acto seguido, Baubo se subió los ropajes y tras enseñarle la vulva, se dice que la diosa rompió en risas y bebió del cazo. Momento en el que bajo las faldas de Deméter comenzó a nacer (o a aparecer) un niño, quien también riendo de la escena besó a su madre y se puso junto a ella. Aquel neonato -tan curioso- fue Yaco, del cual se narran varios extraños modos de venir al Mundo. Ya que otras versiones afirman que siendo muy niño acompañaba a su madre en Eleusis en la búsqueda de su hermana Perséfone; palacio donde todos reían con la procaz forma de hablar de la servidumbre (en especial con la de Baubo).
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Todo lo que indica que los Misterios donde se recoradaba a Deméter en Eleusis, tenían también una parte de divertidas bromas y hasta de ritualesd cargados de obscenidades. Además, la interpretación que dimos en entradas anteriores a este relato fue la de que aquel bebedizo compuesto de agua de cereal y menta, ofrecido por Baubo a la diosa; hubo de ser el "kikeón" producido con cornezuelo de centeno (al que se añadiría la menta para quitar el mal sabor). Un alcaloide que -dijimos- se suministraba a las parturientas para aminorar las hemorragias, los dolores y el estado de consciencia; gracias al "claviceps purpúrea" que contiene el ergot (cornezuelo). Por todo ello encontramos un significado pleno de los "misterios del parto", en la extraña historia referida; que menciona las risas y bromas relativas al sexo, la vieja matrona (o sirvienta), la exhibición de la vulva y el raro alumbramiento de Yaco -ya crecido, indicando quizás que su nacimiento había sido indoloro gracias al brebaje-.
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Relacionándose a nuestro juicio este bebedizo que toma Deméter antes de que aparezca Yaco (para animarse o anestiarse) con todos los rituales que celebraban estos Misterios, cuyo origen estaría en una identificación de esa "madre de la gruta" con el útero materno. De tal manera se sabe que antes de entrar en la sala principal de la caverna-templo de Eleusis, los que iban a ser iniciados bebían frente al pozo donde se acedía al Hades, un compuesto de agua de cereal con menta. Tras ello, en el interior de la cueva; hallarían a Perséfone y a Yaco en uno de los momentos culminantes de las representaciones "de phantasma" que los sacerdotes realizaban. Por lo demás y en lo que se refiere a aquella sirvienta Baubo enseñando su sexo, ha de contener un sentido relacionado con la buena suerte (a la parturienta o a los neófitos en los ritos); ya que mostrar la vulva en la Antigüedad tenía un significado apotropaico, del mismo modo que la figura del pene servía para combatir la mala suerte. Unos talismanes contra el mal fario que ya hemos estudiado en profundidad en entradas anteriores.
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Existen algunos modelos de amuletos contra el mal de ojo que han quedado apenas sin ser analizados por los investigadores; refiriéndonos a los que vemos en imágen, y que claramente son dos valvas con una cara en medio. Diseño apotropaico que mucho recuerda a la cara del Gorgoneo, pero a su vez son conchas. Todo lo que se relaciona con la vagina y con el poder como talismán de las representacones sexuales. Un deseo de suerte o del buen parto que se incluye en este relato del nacimiento de Yaco, cuando una mujer con nombre similar al sexo femenino (Baubo) lo muestra. Explicando la historia de Baubo por qué aquellas representaciones de órganos genitales se tenían como ahuyentadoras del mal fario, al producir risa. En la imagen de abajo: Dos valvas-talismanes romanas en bronce, fechadas hacia el siglo I d.C. (pertenecen al Museo Aqueológico de Cáreces, al que agradedemos nos permita divulgar la imágen). Desconozco personalmente si alguna investigación o estudio ha definido este tipo de amuletos como rostros gorgoneos relacionados con Baubo y con el sexo femenino.

 
 
 
 
 
Pero continuemos con Yaco, el "venido al Mundo" en Eleusis (parido sin dolor), tras ingerir Deméter el bebedizo compuesto por agua de cebada y menta. Aunque otras fuentes afirmaban que este Yaco, era ya un niño de corta edad cuando llegó junto a su madre al templo eleusino buscando a su hermana (4). Un pequeño del que se daban varias versiones, destacando aquella que le hacía hijo de la propia Perséfone; por lo que en ese caso se suponía un nieto de Deméter -llegando a mencionarlo algunos autores clásicos incluso como esposo de aquellas dos-. Aunque la "escuela más extendida" identificaba a Yaco con Baco, y como tal era el hijo de Perséfone -o Kora- habido con Zeus. Siendo en este caso Yaco el mismo que Zagreo, quien fue la forma más antigua de Dionisos (5) .
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Llegamos en este punto a un momento en el que Yako-Dionisos (Zagreo), habría nacido en Creta en una gruta y desde dos dioses-daimones antiquísimos, venerados como serpientes: Sus padres, Perséfone y Zeus. Niño culebra que intentaron raptar los Titanes engañándolo para sacarlo de la caverna donde se ocultaba y quien al verse asediado por aquellos fue tomando la forma de diversos animales, con el fin de luchar contra quienes le perseguían. De tal modo, Zagreo se metamorfoseó en diversas fieras -petendiendo hacerles huir- y cuando se convirtió en un toro, fue atrapado por esos Titanes. Quienes lo comieron en crudo, convertido en un buey (según otras versiones, trocearon y cocieron en una gran crátera al bóvido Zagreo, para ingerirlo). Pero su padre -Zeus- enterado de lo sucedido, mandó que recogieran los restos de su hijo para resucitarle; trance en el que tan solo encontaron su corazón palpitante, que fué llevado hasta Atenea, quien lo introdujo en una fugura de yeso a la que insufló de nuevo la vida -en otras versiones la diosa tragó el corazón palpitante y tras ello nació de nuevo Zagreo- (6) .
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Acerca de ese Yaco-Zagreo nos dice textualmente Robert Graves: "Este mito se refiere al sacrificio anual de un niño que tenía lugar en al antigua Creta y que era el sustituto de Minos, el rey toro. Su reinado solo duraba un día en el que se ejecutaba una danza que ilustraba las cinco estaciones -como león, cabra, caballo, serpiente y toro-, tras lo cual era comido crudo (....) los filósofos órficos que heredaron la tradición de este sacrificio, solo que devoraban un ternero crudo en lugar de un niño" (7) .
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Evidentemente, la explicación e interpretación del mito por parte del genial Graves, en este caso nos parece muy "personal" y en nuestra opinión más bien todo lo narrado en la leyenda indica la sustitución del sacrificio del niño, por la de uno (o varios) animales. Ofreciendo ante los dioses aquellos totems en los que se metamorfosea Zagreo, en una fiesta que eliminabala inmolación de infantes (mencionada por Graves). Comiéndose de manera sagrada finalmente al toro salvaje, que habitaba en el templo de Minos (en Cnosos), quizás como símbolo del propio príncipe. Modo en el que se podría explicar la sustitución del Bóvido por el niño; terrible toro que matarían los valientes que se ofrecieran a hacerlo para salvar al príncipe (totem en el que se simbolizaría a ese infante rescatado, por quienes al final tenían el honor, o el valor, de hacerlo). Aunque no negamos que quizás la carne de aquel bóvido que simbolizaba a Zagreo, se ofreciera en crudo y como ritual. Lo que indica posiblemente que ni siquiera era comido (como normalmente se hacía en los sacrificios); o bien que se entregara en crudo para ser preparado, ingerido, o cocinado, ritualmente.
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Todo lo narrado, une a Zagreo con los ritos órficos y con Dionisos, dios este que también era comido de una forma similar, simbolizado en un toro inmolado (o en el vino). Hechos que nos indican realmente que si Yaco era el mismo, o una figura muy parecida a Zagreo y a Dionisios; todos ellos -en mi opinión- personificaban la sustitución del sacrificio de infantes, por la muerte e ingesta ritual de un animal. Lo que sí explica la celebración de aquel hecho, para ser compartido con gran alegría, con vino y con fiesta. Celebraciones que se relacionaban con la eliminación del "fármacos" (hombre a inmolar), reemplazado por el "farmacón" -vino y otras "sustancias" con las que los helenos "alcanzaban el éxtasis" o el transporte-.
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Lo antes referido, nos lleva indudablemente hasta los cultos de Baco, al que dió nombre este Yaco (o "iakjo"), tal como refieren las fuentes clásicas -ver cita 8-. Unas celebraciones en bacanal (o dionisiacas), cuyo origen hubo de estar -a mi juicio- en este rito que cambiaba el humano a sacrificar, por una fiesta en la que se mataba al toro (animal que personificaba al dios, en vez de hacerlo con un pobre infortunado). Alegría y sustitución a celebrar con unos festivales de liberación en los que se realizaban todo tipo de excesos -sexuales, de alcohol o con "sustancias más que peligrosas"; para "sentirse" junto a los dioses-. Cultos que nacerían en principio desde los antiquísimos de Zagreo, pero principalmente desde el mencionado a Yaco (hijo de Perséfone o Deméter); figura clave de los Misterios.  De lo que es fácil comprender por qué nos dicen los autores antiguos que aquella palabra era el grito de lamento y alegría en todas las fiestas mistéricas, donde los asistentes no dejaban de corear y de jalearle, gritando en todo momento: -"" (¡Yakjo, Yakjo!)- (8) .

 
AL LADO:
Muchos fueron los niños en los que se personificaban deidades; hijos de dioses o reyes, nacidos de manera milagrosa y que adoptaban finalmente la figura de animales; tras lo que eran matados, troceados o torturados en aquella metamorfosis. Totems que en mi consideración eran los que se entregaban e inmolaban en los templos helenos, en sustitución del infante. Lo que sucedería en Grecia desde el momento en que prescindieron de los sacrificios humanos, en la mayor parte de sus templos (algo que sucede en tiempos muy lejanos en la Hélade, a diferencia de otras culturas que los mantuvieron hasta la erradicación de la inmolación humana por el cristianismo).
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Uno de estos extraños niños era Erictonio, al que podemos ver en imagen junto una de las hijas del primer rey de Atenas (Cecrops). Bebé que fue encontrado entre serpientes en su capazo, y del que tambien se dice que nació con forma de culebra -al germinar desde la tierra y del esperma de Hefaistos caido en el suelo, tras ver el herrero la belleza de Atenea-. Fue este niño ofidio, finalmente rey de Atenas y heredó el poder desde el otro monarca, nacido igulamente con forma de sierpe (Cecrops). Unas antiquísimas leyendas de la fundación de Atenas que se unen a la antes mencionada de Zagreo y de sus padres Perséfone y Zeus, personificados en grandes ofidios -incluso el nombre de Zagreo, nos recuerda mucho al de Cecrops...-. En la imagen: Parte de la Acrópolis de Atenas, escultura del niño Erictonio, fechada hacia el 510-500 a.C. (agracedemos al Museo Nacional de Atenas nos permita divulgar la imagen).









ABAJO: Precioso toro ibérico, procedente de Osuna (circa. Siglo II a.C.), propiedad del Museo Arqueológico Nacional al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Quizás uno de los mayores avances de la Historia fue la inmolación de un animal (comunmente una res ofrecida al templo) en sustitución de la víctima humana. Más aún en el caso de las Sociedades que obligaban a entregar un hijo al Baal (o señor -rey o gobernante de la ciudad-), rito especialmente común entre las religiones de origen mesopotámico y del II y I milenio a.C.. Debido a estos nuevos cultos que se celebraban sacrificando reses, es por lo que -en mi opinión- desde el siglo XV a.C. (hasta nuestra Era), podemos observar una enorme proliferación de figuras de toros y carneros -en Asía Menor, Oriente Medio, Anatolia, Grecia y etcétera-. Animales que se llegan a representar hasta en los capiteles (a los que se da la forma de sus cuernos) y en multitud de esculturas, cuyo motivo creo procedería fundamentalmente de estos rituales de inmolación de bóvidos y ovinos, en sustituciòn de los humanos.
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Por ello, esa estatuaria que representa reses, en mi opinión no simboliza precisamente a dioses, sinó más bien un totem liberador. Algo que claramente se muestra en una de las últimas religiones que así magnificó al bóvido, y que es el mitraismo. En cuyo culto supremo figura el Sol invicto -como el hombre Mitra-, que da muerte al animal (cada 25 de diciembre). Todo lo que a mi juicio significa la sustitución de la res por el ser humano. De lo que el sentido de aquel toro que Mitra mata el día que renace la luz; es el final de las celebraciones a las tinieblas. Oscuridad que termina el 25 de diciembre, simbolizando el fin de los tiempos en que se ofrecen seres humanos a los dioses, para inciarse las religiones que entregaban reses en el templo.

 
 
 
 
 
 
Como hemos visto, los autores clásicos consideraban que el nombre de Yaco procedía de este grito de júbilo (y lamento) de los iniciados en los misterios. Etimología que no negamos, pero que no explica el origen mismo de la palabra, ya que no podemos exponer que una voz surja de un simple "jaleo", sin decir qué singnifica o de dónde procede. De tal manera y a nuestro juicio, creemos que el verdadero sentido del vocablo "yaco" es muy antiguo y significa originariamente "jonio"; lo que se dice en griego arcaico, "iakos" (= jónico). Palabra que denomina a una de las zonas más antiguas del mundo Egeo (la Jonia que comprende el litoral e islas frente a Grecia, de la actual Tuquía), origen de la cultura marinera helena y lugar de procedencia de gran parte de su civilización. Pero a su vez la etimología de Jonio es en mi opinión la de "unión" o "liga"; ello seguramente porque desde la más remota antigüedad esta zona (que comprendía Kios, Mileto, Samos, Éfeso, Focéa y etc) era una comunidad ya unida. Lo que de seguro hizo nacer desde los radicales protoindoeuropeos "IU", "IO" (que significan unión), la voz "Ionia" y cuya traducción inicial pudo ser la de "La Unión", "La Liga", "La Alianza".
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De lo que a este Yako, lo consideramos más bien un dios jónico y antiquísimo, heredado desde el cretense Zagreo. En mi forma de ver nacido o llegado a Grecia Continental en los Misterios y como un modo de alianza, en la forma de rescatar del sacrificio al niño. Sustitición que pudo ser la de aquel infante comunmente ofrecido al templo en efigie de un noble o rey y que en Grecia fue finalmente liberado de ese triste final. Todo lo que serviría para unir o asociar pueblos -o ciudades estado-, bajo esta indudable foma de alianza. Fórmula normal en la antigüedad de gerenerar ligas o pactos, que se relaciona con las costumbres de adoptar al hijo o hija de otro rey (o a una persona llegada de un lugar lejano, en la forma de "hospicium"). Lo que ocurría comunmente cuando contraían matrimonio, momento en que pasaban a ser considerados los extranjeros como vástagos propios y como símbolo de unión y pacto entre ambos reinos. Alianza de pueblos o ciudades, que de romperse significaba la muerte de aquellos extranjeros que permanecían allí viviendo -entre otras cosas, como garantía de la unión-.
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Todo lo que vemos en relación con la configuración de la liga jonia (antiquísima), relacionada con este culto al Yaco (en mi opinión: "El jonio"). Quien quizás pudo ser el símbolo de aquellas personas o niños que quedaban en garantía de la alianza y que por lo tanto eran liberados del común ritual de matar al extranjero. Por cuanto decimos, ciertamente pudo consideranse que esos "ajenos" a la ciudad o al reino, vivían en cierto modo en los infiernos. De tal manera, ha de explicarse el mito Mistérico por el que Yaco es el hijo de Perséfone (o de Deméter) y por qué curiosamente aparece dentro del inframundo, siendo uno de los protagonistas de Eleusis. Un niño que va hasta el Hades en búsqueda de su hermana o junto a su madre, arriesgándose a morir al tener contacto con Averno; aunque finalmente aquel hijo de Kora o de la diosa de la agricultura no fallece, ni es inmolado. De todo cuanto exponemos, podemos entender que el cerdito con el que se entraba en Eleusis, que se llamaba "Yaco"; hubo de ser el animal a sustituir en el ritual de sacrificio. Una ceremonia en la que se mataban bajo tierra y dentro de la gruta, tantos cochinillos como asistentes había (comunmente miles) -que contendría como simbolismo, lo antes expresado-. Por cuanto decimos, puede comprenderse por qué el ritual mistérico comenzaba con el lavado del cerdito (junto al del neófito, que lo portaba) y por qué al tercer día el cochinillo era sacrificado (dando así comienzo a la iniciación).
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Una iniciación dentro de la caverna en la que -al parecer- eel momento de mayor horror, sucedía cuando aparecía Perséfone (Kora) con su hijo en brazos. Probablemente al temer los asistentes que aquella mujer que representaba a la esposa del rey de los infiernos (raptada en el inframundo por aquel); hiciera con el niño que portaba en su regazo, lo mismo que ellos habían realizado con el cerdo (ya que cochinillo y chiquillo se llamaban igual: Yaco) (9) . Todo lo que dicen promovía unos momentos de terror dentro de la cueva de Eleuisis, que terminaban en trances y éxtasis (quizas promovidos por los bebedizos que ingerían los asistentes) y en los que aquellos neófitos expresarían sus temores, arrepentimientos y pesamientos. Por lo demás, posiblemente el mito de Perséfone raptada, con su niño en peligro permanente; representaría ante el pueblo el mundo de los reyes y de los gobernantes, cuyos hijos y mujeres habían de irse a vivir a lugares extranjeros (o casarse con otros monarcas, para realizar alianzas). Lo que supondría habitar en los mismos infiernos, habida cuenta que el modo común de romper aquellas alianzas -o de comenzar la guerra- era acabar con la mujer y los hijos habidos con personas de esa ciudad o reino, con el que ya no se deseaba pactar (10) .
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Cuanto decimos nos interna en la simbología de Eleusis como la consecución de unos misterios en los que se representaría la vida de los reyes o de los poderosos, figurada en la de los dioses. Consecuentemente ello se haría a modo de alegoría, para que cada iniciado interpretara a libre entendimiento, lo que deseaba entender (de lo que ellos creían sucedía entre aquellos monarcas y ricos). Así, en el recinto sagrado se realizaban, teatrales figuraciones a través de la mímica y sin mediar palabra, tan solo acompañadas de música y cantos (que en los momentos de climax se veían "amenizados" por un gran ruido de címbalos y tambores). Representaciones y hechos que se sublimarían al interpretar el iniciado que de este modo se había internado en el inframundo y en el reino de los muertos, del que ninguna palabra podía revelarse. Por todo lo expresado, en mi opinión personal; el niño Yaco, significa en sí mismo "el jonio", pero en el sentido de "la alianza" o "el pacto" (11) .
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Por lo demás, aquel niño que tenía la antorcha, pudo también representar al segundo sacerdote de Eleusis, llamado "dáduco" quien igualmente portaba un hachero en su mano. Que solía ser el hijo del supremo hierofante (o eumolpo); y que llevaba la luz, iluminando o abriendo paso desde la entrada de la gruta, para iniciar el misterio. Aunque de todo ello, nos falta conocer o estudiar el origen del cual pudieron surgir estas religiones y esos "nuevos" ritos que se introdujeron en Grecia a fines del II milenio a.C. (o comienzos del primero). Habiendo de analizar la forma en qué pudieron generalizarse aquellas religiones, que sustituían el animal por el niño y que crearon esas celebraciones mistéricas en la Hélade.
 
 
 
AL LADO:
Crátera griega en la que se representa a Aquiles armado. Pieza de autor desconocido se fecha hacia el 575 a.C., pertenece al Museo del Louvre, colección de Campania (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Recogemos una representación del héroe aqueo por antonomasia, quien según algunas versiones había sido bañado de niño en las aguas de la Estigia, convierténdose así en invulnerable. Simboliza este (a más del pueblo aqueo, del cual considero es su homónimo -Aquiles-) la aparición de las nuevas armas y de las nuevas corazas, en plena eclosión del hierro en Anatolia. Lo que se produce a fines del siglo XIII a.C., tras la caida del mundo Hitita y cuando surgen multitud de pueblos indoeuropeos que haciéndose con el secreto del nuevo metal, invaden o se adueñan de las zonas comprendidas entre el Danubio y el Cáucaso. Logrando dominar en pocos siglos estas nuevas gentes todo lo que luego sería Grecia (Continental, Anatólica y la Jonia). A continuación intentaremos explicar qué influjos religiosos tuvo Grecia, para poder entender la procedencia de cultos como el de Yaco.
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ABAJO: Curiosísima estatua de Baal, fechada entre los siglos XVIII al XVII a.C. que fue encontada en Tortosa (pieza del bronce de unos 30 ctms. de altura y perteneciente al Museo del Louvre). Como podemos ver es casi igual a otra hallada en las cercanías de Akara y que hemos recogido unas imágenes más arriba (aunque aquella se data uno o dos siglos más tarde). Todo lo que indica que entre Tortosa y Anatolia (o bien, Ugarit-Biblos y Tortosa) tuvo que haber contactos, entre los siglos XVIII al XV a.C.. Pues ambas figuras son muy semejantes e incluso la postura de los brazos de estos Baal (o señores) es la misma, como dios de la tormenta que ha de llevar la lanza y espada en cada mano. Por lo demás ambos portan gorro hitita-cananeo que se remata con cuernos, puesto que  Baal era representado como un toro. Siendo el antecedente de Melkarte, su culto se caracterizó por representar al señor de la ciudad (u Estado) al que había que ofrecerle humanos (concretamente inmolarle un hijo, que solía ser el primogénito). Muy distintos fueron los ritos que erradicaron esta costumbre; entre los que a mi juicio estuvo finalmente el de Eleusis en Grecia.


 
 
2- LOS ORÍGENES DE YACO (teoría propia acerca de la influencia llegada desde Oriente Medio a Grecia, para la abolición del Fármacos):
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Tal como decimos en el título del epígrafe, tenemos una teoría propia acerca de cómo pudieron introducirse estos cultos en Grecia, que terminarían unificándose en los llamados órficos. Rituales que todos reconocían como originarios de Canaan, Creta y Anatolia, pese a que nadie explicaba qué antecedentes claros hubo en aquellos. De tal modo, los cultos llamados Coribánticos eran claramente de ascendencia cretense, aunque todo hace pensar que tras la caida del mundo minóico (más concretamente desde la desaparición de Micenas), se trasadaron a Anatolia. De allí, que la veneración y adoraciones  hechas en el monte Ida de Creta, se tradujeran a la montaña del mismo nombre sita junto a Troya. De un mismo modo, quienes se llamaban en la isla de Minos, los Curetes; pasaron a ser denominados Coribantes en Anatolia (aunque tuvieran un igual significado). Consecuentemente, las ceremonias de un lado y de otro parece fueron muy similares; entre otros motivos porque Creta era hija o hermana del mundo hitita, tanto como los hititas bebían y se nutrían de la cultura marinera de Cnosos.
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Por ello, cuando el mundo de Hatusa cayó y a su vez fue desapareciendo Micenas, unos nuevos hombres del hierro -de origen indoeuropeo y generalmente dorios- heredaron su puesto en las islas del Egeo (en la posterior Grecia Continental y en parte de la actual Turquía). Poder que lograron en gran medida gracias al nuevo metal y sobre todo a las enormes revueltas que hubo por aquel entonces en Oriente Medio y en Anatolia (que se desmembró en diversos reinos). Así, los descendientes de Aquiles y que en realidad eran varios pueblos indoarianos (no tanto aqueos) fueron haciéndose con lo que más tarde conformaría la Hélade; llegándose al siglo VIII a.C. en el que puede decirse que Grecia ya existe como un concepto cultural unido (no polìtico, pero sí desde el punto de vista histórico e idiomático). Sus fronteras en Oriente Medio tocaban con algunos de sus más grandes rivales, entre los que se hallaban los fenicios, civilización igualmente marinera pero de un origen absolutamente distinto (prácticamente nacida desde el influjo egipcio, y desde una raiz cultural y racial semita).
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Tan diferente era esta Fenicia que muy poco en común tuvieron con la Hélade -religiosa y culturalmente hablando-, pese a haber importado los griegos desde allí hasta el alfabeto (fórmula de escritura por letras definitivamente usada y expandida por los púnicos). Sin embargo, otras zonas y otros pueblos que rodeaban a los fenicios sí tuvieron un contacto mucho más pleno con los helenos. Quizás porque carecían de la rivalidad existente entre Fenicia y Grecia, ya que pugnaban ambas por las rutas comerciales. Otro de los motivos que hicieron "simpatizar" a los griegos con algunas zonas de Canaán u Oriente Medio, se debió a que aquellas eran áreas de influencia o herencia micénica. Una Micenas que había sido la madre (o la antecesora) de la Hélade y que como tal era respetada por ellos -quienes se debieron sentir muy unidos con los pueblos que se sabían descendientes de esa antigua civilización común y predecesora-. Gentes que se situaban principalmente al Norte y al Sur de Fenicia, y entre los que destacan aquellos que modernamente se llamaron por la arqueología "Pueblos del Mar".
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En otro momento relataremos la historia de la dispersión de Micenas y los lugares a los que se supone huyeron los que hasta el siglo XI a.C. habían vivido en el Egeo, Creta o Chipre (fundamentalmente). Pero hoy simpemente nos limitamos a recordar de nuevo cómo hubo unas grandes migraciones por todo Oriente Medio, en las que diferentes poblaciones procedentes de la antigua Micenas -desde los siglos XIII al X a.C.- fueron asentándose y buscando refugio en distintas zonas del Levante Mediterráneo (prinipalmente costeras). Todo lo que hizo que esos huidos intercambiaran cultos y costumbres con aquellos que les recibieron y con los que comenzaron a convivir. Siendo una de las áreas que aceptaron a una parte de los refugiados micénios, la franja costera de Canaán. Concretamente, el litoral marino de Israel, donde se asientan aquellos que escapan de las invasiones o de las convulsiones del hierro, de los que muchos progresivamente pasaron a formar parte del pueblo judío.
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Creyendo personalmente que estos cretenses o anatolios procedentes de Micenas y que desde el siglo XII a.C. llegan a la zona de Palestina, influirán en gran parte en las relaciones entre los pueblos asentados en Canaan y los futuros griegos. Siendo aquellos -entre otros- los filisteos y la llamada tribu de Dan, probablemente de origen cretense que se establecen en las costas al Sur de Fenicia y junto a los israelitas, sabiéndose que adoptan muchos las creencias de estos últimos. Por tal motivo se dieron unas grandes influencias e intercambios entre esas gentes de distinto origen, pero que quizás no fueran tan diferentes en sus cultos y culturas, ya que los micenios se fueron adaptando e incluso convirtiendo al judaismo. Por lo que considero que no sería aventurado pensar que muchas de las costumbres de Israel pudieron pasar al mundo Jonio y desde allí a la Hélade.
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Este sería el caso del niño rescatado al que denominaban en Eleusis Yaco, y cuyo nombre vimos significaba "jonio", pero también originariamente debió de indicar la "unión" o "alianza". Por cuanto derivaría desde el radical común protoindoeuropeo y de los idiomas indoeuropeos, en los que "IU", se traduce por: "Unión", "unidad", "derecho" y "recto". Quizás siendo muy cercano en su significado religioso  -e incluso en el de su nombre- al que tuvieron inicalmente "Isaac" y "Jacob". Creyendo personalmente que estas figuras veneradas en Canaan pudieran pasar hasta la Jonia (muy próxima a Israel) y desde allí llegar a Grecia, terminando por convertirse en Yaco. De tal manera aunque comunmente Isaac se traduce del arameo como "yitzhaak" y se supone que significaría "el que hace reir" ; tanto como Jacob se considera es "ia kov", que equivaldría a "tomado por el talón". Las etimologías de ambos nombres en mi opinión personal son otras, que exponemos a continuación.
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Puesto que el origen de la palabra Isaac la derivo desde los radicales semitas "I-SH-V-A" (iod+sin+vau+ayin) cuyo significado es "salvación", y que a la vez que se relaciona mucho con la voz hebrea "I-SH-R" (iod+sin+resh) cuya traducción es "recto", "derecho". Palabras de las que surgirían las formas que derivarían hasta "Jacob" e "Israel". Siendo así que a mi modo de ver, Israel y Jacob significan "el justo", "el recto"; mientras Isaac procedería de estos radicales semitas que significan "salvación" o "victoria" (ISHVA). Creyendo que ambas formas se relacionan mucho, por cuanto están cerca foneticamente y los dos radicales (ISHVA e ISHRA) tienen sentidos muy próximos.
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Llegados a este punto, veriamos que Yaco significaría algo muy parecido a Jacob (e incluso a Isaac), por cuanto procedería del radical indoeurpeo "IA", "IU", que se traduce por "unión", "alianza" y que conforma las palabras latinas como "ius" (Derecho) o "Iu-piter" (Padre de la Unión). Por ello, creemos que aquel que en Creta se llamó Zagreo y que en Grecia pasó a denominarse Yaco, para terminar siendo Baco en Roma. Originariamente es un culto de influencia del pueblo hebreo, que posiblemente llegó a Eleusis y al La Hélade a través de los micénios afincados en las costas de Israel y de las gentes de Oriente Medio (que tenían contactos con los judios y con Grecia). Aunque para explicar como pudo llegar esta figura de Yaco y el culto a la sustitución del hombre por el animal hasta los griegos (a través de Oriente Medio), necesitaremos una siguiente entrada.

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ABAJO: Creta, la Bahía de Agia Nikolaus. Desde estas cristalinas aguas, navegando a unos cuatro nudos (como era común en la antigüedad), poniendo proa al Este se alcanzaría en unos dos días La Jonia (a unos doscientos kilómetros). Dirigiéndose hacia el norte puro llegaríamos a Troya en tres jornadas (unos 300 kilómetros) y en un tiempo similar alcanzaríamos la Grecia Continental si el rumbo fuera Noroeste. Si fuéramos hacia el Sureste, en algo menos de siete días estaríamos en Israel (a unos 800 kmts), lugar donde parece que se refugiaron parte de los micenios huidos desde esta isla entorno al siglo XII a.C. (bajo el nombre de Dan o Peleset). Dirigiéndonos al Sur, en menos de cuatro, llegaríamos a Etiopía (junto a Egipto). Pero si el rumbo fuera Oeste puro, en una semana estaríamos en Sicilia (a 800 kilómetros), isla que podríamos bordear en dos o tres jornadas para continuar hacie el Oeste, llegando a Cerdeña en unos cuatro días más (400 kilómetros). Desde este punto hasta las costas peninsulares ibéricas habría unas diez jornadas (unos 1000 kilómetros)  En nuestra siguiente entrada analizaremos estas migraciones y su relación con el nacimiento de Tartessos.

 
 
 
 
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CITAS:

(1):

Antonio Escohotado; "Historia de las drogas" (Alianza; Madrid 1989); pag 42.
(2):
Op.cit. (1), pag 44.


(3):
Op.cit. (1), pag 44.

(4):
La versión más común es esta que lo hace hijo de Deméter y Zeus, llegado a Eleusis en búsqueda de su hermana Perséfone (Kora). Así se menciona en:
Aristofanes (Las Ranas 338); Sofocles (Antig. 1121 y ss) o en el (Himno Órfico; 51, 11.)

(5):
Yaco identificado con el hijo de Zeus y Perséfone, como Zagreo-Dionisos en: Macrobio, (Sueño de Escipion I, 12) / Platón (Timeo 200) / Nonno (Dionisiacas, V, 565) / Diodoro Sic. (B. Hist., III, 62) / Ovido (Metamorfosis; 4, 114) / Eurípides (Orestes 952) / Aristófanes (las Ranas 401 y ss hasta 480)

(6): Nono, (Dionisiacas, VI, 296 y XVII , 228) / Eurípides (los Cretenses, frag, 475) / Diodoro Sic. (Biblio. H. V, 75, 4) / Eustacio, (sobre la Iliada de Homero; II, 745).

(7): Robert Graves, LOS MITOS GRIEGOS; 30, 1 (Zagreo)

(8):
Aristófanes (las Ranas 321, 400) / Nonnus (Dionisiacas 31; 50 y ss) / Pindaro (Istm. VII; 3) / Virgilio (Georgicas; I, 166.) / Herodoto (Hist. VIII; 65) Arriano (Anab. II. 16.)

(9):
Obsérvese que por Yakko (
) se entendía en Magna Grecia, dirrectamente a un lechon de sacrificio.
(10):
De tal manera se consideraba a Yaco, como el que guardaba las puertas del Hades y uno de los que presidía el juicio final de los difuntos. Así lo mencionan entre otros: Platón (Gorg. p. 523) / Apolodoro (III, 12, 6) / Pindaro (Istm. VIII, 47, y ss) Ovidio en Metamorfosis; XIII, 25 y ss) / Horacio (Carm. II; 13, 22).



(11):
Según Apolodoro, Aiako (Yaco ó iakkos) fue el mejor y más piadoso de los hombres, por lo que tenía como don guardar las puertas del Hades. Apol. (Bibliot. III, 159)

 
 
 
 
 
 
 

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