martes, 8 de octubre de 2013

EL CARAMBOLO, LOS SANTUARIOS Y LOS EDIFICIOS TARTÉSSICOS: Conclusiones a sus mediciones y coordenadas astrales (Parte LXXXVII: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo")-.

ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido. VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
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CON EL PRESENTE ARTÍCULO DAMOS POR FINALIZADA LA SERIE QUE HEMOS SUBTITULADO "EL FRIGIANISMO EN LA CULTURA IBÉRICA". TRABAJOS QUE SE COMPRENDEN EN DIECIOCHO ESTUDIOS -DIVULGADOS PREVIAMENTE A ESTE- Y QUE CONCLUíAN CON CINCO ENTRADAS DEDICADAS AL PROBLEMA FENICIO EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO (ver artículos anteriores).
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TRAS ELLO, HOY ANALIZAMOS LAS APORTACIONES DE UNA RECIENTE PUBLICACIÓN DE LOS PROFESORES JOSE LUIS ESCACENA Y DEL ASTROFÍSICO CÉSAR ESTEBAN. INVESTIGADORES QUE HAN PRESENTADO NUEVAS TEORÍAS ACERCA DE LOS SANTUARIOS Y EDIFICIOS TARTÉSSICOS, BASÁDOSE EN MEDICIONES Y COORDENADAS SIDERALES.
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IMAGEN SUPERIOR: Dibujo imaginario sobre la Precesión de Equinoccios, que hemos trazado sobre uno de los pectorales originales del Tesoro de El Carambolo (con el fín de explicar -o mostrar- en qué consiste esa "irregularidad" en la rotación terrestre). En este podemos ver los grados entre los que gira y cabecea la Tierra, provocando ello que el eje transite formando con su movimento un "trompo". Dicho giro arrítmico -similar al que una peonza tiene cuando pierde fuerza-, genera la llamada "precesión de equinoccios". Su razón se halla en que como la vertical de nuestro planeta toma una inclinación aproximada hacia los 23º, 30´ (23,5º grados, +/- un 5%); resulta que el "trompo" -o rotación en "bamboleo"- provoca que la inclinación y avance del eje contenga una variación entre aquellos puntos de cabeceo. De tal manera, sumando o restando este número de grados de inclinación (23,5º en sentido Norte-Sur, y viceversa), podemos saber cuándo la Tierra enfoca su Norte hacia un lugar del Cosmos. Puesto que la situación antes descrita obliga a que la vertical del Mundo varíe; cambiando la orientación de los puntos cardinales (lo que finalmente determina la situación del Norte en puntos estelares muy distintos). Es decir, que al realizar elipses nuestro planeta girando, cambia la inclinación y avanza sobre aquella de forma desigual y en vaivén; por lo que varía la dirección celeste hacia la que el eje de la Tierra "apunta".
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Todo lo explicado provoca no solo que la estrella o constelación que marca el Norte sea diferente cada determinado número de años, sino que también varíe parcialmente lo que vemos en la bóveda del Universo (observada desde un mismo lugar). Por su parte, el tiempo que la Tierra tarda en completar ese periodo de nódulos o elipses hasta llegar al mismo punto, es lo que se denomina Año Platónico. Un ciclo aproximado de 25767 años que marcará la Precesión de Equinoccios, o el lugar del Cosmos hacia el cual "enfoca y mira" el eje de nuestro planeta.
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En la imagen observamos -dibujado por mí sobre el pectoral de El Carambolo-: Primeramente, el Globo Terráqueo (como un ovoide color rojo). En azul claro, hay dos líneas que lo dividen en su ejes (de Norte a Sur y de Este a Oeste); siendo estas las que marcan los grados terrestres del 0º (360º) al 180º y del 90º al 270º. Asimismo, en la parte superior de la imagen, nos encontraremos con un semicírculo verde, que describe la diferencia de 47º (grados) existente en el cabeceo (entre el +23º, 30´ y el -23º,30´ -o bien el 66,5º y 336,5º ; en otros valores-). Como hemos visto, durante este tránsito de 25767 años, el Norte del Mundo va "apuntando" hacia diferentes lugares del cielo. De ello hemos deducido que el fenómeno puede representarse en la forma que hemos dibujado; pintando este Año Platónico y los puntos en los que en cada periodo se encuentra el eje de la Tierra.
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Para su cálculo exacto, bastara con dividir los 25767 años entre dos; y luego, todo ello por los 47 grados de variación que contiene el "trompo" terrestre. Siendo fácil saber así cuánto se modifica el eje, ya que lo antes expresado supone calcular: (25767:2) = 12883, 5 años; lo que dividido por 47º, nos dará los 274,113... . Hallando de ese modo el "avance" del "polo", cuyo resultado sería que cada 274 años y unos 42 días, el Norte cambia un grado más. Siendo así, y sabiendo que el eje de la tierra varía en un grado cada 274 años y 42 días (274,113...), nos será fácil marcar sobre un mapa como el que hemos dibujado en qué punto está a cada fecha.
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Consecuentemente, he trazado lineas en blanco, donde se marca el inicio y final de un Año Platónico de 25767 anualidades; tanto como la situación de aquel ciclo en determinadas fechas (fijando los grados +23,5º; +13´5º; 0º; -13,5º; -23,5º). Lo que supone que durante los años 1 y 25767 esté en el primer punto (+23º); en los años 2741,17 y 23025,83 en el segundo (+13º, 30´); en los años 5482,34 y 20284,66 en el tercero (+3º,30´); llegando a la vertical en los años 6441,75 y 19325,25 (0º). El resto de anualidades y posiciones son un periodo igual en sentido inverso, entrando el ciclo de Año Platónico en su segunda fase, que comprende ir y regresar desde la vertical pura, hasta el punto -23º,30´ (todo lo que hemos dibujado de manera inversa, incluyendo las situaciones y años que marcarían el -23,5, el -13,5º y el -3,5º).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Bronce tartéssico del Periodo Orientalizante, denominado Carriazo -en memoria de aquel profesor que lo donó y descubrió (agradecemos al Museo Arqueológico de Sevilla nos permita divulgar la imagen de la pieza, tal como la expone actualmente en sus salas dedicadas a El Carambolo)- . Representa una Astarté con rasgos muy egipciantes, entre los que destaca no solo la cara y el peinado a modo de la diosa Hathor ("athórida" o imitando a la vaca sagrada); sino también los lotos que contiene grabados en el vestido sobre su pecho. Flor acuática del Nilo, que era símbolo de la fecundidad, de la reencarnación y del éxtasis -por cuanto el loto azul se consumía en infusión como enteógeno-. Por su parte, las alas de las aves que hay situadas tras la deidad, recuerdan claramente a las velas de navegación, pero también a los rayos y haces de luz del cosmos.
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Finalmente, vemos como la diosa sostiene en sus manos dos triángulos que bien pudieran parecernos algún artilugio para atrapar los ánades que la rodean; pero que seguramente guardan más bien un sentido matemático o religioso (unido a la mística del número). Relacionándose estas "asas" probablemente con el concepto del triángulo en Egipto, que como sabemos era concebido como el origen del mundo dimensional (al ser la primera figura geométrica, que nace de tres "puntos", iniciando "el plano"). Un concepto filosófico y científico que generó un dogma matemático en el Nilo y que relacionaría las deidades con este número sagrado; todo lo que se representaría como: Padre-madre-hijo (o bien como faraón-reina-príncipe). Algo que llevaría a concebir matemática y religión unida al mundo real y de la manera que observamos en las pirámides; donde se nos muestra la importancia de esta figura de tres lados. Forma imprescindible para la agrimensura y la geodesia; que utilizaban los sacerdotes y los funcionarios de aquel imperio (principalmente para medir las tierras del Nilo). Quienes anualmente eran mesuradas divididas en parcelas de cultivo por triangulación. Unos campos que evidentemente estaban poblados de ánades (como los que la diosa en imagen sujeta), pero que se marcaban por medio de un sistema de triángulos; método que igualmente se utilizaría para guiarse y calcular altitud y latitud, sirviéndose de las estrellas en el desierto.
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Lo antes expresado, igualmente nos recuerda el posible origen de otras figuras tan enigmáticas y antiguas como la Estrella de David (o Sello de Salomón). Un símbolo pleno de conceptos matemáticos y religiosos, compuesto por dos triángulos "contrapuestos"; señal que igualmente nacería del misterio de esta figura de tres lados: El triángulo, con el que se resuelve la circunferencia y que por lo tanto es el origen de la trigonometría (sistema que sirve para guiarse y conocer la cúpula celeste -lo que es fundamental en el desierto-). Por todo lo que creemos que seguramente el Sello de Salomón probablemente se relacionaría con los emblemas que porta la deidad tartéssica en imagen, que sostiene los dos "equiláteros" sagrados entre sus manos.
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Lo que decimos también indicaría que los ánades eran en Tartessos el símbolo de la guia; al igual que las estrellas lo fueron entre los navegantes y para quienes cruzaban el desierto. Ya que la orientación ha de buscarse por triangulación en el Espacio; algo que uniría las aves a los astros, puesto que en la Antigüedad los pescadores y las gentes del mar también se servían de los patos y de pájaros para trabajar y navegar mejor. Bien usándolos como medio de atrapar peces, o más comunmente siguiendo y estudiando el camino que llevaban sus bandadas en las migraciones (con el fin de averiguar nuevas rutas). Aunque lo más común era llevar aves en el barco, para soltarlas en caso de perdida del rumbo; averiguando dónde estaba el horizonte simplemente siguiéndolas tras haberlas liberado -habida cuenta que el pájaro, en alta mar, se eleva y dirige hacia tierra-. De todo expuesto, se comprende la identificación de las estrellas como guía, junto a los ánades (tal como aparece en el bronce que observamos, como una Venus-Astarté). Al igual que se entendería el emblema de triángulos que porta la diva en imagen y que aludiría al método de miras o de estudio de las estrellas para guiarse.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: El astrónomo griego Hiparco de Nicea, a mediados del siglo II a.C. descubrió que el "tránsito" del Norte terrestre y su "enfoque" hacia lugares distintos en el Cosmos (siguiendo un ciclo de 25767 años). Explicando lo que posteriormente se conocería como Precesión de Equinoccios. Gracias a ese hecho irregular de la rotación, podemos fechar con cierta exactitud algunos monumentos antiguos, ya que fueron construidos y orientados señalando a determinados puntos cardinales -o mirando hacia algún astro-. Por lo que la variación del Norte que marcan esos edificios, nos facilitaría conocer la fecha en la que fueron levantados y medidos (habida cuenta la modificación de los Puntos Cardinales desde entonces hasta nuestros días).
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Acerca del "Tránsito Equinoccial" y su descubrimiento en épocas antiguas, José Mendoza se manifiesta del siguiente modo: "La teoría de la Precesión de los Equinoccios encierra unos de los más grandes misterios de la humanidad. No se puede explicar cómo los antiguos poseían este conocimiento, sin disponer de los medios astronómicos ni los instrumentos necesarios para descubrirlo. Algunos dicen que sería un conocimiento constitutivo de la mítica Tradición Esotérica, por lo que los antiguos lo único que hacían era interpretarlo para comprenderlo y aplicarlo convenientemente a su tiempo. Existen buenas razones para pensar que Hiparco (que existió en Grecia en el año 128 antes de Jesucristo), a quien se le atribuye este descubrimiento astronómico, no hace sino reedescubrir la Precesión de los Equinoccios, y que ésta era conocida desde hacía millares de años y servía de base, en los tiempos arcaicos, para la determinación de largos períodos de la historia" (1).
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A) EL ESTUDIO DE LOS PROFESORES ESCACENA Y ESTEBAN (2):
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En el epígrafe que comenzamos vamos a analizar un reciente trabajo que vió la luz hace apenas unos meses, llevado a cabo por los profesores: Jose Luis Escacena Carrasco (arqueólogo descubridor del templo y altares de Coria del Rio -entre otros-), y el astrofísico César Esteban. El planteamiento de la obra consiste en tomar medidas y orientaciones de ciertos edificios tartéssicos, aplicando un sofisticado método de deducción de aquellas, en base a observar las paredes y plantas de los yacimientos. Trás ello, llegan a unas conclusiones acerca del enfoque sideral de estos restos, calculando los astros a los que "miran" los templos, aras, o construcciones analizadas. Como decimos, el trabajo en cuestión, no solo tiene un gran ingenio en su planteamiento, sino que además goza de una enorme complejidad. Dado que para hallar el lugar hacia el que se orientan las edificaciones tartessias, han de resolver una gran cantidad de prolegómenos y dudas. Planteándo con diversas formas deductivas las hipótesis más probables; llegando finalmnte a descubrir su posición y orientación más lógica hacia los puntos cardinales siguiendo -por ejemplo- la linea en la que se dirigen los muretes (o las probabilidades sobre situación de los vanos, ventanas y puertas).
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De tal manera, habiendo tomado -Escacena y Esteban- medidas y coordenadas en algunos de los yacimientos más relevantes de Tartessos (El Carambolo, Coria del Rio, Saltillo de Carmona, El Oral y Malaka); obtienen una primera conclusión que les llevará a afirmar que las orientaciones de aquellos restos tienen una "deriva" hacia el grado 55º; lo que les hace creer que se orientaron hacia Venus. Expresando esta idea los citados profesores -en la obra que comentamos-, con las siguientes frases textuales: "La repetición en varios sitios de elementos con un acimut de alrededor de 55°, medida que no coincidía con puntos singulares de la órbita de los dos astros principales como solsticios y lunasticios, nos hizo contar con Venus en el análisis. En atención al nombre usado para algunos otros grupos de orientaciones astronómicas aludiremos a nuestro conjunto con el término de ´familia de 55º´" (3) .
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Sobre la cita antes recogida, hemos de añadir que por "familia de 55º" entienden los autores las situaciones que miran al planeta Venus, habida cuenta que en otros yacimientos (como los precolombinos) los edificios con un acimut entre los grados 17º al 20º, se consideran observatorios de este planeta. De tal manera y por los hechos antes descritos, explican Escacena y Esteban que siendo el punto cardinal 55º una orientación completamente ajena a las coordenadas lunisolares (que han de mirar al Norte-Sur o Este-Oeste). Se puede concluir que los edificios que estén "enfocados" hacia ese grado 55º, no solo habrán sido "apuntados" hacia otros astros diferentes a la Luna y el Sol; sino que además miran a Venus (al que consideran en línea con el acimut 55º). Por cuanto creen los referidos autores, que esos los yacimientos tartéssicos estudiados estaban consagrados y orientados hacia la estrella matutina y vespertina. Un Lucero del alba que se identificaría con la Astarté (Ishtar) fenicia; todo lo que les hace concluir que eran santuarios dedicados a esa deidad.
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Por su parte diremos, que el planeta Venus en la Antigüedad era de suma importancia, al ser el astro guía de los marinos debido a que señala el Este puro al amanecer y el Oeste al anochecer -avisando con su resplandor de la llegada de la noche, al igual que muestra la aparición inminente del Sol, naciendo poco antes del alba-. Además, Venus era tenida como el astro de la luz y del amor (o Luxiferus), al ser considerada por algunos la "amante" del padre Sol. Ya que desparece en el ocaso y "duerme o se acuesta" con aquel que nos da la luz; mientras que la esposa del "gran progenitor luminoso" (la Luna) queda sola en el firmamento como guardiana e iluminadora de la noche. Finalmente y tras haberse internado Venus en el mar durante el anochecer por el Oeste -junto al Sol y para dormir con él-; esta estrella hace su aparición por el lado opuesto como Lucero del Alba. Un astro que emerge antes que el mismo rey del firmamento; considerando por ello muchos que la estrella de la mañana era superior en importancia al propio Sol. Todo lo que hizo creer a algunos que Venus era el propio Luxiferus (Lucifer), una deidad del mal que pretendía brillar más que el gran dios central del Universo. Aunque para otros simplemente ese planeta representase la guía, la diosa del amor y de la belleza; una deidad que por su destacado brillo en el firmamento, llamaba la atención de cuantos la observaban. Siendo el Lucero de la belleza, que "dormía y despertaba" junto al gran padre y que además guiaba a los marineros -durante el alba y en el atardecer-.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Un gráfico de coordenadas marcando el "azimut" a 55º que corresponde a la alineación del Templo de "Caura", tal como expresan los autores del estudio que analizamos. Lo he dibujado sobre uno de los altares tartéssicos ("taurodérmicos"), hallado y analizado por el Prof. Escacena, en el Cerro de San Juan -Coria del Río, Sevilla-. El ara que vemos en imagen y que hoy se encuentra en el Museo de Sevilla (tras haber sido restaurada), no solo contiene forma de piel de buey -o de lingote cretochipriota-; sino que además se supone se elevaba mirando hacia el cielo en una posición muy específica. Según los investigadores Escacena y Esteban, los santuarios de El Carambolo y Coria del Rio, debían tener una deriva hacia el grado 55º; por lo que mirarían a Venus (en su lado opuesto - a180º-). Aunque en la imagen he representado de manera distinta el altar, dibujándolo orientado hacia el Ocaso y Orto solar (Este-Oeste puros). También hemos marcado aproximadamente y en verde el grado 55; del que afirma el astrofísico Esteban, es el punto común para observación de Venus en su situación más meridional.
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Como hemos dicho, los citados investigadores concluyeron que el santuario I y el altar del templo III de Coria del Río, estaban posicionados hacia el ocaso-sur de esta estrella vespertina; aunque la fase III y IV de ese lugar sagrado miraría hacia el Este-Oeste en solsticios (a juicio de Esteban) . En los siguientes párrafos, estudiaremos qué problemas nacen al medir coordenadas de edificios o yacimientos pertenecientes a milenios atrás, habida cuenta el cambio del Norte-Este, del Orto solar y de las orientaciones en la Cúpula celeste.
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Continunado con el análisis del trabajo que tratamos, Escacena y Esteban aclaran que las declinaciones de Venus no han cambiado desde milenios atrás, y por lo que respecta a este planeta hoy estamos en la misma posición que hace más de veinticinco siglos. Explicando lo referido del siguiente modo: "Aclarados, pues, estos extremos referentes a los movimientos, ciclos y posiciones de Venus, podemos penetrar mejor en la hipótesis que relaciona con este planeta algunas de las orientaciones registradas en los santuarios hispanos de tiempos protohistóricos. Conviene tener presente también que la relación estacional de las máximas declinaciones de Venus no ha cambiado en los últimos milenios, por lo que hoy estamos en la misma situación que en la época estudiada. En el edificio de Caura, y si atendemos al horizonte oeste, el Santuario I y el altar del Santuario III parecen estar orientados hacia la puesta de Venus cuando alcanza su posición más meridional sobre la esfera celeste. Esto suele acontecer, como hemos comentado anteriormente, entre finales de octubre y principios de noviembre, cuando el planeta se sitúa apenas unos grados al sur de donde se pondrá el Sol en dicho solsticio. Por el contrario, la fase IV de este templo, y supuestamente también la III, apuntarían hacia el ocaso solar del solsticio de invierno" (4) .
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Siendo así parece que dan como evidente que este azimut 55º que se observa en muchos de los edificios tartéssicos se debe a que fueran observatorios venusinos que "señalan" hacia la "última puesta" de ese planeta (lo que se produce sobre el grado 55 en latitudes como las andaluzas). Consecuentemente, los autores nos dicen que: "Considerando solo la dirección de los ocasos, los resultados de Caura podrían sugerir una posible evolución de la orientación astral (y quizás del ritual) en el santuario: centrado en Venus al inicio y en el Sol después. A día de hoy, esta hipótesis podría confirmarse si se obtuvieran resultados análogos en otros yacimientos similares" (5) .
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En lo que se refiere a El Carambolo, Escacena y Esteban creen que por sus coordenadas, más bien se trataría de un templo de adoración y observación lunisolar; lo que manifiestan con las frases siguientes (que recogemos de manera literal): "la capilla sur del Carambolo V, que indica la orientación del santuario original, apunta en dirección este hacia el orto del Sol en el solsticio de verano" (...) "la estancia A-40, que albergaba el altar taurodérmico y que funciona como capilla sur de las fases Carambolo IV y III, muestra una orientación consistente con la salida de la Luna en el lunasticio mayor norte" (6) . Aunque siguen explicando que esta orientación a su vez sirve para medir ciclos y fases de Venus, tal como afirman al escribir que: "Sin embargo, cuando giramos 180° y enfilamos el horizonte occidental (...) pasa a ser marginal (ligeramente fuera de los errores), precisándose mucho más los vínculos con la puesta de Venus ". Aunque en lo que se refiere a la última fase del santuario del cerro, opinan que contienen un carácter mucho más solar, expresando: "la disposición del templo Carambolo V demuestra que la búsqueda efectiva y precisa del eje solsticial era posible y dominada por los constructores" (7).
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Acerca de los otros yacimientos turdetanos de épocas cercanas -cuyas coordenadas y orientaciones también midieron y estudiaron-, Escacena y Esteban, exponen como conclusiones que: "La estructura carmonense de Saltillo (...) se producen aquí unas condiciones similares a las observadas en algunas fases de los santuarios de Caura y del Carambolo. Tales situaciones presentarían una relación lunar hacia el este y venusina hacia el oeste, aunque en Saltillo la precisión es menor y la relación hacia poniente podría ser también con la Luna" (...) "Por último, la estancia IIIJ1 del poblado del Oral, relativamente alejado del área nuclear tartéssica en sus aspectos geográficos y cronológicos, tiene la orientación característica de la ‘familia de 55°" (...) "De certificarse que en otros lugares hay más edificios religiosos de la `familia de 55°´, grupo relacionable posiblemente más con Venus que con el Sol, tendríamos el indicador de su dedicación a Astarté" (8) .
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De cuanto hemos recogido en los párrafos anteriores, podemos concluir que en estos edificios y templos tartessios existen claramente unas orientaciones astronómicas y comunes a todos ellos. Fijación hacia puntos del Universo relacionados con la Luna, el Sol y -sobre todo- con Venus. Una opinión de los profesores Escacena y Esteban, quienes como hemos visto, describen los templos, restos y altares de época y área tartéssica, muy relacionados astronómicamente con "El Lucero del Alba"-. Diciendo de Coria del Rio (Cerro de San Juan, de Caura) que "el Santuario I y el altar del Santuario III parecen estar orientados hacia la puesta de Venus cuando alcanza su posición más meridional sobre la esfera celeste (...) Por el contrario, la fase IV de este templo, y supuestamente también la III, apuntarían hacia el ocaso solar del solsticio de invierno" (...).
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Sobre El Carambolo expresan que muy distintamente, "la capilla sur del Carambolo V (...) apunta en dirección este hacia el orto del Sol en el solsticio de verano" (...) "la estancia A-40, que albergaba el altar taurodérmico (...) fases Carambolo IV y III, muestra una orientación consistente con la salida de la Luna en el lunasticio mayor norte (...) la disposición del templo Carambolo V demuestra que la búsqueda efectiva y precisa del eje solsticial era posible y dominada por los constructores". Explicando finalmente que el en "Saltillo (...) se producen aquí unas condiciones similares a las observadas en algunas fases de los santuarios de Caura y del Carambolo (...) presentarían una relación lunar hacia el este y venusina hacia el oeste (...). Por su parte "el Oral (...) tiene la orientación característica de la ‘familia de 55°" (...) . Siendo muy de detacar la frase ya antes recogida, donde dicen que "De certificarse que en otros lugares hay más edificios religiosos de la `familia de 55°´, grupo relacionable posiblemente más con Venus que con el Sol, tendríamos el indicador de su dedicación a Astarté".
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: De nuevo y esta vez sobre otro pectoral de El Carambolo, hemos trazado un mapa de la Precesión de equinocios en los que más claramente vemos los años y el "vaivén" que la Tierra sufre debido a su deformidad ovoide (lo que la obliga a cabecear, rotando de manera desigual y "en trompos"). Tal como hemos visto al explicar un dibujo similar al inicio del presente artículo; este tránsito de giros arrítmicos dura aproximadamente 25767 años. Por lo que hasta completar el ciclo completo, el "Norte del Mundo" va "apuntando" hacia diferentes lugares del cielo -llegando finalmente hasta una misma posición-. De ello, si dividimos entre dos los 25767 años que tarda en realizar este "viaje" y su resultado lo volvemos a dividir por por los 47 grados que recorre (en su ida y venida); nos será fácil saber que cada 274 años (y unos 42 días) el Norte cambia en su posición un grado. Así ya vimos en la imagen primera, que durante los años 1 y 25767 estará en el primer punto que hemos dibujado (+23º); mientras en el 2741,17 y el 23025,83 se situa en el segundo (+13º, 30´). Pasando a estar en los años 5482,34 y 20284,66, en el punto +3º,30´ (3,5º); llegando a la vertical 0º, en los años 6441,75 y 19325,25.
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Por su parte, esta Precesión de Equinocios igualmente marca las Eras, habida cuenta que mientras la Tierra recorre ese "tortuoso camino, en el que va trompando", entra en las fases de las doce Constelaciones que dominan su firmamento (lo que comunmente se conoce como los Signos del Zodiaco). Siendo así y como en la antigüedad pensaron cada una de ellas tenía un tamaño aproximado a 30 grados, se ha de dividir este periodo llamado Año Platónico de 25767 años entre 12; lo que determinará el tiempo que corresponde a cada Era -o "ciclo de constelación"-. Doce periodos (de Aries a Tauro) que por lo tanto duran unos 2160 años cada uno; ya que este número de anualidades multiplicadas por 12 nos dará más o menos lo que necesita nuestro planeta en completar el giro nodular de los equinoccios (que hemos dicho, aproximadamente suman unos 25767 años).
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De tal manera, esta última medida llamada Era nace desde las irregularidades y bamboleos que genera la Tierra en sus giros ovoides (fundamentalmente por atracción de otros astros -por mecánica celeste lunisolar-); y se compone de 30 ciclos de unos 72 años (aproximadamente), que es lo que tarda el Sol en llegar a posición similar, pasando cada vez a iluminar una constelación diferente. Unas fases en las que al rotar la Tierra de forma desigual, se va posicionando el Este (el Orto del Sol) cada vez más bajo o más alto, hasta derivar en 30º -para de nuevo regresar a su estado anterior, trascurridos esos 2160 años-. La mencionada irregularidad giratoria, hace que el Sol nazca cada unos 72 años (aunque son más bien 75,6) un grado más al Sur (o al Norte); lo que conlleva el hecho de que completado el ciclo de los 30 grados, todo ello resulte una "Era". Periodo que hemos dicho supone 30 x 72 anualidades, o lo que e lo mismo 2160 años (aproximados) en los que el Sol habrá completado su "viaje" de ida y vuelta de 30º. Por lo que variando la iluminación del Sol en 30º grados; resulta que cada 2160 años, el día 21 de marzo (más o menos), la luz solar iluminará una constelación diferente (ya que aproximadamente miden 30º cada constelación). Siendo así, en el ciclo anual el Sol habrá iluminado por un mes cada una de ellas, y en este periodo de 2160 años, comenzará el equinoccio (el 21 de marzo aprx.) dando luz sobre otra constelación (la siguiente), dando de ese modo paso a los periodos de Aries, Piscis, Acuario etc.. De tal manera a cada Era se la ha asignado un "signo zodiacal", dado que ese es el tiempo en el que el Sol "enfoca" gradualmente una por una a las Constelaciones (desde Aries a Tauro).
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BAJO ESTAS LÍNEAS: En base a lo anteriormente explicado, vemos que el eje de la Tierra y el lugar que nos marca el Norte en el cielo, varían también cada 274,2 años en un grado (hasta llegar de nuevo a un punto igual). Ello supone que entre el punto dónde enfocaba el Norte hace 2742 y dónde hoy lo hace, hay 10º grados de diferencia. Evidentemente, este es un hecho que en nada modifica las orientaciones de los edificios de ayer y de hoy; ya que si miran al Norte puro, en nuestros días estarán dirigidas hacia la Polaris (de la Osa), al igual que 2742 años atrás lo hacían hacia El Draganis (o "cabeza central" de la Constelación Dragón -que entonces marcaba este cardinal-). Pero además existe una irregularidad más que es la llamada "oblicuidad de la elíptica" (que también explicamos). Ya los antiguos se percataron de aquella, tanto que Eudemo de Rhodas en el siglo IV a.C. la calculó en 1/15 de la circunferencia; cálculo que precisó con mucho más acierto Hiparco de Nicea dos siglos después como 11/18 del semicírculo.
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Esta variación de 10º en la visión del Cosmos y del Norte polar, modificados por los 2700 años que nos separan de los edificios de Tartessos, es un dato a tener en cuenta solo a título de ls estrellas que entonces veían. Por lo demás y en lo que se refiere a las Eras y al Orto del Sol, ya dijimos que varía en un viaje que "mueve" el alba solar a razón de un grado cada setenta y dos años. Considerándose que a mediados del siglo XXII dará comienzo una nueva Era, por lo que estaríamos en una "deriva" entre los grados 0º y el 1º (ya que en el 2160 terminaría la Era de Piscis). Siendo así, sabemos igualmente que la de Piscis dió comienzo en los mismos tiempos en los que se inicia la Era cristiana (hacia el año primero); por lo que nos es muy fácil calcular los grados de desigualdad con la época de Tartessos. Considerando que hacia el año 750 a.C. se producía el Orto Solar en el equinoccio con diez grados de diferencia (con respecto a la situación de salida de este astro en la Primavera a día de hoy).
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Todo lo antes expuesto nos lleva a concluir determinadas ideas acerca de las coordenadas medidas en los edificios tartessios; habida cuenta que los profesores Escacena y Esteban hablan de un "azimut" a 55 grados. Cadencia o desigualdad con la orientación normal hacia el Orto y el Ocaso solar, que creemos procede de la anteriormente referida irregularidad que provocan los equinocios. Un hecho por el cual ya vimos que cada 72 años el Sol sale un grado más al Norte (o al Sur), hasta completar los 30º que son el ciclo de una Era. Periodo que al haber comenzado hacia el año 1, nos deja claro que sobre el 720 a.C. tendría una deriva de 10º (+/-) sobre el punto en el que hoy sale el Sol en los solsticios o equinoccios. Siendo así, creemos que esta familia de 55º de acimut realmente lo que expresa es que los edificios están orientados perfectamente hacia puntos solares, y más concretamente hacia el grado 45º. Ya que 45º+10º son los 55º que repetidamente ven los profesores Escacena y Esteban en las directrices de los yacimientos. Todo lo que indicaría que realmente estarían mirando hacia un azimut a 45º; o lo que es lo mismo: Orientados perfectamente en coordenadas de entonces.
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En la imagen bajo estas líneas, he dibujado en lineas negras y sobre el altar de El Carambolo, las situación del Este puro hace 2742 años, con 10º de diferencia al nuestro. También en rojo, he señalado el mismo punto cardinal a día de hoy. En el plano que he hecho sobre el ara tauriforme se puede observar claramente como lo que actualmente es el azimut 55º, hace 2700 años era el punto 45º. De ello que cuadre esta orientación con la parte del altar que corresponde a la pata de la mesa sacrifical que imita la piel de bovino y el resto con las partes principales del animal (cabeza al Este, rabo al Oeste; laterales al Norte y Sur -o viceversa-). A continuación explicamos y exponemos qué conclusiones pueden obtenerse al ver que los templos y edificios tartessios contienen esta "deriva" de 55º, que cuadra con la desigualdad habida entre el lugar que marcaba el Sol en siglo VIII a.C. y en la que hoy se encuentra (a diez grados menos).
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B) CONCLUSIONES A LOS ESTUDIOS DE ESCACENA Y ESTEBAN: El acimut 55º hace 2700 años, se correspondería a uno actual de 45º (orientación N-E puro).
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Con la explicación anterior, creemos hemos podido entender bien qué es la precesión, tanto como los grados de variación en orientación y salida del Sol que este fenónemo modifica. Pese a ello, una redacción más científica de ese "suceso" astronómico lo podemos leer en palabras de José Mendoza; experto en el tema y que redacta valiosísimos escritos sobre astronomía en la antigüedad y arqueo-astronomía religiosa (textos que recomendamos a los interesados y que pueden encontrar liberados en la red en los links que en la cita (9) ofrecemos. Por su parte, sobre la llamada "oblicuidad de la elíptica" (que ya Hiparco describe como 11/83 de 1/2 circunferencia), sabemos que a día de hoy disminuye a razón de 0,47´´ por año (de ello que hace dos estuviera el eje terrestre inclinado en 23º.26¨16´´ y un siglo antes tuviera un valor de 23º,27´´).
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Siendo así, el referido José Mendoza nos dice que en el Sol hay un desfase (de 0.0139 grados de arco, o 50.2" de arco); que aun siendo pequeñísimo, resulta acumulativo anualmente. Por lo que cada 72 años cambia 1 grado, al resultar un total de 30x72= 2160 anualidades; todo lo que genera la Era, que es el periodo en que este astro vuelve a salir por el mismo lugar. La duración del desfase que se va acumulando, es de 20 minutos y 20 segundos al año, por la precesión (nutación o bucles que "bambolean el planeta"). Por todo lo que siempre "el Punto Vernal no cae en el mismo sitio, sino que hay una variación de 50" de arco, en un desplazamiento en sentido contrario al movimiento zodiacal acostumbrado, y por lo que se le bautizó: Precesión de los Equinoccios. De este modo, el Punto Vernal retrogrado un grado de arco en 72 años (50"x72=3,600"=1º); y, considerando que cada constelación tiene una porción de un círculo de 30º, el Punto Vernal se demorará en recorrerlo 2,160 años (72añosx30º= 2160 años), que es lo que dura una Era Precesional, como promedio".
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Por lo tanto -y como podemos ver en las imágenes bajo estas líneas-, el orto del Sol "avanza" treinta grados cada unos setenta y dos años (75,6 exactamente), algo que supone que cada siglo y medio se encuentre en una posición con dos grados de diferencia (aproximadamente). Este es un hecho que en la Antigüedad debió ser un verdadero quebradero de cabeza, puesto que toda civilización que crease un observatorio orientado perfectamente hacia la luz solar, vió como tres siglos después tal posición ya había variado cuatro grados (todo lo que haría imposible estudiar las sombras y luces desde el mismo, a menos que se conociera esa irregularidad). Además, la cúpula del Cosmos tiene un "viaje" semejante; por lo que de un mismo modo el Norte polar se desplaza lentamente, dejando a cada Era una estrella muy distinta en el lugar que señala este punto cardinal terrestre. Tanto, que es sobradamente conocido como en la remota Antigüedad (hasta el siglo V a.C.), se orientaban por la constelación del Dragón, que se situaba en el polo terrestre; pero al comienzo de nuestra Era comenzó a entrar la Osa en esta posición Norte -sustiuyendo finalmente la llamada Estrella Polar al antiguo Dracanis ("el hipopótamo" entre los del Nilo-. Estos hechos, como hemos visto, ya fueron observados por los egipcios y posteriormente por Hiparco; quién claramente describe el movimiento de precesión y el modo en que ello afecta a las constelaciones y a la observación del Sol. Algo lógico, porque sin considerar esta irregularidad sería imposible el estudio perfecto del cielo; de lo que las Antiguas civilizaciones si no hubieran tenido en cuenta la Precesión, siquiera podrían haber heredado los conocimientos astronómicos desde los abuelos a los nietos (dada la variación que en siglo y medio tiene el firmamento).
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La mayor evidecia del conocimiento de la importancia de la Precesión durante la antigüedad nos la da la Astrología; método antiquísimo de adivinación (fundamentalmente de origen mesopotámico) que basa todo su sistema en los doce signos del Zodiaco (o Eras). Con ello queda evidente que el hombre ya conocía el movimiento de precesión y de cambio cada 2160 años (aproximadamente); al menos desde el tiempo en que crea esa mancia. Puesto que la astrología divide el cielo en doce constelaciones que lo "dominan"; de lo que se deduce que hace casi cinco mil años -en Mesopotamia (y seguramente también en Egipto)- ya eran conscientes de un movimiento irregular en el giro del Universo -o de la Tierra-. "Arritmia cósmica" que provocaba cada setenta y dos años que el Sol modificase en un grado su Orto; tanto como todo ello era el motivo por el que se desplazaba el enfoque del Norte y que cambiasen los astros en el cielo estrellado (apareciendo en escena incluso nuevos). Siendo así y por cuanto explicamos, al medir las orientaciones de los edificios construidos hace miles de años, hemos de fijar las coordenadas de Solsticio y Equinoccio de la época, algo que he intentado hacer en los dibujos que bajo este párrafo tenemos.
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IMAGEN, ARRIBA: Gráfico sobre uno de los altares tartessios con forma de piel de buey, hallado por el profesor Escacena en Coria del Rio. Hemos dibujado sobre este ara, las líneas que marcan un Este puro, dejando ver que ese punto cardinal a día de hoy se encuentra 10º más al Sur. De tal manera, si el altar que vemos estaba orientado a 55º grados; su acimut pudo ser realmente el de 45º en su tiempo. Finalmente y en color verde hemos destacado la idea de que como el Sol varía un grado cada setenta y dos años; en 2736 años, se habría modificado ya su punto de referencia en 38º.
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ABAJO: Para comprender la importancia y la variación que suponen los movimientos de precesión equinoccial, hemos representado de forma muy gráfica cómo cambiaría el orto del Sol, si su modificación fuera lineal. Así vemos que partiendo del año 1 a 0º (Ecuador), si el Sol no resgresara al Ecuador, en tan solo 2160 años el astro saldría ya por el paralelo 30º (es decir, a la Altura del Norte de África). Otros 2160 años le llevarían a un Orto a la altura del grado 60º; y finalmente, tras una Era más se situaría en el Polo Norte (90º).
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D) FINAL:
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Bajo estas líneas tenemos unas imágenes que nos pueden hacer comprender no solo el movimiento de precesión, sinó igualmente los grados en que se modifica el Orto del Sol en cada momento histórico. Siendo así y partiendo de fechar la Era al comienzo de la cristiana (sobre nuestro año 1), veremos en el dibujo bajo este párrafo el avance y situación en grados de la salida del Sol durante este periodo de tiempo de 2160 años (aproximados). Siendo su situación la siguiente:
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AÑOS 1 y 2160, en 7,5º (Norte) // AÑOS 108 y 2052, en 6º (Norte) //
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AÑOS 216 y 1944, en 4,45º (Norte) // AÑOS 324 y 1836, en 3º (Norte) //
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AÑOS 432 y 1728, en 1,5º (Norte) // AÑOS 540 y 1620, en 0º (Ecuador) //
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AÑOS 648 y 1512, en 1,5º (Sur) // AÑOS 756 y 1404, en 3º (Sur) //
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AÑOS 864 y 1296, en 4,5º (Sur) // AÑOS 972 y 1188, en 6º (Sur) //
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AÑOS 1080 7,5º (Sur) y regreso //
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Una vez vista la imagen anterior, nos sera fácil situar la diferencia entre el lugar del Orto en épocas de Tartessos y en las nuestras. Para ese fin, hemos realizado un gráfico que abajo podemos ver y en el que se observa claramente como existe un desfase de diez grados entre la salida del Sol a día de hoy y la de veintiocho siglos antes. De ello y como la aproximación a los acimuts que los profesores Escacena y Esteban daban en su estudio era de +/- 1º (un grado Norte o Sur, de error posible). Hemos de considerar que las fechas de esos santuarios y edificios de Tartessos oscilarían entre el 850 y el 750 a.C. (momento en el que su actual acimut 55º, estaría orientado a 45º; es decir al N-E puro) .
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Todo cuanto decimos encaja perfectamente con las cronologías que expresan los profesores Escacena y Esteban en el mencionado estudio, al decirnos sobre el templo de el Carambolo que: : "Un dato polémico para cerrar este apartado descriptivo es el concerniente a las cronologías otorgadas a esta fase del edificio, pues mientras que la cronología relativa fecha este nivel habitacional entre finales del siglo VIII y principios del VII a. C., la cronología absoluta lo hace entre el 830/810 a. C. (fecha ante quem de la fase V) y el 791 a. C. (fecha post quem de la fase III (Fernández y rodríguez 2007: 125); por su parte, el altar de la fase III, también encontrado en la estancia a-40 y superpuesto a aquel, fue nuevamente construido en el pavimento" (...) "Para esta fase, los autores le asignan una cronología relativa aproximada en torno a la primera mitad del siglo VII a. C., mientras que mediante datación absoluta el arco cronológico calibrado es de 791-506 a. C" (10) .
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Por cuanto concluimos que creemos personalmente la orientación 55º grados que se observa en muchos de los edificios tartéssicos, ha de corregirse o entenderse como 45º; un acimut que sin duda nos habla de cultos solares y estelares que señalan a Noroeste puro. Cardinal que durante el día serviría para estudiar y venerar al astro rey; pero que era de gran importancia durante la noche. Debido a que esos 45 grados "apuntan" hacia el firmamento en el lugar donde se hallan las estrellas circumpolares. Siendo aquellas las constelaciones y astros que se ven durante todo el año y que no desaparecen nunca (al menos hasta llegar el alba, en que dejan de lucir); porque al estar situadas en el eje terrestre, nada las oculta en el cielo. Por este motivo entre los antiguos fueron dichas estrellas (hoy denominadas circumpolares) veneradísimas; tanto que en Egipto eran el símbolo de la resurección. Ya que al no desaparecer del firmamento, se llamaban y consideraban los astros eternos o inmortales (encontrándose entre ellas el Dragón, que entonces fijaba el Norte, tanto como otras a la que hoy también damos gran relevancia -tales como las Osas-).
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Siendo así, creo que la orientación de los edificios y templos de tartessos estaría relacionada con este grupo estelar, que se consideraba el símbolo de la vida eterna en Egipto (y en muchas otras civilizaciones influidas por el Nilo). Un acimut 45º de suma importancia para las gentes del mar (tanto como para las del desierto), puesto que "enfoca" hacia el centro de aquellas estrellas que giran en el eje de la tierra y donde se halla el Norte puro. Por lo que todo aquel que comprendíera y estudiara antiguamente ese grupo de astros que no se esconden (y rotan durante toda la noche), se podría guiar; habida cuenta que en el medio de las circumpolares se encuentra siempre el lugar que marca el polo (sea cual sea la estrella que allí esté en cada Era o tiempo).
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Ultimo gráfico en el que podemos ver ya claramente la diferencia del Orto solar en el siglo VIII y a.C., frente al de hoy. Hemos marcado los grados de variación por la precesión, viéndose que entre nuestros días y el siglo IX y VIII a.C. existiría un "desarreglo" de unos diez grados. Ello nos "obligaría a traducir" un acimut 55º por su equivalente actual = 45º; es decir, una orientación mirando al eje circumpolar.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Grabado del siglo XIX del llamado Zodiaco de Dendera ("calendario mágico" en piedra egipcio, fechado hacia el siglo 50 a.C. y propiedad del Luovre). En esta escena zodiacal egipcia vemos los días del año girando y rotando sobre el firmamento y en su centro las doce constelaciones (o signos). En mitad de este se situarían las estrellas llamadas inmortales entre los egipcios, entre las que destacan en el grabado las constelaciones de las Osas (representadas por la pata del Buey, denominada Mesejtyu -Osa Mayor-) y del Dragón (que creo corresponde con Isis Dyamut y se representaba con un monstruo en forma de hipopótamo o cocodrilo -ver-). Tanta era la importancia que daban los egipcios a las estrellas circumpolares, que en Los Textos de las Pirámides se repite el deseo de que los faraones han de convertirse en uno de estos astros inmortales. Unas estrellas "imperecederas" hacia las que están orientadas las pirámides más importantes -según han demostrado las últimas investigaciones de arqueoastronomía-.
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CITAS:
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(1): Astrología Religiosa (página 2) ;José Mendoza: http://www.monografias.com/trabajos73/astrologia-religiosa/astrologia-religiosa2.shtml#ixzz2h5pgSDIj y http://www.monografias.com/trabajos73/astrologia-religiosa/astrologia-religiosa2.shtml#ixzz2h5pINeiM
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(2): César Esteban y José Luis Escacena Carrasco : Arqueología del cielo. Orientaciones astronómicas en edificios protohistóricos del sur de la Península Ibérica -TRABAJOS DE PREHISTORIA 70, N.º 1, enero-junio 2013, pp 114-139 (/ISSN: 0082-5638 doi: 10.3989/tp.2013.12105)-

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(3): Op. Cit (2) pag. 130.
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(4): Op. Cit (2) pag. 132.
(5): Op. Cit (2) pag. 132.
(6): Op. Cit (2) pag. 132.
(7): Op. Cit (2) pags. 132 y 133.
(8): Op. Cit (2) pags. 133 y 135.

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(9): http://www.monografias.com/trabajos73/astrologia-religiosa/astrologia-religiosa2.shtml#ixzz2h5pgSDIj y http://www.monografias.com/trabajos73/astrologia-religiosa/astrologia-religiosa2.shtml#ixzz2h5pINeiM y en http://www.monografias.com/trabajos73/astrologia-religiosa/astrologia-religiosa2.shtml#ixzz2h5pINeiM
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(10): Op. Cit (2) pag. 142.

2 comentarios:

  1. ¿tambien podrian ser 2700 años mas antiguos que la fecha que dijiste 830/810 a. C?

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  2. Siento decirle que cuanto comenta es absolutamente absurdo. Supone que los edificios tartéssicos serían del 3530 a.C.. En esa etapa tan solo existía el megalitismo en la Península Ibérica. Por lo demás, los objetos que se han recogido en esos edificios que hablamod, se corresponden con las épocas de las que hablamos (siglos IX, al VII a.C.).

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