Esta entrada es continuación de las cuatro anteriores. Recomendándose la lectura previa de aquellas que le preceden, para una comprensión plena de cuanto exponemos en ella.
Hoy vamos a intentar estudiar el origen de las bolas (que denominamos "bollas") en los "ojos fenicios" y su permanencia entre los talismanes y amuletos hispanos contra el Aojo -al menos hasta el siglo XIX-. Comenzando por los dijes que consideramos "descendientes o herederos" de aquella pupila azul; entendiendo por ello todo abalorio talismán contra el Mal de Ojo de forma redonda y que se asemeje al Nazar (que como sabemos es el clásico amuleto Mediteraneo, en forma redonda y con un ojo azul en su interior). Por ello, hemos denominado "bollas" (que no boyas) a este tipo de dijes esféricos y con lunares que asemejan un iris; puesto que consideramos se encuentran en el intermedio de lo que es el concepto de la "bulla" pritectora y de la cuenta fenicia con ojos -del cual descendería todo talismanes en forma esférica con pupilas y de poderes apotropaicos-
(1).
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Retrato del Príncipe Don Carlos, por Alonso de Sánchez Coello, hacia 1558 (propiedad de la Cámara de Oporto., expuesto en el Museo Sanchez Reis al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos en los botones de la pechera y mangas del niño príncipe, como son claramente abalorios contra el Mal de Ojo. Dijes, redondos y con puntos azules que en mucho se asemejan a los que llevaban ya los collares fenicios, hace tres mil años -que veremos en otras imágenes del presente artículo-. Cuentas púnicas esféricas y con lunares en "iris", de las que nacieron los "ojos contra el Nazar" (que hasta hoy se usan en Grecia, Turquía u Oriente Medio.). Ellos son igualmente muy similares a las llamadas "bolas" charras o maragatas, que se han utilizado en los collares igualmente y como talismán contra el Aojo (en la Zona Norte de la Ruta de la Plata y desde tiempos inmemoriales, hasta bien entrado el siglo XX).
Abajo: Collar con cuentas de vidrio y medallas de plata, procedente de Aliste y fechado hacia el siglo XVIII -propiedad del Museo Etnográfico de Castilla y León, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen. Foto tomada del libro de Carlos Piñel: La Belleza que Protege (2)- . Aumentando la imagen, podremos observar como los dijes de vidrio azul con "pintas", son casi iguales a aquellos que antes mencionábamos, pertenecientes a collares fenicios de hace treinta, o venticinco siglos. Tanto como muy parecidos a los que hasta hoy se han mantenido en el Ojo del Nazar, por todo el Oriente Mediterraneo. Por su parte, al final de este collar alistano, penden unos amuletos esféricos llamados "bolas" que son muy semejantes a los que porta el príncipe Don Carlos en su retrato de la imagen superior -siendo ellos, igualmente talismanes contra el Aojo-.
Si hubiéramos de explicar quién o quienes inventaron estos amuletos esféricos con pupilas para combatir la mala suerte, habríamos de decir (sin duda alguna), que fueron los fenicios. Quienes hace unos treinta siglos heredaron el culto al ojo de la magia egipcia y comenzaron a realizar esos dijes en pasta vitrea -divulgando su uso por todo el Mediterraneo-. Aunque los púnicos realizaban fundamentalmente abalorios de "iris" en formas más o menos redondas (o cónicas) y con "lunares". Un diseño muy ajeno al talismán protector de la vista en el Nilo, que es el famoso Ojo de Horus y que es plano, con una ceja. Objeto sacro de los faraones que tomaron en Fenicia como deformación de los ritos y costumbres que aprendieron y queseguían de su civilización "madre": La egipcia, que inundó de sabiduría y cultura las costas de Oriente Medio. Y es que fué allí, en el Nilo, donde los sacerdotes, magos y "curanderos", produjeron hace mas de cinco mil años, pequeñas joyas y abalorios con las formas del cuerpo humano, con diversos fines "curativos". Realizando de aquellos dijes algo imprescindible para todo rito funerario, o para la protección y prosperidad en la vida cotidiana. Tanto, que la mayor parte de las "curaciónes" se llevaban a cabo fundamentalmente los médicos y religiosos, las realizaban por mediación de estos talismanes, que se imponían junto a rezos y ceremonias -logrando así el bienestar o el paso al "más alla" del egipcio-. Unas "curaciones" del cuerpo y del alma que entrecomillamos, puesto que no cabe la menor duda de que en el placebo y en la mente humana se sitúa una parte de la sanación de lo somático (que no solo el médico y la medicina consiguen). Por lo que nunca hay que dejar de expresar cierto motivo científico en la "magia curativa"; una "ciencia" que en la mayoría de las ocasiones simplemente se basa en la seguridad (o en la fé) que le aporta al enfermo y al temeroso de una dolencia -lo que en ocasiones le ayuda a continuar en su camino y lograr en cierto modo recuperarse-.
Cuanto narramos nos podrá parecer que pertenece al mundo de la falsedad, el engaño o la mentira; pensando el hombre moderno que el hecho tan común en la Antigüedad de curar por medio de la magia, no era más que una farsa. Pero la realidad es muy diferente; tanto que puede probarse como en los casos de convencimiento pleno del paciente, estos medios esotéricos a veces logran verdaderas sanaciones -que ni siquiera la medicina actual puede explicar-. Ello, porque una parte de la enfermedad se encuentra en la "psique" del individuo; con lo que actuando sobre la mente, esta llega a controlar procesos del cuerpo, logrando evoluciones psicosomáticas, que pueden generar auténticas sanaciones (sobre todo la recuperación del individuo, que aunque no supere la dolencia, sí es capaz de convivir mucho mejor con los dolores, o con la enfermedad). De ello, y del conocimiento pleno de los procesos interiores del humano, los "galenos" y sacerdotes egipcios idearon un sistema de medicina que aunaba la magia con la ciencia. Habiendo quedado para la posteridad más constancia de los remedios religiosos curativos que de los científicos; que como secretos profesionales que pasaban de padres a hijos (o de maestros médicos a alumnos) se mantenían sin divulgarse.
Consecuentemente, los fenicios heredaron quizás muy poco de la verdadera oftalmología egipcia; de la que sabemos que operaban de cataratas y que tenía grandes remedios para las oftalmias y enfermedades oculares (tan comunes en el Nilo). Pero sin embargo, hasta los púnicos casi no debieron de llegar los remedios médicos, mientras entre aquellos se conservaron plenamente las costumbres de la magia curativa faraónica. Perviviendo entre los de Fenicia (y los que luego fueron a Cartago, o a tierras más al Oeste), una de las supersticiones más fuertes y arraigadas en tierras de Egipto, como era el temor al Mal de Ojo y su curación por talismanes. Una maldición de la que se decía, era transmitida por la pupila (o la mirada) del insidioso, del envidioso o del que sentía fascinación -al que observaba con deseo-. Impregnando "el malvado" la enfermedad y el mal fario, al que veía con modos de "enfermiza admiración", para lo que había que prevenirse con aquellos amuletos en forma de ojo.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, el famoso Ojo del Nazar que comunmente y hasta nuestros días se usa para evitar el Mal de la mirada. Podemos comprarlo y verlo en todo el Mundo Mediterraneo de influencia Oriental, siendo muy normal su utilización en zonas de Turquía, Grecia, Oriente Medio y Norte de África (hasta Marruecos). En el amuleto fotografiado observamos igualmente la llamada "Mano de Fátima" -que se correspondería con la Higa nuestra contra el Aojo- y que es este caso tiene una pupila en el centro de la palma.
Bajo estas lineas: Cuenta de collar fenicio, fechada en el siglo IV a.C. y hallada en Olbia (propiedad del Museo Nacional de de Cágliari, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Oservemos el parecido y la similitud entre muchos de estos amuletos utilizados para un mismo fin (apotropaico): El de arriba aun en uso y llamado Nazar (contra el mal fario), el que porta el Prícipe Carlos y el de Aliste, de las primeras fotos. Todos ellos, al igual el fenico, servían y sirven desde hace más de treinta siglos para guarecerse de la mirada transmisora del Mal. Muy curioso es que entre los púnicos, se determinara poner como pupila del Aojador la de color azul, lo que se intrepreta por muchos como signo de aversión contra los pueblos indoeuropeos (o del Norte). Identificando el mal, con la mirada de aquellos que tenían ojos azules; ajenos a los hombres del Mediterraneo, Mesopotamia -y más aún a los de África-.
Observemos en ambos casos (en el Nazar actual y en el fenicio), el parecido entre estos talismanes y las cuentas y collares hispanos usados para un mismo fin. Comparándolos con el que porta el Príncipe Don Carlos, en su retrato de mediados del siglo XVI; o con los dijes y bolas del collar de Aliste (del siglo XVIII), se podría decir que son casi iguales. Siendo muy de destacar que ni en el siglo XVI -ni aún en el XVIII-, había estudios que determinaran que los fenicios y los egipcios habían usado estas piezas en forma esférica (o de cono) con ojos y pintas azules, para protegerse del Aojo. Lo que demuestra que se trata de una herencia y tradición, directamente recibida, heredada y mantenida durante milenios en la zona alta de la Ruta de la Plata.
Tras observar los amuletos utilizados en el siglo V a.C., tanto como los usados en el XVI y en el XVIII en tierras de España (o en el siglo XX por todo el Mediterraneo), podemos deducir que todos ellos tienen un igual origen y significado. Hecho este que no tuvimos oportunidad de explicar con profundidad en las entradas anteriores; donde sí hemos estudiado suficientemente las costumbres sobre aquella superstición del aojador, aunque no nos pudimos centrar tanto en sus orígenes -que son fundamentalmente egipcios-. Y aunque su exposición plena precisaría de varios artículos -en los que se explicase bien los múltiples motivos desde donde partió la magia y las creencias sobre el Mal de Ojo en el Antiguo Egipto-; sí podemos dar unos breves apuntes para poder compreder el significado y el nacimiento de tan terrible maldición hace más de cinco mil años (que por temida, ha quedado hasta nuestros días como una de las peores y que más talismanes para combatirla tiene).
Para comprender como nace el Aojo habríamos en primer lugar de hablar sobre el Utchat (Utjad o Udyat), que es el conocido amuleto en forma de "ojo con ceja", tan común en todo el Nilo, desde los más remotos tiempos. Talismán que representaba el Ojo de Horus (hijo del dios Osiris) y que se documenta ya en el IV milenio a.C., como uno de los objetos más venerados en la tierra del faraón. Siendo desde entonces usado para fines muy similares a los que tiene el Nazar o la figa compostelana (en nuestros días); que es el mismo que tuvo el ojo fenicio y otros talismanes similares a este -incluso los que en el siglo XVII o XVIII poblaban toda la Península Ibérica-. Siendo recomendado en Egipto, que se hiciera el talismán Udchat en lapislázuli
(3); marcando el propio Libro de los Muertos que debe fabricarse y portarse trabajado en lapislázuli (el ojo y ceja), mientras la pupila había de ser de obsidiana
(4). Exponiendo que debieran de llevalos las momias, especialmente en cada apertura o incisión hecha y en diferentes colores, como repersentación del Sol y de la Luna. De lo que uno habría de ser más claro que el otro; por lo que fabricaban el segundo en tonos blancos (con piedras de mármol y alabastros). Siendo el primero -de tono azul y negro-, el que simbolizaba el satélite terrestre; de lo que se explica consecuentemente como las lunaciones y la Luna Nueva se identificaba con la pédida de la visión (o del ojo del dios).
En referencia a su mito, Plutarco narra como Horus quiere vengar la muerte de su padre Osiris, asesinado por Seth (helenizado como Tifón); pero aquel demonio egipcio le mancha la pupila, dejando al hijo del dios Sol. Mas Horus consigue vencer a Seth sin un ojo, siendo curado finalmente por Toth, que le devuelve la vista
(5). Mito cuyo simbolismo cosmogónico no es otro más que el de la desaparición de la Luna, por efecto de los ciclos lunisolares (o bien por los eclipses). Siendo el Ojo de Horus, el talismán que marca el calendario primigenio y más sencillo, significando los ciclos de 29,53 dias, pero a su vez relacionándose con la menstruación femenina, que siempre se identificaba con el periodo del satélite terrestre (tan cercano en duración a las cuatro semanas). Finalmente, en el Nuevo Imperio, los sacerdotes de Heliópolis determinaron como amuleto del Ojo de Horus solo el talismán de la Luna y por lo tanto aquel pasó deber ser de color azul, blanco y negro (en lapislázuli y mármol, con la pupila de obsidiana).
Por otra parte, aquel Ojo Udchat igualmente se identificó con las aguas y el mar (seguramente por la unión entre la Luna y las mareas, cuyo ciclo viene a ser de veintiocho días, muy similar al femenino). Tanto como se creó la ciencia de lectura del futuro por medio del estudio de la pupila (la iriología que aun pervive). Posiblemente nacida aquella del hecho médico por el que antiguamente, lo primero que el doctor observaba en el el paciente, era el interior de los ojos; para ver el los párpados y retinas si el enfermo se encontraba bien de riego sanguineo y de glóbulos sanguineos. Como decimos, todo ello expresa el significado del ojo y la vista unido con los astros en la Antigüedad, donde en Egipto se identificaban "aquellas pupilas" del Universo, con la Luna y el Sol. Siendo los astros los dadores de luz, el principio necesario para la compresnión del calendario. Lo que es lo mismo: La división del Espacio en periodos de Tiempo, que hace posible el orden en la Tierra -indispensable por lo menos para las Sociedades basadas en la agricultura, comprendiendo el hombre gracias al calendario cuando ha de sembrar y recolectar cada año-.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, Ojo de Horus de la pulsera en lapislázuli y obsidiana del rey Sensoq I (siglo X a.C.; perteneciente al Museo de El Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar la imágen). Creemos que este Ojo de Horus es el origen del amuleto fenicio en forma de cuentas con pupilas muy similares al Nazar. Utchat en color azul, blanco y negro, que se divulga en su uso desde al menos el siglo XXV a.C. y que en el XV a.C. se hace talismán "oficial" de Egipto contra el mal fario y las oftalmias. Siendo luego seguramente transformado por los fenicios en una bola con pintas (o pupilas azules), sobre fondos blancos y negros. Talismán del que como decimos, se originan los diferentes Nazar, tanto como las cuentas, alcorciles y bolas que en los collares de la Ruta de la Plata.
Bajo estas lineas: Los Ojos de Horus, como representación de la fracción de tiempo y las lunaciones. Servía este símbolo del Udchat para marcar las fracciones numéricas en la escritura egipcia siendo el cono izquierdo=1/2, la pupila=1/4; el cono derecho=1/16; la ceja=1/8; el entorno del párpado bajo= 1/32 y el lagrimal=1/64. Usándose en Egipto aquellos símbolos para escribir, pudiendo ponerse 0,75 como 1/2+1/4 (que se expresaría con el cono Izquierdo junto a la Pupila). Del significado astronómico y matemático del Ojo de Horus (Udchat), procede seguramente su mística esotérica, que se une al hecho del temor por las enfermedades oculares en Egipto; un mal endémico debido a la salubridad del Nilo, tanto como a las condiciones adversas del desierto.
Como expresamos, este Ojo de Horus era uno de los talismanes más importantes en el reino de los faraones, tanto que se narra en algunos textos como la resurección se debe a que con aquel amuleto tocó a Osiris su hijo, haciéndole renacer
(6). Considerándose tan fuerte su poder, que en cada incisión que se hacía a las momias, se introducía un Utchat, para evitar el daño y la podredumbre. Siendo su mayor poder el de curar contra el Aojamiento y los males de las oftalmias, por lo que en muchos textos se describe a este talismán como el que consigue la visión
(7). Conteniéndose en los papiros de medicina el Udchat, como eficaz remedio sanador de las enfermedades oculares
(8). Finalmente, el significado numérico del Ojo de Horus cuya base es una progresión de fracciónes en (2 x 2), nos habla claramente del calendario y de los ciclos femeninos. Ya que el total del Ojo es = (2 - 1/64) o lo que es lo mismo: 1/2+1/4+1/8+1/16+1/32+1/64. Siendo el 64 el número en el que curiosamente coinciden la Luna y el Sol, dado que 64 años civiles egipcios eran igual a 791 lunaciones (resultando de que: 365 dias x 64 = 29,5322 dias x 791). Por cuanto vemos como las cifras del Udchat aunan los ciclos del astro rey con el del satélite terrestre.
De tal modo, parece evidente que el origen de estos dijes en forma de pupilas que los fenicios extienden por todo el Mediterraneo como talismanes contra el Aojo, esté en este Utchad del Horus egipcio, cuya aparición y primer uso se remonta al IV milenio a.C.. Lo que exponemos igulamente obliga a comprender que cuantos abalorios representan esos ojitos -o esas bolas cargadas de pintas-, suponen no solo un procetor contra el Mal de la mirada, sinó también un símbolo de adoración a la luz (sobre todo la de los astros y fundamentalmente de la Luna). Siendo muy de destacar que durante toda la Antigüedad era común que aquellas joyas en oro y plata que tenían forma de pupila (o iris mágico), se esmaltaran en color y tonos azules, imitando el ojo fenicio, o el de Horus. Una costumbre que permaneció en el barroco y hasta nuestros dias, pues en los cuadros que se representan aquellos talismanes, tanto como en los abalorios que por su poco desgaste han podido conservar el esmalte, vemos pintado ese azul que imita a la pupila.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, las llamadas Bolas y Alcorciles, del traje de vistas albercano (9). Decíamos que en nuestro opinión estas bolas hubieran de denominarse "bollas" por cuanto son más una "bulla" protectora que una simple esfera. Por lo demás creemos que descienden directamente del ojo fenicio y que tal como aparecen en los cuadros, comunmente estarían esmaltadas en azules (imitando pupilas).
Bajo estas lineas: Collar fenicio procedente de Cartago, fechado entre los siglos IV III a.C. (pertenece al museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar su imágen). Observemos el parecido de estos abalorios contra el Aojo, con los que llevan las albercanas o las zamoranas, cacereñas y maragatas hasta nuestros días. Los antecedentes inmediatos de las "bollas y alcorciles" hispanos, tan comunes en los trajes de Cáceres, Salamanca, Zamora y León; los vemos en las cuentas y dijes contra el Mal de Ojo fenicios (que como podemos apreciar en las imágenes de los que recogemos son casi iguales, pero hechos en pasta vítrea).
Por cuanto relatamos, creemos que puede probarse la teoría de Carlos Piñel; quien afirma que los modelos de joyería tartessios, fenicios y greco-romanos, se extendieron por el Norte de la Ruta de la PLata, desde los años en los que nuestros colonizadores vinieron hasta aquellos lugares en búsqueda de metales preciosos. Habiendo permanecido intactos durante milenios en zonas aisladas de Cáceres, Salamanca, Zamora y León; donde aún perviven joyas y abalorios casi exactos a los de hace miles de años. Siendo así perfectamente comprensible como incluso el significado de aquella orfebrería y su sentido mágico, puede ser idéntico al que tuvo hace veinte -o treinta- siglos. Por cuanto si comparamos un pendiente del tipo apotropaico fenicio y un colgante de Salamanca, veremos afinidades en diseño y "poderes" absolutanmente indiscutibles (como en las imágenes de abajo puede observarse).
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, pendientes llamados "de calabaza" de León. Claramente son de "tipo charro de orfebrería", en los que vemos el recuerdo de los ojos y dijes fenicios de pasta vitrea (a modo de ojos). Siendo a su vez, símbolos de los planetas y astros, tal como se consideran estos abalorios que se tienen por muchos como talismanes contra el Aojo y con un significado astral.
Bajo este párrafo: Pendiente fenicio en oro, de tipo "pupila" en filigranas, procedente de Tharros (siglos IV al III a.C., propiedad del Museo de Cágliari al que agradecemos nos permita difudir la imagen). Observemos su parecido con los joyas de igual significado, que hasta hoy en zonas como Salamanca o Zamora y Cáceres, se fabrican.
Por cuanto venimos relatando, existe un hecho que marca la importancia de la palabra "ojo" y de este órgano visual, en el mundo fenicio. Ello es que su voz en aquella lengua sea igual o casi igual a como ha permanecido en casi todas las demás. Habiendose dicho "ok", esta es el origen de la letra "O" que al ser circular y en forma de pupila, simboliza todo cuanto aquel lugar por el que vemos era para los púnicos. Puesto que la letra "o" y la palabra "ok" dió origen no solo a términos como: "Ocular", "ojo", "eyes", "huevo", "ovo", "eg" etc. Sinó que de esta además nació la voz "océano", en el concepto de mar circundante o circular al rededor de la Tierra, de la que a su vez procede "agua" (por el radical "acuatico", "acua" etc). Tanto como de las mismas palabras nacieron: "Ciclo", de "kiklos" y "círculo". Que indica lo que comienza y termina en el mismo lugar y, por ende, la circunferencia. Explicándose en ello como el ciclo "anual" o calendario, se relacionaba con las aguas (las lluvias) y con la luz (las estaciones) y el ojo, que en forma redonda, comprendía el concepto de lo más preciado para culturas como la fenicia.
Para terminar, añadiremos un dato, puesto que muchos se vendrán preguntando por qué esta sección se denomina "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo". Algo que se debe a que venimos analizando las joyas de ese tesoro, desde hace más de una veintena de entradas, lo que nos llevó hasta el final de la Ruta de la Plata. Y, aunque tras un tiempo sin regresar directamente al tesoro tartessio, hoy volvemos ya a él, para ir concertando conclusiones. Algunas de ellas en referencia no solo al valor astral de las bolas o granulados de las joyas (las charras o las tartessias, algo que es sobradamente conocido). Sinó a su sibolismo como ojos y a una circunstancia muy curiosa, como es el hecho de que esta orfebrería se esmalte en azul sobre oro, imitando a veces las pupilas o bolas púnicas. Lo que nos lleva a pensar en una unión mayor entre los ojos fenicios y los amultetos metálicos contra el Mal de la mirada (en este caso hechos con oro).
De tal manera, el Tesoro de El Carambolo estuvo esmaltado en azul, tal como en la magnífica foto que recogemos, puede apreciarse (si la aumentamos). Algo que ocurre de manera muy similar en su diseño y color con las joyas de los siglos XVI al XIX de la Alberca, Salamanca y etc.. De las que si aquellas no han sido usadas en exceso, aún conservan sus esmaltes azulados. Decoración que por otro lado recuerda muchísimo a los dijes con pupila azul de los fenicios, haciéndonos concluir que estas "bollas" de oro y plata, tanto como otros abalorios (llamados de avellanas) son en verdad ojos. Algo que no se había observado debido a que en muchos casos perdieron su decoración de esmaltes en azul, con el uso diario de los collares en oro y plata.
JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, foto aumentada de los sellos del tesoro tartessio de El Carambolo donde vemos que originalmente estaba esmaltado en azul sobre oro, al igual que sucede con parte de la joyería albercana, maragata o de Zamora.
Bajo estas lineas: En el centro de la imagen de este collar contra el Aojo de avellanas (o "bollas") de traje de vistas de la Alberca; se observa claramente como en cada bolita, en su mitad, contiene restos de esmalte azul. "Pintura" con decoraciones similares a las de los dijes de pupila fenicias (imitando ojos esmaltados en azul).
SOBRE ESTAS LINEAS:
Portada del libro Tartessos de Mariano Torres Ortiz, editado por la Academia de la Historia a los que agradecemos nos permitan divulgar su imagen. En la magnífica foto de portada, se observa perfectamente los sellos originales del Collar de el Carambolo y hemos podido darnos cuenta que estos iban esmaltados en color azul sobre el oro, al igual que las joyas y orfebrería charra. Observemos que en este tesoro igualmente aparecen los motivos geométricos en forma de granulados, que ya sabemos tiene un significado planetario, pero que seguramente guardaba otro sentido, probablemente relacionado con la pupila y el Aojo (tan temido en la antigüedad).
CITAS:
(1) APOTROPAICO: Dícese de todo objeto que ahuyenta al Mal de Ojo.
(2) LA BELLEZA QUE PROTEGE; Carlos Piñel. Zamora 1998, página 32.
(3) Wallis Budge. Magia Egipcia: Cap. II: AMULETOS= UTCHAT. Ed. Humánitas, Barcelona 1988.
(4) Libro de los Muertos, cap 112.
(5) Plutarco Isis y Osiris, 18.
(6) Resurección de Osiris, por medio del Utchat. LIBRO DE LOS MUERTOS, capítulo 112.
(7) TEXTOS DE LOS SARCÓFAGOS, Encantamiento, 316
(8) PAPIRO MEDICAL de Londres, XXII
(9) Foto tomada del libro: LA BELLEZA QUE PROTEGE, de Carlos Piñel. Zamora 1988.
Muy interesante. Me ha encantado.
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