viernes, 23 de septiembre de 2011

DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". CONTINUACIÓN: Pater Libero (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXVI).

Esta entrada es continuación de las dos anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.



BAJO ESTAS LINEAS: En el artículo de hoy, intentaremos demostrar que muchos de los talismanes hispanos contra el Mal de Ojo -como los pendientes de la Ruta de la Plata con forma alargada y bolas, denominados comunmente Porros-, son en realidad una herencia de los amuletos grecoromanos del Aojo. Pendientes, colgantes o joyas, que con la imagen del fascinus (o falo) llevaban en especial las matronas romanas, para protegerese de el hechizo de las miradas insidiosas. Tras ello, en diferentes entradas tomaremos como ejemplo comparativo algunos amuletos del Camino de la Plata, para verlos junto a los latinos. Aunque hoy estudiaremos especialmente los llamados de "Porro", que consideramos son plenamente fálicos. El motivo fundamental de pensar que aquellos son símbolos del Fascinus, no estriba en la semejanza alargada -ni menos en el nombre- que tienen estos colgantes (muy comunes en la zona de Aliste). Sino en que los pendientes de Porro, aún no hasta hace mucho se lucían como amuletos contra al Aojo. Por cuanto, en Roma las mujeres se colgaban pequeños falos o amuletos similares, con el mismo fin; todo ello nos lleva a deducir que seguramente aquellas joyas alistanas, son los herederas de los que hace dos mil años lucían la gran mayoria de las mujeres -con en fin de combatir el hechizo de las pupilas-.

Para intentar mostrarlo, ilustraremos el artículo con numerosas imágenes de artículos romanos con el mencionado Fascinus -falos mágicos en oro, plata y bronce-. Talismanes con un pene, tan usuales en Roma como para que una de las piezas metálicas que más aparecen en los yacimientos sea aquella (después de las monedas). En la imagen bajo estas lineas: Pendientes llamados Porros, procedentes de Aliste y propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León, que a nuestro parecer son herederos del Mutunus Tutunus latino -foto tomada del libro de Carlos Piñel, LA BELLEZA QUE PROTEGE (1)-




Iniciamos hoy nuestro artículo mencionando a uno de los grandes maestros de la arqueología etnográfica: Carlos Piñel. Aunque, trás estas palabras, hemos de añadir que también hoy vamos a dedicar nuestra entrada -en parte-, a rebatir una afirmación suya, que expone en su magnífico libro "La belleza que protege" -antes citado, ver (1)-. Del cual hemos tomado la foto de los pendientes en que deseamos demostrar como son amuletos fálicos heredados desde Roma. Aunque idea muy distinta expresa en aquel libro Piñel; donde en una edición preciosa que habla sobre amuletos y joyería, de la zona Norte en la Ruta de la Plata; afirma el autor que estos pendientes de Porro, tan usados por la mujeres de la tierras de Aliste; nada tienen que ver con lo fálico.


BAJO Y JUNTO ESTAS LINEAS: Dos pendientes (colgantes) romanos, fechados hacia el siglo II (d.C) y hallados en Gran Bretaña no hace mucho. El primero, a nuestro lado, pertenece a la colección del Braintree District Museum -a la que agradecemos nos permita divulgar su imagen-. El segundo -bajo el párrafo- , fue hallado por el coronel William Amstrong recientemente en Nortfolk; habiendo divulgado su propietario la foto, que tomamos del artículo de prensa inglés (del que damos su dirección en internet y que no contiene limitación explicita de los derechos sobre esta imagen, por lo que agradecemos nos permitan darla a conocer):
http://www.thehistoryblog.com/archives/date/2011/04/page/2 .
En ambos casos, estos colgantes y pendientes, que no superan los dos centímetros de longitud, se asemejan mucho a los de alistanos y que arriba regimos. Tanto que viendo unos y otros, nos es difícil aseverar que los de Aliste no tengan nada en común con estos talismanes romanos en forma fálica. Al margen de ello, comentaremos nuestra opinión sobre la datación del segundo Fascinus mágico -propiedad del coronel británico Amstrong-. Puesto que parece mucho más tardío de época, a la fecha que indican (hacia el siglo II d.C.). Pensándose que es una pieza traida desde Roma a Inglaterra por algún militar entre los siglos I y II d.C.. Pero, su falta de perfección en el trabajo y por su "tosquedad" en la manera de su batido del oro (muy en frío); creemos que bien pudiera ser un talismán del siglo IV o V (sinó aún más tardío). Debido a que se asemeja a la orfebrería altomedieval y parece más bien una pieza tardorromana (no de época imperial, tal como la catalogan).


Como deciámos en el epígrafe anterior a las imágenes, creemos que los pendientes de Aliste -tanto como otros muchos talismanes contra el Aojo con formas alargadas y "extrañas" que se dan en La Ruta de La Plata- son "herederos sincretizados", de los Fascinus romanos. En referencia a los colgantes de Porro, lo expresamos con cierta seguridad, puesto que gran los amuletos para combatir el Aojo, desde el decreto de Tours (que promulga la Iglesia a fines del siglo XIV), han de ir cambiando y disimulando su forma fálica. Ello porque en Tours se prohibía el uso del falo y de vulva para protegerse contra el hechizo; de lo que pasaron sus amuletos a tomar formas similares al sexo, pero más esqematizadas. Así nos atrevemos a afirmar que los pendientes, tanto como otros talismanes charros, cacereños, leoneses o zamoranos (contra el Aojo), eran originariamente penes.


Ello, aunque muchos lo nieguen y pese a mi gran admiración por Carlos Piñel, al que se debe una de las ideas etno-arqueológicas más geniales que se han tenido en los últimos años. Siendo aquella su teoría, la de que los modelos tartéssicos, fenicios y orientalizantes en la joyería; han permanecido en Cáceres, Zamora, Salamanca y León, durante casi tres mil años. Debido a ser aquella la zona alta del Camino de la Plata, el lugar donde comerciaban sus metales ibero-tartessios, fenicio-cartagineses y greco-romanos. Viniendo hasta el Norte de aquella Ruta, las gentes que debían trabajar y seleccionar el oro (o la plata) que los colonizadores obtenían en gran abundancia de Orense, Galicia y Asturias. Asentándose aquellos orfebres, plateros y metalúgios, a vivir en las zonas de comercio, transporte y labor de aquellas ricas minas; que comprendía fundamentalmente el territorio desde Astorga, hasta el Sur de Extremadura.


De ello deduce Piñel, como es evidente pensar que hasta aquí acudirían los los mejores especialistas en oro en la Antigüedad, para establecer su comercio; extraer, purificar, o trabajar el metal. Lo que daría como resultado, que se desarrollara una magnñifica joyería que durante casi tres mil años haya podido permanecer con casi unos iguales modelos, formas, diseños -y hasta significados-. Orfebrería, dijes y adornos que han lucido las gentes de la zona alta de Cáceres, de Salamanca, Zamora y Sur de León y que eran casi iguales a los tartessios, fenicios y romanos. Un hecho, que hasta los hallazgos arqueológicos del siglo XX, no pudo aprecierse; pues desconocía que aquellas joyas lagarteranas, maragatas, o charras; eran casi idénticas a las que lucían quienes poblaron -o colonizaron- la Península (incluso hace treinta siglos).


Teoría esta de Carlos Piñel, que es una de las ideas más importantes para poder comprender nuestra joyería etnográfica y antigua; tanto como la relevancia e importancia de la orfebrería cacereña, salmantina y zamorana (tanto como la leonesa maragata y en especial la de Aliste) . Pese a ello, creemos que su jucio sobre los pendientes con bolas -llamados Porros-, diciendo aquel que hoy dirige al museo etnográfico de Castilla y León, como carecen de toda simbología fálica. En nuestra opinión es un pequeño error; pues como dice el refrán: "Todo sabio comete un borrón", y el de Piñel probablemente sea este. Que nos atrevemos a corregir publicamente, conociendo que el arqueólogo y etnógrafo es una persona de enorme humanidad, con gran personalidad; que guarda respeto y cariño hacia todos quienes le seguimos.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Recogemos en este caso la imágen de otros pendientes o colgantes (con forma fálica), que no miden más de tres centímeros. El de nuestro lado es asiático -probablemente persa (o parshi), pero de influencia romana-; se encuentra en colección particular europea, que divulgó la imagen, sin requisitos para su uso (a la que agradecemos nos permita utilizarla). Este pendiente asiático -junto a estas lineas-, se fecha hacia el siglo III d.C.; ya es en algo más esquemático y se parece más a los amuletos que quedaron en la España cristiana para protegerse contra el Aojo. Abajo, podemos ver el típico colgante latino del siglo III (d.C.) y de los que en cualquier yacimiento hispanorromano se hallan a decenas (guarda la forma del Fascinus y pertenece al museo de Cáceres, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen).



Para demostrar la importancia y relación del pene con la protección del Mal de Ojo, veremos a continuación algunos aspectos sobre el culto en Roma del llamado Mutunus Tutunus, que se representaba por el "falo sagrado". Aquel "padre de la raza", también llamado Pater Liber, era el que protegía contra "la fascinación" (comunmente llamada: Aojo); por lo que su símbolo falico, era el más común de los talismanes entre los ciudadanos del Imperio. Por ello, creemos que cuantos amuletos alargados y de "forma sospechosa" existieron (y que aún perviven), para ser usados contra el "hechizo de la mirada"; debieran tenerse por herederos del Fascinus. Phallus, del vamos a analizar su uso y significado desde la Roma más antigua, donde se llegó a asimilar al mismo Baco (uno de los más reverenciados dioses latinos).

PATER LIBERO: ¿MUTUNUS TUTUNUS, FASCINO o BACO EN SUS RITOS ÓRFICOS?:

Intitulamos este pequeño epígrafe así, puesto que habría de diferenciar entre estos dos dioses (Baco o Mutunus, que protegía contra la la fascinación). Pues es seguro que de la unión de ambos, nacieron los ritos del Pater Liber (las liberalias). Todos ellos, dioses de lo obsceno y los excesos (tanto como de la diversión desmedida) representados, o adorados, como aquel "gran pene". "Efigie" que dió lugar a los cultos más extravagantes e impensables que hoy pudiéramos imaginar (al menos, en nuestra civilización). Aunque, pese a no poder ser concebida como deidad un gran falo, para el hombre occidental moderno; hemos de decir que en la Antigüedad fué uno de los "dioses" más venerados. Ciertamente no como un dios del panteón propiamente dicho, aunque sí como amuleto símbolo o talismán benefactor. Por cuanto su uso de "efigie y escapulario", era una de las pocas que los romanos pendían sobre su cuerpo, de sus ropas. Siendo muy escasos otros colgantes con la silueta de diferentes dioses mayores; mientras estos en forma de pene se multiplicaban (tanto que se hallan a miles, en los museos arqueológicos). El dios al que se rendía tributo con la figura "erecta" en su nombre festivo, era el Padre Liberal, cuyas ceremonias y cultos se rendían en el comienzo del año antiguo -a la llegada de la Primavera-. Coincidiendo sus fiestas, llamadas Liberalias con los dias cercanos a los que se dejaron los Carnavales, en nuestra cultura.

De aquel Pater Liber, habla San Agustín, refieriéndose a que era el dador de la semilla y de la simiente (2). Tanto como relata las peregrinaciones de los Idus de Marzo, que se presidían por un gran pene; falo que coronaba una mujer "nombrada como reina de las fiestas". Santo Tomas denomina e identifica estas Liberalias con las fiestas del dios Baco; realizadas por la "ayuda" y ofrecimiento de mujeres libertinas (Bacanales) (3), de las que la primera era un monarca femenino del festival. Mujer de conocida reputación y que debía ser madre de familia honrada, pero que asistía presidiendo el cortejo, coronando al falo y tras ello, se dejaba hacer todo tipo de usos y abusos sexuales por cuantos seguían la romería -que terminaba como el "rosario de la aurora" (pero en esta, en vez de acabar pegándose todos contra todos, en él se sucedían otros tipos de "luchas"- (4).

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos falos romanos, ya más tardíos y por lo tanto esquemetizados. A nuestro lado, tenemos la clásica "higa-falo" de los siglos III al IV -propiedad del museo romano de Mérida, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. En este tan solo se observa una bola al final de un bastón (indicando el glande y el pene). Y es evidente que se trata de un símbolo fálico, porque del otro lado, figura la higa (aunque no podemos verlo en la imagen). Por lo demás, es seguro que de no haberse fundido en el punto opuesto a este bastón con bola, una mano con el puño -que no vemos-, normalmente, se negaría su identificación con el Fascinus. De igual manera, bajo estas lineas, observamos una pieza (probablemente de casco romano) que en forma de pendiente, que se tiene comunmente como símbolo fálico. Es discutida esa afiliación a Fascinus de esta pieza colgante romana, más en siguientes artículos veremos como el falo es un adorno fundamental en la indumentaria del ejército en Roma (la pieza en imagen bajo estas lineas, pertenece al museo arqueológico de Arles, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen).


Cuanto hemos recogido sobre lo escrito por San Agustín acerca de las peregrinaciones de culto al Pater Liber, se corresponde a las fiestas sobradamente conocidas como las famosas Bacanales -o Liberalias-. Siendo muy de destacar que aquellas se presidieran por muy honestas madres o damas a las que el mismo Santo denomina: "Bacantes". Lo que nos lleva a pensar que quizás el culto que Agustín de Hipona nos está relatando no trata tanto de una ceremonia sobre el "falo sagrado", sinó más bien del recuerdo de los antiguos ritos griegos de Dionisos, sincretizados por la mitología romana en Baco y Mutunus. Ya que cuanto apunta, nos parece que consta de tres cultos distintos, unidos en una misma fiesta: Primero, de los "misterios órficos", que se referían a la siembra de las cosechas y que se celebraban en honor de la simiente y la fecundación (Orfeo, Eurícice y Perséfone). En segundo lugar, creemos que nos habla de las dionisiacas (las fisetas propiemante del dios Dionisos-Baco); en las que se adoraban -por medio de sus bacantes-, la recolección del grano y de la vid. Mientras en todo cuanto narra Agustín de Hipona, incluye como "efigie adorada", la del falo. Fascinus, que se corresponde con Mutunus Tutunus romano, el cual procedía de otros ritos ancestrales, de celebración de la fertlidad, pero que se referían a misterios sobre la salud y la suerte (no tanto a los de Orfeo y Dionisos).


Por cuanto habríamos de diferenciar los tres cultos de los que nos hablan en la Ciudad de Dios, para comprender que el Fascino (Mutunus Tutunus), pene que se tenía por padre de la raza romana, era una veneración más relacionada con las Vestales. Entroncada con la virginidad y celebraciones del Sol, que se llevaban a cabo por medio del fuego. Aquel Fascino era el dios de la luz y de la fecundación; mas no tanto como simiente, sinó en alguna forma como deidad del Sol y agua, que hacían que los campos crecieran y se multiplicaran. De ello, ya hemos dicho que se convertía en el dios de las riquezas y de las buenas cosechas; por lo que fuera el símbolo más antiguo que tuvo de Mercurio (Hermes) dios del comercio. En tanto y cuanto, el comercio en principio dependia del campo y sus frutos. Donde si la fertilidad era importante, más aún lo era la lluvia y la luz para que las cosechas crecieran. Por lo que aquel Mutunus, tiene su origen en verdad en las deidades de los agricutores (y ganaderos), pero en la medida que estos precisaban la suerte, para que sus tierras y ganado fueran fecundos y produjeran grandes cosechas o rebaños.


De ello, que aquel dios representado por un pene, fuera el símbolo fundamentalmente de la suerte y quizás por ello en español antiguo -tanto como en lenguas anglosajonas-, el juego y el azar tuvieran el nombre de "pull" (en Argentina, por ejemplo: Polla -con perdón de los españoles que nos lean...-). Voz que posiblemente tenga su raiz etimológica en "phallus" (falo), debido a lo que aquel Fascinus significaba. No queremos decir con ello, que los griegos y los romanos dijeran de aquel que tenía una gran suerte, que gozaba de un gran "phallus" -ni menos, la viceversa; que ya sonaría tremendamente ordinario-. Pero lo que sí es indiscutible es que ese "miembro" de "enormes dimensiones" y erecto, era el símbolo de la fortuna. Por lo tanto, es comprensible por qué, todo aquel que la necesitaba (o la deseara), colgara de su cuello -carro, o casas-; varias de estas insignias con la "efigie del dios" Mutunus. Y por cuanto vemos, parece lógico ya pensar como el mal fario (lo que se denominaba "MAL DE OJO") de combatía muy bien con semejante amuleto, cuya imagen -decían- hacia huir o repeler la mirada del envidioso y del insidioso -portadora de las desgracias-.


Llegando hasta donde lo hemos hecho, creemos que al menos podemos justificar nuestra afirmación expresada al comienzo de esta entrada. En la que afirmábamos, como muchos de los talismanes en la joyería del Norte de la Ruta de la Plata, son herederos del Fascinus. Dijes, colgantes o pendientes, en formas que recuerdan falos o cuernecillos; y que creemos en verdad se trata de objetos sincretizados, fundamentalmente desde el edicto de Tours (1396), cuando la Iglesia comienza a prohibir el uso de las imágenes de la vulva y del falo, para combartir el Mal de Ojo. Aunque en las imágenes anteriores, hemos apreciado como estos talismanes contra la mala suerte, fueron esquematizándose en época tardorromana. Más con la conversión al catolicismo del Imperio, cuando tras la prohición de las Liberalias, vemos estos Fascinus con formas, en las que es muy difícil distinguir su inicial "efigie" de Phallus.


JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, collar romano de corte helenizante con falos en sus dijes. Abajo, el típico colgante que lucía el común de los romanos (hallado en Reinosa hace unas décadas; se encuentra en el Museo de la Prehistoria y Arqueología de Santander, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Se trata de un fascinus hecho en bronce y de apenas unos cuatro centímetros de longitud, que solían colgarse romanos y romanas en el cuerpo, ropas; en los animales, carros, casas y todo lugar o ser, que desease proteger contra el Mal de Ojo.


CITAS:
(1) FIGURA Nº 64 de "La belleza que protege"; Carlos Piñel; Ed. Zamora 1998


(2) Habla San Agustín de ese dios falo, en "La Ciudad de Dios", diciendo: "Libero, selecto, también confiere la emisión del semen a los varones. Esto mismo da Libera, que es Ceres o Venus, a las hembras. Si encuentran (los romanos) respuesta adecuada para atribuir, y no sin razón, a Jano el poder de todos los principios, precisamente en que abre la puerta a la concepción. Tanto como para asignar, el de todos los sémenes a Saturno. Por que no puede separarse la seminación del hombre de su propia operación; y asimismo, para imputar a Libero y a Libera el poder de emitir los sémenes todos, en que presiden también lo que concierne a la sustitución de los hombres" (LA CIUDAD DE DIOS, Libro VII; Cap.)
(3) "Por entonces también el padre Libero o Baco, hizo guerra a la India, y trajo en su ejército muchas mujeres que llamaban bacantes, no tan ilustres y famosas por su virtud y valor sino como por su demencia y furor (...) Como si fuera Dios, han instituido los impuros demonios unas solemnidades religiosas; o por mejor decir, unos execrables sacrilegios que llaman bacanales. De cuya horrible torpeza, después de transcurridos tantos años y como de aquellas se avergonzó tanto el Senado, se prohibió su celebración en Roma. (LA CIUDAD DE DIOS, Libro XVII; cap. 13)
(4)"Torpeza de los sacrificios celebrados en honor de Libero: Los misterios de Libero, a quien hicieron presidir las semillas líquidas. Por tanto, no sólo los licores de los frutos, de entre los cuales ocupa el primer lugar (en cierto modo), el vino. Sino también los sémenes de los animales; ruborízame decir a cuánta torpeza llegaron, y ma avergüeza por la prolijidad del discurso, pero no por su arrogante enervamiento. Entre las cosas que me veo precisado a silenciar, porque son muchas, una es ésta: En las encrucijadas y cruces de Italia, se celebraban los misterios de Libero -dice Varrón-. Haciéndose con tal libertinaje y obscenidad, que en su honor se reverenciaban las vergüenzas más íntimas de los hombres. Esto se hacía no en privado, (donde fuera menos vergonzante), sino en público. Triunfando así la carnal torpeza y lo obsceno. Este impúdico miembro, durante las festividades de Libero, se colocaba con grandísimo honor en carrozas y tras ser paseado primeramente del campo a las encrucijadas; luego se llevaba hasta la ciudad. Llegándose en la villa llamada Lavinio a dedicar todo un mes a festejar a Libero. En estos días usaban todos las palabras más indecorosas, hasta que aquel miembro que llevaban durante un tiempo en procesión por las calles, reposaba por fin en su lugar de origen. A este pene indecoroso era preciso que una honestísima madre de familia le impusiera públicamente la corona. De esta suerte debía amansarse a ese padre y dios Libero, para el mayor rendimiento de las cosechas y con aquello, debía repelerse el hechizo de los campos. A fin de que la matrona que lo coronaba, se viera obligada a hacer en público lo que ni la meretriz, debió permitirse en las tablas (de lupanar), si la observaran las decentes. Sólo una razón fundó la creencia de que Saturno no era suficientemente dios, para todas las semillas. Esta era el que el alma inmunda hallara ocasión para multiplicar sus dioses. Así como en premio de su inmundicia, del único y verdadero Dios que prostituida a muchos y falsos dioses, se hizo este. Y ávida de una mayor suciedad, llamara a estos sacrilegios sacramentos. Siendo para que en sí misma, se entregara a la canalla de sucios demonios para ser violada y mancillada" (LA CIUDAD DE DIOS; Libro VII, 21 -capitulo transcrito en completo-)





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